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A La Orilla Del Mar PDF

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--------~--------·___2lg2 &2o

Íl 1 SO C I E D A D DE AUTOR ES
~
ESPA~OLES 1

1 . COLECCIÓ N DE OBRAS DRAMÁTICAS 1


: · :. ::: Y LIRICAS ......
.. .. ..
-- --o -~-

A LA ORILLA DEL MAB


:::::COMEDIA:: ..
: : E N TRES ACTOS Y U N . EPIL.OGO : :
: : : : : : : : EN PROSA •••••••
•••••••
o
o

t
POR

J ·o S É E C H E-G ARA Y

Lb_ MADR ID
'

.,

© Biblioteca Nacional de España '


k~ i .d

BI BLIOTECA
JNSTITUTO
DEL TEATRO

BARCELONA

Reg. ~3.G..1.3.
© Biblioteca Nacional de España
A LA ORIL LA DEL MAR
'

© Biblioteca Nacional de España


Esta obra es propiedad de su
autor, y nadie podr6, sin su per-
miso, reimprimirla ni represen-
tarla en Espafta y sus posesio-
nes, ni en los paises con los
cuales haya celebrados o se
celebren en adelante tratados
internacionl!les de propiedad
literaria.
El autor se reserva el derecho
de traducción.
Los representantes de la So-
ciedad de Autores son los exclu-
sivamente encargados de con-
ceder o negar el permiso de re-
presentación y del cobro de los
derechos de propiedad.
Queda hecho el depósito que
· marca la Ley.

© Biblioteca Nacional de España


Biblioteca Nacional de Espa"a
CANJE INTERNACIONAL

A LA OR ILL A
DE L MAR
CO ME D IA
en tres actos y un epfl ogo, en prosa

POR

JOSE ECHE GARA Y

Estrenad a en el TEATRO DE LA COMED IA la noche de


12 de diciembr e de 1893

--~--

T!P . YAOÜ8S
CALLll DBL DOCTOR POURQUBT , NÚM. 4
MADRID

INSTITUTO
DEL lE , !KO

/ Bibii;eca
© Biblioteca Nacional de España
J(
R E P A R TO

PERSONAJES • ACTORES

VALENTI NA, 23 o 24 años ... :iRT \. MAIIIA C UERRERO.


OROSIA, ,·iuda jo1·en y guapa,
30 anos ......... .............. . SRA. ALVEII>I.

LUCIA ,su hermana, 18 íd ..... . Rurz.


LEONClO, de 28 a 30 id ..... . Sn. TIIU II.l. IEH.

DON SALUSTTO, de 65 a 70 Id. C~:PI LtO.

DON l3AUDILTO, 40 íd .. . 13Al.AGU~R.

FELIPE, 30 id ...... .... .. GARCIA 01lTEGA.

DON TRIFON, 50 íd ....... .. Crnr-:ru.


DON CRESCE:\CIO, 55 íd ...... . G .IIICI.I.

Criadas y ama de 1/arc.f.

EPOCA CONTEMPORANEA

© Biblioteca Nacional de España


&

1
1

ACTO PRIMERO
La esce1w 1·ep1·esenllt el 11eque11o jaTdÍit de un hotel,
sittuulo a la OTit!a d•el ma1·. En et fondo, una verja
de hieno con s·u puerta. Detrás, el 11ret-il de un
m·uelle y hoTizonte de nut,. ¡¡ cielo. A .La cle1·echa,
Lct facha<tlt !lel hotel, modesta, pe1·o ele btten gusto,
con l.a ptteTW ele ent1·ada, su 7Jeque1ia escalinata
que .conduce ct ella, su toldo, y si se quie1·e, dos
(aToles . A la ·i zqui.enla (del espectculm·), sigue La
ve1·ja, con {L01·es y em·ednderas. En el ja·rclín, ban·
cos ?'ústicos, ntecedo,·as, sinas, mesitas ele té, flo-
,·es, etc: A La de1·echa, en segttndo tb·mino, es de-
ci?·, ent re ·¡a t>cl·ja y la escalinata, un g¡·upo ele á?'·
boles ?1 f lons. Es el hotel elegante, pe1·o modesto,
d.e un bu.,·r;w!s acomodado, 11e1·o no ele ·u n a?·istó-
cJ·at.n ni rle 11.11 brwqtW1'0. E.~ de dia.

ESCENA PRIMERA
DON S.4 LUS:CIO y FEUPE
FELIPE (Deten i éndose delante ele don Salustio .)
¿Qué lee llSted, don Salustio?
D. S,IL. Cosas que y a no se leen.
FE!.! PE ¿Y qué son ellas ?
D. SAL. Oiga usted, y medite. (L eyendo.) uMas,
¡ oh,seíior, Dios mío, que la costumbre en
las cosas de vanidad, y el ver que lodo el
mundo trata de esto, lo estraga todo! P or-
que está tan muerta Ía fe, que creemos
más lo que ven tos que IQ que ella nos dice.
Y, a la verdad, no vemos s ino harla mala
venlura. en los que se van tras esas cosas
vis ibles ; mas eso han hecho es las cosas
emponzoitosas que 1ratamos; que, con1o si
a 111 10 le muc •·de una Yibora, se emponzol'ía

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r
-6 -
lodo y se hincha, así es acá ... ¿Qué le pa-
rece? (Dejand.o de tee1·.)
FELIPE .Muy hermoso. ¿U na de las urr roradas.. de
Santa Te resa? ¿No es l'e rd ad'l
O. SAL. Justamente. ulVIoradas -segundas: de lo mu-
cho que importa la perseverancia para lle-
gar a las upostreras moradasu, y la gran
guerm <1ue da el demonio, y cuanto con-
viene no er·rar el camino en el principio
para ~ertar.11
FELIPE &o couvieue: no errar el crunino en el
principio.
D. SAL. P ues rM pa r·ece que todos los <¡ue vemos y
todos los que nos vemos, enm·on y err.a-
mos el canri no en el pri nc ipio.
FELIPE No todos. llsted, s in que esto :~en lisonja,
por buen can rino UJarchó :¡iempre. ¡El ·hom-
bre honrado, el magistrado integérrimo!
D. S.u.. El jubilado por edad, tan inútil como viejo
y tan pesado como gruiíón. Ya lo pensará.
usted si no lo dice.
li'Eu PE i Po r l)ios, don Saluslio, ni lo digo ni lo
pienso l.
D. SAL. Po r·qne uslcd es de lo poco que ll u.y. Casi
joven por la edad , casi ' viejo por· la madu-
rez. Leal y caballero como lo er·an antes ...
los que lo e ran. Cullimndo su entendimien-
to con <buenos estudios y sin caer en la ten-
t~ión de vanidades ni .ruubicionoo 1>0r las
ucosas visibles, mordedura de vfbora em-
ponzofiosan, como dice Santa Teresa.. Ya. ve
usted cómo le trato (R iendo.) O justicia por
j usticia, o lisonja por lisonj.a .
FELIPE (Riendo también.) Yo soy menos modesto
que usted. Todo lo que dice usted de mí eo
·la pura vCI'dad. Casi joven, ca.si viejo. Leal,
lo soy; de caballero, me precio ; 1pues no
faltaba mas! Que estudio lo que puedo,
¡ claro está ! Y que no soy vanidoso, ¿pues
en qué di ablos iba a fundar mis vanidades?
Nada, don Saluslio, es justicia., no es li-
sonja lodo eso que ha. dicho usted de mí.
D. SAL. Por juslicin lo tuve yo al decirlo.
Fr~~IPE P ues a fe qu e nte .alegra el que le merezca

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-7 -
a usted tan buena opinión. Y hoy, más
que nunca, porque así le tendré a usted
pt·edispuesto a mi favor.
1), SAL. ¿V~\ usted a pedirme algo?
I'"L II'E: Puede ser. (Con cic1·to miste1·io. )
IJ. !;,\L. Pues n ello, que es usted una de las pocas
personas a quienes yo aprecio de ,·eras. Y
cuenta con que yo soy un tanto dificultoso
en esto de conceder mi aprecio. Mucha gen-
le hay a quienes escribo: umi apreciable
.antigou, y estoy pensando : uni eres apre-
ciable ni yo soy tu amigo.» Qué quiere us-
ted, Felipe, yo no encajo en esta sociedad
moderna; los moldes de mi ser son a la
antigua. Bueno será el utriángulou y bueno
el ucund t·adon, pero no encajan ni se aco-
pl all. Así soy yo y así es ella.
Ft:L II'E Pues algo bueno hay en la moderna so-

_, ciedad.
IJ. SAL. No lo niego; pero no entro en ella. Con
que u ver eso que va usted a pedirme.
Jo'F.LIPE ¿Y cómo lo digo, don SaJustio?
( 1), SAL. Conto un hombre ·honrado dice cosas hon-
radas; a boca llena. Bocas de ~oruzoncilo,
labios apretados, medias palabras, son pa-
ra pedir miserias o indignidades. Con que
en \ 'Oz alta y mirándome de frente.
F~I..IPE (Plantándos e anle dou Salustio.) Don Sa-
luslio, estoy cnnmo·rado. llonradamcn te
enamorado, pero locamente. enamorado.
D. S.IL. ¿Usted?
FF.l.IPE Don Salustio, enamorarse, ni es un delito,
ni es una maldad en estos licm¡>os; qúe en
los e¡ ue usted tanto admira, también se ena-
momba la gente. El amor es u u molde .eter-
no, .v entre sus moldes de usted, por viejo
que sea, debe estar.
IJ. S.\L. Arrinconado , muy arrinconado , como tras-
to viejo en un desván, lo guardo en lo más
hondo del corazón, por si en la otra vida
me sirve; que ••moldes de umoru, en la vida
del .. nmor· elcmou, de algo deben servir.
Ff.I.IPf: Oc modo ¿que no hice mal enamorándo me?
D. ~11.. Scg(m ~· conforme. Es decir, según sea ella.

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8 -·
FELIPE Es un ángel.
D. SAL. ¡Un ángel !... ¡Un ángel ! ... Preferi ría que
fuese una mujer honrada.
FELIPE Lo es.
D. SAL. No lo dudo; pero como no la conozco...
FELIPE No sea usted hipócrita ni diplomático, que
eso sí que no encaja en sus moldes de us-
Led. Usted sabe quiéu es ella, y s:¡.bc usted
que es tan buena como hermosa. Vamos,
que lo sabe usted lodo. Ustéd, como buerl
magistrado, es observador y perspicaz.
D . SAL. ¿Se trata de Valentina?
FELIPe De Valentina. ¿No es nruy buena y nruy
J1ermosa? ¿No es un compendio de todas
las perfecciones? Para mí, ¿nó lo es lodo?
Usted la recogió al quedar huérfana, y ha
sido usLed su Lulor, su maestro, su padre.
Ha educado usted aquella inteligencia, ha
formado usted aquel corazón, tra santifica-
do usLed aquella alma. Pues si además de
ser Valentina lo que es por naturaleza, rué
dirigida desde chic¡uituela por don Salus-
tio, ¿cómo no ·ha de ser una perfección hu·
mana con resplandores de perfección di·
vi na?
D. SAL. (Des¡més c~e escucha1·1 e sonTiente. ) Vamos,
vamos, c¡uerido Fcli¡>e, no pierda usted su
aplomo, ni se me pierda usted en el labe-
rinto de las. pasiones desordenadas y neu-
róticas, como ahora se dice.
FELIPE ¿Pe!ro usted niega que Valen ti na ... ? (Con
calo1·.)
D. SAL. Yo no niego nada. Valcntin.a es bucua, es
.religiosa; ·ha cumplido y cumplirá siempre
sus deberes como una mujer cristiana debe
cumpii r·Jos. Si llega usted a casarse con Va-
lentina, no va usted mal; y ella, si no es
la «perfecta casada«, porque de perfcccio·
nes no hay ·que ·haiJlar tratándose de cri a-
turas humanas, ser:i una. buena esposa.
FELIPE Pues entonces, ¿qué lachas pone usted a
VaJ.entina?
¡Tachas! ¿Quién soy yo para poner lachas
_..a nadie ? Pero digo que Valentina lleva en

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~u cabecita mona «un cncmigou muy peli-
groso: usu imaginacionu. Y uotro ..... que
puede ser amigo o enemigo, según lo~ ca-
sos: su ucnractcr ené1·gicou. Y uot ro ... u de
mucho cuidado: su ~xlraorinnria uscnsibi-
lidadu. Y uol.ro ... »
1Don Saluslio, ¡>or Dios! ¡Dijo usted que
no pon ía tachas y no tH'tLba us ted!
D. ~AL. No :;on tachas : so n uc uadida(ICR, faculta-
des»; como usted quie1·a illllll:.t rlas. Bien
encauzadas, podría hacer de Valentina una
san ta chiquilila, al mc11os t'OIIlO pueden se r
las santas entre locomotora~ y alambres
eléctricos, que no mr pan•cc a iní ()U\' son
campos muy abonados para la santidad.
Pero e11 ca111bio, si la ima~innciún y el co-
razón y la sensibilidad de estl criatura
«erransen el camino dc~do' el p•·incipiou, co-
1110 dice Santa Teresa, (•nlonccs i en qué
abismos tan negros se prccipitnria empeila-
dn y terca en que crun forns dr lur. di\'ina!
Pc1·o aprendido ticn~ el buen ramino, que
usted le si r vió de gt1ía drsd<' el principio.
D. SA l .. l li ce lo que pnclc. Y hi~ 1 1 1n, :t no ser que
se salga del cantino .v lo11W (l<H' nlgím atajo.
F~>:LIPr: Para atajarla está usletl.
D. SM.. Falta que pueda. Pero, mil·r us ted, Felipe,
yo me alegraría mucho que Valentina se
casase con usted. Le juro u usted que mo-
riría tranquilo.
rEI.IPF. i Don Saluslio! ... i Don ~alu~lio !... i Dcme
usted la mano! ¡Deme uslcd Jos brazos!
D. SAl •. ¿Por qué nó? (Se abra;an cariliosa111'''''''.)
FELIPY. 1Cuánto me quiere usted!
D. SAL. Yo, mucho. ¿.Y ella?
FEI.IPE l'\o sé. ?.le demucslrn afecto, cnrilio frater-
nal, conflanha... Pero, hi \ crdnd sea dicha,
nunca me he atrevido a po11Cr ulos punlosn
sobre las •desu. (Ricnllo.)
D. S.I L. Mal hecho, mal hcc lto: hay que t'scribir con
!mena orlog•·afín, si 110 la I'Sc t·itura no se
en tiende.
F1-:r.1Pt·: E~ 1(\le nnl!' Vnlrnlilla 111e J<i••11lo cobarde.
1), Sil .. Cnnndo se trata tic t'<Nts huliJ'lHlnll, uno de

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los camin os más cortos para ir al infierno,
es la «Cobat·díau. Se queda uno ante al udia·
blou o ante cualqu iera de sus dignos repre-
sentan tes, sin atreve rse a contra decirle, y
le da uno gusto a l diablo por no darle un
disgus to, que es tonter ía de a folio.
FELII't! Pues hoy mismo dejo de ser cobard e.
D. SAL. P erfect.a mcnte .
FELIPE ¿Dónd e está Valen tina? ¿Se rué con doña
Orosia, la encan tadora viudit a y con su
prec iosa herma na, la atolon drada Lucía?
D. SAL. No, setior. Se rué a misa con el ama de
Jlaves, que es person a de respet o y de con-
fianza .
F&LIPE ¡Ya!
D. SAl . Con esas seiiora s va lo menos posible. No,
no es que yo tenga. que decir nada malo de
ellas. P e ro ellas viven o. la moder na, y yo
por mis ai\os y por mis gustos vivo a la
antigu a. Son de la famili a de mi difunt a,
que en paz descan se, y hay que atende rlas
y que obsequ iarlas. Y cuand o yo no las ob-
sequio , las obsequ ia Valent ina. Y cuan do
no las obsequ iamos ningun o de los dos, use
obsequ ian ellasu.
FEI..LPt: (l~icndo. ) Eso me ha pnt·ecid o observ ar.
D. SA L. Hoy precis ament e se convid aron a a l mor·
zar· en compa tila nuestr a. Todo sea por
atnor de Dios. Y ya lai'Clan.
FELIPE Me pa reco qu e nhí Pstáu. (Mim n c~o llllc'ia
fu.em.)
O. S.\L. (Asom tímlose a lrt l'erja.) Sí: u oc dieron en
los ojos cnmb ia olles ca1wic!loso~ y chillo-
nes de la moda, y r"spla ndorcs insolen tes
del lujo: <'llns son. ¡ .\y, Dios 111ío, que las
costum bres en los cosas de \'un idad, y el
ve o· que todo el mundo trata de esto, lo
estrag a todo!

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11-

ESCENA l 1
DON SALUS1'IO y FELIPE, OROS/A 1J LUCIA, ele-
gantlsimas y a la moda, r-isuettas, iln¡>eltwsas.

ÜROSIA Felices días, señor don Saluslio. No nos


. esperaba usted tan temprano, ¿verdad?
LUC IA No nos esperaba, no; poro aquí estamos.
D. SAL. P ues no acertaron ustedes, y perdonen que
se lo dig.a. Les esperaba : no precisamente
como se espera al ce Santo Advenimientou;
pero al menos, como se espera a set1oras
a quienes se considera y respeta.
ÜROSIA Siempre tan cortés.
D. SAL. Es lo menos que se puede haber aprendido
a cierta edad : ser cortés con las damas.
LUCIA (A Feli¡¡e.) Usted, como es má.s jo.ven, no
aprendió todavfa esas lecciones.
FELIPE ¡Lucía! ...
ÚUCIA Lo digo, porque no hace usted caso de nos-
otras.
FELIPf. Esperaba que acabasen ustedes con don Sa-
lustio.
LUCIA Usted no hace caso mns que de Valentina.
(En voz baja. )
ÜROSIA Y Valentina, ¿6e levantó ya?
D. SAL. ¡Ave María Purísima! ¡ Lentnlnrsc y son
las once! En mi casa todo el mundo se le-
vanta al amanecer. A las luces de Dios no
se les hace esperar: en cuanto llegan, se
abren de par en par ventanas y balcones
para que entren a favo1·eccrnos.
LUCIA No, pues por mi ya harfan antesala.
ÜROSIA No crea usted, también madrugamos. El
médico me ·ha mandado que tome el baño
muy temprano, para cntonarme con el
agua del m3 1'. ¡Y qué rrfa está ! (Esl!·eme-
cié-11 dos e.)
LUC IA Y vo 1ambién necesito cnlonarme.
D. ..
s.~ t Todos necesitamos cnlonomos, set1orit a.
LUCIA ;.Usted también? (A Felipe.)
FP.LIPE No sé: no he consultado co n el médi co.
ÜROSIA ¿Con c1 ue Valentina ancla por ahí? ¿Se la
puede Yer?

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\j
1

- 12-
D. S\L. >\o anda; probablem ente ahorA estará de
rodillas.
i De rodillas ! (Riendo.) ¿La liene usted cas-
tigada?
ÜllOSIA ¿Pero por quó la tiene usted de rodillas?
(Riendo 1/lucho. )
D. SAL. La tienen de rodillas sus pecados. Se fué
a misa.
OnosrA Es ve rdad : 1s i hoy es dln de misa 1 1Se
nos había olvidndo ! (11 su hennana.)
LlCI.\ Ya te decía yo que nos faltaba algo. (Con
liye1·e;a, como si se traltu1• tle otra cosa.)
J), Sc\L. uAlgou les faltoba a uttedcs, en efec to. P e-
ro, en fin, uoníl ana oyeu ustedes dos.
ÜllOSIA Si tenemos tiempo, yo lo creo que las oire-
mos. ¡Pero si esto no es 'ida, don Sal uslio!
]), ::iAL. :\o es victo, no seño1·a. E<;to es sue110, es
cteli l'io, es ruindad, es misi'J·in.
J.l 'o'IA ¡ ,\ y, qué míseo·o está ust ed, don Salu stio!
¿Y usted qué opina, Felipe?
!'F.I.IPE Yo creo que la \'ida no es tan mala, sobre
todo si la esperanza la ilunoina.
J.I 'CIA No liene usted malas iluminacio nes!
OllOSIA No, pues yo no me aburro, ni tengo ti empo
pa ra aburri rme. El bailo, el desayuno, el
paseo, el ahnuerzo, otra ,·ez el paseo, las
tiendas, las visitas, el otro ba1io, el otro pa-
seo, la comida, el teatro, el concie1·to, el
cas ino, Ju ceno, ¿qué. más qui ere usted do n
Saluslio?
D. S,\L. Yo no quiero más, sel1ora; ui siquiera tanto.
l.l'CI.\ ¿Y usted, Felipe?
F¡¡L IPE A mí me basta con el blllio y un pMeo.
0110SIA ¿Pero en quó oc upa usted el día? ¿Se ab u-
rJ•i o·á usted?
LI 'CIA Si, si ; se aburre. Cuando llegamos ten ía
cara de aburrido.
F't:!.TPE No, ciertamen te; <¡ue estaba en compal1ía
d<• don Salustio. Y después llegarou. uste-.
des, y con ustedes el aburrimie nto es im-
posible. (Entre co1·tés e iró~rico. )
Onosu E6 usted muy amable.
o. SAL. En la sociedad moderna, · u todos somos ama-
bles" : es coso. sab ida.

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~~

-13-
1 ÜllOSIA Pues eso va ~~tos gaun ndo, si er1 la «soci~dud
anligu:l» no lo cn¡n lodos.
LL"CIA ¡Ah! ¿Saben ust cdt•s ~ J\os ha caído «otra
ocupación».
IJ. Se~~.. ¿Pero hubni hueco para c.;a ocupació n'/
l. UCL\ ::ierá preciso hacér~rlo . Ha e ntrado en el
puerto un "Yacbt» de rccn!o, <¡ue dicerr que
es una 11wra' illa, y huy que 'isitarlo.
Ft:LIPE Será de algún inglés.
O nostA No sé. Pe ro es elegantís imo; al menos po1·
fuera.
IJ. S.l.L. llay muchas embarcac iones cmpases adas y
elegante s por fuera, que po•· dentro ... no
lo sorr tanto.
LUCIA Pues el «Yachtu lo es por dcntr·o ~· por
fuera.
OnoSIA h·á con nosotras Valenli11a a ,·erlo. Y u:.-
tcd tanrbión.
D. SAL. No sé si podré.
LUCIA No hay excusa. Ircnros lodos: usted taw-
bién, Felipe.
FtLIPE ~le tienen ustedes a sus órd~nes.
O rtOS lA P e ro hay que escoger un buen día. Ciclo
despejad o y mo.r trarrquilo, por·que a mí me
clan mucho miedo las olas.
D. SAL. ¡Hola, hola!
LUCIA Y a mí también. Cuando vienen tan blan-
das, tan 1llandas, y me cogen lodo el CLICr·
po, ¡ay qué miedo!... ¡ P ero C6 agradab le
al fin!
OROSIA Lle,·arcm os con nosotros a don Trifón, que
entiende mucho de cosas de la atmósfer a,
y de las nubes; y de los vicn los.
l<t:Lli'E Es ur1 gran me!eor·ologisla, conro si dijéJ·:r-
mos.
LUCIA Eso: cdos meteoros». Y él nos dirá. si v:uuoo
SQguras. Y lumbién n. do n C:rcsccnc io, que
es un grau chismógr afo.
D. S.1t. ¡ Chismógrnfo! ¿Y qué tiene que ver eso
con que el mar esté tranquilo o revuelto?
LUCIA Pues yo lo he oído decir. Una persona que
cnlicnde ruucho de ccterremotosu, ¿no se
llama chismógr afo, o chismólogo, o chismo-
logista? A mí m~ suena.

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\
,
1

14-
D. SAL. (¿ A c¡ué no te sonara a ti la cabeza? )
(Aparte .)
FELIPE Una cosa así es: useismologistau, qui ere
usted decir; porque .en griego useismo su
sign ifica terremo to.
l UCIA Eso es. uCbismesu o useismoou ¿qué más
da?
Un hombre que c uenta chismes del interior
de ln tierra : s i se oyen 1·uidos, si se muc-
\'e, si palpita, pues de eso sabe mucho don
Cresceucio.
¡Ya! Por eso don Trifón va siempre con lo.
cabeza levantad a, mirando a las nubes, y
don Crescen cio con la cabeza baja como
buscand o un rast ro. u:\hora lo compren do
todou.
ÜROSIA Yendo los dos no hay cuidado .
D. SAL. Claro esta. Ya no puede suceder nada ni
en el uciclou ni en la tierra s in que ustedes
se en tc •·en. Dond e podl'la su ceder algo de
que ustedes no se enterase n, es en el uin-
fierno ...
ÜROSIA Para eso le llevarnos a usted. Para que nos
ente re de lo que pasa en esas regiones.
0. SAL. Ya se enterar án ustedes cuando \'ayan.
ÜROSIA Pues nosotra s, ¿qué hacemo s ude malo"
para ir alla?
D. SAL. ¿Y qué hacen ustedes ude buenou para
no ir?
FELIPE Don Salustio es muy SC\'ero. (A Orosia y a
Lucía. )
ÜROSJA Ya lo ''Cmos. ¿Y qué diría si supiese que
anoche jugamo s en el Casino a los caba-
llitos?
L UCIA No tendría nada que decir, porque gana-
mos.
D. S.u.. No dirfa nada; porque mi generac ión fué
s iempre respetu osa co n las damas.
ÜROSIA Don Salust.io, nos ha so focado usted y qu i-
siéramo s quitarn os los sombrer os. Como no
est-á Va lentina, a usted acudimo s.
L UCIA ' Es verdad. Quitorn os los sombrei'OS y ane-
glarnoo las cabezas .

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r
1 - 15-

D. S.u.. ¿Arreglar las cabezas?... ¡Vamos allá! (COil


¡m~ci¡Jitación cómica.)
ÜROSIA P ero se va usted a molestar ...
o. S AL. No es molestia, es obra de caridad. Con que
yo les llevaré al gabinete de Valentina.
Ü IIOSIA Pues vamos. Hasta ahora, Felipe.
LUCIA ¿Almo1·za,rá usted con nosotros, l~el ipe?
o. SAl •. Si, se nora. Todos almorzaremos juntos. Y
tamb ién don Trifón y don Cresce ncio si lle·
gan a liempo. A ve r si en tre todos anc-
glamos el cielo y d ma r y las cabezas des-
comp uestas. P asen ... po.sen ... (Lie••ánrlolas
a la escalinata iLc subilLa.)
LUCIA Adiós, Felipe.
FELIPE Adiós ...
o. SAL. Vamos, doña Orosia ... pase usted, Lucía ...
ESCENA 111
FELIPE ; dc.fpués VALENTINA, con traje negro y
uwnto o m.antilLa : viene tle la iglesia y trat: 1m libro
de misa e11 la num o. L e ac011t1Ja11lt IW!t DO.VCE:r.T.:t
o ,1Mil DE LLA VI>$
De 1nal humor tenemos pa1·a lodo el día a
don Saluslio. No es s uave de ca1·áctcr ; pero
es muy bueno. Y panl. mf .. . pu 1·a mí ha s ido
un ángel. i Ay, mi V.alentinal Por don ::;a-
luslio no hay difi cu ltad. Pe1·o, ¿y por ti?
¡Dios mío, qué miedo me da d ~clararme !
Ella viene. Valor.
VALEN. Hola, Felipe. Buenos días. (A la rriatla,
quitándose ta. mantilla 11 ddmlole el libro y
la m.anlilta..) Lle,·c usted esto a mi cuarto.
(Sale la criada .)
FEI. IPE ¿Viene usted de la iglesia?
VAI.EN. Sí ; de ~llá \'engo.
FELJI't: ¿Y ha rezado usted por mi?
V AtEN. Por todas las personas a C]Ui~nes quiero
bien: y usted es una de ellas.
l<'&L!Pt: ¿E l uprimeron?
VAJ.t: N. (f)'iencto.) No le<; he dado unumeraciónn to-
davía. P ero no es usted de Jos últimos.
Ft:LJPE ¡Valenti na!... .
VAL&N. ¡Qué calor hace! ... ¿Decía usted? ...

© Biblioteca Nacional de España


- 16 -
FI:LII•E .Kada dije: pero tengo que decir mucho.
VALEN. ¿Ocur re .algo?
l~'EL.lPE A los demás , no sé. 1\ mi, sí: me ocurre
mucho .
¿Qué le pasa a tlsled? (Con mucho inte-
?·és.) ¿Algú n disgus to? Ya sabe usted que
de ,.e,·as lo sentirí a. Es usted una de las
person as a quiene s más apreci o. Despu és
de dou Salust io, que ha sido para mí como
un padre... ¿por qué no decirlo ?, es usted,
para mi, ucl prilllcron. (Otíndole la mano. )
!<'I:LIPI: Gracia s, Va lenlinn .
VALEN. Pues cuéutcn•c usted. t\le tiene usted im-
pnc irn t c.
He l ~alllad o .cou uon Salust io, de modo <1uc
estoy aulo1·izado por él. Este paso que doy
es el de un homb1·c honrad o y leal.
Vi\LI:N. No comprcudo.
FELLPE Usted es leal y franca : no finja usted. Us-
ted me compr ende, Valent ina. (Con ex¡n-e-
s·ióu y angus tia.) ·
VALEN. Ya ... ¿ Y si me C<luivoco? ¿Y s i le doy a
ust ed un disgus to sin necesi dad? ¿Y si me
pongo en ridículo?
FELil'E . ¡Valen tina! ... Antes de conoce r mi súpli-
ca, ¿ya la niega usted?
VALEN. Es tttmos h(l.blando de una maner a ... que no
nos entend emos.
FELTPE Ti ene usted ¡·azón. Valen tina, acabo de de-
cirle a don Salus tio, <¡ue la quiero a usted
con toda m i alma. Que mi dicha suprem a
seria que fuese usted mi esposa . ¡ i\li dicha
y mi orgull o! Ya sé que no lo merezco, pero
siemp re se pide más de lo que se merece.
VALEN. ¡Felip e! ...
FELIPE Rcspó ndame usted con franquc?.a.
VALEN. Me sorpre nd e tanto lo qu~ usted me dice ...
FELIPE La verdad .
VALEN. Tcnd r·é que repcti1· lo que antes dij e. Es
usted mi mejor amigo : es usted paro. mi, _
como un herma no: si necesi tara acudir a
alguie n, a usted acudir ía : por s u felicid ad
de usted, estoy dispue sta a grande s sacri-
ficios, y sus penas me duelen como pro-

© Biblioteca Nacional de España


-17-
pia.s ... Pero, Felipe, yo no... yo no he pen·
sado en casarm e. (AniuHí utlose ¡Jor grados. )
El watrilno nio, 111e lo hn dicho muchas ve-
ces dou !'nluslio , es un sac ramento ;;ublin1e
y pclig1·oso. Es dar más que I n vida: es
dar el uhua. T odo el presente, todo el l>Or-
venil·, quizá la vida sin lln de otra vida.
Y .'·o no puedo ligarm e con promesas, ui
puedo olentar a usted con es1>eranzas <1ue
ni pod.-ía cumplir , ni podría r eal izar. ¿ L~
ofende u usted mi franqueza.?
¿Ofeu dcm1 e? No, Val cut i na; pero me cau-
sa profuud a tristeza. ¿:-li la cspe•·anza me
deja usted? ¿Y si a fuerza de cariílo y de
constau cia con siguiese yo que usted me
c¡uisier·a? •
\'ALEX. !'>i es que le quiero a usted mucho.
FELIPE Entonces...
VM.EN. i Pero Cftsarnos, Felipe! .Jamás me había
ocuniclo est~ idea. ¿ Unil·me a un hombre
para siem pre? 1Oh! ya no soy una nitia,
y debo pensar con seri edad en cosas se-
rias. Don Sal ustio l o dice: una boda. no es
cosa el e juego. Ni es tawpoco unir dos cuer-
pos cou una cadena, como se unen dos p1·1'·
si dia ri os cncad<> nando l os grille tes. Es de
dos IJalllns hacer una so la hoguera,- de mo-
do que- sean siempre la misma luz, y el
mismo calor, y, al 1\11, lo misma ceniza.
Es fundir dos esplrilu s en uno sol o ; y yo
si ento mi espíritu umío., y desl igado de los
demás.
l'ELIPE i Qué nueles son sus palabra s de ust<>d,
Valentin a! Bien sé yo que no la merezco ,
c¡ue soy para usted mu.v poco, nada. Pero
mi an101' es muy grande, y un amor muy
grande consigu e mucho. l lsted es muy l'e-
ligioso, Valentin a, y sabe bien que, con ser
nosotr·os tan pequeños y ruin es, y con ser
Dios tnn grande, por el amor le hacemos
nuestro : pues asi asJ>iro yo a que usted
sea mfn.
VALEN. Si no to nsistc en se 1· grnnde ni pequeño, ni
consiste cu tucrecer tampoco. Fu era usted
2

'
.. © Biblioteca Nacional de España
- 18 -

el último de los hombrC6 y yo la más per-


fecta de las mujeres, pues como sintier a
' impulso de amor por usLed, le querria con
amor. Pero, por Dios, Felipe, dejemos aqui
esta conversación, que a usted le molest a
y a mf me obliga, por convencerle, a decir
cosas que no está bien que diga. Quedam os
buen06 amigos, y usted no me guarda ren-
cor, ¿verda d?
FELIPE Rencor, nunca. ¿Por c¡ué? La culpa es mía,
que no he sabido ganar ese corazón. Pero
no desisto , sép¡:¡.lo usted. La constan cia pue-
de mucho .
VALEN. Por Dios, Felipe, no diga usted eso. Yo pro-
bablem ente no me enamo raré nw1ca ni me
casaré nunca. Y usted va perdiendo con su
tenacid ad; porque temerosa yo de alentar
en usted esperan zas, c¡ue son imposibles,
.n o seré con usted tan expans iva ni tan ca-
rii'iosa. como quisiera. Convénzase usted, yo
soy una. mujer muy seca de corazón, muy
fría.
FELIPE Eso, no. Usted es un a lma apasion ada. Yo
sí, que soy un hombre prosaico, un honra-
dote vulgar, que no ha sabido herir su ima-
ginación de usled, c¡ue es toda fuego.
VALEN. ( P1'0CI.t1'lmdo echm·to a b1·omo.) ¡Lo acertó
usted! Si yo soy la mujer menos rom ánt ica
que vi ó la luz del astro esplendoroso. (Rien-
lLo .) ¿A qué nsp iro? '' despac hl'l.r mis <¡ue-
hacere s domésticos, o cumpli r mis deberes
religiosos, a vivir muchos arios con don Sa-
lustio, y por todo entrete nim iento, a oir.le
leer, por las noches, 1ibi'OS muy hermosos
que hablan de amor divino. Los oigo ador-
miladA. sin compl'endcrlos bien : pero me
llenan el primer -suei'lo de notas al egres o
tristes, siempr e muy dulces, y cuando se
me cierran los ojos del lodo, se me cionan
llenos de lágrim as, Yo 110 leo ,nada, ni pien-
so en nada, ni sé nada. Soy una criatur a
insusta ncial, que se morirá de vieja sin
habe r· s ido joven. Tenga tlSI<'d pacien cia,
unos pocos anos, y me vel'ú usted con pa-

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19-
patina blanca, uuleojos azules, un gato en
la faldn y haciendo calceta, y atrévase us-
l'ed a pedir entouccs la mano de sarmiento
de la arrugada Valentina.
FELIPE No quiero molestar a usted más. Dejemos
esta conversación.
¿Pero queda usted enojado? Mire usted,
que po r· nada de este mundo quiero percle•·
su amistad.
FELIPE 1\o la perderá usted.
VALfo:N. Pues deme usted la mano.
Ft:r. rPE ¿Puedo ser más feliz? (Con t1·iste ironfa.)
A pedir s u mano vine y usted me pide la
mía. (Oá11llole la mano.)
VAU:I'O. No sea usted rencoroso.
FELII••: Silencio, que ahí ,·ienen.
VALEN. . ¿Quiénes?
FEL IJ'I·: 01·osia y Lt1cla.
V .ILEN. i Ay, qué jaqueca!
FELIPE Ya se la dieron a don Salustio. Hoy al·
muerzan con ustedes.
VAt.t: N. Y usted también, ¿ 1·erdad?
FEI.II'F. También yo, s i usted lo desea.
VAtt:N. Lo deseo y lo ruego.

