Aborto Resumen Singer
Aborto Resumen Singer
Aborto Resumen Singer
El aborto y la experimentación destructiva con embriones plantean temas éticos difíciles ya que el desarrollo del ser
humano es un proceso gradual. Si tomamos el óvulo fecundado inmediatamente después de la concepción, es difícil
entristecerse con su muerte. El óvulo fecundado es una célula individual. Después de unos días, sigue siendo un
diminuto conjunto de células sin ningún rasgo anatómico del ser en el que se convertirá posteriormente. En esta fase
el embrión no puede sentir dolor o estar consciente. En el otro extremo está el ser humano adulto. Matar a un adulto
humano es un asesinato y, excepto en algunas circunstancias especiales como las que debatiremos en el próximo
capítulo, sin duda condenable de forma universal. Sin embargo, no hay ninguna línea evidente que divida al óvulo
fecundado del adulto, y de ahí el problema.
Posición conservadora
Primera premisa: es malo matar a un ser humano inocente.
Segunda premisa: un feto humano es un ser humano inocente.
Conclusión: por tanto, es malo matar a un feto humano.
Argumento feminista
El último de los tres argumentos que buscan justificar el aborto sin negar que el feto es un ser humano inocente
consiste en que la mujer tiene derecho a elegir lo que le ocurra a su propio cuerpo. Imaginemos, dice ella, que una
mañana nos despertamos en la cama de un hospital, conectados de alguna manera a un hombre inconsciente que se
encuentra en la cama junto a la nuestra. Se nos dice que este hombre es un famoso violinista que padece una
enfermedad renal. La única forma que tiene de sobrevivir es teniendo su sistema circulatorio conectado al de otra
persona con el mismo grupo sanguíneo, y nosotros somos la única persona con la sangre adecuada. Thompson
afirmaba que su argumento justificaba el aborto incluso si permitiéramos que la vida del feto tuviera tanto peso como
la vida de una persona normal. El utilitarismo diría que estaría mal negarse a mantener la vida de una persona durante
nueve meses, si ésa fuera la única forma en la que esa persona podría sobrevivir. Por tanto si a la vida del feto se le
da el mismo peso que a la de una persona normal, el utilitarismo sostendría que estaría mal negarse a seguir adelante
con el embarazo hasta que el feto pudiera sobrevivir fuera del útero.
Argumento potencialidad
Primera premisa: es malo matar a un ser humano potencial.
Segunda premisa: un feto humano es un ser humano potencial.
Conclusión: por tanto, es malo matar a un feto humano.
La segunda premisa de este argumento es más fuerte que la segunda premisa del argumento anterior. Mientras que es
problemático, concluir si un feto es realmente un ser humano depende de lo que queramos decir por dicho término-,
no se puede negar que sí que es un ser humano potencial (persona). Arrancar una bellota en brote no es lo mismo que
talar un roble venerable. Meter una gallina viva en una olla de agua hirviendo sería mucho peor que hacer lo mismo
con un huevo. El príncipe Carlos es el rey potencial de Inglaterra, pero ahora no tiene los derechos de un rey. En
ausencia de cualquier deducción general que nos lleve a decir que "A es una X potencial" y, por tanto, "A tiene los
derechos de X", no debemos aceptar que una persona potencial tenga los derechos de una persona. Se podría decir
que esta respuesta interpreta mal el significado del potencial del feto humano, y que este potencial es importante, no
porque cree en el feto un derecho o pretensión a la vida, sino porque todo el que mate a un feto humano priva al
mundo de un futuro ser racional y consciente de sí mismo. Si los seres racionales y conscientes de sí mismos son
intrínsecamente valiosos, matar aun feto humano es privar al mundo de algo intrínsecamente valioso y, por tanto, está
mal. Por otra parte, este argumento nos lleva a condenarlas prácticas que reducen la población humana futura: la
contracepción, bien por medios "artificiales" o bien por medios "naturales" tales como la abstinencia durante los días
en que es más probable que la mujer sea fértil, y también el celibato.
Aborto e infanticidio
Ningún feto es persona, ningún feto tiene el mismo derecho a la vida que una persona. Ahora se debe admitir que
estos argumentos se aplican tanto al recién nacido como al feto. Un bebé de una semana no es un ser racional y
consciente de sí mismo, y existen muchos animales no humanos cuya racionalidad, conciencia de sí mismos,
conocimiento, capacidad de sentir, etcétera, exceden las de un bebé humano con una semana o un mes. Si el feto no
tiene el mismo derecho a la vida que una persona, parece que el recién nacido tampoco, y la vida del recién nacido
tiene menos valor para él que la vida de un cerdo, un perro, o un chimpancé para un animal no humano. Nada de esto
intenta sugerir que alguien que vaya por ahí matando bebés esté en pie de igualdad con una mujer que aborte.
Naturalmente deberíamos poner condiciones muy estrictas al infanticidio permitido; pero estas restricciones quizá se
debieran más a los efectos que el infanticidio tiene en otras personas que a lo malo que intrínsecamente supone matar
a un niño. Evidentemente, en la mayoría de los casos, matar a un niño supone una terrible pérdida para los que lo
aman y lo cuidan. En los casos de aborto, sin embargo, suponemos que las personas más afectadas -los futuros
padres, o al menos la futura madre- quieren tener ese aborto. Por tanto, el infanticidio sólo se puede equiparar al
aborto cuando las personas cercanas al pequeño no quieren que viva. Puesto que un niño puede ser adoptado por
otras personas, y un feto pre-viable no, tales casos serán raros. Matar a un niño cuyos padres no desean su muerte es,
naturalmente, una cuestión totalmente diferente.