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Adicciones Conductuales Bosquejo

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Adicciones conductuales: ¿Qué son? ¿Qué podemos hacer?

Las adicciones conductuales son aquellas adicciones que no están


relacionadas con el abuso de sustancias. Aun así, son igual de importantes
y tienen síntomas y consecuencias muy parecidas. Además, existen
diversos tipos y con el aumento de las nuevas tecnologías también están
aumentando este tipo de problemáticas.

¿Qué son las adicciones conductuales?


Se trata de un tipo de adicción en la que se pierde el control de una acción
y que además provoca dependencia. En las adicciones a sustancias lo que
ocurre es que se crea una dependencia hacia algún tipo de sustancia como
pueden ser la cocaína o la heroína. En el caso de las adicciones
comportamentales, la dependencia se crea hacía un tipo determinado de
conducta como, por ejemplo, jugar a videojuegos o chatear con el teléfono
móvil.  

Diversos estudios han puesto de manifiesto que ambos tipos de adicciones


son muy similares en diferentes aspectos como: tolerancia, abstinencia,
respuesta al tratamiento, circuitos neuronales implicados, etc.
Son adicciones menos conocidas porque hace poco que han sido incluidas
en los principales manuales diagnósticos de los trastornos mentales. Es
cierto que el “Juego Patológico” ya aparecía en el DSM-IV (manual
diagnóstico de la asociación americana de psiquiatría) pero, no fue hasta su
última versión cuando se incluyó el “Internet Gaming Disorder” que puede
ser traducido como un trastorno referido al uso reiterado de juegos de
internet. Sin embargo, siguen sin aparecer muchas adicciones
comportamentales como la adicción al teléfono móvil.
¿Qué tipo de adicciones conductuales existen?
Existen diversas pero las más comunes son:
 Videojuegos. Las personas juegan constantemente y compulsivamente y
esto hace que se dejen de lado otros intereses. Todo ello provoca
malestar significativo.
 Internet. Se trata de un uso abusivo de Internet ya sea mediante
Smartphone, Tablet, ordenador, etc.

¿Adicto a la información de baja calidad? El riesgo de sobredosis es real

adicción a la información

Hace años se hablaba de sobrecarga informativa. Hoy hablamos ya de


infoxicación o infobesidad (u obesos mentales, como dice Antonio
Rodríguez de las Heras). Los medios de comunicación de masas, primero,
y las redes sociales, después, nos han llevado a un mundo de consumo de
información cada vez más rápida y superficial. A entrar en ciclos infinitos
de noticias por capítulos que no acaban nunca. A convertirnos en adictos a
la información de baja calidad. Y parece que el riesgo de sobredosis es
real.
Fake news
Somos carne de «fake news»: No dejes que la realidad te estropee un buen
prejuicio
La invención de la imprenta lo cambió todo. De repente, el saber era
accesible más allá de las paredes entre las que se encerraban los
manuscritos. Poco a poco, el mundo cambió de la mano del acceso a la
información. Los libros dieron paso a los periódicos y los tiempos de
consumo de información se aceleraron. Luego, en un abrir y cerrar de ojos,
llegaron la radio, la televisión e internet. Y entonces pensamos que tener
más información nos haría más sabios.

¿Nos equivocamos? Quizá sea pronto para decirlo. Nos falta perspectiva
para juzgar el mundo que han creado las redes sociales. Sin embargo, cada
vez más estudios señalan que producimos más información de la que
podemos consumir y que tenemos especial predilección por las noticias
superficiales, cortas y de baja calidad. Un hueco en el que además han
anidado el clickbait El clickbait (pronunciación en inglés: /ˈklik-ˌbeit/), que
ha sido traducido al español como «ciberanzuelo», «cibercebo», «cebo de clics»
o «anzuelo de clics», es un neologismo en inglés usado de forma peyorativa
para describir a los contenidos en Internet que apuntan a generar ingresos
publicitarios, especialmente a expensas de la calidad o exactitud de estos,
dependiendo de titulares sensacionalistas para atraer mayor proporción de
clics y fomentar el envío de dicho material a través de las redes sociales. Los
titulares clickbait típicamente apuntan a explotar la «brecha de curiosidad»,
proporcionando la información suficiente para provocar curiosidad al lector,
pero no para satisfacer su curiosidad sin hacer clic en el contenido enlazado.
y las fake news.

