Folklore Alaves PDF
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DESARROLLO DEL FOLKLORE ALAVES EN SUS
POPULARES Y FIESTAS
H A T H IO T Y . a S í H / .J J W n
E y
I. U-rinino “folklore” es inconcreto; no obstante sigue en
uso a. pesar de los muchos que han sido puestos en
circulación para substituirle. Se hicieron muy lauda
bles esfuerzos en la bVisqueda del vocablo exacto que signiticara
concretamente el objeto de la moderna ciencia folklórica, pero
sin éxito. La m ism a vaguedad e im precisión de la palabra han
sido causa de que el vocablo “folklore” haya tomado carta de n a
turaleza en los modernos léxicos científicos, venciendo a otros
vocablos cientilicamente más acertados.
Vastísima es la m ateria objeto de esta ciencia; es la multi-
u ia de aspectos que, m irada con ojos de universalidad, ofrece 1«
i.i.niplejisim a hum anidad en todo aquello que pueda en alguna
m anera designarse con el apelativo de lo popular.
Debía pues ser, vocablo que tales cosas estudia, vocablo po
pular y "folklore” no lo es; como no podía serlo u n vocablo exhu
mado por un erudito, profesional del rom anticism o, que escar
bó entre los residuos muertos y olvidados del antiguo idioma
sajón y encontró estas dos palabras ya en desuso por arcáicas:
"fo lk ” y "lore", que reunidas equivalen a algo así como “saber
p o pu lar”.
Es por consiguiente un térm ino elaborado cientlticamente,
con la m ira puesta no en la totalidad de los aspectos hoy agru
pados bajo el m archamo de la ciencia folklórica, sino para de
signar ftl estudio y la recolección de las tradiciones y leyendas
antiguas y populares.
K1 inventor del térm ino “folklore” fué W illia m s Thoms; la
lecha el año 1846; pero era arqueólogo y tenía la m ira puesla
en la arqueología.
K\ año se creó en Londres la "Folklore Society” y *mi
P ila aun se polarizó más el concepto en un sentido arciueológico,
dándose en el seno de dicha sociedad la curiosa antinom ia de
conjugar dos términos antitéticos, porque "folklore" es el es
tudio de lo popular palpitante y vivo, mientras que la ar<iueolo-
gin sólo estudia lo pretérito, lo inactual y lo muerto.
Dos realidades distintas se designan con la palabra “folk
Inre": primera realidad; la existencia del Pueblo con sus evir'en-
íes m anifeslacíunes resultantes de la actividad deJ alm a y d fl
cuerpo, que al íi.i y ai cabo son los elementos que integran a
individuos componentes del pueblo. Muchas de esas manlíesta-
cicnes no tian sido recogidas por las distintas ramas de l is
ciencias llam adas antropológicas. La segunda realidad es la
existencia de un conjunto de trabajos que tienen por objeto el
acoplo y estudio de las manifestaciones populares, en lo que
tienen de inconscientes^ anónim as y colectivas.
Lias manifestaciones populares objeto del "folklore” no son
inconscientes en el sentido de que procedan de inteligencias o d«^
vidas menguadas y desprovistas de cultura; sino en el sentid«'
de que tales manifestaciones se producen espontáneamente, sin
apercibirse de que se realiza obra de trascendencia cientltica.
■L lam ar populares a estas manifestaciones no quiere decir
que el J^ueblo las haya creado. K1 Pueblo, como tal Pueblo, co
mo agente colectivo, no crea los elementos folklóricos, porque
para ello serla necesario un previo acuerdo que aunase ios he
terogéneos componentes del Pueblo. La producción parte del in
dividuo, ei cual crea sin darse cuenta de que crea. Si por fo rtu
na su creación reúne aquellas condiciones que i^uadran con el
sentir y el gustar del Pueblo, es aceptada por el Pueblo y, repe
tida e im itada por él, llega a identilicarse, con el alm a popular:
o sea, que ha dejado de ser propiedad de determinado individuo
para convertirse en instrum ento m anifestativo del espíritu del
Pueblo.
Muchas veces el proceso no arranca de lo individual, smo
que el autor ha tenido el acierto de captar en una tovinula el
sentimiento de la colectividad; en tal caso la génesis tiene su
punto de arranque en la colectividad; el individuo no hizo sino
dar con la form a expresiva, que luego el Pueblo se apropió y la
hizo colectiva y popular. Por consiguiente, sea uno u otro el
proceso, la creación folklórica inconsciente llega a hacerse
anónim a y colectiva.
Quien no los conoce sino de pasada suele decir que los al
deanos alaveses son tacaños. Yo, que los he tratado y he convi
vido con ellos, tengo pruebas y doy fe de que son dadivosos, hos
pitalarios y pródigos.
Lo que en verdad no puede negarse es la austeridad del ala
vés. Como si hubiese hecho voto de pobreza, gusta de prescindir
de lo innecesario; lo superfino le estorba en su vida, cristiana y
casi ascética. ¿Para qué sirve el reloj, habiendo sol y estrellas?.
