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Carta Marquez Caxias

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UN 22 DE JUNIO EN LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA

El 22 de junio de 1.867, el General Caxías se movió con dirección a Tujukue, con una fuerza de
casi 39.000 hombres de las tres armas. El comandante de la vanguardia era el General Osorio con
una buena caballada, quedando el General Porto Alegre en Tujutî, con 13.000 hombres. El grueso
del ejército aliado, que había cruzado el Estero Bellaco por el paso Canoa chocó con una fuerza
amiga destacada para ocupar dicho paso. El combate fue breve, porque los nuestros al darse
cuenta de la superioridad enemiga, optaron por retirarse a sus posiciones, después de haber
ocasionado algunas bajas a las fuerzas enemigas, percance que motivó al grueso de la tropa
enemiga llegar a Tujukue recién el 29 de junio.

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DESPACHO PRIVADO DEL MARQUES DE CAXIAS, MARISCAL DE EJÉRCITO EN LA


GUERRA CONTRA EL GOBIERNO DEL PARAGUAY, A S.M. EL EMPERADOR DEL BRASIL,
DON PEDRO II

(CAXIAS DESCRIBE Y ALABA AL PARAGUAYO, Y RENUNCIA)

Cuartel General en Marcha en Tujukue – 18 de noviembre de 1867

Majestad:

Después de besar respetuosamente la mano Imperial de V.M., paso a cumplir con su augusta
orden de informar a V.M. por vía privada, de la situación e incidentes más culminantes de
los ejércitos imperiales, y de manera precisa que V.M. me ha encargado.

No obstante el esfuerzo destinado en formar la conciencia de las tropas, de que el lamentable


acontecimiento de Tujutî fue favorable para nuestras armas, por tener el pequeño resto de nuestras
fuerzas en aquel campo restablecido la posesión de las posiciones perdidas en manos del enemigo,
durante el combate, tales han sido sus efectos, como ya tuve la honra de informar a V.M. que es
moralmente imposible sofocar la profunda conmoción que ese deplorable acontecimiento
produjo y aún está produciendo en nuestras tropas.

Los gloriosos e importantes acontecimientos que por su parte coronaron nuestras armas en
Vanguardia y nos dieron la ocasión de realizar la ejecución de nuestro gran pensamiento, de
nuestra gran operación militar y nuestro gran paso estratégico de sitiar completamente al
enemigo por agua y tierra, como el más eficaz, el más poderoso y el único medio de vencerlo,
haciéndole rendirse por falta de víveres, por falta de municiones y por falta de todo recurso
de que se provea con su comunicación con el resto del país, ha servido, no hay duda, de un
admirable y prodigioso estímulo para nuestras fuerzas. Después de cortar la línea telegráfica
en su curso desde Villa del Pilar, después de tener cortada la comunicación terrestre del enemigo,
sobre la parte oriental del río Paraguay, y llegar hasta la margen izquierda de este río y establecido
en un punto de la fuerte batería, de nuestros mejores cañones, como tengo oficial y particularmente
informado de todo eso a V.M., era natural que hubiese un gran y universal regocijo en todo el
Ejército, en que participamos, al más alto grado, sus jefes, porque creíamos, ciertamente,
que no más de cuatro o seis, y cuando mucho, ocho o diez días, serían únicamente
necesarios para que López se rindiese incondicionalmente con todo su ejército.
El contraste de Tujutî fue adormecido por esta inesperada y felicísima perspectiva, pero me
es pesaroso tener que informar a V.M. que si grande fue la esperanza, el ánimo y la
satisfacción de los ejércitos imperiales del que tengo la gran honra de ser su comandante
en jefe y en GRADO AÚN MAYOR FUE SU CRECIENTE DESILUSIÓN Y SU
DESMORALIZADOR DESALIENTO, CUANDO SE VIÓ POR HECHOS PRÁCTICOS DE
LAMENTABLES EFECTOS Y CONSECUENCIAS, QUE EL ENEMIGO (PARAGUAY) NO SOLO
CONSERVA SU VIGOR, DESPUÉS DE TANTOS DÍAS DE CERRADO SITIO, SINO QUE,
BURLANDO NUESTRAS ESPERANZAS Y NUESTROS MEDIOS, abrió un camino grande y largo
de comunicación por la parte del chaco, que se encuentra protegido y fuera del alcance de nuestras
armas.

