Tema 8 - Concausa
Tema 8 - Concausa
Tema 8 - Concausa
01
GUÍA DE PRODUCTOS OBSERVABLES DE LAS
Versión : 06
EXPERIENCIAS CURRICULARES EJE DEL MODELO Fecha : 24.06.2020
DE INVESTIGACIÓN Página : 1 de 38
FACULTAD DE DERECHO Y
HUMANIDADES
INFORME ACADEMICO
“LA CONCAUSA”
Autores:
CHINCHAY MANCHAY MARÍA DINA
Asesora:
Dra. Leyla Ivon Vilchez Guivar de Rojas
Chiclayo - Perú
2020
DEDICATORIA
Este trabajo va dedicado a Dios y a nuestros padres por habernos forjado y brindado
su apoyo a lo largo del camino, gracias a su confianza, se han hecho posibles nuestros
logros y metas. Se han hecho posibles los deseos de superación para culminar nuestra
carrera universitaria.
AGRADECIMIENTO
Agradecemos a Dios por bendecirnos, por guiarnos a lo largo de nuestra vida, ser el
apoyo y fortaleza en aquellos momentos de dificultad y de debilidad; y a nuestros
padres, por ser los principales promotores de nuestros sueños, por confiar y creer en
nuestras expectativas, y los agradecemos por los consejos, valores y principios que nos
han inculcado.
INDICE
INDICE..............................................................................................................................1
INTRODUCCIÓN.............................................................................................................1
I. CAPÍTULO I..............................................................................................................2
1.1. NOCIONES GENERALES.............................................................................2
1.2. CAUSA ADECUADA.......................................................................................2
1.2.1. Factor In Concreto:......................................................................................2
1.2.2. Factor In Abstracto:.....................................................................................3
1.3. FRACTURA CAUSAL.....................................................................................4
1.4. CONCAUSA......................................................................................................7
1.5. CRITERIO PARA DIFERENCIAR A LA CONCAUSA.............................7
1.6. ¿CÓMO IDENTIFICAR LA CONCAUSA?.................................................8
II. CAPÍTULO II............................................................................................................9
2.1. LA CONCAUSA COMO CATEGORIA GENERAL...................................9
III. CAPÍTULO III..............................................................................................12
CONCLUSIONES...........................................................................................................18
REFERENCIAS..............................................................................................................19
ANEXOS.........................................................................................................................20
INTRODUCCIÓN
Se impone esta obligación cuando, entre el autor material del hecho y el que queda
responsable hay un vínculo tal que la ley puede presumir fundadamente que si hubo
daño éste debe atribuirse, más que al autor material, al descuido o defecto de vigilancia
de la otra persona.
La concausa por hechos ajenos aparece regulada en el art. 1973 del Código Civil
Peruano, cuyo párrafo hace mención que " Si la imprudencia sólo hubiere concurrido en
la producción del daño, la indemnización será reducida por el juez, según las
circunstancias."
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I. CAPÍTULO I
La relación causal es entendida como el nexo existente entre el hecho determinando del
daño (evento dañoso) y el daño propiamente dicho.
Esta relación causal es importante porque nos permitirá determinar dos aspectos
principales:
Corresponde a que aquella conducta sea causa adecuada de un daño es necesario que
concurran dos factores o aspectos:
Un factor in concreto
Un factor in abstracto
Sin embargo, no basta la existencia de este factor, pues es necesaria la concurrencia del
factor in abstracto para que exista una relación de causalidad adecuada.
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I.2.2. Factor In Abstracto:
Es pues necesaria la concurrencia de ambos factores para que se configure una relación
de causalidad adecuada.
Si una persona de 25 años de edad, sin ningún problema cardiaco, fallece en forma
inmediata como consecuencia de un susto producto de una broma, no existirá relación
de causalidad adecuado, aun cuando en los hechos la muerte haya sido consecuencia del
susto por la broma, por cuanto de acuerdo a la experiencia normal y cotidiana un susto
por una broma no es capaz de producir la muerte de una persona joven de edad. Por lo
contrario, si se tratara de un susto por una broma a una persona de 75 años de edad, no
habría duda alguna que se trataría de una causa adecuada, en tanto y en cuanto el susto a
una persona de edad avanzada es causa adecuada, de acuerdo a la experiencia normal y
cotidiana, para producir la muerte.
Ósea no basta con establecer si una conducta ha causado físicamente un daño, pues es
necesario también determinar si esa conducta abstractamente considerada es capaz de
producir ese daño de acuerdo al curso ordinario y normal de los acontecimientos.
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en torno a este aspecto fundamental de la responsabilidad civil, para poder entender la
mecánica de la relación de causalidad dentro del sistema de responsabilidad
extracontractual.
En tal sentido, resulta fundamental determinar las nociones de fractura causal o causa
ajena, la de concausa y aquella de pluralidad de causas, reguladas sucesivamente en los
artículos 1972, 1973 y 1983 del código civil.
Esta figura se presenta un conflicto entre dos conductas o causas sobre la realización de
un daño, el mismo que será resultado de una sola de dichas conductas. En este sentido,
en todo supuesto de fractura causal una de las conductas o causas habrá producido o
causado el daño y la otra no habrá llegado a causarlo justamente por haber sido la
misma consecuencia de la otra conducta.
