Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Porras Huidobro Disertación de Archivos

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 148

DISERTACION

SOBRE

V REGLAS DE SU COORDINACION ,

u¿¿¿'^¿at.a ¿oc¿a</ /oj ywe /ai tienen. o memaetfi :

CON UN APÉNDICE,

noticia original y curiosa de la estimacion que tuvo el


maravedí y otras monedas que corrieron en Castilla:

POR

peccto» ge4*eica^ t)a dMátaucotot? pi

Madrid: i 83o.
di«pt&i<t<X' (D. ^ejp o1omatit«;
PLAZUELA DE CELEN QUE,
Esdr. I. cap. IV, v. i4 et i5.
PRÓLOGO.

IN^o hay cosa que mas deba de llamar nues


tra atencion que el cuidado de los Archivos,
como que en ellos se conservan las propieda
des y títulos , por los cuales cada uno ha pro
curado elevarse al grado de distincion á que
le han hecho acreedor sus servicios. Sin ellos
casi nada tendriamos de cierto y seguro, por
que olvidada la memoria de las cosas , por mas
que nuestra razon quisiese guardar el equili
brio de ellas , nos las disputaríamos con mas
ó menos fundamentos , y obscurecida la equi
dad desapareceria la justicia, y vendriamos á
parar en un cahos que por último sumergiria
nuestra existencia. De aqui pues deduciremos
cual es el respeto y veneracion que se mere
cen aquellos depósitos de nuestras operaciones,
y de tantos y tan diferentes sucesos , como han
ocurrido, desde que el Criador Supremo edi
ficó esta mansion de los mortales. Es cierto que
el tiempo todo lo consume : se mudan los go
biernos , las dinastías , los imperios , desapa
recen poblaciones enteras , y por último desa-
C4]
parece todo en lo terreno cuando con la muer
te dejamos de existir , y pasamos al mundo
eterno de la verdad, en que los justos han de
descansar para siempre. Asi tambien desapa
recieron los Archivos , y tuvieron , como las de-
mas cosas , la misma alternativa en la anti
güedad ; pero les sustituyeron otros (i) , y mien
tras vivimos con los hombres , tenemos preci
sion de conservarnos las relaciones, siendo ellas
las que dan materia al objeto de su cuidado, y
á que las reservemos y guardemos con tanta
mas diligencia , cuanto el espíritu humano cono
ce el grande interés que de ello le resulta. Mas
¿ de qué sirve toda esta diligencia ? ¿ De qué sir
ve que en efecto tengamos los Archivos con tan
laudable fin, si no los tenemos en órdeny sa
bemos lo que hay en ellos , dónde , y en qué si
tio se encuentra lo que necesitamos? ¿De qué
servirla el reino vegetal sin químicos que die
sen aplicacion á los simples de que se compone?
Muchos años de práctica en aquella ocupacion
nos ha hecho ver tan general descuido, y nos
ha movido á trabajar la presente Disertacion,
para que no desmayen sus dueños y poseedo-

(i) jEsdras combustam a Caldeeis in Archivis Templi res-


tituit legem , nempe qui eodem spiritu , qiio antea ¡cripta erat,
plenius fuit. Div. August. lib. 2. cap. 33í
[5]
res , de que por ser ya tan crecidos algunos , y
tan desconcertados otros, no puedan tener re
medio, y esperanza de verlos ordeñados , y en
estado de dar todas las noticias y utilidades de
que son susceptibles.
Y como sean tan pocas las luces que en
esta materia hayamos podido adquirir, tenien
do que suplir con la esperiencia lo que no he
mos hallado en autor alguno , creemos hacer
nos disculpables al Público, si ya en la forma,
ó en nuestro lenguage , dirigido mas á la sen
cilla esplicacion de las ideas , que á la hermo
sura y brillantez del estilo, tiene como no pue
de menos mucho que disimular.
El plan que nos hemos propuesto ha sido
dar una idea rápida de los primeros siglos, y
de la Historia; presentar el origen de la escri
tura y de los Archivos en general , y luego en
particular de España; las cualidades que de
ben de concurrir en los Archiveros ; y por últi
mo las reglas cómodas , fáciles y claras de coor
dinacion , aplicables á todos los Archivos en
general, con las cuales esperamos , que no so
lo los que están dedicados á este género de ocu
pacion y trabajo, sino todas las demás perso
nas que los tienen ó manejan , encontrarán
allanado el camino parapor sí mismos ejecutar
las obras que necesiten, supuesto el conocimien
[6J
to de documentos que contengan. Si asi lo lo
gramos nos daremos elparabien , y nos congra
tularemos de haber tenido la dulce satisfaccion
de ser en algo útiles al Público.
INTRODUCCION.

En todos tiempos la insana filosofía ha trata


do de combatir á la misma claridad del dia, pa
ra alucinar y sacar frutos aun de las cosas que
parecian de menos importancia; pero la tra
dicion y el cuidado de los hombres en trans
mitirse de padres á hijos una clara razon , y los
testimonios en su apoyo, son rivales á que nun
ca pudo superar, ni superará jamas , á no lo
grar la estincion del universo y con ella nue
vas generaciones creadas á su placer , y edu
cadas con sus doctrinas , y esto á su pesar no
puede verificarse. Al crear Dios al hombre á su
imágen y semejanza , le dio una superioridad
de sentidos y facultades sobre los demas ani
males, y con ella el de la razon, que le ayuda
á conocer y distinguir lo bueno de lo malo. La
codicia y el deseo de poseer cooperaron á cor
romper sus virtudes naturales , y de aqui en
parte nuestras desdichas y nuestras incomo
didades. Los hombres perdieron los diques de
aquella clara razon, perdieron la idea y el co
nocimiento de la verdadera divinidad , y se
estrellaron en la idolatría. Cada cual queria de
fender con las leyes que mas acomodaban á
[8J
sus intentos, la temeridad de sus caprichos, y
usaban de la fuerza so color de religion , tal
cual falsamente la conocian , alegando sus pre
ceptos y misterios. En esta obstinacion envia
Dios los castigos á su soberbia; pero nada les
aplaca , nada les convence : los vicios y las pa
siones les dominan, desprecian las profecías,
tienen por apócrifas las tablas de la ley escri
ta, y se ve obligado á manifestarlas en toda la
redondez del globo, por medio del Mesías pro
metido , Jesucristo , su único hijo , que habia de
redimirnos , predicando por sí y sus Apósto
les la verdadera doctrina evangélica , que sub -
siste, y permanecerá entre los verdaderos cre
yentes, justos y santos de la tierra.
Aunque esta breve llamada sobre los prime
ros siglos, parece fuera de propósito en la ma
teria , que nos hemos propuesto tratar, no lo
es, en razon de que la maledicencia dirige siem
pre sus diatribas contra lo que es bueno y ar
reglado á sana lógica ; y la falsa filosofía , sos
teniendo aquella misma incredulidad , ha ten
dido y tiende sus miras en persecucion de to
do escrito , de todo papel , y por clara conse
cuencia de todo depósito, donde hayan podido
conservarse estos, procurando desacreditarles,
y reducirles á la menos posible fe, como que
ellos son las arcas de las verdades incontras
[9]
tables , á cuya muralla nunca pueden traspasar
sus sofismas, ni por consiguiente anonadar, co
mo quisieran , aquellos testigos instrumentales
que conservan el derecho de gentes, y son el
alma de toda vida social. Asi que nos será dis
pensada esta introduccion para entrar en los
pormenores de nuestro tratado , y manifestar
hasta qué punto llegó la diligencia del hombre,
para precaver á la posteridad de los tiros de la
malignidad, y darla luces y camino á su defen
sa , ilustracion y conservacion por medio de la
escritura; y para ello daremos principio hablan*
do aunque concisamente del origen de esta , co
mo que es la que constituye la materia sobre
que versan los Archivos , valiéndonos para ello
de las opiniones mejor recibidas de los sabios.

CAPITULO PRIMERO.

ORIGEN Y ANTIGÜEDAD DE LA ESCRITURA.

§. *>*
De la Geroglífica.

Los hombres diseminados y divididos en fa


milias se comunicaban sus pensamientos por
medio de la palabra; pero la necesidad de recor
dar ciertos hechos , el descubrimiento de al
2
[io]
gunas artes útiles, y las virtudes de los gran
des héroes , que querian recordar á sus descen
dientes , para modelo y ejemplo , les pusieron en
precision de inventar el arte de trasmitirse las
ideas. En las maderas , en las lápidas y en los
metales trazaron algunos signos de conven
cion , ó que representaban emblemáticamente
la cosa que querian perpetuar; y asi puede lla
marse con propiedad escritura del pensamien
to, bien diferente de la del sentido, ó alfabéti
ca, porque esta se pronuncia, y aquella no tie
ne necesidad de articulacion.
Con la escritura del pensamiento se significa
ba una totalidad de cosas, una accion , un su
ceso con todas sus circunstancias , y algunas
veces, por medio de ciertas variaciones, el jui
cio que debia formarse de ellas , y se distin
guia de cinco diferentes modos : uno era ge-
roglífico representativo : si se queria hacer con
cebir la idea de una montaña', de un rio , de
un árbol , etc. , se pintaban estos objetos. Otro
geroglífico imitativo: asi que un círculo signi
ficaba el Sol , el medio círculo la Luna etc. Otro
geroglífico característico ; y asi el Hipopotamo
significaba la impudencia y la crueldad : el cuar
to era simbólico y emblemático ó alegórico ; de
manera, que el sol anunciaba la divinidad, un
ojo un monarca, un insecto volátil (animal que
[»]
entonces se creia sin boca ) representaba una
persona iniciada en los misterios , y obligada al
secreto : últimamente , el quinto era puramen
te enigmático.
§. 2.0
De la alfabética.

La dificultad que resultaba para manifes


tar multitud de pensamientos intelectuales y
metafísicos , fue causa de la invencion de la es
critura alfabética , reducida á pocos signos de
convencion , por medio de los cuales se daban
á conocer los conceptos, segun su posicion y
combinacion. Tal fue la marcha gradual del es
píritu humano en la invencion de la escritura,
sin que en cuanto al pueblo á quien pertene
ce la primacía, esté todavia definitivamente de
cidido y aclarado.
Los caldeos, los egipcios, y los samaritanos
ó fenicios, son únicamente entre quienes se dis
puta la antigüedad. Varios autores (i), y entre
ellos Plinio, Ciceron, Jamblico, Tertuliano, Plu
tarco , Diodoro y otros , quieren dar esta glo
ria al Egipto, atribuyendo la invencion de las
letras al famoso Taaut , pero no declaran ter-

(i) Plinio, Hist. nat. lib. 7. c. 56. Cic. lib. 3. De nat.


Deorum. Plut. lib. 20. c. 3. Diod. lib. 2.
[ta]
minantemente si estas letras eran geroglíficas,
ó epistolográficas. El primero y el último se in
clinan á creer que realmente la invencion se
debe á los fenicios. Buxtorff (i), Gonringio, Span-
hemio, Meier, Morin, y Bourguet, sabio protes
tante , se declararon abiertamente por los cal
deos, haciendo á esta lengua como la primor
dial de donde salen todas las demas ; pero sus
argumentos no estan fundados sino en pura
conveniencia y probabilidades , y lo que en
teramente los destruye es, que no es posible
hacer derivar de ellas las letras griegas, prime
ras que dicen introducidas en Europa , al paso
que pueden nacer manifiestamente de los feni
cios , pues no se pueden producir caracteres
caldáicos que no sean posteriores á uno ó dos
millares de años á los mas antiguos monumen
tos de los griegos, de que hay noticia.
De consiguiente todo depone esclusivamen-
te en favor de los fenicios. Por la Fenicia no so
lamente se entendian las ciudades y pueblos de
la costa marítima dé la Palestina, sino la Ju-
dea y los paises de los cananeos y de los he
breos. Herodoto (2) designaba evidentemente
por fenicios á los hebreos ó judíos, pues que

(1) Buxtorff, Dissert. de Litteris hebraic. §. 2.


(a) Herodoto, lib. 2. col, 104. y Nasarre , prologo á
Rodríguez , p. 9.
03]
segun él los fenicios se circuncidaban , al paso
que los tirios , los sidonios etc. no estaban en
este uso. Por escritura fenicia, dice, se enten
dia la samaritana , ó lo que es lo mismo el an
tiguo hebreo, diferente del cuadrado ó caldái-
co, que es el moderno que los judíos adop
taron despues de la cautividad de Babilonia,
segun la opinion de San Gerónimo , San Ire-
neo, y San Clemente de Alejandría (i).
Son muchos los que adjudican la mayor
antigüedad á la escritura samaritana , apoya
dos en los autores antiguos , y en la analogía
de sus caracteres con los griegos; circunstan
cia necesaria para obtener aquella gloria, pues
to que los últimos se pierden en la obscuridad
de los tiempos , y sin embargo no fueron ellos
los inventores.
Calmet, Legipont y Schuckford (2) deciden,
que los griegos son deudores de las letras á los
egipcios , segun la doctrina de Vosio ; pero es
solo por la razon de que Gadmo era de origen
egipcio aunque nacido en Fenicia, donde apren
dió las letras que comunicó á los griegos; y ha-

(1) Dissert. 2. de prcestantia et usu numism. antiq. t. 1.


p. 70.
(2) Calmet, Dissert. t. 1. p. 24. Legipont, Dissert. Phi-
logico-bibliograph. §. 4. n. 9. 10. p. n|. Schuckford, Hist.
rnun. lib. 4- p. 222.
[U]
biéndose dicho que por fenicios se entendian
los hebreos , se concluye que los griegos deben
el origen de su escritura á los caracteres sa-
maritanos ó fenicios (i).
Los pelagios ( primer pueblo de la Grecia),
sea por la navegacion , ó por las colonias grie
gas que pasaron á Italia, fueron los primeros
que llevaron su forma de escribir á los etrus-
cos; y asi, despues de ilustrada su literatura, se
vio que de diez y ocho letras de que se compo
nia su alfabeto, ocho eran exactamente seme
jantes en todo á los caracteres samaritanos, y
seis igualmente, á muy corta diferencia; de lo
cual se concluye tambien que los griegos tra
jeron á Europa sus caracteres , y que estos los
tomaron de los fenicios, segun las investigacio
nes que han hecho los sabios de primer orden
para aclararnos esta materia, que raya en la
mas remota obscuridad de los tiempos.
Sin embargo pues de estas opiniones, el Es-
celentísimo Señor Don Juan Bautista de Erro
y Azpiroz (2) , hoy Consejero de Estado , quiso
descubrirnos con su natural afluencia este se
creto , que hasta ahora nadie pudo apurar , de
clarando por lengua primitiva la euscarana , y

(1) Torio, Arte de escribir, c. i. p. 18.


(2) Alfabeto de la lengua primitiva de España, publi
cado en 1806.
probando con alguna congruencia que de ella
toman su orígen las demas conocidas , y de
consiguiente, que el alfabeto celtibérico es el
que debe considerarse de mayor antigüedad,
propio y peculiar de los españoles, al cual, y á
la modulacion de sus caracteres , dice, se ajus
ta , y no á otra , la lengua euscara.
Nosotros solo podremos decir , que los ca
racteres de las medallas que tenemos por celti
béricas, ni son samaritanos, ni fenicios , ni grie
gos ; y si su lectura se acomoda á la lengua
euscara (que no conocemos) desde luego le
seremos deudores de tan feliz como útil des
cubrimiento. No asi convendremos en que los
españoles fuesen tan estólidos entonces, como
nos los pintan varios historiadores, puesto que
el hermoso troquel de aquellas medallas en na
da cede al de los romanos , á quienes se atri
buye la perfeccion del arte de batir la moneda.
Pero sea de esto lo que quiera (i), los hom
bres hablaron esta ú otra lengua , los hombres
escribieron en estos ó aquellos caracteres ( so
bre cuyas reflexiones y disputas dejamos á ca
da uno de sus autores en el lugar que la re-

(i) En esta materia debemos de recomendar la Paleo


grafía de Terreros , respecto de nuestros Archivos , en
cuanto á la division de épocas que hace de nuestra lengua
y escritura.
[i6J
pública de las letras quiera colocarlos), y ellos
son los que constituyen la materia de los Ar
chivos , tal cual sea la antigüedad que nos ha
ya quedado.

CAPITULO SEGUNDO.

ORIGEN Y ANTIGÜEDAD DE LOS ARCHIVOS.

Nombres que tuvieron.

Bajo del nombre de Archivos se entendian,


asi los títulos originales, como el lugar don
de se custodiaban; pero la idea mas comun y
ordinaria es de esta última significacion.
Considerados bajo de este punto de vista
recibieron de los griegos y de los latinos mu
chas denominaciones diferentes. Los primeros
los llamaron archeyos, cartophilacios etc., y los
últimos tabularium, chartularium, chartarium,
graphiarium, scrinium, camsera, armarium, ar-
chivum etc. En la baja latinidad se dio igual
mente este título á los depósitos de las cartas
y á los tesoros de las reliquias, porque ocu
paban el mismo lugar.
C'73

Archivos de los israelitas, griegos, y romanos.

No es facil fijar la época de los primeros


Archivos, por la misma dificultad que ocurre
de la materia, es decir, de los escritos, que es
lo que les constituye; pero no puede dudarse
que sube á la mayor antigüedad , y que en to
dos tiempos se merecieron grande respeto y ve
neracion. Los israelitas (i) jamas osaron profa
nar el arca del Tabernáculo y del Templo , co
mo santuarios de la divinidad donde se depo
sitaban sus leyes civiles, y los pactos de los ciu
dadanos. Igualmente en el templo de Delos (2),
de Minerva en Atenas , de Apolon , de Vesta,
y del Capitolio en Roma , conservaron los grie
gos y romanos (escrupulosos observadores de
su religion ) los tratados de paz , los límites de
los imperios , las alianzas y anales de su re
pública, los títulos de sus riquezas, y todas las
demas actas que miraban al reposo , tranquili
dad y fortuna de sus compatriotas. Ademas to
das las oficinas y tribunales de la administra
cion y del imperio tenian sus archivos sepa-

(1) /. Reg. 10. 25. Esdr. 7. 5.


(1) Wencker, Collect. Archiv. p. 5. Mem. de VAcad.
des Inscript. t. 8. p. 2604 -. i
[i8]
rados, cuyo depósito estaba en uno de los tem
plos de la ciudad.
La revolucion. ocasionada por Cesar en la re
pública ningun cambio originó en esta parte
de la administracion , y los Emperadores roma
nos (i) se reservaron el derecho de tener en su
palacio los archivos anejos á su dignidad, los
cuales se llamaban Sacra Scrinia. Para evitar
su confusion estaban divididos en cuatro es
pecies de departamentos, que contenian otras
tantas clases de documentos , á saber : memo
riales , cartas, libelos , y disposiciones ó conce
siones, á los. que comunmente se daba el nom
bre de diplomas.
(. La religion cristiana de consiguiente tam
poco alteró sus usos políticos; cada villa, cada
ciudad continuó haciendo en sus depósitos par
ticulares recoleccion inmensa de documentos de
todas especies; pero las guerras, los incendios,
y mas que todo los estragos de los bárbaros , y
las injurias del tiempo, les arruinaron, sin que
ningun escrito pueda conservarse de los cua
tro primeros siglos.