ESCENA IV
l'l l LBNTINA 11 F'!nlPE; OROSlA, LUCTA y DON
Sil r.uS'l'/0 ¡101· la escale1·a ele la d~recha.

VALEN. ¡Queridas !. .. (Saliéncloles al encuent1·o.)


ÜROSIA ¡Ya estás de vuelta, picarona! (Besándola .)
LUCIA Has de snber, <¡ue no te ecMbamo s de me·
nos. Don Saluslio y Felipe han estado muy
amables con nosotras.
D. SAL. Yo, sobre todo.
FELIPE No me quite uste d la primacla.
D. SAL. ¿Vamos adentro?
LUCIA No, 110: aquí, hasta la hora. de almorzar:
el aire libre despierta el apetito.
D. SAL. Como ustedes quieran. (Se van sentando.)
ÜROSIA ¿Sa.bcs? (A Valentina. ) Preparam os una ex-
pedición al uYachl>•.
VALEN. ¿A qué •<Yacht·•?

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- 20 -
LUCIA Al que entró anoche, ¿uo has reparado en
él? ¡Es bermosísituo! ¿Querrás venir?
VALEN. Ya lo creo. Si el mar es mi encanto. Siem-
pre el mismo y siempre distinto. 1Cuántas
olas se habrán formado durante s iglos y
siglos ! ¡Y cuántas e<>pu111as deshech;ts !· ¡Y
nunca acaban las olas ui acabRn nunca las
espumas !
()nOS lA Pues h ija, a mi todas rue par·ecen iguales.
Grandes o .pequeños, azules o verdes, ¿<Jué
:más da? Más variedad de telas y de colo~s
hay en una tienda, <1 ue en lotlos los mares
del mundo. ¡Las telas, las lelas si, que
cuando el tendero las cxticudc, forman on-
das bonitas! ¿Verdad, Felipe·?
FELIPE Eso ,.a en gustos.
Lt;CIA ¡.\ y! pues a mí para bañarme me gusta
mucho el mar. ¡Está tan manso, cuando
110 está alborotado!
D. SAL. (.47¡m·te. ) (¿Habló usted a Valentina?) ( A
Felipe.)
F•;L IPE (Sí, señor. )
D. .S.u.. (¿Y cómo se presc111a?)
Fe1.rPf. (Muy mal.)
D. SAl•• (¡Demonio de chica!)
VALF.N. (Que h(t estado hal!lando con Orosüt '!J !:.u-
cía.) ;. De modo que da su ¡JCJ'miso don Sa-
lustio?
ÜROSIA Sí, hija; y en cuanto uos enteremos de
quién es el ducilo, pido permiso y allá ,·a-
mos todos. Hasta don Trifón v don Crescen-
cio: ellos nos responden dei viento y del
mar.
VALF.N . ¿Y el uYachtu. dr ouién rs?
OnosrA No te digo que no lo sé lodav!e..
Lucr,, Será de a lgúu ruso o M algún inglés. Pero
yo supongo que serán muy finos y que nos
darán su correspondient e <d nnchu con jerez
y champagnc. El ujcrez ing!6su es el mejor.
VALEN. Eso es lo de menos.
LUCIA No, hija. Eso es lo principal. Pues si un
uYnchl» no sin'B ptu·u obsequiar a las da-
mas, ¿pat·a qué sirve? ¿Para dar tumbos
en el mar? ¡Valiente diversión! Y si un

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-21-
inglés rubiu 110 Sii'\'C para orreCCI'IIOS jerez
rubio, ¿para qué sin-e? ¡Valiente inglés!
FEUPE No se a[>ure usted: tendrá usted jerez.
LUCIA P ero de Londón.
FELIPE De Londón.
ÜIIOSlA 1\'l e [>aJ·ece que viene don Baudilio. Trae la
mu no en la cara y no le veo del todo, pero
debe ser él.
LUCIA 'J'rne•·á la jaqueca de -~ i clllprc.
ÜIIOS IA ¡Qué lástima de houlbrc 1 Si no lucra por
sus neuralgias l ...
D. SAl.. ¿Qué?
ÜIIOSIA Nada, que estada muy bueno.
ESCENA V
VALECO'lN:I , OROSl A, LUCI.I, IJOS St\LUSTTO y
l·'ELI1'E; DON B..t UDIL10, arrugando Utl Lado de la
cm·a !1 poniéndose la mano eu la sie11 .
D. BAU. ¿Permiten ustedes?
D. SAL. Adelante.
D. BAIJ. A los pies de usted, V.alcutinn. A Jos pies
de usted, Orosia.. A los pie.~ de us led, Lucia.
M·c parece que no hay m[\s sefloras. (M'1"U-
{JU1Hlo t.cmto eL /culo derecho que se te cíe-
na el ojo eLe este lado. 'l'iene q1te m.i,·a¡·
con eL ojo izquie1·rto todo (th·ededo,· 1Jara
ce1·ciorm·se de que no hCI!f más seiloras a
quien salwlar. )
VALEN. ¿Cómo se encuentra usted hoy, don Baudi-
lio? (Con dul~ttra.)
D. BAU. l\'laJ, bija; muy mal. Felices, don Salustio.
(Dándole la mano.) Felices, Felipe. (Lo
111ismo.) lile parece que no hay más seilo-
res. (El 11~ismo juego de antes.) No sé si
he saludado a lodos, porque no sé dónde
tengo la caber-a. Sí, creo que he saludado
o. lodos. ·
D. S AL. ¿ Cou c¡uc no se s iente ust ed bien?
D. BAU. No, seflo r·. Tengo este lado derecho de la
co.ra ¡tiran t-e ! ¡tirante! ¡lirant.e ! ¡Tengo
a.<¡uí una garra !
VAT, EN. Pobre don Baudilio. (11 0I'OSiCI.)
OnosrA Ya, ya. i Un hombre que podía ser tan fe-

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-22-
liz 1 Casi joven; casi bien parecido; muy
bueno y muy rico.
D. 13Au. ¿Y ustedes? Supongo que ustedes tendrán
neuralgia. Deben tenerla: el tiempo va a
cambiar.
D. SAL. Yo creo que voy a tenerla, si no es que ya
la tengo.
D. BAU. Lo. ten drá usted: la tendrá usted de fi jo. ¿Y
usted, dofía Orosia?
ÜROSIA Talllbién ba.y preludios.
D. 8.11.:. Pues la tendrá usted: pierda usted cuidado.
¿Y usted, Valentina ?
VALf.N. No; yo estoy buena a Dios gracias.
D. Uw. No hay que' finrse Valeu tina, pt·epárese us-
ted. El barómetro ha bajado : me lo ha di-
cho don Trifón. El seismógra fo está todo
tembloroso : me lo ha di cho don Crescen- ·
cío. Señores, no hay cuerpo que rooista es-
tos cambios. En su tiempo de usted no ha-
bía nelll·algias, don Saluslio, ¿ ,·erdad?
D. SAL. No, ser>or : esta es fruta contempo ránea del
telégrafo.
OnosrA Pero había j:lquecas, que da lo mismo.
D. BAU. No Itay que con fundirse, señores. Yo unas
veces tengo jaqueca y oh·as veces leugo
neuralgia, y aher·no. \ 'alenlina, ¿será us-
ted tan bue na que pida un Yaso de agua?
Voy a tomar el-t<lreer papelito de .anUpirina
(Lo saca deL bolsillo con mucho cuidado.}
VALEN. Sí, scflor. (1'oca un timb1·e.)
D. BAU. Pe rdone usted que la moleste, pero cuan-
do estoy así molesto a todo el mundo. ¡Dios·
m lo 1 yo tomo café, yo lomo té, yo tomo
bromuro,, yo torno antipirina ... ¡y .nada! ...
¡Ay 1 ¡ay! ... Ahora se ha pasado el dolor
al lado izquierdo. (Desarrug a eL lado de,·e-
clto y arruga el i;qu.ierdo, cerran.d.o casi
el ojo de este lado y apoyando !.a. mano en
La S'íen izquierrt.a. } Hemos cambiado de ga-
rra: pues esto, miren ustedes, esto des-
cansa.
CRIAD,\ ¿Llamaba n los seriares?
VAU:N. Traiga ust ed un vaso de agua.

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-23 -

D . .LJ.u:. Agu a sola. 1Eh! sola. No, sola no: connuna


cuch arilla. ¡Ah ! .. . adem ás, un terró de
azúc ar para toma rlo después.
Cru ,,o.~ Si, señor.
V. l:l.IU. ¿Y ust<Jd no tiene J1eur algia , Lucia ?
Ll"CI A No, seño r; lo que tengo es ham bre.
D. I~AU. Feliz usted. ¡Qué cara tan mala tiene !us-
ted, Felipe! ¡Ust ed la tiene ! ¡la. tiene
FELIP E Sí, sel1or ; y muy fuer te. :
V. BAU. E6 claro : todo el ·mundo. Esto consuelael
cons uela. (Ent ra la c1·iada con
digo , que
ar.)
va.to de agua , la cuch ar illa y el a:ú.c
bie de sitio el dolor . (Llev ando
el que éa.m Trai-
la man o al lado izqu ierdo de la cara .)
, jove n. (Tom a el agua y yJone eL
ga. usted
e ha blan do mien -
·va.to en una mes ita. Si¡¡u
h·as prC/J ara la antip irina .) ¡Ah 1 Don Sa.-
-
lustio, lcngo que darle a usted una notie
cia. ¿Sab e usted a. quién he visto? ¿Sab
-uste d quié n ha llega do?
D. SAL. Lo sabré , si usted lo dice.
Lo diré; pero agua rde usted a que se
dC6-
lJ. 13AU .
baga... a. que se mezcle...
.
D. SAL. Co11 calrna, don Baudilio : no .tengo prisali-
D. 8AU. Yo sí; porque aprie ta. ¿Tom aré dos pape
tos? ¿qué le parece a. usted, Vale ntina ?
VA~EN. ¿S ufre usted muc ho?
D. B.~u. Mucho, quer ida, mucho, Pues llegó anoc heo
cc una pcrso hau.. . y me la he .enco ntrad
l-
hoy ... disu elta ... (Jlim11do al vaso y revo
vien do et agua.)
D. S,\1., ¡Se la. ha enco ntrad o usted hoy disue lta ! ...
¡ hombr<J! .. .
o poco me-
D. B.r·. No: decí a que ya está disuelta,
nos, la antip irina .
...
D. SAL. ¡Ya.! ·¡nos habíamo s a larm ado! quién?
D. RAl'. Pues una persona. ¿No adivi na. usted
¡,1 don Salu stio. )
i-
V. SH. No adivino. (Don Baud ilio toma la antip
,·i ua .)
Le \'S. a sorp rend er a. usted... porq
ue esa
D. BAI '.
pe r·sona.. . osa pe r·son a... No me pasa de
anla .)
aquí ... (C.lev(lnlio la man o a la aa,·g
ÜHOS I.I ¿Tnn anlip ál ica es?

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- 24 -
D. BAu. l\o; lo decía por la amipi 1·ina. Llegó ano-
che en el uYachtu.
LUCIA ¿E l uYach tu trae carga0 1ento de anlipi -
rina?
0 . Bw . No, hij a, no. Dec ía que esta perso na llegó
ar.och e ~n su uYachlu. Porqu e el uYachlu
es suyo. ¿Q ui én lo creyer a?
LUC IA ¿ Conoce usted a l duefoo del uYach lu? ¡Qué
dicba !
D. BAU. Ya lo creo que le co nozco. Y nsted ta mbi én,
don Salus tio. Y usted debe acord arse de él;
porqu e cuand o eran ustede s niños, pasa-
ron j un tos alg un os veran os. (1l Val entina .)
P ues me siento mejor. ¿Le parec e a usted
que lome otro papeli to, Felipe ?
Homb re, espere usted el efec to del <1ue h :l.
tomad o.
VALEN. ¿Quié n ce esa person a, don Baudi lio?
L UC IA ¿Qu ién es el d ueflo del uYachlu?
O. BAU. Decid idame nte estoy mejor.
D. SAL. ¿Pe o·o aca-ba usted de deci r nos qu ién es·?
1). B AU. Su sobrin o de usted.
D. S.~L. ¡Leon cio!
V ALEN. ¡ Dios mío 1 ¡ Leoncio 1
D. B.w. Ni más, ni meno s. !lecho todo un señor ,
hecho un inglés . Con su uYachb• y algu-
nos mi llones . .E s dec ir, ayer los tenia; pero
como pasó la noche en el Casin o, no sé si
los tend rá hoy. ¿Con que les alegra la no-
licia?
ÜROSIA ::\Juch isimo , aunqu e no tenem os el gusto de
conoc er a s u sobri no de usted. (A don Sa-
!ust io.)
Lt:CI A ¡ Result~ que el dueño del uYachtu es so-
brin<i> de don Sal us li o ! 1Qué felicid ad 1
VALEN. E ramos muy pequel'ios cuand o yo le cono-
cí ; pero bien me acuer do de Leoncio, Leon-
cio .. . Leo ncio .. . 1Qué a legl'la !·... 1Volve r a
verle! Yo ten fa nue\'e aoos, él trece ... ¡ Có-
mo pasa el tiemp o ! .. .
D. BAU. Y a usted, ¿qu é efecto le produ ce la no ti -
cia.? (A don Salus tio.)
D. SAL. Un efecto p ésimo. Desag radab le : mu y d~s-

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- 25-
agradable: así como sueno. :\le ha dado
usted un gran disgusto.
)). 13AU. i\le lo figuraba. (Con nirr de triunfo.)
D. ~AL. i\luchas gracias.
D. 13At:. Se lo he dicho a usted, pnm que esté ust <'d
(>revenido.
Ü HOS IA Pem don Salus li o, ¿no le regoc ij a a usted
t·ecibir la visita de un aob t•i no? 1 y de u tt
sobrino rico, que no vendrá «n pedir» se-
guramente !
LUCIA 1Y que tiene un ccYacblu! Set'lo1·, un sobd-
110 con un ccYachlu de recrro, es casi un
hijo.
D. SAL. Si acosado por la desdicha, po1· una desdi-
cha inmet·ecida, acudie~c a mi puerta ccn.
pedi"'• le abriría mis brazos con carii'lo y
le recibiría, no como a sobrino, · como a
hijo. Pero siendo u lo <(Ue yo sé que es»; y
viniendo con ese ccYachtu que lea encanta.
a. ustedes y con muchos millones; ganados
seguramente, no sobre los c.vcrdes campos»
e u faenas agrícolas con el honrado sudor
del rostro, sino sobre uvcrrlca tnpctcs» co11
ma nos febt·iles; si pudiem Cl' tTarle esa vel·-
ja y sol!arle dos pet·t·os et c prcsn, ya es-
taría cotTiendo el cerrojo y desolando los
penos.
¿Tan malo se ha vuelto Leonc io? (Con w-
1'iosidacL y pena q~te uo oculta.)
o. SAL. ¡Ea! L-eoncio ea un perverso y un pen·er-
lido. Aunque sea mi sobrino, yo digo que
es un pen-erso. Aunque sea hijo de mi heJ·-
mana, no ha heredado nada de aquella san-
ta. Fué muy santa, pero f\)é muy débil y
ahí está el mal. La mala educación. Se de-
jan caer las riendas ¡>or gracia o gallardía
sobre el cuello del potro mal domado, y el
potro se desboca, y las l'iendas se despren-
den, ¡y detenga usled ul an ima l! No, se-
t1or; no, señor. Hasta <¡u c esté domado, do-
ble rienda, cabezón de sen ela, espuela vn-
c¡uera, lá1igo de desbravador y mucho pi-
cadero. Eso le hizo falla a Lconc io. Ya ...
es imposible.

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,.,
- 26 -
VALf;N. ¿Pero qué ha hecho?
D. SAL. Qué no ha hecho, pudieras preguntar.
ÜROSIA ¡Bah! Don Salustio es muy severo: cala-
Yeradas de joven.
LUCIA Yo estoy leyendo la vida de Byron y tam-
bién fué muy calavera. Eso 110 quita...
D. SAL. Eso quita muchas C060.S : sobre todo uquitau
llont·.a. y uponeu desbordamiento. Jugador
desa1inado y frenético ...
Pet·o gana. ¡Qué ¡luede usted echarle en
cara s i gana t
D. S,IL. (Le dirige una onimcLct terribLe.) Jugador
ft·enétíco, digo. Hoy millones: ayer n i cal-
derilla. ¡Por la mafíana upalacios!, por
la noche, el ubancon de una plaza pública
por alcoba.
VALEN. 1Si usted le corrigiese! ¡Puede usted tan-
lo! ¡Sus consejos son tan buenos 1 ¿Se
acuerda usted del carácter que yo tenía?
Pues usted me ha corregido mucho.
D. SAL. Hay fieras a las cuales 110 es posible co-
rregi r.
OnostA La fiet·eza s ien ta bien en el hombre.
D. 13w. Decididamente yo estoy mejor. (A FeLipe. )
F~LII'E Lo celebro.
D. ·S AL. ¡Y si no fuese más que jugadot·l Pero es
claro, casi siempre llene mucho dinero y
el oro que se cuaja en molde impw·os, en
impurezas se derrite. Leoncio tiene todos
los vicios : y cuando digo lodos ... digo lo-
dos, y no he de hacer la cuenta: de esas
cuentas el diablo se encarga.
VA~N. 1Qué cosas permite Dios! ¡Pobre Leoncio!
D. BAU. Del capítulo de mujeres se refieren cosas
horrorosas.
D. SAl.. Pues no tiene usted para qué r epetirlas si
son horrorosas, que lo sean.
D. B,\U. S i no las refiero. Pero tiene una lista de
a mores, seducciones, raptos, .adulterios ...
que ni Ja lista aquella de Lcporello.
D. SA L. 1Pues guárdese usted esa. ulistan, hombre
de Dios!, que con su neu a·a lgio. del diablo,
ni sabe usted lo que se dice, ni repara. Ql.I C
hay delante sefioras, señoritas y personas

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-27-
de respeto. Perdone usted, pero tengo los
nervios ...
D. BAl'. (Dirigiéndose triunfante a los dcm.<is.) ¡Ya
la tiene l ¡ya la tiene! ¡ya lc empieza la
neuralgia! S i lo dij e, scflor: lo dije. ¿Quie·
re usted un papelilo de onllpir·ina? (A don
Salustio .)
D. SA L. Muchas gJ'acias : no qu iero nada.
VALEN. Mudemos de conversación si le molesta a
usted hablar del pobre Lconcio, y confie·
mos en que Dios le traerá a l buen camino.
( Oi1'igiéndose a don Salustio.)
D. SAL. No, sellar; .sigamos hablando de Lconcio.
Si después de todo, esas corwersaciones ·s on
las que más agradan: si somos así. Se ba-
bia de cosas santas y ejemplares y todo el
mundo se aburre. Se revueh·cn miserias
humanas, crímenes o infamias, y se des·
pierta el interés. Hablemos de Leoncio. Al
fin y al cabo ha de vcHil' n esta casa, con
que bueno será que lodos ustedes le conoz·
can a fondo, que en nd cnso. n nadie se le
cngaüa.
ÜROS TA Ya tengo ganas de conocerle.
LUCIA ¡Ya! ¡ya! Pero será muy interesante Leon-
cio.
FELIPE La \'Crdad pura, es todo cuanto ha dicho
<Ion Saluslio; que alguHas noticias tengo
yo de ese mozo. Pero con todo lo que nos
ha dicho, en cuanto Leoncio se presente le
abre los brazos y se Je humedecen los ojos.
El es así.
VALEN. Al cabo es sangre suya, ¿qué <¡uiere usted
que llaga? (A Feli¡Je.)
D. SAL. · ¡Y.a. verán ustedes qué recibimiento!
VALEN. No, pues cuando era chico... era travieso,
y voluntarioso, y mal educado ... pero "su
corazón era bueno¡ muy buenon. Ya lo
creo.
D. SAL. No recuerdo nada bueno do osa criatura.
VALEN. Pues yo sí. (Con enerata.)
LUCIA Pues cuenta, cuenta.
ÜROSIA Hay que defender al pobre chico.

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- 28-
o. SAL. ( i Ya se interesan por él! ¡Ah! ¡las muje-
res, las mujeres!)
VAI.F.N. (COIIto 1·esumiendo sus recuerdos.) En su
casa de usted fué. (JI don Salustio.) Allá,
en el pueblo, un caserón muy grande y
muy antiguo : con tillOS retratoo muy vie-
jos... una «abadesa,. y ~1n uobispo» ... y
Leoncio siempre estaba arrastrando una
esca lera para subirse o. dar un bGso .a la
monja y a sacar m• ojo a l ob ispo. (Lo dice
sin sabe1· lo que dice, abedeciendo aL Te-
cuer·clo.)
0. SAL· ¡Qué tal! ¡Ya tenía trece m1os! (01'0sia y
L u-e la se 1·íen.)
VALEN. Sí, tiene usted razón, era muy malo, muy
malo. Todo el tiempo que estu\•imos jun-
tos no cesÓ de hacern1e llornr. Pero a ,·e-
ces... era muy bueno. Hay que dicirlo to-
do: al pecador hay que juzga1·le con im-
parcialidad.
FEI.li'E. ¿Pero usted es imparcial?
VAL~:N. ¿Yo? ... ¿Por qué no? ... Hace veinte a11os
que no lo he visto. Siempre he oído ha·blar
de él como de un monstruo : no le defen-
dc r·é por simpntia.
FEl.IPE Será por piedad ... por caridad crist iana.
VAU:N. Caridad : eso es. Con tocios debemos ser ca-
r·itativos, y más que con nadie, con los más
pobres y más míseroo. La miseria llagada,
que con los ojos ciegos, sin palo en que
apoyarse, ni lazarillo que le avise, ni pe-
rro que le guíe, va derecha, derecha al
abismo que el diablo le puso al lra,·és del
camino, algo merec<' de nosotros, que so-
mos sus hermanos.
FELIPE Muchos quisieran estar ciegos, si había de
ser usted el lazal'illo.
No he dicho que piense serlo ; que, en todo
caso, para mí lo necesito.
ÜROSl A Pe •·o di nos, di nos la. twen l urn ínfnnlil: to-
do ese drama liliputiense que nos has pro-
molido.
VAI.EN. Verán ustedes. Se habían marchado casi
todos de casa: 'llsled y mamá y la de Leon-

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-29 -
cio... (f)iri.J.Jiéltllose tt don Salusli o.) Se ha·
bían ustedes ido no sé adónde. Y Leoncio
y yo corríam os por los t>asill os, por las ga-
lerías, por el patio... ¡ Subhliii OS y bajúba ·
mos cieu 1·eces las escaler as!... ¡Sallam os
a l huerto y volvían•os a en trar! ... ¡Está·
ban•os muy content os !. .. ¡ Unas veces me
tiraba de la mano; otras n•e perseguía, y
casi siempr e me llevaba a caballo sobre sus
hombros, ago •·•·ítndome yo u su melena ne·
gra , romo si fuese una brida; y él cm pe-
fiado en que había de desbocarse!
n. s.,L. Pues se salió con la suya: se dcsboc6 .
VALEN. De cuando en cuando echaba un ciganil lo
y u1e echaba el bumo en la boca y cu los
ojos pn•·a hacerm e toser y llo rar... ¡Era
lllU\' di1•e rtido!
o. S~IL. ¡cigarr illos! ¿Qué tal?
ÜROSIA Sigue, sigue.
VALf:N. Cou que yo lOSÍl\ y ll oraba; ~· él se reía; y
·yo lliC reía también.
D. SAL. La risa del diablo es contag iosa.
VALEN. Oc prouto me echó al suelo de golpe ~- 111e
dijo: ce Val entona»... No me ll ama bu Va·
lentina , siuo Valent ona. cc\lalcntona, en-
tre los dos \'tunos a hacer una «Yalentía.n
Yo le 1niré es pantad a: sus valentí as me
daban miedo. El me tiró del lnazo v me
subió a un ruarlo muy grande del último
piso; una especie de desváll, dond e llr~bia
Jefia, y cuadro s, y tras tos vi ejos, y Lrapos,
y libros deshoja dos, y paja ... 1qué sé yo! ...
Y me dice Leoncio, luego que estuvimos
a rriba : uMira, Valen tona; vamos a coger
un ratón, qu e aquí hay mucho s; y le va-
mos a atar al rabo una carreti lla de pól·
vora, que esta m¡nian a compré cuatro o
cinco, y le vamos a pegar fuego a la ca·
.rretilla, y verás cómo se chamu sca y cómo
corre el ratón y qué saHos dan Al oh· yo
lo del ratón y la pólvora me puse a llorar
y a dar gritos y quise huir; pero ¡bueno
era él ! lile tapó la boca, me zamarr eó de
lo lindo')' me gritó al oído : u¡No te vas!

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-30 -
¡no le vas ! ¡aqui; Valenlona!u Yo, dán-
dole paladas y mordiscos y llorando con
llanto ahogado , y él sujetánd ome con todas
sus fuerzas, 1éramos dos fierecillas !
LUCIA 1Muy divertido! ¡muy diver tido ! ¿y qué
pasó?
VALEN. Pues a conclui r voy. Viendo Leoncio que
no podía hace1· las dos cosas al mismo
tiempo, coger .a l ratón y sujet...'\rme a mí,
fué, ¿y qué hizo? Se fué a la puerta, cerró
por dentro y liró la llave al palio. Después
se vino a mí y me dió un gritazo al oído:
" ¡Llora hasta que revi entes, chiquill a es-
túpida!» Y dejándome lirada en el suelo y
patalea ndo, urgó con un pa.lo en la lefia y
en la paja a ver si salla un ratón; pero
no salló ninguno . El se embel'l'cnchinó de
modo que daba miedo, y de miedo me callé.
Y al fln dijo con voz ronca: «Pues saldrás,
saldrás , condenado, yo haré <1ue salgas.»
Y sacando yesca, piedra y eslabón , echó
lumbre y le pegó fuego a una de las uca-
rretillasn, que se puso a dar saltos y true-
nos y a chispor rotear furiosa, con lo cual
Leoncio palmote aba y yo también , porque
aquello era muy divertido. No lo rué hasta
el fln, que se incendió la paja, y ardiero n
los cuadros , y se pegó fuego a la leña y se
armó una humare da y brotaro n unas lla-
mas que daba. horror. Yo empecé a dar gri-
tos otra vez, y Leoncio, asustad o de veras,
vino a m í, me cogió en brazoo, me apretó
mucho y me dijo en voz baja: uHemos pe-
gado ruego o. la casa, a. escapar nos, Valen-
lona ... Se fué tt la. pue1·ta, pero, claro, la
encontró cerrada , y .entonces me a pretó
más; y aun más bajito me dice: uNos va-
mos a tostar, chiquilla... Y yo a llorar, y
él: uNo llor es, que no te tostará;;; tú.» Miró
.alrededor, miJ•ó hacia arriba, y sobr·e la
puerta había una. ventana . Entonces me dió
un beso muy fuerte, me puso en alto, me
.empujó por las piernas hasta que me hizo
alcanza r la pal·te bajo. del marco, y dando

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- 31 -

salto s y empu jones , y ayud:~ncto yo, me


hizo pasar al otro lado. uAho ra, me grita ,
te coges .nlbordc, esth·a s los brazo s y le de-
jas C<ter.u Así Jo hice : me di u u buen po-
n·azo, pero ya estab a fuera .
D. SAL. Ya rue acuer do, ya me acuer do. Bueu s us-
lo nos distéi s.
¿Y echaa le a corre r?
(EIIlO CÍ01l( tda y CVOCI I/IdO <IQIW I! OS 1'('1'UC l'·
dos. ) No; no eché a corre r. ~le quedé pe-
gad ita a la puert a, grita ndo: «And a, Leon-
cio; anda , sube como yo; ven, ,·en Jli'On-
to.u Y él me conlo slaba medio ahog ado y
dand o saltos : «No puedo , no I>Uedo; no
tengo quien me empu je; ('Siá muy alto;
escó.paLc, escáp ate, Valen tona. u 1No, de es-
to no me olvid aré nunc a! Yo pegad a o la
pucr·ta, llamá ndole y lloran do: "¡Qu e se
quem a Leonc io !.. Y él: «Escá pate, escáp a-
te, que se a~rctt el fuego. u Y a lra vés de
la puert a me mand ó uun bcsou el pobre ci-
llo. No, no tenía el a lma Lconc io tan mala
como usted es dicen . Si deapu és le aband o-
nó Dios, le salva rá a l fin: que pecad ores
así quier e Dios para que en la puert a del
cielo dejen much os harap os y vistan mu-
cha luz.
D. SAL. (ill iránd ola y levan tándo se.) No sé si le
cerrCLrán lo. pu er·ta del ciclo; pero la de
esta verja ,·oy o. cerra rla por si acaso vie-
ne, para que nos deje almo rzar en paz.
(Se va a la vc1·ja 11 lct cic·r ra. ) Co n que
a
la mesa . !)eme usted el brazo , doña Oro-
s ia, que los (le mi tiemp o lltll1Ci l. olvid amos
lo que a las dama s se debe. Usted , don
Baud ilio, dele usted el brazo a Lucía , si es
que la neura lgia lo pex·miLe sor amab le.
Tú, (A Valen tina. ) dale el brazo a Felip e.
Y en mo.rc ha Lodos. ( ·p diriye n hacia la es-
calin ata y empic ;an <• svbh· .)

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-32 -

ESCE~A VI
VAL~N1'1 N. l , 0/IOS ltl , DUCDl, DON SA LUS'l,'JO,
F~LII'E !/VOS IJA UDIL / 0; LIWN CIO, deL Lado allá
de ta ve1·ja. Deon ciCJ toca la CCW!Ji atw de la
ve1·ja con
mucft ct enery la. m yntpo cte árbole s, arbus tos
¡·es octtlta la escali nalct tic modo qttc L eoncio
y flo-
>JO ve
a ua.die.
VALf.N . ( Octen iénllos e y d etc• 11 i.endo a F eli¡1e.) llan
llu111ado. (T ocios se c/.c /il•ueo ; puo ni ellos
/ 'CCII a /.t'OIIC io, 11i éS/C los !IC IOtnfJOCO. )
D. SAl•. Sení el diablo .
LuCIA (Asom ándose con curios illcul ¡JO!' entre l os
árbole s.) No: no tien e trazas de diablo , que
es 1nuy gallar d o. (15n ·voz baja.) Será el
dueiío del ccYuchtu: el del incen dio; el so-
brinito . Debe ser Lcouc io.
D. BA U. (A.somcínclos e tatnbi éu .) El mismo . Ya dije
yo que vendd a. (L eoncio t•ttelve a toca... )
D. S.lt.. El diablo cargu e con él.
LEONC IO (Sacn cliellll o la cmn¡¡ ana.) ¡ EI1! ...
¡Porte -
ro del infiern o! ... i Esto es un castill o en-
canta do! ... ¡Don Solus !io! ... ¿Vive aquí
don Salus tio!, o se han mu erto lodos'!
(S ttplica nle a clan Salus lio.) En la calle no
se puede dej ar. ( Las f1·es m.u.jer es m i.1·an
p or entre los tl!·bole .l.)
LEO!>CIO ¿Pero qué casa es esta? ... ¿Es un
cemen-
terio? ... ( He¡m'l 'atuto en las seti.om s 11 echñ:n.-
cLose a 1·ei'l·.) ¡Pero qué páj m·os t.an mono s
revolo tean entre los lu·bol es! ... (01·os ia 11
Lucía se 1·íen.) ¡ Y có mo ! 1·i nan ! . ..
D. SAL. ¡Por mi gusto ! ...
VALEN . No es posibl e dejarl e de ese modo. (Va con
dcci si6n a !a ve1·ja.)
LEONC IOAl fin pr esentó la casa su f e de vida. ¿Vi -
ve aquf. .. ? ¡Ah! ... ¡Seño rita!.. . ( 1Jesm -
b1'ién dos e. )
VAU:N . (Si.n abrir la ve t·ja.) ¿Qué deseaba usted?
LEONCIO Yo ... nada... SI; rompe r esta ver·ja.
VAL EN. No hay que r omper l a teniendo ¡l uel'ta.