(…) Todos los encuentros, todos los asaltos, todos los combates existentes desde
Coimbra y Tujutî, MUESTRAN Y DEMUESTRAN, DE UNA MANERA INCONTESTABLE, QUE
LOS SOLDADOS PARAGUAYOS ESTÁN CARACTERIZADOS POR UNA BRAVURA, POR UN
ARROJO, POR UNA INTREPIDEZ Y POR UNA VALENTÍA QUE RAYA LA FEROCIDAD, SIN
EJEMPLO EN LA HISTORIA DEL MUNDO.

Cuando estos soldados eran reclutas, esas cualidades ya las tenían y se habían adiestrado
de una manera sorprendente. Hoy esos soldados reúnen a esas cualidades la pericia militar
adquirida en los combates; su disciplina proverbial de MORIR ANTES QUE RENDIRSE Y
MORIR ANTES DE CAER PRISIONEROS, porque TIENEN ESA ORDEN DE SU JEFE, había
AUMENTADO por la moral adquirida, ES NECESARIO DECIRLO, PORQUE ES LA VERDAD,
EN LAS VICTORIAS, LO QUE VIENE A FORMAR UN CONJUNTO QUE CONSTITUYE ESOS
SOLDADOS EN UN SOLDADO EXTRAORDINARIO, INVENCIBLE, SOBREHUMANO.

LÓPEZ tiene también el DON SOBRENATURAL DE MAGNETIZAR A LOS SOLDADOS,


INFUNDIÉNDOLES UN ESPÍRITU QUE NO SE PUEDE EXPLICAR SUFICIENTEMENTE CON
LAS PALABRAS: EL CASO ES QUE SE VUELVEN EXTRAORDINARIOS, LEJOS DE TEMER
EL PELIGRO, ENFRENTANDO CON UN ARROJO SORPRENDENTE, LEJOS DE
ECONOMIZAR SU VIDA, PARECE QUE BUSCAN CON FRENÉTICO INTERÉS Y OCASIÓN DE
SACRIFICARLA HERÓICAMENTE Y VENDERLA POR OTRA VIDA O POR MUCHAS VIDAS DE
SUS ENEMIGOS. Todo eso hace que, ante los SOLDADOS PARAGUAYOS, no sean garantía
la ventaja numérica, la ventaja de elementos y las ventajas de posición: TODO ES FÁCIL Y
ACCESIBLE PARA ELLOS. A estas circunstancias que son de inestimable importancia, se
une un fenómeno verdaderamente SORPRENDENTE. El número de los soldados de LÓPEZ
es incalculable, todo cálculo a este respecto es falible, porque todos los cálculos han fallado.
LÓPEZ tiene un gran de fuerzas en su cuadrilátero de Paso Puku, tiene fuerzas fuera de estas
posiciones; tiene fuerzas en el interior de la República; tiene fuerzas en el Alto Paraguay;
tiene fuerzas estacionadas en varios campamentos como Asunción, Cerro León y otros; y
tiene fuerzas en el Chaco Y TODAS ESAS FUERZAS SON UNA MISMA EN SU VALOR, EN SU
ENTUSIASMO Y SU DISCIPLINA Y MORAL; Y TODAS ESAS FUERZAS NO SON DE
SOLDADOS SIN ARMAS, NI DE ARMAS SIN SOLDADOS, SINO DE FUERZAS TANTO AL N
(NORTE) COMO AL S (SUR); AQUÍ Y EN TODAS PARTES, AYER Y HOY YA SE HAN
EXPERIMENTADO. ESAS FUERZAS TAMPOCO SON DE HOMBRES DESNUDOS Y
HAMBRIENTOS, SINO DE HOMBRES, NO OBSTANTE, MAL VESTIDOS, ROBUSTOS, DE
SOLDADOS QUE SEAN DE NUEVE PALMOS O DE CINCO, TODOS SON UNO.

