Capítulo V
Capítulo V
Capítulo V
“El solo dato biológico, genético o científico no será suficiente para resolver el
problema de cuándo comienza verdaderamente la vida humana.
El juicio último, en realidad, sigue siendo filosófico o humano, el cual le da
significado o interpretación a lo biológico y a otros datos involucrados.
Tal conocimiento... de la existencia humana, compromete más que lo puramente
biológico y genético; y no puede ser identificado sólo bajo un aspecto.
Sin embargo, debe también señalarse que a veces, lo humano y lo físico o
biológico son inseparables”.
CHARLES CURRAN
“El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su
concepción y, por eso, a partir de ese momento se le deben reconocer los
derechos de la persona, principalmente el derecho de todo ser inocente a la vida”.
(Donum Vitae I, 1)
Para algunos investigadores, el inicio de una vida humana individual se daría con la
formación de la corteza cerebral; por tanto, con la actividad psíquica.
Hablar de muerte cerebral significa reconocer que con este término se afirma la
cesación de toda actividad vital, que se ha alcanzado el fin de un ciclo; es la
muerte de lo que era. Pero en el caso del embrión, la cuestión es diversa. Aquí se
habla de inicio, de relación ordenada entre células y tejidos; de un gradual
desarrollo de la estructura cerebral.
Suponer que la falta de “actividad cerebral” en el embrión le quite su estatuto de
individuo es entrar en un peligroso juego de palabras. En el caso del embrión se da
“un estado de inconciencia”, parecido al de los que duermen, o los ancianos que
pierden en cierto grado una flexibilidad cerebral. El embrión tiene la capacidad de
llegar a tal estado de formación (del cerebro), y aun antes se puede hablar de una
cierta actividad que es lo que le permite llevar adelante todo el programa vital.
“La vida de todo ser humano ha de ser respetada de modo absoluto desde
el momento mismo de la concepción, porque el hombre es la única criatura en la
tierra que Dios ha querido por sí misma, y el alma espiritual de cada hombre es
inmediatamente creada por Dios”. D. V. 5
2. LA IDEOLOGÍA ABORTISTA
Hoy día hay un fuerte movimiento de opinión pública que busca una revisión
cultural del aborto en un doble horizonte: el de la despenalización y el de la
legitimación.
a) DESPENALIZACIÓN
Así, pues aquí debería hacerse una distinción clara entre lo legal y lo ético. Lo
permitido legalmente, puede ser prohibido éticamente.
b) LEGITIMACIÓN
El aborto entra en el campo de la moral y debe ser entendido como “la expulsión
del feto vivo decidida de manera libre y consciente para conseguir un
determinado fin y operado a través de la interrupción voluntaria de la gravidez, en
uno de los momentos que va de la fecundación al nacimiento”.
- De la mujer en cinta:
Su comportamiento, más allá de los casos, no puede ser reducido a una locura
homicida, porque en la mayoría de los casos quien procura el aborto actúa en vista
de un fin diverso, a menudo por exigencias derivadas de problemas reales. La
cuestión no es justificar la acción abortista. En particular se trata de verificar la
conciencia, y sobre todo la libertad de la mujer embarazada que decide abortar.
- Del marido:
Esto valdría para los casos en que se trate de una relación matrimonial.
Generalmente, el hombre en este caso aparece con una actitud de “encierro
neutral”.
- El operador sanitario:
Queda bien claro que todos estos cooperadores tienen también una gran
responsabilidad moral en este asunto.
Por lo mismo, para la Iglesia todos aquellos que de alguna manera cooperan de
una manera eficaz en la realización del aborto, incurren en una falta grave, que
rompe la misma comunión con la Iglesia, porque es una traición fundamental a la
vocación bautismal.