adicción a la información

UN EMPACHO DE TUITS
Fue en las páginas de un libro de papel cuando se nombró por primera vez
lo de la sobrecarga informativa. En ‘Future Shock’, publicado por Alvin
Toffler en 1984, se habla de qué sucede cuando el cerebro humano recibe
más información de la que puede procesar. Se habla, básicamente, de los
límites del cerebro humano. Con la llegada de las redes sociales y la
explosión de medios de comunicación, blogs y otras plataformas
informativas en internet, estos límites se han puesto a prueba.
En el paper ‘Quantifying Information Overload in Social Media andits
Impact on Social Contagions’, investigadores del Instituto Max Plank
analizan la sobrecarga informativa que se produce en Twitter. Para su
trabajo, analizaron 52 millones de perfiles de usuarios, 1.900 millones de
enlaces compartidos y 1.700 millones de tuits. Aunque el periodo
analizado es de 2009 (en la tierna infancia de Twitter), las conclusiones de
su investigación son interesantes:

Existe un límite de producción de información. Los autores del paper lo


sitúan en un máximo de 40 tuits al día por usuario.
Y no hay un límite de recepción de información. Aunque la forma en que
el algoritmo de Twitter gestiona el timeline de cada usuario ha cambiado
desde entonces, el estudio señala que la variedad y cantidad de
información disponible aumenta de forma lineal a medida que se siguen
más usuarios.
Hay un punto de saturación. Hasta los 30 tuits por hora, la tasa de
interacción de los usuarios es constante. Es decir, procesan sin problemas
la información recibida. A partir de ese punto, la interacción disminuye
gradualmente.
Además, los usuarios no saturados procesan y reenvían la información con
mayor velocidad que los saturados.
adicción a la información
LAS PREOCUPACIONES Y EL SÍNDROME FOMO
“En esta era de sobrecarga informativa, la vida puede llenarse con
información irrelevante o innecesaria en un instante”, sostiene el escritor
norteamericano James Clear, especializado en temas de management y
gestión del tiempo. “Muy pronto, estaremos iniciando sesión en Facebook
solo por temor a perdernos algo. Revisando las noticias o conectando la
CNN, no porque nos importe un tema en particular, sino simplemente por
costumbre”.

Ese miedo a perderse algo es real. Ha sido bautizado como FOMO (del
inglés fear of missing out) y se considera ya una patología psicológica. Es
una forma de ansiedad social que se ha visto potenciada por la tendencia a
vivir a través de las redes sociales. Y se calcula que más de la mitad de los
usuarios de estas plataformas sufre de FOMO en mayor o menor grado.
Para James Clear, el debate debe ir más allá. ¿Hasta qué punto es
beneficioso seguir el minuto a minuto de la actualidad? ¿Vamos a estar
más o menos informados que si, por ejemplo, consultamos qué ha pasado
al día siguiente o una semana después? ¿Sabemos más sobre algo si
leemos 10 noticias cortas en el día del suceso o una pieza de análisis más
adelante? Quizá ese torrente de tuits, de noticias breves, de infotainment
no sea lo que necesitemos.

“LA SOBRECARGA INFORMATIVA NOS PONE DE MAL HUMOR,


DISTRAÍDOS E INEFICACES, NOS SATURA INTELECTUAL Y
EMOCIONALMENTE”
A nivel psicológico, Clear conecta esta tendencia de consumo con la teoría
del círculo de control y el círculo de preocupaciones. Este último engloba
todas las cosas que nos hacen consumir tiempo y energía, sobre las cuales
no tenemos capacidad de influencia. Es decir, el enfado por lo que alguien
ha publicado en Twitter, la preocupación por las críticas o el
arrepentimiento por decisiones pasadas. Y, claro, la mayoría de historias de
inmediata actualidad.