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- 33 -
Lt.O.SCIO ¡ Pero no se abr·e!
\ '\t.EN. ¿A quién buscaba usted?
LEONCIO Antes, a uu don Salustio. ,\hora a un án-
gel.
\ '1\Lt-:N. Don Saluslio, aquí vii'C. El ángel, no.
LEONC IO Pues a don 1Salusti o; si no hay otro modo
de entrar.
VAt.t:N. ¿Su nombre de usted?
LF:oNC IO Dígale que está aq uí su sob r·ino.
V~u.t:N. Si ... Leo ucio...
LEONC IO ¿Sabe usted mi nonrbr<>?
VAI_.F.N. «rl ace ri empo". (A b1·e la ¡lllerta.)
l.f.ONCIO (En/rancio !/ mirtlnclolct co11 asombro, ml-
miracióu y curiosiclacl.) ¿De suerte, que us-
ted me conoce?
\ '\I.EN. Sí... le conocí «en otro tiempo".
LEO.SCIO (Jiil'álldola fijam.eut~. ) ¡Y ~·o tamhién!
\ 'AI...;N. No es posible que usted r ecuerde; han pa-
sado muchos atios.
LF.ONCIO (A in·ie!ldo .las bra:os. ) ¡ Valentona, a.br :'r-
zatuc!
\1,\ L"N. ( Rcfl·oced ien clo. ) ¡No! ...
n. SAL . ¡Eh! ¡poco a poco!
L"ONCIO ¡ Don Sal usti o ! ... ¡Vo11~u un abrazo! ... •
(lll»·a:ánclote. ) Auuque es usted muy gru -
r1ón, se le quiere. ('l'octos se acercan ¡Joco
a poco. )
D. S.IL. ¡Ya veremos 6i soy gnuión! (tii(JO conmo-
t>ido. )
LEONCIO Y ahora mande usted a Volenlína c1uc me
abrace.
D. S.IL. Eso no haré yo.
LEONCIO Pues l o haré yo. ¡Aquí 1... (Llamándola
con imperio.) ¡Aquí ! ... ¡ pronto, y a dar-
me 11n abrazo!
L l'C IA ¡Es simpá tico ! (A¡1m·t e a l os clemris.)
OnosrA ¡Mucho !
L EONCIO ¡ Vamos ! .. . ¡ a obedecer ! .
VALEN. Mandón y descor tés viene usted.
LEONCIO Y obediente te quiero.
VALI:N. A Dios y a don Salust io; a usted, no; que
usted no es uada mío.
Lf:ONCIO ¡So.v Leoncio! (Con tenwra.)
3

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- 34

VALEN. 1Y yo Valent ina! (Se adl.'lan ta y le da la


mano.)
LEoNCIO 1No, que sigues siendo VaJcnt onal... ¡mi
Valent ona! (T odos 1·fm y hablan entre sí.
Telón.)

FIN DtL ACTO PIIIMEM

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ACTO SEGUN D O
r.~ misma decoración del neto primero. Es de día.

ESCENA PRIMERA
OROSIA, sentada. DUCIA, paseándose.

Ll'CIA ¿ abes que tardan mucho?


ÜROSIA Los paseos de Valentina son muy largoo.
L UCIA Y acompañándola don Snluslio, más lar-
gos todavía. El buen selior es de plomo.
Onos lA De plomo el cuerpo y de plomo el alma.
Lt'CIA Pues se hace la.rde, muy larde. Vamos, yo
me conswno.
OnoSIA Esperemos otro poquito. Ellos tienen que
v.enir a a lmorza1·.
Pues mira tú, hoy resolvemos lo de la visi-
ta al «Yachtn. Hace un mes que llegó, y
será maJiana, será pasado, toda,•ía no he-
mos ido. ¡También Valentina tiene una cal-
ma! Cuando sea ,·ieja, que lo será, a pe-
sar de su ju\'entud de hoy y de su ponde-
rada hermosura, te digo que va a ser más
pesada que don Salustio. Todos loo días.
promete acompañarnos: se arregla todo,
se lo decimos a Leoncio, el pobre siempre
t.a.n amable : ucun.ndo ustedes quieran,
cuando ustedes dispongan : ¡qué mayor
hon1'il. para mi «acorazadoulu Y r esulta
que Valentina tiene que ir a la novena,
que don Salustio está doli ente, (Con af ec-
tación ¡l,·amát-ica.) que ella tiene neuralgia.
¿Has reparado? Desde qu e vino Leoncio se'
le han pegado a \'alenlina las neuralgias.
de don Baudilio. (lHendo.) '

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,

- 3ó-

OnOSIA Ya, ya lo habla notado.


LUCIA Y así pasan días y días; el mejor día le da
una. ventolera. a. Lconcio, leva anclt\S, da
vapor, y el uYachtu se nos pierde po1· el
horizonte. Apenas si tiene arranques y ca-
prichos uel sobrino de su tío». Es más in-
seguro que el tiempo.
ÜltOSbl Nnda, hoy se decide Valentina. Y si no,
var11os sotas. Seria una láslinw no 1·crlo.
Dicen que es una maravilla.
LUCIA Siendo de Lconcio, lo serú. El sabe hacer
las cosas e11 grnnde. Y diga lo que quiera
don Sal ustio, es muy bueno y na u y sim-
pático.
ÜIIOSH lln poco tronera: pero cuando tenga los
aoos de don a.luslio, ya sentani la cabeza.
Lucu i Y qué corazón 1
ÜIIOS IA ¡Y qué tal culo ! ·
LUCIA i Y qué -rico l
ÜJIOSIA ¡Claro; el que tiene un «Yacht» co•uo el
suyo!. .. Sólo el uYachl» es una fortuna.
i\lc dijo el otro día que tiene el «Yach!n pa-
ra pasar en él la c<luna tic miel», cua11do
se case. i Qué idea tan bon ita ! 1Casnrse, y
al mar!
Lucu ¡Casarse, y la mar! (Con entusiasm o.} Pues
o. mi me dijo que se iría a Ja. India con
su esposa, cuando la tu viera. Que cazarían
Ugres; qvc viajarían en elefantes, y que
estaba resuello a. comprar una. «pagoda>•
para veranear en ella. ¡Casarse y veranear
en una «pagoda>>! Esa debe ser la dicha.
sup•·ema. Es muy ocurrente Leon cio.
ÚltOSIA .Pero ~a.da día se le ocurre ona cosa distin-
W.. Porque a m1 me dijo que, en cunnt.o se
casase, habla de irse con su esposa al cen-
tro de Africa, a no sé qué u0asis». Y me
pintó e l viaje: i qué viaj e! La esposa en un
dromedari o; y él, cnrncolcan do alrededo r
del dromeda rio .v de la esposa, en uuna.
yegua del P•·ofela».
L UCIA ¡A~·. precioso! ¿Cómo serán las yeguas del
Profeta?
ÚIIOSIA No sé : sc1·án o nas yeguas muy hermosas.

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- 37
Ll. CIA 1Tiene u11a imaginación de fuego! ¡Por
eso le es anlipa\ico a don Salustio, que es
el hombre más prosáico!
ÜROSIA Claro : él prefiere leer, medio dormido
una obra de Fray Diego León.
LUCI A Me parece que es Fray LtliS de León.
OROS lA Lo mismo da. Don Salustio prefiere cual-
quier Jectura indigesta a cu¡·ucolear en una
yegua del PJ·ofe La..
LVCIA 1Bueno esta él para camcolear 1 Ni en una
yegun de alquiler.
ÜROSIA ¡Ahí viene el otro sabio, el otro hombre se-
sudo!
LUCIA Sí, Felipe. Con ese no iba yo aunque me
llevase en elefante a ver la ludia.
ÜROSIA Ni yo.
ESCENA I 1
OROSTA 11 f.UCJ,\; FELIPE, ¡Jor el {OtldO.
FF.LIPF. Felices, mis buenas amigos. ¿Están uste-
des esperando a que vuelvan de paseo?
O ROS lA Sí; estamos esperando .a Valentina; a ver
si decide cuándo ha de ser la visita al
«Yachtu.
Pues no tardarán. Como Valentina no está
-bueua, y como el médico le ha mandado
que dé paseos muy largos o. la orilla del
mar para calmar los nervios ... por eso. La
higiene es tiránica.
LUCIA ¿Y tisted, no les acompafla?
FELIPE Algunas veces : muy pocas. Valentina pre-
fiere la compai\ia de don Salustio.
LUCIA ·G usto es. Pues yo preferiría la de usted.
FELIPI! Es usted muy amable.
ÜROSIA ¿Y no les acompaña. alguuas veces T..eon-
cio?
FEL II' E No sé. Sí; .al princ ipio creo que se hizo el
encontr a-dizo; pero cambiaron de rumbo y
perdió la. pis ta. O no se atrevió .a nrrost rnr
el .enojo de s u tío.
LUCIA Pues Leoncio no se asusto. fácilmente.
FEI. II'F. ¡Quién sabe!
ÜROSIA ¿Y Valentina?

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- 38
F'ELIPE ¿Qué? ¿Valentina, qué? No comprendo la
pregunta.
ÜROSIA Quiero decir, si se asusta fácilmente. (Rien-
d.o con m.a.l.ic ia.)
Ft:LIPI:: ¿Y por qué ha de a.~ust.arsc?
ÜROSIA No es usted franco con nosotras.
F&LLPf: ¿Yo?
LUC IA ¿•Cree usted que vi vimos en el limbo?
F~LIPf: De ningún modo. Sé que viven ustedes en
un hotel.muy lindo, a la orilla del mar. Es
decir, casi no viven ustedes en él, porque
siempre están fuera.
ÜROSIA (Riendo.) ¡Una chilindrina!
F'Etw•: ¡Por Dios... no crean ustedes! ... Lo he di-
cho por decir algo . .\demás, el ,·erano se
ha hecho para tomar el aire.
ÜROSIA Si no nos incomodamos. La prueba es que
vamos a ser francas con usted. Estamos al
tanto ude la siluaciónu.
FELIPE ¿De qué situación?
ÜROSIA Vamos, está usted locamente enamorado de
Valenti na.
LUCIA Y tiene usted celos d<' Leoncio. Esta ues la.
situación».
No sé qué cont.esla1·. ¿Enamorado de Va-
lentina? ¿.A quién no enamom una muJer
tan .buena, tan pura, tan hermosa, tan mo-
desta? Resumen de todas las perfecciones,
encarnación de todos los ideales, símbolo
de todos los ímposiblcs. ¿Qué quieren us-
tedes que yo les diga? Se enamora uno de
todos los sueños de la imaginación, por
lejos que estén, por ina«esiblos que sean.
Cuanto más lejos, más enamoramiento,
cuanto más inaccesibles, más ansia por lle-
gar. De modo que yo no puedo decir otra
cosa, sin renegar de Valentina, o sin decla-
r.arme estatua de mármol y tonto de ca-
pirote.
L UC I,\ Ya ha. dicho usted bastante. ¡Si parece us·
ted galán de comedia!
ÜROSIA Eso es más que amor: es adoración.
F EI.II'€ ~tes adoración. Pero en cuanto a los ce-
los... (Protestando.)

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-39 -

LUC IA ¡También 1 ¡también!


Ft:LII'E En primer lugar, yo no tengo de1-echo a
estar celoso. Donde no hay corresponden-
cia, no hay derecho a tener celos. Yo no
tengo celos de que el sol derrame su luz
por todas parLes, porque el sol uno es miou.
¡Oh, si lo fuese 1 ¡si lo fuese, ya procura-
ría. .ahrazarlo bien, para. que toda su luz
y todo su calor quedase n en mil ¡ Además,
tener celos de Leoncio, es ultrajar a Va-
lentina 1 ¡Ella, la perfección humana , la
rectitud, la pureza, enamor arse de un .sér
.abyecto 1.• • (Detenié ndose.) No ; yo no debo
hablar mal de un hombre que no está de-
lante de mí. Nada diré. Pero no es Leoncio
el homb1·c de quien puede enamor arse Va-
lentina, sin dejar de ser Valentina.
ÜROSU ¡ Válgame Dios! ¡qué cosas dicen los hom-
bres!
J!'EI.IPE Pues, ¿qué dij e?
ÜROSIA ¡Que una muj er «·buenan no puede enamo-
rarse de un hombre ccma.lon! ¡De quien no
se enamor an es de los buenos, de los jui-
ciosos, de los a.rregladitos como usted 1
(Riendo .)
FELIPE Me parece...
ÜROSIA Me parece que discurre usted por cuenta
de don Salusl1 o. Ademá.s, Leoncio no es
un malvado. Tiene corazón.
Ft:LII'E Si le conoce usted mejor que yo, no digo
nada.
ÜROSIA No es que le conozca mejor; es que no le
miro con ojos de celoso.
Bueno, pues me equivoqué. Leoncio es un
lllodelo de delicadeza y de virtudes. Lo cual
no le ha impedido da1· u11 escándalo diario
desde que llegó. Hoy juega en el Casino el
ccYa.chtu, contra un inglés millonario y le
gana uuos millones . Ma11a.na licne un due-
lo. A la noche siguiente riñe a puftaladas,
en la choza de una pescadora, con no sé
qué amante celoso. Y así día por día. El
eterno modelo de todos los tenori os. Desde

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-40 -
la. princesa altiva a la que pesca en ruin
barea.
Onos r<~ Ya teucmos la de la ba rca, pero nos falta
la prin cesa alliv.a.
FELIPE Eso se q ueda para el di'Uina.
L UCIA ¡ Cou que enamoró a unCL pescadora! Pue6
yo no he sabido nada de esa ilistorla.
F ELII't: Perdóneme usted por haber sido el primero
que se ha atrevido a con tú I'SCia.
ÜROSIA Todo eso rué al principio. Después su con-
duela ha sido muy correcta y hasta heroi-
ca. Digo, ¡ cua11do salvó a aque llos pescado-
r·es! ¡ Bu rca por ba rca!. ..
A'hí tienen ustedes a Valenli11a y a don
Salustío. Cou permiso. (Sale JIOI' la ller·e-
cha.)

ESCEN.\ I I I
OIWSI A, LUCI,l, 1'.4 l.ENTI NA y DO.V SALUS TIO
OROS lA {Saliéndol.e.r al encuenh·o.) ¡ 13uen paseilo !
(11 Valentiua.) ¡Don Salusliol. ..
VALEN. S í; nrás largo que de eosiumbre.
D. SAL. ¡rSCll ora. ! ... ¡Sm1orit a!. .. {Salu dando a 01'0-
s·!ct 11 Luda. )
LUC IA Pero estás muy púli da.
VALEN. El viento fr·fo del mar. Seguimos por la
ot·illa un buen trecho y luego paseamos por
el muelle. (Se van sennwclo.)
D. S.\L. Se enrpcr16 ella. Yo quería. que diésemos la
vuell~ al cerro, potque a su amparo se pa-
sea más a gusto.
Yen do por donde usted querfa, sl el cerro
es a brigo del viento, también es pantalla
del mar. 1Y el mar esa la H her·moso ! 1Azul
osc uro, algo picado! ¡y todo él con borre-
guitos de plata ! ¡y se ve ta nlo ho rizonte !
OROSH S í, muy hermoso. Y desde el muelle, ¡cómo
luce el uYachln! ¡qué gallardamente se ba-
lancea!
VALEN. ¿\Sí? No reparé.
L UCIA Pues a eso venimos.
VALEN•. ¿A qué?
L'UCIA A que Valentina .repare en el uYachtn. (Con

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cierta intención.) Al menos, a que no se ol-
' 'ide de él, ni de su promesa.
OnOS lA Ya don Saluslio di ó su permiso hace un
mes. ¿No es verdad? (A dou Salustio.)
O. SA L.. Es verd~d .
OnoslA ¿Co n que no quier-es verlo?
VALEN. ¡Ya lo creo! ¡Es muy gallardo!
0HOSIA ¿Pues cuándo?
VAL"N. lloy mismo. Luego, a las cinco. (Con t·eso-
lución.)
Ll!CIA Ahora. son. las pr·isas. ll oy uo puede se1·:
tenemos <JUC avisar a LConcio, para que
lo tenga todo preparado. Será mai\ana :
¿quieres?
VALEN. Si ; mai\ana.
ÜROSIA Pero sin falla.
VAI..EN. Sin falla: promesa solemne.
D. SAl•. Hay que ver cómo está el mar: si se puede
ir sin p-eligro; el ccYachln est á muy afuera.
),\'CIA Yendo Leoncio, no Jmy cuidado.
O. SA L.. En el uYachtn, no; pe1·o hay que ir y vol-
ver en bot-e.
L11f.IA 1Qué impot·ta! Leoucio es todo un marino.
Ha dado pruebas.
OnoSIA ¿No se acuerda n ustcdrs de lo (JUe hizo en
la última galerna.?
LI 'CIA Fué un acto heroico. ¿No te acuerdas? (.4
Vaten tina. )
(Hablamlo má.~ 11am si, qur 71CU"a los de-
más y con anitnaci6n crecin1te.) Si, me
~cuerdo, sí; fué de esas cosas que no se
olvidan jamás. Si no es por él, se pierde
una barca. de pescadores. ¡ nlvó muchas
vidas!
D. S AL. Vayan 11. {!Uenta de otras muchas que ha
perdido.
VALP.N. Usted no lo vió como yo: yo le miraba des-
de la. pa.rte baja. do! cast illo con \mos ge-
melos.
D. SAL. Ya sé, ya sé: y.a lo rdicron los periódicos.
VAI. P.N. · No basta referi:rlo; no basta leerlo; habla
que ver aquello. ¡Cómo salió del puerto
Leonc io! i De cara a la tempestad! 1Desa-
til\ndola y escarncciéndola: era decirla:

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- 42 -
u¡ a mí, tú !u ¡No era el Lconcio del v1c1o,
del juego, de las pasiones ruines 1 Créame
usted, don tSalustio, estaba transfigurado.
Vosotras le visléis, ¿verdad? ¡Cómo pasó
Ja barra! 1<1ué firme en el timón ! ¡que
arrogante en la postura! ¡y en un boteci-
llo, qu e parecía una cáscara de nuez! ¡Una
y otra ola, rolas en espuma, le envolvían,
y al salir de la monlat1a liquida. saJía pu-
rificado 1 l\luchos hombres honradísimos se
dollan de los náufragos y casi lloraban,
pero udesde la orillan. Leoncio, no lloraba:
dos o tres veces sonrió .apretando los dien-
tes- ¡ pero uen la barrau, sobre el abismo,
hacia la barra! ¡Los ·hombres in tacha,bles,
en usegurou; él, el vicioso, el tronera, el
perdido, u perdido esta vez entre las olas»!
¡Ah! que en aquel momento, Dios dejaba
a los hombres serios y juiciosos en la pla-
ya y se iba mar adentro a besar con .ráfa-
gas de huracán, húmedas de agua. salobre,
la frcnto de aquel sublime pecador! ¡Sí;
quiero ir al uY.achtu! (Se d.etiene asustada
de stt ¡n·opio entusias11U} y se ¡1asa las 1M-
nos ¡Jor la frente como ¡1a!'a espantm· aque-
llas ideas.) .
ÜROSIA Claro; hay que ver el uYachtu.
LUCIA Y al héroe del uY.achtu, ¿verdad, querida?
(A Valentina.)
V.4LilN. ¿Por qué no?
D. S.4L. (Con disau.slo.) Hay que ver qué tiempo
tenemos.
VALEN. Si hace mal tiempo, mejor; yo voy de todas
maneras. (Enojada y 1·esu.eUa.)
D. SAL . Mayor ·de edad eres. ( En tono de ?·ep?·oc/te .)
VALEN. ( Cariiiosa 11 humilde.) No se ofenda usted.
Yo •haré lo que usted disponga.
ÜROS!A No nos anticipemos a los sucesos. Se con-
sulto, ante todo, con don Tritón y don
Crescencio.
LUCIA Les encontramos en el muelle, y dijeron:
uVamos aJláu.
D. SAL. Y aqu! vienen.

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- 43 -

ESCENA IV
VALE.VTINA, OROSIA, LUCIA. nOS S.ILUS1'10,
DON TRIFON y TJO.V CRESCENCLO .. \ t•an:an ten-
tam,cnlc cogidos det bra;o, Ambos tie~~rn os¡¡cclo de
sabios. Don T1'i[ón con quevedo-~. y con ntr¿cha fl·e-
cuencia mira hacia arri.ba. JJ on Cn·.scencio usa an-
teojos d.e oro, y st¿ete mira r hacia a.l!ajo. Dichas ac-
titucles 1na1·can dos tipos, ¡¡ero siu exa{lel·ación y
sin que se convie>·tan en caricaltll'aS.

(Riendo.) i Observa cómo vienen! El uno


mirando siempre hacia arriba, y el otro
mirando siempre hacia abajo. Son dos sa-
bios muy originales. El sabio del Zénit, y
el sabio del !\adir, como dice Lconcio.
ÜROSIA Y serían dos maridos excelentes en el Ecua-
dor.
D. SAL. Opino lo contrario. Porque si el uno se pa-
sa la existencia mira ndo a lus estrellas y
.el otro mirando a las hor·migns, nunca le
mirarán la cara a una mujer.
ÜAOS IA ¿Y qué?
D. SAL. Que si la tiene buena, eso pienJc.
ÜAOS IA Y si la tiene mala, eso gano.
D. S,IL. El hombre debe mirar siempre a su nivel,
porque si no ... (Al entrar clou Tl'ifón tt·o·
pieza en un l¡anco; te so.sticne clon Cres-
cencio. Esto sin exagerací6u.)
D. TRIF. Demonio de banco, siempre me sa.le al pa-
so. Si no es por usted, 1·eugo a tierra. Gra-
cias, don Crescencio. Sct1or<'S ... don Salus-
lio, siempre suyo; Valentina .. .
D. CRES. A ustedes ya les hemos sal udado antes .. .
(A 01·osia y Lucí.a..) Pt·l'ciosa Valentina .. .
Respetable don Salustio...
D. SAL. ¿Qué tal?
l). TRtF. ¿Pregurll.a usted por nosot ros, o pregunta
usted por el tiempo?
D. SAl.. AnLc todo, por ustedes.
D. TRTF. Gracias; yo, muy bueno.
D. CRES. Yo ·Creo que .estoy bueno; pero la verdad
es, que tan ocupado andtt\'C, que ni he po-

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dido fijarme on el estado de mi salud. (Son-
?'iendio.)
ÜROSIA Ya sabemo s que están ustedes buenos y lo
celebramos. Y el lien1p0, ¿qué tal?
D. TnJF. No sé qué le diga a usted. ¿Verdad , don
Cresceucio?
D. CRES. H ay nJUcho que dec.ir, amigo don Trifón.
LUCIA Pues si ustedes no lo saben, ¿quién va a
sa berlo?
O. TRIF. El baróme tro oscila; el termómetro osci-
la; el higróme tro oscila; el aneuóm etro
oscila.
D. CRES. Y el scismóg rafo palpita.
o. TRIF. Y así estamos. ¿Verdad, don Crescencio?
D. CRES. Así estamos. Pero, ¿cómo estarem os ma-
ñana?
D. SAl.. Eso quiero saber; cómo estarem os maña-
na. ¿Tendre mos buen tiempo o mal tiem-
po? He aquí lo práctico, y déjense ustedes
de oscil nciones.
ÜROSIA ¿Tendre mos galerna ?
L UCIA ¿Podrem os ir al «Yachtu?
0. TRIF. Al «Yachtu, siempre puede irse. Digo, a no
ser en un caso extremo, en cuyo caso ex-
tremo no podría irse.
D. CREs. ¡A que Valenli na se atreve, aún en esos ca-
sos ext remos!
VALEN. Sí, me !üt·evo: digan lo que quiera el baró-
metro y el termómetro, y todos esos ins-
trument os complicados.
D. TnlF. ¡Protesto! Complicados, no.
VALEN. Bueno, tan incomp rensible s.
D. CRES. ¡Protesto a mi vez ! Incomp •·ensibles, tam-
poco.
D. SAL. .Seilor, en mi ti empo todos esos mecanis -
mos eran más sencilloo , más compren sibles
y más seguros. Yo recuerd o que, cuando
era niño, <habla en mi casa, y mi padre
tenía en su despacho y en sitio preferente,
un venerab le «fraile de cnrt.ónu con su ca-
pucha móvil, que era un encanto . ¿Se le
calaba la capucha ? uMal tiempou. ¿Deja-
ba caer la capucha con desahogo? «B uen
tiempo". Y no marraba . el demonio del fl'Oi-

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le de cartón . ¡Ay 1 ¡lo qur he dicho ! Ui os
y el reverendo me perdoneu. Pero no ma·
rraba .
u. cn~:s.Ya mana ría. el fraile tLiguntt vez.
D. TRIF. La infanc ia de la cienci a coiuci diend o con
su propia infanc ia de usted, don Salustio.
ÜROSIA ¿Pero podremos ir lllalla na al uYachtn?
Esta es mi pregu nta.
D. T RI!'. ¿Quién lo duda ? Vc1·dad es, c¡ue por el
ca-
ble se ha anunc iado ciclón .; pero probable·
mente no llegar á utan pronlon. ¿Qué opina
ust.ed, don ·Crescencio?
D. Cn~s. Que no Cl'CO que llegue u tan pronlon. t\ llll·
que a ' 'E'ces use adelan tann. Ya lo sabe us·
ted, don Trifón.
D. TRI F. Pero otros veces use atrasa nu. Dema siado
lo sabe usted, don Crescencio.
D. CRt:s. <Claro está : como qu e a veces ccno llegan
nuuca u ; se desha cen en el camino.
D. TRrF. Y otras \'CCCS llegan sin previo anunc io: /

se forman en el camiu o.
D. CRES. Justa men te.
D. TRI F. Precisamen te. 1Ah! Uon Salustio, laaf cien-
cia es algo. (Todo esto 1/ich o sin ecta-
cióll.)
D. SAL. P ero este ciclóu, ¿llega rá mniiana, o no
llegará.?
D. TRI F. ¿Y qué impor ta? Que llegue o que no lle·
guc, es to 110 ¡tltcra la ley general. Es un
caso aislado.
D. SAL. Pero es precis amente un ueslro casou. (Irri.
tad.o.) (¡Demonios de sabios 1)
ÜROSIA El que nos interesa : los demás casos, ¿qué
nos impor tan?
LUCIA ¡En.! yo voy. ¿Y tú? (A l'alen tina.)
VALEN. Yo también. Y a la gracia. de Dios.
D. SAL. En ella. estemos lodos.
ÜROSIA Pues vamos a dar la notici a a Leoncio. Oc
segur o está en el Casino. Prefiero ha-blar
con él, a escrib irle. ¿Vamos? ·
Lucu ·Si; vam06 al Casino.
ÜROSIA Acompár1cnnos ustedes. (A don Tri{ón y
(Um C1·esc rncio. )
D. TRI F. Con mucho gusto, qu erida Or·osia.

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LUCIA Y usted también ; y por el camino me ex-
plica usted esas palpitac iones terrestre s.
D. CRES. Ya lo creo que le explicar é a usted ... i Ah l
¡la palpitac ión! ...
ÜROSIA Vémos a Leoncio, y volvemos en seguida
con él, para tljar la hora. Con que hasta
muy pronto.
LUCIA Hasta luego, don 1Salustio , Valenti na, ¡que
no te arrepien tas! Noso tras vamos maña-
na, aunque don Tritón nos traiga un ci-
clón.
V.~LEN. No me arrepien to: cou ciclón y lodo, allá.
D. TntF. (:lli1·a,.clo httcia m·riba aL salir: va al lacio
ele 01'osia.) ~le parece ... me parece... Aque-
lla nube ... Don Crescencio, cambio de vien-
to... . ~i con aquel pico tropieza aquella nu-
be... me parece...
ÜROSIA ~le parece, que quien va a tropeza r con el
banco otra vez, es don Trifón.
D. Tnu'. 1 Ay 1... es verdad. Gracias , Orosia. ¡De-
monio de banco! Siempre me sale al paso.
LUCIA ¿Qué mira usted? (.-1 don Crescencio, que
va mü·awto at sueto.)
D. CHES. ¡Miro y no veo w1os piccecitosl ¡Palpita -
ciones ter-restr es! (Salen los cuatro hablan-
do y riendo.)

ESCENA V
Vd.LENTJS.-1 y DON SALUST /0
Voy a mi cuarto: el viento del mar me ha
puesto nerviosa .
D. SAL. Espera un poco. Quisier a que habláse mos.
Pero si te sientes mala ...
No : cansancio. P ero lo mismo descans aré
aquí que arriba. ¿De qué deseaba usted
hablarm e? (Se lleja caa eu tt11a silla o <m
una m.ececlol'Q. )
D. SAl.. De muohas cosas.
V.~LEN. Usted dirá.
D. SAL. ¿Vas maiiana a! ccYacbln?
VALEN. He dado mi palabra . i\Jejor dicho: la di
hace un mes. El no ir sería una Informa -
lidad: un · desaire a esas señoras . Y verda-

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- 47 -

derame nte no hay motivo. Son buenas, so n


cari ilosas, son amables .
D. S~L. No Jo digo por ellas. Son insustan ciales, li-
ger.as, giran como veletas a todos los vien-
tos, pero no son malas.
V AL.EN. ¿Pues entonces?
0. S~t. Si el uYachtn fuese de un inglés, de un t·u-
so, de una persona desconocida, poco im-
portaba que fueses. No iría yo, porque es-
t<~s lujos modern os, en ~ierra y en mar me
repugna n. Camari nes de palo S.."Lnto y raso
entre las ol.as, alfombr as, tapices, pianos ;
todas estas coquete rías en la inmensi dad
salobre, son un escarnio de lo ridícula -
mente fútil a lo infinito de los mares de
Dios. Entre damisel as, lo muelle y· lo are-
minado ; en el mar, como en el mar. Ma-
dera robusta, alquitr án y brea, cordcla je
de cáiiamo y fuertes lonas tendidas, co111o
oalas .abierta s de inmensa ave marina : es-
lo, esto es lo propio.
VALEN. ¿ Decla usted que si fuese de un inglés o
de un ruso?
D. SAL. ¡Ah! sí ; es verdad: eso decía, sino <¡ ue a
mi se me va el santo al ciclo. Pero eso
decía.
Pues siendo de Leoncio, de su sobrino de
usted ... tanto mejor. ·
D. SAL. Tanto peor.
V~EN. ¿Por qué?
D. SAl •. Te Jo he di cho muchas veces. Leoncio es
·un ser envilecido. Tiene algo de la fi era y
algo del mono. Hoy es grande como Sa-
tán; mañana será grotesco como u.n saltim-
banqui. Leoncio mancha : ea, mancha ; lo
digo a unque sea mi sobrino.
VALEN •• Cuando se juega la vida por salvar pobres
pescado res, ni es Satán, ni es saltimb an-
. qui. Además, yo no voy a verle .a él, voy a
ver el uYacht».
D. SAL. Pero él estará a.llí, haciend o los honores de
su flotante palacio y tendrás que verle.
VALEN. T.ambién le veo aquí: usted le admite en
su casa. ·

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D. S.IL. )luy pocas ' eces: de eUu le eché cuando
etupez6 a dar escándalos. ¡Aquellos escán-
dalos! ¿te acuerdas?
Sí. ¡Qué repugnancia! ¡qué hombre! (Tris-
te !1 11ensativa.)
]). S.IL. P.ero salvó a los náufragos: fué el héroe
del día: y entró uqul como conquistador.
Vino, me díó ·un ab razo, 111 0 elijo : u Vengo
como nuevo, que el agua .salr~da me Jim pió
de miserias." ¿Y q ué hab!CL de hacer? Ese
tun ante e jerce la fascinac ión del diablo.
Hay que hacerle la cruz, sin dejar que se
ace.-c¡ue.
VALEN. Pues se le hace la cruz. Si lodo en él es
diabólico, huirá. Si hay en él algo divino,
se acet·cará a la cruz y no hay miedo.
D. S.IL. Ta.pándQSe la cara se aceren a nosotros a
veces el uenemigo malon, aunque le haga-
mos Ja cruz.
VALEN. Será como usted dice; pero ya no puedo
negarme. Además, soutos n)uchos: Orosia,
Lucía, don Trifón, dou Crescencio, don
Baudilio, haretnos que vaya Felipe... Soy
··u u a entre tantos: nadi e lo extntt1 at·á.
D. ~.u.. ¿Tanta gente necesitas l>Cll'a que le pro(A)ja
contra Leoncio? (Eu voz b(lja 11 con seve-
1'idad.)
V AU:N. ¿ A mí? (Con asombi'O {in!Jido.)
D. SAL. ¿Quieres que hab lemos franco. y lealmente?
VALEN. ¿Sobre qué? (Con temor receloso.)
D. SAL. Sobre Leoncio.
V ALEN. ¿No hemoo hablado bastante? ¿Por qué
más?
D. SAL. ¡Ea! lo digo. Porque está enamorado de ti.
VALEN. ¿De mí? ... ¿El?... ¿Leoncio? (Todo su (lsom.
b!'o es fa:lso. )
D. •SAL.Es decir, enamorado COitlO él se e namora.
· No éreas que se trata de un amor puro,
de un amo r 1¡ue redime. No:- ,(t'J no le re-
dimes a él.
(Som·iendo cO'lt ex-¡nesióu de rlttc/(1. ) ¡Qué
cosas dice ust.ed!
D. SAL. Valentina, siempre fuiste franca con migo.
Nunca tu pensamien to huyó de mí. Y es

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que tu J>ensami cnto er a crista l por l o puro,
y el cristal, todo él, se dej a penetrar por la
luz. ¿Se ha r nturbiado ese cr·istal? Val en-
tiua, ¿n o sabt's que L eo ncio l e nnm?
(Con resolnción.) Sí; lo sé: me lo ha dicho ;
me ha csc r·ito.
D. SAL. ¿Y sus carlas?
, . \tt::-;. O las he roto o las he devuelto sin leerlas..
D. .IL. ¿Todas?
V ,\Lf.N. ( /Jajando la cabc:a.. ) ;\lenos una.
D. S.I L. ¿La ú ltimn o la primer a?
VALEN. ( En voz baja. ) La ultima. (Pausa.)
o. s.,L. Valeni in a, lrijn mía, para los sc r·es m•\s
pe r·fectos v más pu •·os, llega u11 momento
y
de cri sis de cclenLac ión ". Quiso osai Lar l a
tentació11 a l llijo de Dios, i pan~ que no
nos asalte a nosotros! No me en ganes, que
a li te engni1as; no rechaces mi consejo,
que lo necesitas; he sido u n padre para ti,
pues seguiré sién dolo. Vamos, Valentina,
¿qué sientes por Leoucio?
V ALEN. ¡Todo r uonto ¡>u cdc seuli r un co r·azórl de
muj er ! ¡Le quiero mucho, rHuchlsim o ! Jl.e
quiero de tll r f~ maner·a insensata! 1 Eso
si ento ! (ll cr rcá11do.~e a éL 11 casi aL oítto.)
'lJ. SAL. i Ay , Dios mío, qué desgracia tan gr·ande!
VAL~N. ¿Por qué le quicr·o? No lo sé. E l no es dig-
no de mi ca riilo. El me quiere como ha
querido a lnnlas. Soy para él una m ujer
más: un capricho; quizá u n recuerdo: la
Valentona que lloraba en sus brazos. Y es-
tas mernor·ia.s dan cierta novedad n-su amor
y le pr·eslan lo. l ejana pureza de la nh1ez.
Por eso cree {[Ue me quier e como no ha
quer ido n ur1 co. El, de buena re lo imagina,
per o ya sé qu e uo es verd.ad.
D. SA~. PuC6 si estás convencida de que no es ver-
dad, ¿por qué le interesa ese desdichado?
VALEN. Qué sé yo. Quizá por eso: porque es desdi-
chado. No: aunque no lo fuese, le querría:
no he de engar1arrne a mí mismn. Yo no
puedo explirar·me esto qu e m e pasa. Es es-
tar a la oriHn del mar y seutir que l a in-
mensid ad tOl'ltlt'Hiosa me llama a si. Es
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-50-
querer luchar constantemente y ser cons-
tantemente Yencida. Es 11uerc•· despreciar-
le y es amarle cada ,·ez más. ¡Si viera us-
ted cuánto he rewdo para <IUC Dios se
lleYe estos pensamicu tos! ¡Noches enteras
en o1·ación! Y cuando ncn iosu, febril, des-
espera da, me arrojE<bl< del lecho med io des-
nuda y me ponítt de rodillos a Mgu ir mi
rezo, pensaba oír la voz du lce y burlon::t de
Leoncio, diciénclon1e: nTIÍ )lutt•, Va lentona,
que le en fríus.» Y pcnl>:tlldo que él 111e es-
taba Yiendo, me nwtin otn• vez apresura-
damente en la callla, '"~ lrt)lflba la cabeza
con la colcha y n•zaba <'" \07. muy alta
para no oír aquella \OZ caril)osa y burlona:
nTápate, \ 'alentoua, ((tlt' l(' nfrlas.»
D. SAl•. ¡Hija, hija... no hay lllllS que un recurso:
tierra por medio! .\lnitnlHI 111ismo, sin avi-
St<r a nadie, nos marchamos.
VALEN. Tien e usted razóu, nos 111nrchnmos. P ero ...
mallana, uo; pasado IIIHl)nrln.
D. S AL. No, eso no. Hoy IIIÍSIIIO, I'Sln 1ard e.
V ÁJ.t:N . No puede se•· : antes he el e i•· ni nYa clt tu; lo
sabe todo el nn111do; .v prl'sumi •·ía r.eoncio
que le tento. Yo no le temo a él: en todo
caso, me temel'ia a tllf mi snw : y a mí no
me temo tampoco. Yo siC HlfH' ' haré lo <tue
deba. ;\1e caeré muerta dL' dulot·; me des-
haré en lágrimas a •uis solas; pero Valen-
tina, es \'alentona, como decía ese misera-
ble de Lconcio.
D. SAL•• Eso es orgullo, y el orgullo es pecado, y los
orgullosos se desploman. llija, no se pue-
de tener orgullo cu nada, ni siquiera en
la virtud.
No, 110 me co•welll'l' u siNI : no me com pren-
ele usted . D~n Salus tio, yo creo que haría
muy ma l huyendo de t.conrio. (Cou mcevo
ar..anque y · va:ria111i o ({e i1tea. )
n: S Al• . ¡Ya le arrepientes, drsdiciHHin, de haberle
arrepen lid o !
VALt:N. No es ese. Compré11dttntr usted. Cuando
más peligro corro; (fin t•O; baja.) cuando
más combatida mé ~ icn lo; c~umdo soy más

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-5 1 -

débil ; cuando nr ús le a mo, es cna rrdo cccst<i.