Causa Inicial
Causa Ajena
Pues todo supuesto de fractura causa implica pues un conflicto entre la causa ajena y la
causa inicial, siendo el daño consecuencia de la causa ajena y no existiendo ninguna
relación de causalidad respecto de la causa inicial.
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el daño. Si se trata de caso fortuito la causa ajena será un fenómeno de la naturaleza,
como un terremoto, una inundación consecuencia del fenómeno del Niño, etc.
Del mismo modo, si se trata de fuerza mayor la causa ajena será un acto de la autoridad
como una prohibición repentina decretada por norma jurídica de una conducta antes
permitida, la declaración de guerra de un Estado u otro, etc. Si se trata del hecho
determinante de tercero, la causa ajena será justamente el hecho del tercero y en el caso
del hecho de la víctima la causa ajena será precisamente el hecho de la propia víctima.
De esta manera en estos cuatro supuestos el daño no será producto del autor de la causa
inicial, el mismo que no será responsable civilmente, por ser la misma consecuencia de
caso fortuito, o de fuerza mayor, o del hecho de un tercero, o del hecho de la misma
víctima, es decir, de una causa ajena.
En relación a los conceptos de fuerza mayor y caso fortuito debemos señalar que se trata
de nociones con las mismas características pues deberán ser eventos extraordinarios,
imprevisibles e irresistibles con la única diferencia respecto al origen del evento, como
se ha anotado anteriormente, según fluye claramente del artículo 1315° del código civil.
Pues se puede decir que en los supuestos de causa ajena denominada también
doctrinariamente “Fractura Causal”, no existe responsabilidad a cargo del autor de la
causa inicial, por ser el daño consecuencia de otra causa que puede ser una conducta
humana o un evento de la naturaleza.
Así, por ejemplo, si en plena vía expresa en la ciudad de Lima, un sujeto decide quitarse
la vida y se arroja debajo de un vehículo en plena marcha, aun cuando el daño haya sido
causado aparentemente por el conductor del vehículo, no existiría duda alguna que el
mismo podrá liberarse de responsabilidad invocando como causa ajena el hecho de la
propia víctima, por cuanto en este ejemplo es la propia víctima como consecuencia de
su propia conducta la que se ha causado el daño el conductor no hubiera producido
materialmente el daño. El daño, en este caso lo muerte del suicida no ha sido
consecuencia del hecho del conductor, sino del propio hecho de la víctima.
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Debe señalarse igualmente que para poder tener una exacta visión de las fracturas
causales, no deben confundirse el aspecto de la culpabilidad del sujeto de la conducta,
con el aspecto objetivo de la relación causal, pues no interesara que el autor de la causa
inicial haya actuado con dolo o culpa, es decir, no interesara que el mismo haya querido
producir un daño a sabiendas del mismo, o en forma negligente, en tanto que lo único
importante es que el daño causado a la víctima no ha sido consecuencia de dicha
conducta, sino de un evento extraño y ajeno a él.
En todos los supuestos de fractura causal debe dejarse de lado el análisis del aspecto
subjetivo del autor de la conducta de la denominada causa inicial, pues lo único
relevante es que el daño ha sido consecuencia de una conducta o evento ajeno y distinto,
bien se trate de caso fortuito, de fuerza mayor, del hecho de tercero o del hecho de la
propia víctima.
Por ello es que decimos y ello debe quedar bastante claro, que las fracturas causales
deber ser invocadas cuando se le impute a un sujeto una responsabilidad civil por un
daño que no ha causado, habiendo sido el mismo la consecuencia de un evento o
conducta ajena y esta noción y mecanismo de la fractura causal como es evidente no
guarda vinculación alguna con la noción de culpabilidad, tratándose de un asunto
meramente objetivo, referido a que la conducta o evento es la que ha causado el daño.
Asimismo, debe también señalarse en forma expresa que cuando decimos que la
conducta del sujeto que no ha causado daño debe denominarse “causa inicial”, no
estamos haciendo referencia a que dicha conducta haya causado algún tipo de daño
distinto, sino que la expresión ha causado daño alguno, utilizándose la expresión
“causa” justamente para poder distinguirla de la conducta que si causo el daño y que se
denomina por ello mismo “causa ajena”
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I.4. CONCAUSA
Según el código civil el daño siempre es consecuencia de la conducta del autor, pero
con la contribución o participación de la propia víctima. Se trata de un supuesto
totalmente distinto al de la fractura causal.
Por ello la concausa está regulada en el artículo 1973° del Código Civil donde hace
mención a lo siguiente:
Se define; al hecho de que la producción del daño haya concurrido solamente en parte la
víctima y, por eso es la reducción a que se refiere el artículo 1973. Pero puede darse el
caso de que la imprudencia haya sido la causa total determinante de la producción del
daño, sin tener mayor importancia la actuación del agente.
El único criterio para diferenciar ambas figuras será el plantearse la siguiente pregunta:
¿La conducta de la víctima por sí misma es suficiente para la producción del daño?
