Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Cambios Semánticos

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 11

Los Cambios Semánticos

Las palabras de una lengua están en continuo cambio, a veces parece inapreciable,

pero se mueven. Por ejemplo, del latín al castellano el léxico sufrió una evolución fonética,

pero también semántica. De este modo, palabras que en latín tenían un significado concreto en

castellano pasaron a tener otro relacionado, o no, con el primitivo.

La evolución semántica

La nominación semántica es un acto de creación consciente. Pero una vez creada la

palabra, sea por transferencia de sentido o de otra manera, su sentido puede evolucionar

espontáneamente de hecho, evoluciona en la casi totalidad de los casos. Toda palabra es un

complejo de asociaciones que implican matices. La palabra se realiza en asociaciones

conceptuales distintas: pico de pájaro frente a pico de montaña.

Las asociaciones que se refieren a valores expresivos se realizan por similitud o

analogía entre el nombre y un movimiento natural del alma (elipsis, exclamación), o similitud

de la cosa con alguna otra a la que se asocia (metáfora).

En las asociaciones que alteran valores sociocontextuales hay una asociación por

contigüidad, pues la palabra adquiere ciertos matices en contacto con un medio determinado

o una determinada situación. En ambos casos hay una asociación secundaria motivada que se

suma a la asociación primaria convencional (inmotivación del signo) que acredita el sentido.

Es decir, en cada palabra se dan cuatro tipos de asociaciones:

1)el sentido de base,

2) el sentido contextual
3) el valor expresivo

4) el valor sociocontextual

La función de las tres asociaciones subsidiarias (2, 3, 4) es la de precisar y matizar

el sentido de la base, pero pueden, al desarrollarse, deformarlo y hasta sustituirlo

completamente. Este es el problema de los desplazamientos de sentido. Podemos, pues,

afirmar que basta que una de las asociaciones evolucione para que se enfrente al sentido base

y termine por alterarlo o acaso por reemplazarlo. Testa por cabeza del latín testa). La

palabra antigua del español fue tiesta y, por tanto, el término testa del español moderno no es

continuación de aquélla, sino que ha sido incorporada en época posterior del italiano testa; es

una antigua metáfora que asocia la cabeza con un tiesto (recipiente de barro). Es una metáfora

humorística. Del tipo de testa son todos los demás nombres expresivos que damos a cabeza:

terraza, melón, calabaza, azotea, etc. El proceso de semantizacion se cumple cuando, tras

la comparación o asociación de dos imágenes autónomas (cabeza calabaza,) y pasando por la

supresión de ambas imágenes (proceso metafórico), se llega al oscurecimiento del reflejo

expresivo y adquiere los valores conceptuales del término originario, cabeza en este ejemplo.

Se comprueba que hay un desplazamiento en el orden de los sentidos: del valor expresivo se

pasa al sentido de base o al valor sociocontextual.

Otro ejemplo: un cortado (un café cortado es expresión que se interpreta en un

ámbito de un contexto concreto, café-cortado). Pero un cortado ha invadido el sentido de

base y ha venido sustituyendo a un tipo de café en muchos sitios. El sentido de las palabras

es el resultado de un doble proceso: la nominación (unión de un significante y un

significado) y la evolución espontánea de los valores de sentido. Los dos procesos son

complementarios e interdependientes, pero con entidad propia. La nominación es un acto


creador y consciente de origen individual: un individuo crea en un momento dado una

palabra (un neologismo) que asume su función en cuanto es aceptada explícitamente por la

comunidad. El desplazamiento es inconsciente y progresivo y el acuerdo colectivo no es

explícito, sino que se acepta cuando es un hecho consumado.

Los cambios de sentido. Sus Formas

Los cambios de sentido y la retórica

La retórica tradicional hizo ya una descripción de los cambios de sentido y dedicaba

a ellos una gran atención. Se llamaron tropos o figuras de palabras que, juntamente con las

llamadas figuras de dicción, constituían los elementos base del estilo literario frente al

lenguaje ordinario del habla. Más o menos, todas esas figuras se corresponden con los que

venimos llamando valores expresivos.

La teoría de los tropos data de Aristóteles, quien trata de ellos en su Poética. Los

gramáticos y filósofos posteriores desarrollaron sus teorías y clasificaron los tropos en

catorce especies: metáfora, sinécdoque, metonimia, antonomasia, catacresis, onomatopeya,

metalepsis, epíteto, alegoría, enigma, etcétera.

Los primeros semánticos como Darmesteter y Bréal ya vieron en la sinécdoque,

metonimia y metáfora los tipos básicos de los cambios de sentido.

La forma lógica de los cambios de sentido

Darmesteter, Bréal y Paul agrupan los tropos en una clasificación de tipo lógico, ya

sea por restricción, extensión o transferencia de sentido.


Restricción = sinécdoque y elipsis.

Extensión

Transferencia= metonimia y metáfora.