él lejosu y ccyo estoy» sola. Cuando está a
mi Indo ese hombre, qu isiera lCJ)er un lá-
tigo para sacud ir le el rostro, o. ver si se
le caía la careta ; ¡para sacudirle el cuer-
po de podr·edumbre y de polilla! ¡Oh! 1En-
tonces sl que necesito todo el a111or qu~ le
tengo para no odiarle! Todo lo que me di-
ce, me parece mentira; todo cuanto ha ce,
engario; y su sonrisa cariiiosn, mueca de
bul'la. i Oh! 1Si yo le tuviera sicn,pre jun-
to a nrí, me había salvado! ¡Tene rle, sí;
tenerle s iempre j unto a mí! (Con an$ia de
amo1·, ltttllr¡tll' ella dice y ¡1icnsa qtw es
para olliad e.)
O. S,u .. i Valentina ! ...
VALEN. i P ara abo rTeccrlc, para conseguir abone-
cerle, para eso!
D. SAL ¡Astucias de la pasión y at1agazas del dia-
blo son esas, Valentina!
VALEN. No lo eren usted; yo sé lo que me digo. )'o
a quien temo no es a él: es al Leoncio de
mis ensuel1os y de mis vigHias. Es nl I.eon-
cio pur ifi cado por la dislaltcia. Al que lu-
cha con el ma r, cuando todos rclrocNlen
cobardes, Felipe en tre ellos, y a rranca hom-
bres a las olns. Es al Leoncio, que daría
su vida por mí, si se la pidiese. Es al T.eon-
cio, todo corazón, que me sahó drl fuego
cuando nifla, diciéndome: "¡ Escá¡>rrte, \'a-
lentona!» y mandándome un beso a trnYés
de la. puerta! ¡Ese beso, cuando me lo dió,
era un beso chic¡u it ito, como ninoo que éra-
mos. Despt~ és ha crecido, a medida que
crecía él y c¡ue crecía. yo, y hoy es tan gran-
de como mí alma y la está. be~an<lo toda
ella!
o. SAL. ¡Valentina 1
VALEN. ¡>:o sabe usted lo que sufro, y lo que gozo.
con sufrir! No diri usted que no so,· frauca .
o. SAL. L{) que digo es que haces esfuerzo!! deses-
pera dos pnrn engarrar a tu co nciencia co n
sofismas de tu imagi nación y de ttl pas ión
desastrosa. El debCI· no tien e mfls qnr u n

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1

- ')2-
camino: áspero, pero recto. ¿Le quieresr
¿Es una. infamia. quererle? Pues huye, no
quiero mentiras, ni argucias, ni pamplinas
románt.icas. (Pequefúl ¡¡ausa.) Si soy muy
duro con ligo, ~s que le quiero muy de veras.
VALEN. Lo sé. Pero Leoncio no es Ull miserable co-
mo usted dice.
D. S.IJ-. ¿Ya le defiendes?
VALEN. Es un pecador ; un gmn pecador, si usted
quiere; pero los pecadores pueden salvar-
se. Quien dejó uel buen cantinou puede vol-
ver a buscarlo; que si el diablo pone ala-
jos para saliT, Dios pone atajos para volver.
D. S.IL. ¿Y lú eres uno de esos, eh? ¿Tú vas a re-
dimir a Leoncio? (Cou tono burlón. )
VALEN. ¡Quién sabe! Yo soy la compañera de su
niJiez, su amiguita, su Valentona. Yo ten-
go la obligación de salvarle, de intentarlo
al menos. Si no lo hago por miedo a mí
misma, es una cobardía y un egoísmo. ¿Dí-
game usted si no sería un egoísmo?
D. SAl.. ¡Qué .astuta es la pasión, y cómo inventa
cosas bonitas ! ¡Al abismo vos, Valentina !
~o; el viene a ti para ahol'l'arle la mitad
del camino, (Se1lalando hacia ('ttera.)
V ,\LEN . (J\1i1·ando.) 1Leoncio 1
D. SAL. Sí; él. A ver cómo redimes al pecador, que
será lance curioso.
VALEN. ¡Tiene usted razón! Nos 1·amos... nos va-
mos ... Pasado maflana nos vamos.
D. SAL. 1Y mailana?
VALEN. A ver el uYachh•... Es ya un compromiso,
padre mío.

ESCENA VI
V ALENTIN.1 '1 DON SA T.UST / 0; LIWNCIO, dete-
niéndose en la ¡merlcL de la 11er,ia.

L EONC IO ¡Ella !... ¡.Sí ; pero co11 don Salusl iol. .. ¡Nun-
ca está sola! ... ¡ Hay para volverse loco!....
¡Ah ! ¡Si para aislarla del mundo entero
pudiera ,hacer alr~dedor de mi Valentina.
un mar con mi propia sangre, no me de-

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- S3-
jaba 111 una gola en las venas! (Avan ;an-
tLo con impeltt y sin ¡¡otlc1· domina1· su ira.)
¡).fuy felices!
D. SAL. ¿Eres tú?
VAU:N. Felices, Leoncio. (Afectando indife•·encin..)
D. SA L. ¿Qué tienes? (A Leoucio.) ¡Vienes inmu-
tado! ¡Aprietas los puilos 1 Cuando el dia-
blo se encoleriza, buena scíial para los áu-
geles.
LF.ONCIO ¡i\11! ¿Usted nota en mi? .. . ¡Pues, si sc-
itor! ... (Con cambio I'Cpentino.) Pero no es
ira ni cólera. ¡Es que vengo o.rectado, mu~­
afectado ... hondamente a rectado!
D. SAL. ¿Por qué? ¿Te salió mal alguna picardía?
LEONCIO :-lo es eso. ¿Qué idea liene ·usted de mí?
Es ... que el pobre don Baudilio... no hay
más... se está muriendo!
VALEN. ¡Don Baudilio!. .. (Alarmada.)
D. SAL. ¿Qué has dicho? ... (Lo mi&IIJ.O.)
LEONCIO Lo (IUe acaban de asegurarme en el Casi-
no. "¡Un al.aque ... un den·nrne ... un acci-
dente horroroso~ ... » Decididamente, ulo ma-
lo» ... es decir, ¡decid ida.m rnte se muere!
Por eso he venido; a decirse lo a usted. El
pobre don Baudilio está en una casa de
huéspedes : solo, nbandonado: se va amo-
l'il' como un perro. Con que, yo pensé, pue-
de que don Saluslio quiera ir·.
D. .SAL. · ¡Pues no fallaba más! Ya lo creo; ahora
mismo. (Toca un tilnb1·c.)
VALEN. ¡Válgame Dios, qué dcsgrncia! ... ¿Pero no
habrá exageración?
LEONCIO No, no la hay. ¡El pobre don Baudilio cayó
desplomado! ¡Aquellas neuralgias habían
de concluir por algo... por algo sinieslro!
CRIADA ¿Llamaba el señor?
D. SAL. SI. Mi sombr~ro ... mi bastón... 1pron to!. ..
1Ah ! . . . (Ace1·cándose a la criada y en voz
baja.) y le dice usted al scllori lo Felipe
que venga al momento : que Lconcio desea
hablarle. (Sale la c-riad.a.) (No te quedarás
tú solo con Valentina, que buen perro de
presa te dejo.) (Aparte.)
lt:ONCIO ¿Per·o no Ya usted? Mire usted que está

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54 -
acaband o : ni el «Santo Oleo» le llega...
Vamos, don Salustio...
D. S.u Ya ,·oy, ya ,·o y. Se1ior, ¡lo que solnos! ¡si
110 somos nada!
VALEN. ¡P obre don Baudilio !
CRIAD·' Tome usted, se11or. (/. •· rla basló,n y som-
IJ,·e,·o.) Ya viene el sei1ori!o. (Tambié n en
vo; baja: sale.)
D. SAL. ¿Y tú? (A l~eon cio. ) ¿No vienes conmigo ?
LEONCIO i\le he tomado la libertad de citar aquí a
un médico amigo mío, y en cuanto llegue,
vamos los dos.
D. S.IL. Bueno. Y que vaya también Fe lipe. ¿Eh?
LEO!\CIO ¿ Pero usted no va? ... ¡Que el pobre hombre
está solo... abando nado ... moribun do l
D. S.11.. Sí... sí ... al instante . (Mirautl o hacia den-
l1'o.) Ya está ahí Fdipe. Adiós ... no tar-
des... ¿Qué somos?. .. ¿qué somos?. .. ¡ Tie-
l'l'a ... polvo ... nada! ... (Sale.)
LEONC IO (¿Qué somos? ¡Posma s ! ... ¡Eso somos!
¡Pero ya te eché a costa de don Baudilio !)

ESCENA V 1 1
VA LHN1'1N A, U.::ONC LO !/ FE L/ PJ.::
LEO!\CIO ¡Al fln te encuent ro esta ,·ez sola! (Acer-
cándose con ansia. )
VALEN. Ni csla vez. Ahí 1iene usted a Felipe.
Lt:ONCIO ¡Otro imbécil! ¡Ah, entre todos van a vol-
verme loco! ¡liaré w1 desatino ! ¡Valen-
tina, haré u n desatino 1
VALEN. Ser:í. uno más.
FELIPE Buenos días, Lconcio.
Lf:O:SCIO Muy buenos.
FELrPF. Me dijo la criada que deseaba usted vern1c.
LEONCIO ¿Yo? No. Entendi ó mal. Fu·é don SalusLi o;
pero no tuvo pacienc ia para esperar!~, y se
rué. Encargó que inmedia tamente se fuera
usted tras él.
FELIPE ¿Con él? ¿Adónd e?
LEONCIO A casa de don Baudilio , que est.á. muy ma-
lo, malísim o, mortal. ¡Ya se habrá muer-
lo! Cuando usted llegue, acabó.
FEL IPE ¿P e1·o es verdad?

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- 55 -
v.,l.fN. Si; está muy grave.
Ft:I.IPE ¿Y me llama don Salustio? ¿Es cierto, Va-
lentina?
LI:ONC:IO Yo lo afirmo. ¿Usted lo duda? ¿Es que yo
miento? (Con it·a..)
· Son preguntas a qu e no me creo en la obli-
gac ión de contestar.
LWNCIO P-ct·o yo rrie cr-eo obligado a pedir, n ex igir,
a obtener una contestación, sc11or mio.
Basta. En efecto, don Salus li o dijo que ruc-
t·a usted .
FtLII'f. ¿Y usted qu é dice?
VAU:N. Que debe usted ir.
Ft:LII't: ¿Ahora mismo?
VALEN. Ahora mismo.
FELIPt: Obedezco. (Se inclina ante Valentina: se
inclina ligeram.cnte ante Lconcio !1 saLe.)
LEONCIO ¡Al fin! (Felipe se vueLve en la verja y sa-
l.tuf.a..)
VALEN. Adiós, Felipe. Gracias.
ESCE NA VI 1 1
Vil U~N1.'1NA 11 C.EO NCIO ; cles¡¡ués DON UAUDILIO
LJ;ONCIO Fu é prudente.
VALI,N. ¿Prudente con usted, Leoncio? No se haga
usted ilusiones. Fué resp-etuoso conm igo.
Lt:ONC IO No perdamos el tiempo. Desenba esta oca-
sión, como el condenado desea un rayo de
luz que le diga: "¡ por aq u i se su be al cie-
lo!" ¡Y nunca te encuentro sola! ¡ Siem-
pre impertinentes, siempre necios! Tenta-
ciones siento de arrojarlos uno por uno al
mar. ¡Valentina, no huyas de mi! ¡Va-
lentina, no me odies, no me desdenes! ¡Ven
aqu í ; óy-eme ! ¡Tengo que deci rle muchas
cosas, ya que no -quieres leer mis carlas!
VAI.EK. Pncn co nclu ya -usted p ronto de decirlas,
porque creo que viene gente.
LWNC IO ¡Todavía .. . más geu t,o ! ... ¡ No! ... ¡Yo me
volveré loco ! A ver... ¡A 11... sf... es don
Baudilio ... el imbéc il, que 110 acaba de mo-
rirse!
v,,l.t:N. ¿Pero q ué dice usted?... ¡ Don Ba udilio! ...

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- ~6 -

¿Pero no estaba muriéndose·! ... ¿Pero qué


farsa es ésta?
LF:ONCIO Dijeron en el Casino que le habla dado un
s íncope, y yo cxage1·é el ncc iu entc pa1·a
echar gente de aquí. Por Jo visto le pasó
. ' ya. ¡Es lo más inopot·Lun o ! Ni nto rirse a
tiempo sobe.
VALEX. ¡ Siem¡>t·e mentiros, ruiududcs, pequeñeces
ridículas! ¡Siempre el hislrióu; nunca el
caballero! (Con des¡>rerio ¡n·o{ullllo.)
LEONC IO Eres injusta. Del lodo no fu é mentira. Y,
además, ¡qué me im ptlrla mentir, si min-
tiendo me acerco a Valen ti nn! Si en el
mu ndo todo es men tira, lod o, menos una
cosa: ¡que yo le amo, le ndo•·o! ¡Por li,
lodo: h éroe o histrióu, saulo o protervo!
Una soln verdad, toda henuosura: ¡Va-
lenlína! ¡Un solo amor: el mío! ¡Todo lo
demás, nado!
VALEN. ¡Silencio!
D. BAU. (Desencajado, ¡Jólido, con el lado i;quienlo
totalmRnte (mncido. ) ¡Ay, Val en tina ! ¡ay,
Leoncio 1 ¡Creí que se quednbttn ustedes
s in este buen <l migo! (Con eulct·ncC'imicnlo·
y a7n·e 1ánclol.e.~ la 1nano .)
VA LEN. ¿.Se s iente us ted muy mal?
D. DAU. ¡Ay, 110 sé, no sé; no sé si tengo cabeza !
¡Ya no es dolor ... u es el acabóse .., el deli-
rio, el tln del mundo 1 (l.enncio le mira
colérico.)
VALEN. ¿Pero no se le calma a usted con nada?
D. BAU. Con nada, hija mia. Siete papelitos de anti-
pirina, píldoras anlineurá lgicas de todos
Jos doctores, todos los bromuros que exis-
ten! ¡Café fl'io, café calien te; con a zúca r,
sin azúct\1' ! Tres duchas esta m o tiana, cua-
tro inyecciones hipodérmicas esta larde.
Pégucmc usted un tiro, Leoncio, a ve¡· si
mejoro.
LEoNCIO (Paseándose a¡Jresuradam.e11tc.) Con mucho
gusto, don Baudilio.
VALEN. ¡ Válgam c Dios !
LEONCIO (Parándose de 1·e¡Jente ante él. ) Está usted
así P<?l'CJUC qui ere.

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- S7 -
O. B.w. ¿Qué dice este hombre? ¿Porque yo quiero?
LOONCIO Sí, señor. Usted se entrega n mí, y en me-
dia hora... ubuenou.
D. BAU. ¿Cómo ... qué? ... :\Jire usted, yo he tomado
todo cuanto hay que tomar: (J::numeranllo
con acento cada ve: más afligido.) aconiti-
J)a, narcotina, laudanluo., metrltilamina,
benzoetilamin.a, y no sé a quién acudir,
como no acuda a la P rovidencia divina.
LEONCIO ¡Narcotina! ¡ Lauuaminal. .. todas esas son
porquerías. En veinte tninutos le pongo a
usted como nuevo.
D. 13Au. ¡Pues disporiga. usted de mí! ¡Don Leon-
cio de mi alma, disponga usted de mí! (Le-
vantándose con clesespuacióll.)
U:ONCIO ¿De veras?
D. BAu. ¿Qué debo hacer?
Lf.ONCJO Primero, se ,.a. usted de aquí a escape.
D. 13Ail. ¡Hombre!
LEONCIO Se va usted al muelle ...
D. llAU. ¿Y me tiro al mar?
LEONCJO Eso, al fin. Por lo pronto, se va usted ni
muelle; all í está mi laucha atracada. Us-
ted co•~oce al patrón, se. mete usted en ella
y se va usted al uYachtn. Sube usted con
cuidado, pero si se cae usted al agua, m e-
jor.
D. BAU. (Con (lecisi6n.) ¡Mejo r! ¡Eso digo yo, me-
jor!
LEONCJO Le pide usted al · contramaestre lo que yo
tomo para las neuralgias, ¿eh?, una mez-
cla de ucastaña de las Jndiasu y de «triaca-
magna>•. .
D. O.w. Eso no lo habia tomado nunca. (Con cierto
asombro.)
LEONCJO ¿Lo ve usted, hombre de Dios?
D. 8AtJ. Pues adiós.
u:oNcto Espere usted. Después se echo. usted en mi
camarote, y como d mar está. muy picado,
se mareará usted horr iblemente. Se q ueda
usted en el uYachtn ocho días, y no hay :re-
curso; con la castal1a, la tr iaca, lo que us-
ted lleva tomado y el marco, o revien ta us-
ted, o ;;e pone bueno.

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- 58-
D. BAt;. ¡ Pues allá YOY!
Lt:ONCIO Por ahí debió usted empezar.
D. BAU. ¡Un abrazo! {A Leoucio.) ¡El mareo!. ..
1Ah, sí, el marco! ¡Eso es lo que yo ape-
tezco! ¡Adiós, Val en tina! ...
VAU:N. 1Adiós, don Baudilio 1
D. BAU. (SaJiendo vacilante.) Si... el muelle... lacas-
taña ... la triaca... el marco .. . 1o la muerte!
¡Pobre hombre!
ESCENA IX
l'.ti.LENTINA y LEONCJO
Lt:ONCIO Y ahora los dos. Los dos solos.
VAtEs. Sí; solos hemos quedado. {Co11 (rialcLad. )
Solos usted y yo.
LOONCIO Siempre «USted». Cuando éramos niños, de
otro modo nos .hablábamos.
VALEN. Por eso, porque éramos niños.
L&ONCIO Y por eso te ruego que me digas: u te quie-
ro, Lconcio.u
VALF.N. Y como yo no alien to locul·as, sólo le digo
a usted: basta, Leon cio.
LEONC IO P ero tú has olvidado lo que soy. Eres tan
terca como cuando eras nifla; pero yo lo
soy mucho más. 'Has de contc.stm·mc, Va-
lentona: ¿me quieres? ¿me odias'/
VALEN. ¡Odiar! ¡No lo permita Dios! ¡Odiar ! a
nadie. Ni al más criminal. Ni a l más envi-
lecido. Ni al más infame. En todo caso
compadecerle, pedir por él, rezar por él.
LOOI"CIO {Con alegT"í.a y espuau;a.) ¿Rezas por mí?
. ¿la santita se a cuerda de mi? ¿ Dices al
menos por las noches: «un Padre Nuestro,
porque Dios traiga. al buen camino a ese
desdichadou? Al me nos, r·esponde a est a
pregunta.
VALEN. No tengo obligación de respon der. Yo pro-
curo cumplir mis d ebe\·es como puedo; pero
en todo caso no es us ted mi col)fcsor. ¿Pa-
ra qué quiere usted que responda? ¿Para
burlarse de mis creencias? ¿ Para hacer es-
carnio de mi piedad? Pa ra pensar: <<J po-
bre chiqu illa, ella rezando por mí para sal-

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- 59-
n\1"111\' de In pHdición, mk·ul ras yo estoy
pensando en ·la suya !. .... (Coutenién close.)
¡Jesús, ·qué cosas digo!
LEONC IO ¿Qué dioos? ¡Yo!. .. ¿Eu tu perdición? ...
1Valentona , si por ti doy yo mi vida! ¡por
ti! ¡ahora mismo l i t>ídemcla!
VALEN. No se trata de la ,·ida. rLa vida, qué im-
porta! (Cambicwcto de touo. ) Sí, la vida
inq>oJ·la: al fin Dios nos la ll o da do, y aun-
que es muy trislc, aunquc es un \'a llc dc
lágrimas, a "eces cruzan rnyol; de luz que
en la lluvia d e llanto pinta11 un iris muy
hem1oso. ¡Qué ll ennOI!o es ll l l arco iris pin -
tado en una. lluvia. de llant o!
L EONC IO Pues pa1·a. ti ¡uno de esos rnyos de tu~, so~·
yo! ¡Llora, llora, que yo pintaré el iris!
V ALEN. ¡Usted! No. ¡Esos rayos vienen de arriba !
¡ No vienen nunca de charcas, ni de lodaza-
les, que es por donde uslcd se revuelca 1
L EONCIO ¿Pues po1· qué no me das la mano para sa-
cm·mc?
VALEN. Usted tiene más fuerza que yo: yo no po-
dría so.carle, y usted me haria caer dentro.
L EONCIO Tú e1·cs capaz de hacer d e 1111 cuanto quie-
ras. De correg irme, de p urifi ca rme. ¿ Quie-
.rcs que sea santo? Pues que ensanchen el
calendario. ¡Ea, ya. tenemos otro San Leon-
cio!
VA LEN. ¡ No se burle us ted !
LEONCIO ¡Si 110 me burlo! ¡ Si J>O I' 1i, soy capaz de
todo! ¡De lo absu1·do, d~ lo imposible! 1De
lo que hace un mes me hubiera hecho es-
to ll or en una carcajada ! 1Vamos!. .. 1Si
es lo es volverse loco! Val en! in a, V.aleni.Oll U,
¿quieres que JIOS casemos? (l!:ntre bn1·Jas !1
vet·as: con alC!J?"í.a, con l' isa. : conm.ovido
y bm·l6n. )
VALEN. ¡Casarme contigo! ( Le /J!Icct ¡JOr ¡nin~era
ve:.) ¡,Qué est:'ts diciendo? ... ¡Casarme con-
ligo! ... ¿Contigo?
LEONCIO Sí; nos casamos y nos vamos en el uYachln.
VALEN. (Cambiand o cU> · lono.) ¿Adónde me lleva
usted? ¿A la India o al Africa!. .. ¡Como a.
.aqucUas!

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60 -
LEONero ¡Adonde quieras! ¿Al cielo¿ Pues al cielv
voy contigo, a ponerme alitas blancas y a
volar entre los angelotes. ¿Al infierno?
Pues al infierno bajo abrazado a li ; a ba-
r1arnos en ríos de la.va, a ponernos coronas
de fuego, a besamos por loda una eterni-
dad, entre lorm enlos ildln itos, con un beso
que no acabe nunca.
VALP.N. ¡ No digas eso! ¡ no digas eso! ... ¡ no diga
usted eso! ... ¡Mucho me qu icre usted y me
obliga a oir esas cosas 1 (Sin sobe1· lo que
l(ice, t¿tunlida ¡¡ (ascinatla.)
LEONero Yo no te obligo: puedes il'le y no te vas.
VAI.EN. Es \'Crdad: · pues me \Oy. (.1/ol'iénclose un
J)OCO.) )le \'O)'. Y ya no me \'Crá. usted nun-
ca : nunca. ¿Lo comprende usted? (Acer-
cándose.) Me voy para siempre.
LFONCIO ¡Si lo que haces es acercarle! 1Tontuela,
si 1il me <Juieres! ¡Tus ideas, tus preocu-
paciones quieren sepa1·arte de mí; 1>ero mi
corazón le ha echado un go 11chito al luyo
y 110 se va! ¿Lo ves? No le sujetan m is
brazos y estás j un lo a l. u Lconcio. 1 Como
cuar¡do ér.amos niños, Vrtlcnlona! ¿Te
acuerdas cómo te apr·etaba? ¡Pues ahora
tengo --más fuerza ! ¡Como ahora te coja,
quedas aquí ya para siempre! (A.bmzán-
llola. )
VALF.N. ¡No! ( Desp1'e1lcliénllose.) Para nunca. Ma-
r1ana mismo me vov con dos Salustio: está
resuelto; esta es Jñ úll ima vez que me "e
usted.
LEONCIO ¿Huir de mí? ¿No \'erte más? ¡Ah! ¡eso
si que no ha. de ser 1 ¡ Tír no me conoces!
Has de ser mía: mi amante, o mi esposa,
o mi esclava : lo que lú quieras. No ... no ...
¡mi Valentona hn de ser mi mujer! ¡y lo-
do ol mundo ha de verla orgu Llosa y feliz,
co lgadila. de mi brazo 1
VALEN. ('f'?·istemente, ¡)ero 11a due·11a rle s'i.) No
desatine usted, Lconcio. Yo no quiero, yo
no puedo ser su .esposo. de usted.
LEONC tO ¿Por qué Pronto, dilo: ¿por qué? (Nervio-
so, irritado.)

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- 61 -

Porq ue se elige por compaiicro para toda


la '"ida, n.l .que puede serlo en esln. ,·ida r
r11 la otra : bay oLra, aunq
ue Lú no creas
en ella .. \ un homb re digno , uoble, a quien
se ame y a quie11 se respete. ¡ Yo acaso Le
amar ía! (Con ctnanqu.e.) Pero no le res-
pela ría nunc a. A n11 homb re a quien sejos le
pued a pedir un consejo, ¿y <tué conse
me daría s tú, si yo ruese tan imbécil que
te loo pidie ra? A un hombre cuyo brazo se
pued a Lomar, sin tener que tJreg untar le:
cc¿acJ óndc me llevas hoy? ¿a 1t1 orgía , a go la
C<írcel o al tuani comi o?n ¡No, couli
nunc a !
LEON CIO ¡Vale ntina !
A un .hom bre así, no se le da ni nuesl
l'O
VALEN .
po t·veni r, ni nues tra a lma, n l nues tro co-
razó u; y si el alma y el corazón son tan
déb iles que haci a él se van, antes se des-
garra una el corazón c¡ue lo desga r re él, y-
se hund e el alma en la somb ra de un claus
tro, o se IHtce u 11a herm ana de la carid ad;,
que más vale cura r podr edum bre ajena
que seul i1·ht en nues tro espít·Hu o en el del
sér por el cual daría una su salvación. p·a
sin 710de>· domi narse .)
LEON C IO ¡Pero si es que tú puedes hace r de mí lo
que c1uieras! Amándome, como me amas ,1
po rque eso se co noce... ¡si lo conoceré yo
¿Soy un niño? ... (Con fatui dad d~ Libef·ti-
no.) Tú puedes trans rorm arme .
VAL& N. ¡Oh! ... ¡Esa cienc ia que tan bien sabes , le
imposibilita pat·a conocerme a mi, mise-
rable!
LEONCIO 1Pero si es que eres para mí, lo que no ha
sido ning una m'uj er de es le mund o 1
VALEN . ¡Imbécil!
LSONCIO ¡Si eres mi único amor ! ¡Yo he visto mu-s
jeres más herm osas que Lú, <¡ue no tiene
más que palideces de santa y unos ojos
que brilla n mu cho ! 1Y m ás dulces que tú,
que no tienes más que asper ezas y espin as
y am argo res de guindo sil vestre ! 1Y m:ls
buen as que tú, que con todas tus piedades

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,

-62-
religiosas, no lienes ni una palabra de es-
peranza, y por miedo a condena rte con-
migo, no quieres subir al ciclo conmigo!
Pues bien ; yo le prefiero a l.i con todas
tus espinas y cruelda des, con lodos tus
amargo res y egoísmos, a todas las muje-
res de este nwndo.
VALEN. ¡No se trata de «preferir»! ¡Se lrata de
set· «tll1 icau sicm pt·c 1 Tú no compre ndes
nada; nunca seré tuya.
LEONCIO Hoy le pido tu mano a don Salustio.
VALEN. Te la negará. Y si él le la concede, te la
ncgtué yo. Busca ol•·n mujer, <¡tu! entre to-
das esas <¡uc dices, nlguna hnbrá mejor
que yo.
LEONCIO No; tú.
V ,\LEN. ¡Te juro <¡u~ no! ¡Jnmás ! ¡Xunca ! Tú, a
gozar ; yo, <'Oll mis palideces y mis egoís-
mos, muy lejos. Mnrlnna mismo, hoy, esta
larde.
Lf:ONCIO (Cogiéndola ele! bra:o.) ¡No har{•s eso que
dices!
VALEN. ¡Demas iado sabes que sí !
LEONCIO (Ya l oco.) ¡Es que tendréis que pedi rm e de
rodillas, tú y don Salustio , <JUC te acepte
por esposa 1 ¿Tú no compre ndes lo que yo
soy?
VALEN. (Desp'l'endiénctose.) ¡Pobre demente! ¡ Quie-
re ser terrible y es ridículo! ¿Vas a dar-
nos muerte a don Saluslio y a mí?
LEONCIO ¡No me precipit es ! ¡Por úllima vez!
VALEN. ¡No!
LEONCIO ¡Valent ina!
V.\LEN. ¡Silencio! (Setlala nrlo /¡acia fuera.)
ESCENA X
V!ILEN TINA, LEOII'C /0, OROS/, \, LUCiá, DON
TRIFON y DON CRESC ENCIO. Las muje1·es entmn
impetuo sament e; l os homl/1·cs con reposo.
OllOSIA (A Leoncio .) ¡Al fin le encontr amos!
LUCIA Gracias a Dios.
LEONCIO ¿Me ·buscaba n ustedes, sc1ioras ?
ÜllOSIA En compaflfa. de estos señores .

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- 63 ...:.._
LEONCIO ¿Puedo servir a ustedes de algo?
ÜROSIA Se ha fijado para mañana In visita al
ccYaehln.
LUCIA Si no es molestia para usted.
LEONCIO llloleslia, nunca. Honor, siempre.
ÜROSIA ¿Han acabado ustedes de eutemrse? ¿Ten-
d remos buen tiempo? (A don 1'1'i.fón y don
Cr escencio .)
D. Tn n>. (Mimndo hac·ia a·rriba. ) El viento c::unbió
otra yez.
Esta tarde podremos decir algo. (Mimndo
hacict abajo.)
LUCIA Ser{l inútil; de todas maneras iremos.
LEONCIO Yo respondo de vidas y haciendas. Sobre
lodo, de las 1•idas. ¡Y quiénes son ustedes
los de In expedición?
LUCIA Los que usted ve.
l.EONCIO ¿También Valentina?
VALEN. También.
LEONCIO (Riendo.) Pero, ¿usted se atreverá? ¿A que
no Ya ve usted que estos seilores no res-
ponden del tiempo. ¿Y si tenemos tempes-
tad?
V.ILEN. ¿Qué importa? Iré.
L F:ONCTO ¿Tendrá usted valor? (Con touo bu1·/6n.)
VAU: N. Creo que sí.
ESCENA X J
VALENTINA, LEONCIO, OTWSlll, LUCIA, DON
Tfllf.'ON, DON CRESCENCJO y DON SALUSTIO
D. S.\L. Pero,· ¿dónde está don Baudilio? En su
casa no está. ¿Adónde se lo han llevado?
LF.ONCIO Cálmese usted. Las noticias fueron exage-
radas. Por ahora no corre peligro.
D. SAL. ¿De veras?
LEONCTO Respondo de don Baudilio, y respondo de
estas señoras y de estos seflores.
D. SAL. Fiador poco seguro.
D. TR IF. (MiTando hacia aniba.) Otm vez el tercer
cuadrante.
D. CRES. (ilt·i mnclo hacia abajo.) r-1a 1 ana te~adremos
ciclón.
VAT.EN. Al uYachtu mnfiana y de cara al peligro.