Llegados a este punto, se hace necesario aclarar que la información es útil


y necesaria. Que una sociedad más informada es capaz de tomar mejores
decisiones. Para ello, el buen periodismo es esencial. Pero una sociedad
saturada estará aletargada por su adicción. Solo buscará más información
de fácil consumo y evitará procesarla y reflexionar sobre ella. Es ahí donde
reside el riesgo de sobredosis.

adicción a la información

UNA DIETA INFO-DETOX


Un médico dice que tenemos sobrepeso, que existe un riesgo para nuestra
salud. ¿Solución? Una dieta. De momento, no existe un diagnóstico claro
para la obesidad informativa, pero parece claro que nuestro cerebro tiene
un límite. “La sobrecarga informativa nos pone de mal humor, distraídos e
ineficaces, nos satura intelectual y emocionalmente”, sostiene la escritora
Ephrat Livni en un artículo publicado en ‘Quartz’.
Para encontrar una salida a este laberinto sobreinformado, se ha empezado
a hablar de desintoxicación digital o informativa. O info-detox, copiando
el término de las dietas detox, tan populares como ineficaces. El remedio
pasa por ponerse límites. Pueden ser restricciones de uso de redes sociales
o de tecnología, descansos más prolongados e, incluso, votos de silencio
comunicativo para los casos más extremos.

Al final, todo pasa por eliminar el ruido que nos rodea y que no nos deja
centrarnos en lo que realmente debería ocupar nuestro tiempo. Pararse un
momento a pensar a dónde nos lleva el consumo descontrolado, en este
caso, de información (pero también de energía o de plásticos). Ser
consciente de que la información puede ser adictiva y que los riesgos son
reales.
 Teléfono móvil. Uso desmedido del teléfono móvil que provoca
interferencias en la vida diaria de las personas.
 Compras. oniomanía La compra compulsiva consiste en comprar de
manera desmesurada todo tipo de productos. Esto tiene muchas
consecuencias entre las que se encuentran los problemas económicos.
-¿Esta adicción tiene parentesco con las otra adicciones?
--Sí. Es un trastorno de los mecanismos de autocontrol de los impulsos.
Es una patología de la prudencia.
--¿De la prudencia dice?
--Sí. Los de la prudencia son mecanismos neurobiológicos por los cuales
uno no hace determinada cosa porque el cerebro evalúa riesgos.
--¿Pura química?
--La regulación de la conducta tiene que ver con tres neurotransmisores:
la noradrenalina (impulsor), la serotonina (que es como el líquido de
frenos) y la dopamina, que refuerza las conductas. Cuando hay un
desequilibrio entre impulso y freno, y no somos capaces de controlarnos,
aparece el trastorno.
--Pero ese mecanismo es tan viejo como la humanidad, ¿no?
--La primera referencia sobre la adicción a la compra está en la Biblia.
--¡Qué me dice!
--Isaías, 1, 3, 16-24: "Porque se envanecen las mujeres de Sión ... Aquel
día arrancará el Señor sus adornos: ajorcas, diademas, medias lunas,
pendientes, pulseras, velos, pañuelos, cadenillas, cinturones, frascos de
perfumes, amuletos, sortijas, y anillos de nariz, trajes, mantos, chales,
bolsos ... Y tendrán: en vez de perfumes, podre; en vez de cintu-
rón, soga; en vez de rizos, calva; en vez de sedas, saco ...".
--Vaya con las mujeres de Sión...
 Juego de azar ludopatía. trata de un juego problemático, persistente y
recurrente que provoca un deterioro y/o malestar clínicamente
significativo en todas las áreas de la persona.
Qué es
La vigorexia es un trastorno no estrictamente alimentario, pero que sí
comparte la patología de la preocupación obsesiva por la figura y una
distorsión del esquema corporal; es más frecuente en hombres de entre
18 a 35 años.