¿P ara qué la calefacción, si hay espléndidos azadones para quitar
el frío?.
Este m atiz psicológico del labrador alavés se echa de ver
en la siguiente anécdota rigurosamente histórica.
Lugar de la acción: fábrica de harinas de Albéniz; dram atis
personae: dos aldeanos y el gerente de la fábrica.
E ntran aquellos en las oficinas de la gerencia; ven u n baró
metro circular y debajo de él un termómetro, form ando un solo
aparato, que ornam enta u n paño de la pared.
— Oiga, don Trifón, ¿qué reloj tiene Vd. ah í? Si no es esa
la hora.
Vienen las explicaciones de lo que son aquellos “chism es”
y de cómo sirven para conocer el frío y el calor.
Uno de los aldeanos adopta u n gesto superior y despectivo y
concluye:
— Pues a m í no me hace falta eso. ¿Que hace calor?, pues
me quito la chaqueta; ¿que hace frío?, pues -me la pongo y acabao.
(i) A esta ley constante de la poca lluvia tras el ventarrón alude el refráir
francés: Petite p lu ie abat grand vent.
rioso lago, famoso en lencas y lugar de piadosas peregrinaciones
u la ermita de la Virgen del Lago, veneradísima en toda la Ribe
ra. En las versiones solo hay diferencias accidentales, pero son
dignas de ser anotadas).
Habla donde ahora está el lago una casa habitada por gente
n\ala, que no iba a Misa. Un día, cuando estaban haciendo pan,
llam ó un mendigo y le negaron la lim osna. E l criado de la casa
m ás caritativo que sus dueños le dió a ocultas un buen m endru
go de pan.
Marchó el mendigo y pasados quince o veinte días volvió y
acercándose al criado le dijo que “a la una y media del medio día”
saliera de casa y se apartara de ella.
Hízole así el criado. Apenas se había alejado cuando volvió
la m irada y vió que de las entrañas de la tierra salía agua que
tragaba la casa, ocupaba todos aquellos terrenos y form aba el
lago que aún existe.
(Versión de Valeriano Guinea, natural de San Miguel,
distante siete kilómetros del lago. 27-III-1945).
Llegó un mendigo a la casa en el momento en que estaban
am asando para hacer pan. Pidió lim osna y para dársela metieron
a cocer en el horno u n trocito de m asa; pero creció tanto dentro
del horno que resultó u n hermoso pan. Les pareció demasiado pa
ra lim osna y volvieron a cocer una nueva cantidad de m asa. Su
cedió lo mismo y avariciosamente hicieron un nuevo intento.
Pero ya el pordiosero había perdido la paciencia y m aldi
ciendo de la casa y de sus poco caritativos moradores marchó.
Cuando ya de lejos volvió la vista hallóse con que la casa
había desaparecido tragada por el lago, que, para castigo de los
mezquinos habitantes, perm itió Dios que se formase.
(Versión dada por don Florentino López de Ar-
mentia. Cura de Alcedo. D ía 3-V-1945).
» Sobre una alta eminencia había una casa habitada por una
cuadrilla de ladrones, quienes raptaron joven para que les
sirviese.
Llegó un pordiosero a la casa; la joven le dió lim osna y el
pordiosero al despedirse le dijo que con cualquier pretexto aban
donara la casa, porque iba a ocurrir algo extraordinario.
E lla dijo a los bandidos que iba al horno a cocer pan como
de costumbre y aprovechando la ocasión huyó.
A ún estaba a poca distancia cuando la tierra se conmovió
con una espantosa convulsión; volvióse a m irar la joven y vió
que la colina se hundía con casa y todo en un lago que milagro-
sanrkente había aparecido.
(Versión de don Miguel de Nicolás, antiguo Cura
de Fontecha. D ía 3-V-1945).
F O L K L O R E A L A V K S
“Cueva de las L am ias", llam ada así porque la habitaban las “la
m ias”.
Las lam ias— dicen los naturales— eran unos “bichos” de for
ma hum ana, una de bastante edad, las otras dos, chicas jóvenes:
acaso eran la madre y dos hijas.
Estos “seres” vivían nadie sabe de qué, pues no trabajaban,
ni robaban. De vez en cuando bajaban al m olino y pedían harina
a los que iban a moler.
Hacían sus guisos con grasa abundante, pues en ocasiones
"olía a aceite frito" por las márgenes del riachuelo y llegaba el
olor hasta diez y doce kilómetros río abajo. Otros dicen que lo
que comían era “koipetsu” (tocino asado) y que ese era el olor
que se esparcía por el valle. — “¡Que huele a koipetsu! decían a
los niños para amedrentarlos sus madres; como si les dijesen;
“¡Que andan cerca las lam ia s"!.
La gente no se atrevía a acercarse a la cueva. Pero no faltó
un valiente que se llegó hasta ella en el momento en que las la
m ias estaban peinándose.
