Joe, La Verdadera Historia
Joe, La Verdadera Historia
Joe, La Verdadera Historia
2004 | 00:00
Ha sido desahuciado dos veces, murió su hija, y dejó de cantar un tiempo, pero regresó y
volvió a rendir a todo el mundo a sus pies.
Cuenta la leyenda que aquel muchachito de voz excepcional grabó en menos de media
mañana un hito de la música tropical colombiana: El Ausente, que junto con la canción
comenzó una de las carreras musicales más fértiles y apasionantes de Latinoamérica.
Flaco de piernas y brazos, redondo de cara y de panza, cenizo de pelo y de rostro, con
muchas más horas de vuelo nocturnas que diurnas, con problemas de tiroides, de
pulmones, de diabetes, de piel, de pies, de estrés y de excesos que aún oculta, el Joe Arroyo
de hoy, el creador de 48 años, sigue dando batacazos.
Por un lado, es el músico colombiano que más presentaciones realiza al año [con un
promedio de 200, muy por encima de Vives, Juanes, Shakira o los más versátiles grupos
vallenatos]; y por otro lado, es la más vieja y productiva destilería de material bailable del
país, tan sólo comparable con la máquinas de hacer éxitos tropicales que, tiempos atrás,
aceitaron Lucho Bermúdez y Pacho Galán. De hecho, su nueva canción, "La Fundillo Loco",
ha sido declarada el tema oficial del Carnaval de Barranquilla y se ha convertido en su más
reciente home run.
Lo acompañé en tres presentaciones, dos en Cartagena y una en Santa Marta. Fui testigo de
la veneración que profesa el pueblo por su genio y figura, de la idolatría histérica, del
desfile de niños y adultos en busca de una foto, del rosario de autógrafos, del gesto
generoso de sus seguidores que, celular en mano, le gritan a su receptor al otro lado del
aparato: "Tengo al Joe al frente, ¡oiga pues!", de la capacidad de hacer bailar a la gente
(porque no ha hecho otra cosa que hacer bailar a dos generaciones) y del respeto sagrado
que produce su figura de Buda tropical.
También conocí la historia de su tragedia, los momentos más oscuros, la desesperanza que
hasta lo llevó a ver titulares de la prensa nacional en los que lo daban por muerto. Pero El
Joe Arroyo nunca murió, y está vivo, y de qué manera.
Estuve con él en las antesalas de sus presentaciones, después de ellas, en un par de
restaurantes, a las altas horas de la noche a punta de vino y tabaco, en su auto, y en todos
lados El Joe apartó sus propias telarañas. Recordó sus primeros días de creación, y sí, se
conmovió. Y, para qué, habló sabroso...
"Yo que nací en cuna pobre, oye papá, nunca me ha faltado nada/ desde muy niño luché
por conseguir la fama".
"Con un par de latas de manteca llenas de agua, yo tenía que ir y venir a la tienda de un
señor que se llamaba Jericó. Cuando estaban vacías, me las ponía en la cabeza y eso daba
un eco hermoso que, creo, sin saberlo, me afinó la voz. Por eso me decían «Voz del tarro».
Yo imitaba por esos días a Raphael, cantaba el Ave María, y cuando terminaba, yo mismo
me ovacionaba con un: ¡Yaaaahhhhhhhh! Allá adentro del tarro sentía que estaba en un
escenario y que la masa me aplaudía. Ese era mi sueño de «pelao» y mi Dios me lo
concedió".
Raphael, Bobby Cruz y Celia Cruz. Ello fueron mis maestros y con ellos me afiné. Debo decir
que hoy día siguen siendo mis maestros.
Vamos de una vez a los burdeles de Cartagena. ¿Quién te introdujo en esa vida?
En Cartagena, que es un puerto, había una zona de tolerancia que se llamaba Tesca. En ese
sitio había aproximadamente ocho cabarets, si recuerdo bien: Big Fox, Club verde, El
Príncipe, El Bambú, entre otros; eran prostíbulos inmensos, cada uno tenía sus habitaciones
y un gran salón donde se presentaban orquestas diariamente. Allí iban los chinos, los
japoneses y los turcos que llegaban en los barcos.