(i) Justin. Nov. i5. c. 5, §. 2.


[*]

§. 3."
Archivos de Francia.

La Francia (i) desde el principio de la Mo


narquía vio con placer á sus Reyes ocuparse en
la coleccion de cartas y diplomas, y en la am
pliacion de los Archivos de Palacio donde ha
bian de custodiarse ; al paso que los anteriores,
á imitacion de los romanos, y por desgracia de
la Diplomática , tenian dos clases de Archivos,
una ambulante , viatoria , que les seguia en las
jornadas para ilustracion de sus consejos., que
era la mas esencial; y otra permanente, staiaria;
y asi á la primera fue moralmente imposible li
brarla de las funestas consecuencias de su ins
tabilidad.

" . * . ; i i ii .
Archivos de Alemania.
. . . i . ¡
Los de Alemania (2) , formados por Egin-
hard , segun las órdenes de Carlo-Magno , su
frieron diferentes revoluciones , y siguieron la
misma suerte que los de Francia por haber si
do tambien ambulantes, y de consiguiente ape-

(1) Wencker, Collect. Archiv. p. 86.


(2) Eccard. Schediam. De Tab. antiq. n. 19. p. 3i.
OI
ñas quedó instrumento público no solo de los
tiempos anteriores al emperador Rodolpho, si-
no aun del siglo que le siguió , por lo que el
Código del imperio no contenia ninguna cons
titucion mas antigua que las de Federico III, á
escepcion de la Bula de oro de Cárlos IV; pero
despues que los Archivos del imperio comenza
ron á tomar nueva forma , y á conservarse con
cuidado, desde fines del siglo XV bajo Maxi
miliano I, que erigió depósitos permanentes en
Mayena, Viena y Spira, no ha ocurrido hecho
importante que no se encuentre inscripto y
conservado en ellos»
.
. .. .
. ..
.
: Archivos eclesiásticos y seculares.

La instabilidad de los Archivos, la incur


sion de los bárbaros,. y el poco cuidado de aque
llos á cuyo cargo estaba su custodia , fueron
otros tantos inconvenientes á que estuvieron es
puestos los de los seculares ; al paso que los de
los eclesiásticos , guardados con mas diligencia,
y reservados en lo posible de aquellas manos
devoradoras, obtuvieron siempre la superiori
dad sobre aquellos , con la reputacion y au
tenticidad de que gozan hasta el dia; estando
averiguado , que desde el principio del cristia
[ai]
nismo se conservan en algunos puntos retira
dos de los lugares santos (i) , y por consiguien
te de las tentativas de sus perseguidores, las
escrituras sagradas , las actas de los mártires,
las letras apostólicas , y las epístolas respeta
bles de los famosos confesores los Ignacios ,. los
Policarpos etc. etc. (2).
Desde mediados del siglo III, en que las igle
sias comenzaron á poseer bienes inmuebles, con
servaron sus títulos de posesion y establecieron
sus Archivos.
A principios del IV, cuando el furor de las
revoluciones se fue apagando, y la Cruz fue
exaltada sobre la corona de los emperadores,
se engrandeció la Iglesia, los libros y las actas
se multiplicaron, y se nombraron conservado
res de los Archivos con título de Scrinarii y de
Archivistas. Tal es el origen de los Archivos
eclesiásticos.
Los de la Iglesia romana á mitad del mismo
gozaban ya de toda reputacion , bajo del cui
dado de San Silvestre, á quien le estaba en
comendado su registro (3).

(1) Erant ergo Archiva Ecclesice Romance , m quibus as-


servabantur constituíiones Pontificum , máxime contra hce-
reticos. Mabill. De re diplom. lib. 1. cap. 2. p. ¡7.
(2) Ignat. Epist. ad Philadelph. Coteler. t. 2. p. 33. y 84.
(3) Tillemont. u 2. p. 4o6\ .- .
Al fin del V y principio del VI tenian ex
traordinaria reputacion por haberse multiplica
da en ellos considerablemente los títulos, las
actas y los libros , y se les conservaba con tan
particular escrúpulo, que regularmente su guar
da estaba al cuidado de los mismos obispos, dan
do por consiguiente á los títulos que en ellos
se hallaban depositados , un grado de autoridad
respetable y perpetua ; y tomando tanta pre
caucion contra los fraudes de toda especie, que
cuando estos depósitos solo habian tenido hasta
entonces los papeles privados y títulos parti
culares, al principio del siglo VII y los siguien
tes se depositaron en ellos las actas públicas
mas solemnes y de mayor consideracion.

Archivos monásticos.

Los monges desde su origen , á ejemplo de


los obispos (i), formaron tambien sus Archivos,
en que depositaron los diplomas de su funda
cion , los instrumentos ó actas de donaciones,
sus privilegios etc. , y obtuvieron tal grado de
confianza , que con preferencia se llevaban á
ellos para su custodia muchas actas públicas.

(x) Eccard. Tab. antiq. p. 3t.


03]
Las escritas en papel de Egipto , tan raras co
mo singulares, solamente se hallaron en los Ar
chivos de las iglesias y monasterios.
Un número prodigioso de circunstancias
contribuyó sin duda á ilustrar y ampliar los
Archivos monásticos. El vencedor, usando del
derecho de conquista, tenia con estos Archivos
cierto respeto, que no dispensaba á los de los
seculares. Los príncipes los preferian á los su
yos propios , y hacian un aprecio tan particular
que pedian á los prelados que sus últimas vo
luntades fuesen depositadas en aquellos asilos,
que miraban como inviolables. Todos estos he
chos y otros innumerables realzan sin duda el
brillo de los Archivos eclesiásticos y monásti
cos, y les indemnizan de las tentativas de los
filósofos mal intencionados, que conspiran con
tra su fe y legalidad , y de la de muchos críti
cos modernos poco versados en la antigüe
dad (i).
Los Archivos eclesiásticos , dicen estos, es-
tan llenos de falsos títulos que los monges, so
bre todo , han sabido forjar. Esta imputacion
calumniosa no ha sido sino efecto del hambre
implacable de los protestantes contra el estado
monástico, y sobre todo del interés que tiene su

(i) Dictionnaire raisoné de Diplomatique , Préface p. g.


nueva secta en desacreditarlos monumentos de
la antigüedad (i). Oigamos á los jurisconsultos
de mayor crédito y opinion. Los Archivos , di
cen, son los depósitos públicos del príncipe de
la república y del magistrado, donde se conser
van todos los materiales concernientes al dere
cho , á los bienes del Estado y de los particu
lares: son los lugares privilegiados y en todos
tiempos respetados , donde se guardan las actas
y los títulos de los príncipes y de las ciudades al
cuidado de los archivistas: las cartas, diplomas
originales, actas jurídicas, memorias del Esta
do , los anales históricos , libros de leyes , esta
tutos , costumbres , privilegios , títulos del dere
cho y pretensiones de la república, los tratados
de alianza y de paz, las transacciones, libros de
genealogías , de empadronamientos , de censo,
de tributos , de imposiciones y de matrícula de
los habitantes ; últimamente los nombres de las
provincias , ciudades , villas y lugares del reino
etc. etc., y cuanto contienen debe de mirarse
como monumentos incorruptibles de la fe pú
blica (2), que por si mismos prueban aun cuan-

(1) Andr. Riv. t. 2. p. 1.064. Scaliger. Epist. 348.


(2) Rulger, Tract. de Comiss. c. 3. n. ult. Nic. Miller,
Tract. de Stat. c. 47. Salg. p. 3. c. 10. n. 280. et seq. Pa-
rej. t. 5. res. 2. n. 27. Gennua, de Script. privat. I. 5. q. 9.
per tot. Molin. t. I. col. 309.
[25]
do se hallen despojados de la signatura del es
cribano, ó notario , de los testigos, y otras so
lemnidades de un instrumento público , mien
tras no se pruebe contra ellos. ¡ Tal es el mé
rito que dan á los Archivos , y tal el que les es
debido por su probabilidad y buena fe, y á cuyo
detrimento ciertos críticos modernos (i), mal
que les pese , nunca podrán arribar !

CAPITULO TERCERO.

SINOPSIS DE LA HISTORIA PARA FIJAR LA ANTIGÜE


DAD DE LOS ARCHIVOS EN ESPAÑA.

Habiendo presentado ya una idea, la mas li


gera que nos ha sido posible , del orígen de la
escritura, y de los Archivos en general, dare
mos una ojeada sobre la historia para fijar la
época de los nuestros en particular.

§. i.*»

Pobladores de España y entrada de los car


tagineses.

Nada puede asegurarse con certeza acerca


de los primeros pobladores de España, ni de

(i) Berganza, Antigüedades de España. Prólogo.


4
sus costumbres y gobierno. Unos hacen este ho
nor á Tubal , otros á Tarsis y otros discurren
de diverso modo. En el siglo XV antes de Jesu
cristo , dicen los historiadores , vinieron á esta
blecerse en ella varias colonias fenicias atraídas
de su buen temperamento y de sus riquezas,
habie'ndola hallado ya poblada de unos hom
bres sencillos con pocas necesidades y por con
siguiente con pocos deseos, y contentos con los
copiosos frutos que lá naturaleza les daba es
pontáneamente. Vinieron los rodios, los samios,
los focenses, y los cartagineses, que lograron
no solo introducirse sino dominarla ; pero la
primera guerra púnica en el siglo IV antes de
la era cristiana , y las exorbitantes sumas que
exigió la prepotencia romana, les obligó á des
amparar los puestos que ocupaban en la Bética,
hasta que Amilcar y sus hijos Asdrubal y Aní
bal volvieron á reconquistarla. - •

De los romanos.

Los saguntinos , los ampuritanos, y demas


pueblos originarios de Grecia, que habitaban
las costas de Cataluña y Valencia, temiendo el
poder de los cartagineses, y no considerándo
se con fuerzas para resistir, solicitaron la alian
I>7]
za y proteccion de Roma , y esta ambiciosa re
pública , emula de las glorias de Cartago , tomó
á su cargo la defensa, pero no la hizo, abando
nando á los españoles; cuya memoria en el si
tio de la célebre Sagunto será siempre gloriosa
en los fastos de la historia. La noticia de tan
heroica accion conmovió al Senado, é hizo que
Cartago le diese una satisfaccion ; y habiéndo
se negado á ello se promovió la segunda guer
ra púnica , nombrando Roma por general del
ejército de España al cónsul Publio Cornelio
Scipion , quien dejó el mando á su hermano
Gneo Cornelio, que aportando á Ampurias, co
lonia griega en Cataluña, con todas sus legio
nes, allanó á los romanos el camino para ganar
se la amistad de la mayor parte de los catala
nes; con la cual y la lucha continua, unas veces
vencedores y otras vencidos , se hicieron dueños
de España, espeliendo á los cartagineses á los
catorce años de la toma de la famosa Sagunto,
quinientos cuarenta y ocho de la fundacion de
Roma , y doscientos cuatro antes del nacimien
to de nuestro Redentor Jesucristo.
Desde este tiempo hasta el año de quinien
tos ochenta y dos de Roma, solo pensaron los
romanos en cimentar y sostener su conquista;
pero como los príncipes que gobernaban el mun
do tenian por lo regular el brazo largo y la vista
OS]
corta, tratando siempre de estender su domi
nacion mas allá de lo que alcanzaba aquella,
de que provino que por virtuosos y justos que
fuesen , nunca podian tener noticia cierta de
las cosas como si por sí mismos las viesen;
resultó que los gobernadores que Roma en
viaba á España , solo miraban sus patentes co
mo una carta blanca para enriquecerse, ponien
do á los pueblos en términos de amotinarse , y
cerrándoles al mismo tiempo el camino para que
sus clamores fuesen escuchados.
Este género de violencia puso á Viriato la
corona contra Roma, y correspondiendo á la
confianza de los españoles hubiera para siem
pre triunfado de ella , si estos en algunas pro
vincias, en vez de estarse observando ociosa
mente los sucesos, hubiesen ayudado á los ge
nerosos esfuerzos de tan valiente guerrero. Pe
ro quedaron en Numancia otros tantos como
habitantes. Terror imperii y la trágica catástro
fe de esta famosa ciudad , despues d? quince
meses de asedio , enmudeció profundamente á
España, y toda ella sucumbió al yugo romano,
verificándose aquel oráculo divino , de que los
romanos se habian hecho dueños de las minas
de oro y plata españolas , y dominarian á to
da la nacion por su prudencia y tolerancia.
Habiendo tiranizado Sila á la república ro
mana y desterrado á los parciales de Mário, bus
có Sertorio su seguridad en España ; y no solo
la encontró, sino que españoles y romanos , á
competencia , se alistaron bajo de sus banderas,
seguros de encontrar en él la restitucion de su
libertad perdida , á no haberle matado alevo
samente sus dos tenientes generales Antonio y
Perpena. Esta traicion no podia mirarse con in
diferencia, y los españoles, que hacian la mayor
parte del ejército, indignados los abandonaron
á su desgraciada suerte, y caidos en manos de
Pompeyo pagaron con la cabeza su misma in
famia. Con estas vicisitudes los pueblos espa
ñoles se apresuraron á rendir á Pompeyo su
obediencia , escepto las ciudades de Osma y
Calahorra, que queriendo seguir el ejemplo de
otras , fueron tomadas por asalto , arrasadas
su» murallas , y sus habitantes pasados á cu
chillo. Estos fueron los últimos alientos de la li
bertad española por los años seiscientos ochen
ta y uno de Roma y setenta antes del nacimien
to de Jesucristo.
Julio César, competidor de Pompeyo, en
tró en ella con las armas en la mano , despues
de haberse apoderado de Roma y de toda la
Italia; pero le duró poco, pues un puñal le qui
tó en Roma la vida hallándose en pleno senado.
Muerto Julio Cesar , Octavio su sobrino ( á
L3o]
quien se le dio el título de augusto ) por el año
de setecientos catorce de Roma y treinta y ocho
antes del nacimiento de Jesucristo , dividió con
Marco Antonio el imperio romano, reservándo
se la España; y á los cuarenta y dos años de su
imperio, setecientos cincuenta y dos de la fun
dacion de Roma, nació el Redentor del mundo,
en cumplimiento de lo que habian prometido
los santos Profetas, para nueva luz de la tier
ra, restituyendo la justicia, alcanzando con su
muerte el perdon de los pecados , y edificando
á Dios Padre el templo santo de la Iglesia. En
este tiempo, es decir, desde que Octavio se hi
zo enteramente dueño de la España , se dió
principio á formar nueva época , siendo el año
I. de Jesucristo el treinta y nueve ( i ) de la era
del Cesar ; y asi en los cómputos de la era res
pecto de los años del nacimiento , se deben
rebajar de aquella treinta y ocho completos pa
ra reducirla á estos.
Sucedió una profunda y larga paz á las con
tinuas guerras que fatigaron á España, desde
que incurrió en la inadvertencia de permitir es
tablecerse en sus costas á los cartagineses; y
aunque hubo sin embargo algunas inquietudes,
fueron efecto de quejas contra la vejacion de

(i) Kalenda, ó Cronicon de la Santa Iglesia de Burgos.


[3il
los gobernadores , que no llegaron á turbar
la serenidad hasta la entrada de los godos.

De los godos.
Verificóse su entrada , segun los historiado
res , por la debilidad del Emperador Honorio , á
principios del siglo V, cuatrocientos un años des
pues del nacimiento de Jesucristo, permitiéndo
la por todo su imperio á las naciones bárbaras
del Norte, los suevos, los alanos, los vándalos
y los godos , que pronto estos la inundaron y
dominaron.
Dividíase entonces la España en citerior y
ulterior. La citerior comprendia toda la parte
del Norte hasta el Hebro , incluyéndose Vizca
ya y las Asturias ; y la ulterior abrazaba el res
to, dividido en tres gobiernos, que eran la Bé
lica, ó Andalucía, con las dos Castillas ; la Lu-
sitania , ó Portugal y Galicia , y los reinos de
Aragon , Valencia y Cataluña.
Ataulfo, que dio los fundamentos á la mo
narquía goda , se apoderó de las provincias del
Langüedoc , Gascuña y Aragon , mientras los
romanos mantenian á Castilla la nueva y otras
poblaciones ; pero murió á manos de sus subdi
tos. Electiva la corona , y asesinado tambien en
pocos dias su hijo Sigerico, recayó en Valia , y
[3a]
asi siguió por varios sucesores, siendo ya los ro
manos en el reinado de Eurico el juguete de los
bárbaros, pues en el siguiente de Alarico, en
cuatrocientos ochenta y cuatro , perdieron toda
su reputacion , el ánimo y conquistas, en la
famosa batalla de Soisons, señoreándose los go
dos de toda España, cuando solo habían entra
do como auxiliares en ella. Mas cuando acabó
de consolidarse la monarquía goda , fue en el
reinado deRecaredo, cuya piedad, desterran
do de sus dominios el Arrianismo, restituyó en
un todo la religion católica , haciendo que vol
viesen á sus dominios los obispos católicos des
terrados , las rentas á las iglesias , y el antiguo
culto á los templos : todo lo cual se renovó tam
bien en el reinado de Sisenando , por el concilio
que mandó celebrar en Toledo , y de que fue
la primera junta en la iglesia de Santa Leoca
dia en cinco de diciembre del año seiscientos
treinta y cuatro, en el cual se dice se publicó el
libro de las leyes godas , llamado vulgarmente
Fuero juzgo, atribuyendo su composicion á San
Isidoro , que despues se aumentó jsegun se iban
promulgando aquellas,

§. 4-°
Delos sarracenos.

Apenas llegó á ver España alguna felicidad


[33]
y sosiego bajo la proteccion de tal cual prínci
pe cristiano, cuando la violencia de Rodrigo
con la hermosa Florinda ( por otro nombre la
Caba), hija del conde Don Julian, año de sete-
cientos once , fue causa de la inundacion de
los sarracenos, por la venganza que este quiso
tomar de aquella afrenta, que reputaba tan su
ya como de su hija , y que por último pagó
aquel desapareciendo en las ondas del rio Gua-
dalete. Este fue el último rey godo , como lo
publica el epitaño sobre su sepulcro , en Viseo
de Portugal, que dice : Aqui yace Rodrigo, úl
timo rey de los godos.

§. 5.°

Principios de la restauracion de España.

