Diagnostico de Muerte
Diagnostico de Muerte
Diagnostico de Muerte
Introducción.............................................................................................................2
Diagnostico de muerte..............................................................................................3
Criterio clásico o cardiorrespiratorio de muerte...................................................4
Diagnóstico de muerte en la práctica clínica.........................................................5
Muerte encefálica..................................................................................................6
Diagnóstico de muerte encefálica en clínica..........................................................8
Análisis crítico de los criterios de muerte..............................................................9
Extracción y donación de órganos..........................................................................11
Técnica quirúrgica en la extracción de órganos..................................................11
Tipos de donantes................................................................................................12
¿Qué se puede donar?.........................................................................................12
¿Por qué no pueden ser donantes de órganos la mayoría de los fallecidos?........12
Mitos y leyendas en donación y trasplante..........................................................13
¿Qué opinan las principales religiones sobre donación y trasplante de órganos?
.............................................................................................................................13
Conclusión...............................................................................................................15
Bibliografía.............................................................................................................16
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Introducción
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Diagnostico de muerte
Esta exigencia práctica que se hace a la Medicina no implica ignorar que el concepto de
muerte alude a cuestiones de diverso orden y de gran significación: antropológicas,
éticas, religiosas y jurídicas. Independientemente de la idea que cada uno se haga acerca
de la vida y de la muerte, ésta constituye para los seres humanos un acontecimiento
emocionalmente impactante y cargado de significaciones. Toda comunidad humana
desarrollada tendría que ser capaz de reconocer y aquilatar la importancia de un
adecuado enfrentamiento individual y social de la muerte y de respetar con delicadeza
las diversas variantes que pudieran darse en el modo de enfrentarla. Los médicos
estamos en contacto casi a diario con la presencia de la muerte y, por la naturaleza de
nuestra profesión, tenemos que asumirla con estricta responsabilidad técnica, ética y
humana.
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El trasplante de órganos es una importante conquista de la ciencia al servicio del
hombre y la donación de órganos constituye un acto de gran generosidad 1. Lo que se ha
prestado a discusión es el concepto de muerte encefálica: aun cuando es aceptado en la
mayoría de los países, muchos médicos objetan su validez como diagnóstico de muerte
del individuo.
Es importante destacar que en el ser vivo las diversas funciones biológicas que lo
caracterizan, no operan en forma aislada, sino que están organizadas armónicamente, de
tal modo que el funcionamiento del organismo vivo como un todo viene dado por la
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integración de sus partes. Esta organización integrada y unitaria del individuo se pierde
en el instante de morir.
Ahora bien, desde la experiencia del hombre común se reconoce como muerto a aquel
individuo que está inconsciente, no se mueve, no respira y cuyo corazón no late. Esta
noción, común a diversas razas y culturas se ha probado cierta por siglos, toda vez que
cesados irreversiblemente los latidos cardíacos y la respiración se producen a corto
plazo fenómenos de descomposición orgánica, evidentes para cualquier observador
(signos positivos de muerte).
En la práctica diaria, para formular el diagnóstico de muerte los médicos nos valemos
de la comprobación clínica del conjunto de los siguientes signos negativos de vida:
Presencia de cianosis.
Corrientemente, el médico recurre al examen físico del individuo para comprobar los
signos negativos de vida y, ocasionalmente, a un electrocardiograma u otro tipo de
monitor cardíaco para determinar la ausencia de actividad eléctrica del corazón, o a
saturómetros capaces de medir por vía transcutánea la saturación arterial de oxígeno. La
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cianosis se observa más fácilmente en la mucosa de la boca y labios y en el lecho
ungueal; las pupilas se observan midriáticas o en posición intermedia, sin reflejo
constrictor ante estímulos fóticos intensos y la falta de respuesta palpebral se pone en
evidencia aplicando un estímulo sobre la córnea.
La comprobación por el médico del conjunto de signos negativos de vida significa que
hay una interrupción definitiva de la circulación sanguínea, del transporte de nutrientes
y del intercambio de gases, de modo que ya no es posible que el organismo funcione
como un todo. En ese caso el individuo está muerto, es cadáver. Los signos negativos de
vida deben observarse con acuciosidad, considerando los antecedentes de la persona,
toda vez que existe la posibilidad de una muerte aparente; en éste caso puede darse una
detención reversible de la función cardíaca o respiratoria.
Muerte encefálica
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en criterios estrictamente neurológicos, la que ha sido llamada muerte encefálica o
muerte cerebral («brain death»).
De esta manera, surge la muerte encefálica como un segundo y nuevo criterio de muerte
de un individuo. El Comité de Harvard hizo equivalente, por primera vez, los términos
de muerte encefálica y muerte del individuo total: «nuestro principal propósito es definir
coma irreversible como un nuevo criterio para la muerte».
