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Wund Psicologia de Los Pueblos

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J. Vicente Viqueira - La Psicología Contemporánea

Capítulo III - LA PSICOLOGÍA DE W. WUNDT (continuación)

Las dos psicologías sociales: psicología colectiva y psicología de los pueblos - Precedentes
de la última - El doble interés y la doble consideración en ésta - El concepto y los
contenidos de la conciencia colectiva - El desarrollo de la conciencia colectiva - La
explicación psicológica de los productos sociales - Psicología de los pueblos, etnología e
historia - La psicología animal y del niño, en Wundt - Ideas metafísicas - Influjo de Wundt -
Escuela wundtiana - Münsterberg - Escuela de Wurzburgo - Investigadores independientes
- Psicología individual o diferencial - Pedagogía experimental - Psicología aplicada - La
psicología experimental en España: Francisco Giner de los Ríos; Luis Simarro y sus
discípulos; Turró; Mira - Bibliografía

Continuamos en este tercer capítulo exponiendo las concepciones de Wundt y, de


acuerdo con nuestro plan, trataremos en seguida de psicología de los pueblos, dando
después una brevísima indicación acerca de la psicología animal y del niño, y de sus tesis
metafísicas en cuanto tienen que ver con la psicología. Terminaremos con el influjo de la
psicología wundtiana, echando una ojeada a las direcciones más importantes de la
psicología experimental. Comenzamos, por lo tanto, con la psicología de los pueblos o de
las colectividades, cuya unidad central espiritual es para Wundt el pueblo, o grupo de
cultura homogéneo, en el que existe un espíritu colectivo, una conciencia colectiva.

De dos maneras se ha ocupado la psicología actual de los hechos psíquicos colectivos. Por
una parte, la psicología francesa de dirección sociológica (Tarde, Le Bon y otros) ha
indagado los fenómenos sociales, o sea aquellos fenómenos psíquicos que surgen en las
colectividades, fenómenos tales como la imitación, los pánicos colectivos, etc.
Característica de estas investigaciones es el que se dirigen a estados psíquicos sociales
transitorios. Por otra parte, Wundt ha estudiado la evolución espiritual de las
colectividades humanas basándose en el análisis de sus productos permanentes. En este
análisis claro que es preciso saber interpretar, y esta interpretación ha de basarse en la
introspección del investigador, que es así controlada (lo mismo que lo fue en el
experimento). A esta rama de la psicología llama Wundt psicología de los pueblos, por la
razón antes expuesta.
2

La psicología de los pueblos de Wundt tiene antecedentes como los tiene, según vimos, su
psicología fisiológica. Enumeraremos ahora brevemente estos antecedentes. Es sabido
que la concepción de esta psicología de los pueblos arranca de los discípulos de Herbart,
Th. Waitz, Steinthal y Lazarus, cuyos trabajos fueron, más que nada, tentativas que
quedaron incompletas. El concepto fundamental de la psicología de los pueblos de los dos
últimos era el espíritu del pueblo (Volksgeist) o espíritu colectivo, y de dicho concepto, de
un cierto carácter misterioso y romántico, hacían nacer los productos espirituales de las
comunidades humanas (por ejemplo, el lenguaje). Otro precedente lo tiene la psicología
de los pueblos de Wundt en los estudios de los pueblos salvajes. Aquí corresponde un
papel importante al viajero Bastian, contemporáneo de los antes citados e independiente
de ellos, que deseaba fundar una psicología etnológica. Puesto que la idea de la evolución
es directora en la concepción de la génesis espiritual humana, hay que considerar como
precursores en cierto modo también de esta psicología a todos aquellos que han aplicado
la concepción evolutiva moderna al dominio social (particularmente Spencer que, sin
embargo, no ha influido en Wundt). Por último, como el fin a que se dirige la evolución de
los pueblos es la humanidad, tiene Wundt como antecedente a Herder, con quien
conscientemente enlaza.

La psicología de los pueblos interesa, según Wundt,

en un doble respecto. Por una parte le compete, como complemento de la psicología


experimental, el análisis de las actividades superiores del espíritu. Por otra nos da la
imagen del proceso evolutivo del espíritu humano. En el primer respecto debemos
recordar que las actividades mentales superiores no son accesibles, según Wundt, a la
investigación experimental. Su estudio exacto, ya que la introspección abandonada a sí
misma es falaz, sólo puede hacerse en la psicología de los pueblos o colectiva. Hay ciertos
productos espirituales permanentes por poder fijarse, que no son obra de individuos, sino
de colectividades, por ejemplo, el lenguaje o el rito, y en ellos se halla depositada, por
decirlo así, la actividad superior del espíritu. No hay más que analizarlos para hallarla y
conocerla. La permanencia de estos productos espirituales permite analizar estas
actividades superiores del espíritu de una manera exacta, lo que es imposible si queremos
estudiarlas en el fluir, y la complicación que presentan en las conciencias individuales. Así,
por ejemplo, las leyes del pensar no las hallaremos por experimento ni por introspección,
sino en el desarrollo del lenguaje.

Dado el doble interés de la psicología de los pueblos, puede considerarse ésta desde dos
puntos de vista:
3

1.º, como análisis de los diversos productos colectivos espirituales;

2.º, como evolución total espiritual de la humanidad.

De acuerdo con esto, en lo que inmediatamente vamos a decir, bosquejaremos primero la


conciencia colectiva y sus contenidos, y pasaremos después a la evolución de la
humanidad con respecto de lo que expondremos, en dos palabras, las grandes épocas
psicológicas por las que, a juicio de Wundt, ha pasado la humanidad. Comenzamos, pues,
con la conciencia colectiva y sus contenidos.

Como es sabido, existen ya comunidades o sociedades animales. Estas comunidades


pueden ser permanentes, como, por ejemplo, los enjambres de abejas, o pasajeras, como
las bandadas de los pájaros. Las primeras nacen de los instintos de generación; las
segundas, de los de protección, y ambas poseen el carácter de relativa invariabilidad que
al instinto corresponde. Por el contrario, las comunidades humanas nacen de necesidades
no sólo físicas, sino también espirituales, y poseen un desarrollo continuo histórico que
camina hacia la humanidad, considerada como ideal ético de cultura humana, a diferencia
de la animalidad, idea conscientemente reconocida y puesta como fin y que,
naturalmente, incluye también la comunidad de los pueblos.

En las comunidades humanas existe una conciencia colectiva; pero ya no se trata aquí del
concepto misterioso del espíritu de los pueblos. Consiste tan sólo en las relaciones de
influjo recíproco de las conciencias individuales y se diferencia en notas muy esenciales de
las conexiones de los contenidos de la conciencia individual. En este sentido, se puede
designar la relación de los sentimientos y las representaciones dentro de una comunidad
como una conciencia colectiva, y considerar la orientación común de las voluntades como
una voluntad colectiva. Para mayor claridad de lo que acabamos de decir, recordemos lo
que se expuso acerca de la concepción actualista que Wundt tiene del alma. Ésta no es
más que la conexión de todos los fenómenos psíquicos. Ahora bien; en el mismo sentido,
el alma colectiva o el espíritu colectivo no es más que la conexión de los fenómenos que
surgen en una comunidad por influjo recíproco de los espíritus individuales.

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Los contenidos de la conciencia colectiva se revelan en los productos culturales que tienen
el carácter de objetos espirituales permanentes. Veamos cuáles son estos contenidos. En
primer lugar tenemos el lenguaje, la condición que hace posible una comunidad social
humana, ya que éste es un medio de comunicación espiritual adaptable hasta a las
relaciones más complejas. El lenguaje es, a la vez, un tránsito entre la actividad psíquica
individual y la colectiva, pues nace de los movimientos expresivos de las emociones y se
convierte en depósito de los contenidos colectivos. Estos contenidos colectivos se dividen
4

en dos clases: 1.ª, las representaciones colectivas en que se precipitan los temores y
esperanzas comunes (representaciones míticas); 2.ª, los motivos comunes de la voluntad
(normas de la costumbre). De las representaciones míticas se derivan, al combinarse con
las normas éticas que nacen de las costumbres, las representaciones religiosas. Las
representaciones míticas y religiosas hallan su expresión, en parte, en el culto, y, en parte,
al combinarse con los sentimientos estéticos elementales, en el arte, que, así, llega a los
sentimientos estéticos superiores. Los contenidos fundamentales, en general, de la
conciencia colectiva son, pues:

1.º El lenguaje.

2.º El mito.

3.º Las costumbres.

Como ya vimos, uno de los puntos de vista y de los estudios de la psicología de los
pueblos es el análisis de estos contenidos.

Sin embargo, como se dijo, otro punto de vista puede tomarse en la psicología de los
pueblos, y éste es el de la consideración del desarrollo psicológico total de la humanidad
en el que, siendo en ella los pueblos el elemento central, tenemos presente el desarrollo
de éstos. Es éste el punto de vista capital para el que lo anterior ha sido meramente una
necesaria preparación. Al proceder así podemos distinguir cuatro épocas fundamentales
de desarrollo psicológico, épocas que se caracterizan por el predominio de determinadas
representaciones, sentimientos y motivos, y que, dada la continuidad del proceso
histórico, pasan las unas a las otras por tránsitos, lo que hace que sus límites sean
indecisos y, por lo tanto, difíciles de determinar. Naturalmente que los resultados de la
ciencia antropológica deben servir de base en los meros estadios a que vamos a
referirnos. He aquí las épocas.

La primera es la edad del hombre primitivo, concepto relativo ciertamente, y que significa
el hombre en el estado más rudimentario de cultura, tal como lo presentan aún hoy
algunos pueblos salvajes (1). De este hombre primitivo no hay ninguna característica
externa de raza o comunidad de origen, sino que se determina por una suma de
propiedades psicológicas de carácter originario. Son, pues, dichos pueblos sólo
representantes de un estadio de evolución social psicológica.