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Evidentemente, por lo general esta contribución es producto de un acto de imprudencia
de la víctima, como con el ejemplo de elegir una autopista para
Reducción de la Indemnización que deberá ser determinada por el juez, según sean las
circunstancias de cada caso concreto en particular y según lo establece expresamente el
artículo 1973° del Código civil.
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interfieren recíprocamente en sus respectivas derivaciones, de manera de presentar un
panorama borroso que dificulta descubrir el nexo de causalidad que se está indagando.
De ahí que, a los efectos de poder establecer un criterio jurídico-valorativo que permita
delimitar el problema y erigir, por consiguiente, a la categoría de causa, uno o unos de
los tantos antecedentes que coadyuvan a la producción del resultado final nocivo (daño),
se han formulados diversas teorías que, a la postre de sus diversas interpretaciones, no
hacen más que enturbiar la cuestión (por ejemplo, causa próxima, causalidad adecuada,
causa eficiente, condición preponderante, condición necesaria, etcétera)
II. CAPÍTULO II
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aprecia, uno es la causa del otro: la coautoría (concausa) es la causa o factor
determinante para que se presente un supuesto de responsabilidad solidaria.
2.1.2. Concausa para atenuar el Quantum Resarcitorio: Cuando la propia víctima,
colabora con el autor del daño para que el evento lesivo se produzca. En este
supuesto, corresponde la aplicación del artículo 1973 CC; es decir, corresponde
que el Juez reduzca la “indemnización”, toda vez que la imprudencia de la víctima
concurrió en la producción del daño. Cabe señalar que esta participación de la
víctima en la producción del daño, no es de tal magnitud como para que se
configure un supuesto de ruptura del nexo causal, regulado en el artículo 1972
CC.
En efecto, no se debe confundir la concausa con la ruptura del nexo causal. La
concausa viene a ser una causa concurrente con otra, ambas destinadas a producir
el efecto dañino. En cambio, en el supuesto en el cual es la propia víctima quien
produce o contribuye de forma determinante en la producción del daño (la
denominada ruptura del nexo causal) no es posible hablar de concausa, toda vez
que el único hecho causante del daño fue el de la propia víctima. A pesar de ello,
la conducta de los terceros intervinientes en el evento dañoso, podría ser
considerada como condición u ocasión, pero bajo ningún supuesto como causa.
Otra aclaración resulta importante: si la conducta de la propia víctima fuese de tal
magnitud, al punto de ser el factor desencadenante del daño (es decir, al punto de
producirse una ruptura del nexo causal), no podremos hablar, jurídicamente, de un
“autor” del daño, toda vez que éste se habría producido exclusivamente por el
hecho de la propia víctima. Si consideramos a la víctima, como autora de su
propio daño, tendríamos que considerarla responsable del mismo, y al ser
responsable, debería responder por el daño y pagar la “indemnización” a favor de
sí misma (en aplicación del artículo 1983 CC). Esta forma de ver las cosas,
naturalmente, resulta absurda, motivo por el cual somos de la opinión que, en este
supuesto, no es posible hablar de un “autor” del daño. Por ende, en aplicación del
artículo 1972, al no existir, jurídicamente hablando, un autor del daño, nadie
estará obligado a el resarcimiento del mismo. Sin embargo, ello no impide que
exista, fácticamente, una conducta generadora del daño (esta conducta fue
precisamente la de la propia víctima) y por ende, un causante directo del mismo.
Es decir, en estos casos, sí es posible realizar un juicio de causalidad Pongamos
como ejemplo el caso del suicida que se arroja a las llantas de un carro que se
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encuentra en pleno trayecto. Naturalmente, acá no es posible señalar que nos
encontramos ante una concausa (dos o más hechos desencadenantes del daño),
toda vez que la única causa desencadenante del daño fue la conducta misma de la
víctima, quien se arrojó a las llantas del vehículo. La conducta de quien manejaba
el vehículo deberá ser considerada simplemente como ocasión, es decir, asumirá
una relevancia mínima a efectos de imputar responsabilidad. En consecuencia, el
causante del daño será la propia víctima mientras que el conductor del carro no
podrá ser considerado autor del daño, por lo que no asumirá ningún tipo de
responsabilidad. Distinto sería el caso en el cual dos automóviles colisionan y
ambos conductores se demandan mutuamente. En este supuesto, en caso ambos
conductores hubiesen actuado negligentemente (uno porque se pasó la luz roja y
el otro porque conducía a una velocidad por encima de lo permitido por las
normas de tránsito), podríamos concluir que cada uno de ellos fue autor del daño
producido a su contraparte y contribuyeron (por su imprudencia) en el daño
producido a ellos mismos. Por ende, corresponderá que el Juez fije el
resarcimiento de manera proporcional. Es decir, aquí la concausa sirve para
atenuar el quantum resarcitorio, al haber contribuido la propia víctima a la
producción del daño.
