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Oratoria Forense

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Universidad Cató lica de Santo Domingo

Facultad de Ciencias Jurídicas


Escuela de Derecho

Sustentado por:

Mileisys Castillo del Carmen

Juan Francisco Martínez Fermín

Matricula:

2015-0544

2017-0382

Facilitador:

Lic. Andrés M Chalas Velázquez

Materia:

Oratoria Forense

Sección:

200

Tema:

Cualidades de un orador
Es merecedor para iniciar este trabajo ofrecer una breve y completa definición de la
palabra orador la cual es un conjunto de principios y técnicas que permiten expresarnos,
principalmente de manera oral, con claridad, facilidad y sin temores, ante un público
numeroso y variado, con la intención de transmitir determinado mensaje.

En este trabajo abordaremos, las cualidades del orador, y nombraremos algunos de ellos
[ CITATION Jul12 \l 7178 ]1

Cualidades del orador Forense

La oratoria forense a su vez, Es la exigida o practicada ante los tribunales de justicia, en las
vistas o audiencias en que, lista para sentencia la causa, las partes, o con mayor frecuencia
sus letrados, resumen ante el juez o los magistrados los hechos, las pruebas y los
fundamentos de derecho que apoyan su tesis y su petición de condena o absolutoria.

El orador debe tener ciertas características únicas de las que no deberá separarse; ser muy
sensato, sereno y preocuparse en cuanto a su presentación exterior, ya que el cuidado de
ello origina en el auditorio una primera aprobación. Este debe cuidar incluso su vestimenta,

1
Definición de orador (https://definicion.de/orador/)
en cualquier lugar que se encuentre, en virtud de que como luzca es lo que va a transmitir al
público.

Este debe reunir las siguientes características:

Condiciones Físicas: no se refiere especialmente al aspecto físico del mismo, aunque este
en principio es importante de igual forma, este hace referencia al equilibrio, la firmeza, y
estabilidad que muestre ante el foro.[CITATION Cam \l 7178 ]2

La postura

Es preciso considerar la postura que acoja el orador, porque de ello dependerá su


respiración adecuada. Claramente si se encuentra de pie, no puede inclinarse hacia
cualquier lado, sino más bien mantenerse recto; sería un grave error cambiar continuamente
de postura, porque con ello logra distraer al auditorio. La postura es la forma con la que el
orador mantiene su cuerpo en el transcurso de una 3exposición, y puede manifestarse
sentado o de pie.

La voz.

Este es uno de los elementos más significativos en el discurso; con una adecuada
impostación de la voz, el expositor convence, induce u obtiene la complacencia del
auditorio; evidentemente no todas las voces son iguales, y pueden tener tonalidad aguda o
grave.[ CITATION Mon \l 7178 ]3

La respiración.

Es infructuoso que un orador se encuentre altamente provisto de elementos instruidos


propios de su conocimiento, de su entendimiento y de las condiciones honestas que lo

2
2001, pág. 91
3
El orador, el discurso y el auditorio.
engalanan, e incluso si tiene conocimiento y domina a carta cabal lo necesario de la
dicción, la vocalización, la debida articulación, las acentuaciones, los aumentos en el
volumen, así como la disminución en las tonalidades de la voz, si necesita de algo
importante y trascendental, cual es, el saber respirar; consecuentemente si llegamos a
dominar las técnicas propias de la 16 respiración, sabremos también mejorar y desarrollar la
expresión oral adecuada.[ CITATION Rig \l 7178 ]4

La modulación y los cambios de la tonalidad de la voz.

Conocemos que la calidad de cualquier expresión, siempre está sometida a una arreglada y
correcta entonación vocal. El orador debe tener mucha atención a la articulación vocal de
los locutores de los medios de comunicación de radio y televisión, ya que se puede apreciar
en buena parte de ellos, una pronunciación apropiada y una dicción correcta.

Hay que afinar la intensidad de la voz elevándola y luego incluso aumentando su efecto,
porque con ello se incrementa el interés, y es posible también acentuar algunas palabras
pronunciándolas de forma lenta, con la finalidad de provocar reflexión o pensamientos al
respecto.

Es la habilidad de poder aumentar su volumen con el menor esfuerzo posible; para ese
efecto lo que debemos hacer es inhalar la mayor cantidad de aire de la que seamos capaces,
fortificando los pulmones y reteniéndolo en la boca del estómago y en la medida que el
orador vaya hablando, lo expulsará pausadamente fortificando también la voz. En la
impostación de la voz para efectos oratorios, existen tres tonos fundamentales:

El tono grave, la enunciación de las palabras conserva sonidos de esta clase. El tono
intermedio, es el que usamos en las conversaciones; y El tono agudo. Por consiguiente, la
impostación de la voz, es un término que se usa para demostrar que está ubicada con una
postura apropiada para modificar los tonos y ello se conseguirá realizando varios ejercicios,
como, por ejemplo, los de articular las vocales incluso con cierta exageración.