Al estadio del hombre primitivo sigue la época totemística, época descubierta en nuestros
días y de la que no quedaban en la historia más que escasísimos restos, hasta tal punto
que el nombre totem está tomado de un lenguaje americano. Según Wundt, «si se quiere
definir el totemismo del modo más breve, puede designársele como una representación
5

del mundo en la que se halla el animal con respecto al hombre en posición opuesta a la
que en la actual cultura tiene. En la época totemística domina el animal sobre el hombre,
no el hombre sobre el animal. Por su vida y su acción despierta asombro, terror y
veneración. Las almas de los muertos habitan en él y así es un antepasado de los hombres.
Su carne está prohibida a los miembros del grupo social que le llama suyo, o el consumo
de ella se transforma, por el contrario, en una ocasión solemne de un culto santificador»
(2). Este animal sagrado es el totem. La concepción totemística tiene un carácter general e
influye en la organización de la sociedad, en la división interna de la tribu, en las formas de
matrimonio y en la familia. Restos de esta época son los animales sagrados de Babilonia y
Egipto y otros pueblos, la interpretación profética de las acciones de los animales, y las
representaciones mágicas unidas a algunos de éstos.

Un cambio paulatino lleva al tercer periodo, o sea el de los héroes y los dioses. La lucha
entre grupos sociales trae consigo una organización guerrera bajo la dirección de un jefe,
cuya importancia es mucho mayor que la del mismo en el período totemista. Este jefe es
el héroe. Los héroes aparecen contrapuestos en la lucha como personalidades de marcado
carácter. En lugar de los pequeños cuentos míticos de animales antepasados, portadores
del fuego, verbigracia, aparece la epopeya que canta al héroe. Nos hallamos, por ejemplo,
en el período homérico. Junto con esto se encuentra el nacimiento del estado, y el
desarrollo y enriquecimiento del lenguaje por el desarrollo de la poesía. Cambian la
religión y las costumbres. Estos héroes tienen carácter nacional; surgen con ellos las
religiones nacionales, que ya no se dirigen al mundo próximo de las plantas y los animales,
sino al cielo, naciendo así la idea de un mundo superior y más perfecto. Del mismo modo
que el héroe es el ideal del hombre, es el dios el héroe ideal.

Con éste enlaza un cuarto período: el de la humanidad. Los límites nacionales no detienen
al espíritu humano, y estos límites son superados, presentándose como algo que excede a
ellos la estimación suprema de la personalidad y los valores humanos. Capitalmente
comienza a verificarse esta transformación cuando se suprimen ante todo los limites
religiosos, lo que sucede con el nacimiento de las religiones universales o que aspiran a
religiones humanas. De éstas, conocemos sólo tres: el cristianismo, el islamismo y el
budismo, que se reparten la humanidad no arbitrariamente, sino por la diferente manera
de ser de los pueblos y por su historia. Junto con las religiones de carácter universal va la
comunicación de los pueblos en todos los aspectos de la cultura y el desarrollo consciente
hacia la humanidad (3).

Supone la evolución a través de todas estas épocas un complejo proceso psicológico, y


Wundt mismo declara que en la interpretación psicológica de este proceso evolutivo nos
hallamos, muchas veces, en la mera conjetura, aparte de que los nuevos descubrimientos
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traigan consigo nuevos datos para la explicación o la interpretación. En el estudio del


lenguaje, del mito y la costumbre que Wundt ha llevado a cabo ha expuesto sus
concepciones en detalle, pero debemos prescindir de ellas aquí porque, de exponerlas,
habría que hacerlo de una manera tan esquemática, que no ofrecería utilidad ni interés.
Basta indicar que problemas como la explicación psicológica del lenguaje, el cambio de
formas de éste y de significación de las palabras; el diverso valor que en los tiempos
sucesivos toma la costumbre, y tantos otros, son problemas psicológicos que Wundt ha
planteado y tratado con todo rigor por primera vez. Es importante hacer notar que Wundt
considera como factor capital de la evolución humana los sentimientos; lo que está de
acuerdo con su teoría emocional de la voluntad. Las representaciones son guiadas en su
juego por éstos; por ejemplo, ya el lenguaje nace de los movimientos mímicos y fónicos
que expresan emociones; el mito es una proyección de temores y esperanzas que luego
repercute en las reglas de conducta que en un comienzo tienen carácter religioso. Wundt
llega a decir que en la evolución son los cambios de estado afectivo los que producen el
cambio de las representaciones.

Con dos ciencias parece, según lo que hemos expuesto antes, poder confundirse la
psicología de los pueblos y, efectivamente, Wundt mismo indica la diferencia entre ésta y
aquélla. Dichas dos ciencias son la etnología y la historia. «La Etnología es la ciencia del
nacimiento de los pueblos, de sus características y de su extensión sobre la Tierra» (4).
Para sus problemas tienen un interés escaso las notas psicológicas. La psicología, en
cambio, se ocupa sólo del desarrollo espiritual de las colectividades. Naturalmente que los
datos de la etnología podrán serle útiles. Por otra parte, con respecto a la diferencia entre
psicología de los pueblos e historia, ha de tenerse en cuenta que ésta estudia la evolución
concreta de las comunidades humanas, mientras que la psicología de los pueblos indaga
las condiciones psíquicas generales de los fenómenos de esta evolución, o sea, de otro
modo: proporciona la explicación psicológica del desarrollo de las colectividades humanas.

__________

(1) Pigmeos de África, negritos de Filipinas, weddas de Ceilán, etc. ; pueblos de los
bosques, aislados de la cultura. Estos primitivos, según Wundt, son idénticos a los pueblos
prehistóricos.
(2) Elemente der Völkerpsychologie, pág. 8.
(3) El período de la humanidad tiene, según Wundt, como factores de la idea de la
humanidad:
1.º, los imperios; 2.º, las religiones universales; 3.º, la cultura universal; 4.º, la conciencia
de una historia universal.
(4) Elemente der Völkerpsychologie, pág.5.
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Dos palabras acerca de la psicología animal y del niño, en Wundt (5). Para Wundt, en los
animales más inferiores, en los protozoos, hallamos ya indicios de vida psíquica: buscan
espontáneamente su alimento, huyen del enemigo que los persigue. En cuanto a la vida
psíquica de los animales superiores, es característico que, en general, el desarrollo
psíquico es, con respecto al del hombre, más rápido y unilateral. El instinto es una acción
impulsiva, no un tejido de reflejos; acción impulsiva que a través de generaciones se fija,
adapta y especifica. La modificación de los instintos por nuevas condiciones de vida
muestra esto. La diferencia entre la psiquis animal y humana está en las funciones
aperceptivas, que en aquélla faltan o son extremadamente rudimentarias; en los animales
no hay más que enlaces asociativos. Es, pues, una diferencia de grado, y, así, aquélla es
precursora de la última. Las indicaciones acerca de la psicología del niño desarrollan ésta
dentro de la psicología de Wundt a base de los datos de los investigadores especialistas en
esta materia.

Partiendo de la psicología llega Wundt a la metafísica, cuya misión, según él, es lograr una
concepción unitaria del mundo. Vimos ya que existían dos grandes dominios de la
experiencia. Problema capital es, pues, llegar a la unidad de los dos dominios: el de la
psicología y el de la física, nacidos de dos puntos de vista distintos. Hay que tener en
cuenta que Wundt es realista; todo es ser y fenómeno: fenómeno en cuanto indica (no
copia) el ser unitario; ser, en cuanto actividad.

Para lograr la concepción unitaria que nos proponemos es preciso tener en cuenta lo que
sigue. Tanto la física como la psicología han llegado a considerar lo real como actual (como
haciéndose, como actividad). La física nos da sólo las leyes del suceder físico; lo demás, a
saber: las hipótesis, son sólo medios auxiliares simbólicos y heurísticos. Ambos dominios
de actualidad (psicológico y físico) deben hallar su resolución en el ser unitario que se
reducirá, pues, a acción, actividad, devenir. Para llegar a ello es preciso suponer también,
de modo muy probable, que la posibilidad de la conciencia va unida a la materia siempre,
pero que aquélla se presenta sólo en ciertas condiciones que se dan en los seres vivos.

Ahora bien; este ser único se nos presenta objetivamente como movimiento,
subjetivamente como un conjunto de cualidades. La realidad inmediata de lo psíquico
hace que a éste corresponda la primacía en el conocimiento. La realidad debe ser lo que la
conciencia es, y ésta es un complejo que llamamos voluntad. Ahora bien; la voluntad es
siempre individual. La realidad consistirá, por lo tanto, en una pluralidad de unidades de
voluntad. Pero la voluntad ha de entenderse aquí como mera acción (Tun) que es lo
esencial en la voluntad. Wundt es, pues, voluntarista en metafísica, pero empírico. Él
mismo se distingue de Schopenhauer, cuyo concepto de la voluntad, a su ver, ya no
corresponde a este aspecto del espíritu y podría llamarse de cualquier otra manera.
8

Las unidades superiores de voluntad serían, según frase de Wundt, mónadas de Leibniz
consideradas como entelequias aristotélicas (es decir, como acción). La naturaleza lleva en
sí la posibilidad del espíritu (es precursora del espíritu), pues la sensación es ya una
síntesis de elementos cualitativos anteriores y materiales; la síntesis es relación, o sea
conciencia, y por esto la sensación es ya consciente. Las resultantes de enlaces que son
nuestros Yo se relacionan a su vez en las unidades superiores de voluntad que constituyen
el mundo moral y cuya evolución muestra la historia. Wundt postula aún una unidad
suprema de voluntad, o sea Dios. Su metafísica representa, así, un evolucionismo
voluntarista.

El influjo de Wundt en la psicología ha sido, por una parte, general, y, por otra, especial.
Como ya antes indicamos, Wundt ha creado la psicología como ciencia relativamente
independiente, tal como hoy la poseemos. Es tan cierto esto, que todas las corrientes de
la psicología actual o han sido influidas por él, o han debido posteriormente confrontarse
con él, y aun cuando se han situado en una posición hostil, no han podido ignorar sus
investigaciones y negarse a aceptar muchos de sus resultados. Han surgido así discusiones
en torno de los conceptos de la psicología wundtiana, que constituyen su crítica y, al
mismo tiempo el progreso de la psicología, discusiones a las que nos referiremos en los
capítulos que siguen. Precisamente por este motivo hemos evitado entrar hasta aquí en
consideraciones críticas.