Otros afirman que la cuestión del aborto es tema exclusivo de las mujeres y por
tanto son ellas las que tienen la última palabra. Pero sabemos que el embarazo no
es cuestión de partogénesis (tipo de reproducción por la que un organismo se
desarrolla a partir de un óvulo no fertilizado. Común en plantas y en algunos
animales inferiores), sino es el resultado del encuentro entre el varón y la mujer; por
tanto, la decisión debe ser compartida.
b) Casos conflictivos:
- La indicación terapéutica:
El progreso de la medicina hace que toda una serie de indicaciones, que en el
pasado planteaban la difícil alternativa de elección entre la vida de la madre o la
del feto, hoy pueden resolverse salvando ambas vidas. Ciertamente, siguen
existiendo embarazos difíciles y algunos casos en que la implantación del embrión
no acontece en el útero, sino especialmente en la trompa.
La Iglesia afrontó este tema con el principio tradicional del doble efecto. Esto
llevaba a la descalificación moral del aborto cuando la acción médica tendía
directamente a la supresión de la vida del feto; el llamado aborto “directo” en el
que la acción puesta tiene un carácter “occisivo” aunque de ella se siga una
consecuencia “curativa” para la madre. Por el contrario, si se admite la acción
terapéutica médica que tiende directamente a curar a la mujer, aunque de ella se
siga una consecuencia indirecta, no querida pero prevista, de la interrupción del
embarazo. Es el aborto indirecto que se da en el caso de la mujer embarazada en
la que simultáneamente se desarrolla un tumor uterino que hace necesaria su
extirpación y, consiguientemente, la no-continuidad del embarazo.
Pero como existe una gran diversidad de casos conflictivos, hoy día entre los
moralistas existe una tendencia a sustituir tal principio (doble efecto), que ha tenido
su importante aporte a la reflexión moral. La figura propuesta para esta substitución
es la que se refiere al conflicto de valores y se critica el principio de doble efecto
por su superficialidad y juicio extremadamente subjetivista a la hora de calificar el
carácter bueno (curativo), malo (occisivo), o indiferente de la acción puesta.
- Aborto eugenésico:
Pero surge el interrogante sobre hasta qué punto se pueden suprimir vidas humanas
llamadas a nacer y cuyo derecho a la vida es negado por hecho de padecer
determinadas anomalías o malformaciones. Todo ser humano tiene una intrínseca
dignidad, que no depende de su integridad física o de sus niveles intelectuales.
Un niño de once años, nacido con graves malformaciones comentaba: “Yo tuve la
suerte de nacer antes de que se hablase tanto sobre el aborto”.
Los que nos consideramos “normales” podemos tender a creer que carece de
sentido una vida acompañada de ciertas anomalías o malformaciones, mientras
que los que la padecen, creen que en cualquier caso es mejor vivir que no vivir.
Objetivamente, no puede justificarse la supresión de aquél, aunque exista certeza o
cuasi-certeza de sus anomalías o malformaciones.
Una situación específica es la de los portadores del síndrome de Down. Son niños
que va a tener un importante desarrollo personal y afectivo, y a los que sería injusto
impedir nacer, sólo porque no van a llegar a un determinado desarrollo intelectual.
Nos parece muy grave que, con la aceptación legal de esta forma de aborto, se
está formando una conciencia social de que en estos casos se da un error que
debería ser evitado a toda costa.
Tiene un carácter dramático, pues el nuevo ser no es fruto del amor, sino de un
acto que está en las antípodas del verdadero amor.
“No es lícito el uso de medios terapéuticos, con tal de que sean necesarios
y siempre que el impedimento que se siga para la procreación no sea
directamente querido”. HUMANAE VITAE 15
Una madre cuyo embarazo tiene por origen una violación o un incesto, es víctima
de una violencia cruel e inhumana. Su angustia mental y su sufrimiento psicológico
con el resultado directo de un embarazo que le fue impuesto contra su voluntad.
Por último, debemos recordar que no con cambiar el nombre de la interrupción del
embarazo en estos casos, “aborto ético”, se lo exonera de estar cargado de
negatividad. Abortar por causa de violación no tiene nada que ver con la ética,
porque no es una actitud ética tratar de compensar una injusticia con otra
injusticia.
