HDLRDLV2020 PDF
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por escrito del autor, excepto breves pasajes citados por al revisor en un periódico o revista. Realizar cualquiera de los anteriores es una
infracción de la ley de derechos de autor.
Impreso y encuadernado en Santiago, Chile por Equipo Grafico Impresores SPA, Noviembre 2019
Dedicacion
Para Noah, Ehlan, Mykah y Kyrah. I love you all so much! Gracias y GrassyAss!!
Agradecimientos
Es mi primer libro y el español no es mi primer idioma, así que necesité tres editores. Un tremendo
aplauso de agradecimientos a cada uno por sumarse a las distintas etapas del libro: Gabriel “Barman”
Muñoz; Francisco “DJ See-All” Otárola y Jairo Ortega.
¡Gracias a mi esposa Lorena por aguantarme y darme el tiempo necesario para todos mis proyectos!
Gracias a cada persona que me entregó fotos para este libro: Titín, Squat, Seo2, DJ Caso, Visofono,
Richard Salgado y varios más que robe por ahí en el internet... ¡Sorry y gracias!
4
Que suerte que tengo! Tres asientos para mí.
Saco el Notebook, y empiezo a escribir un libro
que tengo pensado. Tipeo en formato título: “Un
Hijo de La Rosa de los Vientos”. – Qué clever soy
– pienso. Paro. Me rio. Estoy escribiendo un libro
sobre una vida constantemente en movimiento,
saltando de país a país, y justo me dió por
empezarlo arriba de un avión. La ironía no se me
hace ausente. Disimuladamente y con un poco
de vergüenza me saco una foto-selfi para la
posteridad y pienso “esta va ser la imagen de la
primera página”.
La idea de escribir llegó un mes antes de este viaje. Fue en algún día de Noviembre de 2018
cuando Seo interrumpió un silencio para recordarme que Aerolíneas cumplía veinte años en
2019. Mientras mi boca decía “for real?”, mis sinapsis ya estaban conversando con electricidad,
rápidamente juntando y deshaciendo ideas. Terminé de decir las dos palabras y la máquina mental
me tiró un resultado final: lamentablemente dentro del grupo hay problemas personales que no
creo que se vayan a resolver luego, además de que Squat vive en Francia. Hmm. Miro a Seo y le
digo que la idea de hacer algo juntos es imposible. El asienta con su cabeza y seguimos callados.
pg.6
Hermano, HermAna en las buenas y en las malas
Se lo presenté a la Anita.
Un día íbamos conversando en mi auto y le comenté sobre la idea de hacer un libro más técnico,
donde tomaba cada canción del disco y le dedicaba un capítulo, explicando los porqués y los
cómos detrás de su producción. Me paró en seco y me dijo ¡NO!. Me empezó a retar cómo lo haría
una buena amiga. Me dijo que una vez más estoy poniendo el 100% de mi para el beneficio de
otros, en este caso Makiza, y me dice que es un pésimo hábito cuando tengo una familia numerosa
que cuidar. Me miró con firmeza, con esos mismo ojos con que me miran mis hermanas grandes,
entre cariño y preocupación real, y me dijo “preocúpate de ti mismo, Negro, hazlo por ti. Que sea
un libro donde el título tenga tu nombre más grande que el nombre de Makiza”. Me emocioné.
Conversamos mucho y terminó por convencerme que el libro tenía que ser sobre mí y mi relación
con Makiza. Me quedé con el difícil trabajo de replantearlo entero.
Pero esa conversación no solo hizo trizas mi idea del libro, sino que además me reseteó una parte
del cerebro. Me hizo dudar del porque soy cómo soy y sobre las tantas cosas que hago por el bien
de la gente a mi alrededor, siempre sacrificándome. Con las exigencias que vienen con ser Ana
Tijoux hoy en día, ella claramente ha tenido que descubrir y aprender a equilibrar su tiempo entre
hacer algo para la gente y algo para ella. Me traspasó una lección de vida. Fue un lindo intercambio
de palabras e ideas ese día, sentados en el auto.
pg.7
Mientras me pongo a pensar en el esqueleto del libro, y en las 20 canciones del disco… uff.. Me
doy cuenta que los veinte años no pasan en vano. No me recuerdo de NADA. ¡Necesito ayuda!
Me acerco a los precisos para ayudarme lograr esto. El Squat al tiro me dice que si y me ofrece las
fotos que tiene guardadas. Anita ya está tirándome la buena vibra desde el día cero. Seo se puso
contentísimo y me ofreció todo tipo de ayuda, incluyendo sus cajas de recuerdos de la época.
Nuestro exmánager, Titín, me recuerda que me puede facilitar sus sesiones de fotos de Makiza y
una sesión de fotografía para el libro.
Le propongo la idea del libro a mi primo Gonzalo Gabarro porque tiene una editora independiente
y prefiero trabajar con diablo conocido que por conocer. ¿Y quién me iba a arreglar el orden
pésimo de las palabras mal escritas con que hablo y escribo? Les recuerdo que yo nunca aprendí
formalmente español, lo conocí bien recién a los 16 años, ¡y hoy hasta mis hijos me corrigen los
verbos mal conjugados! Le pedí ayuda a muchas personas, pero fue un amigo que le decimos
Barman que por fin me comprendió, y se apasionó por el proyecto. Él tiene el trabajo dificilísimo
de mejorar la escritura, pero sin cambiar mi esencia. Barman, te aplaudo la paciencia conmigo.
Siento que un libro como este tiene que perdurar en el tiempo como una joya, así debo incluir
más talento. Miced se ofreció a hacer arte para la portada y, con eso, ¡se me ocurre algo increíble!
¡Incluir una página de arte para representar cada capítulo! Me di el lujo de buscar a los grafiteros,
artistas, pintores y dibujantes chilenos que más admiraba y le mandé un mensaje a cada uno,
pidiendo que fueran parte de esto. Todos respondieron efusivamente que sí. Lamentablemente
un par no podía por distintas razones, pero las ganas de ayudarme estaban presentes. ¡Que honor
contar con su talento!
pg.8
Ya con este equipo campeón, iba listo con el Libro, pero, ¡quién se iba a preocupar por
la parafernalia para moverlo a la mayor cantidad de manos posibles?
Les pedí una reunión a mis amigos de Redbull Chile, que me han
apoyado en mil cosas. Al contarles la idea del libro, se sumaron
con ideas más grandes aún para el lanzamiento. Se
pusieron a trabajar en paralelo en un documental
y fuimos compartiendo todo lo histórico que
íbamos consiguiendo entre el director, Vicente
Subercaseaux, y yo, para ahora hacer dos
proyectos sobre Makiza este año. Vicente
entró a este proyecto con mucha tranquilidad y
organización, lo que ayudó a que yo empezara lo mío con
el mismo ímpetu.
pg.9
Y en esta esquina, bajo las luces más oscuras de la carpa, viene un MC!
Que irónico que Soni sea el último integrante para este equipo. Veinte años después y por
segunda vez invito a Soni a ser parte del proyecto Aerolíneas Makiza.
Rebobinemos dos décadas e imaginemos el día en que nos sentamos a organizar el disco, llamado
tentativamente “La Rosa de los Vientos”. Tiramos ideas. Hablamos de canciones sobre mamás,
canciones sobre políticos corruptos. Seo propuso una canción con el Buda, y la Anita invitó
al Epicentro, y fue entonces cuando yo les conté que quería hacer una canción,
y además que fuera el bonus track, con un invitado también; un rapero
chico, de no más de 16 años, floridano de la 23 Zona Oscura: Sonido
Acido del grupo Raíces Subterráneas.
La canción quedó perfectamente insana, como yo quería que quedara, ¡si era mi canción del
disco! Le dije al Chalo que quería que fuera un Bonus Track, pero, además, que para escucharlo
tendrían que saltar hasta el track 66, y por eso la canción partía con mi voz diciendo, al revés,
“falta un 6”. No me creía satánico, pero sí blasfemo. Sigo creyéndolo.
CENZI
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La entrevista fue el bálsamo perfecto para la decisión inevitable que íbamos a tomar ese día:
la separación definitiva de Makiza. Si existiera un registro audiovisual de ese momento, cuánto
me gustaría ponerle pausa y verme sentado de piernas estiradas sobre un pasto verde, fresco y,
encima, un sol abrasador, y revivir las mismas sensaciones de ese día: paz y tranquilidad.
Entre risas medias nerviosas, pero sinceras, dimos una entrevista típica. Quiénes somos, qué
hacemos, cuándo, dónde, etc. Al momento de responder la pregunta sobre el futuro de Makiza,
Anita, extraoficialmente, le soltó la sorpresa a Juan que nos separábamos después de, justamente,
este concierto. Seo dio la reafirmación a la respuesta. Squat y yo mirábamos la cara incrédula del
periodista. Terminamos la entrevista, recordándole a Juan que mantuviera el secreto fuera de la
entrevista y luego seguimos la tarde como si nada, con los mismos chistes y risas de siempre. Con
o sin Makiza, los cuatro juntos siempre íbamos a ser amigos.
Agosto de 1993 apenas unos días antes de mi decimosexto cumpleaños. Volando por los vientos,
viene un pájaro gigante y metálico. Dentro de su vientre lleno de turistas y chilenos, vengo yo
en formato mitad-turista/mitad-chileno. Al lado de mi mamá, estoy incómodamente sentado con
una mochila lleno de CDs entre mis piernas, y un reproductor en mis manos. Con el volumen
y el bassboost al máximo, estoy escuchando el disco Jazzmatazz de Guru. Jazzmatazz es una
tremenda obra de arte musical que juntaba el rapero veterano Guru con grandes maestros del
Jazz: Branford Marsalis, Ronny Jordan, Donald Byrd y Roy Ayers, entre otros. Mientras sonaba
una trompeta sobre un beat, y un bajo galopante por debajo, me maravillaba pensar cuánto el
rap de Estados Unidos había evolucionado desde la primera canción de rap que había escuchado
en 1986: Paul Revere de Beastie Boys, vcuya música no fue hecha con más que la mítica pero
simplísima máquina digital 808 Drum Machine.
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Mi mamá me avisa que el avión va bajando y que en unos diez minutos más vamos
a aterrizar en Chile. Subo el volumen para amortiguarme con los bombos y bajos
y ojalá un buen solo de Donald Byrd. El golpe de las ruedas del avión rebotando
por la pista me avisa la llegada.
Lo que no sabía ni me imaginaba en ese momento era que había llegado a tierra
fértil, y dentro de mi mochila traía semillas mágicas.
No creo que tenga que explicarlo demasiado, pues les acabo de mencionar
la calidad artística y profesionalismo que venía escuchando, así que ojala me
entiendan cómo reaccioné cuando me pasaron por primera vez un disco de un
rapero chileno para oírlo.
Jazzmatazz versus el Rap chileno. Era imposible que yo tuviera otra reacción frente a mi primera
escuchada. Mi problema era que yo estaba comparando manzanas con peras. Cómo iba a entender
lo que estaba escuchando, sin siquiera tener un contexto histórico para mejor entender las líricas y
aceptar la música tal cual, por más precaria que me parecía.
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Después de varios años empecé a entender el bloqueo cultural que la dictadura había creado.
La influencia musical para los raperos chilenos era mínima, ya que conseguir un disco de música
negra en esa época era casi un milagro. El contrabando de cassettes era escaso durante los ’80.
La cantidad de estudios musicales eran contados con los dedos de una mano y ninguno tenía un
ingeniero especializado en rap. Las máquinas disponibles para crear beats eran aún más limitados.
Los pioneros del rap chileno tenían todo en su contra.
Solo cuando acepté que no podía ni debía comparar la música rapera chilena con la de Estados
Unidos es cuando le puse play sin prejuicios y empecé a conocer su historia.
Con este segundo reencuentro aprendí a respetar y admirar la lucha revolucionaria que dieron con
su música; en algunos casos en contra de un gobierno asesino (cómo es el caso de los Panteras
Negras, Los Marginales, M16), y en otros casos abriendo un camino comercial para futuros grupos
raperos (cómo lo hicieron Latin Pozze/ Pozze Latina).
¡Y todo esto muchos años antes de que yo siquiera tocara suelo chileno!
Luis Chávez, conocido como el Turko para toda la vieja escuela, describió perfectamente lo difícil
que era ser breaker en los ’80, mientras yo estaba cómodo en Canadá escuchando hip-hop en mis
audífonos:
No viví en Chile durante esta época dorada del hip-hop y todo lo que he aprendido no es historia
oficial, sino son piezas de un puzle recogido de conversaciones durante años. Mucha historia que
se había perdido debajo del polvo de los recuerdos se fue revelando durante el 2018.
Dos hechos significativos sacudieron el 2018: Redbull se encargó de hacer un festival llamado 30
Años del Rap en Chile y, justo antes de eso, la tremenda pérdida del legendario DJ Bototo (QEPD).
Estos dos hechos obligaron a la escena a revivir, recordar e impulsar la necesidad de respetar la
historia del rap chileno. Las redes sociales se encendieron y entre medio de todo el caos y cahuín,
salieron muchos datos interesantes sobre nuestra historia. Con tanta historia del hip-hop dando
vuelta en los aires, aproveché de volver a escuchar discos que no conocía por no estar en Chile
y además aproveché de reconectarme con un pasado que solo conocía cómo mitos y leyendas.
Fui al funeral del Bototo para despedirme del hombre que siempre me regaló una tremenda
sonrisa cuando nos veíamos. Esa energía positiva se la debía de vuelta, y fui a entregársela. El
funeral quedaba a pocos minutos de mi casa en auto y, aun así, llegue tarde. Al bajarme, escuche
un beat innegable de los breakers, y fue mi guía para llegar a la casa donde lo estaban velando.
Al entrar, veo a Claudio Flores, su cara roja e intensa, sonriendo al universo mientras hacía bailes
tipo top rock. Quería ver mejor, pero soy muy chico, así que me busque un mejor lugar. Me
iba corriendo cada vez más hacia otro lado del círculo de personas que lo estaban viendo y,
mientras hacía eso, podía ver las caras de una generación de hip-hop más antigua que la mía.
En un momento quedé perfecto y puedo ver todo. Un par de personas al mi lado se mueven
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de ahí, y veo que estoy al lado del Bototo. Nunca me ha gustado mirar a los finados queridos
porque es la imagen que se me queda guardada. Pero no pude evitar verlo, ahí con esa cara
bonita que tenía. Me regaló una última sonrisa. Había perdido el aliento mirándolo, y al volver a
respirar profundamente miré hacia arriba y vi con quien estaba. Estaba con los originales, y todos
celebrando la vida del Bototo de la mejor manera que supieron: bailando. El 25 de septiembre
fue el día en que se reunieron todas las ramas del hip-hop de todas las generaciones para dar
sus respetos al Bototo/DJ Neto.
“Paz e igualdad de
oportunidades para todos”
- Dj Neto
Los inicios de los 35 años de historia cambian dramáticamente dependiendo con quien conversas.
Entre la mala memoria y el egocentrismo, las historias van variando. La objetividad quizás lo puedo
sacar de un promedio de subjetividad. Cuando me encontré con dos breakers legendarios, aproveché
el momento para aprender sus historias. Fue en un carrete en el Bar Loreto donde tuve el agrado de
estar sentado justo entre medio Danny Vampiro y Claudio Flores. Entre risas y cuentos me contaron
sobre las primeras batallas callejeras (o “contrincadas” como lo dice Claudio) que ocurrieron en el
14 de Vicuña Mackenna en el año 1983. Me imagino que así mismo como se iban prestando los VHS
de barrio en barrio, las juntas de breakers también se iban disparando lentamente por todo Chile
durante esta primera etapa.
De Nuevo hablando con Turko, me dio su visión de cómo los jóvenes chilenos tomaron esta cultura
de breakdance y la hicieron propia durante esta primera época. Más que batallas, eran círculos
donde los breakers se “desaseaban” bailando uno contra el otro. No solo le dieron nombres nuevos
a los pasos que veían cómo el “sacacorcho”, o el Laky (error fonético del término “Locking”), sino
que con el tiempo los breakers chilenos llegaron a inventar su propia escuela llamada “Funky Fresh”,
siendo una mezcla entre el New Jack Swing y el B-Boy clásico.
Cuando algo tan gigante como una cultura se inicia, es tan difuso e impertinente elegir el punto exacto,
pero creo que todos podemos concordar que esta cultura urbana se empezó a concretar
cuando los B-Boys encontraron un lugar céntrico para reunirse; el pasaje
Bombero Ossa. Me imagino que mientras todos se fueron conociendo,
las crews se empezaron a fortalecer y el traspaso del conocimiento se
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multiplicó. Me encantaría nombrar a quienes fueron parte fundamental de la génesis de nuestro
hip-hop nacional, pero se me van a quedar afuera nombres de personas importantes y prefiero no
estropear una historia que ni siquiera vivi. Sin embargo no puedo terminar este párrafo sin por lo
menos enviar un saludo al Tata Zapata!
Jimmy Fernández, el creador de Latin Posse, llegó de Italia, y al encontrar el foco de B-Boys,
encontró un hogar artístico para compartir, crear y crecer. Su inserción a la cultura de los Breakers
chilenos es comparable a cuando un jardinero invierte en fertilizantes para sus plantas. Jimmy
compartió tanta información, en VHS, revistas y música, que le multiplicó los frutos al movimiento.
De Bombero Ossa tuvieron que migrar a San Agustín, otro pasaje con un piso preciso para bailar
break. Y ahí seguirían creciendo como movimiento. Aparte de gente queriendo bailar break, esta
nueva parada empezó a atraer jóvenes que gustaban de la música rap en general.
DJ Borna, un joven DJ de España, se sumó al movimiento a través de una
casualidad: “Me encontré a Crazy Power (de La Frecuencia Rebelde) en un
metro después de ir al estadio y lo vi con pinta de rapero. Le pregunté dónde se juntaban los raperos.”
Le dio las coordenadas y Borna empezó a ir. Conoció a Lengua Dura y Juan Sativo ahí y, cómo tampoco
iban a bailar break, conversaban e intercambiaban cassettes. Borna les grabó instrumentales que tenía
en vinilo y así es como Tiro de Gracia llegaron a tener beats para su primer disco “Homosapiens” con
DJ Borna, el “Rey de la Torna”, en los scratch.
El movimiento hip-hop estaba creciendo y, aunque ya se estaban distinguiendo las distintas ramas
paulatinamente, los Breakers eran aún los que convocaban y reunían a todos, y al cambiarse de lugar
una tercera vez, se llevaron el movimiento con ellos. Obligados a encontrar un nuevo dojo se fueron a
la mítica Estación Mapocho, donde Turko y Braulio encontraron que el piso estaba perfecto para seguir
practicando los pasos. Le pidieron “sopermi” al guardia de seguridad, y trajeron el movimiento entero
de Santiago hasta el frontis del edificio.
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¡Chupaya! Este tema va dedicado a DJs y MCs
A los breakers,a los que pintan arte graffitti
Me bajo del metro en Estación Puente Cal y Canto y empiezo a buscar cuál de las ocho salidas es
la mía. Subo por una escalera, error. Bajo. Miro al laberinto y trato de recordar. ¿Será esa otra? Así
empieza mi viaje semanal a la Mecca.
Al salir a la calle, aparezco frente la majestuosa e histórica Estación Mapocho. A mi lado izquierdo
se ve el caos permanente de calle Puente, incluyendo el alboroto de la Piojera. A mi lado derecho
hay kioscos, vendedores ambulantes, más de cinco carros vendiendo sopaipillas y un paradero
lleno de familias esperando tomar la micro. Agradezco que no estoy en este mismo punto un día
viernes a las seis de la tarde, es una hecatombe con tantas almas muertas zombiando de vuelta a
sus casas.
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Es un sábado de otoño cualquiera, 1997, son las cuatro de la tarde. A esta hora llego siempre, de
los primeros. Quedé en juntarme con el Drago y el Nast, que vienen desde Puente Alto y la Florida.
Me acerco a la fachada para esperarlos por último sentado en la escalera. Saco mi discman de la
mochila, cambió el CD a Midnight Marauders y espero cómodamente.
Parada #1
No pasan ni dos minutos cuando se acerca un personaje flaco con pantalones anchísimos, unos
nikes de caña alta y con una sonrisa permanentemente larga. Frotando sus manos como si me
fuera contar un plan de robo un banco me dice “Worop Notsag, toy con la EneEne, ¿vamos a
fumar un pito?”. Es Margi, y me presenta por primera vez a la legendaria NN. Había escuchado
cuentos sobre ella, pero sólo sabía dos cosas: que era rapera y que no le temía a nada. Para mí fue
un honor compartir con esta legendaria personaje esa mini aventura de veinte minutos riéndonos
de cuanta tontera hablaba Margi. Quién hubiera pensado que la próxima vez que viera a la NN iba
ser en el funeral del Bototo, veintiún años después.
Mi abuela vivía en San Miguel y, cruzando un puente tapado en flops del Scath y
Charly, cruzaba el Américo Vespucio y entraba a la Pacsilvania. No me recuerdo
bien de los little homies del Margi, pero me juntaba con un par de ellos primero
y nos íbamos caminando hasta la casa del X-Ramírez donde estaba junto al
Margi esperándonos. El papa del X-Ramírez era algo así como un productor de
un grupo de cumbia y por eso tenía las máquinas necesarias para secuenciar
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loops. No tenía capacidades de samplear, pero dentro de
las librerías de sonidos, había bombos, cajas, platillos y
bajos “womp-womp”.
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“La gente esperaba el sábado con ansias, yo por lo menos lo esperaba
porque ahí tenía para hacer los contactos, no sé, para tocatas. El viernes
en la noche no carreteábamos mucho para el sábado carretear harto…
hasta el lunes en la mañana”
- Margi, Entrevista Personal, 2019
El status de super MC en los noventas era esa: grabar de la forma que fuera tu canción y compartir
el cassette en el Mapocho. Y así mismo andaba el Margi, con una mini casetera con parlante,
realmente una joya en esa época, tocando sus canciones. También me mostró una canción de
otros raperos que tenía, y me dijo que tomara extra atención de un verso en particular. Era el Az
rapeando en un tema con el Scooby. Mientras escuchamos la música y nos reímos arriba de una
nube, nos fuimos caminando hacia atrás de la Estación, el espacio verde entre los autos y el edificio
mismo. Son las seis de la tarde y han llegado más jóvenes de nuestra raza, nuestra cultura. Nos
saludamos todos, todos nos conocemos, aunque sea de vista. Una simple levantada del mentón,
un “wena hermano” y listo.
Parada #2
De fondo se empezaba a escuchar otros beats más rápidos y claramente más fuertes que nuestro
walkman. Me despido de los dos, Margi y NN, y me acerco a los parlantes. Debajo de los faroles
de la época arquitectónica neoclásica, y arriba de un piso casi tan liso como el mármol, están los
breakers estirando sus músculos y tirando tallas. Esta es la vieja escuela de Chile. Acá están las
raíces de todo y todos se conocen herméticamente, porque pasan horas dedicados a las mismas
movidas hasta lograrlo. No se humillan si se equivocan, veo cómo el Zapata ayuda a una chica,
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poniendo un pie y luego el otro al lado de ella, explicando cada movida. Ella empieza sola. “¡Bien
Ema!”, anima.
Cada sábado me daba el tiempo de sentarme un rato a ver a los breakers. Para mí era parte de la
ceremonia, sentarme primero con los elders de la cultura, empaparme del funk y los breakbeats,
escuchar y aprender los códigos y ojalá conocer alguno. El que me dio la oportunidad de conocerlos
más y compartir una conversación fue un BBoy llamado Braulio. No me recuerdo mucho de lo que
hablamos, pero me sentía como Prometeo entre los Dioses, y Braulio compartió un poco de su
fuego. Nunca más supe de él, pero si lee esto gracias por darte el tiempo de acercarte y, así,
acercarme a esta cultura.
Parada #3
Me levanto, está oscureciendo y ya se nota que han llegado los raperos de todos los barrios.
Desde los barrios de Macul, veo que ha llegado Jaus Jarana y detrás de él están los Araya Homies
Clan. No los conozco muy bien, pero saludo especialmente al Genio a quien ya admiro mucho
por sus beats y su rapeada (su flow) increíble. Entre nosotros ya nos hemos prestado los tapes
grabados por ellos, algunas canciones MUY caseras y otras que se les nota una manito de gato.
Soni y su crew fueron a un evento en Gran Avenida, El Festival Graffiti Art, para ver
pintar unos grafiteros legendarios, entre ellos Zeckis y Os Gemeos, y a escuchar
la música en vivo. Os Gemeos (¡hermanos gemelos de verdad!) en esos años ya
eran conocidos como dos de los mejores grafiteros del mundo, así que solo ellos
convocaron a casi toda la comunidad hip-hop de Santiago. Soni andaba con Marte,
un rapero chico que no aparentaba tener más de trece años en ese entonces. Se
acercó a Makiza antes de subirnos a tocar, y nos cayó tan bien, que Squat lo adoptó
como ayudante durante el show.
Marte me dijo que estaba rapeando con un grupo y que querían saber si le
puedo enseñar a su amigo Soni a hacer bases de hip-hop en su computador. Me
simpatizaron muchísimo porque su forma de pedir era auténtica y muy respetuosa,
así que acepte la invitación a su barrio.
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Empezamos a hacer música y a salir a varios lados
juntos. Me recuerdo de una noche en particular
cuando salí con ellos e iban tagueando los muros
mientras caminábamos. En una de esas, mientras
yo avanzaba, me doy cuenta que se quedaron
atrás. Veo al Soni riéndose de un tag feo del Marte
y luego hace algo tan increíble que fue una de las
lecciones de amistad más grande que he tenido
en mi vida. Soni dibuja un cuadrado alrededor del
tag, y lo rellena perfectamente, así tapando el tag.
Le pregunto porque lo hizo, y me responde que
prefiere que no haya nada a que haya un tag feo.
Un amigo no deja a otro amigo verse mal. Le dice la
verdad, aunque duela, y le exige siempre algo mejor.
Zeckis anda siempre con ojos achinados y su boca está siempre entre una sonrisa o algún comentario
serio. También me saluda cómo Notsag (que ya se deben haber dado cuenta, es Gastón al revés).
Notsag fue mi primera “chapa”, o sobrenombre entre la comunidad hiphopera. Nunca me gustó
“Notsag”, lo encuentro muy poco fonestético. Hay que cambiarlo en algún momento pienso.
En esta época del hip-hop, los ’90, había mucha más información que antes
para compartir, vender y comprar. En poco tiempo llegaron a haber más raperos
en Mapocho ofreciendo cassettes regrabados, pero Zeckis seguía teniendo el
monopolio de las válvulas de spray que nadie más tenía: los Fat Caps.
Nunca fui grafitero, solo un fan. Pero, aun así, por un rato igual me gustaba
rayar los muros, una actividad que tomé más por ósmosis cultural que por gusto
o talento. Trataba de rayar Notsag, pero lo encontraba inexplicablemente feo
para mí mismo. Empecé a indagar en
otras palabras, jugando con Zenzo, de
la palabra Incienso que me encantaba
quemar, y luego jugué con letras,
inspirándome en la referencia del graffiti
que tenía a mi lado: Z de Zeckis. Luego
seguí la evolución del apodo cuando un
día mi amigo Drago me hizo entender
que casi todas mis producciones
musicales tenían un tinte circense, ahí cambié la primera Z a C, y lo deje como
Cenzi.
La siguiente etapa de ese bolso negro lleno de mercadería, sería la tienda “La
Otra Vida” que armó junto a otro prócer del graffiti en Chile, Grin. Esta tienda
sería la nueva meca para los raperos en los ’90 cuando se acababa el Mapocho.
¡Pero aún me queda harto para contar, antes de esa etapa!
Me despido de los cabros de los Raíces, que ya ni me escuchan perdiéndose entre la muchedumbre
que se agacha para ver qué tesoros nuevos trae en ese bolso mágico. Y desde lejos nos mandamos
un saludo con el Zeckis y sigo mi búsqueda.
Siendo términos de una jerga de los años ’70, la palabra hip significa saber, y hop es baile, un
salto del cuerpo. A mi entender, he simplificado al Hip Hop y su significado a los siguiente: es la
unión entre “algo que se sabe” y “algo que se hace”. Estar ahí en ese momento, es estar rodeado
de gente que sabe, gente que observa sus calles en vez de ser víctimas de ellas. Son gente que
quiere hacer algo al respecto, contarle al mundo todo lo que ven en sus barrios. Y, ¿qué es lo que
vemos en nuestros barrios? Pobreza, injusticia, sobreexplotación humana, abusos por parte de
los carabineros, un sistema educacional paupérrimo, racismo, la guerra de clases, una tremenda
irresponsabilidad por parte de los municipios, ¡y mucho más! Cada persona encuentra su manera
de entrar a esta batalla. Muchos usan las herramientas que el hip-hop nos ha dado: el graffiti,
el break, el rap, y la música. Con el graffiti pueden tatuar los muros con mensajes. Con el Break
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pueden mostrarle al mundo que los jóvenes pueden batallar sin ser violentos, pueden ser atletas
de las esquinas, sanos y felices. Con el rap pueden juntar ideas de una forma didáctica y llenar
otros oídos con poemas revolucionarios. Y el DJ tiene la opción de hacerte bailar, o hacerte bailar y
apreciar buena música con contenido inteligente, he ahí la gran diferencia. Hacer hip-hop, para mí,
es Ser hip-hop. Y acá estamos todo unidos, un día sábado en Mapocho, SIENDO.
Me siento como Batman, Superman, Aquaman, Redman entre tantos otros Hip Hop Héroes.
Parada #6
Sigo paseando en esta Liga de Justicia, buscando a mis amigos, a mi crew. Al igual que cada
sábado, me encuentro con la Bisy, mi vecina Tweety y las otras chicas de la crew de grafiteras
MDA. Estas chicas tenían todo un estilo novedoso con sus tags y bombs. No es raro encontrarlas
compartiendo con otro crew grafitero, la CWP: Sanch, Sean,
Fisek y Mage. Saine, Ousel, ¡seguro andan por ahí también!
De nuevo me quedo conversando un buen rato. Sean me
cuenta sobre la música que está trabajando con su grupo,
Los Brujoz, y me cuenta que va a grabar una canción con
el Seo y Watong sobre una pista mía.