Vuestra Majestad, tiene a bien encargarme muy especialmente del empleo del oro, para,
acompañado al sitio, solucionar la campaña del Paraguay, que viene haciéndose demasiado larga
y cargada de sacrificio y aparentemente IMPOSIBLE por la acción de las armas, pero el oro,
Majestad, es RECURSO INEFICAZ CONTRA EL FANATISMO PATRIO DE LOS PARAGUAYOS
desde que están bajo el MIRAR FASCINANTE Y EL ESPÍRITU MAGNATIZADOR DE LÓPEZ.
Y es PRECISO CONVENCERSE, pues será crasa necedad mantener todavía lo contrario,
que: LOS SOLDADOS, O SIMPLES CIUDADANOS, MUJERES Y NIÑOS, EL PARAGUAY TODO
CUANTO ES ÉL Y LÓPEZ, SON UNA MISMA COSA, UNA SOLA COSA, UN SOLO SER MORAL
E INDISOLUBLE; LO QUE VIENE A DAR COMO RESULTADO QUE LA IDEA PROCLAMADA
DE QUE LA GUERRA ES CONTRA LÓPEZ Y NO CONTRA EL PUEBLO PARAGUAYO, NO
SOLO ES ASAZ QUIMERA, SINO QUE, COMPRENDIENDO ESE PUEBLO DE QUE LÓPEZ ES
EL MEDIO REAL DE SU EXISTENCIA, SE COMPRENDA TAMBIÉN QUE ES IMPOSIBLE QUE
LÓPEZ PUEDA VIVIR SIN EL PUEBLO PARAGUAYO, Y A ÉSTE SEA IMPOSIBLE VIVIR SIN
LÓPEZ, Y ES AQUÍ, MAJESTAD, UN ESCOLLO INSUPERABLE, UN ESCOLLO QUE POR SÍ
MISMO QUIEBRA Y REPELE EL VERBO DE LA GUERRA DEL PARAGUAY, EN LA CAUSA Y
EN LOS FINES.

Y es aquí lo que muestra la lógica de que es imposible de vencer a LÓPEZ, y que es imposible el
triunfo de la guerra contra el Paraguay; porque resulta insostenible de que se hace contra LÓPEZ,
y que en vez de ser una guerra que apunte hacia la meta de legítimas aspiraciones, sea una guerra
determinada y terminante de destrucción, de aniquilamiento.

