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Tema 8 - Concausa

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Código : PP-G-02.

01
GUÍA DE PRODUCTOS OBSERVABLES DE LAS
Versión : 06
EXPERIENCIAS CURRICULARES EJE DEL MODELO Fecha : 24.06.2020
DE INVESTIGACIÓN Página : 1 de 38

FACULTAD DE DERECHO Y
HUMANIDADES

ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE


DERECHO

INFORME ACADEMICO
“LA CONCAUSA”
Autores:
CHINCHAY MANCHAY MARÍA DINA

CRUZ MOGOLLON JULIANA K.

GUERRERO TINEO ALEJANDRINA

FARFAN PARRAGUEZ EDWIN IVAN

FERNANDEZ PUELLES ANDERSON

Asesora:
Dra. Leyla Ivon Vilchez Guivar de Rojas

Chiclayo - Perú
2020
DEDICATORIA

Este trabajo va dedicado a Dios y a nuestros padres por habernos forjado y brindado
su apoyo a lo largo del camino, gracias a su confianza, se han hecho posibles nuestros
logros y metas. Se han hecho posibles los deseos de superación para culminar nuestra
carrera universitaria.
AGRADECIMIENTO
Agradecemos a Dios por bendecirnos, por guiarnos a lo largo de nuestra vida, ser el
apoyo y fortaleza en aquellos momentos de dificultad y de debilidad; y a nuestros
padres, por ser los principales promotores de nuestros sueños, por confiar y creer en
nuestras expectativas, y los agradecemos por los consejos, valores y principios que nos
han inculcado.

INDICE
INDICE..............................................................................................................................1
INTRODUCCIÓN.............................................................................................................1
I. CAPÍTULO I..............................................................................................................2
1.1. NOCIONES GENERALES.............................................................................2
1.2. CAUSA ADECUADA.......................................................................................2
1.2.1. Factor In Concreto:......................................................................................2
1.2.2. Factor In Abstracto:.....................................................................................3
1.3. FRACTURA CAUSAL.....................................................................................4
1.4. CONCAUSA......................................................................................................7
1.5. CRITERIO PARA DIFERENCIAR A LA CONCAUSA.............................7
1.6. ¿CÓMO IDENTIFICAR LA CONCAUSA?.................................................8
II. CAPÍTULO II............................................................................................................9
2.1. LA CONCAUSA COMO CATEGORIA GENERAL...................................9
III. CAPÍTULO III..............................................................................................12
CONCLUSIONES...........................................................................................................18
REFERENCIAS..............................................................................................................19
ANEXOS.........................................................................................................................20
INTRODUCCIÓN

El presente trabajo tiene como objeto de estudio; analizar ampliamente la


Responsabilidad Civil; el cual el autor tiene por obligación resarcir la consecuencia del
daño provocado, por un incumplimiento que ha causado a otro con el que existía un
vínculo previo de responsabilidad extracontractual. Por ello identificaremos la
importancia y trascendencia del autor como participe de un evento dañoso; partiendo
del artículo 1973 y 1983 que hace mención a la responsabilidad solidaria ante un
resultado dañoso y una relación de causa y efecto entre ambos. Es por ello que decimos
que la responsabilidad Civil es aquella obligación de reparar y satisfacer, por si o por
otra persona, como consecuencia de una culpa o una causa legal.

Se impone esta obligación cuando, entre el autor material del hecho y el que queda
responsable hay un vínculo tal que la ley puede presumir fundadamente que si hubo
daño éste debe atribuirse, más que al autor material, al descuido o defecto de vigilancia
de la otra persona.

La concausa por hechos ajenos aparece regulada en el art. 1973 del Código Civil
Peruano, cuyo párrafo hace mención que " Si la imprudencia sólo hubiere concurrido en
la producción del daño, la indemnización será reducida por el juez, según las
circunstancias."

Algunos doctrinarios nacionales no han desarrollado este tema a profundidad; sin


embargo; nuestra legislación la menciona y es necesaria desarrollarla y entenderla
debido a que está establecida en nuestro código civil.

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I. CAPÍTULO I

I.1. NOCIONES GENERALES

La relación causal es entendida como el nexo existente entre el hecho determinando del
daño (evento dañoso) y el daño propiamente dicho.

Esta relación causal es importante porque nos permitirá determinar dos aspectos
principales:

a. Entre una serie de hechos susceptibles de ser considerados hechos determinantes


del daño cual es aquel que lo ocasiono (causa).
b. Entre una serie de daños susceptibles de ser indemnizados cuales merecerán ser
redistribuidos.

Entonces la relación de causalidad es pues un requisito general de la responsabilidad


civil, tanto en el ámbito contractual como en lo extracontractual. La diferencia reside en
que mientras en el campo extracontractual la relación de causalidad debe entenderse
según el criterio de la causa adecuada, en el ámbito contractual la misma deberá
entenderse bajo la óptica de la causa inmediata y directa.

I.2. CAUSA ADECUADA

Corresponde a que aquella conducta sea causa adecuada de un daño es necesario que
concurran dos factores o aspectos:

 Un factor in concreto
 Un factor in abstracto

I.2.1. Factor In Concreto:

Debe entenderse en el sentido de una relación de causalidad física o material, lo que


significa que en los hechos la conducta debe haber causado el daño, es decir, el daño
causado debe ser consecuencia fáctica o material de la conducta antijurídica del autor.

Sin embargo, no basta la existencia de este factor, pues es necesaria la concurrencia del
factor in abstracto para que exista una relación de causalidad adecuada.

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I.2.2. Factor In Abstracto:

Debe entenderse como la conducta antijurídica abstractamente considerada, de acuerdo


a la experiencia normal y cotidiana, es decir, según el curso normal y ordinario de los
acontecimientos debe ser capaz o adecuada para producir el daño causado. Si la
respuesta a esta interrogante es negativa, no existirá una relación causal, aun cuando se
hubiera cumplido el factor in concreto.

Es pues necesaria la concurrencia de ambos factores para que se configure una relación
de causalidad adecuada.

Un ejemplo que podría graficar esta figura seria:

Si una persona de 25 años de edad, sin ningún problema cardiaco, fallece en forma
inmediata como consecuencia de un susto producto de una broma, no existirá relación
de causalidad adecuado, aun cuando en los hechos la muerte haya sido consecuencia del
susto por la broma, por cuanto de acuerdo a la experiencia normal y cotidiana un susto
por una broma no es capaz de producir la muerte de una persona joven de edad. Por lo
contrario, si se tratara de un susto por una broma a una persona de 75 años de edad, no
habría duda alguna que se trataría de una causa adecuada, en tanto y en cuanto el susto a
una persona de edad avanzada es causa adecuada, de acuerdo a la experiencia normal y
cotidiana, para producir la muerte.

De esta manera, resulta claro el sentido de la Noción de causa adecuada, de aplicación


obligatoria para todos los casos de responsabilidad civil extracontractual en el sistema
legal peruano, por haber sido consagrada expresamente y en forma imperativa en el
artículo 1985° del Código Civil, donde señala: el contenido de la indemnización que
comprende las consecuencias que deriven de la acción u omisión generadora del daño,
incluyendo el lucro cesante, el daño a la persona y el daño moral, debiendo existir una
relación de causalidad adecuada entre el hecho y el daño producido. El monto de la
indemnización devenga intereses legales desde la fecha en que se produjo el daño.

Ósea no basta con establecer si una conducta ha causado físicamente un daño, pues es
necesario también determinar si esa conducta abstractamente considerada es capaz de
producir ese daño de acuerdo al curso ordinario y normal de los acontecimientos.

En cuanto al tema de la relación de causalidad no se agota en la noción misma de causa


adecuada, sino que es necesario precisar todas las figuras y supuestos que se presentan

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en torno a este aspecto fundamental de la responsabilidad civil, para poder entender la
mecánica de la relación de causalidad dentro del sistema de responsabilidad
extracontractual.

En tal sentido, resulta fundamental determinar las nociones de fractura causal o causa
ajena, la de concausa y aquella de pluralidad de causas, reguladas sucesivamente en los
artículos 1972, 1973 y 1983 del código civil.

I.3. FRACTURA CAUSAL

Esta figura se presenta un conflicto entre dos conductas o causas sobre la realización de
un daño, el mismo que será resultado de una sola de dichas conductas. En este sentido,
en todo supuesto de fractura causal una de las conductas o causas habrá producido o
causado el daño y la otra no habrá llegado a causarlo justamente por haber sido la
misma consecuencia de la otra conducta.

Y es por ello que a la conducta que no ha llegado a causar el daño se denomina:

 Causa Inicial
 Causa Ajena

Pues todo supuesto de fractura causa implica pues un conflicto entre la causa ajena y la
causa inicial, siendo el daño consecuencia de la causa ajena y no existiendo ninguna
relación de causalidad respecto de la causa inicial.

Esto significa en consecuencia que la causa ajena es un mecanismo jurídico para


establecer que no existe responsabilidad civil a cargo del autor de la causa inicial
justamente por haber sido el daño consecuencia del autor de la causa ajena. Dicho en
otros términos, cada vez que se le intente atribuir a un sujeto una responsabilidad civil
extracontractual por la supuesta producción de un daño, el mismo tendrá la posibilidad
de liberarse de dicha responsabilidad si logra acreditar que el daño causado fue
consecuencia no de su conducta, sino de una causa ajena, o lo que es lo mismo de otra
causa, bien se trate de un supuesto de caso fortuito o de fuerza mayor, o del hecho
determinante de un tercero, o del propio hecho de la víctima, según establece el artículo
1972° del código civil, cuyo texto señala lo siguiente: en los casos del artículo 1970, el
autor no está obligado a la reparación cuando el daño fue consecuencia de caso fortuito
o fuerza mayor, de hecho determinante de tercero o de la imprudencia de quien padece

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el daño. Si se trata de caso fortuito la causa ajena será un fenómeno de la naturaleza,
como un terremoto, una inundación consecuencia del fenómeno del Niño, etc.