Cuando ellas lo vieron acercarse desaparecieron, ocultán
dose en la cueva y dejándose en la precipitación los peines en un
saliente de la roca. Los peines eran de oro. El hombre llamado
Ju a n de Berganzagoitia los cogió y se los llevó a su casa.
Aquella m ism a noche se presentó la lam ia de más edad en
la casa del ladrón y, aporreando la puerta, decía, desde afuera;
“Ju a n de Berganzagoitia, ekarri n iri orrasia, ezpabere nik galdu
zuri kastitsia guztia” ; (Ju an de Berganzagoitia, devuélveme los
peines que, si no, perderás toda tu casta). Ju a n le entregó los
peines y la cosa no pasó a m ás.
Desde este hecho los sacerdotes iban todos los años a con
ju ra r la Cueva y ocurrió en una ocasión que, estando conjurando,
“echó” un trueno muy fuerte y el m onaguillo asustado se agarró
a la estola del cura y, así agarrado, m iró a la cumbre del monte
de donde había partido el trueno y vió un gran rebaño de cabras
todas rojas y con cuernos, que bajaban por la pendiente.
Cuando, habiéndosele pasado la visión, contaba el m ona
guillo lo que había visto, nadie le creía. Llegó a oídos del párroco
tal incredulidad y salió en defensa del niño diciendo: — E l niño
dice verdad: iS i supiérais lo que se ve con la estola puesta!. Se
ven cosas que sin estola no es posible ver. Tened en cuenta que
el niño, al agarrar m i estola, no ha visto más que muy poca cosa.
Otras personas a quienes he interrogado dan distinta ver
sión: Dicen que este hecho no ocurrió en la Cueva de las lamias»
sino en la plaza de la iglesia, debajo de aquel nogal que hay en
ella. Y añaden que “como el cura cuando está conjurando no puede
hablar, pisaba al niño con el pié para que soltara la estola y
así no viera lo que veía”. En la defensa que el cura hace del m o
naguillo dice según esta versión; “ ...que con la estola puesta se
ven tales cosas que si las vieran los demás se meterían asusta
dos debajo de la tierra. No falta quien añade que desde el hecho
aquel de las lam ias se añadió un Evangelio más a la Misa, para
ver si con eso y ios conjuros se conseguía hacer desaparecer
a las “lam ias”. — No deja de ser curiosa esta explicación del o ri
gen del últim o Evangelio de la Misa. Corrientemente en dicho
Evangelio se lee el prim er capítulo de San Ju an , en que se habla
de la Luz verdadera que ilu m in a a todo hombre que viene a este
mundo, sustituyendo a todo lo demoniaco que— como las lam ias—
con visos de luz no es sino tiniebla.
R O M E R I A S
* * *
Si m i madre me reniega
le contesto muy agudo
que no me mande a la fuente
y no romperé ninguno.
E n el prim er espadazo
no pienso tocarle plum a:
al segundo y al tercerí)
lo dejaré sin ninguna.
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CONJUROS, CREENCIAS Y
SUPERSTICIONES
Ramo bendito
del Cirio Pascual,
m átam e el sapo
y guárdam e el pan.
San Salvador,
sácame catorce pollitas
y un cantador.
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TO
ORA C I O N E S
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A, a, a,
mi gatita enferma está:
no sé si se curará
o si se m orirá;
a, a, a,
m i gatita enferma está.
E, e, e,
a m í me gusta el café;
no sé si lo tomaré,
n i sé si lo dejaré;
e, e, e,
a m í me gusta el café,
l i, i,
un sombrerito perdí
con un lazó carmesí
y unas flores de alhelí;
i. i, i,
un sombrerito perdí.
O, O; o,
tengo un bonito reloj;
mi papá me lo compró,
pero ayer se me paró;
o, o, o,
tengo un bonito reloj.
U, u, u,
así cantaba el cucú
en la ram a del bambú
y lo oíste tam bién tú;
u, u, u,
así cantaba el cucú.
ü h , uh, uh,
— ¿Q ué es ese ruidito
que anda por ahí,
ni de día, ni de noche
no nos deja dorm ir?
— Somos los estudiantitos,
que venimos a estudiar
a la capillita de oro
de la Virgen del P ilar:
Con u n pañuelo de oro,
otro de oro y plata;
que se quite, que se quite
esta puerta falsa.
Uno, gerulo,
patas de chulo,
cuanto más viejo
más pellejo.
Una y dos
p atiná
p atiná
patinaba una niña en Madrid;.
resbaló
resbaló
y en la acera de enfrente cayó
y de pre
y de pre
y de premio le iban a dar
un vestí
un vestí
un vestido para Carnaval.