3.1. SUICIDIO
Somos testigos de un trágico auge de esta dramática decisión de muchos
compatriotas, lo que ha originado abundantes reflexiones, encuentros de discusión
radial y televisiva.
Como todos los casos que la bioética estudia, ésta no tiene una sola óptica, sino
una diversidad de aristas, que pasa por la situación personal, así como por la
importante influencia de la sociedad en esta decisión.
Así mismo, se han de evitar aquellos excesos que comportan un peligro para la
conservación de la vida, por ejemplo, las drogas, el alcohol, etc.
- RAZONES SOCIOLÓGICAS:
- RAZONES PSICOLÓGICAS:
c) Suicidio y libertad
Es evidente que cuando existe una falta de coordinación del mundo de los valores
y del respectivo espacio decisional, parece imposible la decisión de una
participación autodeterminada y responsable en sentido cuantificado. Por esto el
Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católica induce a no aplicar la
prohibición de hacer los funerales religiosos a los suicidas. (Canon 1184)
De los relatos bíblicos cabe deducir que la cultura de Israel no corresponde a una
sociedad suicida.
Tres casos no dejan de extrañar: el de AJITOFEL (2 Sam. 17, 23), el de SANSÓN (Jue.
16, 30-31), y el de SAÚL (1 Sam. 31, 4).
Estos casos pueden ilustrar la teoría que profesa que no comete suicidio quien lo
hace por mandato divino, un caso más hipotético que real.
4. HUELGA DE HAMBRE
4.1. SU SIGNIFICADO
Antes que nada, hay que diferenciar entre ayuno y huelga de hambre. Uno pasa
hambre por necesidad, falta de empleo para adquirir alimentos, o en una situación
de catástrofe donde falten los medios necesarios de subsistencia; es decir no por
decisión propia. En el caso de la huelga de hambre, se da una opción, una
decisión de no alimentarse.
Como fenómeno social la huelga de hambre ha tenido vigencia sólo en los últimos
tiempos, dada la imposibilidad de alcanzar a través de los medios de
comunicación a un gran número de sujetos que se interesaran del tema. Por otro
lado, la sensibilidad por los derechos humanos, que con la huelga de hambre se
busca reivindicar, no era tan aguda como hoy.
c) En 1981, miembros del IRA encarcelados fallecieron por haber aplicado, sin
suceso, una huelga de hambre a fin de obtener el estatuto de prisioneros políticos.
Por tanto, en cuanto a la finalidad que se propone una huelga de hambre desde el
punto de vista ético, es preciso discernir si el fin es justo, el cual se mide en razón de
los valores que se pretenden reivindicar.
5. EUTANASIA
Ahora bien, la cuestión fundamental gira en torno al tema del sufrimiento para el
moribundo, sin que exista esperanza fundada de recuperación de la salud.
5.1. DEFINICIÓN
“Por eutanasia se entiende una acción o una omisión que, por su naturaleza, o en la
intención, causa la muerte con el fin de eliminar cualquier dolor. La eutanasia se
sitúa, pues, en el nivel de las intenciones o de los medios”.
“Por eutanasia en sentido verdadero y propio se debe entender una acción o una
omisión que por su naturaleza y en la intención, causa la muerte, con el fin de
eliminar cualquier dolor”. (65)
5.4. LA INTENCIÓN
En general los medios utilizados en la eutanasia son actos que llevan a adormecer
la conciencia del paciente, de modo que no se dé cuenta de la muerte, y de las
substancias que la producen.
El médico, siendo garante de la vida, debe oponerse a cualquier presión moral por
parte del moribundo, de los familiares, o aun de la sociedad.
Entre las razones adoptadas para sostener la ilicitud moral y jurídica de la eutanasia,
seguramente la más dominante consistirá en la imposibilidad de conciliar el dolor
del enfermo terminal con la dignidad de su persona.