Del mismo modo, si se trata de fuerza mayor la causa ajena será un acto de la autoridad
como una prohibición repentina decretada por norma jurídica de una conducta antes
permitida, la declaración de guerra de un Estado u otro, etc. Si se trata del hecho
determinante de tercero, la causa ajena será justamente el hecho del tercero y en el caso
del hecho de la víctima la causa ajena será precisamente el hecho de la propia víctima.
De esta manera en estos cuatro supuestos el daño no será producto del autor de la causa
inicial, el mismo que no será responsable civilmente, por ser la misma consecuencia de
caso fortuito, o de fuerza mayor, o del hecho de un tercero, o del hecho de la misma
víctima, es decir, de una causa ajena.

En relación a los conceptos de fuerza mayor y caso fortuito debemos señalar que se trata
de nociones con las mismas características pues deberán ser eventos extraordinarios,
imprevisibles e irresistibles con la única diferencia respecto al origen del evento, como
se ha anotado anteriormente, según fluye claramente del artículo 1315° del código civil.

Pues se puede decir que en los supuestos de causa ajena denominada también
doctrinariamente “Fractura Causal”, no existe responsabilidad a cargo del autor de la
causa inicial, por ser el daño consecuencia de otra causa que puede ser una conducta
humana o un evento de la naturaleza.

Las fracturas causales se invocan consiguientemente siempre que el autor de una


determinada conducta logre acreditar que no ha sido el causante del daño imputado, por
ser el mismo consecuencia de otra causa, ya se trate de caso fortuito, fuerza mayor,
hecho de tercero o hecho de la víctima.

Así, por ejemplo, si en plena vía expresa en la ciudad de Lima, un sujeto decide quitarse
la vida y se arroja debajo de un vehículo en plena marcha, aun cuando el daño haya sido
causado aparentemente por el conductor del vehículo, no existiría duda alguna que el
mismo podrá liberarse de responsabilidad invocando como causa ajena el hecho de la
propia víctima, por cuanto en este ejemplo es la propia víctima como consecuencia de
su propia conducta la que se ha causado el daño el conductor no hubiera producido
materialmente el daño. El daño, en este caso lo muerte del suicida no ha sido
consecuencia del hecho del conductor, sino del propio hecho de la víctima.

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Debe señalarse igualmente que para poder tener una exacta visión de las fracturas
causales, no deben confundirse el aspecto de la culpabilidad del sujeto de la conducta,
con el aspecto objetivo de la relación causal, pues no interesara que el autor de la causa
inicial haya actuado con dolo o culpa, es decir, no interesara que el mismo haya querido
producir un daño a sabiendas del mismo, o en forma negligente, en tanto que lo único
importante es que el daño causado a la víctima no ha sido consecuencia de dicha
conducta, sino de un evento extraño y ajeno a él.

En todos los supuestos de fractura causal debe dejarse de lado el análisis del aspecto
subjetivo del autor de la conducta de la denominada causa inicial, pues lo único
relevante es que el daño ha sido consecuencia de una conducta o evento ajeno y distinto,
bien se trate de caso fortuito, de fuerza mayor, del hecho de tercero o del hecho de la
propia víctima.

Por ello es que decimos y ello debe quedar bastante claro, que las fracturas causales
deber ser invocadas cuando se le impute a un sujeto una responsabilidad civil por un
daño que no ha causado, habiendo sido el mismo la consecuencia de un evento o
conducta ajena y esta noción y mecanismo de la fractura causal como es evidente no
guarda vinculación alguna con la noción de culpabilidad, tratándose de un asunto
meramente objetivo, referido a que la conducta o evento es la que ha causado el daño.

Se deduce fácilmente no solo que en todo supuesto de fractura causal, no existiera


responsabilidad civil a cargo del autor de la causa inicial, sino que si la fractura causal
es un supuesto de caso fortuito, fuerza mayor o hecho de la propia víctima no se
configurara tampoco ninguna responsabilidad civil, salvo que se trate del supuesto de
hecho determinante de tercero, en cuyo caso dicho tercero será el responsable
civilmente por haber sido el causante del daño.

Asimismo, debe también señalarse en forma expresa que cuando decimos que la
conducta del sujeto que no ha causado daño debe denominarse “causa inicial”, no
estamos haciendo referencia a que dicha conducta haya causado algún tipo de daño
distinto, sino que la expresión ha causado daño alguno, utilizándose la expresión
“causa” justamente para poder distinguirla de la conducta que si causo el daño y que se
denomina por ello mismo “causa ajena”

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I.4. CONCAUSA

Se entiende por coexistencia de dos o más causas en la producción de un acto jurídico.


Las cuáles serán aplicables a cada una de ellas por separado todas las normas jurídicas
a la causa. En este caso se trata del supuesto en que el daño no es consecuencia de la
conducta de un solo sujeto, sino de la conducta de varios sujetos, se encuentra previsto
en el artículo 1983º del Código Civil y el efecto es que son solidariamente responsables.
Cuando no sea posible discriminar o distinguir el diferente grado de participación, la
indemnización se distribuirá entre ellos en partes iguales.

Según el código civil el daño siempre es consecuencia de la conducta del autor, pero
con la contribución o participación de la propia víctima. Se trata de un supuesto
totalmente distinto al de la fractura causal.

Por ello la concausa está regulada en el artículo 1973° del Código Civil donde hace
mención a lo siguiente:

Art, 1973.-Si la imprudencia sólo hubiere concurrido en la producción del daño, la


indemnización será reducida por el juez, según las circunstancias.

Se define; al hecho de que la producción del daño haya concurrido solamente en parte la
víctima y, por eso es la reducción a que se refiere el artículo 1973. Pero puede darse el
caso de que la imprudencia haya sido la causa total determinante de la producción del
daño, sin tener mayor importancia la actuación del agente.

I.5. CRITERIO PARA DIFERENCIAR A LA CONCAUSA

El único criterio para diferenciar ambas figuras será el plantearse la siguiente pregunta:
¿La conducta de la víctima por sí misma es suficiente para la producción del daño?

 Si la respuesta es afirmativa se trataría de fractura causal.


 Si la respuesta es negativa será un supuesto de concausa.

Por cuanto además de la conducta de la víctima es necesaria la conducta del autor.

En estos casos de concausa, no se trata de un conflicto entre dos conductas a efectos de


establecer cuál de ellas ha causado efectivamente el daño y cuál de ellas no ha llegado a
producirlo, sino se trata de un supuesto en el cual objetivamente la propia víctima,
queriéndolo o no colabora o contribuye con su propia conducta a la realización del
daño.

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Evidentemente, por lo general esta contribución es producto de un acto de imprudencia
de la víctima, como con el ejemplo de elegir una autopista para

Por ello el efecto jurídico de la concausa no es la liberación de la responsabilidad civil


del autor, sino únicamente una reducción de la indemnización a cargo del autor en
consideración al grado de participación de la víctima.

Reducción de la Indemnización que deberá ser determinada por el juez, según sean las
circunstancias de cada caso concreto en particular y según lo establece expresamente el
artículo 1973° del Código civil.

La fractura causal; se configura cada vez que en un determinado supuesto se presenta un


conflicto entre dos conductas o causas sobre la realización de un daño, el mismo que
será resultado de una sola de dichas conductas o causas sobre la realización de un daño.
En todo supuesto de fractura causal, una de las conductas o causas habrá producido o
causado el daño y la otra no habrá llegado a causarlo, justamente por haber sido
consecuencia de la otra conducta. Y es por ello que a la conducta que no ha llegado a
causar el daño se le denomina causa inicial, mientras que a la conducta que sí llego a
causar el daño se le denomina causa ajena. Todo supuesto de fractura causal implica un
conflicto entre la causa ajena y la causa inicial, mientras que el daño es consecuencia de
la causa ajena y no existe ninguna relación de causalidad respecto a la causa inicial.

I.6. ¿CÓMO IDENTIFICAR LA CONCAUSA?

Podemos identificar a la concausa por la pluralidad de causas que se presentan en un


solo hecho, problema o situación.

Con gran frecuencia el daño deriva de una serie concatenada de acontecimientos, o lo


que es igual, de una pluralidad muy diversa de causas; y todas ellas, con independencia
de que sean directas o indirectas, remotas o próximas, constituyen un antecedente sin el
cual el resultado final no se hubiese verificado. Cuando esto sucede, el práctico del
Derecho se encuentra ante la encrucijada de establecer a cuál o, a cuáles, de todas estas
causas (o condiciones), corresponde atribuir relevancia jurídica. La complejidad del
asunto proviene de que los hechos no aparecen perfectamente dibujados, sino que, de
ordinario, integran un conjunto o masa de acontecimientos que actúan como factores
determinantes, condicionantes o coadyuvantes de sucesivos fenómenos, y que se

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interfieren recíprocamente en sus respectivas derivaciones, de manera de presentar un
panorama borroso que dificulta descubrir el nexo de causalidad que se está indagando.

