Turay Alan
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A lain T ouraine
* Versión original presentada por el autor con motivo de la investidura con el doctorado
Honoris Causa conferido por la unam, en ceremonia celebrada el día 5 de junio de 1996,
tomada de la Gaceta unam, núm. 3,020 del 6 de junio de 1996.
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Así renacieron o se transformaron durante los dos últimos siglos
las universidades, que habian conocido en muchos países europeos
una crisis profunda en el siglo x v i i i , crisis que, en el caso francés,
había llegado hasta la supresión total de las universidades por la Re
volución y la reconstrucción de un sistema tan nuevo como lo fueron
primero la creación de la Universidad de Berlín y después la reforma
de Oxford y Cambridge en los años cincuenta, y la introducción del
modelo alemán en Estados Unidos, primero en John Hopkins, des
pués en Harvard y en todas las grandes universidades.
Los valores
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Documentos
la ignorancia, sino también contra su propia transformación en po
deres burocráticos o tecnocráticos, en los casos menos peligrosos, en
dominación autoritaria o totalitaria en los más desastrosos. Si hoy
en día el rechazo de la modernización es escaso es, por el contrario,
poderosa la movilización del conocimiento y de los instrumentos de
la modernidad al servicio de una u otra forma de dominación social.
Acerca de la razón
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Una consecuencia posible de esta separación en la vida acadé
mica es que la idea central de la Universidad — unir en el mismo
espacio, en las mismas instituciones, producción, transmisión y apli
cación del conocimiento, es decir, investigación, docencia y profe-
sionalización— está en peligro. Los investigadores pueden reunirse
en instituciones no universitarias, públicas o privadas; los docentes
pueden alejarse de la investigación y mantener categorías tradicio
nales y por eso disfuncionales; la organización del trabajo académi
co, las empresas y los Estados pueden controlar cada vez más di
rectamente la formación técnica e ideológica de los managers.
No se puede, entonces, defender la existencia misma de las uni
versidades sin darles una función central de análisis crítico de las
condiciones, formas y efectos del saber. Los físicos fueron los primeros
que tuvieron que incorporar a su trabajo un análisis crítico de los
efectos políticos y sociales de la física nuclear; los biólogos, de ma
nera más directa y cotidiana, se encuentran con problemas de bioéti
ca, y los economistas no pueden estar satisfechos de una separación
completa entre las leyes del mercado y las realidades sociales y
políticas. Es, entonces, una necesidad urgente para las universidades
ampliar sus programas de docencia para incluir en ellos todos los
aspectos de las relaciones entre teoría y práctica, ciencia y acción.
Quisiera dar un ejemplo bien conocido: la formación de los médicos
fue durante mucho tiempo, sobre todo, profesional y clínica. Con
viene dar, al contrario, la misma importancia a la educación cientí
fica, a la educación profesional y al conocimiento de los problemas
individuales y colectivos de la salud y la enfermedad, del concepto
que tenemos de la vida y de la muerte, de la sexualidad y de la vida
psíquica. Recientemente, una escuela de ingenieros me invitó a pre
sidir la ceremonia que acompaña la entrada de los nuevos alumnos,
y el director explicó que había invitado a un sociólogo y no, como
de costumbre, a un jefe de empresa o a un ministro, porque se había
convencido que los problemas humanos y sociales tenían la misma
importancia que las matemáticas o el estudio de los materiales en
la formación de los ingenieros. Es decisivo para el futuro de la Uni
versidad que ella reconozca el análisis crítico de las prácticas socia
les como una de sus tareas de mayor trascendencia. Ante todo, para
separar la ciencia de la opinión, del poder o del interés particular que,
cada vez más a menudo, se presentan como científicos o positivos.