Pues bien, resulta que alguna vez en el colegio Santo Domingo me pusieron a ensayar canto
y les gusté en serio. Tanto que el Arzobispo de Bogotá, que estaba de visita, me becó para
que yo fuera el cantante de la Coral de Cartagena, donde me volví la voz líder. Y así fue...
Pues sucedió que esa bola se regó y llegó a los músicos de la ciudad. "Por ahí hay un pelao
que canta bien bacano", decían. Y así fue que Michi, el de Michi y su Combo Bravo, me
convenció para cantar una noche en esos lugares. Y así debuté.
¿Qué le cantabas a tan respetable público?
Eso que dice. "Bomba en las navidades, pa’ que gocen bomba, en las navidades..." y
"Chuma la casera maquino landera", y esas cosas...
Víctor Meléndez, que es ahora el corista mío, el viejo canoso, era por ese entonces el
cantante de base de El Príncipe, uno de esos lugares. El hombre estaba re-mamado porque
cantaba de lunes a lunes y cuando se sentía muy barro [mal] me tiraba ese trabajo con los
respectivos 100 pesos.
¿Tú sabes lo que son 100 barras a los ocho años? Así que él le pedía permiso a mi mamá:
"Señora Angela, que yo le cuido al pelao, mire que es para que cante esta noche". A mi
mamá no le gustaba para nada pero la realidad era que necesitábamos la plata y yo cantaba
de nueve de la noche a tres de la mañana y estudiaba de siete de la mañana a una de la
tarde.
Claro, un día, cuando yo llevaba más de cinco años en ese trabajo, cuando estaba de
cantante líder con la banda los Seven del swing, llegó al Club Verde el profesor de física del
colegio a quien le decíamos "Meteorito". El me dijo: "¿Y usted qué hace aquí?", a lo que yo
respondí: "¡Y ajá!, ¿y usted también qué hace aquí?". Total, al día siguiente Meteorito puso
la queja al rector y el rector no sólo me regañó frente a todo el colegio: "este es un ejemplo
de vida irregular", decía, sino que me echó. Sin embargo, como al mes y pico, iba a ir el
Arzobispo de Cartagena al colegio y fue así como Meteorito fue a mi casa a buscarme: "…
que quedas perdonado", me dijo. Ahora Meteorito es un gran amigo mío. Hoy nos reímos
de eso.
"Qué misteriosa es la noche/ qué bonita fue esa noche/ besando tu boquita de grana/ bella
noche".
La noche
El Joe conoció la noche a profundidad, vivió de lleno el agite de los burdeles, conoció los
secretos del amor adulto a los trece años, maduró biche a punta de rones tibios, se
convirtió en el ídolo de las putas, de los vagabundos, de los bohemios y de los marinos, fue
la leyenda precoz de los "niños bien" de la alta sociedad cartagenera y, por supuesto,
comenzó a nadar como tiburón en las aguas bravas de la rumba que, a pesar de todo, aún
no se calman. Cuando se hizo profesional nada cambió. "Yo salí de Tesca cuando vino una
revolución entre los músicos de los burdeles. Se corrió la voz de que iban a hacer una
orquesta en Barranquilla y que me tenían a mí como elegido. Yo por supuesto acepté sin
pensarlo".
¿Y el colegio?
Estaba haciendo cuarto de bachillerato y me volé del colegio. Ni los curas ni mi mamá
sabían qué me había pasado. Me fui para Galapa, un pueblo en el Atlántico, donde vivía el
dueño de la orquesta La Protesta de Colombia, mi nueva familia. Cuando mi mamá se
enteró, demandó a ese señor por secuestro, por contratar a un menor de edad y esas
cosas, hasta que hablé con ella y le dije: "Mami, yo quiero ser una gran estrella, eso es lo
que quiero", así que me dejó hacer esta vida. Ella lloraba porque quería que yo fuera
abogado.
Allí es cuando aparece Fruko en tu vida. ¿Es cierto que fue una casualidad?
Yo tenía mis temas desde hacía tiempo, pero me daba terror mostrárselos a Fruko, hasta
que un día me decidí a enseñarle una canción al pianista de la orquesta. El álbum ya estaba
grabado y el difunto Hernando [el pianista], le dijo a Fruko: "Vas a tener que abrir espacio
porque aquí está el tema que va a romper en todo el país". Entonces se lo canté a Fruko y el
hombre casi se cae al piso. El tema era "Tania".