De ahí que, a los efectos de poder establecer un criterio jurídico-valorativo que permita
delimitar el problema y erigir, por consiguiente, a la categoría de causa, uno o unos de
los tantos antecedentes que coadyuvan a la producción del resultado final nocivo (daño),
se han formulados diversas teorías que, a la postre de sus diversas interpretaciones, no
hacen más que enturbiar la cuestión (por ejemplo, causa próxima, causalidad adecuada,
causa eficiente, condición preponderante, condición necesaria, etcétera)

II. CAPÍTULO II

2.1. LA CONCAUSA COMO CATEGORIA GENERAL: Desde nuestro particular


punto de vista, lo adecuado es partir del análisis de la concausa como categoría
general. Si en determinado supuesto, concurren dos causas destinadas a producir
el efecto dañino, hablamos de concausa. Por ende, ésta, como categoría general,
reúne los siguientes supuestos:
2.1.1. Concausa que genera Responsabilidad Solidaria: Cuando son dos o más los
autores directos del daño. Técnicamente, acá se habla de coautoría, y la forma
como responden los coautores de un daño, se encuentra regulada en el artículo
1983 CC. Al respecto, un sector importante de la doctrina nacional, refiriéndose a
la relación existente entre la concausa y la responsabilidad solidaria, ha sostenido
que las mismas deben ser diferenciadas: “los supuestos de causa concurrente o
concausa difieren del de la responsabilidad solidaria, por cuanto aquí la causalidad
se enfoca respecto de una pluralidad de agentes dañantes” Desde nuestro
particular punto de vista, y como bien se indicó, ambos términos (concausa y
responsabilidad solidaria) deben ser clasificados en categorías distintas: una cosa
es la concurrencia de varios sujetos al momento de producirse un determinado
evento dañoso (concausa) y otra muy distinta la forma como se distribuye la
responsabilidad entre dichas personas causantes del daño. Sin embargo, ello no
nos debe llevar a establecer diferencias entre ambos términos, ya que estos pueden
presentarse de forma conjunta en determinado caso: la concausa, bajo la forma de
la coautoría, puede dar lugar a un supuesto de responsabilidad solidaria, como es
el caso normado en el artículo 1983 del Código Civil. En este caso, como se

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aprecia, uno es la causa del otro: la coautoría (concausa) es la causa o factor
determinante para que se presente un supuesto de responsabilidad solidaria.
2.1.2. Concausa para atenuar el Quantum Resarcitorio: Cuando la propia víctima,
colabora con el autor del daño para que el evento lesivo se produzca. En este
supuesto, corresponde la aplicación del artículo 1973 CC; es decir, corresponde
que el Juez reduzca la “indemnización”, toda vez que la imprudencia de la víctima
concurrió en la producción del daño. Cabe señalar que esta participación de la
víctima en la producción del daño, no es de tal magnitud como para que se
configure un supuesto de ruptura del nexo causal, regulado en el artículo 1972
CC.
En efecto, no se debe confundir la concausa con la ruptura del nexo causal. La
concausa viene a ser una causa concurrente con otra, ambas destinadas a producir
el efecto dañino. En cambio, en el supuesto en el cual es la propia víctima quien
produce o contribuye de forma determinante en la producción del daño (la
denominada ruptura del nexo causal) no es posible hablar de concausa, toda vez
que el único hecho causante del daño fue el de la propia víctima. A pesar de ello,
la conducta de los terceros intervinientes en el evento dañoso, podría ser
considerada como condición u ocasión, pero bajo ningún supuesto como causa.
Otra aclaración resulta importante: si la conducta de la propia víctima fuese de tal
magnitud, al punto de ser el factor desencadenante del daño (es decir, al punto de
producirse una ruptura del nexo causal), no podremos hablar, jurídicamente, de un
“autor” del daño, toda vez que éste se habría producido exclusivamente por el
hecho de la propia víctima. Si consideramos a la víctima, como autora de su
propio daño, tendríamos que considerarla responsable del mismo, y al ser
responsable, debería responder por el daño y pagar la “indemnización” a favor de
sí misma (en aplicación del artículo 1983 CC). Esta forma de ver las cosas,
naturalmente, resulta absurda, motivo por el cual somos de la opinión que, en este
supuesto, no es posible hablar de un “autor” del daño. Por ende, en aplicación del
artículo 1972, al no existir, jurídicamente hablando, un autor del daño, nadie
estará obligado a el resarcimiento del mismo. Sin embargo, ello no impide que
exista, fácticamente, una conducta generadora del daño (esta conducta fue
precisamente la de la propia víctima) y por ende, un causante directo del mismo.
Es decir, en estos casos, sí es posible realizar un juicio de causalidad Pongamos
como ejemplo el caso del suicida que se arroja a las llantas de un carro que se

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encuentra en pleno trayecto. Naturalmente, acá no es posible señalar que nos
encontramos ante una concausa (dos o más hechos desencadenantes del daño),
toda vez que la única causa desencadenante del daño fue la conducta misma de la
víctima, quien se arrojó a las llantas del vehículo. La conducta de quien manejaba
el vehículo deberá ser considerada simplemente como ocasión, es decir, asumirá
una relevancia mínima a efectos de imputar responsabilidad. En consecuencia, el
causante del daño será la propia víctima mientras que el conductor del carro no
podrá ser considerado autor del daño, por lo que no asumirá ningún tipo de
responsabilidad. Distinto sería el caso en el cual dos automóviles colisionan y
ambos conductores se demandan mutuamente. En este supuesto, en caso ambos
conductores hubiesen actuado negligentemente (uno porque se pasó la luz roja y
el otro porque conducía a una velocidad por encima de lo permitido por las
normas de tránsito), podríamos concluir que cada uno de ellos fue autor del daño
producido a su contraparte y contribuyeron (por su imprudencia) en el daño
producido a ellos mismos. Por ende, corresponderá que el Juez fije el
resarcimiento de manera proporcional. Es decir, aquí la concausa sirve para
atenuar el quantum resarcitorio, al haber contribuido la propia víctima a la
producción del daño.
2.1.3. Concausa para distribuir el Quantum Resarcitorio: Se presenta cuando el
autor del daño, actuó en complicidad con un determinado sujeto (ayuda) o se vio
incitado por éste a causar un daño (instigación). Ambos supuestos, incitación y
ayuda, se encuentran regulados en el artículo 1978 CC. Como se puede apreciar,
en cada uno de los 3 supuestos de concausa descritos, ésta cumple una función
distinta. En el primer caso, la concausa sirve para distribuir la responsabilidad de
forma solidaria (artículo 1983). En el segundo supuesto, la concausa sirve para
atenuar la responsabilidad del autor del daño (artículo 1973), y en el tercer
supuesto, la concausa sirve para distribuir la responsabilidad entre los autores y
partícipes del evento dañoso. (Artículo 1978). De todos estos supuestos de
concausa, el que nos interesa, a efectos de la elaboración del presente ensayo, es
aquél en el cual conjuntamente con la actuación de un determinado sujeto, pasible
de ser calificado como autor, concurre la actuación de otras personas, pero a título
de participación, ya sea como instigadores o como cómplices (o ayudantes, para
usar la terminología empleada por nuestro Código Civil.

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III. CAPÍTULO III

III.1. PROPORCION DEL QUANTUM RESARCITORIO ENTRE AUTORES Y


PARTICIPES

Primero corresponde determinar si es posible que los autores y partícipes de


determinado daño, respondan en iguales proporciones El artículo 1978
únicamente se encarga de señalar que el grado de responsabilidad de los partícipes
debe ser determinado por el Juez de acuerdo a las circunstancias. La norma no
señala si el grado de responsabilidad de los partícipes puede o no ser igual al de
los autores. En este punto el legislador omitió un pronunciamiento expreso.
Corresponde entonces preguntarse si es posible que producido determinado hecho
dañoso generador de una responsabilidad por 100, el autor y el partícipe sean
condenados a asumir cada uno 50. Desde nuestra perspectiva, esto no es posible,
ya que desnaturalizaría el fundamento por el cual se diferencia la autoría y
participación. En efecto, la bifurcación que hace la doctrina y el Código Civil
entre autores y partícipes, implica reconocer distintos grados de responsabilidad
en cada uno de ellos, y esto acarrea a su vez imponerles distintos montos
resarcitorios. Si distinguimos entre autores y partícipes, es porque consideramos
que ambos no tienen el mismo grado de responsabilidad, y como no tienen el
mismo grado de responsabilidad, corresponde que cada uno de ellos asuma
distintos montos resarcitorios. Es un contrasentido que producido determinado
daño por 100, hablemos de autores y partícipes que respondan cada uno en un
porcentaje idéntico por 50. Lo correcto será sancionar al autor en un porcentaje
mayor que al partícipe (la distribución del monto resarcitorio podría ser por
ejemplo 60-40 o 70-30, dependiendo del criterio del Juez y de las pruebas
aportadas por las partes).

No olvidemos que hablar de autores y partícipes lleva implícito reconocer


distintos grados de responsabilidad, y esto a su vez conlleva la existencia de
distintos montos resarcitorios. Todo lo contrario, sucede con los coautores. Si en

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la producción de determinado daño participan dos (o más) sujetos cuya
intervención se da en la misma magnitud (igual grado de responsabilidad),
contribuyendo ambas conductas en igual porcentaje a la producción de aquél,
entonces nos encontraremos frente a un supuesto de coautoría. Por ende,
corresponderá que los coautores asuman su deber resarcitorio en la misma
proporción, tal es así que, si el daño producido fue por 100, cada uno de ellos
asumirá 50 (en caso sean dos los coautores), sin perjuicio de la responsabilidad
solidaria a favor de la víctima. A diferencia de lo que sucede con los supuestos de
autoría y participación, en los cuales a diferente grado de responsabilidad
corresponde distintos montos resarcitorios, en los casos de coautoría, al
encontrarnos frente al mismo grado de responsabilidad, corresponderá que los
coautores asuman el monto resarcitorio fijado por el Juez en proporciones iguales.