2.1.3. Concausa para distribuir el Quantum Resarcitorio: Se presenta cuando el
autor del daño, actuó en complicidad con un determinado sujeto (ayuda) o se vio
incitado por éste a causar un daño (instigación). Ambos supuestos, incitación y
ayuda, se encuentran regulados en el artículo 1978 CC. Como se puede apreciar,
en cada uno de los 3 supuestos de concausa descritos, ésta cumple una función
distinta. En el primer caso, la concausa sirve para distribuir la responsabilidad de
forma solidaria (artículo 1983). En el segundo supuesto, la concausa sirve para
atenuar la responsabilidad del autor del daño (artículo 1973), y en el tercer
supuesto, la concausa sirve para distribuir la responsabilidad entre los autores y
partícipes del evento dañoso. (Artículo 1978). De todos estos supuestos de
concausa, el que nos interesa, a efectos de la elaboración del presente ensayo, es
aquél en el cual conjuntamente con la actuación de un determinado sujeto, pasible
de ser calificado como autor, concurre la actuación de otras personas, pero a título
de participación, ya sea como instigadores o como cómplices (o ayudantes, para
usar la terminología empleada por nuestro Código Civil.
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III. CAPÍTULO III
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la producción de determinado daño participan dos (o más) sujetos cuya
intervención se da en la misma magnitud (igual grado de responsabilidad),
contribuyendo ambas conductas en igual porcentaje a la producción de aquél,
entonces nos encontraremos frente a un supuesto de coautoría. Por ende,
corresponderá que los coautores asuman su deber resarcitorio en la misma
proporción, tal es así que, si el daño producido fue por 100, cada uno de ellos
asumirá 50 (en caso sean dos los coautores), sin perjuicio de la responsabilidad
solidaria a favor de la víctima. A diferencia de lo que sucede con los supuestos de
autoría y participación, en los cuales a diferente grado de responsabilidad
corresponde distintos montos resarcitorios, en los casos de coautoría, al
encontrarnos frente al mismo grado de responsabilidad, corresponderá que los
coautores asuman el monto resarcitorio fijado por el Juez en proporciones iguales.
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personal la ejecución total de la prestación al deudor (en caso fuera uno) o a
cualquiera de los deudores solidarios. Por su parte, cualquiera de los deudores
solidarios puede ejecutar íntegramente la prestación a favor del acreedor (en caso
fuese uno) o a favor de cualquiera de los acreedores solidarios, con lo cual la
obligación quedará extinta. En efecto, si A y B son acreedores solidarios de C por
un monto de 100, B podrá cobrar la totalidad de la deuda a C, quien no podrá
negarse al pago argumentando que a B únicamente le corresponde cobrar la mitad
de la deuda, es decir 50. Pero una vez que C haya pagado la totalidad de la deuda
a B, la obligación se habrá extinguido y a A no le quedará más remedio que
dirigirse contra su coacreedor B, a efectos de que éste le entregue la parte que le
corresponde, todo ello conforme lo establecido por el artículo 1203 CC: “En las
relaciones internas, la obligación solidaria se divide entre los diversos deudores o
acreedores, salvo que haya sido contraída en interés exclusivo de alguno de ellos.
Las porciones de cada uno de los deudores o, en su caso, de los acreedores, se
presumen iguales, excepto que lo contrario resulte de la ley, del título de la
obligación o de las circunstancias del caso”. Como puede apreciarse, dentro de las
coordenadas diseñadas en el Código Civil vigente, se entiende que la solidaridad
no implica, necesariamente, una pluralidad de porciones iguales entre sí a pagar,
por cuanto, de acuerdo al segundo párrafo del art. 1203 C.C., en las relaciones
internas las porciones de cada uno de los deudores o, en su caso, de los
acreedores, se presumen iguales, salvo excepciones. Y es que cuando se habla de
solidaridad (pasiva), no necesariamente se hace alusión al mismo grado de
responsabilidad (culpa) en que incurrieron los sujetos causantes de determinado
daño. La solidaridad únicamente significa que todos los causantes del daño
responden por la totalidad del mismo, independientemente del grado de
responsabilidad que tuvieron y por ende independientemente del monto
resarcitorio que les correspondería asumir a título personal. Si la ley lo dispone,
podría establecer que tanto los autores como los partícipes responden
solidariamente por el daño ocasionado; es decir, la persona afectada podría exigir
la totalidad de la deuda al partícipe, y éste se encontrará obligado a pagar,
pudiendo dirigirse luego contra el autor, a efectos de que éste le restituya el monto
que pagó de más y que no le correspondía asumir. Así por ejemplo, en caso la
deuda fuese de 100, y al partícipe le hubiese correspondido pagar tan sólo 30, a
pesar de lo cual pagó la totalidad (ante la exigencia del dañado), aquél podrá
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dirigirse contra el autor del daño a efectos de que éste le restituya los 70 que pagó
de más, pero de ninguna manera podría negarse a pagar la totalidad frente al
dañado, ya que al tratarse de un supuesto de responsabilidad solidaria, éste se
encuentra facultado a cobrarle la totalidad de la deuda a cualquiera de los
obligados, ya sea autor o partícipe. Como se puede apreciar, la solidaridad termina
siendo sumamente útil para los acreedores y tremendamente perjudicial para los
deudores, es por ello que el legislador le otorgó un tratamiento bastante específico
y limitado, al instaurar que sólo la ley o las partes pueden establecer los supuestos
en los cuales la solidaridad opera y que la misma no se transmite a los herederos.
Ahora bien: ¿Los partícipes y autores responden solidariamente?
