Monografia 2
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¿Por qué el Che?
Nos educaron para la obediencia.
Nos enseñaron a bajar la cabeza y no mirar a los ojos.
Nos disciplinaron para decir siempre que sí.
Nos indujeron a rechazar todo camino que no sea el electoral-parlamentario.
Nos intentaron convencer, de manera “científica” y “pragmática”, que no es viable el
socialismo y, menos que nada, en un continente del Tercer Mundo.
Nos demostraron una y mil veces que América latina es subdesarrollada y vive en crisis
permanente por la falta de capitalismo, por la falta de inversiones, por la falta de capitales.
Nos machacaron con que “El Estado somos todos”.
Nos volvieron a insistir con que “Todos somos iguales ante la ley”.
Nos castigaron y nos golpearon en nombre de “La división de poderes”.
Nos reclamaron comprensión.
Nos pidieron que apoyemos a la burguesía nacional “en nombre de la Patria”.
Nos censuraron.
Nos reprimieron.
Nos ilegalizaron.
Nos endeudaron. Nos explotaron. Nos expropiaron. Nos dejaron sin trabajo.
Nos persiguieron.
Nos secuestraron. Nos humillaron. Nos violaron. Nos torturaron.
Nos desaparecieron.
Más tarde...
Nos mostraron el camino de la reconciliación.
Nos volvieron a solicitar comprensión.
Nos inculcaron el culto a la PAZ.
Nos pidieron todos los días la otra mejilla.
Nos volvieron a obligar, ahora en nombre de “La Democracia”, a bajar la cabeza y obedecer.
Nos dieron mil ejemplos y uno más de que la Revolución hoy es imposible.
Pero el ejemplo del Che sigue vivo. Insoportablemente vivo.
Por eso estudiamos cómo el Che desnudó el camino del atraso, la miseria, la desocupación, el
hambre y el subdesarrollo latinoamericanos: no como un destino metafísico inmodificable
sino como la consecuencia necesaria y estructural del desarrollo desigual, combinado y
dependiente del capitalismo mundial y el imperialismo.
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Por eso insistimos con el Che en que no hay que apoyar nunca más a la burguesía nacional,
que sólo tiene de “nacional” la escarapela y sólo se acuerda de la patria en tiempos del
mundial de fútbol.
Por eso insistimos con el Che en que las Fuerzas Armadas y el Ejército argentino son un
ejército opresor, un ejército de ocupación, un ejército al servicio de nuestros enemigos, los
enemigos de nuestro pueblo. Un ejército que aunque habla nuestro mismo idioma y tiene una
retórica “nacionalista” está al servicio del imperialismo.
Por eso, caminando al lado del Che, continuamos creyendo en el socialismo como la única
alternativa mundial, política y ética al mismo tiempo, frente a la barbarie capitalista
globalizada.
Por eso, querido Ernesto Che Guevara, hoy te recordamos con alegría y esperanza. Porque tu
proyecto sigue siendo el nuestro. En la política y en la vida cotidiana. (1)
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Introducción
Escribir un trabajo sobre Ernesto “Che” Guevara pude ser algo demasiado amplio para tratar
en una monografía de fin de curso. Lo que trataré entonces es dar una pequeña respuesta a una
pregunta que hizo mi novia sobre este personaje nacido en la ciudad de Rosario, pero que se
reconocía a sí mismo como ciudadano de cada país de Latinoamérica que lo necesitara, y un
agudo observador de las realidades que fue encontrando en su largo camino por
Latinoamérica, un poco emulando a Kapuscinski, cuando dice “Para comprender la propia
cultura, hay que comprender antes las otras culturas”
“Les confieso que nunca me sentí extranjero, ni en Cuba ni en cualquiera de todos los países
que he recorrido. Me he sentido guatemalteco en Guatemala, mejicano en Méjico, peruano en
Perú, como me siento cubano en Cuba y, naturalmente, como me siento argentino aquí y en
todas partes; ése es el estrato de mi personalidad, no puedo olvidar el mate y el asado”. (2)
Intentando romper la idea de que algo muy amplio no se puede reducir, y como dice Aníbal
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Ford, “se puede estudiar un mismo objeto desde un microscopio o desde un satélite” ,
correré el riesgo de responder a ese cuestionamiento que me realizara mi novia, y eso será a
través de la charla con un grupo definido de amigos y conocidos y tomando sus impresiones e
ideas sobre quién fue y qué hizo El Che Guevara.
La pregunta que me planteó, y que intentaré responder en base a ciertos análisis sobre que han
hecho los medios con el Che, fue, en ocasión de que se celebraran los 80 años de su
nacimiento: “¿Qué hizo el Che por Argentina que rompen tanto las p… con él?”
Intentando ver cómo la persona ha perdido su fuerza detrás del mito, ese que Armand
Mattelart definió como un producto creado por los medios de parte de quienes ostentan el
poder, para propio beneficio sin ocultar el “problema” pero vaciándolo del contenido
conflictivo, “…no niega las cosas, hace, por el contrario, desaparecer el sentido indicativo de
una realidad social que dicho fenómeno podría tener, asignando a este fenómeno una
explicación que oculta las contradicciones del sistema”. (4)
Cómo han convertido el mensaje revolucionario de lucha por los pobres, los desposeídos y los
sometidos del sistema, en millones de remeras, banderas, y tantos otros íconos de la
modernidad, en algo de moda. Llevar una remera del Che está de moda, se ve en todos los
lugares en los cuales el mismo Guevara nunca se hubiera sentido a gusto.
Ese mensaje que hoy se recibe ha logrado imponer una faceta del hombre que nunca se habría
imaginado en sus días de lucha en la Sierra Maestra cubana donde inició la revolución contra
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Batista, ni en sus últimos momentos en la escuela de La Higuera en Bolivia donde fue
ejecutado.
¿Por qué sus valores e ideas han quedado bajo la máscara del consumo y la alienación que nos
propone tan perversamente este sistema? ¿Cuán peligroso para nosotros se han vuelto sus
postulados, que si no se está metido de lleno en el tema solo se lo conoce superficialmente?
Para comenzar solo una muestra de su pensamiento:
"...y sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida
contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un
revolucionario."
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Quién era Ernesto Guevara antes de ser el Che
En casi todas las biografías de Ernesto Guevara se sostiene que nació por azar en la ciudad de
Rosario, Santa Fe, Argentina el 14 de junio de 1928, pero según otras fuentes, habría nacido
el 14 de mayo de 1928, exactamente un mes antes.