Como influjo especial de Wundt ha de estimarse la creación de una psicología de


laboratorio o experimental que hoy día, enormemente generalizada en el mundo entero,
ha seguido en su desenvolvimiento un camino aún más amplio que el que su fundador le
atribuyese. Por esta razón hemos de considerar ahora las diversas direcciones que han
partido de la psicología fisiológica, que más tarde se ha llamado habitualmente
experimental, de Wundt.

I. Ha de considerarse primeramente la escuela de Wundt mismo, o sea la de sus


discípulos que siguen, con escasas modificaciones, el camino trazado por él.
Características de este grupo son: la limitación del experimento psicológico al
experimento psicofísico como único riguroso, por presentar una determinación de medida
exacta a través de la excitación fisiológica (véase Capítulo II), la investigación de las
funciones complejas del espíritu en la psicología de los pueblos, y el papel dominante
concedido a la apercepción. Podemos citar en este grupo a W. Wirth, Otto Klemm y
Krüger.

II. Otros psicólogos se han desviado de Wundt en sus concepciones, aun conservando la
idea de una psicología experimental. Debe considerarse, en primer lugar, a Hugo
Münsterberg (1863-1916), quien si bien alemán, desarrolló su actividad de investigador y
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maestro en los Estados Unidos de Norteamérica. Nos ocuparemos, como corresponde al


plan que seguimos, de sus concepciones generales. Es preciso decir que en él, por la
importancia concedida a un Yo primario y libre (absoluto), se muestra un influjo de Fichte.

El Yo primario, originario, no es de ningún modo objeto. Ahora bien; el objeto; lo


contrapuesto a mí, es sólo lo conocido. Por consiguiente, el Yo primario no es conocido.
Sin embargo sabemos de él, pero este saber no es ya conocer, sino experimentar
(erleben). La psicología que existe como ciencia debe, pues, tener su asunto en otro
problema. Efectivamente; el objeto es una creación de este Yo primario, y una creación
que consiste en una elaboración de sus experiencias cognoscitivas según el principio
lógico de identidad: lo idéntico es el objeto. En este proceso de objetivación queda un
residuo no objetivable (por ejemplo, la sensación), y este residuo subjetivo es el asunto de
la psicología. Lo subjetivo, lo mental, lo espiritual es lo que no puede construirse según el
principio de identidad, que no puede tratarse, por lo tanto, en la ciencia natural y que
queda reservado a la psicología. Se presenta ahora el grave problema de cómo construir la
ciencia psicológica, pues a ella no pueden ser aplicadas las categorías de la ciencia natural,
tal como la causalidad, ya que su dominio, como se ve, es radicalmente distinto del de
aquélla. Münsterberg piensa que esta dificultad puede salvarse: la fisiología ofrece un
medio indirecto para construir la ciencia de la vida mental, puesto que lo psíquico se da en
constante relación con lo fisiológico. La causalidad fisiológica es la única causalidad posible
en psicología, y, por lo tanto, una explicación fisiológica es la que sólo está a nuestro
alcance; punto de vista, es cierto, de una lógica poco rigurosa.

Una consecuencia de lo que acabamos de exponer es que la base de las normas lógicas,
éticas y estéticas no es el Yo de la ciencia psicológica, sino el Yo primario. Éste se entiende,
pero no se explica, y así, junto a la psicología explicativa y experimental, admite
Münsterberg una psicología que no explica, sino que entiende. Sólo esta última podrá dar
razón de aquellas normas.

Otra consecuencia es que las medidas mentales o psíquicas son imposibles.


Efectivamente; la ciencia natural dispone de dos procedimientos para la ordenación de la
multiplicidad de los fenómenos: el cualitativo y el cuantitativo. Por el cualitativo se
disponen los objetos en series (diferencias cualitativas), y tales series llegan a constituir un
sistema completo de la diversidad de los fenómenos. Éste es el procedimiento de la
ciencia descriptiva de la naturaleza. Por el procedimiento cuantitativo, los fenómenos se
consideran sólo bajo el aspecto de la cantidad, de ser partes de un todo y un todo con
partes. Así proceden la física y la química. Este segundo procedimiento nace de diferentes
motivos, que tienen su origen en exigencias que presentan los objetos mismos. Se trata de
suprimir con él toda contradicción lógica y, al mismo tiempo, de simplificar y conservar el
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valor objetivo de las leyes naturales. Según esto, lo psíquico no podrá ser medido, ya que
el procedimiento cuantitativo no podrá aplicársele por lo antes dicho. Ya en la observación
directa se nos presentan los sucesos psíquicos de modo que no podemos considerarlos
divisibles en partes. No tiene sentido decir que una sensación está contenida en otra o es
doble que otra. Podríamos, sin embargo, suponer partes a modo de átomos psíquicos,
pero dichas partes se confundirían, ya que los átomos físicos se diferencian sólo por sus
cualidades espaciales y lo psíquico no se halla en el espacio. Toda medida necesita de
universalidad y permanencia, y esto no lo hallamos en la vida mental.

Münsterberg se ha ocupado después (véase más adelante) de psicología aplicada. Su


punto de vista teórico puede considerarse como un ensayo sin notables consecuencias.
__________
(5) En ninguna de las dos ha sido original WUNDT, como ya se dijo. La psicología de los
animales la trata en su libro Vorlesungen über die Menschen und Tierseele (Lecciones
sobre el alma del hombre y los animales). De la psicología del niño sólo trata
incidentalmente.

II. El discípulo de Wundt, Oswald Külpe (1862-1915), ha creado una dirección psicológica
independiente. Dicha dirección acostumbra a llamarse la escuela de Wurzburgo por haber
sido Külpe primeramente profesor en la Universidad de esa capital. Hemos mostrado
antes cómo Wundt creía imposible aplicar el método experimental al estudio de los
fenómenos superiores del espíritu. Ahora bien; lo que caracteriza a la escuela de
Wurzburgo es, precisamente, la indagación experimental de los fenómenos complejos o
superiores, tales como el pensar (juicio, razonamiento, abstracción), las impresiones
estéticas y los procesos superiores de voluntad. En cuanto al estudio experimental de la
inteligencia, Külpe tiene un precursor en el psicólogo francés Alfredo Binet.

Para llevar a cabo esta aplicación del método experimental a las funciones superiores del
espíritu era necesaria una modificación de aquél. La forma general de estos nuevos
métodos consiste en que al sujeto sometido a experimento se le presenta un excitante,
por ejemplo una palabra o una frase, y ante él ha de tener presente su sentido o tratar de
dar una respuesta adecuada o reaccionar de algún modo. Cuando esto se ha verificado, se
pregunta al sujeto qué imágenes o sucesos ha tenido presentes en la conciencia. De aquí
el nombre de método de interrogación (Austragemethode). El tiempo que transcurre
desde la presentación del excitante hasta la respuesta puede ser medido por un
cronoscopio o un reloj de quintos de segundo. Como se ve, se concede gran importancia a
la introspección, pero a una introspección reglamentada, y por eso se ha hablado de una
introspección sistemática.
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Este método ha sido criticado especialmente por Wundt, quien piensa que no todo influjo
sobre el espíritu, para producir un suceso psíquico, es experimento, sino sólo aquél que
permite una exacta variación de factores que pueden analizarse. Por el contrario, en los
métodos de la escuela de Wurzburgo nos hallamos con la antigua introspección, pero
realizada en condiciones desfavorables, y no como en la vida corriente, en que se puede
sorprender al suceso psíquico en toda su espontaneidad; en la pretendida observación
introspectiva sistemática, en cambio, la actitud observadora del sujeto, la sujeción a una
tarea determinada que hay que resolver, la interrogación, perturban de tal modo, que el
resultado de la introspección es del todo dudosa.

A esto responden los de Wurzburgo que es un hecho que la introspección es posible y que
hasta en la forma del análisis en el recuerdo, en la que se presenta muchas veces en los
métodos que acabamos de bosquejar, ofrece la misma seguridad y facilidad que la
observación de los objetos externos. Los resultados, que la escuela pretende haber
obtenido, mostrarían también la fecundidad del método. Dichos resultados serían una
continuación del de Binet en su estudio experimental de la inteligencia; a saber: que ésta
excede a la imaginación. Habría un elemento no intuitivo del pensar y, en general,
elementos no intuitivos de la conciencia. El pensar sería, pues, un aspecto sustantivo de la
vida psíquica. La discusión en torno de este problema es actual, y mientras unos admiten
los puntos de vista de la escuela de Wurzburgo otros los niegan, como, por ejemplo,
Titchener, para quien los estados que aquellos investigadores llaman estados sin imágenes
y de pensar puro son estados kinestésicos. Sin embargo, parece dificilísimo negar que en
el pensar hay un elemento original; a saber: las relaciones.

A la escuela de Wurzburgo pertenecen, además de su fundador Külpe, Watt, Marbe, N.


Ach, Buhler y Messer.

IV. Otros grupos de investigadores han proseguido en varios sentidos los estudios
experimentales de psicología. Citamos de éstos los más importantes.

Hermann Ebbinghaus admite como elementos, además de las sensaciones y los


sentimientos, las funciones de objetividad que existen como disposiciones que las
sensaciones despiertan. Dichas funciones son: la comprensión del tiempo y del espacio; la
conciencia de la igualdad, semejanza y diferencia; la comprensión de la unidad y
multiplicidad, de la identidad, y del cambio y movimiento. Además elaboró los métodos
experimentales para el estudio de la memoria.

Al estudio de la psicología del sonido se ha dedicado Carl Stumpf. Sus trabajos acerca de
los comienzos de la música pertenecen al dominio de la psicología de los pueblos. Ha
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organizado un archivo fonográfico (de música primitiva) en su Instituto de Psicología de


Berlín.

Una brillante labor ha sido llevada a cabo por el hábil experimentador G. E. Müller, que se
ha dedicado al estudio de la memoria y de las sensaciones visuales. Discípulos suyos son
Katz (estudios sobre la apariencia de los colores, o sea fenómenos de brillo, transparencia,
etc.), Revesz (investigaciones sobre las sensaciones sonoras) y Jaensch (psicología del
espacio y estudio de las vocales que considera como cualidades de los ruidos).