La forma semiológica de los cambios de sentido

Una teoría de los cambios basada en criterios semiológicos fue ya fundamentada por

Saussure. Partiendo de la naturaleza psico-asociativa del proceso del cambio, afirma que la

alteración en el tiempo toma diversas formas, cada una de las cuales brindaría materia para

un importante capítulo lingüístico. Afirma claramente que no se trata sólo de cambios

fonéticos sufridos por el significante, o de cambios de sentido que alcanzan el concepto

significado: «Este punto de vista sería insuficiente. Cualesquiera que sean los factores de

alteración, ya actúen aisladamente o en conjunto, concluyen siempre en un desplazamiento de

la relación entre significante y significado.

Si Saussure dedicó un capítulo íntegro de su Curso al estudio de la naturaleza

psicoasociativa de la relación entre significante y significado y al estudio semiológico del

cambio de sentido, Sapir afirmaba también, hace ya muchos años, que «la lengua se mueve a

lo largo del tiempo en una corriente de su propia hechura. Tiene su curso... Nada es

perfectamente estático.»

Los cambios lingüísticos se realizan con una cantidad y complejidad de causas tal que

las clasificaciones de los mismos merecieron el interés de los investigadores. La más


simple y coherente, según exponen Guiraud y Ullmann, fue la de Meillet, completada por K.

Nyrop, quien añade las causas psicológicas. Entre los factores señalados por Meillet están:

a) Los errores en la transmisión de los significados, producidos en el aprendizaje de

la lengua en la edad infantil. Ello es posible teóricamente hablando, pero de escasa

incidencia en la práctica del lenguaje. Meillet señala un solo ejemplo y no claramente

convincente.

b) La vaguedad en el significado debida a la naturaleza genérica de las palabras, a

la multiplicidad de sus aspectos. La estructura fonética, morfológica o las relaciones

sintácticas están más claramente definidas.

c) La pérdida de motivación, por olvido de una etimología.

d) La existencia de la polisemia, que a lo largo de la historia especializa los

significados dentro de unos condicionamientos específicos, sociales, culturales, etc. Así,

consejo, en el español antiguo, no abarcaba la misma área de significado que hoy. En el

español primitivo no sólo era 'consejo', sino también 'decisión', 'socorro', 'expediente', 'medio'.

Mecer significaba 'menear', 'agitar', 'encoger los hombros', y no era patente el significado

actual de hoy, 'mecer', que significa exclusivamente 'mover, menear al niño'. Parar

significaba 'colocar', 'disponer', 'convenir', y sólo marginalmente 'detener', que es hoy

significación básica. Mandar, que hoy empleamos para 'ordenar', 'gobernar', 'enviar',

antiguamente significaba, además, 'ofrecer', 'otorgar', que hoy no conocen la mayoría de los

hablantes. Ración, sólo usado hoy para referirse a los alimentos o en sentido figurado

'porción', en el español antiguo significaba también 'participación' en un asunto o reparto.


e) Muchos cambios semánticos surgen por la incidencia de los términos en contextos

ambiguos o por la estructura misma del vocabulario. De hecho, el cambio semántico, que fue

durante tantos años la panacea de los semánticos y que en los últimos años fue absorbido

por los problemas descriptivos y estructurales, vuelve con las últimas investigaciones a ser

primordial, sobre todo desde los supuestos de las transformaciones que implica el llamado

lenguaje figurado, y de las llamadas presuposiciones, con su incidencia en la descodificación

de los mensajes.

Resumimos, una vez comprobados los factores generales que motivan los cambios

semánticos, la clasificación antes aludida de Albert Meillet:

a) Causas históricas implicadas en los cambios de las ciencias, las técnicas nuevas,

las nuevas instituciones, las costumbres. Ullmann propuso llamarlos «cambios lingüísticos

debidos al conservadurismo lingüístico»-porque la lengua evoluciona muy lentamente-,y los

estudia bajo los epígrafes de:

Objetos, tales como carrus, car('carro y coche'); Guiraud propone como ejemplo de

este tipo la palabra fusil, que deriva su nombre de la piedra que servía para producir la

chispa, pero que hoy, sin la famosa piedra, sigue llamándose fusil. Ha cambiado la cosa,

pero se ha conservado el nombre. Se trata en realidad de un oscurecimiento de la motivación

etimológica, cambiando sólo la naturaleza del referente o el conocimiento que tenemos del

referente.
b) Causas psicológicas, que incluyen los factores emotivos (búsqueda de la

expresividad) estudiados ya por H. Sperber en 1923 bajo la influencia de las teorías

freudianas, exageradas en sus consecuencias. Es evidente, de todas formas, que los llamados

centros de atracción son una fuente de cambios tal como lo demuestra la misma historia. En

temas anteriores hablábamos de la proliferación de acepciones que hoy tienen términos como

asociación, libertad, democracia, etcétera.