Ernesto Guevara fue el mayor de los cinco hijos de Ernesto Guevara Lynch y Celia de la
Serna. Ambos pertenecían a conocidas familias aristocráticas de clase alta. Su tatarabuelo
paterno fue considerado el hombre más rico de Sudamérica, mientras que por el lado materno
descendía de José de la Serna e Hinojosa, último virrey español en Lima. Personalmente
conformaron un hogar de menos poder económico, de clase media alta. (5)
Era apenas un chico de dos años cuando contrajo lo que a simple vista parecía ser una fuerte
gripe: fiebre alta y dificultad par respirar. El pediatra fue terminante: diagnosticó asma, esa
enfermedad lo acompañaría hasta el final de sus días. El médico sugirió que se trasladaran a
un mejor clima. Dos años más tarde, la familia se había establecido en Alta Gracia, Córdoba.
Sin embargo, pese a estar en las sierras, con un clima favorable, el asma no lo dejaba en paz,
los ataques se repetían casi a diario, e impedían que fuese a la escuela. Los dos primeros años
estudió en su casa, su madre le enseño a leer, y a los ocho años leía historias de Salgari, Jack
London, conocía los versos del Martín Fierro y los relatos de Julio Verne. (6) Entre sus poetas
preferidos se destacó Baudelaire, en especial su descarnada y polémica obra Las flores del
mal, y luego Pablo Neruda, en particular sus poemas de amor. Fue un apasionado de la
filosofía existencialista, lo que lo llevó a preferir las obras de Sartre, Kafka y Camus, y de las
teorías psicológicas de Freud. (7)
A pesar de su enfermedad esta no le impidió practicar un deporte en el cual se verían rasgos
de su combativa personalidad, rugby, sus compañeros lo apodaron “El Chancho”, por la
terquedad en sus ataques y porque jamás se bañaba después de los partidos. Allí fue donde
conoció a Alberto Granado. Era cuatro años más grande que él, estudiante de Bioquímica y
entrenador del equipo de rugby del club Estudiantes en el que jugaba. Tuvo gran influencia en
la elección que hizo para estudiar medicina. Alberto y Ernesto realizaron el primer viaje
latinoamericano (1952), que refleja la película “Diarios de motocicleta” donde su personaje es
interpretado por el actor Rodrigo de la Serna. Luego de la Revolución Cubana se radicó en
Cuba. En 1995 escribió el libro Con el Che Guevara. De Córdoba a La Habana.
En 1945 la familia se radicó en Buenos Aires y en 1948 Ernesto ingresaría a la Facultad de
Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Carrera en la que se graduó en 1953 al regresar
de su primer viaje por Latinoamérica, rindiendo 14 materias en seis meses.
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De ese primer viaje, sus ya amplias lecturas de Carlos Marx y de experimentar la realidad de
America Latina desde el sur continental hasta los limites de Venezuela y Colombia hasta
donde habían llegado, se empezaron a ver en sus escritos partes del pensamiento que se
plasmaría años más tarde cuando se convirtiera en el comandante Che Guevara, en la
revolución cubana, decía:
“Creemos, y después de este viaje más firmemente que antes, que la división de América en
nacionalidades inciertas e ilusorias es completamente ficticia. Constituimos una sola raza
mestiza, que desde Méjico hasta el estrecho de Magallanes presenta notables similitudes
etnográficas. Por eso, tratando de quitarme toda carga de provincialismo exiguo, brindo por
Perú y por América Unida” (8)
Al regresar a Buenos Aires, revisó su diario y redactó unas Notas de viaje en donde, entre
otras cosas dice:
“El personaje que escribió estas notas murió al pisar de nuevo tierra argentina. El que las
ordena y pule, "yo", no soy yo; por lo menos no soy el mismo yo interior. Este vagar sin
rumbo por nuestra "Mayúscula América" me ha cambiado más de lo que creí.”
A fines de 1953 inició con su amigo de la infancia Carlos "Calica" Ferrer el segundo de sus
dos viajes internacionales por América. El objetivo era ir a Caracas donde los esperaba
Alberto Granado. Recorrieron, Bolivia, Ecuador, Guatemala, Panamá, Costa Rica, Nicaragua,
Honduras y El Salvador, todo ello trabajando de lo que se presentara principalmente tareas
relacionadas con sus profesión de médico.
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Itinerario del segundo viaje de Ernesto Guevara por Latinoamérica 1953-1956.
Estuvo poco más de nueve meses en Guatemala. Su vida allí fue difícil, contradictoria y
compleja, con respecto tanto a su vida personal como a sus ideas y la definición del papel que
deseaba representar. En 1954 Guatemala estaba en una situación política crítica.
Guevara llegó seis meses antes del golpe que derroco a Jacobo Arbenz, e instalo con ayuda de
la CIA al dictador Carlos Castillo Armas.
En aquellos días Guatemala era un hervidero de grupos de exiliados y militantes progresistas
e izquierdistas, fundamentalmente latinoamericanos. A poco de llegar conocería a Hilda
Gadea, una exiliada peruana dirigente del APRA que colaboraba con el gobierno de Arbenz y
que más adelante se transformaría en su primera esposa. Por su intermedio conocería a la
familia del exiliado nicaragüense Edelberto Torres, donde a su vez conoció a un grupo de
exiliados cubanos participantes en la toma del Cuartel Moncada, entre los que se encontraba
Antonio "Ñico" López.
Ñico López y Ernesto establecieron una sólida amistad. Fue precisamente Ñico quien le puso
el mote de "Che", a raíz del uso permanente que Ernesto hacía de esa palabra típica del
dialecto rioplatense, utilizada para convocar al otro.
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Las ideas de Guevara habían evolucionado, volviéndose mucho más comprometidas
políticamente, con una clara simpatía por el comunismo. Pese a ello se mantendría apartado
de cualquier organización política y cuando poco después, el Partido Guatemalteco de los
Trabajadores (PGT), de tendencia comunista, le comunicara que debía afiliarse al partido para
poder trabajar de médico en el Estado, rechazó indignado la petición.
En 1954 partió rumbo a Méjico, Allí definió sus ideas políticas, se casó, tuvo a su primera hija
e ingresó al Movimiento 26 de Julio dirigido por Fidel Castro con el fin de formar un grupo
guerrillero en Cuba para derrocar al dictador Batista e iniciar una revolución social. Trabajó
un tiempo de fotógrafo para la Agencia Latina de Argentina, que cerró poco después y luego
para el Hospital General y el Hospital Infantil por un pequeño salario como alergista e
investigador.(9)
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Revolución y después
Una vez establecidos en Sierra Maestra el Movimiento 26 de Julio se organizó en todo el país,
mientras que en las ciudades del llano buscaban establecer alianzas con otros partidos
opositores, los sindicatos, el movimiento estudiantil y la propia embajada de los Estados
Unidos.
Allí el Che actuó como médico y combatiente. A pesar de sufrir de fuertes ataques de asma,
rápidamente se destacó por su valor temerario, su visión táctica y la capacidad de mando.