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ayuda. Naturalmente, los autores asumirán un mayor monto resarcitorio en
comparación con los partícipes. En consecuencia, el legislador, al establecer que
el grado de responsabilidad debe ser fijado por el Juez, se está refiriendo a la
posible concurrencia tanto de autores como partícipes. Por ende, tanto autores
como partícipes deberán responder solidariamente.
El último párrafo del 1983 CC permite confirmar esto: “Cuando no sea posible
discriminar el grado de responsabilidad de cada uno, la repartición se hará por
partes iguales”.
¿Qué quiere decir esto? Significa, que si son varios los responsables del daño, y el
Juez, debido a las circunstancias, se encuentra imposibilitado de determinar los
distintos grados de responsabilidad (es decir, quiénes fueron autores y quiénes
partícipes) deberá atribuir a todos los causantes del daño el mismo nivel de
responsabilidad: todos los causantes del daño deberán ser considerados coautores.
Por ende, nos encontraremos ante una serie de coautores que responderán
solidariamente frente al sujeto dañado, correspondiendo a cada uno de ellos
asumir (en lo que respecta a las relaciones internas entre todos los coautores) el
mismo monto resarcitorio, luego de dividir el monto total en partes iguales (no
olvidemos que si son coautores, es porque incurrieron en el mismo grado de
responsabilidad y por ende les corresponde asumir montos resarcitorios iguales)
Como se puede apreciar, luego de interpretar el artículo 1983, y leerlo
conjuntamente con el artículo 1978, es posible concluir que tanto los autores
como partícipes se encuentran sujetos a responsabilidad solidaria. Sin embargo,
ello no significa que para efectos internos (esto es, en las relaciones internas entre
todos los causantes del daño), el monto resarcitorio deba dividirse entre autores y
partícipes en partes iguales: los coautores asumirán el mismo monto resarcitorio, y
lo mismo sucederá con los copartícipes, pero jamás, coautores y copartícipes
responderán en igual magnitud.
Por ende, nos reafirmamos, la lectura conjunta de los artículos 1978 y 1983,
permite concluir que tanto los autores como los partícipes responden de forma
solidaria contra el dañado. En efecto, si el legislador señala que la repartición del
quantum resarcitorio debe hacerse en partes iguales, entre todos los causantes del
daño, es porque atribuye a todos ellos el mismo nivel de responsabilidad, y en
consecuencia, considera a todos los participantes en el evento dañoso, como
coautores. Sostener lo contrario, nos llevaría a la conclusión de que sí es posible
diferenciar (en este caso) entre autores y partícipes, a pesar de lo cual, el Juez
debe repartir el quantum resarcitorio en partes iguales. ¿Cómo es que si el Juez
reconoce distintos grados de responsabilidad (autores y partícipes) sanciona a
todos los participantes con el deber de asumir el monto resarcitorio en partes
iguales? ¿No se supone que los autores, al haber realizado el hecho dañoso de
forma directa, asumen un mayor nivel de responsabilidad, y por ende asumen un
mayor monto resarcitorio? No debemos olvidar, como ya señalamos que, al hablar
de autores y partícipes, estamos reconociendo distintos grados de responsabilidad,
y esto a su vez conlleva la existencia de distintos montos resarcitorios. A contrario
sensu, si partimos de la premisa de establecer el mismo monto resarcitorio para
todos los participantes (como lo hace el último párrafo del artículo 1983 CC), es
porque atribuimos a todos ellos el mismo nivel de responsabilidad (coautoría) sin
distinguir entre autores y partícipes. En este caso, nos encontramos ante lo que la
doctrina ha denominado “responsabilidad solidaria imperfecta”. Así, “analizando
aquello que ha sido llamado “el fundamento de la solidaridad”, parece necesario
distinguir dos formas, o dos tipos en los cuales se presenta el esquema de la
solidaridad. Estas formas son denominadas “obligaciones solidarias con intereses
comunes” y “obligaciones solidarias con intereses unipersonales”.
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CONCLUSIONES
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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ANEXOS
SENTENCIA
CASACIÓN N° 3256-2015
APURIMAC
I. ASUNTO:
20
vista de fojas cuatrocientos cincuenta y dos, su fecha doce de junio de dos mil
quince, expedida por la Sala Mixta Descentralizada e Itinerante de Andahuaylas y
Chincheros de la Corte Superior de Justicia de Apurímac, que revocó la apelada de
II. ANTECEDENTES:
1. DEMANDA
1.1. El día catorce de enero de dos mil doce, siendo horas 05:30 de la tarde, su hijo
de 6 años se encontraba transitando de sur a norte, cerca de la acera de la
Avenida Sesquicentenario, a 15 metros de distancia de su local comercial,
donde fue arrollado por una camioneta, marca Pickup color gris oscuro
metálico, de propiedad de Eduardo Navarro Ñahuis y del Banco Continental,
conducido por Guido Palomino Cárdenas (chofer de la Empresa Chancadora de
propiedad de Eduardo Navarro Ñahuis), el mismo que se desplazaba a gran
velocidad, ocasionándole lesiones de consideración que lo condujeron a la
muerte luego de haber sido conducido al Hospital de Andahuaylas con vida,
quien en horas de la noche dejó de existir en el trayecto a la ciudad de
Abancay.