Al paseíto de oro
tres palom itas van
y la que va en el medio
h ija de u n capitán,
sobrina de u n alférez,
nieta de un coronel;
soldado de a caballo,
• * »
Los tres que siguen los tengo por letrillas para juegos se
dentarios en los que solo intervienen las m anos dando palmadas
o ía cintura haciendo leves balanceos, además de la garganta can
tando; los dos últim os se cantan al modo que los músicos lla
m an “en canon” :
Tin, tin, tin,
zarramacatín,
debajo la coneja
perdió su sabaneja,
sabaneja real,
pide “p a ” la sal;
sal menuda,
pide “p a ” la cuba;
cuba de barro,
pide “p ’a l” caballo;
caballo mordisco,
pide “p ’a l” obispo;
obispo de Roma,
tapa esa corona,
que no te la vea
la cuca Ram ona;
toma y toma
pan y borona.
Juan Francisco,
el campanero,
sube y toca
las campanas,
din, dan,
din, dan.
Dentro de un bastón,
ton, ton,
que tenía Martín,
tin, tin,
había u n ratón,
ton, ton,
m uy chiquirritín,
tin, tin.
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LETRILLAS PARA DONAR
tras las canciones que acom pañan los juegos de las ni-
ñas vienen oportunam ente las fórm ulas que las niñas
em plean para dilucidar ia cuestión batallona de quién ha
de ser la que “pague" en el juego, üsanse para ello fórm ulas
variadísim as y pintorescas, de las que ofrezco unas cuantas es
cogidas en Vitoria y algunas en los pueblos de la provincia. Las
niñas llam an a esta operación “donar".
UESTAS las niñas en corro, dice la que va a donar:
ü n don din
de la poli politaina;
un franc.és que pasaba por España;
niña, ven aquí,
no (juiero venir,
un, don, din.
Onrnfi en el anterior la sílaba final es la de la suerte.
M añana Navidad,
triste de m í;
el gallo en la cazuela
kikirrikí;
el besugo de ayer
me hizo mal,
por usted, por usted,
que se salga usted.
DESCRIPCION DE ALGUNOS JUEGOS
J U E G O D E L A ‘‘P A C IY E R B A ’
E L “ V E O , V E O ’*
Hay en este juego un “am o”, cjue dialoga a.sí cnn los rc's-
lantes :
— Veo, Veo.
— ¿Qué ves?
— Una cosita.
— ¿Con qué está escrita?
— Empieza con... y acaba con...
“T O C A T O R R E ”
"L O S B U R R O S ”
“S A LTO D E LA RANA”
«JU E G O DE LA C A LV A ”
" J U E G O D E LO S O F IC IO S ”
Eís propio de niños o de niñas. Hay u n “am o” del juego que
es quien asigna a cada jugador un oficio; sastre, zapatero, pe
luquero, etc. A garran todos con una mano los bordes de un gran
pañuelo, que de esta m anera se mantiene tenso. La otra mano
queda libre para, en el momento oportuno, sim ular que se ejer
cita el oficio asignado.
El “am o”, cantando, im ita a su antojo los oficios impuestos:
Al pan, al pan, al pan pirulero;
cada cual, cada cual
que atienda a su juego
y el que no atendiere
pagará, pagará
la prenda que debe. (Lo repite indefinidam ente).
Nadie debe estar descuidado, porque cuando el "am o”, can
tando, sim ula un oficio, el jugador que tiene aquel oficio debe
tam bién sim ularlo y hay que iniciar y term inar al mismo tiempo
que inicia o term ina el “a m o ”. Los descuidados pagan prenda.
“JU E G O DE L E TR A S ”
Todos los participantes form an corro en torno del "am o ”,
el lu a l canta una letra cualquiera del alfabeto. Inm ediatamente
echa un pañuelo a cualquiera de los' jugadores, diciendo: “De la
Habana ha venido un barco cargado d e ...” Quien recibió el p a
ñuelo debe pronunciar en el acto una palabra que empiece por
la letra cantada. Dicha la palabra, lanza el pañuelo a otro, repi
tiendo lo de “De la Habana, etc.” Este otro dice la palabra y lan
za el pañuelo a un compañero y así sucesivamente ha.sta qun
alguno no sepa palabra que empiece por la letra señalada o ando
tardo en decirla, en cuyo caso pierde prenda. Se recomieiiza ol
juego con igual letra o con distinta. E n este juego no es válidn
repetir palabra ya dicha.
Jesucristo de m i vida,
tu eres niño como yo;
por eso te quiero tanto
que te doy m i corazón (apunta al corazón)
¿tus ojitos habladores (los ojos)
me piden u n cariñito?
m i corazón todo entero
sin quitarle ni un poquito (la p untita del dedo)
Bellos, lindos
los ojos del Niño son;
yo no sé qué tienen ellos
que me roban el corazón.
¿Dónde está Jesús?
E n m i corazón (lleva la m anecita al pecho)
¿Q uién lo ha puesto?
la gracia.
¿Q uién lo q uita?
el pecado.
Vete, vete, m aldito pecado,
Ven, Jesusito m ío;
ven a m i corazón.
El n iño ju n ta sus bracitos sobre el pecho como si abra
zase al N iño Jesús.