De los numerosos investigadores norteamericanos citamos aquí a Stanley Hall, fundador


del primer laboratorio de psicología experimental de los Estados Unidos (6), y a Titchener.

Pertenecen a este grupo: el italiano Mosso, iniciador de los estudios sobre la fatiga; el
danés Lehmann; los suizos Flournoy y Claparède; el argentino Ingenieros, y otros muchos.

V. De la psicología experimental de carácter general, es decir, que indaga las actividades


psíquicas en general, ha surgido una psicología individual, cuyo problema está constituido
por la tarea de la investigación experimental de la individualidad, o como ha sido
entendido por Stern, de las diferencias entre los individuos. (De aquí que este psicólogo la
llame diferencial.) Un precedente lo tiene ya la psicología individual en la distinción de los
tipos de memoria hecha a base del lenguaje por Charcot en 1880 y los estudios sobre las
imágenes del inglés Galton (7). Las pruebas psicológicas (tests) de determinadas aptitudes
que tanto habían de servir para la investigación de este dominio fueron ideadas por el
norteamericano Catell en 1890. A. Binet y su discípulo Henri publicaron en 1896 una
especie de programa de esta rama de la psicología con el título: La psychologie
individuelle. W. Stern la ha construido sistemáticamente. Además se hallaba preparada
por investigaciones sobre problemas especiales; par ejemplo, acerca del carácter.

Para Stern esta psicología se debe llamar no individual, sino diferencial, porque se ocupa
de cómo surgen las diferencias psicológicas, y el individuo es así un problema parcial en
ella. Considera Stern que la psicología diferencial es ciencia teórica y ciencia aplicada.
Como ciencia teórica incluye los siguientes problemas: 1.º, la variación; clases de
variaciones; relación de las variaciones entre sí, o correlaciones; explicación del surgir de
estas variaciones por causas internas (herencia, disposiciones) y por causas externas
(medio, educación, ejemplo, etc.); 2.º, leyes de ciertas variedades; por ejemplo: la
psicología de un pueblo determinado o de una clase social; 3.º, el individuo mismo, que no
se agota en un complejo de variaciones, sino que es algo único. No hay con respecto a él
más posibilidad que describirlo, o sea la psicografía o procedimiento histórico-biográfico.
Como ciencia aplicada, la psicología diferencial tiene dos fines: 1.º, el conocimiento de los
13

hombres (psicognosis); 2.º, intervención en los hombres. Al primero pertenece, por


ejemplo, el diagnóstico de los talentos; al segundo, la psicología pedagógica.

La Psicología diferencial debe, según Stern, valerse de todos los métodos. Emplea: 1.º, el
experimento (como experimento de investigación o como prueba o test) en tanto que
puede ser útil, lo que a veces no sucede, pues, según Stern, hay en él algo artificioso que
perturba el estudio del individuo; 2.º, emplea asimismo la introspección y la observación
en otros sujetos, el método de los cuestionarios, la reunión de materiales y los métodos
históricos y biográficos.

VI. Desde Herbart, que pensaba que una de las ciencias auxiliares de la pedagogía era la
psicología, se ha intentado poner esta última ciencia al servicio de aquélla. De este interés
ha surgido la pedagogía experimental, que ha sido creada por el discípulo de W. Wundt,
Ernst Meumann (1862-1914). La pedagogía experimental intenta dar una fundamentación
rigurosa a la ciencia de la educación. El término experimental ha de entenderse aquí como
designando una dirección de exactitud, pues también emplea otras formas de
observación, como son: la reunión de recuerdos de la propia infancia; el método
evolutivo-comparativo; la reunión de productos infantiles, por ejemplo los dibujos del
niño; la observación del niño (mediante el método de los cuestionarios, mediante diarios,
y noticias personales en la escuela). Lo más perfecto son los métodos psicográficos, o sea
la reunión de las particularidades de un individuo con todas las circunstancias de su vida.

La pedagogía experimental se ocupa: 1.º, de la evolución psicológica, lo que comprende:


A) Períodos y grados de esta evolución; B) Relaciones entre el desarrollo espiritual y
corporal del niño; C) Características o notas determinadas de los niños de una edad; D)
Determinación en cada edad de lo normal y sus desviaciones; E) Desarrollo de las
diferentes capacidades del niño. Además de esta investigación del desarrollo del niño,
debemos ocuparnos de: 2.º, la investigación de la individualidad y las disposiciones, y su
parte más importante: el examen de la inteligencia. Por último: 3.º, los fines pedagógicos
llevan a estudiar el niño que trabaja en la escuela: A) Análisis psicológico del trabajo del
niño; B) Técnica y economía de éste; C) Higiene del trabajo escolar; D) Condiciones
domésticas y escolares del trabajo. En esto se basarán las reglas para la enseñanza, la
educación y la organización de la escuela (8).

Como se ve, el interés pedagógico ha traído aquí un gran enriquecimiento para la


psicología.

VII. Por último, es preciso tener en cuenta las diversas aplicaciones de la psicología.
14

Como es sabido, la psicología ha contribuido a elaborar la nueva psiquiatría, y en este


sentido se debe recordar, ante todo, la labor del discípulo de Wundt y psiquiatra eminente
Kräpelin.

Por otra parte, la psicología del testimonio, o sea el estudio psicológico en relación con los
hechos de la memoria para determinar cómo el testimonio humano se produce y a qué
errores está expuesto, iniciado por Binet y Stern, será de mucha utilidad a la
Jurisprudencia.

Últimamente los intereses prácticos de la industria han llevado a un estudio del trabajo y
también de las aptitudes para determinadas profesiones. Conocidas estas aptitudes,
podríamos tener un sistema de tests o pruebas que nos las revelaran. A esto se ha
llamado el problema de la Orientación profesional. El primer instituto dedicado a dichas
investigaciones fue el «Vocation Bureau» fundado por Parsons en 1907 en Boston. En
Bruselas se creó, en 1912, una institución análoga, que tiene carácter oficial desde el año
1919. En Barcelona existe un Instituto de orientación profesional (véase más adelante). Se
han celebrado varios congresos para estas cuestiones; a saber: en Ginebra (1920), en
Barcelona (1921) y en Milán (1922).

Como se ve por esta reseña, la importancia de la psicología experimental para la práctica


es muy grande.

__________

(7) Se entiende de la psicología individual experimental moderna, pues, en general, esta


rama de la psicología remonta por lo menos hasta el discípulo de Aristóteles, Teofrasto.
(8) Sobre la pedagogía experimental de Meumann, véase: MODEST BARGALLÓ, La
Pedagogía experimental. Quaderns d'Estudi, marzo-abril, 1918.
(6) Anteriormente parece que W. James ya montó un pequeño gabinete de psicología
experimental en la Universidad de Harvard (véase Capítulo V).

VIII. Para terminar daremos una breve noticia acerca de la psicología experimental de
España.

La filosofía de Krause, que fue introducida entre nosotros por el severo pensador Julián
Sanz del Río (1814-1869), no daba singular importancia a la psicología ni estaba en
próxima conexión con la dirección en que se realizaba la labor de Wundt. Sin embargo, un
discípulo de Sanz del Río, un krausista, ha sido el primero que se puso en contacto con ella
y quien trabajó con ardor para el progreso de esta clase de estudios en España. Este
krausista fue el insuperable maestro Francisco Giner de los Ríos (1839-1915), quien
publicó en 1874, es decir, un año después del tomo I de la obra fundamental de Wundt (La
Psicología fisiológica, 1873-74), unas interesantísimas Lecciones sumarias de Psicología,
15

las cuales constituyen, sin duda alguna, el más importante de los trabajos sistemáticos de
psicología escritos en castellano en el siglo XIX. Por esto debemos decir algunas palabras
acerca de ellas. La obra de Giner de los Ríos está concebida en un sentido krausista; sin
embargo (lo que es particularmente interesante), en el prólogo de la segunda edición
(1878) se declara que «los progresos que en los últimos años han realizado la
antropología, la psicología fisiológica y la novísima psicofísica (merced a los trabajos de
Wundt, Fechner, Lotze, Helmholtz, Spencer y tantos otros como han contribuido a
ensanchar los horizontes de la psicología propiamente dicha) exigían que se completase el
punto de vista antropológico expuesto ya en la primera edición (principalmente inspirado
en Krause, Sanz del Río, Ahrens y Tiberghien) y perfectamente compatible con aquellos
progresos» (9). El libro nació de unas lecciones dadas en la Escuela de Institutrices, pero
ya con intención de ser un manual de segunda enseñanza. La primera edición fue pronto
agotada; de la segunda dijo Bernardo Pérez que era el mejor manual de psicología de
Europa (10).

Consideremos brevemente su contenido. La psicología se ocupa de lo permanente y


esencial en el alma; por esto es ciencia filosófica. Consta de tres partes:

1.ª Psicología general (Sustantividad del espíritu, relación con el cuerpo, vida y acción en
el mundo).

2.ª Psicología especial (Estudio de las actividades mentales particulares: conocer, sentir,
querer).

3.ª Psicología orgánica (Combinaciones de las propiedades psíquicas en tipos; por lo tanto,
psicología individual).

Se expone con palabras completamente actuales la importancia práctica de la psicología.


Por la psicología «descubre el hombre sus verdaderos fines, y descubre las fuerzas y
medios de que dispone para alcanzarlos» y «en general todas las ciencias llamadas
prácticas, o que señalan inmediatamente reglas de conducta para la vida, tienen íntima
afinidad con la psicología que muestra la naturaleza del agente a quien aquellas reglas se
refieren. Es evidente la íntima relación de la psicología con la pedagogía, cuyo objeto es el
arte de la educación, esto es, el cultivo y dirección de la naturaleza y vida del hombre
según su fin racional desde que nace hasta que muere» (11). El capítulo II de la psicología
orgánica constituye un sugestivo bosquejo de psicología individual, donde se estudia el
concepto de individualidad y las diferencias producidas por el carácter, temperamento y
sexo, así como las aptitudes que se expresan en las vocaciones (una anticipación de los
estudios acerca de la orientación profesional).
16

Después de publicadas estas Lecciones, no dejó nunca Francisco Giner de los Ríos de
interesarse por la psicología, a pesar de que, como se sabe, sus dos producciones
fundamentales en el orden teórico fueron la filosofía del derecho y la pedagogía. Animó
constantemente todo esfuerzo que tendiese a hacer progresar los estudios psicológicos,
particularmente en aquellos respectos que mostraban relación con la pedagogía. Sus
discípulos, le hemos oído citar en su clase y en sus conversaciones, con pleno
conocimiento, los resultados de la psicología novísima y estimar la importancia que
podían tener para aquellas otras disciplinas filosóficas que eran, como se dijo, objeto de
su capital trabajo. Con gusto leía las obras de los psicólogos y las interpretaba con gran
finura de espíritu. Entre tantas otras cosas, su influjo cultural determinó la creación de la
cátedra de psicología experimental en la Facultad de Ciencias de Madrid, cátedra que en
seguida desempeñó Simarro. En la misma dirección que su hermano e influido por él
actuó Hermenegildo Giner de los Ríos (+ 1923), ilustre profesor del Instituto General y
Técnico de Barcelona.

