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Documento FETIA-CTA. Descentralización. TercerizaciónSuncontratación

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DESCENTRALIZACIÓN.

TERCERIZACIÓN/SUBCONTRATACIÓN1
El fenómeno de la tercerización, subcontratación o externalización de actividades, se
instaló con rapidez y voracidad en el ámbito productivo. Con la excusa de que es una
medida a favor de los puestos de trabajo, ha sido y es la puerta hacia la precarización y
la informalidad.

La realidad evidencia que es una medida que en la mayoría de los casos resulta nefasta
para las y los trabajadores, en la medida en que sirve para incrementar las ventajas de la
clase empresarial y para disminuir aún más las garantías y derechos laborales a
millones de trabajadores.

Esta modalidad proviene de modificaciones en la organización de la producción, que han


reforzado las diferencias entre los trabajadores, dificultando la cohesión de sus demandas,
fragilizando la solidaridad de clase y debilitando la acción de las representaciones sindicales.

En la década de los 90, en pleno auge del modelo neoliberal y bajo el paraguas de la
flexibilidad laboral, las empresas comenzaron a implementar diversos mecanismos destinados
a aligerar sus organizaciones productivas.

Uno de los instrumentos privilegiados fue la subcontratación de actividades o trabajadores. En


principio, la subcontratación o tercerización fue desarrollada por las grandes empresas
transnacionales, cuyas capacidades técnicas y potencialidades económicas les otorgaban la
posibilidad de administrar un sistema asentado en la presencia de varios espacios productivos
confluentes y trabajadores pertenecientes a distintas firmas. Al mismo tiempo, estas empresas
contaban con la fuerza para contrarrestar cualquier acción sindical en su contra, al mismo
tiempo que eran beneficiadas por la presencia de gobiernos que se encargaban de aligerar los
mecanismos de control y flexibilizar las normas laborales, fomentando también cualquier
medida que las ayude a disminuir costos.

Este modelo de empresa de los fines del siglo XX y los principios del siglo XXI supera el
esquema de organización del trabajo industrial clásico, que tenía como objetivo potenciar el
factor humano en las empresas para alcanzar las metas de productividad. Este nuevo
concepto, más allá de la dimensión técnica y jurídica, incide directamente en el sistema de
relaciones de trabajo, por la atomización que produce la descentralización productiva.

Como producto, entonces, del desarrollo de procesos de flexibilización, la tercerización


funciona para reducir la nómina laboral y, de esa forma, reducir los costos de la empresa. Los
trabajadores con contrato de tiempo completo y duración indeterminada son confrontados a los
trabajadores con contrato a término fijo y a corto plazo y/o temporal o desempleados.

Las formas más frecuentes están asociadas a la contratación de servicios de mano de obra,
contratos temporales por plazo determinado y contratación de personas jurídicas o
trabajadores autónomos en áreas especializadas. Según el sector económico, esas formas
pueden adquirir características propias y se amoldan a las legislaciones locales.

1
Hemos tratado de resumir aquí conceptos sobre la Tercerización, desarrollados en distintos documentos elaborados
por el CEFS/FeTIA y la RedLat de la cual forma parte, con la idea de compartir un entendimiento común que nos
permita combatir con mayor eficacia la precarización, para la cual la Tercerización y/o subcontración es una puerta
abierta. Para quienes quieran profundizar este tema, ver: “Estrategias sindicales para enfrentar la tercerización en
países seleccionados de América Latina”. RedLat, en la pág. de la Fetia: www.fetia.org.ar
(Publicaciones/Documentos).
A partir del aumento indiscriminado en la utilización de la subcontratación, distintas visiones
respecto a la misma pudieron generar ciertas confusiones en su tratamiento.

¿Qué es y cómo opera la tercerización?

Aquello que conocemos normalmente como tercerización o subcontratación puede ser definido
de diferentes maneras y puede, asimismo, contar con distintos significados en la práctica. Del
mismo modo, el término tercerización puede prestarse a confusiones.

Esto último sucede con las palabras tercerización y terciarización. En este sentido, advertimos
que la palabra tercerización refiere específicamente a la externalización o subcontratación de
actividades de una empresa principal a una empresa secundaria, para derivar costos
operativos y flexibilizar la producción. En cambio, la palabra terciarización corresponde a la
derivación al sector terciario (actividades comerciales y de servicios como: las correspondientes
a las finanzas, al comercio minorista y mayorista, al transporte, a los servicios
gubernamentales, las actividades jurídicas, los servicios sociales -salud, educación-,
personales, etc.) de actividades de la economía que anteriormente eran realizadas por el sector
primario (actividades extractivas o productivas de recursos naturales: agricultura, ganadería,
forestación, minería, pesca, etc.) o secundario (transformación de los recursos naturales:
industria y construcción).