Angel de la guarda,
tú, que al cielo vas,
al Niño Jesús
me encomendarás;
dile de m i parte,
dile quien soy yo,
el niño más guapo
de su Corazón.
• * *
A1 rorró m i niño,
al rorró m i sol,
al rorró la prenda
de m i corazón;
este niño hermoso
se quiere dormir,
y el picaro sueño
no quiere venir.
Borororito,
borororoso,
borororito.
Y después, con todos los dedos en capullo, se da un golpe-
cito en el “papo” inflado, dejando salir ruidosamente el aire do
la boca.
Este juego hace reir mucho a los niños.
No solo los dedos deben ser diestros; tam bién la m ano debe
comenzar a hacer algvin ejercicio. Las palm aditas lo son y muy
bueno. Los niños dan palm adas al com pás de esta letra:
Tortitas, tortitas
que viene papá,
tortitas, tortitas
que está en casa ya.
Tortitas de manteca
para la madre que le dió la teta.
* • *
El juego siguiente es ya más complicado y el n iño habrá de
ser de alguna edad. Al son de la tonadilla da él m ism o palm adas
y las da tam bién contra las manos de m am á.
Mi papá me prometió
un hermoso muñeco,
que se llam a bebé
y se pone de pie.
¿í-uándo me lo traerá
para ju g a r con él?
Palé, paletín, paletín, paletaina,
palé, paletín, paletín, paletón.
El niño cuyas piernecitas van fortaleciéndose llega a m an
tenerse en pie con el apoyo de la pared o de la mano de m am á:
¡Ha hecho un “tente” ! La madre le ríe y comienza a estimularle
para que se decida a dar un pasito.
No es solo la madre, tam bién las herm anas mayores toman
parte en ia tarea de enseñar a andar al pequeñín. Colócase a
alguna distancia de él y con los brazos abiertos, que prometen
apoyo, le invitan a que venga a echarse en ellos diciéndole:
Andar, andar,
zapatitos a volar;
los niños chiquititos
no saben bailar.
Aquí te espero
comiendo un huevo,
unas sopitas
y un caramelo.
H'utCi. :i: ■
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ROMANCES
Arretaña, arretaña,
la Virgen te llam a
que hagas la cama
del Niño Jesús,
que viene cansado
de llevar la Cruz.
Tres palomitas
en un palomar,
suben y bajan
al pie del altar.
Tocan a Misa,
encienden la luz,
le besan la mano
al Niño Jesi'is.
Arretaña, arretaña
de San Salvador
cuando la Virgen
parió sin dolor.
— Levanta, José,
enciende candela;
m ira quien anda
por la cabecera.
— Los ángeles son
que traen carrera;
K O M A N C E S
C O P L A. S
Ya no queremos cantarle
cantares a la raposa,
porque nos ha dicho el alcalde
que cantemos otra cosa.
De A rriaga a Yurre
las chicas van;
pero sólitas
no volverán.
Si vas a Adana
te atan con una lana;
si vas a Acilu
te atan con un hilo.
Vírgala Mayor,
Vfrgala Menor,
Berroci y Atauri
cuatro pueblos son.
La m ujer pequeñica
¿para qué vale?;
para tapar una cuba
cuando se sale.
La m ujer pequeñica
es un regalo;
mfás vale poco y bueno
que mucho y malo.
A P O D O S
Los de Orbiso, “patanes".
Los de Antoñana, “chaperos”.
Los de Corres, “balleneros".
Los de Q uintana, “moquiteros” .
Los de Bujanda, “charrines”.
Los de Santa Cruz, “chirriqueros” .
(Acaso tirriqueros, de “tirriq u ia ”, carraca, de las
que allí, se hacían tantas.)
Los de Guinea, “m oricos”.
Los de Villanañe, “callarranas”.
Los de Villanueva, “papeleros” .
Los de Espejo, “robacristos".
Los de Barrón, “rebeldes”.
Los de Cárcamo, “latones”.
Los de Atiega, “hueveros”.
Los de Montevite, “raposos”.
Los de Ollávarre, “espolistas”.
Los de Bachicabo, “novillos”.
Los de Salinas, “salineros”.
íl o M A N G K S E 1’ G .
REFRANERO
La zorra y el centeno en abril o reventar o parir.
Si ves un señorito con ropa de verano en Navidad, no le pre
guntes cómo le va.
Quien coma caracoles en abril, prepárese a morir.
Todo lo que se cubre de nieblaí (¿nieve?) en marzo, se cu
bre de flor en abril o mayo.
En día de vereda, quien más trabaja peor queda.
Truenos tempranos, señal de buen año.
Mayo pardo, señal de buen año.
Marzo marceaba y abril agua-nieve echaba.
Marzo marceaba y abril agua nevaba.
En la mengua de enero siembra los ajos el ajero.
Marzo, sé bueno y te regalaré un cordero. (Y cuando solo
faltaba un día a marzo, le dijo: “Ya no te tengo miedo". A lo
que marzo contestó; “Con uno que me queda y treinta de abril,
no te dejaré rabo ni rabil”.)