Tras algunas batallas y escaramuzas victoriosas (Bueycito, El Hombrito), tomaría el control
de la zona del Hombrito y establecería una base permanente. Allí construyó un hospital, una
panadería, una armería, una zapatería y una talabartería para crear una infraestructura
industrial de apoyo. También lanzó el periódico El Cubano Libre. Una de las funciones de la
columna (denominación dada a los regimientos revolucionarios), del Che fue detectar y
ejecutar a los espías e infiltrados, así como imponer el orden en la región, ejecutando a los
bandoleros que aprovechaban la situación para asesinar y violar mujeres, muchas veces
atribuyéndose la identidad de los propios guerrilleros. La estricta disciplina en la columna
comandada por Guevara hizo que varios guerrilleros pidieran su traslado a otra columna, pero
al mismo tiempo su comportamiento justo e igualitario, y la capacitación que impartía a sus
hombres, desde la alfabetización hasta literatura política compleja, terminó conformando un
grupo fuertemente solidario.
El 6 de mayo de 1958 comenzó la ofensiva. El ejército contaba con 10.000 hombres, de los
cuales dos terceras partes eran conscriptos. El plan era desgastar a los guerrilleros, que
entonces contaban con 280 hombres y algunas mujeres, con bombardeos masivos de napalm y
explosivos para ir rodeándolos en un círculo cada vez más estrecho.
Durante las primeras semanas de la ofensiva las fuerzas del gobierno estuvieron a punto de
derrotar a la guerrilla, que sufrió grandes pérdidas y desorganización en sus filas, mientras
aumentaba el espíritu de derrota y las deserciones. Por su parte Guevara organizó con los
reclutas de la escuela de Minas del Frío una nueva columna, que llevó el número Ocho y el
nombre de Ciro Redondo en homenaje a uno de sus lugartenientes caído en combate el año
anterior.
El 7 de agosto de 1958 el ejército inició su retirada en masa de la Sierra Maestra. La debilidad
de Batista se hizo evidente y Fidel Castro decidió entonces expandir la guerra al resto de
Cuba. El Che Guevara y Camilo Cienfuegos debían marchar al norte para dividir la isla en
dos y preparar el ataque a la estratégica ciudad de Santa Clara, llave del camino a La Habana,
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mientras que Fidel y Raúl Castro permanecerían en el Oriente para controlar la región y atacar
finalmente Santiago de Cuba.
El 28 de diciembre comenzó el ataque a Santa Clara, cuarta ciudad de Cuba y último bastión
del gobierno antes de La Habana. La batalla fue sangrienta y se extendió durante tres días por
toda la ciudad. Guevara había establecido que la prioridad de la batalla era un tren blindado,
el que fue finalmente tomado el 29 de diciembre por la tarde.
La toma del tren fue el hecho desencadenante de la caída de Batista. Conocida la noticia, el
dictador tomó la decisión de huir de Cuba, lo que hizo pocas horas después, el 1 de enero de
1959, con sus familiares, y varios funcionarios, entre ellos el presidente electo Andrés Rivero
Agüero y su hermano que era el alcalde de La Habana.
Una vez tomado el poder, la oposición formó un nuevo gobierno. Inicialmente el Comandante
Ernesto Guevara fue designado jefe de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, pero luego
desempeñó diversas funciones claves, entre ellas Director del Departamento de
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Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), Ministro de Industria y
presidente del Banco Nacional, además de representar internacionalmente a Cuba en varias
ocasiones entre las que se destacan las que llevaron a la firma de los acuerdos comerciales y
militares con la Unión Soviética.
Antes de desempeñar un cargo formal Guevara participó activamente en la elaboración de la
ley de reforma agraria y la creación del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA),
impulsando la versión más radical de la misma, que prohibía absolutamente el latifundio y
dejaba sin efecto el requisito constitucional de la indemnización previa. Simultáneamente los
periodistas Jorge Masetti y Carlos María Gutiérrez le propusieron al Che Guevara crear una
agencia noticiosa independiente de las grandes agencias internacionales, tomando como
modelo la Agencia Latina de Noticias que había creado Juan Perón y en la que el propio
Guevara había trabajado en Méjico. El proyecto fue aprobado y Cuba creó la agencia Prensa
Latina, aún existente, cuyo primer director fue el propio Masetti y en la que trabajarían
intelectuales como Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh, etc.
El 7 de mayo de 1959 se aprobó la ley de reforma agraria y de creación del INRA. El 12 de
junio salió en el primero de sus viajes diplomáticos internacionales, con el fin de abrir nuevos
mercados para el azúcar, producto fundamental de la economía cubana, por entonces
dependiente de forma casi exclusiva del mercado norteamericano. Entre los destinos de su
viaje visitó países y líderes que estaban impulsando experiencias de cambios sociales
profundos, que luego constituirían lo que dio en llamarse el movimiento del Tercer Mundo,
entre ellos Egipto, donde se reunió con el general Gamal Abdel Nasser; Indonesia, donde se
entrevistó con Sukarno; India, donde conoció a Jawaharlal Nehru y Yugoslavia, con Josip
Broz Tito. Entre otros importantes resultados del viaje, Cuba estableció relaciones
comerciales con la Unión Soviética.
Durante ese viaje le escribió a su madre una interesante reflexión introspectiva:
“Algo que realmente se ha desarrollado en mí es la sensación de lo masivo en contraposición
con lo personal; soy el mismo solitario que era, buscando mi camino sin ayuda personal, pero
ahora poseo el sentido de mi deber histórico. No tengo hogar ni mujer ni hijos ni padres ni
hermanos ni hermanas, mis amigos son mis amigos en tanto piensen políticamente como yo y
sin embargo estoy contento, siento algo en la vida, no solo una poderosa fuerza interior, que
siempre sentí, sino también el poder de inyectarla a los demás y el sentido absolutamente
fatalista de mi misión que me despoja del miedo.”(11)
El 28 de julio de 1960, ante el Primer Congreso de Juventudes Latinoamericanas, realizado en
La Habana, el Che sostuvo un concepto que luego desarrollaría ampliamente: la idea del
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«hombre nuevo socialista», al que concebía como un nuevo tipo humano que se desarrollaría
a la par del socialismo, y en el que el sentimiento de solidaridad y compromiso con la
sociedad se impondría al interés y egoísmo personal. El trabajo voluntario era para él una
expresión fundamental del hombre nuevo. Él personalmente dedicaba todos los sábados al
trabajo voluntario, en las líneas de producción de las fábricas, la zafra, como obrero en las
obras de construcción, y promovía esa actitud entre los demás funcionarios, los que no
siempre recibieron de buena gana su austeridad y su propuesta de dar ejemplo con el
comportamiento personal.