Yo tenía 17 años. Debo aclarar que todavía no había nacido mi hija Tania. Por esa época
también compuse "Catalina del mar", "Flores silvestres" y grabé "Manyoma".
Pero también grabaste con otra bandas como Latin Brothers. ¿Esos eran inventos de Fruko
para vender más?
Algo así. Fruko se inventó varios grupos con los que también grabé: con los Latin Brothers
hice "La guarapera", "Patrona de los reclusos", "Las cabañuelas", entre otras. Luego canté e
hice coros en otras bandas como Piano Negro, Afro Son, Los Rivales, Los Bestiales y Wanda
Kenya. Yo estaba volando.
"Llegó a su casa derecho, de haber rumbeado con despecho, de hecho cayó al lecho
mirando al techo, y siguió derecho…"
Tumbatecho
A lo largo de los setenta la banda de Fruko y sus Tesos logró una alineación memorable e
irrepetible: Joe Arroyo, Wilson Saoko y Piper Pimienta despuntaron con sus voces. Sus
canciones revolucionaron la música tropical del país: "El preso", "El cocinero mayor", "El
patillero", "El caminante", "Los charcos". De las deslizadas del porro, Colombia pasó a bailar
a brincos y el término "salsa brava" fue el único aceptado en el lenguaje corporal.
Latinoamérica vibró con la salsa y con los coletazos del hippismo. Eran los tiempos del afro
y la bota campana. La yerba, bien; la cocaína, mejor. Nueva York era la meca del ritmo.
En los años setenta ustedes volaban pero competían con la gran salsa del mundo.
¿Lograron codearse en serio?
Sí, claro. Pasábamos todo el tiempo en Nueva York al lado de Jonnhy Pacheco, La Orquesta
Broadway, Los Hermanos Lebron, Willie Colón, Roberto Roena, Oscar de León, Celia Cruz,
Bobby Valentín. Teníamos que competir con los más tesos.
El sabor. De Valentín y de Roena, el sabor. Debo decir que de la misma manera ellos nos
valoraban. En mi caso, siempre decían cosas lindas de mi voz.
Sí. El día que Ismael Rivera salió de Cortijo, el propio Cortijo me llamó para reemplazarlo,
pero yo no cogí la oferta. También me llamaron Los Vecinos y después Ray Barreto.
¿En ese momento eras consciente de que estabas al mismo nivel de los grandes?
Para mí el don de los demás es siempre más grande que el mío. Yo no me comparo con
nadie, pero sí creo que estoy en la rosca.
15 mil dólares. Algunas veces hacíamos tres toques por día, lo cual significa que la banda
hacía 45 mil verdes.
Claro, "full afro" y que tal. Yo llegué a meterme a la secta Rosa Cruz, con túnica morada,
cabeza rapada y todo. Pero me aburrí. El hippismo nos dio por las pintas y el amor libre. De
hecho llegué a tener ochos hijos por cuenta de las giras. Era en realidad una doble vida
porque ya en el hogar uno tenía que ser el hombre de la casa. Yo dejaba la sinvergüenzura
en la calle y cuando llegaba a la casa me ponía la sotana. Apenas salía otra vez, me la
quitaba. Yo tenía novias por todas partes del mundo. Recuerdo que un día llegué a Cúcuta a
visitar una novia que había conocido el año anterior y me presentó un pelaíto que dizque
era mi hijo. Y así muchas veces...
"Echao pa´lante, en una sola baldosa bailé, así recuerdo que te conocí mujer...".
Echao pa´lante
Desde el final de los años setenta El Joe Arroyo comenzó a acariciar la idea de conformar su
propia "bandola". Una vez lo decidió, se lo comentó a Fruko. De la misma manera, se lo hizo
saber a varios músicos a quienes quiso reunir en su proyecto. Pero la salida fue lenta y el
proceso de separación aún más complicado. Así que varios maestros desataron el rumor de
que la orquesta de El Joe era una farsa y, entre telones, la bautizaron La Mentira. Una vez
se lanzó al agua, a principios de 1981, El Joe cobró por ventanilla. Su orquesta se llamó La
Verdad. "Los dos primeros años que pasé con la Verdad fueron muy tesos. Todo el billete
que me había ganado con Fruko lo invertí en mi orquesta. Contraté a los mejores músicos
del país, bueno, los que no estaban al lado de Fruko. Así que me llené de una nómina
costosa que me llevó a la bancarrota. Y los contratos no me salían. Las vacas gordas se
fueron".