Si quieres coger ajos m i!, siémbralos por San Martín.
Los espárragos de abril, para m í; los de mayo, para mi am o;
los de junio, para ninguno.
Marcos, Marquete, que corta las uvas sin corquete. (Porque
las hiela).
En martes, ni te embarques, ni te cases, ni cerdo mates.
Tarde o temprano no hay anim al que no se parezca al amo.
Mal de pata, emplasto de cama.
Cuando la culebra canta, pide agua.
Cuando la perdiz canta, nublado viene; no hay mejor señal
de agua que cuando llueve.
Hijos chiquitos, trabajos chiquitos; hijos criados, trabajos
doblados.
Al que tenga hijos y ovejas, no le faltarán quejas.
Antes le falta la madre al h ijo que la nieve al granizo.
De molinero cam biarás, pero de ladrón no te escaparás.
Guando por blando, cuando por duro, nunca le faltan que
jas al culo.
El que para Navidad no hila, después suspira.
A las diez en la cama estés, mejor antes que después.
Díjole la patata al am o: Que me siembres en marzo o me
siembres en abril, hasta mayo no he de salir.
¡Qué buena la lumbre de aliaga, si como calienta durara!
Febrero corto, pero tan malo como el otro (enero.)
Al aldeano y ai gorrión, perdigón.
E i vino de E lvillar, beber y callar.
La vaca pequeñica siempre parece novilla. (Suele aplicarse a
las mujeres de poca talla.)
L a sardina, cuanto más pequeñica, más lina.
Cuando nieva menudo, poca p aja al burro.
Abril sacó a su padre al sol y lo apedreó.
La m orcilla para que sea buena Ita de estar pilisosa, pMI-
grasosa, pilipicante. (Ese pili es dim inutivo de cantidad, como
“p oqu ito").
Ante la puerta del rezador, no pongas nunca tu trigo al sol
y ante la del que no reza nada, ni ei trigo ni la cebada.
Con m ala sangre no se hacen buenas morcillas.
íMETEOROT.OGIA
MEDICINA CASERA
Caracoles machacados, buenos para emplastos. (Campezo).
La hierba “san g uin aria”, que se da mucho en los llecos de
El Ejido, es inm ejorable para la pulm onía. (Idem ).
Ceniza de sarmientos empléase con éxito contra los golon
drinos. (Id.)
Las raíces de “carajelas" cocidas, peladas y bien machaca
das, raézclanse con manteca, se hace cataplasm a y es indicadí
sim a para tumores, (id.)
La hierva ‘‘p lantain a’’, planta baja con hojas redondas y
que se cría en cualquier terreno, muy buena para los males de
la boca. (Id.)
Amapolas de pieza excelente purgante. (Id.)
Flores espinosas de las orillas de los ríos sirven para lavar
la ropa negra. (Id.)
En Apodaca es muy fácil aliviarse y aun curarse el doloi'
de muelas; basta que el doliente dé vuelta al calcetín o la media
y se la ponga de revés.
También en Apodaca han dado con un remedio fácil para
los dolores que las mujeres sufren en los pechos, consiste en
que ellas mismas se extraigan un poco de leche; pero es indis
pensable que la operación sea hecha m irando a la pared.
También creen en Apodaca que el dolor de muelas se cura
pasándose por el carrillo dolorido un zarrapo vivo, al cual hay
que colgarlo después donde el doliente lo vea.
En Lagrán aseguran que una nuez de cuatro costuras es el
m ejor amuleto para el dolor de muelas.
CALENDARIO
Lunes a Cabriana,
martes a San Antón,
miércoles a Escolumbe
y el Jueves la Ascensión. (Ribera Alta.)
LA VIRGEN DE MARIEKA
V EL «MANDAZAIN:^ PL\DOSO
En el cam ino de Aram ayona a Villarreal, jun to a ia caseta
del caminero de Albina, en el extremo a donde llegan las aguas
del embalse actual, quedó destruida hace ocho años, durante la
guerra, una erm ita dedicada a la Virgen Nuestra Señora de la O:
“Andra Mari de Marieka”.
Vivía en Aramayona u n recadista, “m andazain’’, que poseía
un carro, “m andazaiña”, para su oficio. Pasando jun to a dicha er
m ita en sus continuos viajes a Vitoria, nunca dejó de detenerse
para rezar u n a oración a la Virgen.
Cerca de esa erm ita le salió u n atracador, que de una cuchi
llada le cortó el cuello. D ió un grito el infortunado y por u n pro
digio celestial la Virgen, al oirlo, volvió hacia él la cabeza.
I‘ recisamente en aquel instante una voz despertó al Üiirii di*
üríb a rri (barrio el más próximo de Aram ayona). La Voz docía:
“Mariekara untziñuaz” (A Marieka con la U nción). El piadoso p á
rroco corrió con su sacristán hacia el lugar que indicaba la voz;
el sacristán oía por el camino otra voz que decía: “Ilda da-
go” ( “ya está m uerto” ).