Aun no habian hecho descanso los sarra


cenos en el suelo español , cuando un Pelayo,
en el año de setecientos catorce; el famoso rey
Pelayo volvió por la restauracion de la monar
quía española, desde las fragosas montañas de
Asturias y de Vizcaya, empezando por hacerse
dueño de aquel territorio , de que nunca le pu
dieron desalojar, y desde donde nació la conti
nua persecucion que tuvieron los moros en Es
paña hasta su total ^spulaion, durante los siete
5
[34]
siglos , que despues permanecieron en ella ; ha
ciendo la corona hereditaria , que hasta enton
ces habia sido electiva , como ya en otro lugar
dejamos dicho.
De consiguiente le sucedió Fabila, y por su
corta duracion pasó á Hermesinda , ambos sus
hijos; y estando esta casada con Alfonso I, lla
mado el católico , recayó la corona en este en el
año de setecientos treinta y nueve , y lo fue en
tal grado, que sin descuidarse en la persecu
cion de tan terribles enemigos , y en tan creci
do número , abolió las vergonzosas leyes de
Witiza, reedificó las iglesias, puso prelados de
virtud y celo en ellas, y restituyó al culto di
vino su antigua magestad en los templos, vien
do renovado el semblante de sus estados, y sus
vasallos dispuestos á preferir la muerte antes
que sucumbir al yugo mahometano (i).
Hemos dado á nuestros lectores estas lige
ras llamadas sobre la historia hasta el tiem
po en que empiezan á descubrirse documentos
originales en nuestros Archivos, para que por
sí mismos puedan conjeturar la imposibilidad
de conservarse anteriores, no precisamente por
que el tiempo haya podido consumirles, sino
porque las terribles irrupciones, comunmente

(i) Le sucedió Don Fruela, su hijo, en el año 757.


[35]
contrarias á la religion cristiana , que siempre
conservaron los españoles , ya en público , ya
privadamente , y la persecucion á la Iglesia san
ta, de que tenemos innumerables mártires; fue
ron otros tantos inconvenientes que lo impi
dieron ; pues habiendo sido siempre el objeto
de aquellas , el de hacerse con nuestros inte
reses , y mudar nuestros ritos y costumbres,
en nada podian fijar tanto sus miras, como en
arrebatarnos los títulos de las propiedades , pa
ra lograr la confusion, y los monumentos en
que aquellos estaban esmaltados , privando á la
posteridad del conocimiento de sus antepasa
dos , y formando nuevas leyes acomodadas á
sus conquistas y usurpaciones. ¡Tal es el de
signio que se proponen siempre los que con
las armas ó con la sedicion quieren apoderar
se de los corazones de los hombres! En esta su
posicion, pues, entraremos á dar idea de la an
tigüedad de los Archivos en España , y de sus
vicisitudes.
[36]

CAPITULO CUARTO.

ORIGEN Y ANTIGÜEDAD DE LOS ARCHIVOS EN


ESPAÑA.

Archivos públicos eclesiásticos y seculares.

La antigüedad de los Archivos en España sus-


tancialmente parece debe 6jarse desde el tiem
po en que se encuentran documentos originales
en ellos. El señor Huerta y Vega en sus Anales
de Galicia (i), y el P. M. Berganza (2), célebre
investigador de la nuestra , nos presentan ya
documentos del tiempo del rey Don Pelayo , y
Don Fruela (años 736 y 75o), que parece se
conservan en los Archivos de Santillanar y San
Millan de la Cogulla ; y esta es la época que
creemos debe de da rse á nuestros Archivos;
pues todo lo que contienen de anterior , tan
to relativamente á libros (3), como á cronico-

(1) Anales de Galicia. Apend. al t. 2. p 390.


(2) Berganza , Antigüedades , part. 2. Apend. p. 3jo. y
Merino, Paleografía , p. 82. remitiéndose á Garibay , que
no da bien ia fecha.
(3) Sin que sea nuestro ánimo comprender en esta re
gla general los de la Biblioteca escurialense del siglo YI
[37]
nes , son copias hechas posteriormente , que
aunque dignas de toda fe yj veneracion , no nos
dan sino idea de que existieron sus originales,
pero que ó perecieron á manos de los bárbaros,
ó fueron trasladados á sitios lejanos , de que
no hemos vuelto á tener noticia. Nosotros por
nuestra parte no podemos conceder otra, y es
to bajo la fe de autores tan respetables; pues
los mas antiguos que hemos registrado y leido,
son de dos siglos posteriores, es decir, delos años
de novecientos cincuenta en adelante , en los
Archivos de la iglesia colegial de Covarrubias,
y de la santa iglesia de Burgos.
De aqui se infiere , que asi como en todas
partes los archivos eclesiásticos fueron los mas
respetados y mejor conservados , sucedió lo
mismo en España, ya porque, como anterior
mente hemos manifestado , los Príncipes con
quistadores los miraron como asilos inviolables,
ó porque mas diligentes y cuidadosas las perso
nas, ácuyo cargo se hallaban, trataron de ocul
tarlos ó trasladarlos á sitios donde estuviesen
libres de la rapacidad. No asi los de los secu
lares, que unas veces siguiendo las mismas cam-

y VII, los códices Ovetense y Complutense , ni las Biblias


de la santa Iglesia de Toledo del VIH , sobre cuya origi
nalidad respetamos las opiniones de los que la han con
sultado.
[38]
pañas, y otras abandonados de sus dueños, es
pecialmente si como era regular comandaban
en ellas, quedaron abandonados al furor de la
guerra, de los incendios y otras vicisitudes con
siguientes á ella. Por esta razon los sucesos de
la mayor antigüedad (i), y la prueba en defen
sa de muchos derechos de particulares , y aun
de la misma corona, leyes , estatutos , trata
dos etc. de aquella edad , deben de buscarse en
los archivos eclesiásticos de los territorios res
pectivos, es decir, en los archivos de las cole
giatas, catedrales y comunidades , y de ellos
ciertamente es de donde los escritores han to
mado los materiales para ilustrar la historia, y
los demas puntos concernientes á la disciplina,
literatura y artes.

S- 2-°
Archivo de la Mata de Medina.

Los archivos públicos de España no tu


vieron mejor suerte que los de Francia, Ale
mania y otras potencias, especialmente los ge
nerales, ó que pertenecian al gobierno. Ellos si
guieron poco mas ó menos la misma suerte , y
asi es que hasta el siglo XV, en que nuestros

(i) Muratori , p. 96. Histor. diplom.


[39]
Soberanos se vieron desembarazados de las con
tinuas guerras para arrojar de la Península á
los sarracenos , que continuamente les molesta
ban, desde los últimos puntos que llegaron á
poseer, no pudieron dedicarse á este cuidado,
que luego miraron como uno de sus principales
deberes, haciendo que todos los papeles que
pudiesen recogerse de los anteriores reinados,
se depositasen y custodiasen en sitios seguros,
que destinaron al efecto, nombrando sugetos
instruidos , y de conocida confianza, que los
ordenasen con el buen método , aseo y limpieza
que se merecian documentos de tanta utilidad
al Estado.
Los señores Reyes Don Juan el II y Don En
rique IV mandaron recoger algunos en el cas
tillo de la Mata de Medina , y en el Alcázar de
Segovia , los cuales hicieron reconocer los seño
res Reyes Católicos Don Fernando el V y Doña
Isabel; y en diez y seis de febrero de mil cua
trocientos ochenta y cinco despacharon diferen
tes Reales Cédulas, para que varias personas en
tregasen los que tenian de los secretarios y mi
nistros de los reinados antecedentes , y aun los
protocolos de los escribanos públicos y reales
de sus reinos. El señor Emperador Cárlos V
reiteró las mismas órdenes , con tanto mas mo
tivo , cuanto que por la revolucion de los que se
[4o J
llamaron comuneros (cuyo furor se convirtió
en quemar cuantos papeles cayeron en sus ma
nos de la Corona), se habian estraido y escon
dido muchos , por el celo de los que seguian al
Real servicio; todos los cuales, y los que se re
cogieron también de los conventos de San Beni
to, San Pablo y Santo Domingo de Valladolid y
Burgos, se mandaron colocar en la fortaleza de
Simancas. El señor Felipe II en mil quinientos
sesenta y uno erigió esta en Archivo público,
y en mil setecientos diez y ocho , por el señor
Felipe V , se mandaron trasladar á ella todos
los papeles de los Consejos y Secretarías , sien
do el primer Archivero Don Diego de Ayala , á
cuya aplicacion y diligencia , y la de sus hijos y
descendientes , se deben sus fundamentos, y los
primeros trabajos. • •

§. 3
De los Consejos y Tribunales superiores.

El Consejo de Castilla , tan antiguo como la


Corona (i), en que se trataban las materias de
justicia , gobierno, estado, gracia y guerra, y
que despues fue dividido en salas diferentes por
Real Cédula del señor Felipe III de treinta de

(i) Cantos, Dedicatoria en su Escrutinio de monedas,


§. VIH, p. ii. ysig.
[4i]
enero de mil seiscientos ocho , erigió tambien
su Archivo y el de la Presidencia, asi como lo
hicieron los demas Consejos , Real Patronato,
Cámara, Sala de Alcaldes y demas Chancille-
rías (i) y Audiencias del reino ; pero ni su anti
güedad ni su arreglo correspondieron á lo sa
grado de su instituto , sufriendo el público y
la Corona los incalculables perjuicios que son
consiguientes á esta negligencia (2) , de que ya
algunos Señores Ministros se quejaron, y espe
cialmente el señor Presidente Don Francisco de
Contreras, por representacion que hizo á la Ma-
gestad del señor Felipe IV en once de enero de
mil seiscientos veinte y dos. De esta regla de
bemos de esceptuar el Archivo general del Con
sejo de las Ordenes , en Santiago de Uclés (3),
que aunque en tiempos antiguos padeció tam
bien descuido , no fue tanto que en el siglo XIII,
en que era muy corto el número de sus escritu
ras, no tuviese ya destinado á este fin un arma
rio en el tesoro de la casa, é incesantemente es
tuvo despues velando porque se restituyese á un
grado de claridad. A este efecto, en mil sete-

(1) •Ley 4. t. 5. 1. 2.
fa^ Auto acordado 80. t. 4. 1. 2.
(3) Noticia del principio , progresos y último estado
del Archivo general de la orden de Santiago, en 1791.
Imprenta de Sancha. Madrid.
íi
[43]
cientos veinte y uno , comisionó la Magestad del
señor Felipe V, como gran Maestre, por su Real
decreto de veinte y seis de febrero de dicho
año, á Don Luis de Salazar y Castro, Comenda
dor mayor de Zurita , y sugeto muy instruido
en el manejo é inteligencia de instrumentos an
tiguos, pensionándole con diez y ocho mil rea
les ademas de sus sueldos; pero aun no llenó los
deseos del Consejo, porque fijando sus miras
en el arreglo solo de los papeles de pruebas de
hábito , á que le inducia su inclinacion , quedó
en lo demas en el estado que antes tenia. En el
año de mil setecientos cuarenta y tres , á con
secuencia de un informe de Don Bernabé de
Chaves y Porras , de la orden de Santiago , y
Capellan de honor de S. M. , se intentó y pro
movió de nuevo esta obra , que no llegó á tener
efecto hasta el año de mil setecientos noventa,
reinando la Magestad del señor Don Carlos IV,
décimo administrador perpetuo de la Orden,
siendo Prior de ella el Ilustrísimo señor Don
Antonio de Tavira , electo obispo de Canaria;
en cuyo tiempo , y corto espacio de año y me
dio , se empezó y concluyó, dejándola en el gra
do de hermosura y perfeccion que hoy tiene.
[43]

De Simancas.

Volviendo, pues, al Archivo de Simancas, se


cree generalmente que en él existe la mayor
antigüedad del reino , y que como creado y es
tablecido á hombros del Monarca , se halla com
pletamente ordenado con copiosos índices , y
de manera que todo lo que hay en él se en
cuentra fácilmente; pero no es asi , pues á pesar
de la grande diligencia de Don Diego de Ayala,
que , como dejamos dicho , le dió la primera
planta, y de sus hijos y descendientes, que
educados en él la siguieron escrupulosa y cui
dadosamente , á pesar de la comision que en
dos de julio de seiscientos veinte y cuatro se
dió á Don Francisco de Oyos , para la formacion
de ciertos inventarios , y del tino y pericia con
que últimamente ha dirigido y sigue sus traba
jos el Doctor Don Tomás Gonzalez, Presbítero
Maestre-escuela de la Santa Iglesia de Plasencia
(hoy Juez auditor de la Rota) por comision de
S. M., cuyos conocimientos y literatura no ne
cesitan de nuestro elogio por tenerles suficien
temente acreditados , no pudieron , ni este pue
de arribar á ponerle en el grado de perfeccion
que requiere tan grandioso como útil estable
[44]
cimiento; porque asi como un suntuoso palacio,
un magnífico templo , no puede construirse si
no con suficiente número de oficiales y opera
rios , y los debidos materiales y útiles al inten
to , asi el Archivo de Simancas, voluminoso por
el crecido número de papeles de tantas y tan di
versas clases , aumentado á proporcion de las
remesas que continuamente se le estan hacien
do , no puede jamas verse concluido y arregla
do por falta de manos subalternas (i) y medios
que ayuden los trabajos ; sin cuyos resortes-
ninguna empresa de esta naturaleza puede lle
gar á producir las utilidades de que es suscep
tible , á manera de un hermoso edificio , que
por no estar bien distribuido y adornado ni
presta el fruto que. aparenta , y causa pesar en
lugar de deleite á los ojos que le miran con in
teligencia. Por otra parte no contiene tampoco
la mayor antigüedad , pues diseminados todavia
multitud de papeles y documentos en archivos
y depósitos particulares , especialmente en los
de comunidades y catedrales , donde en su orí-
gen se pusieron á beneficio de la conservacion,
aunque realmente correspondientes al Estado,
carece de ellos esta clave preciosa , siendo aca-

(i) Nenio magnas res sirte hominwn auxilio, atque ad~


jutorio ejjicere potest. Cic. .
[45]
so el origen y cimiento sobre que estan fun
dados algunos derechos del Trono y de multi
tud de particulares , y cuya noticia olvidada y
oscurecida, ó da armas á los antagonistas de la
antigüedad para dudar de la verdad de ciertos
hechos, ó por lo menos hace en ellos balancear
esta misma verdad con la presuntiva de una
usurpacion que figuran , y que en otro caso
nunca podrian sostener. El viage de Archi
vos (ij para la Coleccion diplomática de Espa
ña , que en mil setecientos noventa y cinco pro
yectó Don Manuel de Abella , y para el que fue
comisionado por Real cédula de la Magestad del
señor Don Cárlos IV , de once de agosto del
mismo , hubiera ocurrido grandiosamente á es
tos inconvenientes; pero las ocurrencias políti
cas de aquel reinado impidieron sin duda lle
varle á efecto , sin que nos quede la esperanza
de que llegue á verificarse , ya por lo vasto del
plan , y porque el erario no puede acudir á estos
y otros gastos que no se consideran como de
primera necesidad , por buenas que sean las in
tenciones y deseos del actual Monarca que nos
gobierna , y de los dignos ministros á cuyo
cargo está el régimen y direccion de los dife
rentes ramos del Estado.

(i) Noticia y plan de un viage para formar la Colec


cion diplomática, en 1795. Imprenta Real.
[46]
Sin embargo , no fue este el primer proyec
to de semejante obra. Los benedictinos de San
Pedro de Cardena la intentaron en mil sete
cientos setenta y siete (i)., y hemos visto dife
rentes cuadernos en su prosecucion , cuando
con motivo de la última guerra de la indepen
dencia se les desposeyó de sus bienes, y pasa
ron al crédito público ; y será ciertamente las
timoso que estos trabajos hayan desaparecido,
ó no se hayan devuelto al Monasterio con los
demas libros y papeles de su pertenencia , en
tre los cuales los divisamos casualmente en la
caja ó comision de Consolidacion de la ciudad
de Burgos; pues es bien cierto , que fuera de
las manos de aquella congregacion de varones
de retiro y sabiduría , ningun particular llegará
á hacer de ellos el uso que se habian propues
to, en competencia de la voluminosa y escogi
da diplomática que en mil setecientos cincuen
ta escribieron los de San Mauro de Francia , y
el respetable Mabillon en mil setecientos nue
ve, con otros sabios del primer orden, barre
ras incontrastables de los malos críticos , que
poco antes habian comenzado á minar la tran
quilidad y reposo de todas las clases de aquel

(i) Diseño del Discurso preliminar para la Coleccion


diplomática, en 1777. Imprenta de Navas. Burgos.
C47]
reino, hasta estallar la espantosa revolucion que
alcanzamos en nuestros dias, y cuyas fatales doc
trinas se han propagado por desgracia aun en
lo mas oculto del globo.

g. 5.°
De Sevilla y Barcelona.

Habiendo dicho , en obsequio de la verdad,


cuanto nos ha parecido relativamente al archi
vo de Simancas, nos creemos dispensados de
hablar del de Barcelona, con respecto á la Co
rona de Aragon , y del de Indias establecido con
posterioridad en la ciudad de Sevilla , pues á
corta diferencia son aplicables á ellos las mis
mas reflexiones ; y aunque es verdad que á es
te último se le dio una nueva forma de claridad
por la diligencia , destreza y conocimientos con
que últimamente trabajó en él, por orden de la
superioridad , el señor Don Juan Agustin Zean
Bermudez, cuya instruccion era general en to
das materias ; y el primero se coordinó en par
te por el maestro Fray Manuel Mariano de Ribe
ra , mercenario , de orden de los diputados de
Cataluña, siguiendo sus archiveros (hasta el que
tiene en el dia Don Próspero Bofarrull ) tan pe
nosos como útiles y delicados trabajos ; los nue
vos envios de papeles de las secretarías respec
C48]
tivas , y la falta de oficiales inteligentes y en su
ficiente número que les ayuden , les tienen pa
ralizados , sin que por consiguiente en muchos
años puedan darles corrientes, y con los índi
ces y noticias que necesitan recopilar para ha
cerles útiles , y ponerles en estado de manifes
tar con prontitud y seguridad el torrente de
documentos que encierran , que en este último
(el de Barcelona) dan principio desde el año de
ochocientos cuarenta y cuatro.

§. 6.°
De Covarrubias.