III.1.1.¿Los autores y participes responden solidariamente?

El artículo 1983 CC establece la solidaria respecto de todos los responsables del


daño: “Si varios son responsables del daño, responderán solidariamente”
Corresponde preguntarse: ¿responden solidariamente tanto los autores como los
partícipes, o es que la solidaridad está pensada sólo para los coautores, estando
exenta de dicha regla los partícipes? Para responder prolijamente la interrogante
planteada, corresponde analizar detenidamente los artículos 1978 y 1983, pero
antes de ello, debemos anotar algo. La responsabilidad solidaria es un supuesto en
el cual concurre una pluralidad de sujetos dentro del esquema de la relación
jurídica obligatoria (obligaciones pluripersonales). Esta pluralidad de sujetos
puede presentarse tanto en la parte activa (acreedores solidarios), pasiva (deudores
solidarios), como en ambas partes de la obligación (acreedores solidarios versus
deudores solidarios). El primer supuesto se presenta cuando un sólo deudor, se
encuentra obligado frente a una pluralidad de acreedores (solidaridad activa), a
ejecutar determinada prestación. El segundo caso se da cuando son varios los
deudores, quienes se encuentran vinculados frente a un único acreedor
(solidaridad pasiva). Finalmente, la solidaridad puede presentarse en ambos polos
de la obligación, cuando varios deudores (dos por lo menos) tienen el deber
específico de ejecutar determinada prestación a favor de una serie de personas
(por lo menos dos acreedores). Ahora bien, la particularidad de la solidaridad
radica en que cualquiera de los acreedores solidarios puede reclamar a título

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personal la ejecución total de la prestación al deudor (en caso fuera uno) o a
cualquiera de los deudores solidarios. Por su parte, cualquiera de los deudores
solidarios puede ejecutar íntegramente la prestación a favor del acreedor (en caso
fuese uno) o a favor de cualquiera de los acreedores solidarios, con lo cual la
obligación quedará extinta. En efecto, si A y B son acreedores solidarios de C por
un monto de 100, B podrá cobrar la totalidad de la deuda a C, quien no podrá
negarse al pago argumentando que a B únicamente le corresponde cobrar la mitad
de la deuda, es decir 50. Pero una vez que C haya pagado la totalidad de la deuda
a B, la obligación se habrá extinguido y a A no le quedará más remedio que
dirigirse contra su coacreedor B, a efectos de que éste le entregue la parte que le
corresponde, todo ello conforme lo establecido por el artículo 1203 CC: “En las
relaciones internas, la obligación solidaria se divide entre los diversos deudores o
acreedores, salvo que haya sido contraída en interés exclusivo de alguno de ellos.
Las porciones de cada uno de los deudores o, en su caso, de los acreedores, se
presumen iguales, excepto que lo contrario resulte de la ley, del título de la
obligación o de las circunstancias del caso”. Como puede apreciarse, dentro de las
coordenadas diseñadas en el Código Civil vigente, se entiende que la solidaridad
no implica, necesariamente, una pluralidad de porciones iguales entre sí a pagar,
por cuanto, de acuerdo al segundo párrafo del art. 1203 C.C., en las relaciones
internas las porciones de cada uno de los deudores o, en su caso, de los
acreedores, se presumen iguales, salvo excepciones. Y es que cuando se habla de
solidaridad (pasiva), no necesariamente se hace alusión al mismo grado de
responsabilidad (culpa) en que incurrieron los sujetos causantes de determinado
daño. La solidaridad únicamente significa que todos los causantes del daño
responden por la totalidad del mismo, independientemente del grado de
responsabilidad que tuvieron y por ende independientemente del monto
resarcitorio que les correspondería asumir a título personal. Si la ley lo dispone,
podría establecer que tanto los autores como los partícipes responden
solidariamente por el daño ocasionado; es decir, la persona afectada podría exigir
la totalidad de la deuda al partícipe, y éste se encontrará obligado a pagar,
pudiendo dirigirse luego contra el autor, a efectos de que éste le restituya el monto
que pagó de más y que no le correspondía asumir. Así por ejemplo, en caso la
deuda fuese de 100, y al partícipe le hubiese correspondido pagar tan sólo 30, a
pesar de lo cual pagó la totalidad (ante la exigencia del dañado), aquél podrá

14
dirigirse contra el autor del daño a efectos de que éste le restituya los 70 que pagó
de más, pero de ninguna manera podría negarse a pagar la totalidad frente al
dañado, ya que al tratarse de un supuesto de responsabilidad solidaria, éste se
encuentra facultado a cobrarle la totalidad de la deuda a cualquiera de los
obligados, ya sea autor o partícipe. Como se puede apreciar, la solidaridad termina
siendo sumamente útil para los acreedores y tremendamente perjudicial para los
deudores, es por ello que el legislador le otorgó un tratamiento bastante específico
y limitado, al instaurar que sólo la ley o las partes pueden establecer los supuestos
en los cuales la solidaridad opera y que la misma no se transmite a los herederos.
Ahora bien: ¿Los partícipes y autores responden solidariamente?

El artículo 1978, el cual regula expresamente lo referente a los partícipes


(instigadores y cómplices), no hace alusión alguna a la solidaridad. Se limita a
señalar, en la primera parte, que tanto los instigadores como los cómplices
también son responsables del daño; mientras que, en la segunda parte, establece
que el grado de responsabilidad, en relación con el o los autores, deberá ser
determinado por el Juez en el proceso seguido por la parte afectada contra los
causantes del daño. Por su parte, el artículo 1983 sí hace alusión expresa a la
solidaridad de todos los responsables del daño. De ello se podría concluir que
tanto autores como partícipes son responsables solidarios, toda vez que el 1983
establece la solidaridad de los responsables el daño, y según el 1978, los partícipes
son también responsables del daño. De ello se derivaría, irremediablemente, que
los partícipes, al ser responsables del daño, responden solidariamente. Pero desde
nuestro punto de vista, esta interpretación literal no es suficiente. Es necesario
analizar también la segunda parte del artículo 1983, según la cual en caso uno de
los responsables solidarios asuma la totalidad del monto resarcitorio, podrá repetir
contra los otros responsables, a efectos de que cada uno de ellos asuma el monto
dinerario que le corresponde. El grado de responsabilidad (o lo que es lo mismo,
el monto resarcitorio que le corresponde de cada uno de los causantes del daño),
debe ser fijado por el Juez. Detengámonos un momento en esta parte: si el grado
de responsabilidad debe ser fijado por el Juez, ello significa que éste, luego de un
sesudo análisis, podría determinar que los distintos sujetos participantes en la
producción del daño, incurrieron en distintos grados de responsabilidad: algunos a
nivel de autoría, otros a nivel de instigación y otros a nivel de complicidad o

15
ayuda. Naturalmente, los autores asumirán un mayor monto resarcitorio en
comparación con los partícipes. En consecuencia, el legislador, al establecer que
el grado de responsabilidad debe ser fijado por el Juez, se está refiriendo a la
posible concurrencia tanto de autores como partícipes. Por ende, tanto autores
como partícipes deberán responder solidariamente.

El último párrafo del 1983 CC permite confirmar esto: “Cuando no sea posible
discriminar el grado de responsabilidad de cada uno, la repartición se hará por
partes iguales”.

¿Qué quiere decir esto? Significa, que si son varios los responsables del daño, y el
Juez, debido a las circunstancias, se encuentra imposibilitado de determinar los
distintos grados de responsabilidad (es decir, quiénes fueron autores y quiénes
partícipes) deberá atribuir a todos los causantes del daño el mismo nivel de
responsabilidad: todos los causantes del daño deberán ser considerados coautores.
Por ende, nos encontraremos ante una serie de coautores que responderán
solidariamente frente al sujeto dañado, correspondiendo a cada uno de ellos
asumir (en lo que respecta a las relaciones internas entre todos los coautores) el
mismo monto resarcitorio, luego de dividir el monto total en partes iguales (no
olvidemos que si son coautores, es porque incurrieron en el mismo grado de
responsabilidad y por ende les corresponde asumir montos resarcitorios iguales)
Como se puede apreciar, luego de interpretar el artículo 1983, y leerlo
conjuntamente con el artículo 1978, es posible concluir que tanto los autores
como partícipes se encuentran sujetos a responsabilidad solidaria. Sin embargo,
ello no significa que para efectos internos (esto es, en las relaciones internas entre
todos los causantes del daño), el monto resarcitorio deba dividirse entre autores y
partícipes en partes iguales: los coautores asumirán el mismo monto resarcitorio, y
lo mismo sucederá con los copartícipes, pero jamás, coautores y copartícipes
responderán en igual magnitud.