Años más tarde Sean me invita a conocer Nueva
York, prestando su sofá. Es uno de los tipos más
raperos que conozco. Me cuenta una anécdota
sobre cómo pintaba los trenes de NY. Que se tenía que esconder entre la basura,
disfrazado de una bolsa negra, esperando el momento preciso para salir y
bombardear un tren. ¡Por algo le dicen Soldado Sean!
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Parada #7
“El terrible Notsag!” me gritan desde las sombras. Me meto para saludar, y muy rápidamente
aparecen entremedio de la oscuridad. Veo caras de niños. Noiz, Saucke y los otros tienen unos
cinco años menos que yo, pero somos todos de la misma altura. Me tientan con una piscola, y
cómo soy caballero y nunca dejaba una mano estirada, lo acepto. Me empiezan a mostrar las tintas
de zapato que tienen para llenar sus plumones, y me explican cómo ahora están haciendo tag con
más tinta que lo normal.
Una vez tuve una conversación con el Noiz que me hizo cambiar toda mi
percepción con el tag. No voy a decir que llegamos a una conclusión, pero me
dió mucho que pensar durante muchos años.
Me dice que un tag tiene un color y un segundo para lograrlo. Tiene que quedar
pulcro, estiloso, original y legible. En un segundo. Para los que no saben, el Tag
es cuando la gente raya su nombre en un muro. 90% de las veces es feo e inútil,
porque lo hacen tan rápidamente que les queda así. Pero en esos pequeños
casos, ese hermoso 10%, son unas mini obras de arte.
Mientras que una pieza, considerada por mucha gente cómo “muralismo”,
es usualmente un graffiti hecho con letras, un Writing, o “Escribir con Estilo”
cómo lo describe muy bien Sic888, otro grafitero Chileno. Tiene todos los
colores y todo el tiempo del mundo.
La lógica es que hacer un tag bonito es más difícil que hacer una pieza linda,
sin embargo todos miramos los grafitis como grande obras de arte, y nadie
le da mucha importancia a un tag. No se ustedes, pero ahora le doy más
crédito a los tags bien hechos.
Mi amigo Okram decía que el tag era “su presencia en su ausencia”. Hasta
hoy en dia, cuando me encuentro un tag de algún amigo, lo imagino ahí en
otro momento, y lo saludo a través del multiverso.
Tres sorbos más tarde, me retiro de la conversación con un montón de información sobre tags
que chorrean por los muros.
Parada #8
Parada #9
Saludo al Chino Máquina. Casi saludo al Lalo, mientras me mira fijamente. No lo pesco, porque
no me caía bien en esos años. Ellos tienen otros códigos que no me pertenecen, porque no los
conozco. ¡Los Panteras Negras vienen de un mundo que ni siquiera puedo imaginar!
En el 2016 fui a visitar a mi amigo Shaka Mu a su casa. Estaba casi inmóvil por
un terrible accidente que tuvo cruzando la calle en Vicuña Mackenna con Santa
Isabel. Un paco culiao manejando un tremendo vehículo cruzó una luz roja y
chocó contra el cuerpo de este tremendo cacique. Shaka Mu fue volando 20
metros en el aire y al caer, perdió todo menos su vida. 3 meses en coma sanó sus
41
órganos vitales, y despertó sin poder caminar ni hablar bien. Su cerebro, menos mal,
se recuperó casi al 100%, pero no podría nunca más rapear por la traqueotomía que
tuvo. Aun así, durante su recuperación, Shaka iba cómo fuera, al paso de un caracol
con asma, a eventos raperos, y en una de esas fue al lanzamiento del libro del Lalo
Meneses.
Y así es cómo llegó el libro del Lalo a mis manos, a través del Shaka. Rescaté mucha
información interesante del hip-hop chileno, pero lo que más me afectó del libro fue
entender los obstáculos que tuvieron que sobrepasar los Panteras, y en especial el
Lalo, en las poblaciones para hacer rap. ¡Y esa lucha que vivió Lalo versus nuestra
lucha cómo Makiza para hacer discos tiene un mundo de diferencia!
En esa época, veinte años atrás, no entendía su rabia con nosotros y lo atribuía a
“envidia”, pues se me hacía más fácil. Pero no era eso.
Es diferencia entre el sudor y el trabajo para sacar un disco para los Panteras, y lo
que hicimos nosotros, fácilmente se podría ver como una falta de respeto hacia los
procesos y pasos a seguir que hicieron ellos. Lalo hasta fue acusado por injurias y
calumnias por la canción “Guerra en las Calles”. ¿Y nosotros? Unos raperos cuicos
para ellos, y para colmo, tremendamente exitosos comercialmente.
Hoy sé que le debo mucho a él y su grupo, ya que abrieron puertas por las
cuales pasamos sin siquiera darles las gracias en su momento. Por eso, no paro de
agradecerle cada vez que lo veo.
En todo caso, no hablo por Makiza, solo hablo por mí en esos párrafos. Ana y Lalo
tenían otra relación debido a los eventos más políticos donde se encontraban. A
través de esa relación, había paz entre nosotros y ellos. ¡ Hasta hablamos entre
nosotros la idea de hacer una canción entre Makiza y Panteras Negras!
42
canción sin partituras ni letras llamado “Sobre Hombres y Cobardes”. La idea era
eventualmente hacer la canción con los Panteras Negras.
Me recuerdo muy bien que yo propuse la canción y la temática porque nació de una
experiencia muy traumática que empieza así: “Me fui a la peni por un crimen tan
estúpido que mejor ni lo menciono”.
DE CANADÁ A CANADÁ….
43
El momento en que el gendarme termina su discurso, se acerca. Le pregunto
exasperado “Tu eres un rapero de Mapocho, ¿no?”. Me responde que sí y que lo
siga porque hay alguien esperándome. Ni te puedes imaginar mis emociones en ese
momento, es un estado muy borroso entre desesperación y esperanza.
Entro a una pieza que parece sacado de un documental sobre las cárceles más
peligrosas en Colombia. Lo primero que veo es que está lleno de personas
mirándome, desde los que están sentados en una cama, los que están en la segunda
cama del camarote y, casi no lo creo, al ver hombres colgando entre el techo y el
tercer piso del camarote. Y no solo un camarote, nooo. Hay camarotes por los dos
lados, y por lo menos unos 3 por lado hasta el fondo. Entre medio de todos hay una
persona que se me acerca me pregunta “¿Sabes quién soy?”. No lo reconozco entre
tanta información que estoy tratando de procesar. Miro fijamente. Me sonríe y, al
darme un saludo de mano, se presenta entre el silencio de la pieza “Soy el Juez de
los Panteras Negras”. Para mi suerte, lo habian mandado a Calle1, porque Calle 14
estaba demasiada llena.
Los próximos días de mi estadía fueron con tranquilidad y respeto hacia mi persona,
claramente gracias a la influencia que tuve con ese contacto inicial. Juez sólo estuvo
un par de días más, hasta que salió en libertad. Y menos mal, porque necesitamos
un Juez afuera rapeando y no adentro de la peni peleando por su vida. Igual tuve un
par de aventuras y conflictos que aprendí a resolver a mi manera: conversando con
paz. Quizás tuve suerte. Pero así pasaron mis dos semanas hasta que por fin pude
presentarme ante los tribunales.
Cuando conocí al actuario que manejaba mi caso, ¡por suerte era un fan de Makiza!
El me ayudo enormemente, e incluso logró conversar directamente con el Juez y
contarle que yo era músico. Por segunda vez un juez me ayudó en esta situación,
solo que el otro juez era rapero y este era jazzista. Me tira una pregunta para ver si
es verdad lo que dice el actuario. “¿Te gusta la música? ¿Conoces algo del Jazz? “
Mi mente corre por los pasillos buscando nombres de jazzistas, y me recuerdo de la
44
portada de Jazzmatazz de Guru, y le tiro los nombres: Branford Marsalis, Ronny
Jordan, Donald Byrd y Roy Ayers, entre otros. Su mano en mi hombro, mira al
actuario y le dice “este sabe”. El actuario me sonríe y dos horas después estoy
caminando, mi cuerpo temblando con la posibilidad aún reminiscente de que
podría haber ido a la cárcel por muchos años.
Mientras estuve adentro, aprendí que hay un abismo de diferencia entre los
hombres y los cobardes. Vi cómo algunos se hacían los más choros, entrando
y haciendo ruido. Vi cómo otros, que eran más silenciosos, se cuidaban de una
manera más honesta. Se pararon firmes, mientras que los otros que hablaban
demasiado eran tratados como perkines al final. En total (las dos veces que fui,
un error clerico me hizo volver una segunda vez el siguiente año) estuve casi
cinco semanas. Un día ya era mucho, cinco semanas me dejó un olor inolvidable
impregnado en la memoria. Pero, en comparación con el promedio, no estuve
atrapado casi nada de tiempo, y todo eso gracias a la insistencia de mi actuario;
un ángel, un santo, y más encima un fan de Makiza, que logró sacarme de ahí.
¿Y la lección que mejor aprendí de ese evento? Aparte de decir con absoluta
convicción “Yo no fui”, aprendí que más que choro o bakan, hay que ser un
hombre, hecho y derecho.
Y aparte de ganarme una lección, me gané una amistad, y hasta hoy comparto
largas conversaciones con el Juez
Al despedirme de los Panteras, diviso al Juez. Está conversando con el Lengua Dura en un banco
un poco más allá. Se le nota enojado al Juez, y se nota que el Lengua quiere irse de ahí. Me
acerco y haciéndome el tonto, les digo “permiso, perdón por interrumpir, pero Lengua vamos
a carretear donde el Squat, ven con nosotros”. Es mentira, pero es para sacarlo de ahí. En ese
momento aún no conozco al Juez, y hasta me da miedo mirarlo. Nos vamos de ahí rápidamente
con el Lengua.
45
Parada #10
Lengua Dura tiene una sonrisa y una risa inolvidable. En la época pre-Ser Humano, era uno de mis
mejores amigos, porque era alegre y tremendamente respetuoso. Era muy amigo de sus amigos, y
aunque tenía que caminar desde Santa Rosa hasta Vitacura o hasta Bilbao con Tobalaba, o hasta el
Centro, lo hacía para pasar tiempo con nosotros. Lo hacía para aprender más de hip-hop. Lengua
amaba tanto el hip-hop, que era un icono del Mapocho, y ni el éxito ni la fama que tenía con Tiro
de Gracia lo iba frenar de ir cada sábado.
Cuando empezaron a tocar más y más con TdG, nos alejamos todos de manera
muy natural. Pero de a poco, esa distancia llegó a ser demasiado y nos cortó los
lazos de la amistad. Una noche, en el verano
del 2003, soñé con Lengua, y al despertar
sentí la necesidad de llamarlo. Conversamos
un rato y me contó que estaban buscando
con quien trabajar su próximo disco, y que la
llamada fue muy coincidental. Nos reunimos
con Juan Sativo y el manager de Tiro,
Funkete.
Si yo iba a ser el productor musical del disco,
tenía condiciones. Sentía que en los saltos
que se dieron desde Ser Humano a Decisión
y de ahí a Misericordia se fueron sumando
cada vez más instrumentos tocados, y me
gustaría volverlos a su esencia: un sample
sobre un beat, ¡y que lo especial de la
canción fueran los MCs! Del Ser Humano,
“Corsario Universal” siempre fue uno de mis
favoritos, y precisamente porque el Juan
pudo desenvolverse como agua escurriendo
Parece que yo no era el único que quería volver a su esencia. Juan le puso el nombre
“Patrón del Vicio” al disco, en honor a una frase usada varias veces en su primera
maqueta del ’94, Homosapiens. ¡Íbamos bien!
Ya al segundo día, cuando encendí los mics para grabar, empecé a ver actitudes
raras por parte del Lengua que insistía en tener 50/50 de participación en las
voces con el Juan. No me parecía mal, pero la insistencia era muy marcada. Ya en
ese momento se notaba en Lengua las ganas de tener canciones solistas. Accedí,
obviamente, pero luego vino otra complicación del Lengua. Cuando grababa, no
quería grabar más de una vez. No quería una segunda grabación de voces, no
quería apoyos. Nada. ¡No me dio nada con que jugar! Solo para tener algún tipo de
apoyo le tenía que mentir y le decía que el micrófono no captó bien y que por favor
lo hiciéramos de nuevo. Desde entonces que les digo lo mismo a todos los MCs que
creen que les quedaron bien las tomas a la primera.
De todas maneras, me daba mucha felicidad grabar estas nuevas líricas del Lengua,
ya que estaban muy maduros. En los momentos en que salíamos a pasear, Lengua
siempre compraba algo para su hija, la adoraba y hablaba de ella todo el rato. Sus
letras del tema “Evolucionar” las considero una de las mejores de la historia de Tiro
de Gracia.
Juan era una fuente inagotable de líricas. Escribía todo el rato a mi lado mientras
yo creaba los beats. Juan iba imaginando los coros y las letras, y más de una vez se
metió en la música. El sample de “Tag TDG” y el de “Declaración de Principios” los
trajo el. Por un momento, sentí que íbamos a dejar la patada con este disco, que la
amistad iba volver a hacernos más fuerte, ¡que la DMS se iba reunir con los Tiro de
Gracia una vez más!
Hacíamos música mientras Funkete nos hacía ceviche de cochayuyo, entre otras
comidas. De hecho, en el tema “Hambre” se escuchan las cucharas del ceviche
en los primeros segundos de la canción.
Converso un poco con él sobre los shows que les están saliendo, sobre el disco y, bueno, ¡sobre
su nueva vida! Conversamos rápidamente y siento que quiere ir a saludar a alguien más, así que
le hago la última pregunta: si ha visto al Drago o al Nast. Con esa voz tan única, me dice “¡Si po
Gaston! ¡Ahí están!”. Me apunta y veo la silueta inconfundible de los dos personajes que llevaba
tanto rato buscando.
Paradero Final: DMS
Los sábados voy al Mapocho por muchas razones y para encontrarme con muchas personas, pero,
en gran parte, la verdadera razón es porque quiero encontrarme con mi crew. Ellos son los hermanos
que he elegido para viajar por las calles de Santiago en el año 1998: Silvano, Borna, Drago, Okram,
Seo, Squat, Watong, Buda, Nast, Gastone y Okin. Mejor conocidos en el Mapocho como la DMS,
La DeMoSapiens del latín “El Pueblo Que Piensa”.
Acusado de querer ser diferente al común de la gente
Siendo joven, inteligente
Al llegar a Chile, a través de algún pituto (porque así funciona Chile) entré a estudiar al Instituto
Nacional, terminando tercero y cuarto medio. Para mi familia chilena era un
orgullo, y para mí era una cárcel. Estar entre 45 otros hombres, detrás de
ventanas con barras, estresándome para lograr sacarme un siete en los trabajos,
y con suerte me sacaba un cuatro. Mi español era terrible, tan terrible que no
entendía los dichos chilenos. Te imaginarás la cara del profesor de Historia
cuando ingenuamente dije que en la Batalla de Rancagua perdió el ejército
de Chile cuando “a los españoles le dieron por delante, por los lados y por
detrás”. Un uno me puso, y yo no entendía, si había estudiado el encerrón
que le dieron los patriotas a los españoles.
51
Fue durante el último año cuando un compañero del colegio, Rodrigo Pérez, me pidió que lo
acompañara a las oficinas de una revista llamado Extravaganza! Nos fuimos caminando hasta la
intersección de las calles Moneda con Cienfuegos. Subimos las escaleras y tocamos una puerta
que parecía ser de cholguán. Al abrir la puerta, veo a un tipo recién despertando y sacándose
el sueño de la cara con la misma mano que luego estira para invitarnos a entrar, y todo con una
sonrisa y ojos que no paraban de analizarnos. Rápidamente analicé la situación: no solo era oficina,
era su casa, y creo que por una puerta veo más gente durmiendo adentro en un cuarto oscuro.
El olor a diarios es bellísimo, me inmerso en ese olor de imprenta entre las decenas de montones
de revistas por todos lados, arriba de las mesas y en el piso. Entremedio veo una cocina, veo
paquetes listos para enviar, veo CDs y cassettes por todos lados. Y mientras entre ellos dos hablan
cosas que no entiendo y poco me interesan, observo todos los afiches en los muros altísimos,
hasta que uno me agarra el ojo como un anzuelo. Es una banda sonora llamada Judgement Night
con canciones de De La Soul y Teenage Fanclub, de Del the Funkee Homosapien y Dinosaur Jr,
hay temas de Cypress Hill con Sonic Youth, y otro con Pearl Jam. Creo que en ese momento mi
cara debe estar tan deforme porque se acercó el dueño de casa y me preguntó si conocía a los
grupos. ¡Si! ¡Cómo no voy a conocerlos! ¡Son todos unos dioses del rap, con dioses del rock!
¿Cómo te llamas? Gastón, ¿y tu? Fernando. Gastón, ¿te gusta el rap, conoces Digable Planets?
¿Quién? ¿Butterfly, Ladybug y Doodlebug, los tres MCs de NY que rapean cosas cósmicas y
políticamente revolucionarias a la vez? ¡CLARO QUE SI! Fernando me creyó.
Abrió una puerta hacia una pieza oscura de su oficina y desapareció. Después de unos tres minutos
no solo volvió con tres cassettes en sus manos, sino también con dos personas más que estaban
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claramente durmiendo diez segundos antes. Al parecer, mi felicidad y volumen de voz los había
despertado. Se presentan como Roberto Denegri y Pancho Mujica, que dice ser hermano de
Fernando. Ni cagando les veo semejanza. Me ofrecen, a cambio de los cassettes, escribir reseñas
de los discos para su revista Y sí, dije casettes y no CDs (qué linda época esa del tape donde no
se podían saltar temas y tenías que mamarte los que no te gustaban). Me pasan el segundo disco
de Digable Planets “Blowout Comb”, uno de South Central Cartel y otro de Sinister. Poco sabía
Rodrigo Pérez cuánto me acaba de cambiar la vida con esta invitación.
- En el ’82, a los cinco años, vi que sacaban cartones hacia las calles y bailaban
encima. Me tiré al piso para aprender un paso.
- En 1988, el día que cumplí once años, mi hermana Isabel me regaló mi primer
cassette de rap: Un single de De La Soul de Potholes in My Lawn. Aprendí a hacer
loops, grabando de cassette en cassette con el tema “Say No Go”.
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- En 1992, mi amigo Robin y yo éramos los únicos que tocábamos música en
las fiestas caseras. Como no me interesaba bailar en lo mínimo, mataba la
fiesta poniendo las canciones más lentas de D.O.C.
Cuando fui a entregar mis primeros escritos, Fernando me presentó a la editora de la revista.
Tenía mucho encanto, ¡era cómo conocer a alguien icónica y famosa sin siquiera haberla
conocido antes! Marisol García leyó y ordenó todas mis palabras para darle legibilidad. (Ahora
sabiendo la tremenda periodista y autora de tantos libros que es hoy en día, me da vergüenza
solo recordar lo que escribía. Sigue siendo tan incisiva por las redes sociales, que aún la sigo
leyendo religiosamente).
Qué honor haber sido un ingrediente más de Extravaganza! Esta revista era cómo un sartén
calentándose a fuego lento, cocinando salsa de cultura musical, juntando varios géneros y
pensamientos de grandes melómanos. Entre ellos varios escritores siguen incluso hasta hoy
siendo parte de la cultura/industria: Cristóbal González, cofundaor del mítico grupo Santo
Barrio, Manager de muchos artistas nacionales y escritor de libros (Tumbao Rebelde); Carla
Arias, directora del sello Quemasucabeza; Cristian Araya, creador, director del mega sitio
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rockero alternativo Super45.cl; Alejandro Alaluf, periodista y personalidad de la Radio Pauta
entre muchas otras cosas; y el mismísimo Fernando Mujica que tiene un currículum envidiable
e inigualable: Via X, Concierto, Blank, Extravaganza y Radio Zero.
Pacifico, pero acepto todo reto que se presente
Por que soy flaco de cuerpo, pero fuerte de mente.
Extravaganza! era más que una revista de música cuando salió a la venta en los quioscos. Era una ventana
desde un mundo postdictadura pobre en variedad musical hacia un paraíso de discos, entrevistas y
nuevos géneros. Cuando empecé a escribir para Extravaganza, tenía mi forma de escribir todo mal y
“en distinto orden de palabras”, así que, al escribir, me apoyé en la cantidad que yo sabía de hip-hop.
Y, modestia aparte, yo sí sabía mucho.
Se dieron cuenta de esto y me dieron permiso para escribir una página entera sobre Warren G
y su G-Funk. Después, me gané una página doble sobre Ice Cube. Que risa me dio cuando el
Drago me mostró cómo me equivoqué cuando en vez de poner “Ice Cube fue acusado de ser
Antisemita”, puse “Anti-semántico”. Hasta entrevisté a B Real junto a Psycho Realm cuando vino
por primera vez Cypress a Santiago. Le pregunté sobre un enemigo que tenía en
su barrio, Sinister, y quedó auténticamente sorprendido que alguien
en Chile sabía de esto. Yo estaba tremendamente feliz con este pago
en experiencias y cassettes ya que no nos podían pagar en dinero,
porque yo veía claramente lo difícil que era levantar esta revista. Yo
quería escribir libremente y le pedí una columna mensual al Fernando. Ni
siquiera titubeó al dármela, pero me dejó perplejo cuando me preguntó
“¿Y cómo se va llamar?”
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“El Hip Hop del Gabarro”. Pero al final, Fernando me convenció que era mejor así mismo, sin nombre.
Cómo tenía este espacio en la revista, mi amigo Drago, el único amigo que tenía en esa época, me
invitó a salir a conocer raperos para darle más sabor local a la columna.
Yo quería conocer más raperos, ¡pero no sabía ni dónde empezar! A veces me bajaba de la micro para
conocer raperos, a veces me acercaba a ellos mientras caminaban con su walkman. Incluso una vez
me acerqué a unos raperos afuera de una tienda, y sé que eran raperos porque al acercarme podía
ver perfectamente la portada de MC Ren en sus manos.
Yo estaba tan desesperado de conocer raperos que no se
imaginan la pena que me dio cuando, al hablarles a esos
dos raperos afuera de Fusión, me dijeron que no eran de
Santiago, sino del sur de Chile y que estaban en la capital
solo por un par de días.
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cassette, incluso si había canciones que NO me gustaban tanto cómo rimaba, pero la pista si,
entonces solo dejaba grabado los pedazos instrumentales de la canción y terminaba de llenar
el mixtape con otros discos, usando el mismo sistema. Y ahora no tenía recursos al no tener
conocidos con discos raperos a mi alcance.
Igual la vida misma me conseguía un par. Mi prima Anahi iba a la Alianza Francesa, al igual que
todos los jóvenes hijos de retornados de Francia, no importando en qué barrio vivías; en el
Centro, como su compañera Anita (a quien conocería rápidamente en algún cumpleaños de la
Anahi) o El Salto cómo mi prima. Un día mi prima le contó a un compañero sobre mi existencia y
mi necesidad de conseguir rap. La próxima vez que la veo, mi prima me extiende un CD de IAM.
No los conozco ni en pintura y me gusta un puro tema: “Attentat II”. Por supuesto, para devolver
la mano, le paso una joya del West Coast: Mad Kap, para que su amigo conozca algo
de lo que me gusta. Nunca más me lo devolvió.
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cómo el Toño tocaba en guitarra las mismas canciones de mis casettes y yo quería tener esa
misma libertad musical. Al no tener cassettes de rap ni raperos cerca, me cobijé en un mundo
de vino, fogatas, guitarras y The Beatles. Ya me estaba transformando en todo un “Lana” en
los primeros dos años en Chile. No pasé el último requisito: simplemente no me entró nunca
la música de Silvio Rodriguez, menos mal.
Pero, a pesar de apasionarme por The Beatles, aún necesitaba encontrar el riel del tren Boom
Bap y volver a subirme al vagón del hip-hop, y gracias al Drago lo logré en una sola aventura.
Next stop: ¡La Florida!
Nos bajamos de la micro e inmediatamente se acercó un grupo de jóvenes fumando bajo la luz
más oscura de la calle. Tos. Tos. Se presentaron con muchísimo respeto, y uno por uno los iba
conociendo y notaba algo distinto en cada uno de ellos. No eran como los chilenos típicos. Al
Barça le decían así porque era de Barçelona, también le decían Borna. Nast era más punk que
rapero, y con ese nombre, uno bastante loco. Nast me saludó con mucho respeto y cómo si me
hubiera estudiado. Silvano venía de Francia y tenía los ojos cerradísimos, cómo chinos. Seo2,
Kurlee y Moog eran un grupo de rap de Chiloé llamado CFC, “Cabros Fumando Cogollos”
(después supe que era una talla y que CFC significaba en realidad Castro Familia Crew”).
Drago era un yugoslavo y yo un canadiense. Y ahí estábamos juntos, en un barrio periférico
de la Florida, a punto de pasar una noche conversando, riéndonos y carreteando. Esa noche
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conocí un par más: un grafitero del barrio
Macul, Jaus, y un rapero hiperquinético
y tremendamente carismático, el Bestia
(conocido en el futuro cómo Juan Sativo),
que también formaba parte de esta crew que
conocí esa noche: la DMS.
Cuando vi al Nast parado al lado del Bestia, una versión exacta de la mitad de la altura y mitad
del grosor del Nast, me hizo recordar algo. Los Beastie Boy vinieron en el ‘95, y yo llegué extra
temprano para no rebotar con errores ya que llevaba muy poco tiempo en Chile y no hablaba
el mejor español. Llegué de los primeros, me ubiqué en la platea alta para ver todo y me senté,
solo, a esperar a mis héroes de mi niñez, pensando en qué canciones tocarán, ¡y en cuáles no!
¿”Paul Revere”? ¡Quizás! ¿”Posse In Effect”? ¡Ni cagando! Y mientras me imaginaba y recreaba
los beats en la cabeza, dejaron entrar una masa de jóvenes en la cancha, pero, entre todos, había
dos que entraron como si fueran los líderes de esa masa entera. Uno era gordo y grande y, el
otro, uno chico. Era una bola de energía imparable. Rebotaban, bailaban, saltaban, cruzaban de
lado a lado entre toda la gente, como dibujando una estrella de cinco puntas en toda la cancha.
Hasta hubo un momento en que todos del Caupolicán gritaban “¡Guatón! ¡Guatón! ¡Guatón!”.
Cuando ya empezó el show, el más chico de los dos apareció de nuevo, saltando al escenario.
Abrazó a uno de los Beastie
Boys y para arrancarse de los
guardias antes de que llegaran
a agarrarlo, el muy vivito volvió a
saltar al público.
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Y sí. Nast me confirma que fueron ellos dos.
La próxima columna del Hip Hop Sin Nombre salí hablando de la crew que conocí, DMS, y las siglas,
según lo que me recordaba, significaba “DeMente Sativa”.
Esto fue un evento tan nutriente para para mi casi deshidratada vida social, que de a poco me seguí
juntando más con la DMS y, por consecuencia, escribiendo cada vez menos para Extravaganza!.
Qué coincidencia más tremenda que los primeros raperos que conocí hayan sido igual que yo, casi todos
extranjeros. Me sentí muy cómodo y no prejuzgado por ellos. Nunca se rieron de cómo hablo, ni por
mi forma diferente de ser. Pero más importante, ahora tenía cassettes nuevos de rap para intercambiar.
Y a propósito de coincidencias…
Coincidencia #2: Años más tarde pude confirmar que esas dos personas que estaban afuera de Fusión
con el casette de MC Ren, eran Seo2 y Okram, otro más de la crew de Chiloé.
Coincidencia #3: Varios de la DMS se cortaban el pelo al estilo europeo con el DJ Barça. Y, en esas
sesiones, nos juntábamos a escuchar nuevos discos y a grabar de cassette a cassette mientras nos
rasuramos y estilizamos las chascas. Esta vez fue en el departamento del Silvano, ahí cerca de los
Krishnas en el Barrio República. Y mientras sonaba el motor del clipper y la música, yo examinaba las
cajas de CDs del Silvano. Y por eso, esa noche, esperando mi turno de corte, me reencontré con mi
Joya: el CD de Mad Kap. Él era el compañero de mi prima Anahi en la Alianza Francesa que me
había enviado el CD de IAM. Cómo dije, no me lo devolvió, así que se lo quité.
Me demoré dos años para insertarme en un movimiento hiphopero en este nuevo país, escondido
abajo del ombligo del globo terráqueo. Una vez por semana, los sábados en Mapocho, iba
conociendo nuevas caras, nuevos nombres y nuevos barrios de Santiago. Quizás terminamos
escuchando nuevos discos en el barrio de Vivaceta donde el Okram, o quizás el Nast nos llevaba a
alguna nueva plaza de La Florida. Siempre la aventura de conocer, recorrer, e ir de turista a un sector
nuevo de la ciudad era bienvenida.
Yo era el joven más feliz cuando iba de visita a cualquier lado de la ciudad, y nunca con las manos
vacías. Si era verano llegábamos con unas botellas de cerveza de litro. Y en invierno, quizás un pisco.
La aventura de no saber dónde terminaríamos era tan entretenida como interesante.
Claro que conocer a unos pocos de la crew que te invitaron no te da permiso de llegar a otro barrio
con soberbia ni, muchos menos, con miedo. Ellos viven, duermen y crecieron ahí antes, y seguirán
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creciendo ahí después. Por eso algunas crews tenían nombre de sus barrios, cómo DaLonso, ZNC
(Zona Norte Central) o Los Araya Homies Clan por dar unos ejemplos. Nosotros solo estamos
visitando y más encima éramos raros para ellos, una crew de raperos extranjeros en sus barrios.
Pero en la DMS, mi crew ahora, no teníamos ningún barrio. Éramos de todos lados de la ciudad,
en algunos casos hasta de otra ciudad. Éramos del barrio República/Francia, Las Condes/España,
Puente Alto/Yugoslavia, Las Condes/Canadá, Chiloé/Suiza, Providencia/Canadá, Vitacura/África,
La Florida, Santa Rosa, El Salto, Maipú y varios más. En la DMS, o Demosapiens, éramos del
mundo. No podíamos representar un sector. Yo ni siquiera tenía una respuesta clara cuando
algunos cercanos me preguntaban tan innecesariamente “¿y que país te gusta más, Chile o
Canadá?” Aún no lo puedo responder.