Aun hay otro Archivo público en España,


de que ya casi nadie se acuerda , y es el que el
mismo señor Felipe II mandó erigir en la villa
de Covarrubias , distante siete leguas de Bur
gos á la parte de sudeste. Este edificio, cons
truido de nueva planta con tal útil objeto , ma
nifiesta la vigilancia y empeño de aquel Monar
ca en la recoleccion y cuidado de cuantos pa
peles estaban abandonados por consecuencia de
las continuas guerras de los reinados anteriores.
Su fábrica es de piedra sillería , sus puertas y
ventanas de fierro , y sus techos de bóveda , sin
que conste de madera alguna para preservarle
del fuego. Tiene dos pisos, y sus paredes y di
[49]
visiones estan cubiertas de estantería de yeso y
ladrillo , en que se halla colocado un número
prodigioso de espedientes civiles , criminales y
ejecutivos del Adelantamiento de Castilla. Los
papeles estan divididos en legajos con sus car
petas , que indican el año á que corresponden.
Para los de cada piso hay un libro de inventario
estraordinariamente voluminoso , que apenas
los brazos de un hombre son bastante par a re
moverle, y por él se buscan los espedientes que
se necesitan. Al cuidado únicamente de los con
cejales , cuyos oficios de república se mudan
anualmente , unas veces en personas instrui
das , y otras en ineptas , era consiguiente si
no su abandono total , á lo menos su desali
ño y poca curia en la buena conservacion ; pe
ro no puede dudarse de que hay en él papeles
de grandísima utilidad, pues prescindiendo de
los juicios que alli se encuentran controverti
dos y fallados sobre multitud de materias de
importancia , hay muchísimos documentos en
ellos por copias testimoniadas, y aun origina
les , que tal vez en otra parte no pueden en
contrarse, y de consiguiente es Archivo que me
rece ser consultado, especialmente en aquellos
casos en que se carece de noticia para infini
dad de pretensiones y defensa de derechos;
considerando que el territorio del Adelanta
[56]
miento de Castilla fue muy dilatado , y que
entre aquel crecido número de papeles subsis
ten muchos de muchas y diferentes clases. Es
creible que en la guerra de la independencia
padeceria estraordinariamente , porque justa
mente el pueblo de Covarrubias fue uno de
los que sufrieron mayores estragos y persecu
ciones ; pero el Gobierno sin embargo no debe
de perderle de vista para lo que haya quedado,
tomando , si no lo ha hecho, una noticia exac
ta de él, y reencargando su cuidado y vigilan
cia , ó mandándole trasladar á Simancas , pues
to que ya nada se lleva á él de nuevo y ni ha lle
vado desde su creacion.

% 7-°
De escrituras públicas.

No se contentaron todavia nuestros Monar


cas con aquellas disposiciones generales acerca
de los Archivos: previeron desde luego que las
escrituras públicas , pleitos, apeos y otros ins
trumentos , que pasan y se otorgan ante los es
cribanos reales y algunos numerarios, no te
nian un lugar fijo , estable, y de seguridad,
en perjuicio de todas las clases del Estado, que
tienen tan inmediato interés en ellos, pues que
muertos los poseedores de estos oficios pasaban
[5i]
á sus mugeres y sucesores por herencia, y es
tos los vendian á personas, pudiesen ó no ejer
cerlos, ó á falta de comprador los almacenaban
en sótanos ú otros sitios escusados de sus ca
sas, donde por falta de aseo se perdian , que
dándose los interesados sin medios de defender
sus derechos y propiedades; y para ocurrir á
estos males se dignaron por sus Reales decre
tos mandar crear en esta Corte (i), capitales
de provincia , y pueblos de numeroso vecin
dario , un oficio con título de Archivo , donde
permaneciesen en buena custodia los protoco
los de aquellos escribanos que falleciesen , y
cuyos oficios no tuviesen un paradero fijo , nom<-
brando al efecto personas que los desempeña
sen, y diesen las copias y testimonios que se
pidiesen.
Estas tan sábias como beneficas disposicio
nes no tuvieron en todas partes el debido cum
plimiento, y de ello se han esperimentado per
juicios incalculables, desapareciendo las matri
ces de multitud de documentos de la mayor
consecuencia, que han originado en unos la
pérdida de sus propiedades, pasando á manos
que solo las gozan por el título de posesion,

(i) Situado en la Carrera de San Francisco, y antes


en la Plazuela de la Leña , que regentó Don Diego Home
ro y Amaya. „ . _ .
O]
que llaman inconcusa , y en otros la de su ad
quisicion por un derecho de sangre , que ya el
tiempo ha oscurecido, haciéndoles gemir en la
miseria y en la desgracia (i).

§. 8.°
Del Escelentísimo ¿4juntamiento de Madrid.

El Archivo del Escelentísimo Ayuntamien


to de Madrid , cuya antigüedad de documen
tos alcanza al año de mil ciento veinte y dos (a),
goza tambien de la prerogativa de Archivo pú
blico, y nadie hasta ahora ha procurado tanto
su formacion y arreglo , por el espacio de mas
de dos siglos, como esta respetable corporacion,
segun lo manifiesta la multitud de espedientes
promovidos al intento; pero podemos asegurar,
sin arriesgar nuestra proposicion, que nadie lo
ha conseguido menos. Para probar en esto su

(1) ¿Quién ira á buscar al Palacio, ó Casa-Torre de


Saldaña, cerca de Burgos, que creernos pertenece al ape
llido Osorio, los protocolos de escrituras públicas de Juan
de Romarate de los años de i585, 87, 88, 89, 90, 91,
92, 94, 1593 y 1600: de Antonio Velez y Juan Nieto
Arévalo de 1 584 } I^9° 7 I^94: de Francisco Lainojosa
de 1619, 20, 22, 2á, 24, 25 , 26 y 1627; y de Martin
de Menade 1627, 28 y i63i? Pues alli se hallan olvida
dos , y á este ejemplo otros innumerables por falta de cum
plimiento de aquellas ileales disposiciones.
(2) Legajo 1. de privilegios, n. 1.
J53]
constancia y diligencia produciremos un acuer
do (i) de quince de febrero de mil seiscientos
trece que dice así : «Acordóse que los señores
«Gregorio de Usategui y Lorenzo Lopez del Cas-
«tillo hagan poner en orden los papeles del
«Archivo, como está acordado, y los pongan
«segun y de la manera que está el Archivo de
« Simancas ; y porque el trabajo que en esto
«han de tener , ha de ser y es muy grande, y
« porque los papeles estan de manera que cuan-
«do se busca alguno no se halla, por lo cual se
«dejan de hacer muchas cosas , y esta villa
«pierde muchas preeminencias y privilegios que
«tiene, y para la canonizacion de San Isidro se
«han buscado algunos papeles , y por estar tan
«mal puestos y desparramados no se han halla-
«do, se de' á cada uno de los dichos Señores cin-
« cuenta mil maravedís , los cuales los pague
«García Vazquez, mayordomo de propios, v pa-
«ra los dichos papeles hagan hacer los cajones
«necesarios.»
De este acuerdo claramente se deduce, que
en principios del siglo XVII estaba este Archi
vo desarreglado. Posteriormente se hallaban en
él dos libros de índice de un Archivero llamado
Villasante, uno correspondiente á heredades, y

(i) Libro de acuerdos de i6'i3, p. aj4.


[54]
otro á dehesas y prados, pero infructuosos pues
que ya no regian por la nueva forma que des
pues se dio á los papeles. Hallábanse tambien
varios cuadernos , que ya se han reducido á li
bro , del estracto de los principales documen
tos por sus clases , que parece formó el secreta
rio Don Marcelino de Vergara, y que tampoco
regian por la misma razon. Hallábanse otros en
borrador (ya encuadernados hoy igualmente)
de índice de los libros de acuerdos, trabajo bien
infructuoso de los archiveros Criado y Arella-
no , y del oficial mayor Don Antonio de la Pe
ña , que aun vive, jubilado; y últimamente un
libro grande de marquilla titulado Inventario
de lospapeles del Archivo, por Don Diego Saenz
Manso, hecho en el año de 1776, pero que
en la mayor parte tampoco regia por la dis
locacion y trastorno de los legajos ; de ma
nera , que al cabo de tantos gastos , de tan
to celo de parte del Ayuntamiento y del Con
sejo , que no pocas veces dictó los planes de
trabajo que deberian seguirse para su coordi
nacion y arreglo , se encontraba en mil ocho
cientos diez y ocho en las mayores tinieblas,
como manifiesta un informe del Procurador
Personero de diez y seis de octubre de dicho
año, que aunque felizmente penetró las dificul
tades , no llegó á ponerse en ejecucion hasta el
[55]
doce de enero de mil ochocientos veinte y uno,
en que se vio en la gaceta el siguiente anuncio:
«Hallándose vacante la plaza de Archivero del
« Escelentísimo Ayuntamiento de esta muy he-
«róica Villa , cuya dotacion es de quince mil
«reales anuos, y deseando S. E. que la elec-
«cion recaiga en persona que reuna las circuns-
«tancias que se requieren para el desempeño de
« esta clase de destinos , ha resuelto se saque á
«oposicion, que se verificará por los examina-
«dores que al efecto nombre, y á presencia de
« una comision del mismo Ayuntamiento. Será
«objeto del examen el conocimiento de las le-
«tras antiguas, suficiente instruccion en el idio-
«ma latino , y demas cualidades de que deben
«estar adornados los sugetos de una oficina de
«esta naturaleza. Verificada la oposicion, y vis-
«ta la censura de los examinadores en Ayunta-
« miento pleno, é informe de los individuos de
«su seno, que presenciarán el examen, conce-
«derá la citada plaza al que resulte mas benemé-
«rito. Los sugetos que se hallen adornados de
«las circunstancias referidas, y quieran hacer
«oposicion, podrán presentar sus solicitudes en
«la secretaría de S. E. por término de dos me
ce ses contados desde la publicacion de este anun-
«cio, pues concluido se procederá á señalar dia
«para el acto. Madrid 8 de enero de lítai.»
[56]
Esta casualidad de sacarse á oposicion nos
hizo pertenecer á él por un corto tiempo , du
rante el cual habiamos ya restituido los traba
jos al Arhivero Manso, es decir, habiamos pues
to su inventario servible, y en el ser y estado
que tenia en el año de mil setecientos setenta y
seis: teniamos ciento veinte y ocho volúmenes
dispuestos para la nueva obra, y encuader
nados ya veinte y tantos , relativamente á la
copia antigua de cédulas y provisiones Reales,
los de registros de escrituras públicas , los de
minutas y acuerdos mas antiguos , los de in
ventarios de papeles de las escribanías de nú
mero de Madrid, y últimamente un catálogo al
fabético de todos los escribanos , que han ejer
cido en ellas en los tres últimos siglos , al que el
público debe de consultar cuando carezca de
noticia de la escribanía donde se hallan los pa
peles que necesite , con solo saber el nombre y
apellido del escribano; sin que posteriormente
podamos decir de los adelantos en esta obra,
tan útil como deseada del Escelentísimo Ayun
tamiento.
§. 9.•

De Monserrate.

En el monasterio de Monserrate de esta


Corte existe tambien un Archivo que no sa
[57]
bemos si deberemos de colocarle entre el nú
mero de los Archivos públicos ; pero si no lo
es', tiene todas las investiduras de tal , puesto
que si no nos engañamos disfruta de cierta pen
sion con este título , y se conservan en él mu
chos y apreciabilísimos papeles originales de
nuestros escritores. Tales son la Crónica de Don
Lucas de Tui (i); la historia de Don Rodrigo
Sanchez: la Coleccion de privilegios de Monte -
sa, Toledo , Zamora , San Juan, Plasencia, Bur
gos y otros, por el Conde de Mora ; la de co
dices por Don Gerónimo Zurita ; las memorias
de Pellicer, y de Don Juan Lucas Corte's; las
genealogías de Don Luis de Salazar y Castro,
y otros diferentes manuscritos y papeles que
ilustran nuestra historia y son en considerable
número ; pues la Coleccion del Padre Burriel se
halla en la Real Biblioteca; la de diplomas y
documentos antiguos de Don Luis Velazquez,
sesenta y siete volúmenes en folio, en la Real
Academia de la Historia, y la de estractos, apun
tamientos, y copias de Don Juan Bautista Mu
ñoz, cien volúmenes, lo ignoramos. ¡Ojalá que
todo estuviese reunido y ordenado en un mis
mo lugar para el buen uso de los literatos ! Pe-

(i) Chronicorum B. Isidori, et Historia Lloderici Sanctii;


letra G. 2. escrito en gótico redondo.
8
[58]
ro creemos de nuestro deber renovar aqui esta
noticia , para que el público pueda tenerla pre
sente , y usar de ella en los casos que le sea ne
cesaria (i).

CAPITULO V.

ARCHIVOS PARTICULARES.

§• «°
Su antigüedad y prerogativas.

En la clase de Archivos particulares creemos


deberse comprender los de las ciudades , villas
y lugares del reino , catedrales, colegiatas, igle
sias parroquiales, conventos, oficinas, tribuna
les, asi eclesiásticos como civiles, los de la gran-,
deza y títulos, y todos los que no gozan de la
prerogativa de ser públicos. Esta seria materia
vastísima de tratar individual y minuciosamen
te en una disertacion , cuyos límites no per
miten tanta estension , ni nuestros medios y
noticias nos dan materiales para ello ; pero ha
blando en general diremos , que ellos , espe
cialmente los de las ciudades y villas , catedra -

(i) Véase sobre esto la que da Don Agustin Sales en


la censura á la traduccion del Legipont , por el Doctor
Don Joaquin Marín.
les, colegiatas, conventos, y los de la grande
za y títulos, contienen la mayor antigüedad,
pues aunque algunos dan principio ya en el si
glo XIII, en otros se remonta al siglo VIII, IX
y X , y sus documentos y diplomas indudable
mente son de la mayor fe y legitimidad (i).
Nosotros hemos registrado y visto muchos , he
mos hecho un largo y particular estudio en la
Paleografía y Diplomática, tanto nacional como
estrangera; hemos andado á caza, digamoslo asi,
de algun título falso , mas por curiosidad que
por otra cosa; y aunque hemos hallado varios
que solo son copias, y algunas sin autorizar, po
demos decir con verdad que á nuestras manos
ninguno de aquellos ha llegado, sin que se nos
acuse de que no los conocemos, ni sabemos dis
tinguir , pues nos lisonjeamos de que difícil
mente se nos podrian ocultar , cuando á un gol
pe de vista, y sin necesidad de leerlos, señala
mos la época á que corresponden , y sus paises,
á diferencia solo de medio siglo. Antiguamente
se sacaban cuatro (2) , cinco ó mas copias de
cada documento público , que se colocaban en
diferentes puntos, y uno de ellos principalmen-

(1) Nouveau traite de Diplomatique, tom. II. p. 464.


11. 2.
(2) Puricell. pag. 4^9.
[6o]
te era en el Archivo de la Iglesia del distrito. He
aqui porque se multiplicaron estas tanto , y se
encuentran iguales en distintos Archivos; pero
ellas son copias fieles contemporáneas á los ori
ginales, y no pueden menos de probar á falta
de estos, reconocidas que sean por peritos in
teligentes en la materia. No negaremos al mis
mo tiempo que hubo falsarios de documen
tos , y que contra ellos se previnieron las le
yes; pero estos solo llegaron hasta cierto grado,
es decir, aumentaron , disminuyeron, y si se
quiere suplantaron algunas cláusulas ó firmas,
pero raro ó ninguno supo forjar todo un diplo
ma, que no fuese inmediatamente distinguido á
los ojos de un regular anticuario, versado en los
caracteres intrínsecos y estrínsicos de los diplo
mas, fórmulas, imprecaciones, datas y otra mul
titud de reglas y señales que este arte facilita álos
que le estudian y conocen. Ademas, las mismas
leyes penales hicieron espurgar los Archivos de
cuanto pudiesen contener de malicioso, y su
puesto; y asi es bien cierto, que apenas hoy ha
quedado en ellos nada que pudiera participar
de este contagio, si le hubo. La falta de conoce
dores (i) hace muchas veces desmerecer, y for
mar criterio sobre la legitimidad mas clara y

(i) Berganza, torn. I. pag. 124. n. 71.


[6i]
luminosa de la antigüedad en esta materia; pe
ro jamas concluyen con argumentos de convic
cion , sino con falsas suposiciones que nada sa
tisfacen , y con las que fascinan á la incauta
credulidad.
Si nos fuera dado esplayarnos en esta ma
teria , si nos fuera dado presentar á los ojos del
mundo la multitud de razones y pruebas que
se nos agolpan , convenceriamos muy pronto de
estas verdades á los adversarios de ellas ; pero
los mas grandes sabios nos dispensan de hacer
lo , y ellos nos garantizan y defienden de los
ataques que pudieran oponernos.
Los Archivos pues son el depósito incorrup
tible de la fe pública, y de esta prerogativa go
zan equitativa y simultáneamente los públicos y
los particulares ; de manera , que el documen
to ó testimonio de el , sacado con citacion con
traria de un Archivo particular, hace fe en igual
grado que el de un Archivo público, porque es
te no se diferencia de aquel en otra cosa que en
ser el uno limitado á su dueño propietario, y el
otro general , en que se hallan interesados di
versidad de individuos del Estado.

Archivos de la santa Iglesia de Burgos.