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-6 4
D. SAL. ¡Qu ien amo. e l peli gro en él pere
ce!
VALI:!S. Si es coba rde.
LEOI 'CIO Uslc d no lo es.
VALE N. Ya ve uste d que no. Yo udes prec ío,
cio prof unda men te» ~1 pelig ro. y desp re-
lo udcs-
¡>Teciaré u siem pre.
LBON CIO Pue s mañ ana.
VALE N. Pu es maii .ana .
D. S AL. (Apm ·te a VaLe ntin a. ) ¿Va s a ir?
\l.~ LEN. Sf.. (Lo mism o. Los ttemás hab lan
D. SAL. y ¡·ien.)
i Sea... lo <tue Dios quie ra 1 (En
todo es te
fi!Ul l los pe1·sonajes form an un
!J!"UJJO bien
estudiado. Don Tr·if6n mira . hac
ia a.ni ba;
don C1·cscencio haci a abaj o, pero
sin exa-
gera ci(m . Oro sia y Lucí a ¡·íen y
habLan con
L eonc io, y a¡1a1·te está n don Salu
stio y Va-
lent ina. )

FIN DEL ACTO SEG UND O

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'

~=>!<>!<==>!<>!<==>!<~

AC T O TE R C E RO
La misma deco1·oción d~l acto sraundo. Es de rlilt

ESCEN.\ PRniERA

OliO ' /A. , LUCIA !J DOS 1'HIFON

ÜROS IA ¿Qu ién habla de cicrir qu e una? ... ¿Cómo


le Jla nlnre mos? u¿ Onu expedición? ..
D. TR JF. (Con fono ele ma c.H1·o.) La uexpediciónu es
empresa de guerra, que generalmente se
realiza por mar. Y la nuestra, aunque se
realizó por mar, no fué de guerra.
ÜROSIA Pc•·o que va a dar <~mucha guerra>•. Y eu
que habrá por lo menos una víctima. (En
t'O• b~tja y con inteuciouado acento a. cl.on
'J.'I"ifón.) ¡Ea ! puoo yo la llamo uexpedi-
ciónu. y . decía, qu e nadie hub iera creído
que una expedición que promelia ser tan
aleg•·c, acabase de un modo t.an... t.an de-
sastroso. Porque ha sido <~ de sastroso.,, por
las consecuencias principalmente . (CotJ to-
no de 1nisterio. )
D . TniF Yo lo anuncié, amiga Orosia.
LUC IA Sí, don Tritó n lo {l.r1unci6. E s verdad.
ÜROSIA i Si fué una verdadera. locura ! ¡Qué vien-
to ... qué lluvia! ¡Pa rcela que el mar se ha-
bla vuelto del revés! ¡Qué mar! ¡No tenía
mós, que abajo muchos abismos y arriba
mucha espuma!. .. ¡Qné temporal, Dios mío!
5

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- 66-
L UCIA
.
La pobre \"alentina debe estar ahora con
u11 wareo espantoso, si no es que el uYachL•
se fué a ]>ique y se ahogaro11 ella y L<'ollcio.
OnOSlA easta, hija, basta. :-\o hagas 111ás co•nen-
tarios.
LUC IA Yo digo <1uc le puede ¡¡llsa•· n ella lo que
nos pasó a .nosotros.
D. Tn l F. Para nosotros 110 pasó lodo e llo de u•• IJucn
s us to y de un marco.
LUCIA Aquí viene don Crescencio.
ÜROSIA A ver si trae noticias.

ESCEXA 11
OROSlll, LUCIA y DON 1' /llf-'ON; 00.\' Ctll::scEX-
C/0, que enll·a mit·ando al suelo.

OROS! A ¡Don Cresccncio! Rcpat·c usted en la gcute.


1). CRES. Es verdad; ustedes pc1·do11en. Pero en tin,
cada cual a Jo suyo, y todos a lo tuisnoo.
(Con malicia.) Don Trifón, a las palpitucio-
"cs atmosféricas; yo, !~ los palpit.ocioncs
tct·l·est.r.c s; don Baudil io, .a las palpitacio-
nes nerviosas; Lcouc io, u las palpitaciones
de uno y otro pecho e11alllol;ndo. El uni\'"t'-
so es una eterna palpitación. (Da la ll!flno
a Orosia y a Lucia.)
OROS lA ulntencionado» \'i euc usted c.lon Cresccncio.
D. CRt:S. He andado por ahi, y he recogido uJ·umo-
rcs» : no del esferoide lcrrcslre, sino de la
sociedad yeraniega.
LUCIA ¿Y qué dicen, c1ué di cen?
D. CRES. Parece que la visita al uYachlu fué icno-
pcstuosa. y . de consecuencins ... para la po-
bre V¡:Uent.ina.
ÜROSIA ¡Ah, sí, señor!
D. enes. Pues yo no conozco los pot·mcuorcs. Cuen-
ten, cuenten. (Algo tlistmf.do ·y mimndo 1~­
cia abajo.) P ero ante lodo, ¿qué es de don
S~u~~? ·
ÜROSIA No está, no hay nadie en casa. Ni don
S~ustio, ni Felipe: de la pobre Votcnti11a
no hay q\te hablar. ¡Irá po t· esos mares!

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-67-
Lucu No huy cuillauo, no hay cu idado; va con
Leon cio. •
QIIOSIA ¡ Va111os, ldja! ( Dirigiénclo.•e ctes¡Htrs n t/r¡n
Cresceucio. ) Pues don SalusUo y Felipe es-
taráu pot· el ~nuclle, por la Capitanía del
puerto, POI' el semáforo... buscando noti -
cias del "Yarhtn. Y nosotros aquí con la
ansiedad consiguiente. Son cuarenta\' ocho
horas que Valentina y Leoncio andan po1·
esos mn.res de Dios.
f), CRES. 0 del diablo. Con que 11 ver, venga el ¡·e-
lato.
D. TRI:F. Pues bien; nos metimos en la lancha de
Leoncio ... 1y al «Yacht»! que estaba muy
lejos: en la boca del puerto.
ÜROSI,\ ¡Qué olas!
LUCIA ¡Qué espumas!
D. TRIF. ¡ Imponentes!
Lt 'CI.~ ¡Pero uosolras, heroicas!
D. TRIF. A la mitad del camino, Felipe quiso que
volviésemos, pero Valentina no quiso. ¡Esa
.sí que cs tabo heroica con su impermeable
de capucha. ( llienclo.) ¡Muy pálida, el ca-
bello revu elto, sepa•·ándose conlinun mente
los mechones que el viento le echaba a los
ojos, como si la tempestad .. quisiera cegar-
1&>>, sonriendo con aire triunfante y mi-
rando siempre al .. Yacht»! Diríase que iba
en un bol e de salvomenlo a salvar a LeOJI -
ci&. '
ÜROSH Es que vió a Leoncio pasar la ba.rra cuan-
do sal Yó n. los pescadores, y ella <¡ uiso ha-
cer una cosn. pn reci da. Es muy buena, pCJ'O
aquella cabeza no t·ige. Es una ccmlst ica 1'0 ·
m án ti ca».
D. TRIF. Al cobo Felipe se formalizó, y dijo: .. yo
no acepto la responsabilidad de seguir. El
. mor está muy molo; cuanto más cerca de
la boco, estorá peor. Y, sobre todo, al
uYacht» no pueden subir las sei'loras.»
Onosu Y Valen tina le replicó: uní los hombres,
si todos tienen lo~ án imos que usted .>~ Y RC
echó a J·cil·.

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-68 -
LI:CIA Yo ct·eo que eso acabó de null'ear a Felipe.
D. ·CRES. ¿Y qué más?
D. TRIF. Al fln, llegamos: aunque con 111ucho tra-
bajo y mucho peligro, llegamos. ¿Pet·o, có-
mo subil' al uYacl .tn?
OnosrA 1Qué balances! ¡No tieuc usted idea 1
D. TRJF. Leonc io dió sus órdeu~s .'' bajó al p ie de
la escala . Nues tros apuros loa lomaba a '
bt.'O tua, y reía como uu loco. Valentina reía
con risa nerviosa. Los dc tm'1s 110 re!amos,
y l'clipc eslabtl caclal'érko.
L UCJ,\ No, selior; yo tambiéu reía. :::;i ut1uellos ba-
lances me gust.a.ban muchísimo. 'lo quisie-
ra. estar siempl'c balanceándome.
OnOSIA Por<¡uc tú no tienes juicio. Don Cl·escen-
cio, el lance no era de risa.
D. CRES. ¿Y cómo termhtó el lance?
D. THIF. Después de mil probatun:.s, Leoncio cogió
a l vuelo a Valentina, que estaba en pie en
ln lancha, y, como si fuese una pluma, se
la llevó a cubierla. Los dos, ul s ubir 1>01' la
escala, re ían, envuelf os pOI' la espuma de
lns olas y oscilando con formidable oscila-
ción enlre e l ab itS mo y el cielo. 1En1. un
g r·upo muy poéLico !
1i\'lás poélico que el de us lcd y Felipe, que
pat·ecí!ul dos dcsenlenados! ( ll iendo.)
D. TnfF. ¡Qué mala es usted !
D. CRES. i Válgame Dios, qué A.I'Cnlura!
ÜIIOSIA Bueno, ~~~·a hay una denlron; p ero, ¿y los
demás? Se hicieron muchas lenlatil•as, to-
das inútiles y peligrosas. Lucia se empc-
naba lm ser la tSegunda ...
LUCIA Y lo hubiera sido. Pero Leoncio uno quiso
cogerme» como a. Valentina. La partida no
fu é igual. «Yo subo como el.l a, s i Leoncio
me coge como a e11o.». (Co n mal. hunw1·.)
U. TRtF. Al fln Leon cio Tenunció a trasbordamos.
LUCIA Diga us led que no qu iso; ya lcnfo. a Valen-
tina, y le bastaba.
QIIOSIA ¡Lu cia!
L UCIA .La verdad.
D. TRIII. Pnrn concluir: Lroncio no~ ~riló desde
arriba, 1·iendo mu~ho: ucs imposible, otro

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' .

• -69 -
du1. se•·á; ,·ué)\ ansc ustl'des a ti erra. u En-
touces Felipe. protestó frenéticamente: ccpues
que vaje Valentina.» Y J.concio con sorna :
,,ya no es pos ibl<'.» Y Felipe: ccpues subil'é
yo. u Y el otro, asonoándosc a la borda :
ce pruebo usted.» ¡Ya era fácil! Entre todos
contuvimos a Felipe.
D. Cnt~s. ¿Y se volvieron ustedes a ti erro. dcjo.ndo a
Va.lenlina en poder de Leo ocio? ¡De Leon-
c io! ... No me parece bien.
'0. TRIF. Leonc io nos gritó que se nccrcarin al mue-
lle para dooemba.rcar a Valentina; que,
además, Valentina quedaba en buena com-
pa11ía; y entre dos marineros, asomaron
la figura descompt•esta de don Baudilio,
que parecía un espectro. Luego supimos
que hacía cuarenta y ocho horas que esta-
ba en el ccYacht ». (Hiend.o.)
D. CnES. ¡Bonita compaflía y segu1·o!
0ROS1A Ello fué que volvimos o.l muelle a esperar
a Valentina. Y aquf empiezo la parte se-
ri a, muy set·ia, y de cons.-cucnciAs grave&
para nuestra pobre amiga.
D. TRIF. El «Y•achtn no volvió. (Bajctntlo la ·voz .)
OnosrA El uYachtu salió del puerto. (Do mismo.)
LUCIA Nada, que Leoncio se Ucvó ~~~ su uYachl>>
a Valentina, a la India o al !\frica.
D. TRIF. Y así estamos.
0ROSIA. Una hazaña de Leoncio.
Ll:CIA ¡Y figúrese usled, con e•tc temporal!
D. CnES. ¿Y por qué se fué el uYarhl>•?
D. TRIF. Hay quien dice que perdió las amarras y
que tuvo (jUe salir a alta mar· pa1·a que las
olas no lo arroj(l..~en contnl hl escollera.
LUCIA 1No es eso, no es eso 1 Se mnrchó Leoucio
para llevarse .a v.alentina.
Onos•A OyP, Lucía, ¿quiCJ'CS subir o! mh·ador · a
ver si ha. cnl.rado el uYachb• en el puerto?
Bueno. iré: p~·o no se npuren por Valen-
tin a. Yendo con Leoncio, no hay cuidado_
Después de todo, debe ser delicioso na\'<'-
gar en un uYachl» tan hermoso, con tiem-
po tempestuoso y bebiendo chnmpogne es-

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- 70 - •
]JlllllO SO. ¡ l Jo OCUIT CJll(' (jUI' Cslar·{
L LCOII ·
cío! Nada , que ~·o quisic rn P~1 o.r en el lu -
gcu· de Va len lina. (S<tl<' por la escalct·ita. )

ESCE :\A I 11
DON Clii!S CENC I O, 0/lOS I..I !! IJON TIHF
ON
/
D. CIU:S. ¡Qué crialu m! E, inocen te y tnoni sima!
ÜROSIA Y aho t·a, cuént.cnos usted lo que se dice.
D. CR~S. ¡~e dicen ttillta s cosas ! ... ¡ Y11inguna bue-
tHJ.! ¡Ya sabe usted lo que es la murm u-
t·acióll! ...
D . TRIF. Pero, ¿qué cuenl :ln?
D. Cn~s. ¡ Horro res ! u La 1101ic i t~ del clía» es que
Leoncio ha r·obado a la pupil a de don Sa-
lusLio; así, u en crudo».
D. Tnu·. El la11Ce se J>resla a come ntario s, no
cabe
duda .
D. CnEs. Algu11os afin11an que e ra. "vnlo1·
cnt.eu di -
don con Valen iina; que ella se dejó robar .
ÜROSI A ¡Qué calum nia!
D. Cn~s. De todo.s mo.nera.s, lo. rcp uto.ci ów de la po-
bre Valen tina, acabó . En el muelle, en el
paseo , en el Casino, no se habh~ de otra
cosa "1 La fuga de Valcn liua! ¡El rapto
de Valen tina!n
D. TRik' . Es cierto ; por dcsgt·o.ciu, es cier-to.
D. CRES. Hay quien supon e ... ¡hast a dónd
e llega la.
malicio.! ... <¡ue se fl·a.ta de comp rome ter a
J.conc io y de hacer le casar con Va lentin a;
¡porq ue como es inmensa,ment.e rico!. .. ¡Des-
p tr és de todo, 1 ¡~ j ugadtt serfn buen a! ¿eh?
ÜROSIA ¡Ay, calle usted , por Dios! ¡ Pero tamb ién
es empe ño de difa111ar! Lconcio y Valen tílln
no iba11 solos ; con ellos iba don Baudilio.
D. TRTF. ¡Fam oso guard ián!
D. C RES. Pero, ¿q ué dicen usled es? ... ¡Vue lven la
vista! ¿Quién viene por allí?
ÜROSIA ¡Don Baud ilio!
D. i ' IIIF. ¡Don Baud i lio!
ÜROSIA ¡Pero enton ces ~'a lleg:n on todos! ¿Cómo
no estñn acrui V;d!'n titHI y Lconc io?

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. . . . . . . ...

-71

ESCEJ'\A 1 V
ONOS /:1, OO.\' 1'R/FO¡\" , IJON cnt::.W' l;;.VtiO y DOS
BAUDILW. Don 8audilio t'ulra rcSII!' It ú ¡¡ aiC(fte:
la ca ra e:~:z¡ansivc' '1/ .~om·i!•ute.

u. BAU.¡ Oros ia! ... ¡Que rida Oros i¡ll... ¡ En cnu ta-
do•·a Otosia!
OnosrA . ¡Don Baudilio!. .. (Asomú,.a!la.) ¿Qué trans-
formación es ésta?
D. B.w. ¡Don Trifón !. .. ¡mi <¡uel'ido don Trifón ! ...
¡Sabio ilustre!... ¡Académico futuro!
D. TRIF. ¡ Don Baudilio ! .. . ¿Pero <t ué es esto?
D. BAt:. ¡Don Crcscenciol. .. ¡mi simpático don Cres-
cencio !... i gloria de In seismo logia y de
la ciencia española!
D. CnEs. Pero, ¿<1ué tiene usted? ¿qué le pasa?
D. BAI!. ¿Qué n•e pasa? ¿pregunta usted uqué me
pasan? ¡Que uno me pasa nadan! ¡Que uno
me du ele nada»! i Qtac u110 sé si tengo ca-
beza>•! i Como si no la tuv iera! ¿Compren-
den ust~des fe! icidad wayor? Lo que ha de
ped irse a Dios, es no saber r¡ue tíene uno
estómago, pecho, brazos, piernas, y, sobre
lodo, ucabeza». En cuauto se entera uno
de que posee cualquic1·a de estos órganos,
~stá uno perdido; porque el que da la no-
ticia, es siempre uel dolorn. i Ay, mis que-
ridisimos amigos, hace cuatro al1os, <¡ue
unas veces uel frontal>•, otras veces uel oc-
eipucion, el ulado izquierdo» o el ulado de-
recho», las ueejasn o «el t l'igéminon, me
han estado avis;:~ndo con udolor inlolcra-
bleu: " ¡ Baudilio, 13nudilio, que tienes ca-
beza! u Y ahom, nada: nl>soluta.mente na-
da; como s i 111e hubiesen g uillotin ado. An-
do entre ustedes, les hablo a us tedes, les
estrecho la llliwo.. . uy s in cabeza». La di-
cha s upr.cma, ¡ser acéfalo ! riaudilio, «Cm-
pieza en los pies y remata en la nuczu.
n espués, el espt~cio· s i u pesadeces, s in lati-
dos, sin dolores. i Encima, de los hombros
el vacío! ¡ Enrant;:~dora do!la Orosia, soy

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72-
feliz! ¡ Querido do11 T rifó n, soy feliz 1 ¡ Soy
fe liz ! ¡ qucrid ísimo don Crescencio ! (Se de-
ja caer en un bauco o mecellorl&, satm·allo
ele (eUcilla d. y a!A!(It·la.)
Ü HOS I.I Va mos, sea enJlot·abu ena. SI, s í, tiene us·
ted muy buena cara : parece que le han
quitado a usted veinte alios.
D. B.n:. ¡Lo que me han quitado es la cabeza, y lo
que be recobrad o es el cot·ozón! (Mi r tín-
dola con tcmm·a.)
JJ. Tnu-. Mucho nos alegra lllOO.
D. CREs. Nos alegrarno s muchísim o.
D. BAt:. ¡Pues y yo!
OnosJ,, Vamos o. ver, ¿y Vulcn li nn? ¿y Leo ncio?
JJ. BA I·. ¡Ah ! ¿Valenti na? ¿ Leonclo? Pues tan bue-
nos, y tan guapos, y tan simpático s.
D. TIUF. Pero, ¿dónde quedan?
D. BAU. ¿Dónde han de quedar? En el uYach tn ¡Un
uYach ln encan tado r! (L evantánd ose.) ¡Creí
que me moría! ¡Un uYachtn prodigios o!
A uéln, a la triaca-m agna y la caslafia de
Indias, les debo yo nli cu ración. Arrojé los
hígados, los hipoco ndrios y los pul mones.
1Qué nuueo ! ¡tres días enteros! ¡tres ve-
ces recé el Sefior lllÍO Jesucrist o!
D. CRES. Pero, ¿qué piensan hacer?
D. B.IU. ¿ Quiénes?
D. CRES. Val ent ina y Leoncio.
-
D. B.I U. No sé : dar 1-uellas por el mat·, y cuando
se cansen, l'olver u casa. ¡Ah, ellos no se ,
marcan!
D. TRIF. ¿ P et·o có mo está. HSfed aq u f, y cómo n o
han venido con usted?
Ü ROSIA Eso es. (P idiendo también la expUcaci ón.)
D. BAU. ¿Que cómo estoy aquí? ¡Ah, sí! Esta m a-
li ana, cruza ndo por delante de la upla.ya
de los pinaresu, creyeron c¡ue me morfa, y
yo también lo cref. Con q ue según parece,
me bajaron atado como un fardo a la lan-
ch a y me descmbn rcaron.
OROS lA ¿Y por qué no desemba rcó con usted Va-
lentina?
D. B.w. No sé. SI, vamos: o \"alenlin a no podían
bajarla como a mi. Y llff~tn:l~. no querría

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\

73 -
Leoncio; o no querría ella; o no querría
ninguno de los dos. Es que a mi me baja-
ron alado a una cuerda.: v In cuerda daba
vueltas; y yo daba vuelto.s; mim.ba. hacia
arriba, con los ojos entornados y ' 'idriosos,
y veía un barco que se me caín encima y
J.,concio asomado, viéndome baja r y lodo
girando. ¡.Así, uno ha b3.jndo mtdie más
que yon! (Con o1·gulto.) ¡Con los balances
110 caía a plomo, y dos veces, en vez de
meterme en la lancha, me metieron en el
mar! A la tercera, caí de cabeza en la lan-
cha. Entonces creo que rué cuando perdí
la cabeza y con ella la neuralgia. Y ya
me ven ustedes, ¡otro hombre 1
O. Cm:s. ¿Pero no comp1·ende usted que la situación
de Valentina es muy delicada? ¿Cómo pu-
do usted abandonarla?
D. l!AU. Si yo no les abandoné; si ellos me aban-
donaron a mí. Además, Valentina estaba
muy buena.
D. T HIF. Pero, ¿y su ,·epulación? ¿,y su nombre?
1Sola por esos mares con un hombre como
Leoncio 1 ¿No comprende usted que Valen-
tina está compromelidfsimo.? .•
D. B;~u. ¡Poco a poco ! ¡ Lconcio es un caballero !
1Al <¡ue dude de Leoncio, de mi salvador,
le parlo yo el corazón de una estocada!
¡ Lconcio es un dechado de \'irludes y de
piedad y de ciencia 1 Leoncio no compTo-
mete a nadie, y salva y cura y regenera a
todo el mundo. Si compromete a Valenti- ,
na, se casa con Valentina, y si me coro·
promete a mí, se casa conmigo. Es un de-
cir, para que usted es comprendan de lo
que es capaz aquel corazón magnán imo.

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- 74 -

ESCENA V
, OUOS lA, DON 1'RlFO l\', DO.V CRJ::SCE.\'C /0
·y DON
BAU DILO , LUCI A, qtte viene rorTim do.

ÜROS L\ ¡Qué homb re éste 1 1Pero, si es otro!


1
Lucu 1Ahí están, ahí eetún , ahí vienen ! Les he
visto desem barca r. (Don /l a:u¡l-i/io le da la
mano a(ectuosmnente a LucúL }
ÜROSI .\ 1Graci as a Di os!
LUCIA 1.Cuóuta gente acud ió a verles ! ¡Les abrie-
ron calle! ¡Y pasar on lriunr almen le Va-
lentin a y Lconcio!
O. Tn rr-. A-hora em pi eza el u Vla-C1·ucisu p:n·a Va len-
tina .
D. CnEs. Veremos si líenc tnnto valor pan\. las tem -
pest...·ules de la vid a, como para las tem-
pestad es d el mar.
ÜROS JA ¿Y cómo viene? (Con cnrios id(lr/. )
LUCI A 1Muy erguido.!
D. CRES. ¿Y Leoncio?
L UCIA Muy ·hllllli ldc.
D. TmF. ¿ La trae d<'l brazo?
L UCIA ¡ Cá! Ella se a delan ta 1111 1>oco y le dej a
atrás comG s i ruese un lacayo .
ÜROS I.\ \'tlien tiua es rcalnl rutl' vnlcroMI.
D. Cnr.s. Puoo ron todo su \ a lor, si Lconcio no se
casa ...
D. TRIP . 1Qué dispa1·atc! Leonc io no se casa.
D. BAU. 1Tenga mos In. fi eslo en pa 7.! Leoncio se
casa con tod as las mujcr<'S que comprome-
ta. ¿Si le conoc eré ~·o?
ÜROS TA . Con todas las que romp rometR, pueda ser.
P ero con Val entina , me parece que no.
L UCIA Yo digo que si. Como <JU<' ya trae aspec to
de mnríd o.
D. TRTP. Pront o saldre mos d~ ¡ duelo~ . porq ue están
nqui.

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-75-

ESCEI\A V 1
OHOSIA, DUCIA., DON TRJFON, DON CfiESCENCW
y DON ll!l U DJUO ; VAT.ENTINA y LEONCIO, los
dos po1· el {ou1to. rateutiua trae tw im.¡¡e nn eable
cl.eaanl e con l.a capuch a caítla. Viene ¡1álida, ¡¡ero ·
altivct y tlcule ilosa. m 1.1elo cunw,·w1ado, ·y sepa -
n!ndolo di' l it f¡·ctlf e y de l os ojos 1101' mot>in~ientos
ne1·viosos 11 «JIOI' la cos tmnbrcu dP llos días que lt.a
estado sobre cttbie•·ta y a:otada po1· el /turacrín.
M archa delante de L eoncio, siu mimrlc siquiera. 1'o-
clos se ¡Jreci¡¡itan a su encuentro co11 !Jl'Cmcles denws-
tt·aciones de interés y amistad, en que se traduce la
compasión y conw el afán de couso/a1·la y ¡Jroteycr-
la, con ot.ro .tanto de wriosidad 111aliciosa !f algo de
ll'iunfo sob,·e una mujer que, se{¡ún cUos, cae de tan
alto. Don J)audilio se preci¡Jifa a alu·a;ar a r.concio.

ÜROSIA ¡Valen! in a! (A bra:rí111tola.) ¡ Va len lina!


L UCIA ¡Pieu ron a! (.-llna;riudola tronlli•'n .) ¡Ya t.e
ten emos !
OIIOSIA ¡,Cón >o esl<ís? .. . ¿Qué tal'/! ¿ llu bo miedo ?
L UCJ,\ Esto. no tiene miedo nur1t11, ¿ vcl·dnd?
VAI,f:N. ¡ Gro.c ias, gro.c ias, (¡ucl'ido~ ! Estoy n >uy
buena. Yo no tengo miedo nunca., como
dice Lu cía . ¡Pero os agr¡uJczco tanto el
interés que os tomáis por n1i!
1). 13AU. ¡Otra ,·ez los brazos! (.4 l .eoncio.)
D. TRrF. (Accrcá1ldose a raleulitlll y a¡Jrctándola
las manos.) ¡ Quiéu no se ha de interesar
por usted, Valentina! (Eu su tono hay alao
de lástima y ]JI'Otecci6n.)
D. CRP.S. (f.o mi,mw !1 co11 !P'aiHte.• tLemosfl·aciones.)
Todos, todos nos interesamos muy de YC·
r·as por nucsl.ra Valcnl ina.
V.ILEN. Sí ,ya Y CO que todo el tllllndo se interesa
por mí. Lo he vlslo ul deflembo.r car y lo
veo ahor a.
'ÜIIOSIA Es que estábamos con mudlisimo c uid a do.
L tJCIA ¡ i\y, si, hij a! ¡Con mucho cuidado! To-
dos dcc ínmos, ¿¡>ero qué. le pasará a lapo-
bre Valentina?
No sé por qué. El uYachlu es seguro.

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-76-
LUC IA ¡Y adem ás iba Leoncio!
L P.ONCIO La moles tia era grand e; el peligro no lo
era tanto.
Onosu ¡Ay, no diga usted eso, Leoncio! El peli-
gro era grand ísimo.
D. TRIF. Para usted. (A Leonc io.) acaso
no; porqu e
u está usted acostu mbrad o ·a esos
peligros».
Para Valen tina era morta.J.
D. C AES. ¡Mort al!
VAI.EN. Pues con vida me ,·en ustedes. Y adem ás,
yo al peligr o no le temo. ¿Qué puede suce-
der ? ¿Mori r? Dios di spone si~mpre de mi
vida. ::;¡ ha dispu esto que siga Yiviendo,
¿qué impor ta que se desga rren los cielos ,
que s uban las aguas o que se desen caden en
los hurac anes? El me protegerá. y me sa-
ca rá a la orilla ; o agarr a da a un tablón ,
o eult·e las espum as de la t•esaca, o r e-
vuelta en el cieno que las olas arran quen
del fon do del mo.t·. Si en cambi o decide e l
Seflor que muera , ¡oh 1 enton ces, ¿para
qué neces ita ni océan os ni tempe stades ?
Todos esos furore s no serán por mi, que
con un soplo dejo de ser. De modo <fue en
u no y otTo caso, yo me dejo llevar por una
volun tad super ior a la m fa, .Y esa palab ra
upeligro» signif ica muy poco para mí. Si
me traga el oleaje , se acabó Valen tina; s i
me revue lca en la playa., d e allí me sa-
can, y por ahí me traen, y aquí me dejan ,
y aquí me consu elan y animn n amigo¡;¡,
parien tes y bienh echores.
L UCIA ¡Esto es ánimo !
OnosiA Y resign ación cris tiana.
D. TRlF. Y valor a prueb 3.
D. CRES. Y poesí a conso ladora .
VAI.F.N . ¡Ah! el espec táculo de esa.~ grand es lucha s
de ciclos y de mares , despi erta la poesí a
en el C6píri tu mús prosaico. Y dos días y
dos noche s he estodo sobre c ub~e,·ta satu-
/
rándo me con las gran dezas de lempe swd.
OnoslA ¡Dos días y dos noch es !
VHEN . (Con enojo cont1·a sí propia po1· clescrnder
a da1· explic acione s.) ¡Ay, Dios mío! ~•)

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-77 -
sólo 111e he 'uelto poética, sino juct{Jnciosa.
Y no sé por qué he dicho esas cosas... de
los dos días y de las dos noches ... porque
ni nn die lo creerá, ni tengo interés en que
11adiu lo crea. (Con su¡n·ctn.o dcslLén.)
LEONCIO Yo Jo afirmo.
VALEN. Aflrmándolo yo, no hace fnlla que lo aftr·
me usted.
LWNCIO Tiene usted razón, Valentina.
v.~u:N. ¿Y don Salu~;tio? ¡Ah ! ¡pobre padre mío!
por él sí que he S\Jfrido, pensando Jo que
él sufriría. ¡Tenía razón! No quise obede-
cerle, y bien lo pago. ¿Dónde está.?
OIIOSI.\ Po•· los muelles y po1· todas parles anda
buscando noticias. Pero en cuanto sepa la
entrada. del · uYachl>•. ,·endrá como un loco.
VAL~N. Hoy todos ,·enimos 1• esta casa como locos.
LBONCIO ¿:\le permite usted que espere a que \'uelva
don Salustio? (A l "alculi!la.)
VALKN. No es mi casa: es la de su tío de usted :
sin 1111 permiso, puede usted continuar eu
.ella.
L~:ONC I O Pues c~pcra.ré a don Saluslio.
VAI.I;N. Como usted g uste.
OnOSIA Todos esper¡¡.mos.
D. Tnw. Todos, para, acompañarle ~ ~~ su alegría.
D. CnEs. Y p:na. ponernos <a s us órdenes.
D . S.IU. Todos, no. Que yo necesito ai re, movimien-
to y gente a. quienes contar lo que me pasa
o lo crue no me pasa. Adiós, Volenlina: sea
enhorabuena. (L e da la 111ano.) Olro a.bra-
7.0, Leoncio. ¡Hasta la. muerte! Sct'\oras y
sct1orcs... Adiós, Orosia: ¡está usted en-
cantadora! Valentina, Leoncio, todavía te-
nemos que hacer o1ro viaje en el uYachtn.
(Sale 7101' el fondo.)
OnOSIA ¡Yo creo que perdió el juicio! Pero es muy
s impñ.t ico.
VALEN. ER rl mtís cuerdo etc lodos nosotros. Y aho·
r n, con el t?c rmiso de us tedes, me ret.iraré
un momen to para camb inr etc traje ... por-
C( Ue vengo envuelta en ondas amargas.
( Haciendo es(ue1·;os ¡¡o¡· ,·eir.)
D. TRIF. Ahí viene don Salustio. ,

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- 78 -
VALF.N. ¡Don Salustio !... ¡Padre mío! ... (Preci¡>i-
tándose pam recibirle.) ¡ Jlio! ... (Retroce-
diendo.) ¡Temo su euojo 1 ... ¡ fuí contra.
su voluntad!... Prepárenlc ustedes... Dí-
gante ustedes lo animosa. que vuelvo ... y Jo
buena que vuel vo ... y lo a legre.. . y cuán to
deseo .abrazarle: .. Y usted, Leoncio, le pide
pe•·dón por la. ca la ve rada <IUC hemos he-
ello ... Y yo ,·ct•dré... yo vc •nh·é... pel'O aho-
•·a. estoy aterida ... li11 núufmgo a. quien se
recoge en la. p laya ... Adiós ... adiós ... ¡que
me per·done.. . que me perdone 1... ¡No yuel-
vo ... si no me ue,·an usted es su perdón!
¡:\y, Dios mío!