Durante mis primeras semanas de vivir en Santiago lo pasé en el centro, saltando de oficina en
oficina. Este tour lo llamo “Conociendo Santiago Centro con la Burocracia”. En la casa de mis
abuelos en Gran Avenida, yo y mi mamá éramos “allegados”, y en términos de identificación
para el estado de Chile, yo soy “hijo de exiliados políticos chilenos”.
Un beneficio para nosotros, hijos de exiliados, que descubrió mi tía, que también había retornado
desde Francia con mi dos primos, Anahi y Diego, eran a través de talleres recreacionales
terapéuticos y apoyo académico en un centro de acogida llamado “PIDEE”: Protección de la
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Infancia Dañada por Estados de Emergencia. Ahí es donde conocí a mi primer amigo, Drago
Gojanovich, otro hijo de retornado, pero de Yugoslavia.
Drago venía de una familia perseguida durante la dictadura de la CIA y Pinochet, incluyendo
un abuelo, Drago Vinko Gojanovic Arias que fue hallado ejecutado a balazos en plena calle
Kennedy. Para sumar más trauma a esto de “no tener raíces”,
en Yugoslavia había comenzado la terrible guerra de los
Balcanes que, al terminar, dividió el país en varias naciones
independientes, dejando al Drago sin país natal.
Cada semana nos juntábamos los “teenagers” con la psicóloga Ximena González, para reírnos
con los nuevos retornados que habían llegado recién a Santiago y que estaban tan perdidos
como nosotros estuvimos; también era triste ver quien se había vuelto a su país cada semana. La
llegada e ida de amigos se nos normalizó, lamentablemente. Fuimos pocos los que llegamos a
Chile y nos quedamos.
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En esto del PIDEE aprendimos historia y español, aparte del taller que teníamos con la Ximena,
que nos preparaba para la idiosincrasia Santiaguina, que era tan novedosa e irracional como eran
los nombres de las calles y la numeración de las micros.
A mis dieciséis años veía cómo los santiaguinos se colgaban de las puertas y escaleras de las
micros chicas, las liebres, que iban echando carreras (sobre las calles que todavía mantenían
los ladrillos de los tiempos de los trolleys). Y, aun así, aparecían siempre monedas enviadas
desde el oscuro fondo del bus. Iba de persona en persona. “Se paga”....”se paga”....*silencio
incomodo*... “se paga”... hasta llegarle al chofer, quien luego mandaba de vuelta no solo el
ticket de la micro, ¡sino más encima el vuelto! Cuánta honestidad estos santiaguinos.
También veía señoras con guaguas en las escaleras de los metros pidiendo limosnas. Qué pena.
Con el tiempo escuché decenas de veces que las guaguas eran “arrendadas” o “prestadas”. Vi
múltiples veces hombres pidiendo desde el piso, amputados de brazos, piernas, y hasta sin nada
desde la cintura hacia abajo. Y luego vi reportajes en los canales chilenos como más de uno de
esos hombres “sin piernas”, luego de estar ahí por más de once horas en el día, se levantaba y se
iba hasta su auto para volver a la casa. Cuanta mentira y sinvergüenzura entre estos santiaguinos.
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Hoy, veinte años después, veo y entiendo cómo los
mismos políticos abusan y roban dinero del estado,
y cuando veo gente pidiendo dinero en la calle, lo
encuentro honorable. Es un día de trabajo.
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A veces la idiosincrasia santiaguina chocaba contra mis comodidades. Un ejemplo que viví muy
frontalmente fue cuando un señor me criticó por estar cosiendo con hilo y aguja en la calle. Te lo
explico. Trabajaba vendiendo unas cartas de Navidad, así que pasaba horas sentado en la vereda
frente del Caracol de Irarrázaval, al lado de una botonería. Un día me puse a coser un parche
de la palabra “BLUNT” sobre mi gorra que había comprado en el Eurocentro. Un caballero de
pelo blanco se me acercó y me dijo que “parecía maricón cosiendo en la calle con las piernas
cruzadas”. Y así, varias veces más. No me hizo parar de hacerlo, me hizo pensar que son tan
retrógrados algunos hombres en Santiago. El machismo empezó a resaltarme cada vez más.
Pero lejos, lo que más me enseñaron y me taladraban en la cabeza era que acá en Chile -y sí, en
todo Chile lo escuché- TODOS roban. “Cuidado con eso, te lo van a robar”, “Oye, no dejas tus
cosas tiradas, te lo van a robar”. Y por el otro lado, efectivamente, escuchaba gente cerca de mi
decir “mira, dejaron eso botado, cagaron”. La hipocresía del robo es descarada.
Ahora, de adulto, la actitud de mierda santiaguina que más odio es cuando niegan porfiadamente
de tomar responsabilidad por sus errores. Prefieren mentir, exagerar, inventar excusas o, peor aún,
simplemente ignorarte, antes de decir “perdón, parece que me equivoqué”. Un ejemplo que me
emputece: una vez pagué una compra dedos mil pesos con un billete de cinco, y la cajera desde
adentro de una caja y detrás de un vidrio me devolvió dos billetes de mil. No me había alejado ni
un paso cuando me di cuenta y le dije a la cajera que me faltaba un billete de mil. Yo espere que
dijera “perdón, acá esta”. Pero en vez de algo tan simple cómo eso, intentó usar un truco mental
nivel Jedi al dar completamente vuelta la situación, culpándome por “no avisarle en el momento
que contaba”. Aprendí con el tiempo que al santiaguino en general le cuesta admitir sus errores,
¡y menos asumir que tiene que remediarlo! Desconozco si esto ocurre en otros lados de Chile.
Hablo de santiaguinos, porque es lo que conozco, y Santiago no es Chile.
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Las “consecuencias” y las “responsabilidades” son ambos puntos de estrés para los extranjeros
que vienen a vivir a Chile, especialmente los que vienen a establecer negocios y contratan
chilenos. Y he visto ese superpoder de esquivar obligaciones en todos los niveles: desde el junior
que llega quince minutos tarde y llega a tomar desayuno, y se toma dos horas de colación y luego
inventa algo para irse temprano a la casa; hasta lo más bajo, el dueño de la empresa que decisión
tras decisión es incapaz de delegarlas a gente que sabe mejor el tema y cuando surgen grandes
problemas, culpan a todos menos a ellos mismos. Ahora no se si esto ocurre en otros lados del
mundo, pero según lo que leo en los grupos de extranjeros donde participo en Facebook, es una
molestia recurrente que tienen al momento de contratar y trabajar con chilenos.
Por otro lado, los santiaguinos son genuinamente comunitarios. Se conversan, se putean, se
ayudan y se vuelven a putear. Es como una gran familia, y cuando entran los extranjeros, los
tratan tal como un hermano, incluyendo el bullying. Un día estaba esperando a alguien en una
esquina al lado de una construcción. Escuchaba cómo trataban a puteadas al negro haitiano. Me
dio pena, hasta que el haitiano les respondió con las mismas palabras y las risas que salieron entre
todos me hizo recordar de las veces que mis primos me “subían al columpio”. Es un ejercicio
chileno de reírse de las diferencias en vez de hacerlo secretamente y detrás de sus espaldas. Una
gringa una vez me dijo “que feo cómo el chileno le dice negro a los que son de piel oscura”. Yo
le dije, “es peor cómo un tu país los colgaban de un árbol”.
Y así me llevaba la vida: comparaba todo lo que veía y vivía con mi vida anterior en Canadá, y era
deprimente para mí y para la gente a mi alrededor. Mis pobres abuelos tenían que escucharme
quejar todo los días.
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Pero en los días piolas, me dedicaba a aprender:
- Que aquí se sirven ají y no ketchup con los completos.
- Que en Chile existen: el “Güañaño” y la “Hualala”
- Que se piden las cosas en una parte del almacén, se paga en otra, y se recogía en otra.
- Que en las micros la gente toma el asiento al lado de los pasillos, no porque no quieren
que nadie se siente a su lado, sino por el sol que pega fuertísimo en el verano.
- Que se llama Jamón, y no Pichula. NUNCA pedir “un cuarto de pichula” en el
supermercado cuando te llaman el número, aunque te lo diga tu primo Gonzalo. Ignóralo.
- Que al cartero había que pagarle 10 pesos por cada carta que te dejaba.
- Que el cartero iba a traer cada vez menos cartas de mis amigos en Canadá.
Yo admiraba a mi mamá que me trajo sola a Chile, dejando atrás momentáneamente a mi papá
y mis hermanas. Mi familia emigró a Chile en turnos y el primero en llegar era yo solo, pero mi
mamá me acompañó los primeros meses.
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Se aseguró de dejarme bien instalado antes de irse, en casa de mis abuelos. Se preocupó de
dejarme televisión con cable, de que fuera alumno en un colegio y de conocer y ser amigo de mis
primos para no estar solo.
Ahora que soy adulto trato de “meterme en sus zapatos” y entender lo que ella tuvo que vivir y
sentir para dejar atrás su hijo en un país nuevo. Y lo único que quiero decir en este momento y en
este capítulo es Mamá, gracias. Lo lograste. No me rompí en un millón de pedazos.
Y mientras doy gracias a mi mamá, y también tengo que empatizar con mi papá que tuvo su
propia experiencia al dejarme ir desde Canadá. Me escribió siempre para darme consejos y
acompañarme de esta manera. Mis dos hermanas también me escribieron cada semana y jamás
me dejaron sentir solo en esta nueva etapa.
Esto de cambiarse de país no solo es un cambio geográfico y lingüístico, sino también un remezón
de tu estructura familiar. Cada familia que volvió a Chile lo hizo de manera muy diferente. Squat,
por ejemplo, volvió primero con su mama, su hermana llegó meses después. Seo… bueno. Seo
tiene una familia repartida por todo el mundo y se ha cambiado de país varias veces. Ana dejó
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atrás hermanas en Francia que nunca vivieron con ella en Chile.
Tomar la decisión de deshacerte de todo lo posible y volver a Chile con la familia y con apenas
“las patas y el buche”, es una apuesta donde hasta puedes perder. Y perder mucho. ¿Qué pasa
cuando venir a Chile con la familia es un error? Cuántos padres habrán sufrido el trata de volver a
sus tierras solo para ver sufrir a sus hijos. Uno de esos casos lo viví muy cerca.
En el PIDEE, el lugar para los hijos de retornados que mencioné en el capítulo anterior, conocí
a un canadiense de mi edad que había venido con toda su familia desde Toronto, Christian.
Ellos tenían desde hace decenas de años un terreno comprado en el barrio San Gerónimo en
Puente Alto. Cuando lo compraron era un campo, al llegar era una población. Llegaron a sus
tierras con un plan y construyeron una casa con arquitectura típica Canadiense en el corazón de
la población. Yo lo visitaba bastante y siempre me chocaba ver la tremenda casa al lado de las
cositas poblacionales. Pero, aun así, yo podía ver cómo mi amigo Christian influía positivamente
en su barrio, tanto con sus grafitis cómo con su actitud de rapero, algo muy novedoso en esos
lugares y en esos tiempos. Creo que estoy hablando del año 1993.
Christian y yo nos juntábamos en el metro Los Héroes e íbamos los sábados por la mañana hasta la
casa de su primo, cerca del Templo de Maipú, donde nos prestaban sus teclados y computadoras
para “hacer beats” (música de rap) para nuestro proyecto de rap. Sentía algo especial cuando
hacía música, y fui tan aguja e insistente que empecé a ir solo después de unas semanas. Fue mi
primer encuentro con la producción musical. Al Christian no le importaba que fuera solo, pero me
llamaba siempre para saber cómo iba mejorando la música. Nos juntábamos a escuchar los beats
y él me leía sus rimas.
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mi Mama y hermanas, 1977, recién llegando a Canada
Una tarde cualquier de primavera me llama su hermano, Tito, llorando. Sollozaba con tanta
pena que tuvo que pasar el teléfono a su hermana para entenderla. Me dice que al Christian lo
habían acuchillado unos jóvenes del sector en una fiesta la noche anterior. Tito lo trató de salvar y
entremedio se ganó unos cuantos cortes, pero no pudo evitar la tragedia.
No quiero ponerme en los zapatos de su mamá esa noche. Solo sé que ella hizo lo mejor que pudo
para sus hijos, y jamás se le hubiera ocurrido que iba a pasarle eso a Christian. Al final se volvió a
Canadá después de tanto dolor.
Hubo muchas mamás y papás que tuvieron que alejarse de sus hijos, sacrificándose para darles
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algo mejor. Otros que tuvieron que perder grandes oportunidades por poner a las necesidades de
sus hijos primero.
Los 20 años desde que salió Aerolíneas, me han transformado en un papá. Y, cómo papa, ojalá
mis hijos aprecien y entienden las movidas estratégicas que hago para también tratar de darles lo
mejor que puedo, al igual que lo hago con mi mamá. Y al igual que todas las mamás que me han
ayudado a pesar de no ser su hijo. Me considero hermano de mis amigos, y sus mamás han sido
cruciales en mi crianza.
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Éramos tan jóvenes, tan inexpertos, ¡cierto!
Que jugábamos a ser adultos y serlo
Hace poco le estaba diciendo a mi hijo que nunca paramos de cometer errores en la vida, pero
mientras más lentamente tomemos decisiones, menos desastrosos son esos errores. Pero, ¿cómo
controlas esa velocidad cuando uno es tan joven y apasionado y aún crees que la confianza es más
fuerte que la experiencia y el conocimiento?
La respuesta es que no lo controlan, la viven no más, y así se forjan. ¡Así nos forjamos todos!
Que claridad tuvo Seo cuando colocó la tinta sobre el papel y escribió esta canción, In Loco Parentis,
en una sentada. Lo que habla él en sus rimas-canción son Verdades Universales. Aún hay gente que
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me cuentan como esta canción lo ayudó a entender que no estaban solos en sus sentimientos.
Esta canción es bastante impactante, gracias a su emocionalidad y transparencia emocional,
algo rarísimo viniendo de una persona que es caracterizada por ser fríamente calculadora y
meticulosamente organizado con sus otros quehaceres de la vida, ¿no cierto?
En una entrevista que tuve con el programa “La Celda de Bob”, el host, Darío Gutiérrez, me
contó que la canción le fue terapéutica. Luego me lo volvió a comentar el grafitero Seco Sánchez
unas semanas después cuando me contó que, sin esa canción, él no hubiera podido saber cómo
romper el ciclo y también tener una familia bien constituida.
Me parece increíble que alguien tan joven, cómo fue el Seo en ese momento, pudo escribir esta
canción que impactó positivamente a tanta gente. Creo que Bob Marley lo dicen mejor en su
canción Trench Rock: “Algo bueno de la música es que, cuando te golpea, no sientes dolor.”
De hecho, en la entrevista con la Celda de Bob, Darío me recordó más de una vez sobre la edad
que teníamos en Makiza durante la creación de Aerolíneas. Yo y Anita teníamos veintidós
años, siendo ambos del año de la serpiente. Seo, el mayor por solo un año, tenía
veintitrés, y Squat, aunque lo veíamos cómo la guagua del grupo, tenía solo un
año menos, 21.
En una entrevista con el Mercurio en el 2000, el periodista Raul Marquez (RM) preguntó justamente
sobre esto.
RM - ¿Cómo influye en sus letras el vivir en barrios sin grandes problemas sociales?
Anita: “ Igual uno ve cosas. Yo veo a amigos que no pueden estudiar en la universidad
y eso no implica que no pueda hablar de eso.”
Seo2: “Tenemos conciencia porque conocemos gente, nos comunicamos y vivimos
las cosas. La universidad la estoy pagando yo y las cosas nos han costado. Sé que no
tenemos la presión de vivir en un barrio peligroso o tener que dormir quince tipos
hacinados en una pieza. Tenemos suerte, pero nos damos cuenta de las cosas que
pasan.”
Esa suma de cuatro cabezas, de distintas vidas, distintos lugares, pero con el mismo enfoque
anti-injusticia, es lo que nos hizo crear canciones como estas. Para cambiar el mundo en
el que vivimos. Y así quizá romper el esquema de los demás.
Nunca antes, y nunca después, tendría TANTO orgullo de mostrar un disco a mis
padres. Me recuerdo que cuando por fin tuve el CD en mis manos, los invité al
living para mostrarle la portada. Me sorprendieron cuando me pidieron que lo
colocara. Nos sentamos en silencio durante la próxima hora para escuchar con
atención las canciones, una tras otra. Al séptimo tema sonó esta canción, y fue en
ese momento cuando entendí la buena suerte que tenía de tener un papá y una mamá. Después
de escucharlo entero, me dieron un abrazo y me dijeron lo orgullosos que estaban de mí. Yo agarré
un lápiz y les dedique el disco: “cada paso que doy es a base de lo que he aprendido de ustedes”.
Tan joven y tan inexperto el Seo, sin embargo, escribió esas letras desde la perspectiva de su niñez
y, en ese entonces, aún tenía más cercanía a su joven edad en 1999 que hoy que es padre de dos
niños, Salvador y Daniel. Ahora está al otro lado de la moneda y me consta que ha tomado sus
propias sugerencias. Es el padre que siempre quiso ser junto a una buena mujer que cumple el rol
de mamá.
Seo se casó unos meses después que yo y, luego, curiosamente Seo y Anita y yo tuvimos nuestros
primeros hijos en la misma época. La vida nos dio la oportunidad de ser papás o mamá y demostrar
que así como hacíamos música de corazón, siempre buscando lo mejor para nuestra sociedad,
también podríamos hacerlo por nuestras guaguas.
Veinte años después del disco Seo ya tiene dos hijos. Ana tiene un hijo y una hija. Yo tengo la
colección más grande de monstruos hermosos: tres bestias y una ninja. Squat por fin se unió al
club cuando tuvo su primer retoño hace cuatro años.
Mis cuatro nacieron en Canadá, pero han vivido casi su niñez entera en Santiago. Nunca pensé que
iba criarlos en Chile, pero al finalizar mi primer matrimonio, me encontré con la obligación emocional y
moral de estar acá, donde su mamá, chilena, decidió traerlos.
.
Cuando me divorcié y empecé a vivir solo de nuevo, después de tantos años, me demoré mucho
Peleaba constantemente con mi exesposa, tratando inútilmente de arreglar algo que ya no tenía
arreglo. Hasta que un día ella me dijo una frase que me hizo frenar. Me dijo “Tu no me amas, tu
amas el concepto de una familia”. Y al final, tuvo razón.
Tengo una teoría sobre el duelo de un divorcio, desde la perspectiva del hombre y tiene que ver
con Batman y sus amigos. Lo comparto en esperanzas de ayudar a hacer más rápido el duelo de
otro hombre Lo hubiera apreciado en mi momento. Socialmente (en sociedades patriarcales), las
niñas crecen jugando a ser esposas y madres, con las Barbies, muñecas o las miles de imágenes
sugestivas que las bombardean todo el tiempo. Cuando grandes quieren tener guaguas de
verdad, ¡y quieren vestirse conel vestido más increíble jamás en su boda! Mientras que los niños
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jugamos a ser líderes de clanes y proveedores, jugando con nuestros superhéroes, los autitos
aclanados y los legos constructores. Jugaba a proteger y a construir, a poner un techo y murallas
duraderas. Las mujeres, al divorciarse, se van con dos deseos cumplidos: la guagua y la boda. Pero
los hombres perdemos lo que seguimos queriendo: la familia y alguien a quien proteger. Bueno,
un día se me ocurrió esta idea, y es mi teoría no más. Y qué se yo, ¡soy rapero y no psicólogo!
Al final, pude mirar al vaso vacío en mi vida y decir “ya ¡tendré que hacerme otro trago no más!”.
Cuando por fin me enfrenté a mi realidad, orgullosamente tomé el mando que iba a ser un padre
soltero de cuatro hijitos/amiguitos chicos. Tuve la serendipidad de descubrir la fortaleza necesaria
para lograrlo en una conversación con mi amigo Zebatack, que tuvo la paciencia de enseñarme lo
que es “Amor Propio” (¡hasta lo tiene tatuado en su cuello!). Ahí es cuando decidí fluir por la vida,
queriéndome a mi primero y al resto después. Si yo no estoy bien, mis hijos no van estar bien.
Quererme primero no es lo mismo que ser egoísta, que quede claro eso.
Al quererme, me di un valor especial.
Andaba por la vida renacido, con un
balance muy lindo entre la confianza
en mí mismo y la humildad que
se merece el Universo que es más
poderoso que uno. Mi autoestima
estaba firme una vez más. Y creo que,
gracias a esta actitud nueva, pude
jugar a la ruleta emocional, y volví a
salir a conocer mujeres.
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en los momentos decisivos más fuertes y dolorosos.
Y ahora en el 2019 me ayudó con una decisión grande.
En el caso mío, en el 2019, mientras celebro el legado de Aerolineas, también reprocho mi estadía
demorada en el país, que por cierto me ha dado muchas alegrías, aplausos, amigos y aventuras.
Pero también me ha dado un estrés financiero tan grande que a veces me siento tan exhausto
espiritualmente, que estoy al borde de una depresión irreversible. Veo el mismo estrés económico
en la vida de algunos de mis amigos más queridos y siento que no estoy solo en mis vivencias.
En otros casos, tengo amigos en sus propias batallas y pienso “que afortunado que soy que por
lo menos yo tengo una salida de lo mío.” Me subo a un avión y tengo pasaporte canadiense. Me
duele saber que algunos amigos solo les queda aprender a vivir con sus problemas.
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Menciona dos cosas en que coincidimos en el 2019: Ver dónde ir a replantearme las cosas, y qué este
es el momento.
Necesito la
Serenidad para aceptar todo aquello que debo dejar,,
Fortaleza para llevar lo que soy capaz de llevar y
Sabiduría para reconocer la diferencia entre los dos.
(adaptación de la Plegaria de la Serenidad)
Solo la verdad eliminará los cahuines
Hará que una sola voz se escuche como miles
Esa división tan simplista de la vida me hacía mucho sentido en ese entonces. Y, ahora, por más que
me cuesta aceptar que la vida sea tan blanco y negro, es solo cosa de ver las divisiones históricas
de todas las sociedades, que se traducen casi siempre a eso. En Canadá los dos partidos son
Liberales o Conservadores. En Estados Unidos eres Republicano o Demócrata. Vamos más atrás y
vemos que en la Guerra Fría, había dos bloques; el Bloque Occidental y el Bloque Oriental. Mas
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atrás aun, y en las guerras mundiales, La Potencia
del Eje versus Los Aliados.
Y puta que había gente en Chile en el ’99 que tenía mucho más que los que
no tenían. Según un artículo de la Cooperativa, escrito por Verónica Monroy, y apoyándose en la
Encuesta Casen, en el año ’90, el 40% de la población Chilena estaba viviendo en situación de
pobreza o pobreza extrema. En 2011, se redujo a 15%, y yo llegué justo en el medio.
La desigualdad era abrumante en los noventas. Solo en el camino desde el aeropuerto hacia
la ciudad, al pasar por el barrio de El Salto, y siendo apenas mis primeras horas en Chile, vi
una extrema pobreza. Unas chozas de lata, las mediaguas construidas sobre barro, y “casas”
ya derechamente usando solo cartón. Era para alarmar a cualquier ser humano empático. Y
después conocí los barrios de los adinerados, “los de Plaza Italia pa’rriba”, o los cuicos les
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decían. La verdad es que pensé que eran parecidas a las casas de los barrios más típicos de mi
ciudad natal, Edmonton. Las Condes nunca me impresionó, pero la desigualdad me molestó
inmediatamente.
No entendía cómo podían discutir política todo el día y no preocuparse por lo más básico: eliminar
la pobreza. Llegué a dudar de todo el proceso político. La política no se hacía de corazón ni cariño
por la gente, sino que todos los jugadores del congreso y el senado estaban negociaban vidas
cómo chips de póker para generar más dólares para sus propias cuentas. ¡Cuánta rabia empezó a
crecer en mi, y eso que aún no había conocido los barrios donde vivían ellos!
Mientras iba conociendo las aristas de estas demagogias, también en la casa de mis abuelos en
los primeros paraderos de Gran Avenida, iba abriendo mi entendimiento de la política chilena. El
pasado político de mis padres aún se mantenían en la oscuridad de los escondites del entretecho.
Ahí es donde habían escondido sus pertenencias cuando se arrancaron de una muerte o tortura
segura en los setenta. Encontré una caja de discos de vinilos de mi mamá, pero curiosamente
todas las tapas estaban dadas vueltas. Eran chaquetas blancas con los diseños por dentro,
escondidos, como si alguien los matara si los descubriera. Para mis papás, era una cosa de vida o
muerte escuchar esa música, y para mí, futuros samples de Makiza.
En la legendaria canción “The Message” había escuchado cómo describen sus barrios de the
Bronx: “calles con vidrios y esquinas meadas”.
En una canción de Del The Funkee Homosapien había oído la orquesta de bocinas de autos en
los semáforos que suenan en Los Ángeles todos los días.
Los vagos o, dicho de otra manera, los que viven en situación de calle, durmiendo en los bancos en
los parques era literalmente el título de la canción “Park Bench People” de Freestyle Fellowship.
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Lo que antes eran canciones de rap, ¡ahora lo
estaba conociendo en primera persona por
primera vez! La pobreza me era imposible de
entender, me dolía verlo, y tal como un X-Men,
algo se gatilló en mis genes y sentía que algo
cambiaba en mí. Una rabia que no conocía
antes. Una rabia incómoda mezclada con
pena.
Siendo de Canadá, es casi lógico que no fui criado pensando en política, sino usando criterios
sociales y comunales para integrar una sociedad. En mi caso, en mi casa, se reforzó esa educación
social y se ignoró lo más demagógico.
Cuando mi papá se sentaba a ver las noticias en la noche, pocas veces me daba para
sentarme a su lado a acompañarlo. Al terminar, no me hablaba derechamente sobre
los protagonistas de las noticias, “son todos títeres” me decía. Mi papá se
daba el tiempo de explicarme CÓMO los noticieros eran mentira o
propaganda. Más que enfocarnos en los personajes reemplazables y
rotativos de la política, mis hermanas y yo aprendimos a ser críticos
y observadores de un sistema corrupto que mantiene a solo los
precisos en el poder. Cada vez que nos subíamos al auto en un
Punto A, mi papá encendía la radio, ponía las noticias, y era
guardar silencio hasta llegar al Punto B. Por ósmosis o por la
fuerza nos enteraríamos sobre los movimientos mundiales,
y mi papá nos explicaba las jugadas como si el gobierno
mundial fuera un simple y eterno juego de ajedrez.
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que seguían juntándose y militando desde los subterráneos de sus casas, los “basements”,
empapelados con banderas mapuches, comunistas y chilenas. Aunque fueron un par de veces a
esas reuniones, en algún momento mis padres tomaron la decisión de adaptarse e insertarse en
la vida canadiense y dejar la militancia atrás. Estaban cansados y la fe en que Pinochet iba dejar
el poder ya lo sintieron de manera brutal en Argentina unos años antes.
Fueron unos años después del golpe cuando mi papá fue dateado que lo estaban buscando
algunos agentes de la CNI (Central Nacional de Informaciones), y si lo encontraban, mi hermana,
Francisca nacida en el ‘73, no iba seguir teniendo un papá. Perdieron varios amigos, algunos
asesinados y otros que entraron al estadio nacional y nunca más salieron, así que hizo lo más
sensato que pudo y guardaron sus pertenencias donde mi abuela y se fueron a Argentina a
esperar la próxima movida. Ahí esperaron, partiendo de cero y soportando la pobreza en Buenos
Aires, comiendo fideos todos los días y trabajando en lo que fuera. Mientras todo seguía igual
en Chile, se fueron acostumbrando a la vida bonaerense y empezaron a preparar la llegada de
una nueva integrante a la familia, mi hermana Isabel. Pero luego algo terrible empezó a ocurrir, y
varios chilenos empezaron a desaparecer en Buenos Aires. Se supo sobre el Plan Cóndor, un plan
de la CIA para eliminar a todos los disidentes de las dictaduras de América Latina, incluyendo
especialmente a chilenos en Argentina. En ese momento mi papá y mamá, ahora embarazada
conmigo, decidieron pescar sus maletas e irse a Canadá, e instalarse ahí hasta que fuera más
seguro volver. Desde que salieron de Argentina, mi mamá se dio cuenta que el golpe era algo
más permanente y para sobrevivir esta experiencia, lo mejor era quedarse de manera permanente
fuera del peligro, fuera del país.
Llegaron como refugiados políticos a Edmonton y apenas un par de meses después tuvieron su
tercer y único hijo. Fue el 17 de agosto de 1977, el día después que murió Elvis, cuando llegué
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a revolver el gallinero. Recién el ‘84 mi mamá volvió a pisar las calles de Santiago, con sus hijos y
lamentablemente sin su esposo, a tantear el terreno político. Mi papá no podía volver a Chile aun,
por miedo de ser detenido y ser desaparecido. Mi mamá terminó volviéndose a Canadá con las
ollas buenas que aún tenía guardadas en Santiago. Volvió a Canadá definitivamente.
Cada emoción, sentimiento de tristeza, sensación de vacío, desánimo y frustración que vivieron
mis papás, nunca lo hablaron, ni lo mostraron. De hecho, no recuerdo haberme sentado con mis
papas a conversar sobre sus vidas previas en Chile, jamás, y, según mis hermanas, cada vez que le
preguntaban a mi papá, les decía, “otro día te cuento. “ Y hasta el día de hoy, ese día nunca llegó,
ya que mi padre Eugenio “Gastón” Gabarró falleció de un cáncer el 5 de agosto el 2010.
Bueno, como nunca nos contó en detalle, llegué a Chile sin preparación alguna en esta área, que
en la práctica era y sigue siendo muy activa entre jóvenes (no como en Canadá, donde la apatía
política fue y sigue siendo prevalente). Me dediqué a informarme de la mejor manera que se me
ocurrió: a través de The Clinic, conversaciones con mis primos Polo y Gonzalo y de lo que rapeaba
la Anita en En Paro.
Cuando la Anita hablaba de política, era para mi, en ese momento, la persona más instruida e
informada en política coloquial que yo conocía. La admiraba mucho. Anita hablaba de política
bastante más que los otros del grupo, y tenía una parada militante frente a hechos racistas,
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sexistas e injustos. En las entrevistas, cuando se ponían un poco
más políticos en las preguntas, me encantaba escuchar a la Anita
responder; la veía como a una boxeadora y yo como un ayudante,
el del agua, en una esquina gritando, “¡Pum! ¡Paf! ¡Pum! ¡Dale con
otro! ¡Pum!” No había matices grises para Anita y las cosas las veía
blanco o negro en muchas situaciones. Y esas decisiones tajantes
que tomaba, muchas veces representaban perfectamente nuestros
pensamientos, pero, como Anita tenía un mejor lenguaje para
explayarse, la dejábamos explayarse sin interrupción.