Un ejemplo para aclarar esto último: Si A es dañado por la conducta de cuatro


sujetos: B, C, D y E, entonces aquél podrá demandar a los cuatro de forma
conjunta. Supongamos que el Juez, luego del análisis respectivo, determina que B
y C fueron los autores del daño, mientras que D y E fueron los partícipes. Así
mismo, fija como monto resarcitorio a favor de A la suma de 100 y en aplicación
de la segunda parte del artículo 1978, determina que a B y C (como autores) les
16
corresponde asumir 30 a título personal, mientras que a cada uno de los partícipes
le corresponde 20. No obstante ello, debido a que los 4 causantes del daño se
encuentran sometidos a responsabilidad solidaria, D (partícipe al cual le
corresponde asumir tan sólo 20) paga la totalidad de la deuda. En este caso, y
teniendo en cuenta lo dispuesto por el artículo 1983, D podrá dirigirse (en un
proceso posterior) contra B, C y E, con la finalidad de que estos le restituyan los
montos que les corresponden, en función a la proporción establecida por el Juez.
Es decir, B y C deberán restituirle 30 cada uno, mientras que C tan sólo 20.

Por ende, nos reafirmamos, la lectura conjunta de los artículos 1978 y 1983,
permite concluir que tanto los autores como los partícipes responden de forma
solidaria contra el dañado. En efecto, si el legislador señala que la repartición del
quantum resarcitorio debe hacerse en partes iguales, entre todos los causantes del
daño, es porque atribuye a todos ellos el mismo nivel de responsabilidad, y en
consecuencia, considera a todos los participantes en el evento dañoso, como
coautores. Sostener lo contrario, nos llevaría a la conclusión de que sí es posible
diferenciar (en este caso) entre autores y partícipes, a pesar de lo cual, el Juez
debe repartir el quantum resarcitorio en partes iguales. ¿Cómo es que si el Juez
reconoce distintos grados de responsabilidad (autores y partícipes) sanciona a
todos los participantes con el deber de asumir el monto resarcitorio en partes
iguales? ¿No se supone que los autores, al haber realizado el hecho dañoso de
forma directa, asumen un mayor nivel de responsabilidad, y por ende asumen un
mayor monto resarcitorio? No debemos olvidar, como ya señalamos que, al hablar
de autores y partícipes, estamos reconociendo distintos grados de responsabilidad,
y esto a su vez conlleva la existencia de distintos montos resarcitorios. A contrario
sensu, si partimos de la premisa de establecer el mismo monto resarcitorio para
todos los participantes (como lo hace el último párrafo del artículo 1983 CC), es
porque atribuimos a todos ellos el mismo nivel de responsabilidad (coautoría) sin
distinguir entre autores y partícipes. En este caso, nos encontramos ante lo que la
doctrina ha denominado “responsabilidad solidaria imperfecta”. Así, “analizando
aquello que ha sido llamado “el fundamento de la solidaridad”, parece necesario
distinguir dos formas, o dos tipos en los cuales se presenta el esquema de la
solidaridad. Estas formas son denominadas “obligaciones solidarias con intereses
comunes” y “obligaciones solidarias con intereses unipersonales”.

17
CONCLUSIONES

1. La concausa se presenta como el hecho por parte de la víctima, esto es a nivel


causal, a la producción del daño, con lo cual existe responsabilidad en el agente,
pero la indemnización se reduce de acuerdo al grado de participación en la
generación del daño.
2. La figura de la fractura causal se presenta como un conflicto entre dos conductas o
causas sobre la realización de un daño, el mismo que traerá como resultado una
sola de ambas conductas.
3. La relación de causalidad está inmerso dentro de la responsabilidad civil, tanto en
el ámbito contractual como en lo extracontractual, por ende determina una
relación causal como el nexo existente entre hecho determinado del daño y el
daño propiamente dicho.
4. La concurrencia de causas, señala que se trata de los casos en los cuales dos o más
sujetos, mediante una conducta común o a través de conductas singulares, causan
un mismo daño. Lo que nos lleva a determinar que el daño no es consecuencia de
la conducta de un solo sujeto, sino de la consecuencia de varios sujetos.

18
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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responsabilidad civil resarcitoria. Recuperado de :
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ANEXOS

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA REPÚBLICA


SALA CIVIL PERMANENTE

SENTENCIA
CASACIÓN N° 3256-2015
APURIMAC

Indemnización por Daños y Perjuicios

La atenuación de la responsabilidad objetiva, es


aplicable solo si la propia víctima ha contribuido al
daño; para determinar dicha atenuación
corresponde valorar de manera conjunta y razonada
las circunstancia del hecho dañoso y el daño
producido en la víctima.

Lima, veintisiete de setiembre de dos mil dieciséis.-

LA SALA CIVIL PERMANENTE DE LA CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA DE LA REPÚBLICA; vista la causa número tres mil doscientos
cincuenta y seis – dos mil quince, en audiencia pública de la fecha; y producida la
votación de acuerdo a ley, emite la siguiente sentencia.

I. ASUNTO:

En el presente proceso de indemnización por daños y perjuicios, el demandante


Alfredo Serna Miranda, ha interpuesto recurso de casación contra la sentencia de

20
vista de fojas cuatrocientos cincuenta y dos, su fecha doce de junio de dos mil
quince, expedida por la Sala Mixta Descentralizada e Itinerante de Andahuaylas y
Chincheros de la Corte Superior de Justicia de Apurímac, que revocó la apelada de

fojas trescientos sesenta y cuatro, su fecha diecinueve de diciembre de dos mil


catorce, en el extremo que fija por concepto de indemnización por daños y
perjuicios la suma de ciento veinte mil con 00/100 nuevos soles (S/. 120,000.00), y
reformándola fija dicho monto en la suma de cuarenta mil con 010/100 nuevos
soles (S/. 40,000.00); en los seguidos con Navarro Contratista S.A.C y otro, sobre
indemnización por daños y perjuicios.

II. ANTECEDENTES:

1. DEMANDA

Según escrito de fojas veinticuatro, Alfredo Serna Miranda, solicita indemnización


por daños y perjuicios derivados de responsabilidad extracontractual, contra
Navarro Contratista S.A.C, Guido Palomino Cárdenas y el Banco Continental, a fin
que se le indemnice en forma solidaria con la suma de quinientos mil con 00/100
nuevos soles (S/. 500,000.00).

Expone como soporte de su pretensión que:

1.1. El día catorce de enero de dos mil doce, siendo horas 05:30 de la tarde, su hijo
de 6 años se encontraba transitando de sur a norte, cerca de la acera de la
Avenida Sesquicentenario, a 15 metros de distancia de su local comercial,
donde fue arrollado por una camioneta, marca Pickup color gris oscuro
metálico, de propiedad de Eduardo Navarro Ñahuis y del Banco Continental,
conducido por Guido Palomino Cárdenas (chofer de la Empresa Chancadora de
propiedad de Eduardo Navarro Ñahuis), el mismo que se desplazaba a gran
velocidad, ocasionándole lesiones de consideración que lo condujeron a la
muerte luego de haber sido conducido al Hospital de Andahuaylas con vida,
quien en horas de la noche dejó de existir en el trayecto a la ciudad de
Abancay.

1.2. Que el conductor no tenía licencia de conducir y manejaba la camioneta a


excesiva velocidad.

21
1.3. Que, conforme se colige de la tarjeta de propiedad del vehículo que causó el
accidente, éste se encontraba a nombre del Banco

Continental de la ciudad de Lima.

1.4. Que los demandados son responsables solidarios, por la responsabilidad


objetiva derivada de los accidentes de tránsito; dicho evento dio lugar a la
formalización de la denuncia penal contra Guido Palomino, autor material y,
contra el Banco Continental como tercero civilmente responsable, por la
comisión del delito de homicidio culposo agravado

2. CONTESTACIÓN DE DEMANDA

La codemandada E&R Navarro Contratista S.A.C, mediante escrito de fojas ciento


treinta y siete, contesta la demanda, señalando como fundamento principal que:

2.1. Que en fecha veinticinco de enero de dos mil doce, frente al dolor de los
deudos del menor fallecido, arriban a un acuerdo con el demandante mediante
una transacción extra judicial, y que como propietario del vehículo que
ocasionó el accidente, procedió a entregar al hoy accionante un lote de terreno
de 100 m2, terreno ubicado en el sector de Cuncataca, denominado
"Mayopampa", de propiedad del recurrente, el cual recibieron el demandante y
su esposa a su entera satisfacción, y adicionalmente se les hizo entrega de la
suma de tres mil con 00/100 nuevos soles (S/. 3,000.00), y que además
recibieron el monto correspondiente al total del SOAT, comprometiéndose en
contraprestación el hoy demandante y su esposa a no ejercer ningún tipo de
procesos judiciales contra su representada.

2.2. Que no es arreglado a la verdad que el accidente se ha originado a 15 metros


del establecimiento comercial de propiedad del demandante, sino a una
distancia superior a 60 metros, y que en la vía en el cual se produjo el accidente
es una de alto tránsito por ser una carretera nacional, por lo que nada tenía que
hacer el menor jugando a una distancia lejana del establecimiento comercial de
su progenitor sin supervisión adulta alguna.

3. CONTESTACIÓN DE DEMANDA

El codemandado Banco Continental, mediante escrito de fojas ciento cincuenta y


cinco, contesta la demanda, exponiendo como fundamentos que:

22
3.1. Es cierto, que la tarjeta de propiedad del vehículo camioneta, se encuentra a
nombre de su representada BBVA Banco Continental; sin embargo, es
importante poner en conocimiento que el Banco solamente tiene la titularidad
registral, mas no la posesión del vehículo, ni puede responder civil o
penalmente por los daños que este bien genere; dado que en fecha anterior al
accidente, la empresa E&R Navarro Contratistas S.A.C, en calidad de
arrendataria y el Banco

Continental en calidad de arrendador celebraron un contrato de Arrendamiento


Financiero.