Otra de las confusiones que se genera es entre la subcontratación y la precarización del


trabajo. Esta segunda palabra refiere a las situaciones en las cuales las condiciones de empleo
y trabajo, para algunos trabajadores, se presentan absolutamente deterioradas. Cuando
hablamos de la precarización del empleo nos referimos a la existencia de contratos a tiempo
determinado, con facilidades para su implementación e interrupción; a los contratos no
registrados o “en negro”; las pasantías; o los contratos a tiempo parcial, es decir, a todas las
formas contractuales que se apartan del contrato por tiempo indeterminado y a jornada
completa.

Por precarización del trabajo, entendemos a las situaciones donde los salarios de los
trabajadores son mucho más bajos que la media nacional, hay un deterioro sustancial del
medio ambiente de trabajo, o existen malos tratos o actitudes sumamente despóticas del
patrón, etc. Debido a que, en la mayor parte de los casos, la subcontratación avanzó de la
mano de fuertes reducciones de costos de las empresas, los empleos generados por ellas,
fueron bajo condiciones de precarización. Esta realidad, generó la asimilación de un término al
otro y, por lo tanto, la confusión. Es por ello que tratando de aclarar este punto, efectuamos la
distinción y advertimos que no necesariamente la subcontratación implica la precarización,
ni la existencia de esta última implica la subcontratación. La precarización no es
prerrogativa de las subcontratistas, porque en las empresas madres, también, puede estar el
trabajo precarizado.

Luego, la tercerización puede ser comprendida de diferentes maneras y denominada a partir de


distintos nombres. Aluden al mismo fenómeno de “tercerización”, los términos
“subcontratación”, “externalización”, “descentralización” o “deslocalización” y hasta en inglés
“outsourcing”. Las formas en que corrientemente la subcontratación se expresa son las
siguientes:

• Como subcontratación de una segunda empresa para que realice actividades o servicios no
tenidos en cuenta como principales por una empresa madre o primaria. Estas actividades
pueden llevarse a cabo dentro o fuera de esta última.

• Como intermediación en la gestión de la contratación realizada por una segunda empresa que
se encarga de contratar personal, que luego trabajará en la empresa principal o contratante
como trabajadores directos o estables.

• Como agencia de empleo eventual, suministrando trabajadores a su nombre, para que


presten servicios eventuales en la empresa principal.
• Bajo contratos de servicios u obra, o como trabajadores independientes, pero cobrando por el
trabajo realizado a través de una factura propia.

Este fenómeno se vincula también con grados de informalidad extrema y prácticas


empresariales al margen de la ley que aún persisten como es el caso de las falsas
cooperativas de la pesca en Mar del Plata. La empresa principal se beneficia de los menores
costos de la informalidad pero, claro, al precio del aumento de la inseguridad del trabajo y de la
precarización.

Está claro que esta tendencia se ha dado en un marco de debilitamiento del sector trabajador
en relación con un fortalecimiento del sector empleador; la “correlación de fuerzas” entre capital
y trabajo cambió notoriamente a fines del siglo XX, facilitando mucho los cambios que se
acaban de describir.

Como dice Ermida Uriarte: “estos factores determinan la fuga o huída del Derecho del trabajo
ya que basándose en reales o presuntas necesidades tecnológicas, de competitividad o de
organización del trabajo, se coloca a un trabajador fuera del ámbito de aplicación del Derecho
2
laboral” .

La acción sindical posible

La problemática generada a partir de la subcontratación impone la acción continua y decidida


de las organizaciones sindicales argentinas. Ha llegado el momento de concretar un
instrumento que tenga la capacidad de interceptar al fenómeno en el terreno real del trabajo en
nuestro país, creemos necesario hacernos de los instrumentos necesarios para construir
estrategias de incidencia que limiten, acoten y frenen las consecuencias nefastas de la
subcontratación en todas sus facetas.

Ermida Uriarte, Oscar & Colotuzzo, Natalia. Descentralización, tercerización, subcontratación. Lima OIT. Proyecto
DSAL, 2009.

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