El primer representante de la psicología experimental en España fue el eminente


neurólogo y psiquiatra Luis Simarro La Cabra. Su compleja y rica personalidad, aún poco
conocida, exige que rompamos el marco de este libro para que puedan caber en él
algunas noticias biográficas: científico, filósofo, político social, enamorado del arte, todo
esto lo fue al mismo tiempo.

Simarro era valenciano y conservó siempre por su tierra levantina un profundo afecto; ella
le parecía elevarle a mayor comunidad con aquel gran pueblo luminoso, inteligente y libre
a quien tanto admiraba: el pueblo griego. Su madre había nacido en Játiba; su padre,
descendiente de italianos, era natural del mismo punto y pintor de profesión (afín
artísticamente y amigo de los Madrazo), habiendo obtenido premios en varias
exposiciones. Nació Simarro en Roma el 4 de noviembre de 1851, pues su padre se hallaba
par entonces en la «ciudad eterna» como pensionado del Gobierno español.
Encontrándose tuberculoso el padre de Simarro, regresó con su familia a Valencia, donde
murió cuando su único hijo no tenía aún tres años; la madre, repentinamente loca por tan
cruento dolor, arrojóse desde la azotea de su casa a la calle, donde la hallaron muerta,
sosteniendo entre sus brazos al tierno niño que aún vivía. Quedó a Simarro, como
consecuencia de este accidente, una leve cojera, apenas perceptible ya de hombre. Fue,
pues, huérfano desde los tres años; hecho que explica quizá un rasgo de su carácter.
Recogido por su amorosa madrina, ingresó en el colegio monacal de la Institución de
Damas Nobles, fundada a fines del siglo XV por el papa Alejandro VI (Borgia). Pronto se dio
a conocer el talento del joven escolar; se cuenta que el prior del colegio sentaba al niño
17

todos los días a su mesa para gozar de sul conversación ingeniosa. A los 20 años se
doctoró Simarro (era doctor en medicina y en ciencias). Ya en 1874 comenzó a intervenir
en un sentido liberal, que siempre le fue propio en política; desempeñó entonces, en la
sublevación cantonal, el cargo de tesorero de la Junta revolucionaria de Valencia, y
extendía los salvoconductos para entrar y salir de la plaza, que estaba sitiada.

En Madrid, Simarro perteneció al grupo formado por tantos hombres eminentes que
oscilaban en torno de la escuela krausista, en la cual era en aquella época ya la
personalidad filosófica más relevante, y de hecho directora y propulsora, Francisco Giner
de los Ríos. En la Institución libre de Enseñanza, que el último, en unión de sus amigos,
había fundado (1875), fue Simarro profesor de física, estableciendo en dicho centro un
laboratorio de esta ciencia. Dio allí una serie de conferencias sobre los problemas
científicos que tenían entonces mayor actualidad, colaborando, además, en el Boletín de
la Institución con notas y resúmenes de su enseñanza y con artículos sobre la anatomía y
fisiología del sistema nervioso. Marchó en 1880 a París, donde residió algún tiempo (1880-
84), estudiando histología del sistema nervioso con Ranvier, y psiquiatría con Charcot. En
aquella ciudad intimó con otro gran pensador español, en aquel entonces desterrado,
Nicolás Salmerón, con quien, lo mismo que con Francisco Giner de los Ríos, le unió
perenne amistad. Vuelto a Madrid, comenzó Simarro su actividad como psiquiatra; fue
director del manicomio de Leganés. Contrajo matrimonio con una dama valenciana de
extraordinaria belleza y de alto valor espiritual y moral, que ejerció sobre él un benéfico y
trascendente influjo, en el sentido de una más amplia realización de su vida.

Su labor en el profesorado oficial comienza, para no interrumpirse ya, en 1894, fecha en


que fue nombrado profesor ayudante del Museo Pedagógico, para dar allí cursos de
psicología fisiológica y donde los venía explicando desde 1888. En dicho centro creó el
primer Laboratorio de Antropología pedagógica que ha existido en España. En 1902 ganó
las oposiciones a su cátedra de psicología experimental de la Facultad de Ciencias de la
Universidad de Madrid; asignatura común a los alumnos del doctorado de ciencias y
medicina y a los de la licenciatura de filosofía. Más tarde fue nombrado profesor de
psicología de la Escuela de Criminología. Ambos cargos los desempeñó hasta pocos meses
antes de su muerte. Además, formó parte de la Junta para Ampliación para el Progreso de
las Ciencias y quien organizó con el mayor entusiasmo su primer congreso.

Paralelamente a esta labor, Simarro intervino siempre en la vida política del país, sin
abandonar jamás su independencia espiritual. En 1909, cuando el terror de la opresión
reaccionaria acobardaba los ánimos, levantó el primero su voz de protesta y en defensa de
Ferrer desde la cátedra del Ateneo de Madrid. En 1910 publicó su obra titulada El proceso
de Ferrer y la opinión europea. Fue un defensor acérrimo de la libertad de conciencia, en
18

favor de la cual, en unión de elementos liberales y disidentes, organizó reuniones públicas;


en 1913, con motivo del llamado «decreto del catecismo», realizó una campaña para
extender al magisterio el principio de la libertad de conciencia y para defender la que se
había conseguido para los niños. En el mismo año 1913 fundó la Liga española para los
derechos del hombre y del ciudadano. Fue el único español que perteneció a la Liga
monista creada en 1906 bajo la presidencia honoraria de Haeckel, y cuyo fin era «hacer de
la ciencia la base de la concepción del mundo y la conductora de la vida», y que en la
práctica se situaba, con irreductible hostilidad, frente a las religiones positivas, ante todo
frente al catolicismo. De dicha Liga formaron parte hombres tan ilustres como Ostwald,
Svante Arrhenius, Loeb, Semon, A. Forel y otros. Simarro fue elegido Gran Maestre de la
masonería española en 1917. Ya anciano contrajo segundas nupcias. Murió el 19 de junio
de 1921. Legó la mitad de su fortuna (lograda con su asiduo trabajo) para un Museo de
Psicología Experimental, y su biblioteca (de unos 4000 volúmenes) a la Universidad de
Madrid (12).

(9) Última edición de las Lecciones de FRANCISCO GINER DE LOS RÍOS con un prólogo de
su hermano HERMENEGILDO GINER DE LOS RÍOS, en el tomo IV de las Obras completas de
F. GINER DE LOS RÍOS. Madrid, 1920. Lo citado, en la pág. XIII. Sobre la filosofía española
en los siglos XIX y XX véase mi Apéndice a la Historia de la Filosofía de K. VORLÄNDER
1924.

(10) Revue de l'Enseignement, 1878.


(11) Revue de l'Enseignement, pág. 4.
(12) Actualmente en el Museo de Historia Natural.

Después de estos datos biográficos externos, debemos considerar en conjunto la


orientación ideal y la significación de Simarro. Los múltiples aspectos de su personalidad
estaban fundidos por un sentido filosófico que dimanaba de lo más hondo de su ser. Era
un sabio a la manera antigua; la sabiduría no se consideraba por él como un mero
producto del intelecto y útil para algunas aplicaciones técnicas, sino que se la estimaba
como aquello que debía informar siempre nuestra conducta. Y, sin embargo, su vida se
había ido construyendo, a pesar también de su clasicismo sentimental, con irregularidades
románticas y bohemias en un comienzo, más tarde con mayor disciplina, pero nunca con
aquella estructura armónica y racional que él anhelaba. Indudablemente, este conflicto
entre ideal y realidad no dejaba a veces de torturarle. Alma de artista, se edificó una casa
propia (13) según sus planos y dibujos, en los que colaboró su amigo el pintor Sorolla; casa
llena de confort moderno, donde la biblioteca y los laboratorios parecían parte
fundamental y con terraza a la valenciana; casa para indagar, leer y meditar. Empirista
decidido, repugnaba toda concepción teológica y sonreía ante los sistemas de metafísica.
Creyente, aparecían para él como los valores supremos la ciencia y la libertad; la ciencia
19