Hubo una vez, una sola vez en que su intolerancia fue opuesto a
nuestras decisiones. Cuando Anita tomó una parada inamovible.
Fue frente una oferta lucrativa que nos ofreció el sello Sony Music
por medio de la CCU. Durante un verano, se hicieron unas latas
de Fanta con las líricas impresas de canciones de Los Jaivas y Los
Tres, y tenían pensado incluir a La Rosa de los Vientos. Pero Anita
dijo no, y a pesar de que yo, Squat y Seo dijimos que Si, el no
quedo cómo no y no se hicieron las latas de Makiza. En el momento
estábamos bastante picados y nos decíamos que la Ana no debería
poder tomar una decisión por sobre las opiniones del resto del
grupo. Pero que esto haya ocurrido una sola vez entre las miles de
decisiones que tomamos como grupo, era aceptable. Al final, se
respetó y se continuó.
Al decir que la Anita era la más vocal en
conocimientos históricos, y su
local. Es por eso que si realmente comparas En Paro con La Saga (que siempre las vi
Zonoro entrevistando Cenzi y Anita
cómo canciones “hermanas”), En Paro habla de Chile, mientras que La Saga habla de
la humanidad misma, el fascismo que hay en cada rincón del mundo. Squat, con sus
vivencias gitanescas por los rincones más oscuros de África, tenía una conversación más
humana y reducía todo lo complicado a los simples valores de la vida. Es más, fue el
Squat el que ofreció el concepto del Maquisard (un movimiento francés de resistencia
durante la ocupación alemana) para ser el nombre del grupo, inculcándonos un legado
tremendamente político y social. Creo que Squat nos mantenía intelectualmente humilde
a todos.
La Anita sabía mucho de toda esta agenda, en gran parte gracias a su madre, la
respetadísima Maria Emilia Tijoux Merino. Tomar once en esa casa, era como una clase de
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historia social, mezclado con el humor seco del papa de la Ana, el siempre vivaz Roberto Merino.
En esa casa miraba cómo la mamá de la Anita, la tía, reclamaba con convicción y pasión contra
los actores principales de la derecha, con nombre y apellido. Y cuando no se conversaba política,
era chacoteo y risa. La Anita era tremendamente informada y sigue hoy igualita, siempre con
libros nuevos arriba de su mesa, con marcapáginas avanzando lentamente por las hojas. Es una
en su portafolio académico.
Más de alguna vez los organizadores de eventos donde tocábamos conocían a la María Emilia
y, por ende, creo que como grupo, nos autoexigimos mayor calidad en nuestra responsabilidad
social. El trabajo social de Maria Emilia venía construyéndose incluso desde Francia, donde
estuvo después del exilio, donde nació Anita, apenas dos meses antes que yo, el 12 de junio,
en el año de la serpiente. En una entrevista con Pousta, María Emilia Tijoux cuenta cómo fue
encarcelada, partió al exilio en Francia y se mantuvo con sus maletas hechas pensando que en
Esa simbología de las maletas es decisiva. Mi mamá tomó la decisión consciente de ser
canadiense “mientras tanto” y deshacerse de las maletas, mientras que muchas familias vivían
con las maletas hechas. Ambas son decisiones personales que se forman a partir de años de
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Cada decisión es tan personal, y tan diferente, que simplemente no puedo respetar a la gente que ha
atacado alguna vez a los que se fueron de Chile durante la dictadura. Los que volvieron y critican a los
compañeros que se quedaron afuera. O los exluchadores que desaprueba de los viejos activistas que
aún luchan incesantemente contra un sistema corrupto. Nadie debería juzgar a nadie. Cada uno sabe
Y yo si se que hacer.
Recuerda,
Distintas maneras
Contemplo el universo
Aniquilando las fronteras
Navegando en un mar de preguntas
He hablado del Seo, Anita, Squat y hasta de sus familias, pero me falta al casi quinto integrante
del equipo: nuestro manager Juan Sebastián Domínguez, mucho mejor conocido como Titín.
Cuando se habla de la historia del hip-hop, algunos referentes sobresalen más que otros por sus
contribuciones a la cultura. Mientras muchos van a nombrar al Lalo, al Zapata o a Makiza, yo soy
de los que incluye al Titín. Sin Titín, muchas cosas no hubieran ocurrido en Chile.
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Redman, Beatnuts y ODB. Los puristas eran bien representados por KRS-1, Gang Starr y Smif
N Wessun. Si te gustaba el rap, Nueva York era el lugar donde vivir. Y de esa época venía Titín,
directamente desde Harlem.
Trajo el sueño del rapero americano a Santiago y se propuso hacer un programa de hip-hop para
la televisión chilena. Con la ayuda técnica de la productora Cubo Negro, grabaron este piloto
llamado “En Efecto”, contando con la presencia y credibilidad rapera de Jimmy Fernández,
como el animador oficial. También involucrados estaban el DJ Raff y, ayudando con el guion,
Hernán del Canto. Dentro del programa había una sección dedicado a los grupos emergentes y
Jimmy trajo a este piloto a Tiro de Gracia.
Las Corrosivas y CFC, el grupo del Seo con el Moog1 (Diego), también llegaron listos para
rapear, pero después de escuchar al Juan Sativo rapear el tema Corsario Universal, Titín quedó
convencido de que estaba en presencia del mejor rapero del mundo entero.
El piloto del programa no fue recogido por ningún canal, y nosotros como hiphoperos perdimos
una oportunidad increíble de haber aprendido y evolucionado con la visión del Titín, pero, por
su lado, Titín ganó la oportunidad de trabajar con Tiro de Gracia.
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Para los Tiro, ellos estaban saltando de usar un computador con Cool Edit y las tornas
del DJ Borna, a grabar con beats creados en el teclado-workstation que tenía Adonay, el
mítico teclado Kurzweil K2000 v3 donde podían samplear.
Estos team de productores tenían las máquinas y los MCs para el siguiente paso, pero les faltaba lo más
importante: ¡el hip-hop! Ahí llegamos la DMS a aportar.
Me invitaron a la primera reunión creativa junto al Diego, Borna y Seo. Entre todas las cosas que
vi, escuché y viví ese día, lo único que me importaba y me tenía realmente hipnotizado era que el
workstation del Adonay podía leer archivos wav desde un disquete.
Para los que no conocen el mundo técnico de la música, cuando una canción es traspasada digitalmente,
se puede usar varios formatos, donde wav y mp3 son los más comunes. El wav tiene excelente calidad
en comparación con un mp3, pero por consecuencia ocupa mucho más espacio digital. Una canción
de tres minutos podría pesar 70 megabytes (mb) en wav, ¡y solo 3 mb en mp3! En un disquete duro,
de 3,5”, cabían 1,44 mb de información. Esto equivale a un loop de la batería y un loop del sample y
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nada más. Alguien nos contó que había que colocar un agujero usando cuchillos, o lo que fuera, en la
esquina del disquete, y así engañamos al computador pensando que era un disquete de alta densidad.
¡Ahora teníamos 2,88 mb de información para guardar!
Yo estaba aprendiendo en ese tiempo justamente cómo hacer loops, sampleando música y baterías y
guardarlos en formato wav, y más encima me creía la raja porque mi tarjeta era de las pocas que podía
guardarlos en calidad 48k en vez de 44k. Así que, sin querer queriendo, yo tenía acceso a producir
una muy buena calidad de sonido. En esta reunión les ofrecí unos beats que ya estaba empezando a
inventar, con lo que quedamos en juntarnos el día siguiente.
¿Cuál beat llevar si tenia puros pedazos y trozos de experimentos? Me recordé de un beat que le
mostré al Bestia. Le había gustado mucho y me había mencionado que le quería poner unas letras
encima. (Recuerden, Bestia = Juan Sativo).
Estábamos en el departamento donde vivía Borna. Quería mostrarle mis avances con el programa de
música que me había dejado instalado. Se llamaba Cool Edit 95, y con él podía digitalizar dos pedazos
de canciones, estirar uno o el otro para hacerlos coincidir en el mismo tempo y luego pegar uno sobre
el otro. Entre Borna y Diego me enseñaron los pasos básicos del programa. Tenía un cassette donde
iba grabando mis experimentos que le llevé al Borna para mostrarle. Cuando llegué, estaba con Bestia
escuchando vinilos.
Les mostré mis rarezas musicales a los dos. Puse Play. A la tercera, uno sobresalió y Juan me pidió que
lo repitiéramos. Rewind.
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Este beat lo armé a partir de una canción que
escuché por casualidad en la radio. Era un típico
día Domingo cuando mis papás ponen una
radio con hits de los viejos, cuando sonó un
bajo exquisito. Paré y fui corriendo a buscar
un cassette para grabarlo. Cuando por fin
puse REC, el bajo ya se había acabado. Lo
dejé grabando igual, pero la canción ya
estaba transformada en una mezcolanza
entre un funk típico de las malas películas
Cómo aún estaba aprendiendo a usar el Cool Edit, y este bajo iba ser parte de los primeros diez
experimentos que hice en mi vida, la experiencia para elegir y discernir entre diferentes opciones
musicales aún no existía. Pesqué lo primero que tenía, un loop de unos bongos de una canción de
Stetsasonic y los junté. Le puse una batería de Too Short encima y grabé el loop en el cassette. De
todos los experimentos que había hecho hasta entonces, ¡este era el mejor!
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Bestia se levanta de la cama
donde estaba leyendo unas
portadas de vinilos y dice
“¡Pónelo de nuevo!” El loop
duraba apenas treinta segundos,
al igual que los otros.
Borna nos pide que vayamos a comprar pan mientras él prepara una once. Estamos en la panadería
cuando Bestia me rapea unas letras que tenía dando vueltas en su cabeza, imaginando el beat en su
cabeza mientras le pago a la cajera.
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Hasta el día de hoy, cada vez que suena la canción “Juego Verdadero” me sorprende imaginar que ese
mismo bajo sonando en la radio, es la misma que saqué de la radio veinte y tantos años atrás.
De la radio al cassette.
Del cassette a Cool Edit.
Del Cool Edit a Wav.
De Wav al teclado Kurzweil K2000.
Del workstation K2000 hasta Pro Tools donde se grabó el disco.
¡Y de ahí a fabricarse y a ser parte de la historia!
Pero volvamos un poco al día que llevé los loops a la sala ensayo ubicado arriba del club “Jamming” en
Bellavista en un disquete que tenía en mi bolsillo. Adonay cargó los archivos y dentro de diez minutos
ya estábamos escuchando los tres loops sonar juntos. Le pregunté si podíamos grabar unos teclados
encima de todo esto y me dejó jugando con el sonido de un órgano. Después de unos diez minutos
dejé secuenciadas unas notas que sonarían con el Juego Verdadero hasta siempre. El contrabajo que
dejé sonando, después lo volvería a tocar con un bajo real del Toly Ramirez. Así fue el primer día de
trabajo entre nosotros.
Diego me había prestado unos CD para samplear, y entre ellas había uno de música clásica. Tenía una
obra épica con unas melodías MUY similares a las del Juego Verdadero y lo llevé a la sala de ensayo
para sumarlo al tema cómo intro. El problema era que no sabía cómo colocarlo porque, al estirarlo,
quizás los acordes iban a quedar en otro acorde que no funcionaría. Lo dejé ahí como idea y no
interrumpí más, porque estaban trabajando el tema “La Primera Canción” (después se llamaría “Ser
Humano No2”) con el Borna y tenía muchos más samples que yo en el Juego. Borna siempre supo
mezclar muchos samples en una canción. Me fui sin mucha fe en la idea del sample/intro.
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Cuando nos volvimos a ver con el Adonay, me mostró lo que había hecho hasta entonces con el Juego.
Había tomado mi sugerencia de colocarles los sonidos clásicos, pero en vez de samplearlos, los fue tocando
y secuenciando en el K2000. Escuché los violines del principio junto a uno de mis sonidos favoritos, el
clave. Estaba a punto de comentarles lo increíble que sonaba y de lo feliz que estaba, había sobrepasado
toda expectación, hasta que apareció el scratch de Tribe Called Quest y lo arruinó todo. Les dije que no
se podía hacer eso. ¿Qué cosa? Samplear un scratch, ¡teniendo un DJ acá mismo poh! Lamentablemente
ya lo habían estado mostrando junto a otros temas y no lo iban a cambiar. Adonay no me entendía y me
enojé por primera vez con él. Me di cuenta que no teníamos los mismos códigos.
Otra prueba sin éxito fue usando creativamente un sample bien funky del tema reggae “Hard Road to
Travel” de Jimmy Cliff. Yo creo que ahí se equivocaron el Adonay y el Camilo. Este tema que hicieron
Juan con el Zaturno, “Calma Antes de la Tormenta”, quedó fuera de Ser Humano, pero creo que podría
haber sido otro hit si lo hubiéramos seguido trabajando.
En este proceso de Ser Humano, estábamos todos sumando ideas. Escuchaba cómo Adonay avanzaba
por su lado, y no solo sonaba bien, ¡sonaba mejor que yo! Yo usaba bombos y cajas robadas de otros
discos, Adonay había comprado CDs con sonidos profesionales y loops hechos. Para mí, eso no era
correcto ya que creía que el beatmaker tenía que samplear sus sonidos, pero me lo guarde y no le dije
nada.
La creatividad no me paraba y un día me nació una idea de hacer un tema entero usando solamente
guitarras. Pesqué mi guitarra y grabé una figura central, un bajo y una harmonía solista, todos con un
micrófono casero de esa época. Invité al Lengua Dura a mi casa para mostrárselo. Le había dicho que
sería bonito tener por lo menos un tema solista en el disco, y Lengua llegó con unas letras listas para el
beat. Se llamaba “Pan de Cada Día”, y a partir de esas letras fuimos trabajando el tema que terminaría
siendo “ Viaje Sin Rumbo”.
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Cuando después me lo mostraron, una de las guitarras había sido reemplazado por una flauta y el bajo
fue retocado por contrabajo. No me gustaba que pasaron a llevar mis ideas sin siquiera consultarme.
Una vez más, no lo hablamos, y ese fue error mío.
Con dos canciones rechazadas y dos canciones cambiadas a su manera, decidí no ir más. No me sentía
bienvenido ni tampoco tenía muchas ganas de seguir yendo a trabajar con Adonay. Ahora me los
imagino a ellos y debe haber sido mutuo. No había mala onda, pero tampoco había una química. Más
importante aún, no había una necesidad. Adonay ya entendió el concepto de sample + sample = beat,
y compartía gustos musicales con el Bestia, así que yo necesitaba encontrarme otro grupo con quien
hacer música.
Con esta pequeña pero importante cantidad de experiencia que había acumulado en solo un par
de meses, me creía invencible. Empecé a juntarme con el único MC que necesitaba beats, Seo, y el
felizmente me aceptaba todos. El primero en pasarle fue un beat de solo guitarras, y esta vez sin flautas.
Seo le tenía unas letras perfectas y lo nombró “Nuevos Reyes”. Le tire un cassette lleno de beats y
no nos vimos en mucho tiempo más. No éramos tan amigos aún con el Seo aun en esta época. De
hecho, Seo estudiaba en la USACH en la misma época que yo, el de Arquitectura y yo Ciencias de la
Computación, y apenas un par de veces nos vimos. Seo era más amigo de mis amigos.
Otro amigo de mis amigos que me llamó un día fue el Zaturno. Tenía un grupo nuevo de rap y quería
trabajar en unas canciones al paralelo a Tiro de Gracia ya que él no era del grupo, solo un invitado
a varios temas. Acordamos una hora en la semana, y llegó, pero llegó con una chica. Se llamaba
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Graffiti hecho por Seo
con tags mios y de la Anita, muros dentro de la USACH durante
alguna de sus muchas tomas
Anita. Hablamos un rato, porque nos habíamos visto en un cumpleaños de su amiga de la alianza, mi
prima Anahi. Chico el mundo pensé, cómo siempre. Escuchamos unos beats, y trabajamos una canción
llamada “De la A a la Z”, y luego pensamos en unos samples para el futuro, ideamos locuras y se fueron
con un cassette de beats. Nunca más volvieron juntos.
Me junté en esos días incluso con unos raperos old school llamados EyeWitness. Fue un día de
conversación no más entre yo, el Ervo y el Huevo. Qué manera de pasarlo bien con ellos, a puras
carcajadas todo el rato. El Huevo me dejó un vinilo con breaks clásicos que aún tengo, la banda sonora
de Flash Gordon. Lamentablemente nunca más nos juntamos.
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Trabaje unos temas con Las Corrosivas. Les hice uno de los
beats más bonitos hasta entonces, utilizando un sample del
cubano Bola de Nieve. No pasó nada con el beat. Lo
volví a rehacer años más tarde para el disco de Sonido
Ácido, para el tema “A Cualquiera Le Puede Pasar”.
Le entregué las pistas al Adonay, pero esta vez con una exigencia: “No me puedes cambiar NADA”.
Los cargó a su máquina milagrosa y los escuchó, y esa sonrisa gigante que tiene iluminó la pieza y me
dice entre carcajadas “¡Gastón, esto esta increíble!”. Me fui rápidamente de ahí, pero no sin escuchar
primero lo que estaban trabajando ese día, ”Bebedor”. Pasaron varios días hasta volver a juntarme
con ellos en su nueva sala de ensayo, ahora cerca del Puente del Arzobispo. El ambiente que había
esa noche era bastante más caótico, oscuro y desorganizado. No me gustó el ambiente ni cómo dejó
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el tema de Chupacabras. Me había cortado y cambiado el beat, el bajo y el sample. Me dijo
con tanta sinceridad “No toque tus sonidos, no los reemplace, sólo los corté y los toqué en otro
orden.” Adonay no es mala persona, y yo podía ver que no lo hacía con la intención de enojarme
ni menos cagarme, pero lo hizo, cambió lo que no había que cambiar. Le reclamé de todas
maneras que mi exigencia era que no los tocara. Llegamos a un acuerdo y me prometió dejar los
loops tal cual se lo había pasado, aunque sea en una parte de la canción. Dicho y hecho, en los
coros esta mi forma y en los versos están las suyas. Esta sería la última vez que fuera parte de la
creación de música con Tiro de Gracia. No solo por la situación frustrante con la música, sino por
lo poco amistoso que se empezaba a sentir el aire. Empezó a aparecer gente que no conocía, y
no era un ambiente creativo, si no uno más de carrete y de pérdida de tiempo.
De ahí, escuchamos el disco entero y pude apreciar cómo quedó todo tan cohesivo, canción
tras canción sonando de una sola línea. Decidí dejar mi enojo atrás y dejar de molestarme todos
esos detalles: el scratch de Tribe, el cambio de guitarra a flauta, y los cortes raros del sample de
Chupacabras. ¡Lo perdoné todo y los felicité con auténtica admiración por el gran trabajo que
hicieron todos!
Estaba el Titín ese día y conversamos sobre el disco. Le comenté todo lo que había pasado y él me dijo
que continuara haciendo lo que hago. A diferencia del Adonay, que tomó lo mío e hizo lo que quiso
con mis pistas, el Titín me hacía sentir que yo podía seguir haciendo lo mío. Creyó en mí en un cien por
ciento. Y yo en él.
El siguió trabajando con Tiro, pero después de un tiempo lo empezaron a tratar más como un asesor,
un guía musical que cómo manager. Documentó un par de conciertos como fotógrafo hasta alejarse
completamente de ellos. Y así, cómo me alejé de los Tiro, nuestro único punto en común, no supe más
de Titín por mucho tiempo.
Tal como me lo sugirió, seguí haciendo beats. Hasta encontrarme con dos MC y un DJ.
Todo lo que ocurrió entre la creación del primer tema con el Seo, y el primer disco de Makiza “Vida
Salvaje” no fue planeado. No fue como Ser Humano, en el sentido de tener una estrategia, una fecha
o una dirección básica. Simplemente hacíamos música para tocar en vivo. Y cómo no me subía a tocar,
no me sentía tan parte del proyecto en su lado práctico.
116
ese momento. O sea, por weón. Por eso es que yo ni Squat tenemos saludos ni comentarios en la
carátula de Vida Salvaje, al revés, ¡Makiza nos agradece a nosotros! Y mientras yo y Squat estábamos
en “vacaciones espirituales”, Makiza era un dúo: Seo y Anita, y estaban preparando la grabación del
disco “Vida Salvaje”. Es ahí cuando aparece la primera persona fuera del grupo que tuvo interés en
nosotros: Claudio Quiñones, el ingeniero de la sesión.
Seo tomó las riendas de la contabilidad del disco, siempre compartiendo los números con Anita. Entre
los dos pagaron casi doscientos mil pesos en total para grabar Vida Salvaje, que según el Índice de
Precios al Consumidor (IPC), hoy en el 2019, serian aproximadamente trescientos ochenta mil pesos.
Grabaron y mezclaron las voces de siete canciones con Claudio durante varias semanas, medios
esporádicos.
117
La sensación que hubo en la grabación, según la descripción de Claudio, fue de una “familiar”. Como
se grababa los días Sábados, Claudio tenía que estar con su hija durante la sesión. Dolores y Seo
dibujaban con ella mientras Anita grababa, y cuando le tocaba al Seo grabar, Anita se sentaba a pintar
con su hija. Mis recuerdos de ese estudio están tan borrosos, que al rearmarlos con mis entrevistas a
toda la gente involucrada en la grabación, me emociona escuchar cómo el Claudio describe mi relación
con los otros del grupo.
Claudio Quiñones
y la grabación de
Vida Salvaje
“Era cómo un grupo de amigos grabando algo, tú te estabas
despidiendo. Despidiendo de los amigos en wena, los estabas
dejando seguir. Yo estaba grabando a una familia, que se estaban
dejando ir, pero estaban todos complementados y estaban todos
bien comprometidos con eso.“
Después de grabar y producir el disco, la energía entre Claudio
y los dos de Makiza se siguió fortaleciendo. Él había puesto
mucho de su cosecha en la producción del disco y creía en
que este proyecto era el principio de algo más grande, su
insistencia a su creencia le dio más ímpetu a Seo y Anita
seguir hacia el siguiente paso: fabricar los cassettes.
Con cassette en mano, todo conversado entre Seo y Ana, Claudio hizo unas copias en CD y
empezó a buscar un sello para el siguiente proyecto de Makiza. De esta manera, siendo así, el
primer “adulto” en creer en nosotros. Y digo adulto, porque para nosotros, que teníamos entre
veintiuno y veintitrés años, veíamos al Claudio cómo alguien responsable y con experiencia, y el
tenía veintiocho años.
120
Yo y Squat volvimos al grupo como si nada hubiera pasado. Empecé a ayudar al Seo a vender los
cassettes junto al Okram. Por ahí encontramos una planilla, que según los números, me encargue
de vender unos treinta discos de Vida Salvaje, seguramente entre los amigos en Mapocho.
Salíamos de noche con un balde de engrudo y, usando bolsas plásticas como guantes y brochas,
pegamos afiches de Vida Salvaje por toda la ciudad.
Hicimos ruido, mucho ruido, con el disco nuevo y, por su lado, Claudio empezó hacer ruido con
los sellos discográficos.
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Tu cuerpo incapaz de pasar a la segunda faz
Con un alma sin paz cuando dices que quizás
No puedo hablar por los otros del grupo, pero el estereotipo que venía con los sellos era casi
del terror: que nos iban obligar a cantar otras temáticas, que nos podían censurar, que nos iban
a transformar en un “producto” fácil de vender. Y lamentablemente mucho de este miedo venía
por la consecuencia de la mega fama que tuvo Tiro de Gracia (TdG) al firmar con EMI.
Creo entre todo el que movimiento se sintió un remezón grande con la salida y éxito del disco Ser
Humano. Tres grandes cosas ocurrieron en muy poco tiempo:
1. El movimiento hip-hop creció rápidamente con la popularización del rap;
2. Con la llegada de tantos raperos nuevos, nació el pésimo hábito de apuntar con el dedo
y decidir quién es “real” y quien no,
3. El disco Ser Humano empezó a venderse por montones, pasaron el estatus triple platino
incluso, y los más puristas encontraron que el grupo se había “vendido”.
1. “El movimiento hip-hop creció rápidamente con la popularización del rap” ¡Qué bueno
fue esto! Cuando se hizo popular, más tiendas de discos empezaron a traer CD de rap.
Hasta la Feria del Disco empezó a tener una sección de rap. Muchas personas aún me
dicen que gracias a Vida Salvaje conocieron el rap. ¡Me imagino que con Ser Humano es
mil veces eso!
122
2. “Quién es real y quién no,” - En los ’70, ’80, ’90, y hoy en 2019 “Tu No eres Real” es el
peor insulto que te pueden decir en el hip-hop. Te obliga a tener que demostrar que si
lo eres. El problema es que cada persona tiene una definición tan diferente de qué es lo
“real”, que no puedes demostrarlo. Uno busca un valor que quizás realmente no tienes.
Por ejemplo, para muchos, yo nunca fui real, porque vivía en Las Condes, y era gringo, y
no era de la pobla, de donde tenía que venir el hip-hop. No podría jamás demostrarles
que soy real. Sin embargo, para mí, en este tiempo, ser real era conocer a los grandes
arquitectos de nuestra cultura “ya poh, dime entonces, ¿quién es el mejor MC, Kool G Rap
o Big Daddy Kane, y por qué?”. Al no poder responderme, no pudieron demostrar que
eran “reales”, bajo mis términos. En el fondo, ser o no ser “real” era un estupidez sujeta a
lo subjetivo, y veinte años después, lo sigue siendo.
3. “Ellos se Vendieron” - Voy a resumirlo de esta manera empírica: el sello, EMI, al firmar con
Tiro de Gracia, lo hicieron como artistas porque escucharon un demo de canciones que
les gustaron lo suficiente como para decir: “nos gusta, hagan más de esto mismo”. O
sea: no compraron a Tiro de Gracia para hacer lo que quisieron con ellos. Compraron el
master de su disco para poder venderlo como partners en un negocio. No se vendieron, ni
fueron censurados. ¿Cambió mucho TdG de sus discos anteriores? Claro que sí. Los discos
anteriores se hicieron con bases instrumentales que tenían a mano, y estos instrumentales
nuevos se estaban fabricando a mano. Habían conseguido instrumentales con DJ Borna,
que venía de Europa y le gustaba mucho el rap metralleta de los Londinenses Silver Bullet
y, por ende, los primeros discos de TdG tenían esa gran influencia. Ahora, conmigo y
Adonay, Bestia se encontró con unos beats más suaves, más lentos que los discos
anteriores. Entre este estilo musical más nebuloso y el sueño irreal de estar grabando en
123
un sello, Bestia ya no era tan bestial, y el ‘nom de plume’ tenía que evolucionar a “Juan
Sativo”. En cuanto a contenido, Juan y Lengua ahora se juntaban más con la DMS,
que ya saben en la que estábamos: más preocupados por coexistir y tratar de entender
nuestra situación en este país. Anteriormente los Tiro se juntaban con una agrupación
llamado La Coalixión (donde también participaban el Guerrillero Okulto y los Panteras
Negras, entre varios más), que eran más críticos a un sistema que heredaron después (y
durante) los 17 años de dictadura, y de ahí se escucha la influencia en primeros discos
cómo en Homosapiens. Pero ahora, con la DMS, teníamos rollos más filosóficos que
sociales: pensábamos y conversábamos sobre lo injusto, mientras que otros MC’ vivían las
“Guerras en las Calles”. “Ser Humano” es un disco que refleja perfectamente un cambio
en la juventud chilena desde los políticos hacia la apatía política, desde la dictadura y la
democracia. Y en este último punto, me sumo a lo que dijeron muchos: el disco padece
casi completamente de crítica contra un sistema que siguió reprimiendo a la gente a pesar
de que la dictadura se había acabado, los carabineros siguieron siendo abusivos contra los
jóvenes y los políticos siguieron siendo unos avaros asquerosos. Vendidos no fueron, pero
que cambiaron, cambiaron.
El enfoque de hermandad, de crecimiento cultural y todas esas cosas lindas que vivimos con las
juntas en el Mapocho empezaron a cambiar drástica y rápidamente. Una nube negra de envidia
y de celos empezó a cambiar por muchos años la energía en el hip-hop. Empezaron los “beefs”,
las peleas entre los grupos, los ataques personales entre los MC. Este crew versus este otro.
Durante muy pocos meses se puso muy denso y tóxico el aire y, lamentablemente, llovió un gran
porcentaje del odio y rabia encima de los Tiro.
124
Y hasta yo caí en esta tontera. Cuando salió el video para Viaje Sin Rumbo, salió Camilo Cintolesi
tocando la guitarra que yo había tocado, sampleado y entregado, y me dio una rabia tremenda.
Les había aguantado mucho en el proceso del disco. Les aguanté los porcentajes de mierda que
me dieron al inscribir las canciones. Pero esta fue la gota que rebalsó el vaso. Fui directamente a
buscar pelearme con él la próxima vez que lo vi.
Hubo un concierto épico de Tiro de Gracia en la Florida al final de los ’90 donde los TdG pudieron
volver al barrio a tocar por primera vez en mucho tiempo y mostrar su nuevo disco, Ser Humano.
Esto fue en un local que hoy ya no existe, Crazy Wheels, y estaba repleto de raperos de la zona sur
de Santiago. Llegamos y me puse a buscarlos. De lejos vi al Adonay arriba de unas tarimas en la
mesa de sonido. Subí sin pedirle permiso a nadie y fui directamente a enfrentarme
con él. Me ve y me saluda con toda la simpatía del mundo,
pero yo respondí con una descarga de rabia. Le grité
todo lo que opinaba de él y de su falta de código, y
que no era real, y que no sabía nada de hip-hop y
bla-bla-bla… a puros gritos pelados. Ahora, tantos
años después, me imagino la situación, y en este
día tan importante y grandioso para él y el grupo,
mis gritos deben haber sido como las de una mosca
volando demasiado cerca. Menos mal que la única
reacción que tuvo fue de mirarme fijo con una cara seria y
enojadísimo y me dice “muévete de acá, estoy ocupado”.