Esta patología implica el efecto contrario que la anorexia, por lo que


también recibe el nombre de anorexia inversa, además de dismorfia
muscular.

La vigorexia es, por tanto, un tipo de trastorno dismórfico corporal que


se relaciona con el trastorno obsesivo compulsivo y que implica que la
persona se obsesione con sus imperfecciones, lo que hace que perciba
una imagen distorsionada de sí misma.

Este tipo de afecciones repercute negativamente en las relaciones


personales del paciente y a su salud mental y física.

Causas
Las características más frecuentes en personas que sufren este trastorno
son las siguientes:

Mirarse constantemente en el espejo y aun así sentir que no se alcanzan


las características estéticas que establece como necesarias la propia
persona.
Pesarse varias veces al día y hacer comparaciones con otras personas
que hacen fisicoculturismo.

Las personas con personalidad obsesiva, en especial consigo mismas, así


como aquellas que sufren diversos problemas emocionales en sus
relaciones personales y profesionales, son más propensas a desarrollar
vigorexia.

También es común que la padezcan aquellas personas que han sufrido


acoso escolar o bullying por su aspecto físico durante la infancia.

Dromomanía: así es la obsesión o adicción por viajar. ¿Te gusta viajar?


Seguro que sí. Y puede que sea una de tus actividades preferidas pero, ¿es
eso un problema? Sentimos decirte que puede convertirse en todo un
trastorno llamado dromomanía, y en Diario Femenino te contamos cómo
es la obsesión o adicción por viajar.
 Sexo. Estas personas tienen deseos constantes de mantener relaciones
sexuales y esto, entre otras cosas, les causa malestar clínicamente
significativo.

Adictos al trabajo o 'workaholics'. Son gente que vive obsesionada con
el trabajo, al que consagran su tiempo de trabajo y de ocio. Cuando no
trabajan sienten una sensación enfermiza de vacío y sufren angustia o
depresión. Nunca están satisfechos con lo que hacen ni dan por concluida
una tarea de forma satisfactoria.
Ortorexia. Sería la obsesión por comer saludable. Según el ITA, esta
obsesión afecta sobre todo a mujeres jóvenes, que desarrollan sus propias
reglas alimenticias y se obsesionan por la calidad de la comida, llegando a
sentirse culpables y corrompidas cuando incumplen sus propias reglas.
Estas personas llegan a evitar todo tipo de ‘comida social’ fuera de casa
con familiares y amigos por miedo a no poder seguir su dieta. En los casos
más severos, en los que se ha excluido de la dieta algunos alimentos
básicos, se observa desnutrición, anemia y pérdida de de masa ósea.

Adictos a la cirugía estética. Ningún arreglo corporal es suficiente. El


concepto de la propia imagen está tan deteriorado que se emprende una
carrera sin límite para conseguir una armonía imposible. Hay pacientes
que llegan acumular hasta 40 intervenciones, con el beneplácito de algún
profesional sin escrúpulos, incluso haciendo y deshaciendo varias veces lo
hecho. Todavía se da en casos muy excepcionales.

«El poder genera mucha adicción porque te crees omnipotente y


omnipresente pero, cada persona tiene su propia forma de expresarlo».
Psicólogo Manuel Nevado, miembro de Psicólogos sin Fronteras.

“En el 2008, el político y médico británico David Owen publicó el libro


“En el poder y en la enfermedad”. Owen fue uno de los pioneros en
analizar a fondo el Síndrome de Hubris, o enfermedad del poder. La
palabra “hubris” proviene del griego “hybris” (desmesura), en referencia a
las acciones crueles, vergonzosas y humillantes que los poderosos
cometían por mero placer, volviéndoles rígidos, egocéntricos, prepotentes
y en el fondo irracionales.