El Archivo de la santa Iglesia Metropolitana


[6n]
de Búrgos , célebre por su antigüedad , y por el
cuidado y aseo con que le tienen aquellos pre
bendados, nombrando para su régimen y cus
todia dos individuos de su seno que despachan
los negocios que en él ocurren, debe acaso con
tarse entre los primeros de las santas iglesias de
España. Está situado sobre la sala Capitular,
y su pavimento es igual á esta, con techo de
bóveda , y luces al oriente y norte. Su escalera
es de piedra que vuela por la pared dela sala
que llaman de Juan Cuchiller, inmediata á la
sacristia vieja, y se eleva hasta cerca del embo
vedado. Tiene dos puertas, una de balaustre de
fierro , y otra en seguida , y casi unida , de cha
pa claveteada , con la particularidad de que
primero se abre la segunda que la primera , y
esto por la parte interior sabiendo el secreto,
pues por afuera no hay arbitrio á abrirla , por
que solo tiene la cerradura para un pequeño
cuadro ó visera por donde entra el brazo para
manejar el secreto; y asi es, que el que no es
tá instruido de este ni puede encontrarle , ni de
consiguiente abrir aun cuando tenga las llaves,
por ignorar el modo de hacer uso de ellas. Al
medio de la puerta de balaustre , y en letras de
relieve de dos pulgadas de elevacion de carac
ter llamado vulgarmente gótico , hay un letre
ro sabiamente aplicado al objeto que dice: Ca
[63]
mcerarum secessus sapientice. En la cabecera de
la pieza está situada una hermosa cajonería de
nogal igual á las que ordinariamente se usan en
las sacristías, en cuyas espaciosas gabetas se
guardan los volúmenes hasta el número de se
senta y cuatro (i). Desde esta y por los dos cos
tados sigue la estantería, en que estan coloca
dos los libros y registros ; los que llaman redon
dos, porque contienen todas las rentas y sus
repartimientos; los libros de valores y tazmías
de rentas decimales, sujetas al subsidio; los le
gajos de papeles de contabilidad , y los concer
nientes á la fábrica y obras-pías de patronato
del Cabildo. La primera coordinacion de este
Archivo se hizo por los años de mil quinientos
cuarenta y cuatro , pues de aquel tiempo existe
un índice general por abecedario riguroso per
fectamente formado ; pero habiendo dejado los
papeles en legajos, conforme á la costumbre ge
neral , dislocados estos con el tiempo , é inver
tido el orden , quedó aquel sin efecto , y él Ar
chivo en una total confusion , segun ha sucedi
do á la mayor parte de los Archivos , si los qüe

(i) Uno de ellos es el de la Kalenda ó Cronicon, y


otro la Carta de dote y arras que dio el Cid Campeador
á Doña Jimena. Los demas contienen perfectamente con
servados los diplomas mas antiguos de aquella santa Igle
sia Catedral Metropolitana.
los han manejado no han tenido especial cui
dado de conservarles en un mismo estado , es
decir, conforme al índice que de ellos se for
mó. A males tan grandes se requerian remedios
eficaces, y el Cabildo en el año de mil setecien
tos setenta y cuatro , aventurando todo gasto,
trató de ponerle. Buscó persona inteligente que
le arreglase de nuevo , y con efecto la halló en
D. Lorenzo Manuel del Cueto y La torre, asignán
dole un buen salario, y á cuatro operarios mien
tras durase la obra; el cual la ejecutó con tal ti
no y destreza, que en el año de mil setecientos
setenta y ocho ya se hallaban todos los papeles
encuadernados en trescientos cuarenta y seis
cuerpos, y sus índices rigiendo exactamente, y
sin el peligro de que en lo futuro pudiese des
componerse. Puso veinte y cuatro tomos de ín
dice estractado de todos los documentos con
citas de ellos á la encuademacion ; á saber, uno
para .1a letra A, otro para la B, tres para la C,
uno para la D E, otro para la F G, otro pa
ra la H I J , otro para la L , tres para la M,
uno para la N O, dos para la P, uno para la Q,
otro para la R, tres para la S , uno para la T,
y tres para la V y Z : á cada uno de los cuales
puso tambien al principio su índice abreviado,
y en el primero la reunion de todos ; de mane
ra , que teniendo estos tomos en pieza separada
£65J .
(como lo estan por cualquiera acontecimiento
del Archivo ) por ellos se conserva noticia y re
gistran todos los papeles, bulas, acuerdos capi
tulares etc. etc. que son muchos y de la mayor
antigüedad , pues que empiezan desde el año de
nuevecientos setenta y dos , sin necesidad de
acudir á los originales mas que en casos pre
cisos ; y el cabildo obtuvo luego Real provision
del Consejo para que estos nunca saliesen del
Archivo, sino que todo se diese por medio de
copias testimoniadas , y asi exactamente se eje
cuta. De esta escelente obra resulta también la
ventaja de su fácil traslacion y colocacion á
cualquiera otro punto , sin que por ello padez
ca el menor detrimento , ni puedan estropear
se los papeles , como ordinariamente sucede
cuando estos se hallan en legajos.

§3.°
De su A'yuntamiento.

El de su ilustrísimo Ayuntamiento, cuyos


papeles dan principio en el año de mil setenta
y seis , por un privilegio del Rey Don Alfonso
el VI, concediendo á aquella ciudad el fuero de
poblacion (i), con varias villas y términos, su-

(i) En i56i era en sus once colaciones de 4-38o ve-


inos. Escribió la historia de esta ciudad el P. Venero,
c 9
[66]
frió las mismas averías que todos los de los
demas pueblos del reino, pues gobernados siem
pre por concejales, unos cuidadosos, y otros
abandonados, se dejaron perder en todos tiem
pos, y estraer muchos documentos, ya por ha
berse quedado olvidados en sus casas , á donde
los llevaban para el seguimiento de algunos plei
tos en defensa de sus derechos , ó ya quedán
dose en estos mismos cuando los presentaban
en los tribunales. El ayuntamiento de la ciudad
de Burgos, siendo Corregidor Andrés de Cañas,
por los años de mil quinientos ochenta y nue
ve, trató de coordinarle para atajar aquel des
orden , y tener noticia de sus privilegios y pa
peles, y con efecto hizo formar un libro de re
copilacion de todos , compuesto de doscientas
sesenta y tres páginas útiles , el cual estaba di
vidido en veinte clases, á saber : Libertades, Or
denamientos, Gobernacion, Archivo, Juzgado de
fieles, Huelgas, y Hospital del Rey, Arcos , y
Castañares, Mira-flores , Miranda de Ebro, Pan-
corvo, La ra\y Barbadillo , Muñó, Mazuela, Pani-
pliega , Orrnaza, Cortes y sus Capítulos, Privi
legios (i), Hacienda, Palazuelos, Juarros y la

y otra inedita en dos tomos en folio el P. Prieto, de la


orden de la Merced.
(i) Véase por una nota al fin la serie cronológica
de los que tenia Burgos, y de algunos ordenamientos de
los señores Reyes.
Mata ; pero ocurrió lo que en todos los demas
Archivos, como dejamos dicho respecto del Ca
bildo, y pronto quedó este libro dando solo ra
zon de los papeles, mas sin saber en qué sitio
se hallaban. A mediados del siglo pasado sacri
ficó de nuevo sus intereses haciendo una nueva
coordinacion , y formando otro libro; pero co
mo el mal no se cortó en su origen, volvió á criar
raices, y estas produjeron el mismo fruto; es de
cir , que involucrados de nuevo los papeles , de
nuevo el nuevo libro quedó sin los efectos que
debia de producir ; y aunque en mil ochocien
tos diez y ocho volvió á tratar de su remedio,
como este no fue tampoco radical, no causó el
fin que el Ayuntamiento deseaba; y hé aquí á
Burgos , y con ella todas las corporaciones mu
nicipales, haciendo gastos duplicados en sus Ar
chivos , sin poder llegar nunca á verles en esta
do de orden, de permanencia y de seguridad.
Por otra parte los Secretarios de los Ayunta
mientos han aumentado en gran parte estos ma
les, pues no habiendo cuidado cada año de po
ner índice alfabético á los libros de actas capi
tulares, se encuentran los Ayuntamientos con
tantos libros cuantos años llevan trascurridos (i),

(i) Los del Ayuntamiento de Burgos comienzan des


de el año de i36i , y en el de i5y5 habia ya 107 li
bros de acuerdo.
[68]
sin que puedan buscar en ellos cosa ninguna,
sin antecedentes, y lo mismo que si el Ayunta
miento empezase de nuevo en todos los nego
cios del comun á quien representa : no así los ca
bildos catedrales, que, mas prevenidos, y mas
cautos, registran alfabeticamente todos sus acuer
dos para no discreparse de las sendas de sus an
tepasados en el sosten de sus prerogativas , y
buen método de gobierno.

De la grandeza y títulos.

Los Archivos de la grandeza y títulos de


España merecen tambien un lugar preeminen
te en la antigüedad ; y dariamos noticia indivi
dual de ella , y de los diplomas en que se fun
dan su elevacion, sus prerogativas y derechos, si
no hubiéramos tropezado con el inconveniente
de encarecerla tanto sus dueños, sospechosos
de otros fines , como sucede generalmente en
todos los Archivos (i), queriendo antes que el
polvo y la polilla los consuma , que dejar á la
posteridad las luminosas noticias que de ellos
podrian sacarse. Su coordinacion en lo general,

(i) Nasarre, Prólogo á la Biblioteca universal de Paleo


grafía de Don Gristóval Rodriguez.
[<*]
sea cual fuese, está bastantemente sostenida por
sugetos inteligentes destinados á solo este obje
to; y no nos escederiamos en decir, que estos
merecian no solo mas recompensa de sus traba
jos , sino otras consideraciones de que son bion
dignos , porque ¿ quién sostiene sus casas?
¿ quién pone en claro la defensa de sus dere
chos? ¿quién en fin mas que el Archivero es el
que sabe todas las vicisitudes de ella , y el
que vive para dar noticia desde sus primeros
progenitores ? No han faltado algunos que han
sabido dar aprecio á esta clase tan benemérita
como instruida ; pero los mas la olvidan, y solo
en la necesidad es cuando conocen y se acuer
dan de su mérito y utilidad.

De los monasterios.

Los de los monasterios son sin disputa los


que encierran mayor antigüedad , y entre ellos
se comprenden los de las colegiatas , que en su
origen, especialmente las mas antiguas, fueron
erigidas comunidades monásticas, ó cuasi mo
násticas; y asi es que, segun dejamos manifes
tado, en ellos se encuentran títulos y docu
mentos desde el siglo VIII. Han padecido tam
bien en tiempos la estr accion y pérdida de al
[yo]
gunos , ya por incuria de los religiosos á quie
nes estaban encomendados , y ya por no haber
se devuelto cuando se han sacado para sus jus
tificaciones y pretensiones en los tribunales.
¡Ojalá que este mal no hubiese sido tan general
en todos! Su coordinacion ha tenido continua
mente variaciones , segun la mas ó menos inte
ligencia de aquellos ; pero se advierte poca des
treza y poco método en sus tareas, aunque con
tinuamente llenos de apuntamientos y llama
das, que no pocas veces conducen á la confu
sion. Los mas antiguos deberán ser los de Sa -
hagun , Oña , Silos , San Pedro de Cardeña , Ar-
lanza, San Millan de la Cogulla, Santo Toribio
de Liévana , y otros de la religion benedictina,
y los de las órdenes de San Bernardo y San
Gerónimo. Los de San Basilio de esta Corte
le han coordinado en el año de mil ochocientos
veinte y ocho, y podemos decir, que su estilo
deberia de ser modelo para todos los demas
monasterios y conventos del reino de uno y
otro sexo.
§. 6.°
De los de algunas oficinas.

Al entrar á hablar de los de algunas ofici


nas , tenemos que buscarnos tantos émulos,
cuantos son sus Archiveros; pero no por este
[70
temor dejaremos de decir la verdad, puesto que
á nadie se oculta , y que todos se lamentan de
semejante mal. Si de propósito se hubiese tra->
tado de una dislocacion y desordenamiento de
papeles de los Archivos de ellas , tal vez no
hubiera podido lograrse tan completo como
el que tienen , sea por las convulsiones políticas
de los últimos tiempos, ó por otras cualesquie
ra causas. Asi es, que aunque los oficiales de las
mesas, ó respectivos negociados, sean exactos
y celosos en el cumplimiento de sus obligacio
nes, deseando el acierto y no contradecir unas
con otras resoluciones en sus espedientes, co
mo cuando piden antecedentes al Archivo, no
se les pasan porque sus Archiveros no saben
donde existen , se ven en la precision , por evi
tar retraso , de ponerlos al despacho sin estar
suficientemente instruidos ; de que resulta, que
no pudiendo los gefes retener en la memoria el
pormenor de tanto negocio , resuelven segun lo
que aparece , y no pocas veces contra lo que an
teriormente tienen determinado en casos idén
ticos ; dando lugar á quejas y nuevos recur
sos , que no pueden menos de llamar su aten
cion, y sustraerles el tiempo que necesitan para
acudir á otros asuntos interesantes del servicio.
i Esto procede de dos causas muy notables,
que son : la primera de no tener un buen oficial
O]
registrante , que anote la entrada y estado de
los espedientes, y su paradero, con arte, inte
ligencia y ahorro de tiempo ; y la segunda de
no poner en los Archivos hombres que mani
fiesten saberles manejar , antes de confiárseles;
porque dando este cargo , como ordinariamente
sucede , á quien nada entiende de Archivos , ni
los ha visto , ó á un oficial , acaso el menos idó
neo , como si aquel departamento fuese el mas
despreciable, ¿qué ha de suceder sino tenerle
inservible , y como si no existiese , privando á la
marcha de los negocios nada menos que de la
recoleccion y compilaciou de todos los trabajos
dela dependencia, y del norte casi de todas sus
operaciones? El arte de los Archivos tiene, co
mo todos los demas, sus principios y reglas, sin
las cuales no pueden desempeñarse ; ni es bas
tante aquella instruccion que ordinariamente se
necesita para los demas empleos, pues prescin
diendo de la parte intelectual , el destino de Ar
chivero tiene cierto mecanismo que es necesa
rio saber y haberle practicado ; bien seguro de
que sin ello, ni puede tenerse el orden y aseo
debido, y los papeles se escaparán de las ma
nos (i). En una palabra, es un arte que el que

(i) El que ha de ser buen Archivero, necesita invertir un


año solo para aprender el manejo material dé papeles , com
poner y atar los legajos, escribir letra moldeada, y ejecu»
[73] -
haya de desempeñarle necesita saber sus reglas,
y haberlas ejecutado , como lo haremos ver mas
adelante en los dos siguientes y últimos capítu
los. De este desorden sin embargo , haciendo la
debida justicia , creemos deber esceptuar los
Archivos de la Inspeccion general de Milicias,
el de la Direccion de Rentas, el de los señores
Alcaldes de Casa y Corte , Real Patrimonio,
Pósitos, y alguno de las Secretarías del Despa
cho, que aunque mirados en grande nos han
parecido en un regular orden y arreglo; ni es
nuestro ánimo en esta parte comprender á otros
que se hallen en igual caso y de que nosotros
no podemos tener noticia.

CAPITULO SESTO.

Archiveros.

§. i .•

Su estimacion entre los griegos y romanos.

£i cargo de Archivero, que generalmente se


entiende por aquel á quien se halla confiado el

tar otras labores que se hacen con ciertos principios y re-


flas , y que faltando á ellas todo queda informe y desaliña-
o ; y no sabiéndolas el Archivero , mal podrá enseñarlas á
sus subalternos si los tuviese.
IO .
cuidado de los Archivos, no se conferia en tiem
po de los griegos sino á los sugetos de cali
dad, capacidad y fidelidad estraordinarias; y la
dignidad de Maestro dé Archivos (i) llegó á ser
tan considerada, y de tanta estimacion entre
sus Emperadores , que dispensándoles todo gé
nero de distinciones, no hubo honores en el es
tado de que no les considerasen acreedores , y
tratasen de hacerles participantes (2).
Este título despues en tiempo de los roma
nos se confundió con el de escribanos , y fue
gradualmente decayendo; pero no por eso dejó
nunca de gozar de un lugar distinguido y apre-
ciable en la sociedad , colocándole en el primer
rango de los funcionarios públicos bajo de di
ferentes títulos y denominaciones, Scrinarii, es
pecialmente en la Iglesia Romana, que siempre
le sostuvo por el especial cuidado con que trató
de conservar sus derechos y preeminencias des
de la mas remota antigüedad.
Las alteraciones de los tiempos , y de los
gobiernos, hacen variar todas las cosas; y asola
dos los pueblos, destrozados todos los depósitos,
y entre ellos los de los papeles, sin atender mas
que á los desastres y rigores de la guerra , des-

(1) En la antigüedad lo mismo que canciller ó can


celario. Berganza, tom. I. p. ai 3. n. 89.
(2) Tob. Eccard,Sched.Detab.arUiq.^. 34.
[75]
apareció todo lo que hacia relacion á la econo
mía y al manejo particular de los bienes y ri
quezas , porque unos muertos , y otros espatria
dos , variaron las fortunas , y no hubo ni mas
derechos, ni mas diplomas para defenderles,
que la espada y el broquel, sin que en muchos
siglos hubiese mas estable que lo que cada uno
en sus peregrinaciones llevaba y podia con
servar.
Sosegada la España , restablecidas las leyes,
y respetadas las autoridades, volvió cada uno
á fundar y cimentar sus fortunas. Volvieron á
obtener por herencia y adquisicion de compra,
y de consiguiente , multiplicándose los papeles
ya en el siglo XVI, fue preciso tratar de su con
servacion y coordinacion , y he aqui necesarios
otra vez los Archiveros, tanto mas apreciables,
cuanto mas el tiempo iba haciendo aumentar
se aquellos.
Con efecto , apenas á mediados de aquel si
glo hubo corporacion ni particular que no re
dujese á orden sus títulos de propiedad , y en
el siglo XVIII volvieron los mas á renovar sus
obras , dislocadas y descompuestas otra vez por
las razones que atrás dejamos indicadas , hasta
el tiempo presente, en que comenzando á ado
lecer del mismo mal, es preciso atender á su re
medio, arbitrando para ello medios y reglas de
perfeccion y perpetuidad; pero como no bastan
estas si no hay sugetos que las sepan aplicar con
fruto y utilidad, ó lo que es lo mismo, si no hay
Archiveros que reunan las cualidades que son
necesarias para ello , pasaremos á manifestar
cuales son las que indispensablemente se re
quieren en estos si han de llenar debidamen
te el hueco de sus obligaciones y deberes.

Instruccion y cualidades que necesitan.

La coordinacion de un Archivo material


mente es muy sencilla , asi como la de una bi
blioteca , porque una y otra se dan la mano;
pero la parte intelectual y sustancial requie
re conocimientos poco comunes , pues asi co
mo para esta necesita el bibliotecario mayor,
ó gefe, estar instruido en el conocimiento de
diferentes lenguas, y tener alguna idea de las
materias de que tratan las obras que se conser
van, y han de añadir á los índices por su pos
terior entrada; asi el Archivero tiene precision
de conocer por lo menos para los Archivos de
España la lengua latina (i), respecto de lasmu-

(i) Terreros , Paleografía p. 109. Merino, prólogo.


