Más Allá Del P. de Realidad. Escritos (Jacques Lacan) 2
Más Allá Del P. de Realidad. Escritos (Jacques Lacan) 2
Más Allá Del P. de Realidad. Escritos (Jacques Lacan) 2
NTES
A decir verdad ningu.na enseñanza que no fuese la acelerada MÁS ALLÁ DEL "PRINCIPlO DE REALIDAD"
de rutina surgió antes de que en 1951 abriésem os la nuestra a
titulo privado. EN TORNO A ESTE PR1NCIPIQ FUNDAMENTAl. DE LA DOCTRINA
Si no obstan te la cantidad de reclutas, de la que se engendra DE FREUD, LA SEGUNDA GENERAC I,6N DE SU ES CUELA PUEDE
un efecto de calidad, cambió después de la guerra de todo a DEFINlR SU DEUDA Y SU DElJER
todo) tal vez la sala atiborrada para escucharnos sobre El psico-
análisis, didá cti co (a) (una coma en medio) será una evocación
que recuerde que no Jo hicimos en vano.
H asta la fecha sin embargo el lugar más considerable que nos
ofreciera algunas conferencias públicas fue aquel Colli:ge philo-
sophique donde se cruzaban) invitando lean Wahl) las {ieb-res Para el psiquiatra o el psicólogo que se inicia en nuestros años
de en tonces. 7 lreinta en el método psicoanalítico, no se trata ya de una de esas
A ·ftadamos qu,e esta nota no debe nada biográfico sino al de- conversaciones que rompen un progreso mental y que, como
seo de esclarecer al lector. tales, atestiguan menos una elección madura en la investigación
que la ex plosión de una secreta discordancia afec tiva, Sed uc-
ción ética de la consagración a una causa discutida, unid a a la
económica de un a especulació n contra los valores establecidos,
no lamentamos para el psicoanáisis estos atractivos demasiado
ofrecidos a los rodeos de la com pensació n, La nueva psicología
no sólo reconoce al psicoanálisis derecho de ciudad anía; al re-
cortarla incesa ntemente en el progreso de di sciplinas partidas
de otros horizontes, demuestra su va lor de vía pionera. Es as í
como, bajo una incidencia normal, pudiera decirse, es abordado
el psicoanálisis por lo que, sa ltándonos 10 que h ay de arbitrario
en tal fórmula, llamaríamos la segund a generación analítica, Es
esta incidencia la que queremos definir aquí para indicar la
ruta en la que se refleja.
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w M ÁS ALLÁ DIl. "!'IUN(;If>lO 01;. M,\S ALLÁ DU "PRI NC IPI O DE REALIDAD" 81
(ientífico ya no corre riesgos; la naturaleza no podría ya devc- suficiente inmediatez en el hecho de que es a su semejan te a
la rse ha j o fi gura humana <t lgu na y cada progreso d'e la t ie ncia quien el hombre ex plota, que ee; en él en quien se reco noce, que
h'l borrado de ella un rasgo an tropomórfico. a él está ligado por el lazo psíq uico qu e perpetúa la
miseria vi tal, verd adera mente es pecífi ca de sus primeros años,
Estas relac iones pueden opo nerse a 1as que constitu yen, en
Si t ree mos p osi ble U-a ta r con . d gun a ironía lo qu e las ilJ1leriores sentido estrecho, el conocimiento, como relaciones de con natura-
objeciones dejan tras lucir en p unto a resislen cia a(ectiva, no no!o, lidad,' con es te términ o ueseamos evocar su homología con 'esas
consideramos eximidos de respo nder a su alcance ideológico. Sin formas más inmedi a tas, g lobales y adaptadas que caracterizan,
extraviarnos en el terreno epis temológico, diremos desue ahora en su conj unto, a las vinc ul aciones psíqu icas del animal con su
qu e la ciencia de la fí sica, por mu y dep ur ada que se pres'en te medio na tural y m ed iante las cuales se distinguen de las mismas
de toda ca tegoría inLuitiva en sus mod ern os progresos) no deja relaciones en el caso del h ombre. Hemos de insistir respecto
y por cierto que de un modo sorprendente, la eS lru c- del va lor de esta e nse ñanza de la psi cología an imal. Sea como
tu ra u'e la intelige ncia que la ha construid o. Si b ien un lVleyer- fuere, la idea que hCly en el hombre de u n mundo unido a él
ha podido demos trarl a somelida en todos sus procesos a la por un a relación armon iosa permite adivi nar su base 'en el <l ntro-
forma ele la identificación mental - forma tan consl iLU tiva del co- pomorfismo del milO de 1a l1al,ura.leza.. A medid a que se cu mple