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1.3. Que, conforme se colige de la tarjeta de propiedad del vehículo que causó el
accidente, éste se encontraba a nombre del Banco
2. CONTESTACIÓN DE DEMANDA
2.1. Que en fecha veinticinco de enero de dos mil doce, frente al dolor de los
deudos del menor fallecido, arriban a un acuerdo con el demandante mediante
una transacción extra judicial, y que como propietario del vehículo que
ocasionó el accidente, procedió a entregar al hoy accionante un lote de terreno
de 100 m2, terreno ubicado en el sector de Cuncataca, denominado
"Mayopampa", de propiedad del recurrente, el cual recibieron el demandante y
su esposa a su entera satisfacción, y adicionalmente se les hizo entrega de la
suma de tres mil con 00/100 nuevos soles (S/. 3,000.00), y que además
recibieron el monto correspondiente al total del SOAT, comprometiéndose en
contraprestación el hoy demandante y su esposa a no ejercer ningún tipo de
procesos judiciales contra su representada.
3. CONTESTACIÓN DE DEMANDA
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3.1. Es cierto, que la tarjeta de propiedad del vehículo camioneta, se encuentra a
nombre de su representada BBVA Banco Continental; sin embargo, es
importante poner en conocimiento que el Banco solamente tiene la titularidad
registral, mas no la posesión del vehículo, ni puede responder civil o
penalmente por los daños que este bien genere; dado que en fecha anterior al
accidente, la empresa E&R Navarro Contratistas S.A.C, en calidad de
arrendataria y el Banco
4. REBELDÍA
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Empresa Navarro Contratistas S.A.C, el vehículo año de fabricación 2010, de
propiedad del referido Banco; estableciéndose en la cláusula 12.3) de dicho
contrato que la arrendataria (...) se obliga “a responder por los daños que se
causen con el (los) bien(es) objeto del contrato, mientras este(os) se
encuentre(n) bajo su posesión y riesgo(...)"; siendo ello así, se debe tener
presente que en nuestro ordenamiento jurídico el contrato de leasing o
arrendamiento financiero se rige por el Decreto Legislativo N° 299, vigente
desde el veintiséis de julio de mil novecientos ochenta y cuatro. Así pues, el
artículo 6° de la referida norma legal, el cual señala: "La arrendataria es
responsable del daño que pueda causar el bien, desde el momento que lo
recibe de la locadora".
5.3. Que la Ley N° 27181 — Ley General de Transporte Trá nsito Terrestre,
dispone en su artículo 29° lo siguiente: “La responsabilidad civil derivada de
los accidentes de tránsito causados por vehículos automotores es objetiva, de
conformidad con lo establecido en el Código Civil. El conductor, el
propietario del vehículo y, de ser el caso, el prestador del servicio de
transporte terrestre son solidariamente responsables por los daños y perjuicios
causados”; asimismo, el Texto Único Ordenado del Reglamento Nacional de
Responsabilidad Civil y
Seguros Obligatorios por Accidentes de Tránsito, aprobado por Decreto
Supremo N° 024-2002-MTC, en su artículo 2° establec e: “La responsabilidad
civil derivada de los accidentes de tránsito causados por vehículos
automotores se regula por lo dispuesto en el presente Reglamento y en el
Código Civil. En conclusión, el conductor, el propietario del vehículo y, de ser
el caso, el prestador del servicio de transporte terrestre son solidariamente
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responsables por los daños personales y materiales, así como perjuicios,
causados a los ocupantes y terceros no ocupantes del vehículo automotor”.
Conceptos que conllevan a determinar, que en el caso de autos estamos frente a
la responsabilidad objetiva, establecida en el artículo 1970° del Código
Civil.
5.5. Los daños que deben ser respondidos en forma solidaria con la demandada
E&R Navarro Contratistas S.A.C., toda vez que el vehículo automotor con el
cual se causó el accidente de tránsito estaba a cargo (como usuario) de esta
empresa, conforme es de verse del contrato de arrendamiento financiero.
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alusión; así mismo la responsabilidad se agrava, pues la empresa demandada al
confiar el manejo de un vehículo que estaba a su cargo (en calidad de usuaria)
en una persona que carecía de los requisitos indispensables para conducir un
vehículo automotor, ya que éste, en la fecha del trágico accidente, no contaba
con licencia para conducir.
6.1. Si bien es cierto que la tarjeta de propiedad del vehículo que causó el
accidente, se encontraba a nombre de esta entidad crediticia de la ciudad de
26
Lima, esa titularidad es registral, mas no la posesión del vehículo causante del
accidente, habiendo la Empresa Navarro Contratistas S.A.C. suscrito el
contrato de arrendamiento leasing con la entidad antes referida, con fecha
veintiséis de octubre de dos mil diez, contrato que se encuentra sujeto al
Decreto Legislativo N° 299 "Ley de Arrendamiento Financiero" en cuyo
artículo 6 señala que la arrendataria es responsable del daño que pueda causar
el bien, desde el momento que lo recibe de la locadora.