Una de las características por las que se destacó el Che Guevara en la función pública fue una
estricta austeridad y la falta de privilegios para él y su familia que insistió en extremar.
En 1961 Kennedy propuso una Alianza para el Progreso en la reunión de la OEA en Punta del
Este, un inédito plan de ayuda masiva para el desarrollo de los países latinoamericanos. Es
obvio que fue la Revolución Cubana y el apoyo que le demostraba la población lo que
impulsó a Estados Unidos a promover un plan cuyo objetivo declarado era reducir la pobreza
y las desigualdades en el subcontinente. Cuba, representada en la ocasión por el Che Guevara,
no se opuso en principio al plan norteamericano, pero sostuvo que era necesario primero que
Estados Unidos permitiera el libre comercio de los productos latinoamericanos, eliminara los
subsidios proteccionistas a sus productos, y que se promoviera la industrialización de
América Latina.
En oportunidad de ese viaje, Guevara se reunió con los presidentes democráticos de la
Argentina, Arturo Frondizi, y de Brasil, Janio Quadros. Los dos presidentes fueron derrocados
poco después en sendos golpes militares apoyados por Estados Unidos y en ambos casos, la
reunión con el Che fue uno de los argumentos utilizados por los militares golpistas.
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en África y en especial la República Democrática del Congo, donde Patrice Lumumba había
sido asesinado en 1961 con participación de la CIA, y en la que una guerrilla rebelde apoyada
desde Tanzania estaba actuando.
A principios de 1965 le escribió una famosa carta a Fidel Castro renunciando a todos sus
cargos y a la nacionalidad cubana y anunciando su partida hacia «nuevos campos de batalla».
Es en esa carta donde aparece, en la firma, la frase «hasta la victoria siempre», ampliamente
difundida desde entonces. La carta fue leída por Castro durante el Primer Congreso del
Partido Comunista Cubano y retransmitida a través de la televisión en octubre de ese mismo
año, causando una enorme sensación, tanto dentro como fuera de Cuba. Para entonces el Che
Guevara había desaparecido de la vida pública y su paradero era desconocido.
El 7 de noviembre de 1966, día en que comienza su Diario de Bolivia, Ernesto Guevara se
instaló en una zona montañosa y selvática ubicada cerca del río Ñancahuazú, en el sudeste del
país, donde las últimas estribaciones de la Cordillera de los Andes se unen con la región del
Gran Chaco.
El 8 de octubre de 1967 fueron sorprendidos en la Quebrada del Yuro. El Che Guevara
ordenó dividir el grupo en dos, enviando a los enfermos delante y quedándose con el resto a
enfrentar las tropas del gobierno, luego de tres horas de combate Guevara resultó herido
levemente en una pierna y capturado junto a varios de sus compañeros.
El 9 de octubre por la mañana el gobierno de Bolivia anunció que Ernesto Guevara había
muerto en combate el día anterior. Simultáneamente llegaron el coronel Joaquín Zenteno
Anaya y el agente de la CIA Félix Rodríguez. Poco después del mediodía el presidente
Barrientos dio la orden de ejecutar al Che Guevara.
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El Che, los medios y nosotros
Comenzar a desandar el camino del tratamiento que los medios han hecho de la figura de
Ernesto “Che” Guevara no es tarea sencilla. Tomando como referencia lo dicho por
Dominique Wolton, en el libro Pensar la comunicación, donde plantea las formas de
comunicar que son utilizadas por los medios, podría decirse que la intención y la tarea de la
industria de los medios es llegar a la comunicación funcional más perfecta posible para
facilitar los intercambios de bienes y servicios, pero entendiendo que los individuos tienen
cierto “margen de maniobra” al interpretar el discurso mediático, también le dejan algunos
resquicios por donde filtrar sus pensamientos, pareceres y opiniones. En el caso del Che:
“Aniquilar e incorporar. En esos dos movimientos se articulan y condensan las estrategias que
los poderosos han desarrollado. Una vez capturado, lo asesinaron, despedazaron su cadáver y
como a tantos otros compañeros, lo „desaparecieron‟. Luego, se dedicaron pacientemente a
incorporarlo. Como a todos los revolucionarios se los ha tratado de manipular, de trivializar.
Se los ha querido convertir en objeto de consumo y revival”.
La apropiación del Che reposa sobre tres tipos de operaciones ideológicas: En primer lugar,
se lo intenta desvincular de la revolución cubana, de su dirección revolucionaria -que él
contribuyó a crear y de donde emergió como cuadro y dirigente- y del innegable impulso que
aquella dio a la revolución continental. En segundo lugar, se pretende presentarlo como un
empirista y un pragmático, absolutamente desprovisto de cualquier nexo con la teoría social y
filosófica marxista. Y en tercer lugar, se lo convierte en un mito y una imagen, desligados de
su proyecto, y a los cuales se reverencia “independientemente de sus ideas” o “a pesar de
ellas”.
Como escribió Barthes, “el mito vacía de lo real los fenómenos sociales, deja al sistema
inocente: lo purifica...”
“Esta última operación es quizás la más fácilmente identificable. En las revistas, diarios, TV y
cine -privilegiados espacios de construcción hegemónica- Guevara se ha convertido en el
póster de un rockero pelilargo y con boina, un héroe romántico, un aventurero mitológico y
utópico, un Robin Hood, un Don Quijote, un Cristo laico o un simpático idealista.
Inalcanzable, siempre bello y bien lejos de la tierra, por lo tanto inservible e inoperante en la
cotidianeidad. Y además, siempre derrotado. El cine -para dar sólo un ejemplo- privilegia
invariablemente las derrotas de los revolucionarios. ¿Por qué se hacen tantas películas sobre
la derrota española ante Franco y ninguna sobre la victoria de Viet Nam, o de Cuba?
Desmoralizar y desmovilizar al enemigo -el pueblo, la juventud- es la gran consigna de
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guerra. El Che no fue inmune a esa estrategia. Bolivia y la Higuera predominan sobre Santa
Clara y La Habana. Admirarlo, sí, pero no seguir su ejemplo”.