nocimiento humano, que la encuentra por reflex ión en los iti- el esfu erzo que esta idea ani ma, la realidad de esa se revela
nerar ios comunes de l pen ,amiento.-; si el fe nóme no de ]a luz, en la sub versión siempre más amplia de la n aturaleza, esa sub-
cligamos para sumin istrar e l patrón de referencia y el áto mo de ve rsión que es la horninizacióll del plan'C ta: la " naturaleza " de l
acción , reve la en ella un a oscura rela ción con el sensorio huma- hombre es su relación con el ho mbre,
no, ¿no muestran acaso estos puntos, claro está que ideales, por
los que la física se \'incula J I hombre, pero que son los polO'i
en torno de los cuales ella gira, la más inquiet;¡ nte homología F.l objeto de la psicologla. se dlJfi ne en tth-minos ese ncialmente
con los ejes as ignados a l conocimien to hum¡.l no, como ya Jo l'clotivistas
hemos recordado, por una trad ición reflexiva ajella al l'ecurso
de la experi encia? En esa realic1au específica de las rela.ciones inlerhumanas pu ede
De todos mod os, el antropo morfismo que la física ha re du ci- u n a psicología uefinir su objeto propio y su m étouo de inves ti-
do, por ejemplo en la noció n de fu.erza, no es un an tropomorf is- gación , Los concep tos implicados por este objeto y es te método
mo noético, sino psicológico: es, 'esencialmente, la proyección 110 son subje ti vos, sin o relat.ivistas. Por ser a ntropomórficos en su
de la intención humana , Trasladen la misma exigencia de re- funda mento, esos conceptos - si su extensió n, indicada más a rri-
du cción a un a antTopologla a punto <le n acer, imponerla, incl u- b<l , a la psicologí<l anima l se dem uestr a como válicla-
so, a sus fin es más equiva le él desconocer su obj eto y a desarroll arse en form as genera les de la psicología.
poner auténti came n te d-e m<lnifiesto un antropocentrismo de Por lo uemás, el objetivo de toda investigación se de-
otro orden: el del conocimiento. muestra como la rea lidad de l movi miento, es decir, por ]a efi-
En efecto, el hombre man tiene con la na turaleza reJ;.H.:io nes cacia ue su proyecto, 1,0 que mejor confi rma la excelencia del
que se ven, por una pa rte, 'especifi cadas por las propi euad es de camino ucfinido por Freucl para . abordar el fenúm eno, con una
un pensamien to as í como, por la o tra , por el uso pureza que lo distingue de lodos los demás psicólogos, es el
de instrumentos o herramienta s anificia les, Sus relaciones con ava nce prodigioso que ]0 Ilev{) Ha la cabeza" de todos los dem,is
su semeja nte proceden por vías mucho m:í s directas; no sel1.a la- en ]a rea lid ad psicolúgiGI.
mas en este caso al lenguaje, ni a las insti tu ciones socia les ele- He mos de dem os lrar es te punto en un a segunda parte d el pre-
mentales, qu e, sea cual fu ere su gén'es is, se halla n en su es truc- sente artículo. A la ve? manifeslaremos el uso genial qu e Freud
tura sig nadas de art ificiaJismo. Pensa mos en esa comunicación hacer de la noción de imagen; si con el n ombre de imago
afectiva, esencial para el grupo soc ia l y qu e se manifiesta con no la li ber6 plenamente del estado confuso de J<l intuíción co-
82 MÁS ALLÁ OfL "PRINC IPIO DE Rf"ALIOAO" MÁS ALLÁ 01'1 . "PRINCIPIO DE REALIDAD" 8l
mún, fu e para emplea r de ma nera mag istral Su a lcance concr'eto, complejos. Preciso es ver e n eIJo el concepto más concre to y
conservándolo todo, en punto a su función jnfonnadoro. e n la fecund o qu e se ha ya apo rtado en el estudio del com po rtamie nto
intuición, la memoria y el desarrollo. hu mano, en oposici6 n con e l concepto de in stinto, qu e has ta
Freud mostró esa fun ción a l descu b rir en la experiencia el en tonces habia reve lado ser en es te Gl mpo tan in adecuado como
proceso de la identificación. Muy diferente del proceso de la es. téril. Y si la doctrina ha, en efecto, referido el complejo llJ
imitación, dis tin guid o por su for ma d e a proximación parcial y instinto, en ca mbio parece qu e la teoría más S'e esclarece por
titu beante, la identificación se opone a és ta no s610 como Ja as i. aq uél que lo que se apoya e n éste.