6.2. En el caso de autos la responsabilidad de la entidad demandada E&R Navarro
Contratistas S.A.C. se encuentra inmerso en lo dispuesto en el artículo 1969°
del Código Civil, que determina: " Aquel que por dolo o culpa causa un daño
a otro está obligado a indemnizarlo. El descargo por falta de dolo o culpa
corresponde a su autor", corroborado con lo dispuesto por el artículo 1970°
del acotado en cuan to dispone: "Aquel que mediante un bien riesgoso o
peligroso, o por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa causa un
daño a otro, está obligado a repararlo".
6.3. En el caso de autos se trata de accidente de tránsito, producido por el vehículo
que constituye un bien riesgoso o peligroso, correspondiéndole toda
responsabilidad por el daño ocasionado tanto al conductor de dicho vehículo
automotor, sino también al propietario del referido bien en forma solidaria,
cuyo hecho se encuentra debidamente acreditado con el mérito del Atestado
Policial corriente en autos a fojas siete y las piezas procesales penales corriente
a fojas veinte, en el que se encuentra comprendido el demandado Guido
Palomino Cárdenas, quien conducía el vehículo causante del accidente y por
ello fue condenado en la vía penal, fijándose el monto de cinco mil con 00/100
nuevos soles (s/. 5,000.00) por concepto de reparación civil.
6.4. Por el accidente producido, en principio las partes E&R Navarro Contratistas
S.A.C arriban suscriben la transacción extrajudicial y en su calidad de
propietario del vehículo que ocasionó el accidente, procedió a entregar al
demandante un lote de terreno de 100 m2, y adicionalmente le hicieron entrega
de la suma de tres mil con 00/100 nuevos soles (S/. 3,000.00) y además
recibieron igualmente el monto correspondiente al total del SOAT,
comprometiéndose en contraprestación el demandante y su cónyuge a no
ejercer ninguna acción judicial contra dicha empresa; empero incoaron esta
demanda de indemnización de daños y perjuicios con el único afán de buscar
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mayor beneficio económico aprovechándose de las circunstancias ya referidas,
las que debe tenerse muy en cuenta tomando todo lo acontecido, con total
imparcialidad.
6.5. Del estudio de autos se tiene, que el accidente se produjo en una vía de alto
tránsito, por ser una pista asfaltada de doble sentido (vía S tres de la red vial
nacional) y el menor de escasos casi seis años se encontraba transitando a una
distancia de 60 metros del local comercial de su progenitor, sin la debida
vigilancia de alguien menos de sus progenitores, desprendiéndose en tal virtud
la falta de cuidado de sus padres, toda vez que se trata de un menor de escasos
años, siendo de invocar en el caso de autos en irrestricta aplicación del
principio de justicia lo dispuesto por el artículo 1973° del Cód igo Civil, en
cuanto determina Reducción judicial de la indemnización "Sí la imprudencia
sólo hubiere concurrido en la producción del daño, la indemnización será
reducida por el Juez, según las circunstancias", ya que habiéndose acreditado
que el accidente de tránsito ocasionado por el vehículo automotor que conducía
el codemandado, ha concurrido con el actuar negligente de la víctima al cruzar
de manera imprudente la calzada, es de aplicación el artículo 1973 del Código
Civil que dispone que cuando la imprudencia sólo hubiese concurrido en la
producción del daño; la indemnización será reducida por el juzgador, según las
circunstancias, sin eximir o liberar de responsabilidad al autor o conductor del
vehículo ni a los solidarios responsables.
6.6. Por otro lado se debe tener muy en cuenta, para fijar el monto indemnizatorio
la edad del menor agraviado, que tenía a la fecha de los hechos escasos casi
seis años de vida o de edad, con inicio de proyecto de vida, por lo que los
daños y perjuicios deben regularse teniendo en cuenta el lucro cesante, el daño
ocasionado, debiendo existir una relación de causalidad adecuada entre el
hecho y el daño producido; por lo que, se estima que al haber quedado probado
los hechos ocasionados, así como el nexo causal que vincula a los demandados,
el cuantum fijado por el Juez de la causa debe reformarse el monto
indemnizatorio, ya que como se incide o reitera la víctima contribuyó a la
realización del hecho dañoso.
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Es necesario establecer si corresponde la reducción del monto fijado por concepto
de indemnización al amparo del artículo 1973 del Código Civil y si dicho monto
resulta adecuado.
IV. FUNDAMENTOS:
General de Transito, 6 del Decreto Legislativo 299 y 1973 del Código Civil.
Alega que existe un error en la evaluación de los hechos materia de juzgamiento,
pues se deja de aplicar las consecuencias jurídicas de la responsabilidad objetiva,
entre ellas la de responder tanto el chofer como el propietario del vehículo con el
cual se produjo el daño; indica de la Sala de mérito de forma errónea aduce una
falta al deber de cuidado de la víctima, un niño de 6 años, para determinar el monto
indemnizatorio, cuando ha debido de tomar en cuenta los hechos agravante del
conductor al manejar a excesiva velocidad y sin licencia de conducir; señala que
siendo la responsabilidad derivada en un accidente de tránsito objetiva, el
conductor, el propietario y de ser el caso el prestador del servicio son
solidariamente responsables por los daños y perjuicios causados, pues la solidaridad
se encuentra comprendida en la institución de crédito a cuyo nombre se encuentra
el vehículo, no obstante ello los jueces de mérito exime de responsabilidad
invocando el artículo 6 del Decreto Legislativo N° 299.