Esta nueva definición de muerte es justificada por el Comité con los siguientes
argumentos: «a) los avances en medidas de resucitación y apoyo han llevado a esfuerzos
progresivos para salvar a aquellos (pacientes) que están críticamente dañados. A veces,
estos esfuerzos tienen sólo un éxito parcial, de modo que el resultado es un individuo
cuyo corazón continúa latiendo, pero cuyo cerebro está irreversiblemente dañado. La
carga es grande para los pacientes que sufren pérdida permanente del intelecto, para sus
familias y para aquellos que necesitan las camas ocupadas por estos pacientes
comatosos; b) Un criterio obsoleto para la definición de muerte puede llevar a
controversia en la obtención de órganos para trasplantes.»
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El Comité de Harvard afirmó, además, que: a) «un órgano, cerebro u otro, que ya no
funciona y que no tiene posibilidad de funcionar nuevamente, está muerto para todos los
efectos prácticos y, b) en el criterio de muerte cardiorrespiratoria, el corazón fue
considerado como el órgano central del cuerpo y no es sorprendente, por tanto, que su
falla marcara el comienzo de la muerte. Esto ya no es válido debido al estado actual de
la resucitación y apoyo cardiorrespiratorio, por lo que el cerebro adquiere el carácter
predominante dentro de la jerarquía de los órganos corporales».
Con el fin de uniformar los criterios para diagnosticar muerte encefálica, en EE.UU se
formula en 1981 una Declaración de Consenso emitida por una Comisión Presidencial
(President´s Commission for the Study of Ethical Problems in Medicine and Biomedical
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and Behavioral Research. Defining Death), la que plantea una definición uniforme del
acto de morir. Declara textualmente: «La muerte individual es muerte cerebral. Muerte
cerebral significa el cese irreversible de toda función del cerebro como totalidad,
incluyendo el tronco cerebral». En conjunto con la declaración de consenso de la
Comisión Presidencial, se entregan guías para la determinación de muerte. Se trata de
una guía que no es obligatoria por ley. En todo caso, enfatiza que para formular el
diagnóstico de muerte encefálica se requiere la presencia de médicos especialistas y con
experiencia profesional.
El análisis del concepto de muerte debe considerar tres niveles lógicamente articulados:
la definición de muerte
el criterio de muerte,
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inmediatos y tardíos. De acuerdo a este criterio, en el momento que el individuo es
declarado muerto es cadáver y está disponible para ser sepultado o incinerado dentro del
plazo que fija la ley (en Chile, al menos 24 h después del fallecimiento), sin objeción
social alguna. En lo relativo al trasplante de órganos, la aplicación del criterio
cardiorrespiratorio de muerte hace muy difícil obtener órganos vitales en condición
viable para tal propósito.
Por el contrario, el criterio de muerte encefálica ha recibido una serie de objeciones, que
a continuación analizaremos. La primera objeción dice relación con la observación
clínica de que, determinados hallazgos neurológicos, predicen el desarrollo ulterior de
paro cardíaco.
Existen observaciones clínicas de individuos que cumplen todos los requisitos exigidos
para el diagnóstico de muerte encefálica pero que muestran evidencias de una función
encefálica integrada a nivel del tronco encéfalo y, algunos, pueden evidenciar alguna
función cortical. Por consiguiente, no presentan una suspensión total y permanente del
funcionamiento de todo el encéfalo. Así, algunos estudios han demostrado que un
número no despreciable de pacientes (20% en una serie) que cumplían los criterios de
muerte encefálica, continuaban mostrando actividad eléctrica en sus
electroencefalogramas.
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Extracción y donación de órganos
En el caso de un donante "ideal" del cual pueden obtenerse todos los órganos hoy en día
trasplantables, se requiere la actuación de los siguientes equipos quirúrgicos:
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5. Cirujanos extractores de otros tejidos (piel, huesos, válvulas cardiacas, córneas)
6. Anestesista (del centro extractor)
Tipos de donantes
Existen dos tipos de donantes según la procedencia del órgano o tejido: donante vivo y
donante fallecido.
Donante vivo: es aquella persona que realiza la donación en vida. Este tipo de
trasplantes se realiza con la garantía de que la extracción no va a representar ningún
problema de salud para el donante. Los órganos que se pueden ceder en vida son un
riñón, una parte del hígado, de un pulmón o del páncreas. Los progenitores
hematopoyéticos (sangre periférica, médula ósea y sangre de cordón umbilical), el
tejido óseo, membrana amniótica y la piel son los tejidos que se pueden donar en vida.
Los donantes vivos más habituales son los de sangre de cordón umbilical, de médula
ósea y de riñón. El órgano procedente del donante vivo siempre irá dirigido a una
persona concreta, que suele ser del entorno familiar, aunque no es imprescindible.
Actualmente existen técnicas quirúrgicas laparoscópicas para la extracción de órganos a
donantes vivos que minimizan la agresión quirúrgica y reducen el tiempo de ingreso
hospitalario y de reincorporación a la vida laboral activa.
