Introducción
Introducción
Introducción
El suelo, como material poroso que es, con una capacidad de agua y de aire, tiene una
densidad aparente y una densidad real, porque tiene un peso, pero dos volúmenes: el
aparente y el real, que es la suma de los volúmenes de las partículas y del volumen de
los poros, y el real, que es sólo el volumen de las partículas. La densidad real, de las
partículas densas del suelo, varía con la proporción de elementos constituyendo el suelo
y en general está alrededor de 2,65. Una densidad aparente alta indica un suelo
compacto o tenor elevado de partículas granulares como la arena. Una densidad
aparente baja no indica necesariamente un ambiente favorecido para el crecimiento de
las plantas.
Marco teórico
La densidad está compuesta de tres fases: sólida, liquida y gaseosa; estas poseen
componentes que interaccionan y generan la dinámica del suelo, como son los sólidos,
el agua y el aire.
M
ɖ p=
V
Los valores típicos varían de 2.5 a 2.8 Mg/m3, siendo 2.65 Mg/m3 el valor
representativo de muchos suelos y el valor de densidad de partícula para el cuarzo. La
densidad de las partículas nos proporciona información acerca de los procesos físicos
del suelo. Sin embargo, es un valor muy útil que participa en el cálculo de propiedades
del suelo como la porosidad y la distribución del tamaño de las partículas. La mayoría
de los métodos estándares señalan la remoción de la materia orgánica, de tal manera
que, la densidad de las partículas refleje solamente la fase mineral. Éste es el mejor
valor para utilizarse en el análisis del tamaño de las partículas, pero quizás no sea el
mejor valor para el cálculo de la porosidad. El incluir la fracción orgánica en esta
determinación significa que los valores obtenidos pueden cambiar con las prácticas de
manejo del suelo.
Densidad aparente ( ɖ a): La densidad aparente del suelo es la relación entre el peso
del suelo seco en la estufa y el volumen ocupado por ese peso del suelo. El peso
corresponde a la fase sólida (fracción mineral más la fracción orgánica), ya que el agua
se eliminó en el secado en la estufa a 105°C, En el volumen total de suelo quedan
incluidos el volumen de la parte sólida más el volumen de los poros del suelo. La
densidad aparente es afectada por factores como:
Tipo de mineral predominante en el suelo: Los feldespatos y el cuarzo tienen un
peso específico promedio de 2.7 g/cm3, lo cual ocasiona valores de densidad
aparente de 1.2 a 1.7 g/cm3. Existen minerales como la hematita y otros
minerales de fierro que tienen pesos específicos mayores que 2.7 g/cm3, o el de
las cenizas volcánicas que presentan valores mucho menores, los que
dependiendo de su predominancia ene l suelo hacen aumentar o disminuir los
valores de densidad aparente.
Materia orgánica: Ésta tiene una densidad promedio de 0.3g/cm3, que es mucho
más baja que la de la fracción mineral. De manera que a medida que aumentaba
la cantidad de materia orgánica en el suelo, su densidad aparente disminuye. En
suelos orgánicos (histosoles) la densidad puede fluctuar entre 0.2 a 0.4 g/cm3.
Textura: La arcilla tiene densidad aparente inferior a la arena, debido a que ésta
presenta un menor espacio poroso, y consecuentemente al incrementarse la
cantidad de arcilla en el suelo, disminuye la densidad aparente.
Estructura: Los suelos con estructura laminar, prismática o columnar presentan
un espacio poroso menor que los suelos con estructura blocosa o granular, y por
consiguiente tendrán densidades aparentes mayores.
Posición en el perfil: A medida que se profundiza en el perfil del suelo, la
densidad aparente aumenta debido a que los horizontes están más compactados,
a consecuencia del peso de los horizontes superiores y al menor contenido de
materia orgánica.
Labores culturales: El uso de maquinaria agrícola pesada que provoca
compactación del suelo, así como también las labores culturales que degradan
una buena estructura, hacen aumentar los valores de la densidad aparente del
suelo.
Al considerar todos los factores que afectan la densidad aparente puede comprenderse
que los valores pueden ser tan bajos como 0.3 g/cm3 en suelos orgánicos, y contrastar
hasta 2.0 g/cm3 y aún más en suelos minerales, en horizontes profundos y compactados
con muy poco contenido de materia orgánica.
Bibliografía