El síndrome de Hubris es típico de quienes llegan a ostentar el poder en el


campo político, militar, religioso, empresarial, deportivo o en otros entes
con autoridad sobre grupos de personas, y lo padecen casi todos los que
han adquirido mucho poder sin estar dotados de la necesaria autocritica, ni
de las condiciones para manejarlo, y si se consigue en poco tiempo peor.
Una persona intoxicada por el poder puede tener efectos devastadores.
Para Franklin Roosevelt: ”el poder es peligroso, enlentece la percepción,
nubla la visión, aprisiona a su víctima, por muy bien intencionada que
sea, y la aísla en un aura de infalibilidad intelectual contraria a los
principios democráticos”.

El Poder y la autoridad hablé de la diferencia que existe entre Poder y


Autoridad

“Poder.- La capacidad de forzar o coaccionar a alguien, para que éste,


aunque preferiría no hacerlo, haga tu voluntad debido a tu posición o tu
fuerza.”

“Autoridad.- Prestigio y crédito que se reconoce a una persona o


institución por su legitimidad o por su calidad o competencia en alguna
materia”.

El poder es inherente al cargo que cada persona ocupa y no a la persona en


sí, por ello a mayor cargo mayor poder.

La necesidad de poder es una de las necesidades humanas, las personas en


las que predomina esta necesidad, casi siempre desean estar en el cargo
más alto, por el solo hecho de tener más poder; el poder al ser una
adicción, hace que la persona adicta quiere ser cada vez más poderosa,
muchas veces sin importar como se logra el cargo que les permitirá este
ansiado gran poder para satisfacer su monumental ego, podrían burlar la
llamada meritocracia al conseguir sus grados académicos de forma muy
irregular o fraudulenta, como conseguirlos por amistad .. Como podemos
darnos cuenta estamos hablando de personas que quizás tengan cargos
jerárquicos y grados académicos, pero con una falencia total de valores o
quizás incluso pueden ser buenos profesionales pero definitivamente ,
malas personas, pues dejaron de lado el crecimiento personal. El
conocimiento otorga poder, que puede ser utilizado para liberar o para
oprimir, tenemos la creencia que el poder cambia a las personas, pero al ex
presidente de Uruguay, José Mujica, nos dice: “El poder no cambia a las
personas, solo revela quienes son realmente”.
¿Qué consecuencias tienen?
Las consecuencias pueden ser diversas y graves, entre las que podemos
encontrar:
 Problemas de sueño. Cuando antes de acostarse se utilizan dispositivos
electrónicos puede haber problemas para iniciar y conciliar el sueño.
Además, muchas personas pasan horas y horas con el teléfono móvil y
esto hace que disminuyan las horas de sueño.
 Problemas familiares. Se producen enfrentamientos constantes con las
personas más cercanas. Los afectados suelen negar el problema y los
familiares insisten en que existe un problema. Además, el focalizarse en
la adicción hace que se descuiden las relaciones familiares.
 Problemas sociales. La focalización en la adicción también hace que las
relaciones sociales disminuyan. Por ejemplo, una persona que se pasa el
día jugando a un videojuego no tendrá tiempo para salir con sus amigos.
 Problemas laborales o académicos. Del mismo modo que en caso
anterior, el focalizarse en algo hace que descuidemos otros aspectos de
nuestra vida.
 Consecuencias psicológicas. Las más comunes son: dependencia
psicológica, pérdida de control, depresión, ansiedad, descuido de
actividades que se realizaban antes de que apareciese el problema,
irritabilidad cuando alguien les dice que dejen de realizar la conducta,
problemas de afrontamiento, introversión o incluso baja autoestima.
 Económicas. En el caso de los videojuegos de pago o en el de la compra
compulsiva puede haber problemas económicos derivados de la
conducta.
¿Cuándo empieza a ser un problema?
Como te habrás fijado, todos los tipos de adicciones tienen una cosa en
común: causan malestar clínicamente significativo e interfieren en la vida
diaria de las personas. Por lo tanto, podríamos decir que cuando esto se
produzca es que existe un problema.

También existen otra serie de indicadores como:


 Sensación de pérdida de control. El no poder parar de hacer la conducta
 Tolerancia. Tener que aumentar la frecuencia de la conducta para
quedarse satisfecho.
 Ocultarlo a nuestros familiares y amigos. La persona niega que tiene un
problema y por lo tanto lo oculta.