“Recuperar al Che para el campo popular y revolucionario implica entonces comenzar - en
esa precaria etapa estamos- a desmontar esa sistemática e inescrupulosa apropiación. Pero
también obliga a polemizar con la neutralización y el congelamiento que le han impuesto más
de una corriente de izquierda. Ya sea los que lo reivindican folklóricamente como figura
inofensiva y tranquilizadora para aplacar conciencias a través de toda una serie de fantasías
compensatorias o los que lo cuestionan por su supuesto “foquismo ultraizquierdista” (pequeño
burgués desesperado, populista sin confianza en el proletariado puro, en el partido de
vanguardia, etc)”. (12)
En charlas con amigos y conocidos uno ve reflejado todo esto en cierta manera, pero siempre
se puede reinterpretar el mensaje que nos están dando y no dejamos de entender que es parte
de un mecanismo por el cual el sistema intenta mantener su dominio, entre las personas con
las que charlé alguien me dijo: “…Los medios de comunicación son un negocio, pero más
allá de que sea así, tampoco hay que pensar que todo es manipulado y modificado.” Existe el
margen de maniobra y se ve reflejado en la opinión de las personas, en cuanto a la imagen del
Che otro me comentó: “Por mi parte creo que los medios, no sé si todos, buscan la forma de
ganarse la vida, como toda persona, pero creo que se encuentran mucho más expuestos, es
parte del capitalismo, tal ves es mas fácil utilizar una imagen de otra persona que la de uno
mismo, es su trabajo. No tengo por qué estar a favor o en contra de los medios con respecto a
su postura, nos educaron así, y a ellos también (a las personas que manejan los medios)”
Como plantea Wolton es la “capacidad crítica la que nos permite hacer una selección,
distinguir aquello que, en las promesas, remite al ideal normativo de aquello que remite a una
realidad funcional, separar lo verdadero de lo falso...”
Saber cuando se busca inculcarnos algo y cuando simplemente es un mensaje. Esto sería
planteado también por Wolton cuando dice que el paradigma democrático supone la
capacidad crítica del ciudadano, si se es lo suficientemente inteligente como para descifrar el
discurso político, debería poderse asimismo descifrar los contenidos de los mensajes de la
comunicación.
Una amiga me dijo al respecto: “Creo que no solamente buscan hacer un negocio, pero sí
muchas veces manipulan la verdad…”
Seguiría diciendo Wolton, “…la imposibilidad de una comunicación totalmente lograda tiene
el inconveniente de impedir la utopía de una comunicación perfecta, tiene por el contrario, la
ventaja de preservar una libertad crítica que no se puede comprimir. Siempre hay algo fallado,
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aproximativo, frustrante, en la comunicación, pero esos limites estructurales son también el
modo de comprender que en toda comunicación esta el otro, y que el otro sigue siendo
inalcanzable. Las facilidades de la comprensión no alcanzan a mejorar el contenido del
intercambio.”
Por otra parte como establece Alejandro Grimson en, “Interculturalidad y Comunicación”.
“Modos de identificación que se consideraban archivados en la historia reaparecen con fuerza
inusitada, mientras que nuevos colectivos de identificación surgen en las más diversas
ciudades.”
Esto esta sucediendo principalmente en Latinoamérica donde numerosos grupos están
intentando demostrar que hay muchos factores en común entre los habitantes de los distintos
países, he intentan la unificación de sus luchas e intereses para poder afrontar los desafíos a
los que se ven enfrentados. La figura del Che es parte de ese factor unificador dado que su
lucha estuvo centrada en la idea de unificar Latinoamérica porque era mucho más lo que nos
unía que lo que nos separaba.
Contrariando a veces la opinión de las personas con las que he charlado a lo largo de este
trabajo que creen que es imposible el resurgir de los ideales del Che a pesar de no estar
seguros de conocerlos a fondo, y coincidiendo en ciertos aspectos con él, me han dicho: “No
están dadas las condiciones en Latinoamérica para que surja un líder guerrillero como él.”
“… hay gente que usa ropa con su cara y no tiene la más mínima idea de su vida, de sus
orientaciones políticas.”
“Yo creo que los ideales del Che viven en el inconsciente de gran cantidad de la población
mundial, pero serían difícilmente factibles en la sociedad en que vivimos, dadas las
condiciones sociales, políticas y económicas en las cuales estamos inmersos en la actualidad.”
“No conozco sus ideales, pero por lo poco que sé, no creo que sean viables.”
“Mantuvo toda su vida sus ideales, no cambió por nada ni nadie, se mantuvo en su postura,
algo digno, muy difícil de ver hoy en día.”
Apoyando la idea de Grimson, autores como Néstor Kohan sostienen: Contra el supuesto "fin
de la historia " (Francis Fukuyama), ese "agotamiento de la política " (Daniel Bell) y esa
"crisis de los grandes relatos " (Jean François Lyotard), que duró muy poco.
Reivindicando al Che, en 1994 entran en escena los zapatistas y le dan la primera estocada al
"Nuevo Orden Mundial”. Al poco tiempo se suceden las rebeliones en América Latina y el
primer mundo: La Paz, Seattle, Davos, Barcelona, Buenos Aires, Génova, etc. En todos lados
la bandera con el rostro del Che Guevara acompaña la insurgencia juvenil. Rápidamente
entran en crisis los falsos axiomas neoliberales: Mayor mercado = mejor democracia; más
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sumisión a Estados Unidos = más derechos humanos; privatización = superación de la
burocracia.
En Porto Alegre los Foros Sociales Mundiales abren el siglo XXI gritando: "Otro mundo es
posible”. Renacen la sed de ideología, el apetito de totalidad, la necesidad de una cosmovisión
de la historia y el deseo de cambiar el mundo. Se profundiza la crisis del pensamiento en
migajas y se agota el culto dogmático del fragmento.
Retorna una vez más el mensaje del Che. Se palpa en el aire. Decenas de miles de jóvenes,
hastiados con la vieja política, hartos del sistema capitalista y del neoliberalismo, sin una
dirección definida por delante, pero a la búsqueda de una nueva alternativa de vida, enarbolan
en marchas y movilizaciones, en estadios de fútbol, en plazas, en parques, en recitales, casi
fanáticamente, la bandera del Che.
¿Qué les ofrece el Che? Un pensamiento político donde lo central de la estrategia es el
problema del poder. Una concepción de la transformación social, la subjetividad y la
revolución, donde la conciencia antiimperialista, clasista y socialista es fundamental, donde se
disipan las ilusiones en las tímidas reformas y las medias tintas, en la progresividad de la
"burguesía nacional " y en el populismo. . . En definitiva, un nueva cultura y un ejemplo de
otra manera de vivir, donde queda abolido para siempre el doble discurso y la doble moral. La
estrella del Che Guevara, por sobre el mito y la leyenda, vuelve para quedarse. (13)
El Che Guevara no fue solamente un guerrillero heroico, un combatiente que entregó su vida
por la liberación de los pueblos de América Latina, un dirigente revolucionario que -hecho sin
precedente en la historia- dejó todos sus cargos para volver a retomar el fusil contra el
imperialismo. Él fue también un pensador, un hombre de reflexión, que nunca dejó de leer y
de escribir, aprovechando cualquier pausa entre dos batallas para tomar pluma y papel.