mil ac ión global d e un a estru ctura, sino también como la asimi. Por la via del cornplejo se insta uran e n el psiquismo las imá-
lació n virtu.al del desarro ll o que esa es tru clnra implica en el gen es que informan a las unid ades más vastas de l campana-
estado a ún indiferenciado. mi'ento, irn ,ígenes con las qu e el sujeto se identifica un n y otra
Así se sabe qu'e e l niñ o percibe ciertas sit uaciones afec tivas vet par<l re presellt;u , actor úni co, el dra ma de sus con fli ctos,
- como. por ejemplo la particular uni ón de dos individu os den - Esa comedia, situ ad" por el ge ni o de la es pecie bajo el signo de
tro de un grupo- con una per sp icacia mu cho m;ís inmediata que la risa y las lágr imas, es un a commedia dell'arte, en 'el sentido
1<l del adu lto. porque éste, en efecto, pese a su mayo r diferen. de qu e cada individuo la improvisa y la vuelve mediocre o a lta-
ciació n psíquica, se ha lla inhibido en el conoci mie nto hu mano mente expresiva, seg ún sus dones, desde luego, p'e ro tambi én
y en la conducta de sus relaciones por las categodas convencio. seglln una paradój ica ley. que parece mos trar la fecunclid .,c1 psí-
nales que las censuran. Con todo, la anse ncia de estas Gllego. quica de toda insuficiencia vital. Co mmedia detl'arle, ad'em ás,
rías. a l permitir captar mejor los signos, sil\le al oil)o menos por la circunslancia de que se la represen ta de acue rdo con un
qu e la es tru ctura primaria de su psiqu ismo. que lo imbu ye g ui ó ll típico y papeles tradicionales, En ella se pueden recono-
desde un primer momento del sentido esencial de la situ ad/m . cer los perso najes qu e han sido tipificados por e l fol -
No es ésa, si n em bargo, toda su ventaja; además cont iene. con klore, los cuentos y el teatro par<l el niño o para el ad ulto: el
la impresió n significativa, el germen , que el niiio habrá de de- ogro, el fust¡g,Hlor, 'el t<lcarío, e l padre no ble; los complejos los
sa rrollar en toda su riquez<l, de la interacción social qu e en ella expresa n con nombres más científicm.. En un a imagen a la que
se expresa. ha de condu cirn m el otro aspecto de este trabaj o se reconoced
Por eso, pues. el carácter de un ho mbre pued e d'e s,nrolla r un a la fi g ura del arlequín .
identificación parenta l qu e ha dejado de ejercerse desd e la edad
límite de su recuerdo, Lo qu e se transmite p or esla vía psíquica
son esos rasgos qu e dan en el indi vidu o la forma par ti cular de U n" veí' v,dorada la conquista fenom'enolúgica del freud is mo,
sus relaciones humanas, esto es, su personalidad, Pero 10 qu e la pas(l mos ahora a Ja crítica de su me tapsicologia. Comien 7,a és ta,
conducta de l hombre reflej a entonces no son sólo esos rasgos, prec isamente, en la introdu cdún de la noción de lib ido. En
que a menudo son, no obstante, los más ocultos ; es la si tuación efecto, 1<1 ps ico logía freudian a impulsa su inducción con una
actual en que se Il<I il ab<l e l progenitor, objeto de la iden tifi ca. <ludacia rayana en la temeridad, con lo cua l preteude remon-
ción , cua nd o és ta se produjo, situaciÓn d e confli cto o de infe- tarse desde la rd ac i6 n interhumana, tal cual la aísla," es dedr,
Tjoridad dentro del gr upo conyugal, por ejemplo, como si estuviese determin ada en nues tra cultura, has ta la (un-
Del anterior proceso resulta que el comportamiento indivi. ción biolc'tgictl, qu'e vendría a ser, luego, su sustrato, y designa
du al de l ho mbre lIev<l la impro nta de cierlo número de relacio- a esta funci ón en el deseo Je x ual.