Cada problemática tiene una serie de indicadores que pueden hacernos


llegar a pensar que existe un problema. En el caso del teléfono móvil, las
personas con esta problemática pueden: aislarse de su familia, cesar las
relaciones sociales, utilizar el teléfono móvil constantemente, aunque se
estén realizando otras actividades como ver una película, utilizar el móvil
por la noche, cuando no tienen el teléfono (porque se ha quedado sin
batería, etc.) le cambia el humor y les entra ansiedad, descuidan otros
aspectos de su vida, etc.  

¿Tú qué piensas sobre la adicción? El médico canadiense Gabor Mate cree
que necesitamos repensar nuestro enfoque al tratamiento de los adictos.

El experto en adicciones y exitoso autor es conocido por su trabajo en la


salud mental de pacientes que abusan de sustancias en el centro de
Vancouver, la zona más concentrada de uso de drogas en América del
Norte.

En 2018, fue premiado con la Orden de Canadá, la más alta condecoración


civil del país, por su trabajo.

La base de su creencia es que toda adicción está arraigada en el trauma: "Si


es que sabemos cómo reconocer lo que es un trauma", dice.

Estas son cinco frases del doctor Mate sobre la forma como no hemos
logrado entender el problema.

"Perdí mi trabajo y mi familia por mi adicción a los videojuegos"


Cómo intenté acabar con mi adicción por el teléfono con choques
eléctricos
1. No estamos tratando la causa real

La falta de conexión, el sentirse aislado, estar muy estresado, son todos


estados de dolor emocional que pueden llevar a beber en exceso, dice el
doctor Mate.
Si quieres investigar lo que causa una adicción, debes mirar los beneficios
de la adicción: ¿qué es lo que ésta te hace?

La gente dice, por lo general, "(la adicción) me alivia el dolor, me hace


escapar del estrés, me da un sentido de conexión, un sentido de control, un
significado, me hace sentir vivo, me estimula, me da vitalidad...".

En otras palabras, la adicción satisface una necesidad humana esencial que


de otra forma no estaría presente en la vida de esa persona.

Todos estos estados, de falta de conexión, de sentirse aislado o tener


mucho estrés en tu vida, son estados de dolor emocional.

Así que mi mantra sobre la adicción no es "¿por qué la adicción?" sino


"¿por qué el dolor?".

Cuando miras a poblaciones de adictos, lo que encuentras es que entre más


adversidad durante la infancia, mayor el riesgo exponencial de adicción.

La adicción está siempre arraigada en el trauma y en la adversidad infantil,


lo que no significa que todas las personas traumatizadas se volverán
adictas, pero sí significa que cada adicto estuvo traumatizado.

El tratamiento de adicción requiere mucha compasión, mucha ayuda,


mucho entendimiento, y no consecuencias severas, medidas punitivas u
ostracismo.

Pensarías que con el absoluto fracaso de la mayoría de las modalidades de


tratamiento ya deberíamos haber despertado y preguntarnos a nosotros
mismos: "¿realmente entendemos el trastorno?".

Pero eso no ocurre a menudo en el mundo médico.

No estamos mirando su naturaleza real como una respuesta al sufrimiento


humano.

No estamos ayudando a la gente a trabajar para resolver sus traumas. El


estudiante promedio de medicina (en Estados Unidos) no recibe ninguna
clase sobre trauma emocional.
Seguimos preguntando "¿que está mal contigo?", en lugar de preguntar
"¿qué te ocurrió?".

El revolucionario "marcapasos para el cerebro" para combatir la adicción a


las drogas
2. La adicción no es una elección

Image caption
El doctor Mate dice: "nadie elige sufrir dolor".
El otro mito sobre la adicción es que es una elección que la gente hace.

Todo el sistema legal está basado en la idea de que la gente está eligiendo
ser adicta, así que vamos a castigarlos por ello, para disuadir a otros.

Nadie que conozco despertó una mañana y dijo: "mi ambición es


convertirme en adicto".