Otra persona también me dijo en la charla que mantuvimos “Sobre el Che, conozco varias
cosas de su vida, ya que es una persona que siempre me interesó por su lucha, acción, por su
vida. Fue una persona que hacía lo que pensaba y decía. Es decir, que llevó a la práctica todas
sus ideas. Su ideología era marxista y la llevó a la práctica por medio de las armas, era
guerrillero… y esa era su bandera.”
Tomando también los textos de Morley y Hall, que se centran en el análisis de la
interpretación que hacen los individuos de los mensajes que reciben de los medios de
comunicación, la relación con todo lo antedicho puede establecerse en que, para interpretar las
conductas de las personas en base a la codificación de los mensajes por parte de las empresas
de medios y sus productores y la decodificación que cada uno hace, hay que tener en cuenta
mucho más que la simple ecuación emisor- receptor, la actividad que despliega cada uno en
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su living cuando mira TV, por ejemplo, como proceso activo de decodificación o
interpretación, y no como simple proceso pasivo de “recepción” o de “consumo de mensajes”.
Estos deben así mismo tener un “significado” para que haya “consumo”, el discurso debe ser
“traducido-transformado” para que se genere el circuito producción/circulación, para la
circulación del producto tenga lugar y así su distribución a las distintas audiencias.
Así el mensaje sobre el Che ha sido emitido y retransmitido en múltiples formas y con
muchos intereses distintos, ha sido relegado su ideal y solo se ha pretendido fortalecer su
imagen de guerrillero heroico, alejado de toda realidad y de toda posibilidad de realización de
sus teorías o ideales. Pero ante la diversidad de públicos y las variantes en las posibilidades de
acceder a su mensajes y saltar a su vez las barreras impuestas por quienes manejan los medios
y sus mensajes, las personas se están reapropiando del Che, más allá de su figura, más allá de
la imagen del póster, se pasa de lo que hacen los medios a la gente, a lo que hace la gente con
los medios, se ha alcanzado quizás no un gran conocimiento de sus ideas y teorías, pero si una
conciencia de los porque de su lucha y su entrega en contra de la dominación y a favor de la
libertad e igualdad que todos los Latinoamericanos merecen.
Hoy en día los públicos son demasiado variados y hay múltiples posibilidades de
interpretación del mensaje producido por los medios, las densa trama social que hoy se toma
en cuenta debe también tenerse para los análisis de las reacciones y posturas que las personas
toman frente a los mensajes de los medios de comunicación.
En cuanto a la imagen y figura de Ernesto Guevara, podría decirse en base a los testimonios
recogidos que si bien en buena parte el objetivo de quitarle el factor “conflicto” al personaje
histórico se ha cumplido, no ha sido en su totalidad ya que todos en mayor o menor medida
tienen idea de quién fue y qué hizo. Hoy en día hay una conciencia social mucho más
arraigada en la mayoría de la gente, le idea de que la educación y el conocimiento son las
armas con las que se debe luchar hoy en día, y el pensamiento del Che apuntaba en esa
dirección, también hay que destacar que la posibilidad de llevar a la acción esos ideales pasa
más por la acción solidaría y el trabajo de cada día, que por la lucha armada y el
enfrentamiento constante contra los factores de poder reinante, algo a lo que también han
dado posibilidades infinitas los medios de comunicación al acercar personas muy distantes
geográficamente pero que comparten ideales de progreso en común y conciencia de trabajo
conjunto para el bien general.
Siguieron diciendo mis entrevistados:
“…Marchó a Bolivia para liberarlo y de igual forma con Cuba, preocupándose por la
educación de los pueblos de Latinoamérica.”
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“Yo creo que los ideales del Che viven en el inconsciente de gran cantidad de la población
mundial, pero serían difícilmente factibles en la sociedad en que vivimos, dadas las
condiciones sociales, políticas y económicas en las cuales estamos inmersos en la actualidad.”
“Creo que la lucha de hoy pasa por la solidaridad, el trabajo comunitario. Yo por ejemplo
estoy colaborando en la biblioteca Pocho Lepratti y esa es mi forma de mantener vivos los
ideales del Che, y contra los que dicen que esas teorías y la gente marginada y carenciada no
tienen futuro.”
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Conclusión
Este trabajo comenzó intentando dar una sencilla respuesta a una pregunta que no lo parecía
tanto, a lo largo de él he ido viendo la complejidad de otorgar esa respuesta.
Los avatares en la vida de un personaje tan vasto, controvertido y polémico convierten esa
respuesta en sumamente compleja. Por eso lo que trato es de mostrar algunas facetas poco
conocidas de su vida más allá de batallas, discursos y revoluciones.
El análisis de la relación del personaje devenido en mito con los medios no es menos
abarcativo, se puede ver que el sistema ha absorbido todos estos momentos en la vida del Che
y casi los ha hecho desaparecer, pero al existir la libertad de poder buscar, preguntar e
interesarse por las cosas por parte de los individuos, el objetivo queda trunco. Se pasa del
concepto de “lo que hacen los medios a la gente” a la idea de “lo que hace la gente con los
medios” al dejar de percibir que los medios sólo son manejados por la clase gobernante para
manipular a la gente corrompiéndola y ofreciéndole “pan y circo”.
“La comunicación que debía acercar a los hombres se transforma en realidad en revelador de
aquello que los aleja…” Cuánto más fácil es entrar en contacto con el otro, de un extremo al
otro del mundo, en todo momento, rápidamente se perciben los limites de la comprensión,
dice Wolton.
Interpretando a nivel micro el análisis de la opinión de las personas con las que he charlado
para este proyecto, también se puede ver en algunas contestaciones tales como, “Del tema no
opino porque no sé mucho”, o “Del Che no sé casi nada, ¿qué te puedo contestar?”, “De
política no entiendo nada”, y otras contestaciones de ese estilo, podría verse ese poco
compromiso de algunas personas con lo que pasa más allá de “su mundo”. Diría Aníbal Ford,
en “La Honda de David”, “…nuestro país en estos temas se hizo light, desactualizado,
indiferente, nostálgico o provinciano frente a los enormes desafíos que nos plantea la cultura
contemporánea.”
En cuanto a la imagen, en 1925 el peruano José Carlos Mariátegui, fundador de la revista
Amauta y primer marxista de América, escribió: "Todas las investigaciones de la inteligencia
contemporánea desembocan en esta unánime conclusión: la civilización burguesa sufre de la
falta de un mito, de una fe, de una esperanza [. . .] El mito mueve al hombre en la historia. Sin
un mito la existencia del hombre no tiene ningún sentido histórico [. . .] Los pueblos capaces
de la victoria fueron los pueblos capaces de un mito multitudinario”.
Según Mariátegui, los mitos no son necesariamente ilusiones falsas, sino más bien creencias
movilizadoras que condensan esperanzas colectivas y anhelos populares.