Me desinfló entero y me corrí hacia un lado. Lo miré por un rato así como buscando pelea, pero
el solo se preparaba para el show.
125
Después de esa situación nos hablamos varias veces, con mea culpa por los dos lados, y hoy puedo
decir con mucha felicidad que somos grandes amigos. Hoy ya puedo reconocer que el trabajo que
hizo con mis instrumentales fueron todos aportes y aciertos. La Flauta, el scratch, el arreglo de
Chupacabras, los sonidos comprados, ¡todo suena perfecto hoy! Agradezco que el tiempo me dio
esa sanación y amistad y no un enemigo, porque en el noventa y nueve porciento de los casos los
raperos odiaron y vilipendiaron a los integrantes del grupo, llegando incluso a los golpes.
Y todo esto porque se hicieron famosos gracias al éxito de un disco bien hecho.
Cenzi y Adonay
No corro el riesgo de que mi barco se hunda
Sobre todo en esta parte donde el agua es tan profunda
Es con este estigma, asco y miedo que teníamos en distinto grado frente a los sellos y la fama, que
nosotros avanzamos MUY cautelosos en el próximo paso.
Lamentablemente, acá pasó una desgracia con el ingeniero Claudio Quiñones que puso tanto
trabajo y tenía tanta fe en nosotros. El llevó los CD de Vida Salvaje y conversó con el representante
de ese tiempo, Leo Garcia. Leo se enamoró del proyecto al instante y empezó a maquinar una
imagen de superestrellas para Makiza. Leo nos invita a conversar. El problema es que Leo nos invita
sin avisar al Claudio.
Aceptamos la invitación como una movida de ajedrez por parte del sello y supimos que para
nuestra próxima movida necesitábamos mover una pieza clave. Necesitamos mover “al Manager”.
Especialmente por las dudas y desconfianzas que compartimos frente a esta situación de “los sellos”,
y haber recientemente vivido esta etapa paranoica del hip-hop chileno con los TdG, tomamos la
decisión de buscarnos oficialmente un manager, alguien en quien confiar para representarnos con
los sellos.
Al buscar a alguien que nos pudiera navegar por estos territorios desconocidos de los sellos
discográficos, nos tuvimos que preguntar a quién conocemos. Dentro de las sugerencias salieron
dos nombres, el primero por parte de la Anita.
Nuestra primera reunión fue con el papá del C-Funk. Lamentablemente, yo no tenía ni la educación
musical para saber que estábamos sentados frente a alguien realmente importante para la escena
musical Chilena y no simplemente “el papá de C-Funk”. Don Hugo Moraga era (y sigue siendo) un
artista reconocido entre sus pares, tanto por su habilidad creativa de tocar la guitarra como por su
perseverancia de artista durante el régimen militar. Para mí, en ese momento, al mirar y escuchar
a este caballero hablar, con tanta tranquilidad y sabiduría, pensé que la Anita le había achuntado
con sugerirlo. No habían pasado ni diez minutos cuando estaba
convencido de que él era. No pasaron ni cuarenta minutos
más cuando el muy amablemente nos rechazó la oferta.
Una de las decisiones más inteligentes que tomamos como grupo, de jóvenes bastante arriba de
la pelota la mayoría del tiempo, fue entregar el mando ejecutivo a un adulto maduro. Titín siempre
supo cómo ordenarnos, y más importante, tenernos respeto. Iba a decir paciencia, pero la verdad
es que nunca sentí ese apuro paternal que me tienen los adultos al ser “pacientes” conmigo. Por
otro lado, fuimos igualmente respetuosos con sus exigencias; si Titín decía que la van nos venía a
buscar a las diez de la mañana, siempre estábamos a la hora, menos la Anita, que tenía la tendencia
de llegar unos diez minutos atrasada. Titín proponía muchas cosas, pero quizás por el ego y orgullo
del joven, le dije no varias veces a sus sugerencias, pero secretamente igual probaba las ideas.
Me pasó el disco de vinilo de Angela Bofill y me dijo que iba a encontrar cosas interesantes ahí, y
por la pura imagen de la portada lo ignoré. Tenía ya muchas ideas y cosas para analizar, y ese disco
quedó siempre en el montoncito de discos que ni siquiera iba a darme el tiempo para escuchar. Sin
embargo, un día, y ante la insistencia y curiosidad del Seo, coloqué la aguja en el surco. Al sonar
esos primeros compases mágicos, nos quedamos mirando con el Seo mientras me pregunta, “¿y
esto te lo paso el Titín?”. Ese mismo día hicimos el beat para La Rosa de los Vientos.
Cool Edit es mi Copiloto
Cool Edit fue mi copiloto hasta ese momento. Pero haber conocido al teclado K2000 fue como
una droga altamente adictiva. Había probado un poco y ahora quería más. Esto de poder cambiar
el tono de un sample simplemente tocando las notas del teclado, para mí, era la solución de
tantas trabas creativas que tenía hasta ese momento. Además, poder llegar y sumar pistas y pistas
de instrumentos… ¡ya me imaginaba una orquesta con todos los sonidos posibles arriba de un
instrumental bien rapero! Necesitaba ese teclado. Me cegó la idea.
Y fue con este pensamiento que entré a la primera reunión entre Tintín y Makiza. Estábamos de
acuerdo que necesitaba hacer pistas por separado para que sonara más profesional el disco, y que
el mixdown L + R de un wav no era buena idea, porque no permitía una mezcla más intrínseca.
¿Solución? Comprar un K2000. Al firmar el contrato con Sony, pedimos un adelanto de dinero y, con
eso, comprarle el workstation al Adonay ya que él había evolucionado a su próxima etapa: el K2500.
Dicho y hecho. Cómo grupo acordamos hacer eso para sonar cómo los “grandes”.
En mi cabeza ya tenía todo el plan: cortar los samples con Cool Edit, exportar los wav por
disquete, traspasarlo al teclado y hacer diez canciones al día. El primer día que tuvimos el
teclado, nos pusimos a investigar y probarlo. El primer beat que probé fue con Versos al Viento
ya que lo teníamos listo.
Pero, cómo estaba probando todo, y quería saber cómo funcionaba todo, cometí el primer y más
grande error con este disco.
En vez de quedarme con mi plan inicial, de ahí en adelante sampleaba y secuenciaba todo en
el workstation, cambiando mi método de trabajo, cambiando ligeramente el cimiento de cada
canción y, por lo tanto, inventando un nuevo sonido, un sonido que hasta el día de hoy NO me
gusta.
el Efecto Mariposa
Es como el cuento de Ray Bradbury, el Efecto Mariposa, porque ahora al partir con algo diferente,
obviamente me iba dar un resultado distinto. Empecé a trabajar el beat de otra manera y con
otros sonidos para ir parchando hasta darme en el gusto. Al tratar de forzar las piezas originales
juntas, no me estaba dando la misma sensación que el beat hecho en Cool Edit, y en vez de
buscarle una solución, seguí hacia adelante, en parte por las ansias de seguir jugando con el
juego nuevo, en parte porque pensaba volver a arreglarlo después. Tanto en volumen como en
sonido se podía volver a ver en el futuro. ¡Ahora hay que seguir aprendiendo y creando!
132
Y así fui avanzando, tal como dice Joan Manuel Serrat, “caminante, no hay camino,
se hace camino al andar”. Primero iba rehaciendo varios beats que teníamos del disco anterior,
volviendo a samplear todo, y en el momento de volver a crearlo, tomaba otra
dirección y otro resultado.
133
el Juan Sativo, y se quedó en el círculo gracias a la relación con el Squat, que también, de a poco,
empezó a meterse en el mundo del estudio casero. Squat le contó sobre nuestra situación y en
menos de una semana ya nos había resuelto todos los problemas. Nos dejó la solución a través del
programa Cubase. ¡A crear!
Titín no nos decía nada, pero estaba muy preocupado que no íbamos a alcanzar a crear suficiente
música desde el momento en que firmamos, que fue en junio, y entrabamos al estudio en
septiembre.
Mientras nosotros hacemos música, él y el sello empezaron a preocuparse de los detalles técnicos.
Leo García nos propuso al Gonzalo González -mejor conocido como Chalo G- como productor e
ingeniero. Leo lo sugirió porque Chalo venía terminando de trabajar con los Chancho en Piedra, un
grupo tremendamente exitoso al mezclar rock con rap, y Leo quería que sonáramos como el grupo
“Crazy Town” a toda costa. Lo ignoramos y aceptamos al Chalo por su currículum con los Tiro.
Leo era la cara de Sony Music, y todo lo que queríamos comunicarnos era a través de él. Lo
ignorábamos en gran parte, porque él no nos entendía y quería cambiarnos. Leo era el tipo de
persona que siempre quería las fotos donde la Anita sobresalía, y jamás se lo dimos porque si no
iba a ser la foto “oficial” de Sony para vendernos. Todo lo que Leo proponía no iba con nuestro
propósito. Por mucho tiempo pensé que Leo era todo lo que uno odiaba del sello discográfico y
lo evitaba siempre. Entramos a este mundo con las dos manos atrás, porque no nos íbamos a dejar
ideas antes de hacer el disco
follar jamás por esta industria.
Claro, que ahora veo y entiendo la tremenda frustración que debe haber
sentido el Leo con nosotros. Su trabajo no es hacer arte ni mantener la
cultura hip-hop intachable. Es hacer un producto vendible para su jefe, Sony Music. Más encima venía
del mundo de los grandes festivales internacionales. Quería
desesperadamente que fuéramos algo de fácil consumo,
pero después de oír nuestro disco sin su intervención, nos
respetó tal cual éramos.
La versión de Vida Salvaje era rapera y simple. La temática de la canción era en realidad más
mágica que oscura Cambié mucho de una versión a otra. Cómo instrumental, creo que se para
por si sola, pero no cómo beat para las líricas que ya existían. Cometí un error ahí.
Cuando estábamos en el estudio preparándonos para grabar esta nueva versión, ordenamos a
los tres MC para tomar turnos. Seo entró primero mientras lo miraba nuestro invitado, MC Cinco.
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Sebastián era el hermano chico de una amiga, y Anita lo escucho rapeando y alucinó con su
energía, su flow y su voz.
Después que Seo se haya demorado menos de veinte minutos para entrar y grabar sus dos
versos, uno en español y uno en francés, entró el MC Cinco, que también se demoró re poco
para grabar sus versos. Le pedimos que hiciera dos versos bilingües, al igual que el Seo y Anita.
Era un niño de apenas catorce años cuando entró al estudio ese día para grabar, pero aprendió
rápidamente el lado técnico de la grabación y mató su verso en casi la primera rapeada.
En vivo siempre se usó la versión de Vida Salvaje, así que aparte de escuchar el beat un par de
veces mientras lo creaba, ésta era la primera vez que Anita realmente rapeaba sobre esta nueva
versión. Se puso detrás de la ventana, se colocó los audífonos y le pidió al Chalo que soltara el
beat, pero sin grabar, como para jugar un rato y entender la atmósfera nueva que tenía.
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Nos avisó que tenía una idea nueva y que estaba lista. Me apoyé con los brazos al otro lado de la
ventana y me puse a escuchar la grabación. Me dio risa… Me recuerdo que me reí porque la Anita
claramente estaba agarrándonos pal weveo.
Jajaja… esperé que terminara su rapeada al más puro estilo de Lord Have Mercy de Flipmode
Squad, y cuando terminó, le dije usando el micrófono en la mesa de sonido en la sala de control,
“ya poh, ahora en serio”. Me dijo que eso fue en serio… me reí de nuevo. Oka, jaja, ya poh, ahora
sí, pero en serio.
Se puso seria y dijo que quería hacer algo diferente. No quería discutir con una ventana entremedio,
así que salí de la sala de control y entré al módulo de grabación para conversar con ella. Me dijo
ahí que el beat no le llamaba la atención y no se sentía cómoda rapeando en la canción. Ya no le
gustaba. Le pregunté si podríamos entonces por lo menos dejar el coro. Ningún problema me dice,
y así es cómo pasaron dos cosas: 1, la canción para Aerolíneas quedó sin versos de la Anita, y 2,
empezó una relación contraria entre yo y Anita, musicalmente hablando.
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Cuando le pregunté a la Ana sobre esto, ni siquiera se recordaba. Yo siempre me he sentido mal
con no haberle dado la oportunidad de hacer algo diferente. Al parecer no fue tan grave la cosa,
pero si fue una semilla de diferencia que empezaría a crecer y hacerse notar más a través de los
próximos meses.
Maestro Chalo
¡Esta era la primera vez que estaba haciendo música en un estudio! No sabía qué se podía y qué
no se podía hacer ahí. Lo más importante para mí era que el Chalo no me hiciera lo mismo que me
habían hecho en la creación de Ser Humano. No conocía mayormente al Chalo, así que tampoco
tenía una comunicación fluida y abierta con el aún. Mientras pasaron los días, dejé de ser defensivo
y rápidamente fuimos ampliando el flow de trabajo.
“Trabajar con Cenzi, super bien, nos entendimos super bien. Sus
ideas fueron bienvenidas, y las mías también. Hicimos buena dupla
produciendo, se gestó un buen trabajo..” - Chalo G, 2019
Yo estaba en el mejor lugar de mi vida. En un estudio, conociendo cómo funciona Protools y cómo
“producir” una canción con uno de los mejores ingenieros y productores de esta época. Chalo
proponía efectos, cortes, distintas formas de grabar según la canción que trabajamos y, en teoría,
si a alguien no le parecía, no se ponía. Pero en general, estábamos tan volados con la dopamina
en nuestro sistema, que nunca dijimos que no. Además, Chalo iba entendiendo nuestro sonido tan
rápidamente, que nunca propuso algo desastroso.
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Las dos grandes instancias que trajo Chalo al disco que estamos celebrando veinte años más
tardes son en los temas: Alquimia y Vidas Entrelazadas, y en los dos casos propuso un arreglo
musical.
Patricio Pailamilla es un trompetista que trajo Chalo para sumarlo al tema Vidas
Entrelazadas que, hasta entonces, sonaba bien pelado. Otra
sugerencia interesante de ese tema fue hacer que Seo y Anita
grabaran sus versos al mismo tiempo. El resto del disco, siempre
fueron grabando por separado para que no sangraran sus voces
en el micrófono del otro y así hacer más difícil una mezcla
profesional. Pero Chalo entendió que, en esta canción,
se tenía que grabar para mantener la onda
amistosa presentada en las líricas.
En cuanto a la base musical que
yo había presentado, era bien
funky, pero pobre en profundidad.
Squat le puso un scratch a tono
con una voz de mujer cantando,
pero no fue suficiente para darle
fuerza a la canción. La suma de las
trompetas fue exactamente lo que
necesitaba, y el Chalo lo identificó.
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Vidas Entrelazadas
Ahora lo rescatable, para mí, de esta canción, no fue nada de lo que les acabo de escribir. Lo que
aprendí fue un método de grabación que hasta el día de hoy lo hago cuando grabo instrumentos.
Chalo le puso la canción una vez en los audífonos al Patricio para que lo fuera conociendo. Luego
le pide que toque lo que quiera mientras suenan los tres minutos y medio de la canción. Patricio
se acomoda y empieza a tirar notas y líneas melódicas y motifs. Chalo le dice que grabe otro
más igual. Cuando termina, escuchamos la suma de estas dos grabaciones de notas esporádicas
juntas y, acto seguido, vamos borrando las notas que están de más. Tanto Patricio como nosotros
estamos contentos con el resultado. Patricio nos tira una idea loca. Coloca la sordina para la
trompeta y vuelve a grabar una tercera línea de notas. Para un par de momentos en la canción
deliberadamente grabamos notas para rellenar espacios específicos. Cómo “tranquilidad, paz y
amor, hermandad”, Trompetazo. “Amistad, luna y sol, toda atmósfera”, Trompetazo. La canción
“Ragtime” de Run DMC es una de mis favoritas, así que alucinaba con que terminara la canción
con un solo de trompeta bien elaborada.
Alquimia
Alquimia era la otra canción que Chalo afectó profundamente. Esta canción fue casi hecha al cien
por ciento en el estudio, dándole mucha participación para coproducción entre Chalo y, esta vez,
Squat. Durante esta canción, solo me sentaba al fondo a jugar Starcraft y escuchar las maravillas
que ocurrían.
La primera maravilla que escucho es la fusión entre Anita y Víctor Flores. Anita tomó bastante el
mando de producción de voces en los coros y versos que se entrelazan durante la canción. Flores
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tenía más experiencia que nosotros en cantar ganchos, habiendo recién terminado de co-crear
durante ese mismo año ‘99, “Desde el Mundo de los Espejos”, el último disco de la Pozze Latina,
así que su experiencia fue muy bienvenida. Víctor nos tiró la idea de sumar una trompeta al tema
Alquimia, pero, a diferencia de “Vidas Entrelazadas”, esta trompeta la hizo él, con su boca y
garganta a través de una mano apretada y un mic al otro lado, captando este falso instrumentos
de viento.
Lo pasamos muy bien grabando todo lo que teníamos preplaneado para la canción, pero Chalo
tenía una idea mejor. Chalo llamó a sus amigos del grupo “Chancho en Piedra” e invitó a Pablo
Ilabaca y Felipe Ilabaca a sumar bajos y guitarras respectivamente.
La canción tomó un rumbo muy diferente con esta inyección de funk. Siempre decimos que esta
es la canción del Squat, ya que él la trajo a la mesa, pero en realidad, la canción fue una receta de
varios increíbles artistas trayendo sus mejores ingredientes a esta sopa de funk.
No todas las canciones del disco tienen una historia de origen tan entretenida. Más de la mitad
de las canciones era una fórmula simple: Importar pistas musicales por separadas al Protools,
premezclarlas un poco, grabar a los MC por separados, sumar a los scratches del Squat, apretar la
canción con otra mezcla más, y listo para la masterización final.
Aun así, en casi todas las canciones, le pusimos un toque gracioso que se nos haya ocurrido ahí
mismo. Vamos ver cómo está mi memoria y les cuento cuáles me recuerdo.
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La Rosa de los Vientos, In Loco Parentis, Un Dia Cualquiera, La Mision
En La Rosa de los Vientos, Anita y Seo ya tenían claro el coro del tema, pero al finalizar sus
grabaciones de las canciones, Anita pidió permiso para jugar con una idea de melodías, y
terminó inventando un segundo coro que quería dejar para el final de la canción, y también el
“du du duuu du du duuuu”. Chalo fue el que dijo que era tan bueno que debería ser parte de
todos los coros. Por eso en la canción hay dos partes del coro, la primera con Seo y, la segunda,
solo Anita cantando. Yo también metí un beatbox en una sección vacía de la canción. Soy MUY
lejos de ser bueno, pero me encanta hacer beatbox. ¡Estoy muy orgulloso de haberlo grabado
en esta canción!
La guitarra que usé en In Loco Parentis es la única guitarra que he tenido toda mi vida. Con esa
misma grabé las guitarras de “Viaje Sin Rumbo”. Esta canción la teníamos muy bien preparada
antes de entrar al estudio y hacerla de una. Lo bonito e inesperado de esta canción fue el sonido
de ambiente de niños jugando en una plaza.
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Entre todos estos sonidos, quise sumar uno chistoso al disco, un sonido que pocos han oído.
Puse el del Pedro Picapiedra cuando para su auto al final del último track “Aterrizaje”. Encontraba
chistoso imaginar al cartoon que vi toda mi niñez, Fred, parar un avión con sus pies.
En un Día Cualquiera pusimos más sonidos de pájaros, calles y buses por las calles. Esa canción
también incluye ese factor de sorpresa en su creación. Simplemente por coincidencia, B-Side
había ido al estudio a mostrarnos el avance que tenía para el diseño de portada, cuando la Anita
lo invitó a decir “Oye porque no hací una cosa más deskiziaadaaaa”.
De todas las cosas que fuimos sumando e inventando en el momento, el más mágico para mí
ocurrió en La Misión. Grabamos las voces con mucha tranquilidad y paciencia. En esta canción
yo tenía un verso rapeado, pero yo no era rapero. Anita me ayudó mucho con mi verso, se paró
conmigo todo el rato y me ayudó sacarlo adelante. El Seo y Squat me daban aliento desde el
otro lado de la pantalla. Me sentí apañado y orgulloso. Justo llega el Titín con las comidas de esa
noche y todos salimos de la sala con un fervor de felicidad y complicidad. Mientras preparaban
todo, yo, de puro metiche, me di cuenta que la Sala A, la más grande del estudio, estaba abierta.
Me metí para verlo junto al Squat. El grupo legendario Inti Illimani estaba grabando
durante el día ahí y habían dejado sus instrumentos para seguir
grabando el próximo día. Yo recogí una guitarra y la toqué para
saber qué tan diferente suena una guitarra profesional versus
la mía. Fue tan suave y profundo el sonido, como seda para el
oído. la agarré y la tomé prestado por unos minutos. Le pedí
al Chalo que me dejara loopeando la canción en los
audífonos, pero con un micrófono abierto para la
guitarra. Los dos saltamos la cena esa noche y
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grabamos las guitarras que suenan en La Misión. Todo lo que toqué en esa canción, lo inventé
en el momento, y hasta hoy son de mis melodías favoritas para tocar en guitarra.
Me encantaría poder contarles un super cuento sobre cómo se grabaron En Paro con Epicentro,
o La Saga con el Vanbuda y DJ Borna, o cualquier otro tema que no nombré en este capítulo,
pero en realidad, no fueron situaciones muy complejas, sino simplemente canciones muy buenas
con estructuras sólidas y bien ensayadas. Claro que nos dimos el tiempo de producirlas. Chalo y
Squat metieron ese puente de trompetas entremedio de los versos en En Paro, y Buda trajo una
cinta de VHS donde sacamos las voces anti-neonazis que aparecen en La Saga.
Las últimas canciones que hicimos fueron cuatro. Con Elegancia, El Poder, Despegue y Aterrizaje.
Cenzi y Vanbuda
de alguna manera, ¡y al final termino ahí! Chalo armó la batería al cien por ciento, y Pablo tocó el
riff con su guitarra eléctrica.
Pablo León era la pareja de mi hermana Isa en esa época, y después compartió un departamento
con el Seo. Pablo era director de cine y nos hizo el video de “Ley de Némesis”. Luego se ganó un
tremendo premio en MTV con el video de futboleros versus breakers para Los Hermanos Brothers.
Llegó a sobrar tiempo en el estudio. Solo por eso probamos una canción que no teníamos lista, “El
Poder”. Fue una pista musical terriblemente confusa, y era tan fea que la Anita no quiso ser parte
del tema ni de la grabación. Años después, y sigue sonando horrible.
Con Elegancia fue una canción que no íbamos a grabar en el estudio porque al haberlo creado
en mi casa con Cool Edit, ya no tenía las pistas por separado para mezclarlas con el Chalo. Nunca
las pude recrear durante la creación de Aerolíneas porque se me había olvidado cómo lo hice,
pero en el momento de pasarlo directamente desde mi computador, nos dimos cuenta que, con
un poco de post-mezcla del Chalo, sonaba perfectamente permisible para ser incluido al disco.
O sea, después de meses peleando con Cubase, y preocupado por tener todo por separado, y
pensando que quizás yo no sabía mezclar los sonidos bien, ahora tenía la prueba que todo eso era
una mentira. Terminé la grabación de Aerolíneas Makiza con el mejor elogio posible: mi sonido,
usando Cool Edit, era (casi) tan bueno como Protools y la mezcla de un profesional.
Lo que requiere sacrificio y dedicación
Hacer del rap mi profesión, una vocación
Hoy, en el 2019, los músicos depositamos la fe en que nuestras canciones van a generar
reproducciones, que luego nos pagan suficiente dinero para generar una entrada mensual para
vivir de lo que más amamos. Algunos más ambiciosos tienen fe en que sus actuaciones en vivo
sean tan impresionantes que puedan tocar cada fin de semana en alguna tarima para luego recibir
una compensación justa y vivir de lo que más aman. Hay fe en los podcasts, en los videos subido a
YouTube, en los programas de influencers y youtubers, en todas las creaciones digitales, porque por
fin en Chile y en el mundo se puede generar dinero de la música. En 2019 es mucho más factible
tener un sueldo mensual haciendo música que en 1999.
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En mi camino con mi fe, en mi destino morirme
Lo que quise, lo hice por mi
Venimos de una época en que solo los Tiro de Gracia habían logrado tener un éxito comercial.
También estaban los Tetas y los Chancho en Piedra, pero los meto al mismo saco de “rock, funk
y pop usando rap, a veces”, y a pesar de que les funcionaba a ellos, eso estaba lejos de lo que
hacíamos y aspirábamos a hacer. La Pozze Latina y los Panteras Negras estaban aún segmentados
en un nicho de “raperos”, sufriendo de estereotipos de poblacionales, de delincuentes, etc., que
no les abrían muchas puertas.
Solo puedo hablar por mí cuando digo que lo único que me ha interesado ganar desde que
empecé en esto es el respeto de mis pares.
La fe en hacer las cosas bien, representar correctamente a la cultura hip-hop que me ha dado
amigos, ¡momentos que me ha salvadon la vida en más de una ocasión!
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Valdivia me ubicaba, ya que mi abuela vivía ahí en los bloques. Sali a la calle y,
en menos de cuatro cuadras, veo a un tipo caminando hacia mí. Cometí el error
de mostrarle miedo y crucé la calle. El cruzó. Me preparé mentalmente para
lo que venía. Cuando estaba cerca, yo le dije “oye loco, ¿te conozco? Voh soy
rapero, ¿no?”
“De dónde, si hermano, soy rapero”
“Si, me recuerdo de ti, estuve carreteando con los cabros de la Santa Carolina
y estabai en la plaza, yo soy Cenzi, uno de los raperos de Makiza, no sé si nos
ubicas”
“Weeeena hermano, menos mal que hablaste, casi te asalto. Vamos, te dejo en
el paradero de micros mejor, sino otro te va asaltar”
“Ya, vale hermano. Oye, mañana tenemos un evento en la Batuta, déjame tu
nombre y te dejo anotado +1”. Nunca llegó.
Y así, una vez más, el hip-hop me salvó la vida. Yo jamás lo había visto, y creo
que nunca carreteé con nadie en la Santa Carolina, solo sabía que era por ahí y
que el Zeckis y el Simpsone lo habían pintado.
Sé que suena repetido, pero el rap era mi vida. Hacer rap era simplemente algo natural. No
recuerdo haber pensado en qué forma puedo sacarle una vuelta más comercial al proyecto que
teníamos. Solo quería hacer música.
Creo que todos los de Makiza solo querían hacer música. El poco interés en lo comercial se refleja
en nuestro éxito en ventas de los cassettes que fabricamos de Vida Salvaje donde ni siquiera se
nos ocurrió seguir sacando más discos para generar más dinero cuando se acabó el stock.
Culpo a esta inocencia a varios factores; lo novato, la edad, la condición no comercial en que
había estado el rap en Chile previo a TdG, y mi amor por la cultura que me había recibido en Chile.
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Sea como sea, cuando firmamos con el Sello y por primera vez ya no éramos cuatro, nos fuimos
sumando personas al equipo de trabajo, y todos querían una tajada.
El primero en sumarse a Makiza fue el sello. Al pagar por el estudio, el ingeniero, todos los gastos
ejecutivos y luego todo lo que involucra fabricar, distribuir y vender nuestro disco, se quedaron
con noventa por ciento de todo eso. ¡Y eso que negociamos! Querían darnos un ocho por ciento
dividido en cuatro partes iguales. Para que entiendan, Sony fabrica y vende un CD a una tienda en
aproximadamente tres mil pesos. La tienda lo vende en diez. La tienda gana siete mil pesos. Sony
gana el noventa por ciento de los tres mil, dejando trescientos pesos para los cuatro de Makiza.
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Los segundos en sumarse fueron Warner Chappell Publishing. Ellos básicamente nos dicen “si la
canción suena en la tele o en una película, ¿quién va ir a recaudar el costo de eso? ¡Nosotros! Nosotros
vamos a defender tu música por sólo el cincuenta por ciento de lo que entra.” Pero, ¡espera! La SCD
hace casi exactamente lo mismo, pero como es una entidad oficial de Chile, cuando suena una canción
en la radio, por dar un ejemplo, la SCD se queda con su tajada primero y luego le paga al publishing
que reparte. Entonces, a fin de mes, cuando tienen el dinero listo para pagarle a los músicos detrás
de las canciones, primero se va un porcentaje a la SCD, otro a al publishing, en nuestro caso Warner
Chappell, y al final nosotros. Por cada trescientos mil pesos que yo genero con mi arte, en realidad me
meto aproximadamente sesenta mil en la billetera después de todos los recortes.
Hasta ahora, Sony nos saca de las ventas de los CD, cassettes, vinilos y streaming; y entre la SCD y
Warner Chappell nos sacan mucho más del cincuenta por ciento de la entrada por fonomecánicas, o
sea cuando y donde lo tocan en radios, en vivo, en bares y cafés, etc.
¿En vivo? Si. Cuando tocamos en vivo, tenemos que pagarle a la SCD por nuestras propias canciones,
ellos se quedan con un pago no menor y, de ahí, nos devuelven una pequeña parte. No sé si reír o
llorar.
Ahora, hablando de tocar en vivo, tenemos más gastos. Antes éramos cuatro que llegábamos en micro
a las tocatas, y ahora viajamos en van con sonidista, roadie y manager.
Tuvimos varios sonidistas durante nuestro crecimiento y apogeo, y no recuerdo cuánto ganaba cada
sonidista en cada show, porque siempre iban variando. Me imagino que nunca fueron mal pagados.
Chalo fue el primer encargado de sonido. ¡No hay nada mejor que viajar y tocar con la persona que
acaba de hacer todo el sonido del disco!
153
Chalo G y Titin
Lamentablemente, Chalo necesitaba volver a trabajar en el estudio. De ahí paseamos por varios
sonidistas más hasta llegar a uno de mis favoritos, el Rodrigo “Pirinola” Barrientos. Pirinola era
medio punk para el sonido. Cero rap. Pero me gustaba esta actitud de “no me importa ni una
mierda” que tenía mientras hacía sonido con un chela en una mano y con la otra en la consola.