Comunicó el sacristán al párroco lo que oía; pero ésto le
respondió: “Aurrera” ( “Adelante” )
Llegaron por fin y encontraron muerto al recadista: pero
resucitó y recibió los Sacramentos y después de nom brar al aso-
sino y de pedir perdón para él expiró.
Me aseguran en Aram ayona que la im agen que pereció al ser
destruida la erm ita no fué la Virgen de Marieka, sino una repro
ducción; la auténtica, con su cabeza vuelta desde que oyó el g ri
to del “m andazain”. se conserva en el caserío “Aldeko” (Urí-
b a r r í).
BRUJAS
E n Bolintxo se les oía todas las no(;hes lavando la ropa (le-
xlha jo te n ).
Tenían cuerpo de m ujer y patas de pato.
Mai i Engrasi se atrevió un día a robarles un peiue que ha
bían dejado en el río de Bolintxo. ¡Menuda cantilena le armaron
por la noche! “Mari Engrasi, emon eiguzu guri orrasi, emongo-r
jatzu beztela dozuna m eresi” (M aría Engracia, danos nuestro
peine, si no. se te dará lo merecido). (1)
X » *
E n este Valle de Aram ayona son inagotables los cuentos de
Juanakala, la bruja más reciente, de ayer como quien dice. Era
una vieja borracha y vividora que tenía atemorizado al Valle. Se
hacía pasar por autora de todas las desgracias y calamidades
acaecidas al ganado de los caseríos y con constantes amenazas
sacaba dinero para sus vicios.
Fué un día a la taberna de Polico (esa en la que todavía
puede beber el que quiera un vaso de vino de Rioja) a comprai'
vino. Un joven le dice con ánim o de bromear:
— Juanakala, juango ga akelarrera? (Juanakala. ¿iremoj? ul
a(iuelarre?)
Pregúntale ella:
— Esan dozun berbien jabe z a r a ( ¿ E r e s capaz de hacer lo
que dices?)
Por no parecer cobarde responde el muchacho que sí y en
tonces Juanakala, en presencia de todos los de la taberna, le em
plaza repitiendo tres veces con voz cada vez m ás solemne:
— Ba, feldu gaur gabeko amabietako urlie lekuko bide-ku-
rutzira eta an dagon pago gañien itxoiskusu. (Pues para las
doce de esta media noche, ven al cruce de tal sitio y espérame
encima del haya que allí hay.)
Apurado y temblando el joven corrió a la iglesia de Nuestra
Señora de B arajuen; llam ó al Cura; explicó lo ocurrido; se con
fesó; recibió los consejos del sacerdote que no fueron precisa
mente de faltar al compromiso adquirido.
Recibió la bendición y bien protegido de rosarios y medallas y
de una botella de agua bendita, corrió al lugar de la cita para
llegar antes de las doce. *
Sonó la hora se subió al árbol y oyó el g ru ñir de una gran
piara de cerdos, que en fila interm inable empezó a pasar por
dehajo-de donde el joven estaba.
Cerraba la m archa una cerda de gran tam año, que abriendo
descomunalmente sus fauces le dijo:
— Motivos tienes para dar gracias; si no porque has andado
listo ...
Espantado el joven cayó del árbol y enfermó gravemente.
JUEGO DE NIÑOS
Colócase un niño en el extremo de la vara de un carro.
Otros niños pisan el carro por detrás, hacen contrapeso, y así el
niño de la vara sube cuanto perm ita el balanceo del carro sobre
el eje. Sostenido en esta posición, los niños que contrapesan
dan leves golpecitos con la parte zaguera del carro en el suelo
lo que mantiene al niño, que fué elevado en la vara, en un con
tinuo movimiento y zozobra, mientras se le canta:
OTRO JUEGO
Colocan todos los niños sus dedos índices sobre una piedra
I) iin banco, menos uno que es el que dice:
COSTÜMimES
“Gabón am porra" (El tronco de Noche buena).— En la .N'oche
buena se hace lumbre con leña de u n solo árbol que se trae en
tero a casa. La leña a medio quemar, que sobre, se guarda en la
cuadra y servirá para encender el fuego el próximo “Gabón”, en
que un nuevo árbol dará calor a la casa con el “Gabón zue” (fuo-
go de Noche buena) y cuyos residuos se conservarán también
para repetir la operación el año siguiente.
A los restos de leña medio quemada en la Noche buena se
les atribuye virtud para proteger a los anim ales de la cuadra.
Al anunciarse una tormenta, se enciende la vela guardada el
día 2 de febrero, quémanse ramos bendecidos y las hierbas de
San Juan, llamadas así las que el día de San Ju a n estuvieron col
gadas en el dintel de la puerta.