Y asi un estudiante al concluir los estudios que ordinaria
mente necesita para emprender cualquiera carrera de las
[77]
chas bulas que se hallan en ellos, y algo de la
italiana , de la portuguesa , de la catalana y va
lenciana , y aun de la francesa , pues que de to
das hay documentos en los Archivos: ademas,
debe de ser maestro en el conocimiento de to
do genero de caracteres antiguos y fórmulas de
que usaban en sus escritos , pues es claro que
sin estos auxilios no podrá descifrarlos ni en
tenderlos, como sucederia á un bibliotecario
que no entendiese el griego , el hebreo , el ale
man , italiano etc. , para dar colocacion á las
obras escritas en estos idiomas , y anotarlas á
los índices en sus respectivas materias.
En el año de mil ochocientos veinte y
ocho salió una obrita, titulada: Archivo cro
nológico topográfico , por Don Froilan Croche
y Zúñiga , publicada en la Gaceta de veinte y
nueve de noviembre del mismo, en la cual se
dan algunas reglas de coordinacion , que aun
que no llenan nuestros deseos, son sin embar
go dignas de aprecio , y podrá el que guste se
guirlas, si las considerase mejor que las que
nosotros, mas generales, propondremos; pero
no podemos alcanzar por que entra sentando en

letras, está en la crítica ocasion de dedicarse á la de Archi


vero, asistiendo á un Archivo, cuanto mas antiguo y copio
so sea, que tenga buen maestro, y usando de la Paleogra
fía del P. Merino como libro elemental, sin que esto le pri
ve de seguir al mismo tiempo otro estudio.
[78]
ella (i), que el Archivero es acaso el que nece
sita menos libros de los que viven leyendo y es
cribiendo , y que por eso son muy pocas las
obras de esta olvidada, pero interesante facul
tad. Merino y Terreros , dice , escribieron con
acierto en la materia, y estas dos obras son pre
cisas , y tambien las suficientes para un anti
cuario. El mayor favor que en esta parte pode
mos hacer al señor Croche y Zúñiga es dispen
sarle de que no haya visto mas Archivo que el
de la casa de Trasmonte , cuya antigüedad no
pasa del siglo XV, y que el oficio, profesion, o
llámese facultad de Archivero , no la haya to
mado por principios , sino de pura afición y cu
riosidad ; pues de otra manera no hubiera po
dido incurrir en semejante equivocacion (2),
contra el sentir de todos los sabios estrangeros
y nacionales; ni en vano los Montfaucones, Ma-
billones, Nassarres, Walteres y Gruteros, Car-
pentienes, Bayeres, Velazquez, Benedictinos de
San Mauro y otros , ademas de los dos que ci
ta , habian sacrificado sus vigilias en honor

(1) Archivo cronológico topográfico, p. i.a y 2.a


(2) « Celle de l'antiquaire, qui n'est autre qu'une bonne
« critique, est le ílainbeau des sciences les plus propres á faire
«le bonheur de la vie présente et de la vie future. Elle in-
« flue sur la morale, sur la politique, sur les belles lettres,
«sur le droit civil et canonique, et sur la théologie mérae.»
Nouveau traite de Diplomatique , tom. II. p. 3o3.
de la ciencia anticuaria , de la diplomática , y de
los Archivos. Estos autores , pues , y otros mu
chos ( i ), son los que componen la librería de un
Archivero , y que necesita incesantemente leer
y repasar si ha de saber algo , para no incurrir
en las nulidades á que de lo contrario se halla
espuesto ; con mas la viva voz de un maestro
que haya sabido dirigirle, y buena práctica, co
mo sucede en todas las demas artes y ciencias,
puesto que á esta no se la puede privar de la
prerogativa de serlo , y acaso en un grado su
perior á las demas , pues que ella nos manifies
ta el camino por donde vinieron las otras (a) , y
sus progresos, de la mano misma de sus auto
res originales , y hace permanente y estable la
antigüedad en toda su estension , para reglar
por ella nuestra vida y nuestras costumbres. Y
á la verdad, ¿qué cosa puede haber ni de mas
necesidad ni mas apreciable en un depósito nu
meroso de papeles , en un Archivo público ó
particular, que un buen gefe, un buen Archi
vero , que no solo pone al pronto de manifies
to aquellos originales de la fe pública , sino que

. (i) Entre ellos L'art de vérifier les dates , que es de su


ma importancia, y ta Clave de ferias por Murülo, Curia
eclesiástica por Ortiz Salcedo, etc. etc.
(a) Dictionnaire raisonné de Diplomatique. Préface} p. \ a,
Lexic, Diplorn. país I. Abella, p. 34. 7 s¡g»
[8o]
lee , descifra, y trasmite en claro y al alcance
de todos, lo que ya el tiempo y el olvido ha
bian puesto á una distancia que no podiamos
alcanzar ?
El Archivero, pues, necesita ser bastante ge
neral en el saber, y en nada podría lucir un hom
bre tanto su instruccion , por dilatada que fue
se, como en este ramo en que se agolpan diver
sidad de asuntos , y el fruto de los entendi
mientos mas sublimes. \Camcerarum secessus
sapientice ; pero no residen en él tantas virtu
des! ¿Cómo ha de haber quien se dedique á
tan útil como penoso estudio , si no sabemos
apreciarle ? ¿ Cómo ha de haber maestros sin es
tímulo (i)? ¿Quién se ha de aplicar á él para
vivir sumido en el olvido y en la obscuridad ?
Los Archiveros al paso que tienen obliga
cion de saber , tienen tambien un derecho á
servir los Archivos , sea que se les pruebe y
examine antes de conferírseles , ó sea que se
les provea por oposicion de concurso , como
materia que lo requiere (a). De este modo se
lograria que hubiese buenos traductores de le
tras antiguas , pues con tal aliciente aspirando
muchos á sus colocaciones por este medio, se

(i) No habiendo colocaciones no puede haber discípu


los ; y no habiendo discípulos, sobran los maestros,
(a) Paleografía de Don Joaquin Tos, p. 7.
[8.]
dedicarian á entenderlas y descifrarlas, y no
nos espondriamos á que dentro de poco tiem
po nos veamos sin quien sea capaz de leer y
conocer un papel antiguo, ni de inteligentes ya
para ensenarlo. El Archivo, dicen algunos, de
la secretaría A, el de la oficina B, que no con
tiene mas que la antigüedad , por ejemplo, dé
un siglo , porque los papeles anteriores se tras
ladaron al de Simancas , no necesitan de hom
bres de esta instruccion. Esto es lo mismo qué
decir, que en tiempo de paz un soldado regu
larmente esperto podria ser general. ¡ Claro es¿
tá ! y ¿ qué distincion, qué mérito dábamos en-*
tónees á aquel digno individuo de la milicia, que
habia arrostrado tantas reces su vida en las
campañas, despues de un penoso estudio en la
táctica > en las matemáticas , planos y geogra*
fía , -cuando solo le buscábamos en los peligros
y en la necesidad? Pues! del mismo modo, asi
como para un Archivo tenebroso , de grande
antigüedad, y muy desconcertado, se busca y de
sea un sugeto instruido que le allane y ponga
en claro , descifrando y dando la inteligencia
de todos sus diplomas y documentos (i); asi tam
bien este mismo sugeto debe de tener épocas,
dé descanso y de aprecio en otros Archivos cla-

(i) Jo. Lud. Waltheri» . Lexici Diplomatici, pars. II. . ¡


11
[8a]
ros, en que no tenga otro trabajo que el de dis
poner la coordinacion y sostenerla ; porque el
que está á los daños, parece que deberia de es
tar á las utilidades , evitando por este medio
males tan incalculables como los que se esperi-
mentan por no poner en ellos hombres inteligen
tes que antes de entrar den pruebas de serlo.
Y pues en un Discurso diploma-paleográfi-
co , que ya en otro tiempo publicamos (i), y se
hallará en la Real Biblioteca , y venal donde es
ta disertacion , dimos el programa de las ma
terias y puntos en que deberian de ejercitar los
candidatos, tanto para Revisores de letras anti
guas, como para las oposiciones de Archivos,
á él nos remitimos en esta parte, quedando dis
pensados de repetirle, como que en nada debe
de variarse; y estamos bien seguros, de que
poniéndole en práctica para los Archivos del
reino , sin necesidad de aumentar ni variar
por ahora sus dotaciones , se logrará tener buev
nos Archiveros en todas partes , en todas las
oficinas (2) y en todos los tribunales, y no sus
piraremos la pérdida de tantos derechos, y la

(1) Este Discurso le consideramos tambien muy útil para


los que se hallan dedicados á Jos Archivos.
(a) Los empleados en ellas, y aun en los mismos Ar
chivos, no están en aptitud de ascender á las plazas de Ar
chiveros , no probando primero conocimientos diploma-
paleográfacos, y de coordinacion.
[83]
rectitud en los juicios, y determinaciones gu
bernativas, por hallarse obscurecidos los títu
los y espedientes en que se funden aquellos.

CAPITULO SEPTIMO.

REGLAS DE COORDINACION.

§. I.°
Necesidad de ellas en los Archivos.

A.ntes de dar principio á proponer nuestras


reglas de coordinacion, creemos deber instruir
á nuestros lectores de lo que el señor Legipont
dice en su disertacion (i), sobre el modo de
poner en orden un Archivo. Hé aquí sus palar
bras: «y asi, importando sobre manera á los ve
nideros, aquellos que á lo menos mantienen
«algun afecto de piedad ó gratitud , seguir el
«loable cuidado y solicitud de los mayores , y
«conocer y aprender quienes y cuales fuesen
«aquellos, por cuyo trabajo, sudores, beneficios
«y favores hoy viven felices los mismos; juzgamos
«que seria delito, si tanto monton de instrumen
te tos, y antiguos documentos, y tan preciosa y
«venerable alhaja quedase menospreciada, ó diva-
te gase confusamente con incierto asiento. ¿Pues

(i) Legipont, Disert. II. p. 298.


[841
«para qué las haciendas, para qué las riquezas
«si no usas ele ellas? ¿Y para qué los privilegios
«y documentos, si cuando importe los ignoras,
«ó no los puedes hacer presente al que los pi-
«de? En mi juicio, prosigue, no sititjó mal el
«que dijo, que semejantes monumentos, si es-
atan escondidos, son riquezas pobres, como ig-
«noradas; que son gracias dadas en vano, co-
« mo despreciadas; que son inútiles riquezas, co-
amo sin uso; en una palabra, que son privile-
« gios que carecen de los privilegios , como pá-
a bulos de las polillas, lirones y carcomas. Mas
«cuando se cuidan con atencion , ó se ponen
«en buen orden , entonces pero lucen y aprove
chan á todos. » vi.. : . . - . ;
Ciertamente que en pocas líneas este sabio
y venerable aleman nos da un aviso del cuir-
dado y arreglo con que debemos de tener los
Archivos.. 'Prosigue luego dando reglas del mo
do de coordinar, las cuales en nuestro concep
to son las que se han adoptado y seguido hasr
ta aquí, ó á lo menos no hemos visto otras, ni
otro autor alguno que haya tratado de esta mar
teria ; pero como la esperiencia y el tiempo nos
han dado á conocer, que aun no han bastado
estas para afianzar la utilidad y seguridad de se
mejantes coordinaciones, como ya en varias par
tes dejamos notado., propondremos las qué á
nosotros nos parecen suficientes al intento, se
gun las clases, tal cual sean susceptibles de ellas;
dando principio por los de las oficinas, que son
los que rigorosamente necesitan mas pronto re
medio. . • • ,. -

§. 2.°
Del registro . i
En todas las oficinas y secretarías debe de
haber ( y creemos que en las mas le tengan ) un
oficial esperto y de probidad, con título de
oficial del registro, y parte (i), cuya obligacion
es llevar el de cuantas solicitudes entran dia
riamente. Este registro fue desde la mayor an
tigüedad de diferentes maneras ; pero ya está
averiguado, que el mejor es un libro en folio,
en el cual y en cada una de sus llanas , con dos
márgenes , se registran solo dos solicitudes (2),
una al principio, y otra al medio, poniendo en
la márgen izquierda el pueblo, ó apellido, si es
de particular ; y á la derecha el del oficial
de la mesa que le ha de despachar, de este
.modo: : -.

(i) Donde no le hay, lleva cada oficial privadamente su


registro; y como por él no se puede hacer cargo al Ai>
chivcro , resulta la molestia de tener que inventariar los es
pediente» cuando se pasan á este, teniendo que esperar á
que haya alguna porcion de ellos , cuando del otro modo
pueden archivarse segun se concluyen. ¡
(3). Pueden ponerse tambien mas , según á juicio pru
dente se infiera el blanco que necesiten.
[86]

ANO DE i83o.

ENERO 2. .'.

Cuenca. El Corregidor 27 de diciembre Sr. IV.


de 29 sobre tal cosa =5 de ene
ro á informe de=fecha orden
7 = 1 5. Nuevos informes al=fe->
cha orden 1 6 etc. etc. Todas sus
vicisitudes hasta el resuelto por ,
la negativa ó afirmativa , ó lo
que sea , y por último la nota .
de Archivado en tal dia (i).
Debe de tener al principio su índice alfabé
tico , donde por cada letra se llamen los citados
registros , y puede llevarse tambien anotando
solo la solicitud, y el archivado. Es tan útil es
te libro que no solo da puntual noticia de todos
los espedientes y sus progresos , sino que sir
ve para dar el parte al público con toda exacti-

(1) Si á esto se añadiese ademas la cita de donde queda


ba colocado el espediente , casi no habia necesidad de mas
índice; y hé aqui por qué el registro es una dependencia ó sec
cion del Archivo , pero en tal grado que al Archivero na
da le quedaria que hacer, sino poner la cubierta con su si
nopsis ó estracto á los espedientes, y darles la colocacion y
numeracion doble. El uso de dividir estos registros en las
letras del abecedario es perjudicial, porque se falta á lo
principal , que es llevar el orden de entrada ñe los espe
dientes.
[87]
tud, y ademas para hacer cargo al Archivo de
todo lo ingresado en él. Desde el dia en que se
dice archivado, y que con efecto lo queda, cor
re de cuenta del Archivero responder de él; y
desde aquel mismo empieza á colocarle en sus
libros cronológico y alfabético , del modo que
se dirá.

§. 3.°
De la clasificacion.

El Archivero de una oficina ó secretaría


deberá de clasificar en grande sus espedientes,
es decir, en las menos divisiones posibles, se
gun los puntos capitales que se versen en ella,
haciendo otras tantas secciones , que es mejor
que nombrar continuamente los mismos pun
tos; y en una se incorporarán y abrazarán las
cosas estraordinarias ó indiferentes , á que no
pueda darse título conocido y seguro , desti
nando otra para solo las Reales órdenes gene
rales , circulares y avisos de su recibo , pues las
particulares quedan unidas al espediente que
las motiva , y llevando ademas libro copiador
cronológico de las primeras.

§. 4.°
Del estrado.

Cada espediente le colocará dentro de su


[88]
cubierta de papel, en la cual pondrá el pueblo
á la izquierda, y á la derecha la fecha del dia en
que se archiva (t), que es la que para aquel ac
to rige , y en seguida hará un ligero estrado ó
sinopsis del contenido , para copiarle en el libro
de. .índice cronológico clasificado , como dire
mos , poniendo á la parte superior la seccion^ el
legajo y el número de este modo : S. i.a L. i.w
n.° i.° , y lo mismo progresivamente , y en el
mismo sitio , en el espediente original, que
íjuieré decir, numeracion doble.

;•.» ,-. :. : . S :„

' Del índice cronológico. •

"• ' Formará, pues, dicho libro con título de


índice cronológico clasificado , y repartiendo eri
éT aquellas secciones, de trecho en trecho, á 3ó
ó 4° hojas cada una, segun le dicte su pru
dencia, encabezará estas asi: seccion i.a tal y
tal puntos. =Seccion 2.a talete, y las reunirá en
la primera foja del mismo modo , llamando los
folios , • y luego ,; en las siguientes, hará un

(i) Nótese que esta regla es esclusiva para los Archi


vos de oficinas, cuyos espedientes l»ayan entrado por re
gistro , porque fuera de 'este caso sé ha de tomar la pri-
ra fecha , como *se dice adelante
íery•papeietás. '•" , en el § de•.• reglas
' ' esencia-
[*>]
índice alfabético donde pondrá en sus letras los
títulos, puntos ó materias de que se componga
cada una de aquellas , citando tambien el folio
donde se encuentran, pues que allí ha de se
guir poniendo la serie de todos los espedientes
de aquel ramo, con distincion de años y fechas,
empezando siempre del mas antiguo , y prosi
guiendo asi sucesivamente ; las fechas á la már-
gen izquierda , porque la derecha ha de conte
ner en tres casillas i.a el n.° de la seccion , 2.a
el del legajo , y 3.a el del espediente , del modo
siguiente:
SECCION i.a

Tal, tal y tal puntos.


Año de i83o.

Sec. Núm
El corregidor de Cuenca so ¿a
Enero 2 . 1.a
bre que se le conceda etc. ¡!*
El Alcalde de Morenilla, so
IO.
bre que se le exonere etc. I a
2 °
Se ofrece por ejemplo un espediente en la
mesa, y pasan al Archivero una solicitud que
repite nuevamente el Corregidor de Cuenca con
una papeleta rubricada del oficial que dice An
tecedentes. El Archivero toma el índice alfabeti
co (de que se hablará), busca la voz Cuenca',
el Corregidor, y segun la cita que este le da to
i*
ma el legajo, saca el espediente , le entrega , y
•en su lugar deja la cubierta y aquella papeleta,
«que sirve de resguardo. Si supongamos, se ofre
ce un antecedente que no saben de quien es,
pero que le hay poco mas ó menos de tal tiem
po , para este caso es el índice cronológico cla
sificado ; pues es claro , que leyendo los espe
dientes de aquella e'poca que citan , ha de pare
cer si le hay. Cuando vuelve dicho espediente,
como que tiene aquellas señales , él mismo indi
ca donde se ha de colocar , sin que pueda 1 lle
varse á otra parte , ni haya que registrar de nue
vo los libros , ni consultar otra cosa alguna , de
volviendo al oficial aquella papeleta , que
le sirve indistintamente para otra saca cuales
quiera (i).
i Sucede que algunas veces creen los oficiales
que estan tal ó tal espedientes en el Archivo, y
no es asi , ni lo han pasado aun. Entonces se
¡acude al libro de registro ,1 que inmediatamente
saca de la duda, y no pueden exigir del Archi
vero lo que aun no le han entregado. • '

(i) El Archivera tendrá siempre particular cuidado de


no dar con título alguno espediente ni documento sin re^r
guardo; y esto aun cuando lleve libro de salida , como le
hay en algunos Archivos; no siendo responsable tampoco1
á lo que puedan desglosar cuando los «aquen , y anden
por las mesas; ni dará copias ni informes sin especial de
creto del dueño, ó mandato judicial. '• *
'.•,:§. 6.»

Del alfabético.

El libro índice alfabetico es igual aunque


de menos volúmen , como se deja conocer , que
el cronológico , pues él ha de contener las mis
mas citas y por el mismo estilo; solo que
debe de estar dividido entre las letras del abe
cedario , con sus registros que sobresalgan de
las hojas y contengan aquellas para su mejor y
fácil manejo , debiéndose de usar para él del
papel qüe se vende rayado, por lo que interesa
la limpieza é igualdad, para que no moleste á
la vista, como que regularmente solo ocupa un
renglón cada espediente.

§. 7.0 • « ; .

De los legajos y carpetas.

