Enkidu
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Enkidu
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Enkidu merodeaba por el bosque a las afueras de Uruk como un animal salvaje. Cuando
la diosa Aruru intentó que la criatura cumpliera su propósito en la tierra y, en un
último intento de recuperar el control de la criatura, de poder equivalente al rey,
mandó a la prostituta sagrada de Uruk, Shamat, a hacer el amor con Enkidu por seis
días y siete noches, con lo cual la criatura de arcilla aprende a ser humano
formándose en un hombre de apariencia similar a Shamat. En ese momento, Enkidu se
acuerda de su misión y va a Uruk, donde se encuentra a Gilgamesh por primera vez.
Sin embargo, Gilgamesh seguía siendo un niño en ese momento, por lo que Enkidu se
niega a atacarlo hasta que crezca, con la esperanza de que se convierta en una
buena persona.
En el combate, ambos guerreros traban una amistad al ver que tienen fuerzas
equivalentes y comparten peligrosas aventuras hasta que Enkidu muere tras una
enfermedad provocada por un castigo divino por haber matado a Gugalanna, familiar
de Ishtar mandado por el dios Onnu, el padre de Ishtar, después de que Gilgamesh
rechazara el amor de Ishtar. Durante esta batalla, Enkidu usa su capacidad de
moldearse a sí mismo para convertirse en cadenas, con las que ataca a Gugallan y lo
mata. Tras la muerte de Enkidu, Gilgamesh marcha a visitar a Utnapishtim, creyendo
que él podrá proporcionarle la inmortalidad.
Enkidu o Eabani era un hombre primitivo y salvaje, que vivía cubierto de pieles de
animales. Abandonó su tarea de pastorear animales en la ciudad de Uruk luego de ser
seducido por una sacerdotisa de Ishtar. Se encontró frente a Gilgamesh en una
lucha, pero luego se volvieron amigos y lucharon juntos contra el Toro del Cielo
(Khumbaba) y lo derrotaron. Los dos colaboraron en el renacimiento de la ciudad y
en su fortalecimiento. Debido a su unión, hicieron progresar y renovar la cultura
caldeo-babilónica hace aproximadamente 5.000 años. Los roces de Gilgamesh con los
sacerdotes y algunas diferencias con las prácticas del santuario de Ishtar hicieron
que estos invocaran a los dioses y se produjesen enfermedades y muchos problemas en
la sociedad. Como consecuencia, murió Enkidu o Eabani. La muerte de su amigo fue un
duro golpe para Gilgamesh, que intentó entender la inmortalidad del alma.
Bibliografía
Bottero, J. La epopeya de Gilgamesh, Akal (1998). ISBN 84-460-1017-8
Federico Lara Peinado, Poema gilgamesh, Madrid:Tecnos (2010). ISBN 978-84-309-4339-
5.
Luigi Morelli. "Aristotélicos y Platónicos". Traducido al español por Edgardo
Macchiavello.