como guía y maestra, y la libertad como condición de la ciencia y de una vida


verdaderamente humana. En una de sus últimas conversaciones decía: «La libertad es la
condición necesaria para la ciencia; si los hombres perdiesen el amor a la libertad y si a
este amor no lo sacrificasen todo, incluso la vida, veríamos al mundo volver a la barbarie».
Pasemos ahora a considerar sus actividades especiales como neurólogo, psiquiatra,
maestro y psicólogo. En el dominio de la histología del sistema nervioso su labor ha sido
importante, pero no lo suficiente conocida, porque Simarro gustaba de hablar, lo que
hacía maravillosamente, pero no de escribir. Descubrió la diferenciación entre los
cilindroejes y las dendritas por la ausencia en la raíz de los primeros de los grumos de
Nissi. Inventó el método fotográfico de impregnación del sistema nervioso con las sales de
plata, procedimiento simplificado después por Cajal. Recuérdese que éste dice en su obra
Recuerdos de mi vida: «Debo a Simarro el inolvidable favor de haberme mostrado las
primeras buenas preparaciones efectuadas con el proceder del cromato de plata y de
haber llamado mi atención sobre la excepcional importancia del libro italiano de Camilo
Golgi sobre la íntima estructura de la sustancia gris»; y añade: Simarro «ha tenido
importancia decisiva en mi carrera». Sus últimos trabajos histológicos le llevaron a
descubrir las placas seniles cerebrales al mismo tiempo que Fischer las describía en
Alemania. Su laboratorio privado fue de importancia excepcional, pues hacia 1900 no
había en Madrid más centros de investigación histológica que el de Simarro y el de Cajal.
Como psiquiatra, un eminente discípulo suyo, el doctor Gonzalo Rodríguez Lafora, le
considera el mejor de España en la segunda mitad del siglo XIX, el único que conocía los
progresos de la psiquiatría en todo el mundo (14). En calidad de director del manicomio
de Leganés, quiso implantar los métodos humanitarios de Pinel y Esquirol e iniciar el
estudio científico de los alienados; las dificultades administrativas que halló en su camino
le obligaron a abandonar su cargo. Fue un maestro admirable, en su clase y fuera de su
clase. Sus discípulos le visitábamos muy a menudo, y en sus largas conversaciones con él,
que se extendían a todas las esferas del saber humano y estaban impregnadas de espíritu
filosófico, hemos encontrado un cúmulo de sugestiones y cultura. Simarro tenía el don de
conversar; su clase misma era una conversación, un admirable diálogo que raras veces se
trocaba en monólogo. Su discurso estaba libre de ociosa retórica, de afectaciones técnicas
y pedantería, y rebosaba humor, a veces hasta picante. Alguien ha comparado a Simarro
con Goethe y ha echado de menos un Eckermann que hubiese recogido sus
conversaciones. Tuvo discípulos en todos los órdenes: en medicina general, en neurología
y psiquiatría, en política y en filosofía y psicología.

Como psicólogo, su labor se concentró en sus clases. Por una parte divulgó entre nosotros
la nueva psicología, principalmente la de Wundt. Recomendaba, a los que con él querían
examinarse, como texto el Manual de Psicología de Wundt y como programa el índice de
este libro. Por otra parte, su posición independiente y su fino don de observación, se
20

revelaron en concepciones interesantes. Por último, Simarro estableció el primer


Laboratorio de Psicología Experimental de España, primero en el Museo Pedagógico,
después en la Universidad de Madrid. El contenido de sus lecciones, es decir, su
psicología, queda sólo en las notas y la memoria de sus discípulos, pues no lo expuso por
escrito nunca. Es difícil dar una impresión de cómo eran aquéllas; a la exposición
sistemática se unía siempre en ellas un cúmulo de noticias informativas que Simarro nos
proporcionaba, y que sacaba de sus constantes y extensísimas lecturas. Además, Simarro
dibujaba con particular destreza, y de sus dibujos, improvisados de memoria con sus tizas
de colores, en el encerado, se valía en sus explicaciones relativas al sistema nervioso.
Trataremos a continuación de dar una idea de la psicología de Simarro (15).

La psicología es una ciencia de hechos, de los hechos que constituyen el fluir de la


conciencia, y como toda ciencia de hechos dispone de dos métodos: la observación y el
experimento. En cuanto a la primera, importa ante todo como introspección; como no
podemos ejecutar actos y observarlos al mismo tiempo, nos queda el recurso único de la
reflexión, de volver sobre lo experimentado. Esta reflexión es una posición incómoda para
el hombre que naturalmente no le importa su espíritu, sino su acción, y para quien la
inteligencia es un mero instrumento para ella. En una única forma la reflexión ha sido
exigida muy pronto como útil a la vida; en la forma de la reflexión moral, que por esta
razón ha precedido a la reflexión psicológica.

Los contenidos de la conciencia que son representaciones del mundo exterior, mundo que
se nos aparece como una multiplicidad de objetos y una serie de relaciones de objetos,
tienen por caracteres: la sensación, porque el mundo exterior es conocido por medio de
los sentidos, la multiplicidad, puesto que los objetos son múltiples, y el cambio, puesto
que los objetos cambian. Los contenidos que referimos a nosotros mismos se dan en
forma de sentimientos, se relacionan con un único sujeto que se conserva, según nos
parece, idéntico. Ahora bien; en el mundo exterior decimos que hay, además de objetos,
sujetos; los últimos se nos presentan primariamente como objetos, pero cuando
descubrimos en ellos ciertas expresiones análogas a las nuestras, les atribuimos el ser
sujetos mediante un procedimiento llamado de eyección o proyección, que consiste en
proyectar nuestra personalidad en un objeto. La distinción entre objeto y sujeto no es tan
fácil como parece; desde el comienzo de la humanidad surgen dos doctrinas opuestas: la
magia, que supone al mundo una multitud de objetos y relaciones de objetos, y el
animismo, que cree el mundo formado por sujetos de propiedades de sujetos. La magia ha
dado por resultado la física; el animismo, la psicología.
__________
(13) La casa se halla situada en la calle del General Oraa, 5 (Madrid).
(14) G. R. LAFORA, El profesor Simarro. Archivos de Neurobiología, II, 3, 1921.
(15) Me valgo capitalmente de mis notas de un curso de 1904-1905.
21

Analicemos el sujeto que se revela como afectado, uno e idéntico. Separando, para
facilitarlo, los datos históricos que tenemos de nosotros mismos (lo que nos ha sido
narrado: nacimiento, accidentes de nuestra vida, etc.), nos queda lo que el sujeto sabe de
sí directamente, y dejando a un lado lo que el sujeto conoce por experiencia externa (la
voz, la figura del cuerpo), no queda lo que sabe por experiencia interna. Si a esto restamos
todavía lo aportado por la memoria, tendremos la representación inmediata del sujeto en
la conciencia. Este análisis se realiza en la amnesia absoluta. Puede llamarse a su último
resultado el sujeto, y personalidad a la construcción total primera; ésta se formará en
torno del sujeto que es a modo de su núcleo. ¿Qué constituye esencialmente dicha
experiencia o representación del sujeto? Lo menos que se da de nosotros mismos en
nuestra conciencia (en el despertar, por ejemplo, mientras no se construye de nuevo
nuestra idea de la personalidad por el auxilio de la memoria) es el existir, es decir, el
elemento central del sujeto. Ahora bien; no nos hallamos en presencia de una intuición
metafísica por la que el sujeto se conocería a sí mismo. Este existir se revela como un
tejido de sentimientos. La representación del sujeto implica, pues, datos (los
sentimientos) y una manera de construir los (concepto); es empírica. En un estado de
tenue conciencia, todo es referido al Yo sentido, al estado de ánimo, al Yo núcleo, al Yo
más simple; en torno de él se agrupan los demás elementos para formar el Yo de la
actividad, la personalidad espiritual, la corporal y la histórica. Las sensaciones tienden a
localizarse en el espacio; los sentimientos se refieren al sujeto; pero las sensaciones
orgánicas participan de sensaciones y sentimientos; por esto nuestro cuerpo es para
nosotros objeto y sujeto a la vez.

El análisis de los sentimientos ofrece dificultades insuperables, puesto que se funden tan
íntimamente que es muy difícil distinguir en el resultado de la fusión los componentes. Los
sentimientos presentan, como cualidad general, la polaridad; es decir, se mueven entre
dos polos o contrarios, con la propiedad de que el punto medio es un estado libre de
afectos, indiferente. La ley de la «relatividad psíquica» dice que todos los elementos
existentes en la conciencia se influyen recíprocamente. Esta ley, que también se da entre
lo anterior y lo presente, o sea en lo sucesivo, adquiere gran importancia en los
sentimientos. Salvo los casos de conciencia oscura, hay en la conciencia sentimientos y
sensaciones ligados entre sí por la antedicha ley de relatividad. La relatividad puede ser
extrínseca e intrínseca. La extrínseca se formula diciendo que el sentimiento no aparece
aislado, sino que resulta de los contenidos de la conciencia que tienen una referencia
objetiva; es decir: es la interpretación del estado del sujeto, estado producido por objetos,
y expresa la relación de la sensación, percepción o representación objetiva con el Yo.
Clasificando los sentimientos por este precedente objetivo, tendremos: 1.º, sentimientos
que se refieren a la relación de objeto con el sujeto; 2.º, sentimientos despertados por
relaciones de objetos entre sí. En el juicio, que establece estas relaciones, surgen
sentimientos que revelan los valores de las cosas y toman un carácter particular en la
22

relación del objeto y el sujeto (conveniencia, etc.). El sentimiento es, pues, la expresión y
la base del valor que el sujeto atribuye a los objetos. De la relatividad intrínseca resulta
que cada variación del sujeto, es decir, de los sentimientos, produce un sentimiento que
expresa la actividad o pasividad del sujeto. En la vida inferior existe una relación entre los
sentimientos y las necesidades fisiológicas. A las necesidades no satisfechas acompaña un
sentimiento de dolor; a las satisfechas, un sentimiento de placer. Esto nos lleva a
ocuparnos de la vida.