No es cierto que quien dispone de su vida –“cada uno puede disponer libremente
de su destino”, se dice- hace uso de su libertad. Primero porque en esa situación la
libertad está profundamente condicionada por las circunstancias del dolor o de la
desesperación. Segundo, porque no se trata de elegir, sino que esta elección mata
todas las otras opciones, es decir, al “decidir” la propia muerte se “acaba” con la
libertad.
a) La vida humana tiene valor por ella misma; posee una inviolabilidad
axiológica de carácter apriorístico (por sí misma);
b) La vida humana no adquiere o pierde valor ético por situarse en condiciones
de aparente “descredito”; vejez, “inutilidad” social, etc.;
Difícilmente se podrá encontrar otro valor que tenga más peso que el vivir humano
aun con la debilidad y con la precariedad que a veces se manifiesta. La razón
última de tales apreciaciones está en que la vida humana constituye el ámbito
imprescindible en que existe el ser personal; tocar la vida humana es tocar la
realidad misma de la persona.
6.1. TORTURA
Se precisa una palabra ética clara sobre este tema. Las reiteradas denuncias
contra la tortura no tienen barreras políticas.
6.2. PENA O TRATAMIENTO CRUEL
Para entender mejor el término tortura, que a menudo usamos sin el debido
conocimiento semántico, miremos a esta posible definición:
Más de una vez se ha hablado de tortura con referencia a la coerción moral, que
va desde las molestias cotidianas, sobre todo cuando son intensas o prolongadas, a
las formas de crueldad más sutiles por parte de personas o grupos que entran en
conflicto en la escena de cada día.
CESAR BECCARIA en este contexto ha dicho que la tortura es “el medio seguro de
absolver a los robustos sinvergüenzas y de condenar a los débiles inocentes”.
7. PENA DE MUERTE
Es importante que el pueblo permanezca puro ante Dios, y que aleje cualquier
elemento que pueda turbar la relación de alianza entre Dios y su pueblo (cf. Dt. 13,
6-12).
Por sobre todas las cosas, lo importante del Nuevo Testamento es la invitación a
renunciar a la seguridad dada por tal derecho: la renuncia a la venganza y el amor
a los enemigos.
7.2. ARGUMENTOS A FAVOR Y EN CONTRA
Se dice que la pena de muerte actúa como freno contra el crimen, dado que el
hombre se siente intimidado a no cometer determinados delitos ante el temor de
sufrir la pena capital.
Así como el individuo tiene derecho a la legítima defensa, la vida social también
tiene el deber de defenderse contra el injusto agresor.
- Sentido de la retribución
La pena de muerte, se dice, es la retribución al daño causado a los particulares o
incluso a la sociedad como tal. En el supuesto de que todo delito debe ser
castigado, la pena de muerte es como la “multa” impuesta a un delito grave que
demanda cierta adecuación entre el delito y la pena.
Solo este dato, afirman algunos, es argumento suficiente para que se anule la pena
de muerte.
Formulado por el Papa Pío XII: en ocasiones, la persona del agresor ha cometido
tales delitos que se hace indigno de vivir. En este sentido el delincuente se
autoexcluye de la existencia.
Desde Pío XII, ningún otro Papa ha vuelto a argumentar en favor de la licitud de la
pena de muerte. Es preciso afirmar que toda argumentación en favor de la pena
de muerte no muestra más que la licitud, nunca su necesidad.
“Si los medios incruentos bastan para defender las vidas humanas contra el agresor
y para proteger de él el orden público y la seguridad de las personas, en tal caso la
autoridad se limitaría a emplear sólo esos medios, porque ellos corresponden mejor
a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la dignidad
de la persona humana”. (2267)
EN CONCLUSION, no es fácil deducir la licitud o la condena moral de la pena de
muerte a partir de argumentos racionales. De aquí las discusiones entre
abolicionistas y partidarios de la pena capital como remedio a tantos crímenes.
Conviene señalar que por muy avanzada y diligente que sea la justicia humana,
siempre es posible el error jurídico. No se niega a la justicia el derecho de emitir
veredictos y de imponer castigos. Pero se le exige que no olvide su naturaleza
falible. Más de una vez se ha dado el caso de tener que rehabilitar a algunas
personas después de su muerte por haberse descubierto que eran inocentes, pero
evidentemente ya era tarde.