3.2. Que el citado acto jurídico está sometido a lo previsto en el Decreto

Legislativo N°. 299 "Ley de Arrendamiento Financier o" en cuyo artículo 6


señala que el daño que pueda causar el bien materia de arrendamiento una vez
entregado a la arrendataria, esta será la responsable.

4. REBELDÍA

Mediante resolución número veinte corregida por resolución número veintiuno,


obrantes a fojas doscientos veinticuatro y doscientos veinticinco, respectivamente;
el codemandado Guido Palomino Cárdenas es declarado rebelde, en atención a que
pese a estar debidamente notificado no cumplió con absolver traslado de la
demanda.

5. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

Culminado el trámite correspondiente, el Juez mediante resolución de fecha


diecinueve de diciembre de dos mil catorce, obrante a fojas trescientos sesenta y
cuatro, declara fundada en parte la demanda y dispone que los demandados Navarro
Contratista S.A.C y Guido Palomino Cárdenas indemnicen al demandante en forma
solidaria con la suma de ciento veinte mil con 00/100 nuevos soles (S/. 120,000.00)
e improcedente la demanda respecto del demandado Banco Continental;
sustentando su decisión en que:

5.1. Que la demandada BBVA Banco Continental y la Empresa Navarro


Contratistas S.A.C, con fecha veintiséis de octubre de dos mil diez, celebraron
un contrato de arrendamiento financiero, leasing, a fojas ochenta y tres, en
mérito del cual, la referida entidad financiera dio en arrendamiento a la

23
Empresa Navarro Contratistas S.A.C, el vehículo año de fabricación 2010, de
propiedad del referido Banco; estableciéndose en la cláusula 12.3) de dicho
contrato que la arrendataria (...) se obliga “a responder por los daños que se
causen con el (los) bien(es) objeto del contrato, mientras este(os) se
encuentre(n) bajo su posesión y riesgo(...)"; siendo ello así, se debe tener
presente que en nuestro ordenamiento jurídico el contrato de leasing o
arrendamiento financiero se rige por el Decreto Legislativo N° 299, vigente
desde el veintiséis de julio de mil novecientos ochenta y cuatro. Así pues, el
artículo 6° de la referida norma legal, el cual señala: "La arrendataria es
responsable del daño que pueda causar el bien, desde el momento que lo
recibe de la locadora".

5.2. En el caso de autos, el codemandado BBVA Banco Continental, en calidad de


arrendador (financiero) no resulta responsable por el daño ocasionado -
accidente de tránsito mencionado líneas arriba, siendo que el juicio de
responsabilidad debe efectuarse sólo respecto a los demandados Guido
Palomino Cárdenas y la empresa E&R NAVARRO CONTRATISTA S.A.C,
por ser este último el usuario del vehículo con el cual se causó el accidente de
tránsito que nos ocupa analizar en la presente causa; debiendo declararse
improcedente la demanda respecto a la demandada BBVA Banco Continental.

5.3. Que la Ley N° 27181 — Ley General de Transporte Trá nsito Terrestre,
dispone en su artículo 29° lo siguiente: “La responsabilidad civil derivada de
los accidentes de tránsito causados por vehículos automotores es objetiva, de
conformidad con lo establecido en el Código Civil. El conductor, el
propietario del vehículo y, de ser el caso, el prestador del servicio de
transporte terrestre son solidariamente responsables por los daños y perjuicios
causados”; asimismo, el Texto Único Ordenado del Reglamento Nacional de
Responsabilidad Civil y
Seguros Obligatorios por Accidentes de Tránsito, aprobado por Decreto
Supremo N° 024-2002-MTC, en su artículo 2° establec e: “La responsabilidad
civil derivada de los accidentes de tránsito causados por vehículos
automotores se regula por lo dispuesto en el presente Reglamento y en el
Código Civil. En conclusión, el conductor, el propietario del vehículo y, de ser
el caso, el prestador del servicio de transporte terrestre son solidariamente

24
responsables por los daños personales y materiales, así como perjuicios,
causados a los ocupantes y terceros no ocupantes del vehículo automotor”.
Conceptos que conllevan a determinar, que en el caso de autos estamos frente a
la responsabilidad objetiva, establecida en el artículo 1970° del Código
Civil.

5.4. Con el Atestado Policial N° 004-2012-DIVPOL-PNPAND/ SIAT, de fecha


quince de enero de dos mil doce, que corre a fojas siete; asimismo, con

la denuncia formalizada por el representante del Ministerio Público que corre a


fojas dieciséis, y la resolución de auto apertura de instrucción que corre a fojas
veinte; en las que se advierte que el demandado Guido Palomino Cárdenas, en
circunstancias que conducía el vehículo camioneta, llevando en el interior de la
cabina del vehículo a tres personas por indicación del señor Navarro,
propietario del vehículo; y que cuando se desplazaba por la Avenida
Sesquicentenario de esta ciudad, a la altura del grifo Wari, a alta velocidad, a
una distancia de 50 metros, vio a un menor que cruzaba la vía de sur a norte, y
que por la velocidad que venía conduciendo el vehículo no pudo evitar el
impacto con el vértice de lado izquierdo delantero de la camioneta, lanzando al
menor a una distancia de 5 metros; con lo cual se acredita la relación de
causalidad (causa efecto), se debió a alta velocidad; y corroborado a esta
imprudente conducción, se tiene que el referido demandado no contaba con
licencia de conducir.

5.5. Los daños que deben ser respondidos en forma solidaria con la demandada
E&R Navarro Contratistas S.A.C., toda vez que el vehículo automotor con el
cual se causó el accidente de tránsito estaba a cargo (como usuario) de esta
empresa, conforme es de verse del contrato de arrendamiento financiero.

5.6. Se ha demostrado que el menor de nombre Gean Antony Serna Anampa,


fallecido con ocasión del accidente a la edad de seis años, era hijo del
demandante y de doña Flor Rosa Anampa Tintaya, según se halla demostrado
en el proceso; por lo tanto, resulta dable presumir, que dada la edad temprana
del fallecido realmente existía una relación afectiva y sentimental intensa de la
cual se deduce que esa muerte le causó aflicción a los padres del menor en

25
alusión; así mismo la responsabilidad se agrava, pues la empresa demandada al
confiar el manejo de un vehículo que estaba a su cargo (en calidad de usuaria)
en una persona que carecía de los requisitos indispensables para conducir un
vehículo automotor, ya que éste, en la fecha del trágico accidente, no contaba
con licencia para conducir.

5.7. Sumado a ello, se tiene el documento privado de transacción extrajudicial


suscrito por Roosvel Navarro Ñahuis, en representación de la empresa E&R
Navarro Contratistas S.A.C y los padres del menor fallecido, que corre a fojas
cincuenta y ocho, mediante la cual el primero procede a dar, en favor de los
segundos, en pago un lote de terreno de 100 m2, el cual no se ha concretizado
por la no aceptación posterior del demandante y su esposa, en vista que dicho
terreno no estaba inscrita en los Registros Públicos a nombre de la referida
empresa, sino de un tercero; asimismo, al momento de suscribir el documento
de transacción, el actor y su esposa han recibido la suma de tres mil con 00/100
nuevos soles (3,000.00). Adicionalmente el monto que les corresponde por
reparación civil (S/. 5,000.00) impuesto en el proceso penal seguido contra
Guido Palomino Cárdenas, por delito de Homicidio Culposo, tramitado en el
Expediente Nro. 17-2012 a fojas ciento sesenta y dos; en razón a lo expuesto,
este Despacho Judicial entiende que se debe reparar por los daños que sufrió y
sufren los progenitores por la muerte de su menor hijo, con la suma de ciento
veinte mil con 00/100 nuevos soles (S/. 120,000.00).

6. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA:

La Sala Mixta Descentralizada e Itinerante de Andahuaylas y Chincheros de la


Corte Superior de Justicia de Apurímac, mediante resolución de fecha doce de junio
de dos mil quince, obrante a fojas cuatrocientos cincuenta y dos, confirmó la
apelada que declaró fundada en parte la demanda incoada contra E&R Navarro
Contratista S.A.C y Guido Palomino Cárdenas e improcedente respecto del Banco
Continental; y la revocó en cuanto al monto indemnizatorio; reformándola la fija en
la suma de cuarenta mil con 00/100 nuevos soles (S/. 40,000.00). Al considerar
que:

6.1. Si bien es cierto que la tarjeta de propiedad del vehículo que causó el
accidente, se encontraba a nombre de esta entidad crediticia de la ciudad de