En cuanto á los legajos se deberán de


hacer todos iguales , es decir , del mismo bulto
y que presenten por los lomos el frente de Una
tercia (1), atados de un mismo modo , y coloca-

(i) Entiéndese respecto de los espedientes á lo corto,


que regularmente se usan en las oficinas , porque los de en
folio guardan otra proporcion j y si hay de una y otra
clase , los últimos se colocan tendidos de canto para que
presenten el mismo frente , y guarden uniformidad.
dos derechos como los libros , y no tendidos
uno sobre otro segun generalmente se han acos
tumbrado poner, con la debida separacion para
poderles sacar con comodidad y sin estropear
se. Sus carpetas solo contendrán el estableci
miento á que pertenecen, y debajo la seccion y
el legajo , de este modo : SECC. i.a=:LEG.
de manera, que si se trasladasen á otra parte,
nunca puedan envolverse ni cambiarse con nin
gun otro, ni dudar á donde han pertenecido, ni
buscarse por ellas papel ninguno sin los índi
ces; pues la costumbre de ponerlas de otra ma
nera es sumamente perjudicial por muchos mo
tivos, prescindiendo de que no pueden llevar
igualdad los legajos ; y la hermosura y buen
aspecto , sobre la buena coordinacion , es una
de las habilidades que brillan en los Archivos,
y les dan un mérito y realce estraordinarios.

§. 8 °
De la numeracion.
'1 i !
Respecto de la numeracion de los espedien
tes podrá seguirse sin interrupcion en todos
los legajos de cada seccion (i) , ó empezando

(i) Por supuesto que las secciones unas á otras se


van haciendo lugar en la estantería.
en cada uno por el número primero. Este mé
todo no hace aquella tan dilatada; pero el otro
facilita saber al golpe la totalidad de espedien
tes de cada una, y por consiguiente los de todo
el Archivo, por numeroso y grande que sea.

§• 9.°

Reglas esenciales , y papeletas.

Quisiéramos dejarnos entender bien de nues


tros lectores; pero hay cosas, y esta es una de
ellas , que vistas se toma al momento idea de lo
que son y de su mecanismo , y leida su esplica-
cion, por clara que sea, suele confundir. Por
nuestra parte no podemos reducirnos á menos
palabras ni presentar esta operacion con mas
sencillez. Ella contiene las cuatro reglas esen
ciales de un Archivo, que son orden , cronolo
gía, clasificacion y simetría. Orden, porque le
guardan los puntos ó secciones en que está di
vidida: cronología, porque todos sus espedientes
marchan respectiva y progresivamente del mas
antiguo al mas moderno: clasificacion, porque
no admiten mezcla unos con otros; y simetría,
porque ni en el aspecto ni en el bulto de cada
legajo, ni en sus distancias habrá diferencia.
Este método le podemos manifestar práctica
mente en la oficina de Archivo de la Inspec
[94]
cion general de instruccion pública , á la que
por ahora tenemos el honor de pertenecer; ase
gurando á los que le sigan y pongan en ejecu
ción , que prontamente por él verán arregla
dos sus Archivos, y señoreándose en ellos , al
modo que lo hace un regente de botica, hasta
que llegala receta, y tomando velozmente sus
botes y drogas , la despacha y vuelve á quedar
tranquilo y sosegado. Al contrario, bien se deja
conocer lo desagradable que será á un Archive
ro!, el que teniendo un espediente en su Archi.-.
vo, y pidiéndosele, despues de haberse mortifi-.
cado en su busca, no le puede entregar por no
saber donde para , causando al interesado in
calculables perjuicios.
Restándonos solo advertir, que si se tratase
de coordinar desde su origen el Archivo con ar
reglo á este sistema , haciéndole que rija en to
do él; en tal caso debe de dedicarse el Archive
ro con la mayor aplicacion al estracto ó sinopsis
de sus espedientes uno por uno , por el estilo
arriba referido, poniéndoles su primera fecha y
dándoles á la punta superior de la izquierda una
numeracion interina de lapiz (i); y, separándo
les por centenas, pondrá otras tantas papele-

(i) Dícese de lapiz porque es mas fácil de borrar, co


mo que no es mas que para aquella primera operacion de
clasificar. ; " > - 1 .
tas (i), en 8.° ó i6.° de pliego, cuantos sean aque
llos , con la misma numeracion, la misma fecha,
y lo esencial de aquel estracto. Entonces con
.ellas, cual si estuviera jugando un solitario en
la baraja, manejará todo el Archivo, le distribui
rá y clasificará á su placer por secciones, mate
rias , fechas etc. etc. , y separados los manojos
de papeletas , tal cual los ha clasificado , encar
petados y atados para que no puedan cambiar
se ni deshacerse, tomará uno , y llamando los
espedientes por aquella numeracion provisional,
y estrayéndolos de las centenas, irán tomando el
orden de las papeletas, y asi proseguirá con los
demas manojos hasta tener el Archivo en igual
estado que estas. Puesto ya en este caso los di
vidirá en legajos iguales y en simetría , segun
arriba indicamos , y haciendo otros tantos ma
nojos de papeletas cuantos sean aquellos , los
dará, y á estas, la numeracion cierta que han de
seguir , asi como la seccion y el legajo ; y hé
aqui el Archivo coordinado. Pasará á la mesa los
manojos de papeletas en la nueva forma que han
tomado, es decir, un manojo para cada legajo,
y dos, ó tres, ó los que sean , de cada seccion;

.(»).. Adviértese que estas son solo para ejecutar las ope
raciones, pues concluidas quedan sin uso alguno , como
que se las reemplaza con' los libros que sé han formado
por ella* misjnas. , «. í-« íu.ü«í::-.i:1» ¿ :íj
f [96]
y como en ellas está todo reunido , la fecha , el
estracto y las citas , las copiará en el libro cro
nológico clasificado del modo que atrás espre
samos , y ya tiene este formado , y rigiendo
exactamente. Vuelve pues á jugar otro solitario
con las papeletas reducie'ndolas á orden alfabe'-
tico, y se hallará con tantos manojos cuantos
son las letras del abecedario , y pasadas estas al
índice, que dijimos de este título, se encontra
rá con los dos libros rigiendo del mismo modo;
el uno para buscar por fechas y ver la sustancia
de los espedientes , y el otro por apellidos , pue
blos , objetos etc. etc. , pues por todos estos
conceptos deben de ponerse en él , como que
por cualesquiera de ellos podrán pedirse.

§. 10.

De la encuademacion y reglas de coordinar


con ella.

Las reglas que acabamos de dar para la co


ordinacion de los Archivos de oficinas, son gene
rales y aplicables á todos los demas , con solo la
diferencia de que asi como estos ni pueden ni
deben encuadernarse, porque diariamente se ne
cesitan sacar espedientes para las mesas, y cons
tan de minutas , pliegos, y diferentes clases de
papeles y documentos , asi los otros , especial
[97]
mente los que corresponden á particulares y
corporaciones, reclaman imperiosamente esta
necesidad, si han de quedar sus obras perma
nentes y en uso fácil á las diferentes manos que
ordinariamente les manejan.
El señor Croche y Zúñiga (i), cuya obra de
jamos anteriormente citada, reprueba altamente
la encuademacion en los Archivos ; pero esto
nace de que ó no tendria noticia del decreto de
la Magestad del señor Felipe V de veinte de
noviembre de mil setecientos y tres , que prohi
be se saquen documentos originales de los Ar
chivos, mandando que todo se dé por copias
legalizadas y comprobadas, ó de que la coordi
nacion cronológico-topográfica , que se propo
ne , parte de muy diferentes principios que la
nuestra, cronológico-alfabe'tica , mas natural,
menos complicada , y por consiguiente suma
mente fácil de ejecutar cada uno por sí mismo,
si no hubiese de tropezar en la inteligencia de
documentos antiguos , y sus caracteres ; que es
lo mismo que decir, que estractados estos , todo
el mundo está en aptitud de hacerse su coordi
nacion sin temor de equivocarse, de que se dila
cere, ni de que sus futuros poseedores tengan na
da que discurrir para proseguirla.

Archivo cronológico-topográ Eco, p. 35.


i3
[98]
El señor Croche y Zúñiga se empeña en
que el Archivero esté sentado, y nosotros en
que continuamente esté de pie cuando registra.
El señor Croche y Zúñiga da la cronología y
topografía en los legajos , y nosotros nos con
tentamos con darles la primera , dejando la se
gunda , y sus clases , para el libro cronológico
clasificado, donde la vista se recrea atendiendo
á lo que es útil, y no á la multitud de papeles
restantes que suele contener un legajo. Por otra
parte , el señor Croche y Zúñiga deja todos
los. legajos abiertos para aumentar los docu
mentos sucesivos, y nosotros los dejamos cer
rados, sin que nada pueda añadírseles, ni va
riar su forma y tamaño, al paso que abierto el
libro en todas aquellas para seguir sus anotacio
nes, y llevarlas al alfabético; único y hermoso
medio que nos dio el arte y la naturaleza para
buscar y compendiar los sucesos sin el menor
trabajo ni molestia. Ultimamente , el señor Cro
che y Zúñiga , cuyos discursos respetamos en
varios puntos de su obra , hace diferentes índi
ces que caminan al par de los legajos, y noso
tros solo hacemos uno que ponemos muy distante
de ellos; y que teniéndole continuamente en nues
tra papelera , le aprendemos con el uso , casi
de memoria , y en un accidente imprevisto del
Archivo le llevamos á salvo prontamente, y con
[99]
él todas las noticias para recobrar nuevos docu-
mpntns de 1»« matricocj de manera, que en to
dos estos puntos somos de opinion opuesta , y
el público sabio es el que podrá juzgar de lo
mejor, y elegir lo que le parezca.
Pero sea que se encuaderne la coordina
cion , ó que quede suelta en legajos , pues esto
es indiferente al Archivero, puesto que la utili
dad en la perpetuidad de la obra solo re
dunda en beneficio del dueño , repetiremos,
que las reglas dadas para los Archivos de las
oficinas son generales y aplicables á los de-
mas, y sus operaciones se ejecutan del mismo
modo; pues asi como para estas se hace la cla
sificacion , o division segun los puntos capita
les que se versan en ellas, asi en los demas se
hace por mayorazgos, dominios, campos, facul
tades y materias de que aquellos se compo
nen, sustituyendo en lugar de la voz legajo, vo
lumen, y en vez de número, folio ; pero sin ol
vidarnos de observar rigorosamente la cronolo
gía y clasificaeion en el libro de este título.
Comprobaremos nuestra proposicion del mo
do siguiente, con el Archivo de un particular
en estado de total desorden , y que contiene
papeles de diferentes mayorazgos.
Estractarémos todos sus documentos según
nos vayan viniendo á la mano , numerándoles
[ioo]
provisionalmente con lapicero en la punta su
perior izquierda, y formando otras tantas pa
peletas en 8.° de pliego (á las que se pondrá
igual número , fecha, y sustancia del estracto,
que dirá el apellido ó mayorazgo á que pertene
ce) , iremos separando aquellos por centenas, es
decir , desde el número r. ° al 100, desde el 101
hasta el 200 , y asi las demas , ó en menos nú
meros si los espedientes fuesen abultados.
Con este cúmulo de papeletas, igual é idén
ticas al de documentos , nos pondremos sobre
la mesa, y entresacándolas por mayorazgos, nos.
darán tantos manojos cuantos sean estos (1).
Tomaremos uno, le daremos el orden cronoló
gico, y llamando luego por el número de la
primera papeleta y siguientes sus respectivos
documentos, que iremos sustrayendo de aque
llas centenas, nos hallaremos con todos los de
aquel mayorazgo puestos ya en orden cronoló
gico; y haciendo la misma operacion con los de-
mas, nos darán el mismo resultado.
El dueño quiere encuadernarlos para su se
guridad , pues el total de documentos de cada
mayorazgo le dividiremos en volúmenes ó cuer
pos de 4oo fojas , poco mas ó menos cada uno,
y haremos tantos manojos de papeletas, cuan-
(1) Igual operacion se hará , si se quieren ademas clasi
ficar por materias. ,
[•oí]
tos sean los cuerpos que hemos formado , nu
merando de nuevo los estrados á su principio
con la pluma , de modo que guarden Orden pro
gresivo, tanto en esto como en sus fechas.
Encuadernados ya, se les pondrá la rotula-
ta vol. i.° del Archivo del mayorazgo de tal.
a.° etc. (i) hasta otro mayorazgo , que se hará
la misma operacion, i

(i) Con la diferencia, de que si los papeles se han se


parado por materias, en cada una de ellas muere la nume
racion para seguirla con lo que se aumente en lo sucesi-
to , y en tal caso se usa de las letras del abecedario ; y. g.
para la primera materia: Yol. i.* A del Archivo del mayo
razgo tal. Vol. 2.* etc. Para la segunda: Vol. i." B. Vol. 2.*
etc. , y asi las demás ; pero este sistema es mas para los Ar
chivos voluminosos , pues en los pequeños se encuentra la
dificultad de que algunas materias no dan para uu libro <5¡
volumen , y si se reunen varias , resulta el inconveniente de
no poderlas proseguir con los nuevos papeles que relati
vamente á ellas entren en el Archivo. Esto sin em
bargo se remedia por un apéndice; pero es pegote en los
Archivos que no nos gusta , pudiéndole evitar con hacer
solo la clasificacion en el índice, ó no encuadernar, pues
con este objeto se presentan los dos sistemas para que ca
da uno pueda elegir el que mas le acomodase , recomen
dando aun en este caso una encuademacion figurada, es
decir, los forros con sus cartones , y dentro los documen
tos sin coser, en cuyo caso no llevarán foliatura sino so
lo numeracion , distinguiendo cada uno de estos tambien
por letras v. g. Vol. i . * A del Archivo del mayorazgo tal
n' i.° A n.° 2 etc. hasta otra materia que seguirá n.' i.
B. ti.' 2. ° etc. ; pero volvemos á repetir que asi ni se evi
ta el mal de que se estravien los documentos, ni de que la
coordinacion á poco tiempo se encuentre dislocada, si no
son diestras las manos que la manejen , como la esperien-
cia tiene acreditado.
[ios]
En este estado los volúmenes les daremos la
foliatura , poniendo en la primera foja en blan
co lo mismo que dice fuera , los años que com
prende, materias de que trata (si se ha clasifi
cado por ellas), y el número de hojas de que se
compone , y tomando los manojitos de papele
tas de cada volumen, señalarémos en cada una
el número de este, y el folio donde está su res
pectivo documento, con el de su estracto, de
esta manera: V. tal fol. tal E. tal, siendo cla
ro por consecuencia , que todos los documen
tos que entren ya posteriormente, son para
nuevos libros ó volúmenes , sin necesidad de
desencuadernar los otros, como sienta el señor
Croche.
En seguida nos dedicaremos á formar el ín
dice cronológico clasificado, y volviendo á las
papeletas, las separaremos por dominios, pue
blos, campos, facultades etc. etc., dando á ca
da manojo que nos resulte el orden cronológi
co, y encabezando el índice por estas mismas
clases, y á ciertas distancias (ó lo que es me
jor escribiéndolo antes de reducirlo á libro)
pondremos á cada una la serie cronológica, y
por consiguiente topográfica de sus documen
tos, con las citas de donde se encuentran, que
serán el año á la margen izquierda , en el cen
tro, al empezar la partida , el número del.es
[to3]
tracto, y á la derecha , anotándolo arriba , el
volumen y el folio , dejando suficiente papel
blanco á cada clase para aumentarla los de-
mas documentos que ocurran en lo futuro.
Vamos al índice alfabético: tomaremos de
nuevo las papeletas, las reduciremos á este, y re
sultarán tantos manojos , como letras tiene el abe
cedario , y formándole al principio del otro , ó
por separado , producirá las mismas citas con
mayor multiplicidad , por términos, por pue
blos , por clases de documentos segun la cu
ria , por apellidos etc. etc. , pues esto no con
siste sino en dar mas ó menos vueltas á las pa
peletas, y si á estas, cuando se pone el índice
cronológico , se las añade aquel folio, le citarán
igualmente ademas de el del volumen.
Hay tambien otro medio que en nuestro
concepto es preferible , y es hacer la copia se
guida cronológicamente de todos los estrados,
con las citas que arriba quedan indicadas, y
luego formar un índice alfabético material ó cla
sificado (i); pues por este medio, al mismo

(i) Asi como el índice cronológico clasificado no es


otra cosa que dar á cada clase ó materia el orden de sus
fechas desde la mas antigua á la mas moderna , asi el al
fabetico tambien clasificado es dar á aquellas todos los do
cumentos que haya concernientes á las mismas , sea que se
las denomine por sus propias acepciones., ó por los nom
bres con que el derecho y la curia los distingue , pues ba
04]
tiempo que aquella presenta mucha claridad
por la no interrumpida serie de años , en cu
yo círculo han ocurrido todos los sucesos y vi
cisitudes de las haciendas, pleitos etc., es mas
fácil de proseguir, porque no hay masque ir au
mentando á dicha copia ( ó llámese inventario
general ) , y pasar al índice los nuevos docu
mentos sucesivos ; al cual en este caso se le de
jará papel blanco á cada letra, y alguna distan
cia á cada clase , y se hará con registros como
dijimos hablando del de las oficinas ( Vease á
Legipont, Disertac. II, p. 3oo , que sustancial-
mente es de esta misma opinion); y aun para
estas aconsejariamos que se siguiese, no habien
do una precision de la material colocacion de es
pedientes por separado en secciones ó ramos,
pues sobre evitar las equivocaciones que pueden
padecerse en dicha separacion, es mucho mas
sencillo el orden cronológico , dejando para el
alfabético material ó clasificado todas las dis
tinciones que se quieran hacer, y duplicando las
citas en varias partes ó letras , para que por to
das se encuentre.

jo de uno y otro concepto deben de clasificarse para que


por cualesquiera de ellos se encuentre. .;' , , , , .
[io5]

Sus utilidades.

La encuademacion , numeracion, y foliatu


ra de un Archivo , especialmente de corpora
cion, con nada es comparable por la perpetui
dad de la obra , su mejor registro , su conser
vacion (i), su traslacion y colocacion á cuales
quiera punto, su economía en ello, su mayor
fe, su difícil estraccion ó pe'rdida de documen
tos, y últimamente su hermosura, uniformidad,
. limpieza y facil prosecucion ; contra lo que so
lo se ofrece el obstáculo de no poder presentar
documentos originales separadamente ; pero es
to mismo es una ventaja , es conforme al citado
Real decreto y Reales órdenes posteriores , se
ofrece muy pocas veces , y aun en tal caso debe
de ser preferible el llevar el volumen donde se
encuentren , pues con este objeto se hacen de
tamaño regular ; sin miedo de que fácilmente
pueda estraviarse en los oficios de la curia, por
que siempre estan indicando su dueño, ni de
su registro porque no guardan ilacion las mate
rias, ni contienen índice particular; y es rae-

(i) Las Bulas se conservan tambien mejor plegadas al


tamaño del libro, y lo mismo los planos ó estados.
i4
jor por último acudir de nuevo á las matrices,
en su caso , que soltar de la mano aisladamen
te papeles que pueden decir tanto intere's á su
dueño; debiéndose de advertir , que la encua
demacion en pergamino, que es la mejor para
este objeto, solo cuesta quince á diez y seis rea
les el volumen , y se hace generalmente sin sa
car los papeles del Archivo.
Empero como habrá muchos que se decidi
rán por dejar sus Archivos sueltos para presen
tar documentos originales cuando les ocurra, y
no gastar en copias, en tal caso en nada hay
que variar las reglas dadas para los de las ofici
nas , ni en las que hemos propuesto para la en
cuademacion , pues son unas mismas, é idénti
cas en su ejecucion, y solo hay la diferencia en
el modo de señalar los cuerpos y documentos;
habiéndose dirigido nuestra digresion en esta
parte solo al objeto de probarlo asi, y de pre
sentar una y otra para que cada uno siga la que
mejor le acomode, balanceando las utilidades, ó
consultando con personas de inteligencia antes
de emprender sus obras ; pues volvemos á decir,
que este es interés de los dueños y no de los
Archiveros, para que aquellas tengan perma
nencia y no puedan ser trastornadas, como ha
sucedido, y la esperiencia nos tiene acreditado.
[io7]

§.
Indices de libros de acuerdo.