Los organismos pueden considerarse como una suerte de máquinas que se rigen por sí
mismas; es decir, son autómatas. Claro que se trata de máquinas químicas (Loeb). Los
seres vivos tienen, pues, como características, las que siguen: 1.ª, son autómatas; 2.ª,
forman, no un sistema meramente mecánico, sino un agregado con una unidad de origen,
una unidad formal y una unidad funcional o producida par la cooperación; 3.ª, todas las
acciones externas ejecutadas por ellos van acompañadas de una reconstrucción interna,
que modifica el organismo y que es la base de su desarrollo, y de la modificación de
estructura anatómica, que es la base del hábito. De esta reconstrucción se deduce la
irreversibilidad de los organismos; es decir, no pueden reobrar dos veces del mismo
modo. Los tropismos pueden, a veces, explicarse mecánicamente. A pesar de todo lo
anterior, la experiencia nos muestra que la conciencia existe y que no es una mera
sombra, un mero añadido. El epifenomenista procede como el relojero que devolvía
compuesto un reloj con las ruedas que le habían sobrado; al epifenomenista le sobra la
rueda del espíritu en la naturaleza. Sin embargo, el espíritu, la conciencia, es un factor
vital. Ya es preciso admitir la conciencia en la vida puesto que el hombre tiene conciencia.
Espontáneamente, por la eyección o proyección, atribuimos conciencia a los seres más
semejantes a nosotros y después a los seres más semejantes a éstos, de modo que
llegamos a concluir que todos los seres tienen conciencia. Si comenzamos por la
explicación mecánica de los tropismos, llegaremos, por una serie análoga e inversa de
razonamientos, a afirmar que el hombre no tiene conciencia. Los tropismos pueden incluir
conciencia; la implicarán cuando impliquen representación. El criterio de la conciencia es,
pues, que el excitante obre, no como excitante físico o químico, sino como
representación. La introducción de un sistema de representaciones agranda el radio de
acción de la respuesta a los excitantes por parte del ser vivo. Todo el progreso de la
humanidad en el conocimiento ha consistido en ampliar este radio de acción para
proteger la vida. La memoria amplía este radio en el tiempo, no sólo como memoria del
individuo, sino, también, de los demás sujetos. Representación y memoria son dos
factores en el tropismo. En resumen: la conciencia es un instrumento para la vida como el
reflejo.
23

La memoria, desde un punto de vista teológico, es, pues, una ampliación de la conciencia
inmediata, y sirve para la previsión del futuro basándose en el pasado; se multiplican los
efectos de protección que parten de la sensación. De otra manera, también amplía la
memoria; a saber: como medio de interpretación de las cosas. El perro de Golz tenía
sensaciones pero no memoria; no conocía la comida, que, sin embargo, tragaba cuando se
la ponían en la garganta; se restringe, pues, el campo del ser privado de memoria. La
inteligencia aumenta aún más este campo al añadir los conceptos. Aquí estriba
precisamente la diferencia de la conducta del perro y la del hombre. La inteligencia es un
instrumento y la usamos empíricamente como otro instrumento cualquiera. Sus
operaciones se basan en la asociación de ideas. Los conceptos traen bajo sí datos de la
experiencia. Pueden ser: 1.º, comunes o generales, que se representan por una palabra o
un esquema, o diagrama (por ejemplo, el del vertebrado) ; 2.º, individuales, que consisten
en la construcción unitaria de datos que se nos aparecen unidos. Por ejemplo: los indios
americanos, al ver los jinetes españoles, los tomaron por centauros; construían, pues,
unitariamente estos datos. El juicio es aceptación de relaciones. Por todo esto, hay en una
percepción un concepto (unidad) y juicios. Cualquier proceso implica todas las
operaciones mentales.

Hay que buscar una condición fisiológica de la memoria y la inteligencia (16). Ésta lo es la
iteración, o sea «el proceso fisiológico de formación de vías organizadas en los centros
nerviosos» (asociaciones). Dicho proceso nos ofrece la clave para fenómenos que, en
general, consideramos remotos a la memoria y la inteligencia. Da razón: «1.º, del instinto,
asociación preestablecida hereditaria; 2.º, del hábito, asociación adquirida por el ejercicio;
3.º, de la memoria imaginativa, que es una forma de hábito de las imágenes, y 4.º, de la
formación de las ideas generales (comunes), que, sin duda, se producen por asociación y
que Hume explicaba por una especie de hábito». La asociación así entendida pueden ser:
1.º, asociación establecida de antemano por anteriores operaciones (por disposición
heredada o por disposición adquirida) ; 2.º, asociación establecida de nuevo. La primera
tiene como ley la misma que Luis Vives indica para la asociación: «Los elementos
asociados una vez, tienden a reproducirse asociados por virtud de la persistencia de la
conexión la primera vez establecida. Las relaciones que determinaron la primitiva
conexión, de cualquier orden que fueran (semejanza, contigüidad en la experiencia
efectiva, etc.), no intervienen en la reproducción. Las asociaciones reproducidas son,
todas, asociaciones por contigüidad fisiológica». «Por el contrario, en las asociaciones que
se establecen de nuevo, es donde tienen aplicación los dos principios de la escuela
asociacionista inglesa: 1.º, la contigüidad simultánea o sucesiva en la experiencia efectiva
(principio de las asociaciones externas); 2.º, la semejanza (principio de las asociaciones
internas)». Las asociaciones externas corresponden a conexiones de coexistencia (incluso
la coexistencia en el espacio) y de sucesión que se dan siempre en el tiempo. Suponen los
24

siguientes principios de fisiología cerebral: 1.º, «principio de la difusión general (en todo el
cerebro) de cada excitación que se propaga hasta el cerebro mediante las vías de
proyección sensoriales»; en virtud del cual se producen las vías de asociación; 2.º,
«principio de composición de las excitaciones simultáneas o inmediatamente sucesivas en
una reacción cerebral única, siquiera sea compuesta». La «reacción que de hecho resulta
dependerá en cada caso, no sólo del número y magnitud de las excitaciones, sino también
del modo de composición»; 3.º, la consideración de los anteriores principios nos lleva a
formular otro tercero: «Principio de la coordinación de todas las excitaciones motoras en
cada reacción determinada por un reflejo cerebral». La repetición de la asociación es una
reiteración; la refuerza, por lo tanto. La repetición de la misma contigüidad en la
experiencia efectiva habrá de reforzar aún más las asociaciones externas. Así nacen
asociaciones muy estables y regulares de impresiones, con determinadas reacciones
motoras que a veces adquieren la apariencia de una acción maquinal (hábito) y el carácter
de las reacciones automáticas del instinto. En la reiteración se basa todo aprendizaje. Por
ella, también, muchas acciones se hacen automáticas, desapareciendo sus elementos
conscientes, lo que permite al «espíritu librado de aquel trabajo, que ahora ejecuta
automáticamente, poder volverse a nuevos objetos».

En todo lo que nos rodea distinguimos dos grandes categorías de seres: los objetos y los
sujetos. En los sujetos encontramos diferencias de vida mental ligadas a la especie
(variaciones mentales específicas) y otras interiores a la especie (variaciones individuales).
Las variaciones individuales mentales coinciden unas veces con las variaciones fisiológicas
(edad, temperamento, sexo) y están sujetas, por lo tanto, a determinadas leyes de aquel
tipo. Otras son producidas por causas morbosas. Otras aún, se deben a factores
extrínsecos (el medio, la educación). Por último, hay algunas que parecen congénitas
(variaciones naturales del individuo) y cuya resultante es el carácter.

Simarro se interesó mucho por la aplicación de la psicología e imaginó una porción de


tests, de los cuales uno ha sido descrito y aplicado por Mira (17). En cuanto a la aplicación
de la psicología a la psiquiatría, sostenía un punto de vista análogo al de Krapelin, cuyos
trabajos seguía con interés. En este respecto influyó en sus discípulos psiquiatras.

También se interesó Simarro por la Historia de la psicología. A él corresponde el mérito de


haber hecho populares y haber expuesto en su verdadero valor, en España, los libros De
anima et Vita, de Luis Vives, y el Examen de Ingenios, de Huarte de San Juan. La primera
traducción del Tratada del alma, de Vives, traducción excelente hecha por el latinista José
Ontañón, fue suscitada por él.

De sus discípulos psiquiatras, que se han interesado por la psicología, citamos a los
doctores Nicolás Achúcarro (+) y Gonzalo Rodríguez Lafora. De sus discípulos filósofos, la
25

mayoría son profesores de segunda enseñanza. Entre ellos están, aparte del que escribe
estas líneas, Herrero Bahillo (+), Navarro Flores (en el Instituto escuela de Madrid),
SantamarÍa (Instituto de Valencia), Verdes Montenegro (Madrid, San Isidro). Otros como
Domingo Barnés (secretario del Museo Pedagógico Nacional) se han dedicado a
cuestiones pedagógicas.

Un núcleo independiente lo ha tenido la nueva psicología en Barcelona. En esta ciudad es


su representante más antiguo Turró, que comenzó trabajando en el Laboratorio de
Psicología Experimental de Francfort, en el Main, y que publicó su libro sobre Los orígenes
del conocimiento (el hambre) en alemán (1911) y, después, en francés, catalán y
castellano (18). Junto a Turró ha de citarse al joven investigador Mira, psicólogo del
Instituto de Orientación profesional, que costean la Diputación provincial de Barcelona y
el Ayuntamiento de dicha ciudad. Por otra parte, la Mancomunidad Catalana creó, en el
año 1922, un Laboratorio de psicología experimental, a cuyo frente figuró el psicólogo
belga Dwelshauvers.

Los Archivos de Neurobiología, editados por los doctores Lafora y Sacristán y el profesor
de la Universidad central José Ortega y Gasset que también se ha ocupado de problemas
psicológicos (19), incluyen en su marco trabajos de psicología, y pueden considerarse
como la única revista de estas materias en España. También han publicado artículos sobre
temas de esta ciencia, sobre todo de psicología aplicada a la pedagogía: el Boletín de la
Institución libre de Enseñanza, la Revista de Pedagogía y los Quaderns d' Estudi (Publicació
mensual de la direcció d' Instrucció pública de la Mancomunitat de Catalunya i del Consell
de pedagogia de la Diputació de Barcelona).

_______

(16) Todo el párrafo tomado de La iteración. (Véase Bibliografía).