26
Lima, esa titularidad es registral, mas no la posesión del vehículo causante del
accidente, habiendo la Empresa Navarro Contratistas S.A.C. suscrito el
contrato de arrendamiento leasing con la entidad antes referida, con fecha
veintiséis de octubre de dos mil diez, contrato que se encuentra sujeto al
Decreto Legislativo N° 299 "Ley de Arrendamiento Financiero" en cuyo
artículo 6 señala que la arrendataria es responsable del daño que pueda causar
el bien, desde el momento que lo recibe de la locadora.
6.2. En el caso de autos la responsabilidad de la entidad demandada E&R Navarro
Contratistas S.A.C. se encuentra inmerso en lo dispuesto en el artículo 1969°
del Código Civil, que determina: " Aquel que por dolo o culpa causa un daño
a otro está obligado a indemnizarlo. El descargo por falta de dolo o culpa
corresponde a su autor", corroborado con lo dispuesto por el artículo 1970°
del acotado en cuan to dispone: "Aquel que mediante un bien riesgoso o
peligroso, o por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa causa un
daño a otro, está obligado a repararlo".
6.3. En el caso de autos se trata de accidente de tránsito, producido por el vehículo
que constituye un bien riesgoso o peligroso, correspondiéndole toda
responsabilidad por el daño ocasionado tanto al conductor de dicho vehículo
automotor, sino también al propietario del referido bien en forma solidaria,
cuyo hecho se encuentra debidamente acreditado con el mérito del Atestado
Policial corriente en autos a fojas siete y las piezas procesales penales corriente
a fojas veinte, en el que se encuentra comprendido el demandado Guido
Palomino Cárdenas, quien conducía el vehículo causante del accidente y por
ello fue condenado en la vía penal, fijándose el monto de cinco mil con 00/100
nuevos soles (s/. 5,000.00) por concepto de reparación civil.
6.4. Por el accidente producido, en principio las partes E&R Navarro Contratistas
S.A.C arriban suscriben la transacción extrajudicial y en su calidad de
propietario del vehículo que ocasionó el accidente, procedió a entregar al
demandante un lote de terreno de 100 m2, y adicionalmente le hicieron entrega
de la suma de tres mil con 00/100 nuevos soles (S/. 3,000.00) y además
recibieron igualmente el monto correspondiente al total del SOAT,
comprometiéndose en contraprestación el demandante y su cónyuge a no
ejercer ninguna acción judicial contra dicha empresa; empero incoaron esta
demanda de indemnización de daños y perjuicios con el único afán de buscar

27
mayor beneficio económico aprovechándose de las circunstancias ya referidas,
las que debe tenerse muy en cuenta tomando todo lo acontecido, con total
imparcialidad.
6.5. Del estudio de autos se tiene, que el accidente se produjo en una vía de alto
tránsito, por ser una pista asfaltada de doble sentido (vía S tres de la red vial
nacional) y el menor de escasos casi seis años se encontraba transitando a una
distancia de 60 metros del local comercial de su progenitor, sin la debida
vigilancia de alguien menos de sus progenitores, desprendiéndose en tal virtud
la falta de cuidado de sus padres, toda vez que se trata de un menor de escasos
años, siendo de invocar en el caso de autos en irrestricta aplicación del
principio de justicia lo dispuesto por el artículo 1973° del Cód igo Civil, en
cuanto determina Reducción judicial de la indemnización "Sí la imprudencia
sólo hubiere concurrido en la producción del daño, la indemnización será
reducida por el Juez, según las circunstancias", ya que habiéndose acreditado
que el accidente de tránsito ocasionado por el vehículo automotor que conducía
el codemandado, ha concurrido con el actuar negligente de la víctima al cruzar
de manera imprudente la calzada, es de aplicación el artículo 1973 del Código
Civil que dispone que cuando la imprudencia sólo hubiese concurrido en la
producción del daño; la indemnización será reducida por el juzgador, según las
circunstancias, sin eximir o liberar de responsabilidad al autor o conductor del
vehículo ni a los solidarios responsables.
6.6. Por otro lado se debe tener muy en cuenta, para fijar el monto indemnizatorio
la edad del menor agraviado, que tenía a la fecha de los hechos escasos casi
seis años de vida o de edad, con inicio de proyecto de vida, por lo que los
daños y perjuicios deben regularse teniendo en cuenta el lucro cesante, el daño
ocasionado, debiendo existir una relación de causalidad adecuada entre el
hecho y el daño producido; por lo que, se estima que al haber quedado probado
los hechos ocasionados, así como el nexo causal que vincula a los demandados,
el cuantum fijado por el Juez de la causa debe reformarse el monto
indemnizatorio, ya que como se incide o reitera la víctima contribuyó a la
realización del hecho dañoso.

III.MATERIA JURÍDICA EN DEBATE:

28
Es necesario establecer si corresponde la reducción del monto fijado por concepto
de indemnización al amparo del artículo 1973 del Código Civil y si dicho monto
resulta adecuado.

IV. FUNDAMENTOS:

PRIMERO.- Contra la resolución dictada por la Sala Superior, el demandante


interpuso recurso de casación mediante escrito de fojas cuatrocientos cuarenta y
ocho, el mismo que ha sido calificado mediante resolución de fecha veintiocho de
marzo de dos mil dieciséis, declarándose procedente por las causales:

i) Infracción normativa de los artículos 29 de la Ley N° 27181 Ley

General de Transito, 6 del Decreto Legislativo 299 y 1973 del Código Civil.
Alega que existe un error en la evaluación de los hechos materia de juzgamiento,
pues se deja de aplicar las consecuencias jurídicas de la responsabilidad objetiva,
entre ellas la de responder tanto el chofer como el propietario del vehículo con el
cual se produjo el daño; indica de la Sala de mérito de forma errónea aduce una
falta al deber de cuidado de la víctima, un niño de 6 años, para determinar el monto
indemnizatorio, cuando ha debido de tomar en cuenta los hechos agravante del
conductor al manejar a excesiva velocidad y sin licencia de conducir; señala que
siendo la responsabilidad derivada en un accidente de tránsito objetiva, el
conductor, el propietario y de ser el caso el prestador del servicio son
solidariamente responsables por los daños y perjuicios causados, pues la solidaridad
se encuentra comprendida en la institución de crédito a cuyo nombre se encuentra
el vehículo, no obstante ello los jueces de mérito exime de responsabilidad
invocando el artículo 6 del Decreto Legislativo N° 299.

ii) Infracción normativa de los artículos 139 inciso 5 de la Constitución Política


del Perú, 122 inciso 3 del Código Procesal Civil, 12 del Texto Único Ordenado
de la Ley Orgánica del Poder Judicial y apartamento de precedente judicial.
Sostiene que se ha vulnerado el derecho a la debida valoración de las pruebas y
motivación de las resoluciones judiciales, pues la motivación para reformar el
monto indemnizatorio fijado por el A quo es tenue y no hace referencia absoluta a
la existencia de pruebas para una abismal disminución del quantum indemnizatorio;
además no ha tenido en cuenta jurisprudencia que en forma uniforme ante hechos

29
idénticos han fijado montos acorde a la vulneración del daño ocasionado que es la
vida de una persona

SEGUNDO.- Que, el recurso de casación tiene como fines esenciales la correcta


aplicación e interpretación del derecho objetivo y la unificación de la jurisprudencia
nacional de la Corte Suprema de Justicia, conforme se señala en el artículo 384 del
Código Procesal Civil.

TERCERO.- Que, respecto a la causal de infracción normativa, según Monroy


Cabra, “Se entiende por causal (de casación) el motivo que establece la ley para la
procedencia del recurso...”1. A decir de De Pina.- “El recurso de casación ha de
fundarse en motivos previamente señalados en la ley. Puede interponerse por
infracción de ley o por quebrantamiento de forma. Los motivos de casación por
infracción de ley se refieren a la violación en el fallo de leyes que debieran
aplicarse al caso, a la falta de congruencia de la resolución judicial con las
pretensiones deducidas por las partes, a la falta de competencia etc.; los motivos de
la casación por quebrantamiento de forma afectan (….) a infracciones en el
procedimiento”2. En ese sentido Escobar Forno señala. “Es cierto que todas las
causales supone una violación de ley, pero esta violación puede darse en la forma o
en el fondo”3.

CUARTO.- Previamente a emitir pronunciamiento sobre las infracciones


normativas denunciadas, corresponde hacer un breve recuento de los hechos; así
tenemos que tal como se desprende del atestado policial de fojas siete, del informe
técnico de fojas doce y de la denuncia formalizada por el Ministerio Público, que
corre a fojas dieciséis; el día catorce de enero de dos mil doce aproximadamente a
las 17.35 horas, en circunstancias que le demandado Guido Palomino Cárdenas
transitaba conduciendo el vehículo camioneta de placa de rodaje B5F-800 en la
avenida Sesquicentenario - Andahuaylas, a excesiva velocidad, atropelló al menor
de iníciales J.A.S.A de seis años de edad (hijo del demandante), quien se
encontraba solo cruzando la vía de sur a norte, lanzándolo a una distancia de cinco
metros de la vía de circulación, ocasionándole lesiones que originaron su deceso.

1 Monroy Cabra, Marco Gerardo, principios de derecho procesal civil, Segunda edición, Editorial
Temis Librería, Bogotá Colombia, 1979, p. 359
2 De Pina Rafael, Principios de derecho procesal civil, Ediciones Jurídicas Hispano Americanas,
México D.F., 1940, p. 222
3 Escobar Fornos Iván, Introducción al proceso, Editorial Temis, Bogota, Colombia, 1990, p. 241

30
Según consta a fojas catorce la vía en la que sucedió el hecho una amplia, plana y
recta, de asfalto, cuenta con señales preventivas y líneas continuas de una
dimensión de ocho metros de ancho de sur a norte y viceversa. Tal como se
desprende de fojas ochenta y tres, el vehículo con el que se realizó el acto dañoso es
de propiedad del Banco Continental, en mérito a un contrato de arrendamiento
financiero suscrito con la empresa Navarro Contratistas S.A.C.