Comencé a grabar coros. Mi voz era tan apreciada que, allá atrás, desde el anonimato del
coro, alcancé a grabar más de 500 canciones a principios de los ochenta. Grabé con todas
las disqueras de Medellín: Victoria, Codiscos, Sonolux, Fuentes.
Grabé vallenatos con los Hermanos Zuleta, con el Binomio de Oro, cumbias con Juan Piña y
con Mario Gareña.
Claro, primo. Grabé coros para Claudia Osuna, para Claudia de Colombia, para Oscar
Golden y para Yolandita. Hasta hice la voz en "La cucharita", de los Carrangueros. Muy
cómico. Yo me ganaba la vida así y así sostenía mi orquesta.
"De rodillas te prometo que al vicio no vuelvo más/ yo seré honrado y honesto, me voy a
regenerar".
La mañana del 7 de septiembre de 1983 los médicos desahuciaron a El Joe Arroyo. Entonces
corrió el rumor de que el gran prodigio de Cartagena estaba muerto...
El parte médico dijo que fue por un problema de tiroides. La prensa dijo que fue un
exceso de drogas. ¿Qué pasó?
No. A mi me dio tiroides retrospectiva pero yo nunca le paré bolas. Es esa la tal tiroides
retrospectiva que no engorda sino que enflaquece. La gente le atribuyó eso al vicio, pero no
era verdad. La gente me miró como un desechable, pero nunca miraron mis datos clínicos.
Yo llegué a pesar 37 kilos, y sí, de hecho me desahuciaron. Recuerdo que ví un titular en el
diario que decía que "El Joe murió". Eso fue una película de terror. También había un
locutor en Barranquilla que me mataba cada ratico. Tienen huevo, cuadro. Así es la vida
pública.
¿Cómo te salvaste?
Los grandes endocrinólogos vinieron a estudiar mi caso y me dijeron que lo único que me
podía salvar era el yodo radioactivo o, de lo contrario, una operación de la tiroides con la
que podría perder la voz. Entonces comencé a tomar vasos de yodo, mas tratamientos en
una cámara hiperbárica. Eso fue lo que me salvó. De allí en adelante fue un año de vasos de
yodo.
Apenas recobré fuerzas en la clínica. Me escapé en una silla de ruedas del hospital
universitario. Yo no tenía como pagar la cuenta y el Capitán Visball, un personaje de
Barranquilla, me visitó y me dijo: "Tu no te me vas a morir aquí, marica, tu te paras de la
cama y te pones a cantar". Recuerdo que yo tenía un pie hinchado porque me lo habían
operado y me tocó volarme con un zapato talla 45. Al otro día canté con los pies de payaso.
Eso fue en el carnaval del Barranquilla y así, imagínate tú, me gané el primer Congo de Oro.
Nunca más volví a la clínica. Todavía me buscan para que pague la cuenta.
Nunca.
Toqué el cielo. Empecé a pegar éxito tras éxito. A ganarme todos los años el Congo de Oro,
hasta que me dieron el Super Congo. Hoy tengo 18 Congos de Oro. En fin. Todo se disparó
con el álbum Fuego en mi mente que traía "La noche", "A mi Dios todo le debo", "En
Barranquilla me quedo": fue el más grande momento.
"Abusador que le pega a ella/ que el alma, que el alma, que el alma se me revienta".
Rebelión
Terminando los años ochenta El Joe Arroyo era el Dios de la música tropical en Colombia.
En 1990 reunió a 115.000 personas en el Estadio El Campín de Bogotá para celebrar sus 20
años de vida artística. Allí volvió a alinear con Fruko, Saoko y Pimienta. Ese año, y los
siguientes, hasta 1995, ofreció el mismo concierto en el Madison Square Garden de Nueva
York con total éxito. El Joe se volvió leyenda. Su sonido se hizo irremplazable. Y sonó a
Colombia.
¿Conociste a Marley?
¡Claro!, cuando estuve con Fruko en Londres, por allá a finales de los setenta. Yo estaba en
los camerinos de un escenario y me llegó un olor bacano. Yo me dije: "huele bueno, huele
bueno...", entonces me asomé y era el man. Me le presenté y el man me reconoció.