ESCENA V 1 I
OROSI A, LUCl:l, DON TniFO.V, DON CRESCEN-
CIO, LEONCIO y DON SADUSTIO

D. SAL. (l>nt1·ánllo con (]'I'CUi aaitación.) ¡ Valenti-


na ! ... ¿Dónde está Valcu linn?
OnOS lA Don Sa.lustio tranquilícese usted. Ya la te-
u emos. Subió a cambia!' de Lra.je. Pero vie-
ne muy buena, muy ani111osa.
L UCIA Muy valentona.
D. TRIF. Ya pasó el pelibro, dou Saluslio: ahora a
del> cansar.
o. CRES. Ya está Valentina en puerlo seguro.
n. SAL. ¡En puerto seguro! (JI ¡nmto de estalla•·,
1>ero conteniéndose.) Eso es: muchas gra-
cias a lodos por el interés ... Abrumado por
t.ll:nlo interés. (Se <leja cae1· en un asiento:
tod4via 110 ha Teparacto en f.eon cio.)
LI>ONCJO (Ace1·cán ll.ose.) ¡Don Saluslio!
1), SAl .. ¡ Leoncio ! ... (L evant d111lose con i,mpetn. )
¡ L{)oncio ! (Con aceu to atne11C1:acl o1·, y que-
7'iendo ¡n·ecipitaTse sotn·e él . Sitt embm·r¡o,
se contiene.) ¡Mise!... (1ba a tleci1· «mise-
?·abten, pe1·o se domina, CI.JII'il'la los rntftos
y cambia tle 1)a/abm.) "¡Mi seiíOI'» sobri-
no! ¡Ah ! tenemos <lliC hablar; pero aho-

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- i9

ra no. Hablaremos los dos ... a solas. ¿ Com-


prendes.? ¡Con que no te agazapes en el
uYachl» y te me escapes, ¡<¡uc eres muy
capaz!
D. 'fRJF .. Pues uosotros nos rc\i J·amos. l..cs vemos a
ustedes tranquilos y nos rcti•·amos.
OnosiA Yo quisiera despedirme d.e Valentina.
LEONCIO No se ma.r chen ustedes. J.o que hemos de
hablar mi tío y yo, es conven iente que us-
tedes lo oigan. Yo les suplico que se que-
den.
ÜROSIA Con mucho gusto.
D. CRES. Si usted se empeña...
o. SAL. ¡Ah! ¿tú quieres que nos oigan? ¡Pues los
sordos nos oirán! ¡cuanto más los que tie-
nen expeditos los oídos y despierta la cu-
riosidad!
LEONCIO Sí, seño•·: deseo que nos oigan. Con que
desahogue usted conmigo sus enojos. P ero
le advierto, <¡ue Valentina no tiene la cul-
pa de' nada. Un conjunto do circunstan-
cias, de casualidades que e lla no pudo IHe-
veJ· : mi a turdimiento; e l estado de l mar ...
'D. SAL. Basta. ¿Sabes lo que ib1t o. decir cuando,
con tant:.1. osadía como. cin ismo te presen-
tast.c? Pues te iba a decir, lo que le d igo
ahora: "¡Eres un miserable !>• 1Has com-
prometido a una mujer! "¡Premeditada-
mente! ¡ t1·aidoramente! ¡cobardemente!"
1Ya van ustedes oyendo!
ÜROSIA Un momento, don Salustio. ¿Quieres ha-
cer compa.iiía a Valentino? (,1 l.ucia.)
D. SAL. No se apure usted. Lo que yo digo, puede
oirse, y nunca oiga cosas peores esta se-
t1orita. Además, la que tanto se roza con
el mundo, bueno es que vaya aprendiendo.
LUCIA Si ustedes lo disponeQ, me quedaré. (Fin-
1 gienclo lmmücLad.)
D. SAL. Lconcio, lodo esto que ha pasado es u na
trama tuya, una trama infame: bien que,
con decir lo primero, está dicho lo segun-
dQ. Una. trama tuya: tma locm·a. de ella, y
una debilidad mía. P ero quien paga por

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-80 -
todos, es la pobre Valen tina, que llorará
tod (~ su vidr:L ta Jiger<)¡o,a do un mome
nto.
J.m...:c ro ¿Ha concluido usted?
D. S.\L. :'\o. Mira ; un leproso es un desdic hado;
pero s i coge a un uilio y se lo lleva. y ,le
besa para hacerl e leproso como él, ya no
es un desdichado, ¡es un monst ruo! Un
hidrófobo es digno de mucha compa sión,
pero si .cnlrc ataque y ataque ve con plena
conciencia a buscar a -Wl sér inocente para.
morde rle y transm iti rle su veneno, ya no es
digno de compasión, sino de que sobre él
dispar en una escope ta como sobre Wl perro
rabioso. ¡Pues las almas tamllién tienen su
lepr·a .v s n h idrofou ia; y l!'r eres ante la so-
ciedad y ante Dios, el leproso y el hidró-
fobo, ¡el 11ue deshon ra y el que mancha.;
el que uenlc¡u·.a» y el que «en rabia>>t
LEO:-;C JO ¿Ha conclu ido usted?
D. SAL. No. Quiero a Vclan tina como si fuese mi
prop ia hij a : y no puedo ... vamos, que no
puedo resign arme con esto. Es muy loca,
muy chiquilla, muy desobed iente... pero no
merecía la ma)lcha que, con razón o si n
ella... ¡supon go <1ue sin razón! (Avan :an-
dc con los purios ctrrados hacia Leoncio.)
ha caído sohl'C aqur lla. frente purísi ma por
malda d tuya.
LEOXC IO Ahora si que ha concluido usted. Y óigame.
D. SAL. Excus as.
LE01'>CIO Oigam e usted, por amor de Dios.
D. SAL. l\Ientil·as.
LP.ONC IO Oigam e usted, y oigan lodos, que tengo de-
r·echo a que se me oiga. Don Salustio, yo
no soy bueno ; pero no soy tan malo como
uste~ imagin a y como ustedes sospec han.
Soy obstin ado, soy terquís imo; cuand o me
empe•1o en una cosa, o la consigo, ceo dejo
la vician en la em presa.
D. SAl,. No, ctesgra ciadam cnte ilo la dcjn~ l c en nin- /
guna.
LF.ONCI O Eso prueba que vencí siempn•.
D. SAr.. Hasta aquí. Veremos en adelante.
LF.01'>C IO Pue~ adelan te, digo yo. Cunnd o sucede
n las

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-81 -
cosas, ni las discuto, ni vuelvo In cabeza
para rn irarl as. ¿ ::;on? Pues sean. Co mo IHJ.n
sido las ac1lP\O, y adelaule.
u. S.IL. Poco a poco. Lo que fué, fué; pero si no
fué como debió ser, se ajustan cuentas y
se r esponde ante quien debe rcsponde1·sc,
y hoy i se responde ante mí 1
LEO!'CIO ¿Pues a qué vengo? Pude no \'Cnír: con
meterme en el uYacbt..> y dar vapor a la
máquina., ya est.a.ba al otro extremo del
mar.
D. SAL. E l m ar es pnro todos : para el que hu ye y
para el que pc1·sígue.
Lt:ONCIO Usted no ho necesi tado pc r·seglrí l' ll1c pnra
cncontnume. '{ tengamos calma.
ÜllOSI.I (A Lucía en vo; baja. ) Esto no acaba bien.
no se casa.
LEONCIO Por· mi lígercza, o por las cir·cunstancias,
o por mi astucia o mi maldad, que no me
defiendo, ¿he comprometido la r·cpulación
de Valentina? Pues a reparar mi ligereza
o n 1i mnldacl veugo resuelt o.
D. THIF. ¡ H on1bre, homb1·c!
LUCIA (A O?wia r 11 ·r>o: baja. ) (Te digo qu e se
casa ; ¡si t iene u11 a suerte!)
:0.SAL. ¿Qué <¡uicr'Cs decir? ¡No me fío!
LEONCIO No lo niego. La reputación de Valentina
está en mi mano. O por que la suerte la
puso en ella, o porque yo hice presa: ello
es que en mi mano está. Y cea tenderle mi
mano l'engou, para que vuelvan su repu-
tación ,. su honra adonde deben estar: ccr
sas ta11· sagradas deben es tar, no en m i po-
der, sino cu poder de Valentina. ¡ Don Sa·
lusl io, deme usted por es posa n. mi Val en -
tina! (Con emoción.)
D. SAL. ¿Qué? ¿Cómo?... ¡Tú me engniaas !. .. ¡ T ú
eres un tunante!
ÜROSIA ¡Bien, muy bien! ... i L a mano, Leoncio !
D. TRlF. ¡Es usted un caballer o!
D. CRES. ¡Es usted un hombre dignísimo!
L UCIA ¡Si yo dccin que se casaba l •
o. SAL. ¡ Me co nfundo, Leoncio, m e co nfundo !
LEONCIO ¡No alardee uste d rlc severo 1 (~11 tono de
6

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- 82-
broma.) l\o sea usted aquí el Comendador
de uDon Juan Tenoriou. Es usted muy buen
cristiano, y el Comendador, por echarla de
puntilloso y de rígido, se condenó. ¡ Co11
que en guardia, don Snlustio! No nos con-
vierta usted cualquier dfa en estatua de
pi·edra. Hablemos COlliO personas ude jui-
CiO»: hoy lo Iengo; a pt·ovccll cn ust edes la
ocas ión.
D. SA L. ¡Qué demonio, hombre ! ... ¿Q ué más ibas
a decir?
LEONCIO Hasta aquí fui cala,·crn; procuraré no ser-
lo, }: Valentina y usted me ayudarán. Soy
muy rico, por hoy a.J menos; pero ya com-
prendo que usted no se fía de mi, y yo Iam-
poco me fío mucho de mí mismo.
ÜROSIA 1Qué Leoncio !
LUCIA (¡ Es simpático hasta la pared de enfrente!)
(Apa1·te a Ol·osia.)
LEONCIO Oiga uste d, don Solustío, y ustedes tam-
bién, al cabo han de ser ustedes testigos de
la boda y de Jos co ntrat os matrimoniales.
Para poner' a salvo a Valentina de mis fu-
tur.as locuras, y para infundir a usted con -
flan~a. (A clon Sa!ustio.) yo le aseguro a
mi mujer, como usted quiera, la parle de
mi fortuna que usted disponga; y si quie-
re usted toda, toda: eso será lo mejor. Yo
nada.
ÜROSIA ¡Admirable, Leoncio: no es posible amor
más fino!
D. TR IF. Ni conduela más gallarda.
D. SAL. Leoncio, yo no tengo derecho para oponer-
me a una resolución noble y honrada: ni
es cristiano recha zar a los pecadores arre-
pentidos. Pero tampoco puedo imponer mi
voluntad a Valentina. Ella. resolverá.
LEONC IO Pues mande usted que venga.
Onos! A (1! Lucía.) Llámala tú .
LUCIA ¡Ya Jo creo: ahora mismo. (II?Jat fc. i 1v
por el camino se lo contaré todo: hasta lo
de la dote. Se va !t volver loca.) (Sale co-
niendo.)

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-83-

E. CE~A VIII
OROSTA, LUCJ..\, DO'< S.-\ LUS1'10, OO.V Tl?lFO.V,
DON CRESCENCIO y LEONCIO

D. SAL. Ahora veremos lo que dla dice.


LEONCIO P.e ro usted, ¿qué co nsejo se propone dar-
le? ¡Don Salustio, no sea usted cruel!
D. S AL. No eres lú lo que se llama una buena pro-
porción, como marido. En liempos norma-
les, yo no te entregaba a esa criatura. Pe-
ro, en fin, tú prometes enmendarte : las
circunstancias se imponen... 1y qué reme-
dio! ... yo le aconsejaré que acepte. Y si la
av«>ntura del uYachl» le ha dejado siquiera
una centella de buen juicio...
LEONCIO ¿Qué?
D. SAL. ¡Aceptará! (A Leoncio, at oído.) (Y acep-
tará, además, porque te ama.)
ÜHOSIA ¿Quién duda que 11ceptará?
Lt;oNCtO Ahora ver·emos. Esa mujer \rae mi salwt-
ción o mi condenación etema.

ESCENA IX
OI:OSI A, LEONCIO, DON SALUSTIO, OON TRT-
1-'0N, DON CRESCEYCIO, 1'.4LEN2'1N,\ y LUCI.-1

VALEN. ¿)le llamaba usted, don Saluslio? Aquí es-


toy, aquí estoy ... don Salustio. (Conmo-
vida.)
n. SAL. ¡Valentina... mala cabeza 1 (Se abra~an
conm.ovidos.) Vaml)s ... todo pasó. Te llama-
ba para decirle...
l.PCIA Es inútil, porque lo sabe ya todo: lo de la
dote inclusive.
D. SAL. Entonces, es inútil lo que yo pudiera de-
cit·te, y a ti te toca responder.
VALEN. Bueno será que usted repita la pregunta,
por si no he comprendido bien.

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-84 -
u. S.IL. Leoncio quiere casar.;c contigo, y me ha
pedido lu mano.
V,\l.t:N. Y usted, ¿qué 1nl' aconseja '1
D. S.\L. Hiju ... yo, llorn·atltunente, no puedo darte
más que un consejo: cllsntc, acepta. (Pau-
sa : Valentina inclinct la cctúr:a; lucao la
l evanta con cncrgia.)
Siento en el alma no poder segu ir su con-
sejo.
Lt:ONCIO 1Valentina! .. . (Co11 t"ioteucia.)
V~LEN. Agradezco su ort·ccimicnto d e usted. (A
Leoncio.) en lo que \'ale, pero no lo acepto.
(1'ocws se asontbran y munnumu.)
LEONCIO ¿Por qué? (Fuera de si.)
VALEN. No tiene usted derecho para preguntarme-
lo. ¡Soy libre! (A do u Saluslio.)
D. SAl•• Lo eres.
v~u:N. Pues si lo soy, resueh·o de mi suerte con
an-eglo a mi conciencio.
D. SAL. Val entina, ¿y el esc;indalo? ¿Lo que todo
el mundo piensa? ¿Lo que todo el mundo
dice? ¿Lo que todo e l mundo cree? (A fli-
g·iéncwse.)
VALI·:N. ¿Qué me importa? Dios no lo cree.
D. S¡IL. ¡ Piénsalo bien ! (:L'otlos l a. 1·odean; ella, im-
pcui!lle.)
ÜROS IA Valentina, hija mía ...
D. TnrF. Mil·e usted ... que yo no me precipito; y,
sin embargo .. .
VAL&N. Ni yo me precipito lampoco.
D. CRES. Usted no comprende su siluación, Valen-
tina.
VALEN. Puede ser.
LUCIA ¡No seas tonta!
VALEN. (¿Es muy rico, verdad? (A Lucía.) He di-
cho que no, y vuelvo o. repetir que no.
LF-ONCIO Qu iero tener calma ... y qui~ro tener ca.J ma.
Yo le ruego a. usted, (A rlou Salnstio.) c¡ue
me conci!da unos b1·cves momentos para
hablar con Valentina. Y yo le ruego a us-
ted que me escuche: sen\ la última vez.
(11 Valentina.) Y yo les n•ego a ustedes
todos que no se \'ayan todavfa. (Aaitado
pro(unclanumte.)

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- 8') -

D. SAL. Es muy justo. Retirémonos algunos ins-


tames como desea Leoncio.
VALEN. No; eso no. Lo que tenga usted que decir-
Jnc, dcl nnle d!! todos.
L i, QNC IO No puede ser.
V hi.EN. 1Esc rúpulos ahora ! Ci y J. es pü!Jlica la
cJc~honra, ¿no es ju ~lo r¡uc sea [lública h
Tcparación?
I. EONCIO P ues sea. ¿Va uslctl a c:uarse? ... ¿'l as a
ensar te conmi go?
VALEN. No.
LEONCIO ¿Por qué? ... Responde. ¿Por qu é? (Deses-
perado y amena:ador.)
VALEN. ¡Dios mio! ¡En qué apuro me vería si Lo-
dos aquellos con quienes no he de casar-
me, me hicieran esa pregunta! P orque no
se casa una sino con aquel que ha elegido,
y a los demás no hay que darles explica-
ciones; en suma, porque soy libre y dis-
pongo de mí Ubremente.
Lt:ONCIO ¡Mentira ! ¡No eres libre 1 ¡ ll ice que no lo
fueses l Te encadené a 1nl ante el mundo,
y el mu ndo con sus escándolos y sus ca-
lum nias, remachó la cadena. ¡ ll asla don
Sa.lustio eslá en mi favor y remacha co-
mo to dos!
ÜIIOSIA En el fondo, tien e razóu.
D. SAL. La infamia tiene su lógica.
VAtF..N. Por eso precisamente, por eso que dicen,
no me caso con usted. Porque a mí no me
couvencen, ni las calumnias del mundo, ni
los mandatos de don Saluslio, ni sus infa-
mias de usted. Sí: porque usted es un loco
a un infame: un voluntarioso sin alma,
que por ca)}richo y terquedad CJUiere casar-
se conmigo, no por amor verdad ero, ¡como
el mío!. .. si lo tuviera. ¡Si; cuando usted me
~ubía en brazos de la lancha ni «Yaclü»:
cuando me suspendi ó eu el a i r·c 1' me vi ~o­
bre aq uel .abismo verdoso y oi1Ciulan le y
en tre bor·botones de esp nnrn qur cnvoh•ínn
la escala y nos en volvía a los dos; cuando
vi a lrededor el mar tempestuoso subir bra-
mando como si quiei ero. alcanzarnos, y

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-86 -
arriba el ciclo plomizo que se cuia en jiro-
nes sobre nosotro s; cuando instintiv amen-
te me apreté a usted buscand o protección,
sólo vi en sus labios la sonrisa del triunfo
g rose r·o y repug11antc ! 1Y compren dí que
queda usted ganarm e por el escándalo y
la deshonr a, ya que no había u• ted podido
ganar·me por el amor!. 1Mal 111cdio ! ¡Mal
rríedio 1 ¡ Llevar· al templo a la que ha de
ser su esposa empuja da por la rechifla del
mundo! ¡Cásate , cásate, que ya no tienes
otro medio y «agradece mi generosi dad,!
¡Ma l medio ! ¡mal med io ! A mí, ni en el
templo, ni en el uYacht, se me \'ence con
indignid ades de canalla, sino con arran-
ques de corazón! ¿usted no los tiene? tan-
- lo peor para \tSled; ¡no me tendrá usted
nunca! ¡Nunca , mis-:rable!
ÚROSIA ¡Valent ina! (Conten iéndola. )
D. TRIF. ¡Es un carácte r de hierro!
D. SAL. ¡Pero qué noble 1
LEONCIO i No 6igas! pro sigas! 1110 me precipit es!
VALEN. ¿Puede usted ha.cer más de lo que ha he-
cho? Y.a ante el mun9o, ¿qué soy? Enten-
dámono s : uante el mundo. Ante Dios», soy
lo que era...
LEONCIO Por eso quiero que lleves mi 110rrrbre.
VALEN. Por eso yo no quiero. ¿Qué dirían? Por
lástima , por ruegos de don Salustio, la hi7.o
su mujer. ¡Y ella, como era rico, como era
esplénd ido, se udejó comprom eter» para
«compro meter len! ¡Si usted mismo llega-
ría a pensarl o alguna vez!
ÚROSlA ¡ Ah 1 1C60 no !
LUCIA ¡No faltaba mas!
LEONCIO No; no digas eso : ¡no pienses eso de mí !
(Angust ido.) No; eso no: i Valenti na! ...
i Valenti na!
Si; ¡como que sólo ideas puras revolote an
POI' su cerebro de usted; ¡como que nun-
ca ha pensado usted indignid ades! i Ahora
· soy para usted un copo de espuma ! Cuan-
do pase el caprich o, y en usted pasa pron-

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- 87 -
to, Clllonces, ¡ la ola se volcó! la ·espuma
abajo y las negrura s arriba. uMi J'Csisten-
cian, pensarí a usted, cálculo para -cmpe·
ñarle más ·y más. uMis desdenes», estudio
de coqueta . ul\1 i visit.a» al uYac htu, un lazo.
Todo esto ulo pensarl a" usted, porque se
piensa según la atmósfe ra en que se res-
pira; y cuando yo com pr·endiese que US·
ted lo pensaba , aunque no lo dijera... ¡ OIr,
Dios mio, Dioa mío! moriría y mori ría cou-
denada por toda una eternida d, porque
mori r·la eón el gr ito de la blasfem iá en la
gargant a, y el retorcim iento de la deses-
peración -en el pecho.
D. S.u.. (11cercánctose a ella.) 1No digas esas cosas!
i No blas femes, hija mía.!
L EONCIO ¡ Deje usted que lo diga! 1 Si esa es una
prueba de su amor !
VALEN. Y bien ; si te amase, ese sería un motivo
más po r·a no ser luya, (Con exp Losión apa-
sionada .) después de lo que has hecho. ¡Yo
amarte ! ¡y no amarme lú! Yo pensand o,
" 1Dios mío, loma mi vida, pero salva a
Leonc iol" ¡Y t(r! «Ven, Valentin a, que voy
a llevarle al altar, pero antes voy a revol-
carte por todas las ·Charcas de la plaza
pública : ¡-ese será tu velo de deéposa da!"
¡No, imposible ! ¡ imposib le! ¡vele! ... ¡ve-
te, Leoucio; te odio y le desprecio!
ÜROSIA Vamos, Valenti na, ¡cálmat e!
L UC IA ¡Por Dios, Valentin a!
L EONCIO ¡ Bueno! ·¡.aho'ra. me odias ! pe ro' antes sen-
Has mucho amor por mí, ¿verdad ? Esto
es lo que yo q uiero saber. Porque si me
Ir as am11do, por más que lú digas, no has
dejado de amarme. Y todo eso que ahora
dices, no es más que la cólera del primer
momen to: los enojos de un carácter enér-
gico, que no qu iere doblega rse; el orgullo
celeste de una santa, que se inoigna por-
que le mancha n la orla del manto. Yo la
limpiaré con mis besos cuando sea m i es-
posa. ¡ Porque a unque se jun te el cielo con
la tierra, lo se rás ! Sf, tú me quieres, y

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-8 8-
por eso huyes de mí. ¡ Créan lo usted es !
¡ conv érnan la · usted es !
D. TRII'. ¡Por Dios, Leoncio, tenga usted
calm a!
LEONCIO ¡Pero si es que 1110 quier
e! ¡ Si estoy segu-
ro! ¿Te .acue rdas? ¡Dos días y dos noche s
has pasad o sobre la cubie rta de mi uYachh>
y le acerc abas .a l timon el, con ment iras de
curio sidad , para huir de Leoncio 1 ¡y ha-
blaba s con los marin eros del tiemp o y del
oleaje , y de la '' ida del mar, para no ha-
blar conm igo de tu amor ! ¡ P e r·o yo lo com-
prend ía, y cuand o, )'a r-endida por el can-
sanci o, nos sentá bamo s junto s, envu elta tú
en mi imper bcabl c de mar, y tembl ando de
Ido y de angu stia, yo 110 sabía , en la os-
curid ad, .adón de mirab as; pero le sorpr en-
día un relám pago, y bajo el capuc hón «Veía
tus ojos clava dos en míu! ¡ Niégalo, nié-
galo, Valen1ina! ¡ Valen tina, 11 iégalo !
VAU:N . ¡Te m iraba con ira! {l"illgiértdose fudos a.)
LEONCIO ¡Con amor !
V.•LEN . Mientes, y J1emos coucl uído. No acept o tu
ofrec imien to: no c¡uiero Yerte más. Ofrec e
tu mano y tu rique za, tus galla rdías de
aven turero y lu cflma ra del uYachtu a otra
muje r, de tanta s como tienes enloquecid a s.
Yo te despr ecio a ti y desp r-ecio to do lo
tuyo. ¡Adió s!
LEONCIO (Deteniéndola..) ¡Perd erl e,
no!
VAL~N­ ¡ Sf, para siemp re!
LE0NC IO ¡Mira . c¡uc no sabes de lo ·que soy
capaz !
o. SAl.. ¡Poco n poco e¡ u e yo estoy nqul !
O. TniF. ¡Por Dios santo , te nga usted juicio !
V.4U:N . Con amen azns no me conve nces. Despr ecié
la. dcsho nr.a fingid a, que no por ser fingi-
da, dejab a de ser desho nra, para que no
despr ecie la amen aza. rid ícu la, c¡uc de to-
clas mn nerns es ridícu la.
LtONC IO ¡:-lo me enloq uezca s ... no me
preci pites!
:\'lira que soy capn1. de coger te a ho•·a mis-
mo y de sacar te di' cstn rasa, y de llevar te
en brn1.ozs por el mn~llr, por calles y por
plaza s, gritan do, o uuqu e sea ment ira: u¡es
mi mnnc eba y no c¡uier<' ca~:nse conm igo!»

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- 89-
VALEN. ¡De eso si serás capaz 1 ¡Vele 1
D. SAL. ¡No repitas lo que has dicho, que me ol-
vidaré de que llevas mi nombre!
D. TRIF. ¡Don Salustio! (Conteniéndole.)
0ROSIA ¡ Qué delirio !
L UCIA ¡Qué núedo!
LEONCIO ¿No ves que mis ojos so inyectan de san-
gre? ¡Cuando me pongo así, hay que te-
merme!
VALI:N. Pues no te temo. (Re!1·ocecUcndo.)
LEONCIO Pues, ¿por qué huyes? ¡Por miedo !
VALEN. ¡Por repugnancia!
LEONCIO ¡Me arrojas al abismo, Valentina!
VALEN. No habré tenido <¡ ue empujarte mucho.
LEONCIO ¡Valentina.! (Ya sobre ella, coyiéndola.)
VALEN. ¡Que se vaya... que se vaya ... si no se va
él, me voy yo!. .. (Con desespe•·ación tam-
bién, yJorque le fallan las ftur;a;s y v a a
ceder.)
LEONCIO (Loco, frenético, vencido, llo•·oso.) ¡Pues
me voy ... me voy! ... ¡Adiós ... adiós, Va-
lentina! ... ¡No me crees, pero te quiero con
toda mi .alma... y si dices que no tengo
alma, con todo mi corar.ón, que corazón
sf tengo ! (Golpeándose e! pecho.) 1Bueno
o malo, me entregaba a li por entero. 1Tú
me r-e chazas! ¡Miren ustedes bien: por vez
primera estoy llorando!... ¡Uoro delante
de ustedes ... y saldré llorando para. que
lodo el mundo me vea. l ... 1Allá ''a. el loco ...
allá va el loco!... ¡ Llom por<1uc no le quie-
re Valentina 1... ¡Valentina, Valentina.. .
eres más valentona que yol ... ¡Adiós! .. .
¡Te amaba mucho! ... ¡Adiós! (Sale por eL
fondo, delirante.)
¿Pero no le quieres?
¡Más que a. mi alma.! (Telón.)

FIN DEL ACTO TER CERO

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'

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EPÍL OGO

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REP ART O
PellSONAJeS ACTOileS

VALENTINA ........ ........ ..... . S nTA. MAng GUf.llllERO.


OROSIA ..... .................. ...... . SRA. ALVERA.
LUCIA .................. .............. R urz.
DON SALUSTIO ............... .. SR. TIIUILLIER.
LEONCIO .................. .......... CEPILLO.
DON BAUDILIO............ ... ,. BALAGUEJl.
FELIPE .................. ........... . GARCI,I 0RTF.GA.
DON TRIFON .................. .. . CIRERA.
DON CRESCENC IO............. G.~RCM.

Un hOmbre del pueblo o mm·ine1·o de! TJtwrto,


co1~ acento anda.lu;

Entre el tercer acto y el epílogo ha pasado un afio

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EP ÍL O G O

leta con-
La escena 1·e¡n·esenta una especie de pla:o
tigua al mar y at hotel ele d.on Salus tio . .1 la dere-
cha del acto1·, una tapia con una 11unta cte
hien·o
, que repre senta La parte ¡10ste rior
o peque11a verja
s en-
d:e dicho hoteL. En tos ¡Jü.astl·ones , dos farole
cendidos. A la izquieTcla, un gnLpo d.c á1'bol es
y un
el pa-
banco c,culto entre ellos. En el fondo , con-e
cent1·o
rapeto o p1·etit de un mueue eLe ci1·cuito. EL
ca o baja u11a escaLi-
está co1·taclo, y de ét arran
a (que no se ve, pero que se S!Lpon e
nata de ¡1iedr
crnba 1·cars e en botes .
que ltega hasta eL 1na1·) ¡Jam
a deL parap eto se ve un llori: onte muy
Por encim
del ho-
ex tenso ele mm· y cielo. Cena de la verja as
tet, otro banco . Es d e noche : el cielo, coil. algun
o se ve sobre eL mar
nubes; ele cuand o en cuand
lo r¡tw
el brillo de la luna. (De lodo esto se hace
buena mente o mala ment e se pueda .)

ESCE NA PRI MER A


en en di-
DON TRTFON y DON CRESCENCIO. Vien
lentitu cl,
recciones contrm•ias, si!]u iendo el p1·etit con
Don T1·i!ó n obse1· -vc~ la atmó sfera
conw si pasease'!l.
Don Cresc encio trae la cabe: a incLin ada
y el mar.
costum b1·e. Al ttega1 · aL centr o, 11
al suelo, segtín su
con ot1·o,
ctwnd o el diáLogo l o ind~ca, tropie :an uno
pero sin violen cia.

D. TR U'. Aque l ucirru su a lgo dice. (Seña lando ha-


cia las nubes.) Y aquel ucúm ulosu no dice

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-94 -
menos. uArea ciclónica,, se nos presenta,
y .aun áreas uanticiclónicasu. Meditemo s.
D. C RES. ¡•E sta idea, esta idea! Sí yo p udiera llevar
conmigo .el useismómetrou ... Discurram os.
D. T RrF. Pero si el ciclón choca con el anticiclón ...
D. CREs. Pero si yo sufro el estremecim iento seis-
mico ... (Ya están muy cerca uno de otro.)
D. TnrF. ¡Entonces el choque es inevitable 1...
D. CnEs. ¡Inevitable será! ... (T1·opieza uno con ot1·o:
se separ·an y se disculpan sin conocerse io-
da~ia.)
D. TnrF. ¡Ah! ... Perdone usted ...
D. CaEs. Dispense usted ...
D. TnrF. Iba distraído.
0. CRES. Y yo también.
o. TnrF. ¡Caballero ! (Sal u® descubriéndose la ca-
beza.)
D. TRIF. ¡Caballero !... (Lo mismo.)
D. TnrF. Pero ... ¿qué? ... ¡ No me equivoco! ... ¡Don
Crescencio! ...
D. CRES. ¡Pero si es don TrHóu!
D. TnrF. ¡Qué feliz encuentro !
D. CnEs. Dijera usted mejor ¡qué feliz choque 1 (Se
dan la mano afectuosamente.)
D. TRrF. ¡ Usted por estas tierras 1
D. CREs. ¡Y usted por estos mares!
D. TRrF. Yo eetoy aquí {lace dos meses. Pero , ¿qué
ha sido de usted? H.ace un año que no le
veo.
D. Un a.fio de estudio. P ero yo tal vez le dis-
CRES.
traigo a usted en sus meditru:iones.
D. TRIF. De· ningún modo. Esta noche no le dejo
a usted. Yo s iempre escojo esta parte del
muelle de c ircunto, porque a estas horas
no hay nadie.
D. CRES. Si le parece a usted, nos sentaremo s en
uno de estos bancos.
D. TRIF. Este Tinconcito es mi sitio p redilecto. Y
cuando me canso de estar solo, entro en
caso. de don Salustio. (Señalando hacia la
~r;a de la derecha.)
0. CRES. Bien situado está el hotel de don Salus-
tio. El año pasado, muchas veces en estos

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-95-
bancos, teníamos la tertulia, como decía
don Sa1ustio.
D. TRil'. ¡Qué sabrosos coloquios, y qué noches
tan agradables! No Yolverán.
O. CnEs. ¿Ha ocurrido algo? ¿Se casó al fin nues-
tra pobre V-alentina? Cuente ust.ed, cuente
usted. Yo sólo sé que Leoncio se marchó
desesperado.
D. TRIF. Y desesperada se quedó Valentina. Profun-
da. trisLeza se apoderó de ella; quebrantó
su organismo, y, por consejo de Jos médi-
cos, se la llevó don Salustlo a Níza.
D. CRES. ¡Qué demonio de chica!
D. TRil'. Allá pasaron e6los meses, y ayer llegaron
a pasar Jos de Yérano en ese hotel, según
costumbre.
D. CRES. ¿De modo que tan enamorada estaba?
D. TRJF. Y lo está. todaYía. Siempre que puede se
pasea por la orilla del mnr, o se queda
como estatua de piedra nhl mismo, (Se1ia-
land.o hacia el pretiL.) contem1>lando ula bo-
cau del puerto, que fué ula que se tragóu
sus esperanzas. Pero, ¿qué -le decía a us-
ted? Ahí está. (Conteniendo a don Crescen-
cio.) No nos presentemos ahora, porque a
la pobre le da muoho sonrojo.

ESCENA I I
DON TRIFON, DON CRESCENCIO y VALENTINA;
dupués DON SALUSTIO. Don Tri{6n y don Cres-
cencio, sentados en el banco y ocultos por la oscu-
ridad. de la noche y ¡¡or la sombra de los árboles,
obse7'1Jan durante tod.a esta escena. Valentina va len-
tamente al parapeto y se queda mirando al mar o
se sienta en el pTetil. La luna la baila de luz .

D. (,1 clon C1·escencio en ·v o: baja.) Ahora es-


TIUF.
tará mirando al «Y-nchln que se llevó sus
ilusiones.
D. CaES. ¿Pero el ccYachtn esL.-'1. en el puerto?
D. TntF. Sí. Lo perdió al juego Leoncio. Se lo ganó
un inglés, Mr. Pelerson, gran amigo suyo,
y gran aficionado a estas ¡Jlayas.