Esto muestra, incuestionablemente, que no tuviéramos doscientos mil hombres para continuar la
guerra al Paraguay, habríamos en caso de triunfo, conseguido reducir a cenizas la población
paraguaya entera; y esto no es exagerado, porque estoy en posesión de datos irrefutables que
anticipadamente prueban que, si acabásemos de MATAR A LOS HOMBRES, tendríamos que
COMBATIR CON LAS MUJERES, que reemplazarán a éstos CON IGUAL VALOR, con el
mismo ardor marcial y con el ímpetu y la constancia que inspiran el ejemplo de los parientes
queridos y nutre la sed de venganza. Y sería ADMISIBLE un posible triunfo SOBRE UN PUEBLO
DE ESA NATURALEZA?. Podemos, acaso, contar con elementos para conseguirlo, y si aún lo
consiguiésemos, cómo lo habríamos conseguido?. Y, después qué habríamos conseguido?. Cómo
habríamos conseguido, fácil es saber, tomando por exacto e infalible antecedente del tiempo que
tenemos empleado en esa guerra, los inmensos recursos y elementos estérilmente empleados en
ella; los muchos millares de hombres también estérilmente sacrificados en ella, en una palabra, los
incalculables e inmensos sacrificios de todo género que ella nos cuesta; y si todo eso no haya
dado por resultado más que nuestra abatida situación, cuánto tiempo, cuántos hombres,
cuántas vidas y cuántos elementos y recursos precisaremos para terminar la guerra, ESTO
ES, PARA CONVERTIR EN HUMO Y POLVO TODA LA POBLACIÓN PARAGUAYA, PARA
MATAR HASTA EL FETO DEL VIENTRE DE LA MUJER Y MATARLO NO COMO FETO,
AUNQUE COMO UN ADALID. Y lo que tendríamos conseguido, también es difícil decir: sería
sacrificar un número diez veces mayor de hombres de lo que son los paraguayos, sería sacrificar
un número diez o veinte veces mayor de mujeres y niños de lo que son los niños y mujeres
paraguayas; sería sacrificar un número cien mil veces mayor de toda clase de recursos de lo que
son los recursos paraguayos; sería conquistar no un pueblo, pero un vasto cementerio en que
sepultaríamos en la nada toda la población y recursos paraguayos y cien veces más la
población y recursos brasileños. Y qué seríamos sobre un vasto cementerio?. SERÍAMOS LOS
SEPULTUREROS QUE TENDRÍAN QUE ENTERRAR LAS CENIZAS DE NUESTRAS VÍCTIMAS,
que responder a Dios y al mundo de sus clamores, y más que esto, desaparecida la
población paraguaya, desaparecida la nación paraguaya y desaparecida en proporción
equivalente la población brasileña, quién sería, sino, única y exclusivamente el Brasil, el
responsable delante de las naciones extranjeras de los inmensos daños causados con esta
guerra y a sus súbditos (…)

Todas estas consideraciones y otras que aún omito, por dejarla a la ilustrada interpretación de V.
Majestad, ME HACEN INSISTIR EN LA IDEA DE LA PAZ.

A la PAZ CON LÓPEZ, la paz, Imperial Majestad, es el único medio salvador QUE NOS RESTA.
LÓPEZ ES INVENCIBLE, LÓPEZ PUEDE TODO; y sin la paz, Majestad, TODO ESTARÁ
PERDIDO, y antes de presenciar ese cataclismo funesto, estando yo al frente de los ejércitos
imperiales, SUPLICO A V. MAJESTAD LA ESPECIALÍSIMA GRACIA DE OTORGARME MI
DIMISIÓN DEL HONROSO PUESTO QUE V. MAJESTAD ME TIENE CONFIADO.

Entiendo cumplidos mis altos deberes, de mariscal y comandante en jefe de los ejércitos de V.
Majestad, de leal súbdito de V. Majestad, de las calificadas dignidades que me ligan a la casa
imperial, y de mi lealtad de ciudadano, ruego a V. Majestad, quiera dignarse recibir en buena hora
mi exposición privada.

Hago sinceros votos por la augusta vida de V. Majestad, por la excelente salud de la familia imperial,
y el acierto del Gobierno Imperial de V. Majestad.

Beso la Imperial mano de V. Majestad

El Marqués de Caxías

(Luis Alves de Lima e Silva)

Del libro GENOCIDIO AMERICANO. LA GUERRA DEL PARAGUAY, de Julio José


Chiavenato – Pags. 205 al 209 y 223

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EL PARAGUAYO: EL AMERICANO MÁS BIEN NUTRIDO

La superioridad física del soldado paraguayo fue observada desde 1778 hasta 1865, por
científicos europeos como Buffon, Demersay, Larousse, Quatrefagest de Bréau, Renffer, Du Graty
-el propio Thompson observa, no obstante no ser una autoridad- y Félix de Azara.