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idénticos han fijado montos acorde a la vulneración del daño ocasionado que es la
vida de una persona
1 Monroy Cabra, Marco Gerardo, principios de derecho procesal civil, Segunda edición, Editorial
Temis Librería, Bogotá Colombia, 1979, p. 359
2 De Pina Rafael, Principios de derecho procesal civil, Ediciones Jurídicas Hispano Americanas,
México D.F., 1940, p. 222
3 Escobar Fornos Iván, Introducción al proceso, Editorial Temis, Bogota, Colombia, 1990, p. 241
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Según consta a fojas catorce la vía en la que sucedió el hecho una amplia, plana y
recta, de asfalto, cuenta con señales preventivas y líneas continuas de una
dimensión de ocho metros de ancho de sur a norte y viceversa. Tal como se
desprende de fojas ochenta y tres, el vehículo con el que se realizó el acto dañoso es
de propiedad del Banco Continental, en mérito a un contrato de arrendamiento
financiero suscrito con la empresa Navarro Contratistas S.A.C.
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SEXTO.- De la revisión de los autos se advierte que, tal como ha concluido la
instancia de revisión, nos encontramos ante un hecho en el que la víctima (un niño
de seis años de edad) contribuyó al daño que sufrió, al cruzar una vía amplia de
doble sentido sin la protección y la guía de las personas a su cargo. Lo que además
se colige de las conclusiones del atestado policial N° 004-2012-DIVPOL-PNP-
AND/SIAT d e fojas siete, en el que se estableció como “Factor contributivo: que el
menor de edad (06), no se encuentra en completo uso de sus facultades físicas o
mentales, mismos deben ser conducido por personas aptas para cruzar las vías
públicas, lo que se debe a una imprudencia del peatón”.
SÉTIMO.- Dicho ello, este Supremo Colegiado advierte que la instancia de mérito
no ha valorado adecuadamente los autos para determinar el cuántum
indemnizatorio; pues si bien lo reduce en función al monto de ciento veinte mil con
00/100 nuevos soles (S/. 120.000.00) fijado en la apelada (en la que únicamente se
valoró la responsabilidad objetiva) dicho monto tampoco puede ser considerado
suficiente y adecuado a la responsabilidad objetiva advertida por la primera
instancia. Pues teniendo en cuenta que el autor del daño conducía una camioneta en
una vía amplia de doble sentido a tan excesiva velocidad que no le permitió evitar
el daño, su conducta irresponsable al conducir un bien riesgoso sin contar con
licencia de conducir que lo califique como apto para ello; y el innegable y
devastador dolor ocasionado por la pérdida de un hijo de seis años de edad, el cual
jamás podrá ser resarcido; dicho monto más bien resulta acorde a la concausa
advertida por la segunda instancia; por lo que corresponde declarar fundado el
recurso de casación y en actuando en sede de instancia confirmar la apelada en el
extremo que fija el monto a indemnizar en la suma de ciento veinte mil con 00/100
nuevos soles (S/. 120,000.00).
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codemandado, por cuanto el propietario del bien está relacionado a él en mérito a
un contrato de arrendamiento financiero, regulado por una norma especial, la cual
es, la contenida en el artículo 6 del Decreto Legislativo N° 299 que establece que
“L a arrendataria es responsable del daño que pueda causar el bien, desde el
momento que lo recibe de la locadora.” y es en función a ella que las instancias de
mérito han declarado improcedente la demanda incoada contra el referido Banco;
de lo que se colige que las normas in comento no han sido infringidas.
V. DECISIÓN:
Por estos fundamentos, y en aplicación del artículo 396 del Código Procesal
Civil:
Marg/Bag
LOS FUNDAMENTOS DEL VOTO SINGULAR DEL SEÑOR JUEZ SUPREMO
CALDERÓN PUERTAS, es como sigue:
Coincido con el voto emitido por las siguientes razones:
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Primero.- Los casos de daños ocasionados por accidentes automovilísticos son
supuestos de responsabilidad objetiva, conforme se deriva de lo expuesto en el artículo
1970 el Código Civil y el artículo 29 de la Ley 27181.
Tercero.- Del mismo modo, es irrelevante que se cuente o no con licencia de conducir,
ello podrá originar una sanción administrativa, pero nada tiene que ver con la
responsabilidad objetiva,
Cuarto.- Es verdad que el artículo 1973 del Código Civil prescribe que es posible
atenuar la indemnización. En el supuesto de la responsabilidad objetiva, tal enunciado
normativo no atiende a la “culpa” del demandado sino verifica la “imprudencia” de
quien sufrió el daño y su contribución es este. Propiamente es un asunto de la relación
de causalidad y no del factor de atribución, por lo que en este caso se examina la
existencia de una causa inicial productora del daño (del demandado) y una causa
segunda que atribuye a él (de la víctima). Se trata de lo que en doctrina se denomina
“concausa”.
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Supremo debe confirmar la sentencia del juzgado especializado en lo civil de
Andahuaylas.
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