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- 96-
(Sal·ienclo ele/ hotel. )
i Valen tina ! ... ¡Valen-
tina! ... ¿Dónde estás , hija? (AL saLir La ve
y se d i1·ige hacia eU.a.)
V.IL~N . A<¡ui estoy ; he ,·e nido ahora mismo.
D. TRIF. {Así está siemp re el pobre don ~alus
tio,
tras eUa. Temi endo que hago. un dispa ra-
te.) {A don Cresc encio .)
D . SAL. La noche está fresca .
VAU:N . La noche está deliciosa.
D. SAL. Pero, hija, ¿no te cansn s? Siem pre es
lo
mismo.
VALEN . Sí. Las mism as olas. El mismo cielo. Y el
«Yacht»... allí. "El», no.
Vamos adent ro, Valentina. Pront o vendr án
nuesu·os amigos.
No; es te111pr ano Iodavía. Quiero antes dar
un paseo. (En tocla este escen a pasean Los
tlos, a¡¡m·erienllo y liesa¡¡a1·eciendo seotín
lo ind·ir¡-ue el diálogo.)
D. SAL. ¿En qué piens as?
VALEN . En nada.
D. SAL. No es cierto.
VALEN . Pues en 11élu.
D. SAL. ¿ Siemp•·c?
VALEN . Creo que sí. No recuerdo ningú n otro pen-
samiento.
D. S .IL. ¡Vay a por Dios!
VALt:N . ¿Oc modo, que no ha sabid o usted nada
de Lconcio?
D. SAL. No, hija; ya le lo hubie ra dicho. ( Dete-
niéndose.)
Perdo ne usted ; no es ''erda d. Usted sabe
algo. Y hace usted m ni en no decfrmelo;
yo he de saber lo.
D. SAL. Pu€!6 no sé nada ; ni me ocupo de ese loco,
ni debie ra ocup arme de tí. (Sigtte ¡¡a-
seand o.)
VALEN . ¡Un ofto enter o sin notic ias suyas ! No es
posible.
D. SAL. (Con euojo .) Buen o; pues sé mucho y
no
quiero decírtelo. ¡Ea ! ¿ Eslfts conte nta? ·
VALEN . Ahor a es cuand o dice usted ,·crdad. (Sa-
len paseando por la izqttie1·da.)

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- . 97 -
1>. Cnt::S. Pero si tau enamorada est:í, ¿.por· qué no
se casó?
1). T RI F. ¡\ 'nya usted a enten der a las 111njcres! ¡Qué
sé yo! Valentina es muy religiosa, y r..con-
cio es un hombre sin fe y si n creencias . Y
no es fác il casa r a un án gel que bajó del
c iclo co11 cristalitos azul es del firmame nto
sobre las alas, con un d ia blo que s ube udc
Jos profundos» Ueno de escurriduras de
azufre y pez por todC> el cuerpo. (So11 -
1"iendo.-) -
D. Cnes. Nunca he inten enido en ma trimonios de
esta. clase: 1>ero no debe11 ser fáci les. ¿ Y
Lconcio?
n. T n1r. Loco por· esa niatura. E ra la ,·ez primera
que encontraba resistcucia en una mujer.
Y yo creo que la quería hondamente. En
el hombre más pen·er·tido, los recuerdos de
la infanc ia ti~nen dulzu ras y pu r·ezas ine-
fables.
U. CllF.S. ¡Es verd a d, es ve rda d! (1) Yo recuerd o
s ien,l>rC una uazotairl a» que 111e dió mi
f\bue la por ·haberl e r·oba do unos «jamo-
nos». i Ni las sacud idas del Etn a! Pues mi-
re usted, siempre rec uerdo cqn «es treme-
c imi entos» de placer a quellos «estremeci-
mientos de dolor. (Ricnclo. f)ou Trifón 1'ÍP.
tam bién.)
J). Tll i F. Es Ycr·da d, don Crescencio. Yo lam bién re-
cuerdo u nas usopas d e lecheu que me dió
mi madre u na Nochebuena, y u na .. pasto r·-
cilau de barro, a quien yo quise dar sopas,
metiéndole la cabeza en el tazón. )'fuchos
nlios han pasado; pues no se ría usted de
mí, más de una vez he vis to, en tre los for-
midables pliegues del ciclón, la cabecita de
la pastora goteando leche (2).
n. cn"s. Nos vamos Yolv iend o vi ejos.
D. Tllll' . Mr pnrece que sí. (l'aleuli110 11 rlv n Salus-
lio apa!'Ccen por la i;quicr(la, conlimwndo
s u ¡rauo, p e1·o !le rlltella.)

NOTA Del (t) al ( S) puede suprimirse para aligerarla escena,

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-98 -
o. SAL. P ero no hay quien te entienda, mujer. i\o
hay quien te entienda.
VALEN. No es fácil.
o. SAt. (Pm·tíndose y hacienrlo r¡u1· ella se delen -
(la. ) Te dij e : uNo te enamo r·cs de ese per-
dido. u Pues por lo 111ismo, ute enemoras-
teu. Te dije: uNo vn yus ni uYachtu. Pues
al «Yaet.u. Cedo y te pct·ru ito y h asta te
•·uego que te cases co11 él: uPues no me
caso.» (Jmi tmu lo /e¿ lt'I''JIWd,atl de l'aten-
ti1w.) uBueno, pues 110 le cases; per·o ol-
vída te.» Y tú : «No le olvido y me muero
por él.» Pues te morirás. (Echa a andar
con mucho enojo lt lo lat'()o tlel ¡Jt·etil. )
VALEN. (Siguiéndole.) No se incomode usted. Si
yo la único que <1uiero que usted me diga
es udónde está Lconciou.
o. SAL. ¿Dónde están los condenados? En el infi er-
no. Pues en el infierno estar{t.
VALEN. No; a mí se me engafla, a mí se me oculta
algo. Leoncio está en fermo; Lconcio es des-
g raciado; Leoncio se muere. ¡ M e lo dice
el cor azón ! (Sale poT l a de1·echa.)
o. SAl.. ¡Valentina!. .. ¡Valent in a! ... (Sal e t1·as ella,
de modo que clesapa·r ccen tos dos.)
0. CRES. ¿Y qué iba sido de J,eoncio?
D. TnrF. Cuando perdió toda esperanza de conse-
guir a Valentina, se hundi ó más y más en
e l vicio, como Satán en s us cavernas,
cuando perdió la esperanza de su ciclo.
En esto corrió la ,-oz de que Valentina ha-
bía muerto.
O. Cnv.s. ¿Y <¡ué? ¿qué efecto le produjo?
0 . TRIF. Que quiso representar el flnal de ul.ttcia
de Lamermooru n lo vivo.
D. CRES. ¿Se suicidó ese loco?
D. TRIF. Lo intentó ; pero al fln se le pudo salvar.
Y cuando se ent eró el e que viv ía Val r nti-
na, a poco se mucre otra vez de gozo. Na-
turalmente, vino la reacc ión y entró con
unueva vida en la vidau y con fi rm e pro-
pósito de transformarse.
D. CRES. ¡Hombre, hombre !
0.' TRIF. ¡Sí; fíese usted de «e<>as ll·ansformacio-

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99-
nes»! Por el pronlo se arruinó al juego;
n. -es lo le llamaba uln. liquidación de su pa-
sadou. Y luego, pnra demostrar qu e s~ ha-
bía hecho u11 hombre useriou, y que dt· co-
sas serias se ocupaba, se hizo urevolucio-
nariou y uconspiradoru.
o. CRES. ¡Qué demonio!
0. TRIF. uQue ula sociedadu estaba muy mol; que
así como uélu se había transformado, era
pr.:ciso transformarla a «ella... Conspiró,
como digo; to1uó parle en la última ccin-
ten!onau; leww ló una partida; luchó co-
mo una fiera: le cogeron por fin, y sin la
intenenció11 de don Salus!.io, desde Niza,
y de don nnudilio, desde Madrid, a estns
horas eslnba fusilado.
D. CRES.. i Válgame Dios! ¡Pobre Leoncio 1 1Qué
cabeza ! ¿Y dónde está?
0 . TRIF. ¿Dónde ha de estar? En la cárcel. Sen-
lenciado a \'cinte ailos y a punto de que
se lo lle\'en para cumplir la condena. Mi1·c
usted si ccera. lcoln el corazón de Valentinn.
D . CRES. Por s upuesto, ¿ella nada sabe?
D. TRIF. Nada; pero sobrá. En N iza se le pueflc
ocultar lodo; t>cr·o aquí, ¡ya es f(tcil! (1Jon
Salustio y l'alentilw aparecen 1101' la i;-
quiel·da. Ella f1Jte111a seguir el paseo, pPl'O
don Salltslio la detiene. )
D. S.•L. Basta ya de pas-eo. Vámonos a ensilo. (l' a-
lenlina ollellece maquinalmente; pet·o ltu•.
go se detiene, 11 ¡;ol.viéndosc hacia el mm·,
se,iala. 1m 71tmlo l.e,iano.)
VAJ.EN. :Vlire usted. ¿Ve usled aquellas dos ¡·ocas
en la boco. del puerto ? Po1· alll po.só el
uYacbt.... El ibo. en pie sobre cubierta, mi-
rando ·hncin a<1ul, de espaldas al mar, co-
mo diciéndome: <~Tú me arrojas otra ,·ez
a las Lempesto.des; ,·oy de espaldas a ellas,
¡qué me importan! y con la. vista tija en
ti. Si caigo, caeré despreciándolas y mi-
ránd!>te ...
n. s.u.. P o1· de pronlo vnmos a casn, qu e ha.cr rrcs-
co, y no estás Ll'1 pm·a sufriT n i vientos, 11i

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-1 00-
llu,·ias, ni siquicl'a uel relenten. (Se VUil
ace1·cand~ l.enlameule al lwtet.)
VAI.I;l'(, ¡ Cuúnto daría po1· \'CI'Ie!
1), !:;Al.. ¿Para darle ... ~· para tlal'lue otro disgusto?
VALEN. Para \'cric. ¿Uó1odc estnr:'1?
D. SAL. Pues está ... por esos ma1·es de la vida.
V.\I .•:N. Pues es ta vez.. uo llll' f¡Jlt'd o en la orilla.
(Eut1·a en eL hotel. )
D. SAL. i\1 que Dios 110 le dtc hi jos... el diablo le
cl a Val ~ llliii<IS. (/;11/ra t'll 1'1 hotel 11·as ella. )

ESCE1\i\ Iil
DOS TRLFO¡\' 11 nos C/11.; '('E.VC/ 0

O. Tnrr. Y terminó el p1·imPr paseo. ( Refiriéndose


a l 'nleu tina. !/ a don Salu.<lio.) ¿Quiere us-
ted que entremos?
U. Cnr.s. Con mucho gusto. ( ·e rlit·iycll Lentamente
hacia el hotel; e l uuo mil·nurlo hacia m·ri-
ba, y . ot?·o m imnrlo hncia aiJajo, seglin
costnmb re; ¡JI'I'O si u 1'.>:/l.!)fi'Orión. Más bien
es /enc/.enci.c¿ a !l.ct>a>· l a wbcza alta cl.ou
n ·ifón 11 la wbe;a uaja cton Cresccncio.)
P ero nada me di ce usl<'cl de los demás
r3111igos y D.llligas.
D. Tn1r. Probab lemente les ,·~··(t usted esta misma
noche y mu~· pronto, porque ya. es la. hora
a que suelen Yenír.
D. Cnts. ¿Y don Baudilio?
D. TRI F. ( Deteniéndose 1J l"ÍCIHlO.I ¡Don Baudilio!
¡Oh, graciosisimo!
O. CRES. ¿Se curó de las jaquccás?
D. CnEs. Se curó por el pronto. Pero es hombre
predestinado a u jaqueen perpctu an. ¡Don
Baurlilio o In ruer w. del s i110!
1). C nr.~. ¿Cómo es eso ?
D. TntF. ¡Se casó ! ( Ricudo.)
P. CnEs. ·¿Se 'ha casado do11 Bllll(l'il io? ·
D. TRIF. i Con Orosia!
D. CRF.~. ¡Con Orosia! ¿De modo e¡ u ~ él entr ó tam-
bién con nueYa l'idn ~~~ In vida?
D. TRIF: ¡Y ahora tien e ncnra lg ias toda la ramilia !

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-101 -

(Se tll'lieucu los dos: riemlo c11 lct t•erja


del /tole/.) Pero ello~ ~1' lo oirán a usted,
)10/"(IIH' ahí \"iCnCn.

ESCE!"\A 1 V
DON 1'RJFON, nON Cf:ESCENC/0, OJIOSlil, LU-
CIA !J DON RA UnlLIO . O•·os·i a ,.i.ell<' r.ogi.lla i/cl. bro-
zo deJ·echo de <ln11 l?fllulilio. Lucía, aL Lado i:quie1·do.
no11 lJatttlilio 11·ae encogido toclo el lado i:qu:ierrlo
cle 1a cam.

0. TRIF. (Mielantdnclose y temliénllole., la mano. )


Buenas noches, Orosia. Don Baudilio... Lu-
cía...
ÜROSIA ¿Es usted? :\luy buenas noch!'s.
D. BA\1. i\lejores las tenga usted <lliC yo.
L11CIA (Con tono cle mal htmwr.) ¡Pues si no las
riene mejores que nosotros, se ha divertido!
D. TntF. Aquí les presento a ustedes t/11 ilustre via-
jero, del cual ya se habniu olvidado. (Pre-
·• entn:ndo a don CJ·escenc·i.o.)
1Seflo ra! ... ¡Señoril a 1... ¡.Amigo mío!. ..
¿Ya no se acuerdall de mí?
LUCIA ¡Ay! sí : el de los terr.c molos.
OnostA ¡Don Crescencio! ... ¡Cuánto me alegro! ...
¡Ya le tenemos a usted otra vez!
D. CRES. Ya me tienes ustedes otra \"1'7..
0. BAU. u¡Ya la tengo yo otra \"ez!n (Co 11 tono afli-
gido y llet•ánclose la ma11o al latlo i:quit1·-
do de la cara.)
D. Cnr.s. Acabo de saber la fausta nUC\":1. F~licito
a ustedes sinceramente. (A don Tltlttdilio
11 Q¡·osía.)
n. BA\ 1. i\luchas gracias. ?lie parece qu~ 110 nos fe-
licila t•á usted en nuestras boclns d~ oro,
ni j'/l nues tras bodas de plata. Mire usled,
nhol"n llevo udos anmos de rob1·~., 1' 11 los
!Jrazos, ¡Jo1·qne dicen que son buenos, que
desarrollan electricidad. Y tambi én ésta
los lleva por PJ'ecaución. De IHoclo que, por
el pronto, puede usted felicitarnos por
nuestras «bodas de cobre».

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- 102 -
OnoSJ.\ (,\ don lla1ulilio, co11. mucho corilio.) ¿Có-
uro le sientes?
lJ. RIU. Se me ha quilado del lado tlH~cho y se me
ha PILS!tdo crl izquierdo.
LUCIA (Se¡}(trá¡¡c/ose rle pronto y <Urir¡i(;nclose a su
hermana.) ¡Ay! Pues }Joule 1ú aquí. Las
neumlgias son contag iosas: Cl'~au lo uste-
des. (Cambian de sitio 01·osia 11 Lucia, co-
locándose aquélla a la i:quicnla y ésta a
la clcrcclla, ¡1ero a cie1·ta clislaMia y mi-
mndo con 1ecclo a don Bauclilio.) Yo, por
precaUC ÍÓil IO.lllbién, JlC\'0 Ull uU t"O de pla-
tau, pero uruy mono.
D. TruF. ¿Qu icr·cn usl.cdcs que c11trernos?
Onosu . Vauros allá.
D. BAl.i. Sí: cutr·cn uslcdcs. Yo rile qui'do aquí un
ralo, pOr<fUC el aire del mar me ha calma-
do un poco.
ÜROSIA Yo larnbié11 me quedo. No ¡medo dejarle a
éste cuando eslá así. (Orosia está muy ce-
/out cou rlou /1audilio: con tot/a la umiel»
de la luna d.c ídem.)
D. CRES. Pues en el hotel de don Salustio les espe-
ramos.
ÜHOSIA Oye, Lucra: tú puedes .acornpaiou r· a estos
sel1ores.
LUCIA Con mucho gusto. ¡Ya lo creo!
D. CRES. Y me contará usted todas las novedades.
Luc1.~ Si, señor. ¿Sabe usted lo del pobre Leon-
cio? Todo el mundo lo sabe, ¡>ero como
usted acaba de llegar...
D. CRES. Ya me lo ha referido don TrifótL
ÜROSIA (Liarnánrlola.) Escucha. Lucía: no le digas
una pnl:r.bra a Valentina.
LUCIA ¡Yo!... ¡Jesús!... ¡No . soy Lan impruden-
te 1. .. Pero cualquicJ·a se lo dirá!
ÜROSIA Que sea cualquiera, pero t1ue no seas tú .
LUCIA Pierde cuidado. Es una pena lo i¡uc le pasa
a ese pobre chico. (A don Crescencio. )
¡Tan valiente! i Dicen que se ha batido
como un león! ¡Condenado a. vivir veinte
afios e11tre gente de mal vivir·! ¡El, que
nunca. hn hecho otra cosa, .1' ahora que
descahn corregirse! ...

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103-

D. Cut:;;. Eu efecto, es lliUY triste. Una vitlu trun-


cada.
Lt:ClA (Ace>·cántlosc tos tres al l1otet.) ¡Cómo va-
mos n llorar Valent ina y yo ... cuando Va-
lentina Jo sepa! 1Tengo UBUS ganas de llo-
rar con elln por Leoncio!
D. TnrF. Es usled muy buena.
LI:CI.\ Leoucio si que es bueno, d igan lo que quie-
ran. ¡Qué gran pecado ! ¡ subleYarse! ¡Eso
le pasa a cualqui era! (Lucfct, dan 1'rifóu
y llon C>·cs¡·eucio entra.n eu et hotel. )
1

ESCENA V

OROSl ll y DON nAUOl LIO. Esta escena hay que ha-


ce>·/.a con natw·a /idatl. y g>·acia, pcr·o sin ¡·ccaTym·.

ÚROSIA (Ace>·cáuclosc rari11osa.) ¿No estás mejor,


Bauclilio?
D. BAU. No, hija.
ÚROSIA Por Dios, Baudilio, te u calma : ten pacien-
cia. Ya po.so ni.
D. BAU. Es que creí que habla pasutlo pm·a s iem-
pre. ¡Qué a11o tan feliz! ¡. in neural gia en
la cabeza y con tu imagen en el corazó n!
0110STA ¡·Mi pobre 13audili o ! (Cou muc ho mimo. )
D. B.H'. (<lccrcá nclnu a Orosia cou ca•·i>io. ) ¡Oro-
sial (Se¡Ja>'(inclose de ¡¡>·outo. ) ¡Ay! ¡Oro-
sial
0IIOSTA ¿Qué? ¿ Ap r·iela?
D. BAU. ¡un latido muy fuerte!
0ROSI.~ ¿Te molestn que te bable?
D. BAU. Tú no me. uoo lesto.s nunca. Mejor que la
«antipi rinnu o que la «metri lilamin an, m~
calma lu cara umoninau. (Acercá ndose cou
ni,.es de !la.ll!n .) ¡Ay 1 .. . (Deteni énrlose .)
0IIOSIA ¿Otro la tido?
D. BAU. ¡Otro!
0ROSIA ¿·A IIL derech a o a In izq1rier da?
D. BAU. ¡Es uaonbid estron: parle del lri gémino, y
va todo alreded or 1
0ROSIA Tenem os que ir a P arrs, y tenemos que con

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-104 -
sultar cou todas las celebr·idades. De este
modo no puede seguirse.
D. BAU. Mejor seria ir a l uYachtn. ¡Si yo fuera ami-
go dcl inglés 1
ÜROSIA Dicen que es muy amable.
D. ll~c PuC6 al uYachln voy. Y si el inglés 110 lo
es conu1 igo y me permite que me maree ...
¡me a rrojo a l mar!
ÜllOS IA ¡ Por Dios, no digas eso ! 1Dejarme viuda !
D. 13At:. Ya lo estabas antes: Le dejo como Le en-
contré, ¡qué demonio!
ÜROSI.' ¿Te has enojado conmigo?
J). l;lAU. No, hijita, dispéusam e. 1\o me ll agas caso.
Cuando estoy as í, soy un salva je, un au-
tropófago. ¿Crees tú que la carne bumana
seria buena. para las neuralgias ?
ÜROSIA (Riell(lo.) ¿Vas a devorarme ?
D. 11AU. (Con 1nalicia.) Puede ser.
Ü IIOSIA Si de ese 1110do le 111ejora~. ¿qué importA?
D. BAU. ¡Eres muy buena!

ESCENA V I
OnOS l .-1, DON RAUDILIO y FET. Il1 K Felipe enlm
¡1or la i;q11.ienLa ¡>reci¡>ita.dalnente y en gran estado
lle ayílaci6n.

OllOSI,\Creo que es Fe li pe. ¡ Pe1·o qué agitado vi e-


u e! ¿Qué le pasa? ¿Adónde va usted, ami-
go Felipe?
FELIPE (Conl1·aria do.) ¡Ah! ¡ Doila Orosia, don
Baud ilio ... buenas noches 1 Dis pensen uste-
des ... ( Di1"igiénll ose al holl'l . f.otwgo ·re/?·1)-
celle.) ¿Saben ustedes si está don Saluslio?
Tengo <¡ue hablarle; pero a él solo.
ÜROSIA Pues no está solo.
FELI PE Entonces.. . ¿quieren ustedes hacerme un
favor sefialadlsi mo?
ÜROSIA Con mucho gusto.
D. BAu. Yo, ahora precisame nte, no tengo gusto
para nada; pero le Sl'r·viré a .ust~d con
buena volun ta d.

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-- lOS -
Pues digan ustedes u do11 Salustio .. . s i es
que vau us~edes a entrar ...
Onos u Sl, señor.
Ft:LIPE Pues díganle, pero sin que 11adíc se entere,
que tengo c1ue hablar con él de un asunto
LHgcntisimo, y cruc lo interesa por todo. ex-
tremo. Y, ustedes perdonen ... (Discul¡u in-
twse ¡Jo>· la mole.~lia que tes da.)
ÜROSIA ¡ Po1· Dios, Felipe! ( Ella 11 ll1111 Baudilio
se cli1"igen al hot el.) ( i Debe ser alguna IIO·
licia sobre Lconcio 1) (Jt pal'/.e a den 13alt·
c/.il.io.¡
ll. (Por Leoncio doy yo mi \ida, mi sang1·e,
B.~t:.
mis nervios ... es decir, mis ncn-ios se los
doy a cuo.lquic ra.) (ll¡¡m·te a 01·osia.¡
FELIPE Con que, ya saben ustedes: que salga don
Saluslio como si viniese a tomar el fresco;
como hace otras ,·eces... pero sin que se
011 tere nadie, y mucho menos Valentina.
Onos u Pierda usted .cuidado.
Ft:t..tl'E Muchas gracias.
D. BAU. ¡Ay! ...
OnOS IA ¿ Ot r·o lalido? .
n. B.\U. No; iba a deci r : "iAY, .si se cahnasc! n
¡Pero 110 se calmará 1... 1Enl!·M1 en el ho-
tel Orosin y don Baudilio .)

ESCENA V 1 1
1-'IO:UPE; tlt•s¡Jués OO.Y S.lLUST IO

l~t:LIPF: ( l'ftSCIÍ11flO SI' ('0/t rt(]i/aciún y ¡iU'I'Ó.IIdOSC 'VU·


l'ias veces a vet· 1•iene don Salustio. ¡
.~;
¡Ese hombre pone en mí su confianz a y yo
no puedo faltar a ella! i Es un miserable 1...
Pet·o yo no tengo derecho ni po.ra dncirlo,
ni para pensarlo ! 1Conmigo sn portó ga-
llardame nte! ¿Pero no viene don Salus-
lio? ... ¡Qué pesadez! (Paseándose muy a{Ji-
lildo y pal'ándos e a -veces 11m·a e-vocm· re-
t:l¿et·dos.) ¿Quién sabe si será Leoneio tan
malo. como yo me cmpeiío en que lo sea?
¡Con qué tranquili dad paraba mis golpes!

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- 106-
¡Con qué ironía tan cuilallcrc~<"n me dijo
al descans ar cntJ·e uno y otro asalto: «YO
debía matarle a usted, 1>or<1uc usted ha
puesto la mano en mi rostro y 106 ojos en
Valenti na; pero usted no entiend e de D.l'·
mas y sería. un asesina to ... Y volvimos a.
cruzar 106 hierros y él agregó mientra s
parabn: u En lance en que yo hHervengn.
ha de haber sang're; no quiero la de us-
ted, tome usted unas gotas de ta mía ... Y
se dejó herir en el brazo. 1Có1110 tarda! ¡es
plomo! (llli1·mulo hacia ct hot.el.) ¡Y Leon-
cio esperan do m i conlesta ciónl ¡Oh ! ¡yo
necesito salvarle ! ¡Le abor rezco y por eso
he de sah·arle ! 1Ah!... 1ya está. n.quí! ...
¡Pensé que J10 venía usted nunca!
il. SAL. ¿ Puee qué vasn?
FELIPE Sueesos graYes.
D. SAl.. ¿Se trata de Leoncio?
FEL!Pf; De Leoucio se trata..
D. SAL. 1Desdichado! ¡Cuánta s veces SI' to dije a.
su madre! ¡acabar á. mal! ¡acabar á mal ! ...
Vamos, ¿qué hny? ¿qué hay?, .. ¿Algun a
otra desgrac ia? ... ¿Está enfe rmo? .. . ¿A'teu-
ló otra vez conlra su vida? ... ¡Hable u~­
ted, hombre : bnbte usted!
!~ELTPE. Pues déjeme usted hablar. En dos pala-
bras, porque no estamos para perder el
tiempo. 1Pero por Dios, c¡ue Valenti na no
sepa nada! (Jfb·and o ct totl.as partes se
ace1·cct !/ hablct en 1>0: úaja.) "¡ Leoncio e11·
tá aqul!n
D. S.o\L. ¡Ave María Pudsim a' ... ¿Está nc¡ul? ... ¿ Li-
bre? ... ¿Le han indullttdo?... ¡Si era prl'-
ciso! ¡. 1 yo he rev uelto Roma con Santia-
go ! (Con ext remoR rle ctlC(Il'!a.)
No, scr1or; no es eso. ¿ ludultar le? ¡Ya es
fácil! 1La intenton a rué sangrie nta! Leon-
cio fué cl hombre de acción, y s us respou-
sabil idadcs sou enormes.
D. S.o\L. 1Entonce s no lo comprendo!
FELIPE Pues no es tan complic oda la cosa. ¡ Leou-
cio se ~scapó!
¡El!... 1Se cscopó! ... 1E~ el demonio 1...

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- 107-
¡~o; a osado v o ntlicnte nadie le gana!
El se irá al irtflerno de seguro, pero con
todos los honores de ordcunnza.
l"ELIPB Acabemos: ¿es tú. usted dispuesto a ayu-
darle? porque a sal>crlo vengo eu nombre
suyo.
v. SAL. (Muy ofendido y muy afectado.) 1 Hombre
el e Dios! ¿cómo puede dudal'lo esa cri atu-
ra? Mientras estuvo en al to, mient.ras fué
rico, mientras fu é feliz ... 1 feliz a su mane-
ra! ... le traté sin <:o mpasióu. Pe ro hoy que
le veo pobre, (Enten1cciéndosr.) desdicha-
do, perseguido y con sus umiaj itas de arre-
pentimiento», uo me acue1·do más que de
aquel chico, de aquel Leoncillo, que se me
subía a las piernas, que me tiraba del COI'-
batin, que n•e estropeaba el reloj.
FEtrPE ¿De modo que está usted dispuesto? ...
D. SAL. ¿Por Leoncio? ¡ ,\ todo 1 Si yo estuviese en
la magistratura, la cosa sel'fn muy grave.
Pero yo no soy juez: no cjerzo jurisdic-
ción. ¿Se escapó? Hizo bien. Que le Jwbie-
scn vigilado mejor. i Si Ltllora no· saben
hacer nada ! Yo no soy muy ri co, pero to-
davía tengo un as cuantas upeluconas .. pa-
ra Leoncio.
F~LIPE • Vamos al caso. Lconcio, apenas llegó, vino
.a buscarme, y me dijo ... pet·o dejemos esto.
(Don Sal'ustio se acerca, y en silencio Le
estrecha la. mano.) El iuglé6 que le ganó
el uYachln, míster Pct.erson, es una buena
persona, y está dispuesto a recogerle en
el uYachtn y a llevárselo n Lnglaterra. El
uYachl» está inscrito en la ma.trícula de
Liverpool, y licne la bandera inglesa. Pero
hay mucha "igilan<:ia en los muelles, y mi
plan es éste : Leoncio viene a su casa de
usted; un ·bote lo cspern al pie de esa es-
caler ill a; nosotros observamos todos estos
al rededores, y e11 un momen to oportuno,
Leoncio sale, baja, entra, a los remos y al
uYachtn, y lo. ])andero de lo nación más ·
sesuda a111pnra al hombre de menos seso
ele todo la crist iandad.

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108 -
D. S,\L. ¡ Magn fflco!
FELIPE ·Pero es preciso que Val en tina no se entere.
D. SAL. Corre de mi cuenta. Valentina no se entera
de nada. En cuanto se marchen las VISI-
tas, ula convenzo de que está mala>•, y la
mando a la cama.
FELIPE ¡.Admirable 1 Voy a busca.r a Leoncio.
D. SAL. ¿Dónde es tá?
FELIPE Si no se mtrrchó ... que de él lio me Cfo mu·
cho ... en mi casa.
D. S.<L. Pues pronto. (Feiipe se dirige a la JIILC1'/a
tlel fondo.)

E SECENA V JI 1
DO.\' SAT.US'/'10 !1 FELJPTO:; VALENTI NA, que vie-
ne agitadísi11la y CL11!Justiada.

\'.•u:~. ¡Felipe ... un momento: quiero hablar con


usted! Y con usted también, padre mfo.
Con los dos: ahorn mismo... ¡Dios mío,
qué infamia! (Vacilando.)
l<'F..L il'E ¡Valentina!. .. (Act~diendo a ella.)
D. SAL. ¡ Jlijn mía! ... ¿Qué tienes? (Lo mismo.)
VALEN. ¿Qué he de tener? ¡Eso, eso!... Lo que me
ha contado Lucía. Pero no es verdad: di-
gan me ustedes que no es verdad. (Co11 an-
uustia su¡J1'ema. supticand.o a 1mo y otro.)
D. SAL. P ero si no sabemos de qué se trata. Explí-
cate, y no te pon gas as!. (l'rocumnd.o cn~­
mar/a.)
V.u.t;N. ¿Ustedes me han engafiado! ¡Ustedes lo
sabían! ¡Virgen Santísima, yo te prometo
ir en peregrinación y descalza a tu santa
Cl'l1lila, si no resulta verdad?
D. S.<L. ¿Pel'O ve usted qué criatu1·a e6ta? (A Fe-
1-i¡Je.)
VAl.EN. Sólo una. palabra, ¿es cierto?
n. SAL. ¿Pero qué?
V .• LEN. Lo que me han contado : ahora, ahora.·
mismo.
n. S.\L. ¿ Pero <¡uién?