Donante fallecido: se denomina así a la persona que dona sus órganos o tejidos para
que sean extraídos tras su fallecimiento. Los donantes fallecidos pueden ser por muerte
encefálica (destrucción irreversible del cerebro) o donantes en asistolia (parada cardiaca
irreversible).
En todos los casos sólo se procederá a extraer los órganos o tejidos con posibilidades de
ser trasplantados. Hay que diferenciar los órganos denominados sólidos como: riñón,
corazón, hígado, intestino, pulmón, páncreas; de los tejidos como: córneas, hueso, piel,
cartílago, tendones, membrana amniótica, válvulas cardíacas, arterias, venas y
progenitores hematopoyéticos (de sangre periférica, de médula ósea o de cordón
umbilical).
El donante fallecido puede donar todos sus órganos sólidos y tejidos mientras que el
donante vivo sólo puede donar uno de sus riñones, una parte del hígado, pulmón o
páncreas y tejido óseo, progenitores hematopoyéticos, membrana amniótica o piel.
Cuando se cumplen todos los criterios legales de muerte cerebral es posible declarar y
certificar la muerte de una persona que mantiene circulación sanguínea y el
funcionamiento de algunos órganos porque está conectada a un respirador artificial y
recibe la medicación necesaria para mantener función cardiaca (medicación
vasopresora). El diagnóstico de muerte cerebral precisa que tres médicos, distintos a los
que van a participar en la extracción o trasplante, comprueben la ausencia completa de
respuesta cerebral mediante exploración de reflejos de troncoencéfalo y pruebas
instrumentales demostrativas de destrucción completa del cerebro. En estas
circunstancias, los órganos se mantienen perfundidos y oxigenados hasta el momento de
la extracción en quirófano. Con estos requisitos sólo pueden ser donantes de órganos
entre el 1 y 2% de todos los fallecidos en un hospital.
Al igual que sucede con otras tecnologías, existen rumores, mitos y malas
interpretaciones alrededor de los donantes y los trasplantes de órganos. Así,
periódicamente se publican noticias sobre tráfico criminal de órganos. En la mayoría de
los casos coincidentes con la desaparición de niños, llevadas a cabo por mafias
dedicadas al tráfico de órganos y localizadas fundamentalmente en países en desarrollo.
Sin embargo, ninguno de estos casos denunciados ha sido jamás probado.
No obstante, algún tipo de comercio más o menos legal o tolerado, sí que existe en
algunos países, fundamentalmente asiáticos, en los cuales es posible que alguien venda
uno de sus riñones a un desconocido, enfermo de insuficiencia renal crónica. Esta
transacción, prohibida en todos los países occidentales y éticamente criticable desde
nuestra cultura, sucede en un contexto económico de gran desigualdad social y con
difícil acceso a la diálisis crónica. Lamentablemente existen grupos o mafias muy
organizadas que ponen en contacto donantes y receptores exclusivamente para
trasplante de riñón y en ambientes locales, sin todas las garantías requeridas, se realizan
estos trasplantes.
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Los testigos de Jehová: que manifiestan con rotundidad su oposición a las
transfusiones de sangre, no presentan, por el contrario, ninguna oposición a la donación
de sus propios órganos ni a recibir trasplantes, siempre que se les asegure que no van a
ser transfundidos durante la operación.
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Conclusión
Es muy común decir que lo único seguro que tenemos es la muerte, hecho que es cierto,
pero en aquellas personas que mueran con un estado óptimo en uno o varios órganos
tienen la oportunidad de volver a la muerte, un paso para poder dar vida a otros.
Irónico, sin embargo una realidad, se tiene que impulsar una cultura en la donación de
órganos, Para ser donador de órganos se necesita: Ser mayor de 18 años, tomar la
decisión de querer ser un donador, expresar su decisión de manera voluntaria, llenando
la credencial de donación voluntaria de órganos especificando los órganos y tejidos que
desea donar, comunicar su decisión de donar órganos y tejidos a sus familiares y
amigos, llevar siempre consigo su credencial, expresar al momento de solicitar su
licencia de conductor la voluntad de donación de órganos. En el caso de fallecimiento
de un menor, es facultad de los padres el tomar la de cisión de donar sus órganos. Se ha
buscado la forma de que la sociedad cambie de idea en relación a la muerte, tratando de
enseñarle que, cuando se pierde un ser querido, si se está en capacidad de hacerlo, el
donar alguno de sus órganos es la mejor manera de darle amor al prójimo y a la
sociedad brindando la obtención de sus órganos para trasplantes.
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Bibliografía
Querevalú W, Orozco R., Díaz S., Herrera K, López T, Martínez A, Torres P, y Miranda
S. (2012) Iniciativa para aumentar la donación de órganos y tejidos en México.
Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM
2. Wijdicks, E. F. (2001). The diagnosis of brain death. N Engl J Med. 344, 1215-21.
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