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Revolucionario genuino y radical, fotogénico y joven, Ernesto Guevara fue retratado en
marzo de 1960 por Alberto Korda y su rostro recorrió el mundo. Se convirtió en el símbolo de
toda rebelión a escala mundial. Desde las Panteras Negras norteamericanas hasta los
estudiantes japoneses, desde los insurgentes palestinos hasta los negros insurrectos de
Sudáfrica, desde las guerrillas latinoamericanas hasta los intelectuales franceses, todas las
rebeldías lo llevan como estandarte. Guevara dejó de ser Ernesto y se transformó en el Che.
Un mito y una leyenda atravesados por un tironeo ininterrumpido y una permanente
resignificación. (14)
Alguna vez el Che escribió, “Cuando inicié mis estudios médicos, no existía la mayor parte de
mis ideales revolucionarios. Como la mayoría de la gente, quería tener éxito (…). Pero
empecé a viajar por toda América (donde) tomé estrecho contacto con la pobreza, el hambre y
la enfermedad (…). Vi la degradación de lo desnutridos y la represión constante. Así empecé
a comprender que había otra cosa tan importante como ser famoso (…). Y era ayudar a esa
gente”. (15)
“Como si fuera un personaje extraído de una novela de Joseph Conrad, asumió decididamente
cada momento de su vida porque eso es lo que tenía que hacer… lo demás pertenece a los
otros” (16)
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Bibliografía y citas:
1-Texto leído en el auditorio de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo el viernes
14 de junio de 2002 en un homenaje al Che en el día de su nacimiento.
2-Fragmento de la conferencia dada el 16 de enero de 1959 en el Colegio de Médicos de la
Habana.
3-La Honda de David. Antropología, comunicología, culturología en el Tercer mundo, en La
marca de la bestia. Identificación, desigualdades e infoentretenimiento en la sociedad
contemporánea, Aníbal Ford, Pág. 293. Grupo Edit. Norma, Bs. As., 2002.
4- Los Medios Sociales de Comunicación de Masas, Mattelart Armand. Ceren. Universidad
Católica de Chile, 1972.
6-Los Protagonistas, “Che Guevara”, Pág. 14, edit Visor.2003
8-Texto escrito durante su estadía en el leprosario de San Pablo en Perú, donde anotó sus
impresiones de ese día bajo el título de "El día de San Guevara" con motivo de celebrarse su
cumpleaños número 24. Anderson, Jon Lee (1997), Che Guevara. Una vida revolucionaria,
Barcelona: Anagrama.
10-Los Protagonistas, “Che Guevara”, Pág. 43.edit Visor, 2003.
11-Ernesto Guevara, carta de su madre, junio 1959, en Anderson, Jon Lee (1997), Che
Guevara. Una vida revolucionaria. Barcelona: Anagrama. Pág. 413
13-Kohan es coordinador de la Cátedra Che Guevara-Colectivo Amauta: amautalahine.org
y autor del libro "Ernesto Che Guevara: el sujeto y el poder”. BS. AS. Nuestra América,
2005. Docente e investigador de la UBA.
15-Suplemento especial de Crónica, Domingo 21 de Enero de 1996, Pág. 7
16-Revista Conozca Más, Nº 92, 1996
Citas de Internet:
5- http://es.wikipedia.org/wiki/Che_Guevara
7-http://es.wikipedia.org/wiki/Che Guevara.
9-http://es.wikipedia.org/wiki/Che_Guevara
12-Ernesto Che Guevara, El sujeto y el poder, Por Néstor Kohan, La Haine 25/04/2005.
http://lahaine.org/index.php?blog=3&p=7277
14- http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2008/06/14/01693308.html
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Colaboraron:
Andreína Leocatta, a.k.a la novia.
Victoria Palomino, a.k.a la amiga.
Florencia González, a.k.a la prima de la amiga.
Nicolás Verdielli, a.k.a el supervisor.
Leonardo Strupeni, a.k.a el compañero de trabajo.
Noel Fernández, a.k.a la primera hermana.
Ignacio Fernández, a.k.a el tercer hermano.
Santiago Fernández, a.k.a el cuarto hermano.
Laura Fernández, a.k.a la quinta hermana.
Belén Maggioni, a.k.a la amiga que nunca llama I.
Anabel Vera, a.k.a la amiga que nunca llama II.
A ellos y varios más gracias por prestarse a este trabajo.
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Anexo:
El Hombre Del Póster
Ocurre, Comandante, que usted está desplegado, multiplicado, prolijamente acomodado en la
vidriera de un Shopping, su rostro estampado sobre una docena de remeras, y me pregunto si
ese es el lugar más adecuado para guardar su memoria. Ojo: no quiero pecar de antiguo ni
desactualizado. Sé cuáles son hoy los imperativos del marketing, la velocidad que multiplica
imágenes como si fueran los panes del Mesías, y sé que es difícil ponerse a resguardo de
semejante torrente. Y estoy al tanto, por otra parte, que a muchos chicos les gusta llevar su
efigie en el pecho o en la espalda, como si fuera el rostro de un cantante o un ídolo del show
business. Más aún: me atrevería a decirle que en los días que corren usted es casi fashion para
un sector de la juventud. ¿Que cuál es el significado del término fashion? Bueno, fashion es lo
que se usa, lo que está bien usar, algo así como los pitucos de su juventud, ¿recuerda? Claro,
los pantalones bombilla, las chicas de Divito y todo eso. Sólo que ahora el término es como
más importante. Indica una categoría indispensable para acceder a ciertos ámbitos. Y se me
ocurre, siguiendo esa idea, que su inclusión en la vidriera no es tan desatinada. ¿Acaso usted
no era un Guevara Lynch, una familia argentina de prosapia? Claro, es verdad que después
recorrió un camino muy largo, que lo llevó muy lejos de aquella cuna confortable. Pero la
historia, entre nosotros, es una sucesión de repeticiones azarosas, de jugadas que se reiteran
sin que nadie sepa bien por qué.
Lo cierto es que usted es una materia prima de suma utilidad para la industria de la imagen.
Ya había pasado en los sesenta con el furor de los pósters que terminaron tapizando las
paredes de nuestras piezas. Después el revival se encargó de recuperar aquellos íconos y
reciclarlos. Con lo cual se produce un fenómeno característico: jóvenes que no lo conocieron
en vida tienen su foto pegada como si se tratara de un viejo amigo. “El hombre del póster” leí
hace poco en un aviso y no sabía si era un chiste publicitario o un alarde de cinismo. La época
es así: mezcla los tantos de tal modo que a veces resulta difícil separar lo serio de lo irónico,
la realidad de la fábula. Pero, aún dentro de este cambalache, creo que se puede hacer alguna
evaluación. Saber, al menos, si uno esta frente a un valor o frente a su ausencia lisa y llana. El
otro día vi en la tele que, en medio de una discusión para determinar si usted merecía figurar
en un sello postal –tan luego: calcule lo que a usted le habría importado este detalle- un joven
decía que estaba contento de no haber vivido en su tiempo, por toda la carga de violencia que
entonces se vivió. Era uno de esos jóvenes brillantes que suelen llevar a los paneles de la TV.