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-10 9-

¡ E llu, ellu! ¡ Lt• t¡ue lo CIIC illtt todo; pero


no miente nunc a: Lucia !
D. SAL. i Char latan a! (Con enojo . )
FELLP E Era preciso.
VALEN . ¡Ah, es cierto, es cierto ! ... ¡ t:sted también
cngo.ñándo me ! (A Jo'el'ipe con umar ya ?'e-
con t•enci()ll.)
FELII> E Val enti na, yo estaba. muy lejos de usted , y
usted cada vez más lejos de mí. (Pequ .eM
pausa .)
VALEN . ¿De 111odo q ue Leoncio está. perseguido'?
No; más: en poder de esos hombres, de
esos jueces, que no saben más que sente n-
cia r, ¡ sic1nprc sente nciar ! ¡Y ustedes le
aband onan ! ¡ l'sted c¡ue es su su ugre! (. 1
c/.ou SaiM iio.) ¡ t·sted que le debe la. 'ida.
!
(A 1-'elipe .)
FELIP E Ko es usted justa , Valentina. (Ccm triste~c'
y ct·ut:w ·a. )
D. SAL. 1Si no le aband onam os! 1 i hemos hecho
todo lo posi ble! ¡Si harem os más! ¡Sí és-
te, t í• no sabes cómo se ha. porlt\do!
(Casi sin ateud er/e.) ¿Y por qué no decír-
melo lodo a mí? ¿Por <¡ué oculttirmelo tan-
lo tiempo? ¡Qué falla de corazón! ¡Si
cien ¡uios vivo, no per·dono esto! ¡ Leoncio
arrojado por cdoda una vidan entre esos
homb res de la cárce l! ¡Qué hono r y qué
vergii enza.J (l'a !l.e un /arlo para otro cles-
es¡JC1'ada, como si buscase un m.cclio o ww
idea.) ¡No, hay que sal\·a rle! ¡Dios mío,

tú que lo conoces mejor que nosotros,
sabes que es bueno, sáh·a.le! ¡Yo rezar<'
much o por él! 1Yo me secar é la garga nta
rezando!
D. SAL. \'amos, Valen tina, cálmate. i\lat•ana ire-
mos. Y se tu·J·cgla r(l. lodo. Que te lo diga
Feli pe. ¿No es \'Crdad que hay esper anzas ?
F f]L!PE Pero si no nos cree.
V .UA':N. Usted lo ha dicho : no les creo. ¡No erro
más que a éste: r ésle ha de inspi rarme
algo ( P onien do l a mauo sobl'c el rom:ó n.)
o es tan cruel como ustedes! (S<' .~epa1·a u u
poco, hacir ndn r.•fu <'l':fl.< ¡Jol' coord inar su.<

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-1 10 -
ideas. De todas manc>·as, esta escena que-
. lla encomcnclacla al yen·i o ti c la actri;;. )
FELIPE (Yo creo que vale más decírselo lodo.)
(A parte a clon Satu.stio.)
D. SAL. (Pero querr á. verle ... )
FELIPE (Después de lucha>· consig o mismo , con
armnq uc noble. ) (Pues que tengan ese con-
suelo. Voy a buscar le.)
D. SAL. (Vaya usted. (Sale Felipe lJrecip ilatlam tn-
tr 110r In i;quie• ·tlo: fondo. )

ESCE NA 1 X
l'.l GENT l NA y DON SALUS LJ.O; después un HOJ1-
IJRE DHL PUEBLO
VALEN. (Miran do cómo .fe aleja Felipe .) i Cómo hu-
ye de mí! i Cómo me deja sola! i Déjeme,
déjem e usted tambié n!
D. SAL. i Eres ingrat a! ¿Tú no sabes lo que ha he-
cho por Leoncio ese hombr e 1
VALf:N. .Bueno , que me perdo11 c : yo se lo agrad ez-
co. Pet·o yo tengo mi plan. (Sentá ndose en
el banco y hablan do más para sí que para
clon Salust io.) Prime ro, estoy. dando vuel-
tas por In playa toda la noche : de todas
maner as, yo uo habla de dormi r. Y como
el mar y el ciclo so11 tan gt·and es, Dios,
que es lan g rande, debe estar alH cerca y
me oirá mejor. (Dirigi éndose más marca-
drmum tc a tlon Salusl io.) ¿Ve usted cómo
llega una ola y otra ola, y otra más, a la
orilla, sin acaba r nunca ? i P ues así llegar á
una súplic a, y otra súplic a, y todas Jas
que quepa n en la noche, a los pies de mi
Dios,. como oleaje de re y de angus tia! Des-
pués, con el alba, a la misa de alba; pero
como Dios ya estar á cansad o de mi, le ro-
garé a la Virgen Santís ima. Y despué s ...
después, al tre n; a Madri d; adond e esté
Leoncio. A sufrir por él ; ~~ pedir por él ;
n llomr por él; y si a unn mujer que hace

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111

esto no le atieude Dios, y la Virgen y los


hombres ... entonces, eutonces no sé... en-
tonces, ¡a morir por él! (LIOl'(wd o.)
D. SAl.. ¿ Quic1·es dejarme que te hable?
VALEN. Bueno, diga usted. Pero ya lo sé todo.
D. SAL. Pues mira... pero aguard a que pase W lO
que Yiene hacia aquí.
HO~IORE (E s un 1wrnli1·e del 1mcblo o un hombre del
puerto, puede ten,e1· acento andalu z y co-
11tel·se algunas letras de las palabra s.) Bue-
uas noches: ¿ \'iYe por aquí un señor que
le llaman don Salust iano o don Salustio ;
uno que dicen que si fué cosa de pusticia ?
D. Su. Sí, señor; en ese hotel.
HOMBRE Vaya, pues muchas grncias, y a la paz de
Dios. (Se ct'il·igc a lct casa.)
D. S,\L. Si le busca usted, no tiene para qué entrar,
porque soy yo.
HOMBRE ¿Que es usted don !:;alustio? Por muchos
años. nueno, pues no quiero IHI.da con us-
ted. (Sigue SIL camino hacia la casa.)
D. SAL. ¡Eh! Buen hombre, ¿no buscaba usted a
don alustio?
HOM IHIE ¡Qué 111atracal nusca.bo. la casa de ese que
dicen que s i fué o no de justicia . Pero a
él precisam ente no le buscaba.
· D. S•\L. ¿Pues a quién?
H OMllRE (Con cie1·ta .~oma. ) Ya lo diré en la casa,
cuando llegue, si es que usted me deja lle-
gar; y cuando me abran, si es que me
abren.
D. SAl•• (Con nwt tono.) No sea usted pesado; yo
soy el amo de la casa y le pregunt o a us-
ted qué q\tier·e y a quién busca.
HOMRRE Eso es otra cosa. Busco a. una señorit..'l que
me dijo, el que me lo dijo, que era muy va-
liente.
VALEN. (Adelan lándose .) ¿Dijo Valenti na?
H OMBRE Eso mismo, Valentino.
VALEN. Yo soy.
HOMBRE ¿Usted es Valenti na? ¿Usted es la de la
casa?
V.~Lf.N. Acabe usted, ¿qué qu ic1·e?
Ho~tonE Nada. Digo, sf. Este papelito que me dió

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-11 2-
~~e •uozo ucruon que cslú a la vuelta. (Le
(/n ttllll rcn·ta, (ICI'I'CÓII([OSC
IIIUCIIO pam
ve•·La.)
U. ~.IL. (Oc fijo, es de Lconcio .) ( iiJiart e. Valenti na
tomn la tnrln osaltac la JIOt" tm ¡n·escn ti-
mictllo va(IO; J'OIItpe el sobre; ¡n·ocw· a lt•e¡·.
lct, uo ¡mNLc !1 se ctpro,•úma a ·rmo de l o.<
tm·otes t!<' llt t>crj(t.)
VALf.N. Venga ... ~o puedo... Aquí sí... A ver ... ¡Ah!
(Ahoga urlo 'WI y rilo de alea,·la ; miraul lo
alrede dor; '!>ltcila udo: conten ié·ullose 11 le-
ycnclo, pero sin ¡¡ocle•· <lominm · srt emoció n.
Don SaluMi o acude a sostene•·la . Esta rs-
ct•ua ·m 11 rlrt queda encom rnc/wlt t a la ar-
IJ•i;.)
Ho~mRE Le hace ilnpres i6n la carla.
VAI.Y.N. (111. conclu ir, vol·vién llosc con ~>iolencict !J
sin ¡1oder domiua.ne, diri(Jiénclose al hom-
tn·e d~ la carta.) ¡Sí!. .. ¡Si! ... ¡Que sí!. ..
¡Pront o 1
IlO~IIIftE Con que, <~¿si?n (l?ieuclo.) ¡Vaya, pues, a
la paz de Dios! (Sale 1'csue/ lmnente ¡Jor
la i;quier· c/a.)

ESCENA X
VA /,BN1'1 Nil 11 IJO N SA DUSTTO. Al marcha l'Se
el
hombre , Valent ina .fe ctb1·a:a a clon Salusti o co11
araud.es demostr·aciones cl.c aLegría, cnscr111nd.o el tJa·
pel, 1·iendo, Uoranclo, m i?·tmdo a toclas ¡JU?'tes, casi
sin ¡1oder hablar. Una emoció n ¡Jro(un dtt 11 comple ja
que la act¡·i; intcr·¡r rclará como c1·ea conven iente.

¡Es él!... ¡ Esló. libre!.. . ¡Ha \'Cnido !. ..


¡Mi re usted!. .. ¡ lllire usted!. .. (Enscii án-
tlole la carla, ¡Je1·o sin rlársela .) ¡Y toda.vía
mr quie r·e! ... ¿ L<' parece a usted?. .. ¿Es
esto posible? ... ¡Y esta noche hu~·e !. .. Pe-
ro, ¡usted no dice nado!. .. ¿Usted no se
alegra? ... ¡Es de Leonc io, de Leonc io! (P.n-
sci!ánd ole otra t•e; clpa¡n•l. te tln m1 nllm-
;o; don Salusti o la abra;a •·ic111lo.) ¿Pero
uslt'rl es de picdrn?

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- '113 -
D. S AL. ¡ 'i L.-o, en ,;ambio, de pólvora! ¡ Oe dina-
mita! ¡Ea ! ... ¡la ex l)losión! Yo sabía uto-
do eson. Y upor eson estaba más tranquilo
que tú.
VALEN. Pero Leoncio \'endrá en seguida y es pre-
ciso que se vay(ln todos. Echeles usted de
cualquie r manera. Oígales usted que con
la noticia que me h n. dado Lucía., me he
puesto muy mala. ¡Lo ve usted! ¡Yo ten-
go que pensar en todo!
D. S.u.. Pero, 1si no rue dejas! ¡Si me aturdes!
All!i \'O)'. Buena idea. Que te has puesto
ccmalan, y que yo al verte maJa, me he
puesto «malon. (Dice esto clirigiéndose al
h otel. ) ¡Justo, justo! Pero, ¡esto es men tir
desca radamente !
VALEN. ¡Qué importa !... ¡Pronto! (Entpuíándole
con caritlo.) Vamos ... por mi... por él. ..
D. S.\L. Sí, por los dos. ¡Ah! ... y les echaré por la
otra puerta para que no pasen por aquí...
Jlo haga el diablo que llegue Leoncio al
mismo tiempo. Y mira, yo sa.Jch·é también
a explorar Jos a h·ededores.

ESCEr-;A XI
\ 'A L.F:.\'TINA; des¡ntés LEONCIO

VALEN. ¡Libre ! .. . ¡Al ccY.a.chtn!. .. ¡'A Inglaterra!. ..


¡Ya .no caerá en esos infiernos de nogru -
·ras y podred umbre! ¡Po.rece mentira! ¡Ver-
le! (Mirandc el papel.) ¡Parece mentira!
1Ni una palabra de enojo! 1Qué bueno,
<1ué carirloso, qué humilde! (Repasando la
carta, o d.e ntem.oria o a la luz del farol.)
uValenlina, ¿quieres verme por ultima.
vez? Si q uieres verm e, no tienes más que
dec lr al q ue lleve esto. carta : usl. » Ya se
lo dije. Me pat1ece que se lo dije bien cla·
ro. 1Ay, Virgen m!a, me muero de impa-
ciencia y me ahogo de angustia! ¡Si le co-
giesen olra ,·ez! ... ¡Y a él no le importa la
vid:t! ... ¡Se dejaría mntar! ... ¡Por mí, por
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- [14 -

Valenlina, le es la vida odiosa ! ... ¡ Lcon-


cio!. .. 1Lcoucio! ... ¡Pe rdón !. .. (Cae e11 un
banco y se cubre el •·ostro con las ma11os.
Dcs111tés se tet•anla \'alenlina , a¡¡oyrula en
pie co 11tra la t>C rja ?1 csfJt:mnd o. I.eoncio
7101' el (on<lo i:qttierda . l.a t•scena, ilwni-
nada ¡wr la ltwn. Ctumtlo sea posible !'tr-
Ia 1"iel1u· }obre 1'1 mar, esto dará canicter
poético " las csr~11as finale s.) ¡ Cuúnlo tar-
da! ... 1Aio ! ... ¡AUi YCO una sombl'll ! ¡Es
un hombre: u u hou1bre que se acr~·cn con
precauci ón! ¿Será él?
LEONCIO ¡El hotel... la. verja.! ... En la verja hay al-
guieu. Es uua mujer. ¿Sen\: ella?
VALEN. ¡Yo creo que es él! {:1 t'ftll:rt~~do 1111 ¡Joco
7nlÍS.)
LEONCIO ¡Yo quiero ,.e•· si es elln!
VALEN. ¡Leonclo! (Dando ttnos )lfWJ.< mrts.)
LEONCIO ¡ Valct~lina! ( PrecipilrílltiO.~I': .•e abra:an
con posi6u . ) i Va.l('ntina ... mi Valentin a!
VALEN. i Calla ... calla, por Dios!. .. ¡Ven! ... ¡ Silen-
cio! ( l>n vo: bajct, y quaienrl o lte¡•arle h<t-
cia ct hotel.)
LEONCIO ¿Pero lú me esperaba s?... ¿Pero h't me
abrazas? ... ¿Pero lú sabes que este es el
primer abrazo que me das desde qu<' ém-
mos niños?' '
VALEN. i Yo no lo ~é!... ¡ No me acuerdo! .. . ¡ Pero
habla bnjo! Vamos adentro.
LEONCIO No, es per.a.: anLcs de entrar, has de decir-
me muchas coso.s. Y no me ·hab les con el
desabrillliento de siemiHC. ¡Mira que he
sido muy desdichado! i Por Dios, Val<'nli-
na, dime palabras de consuelo! (Con mu-
cha llttlmrct y htunildru L.) Contesta. a 111is
prcgu tüas. (La sienta en el blmco que está
junto a La verja, pero de modo qu~ se les
vea tle frente.)
V ALEN. Sí; pero pronto, porque no hay tiempo.
Pregun t.a. y yo le contesta ré a todo. ¡Ya
verás... ya verás... no como otras veces!
(Precipitá ndose ella a dar las pregunta s y
Las respuestas, sin es¡Jerar a que ét IWIJIP,

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- 115-
y artn internun¡Jiéutlolc, cuando qrLiCI'I' lr a -
últll'.) ¿Tú me dices uquc he sido muy ma-
lau? Sí, he sido muy mala. ¿,Q u ~ usi estoy
<l l'l'epcut idau? Sí, estoy al'l'cpcntidn. ¿,Que
usi daría mi vida por liu? Lu darla. ¿Que
usi te qu ise sicrn¡ncu? Sí, sicnipre; cuanto
mós fe alormenlaba, m(JS te qucrla. ¿Que
soy un a loca, una imbéc il, una ingvata?
Sí, lodo eso lo soy. P ero, ahora, tú pue-
des vengarte con una sola palabra. Dime :
upues ya no te quie ro. » Y, mira, Dios con
lodo s u poder v todos sus iuflcmos, no po-
el da castigarme ni con lllá"' justicia, ni con
más crueldad! i Con que, n ver, a. ver lo
qur tú haces de tu Valentina.!
LEONCIO (l.a oye /rans¡>OJ'/atltJ tlc tllcyrla; quier e in-
/cJ·nun¡>irla, y 110 ¡nwllc. La coge de las
ma110s, lti mira ¡·ienllo y Uorando, y se
aúm:a a ella casi sin 71oder hablar.) 1Va-
lentina... Valentina! ... ¿Preguntas qué
voy a hacer? Pues esto, esto... yo no sé
hacer 111ás, ni sé contesta!' más.
VALEN. Lconcio, ¿me perdonas?
LF.ONCIO JAh! ¡si ·no le perdonase, ya sé yo un
bt1cn castigo!.
V .I LEN. ¿Cuál? ¿El que yo dij e? ,
Lt:ONCIO No. Decirte : «¿No <¡uisisle casarle conmi-
go rtn tes? Pues cásate ahora. n
VALEN. ¿Y no vas a decirlo? ¿No lo di ces? ... 1En-
tonces, ya encontraste mi castigo! (Se u -
71ara at o/ro e;.;tremo deL banco y 'l'om.pe
a 1/0T(LT.)
Lf:ONCIO No te apures, tonta, cc ¡que si lo digo!u Aho-
rn no tengo nada, no soy nada: el presi-
dio o la muerte en perspectivo. Val entinn,
¿<¡uieres ser mi mujer?
VAI,EN. "1 Ahora sí! ¡Ahora sí 1n... 1No Le arre-
pien ta s e! e lo que has dicho 1 ¡Tuya! 1en
la miseria, en el destierro, en el presidio,
en la muerte! Adonde 1.1'1 vayas ! 1a dond e
tú caig.a s! ¡adonde tú ruedes! 1En cuanto
sepa dónde estás, yo iré o. buscarte ! 1Si
tí1 me recibes, seré tu muj er! 1Sí subes,
subiré contigo: si te hundes, en ese mar

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- llo -

nos llund iremos ab1·azados pura beber en


la agon ra la misma. boco.na<.lu. de sal!
LEONCIO. ¡Dios ndo, si no creo lo que le oigo ! ¡Tú
eres otra!
V..u.EN. Bobo, soy la misma.
LF.ONCIO ¡Pero si nunca me has dicho estas cosas !
VALEX. Porque lú eras muy torpt: ~ no me enten-
días. Pero esto es lo que te he dicho siem-
pre. Sólo <1uc ent onces me daba vergüenza
dcch·lo de este nJodo. T <' I'Cia feliz, pode-
roso, y en vez de decirte «te amon, le de-
cía «le odion; pero·, ¿qué import.a.n Jas pa-
labras? ¿Qtlién hace caso de ellas? uDcl
corazónu hace caso Dios, porque s u amor
es divino; y del co1·azóJ1 hacen caso los
que aman ... ¡como yo! Con que a ver si
me entiendes ahora, ¡que yo no encuentro
palabras!
LEONCIO Val enlina, aquel Leoncio miserable , . torpe
<jUe no le comprendía, murió la noche en
fJUC quiso morir por ti; porque me dije-
ron ... que su Val entina ... (11ec uc1'Cto el co-
nato ILe S1ticiclio.)
VALEN. ¡Lo sé !
LEONCIO Este Lconcio se va esta noche, porque no
quiere que 1·ayas «a la reja de la cárcel, ni
a darle penilas ni a qui1árselasu ... (P,rocu-
,.anclo bromea•·, pe•·o 1nuy conmo11ido.) Pe-
ro te llamaré muy pronto. ¿Irás? ... ¿Irás
a buscarme?
V,\LEN. ¡Iré 1 i Te lo juro por mi Dios y JlOI' mi
madre!
LEONCIO ¿Y serás feliz?
VALEN. i Lo seré!
LEONCIO ¡.Y serás mi Angel bueno?
V.< LEN. Tu úngel, no sé. Tu Valentina, si. Y tú,
¿me perdonas?
LEoNCIO ¿Qué he de perdonarte. niñu mla?
VALEN. El m a1 <¡ue te hice.
LEONCIO Por él le quiero más; luego no fué «mal»,
s ino bien; tú lo has dicho. ¡Bendita. sea
la mano que me azotó hasta punto de san-
gre, a i fu6 para. beberla hoy CO l) sus la-

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- 11 7-
az~ta
bias y mez clar la a la suya ! ¡Azot.a,
más y bebe más !
(Con te•·nu1·a; pe1·o de p1·onto
como des-
ele sul'í ío, aL reco rdar en la si-
pert anrl o 1111
, que hab lam os
tuac ión en que están.) ¡Ay
s, sin pen sar que ya. es hora t
y •hablamo
(Ser.alanclo hnc ia el ma1·.)
L&ONClO ¿De qué?
VALEN. De irte.
LEONCIO E s t.cmp rano . hu-
VALEN. Mira, la chimenea. del «Y<aeh!J• está bote
; y aque l pun to neg ro es cl
mea ndo ia eL
que viene a busc arte . (LlevándoLe hac
pret iL del mue!Le .) nin-
Ll:ON CIO No es humo, son nubes. Y yo no veoel río
gún pun to negr o. No veo mas que
olea je
de plat a que la. luna tien de sobr e el
.al riel ar en las agua s.
vien -
VALEN. SI, es hum o, es hum o; ¡ mi1·a cómo el .Aho-
to lo desh ace! Y ol bote , ¿no lo ves?
s.
ra. entr ó en ese río de plat a que diceel hu-
¿Qu é imp orta ? Dej a que se desh ago.
LEONCIO a que el
mo, que otro ven drá desp ués. Dej
no llegó , y el
bote se acerque, que todo.vla
do de luz es muy larg o.
VALEN. ¡Pe ro ha.y que espe rar al bote !
LEoNero ¿Dónde mej or que aqu
í?
VALEN. Al pie de esa. esca leril la.
LEONCIO Si tú me acom pafi
as ...
VALE N. ¡Has ta. que toqu e con las olas, hast a que
se mojen mis pies com o aque l día.
Mir a que los esca lone s está n resb ale.dir.os .
LEONCIO
VA.LEN. Tú me sost endr ás.
LEONCIO ¿Como para sub ir
al ccYachtu?
VALEN. No sé. Eso tú has de decirlo.
LEON CIO Pue s vam os.
VALEN. Vamos.

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- 1 ;)

ESCE~A X 11
VALEN1' / N,l, LEO.VC IO y FJ::I.LPI::. l ' alcntina y
Leoncio se ¡n·epw·an ct bajal' IJOI' la escalerilla d.el
muelle. Pe/i¡¡e ent.1·a po1· la tlrrulllt con muestras
dYJ alatma.

FELIPE ¡ Lconcio! ... ¡ Leoucio! ...


VAL~N. ( l'olviémlose rápidamente.) ¿Quién es?
LP.ONC IO (f.o 111:ismo y culeltti!Ltínllose.) 1 Felipe! ...
FELIPE ¿Adónde va usted?
LEOI'OCIO Al bote.
FF.LIPF. No ha llegado aúu.
VALEN. Por alli viene.
FELIPE Tardará un rato.
VALEN. Pues aguardaremos.
FEL IPE (Con ansiedtul.) Aquí uo . .Geul~ sospechosa
anda por estos alrededot·cs ¡ deben ser de
la policía sccrcla.
LEONC IO Alarma. s in mot.ivo.
FELIP~ 1No sea usled in sen saLo l Se sabe t¡ue ha
llegado uslcd ; le dan a usled cow. Vamos
a dentro.
VALEN. Sí, Leonc io. Dentro es pcrarCIHOS que lle-
gue el bote.
LEONCIO Dentro, no. Eso seria dejarme cogcr como
en una ratonera¡ no podría salit-. Yo ne-
cesito espacio y camino rt·anco. A mí no
me cogen vivo. Se acabaron los cerrojos.
Ya no echan sobre mí, sino en todo caso
los de la puerta. del camposanto.
VALEN. (Jl b1·a;ándose a él.) ¡No digas eso, o dé-
jame pasar delanwl
LEONCIO Que vengan: lucharé, y si me queda vida;
a nado a lcan zaré el "Yachl»!
Ft:.t.IP€ Pues vamos por esas callejas.
LEONCIO Vamos, que no me cogen dCSJ)l'Cvenido ¡
a rmas llevo. (Ilientlo con ri.~a tl.c sn¡ll'emo
{/¡elf1J1'CCiO.)
V AtEN. ¡ Leoncio! ¡ Leonc io 1 (Queriencw detene,--
le; luego se cwmina 11 elLa misma le em-
puja.) ¡Ea! ... ¡ Basla! ... ¡Pronto !

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- [19-

LEO!'CIO Para despedirme de ti... ¡ya volveré!


VALI:N. ¡ :\o!... ¡Sí!... ¡Vete! ...
Ft:LII'E 1Por fin! (Con enojo celoso, Salen Leou-
cio y Fcli¡Je ¡Jor la de1·eclw.)

ESCENA X ll J
VJI [,EN'J.'JNA; cles¡¡·ués, cv.twrlo el tliríloyo l o 'iltd·ica,
LEONCIO, 1JON SA.[,US1'10 11 FliUPH

VALEN. (Observantlo.) ¡No encuculran a nadie! ¡Si!


¡ u u hombre se acet'Ca! ... ¡Dios mío! ... ¡Ah!
1es don Saluslio t... ¡Qué miedo tuve t ¡Y
se abrazan t ¡qué imprudencia! ... ¡Se ale-
jan los tres!... ¡ya no se les ve! ¡Dios
mio! ¡Dios mío!... 1que ya falta muy poco
para que se salve! ... ¡Qué ansiedad!. .. ¡qué
angustia!... ¡Virgen utln!... p·uido de re-
mos!. .. ( Asonuíndose al pretil.) ¡Ya está
aquí cl bote 1 ¡ Grncias al cielo! 1Si no se
hubicsé marchado, u.honL tenía buena oca-
sión ! ¡ Mala ' rué l a idea de l"cl ipe! ¡ Ah! ...
¿qué es aquéllo '! (l>rcci!lllthrdose a la de-
¡·echa ¡1a1·a obser·vm·. ) 1So oyen voces!. ..
cc¡alaja, ataja!» dicen. ¡Y unos hombres
corren! (Se oyen tlos o tres tlispm·os de re-
vó!vu, pero con pow iutcusillad, como a
lo lejos.) ¡Jesús mil 'eces! ... ¡Era ver-
dad!... ¡Le dan caza!... ¡ Leoncio t... ¡mi
Lconcio! ... ¿Qué ha pasado? (Con terror.
Pausa peque1ia.) ¡Ah 1... ¡por fin!... 1Gra-
cias, Dios mío t ¡Allí viene! ... ¡si... es él...
con don Saluslio y con Felipe!... ¡Pero
vacila!. .. ¡viene herido!. .. ¡L eonc.io!. .. (Pre-
Ci!Jilándose en sus tn·azos. Ent•·an Leon-
cio, don Sal.ustio y Felipe. T.concio vümc
en ef ecto he•·icló, pero camina 7101· su ¡¡ie,
aunq·ue sin finne:a 11 a¡¡t~dado un ¡1oco JIOI' ·•
Feli¡¡e ¡¡ tlon Sal·¡¿stio. 'l'o1Los nienen al ¡n·i-
me1' ténnino.) ¡ L concío 1... 1Mi Leoncio! ...
LEONCIO ¡VaJen tina!
VALEN. ¿Herido? ...

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- 120-
LEONCIO Sí. ¡Pero no le asustes; estoy seguJ"o que
resbaló la bala 1
D. S.••·· ¡Yo creo que no tiene import.a.ncia! Si el
bot.e vino ... al bot.e.
VALEN. Ya lo tienes ahí.
FELIPt: Pues, vamos. ¡Esos hombres volveran !. ..
VAI.~N. Sí.. . .Adiós... ¡Vete!. .. ¡Pero, Dios mío, esa
herida! .. . Tú di·ces que HO es nada... Yo
toco sangre.. .
LEONC IO Naturalmente, (B1·omeando.) una herida ha
de t.ener sangre. (1\brazdndola.) ¡Adiós...
adiós! ... (Vacila. un poco.) Yo creo que no
vale nada; pero si por casualidad me mu-
riese... ¡Morir lejos de ti! ...
VALEN. ¡ No digas eso!. ..
FELIPt: ¡Pronto!
D. SAL. ¡Ea!. .. ¡El hombre es hombre!. .. Mas vale
curar la herida en el "Yachtu, que en la
cárcel.
VALEN. Y si es g.rave, ¿quién la curará? (Entre Fe-
lipe y don Sa.Lustio le han ido acercando
aL muelle sin que él oponga gmn resisten-
cia, porque piC?'dtJ fu.e?·:as ¡JO?' la ¡Jérdida
de sang1·e.)
LEONC IO (Ya cerca -del pr etil, pe1·o en pie siem.p1·e,
a Valentina, que ha quedado en prime1·
término.) ¡Adiós, Valentina!. .. ¡Yo no qui-
siera que me separasen de ti!
VALEN. ¡Ni yo tampoco!. .. (Con 110: ahogada, ten-
dienclo los bra¡os, pero sin atreverse a ?·e-
sistir.)
LEONCIO ¿Y si no te veo nunca?
VALEN. ¡)fe verás! (Con enugfa, como lomando
lUla. reso!uci6u suprema.}
LEONCIO ¿Cómo, si nos sepa rnn?
VALEN. ¡Yendo a buscarle!. ..
LEONCIO ¿Cuándo?
VALEN. ¡Ahora ! (Se p•·ecipita lt él y le ab1·aza.}
FEI.!PF. ¡Que vienen esos hombres! ¡Basta de lo-
curas!
VM.tN. ¡Pues vamos, T.concio 1
LEONCIO ¡ D·ios mío! ¿No mr cu~o M1s?
VALEN. ¡No!
D. SAL. Pero, ¿qué dices?

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- 121

VALEN. ¡Que me voyl


D. SAL. ¿Adónde?
VALEN. ¡<Adonde él vayal
D. SAL. ¿A qué?
VALEN. 1A vivir con él, si él vive; a morir con él,
si él muere!
FELIPE 1Valent ina!
D. SAL. Pero, ¿qué te propon es? ... ¿Y tu buen nom-
bre, y tu reputac ión, y tu honra?
VALEN . ¿No dicen que todo eso quedó en el uYacht»?
1Pues a buscarl o voy 1 ¡Adiós, padre mío!
1Adiós, Felipe! ... ¡ Leoncio, yo te ayudar é
a bajar!
Lt:ONCIO No; aún me queda sangre y aún me que-
dan fuerzas . Yo te bajaré en brazos, ¡que
no he de ser menos valient e que mi Va-
lentona !
VALEN. 1Leoncio 1
D. S.u.. (Querie ndo detenerla..) ¡Valen tina!
FELIPE 1Valenti na!
Lt:ONCIO ¡No teman ustedes ! Al estrech arla contra
mi pecho, en la sangre con que la manch o,
va el alma que Ja entre. Valent ina, tan se-
gura y tan honrad a vas en mis brazos co-
mo irías en los de tu madre. Si vivo, se-
rás mi esposa ; si muero, serás el ángel
que vele por Leoncio. (Desaparecen pOT !.a.
escaLerilLa.. Lo poé tico se1·ia., si eL gaLán tu-
t•iese buenos puftos y La. escaleriLI.a. bastan-
le profr¿ndidad, que bajase en brazos a Va-
Lentina : se Les veria desapm·ecer Lenta-
m,ente y sollre eUos el horizon te del cieto y
el mar. F'elipe queda en pie mirand o el ¡ne-
ti!. Do1t Salusti o un poco más ret·irad o.)
FELIPE Ya están e n saJvo : 1que sea f·eliz 1
D. SAL. Que sean felices. (Telón. }

F I N DE T.u\ COMEDIA

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!

'

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ADVERTENCIA IMPORTAN TE

Aunque en el pensamiento del autor el Epílogo es


de necesidad lógica, sin embargo, las Empresas tea-
trales que lo crean oportuno podrán suprimirlo, ter-
minando la obra en d acto tercero, de este modo:
Al pronunciar Leoncio sus últimas palabras y des·
pués de llegar a la vGrja se detiene, y como atrafdo
por Valentina, vuelve a .acercarse a ella don Salus-
lio sin que lo note ninguno de los dos.

O. S.-u.. Pero, ¿no le quieres?


VALEN. ¡Más que -a mi alma! (Dice esto en vo;;
alta, sin poder contenerse.)
LEONC!O (Pr eciptántú)se a ell4 y cogiéndola en sus
bmzos.) ¡Entonces, eres mía!
VALEN. (Desprendiéndose.) ¡No ! ... 1Eso no 1
D. SAL. A,cabe la locura y mande un'a vez la pru-
dencia. 1Sf, es tuya ! (A Leoncio.) 1Y así
la mc1'Czcan ius obras como ha sabido ga-
narla tu amor!
VALEN. (Protestando débamente.) ¡Padre núo!
0. SAL. El que no quiera que le trague el mar, que
no se meta mar adentro. Quédese en la ori-
lla. Y aun en ella. no estará seguro, que
hay olas tempestuosas que la barren y ma-
rea creciente que la inunda.

FINAL

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OBRAS DE DON JOSÉ ECHEG ARA Y

.El libro talonario, comedia en un acto, original y en verso .


.La esposa del vengador , drama en tres actos, original y en verso .
.La última noche, drama en tres actos y un epílogo, original y en
verso.
En el puño de la espada, drama trégico en tres actos, original y en
,. verso.
Un sol que nace y un sol que muere, comedia en un acto, original y

1 en verso.
Cómo empieza y cómo acaba, drama trágico en tres actos, original y
en verso. (Primera parte de una trilagia.)
El gladiador de Ravena, tragedia en un acto y en verso, imilacic·n.
<O locura o santidad , drama en tres actos, original y en prosa.
Iris de paz, comedia en un acto, original y en v.erso.
Para tal culpa tal pena, drama en dos actos, ori~inal y en verso.
Lo que no puede decirse, drama en tres actos, original y en prosa.
{SP.gunda parte de la trilogía.)
·En el pilar y en la cruz, drama en tres actos, original y en verso.
Correr en pos de un ideal, comedia original, en tres actos y en verso.
.Algunas veces aqui, drama original, en tres actos y en prosa.
'Morir por no desperta r, leyenda dramátic a original, en un aclo y en
verso.
-En el seno de la muerte, leyenda trágica original, en tres actos y en
verso.
Bodas trágicas, cuadro dramático del siglo XVI, original, en un acto
y en verso.
Mar sin orillas, drama original, en tres actos y en verso.
:La muerte en los la!Jlos, drama en tres actos y en prosa.

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El g ran galeoto, drama original, en u·es actos y en verso, precedido
de un diálogo en prosa.
Haroldo el normando, leyenda trágica original, en tres actos y en
verso.
Los dos curiosos impertin entes, drama en tres actos y en veso. (Ter-
cern. parte de la trilogía.)
Conflicto entre dos deberes, drama en tres actos y en verso.
Un mil agro en Egipto, estudio trágico, en tres actos y en verso
Piensa mal... ¿y acertarás?, casi proverbio, en tres actos y en verso.
La peste de Otranto, drama origjnal, en tres actos y en ver so.
Vida a legre y muerte triste, drama original, en tres actos y en verso.
El bandido Lisa ndro, estudio dramátic o, en tres cuadros y en prosa.
De mala raza, drama en tres actos y en prosa.
Dos fanatism os, drama en tres actos y en prosa.
El conde Lotarlo, drama en un acto y en verso.
La realidad y el delirio, drama en tres actos y en prosa.
El hijo de carne y el hijo de hierro, drama en tres actos y en prosa.
Lo sublime y lo vulgar, drama en tres actos y en verso
Mananti al que no se agota, drama en tres actos y en verso.
Los rígidos, drama en tres actos y en Yerso, precedido de un diálogo-
exposición en prosa.
Siempre en r idículo, drama en tres actos y en prosa.
Ef prólogo de un drama, drama en un acto y en verso.
1rene de Otranto, ópera en tres actos y en verso.
Un critico incipient e, capricho cómico en tres actos y en prosa.
Comedia sin desenlace, estudio cómico-político, en tres actos y en
prosa.
El hijo de don Juan, drama original, en tres ac tos y en prosa, inspi-
rad o por la lectura de la obra de ibsen titulada Gengangere.
Sic vos non vobls o la última limosna, comedia r ústica original, en
tres actos y en prosa.
Mariana , drama original en tres actos y un epilogo, en prosa.
El poder de la Impotenc ia, drama en tres actos y en prosa.
A la orilla del Mar, comedia en tres actos y un epilogo, en prosa.
La renco rosa, comedia en tres actos y en prosa.
María-Ro sa, drama trágico, de costumb res populares, en tres actos y
en prosa. (Traducción).

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Manch a que limpia, drama trágico, en cuatro actos y en prosa.
El primer a cto de un drama , cuadro dramát ico, en verso.
El estigm a, drama en tres actos y en prosa.
La cantan te calleje ra, apropósito lírico, en un cuadro y en prosa.
as y
Semira mls o la hija del aire (refundición). Drama en tres jornad
en verso.
Tierra baja, drama en tres actos y en prosa. (Traducción.
.
La calum nia por castigo, drama en prosa, en tres actos y un prólogo
La duda, drama origina l, en tres actos y en prosa.
El hombre negro, drama origina l, en tres actos y en prosa.
Silencio de muerte, drama origina l, en tres actos y en prosa.
El loco Dios, drama origina l, en cuatro actos y en prosa.
malas herencias, drama origina l, en tres actos y en prosa.
Y
La escalin ata de un trono, drama trágico origina l, en cuatro actos
en verso.
La desequilib rada, drama origina l, en tres actos y en prosa.
tres
A fuerza de a rrastra rse, farsa cómica., origina l, en un prNogo y
actos, en prosa.
Entre dolora y cuenta , monólogo.
El modern o Endlmlón, fdem.
El canto de la sirena, ídem.
, en
El preferido y los cenicientos, drama vulgar o escenas de familia
un prólogo y dos actos, por Librad o Ezgule nza.

( \o 1

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1

), -

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PUNTOS DE VENTA

.Los ejemplares de esta obra ee hallan de venta en rodas llls


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Será considerado como fraudulento lodo ejemplar que carezca
del sello de esta Socied11d .

Precio: 4,00 pesetas•

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