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La segunda forma de dominación que amenaza el desarrollo del
pensamiento racional y científico, es bien distinta de la autonomiza-
ción excesiva del mundo técnico-económico que acabo de mencio
nar; es, directamente opuesta, la instrumentalización de la ciencia y
de la técnica al servicio de un poder movilizador, nacionalista, co
munitario o, en el peor de los casos, totalitario. Pero tal dependencia
también puede ser impuesta por el Estado benefactor, por un Wel-
fare State o por un Estado apoyado sobre un proyecto libertador. El
proceso de modernización es tan acelerado y tan general que los
atributos de la modernidad, y en particular la autonomía de la pro
ducción intelectual, ya sea científica, artística o hermenéutica, puede
ser destruida por la movilización integradora que acompañan todos
los procesos de modernización voluntarista.
El pasaje de la modernización, que implica esta integración volunta
rista a la modernidad, que se define de manera opuesta por la auto
nomía creciente de varios sectores de la vida social, política y eco
nómica; religión, arte, familia, educación, etcétera, es tan difícil que
el mundo contemporáneo parece a veces dividirse entre regímenes
desarrollistas autoritarios y países liberados pero estancados, por lo
menos fuera de los pocos nodos centrales de los networks mundiales.
Las universidades tienen que mantener la libertad de la vida cien
tífica, cultural e intelectual contra todas las formas de movilización
heterónoma. Logra así que esta movilización, que tiene aspectos
positivos y tal vez indispensables, no se transforme en una obsesión
comunitaria o ideológica paralizante y que se lleve a cabo el difícil,
pero necesario, pasaje de la integración de todas las fuerzas de cam
bio a la autonomización de cada una de ellas en una modernidad
que de esta manera se vuelve endógena.
Estos dos temas, opuestos o complementarios, que acabo de ana
lizar rápidamente no son más que un comentario breve acerca del
nombre de esta Universidad. Es nacional porque, como todas las
grandes universidades, participa en la formación de un sujeto colec
tivo, de una nación no como etnia ni como puro sistema institucio
nal, sino como comunidad de ciudadanos que convienen memoria
y cálculo, razón y afectos, ciencia y poesía, lenguajes formalizados
e idiomas creadores de identidad y comunicación. Es entonces na
cional porque analiza los problemas, las decisiones, las esperanzas
y los sufrimientos, los éxitos y los fracasos de la nación.
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Este papel nacional de las universidades y de la UNAM, en par
ticular, tiene una relevancia muy especial en el periodo actual cuan
do aumenta la influencia de procesos financieros y de decisiones
económicas que pueden ser contradictorias, con metas democráti
cas de igualdad y participación social, es de la responsabilidad de
las universidades elaborar conceptos de desarrollo que combinen la
apertura económica con la integración social y la creatividad cultural
de cada nación. La Universidad debe ser autónoma no solamente en
un sentido administrativo, sino más bien porque su libertad sola le
permite ser útil al progreso material y moral de la nación. Una uni
versidad ideologizada, encarcelada en un pensamiento oficial o do
minante, no puede cumplir su misión de creación científica y técnica
y aun menos su trabajo de análisis crítico de la experiencia histórica
colectiva e individual.
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... .. — i Documentos
Es de gran importancia para el mundo entero que México logre
elaborar una solución propia a esta desvinculación amenazante de
la economía y de las culturas, que pueda reconstruir proyectos a la
vez nacionales y abiertos al cambio, y combinar en todo su territorio
el respeto de las identidades culturales con una mayor participación
de todos en la vida económica y política del país. La tradición cen
tral de este país fue la búsqueda de una síntesis entre pasado y
porvenir, entre memoria e imaginación por medio de luchas sociales
y de proyectos políticos. Ojalá la Universidad Nacional Autónoma
pueda participar en la primera línea a la reconstrucción de México
y nosotros, doctores de esta Universidad, queremos no solamente
dar nuestra gratitud, sino además nuestra solidaridad y nuestro de
seo de participar en este trabajo al servicio de un país que admiramos
y en el cual confiamos.
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