nes psíquicas típi cas en las qu e se expresa un (l de term inada es- Sin t:mb;u go, ha y que diHinguir dos empleos del concepto de
tructura socia l; cuando me nos, la conslelacú;n que dentro de lib id o, penl)<J nentemente confundidos, por lo lIem,ls, en la doc-
esta estructura domin a de modo m;ls especia l los primeros trina: C0 ll1 0 c01Jcepto que regul a la eq nivalcncia d e
de la infanciél. Jos fenúmenos, y como .'i1l.'ilondalisla, que los refi e re a
Esas relaciones pslquicas fundamental es se h an revelado a la la materia,
experiencia, y la d octrina las ha definid o can e l té rmin o de Desig uamos ,rusta?lcialisfrI ;¡ 1:1 hipó/. ("sis, y n o rn:lteria lista , por-
l:!,
84 MÁS ALLÁ DEL "PRINCIPIO DE IU:ALIDAU" MÁS ALLÁ I)IL "PRINCll'IO DE REALlDAO" B5
que el hecho de recurrir a la idea de la m a teria 110 es más que minaciún positiva entre las realidvdes psíquicas, a las que una
un a forma ingenua y superada de un materialismo au ténti co. De definición relativista ha permitido objetivar. Esta determina·
cualquier modo, Freud designa en el metabolismo de la función ción es dinámica, o relativa a los hechos del d eseo,
sexual en el hombre la base de las "sublimacio nes" infi nitamente Así, pues, ha posible establecer una escala de la consti·
variadas que su comportam iento pone de manifiesto. tu ción en el hombre de los objetos de su interés, especia lmente
No discutir'emos aquí esta hipótesis. desue que nos parece de aquellos qu e, de una prodigiosa diversidad, siguen siendo
ajena al campo propio de la psicología. Subrayaremos, no obs- un enigma, si la psicología plantea en principio a la realidad tal
tan te, la circunstancia de hallarse fundamentada sobre un des- cual la constitu ye el conocimiento: anomalías de la emoción y
cubrimiento clínico de un valo r esencial: el de una correlación la pulsi6n, idiosincrasia de la atracción y la repulsión, fobias y
que se manifiesta constan tem'e nte entre el ejerci cio, el tipo y p,inicos, nostalgias y voluntades irracionales, curiosidades per-
las anomalías de la [unción sexual y un gran número de formas sonales, coleccion ismos electivos, invenciones del conocimiento
y "síntomas" psíquicos. Añadamos a ello que los mecani smos o vocaciones de la actividad.
en los que se desarrolla la hipótesis, mu y diferentes de los del Por otra parte, se ha definido una distribución de lo que
asociacionismo, conducen íl hechos que se ofrecen al control de podríamos llamar los pttes los imaginaríos que constituyen la
la observación, personalidad, puestos que se ven distribuidos -yen los que se
y si la teorla de la libido aduce, por ejemplo, que la sex uali- componen, según sus tipos- por las imág'enes ya evocadas como
dad infantil pasa por un estadio de organización ana l y as igníl informadoras del desarrollo: son el cUo, el yo y la instancia
un valor eróti co a la función excretoria y al objeto excrementi- arca ica y secunu aria d el su peryó.
cio, es éste un interés que se puede observar 'en el niño aHí mis- Dos pregunlas se plantea n al llegar a este punto: ¿cómo se
mo donde se nos 10 señala. c.:onstituye, a trav¿'s de las imágenes -objetos del interés-o esa
En cambio, como concepto energético) la libido sólo es la no- realidad en la que; concuerda universalmente el conocimientO
ta ción simb6lica de la equivalencia entre los dinamismos que del hombre? ¿Y cómo a través de las identificaciones típi cas del
las imágenes in vis ten en el comportami ento. Es la condición sujeto se constitu ye el yo [je], en el que aquél se reconoce?
misma de la iden ti[icadón úmbólica y la en tidad esencial del Freud responde a ambas pregun tas pasando nuevamente al
orden raci onal, sin las cuales nin gu na ciencia podría constituir- terreno metapsi co16gico, Propone un "p rinciPio de realidad"
se. Gracias a esta notación, la eficiencia de las todavía cuya críti ca, dentro de su doctrina, constituye el fin de nuestro
sin relación posible con una unid ad de medida, pero provista trabajo. Pero antes debemos examinar qué a portan con respecto
ya de un signo positivo o negativo, se puede expresar por el él la realidad de la ,:magen y a las [ar'mas del conocim'i eni o las
equilibrio que aquéllas logran y, de alguna manera, por un investigaciones que, junl.am'ente con la disciplina freudiana,
método de doble p esada_ asisten a la nueva ciencia psicológica. Tales serán las dos par·
Con em pleo tal, la noci dn de libido ya no es metapsicológic<l: tes de nuestro segun do artículo.
es el instrumento de un progreso de la psicología hacia un saber
positivo. Por ejemplo, la combinación de la noción de investi- (Marienbad, Noirmoutiel"_ Agosto-vctubre de 1936.)
dur a libidinal con una estructura tan concretamente
como 1a del su peryó represe nta, tanto acerca de la definición
idea l de la conciencia moral como respe cto de la abstracción
fun cional de las reacciones denominadas de oposición o de imi-
taci ón.: un progreso s6lo comparable a l proporcionado en la cien-
cia de la física por la rela ción p eso sobre volumen cuando se
terminó por sustituir ella a las ca tegorías cuantitativas de 10
pesado y lo liviano.
De ese modo se h<ln introd ucid o los elementos de Ulla deter-
- ,