La adicción no es una elección que alguien hace, es una respuesta al dolor


emocional.

Y nadie elige sufrir.

3. La adicción no es genética

Uno de los mayores mitos de la adicción es que es genética.

Sí, aparece en familias. Pero ¿por qué aparece en familias?

Si soy alcohólico y le grito a mis hijos y ellos crecen tranquilizándose con


alcohol, ¿les heredé eso genéticamente?

O ¿es una conducta que desarrollaron porque yo reproduje las mismas


condiciones que cuando estaba creciendo?

Entonces algo que aparece en familias no dice nada sobre las causas
genéticas.
Puede haber predisposiciones genéticas, pero una predisposición no es lo
mismo que una predeterminación. No significa que estás genéticamente
programado para ser un adicto.

4. La adicción está extendida

Image caption
La adicción está extendida y es rampante en nuestra cultura, argumenta
Mate.
El otro mito es que la adicción se restringe al usuario de substancias o a
unos cuantos perdedores en nuestra sociedad.

Ésta está extendida y es rampante en nuestra cultura.

Cuando mira a esta sociedad en casi todos los niveles veo tantas
adicciones, tantas compulsiones, y no sólo eso, también veo toda una
economía basada en alimentar esas adicciones.

5. Puedes ser adicto a (prácticamente cualquier cosa)... incluso la música


clásica

Image caption
"Un día gasté US$8.000 en discos compactos", admite el doctor Mate.
En mi opinión, la adicción se manifiesta en cualquier conducta que una
persona encuentre temporalmente placentera o con la que sienta alivio, y
por lo tanto siente ansiedad por ella, pero sufre consecuencias negativas
como resultado de ésta y no renuncia a ella, o no puede renunciar, a pesar
de esas consecuencias negativas.

Esto puede incluir drogas, tabaco, sustancias alcohólicas de todo tipo.

También puede estar vinculada al sexo, al juego, a las compras, al trabajo,


poder político, juegos en internet... virtualmente cualquier actividad que
pueda ser adictiva, dependiendo de tu relación a ella.

Mientras exista el ansia y el alivio, con consecuencias negativas de largo


plazo, y dificultades para renunciar a ella, existe una adicción.
Yo he tenido dos grandes adicciones. Una fue al trabajo, lo que significó
que ignoré mis propias necesidades y las necesidades de mi familia para
perseguir éxito y satisfacción en el trabajo.

La adicción al trabajo estaba arraigada en una profunda sensación


inconsciente de que yo no era suficientemente bueno, que tenía que seguir
probándome a mi mismo y también una creencia inconsciente de que no
era querido y deseado.

El mundo entonces te recompensa por ser un adicto al trabajo que se


sacrifica.

Yo también tuve una adicción a las compras, en mi caso de CDs de música


clásica. Un día gasté US$8.000 en discos compactos.

Mi adicción no era a la música, sí amaba la música, pero a lo que era


adicto era a las compras.

No importaba cuántas sinfonías tenía de un compositor particular, tenía


que tener otra y otra.

Siendo presa de la fiebre de compras, una vez dejé a una de mis pacientes
en trabajo de parto y me fui al centro a conseguir un disco y perdí el parto.
En ese grado tuvo un impacto en mi.

Ahora podría darte risa, ¿como puedo comparar esa adicción con la de un
paciente adicto a la heroína?

Pero mi propios pacientes adictos, cuando les cuento sobre mis adicciones,
no se ríen.

Afirman con la cabeza y dicen: "sí doctor, lo entendemos, eres igual que el
resto de nosotros".

El punto es, todos somos iguales al resto.


Fase previa (o de predisposición)

En esta fase el adolescente todavía no ha tenido contacto con


las drogas, no las conoce. Ya sabéis que hay algunos
adolescentes con situaciones que hacen más fácil que tomen
drogas. ¿Cuáles son esas situaciones?

 Características socio-culturales, de la sociedad, por


ejemplo, la publicidad de la televisión, si se ven drogas en las
películas, en la sociedad en general, etc.