Me imaginaba que Makiza era como una pega “entremedio” que tenía mientras esperaba que le
saliera algo de verdad, porque ni él ni el grupo hicieron el más mínimo esfuerzo de conocerse. No
me incluyo, porque yo pasaba todo el rato al lado de los sonidistas ya que a pesar de ir a todas las
tocatas de Makiza, me subía a veces para solo tocar la Misión y, a veces, apoyar un par de temas
más. En todos los casos, después supe que Pirinola tenía un status bastante legendario y respetado
en el mundo punk rock, y me alegré de saberlo porque me caía muy bien el tipo y en nuestro
mundo no lo pescaron ni en bajada.
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Durante nuestro crecimiento en popularidad, también paseamos por managers, cada uno
ganando una parte de cada tocata que cobrábamos. En un principio fue el Titín el que nos hacía
las pegas de llamar, responder, organizar los horarios y después los pagos, y me consta que ganó
un porcentaje muy mínimo por hacer lo que hizo, si mal no me recuerdo, apenas el diez por
ciento. Titín empezó a darse cuenta de que Makiza era demasiado trabajo y, desde Sony Music,
donde también estaban Los Tres contratados como artistas, llegó la oferta de ser artistas oficiales
de la agencia de Romero y Campbell.
Fue increíble cómo en solo un par de años fuimos de tocar en gimnasios para raperos a telonear
al grupo Los Tres durante todos sus “últimos shows”. Hicimos una gira increíble con ellos, frente
a sus fans y, terminando esto, Los Tres se retiraron del escenario y Romero y Campbell nos
adoptaron como su nuevo artista principal. Ahora, en vez de Titín, íbamos a todos lados con
Mónica, que iba en representación de Romero Y Campbell. Era una señora chica, de pelo blanco,
y era tremendamente chora. No nos subíamos al escenario hasta que todo lo acordado estaba
bien. Menos mal que siempre se llegaba a ese punto.
Para acortar tiempos de montaje, empezamos a viajar con nuestro amigo Watong, un MC de un
grupo underground bastante conocido llamado Demencia Local. Teníamos un roadie, y nuestro
roadie se subía a rapear un par de canciones antes de Makiza a veces. Entre todos, éramos un
tremendo equipo de siete personas mínimo.
Hasta este momento estábamos tan ocupados con aprender y conocer cada nivel en esto de la
“fama y el éxito”, ¡que no nos dábamos cuenta de cuánta gente tenía las manos en los bolsillos
de Makiza! Y aún no nos importaba suficiente.
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Makiza entrevista con Sergio Lagos
Fue una época corta, pero intensa en que: firmamos un contrato con un sello, creamos un disco,
grabamos un disco, firmamos más contratos, viajamos todos los fines de semana, nos subíamos
a tocar e hicimos entrevistas sin cesar.
No estábamos estresados ni cansados. Pero al estar tan ocupados todo el rato, algo nos estaba
pasando, y no nos dimos cuenta. Fuimos como la rana de la siguiente fábula:
Si echamos una rana en una olla con agua caliente, esta salta inmediatamente
hacia fuera y consigue escapar. En cambio, si ponemos una olla con agua fría y
echamos una rana, esta se queda tan tranquila. Y si, a continuación, empezamos a
calentar el agua poco a poco, la rana no reacciona, sino que se va acomodando a
la temperatura hasta que pierde el sentido y, finalmente, muere achicharrada.
Seo Vivía en Los Pensamientos.
Seo vivía en Los Pensamientos. Así se llamaba la calle que queda cerca de Bilbao, por donde recorría
la micro amarilla de Makiza, la siempre tageada 428.
La Anita se podía subir a esa micro en Alameda y bajarse en La Reina a visitar a su pareja de esa
época, Zeckis. O yo la podía tomar afuera de mi casa, por Chesterton, para ir a ver al Seo. Más de
una vez me encontraba con ellos en la 428 camino a ensayar a la casa del Squat, al final de Vitacura,
justo donde la micro terminaba su recorrido. Y después de los ensayos, la 428 era cómo nuestro
chofer personal, dejándome a mi primero, Anita al último, y al Seo lo dejaba con Los Pensamientos.
Él vivía en la casa de una tía, que creo que lo que menos le interesaba era rap, pero, aun así, tenía
la amabilidad de invitar a un grupo de raperos a sentarse en su mesa a tomar once un par de
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veces. La brecha de entendimiento generacional era palpable. Pero eran familiares del Seo, y
demostramos un respeto mutuo, a pesar de lo incómodo. Seremos criado en distintos países,
pero a todos nos enseñaron a decir “gracias”, “por favor” y “permiso”.
La pieza del Seo era tan pulcra y organizada que más me quedaba maravillado con su orden
que con lo que hablaban el Seo con la Ana durante las juntas. Ellos podían estar trabajando las
letras de una canción y yo estaba ojeando todos los libros de Dune que tenía perfectamente
puesto en un estante lleno de stickers y tags. Sus lápices eran ordenados. Sus cuadernos donde
iba guardando sus dibujos, líricas, tags, dibujos de amigos, info importante…. Todos estos
cuadernos los tenía de lado a lado. Yo admiraba su orden.
No tiene, ni tenía TOC. Lo que tenía mi amigo era “buen gusto” y un respeto enorme por sus
pertenencias. Eso lo hacía organizado con su vida y siempre fresh con su vestimenta. El mismo
se describe así: “Creo que el hecho de que sea pulcro es parte de mi personalidad, todos mis
trabajos siempre serán pulcros, limpios y perfectos.”
Cabecilla de la Tropa
Tal como lo dice en su canción de In Loco Parentis, Seo ha vivido en muchos lugares del mundo.
Y cada vez que se cambiaba, tenía que botar o guardar todo lo que no cabía en una mochila y
una maleta. Vivir así te hace aprender una de dos cosas: o no le das valor alguno a lo que tienes,
total se va botar, o, al revés, valoras muchísimo las pocas cosas que puedes guardar. A mí me
paso lo primero, y al Seo claramente le paso lo segundo.
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Antes de los quice años, Seo ya había vivido en Chiloé, Canadá, Santiago y Suiza. Y con diferentes
familias. Con su mamá, su papá, su papá y su nueva familia, amigos del papá, una tía, otro tío,
y “así un lío”. En vez de ser criado sin sentido de responsabilidades, y a la deriva, Seo terminó
tomando la ruta de una persona con control sobre su espacio y tiempo.
La familia de Seo es chilota, pero al separarse los papás cuando aún era chico, Seo vivió su
primer cambio al irse a vivir solo con unos tíos en Puerto Montt. En un momento de su niñez se
fue de vacaciones a Suiza y se terminó quedando durante seis años.
Al llegar a Suiza, su papá estaba viviendo con una nueva familia. Tuvo que aprender a convivir
con esta situación, compartiendo pieza con una nueva media hermana. Cuando su papá se
Todo esto, antes de los dieciséis años. Ya era un mini hombre, a tan temprana edad, entendiendo
el gran axioma de causa y efecto, pero a nivel de autorresponsabilidad. Conozco varios que a los
cuarenta años aun no lo conocen.
Fue justo en su adolescencia cuando su papá lo echó no solo de la casa, sino del país. Seo llegó
a la casa con malas notas del colegio y su papá no encontró mejor castigo que pescar el teléfono
y llamar a una agencia de viaje para comprarle un pasaje de ida a Chile, y justo para el día de su
cumpleaños. Según el mismo Seo, este fue uno de los peores días de su vida. Y claro, cómo no
lo iba ser, sacar a un joven de su ambiente justo durante su desarrollo de adolescencia. En menos
de una semana Seo ya estaba viviendo en Chiloé. Y cómo cualquier otro joven, estaba sufriendo.
Pero a diferencia de cualquier joven en Chiloé, Seo pesco un lápiz y papel y escribió su primera
letra “Yo Soy el Único”.
Siempre fue el más responsable entre los amigos, tanto la CFC como la DMS como Makiza.
Siempre cumplía primero y el carrete segundo. En los casos más extremos, al terminar de carretear
se iba directamente a trabajar, ¿pero fallar? Nunca. Un ejemplo de esto pasó cada tarde que
tuvimos arrendada la sala para la grabación de Aerolíneas. En esos meses, Seo ya había vuelto a
cambiarse (sí, por millonésima vez) a Rancagua con su papá donde trabajan ambos en Agropollo.
Terminaba su trabajo, se subía al auto de su papá y llegaba hecho una bala a Santiago para
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pasar horas grabando. Y después del estudio, de vuelta a Rancagua para dormir pocas horas e ir a
trabajar a las ocho de la mañana. Nunca le falló a nadie.
Después, hubo una época en que yo viví con Seo en Vicuña Mackenna, a cinco minutos de mi
amado barrio Bellavista, y ahí viví la experiencia de la vida organizada del Seo. Siempre había
tiempo para compartir una cerveza, un bongazo, unas rimas y risas…. Pero luego, se retiraba para
su cuarto para cumplir sus deberes. Una pura vez salió en boxers a retarnos a todos, a que nos
calláramos ya que era un día martes y eran las tres de la mañana. Yo estaba en pleno plan de webeo
ya que llevaba meses viviendo solo por primera vez, y Seo venía viviendo solo desde joven.
Quizás por esto mismo, la madurez a tan temprana edad, de hacerse valer por sí mismo, Seo tenía
la naturalidad de ser líder, el cabecilla de la tropa. Pero a su manera muy particular. Organizado y
todo bien documentado. Anita, en ese sentido, era casi lo opuesto, y se notaba especialmente en
cómo escribían sus líricas.
El Caos y el Orden
Seo y Anita se juntaban en sus piezas para escribir las canciones. A veces los miraba
acostado al lado del gato Mizuko en la pieza de la Anita, y a veces los escuchaba
sentado en el escritorio de la pieza del Seo mientras dibujaba alguna cosita,
pero sea donde fuera, no decía nada ni creo haber opinado mucho
sobre sus rimas. Rara vez las temáticas salían de los títulos
de los instrumentales que enviaba (como por ejemplo
Con Elegancia, que llevó ese nombre desde su
nacimiento cómo beat), más comúnmente eran
163
frutos de una conversación previa.
Llegamos a tener una lista de temáticas
de qué queríamos escribir, e íbamos
rellenando, y muchos de esos
quedaron sin nunca terminar, ¡y
muchos ni empezar! Una de las
primerísimas ideas que me recuerdo
que tiró la Anita, fue con una pista
épica, que hablaba de ser bruja y
el Seo un brujo. No se hizo, pero si
terminaron haciendo Kremakiza
ese día. Otra canción era con los
Panteras Negras. Esta canción
hasta estaba inscrita en la SCD, ¡y
nunca existió! Lo planeamos hacer,
le pusimos el título “Sobre Hombres
y Cobardes” y cuando estábamos en
plena burocracia entre las compañías
de Publishing y la Sociedad Chilena del
Derecho de Autor (SCD), lo anotamos
cómo una canción que íbamos a hacer,
y se coló entre el resto del disco de
Aerolíneas. Por años me enviaban emails
pidiendo registrar las letras o música. Al
final nunca siquiera nos acercamos a
conversar de la idea de hacerlo.
Anita y Seo tenían formas abismalmente diferentes para plasmar sus líricas al papel.
Podía ser en medio de una fiesta, durante una llamada de teléfono o en cualquier otro momento
en que estábamos juntos, pero siempre partía diciendo lo mismo: “estoy pensando en una canción
sobre una temática X, qué te parece esto”, y se ponía a rimar.
Anita tenía una memoria impresionante. Partía rapeando, difícilmente recordándose de cada
palabra, y cuando se equivocaba, solo retrocedía un par de palabras y seguía. Y a veces se le ocurría
otra palabra y la forzaba entremedio, re-rapeando la rima entera hasta que le salía. En el fondo, yo
era su papel, y su voz en el aire era el lápiz y goma con que iban escribiendo y corrigiendo. Nunca
oía la versión final porque la próxima vez que me lo rapeaba, ya había evolucionado tanto que
incluso ya no tenía ni la misma temática. Esto pasó cuando me rapeó una canción de su disco solista
“Los Peces Gordos No Pueden Volar”. En ese momento escuché una canción muy diferente a la
que salió en el disco, la primera versión claramente dirigida a gente de la industria, y la versión del
disco era más un mensaje o sugerencias para su hijo. Y, otra cosa, te mentiría si te dijera que alguna
vez la viera escribir en papel sus líricas.
Seo, ordenadísimo como siempre, tenía una colección de cuadernos donde escribía sus versos
en lápiz tinta, rara vez con errores ni cambios de palabras. Él lo pensaba y lo rimaba calladamente
mientras iba escribiendo lentamente, tratando cada palabra exactamente con la misma importancia
que la previa. La letra escrita del Seo es lejos la más perfecta que he visto en mi vida. Una vez vi un
documental sobre Rakim, el God MC de Nueva York, y mostraron cómo él ponía números al final
de sus rimas (4, 8, 12, 16), y me hizo recordar que el Seo hacía lo mismo. Estructurado mi amigo.
El Cerebro de Makiza
Pero decir que Seo era nuestro líder y que se encargaba de hacernos funcionar sería una falta de
respeto hacia los otros tres. Increíblemente, lo analizo ahora y entiendo que éramos los cuatro
con actitudes de líderes, de carácter independientes, pero a la vez muy tolerantes. Makiza era
una maquina eficiente, pero muchas veces gracias a la organización del Seo. El primer disco,
Vida Salvaje, lo hicimos en gran parte gracias al Seo y su necesidad de registrar lo que habíamos
producidos hasta entonces. Ahora, al escribir este libro, lo hago sabiendo que el Seo tiene la gran
mayoría de cosas guardadas y, te apuesto, en orden cronológico. Así siempre fue. Contábamos con
ese don del Seo de tener todo bajo control.
Anita, tenía todo bajo control, pero a SU manera, en SU cabeza. Trabajaba en ese tiempo un poco
parecido a mí, de manera visionaria. Envisionaba algo y lo iba logrando a su tiempo. Y eso al Seo,
me imagino, lo volvía loco, no saber en qué estábamos de manera absoluta y tangible. Squat, en
este sentido, era más parecido al Seo, y no sé si mi memoria me falla, pero parece que hasta tenía
un cuaderno donde iba anotando los scratch que iba a hacer: en qué tema y que vinilo.
Tener a cuatro personas remando para el mismo lado, nos acomodábamos de diferentes maneras
y en ciertas posiciones para avanzar sin problemas. Y sin necesariamente caricaturizándonos.
Creo que, de todos modos, un periodista en el 2000 supo cómo mejor describir al Seo cuando lo
presenta en el reportaje que salió en la publicación de “El Mostrador”:
Durante los últimos meses de Makiza, Squat (Jean Paul Hourton), nuestro siempre gracioso DJ,
había sido adoptado en la escena electro y pasaba pocas horas con nosotros fuera de lo que eran
horas de ensayo de Makiza y conciertos. Estaba de DJ y percusionista del grupo Pánico junto a los
tremendamente creativos Edi Pistolas y Carolina Tres Estrellas. Como la escena musical en Santiago
era tan chica en esa época, estos dos de Pánico compartían vivienda con Mona, una de las dos
raperas de las Corrosivas.
Años antes de Makiza, la Mona era parte de la DMS. Lo que le hicimos a la Mona, creo yo, y con una
mirada mucho más madura, era una cacería de brujas. Cuando éramos unos niños entre dieciocho
y veinte años, la Mona tenía una actitud Matriarcal muy firme e incómodamente notable a veces, y
quería llevar a la DMS en una dirección más profesional, más responsable y más productiva. Pero
imagínate una pieza llena de machitos, preocupados de juntar monedas para tomar pisco y comprar
prensado… lo que MENOS queríamos era una madre diciéndonos lo que teníamos que hacer. No
supimos cómo afrontar a la Mona, claramente no fue el momento adecuado, y tomamos una decisión
menos adecuada aun; la echamos del crew. Mal, muy mal. Quién sabe qué hubiéramos hecho si le
169
hubiéramos hecho caso a la Mona. Cosas que uno
aprende con la madurez del tiempo.
Squat fue el primero en irse de Makiza de forma permanente, y BIEN permanente. Nosotros tres,
Seo, Ana y yo, seguimos de alguna manera u otra viéndonos hasta el día de hoy, pero con el Squat,
nunca más tuve mucho acercamiento. Creo que primordialmente fue porque no volvió a Chile, como
lo hicimos la Ana o yo, que ambos vivimos fuera de Chile por varios años después de la separación
de Makiza.
En los últimos cinco años ha venido varias veces con su proyecto electrónico, Compadre, junto al
Rodrigo Castro. En esos momentos, nos hemos podido reconectar un poco más. En una de esas
juntas me contó sobre sus pruebas y tribulaciones como músico de Pánico en Francia.
1 - Lo que le había tocado vivir en Francia fue mucho más intenso de lo que yo creí. No es por
pintarlo como el super mega carretero, pero digamos que mis noches escuchando rap con la DMS
171
mientras tomábamos chela y echábamos humo del prensado al aire, era Plaza Sesamo comparado
con el Squat. Ya me lo imaginaba, pero que él me contara en detalle, era aún más espeluznante.
El día que Squat escriba su libro, les contará lo que él quiere contar.
2 - Que el Squat ya no era un cabro chico. Siempre lo miraba pa’bajo. No paternalmente, sino
más fraternalmente, como un hermano mira a un hermano chico. ¡Pero solo tenemos dos años
de diferencia! Me costó borrar ese trato que le tenía, aunque quizás él ni se diera cuenta, ¡yo
sí! Estaba extremadamente sorprendido con lo maduro y adulto que era, contrario de lo que yo
pensaba de él, ¡tanto por la diferencia de edad más el primero punto de más arriba!
3 - Makiza fue una época chica comparada con Pánico. Ana y Seo estuvieron casi dos años más
con Makiza al volver a juntarse. Y yo siempre tuve proyectos chicos que duraban lo que duraba
la producción de un disco y next. ¡Pero Squat estuvo más de diez años con Pánico! Y no solo el
tiempo que transcurrió importa en este punto, sino la calidad de tiempo que pasaron juntos cómo
grupo punk/rock/electro/latin-sound-system/chileno en Francia.
O sea, ya no era el mismo Squat con el cual hacíamos música cuando chicos. Sin embargo, era
EXACTAMENTE el mismo. Seguía con el mismo lenguaje jovial e irrespetuoso para hablar, con
chuchadas metidas entre medio de las palabras, saliendo como las opiniones les salen de la boca
de los borrachos: incisivos y golpeantes. Es como si nadie en Chile le hubiera enseñado que no
se dice “ándate a la chucha” en la mesa mientras se toma once. Es más, si alguien le dijera eso al
Squat, le respondería con un “ándate a la chucha”.
172
Ahora, de nuevo, no lo quiero pintar
como un grosero, porque no lo era. Pero
entre amigos, es muy liberal para hablar,
y no se censura entre conocidos. Cuando
estábamos sentados en reuniones, no
hablaba de la misma manera, pero era el
que rompía los silencios con preguntas
importantes. Squat nunca le teme a
nadie cuando conversa y, por eso, en el
proceso de creación era tan importante
tenerlo cerca. Porque nos iba diciendo
inmediatamente lo que no le parecía
bien y, al revés, lo que sonaba bien.
Jean Paul corría con chalas todo el día para no pisar corales venenosos por las arenas de Mauricio.
Este país es apenas una isla flotando en el Océano Índico, cerca de otra isla, Madagascar. Es un
paraíso con lagunas, montañas y playas. Y solo alcanzó a gozar de la paz hasta los cinco años. De
ahí saltó hacia el continente de África y conoció una durísima realidad.
En Mauritania, el calor del desierto del Sahara era ahogante. Para escapar del calor, iban a la playa
con la familia. Pero es muy diferente que las playas chilenas. Acá eran kilómetros y kilómetros de
arena e incluían postes donde ponían personas para fusilarlos. Fue una niñez cruda y exótica. Por
las tardes, Squat tenía otras enseñanzas de la vida en el Sahara: un vecino musulmán que tenía
varias esposas y que por las tardes se acostaba con ellas en un lugar que se veía desde su casa.
En una excelente entrevista hecho por Sergio Paz en la Revista del Domingo, le preguntó ¿Qué tal
el barrio donde viviste en Mauritania?
Loco. Tenía un vecino belga que vivía con su tatarabuelo. Un hombre que
cultivaba cocodrilos para venderlos y los tenía en unas piscinas, pero de repente
se le escapaba alguno. Un día, en la cañería de nuestra casa escuchamos unos
ruidos muy raros, así que mi papá y una persona que trabajaba con él abrieron la
cámara. No se veía nada, pero de repente aparecieron dos ojos. Era un caimán
amorfo y gigante que había crecido ahí. Como el tubo de la cañería era chico,
el bicho había crecido todo doblado. Se alimentaba de desechos y tenía un olor
asqueroso. Era una cosa horripilante.
174
La familia luego partió a Buyumbura, la capital de Burundi, un país de África conocido por una guerra
sangrienta entre los pueblos Twa, Tutsi y Hutu. Los brotes de limpieza étnica y, finalmente, dos guerras
civiles y genocidios durante la década de 1970 y nuevamente en la década de 1990, dejaron al país
sin desarrollar y a su población como una de las más pobres del mundo. A este país llego Squat a vivir,
aun siendo un niño.
Así describió sus dos años en Burundi:
Cada tres o cuatro meses había un golpe y nos evacuaban a París. Lo peor es que justo
frente al colegio estaba la Presidencia de Burundi, y una vez hasta cayó una granada
en el colegio. Por eso todos llevábamos cintas de colores, y así sabían en qué barrio
vivías cuando llegaban los aviones a buscarte. Cada vez que había un golpe llegaban
los comandos franceses y, como en el colegio había colchonetas, nos quedábamos a
dormir ahí mismo. Durante esos dos o tres días no podíamos ver a nuestros padres y nos
alimentábamos de raciones militares. No podíamos salir porque afuera estaba el caos.
175
Squat vio mucho durante los primeros diez años de vida. Muertos a
machetazos o a balas. En este punto de su viaje, Squat ya tenía
tornamesas y cientos de horas de ensayo, ya que durante los toques
de queda no podía hacer nada más que eso, mientras de fondo su
subconciencia iba grabando todos los sonidos de las bombas y
balazos. Y uno de esas balas, llegó a sonar al lado de su oreja.
Uno pensaría que el cuento termina ahí. Pero no. Estuvieron entre Ruanda y Burundi
por un par de años más, y luego se fueron al país de Malí. Era igual de pobre que los
otros países, pero Squat lo sintió mucho más tranquilo, y se encontró con el Jazz allá. Mali
fue una experiencia mucho más nutritiva que combativa:
En una ocasión fuimos donde los dogon, una tribu nativa. Siempre estábamos
yendo de un lado a otro y al final teníamos una técnica; como Mali es un ex país
comunista, allá todos los milicos son corruptos. Así que cada vez que viajábamos
176
cargábamos bencina, agua y cajas de Marlboro para darles a los
militares que alucinaban. Claro que no todo era fácil. En una
ocasión contratamos un guía que no era guía y nos perdimos
en el desierto, hasta llegar a un pueblo donde conocimos a un
australiano muerto de sed que recorría África en mountain
bike. En otra, fuimos a subir un cerro y mi vieja que había ido
con su poodle se quedó en el auto. Cuando llegué arriba
vi que el jeep estaba rodeado de tipos. Bajé a toda prisa y
resultó que la gente se quería comer el poodle de mi vieja
porque creían que era una oveja. El último lugar de Mali
donde estuve fue en Tombuctú. Pero allí no hay nada. Es
un mito. Para llegar ahí tienes que agarrar un avión en el
que caben 15 personas, claro que no puedes ir en cualquier
temporada, ya que las dunas se comen las calles. Luego
aterrizas y no hay más de ochenta casas, más una mezquita
que sólo puedes visitar si eres musulmán. Nada más. Es
horrible. Tombuctú fue el centro del comercio nómade. Había
mucho oro y diamantes, pero ya no. Ahora no hay nada.
Squat vio y vivió muchas cosas horrendas, pero, a la vez, ¡debe haber
visto unos paisajes extraordinarios! Conoció muchos otros países en África
y constantemente iba y volvía a París. Hasta que su mamá dijo basta, y se
volvió a su país natal de Chile. Pero, llegando a Chile, siguieron con el mismo hábito
de cambiarse de casa una y otra vez, pero por lo menos esta vez dentro de Santiago:
Conchalí, Recoleta, La Florida, Providencia, hasta terminar en Vitacura. Es chistoso, porque
cuando yo llegué desde Canadá a Santiago, lo encontré seco y me hacia falta ver más pasto, y
para Squat, que venía del Sahara, ¡lo encontró todo más verde!
Llegar a Santiago fue fácil para él. Me dice que cada vez que viene, Chile lo recibe con brazos
177
abiertos. Llegó a estudiar en la Alianza Francesa, en el mismo curso de un primo mío, Diego
Rodríguez Gabarró. Ahí conoce a la Anita, entre otras personas, y también conoce al Silvano
Henríquez. Si, el mismo Silvano que me paso el disco de IAM.
Silvano lo invita a conocer a la DMS, y los primeros en conocer al Squat son Seo2 y el canadiense
Diego Medina, aka Moog1. Squat inmediatamente se siente entre amigos ya que no solo son
raperos, pero además DJ, productores, MC y, generalmente hablando, personas productivas.
Nos hicimos todos amigos del Squat y, con el tiempo, la pieza del Squat era un punto de junta.
Yo podía aparecerme sin llamar y jamás había problemas con su mamá. Ella nos atendía con
juguitos, agua y siempre con una sonrisa. A veces me encontraba con el Seo y el Diego allá, a
veces con los Da Lonso que amaban el hip-hop francés e iban a pasar horas grabando de vinilo
a cassette. Mi amigo tatuador Noiz (del crew de Da Lonso) siempre se recuerda con cariño de
178
Diego (Moog1) con la DMS, en su estudio, con Seo2 (CFC)
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de Ser Humano, pasando horas compartiendo con Adonay, analizando el famosísimo Kurzweil
K2000. Hoy, en 2019, Diego continúa como siempre, y tiene un estudio gigante en Canadá
llamado The Old Confidence Lodge.
¿Por qué tengo que contarles esto? Porque Squat acompañó al Diego a todos lados y aprendió
todo lo que el Diego iba haciendo, y de esta manera fue la continuación del Diego cuando se
volvió a vivir a Canadá (y jamás se me olvida el saco de basura lleno de hojas de marihuana que
compramos para celebrar su último asado. Juan nos llevó con el Drago a La Pintana, ¡donde una
vieja nos cambió el saco por solo par de billetes de quinientos pesos!).
Se va el Diego y dejó dos espacios abiertos: uno de beatmaker y otro de DJ. Seo y yo hablamos
e invitamos al Squat a ser DJ del nuevo proyecto de un disco solista de Seo. Nos dice que si, y
empezamos a trabajar el día después que Diego se haya subido al avión.
Squat siempre era profesional primero, bueno para el “webeo” segundo. Pero ya al final de
Makiza, era un poco más al revés esas prioridades y, sumado a esto, Squat empezó a perder pelo
por puro estrés. Nos tenía realmente preocupados. Su mamá lo envió al psiquiatra, y ahí recién
creo que empezó a pensar cómo haber sido criado entre tanta guerra lo había traumado. Esta
nueva etapa de crecimiento coincide con nuestra separación de Makiza, con su movida a Francia
y con nuestro alejamiento como amigos.
A pesar de que lamentablemente no alcanzamos tener una amistad más madura, por lo menos
me quedo con el orgullo de haber tenido en nuestro grupo a un colega tan light pero sabio, y
tan chistoso pero profesional.
180
“Me considero un ciudadano del mundo. He visto tantas cosas que a fin de
cuentas creo que todos somos de todos lados. Y a eso precisamente apunta
Makiza. A que no debería haber fronteras. El lugar de uno es una cosa
de mentalidad, no es algo físico. Todos los países tienen sus más y sus
menos. Y al final lo único importante es el respeto, porque cada cual tiene
su propia mentalidad. Todos fuimos educados de un modo diferente. Todos
crecimos de un modo diferente. Todos somos diferentes.”
Sé que estoy hablando de un disco que cumple veite años, pero tengo que contarles lo que está
ocurriendo hoy, porque hoy NO es Un Dia Cualquiera.
No tengo mucho,
pero con lo que tengo me conformo
diecisiete días atrás, El Panel de Expertos del Transporte Público anunció un alza del precio en los
metros y buses de Santiago. Como era de esperar, salieron unos memes, unas puteadas en los posteos
de los grandes revolucionarios de Facebook y unos estudiantes tirando la idea de simplemente evadir
el pasaje. También, como era de esperar, el gobierno respondió de la peor forma posible, sugiriendo
183
subirse al metro a las siete de la mañana “quien madrugue será ayudado a través de una tarifa más
baja “. Los sueldos mínimos siguen en trescientos mil pesos, y este segundo aumento durante
el mandato del presidente actual significa un quince por ciento de su sueldo mensual. La rabia
contra un sistema que lentamente va subiendo la llama a esta olla a presión, se hizo presente
como siempre.
Durante dos semanas, los estudiantes, siempre valientes, evadieron, elevando cada vez más el
enojo de los guardias de los metros. Este troleo simplemente se transformó en un gran juego del
gato y el ratón, y los ratoncitos lindos fueron formando tribus cada vez más grandes. Tan grandes
que los gatos no pudieron más contra ellos.
Cuatro días atrás, un día viernes, y después de la jornada escolar, hordas de estudiantes llegaron
a enfrentarse a una tremenda reja en el metro, impidiendo sus planes de entrar a evadir el pasaje.
Un guardia de seguridad, muy resguardado al otro lado de la reja, se acercó a la reja y escupió
a unos estudiantes. Despreocupado, el muy troglodita, se dio vuelta y no se dio cuenta que esa
fue una chispa para encender la rabia de los estudiantes. Con la pequeña fuerza de cada brazo
de niño o niña de no más de dieciocho años, empezaron en masa a mover la reja hasta botarla, y
empezaron a entrar cientos y cientos de estudiantes.
En menos de cuatro horas, todo escaló:
• Los carabineros dejaron sangrando a estudiantes.
• Los estudiantes dejaron torniquetes electrónicos rotos a pura fuerza.
En menos de doce horas, todo escaló de nuevo: La gente que vio el abuso de los carabineros y
el valor de los jóvenes, salió a apoyarlos y a defender su causa, y es así cómo el pueblo despertó
este 2019.