4
2016, pág. 158
Credibilidad del emisor del mensaje.

El orador debe conducirse en su conferencia o en su discurso de manera siempre


apasionada y sin adulación, por lo tanto, su voz, acentuación, tonalidad, volumen y más
condiciones que lo rodean, tienen por finalidad el inducir en el auditorio la misma
confianza y el entusiasmo de los mensajes del orador. Los oradores políticos que han
captado la voluntad de las multitudes, siempre han demostrado un entusiasmo y una
potencia tal en sus palabras, que jamás dejan de manifestarse con la misma fortaleza, de tal
manera que, sus aseveraciones y también sus alocuciones de rechazo hacia otras posturas o
liderazgos políticos, son acogidas como aceptación de sus afirmaciones.

La mirada.

Un orador experimentado, cuando ingresa al lugar donde debe pronunciar su discurso antes
de iniciar su discurso, no iniciará su intervención inmediatamente y lo que debe hacer es
destinar segundos de tiempo que se recomienda sean de diez aproximadamente, dentro de
los cuales dirigirá su mirada al público, con una actitud respetuosa pero afectuosa al mismo
tiempo, recorriendo visualmente todo su contorno y si es dable se detendrá a escoger como
por casualidad en algunos semblantes conocidos.

El primer contacto visual es importante, porque anticipa la relación que el orador va a tener
con el auditorio, de modo deberá mantener un recorrido constante y alternativo con los
presentes, con lo que se crea una corriente interactiva entre el emisor y el receptor del
mensaje, tratando de evitar una mirada fija que pudiese considerarse que esta direccionada
a una persona o grupo específico y lo que se debe hacer es deslizar apropiadamente la
mirada por el auditorio, proyectando cuando el caso lo merezca, alguna expresión
agradable; de manera tal que las expresiones orales estén acompañadas de los gestos, lo que
se denomina lenguaje no verbal o gestual.
Las pausas y los silencios.

Un orador puede tener innumerables habilidades, para que el público se convierta en


receptor efectivo del mensaje que se desea dar, pero también las metodologías propias de la
oratoria, nos dicen que son muy importantes las pausas y los silencios en ciertos instantes
de la disertación; manejar apropiadamente las pausas y los silencios, ha sido uno de los
elementos que más ha ayudado al éxito de los importantes oradores políticos y forenses. ,
pero hay que tener cuidado de no hacer repetidas y constantes pausas o silencios, porque de
su abuso dejaremos entender, que no hay nada especial que anunciar luego de aquellos
momentos de reflexión en los cuales el orador interrumpe por pocos segundos el uso de su
palabra; aclaremos entonces que el realizar una pausa no es una evidencia de nerviosismo o
de agotamiento en la disertación, por el contrario es un mensaje de fortaleza, que demuestra
seguridad, por el dominio del tema.

La mímica.

El Diccionario de la Real Academia De la Lengua Española-DRAE, define la mímica como


“Expresión de pensamientos, sentimientos o acciones por medio de gestos o ademanes”. La
mímica o también llamado lenguaje gestual o no verbal, tiene una gran importancia, ya que
perfecciona y potencia a la oralidad mediante los movimientos del cuerpo, entre ellos los
ojos y las manos primordialmente.

Entusiasmo

La oratoria no puede ser solo razón, hay que reconocer la presencia de la emoción y de los
sentimientos para poderlos regular.

El orador ha de sentir lo que dice, sonar convencido, para que pueda persuadir. Todo buen
orador busca convencer y conmover.

Es importante diferenciar estos dos conceptos, porque cuando se busca convencer se trabaja
sobre el intelecto o la razón del auditorio; y cuando se busca conmover se trabaja desde el
alma sobre las emociones.

Entusiasmo
En un juicio cuando se trata de un juez profesional para persuadirlo nos debemos dirigir
más al intelecto, a las razones probatorias y jurídicas que sustenten nuestra posición, sin
perder el entusiasmo. Con un jurado podemos acudir a lo afectivo, a los sentimientos, para
conmover, siempre sin descuidar las razones de hecho y de derecho.

Serenidad

Al hablar en un debate oral, por su naturaleza adversarial, se ve involucrada la emoción


propia del ser humano, y el orador siempre ha de conservar la calma. La ira y el miedo
pueden hacer presencia. Por ejemplo, inmediatamente antes de la intervención y cuando el
orador se para a hablar hay cambios psicológicos y fisiológicos. Puede aparecer el
nerviosismo, que si no es controlado puede afectar la calidad de la exposición.

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