 Características psicológicas, por ejemplo, la inteligencia, la


personalidad del adolescente, los ‘factores de protección y de
riesgo’ (autonomía, la comunicación con la familia, la
autoestima…), etc.

 Características biológicas, la genética del adolescente,


pero es menos importante que lo anterior.

Fase de conocimiento de las drogas


Las drogas existen en nuestra sociedad, están dentro de
nuestra cultura. Si están cerca de los adolescentes y es fácil
encontrar drogas, entonces también es más fácil que las
conozca y quiera probarlas. En general, para los adolescentes,
experimentar y divertirse es algo importante, por eso en estas
edades es más fácil que quieran probar las drogas.

Fase de experimentación e inicio de consumo

Si el adolescente ya conoce las drogas, ahora puede que


decida probar alguna o puede que no pruebe ninguna droga.
Probar o no probar depende de muchas cosas: de ‘los factores
de protección y de riesgo’ de cada adolescente, de su
capacidad para decir ‘no’ si el ofrecen drogas, de su relación y
su comunicación con su familia, de su estado de ánimo en ese
momento, etc.
Probar o experimentar con drogas no significa que vuestro hijo
o hija se vaya a convertir en un adicto. Si sigue tomando
drogas habitualmente sí puede aparecer adicción.
¿Queréis recordar cuáles son factores de protección?
Consultad el apartado
Fase de consolidación
Si el adolescente ha probado las drogas puede que siga
tomándolas y se convierta en algo habitual. Depende de
muchas motivos: puede que los resultados sean los que
esperaba (diversión, se ha sentido más adulto, etc.)… o no;
puede que sus amigos y amigas le hayan apoyado… o no;
puede que su familia ‘le haya pillado’… o no, etc.
En esta fase la familia podéis ayudarle mucho: mantener la
calma, comunicaros con vuestro hijo o hija, tener unas normas
claras en casa, aprender sobre las drogas (tipos de drogas,
efectos, consecuencias...), etc.
Ya sabéis que vuestro papel es muy importante. Consultad el
apartado Familia y prevención de esta web.
Fase de mantemiento/abandono

En esta fase el adolescente que toma drogas


habitualmente decide dejarlas o seguir consumiendo. ¿De
qué depende? En general…

 Si las consecuencias negativas son mayores que las


positivas: la persona piensa en abandonar el consumo de
drogas.

 Si, al revés, las consecuencias positivas son más: seguirá


tomando drogas.

Fase de recaída
Si el adolescente (o la persona adulta) ha abandonado las
drogas puede volver a tomarlas otra vez. Puede que tenga
muchas dificultades y le cueste mucho dejarlas definitivamente.
Cuando se ha llegado a esta etapa, a veces, se vuelve a la
etapa anterior.

SEÑALES DE CONSUMO DE DROGAS

Aunque existen ciertos síntomas emocionales y físicos de consumo de drogas, no


asumas inmediatamente que la persona está usando. Podría haber otras razones por
las cuales él o ella se comporta de manera inusual.

Señales emocionales y sociales


 Mal humor, excitación, ira, hostilidad, depresión
 Mentir y robar constantemente
 Negarse a reconocer los efectos nocivos de las drogas
 Evitar a viejos amigos o a personas que podrían plantearles cara a cara la cuestión
de las modificaciones de comportamiento
 Guardar secreto sobre las llamadas telefónicas
 Tener amigos que no quieren que usted conozca o de los que no quieren hablar
 Contestar con evasivas cuando se les pregunta dónde han estado
 Pérdida de motivación
 Falta de interés en la vida cotidiana
 Faltar a clase

Signos físicos
 Somnolencia
 Temblor
 Ojos enrojecidos, pupilas dilatadas
 Falta de interés en la higiene personal y aspecto descuidado
 Arrastrar las palabras
 Pérdida o aumento del apetito
 Movimientos descoordinados
 Ojeras
 Horarios de dormir irregulares
 Frecuentes resfriados y tos
 Pérdida de peso

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