Cantamos juntos, nos fumamos un tabaco y nos hicimos muy amigos. Recuerdo que
estábamos en un hotel en el que salían fantasmas y Bob mamaba gallo [hacía bromas]. Yo
estaba "pelao" pero nos hicimos amigos. Luego lo visité en Nueva York cuando ya estaba
jodido. El y yo hablábamos mucho de nuestros temas en común.
Le voy a contar una historia. Yo me crié en el barrio Nariño de Cartagena donde viven la
mayor parte de los palenqueros. Ellos tienen su dialecto que es el creole, una lengua
senegalesa que yo aprendí. Pues bien, alguna vez fui a hacer una gira en España que
terminaba en las Islas Canarias. Allí, en la isla más alta, un man me invitó a ver a través de
un telescopio hacia la ciudad de Dakar, Senegal. Yo le dije que quería ir. La cuestión es que
me fui para allá y me presenté gratis. Y canté "Yamulemau", que es un canción de allá, de
mi amigo Laba Sossesh. Ahí me quedó claro que yo vengo del Africa. Yo tengo claro un
triángulo: Africa, Jamaica y Cuba.
¿Qué es Yamulemau?
Niño del agua azul. Luego yo le puse en inglés: "speaka, speaka, speaka now", como para
que pegara más. El autor, Laba, me dijo: "Me desbarataste el tema". Y yo le respondí: "Lo
que pasa es que tu la hiciste sólo para los africanos, yo la hice para todo el mundo".
"Liberarse en la armonía, ¡qué fascinación!, al compás del son, al compás del son, al compás
del son, por cuenta del corazón...".
Pa’l Bailador
Como pocos artistas del mundo, El Joe Arroyo se convirtió en una figura única, original y
auténtica. Nadie cantó como él, nadie bailó como él, nadie compuso como él. Un extraño
sonido en su garganta fue -y sigue siendo- su sello personal. Hasta los críticos tuvieron que
inventarse el término Joeson para denominar su golpe, para ubicarlo en el contexto caribe,
para comprender su arte. Un poeta espontáneo que nunca aprendió leer el pentagrama.
Imperdonable no hablar del sonido aquel que sale de tu garganta y que parece el de un
caballito.
Eso dicen, que es un caballito. Pues eso me salió en la playa. De niño siempre cantaba
contra el viento, porque esa es la manera de crear resistencia en la voz. Allá lo saqué y, sí,
es una contracción de mi garganta. En realidad es un sello mío que muchas personas han
tratado de imitar. Quiero contarte que yo hice la de Carusso con mi grito: en un estudio de
grabación partí una copa de cristal con mi voz.
Yo soy un gran poeta. Revisa canciones como "La vuelta" o "Somos seres" o "La guerra de
los callados", ese tema que hice cuando en una noche reventaron ocho bombas en
Medellín. Hay muchos versos en mis canciones muy bonitos como: "Rompe tu risa el cristal
de mi soledad", de "Mary"; o "La agonizante luz, del crepúsculo borroso, el horizonte azul",
de "Fuego en mi mente"; o "Son mis sentimientos nobles que me asesinan, me acusan de
ser rebelde en mi condición", de "Por ti no moriré"; o "Ibamos los dos en un barco de vapor
en donde era yo el capitán de la ilusión", de "Mama". En fin, muchas...
La forma mía de inspirarme es bonita. Es cuando uno se está durmiendo pero todavía está
consciente, allí me llegan unas ideas divinas, sublimes, que muchas veces se pierden. Desde
hace mucho tiempo yo tengo una grabadora al lado de la cama y cuando llega, ¡zaz!, le
meto la idea. Y al día siguiente digo: "mierdaaaa, que es esto". Por ejemplo, "Catalina del
Mar" me la soñé enterita. Igual que la soñé, así la escribí. Ahora, cuando yo me propongo a
componer, no compongo ni papa.
Con la voz. Al timbalero le digo: "Métele aquí pra que te, pra que te, pra que te, y a los
vientos: faaaaaaa ra ra, faaaaaaa ra ra y así.
Tu voz tiene un timbre muy especial que puede saltar, como jugueteando, de una nota
muy alta a una nota muy baja y viceversa. ¿Cuál es el truco?