(17) Archivos de Neurobiología, I, 4, pág. 366.
(18) Véase: ALBERTO PALCOS, Teoría de Turró acerca de las orígenes del conocimiento.
Boletín de la Institución libre de Enseñanza, pág. 180, 1920.
(19) Véase: M. G. MORENTE, La pedagogía de Ortega y Gasset. Revista de Pedagogía, 1, 2
Y 3, 1922.
BIBLIOGRAFÍA

1. Para los precedentes de la psicología de Wundt véanse: RIBOT, La Psychologie anglaise


contemporaine, 2.º ed., 1875, y La Psychologie allemande contemporaine, 2º ed., 1885 ;
W WUNDT, Psychologie (en el tomo en honor de Kuno Fischer titulado Die Philosophie im
Beginn des 20. Jahrhunderts), 2º ed., 1906); STANLEY HALL; Bounders of Modern
Psychology (A saber: Lotze, Fechner, Helmholtz, Wundt), 1912 (traducido al alemán con el
título de Die Begrülnder der modernen Psychologie, en 1914).
26

2. W. Wundt. Sus obras más importantes son: Die Lehre von den Muskelbewegungen (La
doctrina de los movimientos musculares), 1858; Beiträge zur Theorie der
Sinneswahrnemung (Contribuciones a la teoría de la percepción sensorial), 1862;
Vorlesungen über die Menschen und Tierseele (Lecciones sobre el alma de los hombres y
los animales), 1863-64 (6.ª ed., 1919); Lehrbuch der Phisiologie des Menschen (Manual de
Fisiología del hombre), 1865 (4.ª ed., 1878) ; Die physsikalischen Axiome und ihre
Beziehungen zum Kausalprinzip, ein Kapitel aus der Philosophie der Naturwissenschaften,
1866 (2ª ed., con el título Die Prinzipien der mechanischen Naturlehre = Los principios de
la doctrina mecánica de la naturaleza, 1910) ; Handbuch der medizinischen Physik (Manual
de Física médica), 1867; Untersuchung zur Mechanik der Nerven und Nervenzentren
(Investigaciones para la mecánica de los nervios y centros nerviosos), 1871-76; Grundzüge
der physiologischen Psychologie (Manual de Psicología fisiológica; su obra primera, obra
fundamental, con la que comienza su orientación definitiva), 1873-74 (6ª ed. refundida, a
través de refundiciones anteriores, en 3 tomos, 1908-11); Logik (tomo I, Doctrina del
conocimiento; tomo II, Doctrina del método), 1902 (4.ª ed. refundida, 1919-21); Essays
(Ensayos), 1885 (2ª ed., 1906); Ethik (Ética), 1886 (4ª ed. refundida; 1912); System der
Philosophie (Sistema de la Filosofía), 1889 (2.ª ed. refundida, 1909); Hypnotismus und
Suggestion, 1892 (2ª ed., 1911); Grundriss der Psychologie (Compendio de Psicología),
1896 (14.ª ed., 1920); Völkerpsychologie (Psicología de los pueblos; su segunda obra
capital), 1900-1920. Tomos I y II, El lenguaje (3.ª ed., 1911-12; tomo III, El arte (3ª ed.
refundida, 1919); tomos IV-VI, Mito y religión (3ª ed., 1915-1920); tomos VII y VIII, La
sociedad (1917; tomo IX, El derecho (1918); tomo X, Cultura e historia (1920), cuyo
capitulo final se halla en edición separada con el título Die Zukunft der Kultur (El porvenir
de la cultura), 1920; Einleitung in die Philosophie (Introducción a la Filosofía), 1901 (8ª"
ed., 1920); Metaphysik (En la Kultur der Gegenwart, tomo I, División VI), 1907; Elemente
der Völkerpsychologie (Elementos de la Psicología de los pueblos. Líneas fundamentales
de la evolución psicológica de la humanidad), 1912; Kleine Schriften (Escritos breves.
Contiene: tomo I. Sobre los problemas cosmológicos; Las opiniones cosmológicas de Kant
y el problema del infinito; ¿Qué es lo que Kant no debe ser para nosotros?; Para la historia
y teoría de los conceptos abstractos; Sobre realismo ingenuo y crítico; Psicologismo y
logicismo; tomo II. Sobre la causalidad psíquica; La definición de la Psicología; Sobre los
métodos psicológicos; Para la doctrina de los movimientos del ánimo; Hipnotismo y
sugestión); Einführung in die Psychologie (Iniciación en la Psicología; en Psychologie und
experimentelle Pädagogik in Einzeldarstellung, tomo I, 3.ª ed., 1913); Sinnliche und
Ubersinnliche Welt (Mundo sensible y suprasensible), 1914; Leibniz, 1917. Además otras
obras más breves, tales como discursos, conferencias, etc. Wundt editó la revista
Philosophische Studien, en que aparecieron especialmente las investigaciones
27

experimentales suyas y de sus discípulos. Desde 1905 publicó Wundt en su lugar los
Psychologische Studien.

Para una introducción en la psicología de Wundt es de recomendar su Compendio de


Psicología. (Hay una malísima traducción castellana editada por «España Moderna». En la
Psicología de los pueblos inician el tomo X de la Völkerpsychologie y Los elementos de la
Psicología de los pueblos (traducción castellana, Jorro, ed. Madrid). Da a conocer su
posición general filosófica, La Introducción a la Filosofía (traducción castellana) y su
sistema el Mundo sensible y suprasensible.

Sobre Wundt véase, además del ya citado libro de STANLEY HALL, EDMUND KÖNIG, W.
Wundt, seine Philosophie und Psychotogie (W. Wundt, su Filosofía y Psicología), 3.ª ed.,
1909 (traducción italiana, 1912); EISLER, Wundts Philosophie und Psychologie in ihr
Grundlehren dargestellt (Las doctrinas fundamentales de la filosofía y la psicología de
Wundt), 1902; FR. JODI, W. Wundt, Lebenswege, V, 1916.

3. Influjo de Wundt. HUGO MÜNSTERBERG, Ursprung der Sittlichkeit (Origen de la


Moralidad), 1889; Die Willenshandlung (Las acciones voluntarias), 1889; Aufgaben und
Methoden der Psychologie (Tareas y métodos de la Psicología), 1891; Psychology and Life
(Psicología y vida), 1899; Grundzüge der Psychologie (Manual de Psicología), tomo I,1900
(2.ª ed., 1918); Psychology and Grime, 1906; Psycho-Therapy, 1909; Psychology and the
Teacher (La Psicología y el maestro; traducción castellana), 1910; Psychologie und
Wirtschaftleben (Psicología y vida económica), 1912 (5.ª ed., 1922); Grundzüge der
Psychotechnik (Manual de Psicotecnia), 1914 (2.ª ed., 1920). Münsterberg publicó los
Harvard Psychological Studies. Boston, 1903-13.

Escuela de Wurzburgo. OSWALD KÜLPE, Grundzüge der Psychologie (Manual de


Psicología), 1893; Vorlesungen über Psychologie (editadas por su discípulo K. Buhler),
1920 (2.ª ed., 1922); su punto de vista epistemológico realista lo expone en su obra Die
Realisierung (La realización), tomo I, 1912 (tomos II y III editados por Messer en 1920).
AUGUST MESSER, Psychologie, 1914 (3.ª ed., 1922; lo más recomendable como
introducción en la escuela); Empfindung und Denken (Sensación y pensar), 1908.

H. Ebbinghaus, Grundzüge der Psychologie (Manual de Psicología), 1902 (4.ª ed.,


refundida por Buhler, 1919); resumen de la anterior el Abriss der Psychologie (traducido al
francés con el título Précis de Psychologie), 8.ª ed., 1922.

Carl Stumpf, Tonpsychologie, 1883-90; Philosophischen Reden und Vorträge (Conferencias


y discursos filosóficos), 1910; Die Anfänge der Musik (Los comienzos de la música), 1911.
28

G. E. Müller, Die Gesichpuntkte und die Tatsachen der Psychophysik (Los puntos de vista y
los hechos de la Psicofísica), 1904; Zur Analyse der Gedächtnisstätigkeit und des
Vorstellungsverlaufs (Para el análisis de la actividad de la memoria y el curso de las
representaciones), 1911-13.

Titchener, Psychology (traducción francesa, ed. Felix Alcan 1921; en castellano, un breve
Manual de Psicología).

Psicología diferencial. WILLIAM STERN, Differentielle Psychologie (Psicología diferencial),


1911.

Pedagogía experimental. ERNST MEUMANN, Vorlesungen zur Einführung in die


experimentelle Pädagogik (Lecciones para la introducción a la Pedagogía experimental), 3
tomos, hasta 1914; un resumen de la obra anterior lo ofrece el Abriss der experimentelle
Pädagogik (Compendio de pedagogía experimental), 1914.

Para orientarse en la abundante bibliografía de la Psicología aplicada véase: Manual de


psicotécnica (Grundzüge der Psychotechnik) de MÜNSTERBERG, que ya ha sido citado.

4. Damos una nota de las publicaciones españolas de Psicología:

F. Giner de los Ríos, Lecciones sumarias de Psicología (Obras completas, tomo IV. Madrid,
1920). HERMENEGILDO GINER DE LOS Ríos, Psicología, 5.ª ed., 1914.

Simarro ha publicado lo que sigue: Teorías modernas sobre fisiología del sistema nervioso.
(En las Conferencias pronunciadas en la Institución libre de Enseñanza en el curso de
1877-78). En el Boletín de dicha Institución se hallan: Teoría de la combustión y de la
llama. Teoría de las llamas sensibles y constantes (1877) ; Sobre el espectro de absorción
de los medios transparentes del ojo. Bibliografía médica. Fisiología general del sistema
nervioso (1878. El último trabajo, en 8 números del Boletín); La enseñanza superior en
París. El curso de Mr. Ranvier (1880); Continuación del anterior (1881); El exceso del
trabajo mental en la enseñanza (1889); La teoría del alma según Rehmke (1897); Bosquejo
de anatomía y fisiología del sistema nervioso (1899); Sobre el concepto de la locura moral
(1900); La iteración (1902. Memoria para sus oposiciones). Además ha dejado notas sobre
sus investigaciones e informes en algún congreso extranjero.

Discípulos de Simarro: MARTÍN NAVARRO FLORES, Psicología, 1906; Psicología


experimental, 1914. HERRERO BAHILLO, Nociones de Psicología, 1917. VERDES
MONTENEGRO, Psicología. SANTAMARÍA, Los sentidos, 1907. DOMINGO BARNÉS, Fuentes
para el estudio de la Psicología; Ensayos de Pedagogía y Filosofía; J. VICENTE VIQUEIRA,
Introducción a la Psicología pedagógica, 1919.
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El Institut d'Orientació professional de Barcelona ha publicado: Anals de L' Institut d'


Orientació professional (1920, 1921, [922); JOSEP M. TALLADA; L' Organització cientifica
de la Industria, 1922; J. RUIZ CASTELLA, L' Escola primaria i l' Orientació professional, 1921;
Segona conferencia internacional de psicotecnia aplicada a l' Orientació professional i a l'
Organització científica del Treball, 1922.

Turró, Los orígenes del conocimiento. (El hambre) ; El espacio táctil (Archivos de
Neurobiología, tomo I, págs. 1 y 2).

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