Las precauciones que han de tomarse contra el rayo son:
Colgar el caldero del “Ijaratzu" (llar) sobre el fuego del hogar,
poner en la chimenea la Cruz de espino bendecida el día' de Ra
mos y después decir:
Santa B árbara Santicu«. Santa Bárbara Santa Cruz,
Jauna, balixo zakigu«; Señor, ayúdanos;
Iñusentien ogie; Pan de los inocentes,
Jaune, misericordie. Señor, misericordia.
FORMULAS
En Aramayona no se blasfem a y como exclamación usual en
el Valle suele oirse esta: “Arralo m ille demoniuek; aida aida
am arm illfi aingeruek”. que. sin traducción posible, podría tener-
«sta versión: “Malditos m il demonios; válgame diez mil ángeles*
y desde luego es de muy enérgica eufonía.
CREENCIAS
Origen del Rayo y del Trueno: Lucifer dijo a Dios: “Gizonak
bildurtseko gauza bat asmauko ju a t” (Para amedrentar al hom
bre inventaré una cosa) (El trueno). Dios respondió: “B aña neuk
aurretik abixua hialduko ju a t” (Pero por delante enviar<5 yo el
aviso) (El Rayo).
R E F R A N
A prili biribille Abril redondo
Urdie urditeien ilde: cerdo matado en la pocilga:
Auntze labagañien la cabra encima del horno
Tdie labaostien. y el buey detrás del humo.
C A N T A R E S
Los muchachos danzando alrededor de la fogata de San Ju an
San Juan, San Juan; San Juan, San Ju an ;
Arrautza bi kolkuan, dos huevos en el coico,
Bezte bi altsuan otros dos en el aida
.\rtuek eta gariek gorde (bis) guardar borona y trigo, (bis)
Sorginik ez, lapurrik ez B rujas no; ladrones no,
Badagoz bo errebeitez. si los hay que se quemen.
Los cantares de los coros de Santa Agueda que se cantan en
Aram ayona son los que se cantan en cualquier otra parte. Aca
so no sea original m ás que el comienzo de una de las peticiones,
que es así:
“Zesin-urdaiek agetan, Cecina y tocino en la tranca,
ni emen gosiek tragetan.” yo aquí víctim a del hambre.
CANCION DE CUNA
Nere maitie lo ta lo Querido mío, duerme y duerme;
Zeuk orain eta neuk gero; tú ahora, después yo;
Zeuk gurozun orduren baten en la hora que tú quieras
Biok egingodogu lo ta lo. los dos haremos dorm ir y dormir.
-I \
i í ;íí .,- c
Nota del Censor
N I HI L OBSTAT
F é lix O z. de M e n d iv il
IMPRIMASE
Vitoria, 4 de febrero de 1950
D r. José G ran.
I N D I C E
PAGINAS
Introducción ................................................................... 7
Leyendas, cnentos y narraciones ............................. 13
Costumbres, tradiciones, etc......................................... 37
Conjuros, creencias y supersticiones ........................ 55
Oraciones ........................................................................ 69
Cantares para juegos .................................................. 75
Letrillas para donar ...................................................... 95
Descripción de algunos juegos ................................. 99
Juegos y cantares de cuna ......................................... 105
Del léxiQO íilftvég ........................................................... 113
Romance», ete................................................................... 117
Folklore del Valle de Aramayona ............................ 135
Aprobación eclesiástica .............................................. 147
•...la procesión recorre el pueblo en
dirección a la Capilla del Cristo, pa
sando por el interior...» Púgina 4i
•...n iño s y niñas de las tscutías m n al
montt a cortar ramos de boj y de borto y
todo ¡o cfue cortan lo acarrean...“ Pó8¡r>o *o
• ...ivin lleiHindo todo f¡
m alerinl acumulado a
un cosifído de la plaza
p ú b l ic a ...' Pégina 40
I
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' < í í 5
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ii
• J ’or t¡ campo de
• tn Santa
C ruz de Campezo.
pasa el río Ega y
a llí..,' Página 52
A l fondo de una
de tilas la Sierra de
Codés, a l de la otra
el 'Valle de Campezo.
• ...el que va tn ti cenirose iza, apoyando sus bra
zos en los hombros de los otros dos...- Página 102
'Chorro, horro, pico, tallo. (tut.‘ pagino 102
k
lí-
• CaJtì niño cabalga sobre sh contrario y se
colocan form ando cuadriiáiero...* Pógino 101
A '
•7 u é un día a ¡a laherna de
PoUco (esa en Ja i/ue todavía
puede beber eí <^ue (Quiera un
raso de vino de Jlioja) a
comprar vino. • Págino i38
•Co/ócíJs? m niño en el e x
tremo de la vara de un carro.
O tros níHos pisan el carro
por detrás, hacen contrapeso,
y asi el niño de la vara sube
cuanto permita el balanceo del
carro sobre el eje.* Pógino 139
• V n mozo, que hizo pro
mesa de ello. Ileyfl enarbo-
b do el pendón parroijuial.
alto de unos cinco metros y
no poco pesado.' Pógino 43
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