Durante estos primeros días no cualquieras, fue increíble cómo el eco de la música de Makiza
también había despertado junto al pueblo. La gente iba colocando frases de En Paro y La Saga
en sus fotos y memes antisistema. Pero, aun así, esta manifestación era bastante parecida, aunque
bastante más subido de tono, a todas las otras manifestaciones de los últimos años.
Lo que realmente me hizo saltar de felicidad fue cuando vi el primer video de un peaje quemado.
Esto significaba dos cosas para mí: primero, que ya no era un problema solo de los santiaguinos,
y, segundo, ya no era solo un problema del alza de precios del metro.
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A veces pienso, que pienso demasiado
Que me cuestiono mucho cuando no es necesario
Anita se fue de Makiza, y quien volvió fue la Ana. Anita tenía tanta vergüenza de las cámaras,
que a veces me pedía la gorra y se la ponía para no tener que ver directamente al lente. En una
de nuestras primeras entrevistas, con Sergio Lago en Dinamo, Anita aparece con mi gorra azul,
hablando lo menos posible. Hasta el Squat habla más que ella esa vez. En otras entrevistas, cuando
se daba cuenta que le hacían muchas preguntas a ella, se alejaba del periodista y nos empujaba
para responder. Esta es la Anita que conocí. Pero la Ana que volvió, la Ana que hoy en día viaja por
todo el mundo con su banda, la Ana que mira a la cámara con certeza… esa Ana la vine a conocer
más grande.
Durante esta última década, mientras nos reconectábamos, también estiramos el chicle de la
amistad. Los dos ya vivimos realidades muy diferentes y se nos hizo cada vez más difícil compartir,
aunque sea un café. Ana no puede parar de pensar, crear y producir proyectos, así que el tiempo
que, si encontramos para compartir, lo terminamos casi siempre haciéndolo con alguien más. A
pesar de que honestamente tratamos de compartir, el ritmo de vida que lleva ella es simplemente
a otra velocidad que la mía, y no pudimos encajar los engranajes de la amistad más que un par de
veces. Creo que Ana ni siquiera se recuerda de los nombres de mis cuatro hijos, pero sé que los
quiere tanto o más que cualquier otro amigo. Se que cuando supo de mi proyecto de Impossible
Beats, ella despejó un tiempo en su agenda y vino a mi casa y grabó una cortina musical para la
entrada del programa. ¡Es benevolente sin duda!
Lo bueno es que he podido aprender a ser empático con este tipo de amistad. Entiendo que no
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todos manejamos los mismos tiempos. Cuando no es la carrera musical, son los hijos, y cuando no sno
los hijos ni la música, simplemente estamos muy cansados. El tiempo de verdad es oro, y cuando Ana
me da un momento de su tiempo, créeme que lo valoro tremendamente y hago todo lo que puedo
para compartir ese lingote de tiempo que me da.
Por la misma razón, una carrera musical muy activa, esto mismo me pasó con el Pedro Piedra, que
antiguamente pasábamos cinco de los siete días juntos, y en los últimos diez años, creo que nos hemos
visto menos de diez veces. Y, lamentablemente, las veces que nos vemos, al igual que la Ana, nos
cuesta profundizar, porque su cabeza está en otro lado todo el rato, y el tiempo se nos hace tan corto
que al final lo mantenemos simple. Lo bonito es que en cualquier momento puedo pescar mi celular y
contactar al Pitr y siempre me responde dentro de los pocos minutos.
Me alegro por todos los amigos exitosos que tengo, y exitosos en cada nicho en que están. Nunca me
tomo personal la falta de tiempo que tienen conmigo, y a pesar de que alguien alguna vez me dijo “no
es falta de tiempo, es falta de interés”, creo que las prioridades de los intereses cambian drásticamente
cuando hay hijos y carreras que cuidar. Creo que cualquiera prefiere tomar un ron conmigo que cambiar
los pañales, pero sabemos cuál toma precedencia.
Ana, te felicito por tu transformación en mariposa monarca, pero con mucho cariño me recuerdo de la
Anita y cuánto me gustaría rebobinar el tiempo e invitarla a una conversación larga y aburrida, sentados
en un banco oh, oh tranquilo, del Paseo oh, Ah, uh, uh, humada.
El cuento sigue su curso,
El cuento sigue su flow
Cada uno distintos actores
en distinto show
No es por sonar oportunista, pero cuando empezamos a trabajar juntos, éramos las soluciones
a nuestros problemas artísticos. Seo necesitaba un DJ con instrumentales. Por otro lado, Squat
necesitaba MC. Yo necesitaba hacer beats para alguien, quien fuera. Y Anita necesitaba una
plataforma donde desarrollar y crear. No sé si peco de ingenuo, pero me imagino que así mismo
se forma un gran porcentaje de los grupos musicales. Ahora, qué es lo que los mantiene unidos,
es una larga lista de ingredientes, pero sé que la unión entre nosotros cuatro empezó a deshacerse
cuando ya no nos necesitábamos, y esto empezó a ocurrir durante la creación del tercer disco.
Teníamos varias ideas, y ahora que los analizo veinte años después, unas cuantas eran producto del
estrés que nos estaban colocando gratuitamente los raperos. “Dicen” aparece cuando sentíamos
que muchos raperos periodistas estaban “diciendo” cosas sobre nosotros que simplemente no
eran verdad. Y Anita tenía otra idea de una canción, que nunca alcanzamos a desarrollar, basado
en una pista que le pasé llamado “Ódiame”.
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Armándonos nuestra propia vida
En el interior es la esencia la que prima
Ambas canciones eran ideas de la Anita. Esto es importante decirlo, porque los signos de su
incomodidad se estaban manifestando a través de sus líricas.
Lo que les paso a los Tiro, eso de la envidia y el odio, también nos llegaba, en mucho menor grado,
pero elegimos ignorarlo para no darle más oxígeno al fuego. Y cuando no pudimos ignorarlo, lo
encaramos cada vez que podíamos; en la calle, en las entrevistas, en los conciertos, en el backstage,
donde fuera. En ese tiempo no había Facebook ni Instagram para tirar palos. El pelambre se hacía
entre conocidos, y las respuestas la hacíamos en vivo y en directo. Incluyendo esos raperos que
eran “de calle”, me recuerdo cómo un grupo en particular se achicaron cuando les exigí que me
explicaran una lírica que me parecía un ataque a Makiza. Gozaba ver sus caras de sorprendidos
cuando los encaraba, porque yo era un gringuito, chico y flaco y ellos fueron cobardes.
En una ocasión, el Seo había leído una entrevista donde Lalo, de los Panteras, había hablado pésimo
de Makiza, y justo la misma noche nos encontramos con el afuera de una fiesta. Seo estaba enojado
y terminaron puteándose en la vereda contraria, dando un espectáculo para todos los raperos
esperando en la fila. Crucé para separarlos, porque sé que Seo no tiene mucho control entre la
línea de enojo y tirar el primero combo. Y pelearse con Lalo podría haber traído consecuencias
desagradables.
De esta manera confrontacional, creo yo, mantuvimos lejos esa imagen de “vendidos”. Los raperos
nos tuvieron que respetar en ese sentido. Pero, aun así, pequeños comentarios nos llegaban y nos
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dolían igual. Una vez, un amigo mío, alguien a quien estimaba mucho, que prefiero no nombrar
porque no se merece la atención, me dijo que habíamos cambiado con nuestra fama. Me lo dijo y
luego me dio la espalda. No sabe cuánto me afecto eso, pero de manera positiva: no iba a cambiar
mi esencia de vida por culpa de la fama, y de hecho ninguno de nosotros lo hizo. Gracias a él y
su comentario, aprendí que existe gente que juzga sin saber, muy poco me va a importar lo que
hablan de aquí en adelante.
Pero Anita sufría todos estos comentarios de otra manera. Creo que la Anita andaba menos
protegida y más expuesta.
Cuando me refiero a la menos protegida es porque Anita pasaba más tiempo sola, y nosotros tres
siempre estábamos juntos. Yo ya había descubierto el superpoder de la indiferencia y cuando el
Seo me mencionaba algún comentario, lo conversábamos hasta bajar a darle su valor mínimo.
Squat era muy parecido a mí en que le daba cero importancia a esa gente y, de esta manera,
éramos filtros para el Seo. Era normal estar en medio de alguna junta con la DMS. Conversábamos
sobre estas situaciones entre varios para así bajarle su relevancia. Seo, a su vez, igual era bastante
preocupado por lo que le decía la gente o lo que hablaban de él. No es que iba a cambiar su
forma de ser ni por si acaso, pero sí le daba más vueltas de lo necesario y quedaba picado. En dos
ocasiones vi al Seo ponerse confrontacional, al punto de golpes con gente que lo molestaba, así
que no me preocupaba su inseguridad, ¡sino la seguridad de los otros! Éramos contención y hasta
filtros para Seo.
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Cuando callo y contemplo mi alma
Serás tu amo solo si te das tiempo y calma
Lejos de lo que quizás varios piensan, con la Anita no pasamos tanto tiempo juntos fuera de los
ensayos y los shows. Antes que existiera Makiza y durante, Seo, yo y Squat éramos del mismo
crew, la DMS, mientras que Anita tenía su propio crew de amigos con quien juntarse cuando
no estábamos con Makiza. Quizás ese crew de amigos no podía resonar con lo que estaba
viviendo la Anita, por no ser parte de la situación, y ella se encontró sola frente a los pequeños
ataques que le tiraban. Digo pequeño porque realmente lo fueron, pero en el momento en que
lo estábamos viviendo, cualquier crítica nos erizaba los pelos como perros listos para un pelea.
Sobredimensionamos muchas cosas a esa edad y además todos estábamos sufriendo de alguna
manera ese biproducto de la “fama”: paranoia.
Anita, además, era la mujer del grupo. No puedo ni pretendo entender qué puede significar eso,
nunca le di un peso de importancia, pues para mí el rap es skills, o tienes el talento de hacer sonar
increíble tu mensaje o no lo tienes. Y Anita lo tenía. Así que, lamentable e ignorantemente, no vi
nunca los ataques subliminales o críticas de género, y nunca pude empatizar con lo que ella tuvo
que vivir, a pesar de ser mi partner en el grupo. Y, de nuevo, todo eso se lo llevaba callada con
ella misma.
Estas diferencias quizás no las entendimos en su momento, pero fueron definitivamente las semillas
de nuestra separación.
Es como en un matrimonio o una pareja: cuando uno de los dos ya no puede hablar cosas íntimas e
importantes con la otra pareja, busca alguien afuera de la relación con quien conversar. Y mientras
más se abre a esa nueva confidente, menos le interesa la primera pareja.
En nuestro caso, esto pasó por los dos lados.
Anita empezó a juntarse más con un nuevo crew que se estaba formando y nos contaba las ideas que
tenía con este nuevo crew. Que se iban a poner nombres de animales, que iban a hacer un disco, que ya
estaban creando canciones. Y no nos molestaba que Anita tuviera otro crew, era normal para nosotros,
pero cuando empezó a dejar a Makiza de lado y a ser más irresponsable con horarios y compromisos,
su actuar se tornó un poco más indiferente y con frialdad.
Su actitud en general llegó a disgustarnos tanto que incluso tuvimos una vez una conversación muy
fuerte entre los tres donde hablamos de sacarla del grupo. Me recuerdo porque estaba el Vanbuda ahí
esa noche, y hasta pensamos en reemplazarla con él. Fue una idea apasionada por el enojo del día,
pero sabíamos que lo mejor era arreglar las cosas con la Anita antes que empeoraralas aún más.
Ninguno de nosotros es de guardarse lo que opina, así que tuvimos la conversación necesaria para que
nos entendiéramos entre todos. Anita nos hizo saber que se sentía sola en muchas ocasiones. Cuando
íbamos a otras ciudades, yo y Seo compartimos piezas siempre, mientras que Squat y nuestro amigo
y roadie Watong compartían pieza, dejando Anita sola en su cuarto. En cada foto que nos sacábamos
para algún medio, ella tenía que insistir en no ser tratada diferente. Claro que no se nos ocurrió en esa
época compartir piezas con ella, pero se le hacía difícil ser parte de un grupo cuando por ser hombres
hacíamos grupo aparte sin querer queriendo.
Después de estas conversaciones, ya que tuvimos varias, no siempre terminamos felices, pero sí
sacamos todo lo de adentro sin tapujos. Con todo ya más aclarado, volvimos a tratar de ser el grupo
que teníamos que ser.
Franqueza, pongamos las cartas sobre la mesa
Quien posee la verdad si no la naturaleza
Squat tenía una buena colección de singles de rap, donde venían incluidos instrumentales. A veces
para cambiar la monotonía de rapear siempre sobre los mismos beats, usábamos algunos para
tocar en vivo. Una versión instrumental del “Underground Connexion” de Assasin y Supernatural
era permanente en nuestro repertorio. Era algo entretenido y les daba otra intención a las liricas de
los MC.
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Por otro lado, yo traía instrumentales hechos con retazos de canciones de raperos que me
gustaban. Ensayábamos sobre beats de Brand Nubian, DJ Quik y PMD.
En los ensayos también tocaba nuevos beats míos para ver si les gustaban. Traía Muchos,
muchísimos. Detrás de sus torna y con sus manos arriba del mixer siempre, Squat decía, “¡esta
genial este, Gastón!”. Seo rapeaba encima, calladamente hasta decir, “¡este me gusta!”. Anita lo
oía con atención y decía con toda sinceridad, “pucha Gastón, no me mueve.”
Empecé por preguntarles qué buscaban, para saber por dónde empezar. En especial, analicé lo
que estaba escuchando Anita para poder inspirarme, y volvía con más beats. Y, aun así, nada.
Un día, visitando su casa, me di cuenta que escuchaba a un cantante que yo no conocía llamado
Jamiroquai. Lo memoricé, y cuando volví a mi pieza/estudio/caverna, me pongo a escuchar todos
sus discos, empapándome de su música. Pero, así cómo es la interpretación de todo el arte, yo
y Anita escuchamos cosas diferentes en los mismos discos. Ella encontraba melodías y cambios
jazzistas en el soul, notas que lograban calmar las canciones y transformarlos en algo muy cool. Y
yo, después de escuchar los mismos discos, me enamoré de los bajos funky y los teclados rhodes
que me abrieron un nuevo mundo musical, que desde entonces mi música tomó una dirección
mucho más G Funk que antes. Qué situación más tragicómica, Tratando de hacer feliz a la Anita
terminé descubriendo el G Funk, un sonido que Anita odia hasta el día de hoy.
Me puse a buscar beats en todos los gustos de la Anita, recorriendo la bossa nova, jazz, y Stevie
Wonder. Todo lo que ella oía, yo trataba de indagar, y le traía beats. Nada funcionaba.
199
Es más, me costó tanto hacer un beat para la canción “100% Staila” que terminaron usando un
instrumental de PMD que les había traído para jugar no más.
Creo que traje más de cuarenta beats para mostrar, cuando por fin uno sobresalió. Agarré un
piano de un artista que mi papá admiraba mucho, Renato Carosone, e hice un beat con el título “Y
a mí qué me importa”, justamente porque terminaba el beat con Renato cantando esa frase una y
otra vez. Probaron una letra nueva encima que quedó para la canción “Dicen”. Y no solo funcionó
perfectamente la canción, además, cuando lo inauguramos y empezamos a tocarlo en vivo, todos
me felicitaban por el beat. ¡Me sentía bien por fin!
Un día, en un ensayo, Seo me dijo muy racionalmente que quizás podríamos buscar beats de
otros productores, y el sonido de mi corazón rompiéndose era lo único que podía escuchar. Lo
pensé por unos segundos hasta responderle que sí, siempre cuando yo podía traer a otros MC
para escribir sus letras. Esto, obviamente, no les cayó bien, pero caerles bien no era mi intención.
Vengo de la escuela de rap donde los discos tenían un productor para darle cohesión al disco. De
La Soul con Prince Paul. Gangstarr con Premier. Digital Underground con Shock G. Above the Law
con Cold 187um. NWA con Dre. Public Enemy con The Bomb Squad. Makiza con Cenzi.
Hubo una discusión fuerte entre los tres presentes ese día. Durante esta época, Squat ya estaba
tocando casi más con Pánico que con Makiza y no siempre estaba presente en todo.
En esta época empezamos a perder la atención del Squat. Pánico había subido al escenario un
par de veces como un artista invitado, y cada vez más parecía ser el nuevo integrante del grupo.
Ahora me lo puedo imaginar perfectamente. Por un lado, Squat tiene un grupo rap cuadrado que
siempre suena igual en cada concierto, por el otro lado, hay un grupo electro punk rock tocando
instrumentos en vivo más toda la locura que tiene Pánico arriba del escenario.
La amistad que tenía con Anita en este punto era fuerte y estaba construida sobre otro piso,
lejos de la música. A pesar de conocernos con Makiza, en realidad, nuestra relación estaba a
años luz del grupo, y creo que nunca, ni una vez,
nos juntamos a conversar sobre Makiza. Nos
reíamos de lo mismo, nos enojaba lo mismo
y compartimos muchas ideologías. No
nos iba bien dentro de Makiza, pero
con Anita gozamos de una mejor
amistad afuera del grupo a base de
honestidad.
202
dice “no me alucina”. En idioma Anita, eso significa, “no me gusta”. Me rio y digo que “si, lo
sé”, y le pido que por favor me lea el nombre del track. Ella me responde “Te Frustras, Tú me
Frustras”.
Con honestidad y comprensión conversamos ese día sobre nuestra incompatibilidad musical. Yo
era empático a sus necesidades, pero también sabía que, si íbamos a trabajar juntos, ella tenía
que hacer un esfuerzo mayor a acercarse más hacia un punto medio. Yo sentía que lo que ella
estaba exigiendo de mí, musicalmente hablando, era simplemente lejísimo. Ella era Bossa Nova,
Stevie Wonder, Chic Corea. Yo era Beethoven, Lennon y Prince Paul. No íbamos a coincidir
jamás. Y que ella entendiera que como ellos MC no trabajaban para mí, que yo no iba trabajar
para ellos.
Anita necesitaba hacer una tregua conmigo o si no, Makiza se iba acabar.
Hasta este momento, los cuatro solo habíamos fluidos con todo. Siempre con cuidado, pero flotando,
sin dirigir mayormente. Todo era beneficioso: cualquier escenario era bienvenido, cualquier pago era
bien recibido, cualquier entrevista era un espacio para hacernos conocer. Aún estábamos jugando a
ser raperos.
Los que estaban a nuestro alrededor sabían que éramos un negocio. En las oficinas de Romero y
Campbell éramos un número. En las oficinas de Sony Music éramos un número. En las radios subíamos
y bajábamos las listas, transformando nuestras canciones y sus mensajes respectivas en meros números.
205
El único lugar donde aún había humanidad, era en nuestra sala de ensayo, donde los cuatro
estábamos intentando entender y apaciguar los dolores del crecimiento. Y hasta ahora ya teníamos
varios problemas identificados: Anita se sentía incómoda siendo la única mujer del grupo, yo y ella
no compartimos la misma visión musical, y Squat estaba cada vez menos interesado en nosotros.
Nos seguimos distrayendo con conciertos cada vez más grandes y proyectos interesantes.
Estábamos estirando el chicle.
Hasta yo empecé a no ir a conciertos un par de veces. Makiza podía seguir en vivo sin mí y me
puse a cuestionar si podían seguir como grupo sin mi presencia. Justo en un concierto que no
fui, había un fan llamado Sebastián que fue a ver a los cuatro de Makiza y quedó desilusionado al
no verme con el grupo. Sebastián era un niño de quince años que le gustaba tanto los beats y el
scratch que en su casa empezaba a aprender. Se puso el nombre DJ Caso, y en ese momento que
estaba viendo a Anita y Seo rapear, jamás hubiera pensado que en menos de unos pocos años
iba ser el DJ oficial por un rato en una segunda formación de Makiza. Para él, y para muchos,
Makiza era para siempre.
206
Hasta que llegó el día cuando finalmente Anita inició la conversación.
Fue muy honesta por su parte: ya no quería hacer sonrisas falsas frente a cámaras, ya no quería
sentirse obligada a ir a entrevistas y ya no se sentía cómoda con la fama y las consecuencias de
la fama.
Creo que Anita aun no tenía ni siquiera las palabras para describir ese sentimiento de estar
atrapada por la idiosincrasia del rap chileno, siempre machista, y del rap en general, siempre
ultramachista. Creo que por eso la música mía le
molestaba tanto, ella buscaba expresarse dentro
de un nicho musical mucho más amplio y no solo
el beat tan cuadrado del hip-hop. Y no hay
nadie más hip-hop que yo.
207
videos, más entrevistas, más shows en vivo. ¡Era tan simple! Nos pagan por rapear, cómo podemos
botar eso a la basura y volver a ser unos meros mortales trabajando en oficinas. Seo estaba destruido.
Le avisamos a todos los cercanos y nadie nos creyó. Como no era una pelea evidente, con culpables
ni drama, pensaron que solamente necesitábamos tiempo. En Sony Music, Cecilia Ramírez era la
encargada de los artistas y el repertorio en Chile, y ella dijo “Nosotros tenemos entendido que ellos se
están tomando un receso porque necesitaban aclarar asuntos personales más que musicales”.
Hicimos nuestra última tocata en la Usach como una tocata cualquiera. Cuando se acabó el show,
vi algo tan simbólico ocurrir. Desde la mesa de sonido, donde estaba parado, vi cómo los dos se
despidieron del público. Luego vi cómo Seo se bajó por un lado del escenario y la Anita por el otro.
“Eso sí, quedamos en buena, seguimos siendo muy amigos”, le dice Anita al diario El Mostrador.
Fue mejor
Seguir tu corazón…
Unidos. Firme
El uno al otro, Nosotros
A menos de un mes de la separación, ya los cuatro engranajes empezaron a andar, cada uno en
sus propias decisiones.
Anita, que quería alejarse de los medios, se encontró asqueada por toda la situación mediática y
no podía hacer música en paz, así que tomo la oportunidad de irse de Chile y volver a Francia. En
la misma entrevista anterior lo dejó muy claro y, además, tuvo una visión impresionante hacia el
futuro.
Seo empacó sus cosas, sus cuadernos, lápices y todos los beats que yo ya había hecho para
Makiza y se fue de la mano de la Dolores a pasar su duelo a Chiloé.
Y yo, supongo que desaparecí en mi caverna jugando Starcraft y haciendo beats. No viví esta
época con pena ni con felicidad. Lo que humanamente nos propusimos, fríamente acepté con
mucha tranquilidad.
Lo que pasó en los próximos meses es lamentable. Nos habíamos separados con toda sinceridad,
pero con dolor, y varios periodistas se dieron el lujo mercenario de abrir las heridas no sanadas
con preguntas capciosas. Habíamos acordado no hablar con la prensa sobre el quiebre, y cuando
Seo leyó una entrevista a la Anita, se enojó. Anita en esa entrevista dice que ella se fue del
211
grupo, y esa era la narrativa, tomando un rol un poco egocéntrica en la más pura definición
de la palabra. Así Seo en su próxima entrevista, respondió a su manera, frio pero combativo,
diciendo que era un capricho de la Anita, ya que la decisión de separarnos era inminente y
de los cuatro involucrados. La perversión de algo tan simple cómo fue nuestra separación la
querían transformar en drama, exagerando y doblando palabras en las entrevistas. Esto creó una
separación nueva entre Anita y Seo, que apenas semanas antes no existía.
Anita se terminó llevando unas frases dolorosas por parte del Seo a Francia. Y Seo se llevó el
enojo a Chiloé.
Cuando Seo llega a Chiloé, se toma un tiempo para meditar lo ocurrido y tomarle el peso a lo
perdido. En ese momento escribe la letra de una canción que se llamaría “Entre Líneas”, que
me lee por teléfono. En esa llamada me ofreció una casita vacía donde podíamos quedarnos
con quien quisiera, por si quisiera acompañarlo con mis máquinas y así crear música juntos.
Watong me acompañó y nos fuimos los dos en bus, con nuestras torres, pantallas y ganas de
hacer música.
Llegamos a la “Cueva”, un espacio sagrado en el hip-hop en Chiloé. Cuando Seo llegó de joven
a vivir a Chile, ahí es donde se juntaban con los compañeros a escuchar hip-hop, muchos por
primera vez. Ahí nacieron las primeras rimas de muchos raperos Chilotes. Ahí es donde el Seo
escribió hojas y hojas de rap antes de iniciar todo con Makiza. Y ahora ahí estamos, empezando,
212
por fin, su disco solista.
Vanbuda y DJ Caso llegaron a los pocos días, Sonido Ácido nos envió desde la 23 Zona Oscura un
VHS lleno de rap para inspirarnos, y Parrapach, uno de los raperos de la CFC nos recibió con dos
jabas de cerveza. De esta manera fue una época más festiva que un funeral, y en ese ambiente
equilibramos la pérdida del grupo, con la frescura de algo nuevo.
De todas maneras, en el primer momento que tuvimos solos, yo y Seo conversamos por primera
vez sobre lo ocurrido con Makiza. Mi postura estaba mezclado entre el “let it be” y aceptar que las
diferencias eran irreparables, “ella no era rapera y nosotros sí, hagamos un disco tremendamente
rapero ahora”. Ahora estaba libre de hacer la música que me parecía y Seo me apoyaba al cien
por ciento. Pero Seo estaba aún dolido y ahora, sobre un beat, me rapeó las letras de “Entre
Líneas”. La canción hablaba del dolor de empezar un proyecto y no terminarlo, y del abandono,
Así estuvimos trabajando en Castro durante un buen tiempo. Yo había ido por solo un par de
semanas y me quede por más de dos meses, siempre trabajando en mezclas, grabaciones y
matar cervezas.
Al volver a Santiago, nos acercamos al Sello con un demo de las cinco canciones que
habíamos grabado en Chiloé. Sony Music estaba un poco confuso con qué hacer con todo
esto. Makiza se acabó, pero acá estaba Seo2 ofreciendo un disco solista producido por Cenzi.
No le veían lo atractivo ni lo comercial, y nos dijeron básicamente “te llamaremos”. Una
persona en especial, Leo, el mismo que nos pidió que hiciéramos música cómo Crazy Town
la primera vez, de nuevo nos “ofreció la idea” de hacer otro tipo de rap. Nos fuimos de ahí
bastante enojados y frustrados.
Volvimos a mi cuarto/estudio para seguir creando música. Conversamos sobre el disco y Seo
tiró la idea de Némesis, la diosa de la venganza, ya que lo había oído en una película que vio
unas noches antes, “Snatch”. Me gustó tanto que me puse a escribir sobre un beat lento y
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pavoroso que tenía. Y ahí nos sentamos, con la música fuerte, Seo en su esquina y yo en la mía,
escribiendo sobre venganza.
Lo escribí tan rápido que me llego a dar ansiedad. Le dije al Seo que estaba listo y que lo escuchara.
“¡Wow! Qué fuerte, ¿contra la Anita?”. Lo miré perplejo y dije no. Al explicarle las líricas le hice
entender que era mi rabia contra el sello que nos trató tan bien mientras estuviéramos con Makiza
y ahora, al presentarles el disco del Seo, nos dieron la espalda (*Mea culpa del 2019 - Ahora está
claro que un sello es un negocio y no tienen por qué recibir nuestro demo, pero, en ese momento,
no lo veía de manera tan justa). Conversamos la idea aún más, hicimos el coro y seguimos
escribiendo, yo le mandé un verso directamente para Leo de Sony, Seo haciendo un verso para
unos raperos de la vieja escuela en particular que no nos dejaban de criticar, y luego un verso
amplio preparando el mundo para lo que se venía: “esto es Némesis, haz es tu última oración”.
Terminamos la canción sabiendo que teníamos algo muy diferente, y cuando Sony Music nos
llamó para saber en que estábamos, y cerrar definitivamente el capítulo de Makiza, casualmente
le mostramos el hit que habíamos recién creado.
215
Conversamos con el sello. Makiza se acabó. Anita está en Francia, Squat está con Pánico y nosotros
dos teníamos este proyecto llamado “Némesis”. Ya no era un disco solista de Seo2, sino los dos,
y le pusimos play al tema. Ellos tomaron atención. Por dentro me mataba de la risa pensando que
el Sello estaba abierto a la idea de Némesis, gracias a esta canción contra ellos. Nos dieron la luz
verde para un disco..
Con Chalo ya había una onda mucho más familiar que antes. Chalo y
Titín habían hecho un sello llamado Mutante Discos, del que me pidieron
hacer el logo. Su primer proyecto fue el disco de Zicuta Ejecuta; Vanbuda y DJ Borna. Y cómo
en ese disco salió “La Saga II”, decidimos hacer “La Saga III” en nuestro disco. Fue uno de los
primero que hicimos, aparte de los que teníamos del demo.
Volvimos a grabar las canciones que habíamos grabado en Chiloé y empezamos a hacer canciones
nuevas sin parar. Me sentí tan libre para hacer música ahora que no podía parar de hacer beats e
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interludios. Seo llevaba tanto tiempo cantando las mismas canciones de Makiza, que también se
le abrió el apetito creativo y empezó a comerse todos los beats que le pasaba con temáticas muy
duras.
Era un día cualquiera durante las primeras jornadas, caminando por una calle en Providencia,
cuando me encuentro con un conocido entrando a un restaurant al mismo tiempo. Era Vicente
Sanfuentes, un amigo del Diego, pero me acordaba muy poco de él. Se presentó y me invitó a
comer unas papitas fritas y conversar un poco. Entre su insistencia, su carisma y mi hambre, le
dije que sí. Le conté en lo que estábamos e inmediatamente me ofreció todo lo que tenía a su
disponibilidad para nuestro uso. Tenía unos teclados, tenía conocimientos y, más que nada, tenía
ganas de ser parte. Me contó que estaba recién juntándose con un amigo para crear música y que
ese mismo día iban a juntarse. Cómo Diego era un personaje bastante curioso, yo sabía que se
juntaba con gente con mucho conocimiento técnico, y me pareció bastante interesante seguir el
hilo. ¡Vamos!
El llegar a su departamento, vi su teclado Triton Korg y nos pusimos a jugar al tiro con los sonidos.