Según esas observaciones se puede afirmar CON SEGURIDAD que la altura media del
soldado paraguayo era de un metro setenta y dos centímetros, contra un metro sesenta y
dos centímetros de los soldados brasileños. En media los paraguayos eran diez centímetros
más altos que los brasileños. Según algunos de esos científicos, en el EJÉRCITO PARAGUAYO
había cinco blancos por un mestizo o negro. Entre los aliados -brasileños, argentinos y uruguayos-
por cada soldado blanco había veinticinco mulatos o negros. Esa desproporción racial aumentaba
cuando era comparada con el ejército brasileño. En el ejército del Imperio del Brasil, para cada
soldado blanco había nada menos que cuarenta y cinco negros.

Esto no es apenas un curioso dato racial: determinará la superioridad física del ejército
paraguayo en su totalidad, obviamente no se trata de una interpretación totalmente racista, pero
la propia conformación de los ejércitos aliados formados especialmente por su mayor
contingente (el brasileño) por africanos y mulatos, indicaba su origen en las clases más
oprimidas y, consecuentemente, POCO ALIMENTADAS de la población.

En contrapartida, ya Buffon, por ejemplo, destacaba la EXCELENTE ALIMENTACIÓN


TRADICIONAL DE LOS PARAGUAYOS. Había mucho maíz, banana, mandioca, miel, yerba
mate y carne abundante en el Paraguay. Según Buffon, esa ALIMENTACIÓN BIEN
EQUILIBRADA ERA CONSEGUIDA CON POCO TRABAJO. La propia división social del
trabajo (en el Paraguay la esclavitud era formal, y existió hasta 1843) y un régimen político
IGUALITARIO desde los tiempos de Francia, facilitaba a todos a obtener alimentos.
Demersay, por ejemplo, llegaba al punto de afirmar que EL PARAGUAY ERA UNO DE LOS
PAÍSES DONDE EL PUEBLO MEJOR SE ALIMENTABA EN EL MUNDO ENTERO.
TEXTUALMENTE: “LA INFLUENCIA DEL ALIMENTO, EN NINGUNA PARTE ÉL ES MÁS QUE
ENTRE LOS PARAGUAYOS”.

Era un ejército formado evidentemente con una masa humana de excelente estado de
SALUD. Hasta el comienzo de la guerra NO se conocían locos o suicidas en el Paraguay,
según testimonio de algunos científicos. Además de ello, la COHESIÓN CULTURAL preservada
desde los tiempos de los jesuitas era otro factor importante. Era común -según también
observaciones de varios científicos europeos- que CADA PARAGUAYO TENÍA CUATRO O
CINCO PROFESIONES, que ejercía de acuerdo con las circunstancias. Así UN SOLO
PARAGUAYO podía ser zapatero, carpintero, sastre, mecánico y hasta casi arquitecto y
músico. No era ningún “milagro”: apenas una consecuencia del cultivo de lo que los jesuitas
enseñaron y de la política educacional -no se debe olvidar que a la muerte de Francia, en
1840, YA NO EXISTÍAN ANALFABETOS en el país. Además, por las peculiaridades del país -
muy vasto para su pequeña población- desde 1778 existía en el Paraguay una especie de
servicio militar más o menos obligatorio. La herencia de ese hecho era que aún en 1865, cada
colono -de las “estancias de la patria” o de sus propias tierras- era obligado a tener cuatro caballos,
armas propias y estar siempre listo para el combate.

Esa masa humana de excelente físico fue el cimiento en que se apoyó FRANSICO SOLANO
LÓPEZ para formar su ejército. Tenía que ser NECESARIAMENTE un ejército de mejor
condición de salud y vigor que el aliado. La estructura económica del país, por otro lado, creó
condiciones para que esos hombres elaborasen, inclusive, sistemas propios de hacer la guerra.

Del libro GENOCIDIO AMERICANO. LA GUERRA DEL PARAGUAY, de Julio José


Chiavenato – Pags. 125 y 126

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