Son también factores psicológicos los que se derivan de los tabús, incluidos también

en los estudios de Freud, y que se pueden originar en el miedo: los judíos no podían

pronunciar, por miedo, el nombre de Dios, que recibe siempre el nombre de Señor. También

el diablo ha sido sustituido muchas veces por otro término. O, como sucede en Andalucía:

bicha por serpiente, por creer en los maleficios del animal.

c) Causas lingüísticas, que implican cambios debidos a motivos fonéticos,

morfológicos o sintácticos (asociación que las palabras contraen en el habla y que es lo que

Bréal llamó contagio).También son de índole lingüística los cambios debidos a etimología

popular, conflictos homonímicos y elipsis.

d) La influencia extranjera. Los modelos extranjeros, tal es el caso ya estudiado de

Osa Mayor, Osa Menor, influyen en los cambios. El préstamo semántico es una modalidad de

esos cambios, aunque siempre referido al léxico. El español testa sería otro ejemplo. En

algunos casos actúan conjuntamente analogía y préstamo: así sucedió con los préstamos que

aceptó el latín del griego bajo la influencia del cristianismo: evangelium, episcopus,

diaconus, que influyeron en el cambio de las antiguas palabras latinas: deus, infemus, vigilia,

que a su vez fueron despojadas de sus connotaciones paganas e investidas de las

significación es que les daba la nueva religión.


e) La exigencia de nuevos nombres para nuevos objetos o nuevos conceptos. Tal

como tanque, o torpedo, o satélite. La clasificación precedente no puede considerarse como

totalmente explicativa. No debemos olvidar la complejidad que se da en la mayoría de los

casos, de tal modo que un cambio de sentido rara vez es simple y unilateral.

La etimología popular:

Tanto los cambios por contaminación fonética como los debidos a la etimología

popular se deben a la transferencia del significado por similitud de los significantes. En

efecto, la etimología popular puede cambiar tanto la forma como el significado, conectándola

erróneamente con otro término al que es similar en cuanto al sonido. Según Gilliéron

demostró, es este un proceso más general de lo que cabía pensar. De todos modos, no es un

factor tan importante en los cambios como la metáfora y la metonimia. La etimología popular

no afecta necesariamente las pautas de la lengua).

Ramón M. Pidal define la etimología popular así: La etimología popular es, pues,

como un cruce de palabras procedente de un error de interpretación...» ejemplo: en la voz

culta vagabundo se buscó dar sentido a su terminación, alterándola en vagamundo.

Necromantia 'evocación de los muertos' fue relacionada con la magia negra y se convirtió en

nigromancia.

Cambios por sustitución [Factores psicológicos y lingüísticos].

Consisten en que una palabra pasa a designar algo totalmente diferente de lo que en un

principio significaba. Bárbaro originariamente significaba “extranjero”. Hoy quiere decir

`salvaje, cruel´. A veces el nombre de una cosa es sustituido por el nombre de otra cosa por la
semejanza o la relación que el hablante establece entre ellas. Con todo ello, una palabra

adquiere nuevos significados y se produce así el fenómeno de la polisemia.

La elipsis

Supone una transferencia de significado por contigüidad de los significantes y tiene

su fuente en una asociación de dos nombres contiguos. Un solo concepto puede ser

expresado por dos o más palabras que forman un todo semánticamente indivisible: barco de

vela. Pero la economía de la lengua impele a la abreviación o supresión de algún elemento:

barco de vapor- el vapor-el barco; café cortado-un cortado. Esta elipsis puede tener

consecuencias gramaticales: un adjetivo puede convertirse en un nombre (un café cortado-un

cortado), y puede cambiar el género: un cabo de primera clase- un cabo primera (cabo

primero)

Las consecuencias del cambio semántico: Implican dos problemas: extensión del

nuevo significado y finalidades emotivas respecto del anterior significado.

Extensión y restricción del significado:

Extensión y restricción: términos incorporados en estudios de semántica, apoyados

en criterios formales, agrupando fenómenos complejos, alterando el campo de acción de las

palabras.

Restricción del significado: se restringe la acción de la palabra a un significado

específico.
Extensión del significado: uso de una palabra en un sentido más general, por

convención esta termina ampliando su significado, dichos cambios pueden ser; por

permutación, nominación, analogía o sustitución.

Los cambios que suponen desarrollos peyorativos o ameliorativos: cambios

peyorativos ligados al eufemismo, estos cambios suceden por debilitamiento del significado

negativo o por adquisición de una carga positiva.


Bibliografía

A.R. Fernandez, S. Hervás y V. Báez (1989), Introducción a al a Semántica. Madrid.

Ediciones Catedra S.A.

Lopez A.M, (2016, septiembre, 26), Los Cambios Semánticos. MasterLengua. Recuperado

de: http://masterlengua.com/los-cambios-semanticos/

Normas APA sexta Edición. Recuperado de:

https://www.um.es/documents/378246/2964900/Normas+APA+Sexta+Edici

%C3%B3n.pdf/27f8511d-95b6-4096-8d3e-f8492f61c6dc

P. Guiraud, (1960), La Semántica, Mexico, D.F. Fondo de Cultura Económica.

También podría gustarte