Vicente me mostró cómo secuenciar un beat usando otra máquina, el Electribe. Todo lo que me
hablaba me entró por una oreja y salió por la otra, porque con todo lo que sufrí con Makiza,
no quería nunca más secuenciar una batería con midi. El teclado tenía un vocoder, que es un
micrófono conectado internamente que toma las frecuencias de mis palabras y los sintetiza al
tono que toco en las teclas. Sobre la batería que había hecho Vicente, me pongo a hablar con el
vocoder y lamentablemente lo primero que se me ocurre es “You are a Stupid _____”. (Sorry por
la censura, pero estamos en el 2019 y esta frase ya me da vergüenza). Estaba sonando todo tan
diferente que quería seguir jugando con este tremendo juguete que tenía. En ese mismo instante
llegó su amigo. Me lo presentó y, así, yo aún sentado en el piso con mis dedos jugando con unos
sonidos agudos medio G-funk en el teclado, conocí a Pedro Subercaseaux.
Pedro escuchó lo que estaba haciendo y le encantó. Me contó que también toca instrumentos,
a lo cual lo invitó a sumarse. Pedro se sentó frente el teclado y, usando el mismo sonido que ya
tenía elegido, tocó una melodía tan siniestra que realmente me sorprendió. No me esperaba ese
color tan oscuro de un tipo con esa pinta de hippie. Vicente me ofreció los otros instrumentos que
tenía en la pieza, un bajo o una guitarra. Enchufamos el bajo y grabé unos tonos igual de siniestro
que la melodía de su amigo. Pedro me dice que le va a sumar una guitarra. No me lo pidió, me
lo dijo. Porque yo le hubiera dicho que no. Todo estaba sonando perfecto: la batería del Vicente,
mi voz robótica, las melodías oscuras, el bajo profundo. Pedro tomó la guitarra eléctrica y le
metió una línea rítmica que bailó entremedio el bajo y los sintes, y desde ese primer día aprendí
a decirle sí a todas las ideas musicales del Pedro.
Me llevé la canción para Némesis y volví a invitar al Pedro a seguir haciendo música en el disco.
Cuando vino al estudio, le di chipe libre con todas las canciones, y uno por uno fuimos abriendo
218
Pitr
y sumando pistas de música según lo que se
necesitaba. Pedro trajo un teclado Prophet
para ofrecer sonidos interesantes. “Entre
Líneas”, por ejemplo, conoció una nueva
frescura gracias al Pedro. “Antes Las Cosas
Solían Ser Más Simples” también adopta una
nueva línea principal. La única canción del
disco que no hago es “1 Millón de Colores”,
un beat hecho por el Seo, y cómo realmente
no lo logro entender musicalmente, Pedro me
salva poniendo un bajo que lo termina de sellar
perfectamente. Cuando le muestro “La Ley de
Némesis” me dice que quedaría bueno con unas
voces cantadas, y me ofreció traer a su amigo Jorge
del Campo. No pasaron ni dos días y ya teníamos al gran Jorge parado, su cabeza casi tocando
el techo bajo, cantando a todo volumen “ojo por ojo es la leeeeeeey… de Nemesiiiiis”. ¡Wow! Yo
sentía que ni con Makiza habíamos logrado una producción tan profesional. Jorge le puso varias
capas de voces a nuestro otro single, “Antes Las Cosas Solían Ser Más Simples”.
Estábamos muy metidos en el disco, y más encima era mi casa, así que yo desayunaba mezclando
y me quedaba ahí mismo hasta las dos de la mañana. ¡Ese disco tiene millones de detalles!
Una noche, ya en los últimos detalles del disco, todos salieron a un carrete en Bellavista y, por
primera vez, me convencieron de salir. No tenía ganas de hacer nada más que mezclar y crear
música, pero bueno, salí a tomar aire. Al llegar al bar, me senté atrás, lejos de los parlantes, la
barra. Gente entraba, gente salía, pero había una chica sentada al final de la barra que se quedó
219
todo el rato conversando con el barman. Lo que me sobresalió
de ella era que cantaba con muchas ganas cada canción
que sonaba. Sé que tengo buen oído y sé cuándo
la gente desafina, y entre todo ese ruido
de barra, ella no desafinó nunca. Me
acerqué y le conté que estaba
grabando un disco con un amigo
rapero, y si me podía dar su número
de teléfono para llamarla e invitarla
a cantar en el disco. OBVIAMENTE me
dio un numero falso, pero yo, siendo el
ingenuo que soy en este tipo de cosas, la
llame todo ilusionado el próximo día. Nada.
Número no existe. Recién ahí me doy cuenta que
ninguna mujer me hubiera creído.
220
responde que se llama Nicole Andreu y, en menos de una hora, ya está grabando las voces que
quedaron en el tema “Amigos”.
Seo le pidió al Fisek hacer la portada; Pablo León preparó el video para nuestro
primer single, “Ley de Némesis”; le entregamos uno disco repleto de hip-hop a Sony
Music. Empezamos una segunda carrera musical.
La canción pegó en las radios y pegó fuerte por MTV. El tema era bueno y el video era más
increíble. Sin embargo, el enfoque de los periodistas y las entrevistas era porque Némesis
había hecho un proyecto para atacar Anita. Según ellos, la “Justicia Divina”, que hablábamos,
era una maldición contra la Anita. El “Ojo por Ojo” era una descarga contra nuestra amiga
y excompañera. Nos dijeron, y aun nos dicen, que ese disco estaba hecho con rabia y,
naturalmente, pensaban que buscábamos “venganza” contra ella.
Tuvimos que desmentir todo, una y otra vez, pero cómo el mismo sello nos estaba apoyando con
el disco ahora, tampoco podía explicar con lujo de detalle. La noticia de la canción obviamente
221
llegó a los oídos de la Anita. A través de gente en común, supe que Anita estaba enojada
por la canción con nosotros. A mí no me importa lo que pasa entre Seo y Ana, y nunca me va
importar porque es su relación personal, pero en lo que a mí concierne, jamás quise que Anita
se sintiera atacada por mí. Todo lo que ocurrió con el fin de Makiza me pareció absolutamente
cuerdo y nunca me opuse, por lo tanto, jamás le haría una canción para atacarla. Me sentí con la
obligación de buscarla y conversarle. Supe que íbamos a estar en una misma fiesta, así que fui a
encontrarme con mi amiga y arreglar todo. El problema era que ella no tenía las mismas ganas
de verme.
Durante sus meses en Francia, primero que nada, tuvo que encontrar paz con la decisión
de irse de Makiza y, además, de tragarse los comentarios del Seo. Luego, descubrir que sus
excompañeros le hicieron nada menos que un disco en su contra. En el momento de verme, me
dijo que no quería hablar conmigo en medio de una fiesta, gritando para oírnos. Le insistí que sí.
Un amigo suyo se entrometió y no me dejó pasar. Por primera vez en mi vida me iba agarrar a
combos con alguien, y estaba tan descolocado emocionalmente que lo iba a matar si no se hacía
a un lado. Algo debe haber presentido la Anita, porque se me acercó y conversamos. Le pude
explicar todo, pero más allá que todo eso, la extrañaba y estaba muy contento de verla y punto.
Quedamos en juntarnos para conversar todo de mejor forma en un lugar más privado.
El momento de juntarnos tardó mucho en llegar porque Némesis nos tenía bastante ocupados,
tocando mínimo una vez a la semana.
Fuimos profesionales de inmediato, adoptando la misma fórmula de Makiza para nuestras giras:
un DJ, un sonidista, dos MC y un roadie/amigo. Por suerte encontramos un excelente sonidista
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desde un principio, el Rodrigo Figueroa, conocido en la Quinta Región cómo Hierbita, y conocido
en nuestros shows cómo Figuenauer. DJ Caso, aun ni con dieciocho años, anduvo por todo Chile
con Némesis, y Watong, como siempre, ayudándonos con todo y, además, subiéndose al escenario
a compartir un par de versos.
Anita, por su lado, se encontró experimentado con un proyecto con jazzistas de alto calibre en
el grupo Aluzinati. Ahí es donde Anita empieza a dejar de lado la necesidad de rapear, y canta
sus alegrías, sus penas y sus libres pensamientos. Nunca más nos volvimos a cruzar musical ni
personalmente.
Los próximos dos años serían los más productivos de mi vida. No paramos de tocar en vivo, y
ahora más que nunca porque Pedro, ahora llamado Pedro Piedra, y Vicente tenían un proyecto
muy exitoso llamado “Hermanos Brothers”. Junto a ellos tocamos de mil formas diferentes, pero
siempre juntos. Además, nos pusimos a hacer discos bajo mi sello, Aguasonica Producciones.
Produje un disco doble llamado “Bombas” de la Demosapiens; mi segundo disco de beats
“Hardest Working Man”; participé en el primer disco solista del Sonido Ácido, “Sintoniza el Dial”;
y con el Seo volvimos con Némesis para un segundo disco, “Hip Hop Heroes”.
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Fue durante “Hip Hop Heroes”, cuando me volví a acercar a la Anita, porque sentí la urgencia
de hablarle porque había tomado la decisión de irme de Chile . Hablamos por teléfono y
en el departamento del Pedro, donde grabamos mientras su amigo Sebastián Silva pintaba
cuadros; fue una situación muy artística. Anita llego y al ver un estudio armado, nos pusimos
en modo creacion de musica de inmediato. Le empecé a mostrar varios temas que teníamos,
y chistosamente nos pasó exactamente lo que tenía que pasar: NADA. No le gustó nada lo
coro grabado.
Estaban todos felices con ayudar. Chalo nos abrió las puertas de su estudio para grabar las dos
canciones que habían quedado en el tintero; “100% Staila” y “Dicen”, usando pistas que habíamos
Re-editamos el disco para el gran evento que hicimos. Producimos el evento y le pusimos “La Re-
Unión”. Llenamos el local y le dimos a los fans lo que más querían: MAKIZA. Squat fue reemplazado
por DJ Caso, porque Squat sinceramente no iba venir desde Francia para un solo evento, y la verdad
era que todos habíamos perdido ese lazo de amistad con él, no por mala onda, si no por el alejamiento
natural.
La felicidad en el ambiente era muy evidente. Tanto así que, después del evento, cuando nos juntamos,
Anita y Seo decidieron seguir el proyecto. Cuando Seo me preguntó si les iba a dar instrumentales para
el nuevo proyecto, le dije que gracias, pero no. Había logrado volver a tener la amistad perdido con la
225
Mientras yo me preparaba para irme a vivir a otro país, ellos ya estaban empezando con juntas
en salas de ensayo. La última vez que los vi juntos, estábamos con el Caso, y yo veía a la Anita
rapeando una de esas ideas locas que tenía en su cabeza, mientras Caso les hacía un beat en vivo
con las tornas. Con mic en mano, Seo escuchaba por primera vez la idea de la canción “Tamablea”,
e iba inventando apoyos y luego el coro junto a la Anita. Por suerte el Caso grabó y me pasó
ese ensayo. Aún se escuchan las risas entre medio de las palabras. Me da gusto ahora mismo de
Y así...
Me fui.
226
Yo en el norte, y Makiza en el sur, y Squat recorriendo Europa constantemente. Por casi diez años
estuvimos alejados tanto físicamente como personalmente entre todos.
En un año muchas cosas a nivel personal ocurrieron. Yo, ya casado, tuve mi primer hijo, Noah, en
mi ciudad natal, Edmonton, Canadá. Seo se casó con la pareja de siempre, mi amiga personal
y única, Damasapien, Dolores, y juntos tuvieron su primer hijo, Salvador. Anita se casó y tuvo su
primer hijo, Luciano, apenas meses después del mío. Es una linda coincidencia las edades de
todos, pero me dediqué tanto a mi familia que me alejé aún más de la música y del contacto a
través de internet.
Mayormente, a través de fotos que iban apareciendo en las redes sociales, pude ir siguiendo los
pasos de esta nueva Makiza que se formó, añadiendo a un MC, Sonido Ácido, y DJ Caso (y no
sé en qué momento ni bajo qué circunstancia fue reemplazado por DJ Nakeye). Sacaron un disco
llamado “Casino Royale”.
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No es que yo haya sentido algo
particular por una versión de
Makiza sin mí. Es más, me parecía
excelente que hayan mutado, ya
que alguna vez hasta yo pensé en un
momento que podríamos encontrar otra
voz femenina, fuerte y política para continuar
con Makiza. Muchos grupos sobreviven grandes
cambios y no era problema para mi esta nueva formación,
pero lo que me causó desilusión con ese disco era que no
siguieron la línea temática del “Frente Lirico Kombatiente”. El
disco era altamente emocional y balbuceaba canciones de amor
a borbotones. Lo escuché con gran decepción. Era lejos de mis
gustos. Y era lejos de ser un disco de Makiza. De hecho, se me
hacía más a un disco solista de Anita con Seo y Soni de invitados,
que Makiza.
Pero, al igual que la primera separación, todos siguieron sus propios caminos sin parar ni mirar
hacia atrás.
229
Oye Fidel. Que? Un tag de da pres,
menos mal que nos encontraron con
Elliot Ness,
El video de Quiero, su primer paso en un proyecto solista, lo llevó a tomar varias decisiones
importantes. Una de esas adoptando abiertamente las marcas y, por lo tanto, el transnacionalismo.
Cómo dije en unos capítulos atrás, Seo siempre tuvo buen gusto y encontró la forma de verse
fresh y recibir apoyo económico para su rap al mismo tiempo. Logró meterse en el mundo de
las marcas a su manera, sin doblegarse a lo que dictan los siempre-puristas oligarcas del hip-
hop chileno. No tuvo que cambiar su mensaje para poder trabajar con las marcas. Lo resume
perfectamente en el tema “Soy”:
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El mensajero que trajo la elegancia al rap
El poeta despreciado que se atrevió a explorar
Soy un clásico del 76 recién enchulado
Soy la rima que te había faltado
Soy bastante antimarcas porque no acepto el concepto de tener que pagar para andar dando
publicidad gratis, pero entiendo perfectamente la transacción de dar publicidad mientras te
pagan bien. Sabiendo que iba a recibir odio y negatividad, Seo confió en sí mismo y en su rap,
y no paró de hacer música. Siempre el pionero. Bien ahí Seo. #Fuckem.
Irónicamente, hoy en día todos los raperos reciben auspicios de ropa, desde locales raperos
hasta grandes marcas. Tristemente, hoy en día aún hay raperos ortodoxos que critican a otros
raperos cuando les sale un buen negocio con alguna marca. Si te pagan por hacer algo que te
gusta y puedes usar ese dinero para continuar haciendo rap, entonces vendiste tu música y no
tu alma. El día que te pagan por hacer algo que no te gusta, es el día que te juntaste con el
resto de la sociedad.
Seo era un rapero primero, segundo y tercero, así que cada disco que sacó era más rapero que
el disco anterior, perfectos para acompañarme en Canadá en mi día a día. Gracias a su disco
“Por Amor al Rap”, uno donde cada canción es con un invitado, escuché por primera vez a
grandes raperos que seguiría escuchando después, como Jonas Sanche, Gran Rah y Ley 20
Mil, mi grupo favorito de rap chileno. A veces pillaba fotos de su proyecto “Artillería Pesada”.
Eran shows en vivo que ya tomaron una vida propia, con bailarines profesionales - los hermanos
Power Peralta -, visuales jugadas del Nolo en pantallas gigantes y el siempre espectacular DJ
Caso. Seo era un showman, y cada vez más los focos sobre él iban creciendo. Entre las marcas
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que con que trabajaba aparecieron Redbull y, en específico, la Batalla de los Gallos, que le
ofrecieron un puesto de presentador de una batalla de freestylers. En menos de cinco años,
los fans no le pedirían fotos y autógrafos por ser Seo2, el MC de Makiza, sino por ser Seo2, el
Maestro de Ceremonias de la Batalla de los Gallos.
Anita, por su lado, no podría haber tomado una dirección más opuesta del Seo. Sacó varios discos
que me di muy poco tiempo de escuchar; Kaos, 1977 y La Bala. Cuando aparecían canciones
en mis redes sociales, “no me alucinaban” lo suficiente como para seguirlos escuchando. Ya les
conté que no somos cortados por la misma tijera en lo musical, así que poco esfuerzo me di
de mantenerme al día con la música de la Anita, ahora llamada Ana Tijoux. Pero debo admitir
que cuando salió el video de “1977” ahí quedé asombrado con su nivel, e inmediatamente se
transformó en la primera canción de la Ana sumado al playlist.
Pero hay un día muy específico, cuando todo cambió, y me transformé en un fan obstinado a su
música y mensaje.
Aun en Canadá, trabajaba de diseñador desde mi casa, en un subterráneo. Una mañana cualquiera,
bajé con un café en mano, encendí mi computador y entre las redes tenía atrapado un video
nuevo de mi amiga Anita. Pongo play sin mucha expectativa. Empiezan unos violines y la Anita
rapeando con tanto control y pasividad que me hipnotiza con las primeras pronunciaciones:
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Venenosos tus monólogos
Tus discursos incoloros
No ves que no estamos solos
Millones de polo a polo
Al son de un sólo coro
Marcharemos con el tono
Con la convicción que
¡Basta de robo!
El café aún en mis dedos tiraba humito al aire. Lloré. No me pude aguantar. Me levanté y di un par
de vueltas casi bailando de felicidad. No me cabía en la cabeza todo lo que había escuchado, y
tuve que poner play de nuevo. Lloré de nuevo. Busqué el disco “La Bala” y me encontré con joya
tras joya, partiendo con el mismo tema “La Bala”, que hasta hoy sigue siendo mi canción favorita
de la Ana. Me hice fan de su música y volví a escuchar todos sus discos, encontrando varias joyas
que no les había dado ni el chance.
En 2013 yo volví a vivir a Chile y a encontrarme con mis amigos, mis parientes y, obviamente, con
el Seo y la Anita.
¡Todos habían cambiado tanto después de los diez años que estuve afuera de Chile!
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La DMS ya casi no se juntaban entre todos. Pedro Piedra era tan mega famoso como mega ocupado.
Vicente estaba lejos, produciendo en California. Los raperos que alguna vez fueron fans escribiéndonos
en los foros de la DMS, ahora eran las nuevas superestrellas del rap chileno.
Squat vino por un par de años a Chile con su esposa a tener su primer hijo. Pudimos reencontrarnos y
volver a tener la misma amistad de antaño rápidamente. Estaba dedicado completamente al sonido,
a veces como ingeniero y a veces detrás de sus máquinas cantando canciones con su grupo/duo
“Compadre”, con otro amigo de los tiempos de Makiza, Rodrigo Castro.
Anita ya no era Anita. Era Ana Tijoux, y su carrera iba creciendo exponencialmente. Gracias a eso
pasaba en giras por todo el mundo, y más encima con una banda que por fin SI trabajaba para ella y SI
tenía que hacer lo que ella les decía.
Seo ya no era el rapero de Makiza ni Némesis. Era un verdadero Maestro de Ceremonias, arriba de
escenarios de Red Bull Batalla de Gallos frente a miles de fans del freestyle, y obviamente siempre
vestido impecablemente con ropita nueva de Puma.
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Aunque no quede nadie,
Aquí estaremos
No cambiaremos
Con elegancia.
“Señores pasajeros, nos encontramos
próximos a aterrizar en la Ciudad de Santiago”
En mis años en el norte hice un par de discos, rapeando y haciendo los beats llamado “Canto de
Alegría” y “Desde Mi Menor a Mi Mayor”. Alegré un montón a mis tres fans con cada disco.
Estaba dedicado al ciento diez por ciento con mi trabajo y me mantenía muy contento y lleno de
enseñanzas. Durante casi cinco años estuve trabajando con una agencia sin fines de lucro, dedicado
a enfrentar y arreglar las injusticias sistemáticas contra el indígena canadiense. Entré sabiendo nada
sobre la situación de los nativos y las tribus canadienses, y al final ya estaba viviendo en una reserva
indígena, mis hijos yendo a un colegio en la reserva y, también, por eso, les puse segundo nombre
del mapudungún a cada hijo: Ehlan Ayun, Mykah Nahuel y Kyrah Sayen (sus primeros nombre son
cuentos para otro día). Realmente estaba enamorado de este estilo de vida y la música se puso
en segundo lugar. Cuando me vine a Chile, dolorosamente dejé todo atrás y muy naturalmente la
música volvió a tomar su posición.
Si mi vida fuera un cassette, así es cómo lo veo. Durante los ’90 estuvo sonando sin parar, y más
fuerte que nunca, pero cuando me fui, no saque el disco para llevármelo a Canadá, sino que le
puse “pausa”. Cuando volví, saqué el “Pausa” y volvió a sonar desde el mismo punto donde
lo había dejado. El gran problema es que todos mis amigos ya habían avanzados y estaban en
otras cosas, y yo estaba aún en los ’90. Tuve que reinventarme, reencontrarme o por lo menos
encontrar algún propósito.
Lo primero que quería hacer al volver era algún programa en YouTube. Llegué con esa idea
porque en Canadá pasaba viendo youtubers, lejos mi favorito era Epic Meal Time. Googlealo.
Pero, para hacer algún programa, necesitaba estar al día con el hip-hop chileno.
Empecé a ir a eventos de hip-hop para conocer todo lo que me había perdido. Un día,
conversando y compartiendo unas cervezas con el beatmaker y casi-mi-mellizo Frainstrumentos,
me contó sobre sus juntas con otros raperos como Bene, Chinaski y toda Menta Sabía, todos los
de Salvaje Decibel, y muchos más en un bandejón de la Alameda. La forma en cómo me lo estaba
describiendo me sonaba cómo había sido Mapocho para mí.
Al mismo tiempo que esto estaba pasando ahí, más al norte me habían hablado del Rap House
y las juntas ahí. Hasta el Yntro, que era de la Florida, me contó que había ido varias veces. En
el sur de Santiago había varios puntos de encuentro, y justo alcance a conocer uno, un local
tremendamente ilegal que le decían “el Pantano”, donde te podías encontrar con varios raperos
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de Puente Alto o la Florida. Y menos mal que alcancé a conocerlo un par de veces, porque lo
pasé increíble ambas veces. Además, en el sur de Santiago tenían un festival llamado “El Sur es
Hardcore”, que realmente es lo más cercano a un festival anual de hip-hop que había en Chile.
Y así mismo, había núcleos de raperos multiplicados por todas las comunas. Mi generación
y la anterior teníamos un solo lugar en el centro para juntarnos una vez a la semana y nada
más, porque no había suficientes raperos. ¡Y ahora había demasiados raperos para conocer! Me
empiezo a informar a través de plataformas informativas como “La Celda de Bob”, “Showbeats”
y el clásico “ImperioH2”.
Para poder conocer el hip-hop por todo Chile, Seo me invito a ser juez de la Red Bull Batalla
de Gallos, a nivel nacional. Además de conocer a varios raperos a lo largo de Chile, terminé
conociendo otro movimiento completamente aparte, ¡el movimiento gigante del freestyle! Me
sorprendió lo gigante que era, pero también me sorprendió lo poco hip-hop que era. Algunos,
como el Cristofebril o el Bacek, son tremendamente raperos, ambos con discos bien buenos. Pero
muchos otros freestylers, aunque tienen el tremendo don de tirar tallas con rimas, no sabían ni por
si acaso la diferencia entre Method Man y Redman. Había una división clara entre los raperos y los
freestylers, y la conocí por los dos lados.
Según una conversación que tuve con el Chuty, un freestyler connotado de España, me dio a
entender que esta división era aún más prominente en su país. Me contó cómo por años él trató
de acercarse en buena onda con los raperos, y luego cómo le faltaron el respeto cada vez. Ahora,
joder, macho, él está tranquilo haciendo lo suyo y sin ni una gana de acercarse a los raperos y los
freestylers que ahora andan detrás de él para sus eventos.
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Las discusiones en las redes sociales colocando a los raperos versus los freestylers aparecieron
y siguen apareciendo. También están las discusiones entre el rap vs. Trap. Los raperos de mi
generación son altamente celosos de su cultura hip-hop. Cualquier rapero nacido entre los ’70 y
los ’80 creció con el hip-hop y lo vivió en su apogeo. “Qué es y qué no es hip-hop” es una discusión
que ya me da nausea. Cuando me preguntan, solo puedo responder: Si quieres saberlo, hay
decenas de documentales disponibles donde puedes sacar tus propias conclusiones, pero, a nivel
personal, solo sé que yo soy hip-hop y “real recognize real”.
Acá en Chile pasé todo el tiempo tratando de promover la cultura hip-hop de la mejor manera
posible. Volví a hacer las dos cosas que más me gustan hacer: crear beats y producir canciones.
Partí con un disco muy maduro con Parrapach llamado “Malajunta”, y casi al hilo salté a uno
profundamente oscuro con Los Zuahres “Zed está Muerto”. Junto al Zebatack hicimos un disco
bastante introspectivo llamado “Souldado”. Y, entremedio todo esto, con mucha tranquilidad,
produje tres discos solistas, “Antónimo Gambeli” (cómo MC), “Musica Para Cruzar Desiertos”
(Instrumental) y “Diamantes a Presión” (como productor con invitados). Junto a Alicantoh hicimos
“La Previa”, donde invitamos a cincuenta MC a colaborar durante un día entero, entre cervezas,
Red Bulls y asado.
Sin embargo, el proyecto que más quería volver a retomar era Némesis. Con el Seo nos juntamos
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a tirar ideas y hasta logramos grabar dos canciones. Pero algo
inesperado y bastante fuerte nos sacudió completamente.
Seo se enfrentó con el Cáncer.
Lo acompañé un par de veces a sus sesiones de
quimioterapia y después lo iba a dejar a su casa.
Fue impresionante verlo en un estado tan débil. Me
recuerdo verlo cambiando canal cada cinco segundos
y, al preguntarle, me dijo que estaba tan cansado que
no quería ni siquiera pensar. Seo es la persona más activa
e inteligente que conozco, y verlo en un estado tan en
blanco me partió el alma. Le organicé dos conciertos con
decenas de raperos invitados, haciendo covers de sus
canciones más las de Makiza. La idea era recaudar dinero y
además darle ánimo. ¡Hasta rapee “Ley de Némesis” junto
a su hijo Salvador en esa ocasión! Estas coyunturas en la
vida nos hacen replantear muchas cosas, y a pesar de todo
lo ocurrido en sus pasados, Anita le escribió para darle
su apoyo. Al salir victorioso en su batalla, Seo reinició
su carrera con un nuevo nombre y un nuevo modus
operandi: Seo2 El Guerrero, volviendo más enfocado y
con mucho menos tolerancia a la energía negativa por
parte de las redes sociales. Se alejó de las redes y se
hizo más intocable.
Yo, por mi lado, estaba en una batalla también, pero bastante más privada: estaba batallando una
depresión a causa de un divorcio. Lo que más contribuía a mis penas era la pérdida de una familia,
como ya mencioné, y creo que subconscientemente busqué en el hip-hop otra familia. Estaba
cuidando y viviendo con mis cuatro hijos semana por medio y, por lo tanto, se me hizo imposible
encontrar un trabajo de oficina que me permitiera eso. Para sobrevivir los gastos económicos que
tenía, terminé saltando de milagro en milagro durante todos estos años, muchos de esos milagros
siendo trabajos musicales. Pero el milagro más maravilloso que apareció fue con Red Bull.
Muchos suponen que entré a ese circuito por el Seo, pero la verdad es que fue gracias a un pase
de Sonido Ácido, y el gol lo hice solo. Soni estaba a cargo de los Gallos (competidores) cuando
se hizo la final Internacional de la Batalla de Gallos en Chile, y nos contrató a mí y al Parrapach
para hacer un asado en mi casa para los gallos y luego de grabar una canción con ellos. Pan de
cada día para nosotros, ¡y más encima pagado!
“Estuvimos toda la última temporada clandestinamente, con una vecina que cada
programa nos echó a la seguridad ciudadana. Tomando y comiendo tranquilamente,
nada nos detuvo. La experiencia IB, se vivía con o sin patente. IB fue una muy
bonita experiencia, compartí con raperos que solo los veía en videos o en un escenario.”
- Biggorillas, Camarografo y/o editor
Para Aerolíneas Makiza ha sido un placer tenerlos a bordo. Gracias por elegirnos.
Esperamos volver a contar con su presencia en un futuro próximo.
Makiza fue una plataforma que nos lanzó al espacio, y en la caída nos separamos, cada uno afirmandose
de distintos salvavidas. Nos levantamos y nos re-inventamos, siempre haciendo lo que cada uno más
amamos: música a nuestra manera. Evolucionamos y crecimos en direcciones diferentes.
Por mi lado, la cultura hip-hop ha sido el templo al cual le rindo mis frutos. Siento que el hip-hop me ha
sanado, y salvado de muchas situaciones, y oor eso, y de manera simbiótica, le he devuelto muchisimo
de mi tiempo y energía cada vez que he podido.
Pero por otro lado, tambien soy padre y esposo, y le debo tiempo y energia a cada uno de ellos, y creo
que es tiempo de darles lo que se merecen, poniendo en pausa mi vida en el hip-hop.
- CENZI
Plan de Piso
LADO A
BONUS TRACK pg 4 Circo Sicologico tag por Sonido Acido
EL ULTIMO DIA pg 13 Despegue Foto por Richard Salgado
HISTORIA HIP-HOP 1 pg 17 Versos Al Viento por West
HISTORIA HIP-HOP 2 pg 27 La Chupaya 99 Ar Arte te por Fisek
HISTORIA HIP-HOP 3 pg 50 A Proposito De Coincidencias Arte por Manguera
RETORNADO 1 pg 64 La Rosa De Los Vientos Arte por Sick888
RETORNADO 2 pg 73 Tu Luz + Su Luz Arte por Pablo Benzo
RETORNADO 3 pg 78 In Loco Parentis Arte por Seco Sanchez
POLITICA 1 pg 89 En Paro Arte por JKR
LADO B
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AEROLINEAS 1 pg 130 Otra Vez Arte por Saile
AEROLINEAS 2 pg 148 La Mision Arte por Mago Clyn
SEO2 pg 158 La Saga Arte por Vicho Palomer
SQUAT pg 168 Tornamento Arte por Christopher Brick
ANITA pg 182 Un Dia Cualquiera Arte por BSai
EL FIN 1 pg 190 Esencia De Vida Arte por Miced
EL FIN 2 pg 197 Gigolo Arte por Faya
EL FIN 3 pg 204 Alquimia Arte por Piri
POST MAKIZA 1 pg 209 Vidas Entrelazadas Arte por Loraine.Mti
POST MAKIZA 2 pg 227 Con Elegancia Arte por Tren
CENZI 1 pg 236 Aterrizaje Arte por Meison