Es decir: de buena dicción y buena presencia y un aire ligeramente idiota que uno no termina
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de explicarse. Pero aún así, el apunte vale. El joven abominaba de aquella época –y de su
misma figura- por el sambenito de la violencia. ¿Acaso ponderará ésta por la idiotez, la
crueldad y la sinrazón que nos rodea? La violencia como tema abstracto siempre fue fuente de
equívocos. Pero lo que seguramente ese joven ignora es que aquella violencia perseguía una
causa, estaba ligada a un ideal. Ello no la redime como tal: es la historia, en ese punto, la que
hace su juicio. Lo que quiero decir es que aquella era una época de ilusiones, de sueños
colectivos que movilizaron miles de entusiasmos. No importa decisivamente que hayan
terminado de un modo trágico. Esa es otra historia. Lo dije mil veces y lo repito: una utopía
no se mide por sus resultados. Se mide por lo que moviliza y por la huella que traza.
Y nosotros –hablo de mi generación- somos hijos de aquella época. En la incipiente militancia
junto a la causa nacional u otra bandera, en las primeras polémicas universitarias, en las
pintadas robadas a la vigilancia de algún cuartito policial. Creíamos, simplemente, que se
podía hacer un mundo mejor y que estaba en nuestras manos hacerlo. El mundo mismo se
agitaba sumergido en esa idea. En el fervor de las luchas contra el imperialismo. En los
arrozales de Vietnam y en las calles de París, donde un estudiante escribió: “Abraza tu amor,
sin dejar tu fusil”. Usted encarnó esa idea, Comandante. Poniendo el cuerpo todas las veces
que fuese necesario. Por eso, cuando lo vimos marchar a la selva boliviana, sentimos algo así
como una inquietud. Porque lo sabíamos capaz de grandes patriadas pero entonces, usted
estaba tirando todo por la borda para empezar una vez más y jugarse al todo o nada. Por eso,
tal vez, nadie escuchó del todo la noticia de su muerte. Sólo se trató de apretar los puños y, a
partir de ahí, encolumnarse tras un grito: “¡Venceremos!”
Comandante: yo debo mi iniciación en el ritual de la resistencia a un aniversario suyo. Era el
segundo o el tercer año y la concentración era frente a la Universidad Tecnológica. Allí
estábamos agolpados, en la calle, cuando un carro de asalto de la policía arremetió contra la
multitud, haciendo sonar una sirena ululante. Era nada más para amedrentarnos pero yo, le
confieso, sentí miedo hasta en los dedos de los pies. Salí corriendo y caí sobre un cantero de
tierra, la boca sucia de polvo y el alma llena de vergüenza por mi súbita cobardía. Claro, usted
compara esa pequeña performance de manifestante bisoño con cualquiera de las batallas que
lo tuvieron como estandarte y la diferencia, de tan grande parece irrisoria. Pero ese día
descubrí la diferencia exacta entre proclamar un ideal y encarnarlo, entre las palabras que
cualquier brisa puede llevarse y el cuerpo que queda. Parte de su enseñanza, Comandante, es
que no hay separación posible entre una y otra cosa.
Y parte el mito que lo rodea – porque reconozcámoslo, usted a esta altura es un mito enorme-
ha girado precisamente alrededor de su valor y su estatura heroica, más allá de cualquier
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causa. “Hombre de pelotas”- decían los gringos en su propio idioma, para describir a su
enemigo al que supuestamente respetaban-. Sé que usted hubiera escupido contra esos
argumentos. Que se hubiera revelado a muerte contra la intención de convertirlo en un héroe
de película. Y que, si pudiera, volvería nada más que para explicarles que su valor era
inseparable de la causa que lo alimentaba. Que todas y cada una de sus células respondían al
mismo imperativo: hacer la revolución, hacer un hombre nuevo. Nada menos. Las viejas
consignas de Marx y Rimbaud – “Transformar el mundo, cambiar la vida”- unidas en el
aliento de un rosarino de ciudadanía internacional que fue fiel hasta sus últimos instantes al
imperativo de su vida. Porque el suyo no era un objetivo táctico con el propósito de afianzar
una cuota de poder o ponerse a tiro de una próxima reelección. La suya, temeraria o no, fue la
más bella utopía que conoció este siglo: un hombre nuevo.
Nada que ver, Comandante, con lo que vendría después. Hoy la política se hace alquilando
una traffic y pagando unos spots en televisión. La tele parece indispensable: los políticos se
desviven por aparecer en ella. Claro, semejante afán termina creando cierta promiscuidad de
la que bien puede salir electo como candidato un cantor de bailanta. ¿Y los ideales? Los
ideales como dijo aquel general de las urnas, están bien guardados. Lo que importa es sumar,
ganar puntos en las encuestas y los sondeos. Casi como si fuera un certamen deportivo. Pero
tampoco vale ensañarse con la política como tal. Es la sociedad toda la que ha elegido
escuchar el cuento del pragmatismo a ultranza y de las cosas como son. No importa que ese
realismo de poca monta derive en la mayor de las corruptelas y en las más feroces
impunidades. Lo que importa es que a la hora de contar haya algo para hacerlo, se trate de
votos, billetes o puntos de ratings. Nunca, en todo caso, una historia de matices inéditos, un
desafío a realizar.
Ey, Comandante, a pocos días de cumplirse treinta años de su muerte es bueno recordarlo.
Nuestra deuda con usted es muy larga. Por lo dicho y por las ilusiones que ayudó a sembrar.
Porque usted fue nuestro Cristo incipiente, el Mesías que no quería multiplicar los peces sino
los fuegos de Vietnam. Por usted fuimos un poco más crédulos, más ilusos y más ingenuos.
Aunque más no sea por eso, su legado es demasiado grande. Tanto, que cuando el último
póster haya sido devorado por un incinerador espacial, nuestra deuda seguirá impaga.
Publicado en la sección Colaboraciones, del diario La Capital, el viernes 3 de octubre de
1997, por Daniel Briguet.
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Índice
1- Trabajo Final.
2- ¿Por qué el Che?
4- Introducción.
6- Quien era Ernesto Guevara antes de ser el Che.
9- Del doctor Guevara al Comandante Guevara.
10- Revolución y después.
13- La revolución más allá de Cuba.
15- El Che los medios y nosotros.
21- Conclusión.
23- Bibliografía y citas.
Citas de Internet.
24- Colaboraciones.
25- Anexo: “El hombre del póster”
28 - Índice.
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