"Cómo da coraje cuando uno analiza lo que pasó. Pero fíjate que ya pasó, pero fíjate que ya
pasó y me importa un poco...".
La fundillo loco
En 2000, Alvaro José Arroyo estuvo a punto de morir en Barcelona. Una combinación de
exceso de trabajo, diabetes, muy pocas horas de sueño y neumonía, lo llevaron al borde del
túnel. El Joe se alcanzó a despedir y le dijo a su corista Aníbal Velásquez: "cuida a mis hijos".
Pero otra vez se salvó de milagro. Dos años más tarde, el niño cartagenero tuvo el peor año
de su vida. Hoy sonríe otra vez.
Caí en un coma diabético mezclado con una neumonía. Teníamos presentación tras
presentación, de ciudad en ciudad, de bus en bus, hasta que caí. Los médicos, otra vez, me
desahuciaron. Yo volví a encomendarme a Dios y salí al otro lado. Me salvó que mi mujer de
ese entonces, Mary Luz, me rescató y me trajo a Colombia.
Tiroides, diabetes, pies, pulmones, piel, estrés y rumba. Un cuero duro, ¿cierto?
En 2002 sufriste la muerte de tu hija [por un problema cardíaco] y de tu mamá. Tus músicos
pensaron que ese sí era el fin.
Fue la tapa. En un solo año tuve la muerte de mi hija Tania, la muerte de mi madre Angela y
la separación de mi ex mujer, Mary, lo cual significó que se desbarataba mi hogar. Estoy
convencido de que todo lo que me pasa es por que Dios lo permitió. Entonces he entendido
que yo estoy bajo su decreto. De la misma manera, pienso que todo lo que me pasa es para
mi bien. Mira, yo tengo la vida del payaso, mi hija murió un 31 de octubre, día de las brujas,
y yo cumplo el 1 de noviembre. Al día siguiente tuve que cantar y me preguntaban: ¿De
dónde viene El Joe? "Pues El Joe viene de enterrar a su hija y viene a cantar, con la bemba
colorá", dije. Eso es teso. No hay un antídoto para eso.
¿Estás tranquilo?
Soy un tipo calmado, realizado y sumamente feliz. He tenido muchos tropiezos, pero soy
feliz. Estoy muy satisfecho con mi profesión y con mi actual vida familiar. Mi esposa,
Jacqueline, es mi mano derecha, casi que mi manager. Estoy de nuevo en paz.
Pasarán 300 años para que Colombia vuelva a tener otro Joe Arroyo.
Si el Canal RCN realmente admira la vida y obra del Joe Arroyo deberían cancelar la
caricatura de historia que le han grabado y replantear el guíon completo para contar con
respeto la verdadera historia del mejor artista musical en la historia del país. Para los que se
hayan visto la película de Ray Charles, ganadora de Hollywood, no es muy fácil visionar que
en manos de una auténtica productora de cine (no de una dañatalentos como RCN) se
podría grabar la mejor película y el mejor documento histórico de la vida, hasta el día de
hoy, de nuestro Joe. Una película real, feliz, triste, moralizante, con legado. No esa
cuasicomedia ridícula y ofensiva que ahora están presentando y qu yo hace rato,
decepcionado, dejé de ver. Ojalá que estos sordos y ambiciosos escuchen. Hasta por su
gran motor, hacer plata a costa de otros, les conviene.
Si el Canal RCN realmente admira la vida y obra del Joe Arroyo deberían cancelar la
caricatura de leyenda que le han grabado y replantear el guíon completo para contar con
respeto la verdadera historia del mejor artista musical de Colombia.
Para los que se hayan visto la película de Ray Charles, ganadora de Hollywood, no es muy
difícil visionar que en manos de una auténtica productora de cine (no de una dañatalentos
como RCN) se podría grabar la mejor película y el mejor documento histórico de la vida,
hasta el día de hoy, de nuestro Joe.
Una película real, feliz, triste, moralizante, con legado. No esa cuasicomedia ridícula y
ofensiva que ahora están presentando y que yo hace rato, decepcionado, dejé de ver.
Ojalá que estos sordos y ambiciosos escuchen. Hasta por su gran motor, hacer plata a costa
de otros, les conviene