QUINTO.- Conforme a lo establecido en el artículo 1973 del Código Civil “Si la


imprudencia sólo hubiere concurrido en la producción del daño, la indemnización
será reducida por el Juez según las circunstancias”. Dicha norma regula la figura
de la atenuación de la responsabilidad objetiva por el empleo de la cosa riesgosa o
actividad peligrosa; la cual, está determinada por la contribución de la víctima en la
producción del daño, sin ser el factor determinante del mismo; en dicho sentido ya
se ha pronunciado esta Suprema Corte en reiterada jurisprudencia, tal como la
contenida en la

Casación 1137-2007-Junín, que refiriéndose al artículo 1973 del Código Civil,


señala que contempla aquel “ (…) el daño no es consecuencia única y exclusiva de
la conducta del autor, sino que la propia víctima ha contribuido y colaborado
objetivamente a la realización del mismo, el cual no se hubiera concretado de no
mediar el comportamiento de la misma; consecuentemente, el efecto jurídico de la
concausa no es la liberación de responsabilidad del autor, sino únicamente una
reducción de la indemnización a cargo del autor en consideración al grado de
participación de la víctima; por tanto, la reducción de la indemnización deberá ser
determinado por el Juzgador considerando las circunstancias de cada caso concreto
en particular, (…)” así como la contenida en la Casación 36782006-Piura en la que
refiere que: “(…) El ordenamiento jurídico contempla […] en el artículo 1973 del
Código Civil, la figura de la atenuación de la responsabilidad [responsabilidad
objetiva por el empleo de cosa riesgosa o actividad peligrosa], esto es, que en caso
de que el hecho del tercero o la imprudencia de la víctima, hayan tenido
trascendente participación junto con el accionar del bien riesgoso o de la actividad
peligrosa para producir el evento dañoso pero no han sido las exclusivas
responsables del referido resultado, la indemnización deberá ser reducida de
acuerdo a las circunstancias; lo que significa que no se libera de responsabilidad al
autor del daño sino que éste se atenúa (…)”.

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SEXTO.- De la revisión de los autos se advierte que, tal como ha concluido la
instancia de revisión, nos encontramos ante un hecho en el que la víctima (un niño
de seis años de edad) contribuyó al daño que sufrió, al cruzar una vía amplia de
doble sentido sin la protección y la guía de las personas a su cargo. Lo que además
se colige de las conclusiones del atestado policial N° 004-2012-DIVPOL-PNP-
AND/SIAT d e fojas siete, en el que se estableció como “Factor contributivo: que el
menor de edad (06), no se encuentra en completo uso de sus facultades físicas o
mentales, mismos deben ser conducido por personas aptas para cruzar las vías
públicas, lo que se debe a una imprudencia del peatón”.

SÉTIMO.- Dicho ello, este Supremo Colegiado advierte que la instancia de mérito
no ha valorado adecuadamente los autos para determinar el cuántum
indemnizatorio; pues si bien lo reduce en función al monto de ciento veinte mil con
00/100 nuevos soles (S/. 120.000.00) fijado en la apelada (en la que únicamente se
valoró la responsabilidad objetiva) dicho monto tampoco puede ser considerado
suficiente y adecuado a la responsabilidad objetiva advertida por la primera
instancia. Pues teniendo en cuenta que el autor del daño conducía una camioneta en
una vía amplia de doble sentido a tan excesiva velocidad que no le permitió evitar
el daño, su conducta irresponsable al conducir un bien riesgoso sin contar con
licencia de conducir que lo califique como apto para ello; y el innegable y
devastador dolor ocasionado por la pérdida de un hijo de seis años de edad, el cual
jamás podrá ser resarcido; dicho monto más bien resulta acorde a la concausa
advertida por la segunda instancia; por lo que corresponde declarar fundado el
recurso de casación y en actuando en sede de instancia confirmar la apelada en el
extremo que fija el monto a indemnizar en la suma de ciento veinte mil con 00/100
nuevos soles (S/. 120,000.00).

OCTAVO.- En lo que respecta a la infracción del artículo 29 de la Ley N° 27181,


según el cual “La responsabilidad civil derivada de los accidentes de tránsito
causados por vehículos automotores es objetiva, de conformidad con lo establecido
en el Código Civil. El conductor, el propietario del vehículo y, de ser el caso, el
prestador del servicio de transporte terrestre son solidariamente responsables por
los daños y perjuicios causados.”; el recurrente alega que el propietario del vehículo
también debió ser considerado responsable solidario de los hechos dañosos materia
del proceso; sin embargo, dicha norma no le es aplicable al Banco Continental

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codemandado, por cuanto el propietario del bien está relacionado a él en mérito a
un contrato de arrendamiento financiero, regulado por una norma especial, la cual
es, la contenida en el artículo 6 del Decreto Legislativo N° 299 que establece que
“L a arrendataria es responsable del daño que pueda causar el bien, desde el
momento que lo recibe de la locadora.” y es en función a ella que las instancias de
mérito han declarado improcedente la demanda incoada contra el referido Banco;
de lo que se colige que las normas in comento no han sido infringidas.

V. DECISIÓN:

Por estos fundamentos, y en aplicación del artículo 396 del Código Procesal

Civil:

a) Declararon FUNDADO el recurso de casación de fojas cuatrocientos ochenta y


ocho, interpuesto por Alfredo Serna Miranda; en consecuencia, CASARON la
sentencia de vista de fojas cuatrocientos cincuenta y dos, su fecha doce de junio de
dos mil quince, expedida por la Sala Mixta Descentralizada e Itinerante de
Andahuaylas y Chincheros de la Corte

Superior de Justicia de Apurímac; y, actuando en sede de instancia,


CONFIRMARON la sentencia apelada de fojas trescientos sesenta y cuatro, su
fecha diecinueve de febrero de dos mil catorce, en el extremo que dispone que los
demandados Guido Palomino Cárdenas y E&R Navarro Contratistas Generales
S.A.C indemnicen en forma solidaria al demandante con la suma de ciento veinte
mil con 00/120 nuevos soles (S/. 120.000.00); en los seguidos con Navarro
Contratistas S.A.C, sobre indemnización por daños y perjuicios; y los devolvieron;
intervino como ponente el señor Juez Supremo señor De La Barra Barrera.- SS.

TELLO GILARDI DEL CARPIO RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ CHÁVEZ


CALDERÓN PUERTAS DE LA BARRA BARRERA

Marg/Bag
LOS FUNDAMENTOS DEL VOTO SINGULAR DEL SEÑOR JUEZ SUPREMO
CALDERÓN PUERTAS, es como sigue:
Coincido con el voto emitido por las siguientes razones:

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Primero.- Los casos de daños ocasionados por accidentes automovilísticos son
supuestos de responsabilidad objetiva, conforme se deriva de lo expuesto en el artículo
1970 el Código Civil y el artículo 29 de la Ley 27181.

Segundo.- En la responsabilidad objetiva no se tiene en cuenta la existencia de


culpabilidad de quien comete el daño, sino la propia producción de este en una relación
de causalidad por el uso de bien riesgoso; en tal sentido, resulta irrelevante evaluar la
conducta irresponsable de quien comente el daño porque entonces se estaría resolviendo
sobre la base de una responsabilidad subjetiva.

Tercero.- Del mismo modo, es irrelevante que se cuente o no con licencia de conducir,
ello podrá originar una sanción administrativa, pero nada tiene que ver con la
responsabilidad objetiva,

Cuarto.- Es verdad que el artículo 1973 del Código Civil prescribe que es posible
atenuar la indemnización. En el supuesto de la responsabilidad objetiva, tal enunciado
normativo no atiende a la “culpa” del demandado sino verifica la “imprudencia” de
quien sufrió el daño y su contribución es este. Propiamente es un asunto de la relación
de causalidad y no del factor de atribución, por lo que en este caso se examina la
existencia de una causa inicial productora del daño (del demandado) y una causa
segunda que atribuye a él (de la víctima). Se trata de lo que en doctrina se denomina
“concausa”.

Quinto.- Tal “concausa” no ha sido acreditada en el caso en cuestión, pues no basta


señalar que los padres no ejercieron debida vigilancia al menor porque este se
encontraba alejado sesenta metros del local comercial del progenitor (considerando 2.7
de la impugnada), sino lo que debió probarse es que el acto del menor concurrió para
que se produjera el accidente y el daño correlativo. En efecto, la alegada “falta de
supervisión” no tiene significancia alguna cuando se advierte que el hecho se produjo en
una vía amplia, plana y recta, de asfalto, con señales preventivas y líneas continuas de
una dimensión de 8 metros de ancho, lo que implica que el daño se produjo en virtud de
la causa inicial (conducción del vehículo a alta velocidad) y no por la contribución de la
víctima.
Sexto.- Es, atendiendo a lo expuesto, que estimo que se incurre en error en la sentencia
impugnada y que, actuando en sede de instancia, este Tribunal

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Supremo debe confirmar la sentencia del juzgado especializado en lo civil de
Andahuaylas.

Por estos fundamentos mi voto es porque se declare FUNDADO el recurso de casación


interpuesto por Alfredo Serna Miranda (fojas cuatrocientos ochenta y ocho, en
consecuencia SE CASE la sentencia de vista de fecha doce de junio de dos mil quince
(fojas cuatrocientos cincuenta y dos); y, actuando en sede de instancia se CONFIRME
la sentencia de primera instancia diecinueve de febrero del 2014 (fojas trecientos
sesenta y cuatro). Lima, veintisiete de setiembre del dos mil dieciséis. S. CALDERÓN
PUERTAS.

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