Y por cuanto el daño de que los libros de


actas de los Ayuntamientos y otras corporacio
nes esten sin índices , es incalculable , puesto
que contienen tantas disposiciones gubernati
vas y económicas , Reales órdenes , pragmáti
cas , y otros documentos, de que solo en ellos
suele quedar noticia , deberán de ocupar una
clase ó seccion en el Archivo muy distinguida,
poniéndoles dichos índices. Esto se hace con la
mayor facilidad escribiendo en la i.a llana en
medios pliegos unas cédulas de los epígrafes, ó
sustancia de los acuerdos, y el folio donde se ha
llan; las cuales cortadas, y reducidas á las letras
del abecedario, resultarán, como es consiguien
te, para cada una un manojito , y se escribi
rán por su orden alfabético al principio de di
chos libros. Si despues estos mismos índices
se reunen á uno , aparecerá el general de todos,
si se quiere, ó se llevarán al otro que se haya
formado , porque las cosas cuanto mas reduci
das á la unidad, son mas perfectas (i).

(i) De esta misma manera deben hacer tambien los es


cribanos sus índices en los protocolos ó registros.
§• i3.
Cubiertas de los legajos y modo de atarlos.

Nada nos detendremos en hablar del modo de


formar los estrados ó sinopsis, porque la mis
ma voz indica bastante á lo que debe de redu
cirse ; ni de los estantes y local (i) , pues en es
ta parte, si se consulta al señor Croche y Zúñi-
ga (p. 27 y 58 ) , se hallará cuanto puede apete
cerse ; asi como en orden á cubiertas de los le
gajos , que con efecto conviene que sean de ta
blilla, y como las figura , aunque equivalen de
carton fuerte de á cuatro, que no pandea y ar
rima mejor á los papeles , pero iguales á estos,
y atados con cordon en cruz, que es mas breve
y seguro para las oficinas, y mas facil de renovar
cuando se ofrezca. Los ingleses les atan con seis
cordones , agujereando las tablas , y enlazando
estos ; pero no crean por ello que son mas lin•i
ees. Sus papeles danzan y se estropean , y los
nuestros seguros se prensan y permanecen in
tactos sin que se nos enreden los dedos , y
con ellos los mismos papeles.

(1) Cada uno cuida de que este sea el mas á propósito


y de menos riesgo por el interés que tiene en ello, y de que
los estantes sean á la medida y clase de coordinacion , pues
mucho se equivocaría el que prefiriese el primer gasto al
segundo.
De los informes.

En cuanto á los informes se cuidará de es


tenderlos poniendo por introduccion el asunto
de que se mande informar, y siguiendo crono
lógicamente cuanto resulte de los documentos
en aquella materia , con citas al margen del año
y sitio donde se encuentran por si hubiese ne
cesidad de consultarles.
Con lo cual creemos haber desempeñado el
sistema de coordinacion, hasta el punto de cla
ridad de que es susceptible, prescribiendo re
glas de comodidad y facilidad , que por bien
que acaso ninguno las ignore, hasta ahora tam
poco nadie las ha publicado , y por pequeñas
que en sí parezcan las cosas , suelen presentar
se en la ejecucion demasiado grandes.

El Archivo de la Inspeccion general de ins


truccion pública del Reino , cuyo establecimiento
debe su cuna al Rey N. S. Don Fernando Vil
{que Dios guarde), y al impulso que felizmente
le ha dado el Excmo. Sr. Ministro de Gracia
y Justicia Don Francisco Tadeo de Calomarde,
está dividido en 12 secciones , que contienen,
hasta este dia 20 de abril de i83o, el número de
espedientes , á saber:

I. Inspeccion, sus oficinas, obras etc. 180


II. Universidades y Colegios 878
III. Cursantes y sus grados 5559
IV. Juntas inspectoras de capital. .
V. Escuelas de primera enseñanza. y3o
VI. Cátedras y Preceptores 216
VII. Academiasy Colegios de hum.d" 193
VIH. Títulos de Maestros l9^°
IX. Id. de Maestras 295
X. Id. de Preceptores 3i3
XI. Id. de Catedráticos 171
XII. Reales órdenes y circulares.. . . io3
Total de espedientes 10.982

Contiene ademas los anteriores desde el año


de 1825, en que se formó la primera Junta , to
dos en el mayor orden y claridad para buscar
se cuando se necesitan , y son poco mas ó me
nos en otro tanto número.
[Hlj

NOTA CRONOLOGICA

DE LOS PRIVILEGIOS QUE TENIA BURGOS , SUS CRE


CIDAS , Y PRELADOS BIENHECHORES DE SU SAN
TA IGLESIA.

Años.
1076. Privilegio del Emperador Don Alfon
so VI, concediendo á Burgos el fuero de
poblacion con varias villas y términos.
Del mismo, para que la villa de Lara no
pague homicidio.
1108. De la Reina Doña Urraca, librando á
Burgos del fuero de los judíos.
1 124. Del Rey Don Alfonso VII, confirmando
el fuero de Don Alfonso VI.
n38. Del mismo, concediendo á Burgos todo
lo del barrio de San Juan , y sus hacien
das, pagando el diezmo al Monasterio.
1 1 57. Del mismo, librando á Burgos de ho
micidio.
1 167. Del Rey Don Fernando II, para que los
moros no tengan mas Alcalde que el ordi
nario de la ciudad.
1168. De Don Alfonso VIII, haciendo dona
cion á Burgos del pueblo de Muñó.
Del mismo , haciendo libre á Burgos de
todo tributo.
ug6. Del mismo, sobre el territorio de los
Torquemadas y Sandovales.
ia3o. De Don Fernando III, concediendo mer
cado franco á Burgos, en la puente de San
Pablo , para lo que viniese por la ribera de
Arlanzon , Torquemada y Palenzuela.
i23i. Del mismo, haciendo constituciones so
bre el modo de suceder en los bienes de
los menores.
1232. Del mismo, para prendar en los gana
dos de dia y de noche.
ia5a. Ordenamientos de Don Alfonso X , en
las Cortes de Sevilla.
12.56. Del mismo, para que no pechen los ca
balleros armados de Burgos.
Del mismo para que nadie en Burgos sea
preso sino por su propia deuda conocida.
i258. Ordenamientos del mismo en las Cor
tes de Valladolid.
i263. Del mismo, sobre dudas de los Alcaldes
de Burgos en razon de juicios.
1271. Del mismo, para que solo pague Burgos
el servicio del tiempo prometido.
1274. Del mismo , para que no pague pedido
ni monedas.
1277. Del mismo, para que en Lara , Barbadi-
11o, Villafranca, Bembibre, y Villadiego,
solo entre el Merino de Burgos.
i a84. De Don Sancho IV, sobre las carnicer ías,
escepto los cuatro bancos de la Iglesia.
ia85. Del mismo, en punto á los derechos de
Lara, Barbadillo y otros pueblos, con que
debian de acudir á Burgos.
1288. Del mismo, concediendo gracias é indulto
á todas las ciudades y varios particulares.
1289. Del mismo, en punto al modo de divi
dir una casa de dos propietarios.
1 295. Peticiones de los procuradores de las ciu
dades en las Cortes de Valladolid.
Privilegio de Don Fernando IV, de lo
acordado al reino en dichas Cortes.
Del mismo , para que Burgos pueda po
ner cuatro Alcaldes ordinarios cada año.
1298. Del mismo en las Cortes de Valladolid,
creando Alcaldes y Escribanos de Casa y
Corte, y otros puntos.
1299. Del mismo , cediendo á Burgos 3ooo
maravedises en Lara y Barbadillo , por
haber ganado á Villafranca.
1300. Del mismo , para que los zapateros no
labren cueros de caballos ni de muías, sal
vo los vaineros ó silleros.
i3o4. Del mismo, para que los servicios de
Lara y Barbadillo sean para el Rey , y no
lo tome otro ningun cogedor.
1 3o5. Del mismo, sobre la compra de Pampliega.
[m4]
Del mismo, confirmando á Burgos sus
fueros y libertades.
i3i2. Del mismo, sobre la cerca de Lara, y
que haya mercado franco un diaá la semana.
i3 1 5. Del mismo, confirmando y ampliando
el del año 1277.
1332. De Don Alfonso XI , para que los doce
jurados de las colaciones de Burgos en
tiendan en las rentas y pesquisas.
Del mismo, declarando á Muñó, con
su castillo y aldeas, portérmino de Burgos.
1333. Del mismo, aprobando la venta del lugar
de Mazuela , en favor de Burgos.
i335. Del mismo, remitiendo y perdonando á
Burgos de toda caluña y fiadurías.
i33y. Del mismo, confirmando varias orde
nanzas contra los que firieren con armas
en Concejo, y declarando la edad de 20
años para los menores. ;
Del mismo, para que ningun Merino de
fuera entre en las aldeas de Burgos.
1339. Del mismo, eximiendo del pago dé tri
butos á los vecinos de Burgos, por las mer
cadurías á Flandes y Mompeller.
Del mismo , para una feria anual en
Burgos de 1 5 dias , desde el de San Juan.
i345. Del mismo , para que no pague sino
martiniega é infurcion.
[,i5]
i355. Del mismo, para que Lara no tenga ho
micidio en los de San Pedro de Cardeña.
De Don Enrique II, declarando á Miran
da por villa de Burgos.
Pleito-homenage de dicha villa á Bur
gos.
i382. De Don Juan I, eximiendo á los vecinos
de Burgos de todo tributo , do quier que
vayan. • '• • •
Del mismo , confirmacion de otro de
Don Alfonso XI, creando 16 Regidores, el
Escribano mayor, dos Alcaldes y 38 Escri
banos; y confirmando las ordenanzas.
388. Del mismo, para que los regatones no
puedan comprar en cinco leguas al contor
no de Burgos.
389. Del mismo , para que los Escribanos sean
examinados en su obispado.
392. De Don Enrique III , en las Cortes de
Burgos, sobre el Portazgo de Paucorbo.
Del mismo, confirmando á Burgos sus
privilegios, y exenciones.
395. Del mismo , sobre el señalado servicio
que hizo Burgos en la puente del Duque
de Alencastre.
Del mismo, para que no reciba ningun
oficio, sin ser primero vacante.
Del mismo, para que los Alcaldes no se
levanten del juzgado , desde la campana
de tercia, hasta Misa mayor.
1399. Del mismo, para que de los seis Alcal
des juzguen dos en cada cuatro meses.
Del mismo, para que dos de los ocho Al
caldes de las provincias que hay en la Cor
te, ademas délos oidores, sean de Burgos.
i4o3. Del mismo , librando en las alcabalas
cuatro mil maravedises al Lector de Cáno
nes en Burgos.
Del mismo, en punto á los mil marcos
de plata que dio Burgos en servicio.
1406. Del mismo, para que el alcalde , ni Al
guacil de la Reina, no tengan jurisdiccion
en Burgos.
1407. De DonJuan el II, para que no haya
guardas á las puertas de Burgos, por dere
chos ni aduanas.
1422. Del mismo, para que Burgos y Toledo,
sean libres de tributos.
Del mismo, para que los mercaderes de
Burgos no paguen portazgo en Palen-
zuela.
i454. De Don Enrique IV, confirmando á
Burgos sus privilegios y exenciones.
i4"5. Gastos de Burgos en el cerco contra los
Zúñigas.
1499. De Don Fernando V, y Doña Isabel, en
["?}
las Cortes de Sevilla , declarando á Bur
gos primera en el lugar, hablar, votar, y
jurar en Cortes.
i5oo. Provision Real firmada por el Conde de
Cabra Don Diego Fernandez de Córdoba,
para que el Merino de Muñó se nombre
cada año , y no sea vecino del pueblo,
con obligacion de presentarse á jurar ante
el regimiento de Burgos.
Crecidas.
i5üj. «Sea memoria, que jueves dia del señor
«San Anton, que se contaron siete de ene-
ero de mil quinientos veinte y siete, ha-
« biendo llovido mucho aquella semana an-
«tes , crecieron en tal manera todos los
«rios de esta ciudad, que iban todos los
«ojos de las puentes cubiertos, y dela de
«Santa María, se llevó un arco con parte
« de los pilares y mucha gente que estaba
«encima á mirar , y el arco y cubo de la
«puerta de las Carretas, y la puente de
«San Juan. Los rios de Vaillo crecieron de
«modo que iban las puentes de Limoa y
«Michilote cubiertas, y todo lo llano de la
« ciudad hecho un mar. El arroyo de Car-
«deña creció tanto que sacaron muchas
«monjas de Santa Dorotea, é San Pedro
«de Saelices. Hizo mucho daño dentro de
[iiB]
«la ciudad, y fuera muchas cárcabas, y
«hoyos muy grandes. Fueron generales en
«el reino, y de mucho daño.
1 582. « Sea memoria, que el dia de la Asumpcion
«del año de mil quinientos ochenta y dos,
«crecieron los rios de esta ciudad de Bur-
«gos tanto , que casi iban llenos hasta lo
«alto de los arcos de lá puente de Santa
«María, y se llenó todo lo bajo de la ciu-
«dad y se llevó cuatro arcos hácia la parte
«de Vega en que habia tres pilares. Hizo
«grandísimas concavidades en muchas par-
«tes, y mucho daño en Vega en los edifi-
«cios y haciendas, y se ahogaron muchas
«bestias porque creció por la noche y no
«se pudieron remediar. Mandóse reedifi-
«car con licencia del Consejo Real. Rema-
«tóse en ocho mil y cuatrocientos duca-
«dos. Sacáronse por repartimiento veinte
a leguas á la redonda la mitad , y la otra
«mitad se sacaron de sisa. En lugar de los
«cuatro arcos se hicieron tres con dos pi
alares por dar lugar al pasage del agua, y
«comenzaron la obra por agosto de mil
«quinientos ochenta y seis. Hubo gran tra
ce bajo en agotar el agua por los cimientos
«de los dos pilares, porque se mandaron
« ahondar ocho pies , y no fue posible ahon
["9l
«darse tanto, porque no se pudo vencer el
« agua, porque cuanto mas se ahondaba,
«tanto mas agua remanecia. Tardáionse
«en esto tres meses, y se hubo de edificar
«siete pies sobre cascajo movible. Pónese
«esta memoria, porque si acaeciese, lo que
«Dios no quiera, caya otra vez la puente,
«se tenga advertencia, qUe para el edificio
« de los pilares se han de echar todos los rios
«de Vaillo que vayan á las Tenerías por
«dentro de la ciudad , y la agua de este
«rio echalla á la parte de las Huelgas
«cuanto mas arriba se pudiese camino de
«Miraflores, porque de esta manera no ha-
«brá tantos manantiales ; y comenzarlo á
«mediado de julio.»

Prelados bienhechores que tuvo la Santa Iglesia


de Burgos.

Esta Santa Iglesia Metropolitana , en


mil ochocientos diez y siete, contaba cua
renta y dos Obispos y veinte y siete Arzo
bispos, entre ellos cinco Cardenales y cin
co Papas, que fueron Gregorio XI, Cle
mente VII, Adriano VI, Alejandro VI y
Paulo V. Entre sus muchas Bulas y privile
gios con que la honraron, son singulares
dos de Clemente VII , para que los Pre
bendados que se hallen en universidad ó
estudio general , cumplan el rezo con solo
el oficio parvo de Nuestra Señora, aunque
esten siete años , y para anteponer ó pos
poner el rezo; y otra de Alejandro VI, so
bre jurisdiccion, que comunmente se llama
Alejandrina. Los que mas se distinguieron
r . en ella por su caridad, son los siguientes:
1075. Don Simon , último Obispo de Oca y I
de Burgos , que trajo consigo los huesos
de sus predecesores , y se guardan en la
capilla de la Magdalena y San Enrique á la
mano derecha del altar. Trajo tambien la
imágen de Oca, que se conserva en el re
licario , ó capilla llamada de las reliquias.
1082. Don Gomez, II Obispo, en cuyo tiempo
se declaró por Bula de Urbano II , que la
Iglesia de Burgos estuviese inmediatamen
te sujeta á la Sede Apostólica , y dejase de
ser sufragánea de la de Tarragona.
1214. Don Mauricio, XlVObispo, puso la pri
mera piedra de su gran fábrica el dia vein
te de julio de mil doscientos veinte y dos,
á presencia del Rey San Fernando.
i3o8. Don Gonzalo de la Hinojosa, XXIII Obis
po, trajo de la ciudad de Colonia el cuer
po de Santa Victoria.
[MI]
i320. Don García, XXIV Obispo, dejó la ca
sa con la heredad é iglesia de Tormes,
para mayor aumento del culto.
1392. Don Juan Villacreces , XXXI Obispo,
dejó muchos préstamos y rentas con el
mismo objeto.
i4i5. Don Pablo Sta. María, XXXIV Obispo,
. fundó los conventos de San Pablo y San
Juan de Ortega, y fue escritor doctísimo.
i436. Don Alonso de Cartagena, XXXV Obis
po, edificó y dotó la capilla de la Visita
cion , é hizo una de las torres principales
de la fachada.
i456. Don Luis Osorio y Acuña, XXXVI Obis
po, edificó y dotó la capilla de la Concep-
- •• • • cion , dió á la Iglesia mucha plata , y la
imágen de Nuestra Señora tambien de pla
ta, que esta en el altar mayor. Hizo la
otra torre principal , y mandó cerrar de
antepechos los corredores interiores. Fué
el último Obispo que nombró el Cabildo.
1 496. Don Fray Pascual de la Fuente, XXXVII
Obispo, hijo de los Dominicos de San Pa-
1 blo de aquella ciudad , hizo el coro mayor
colocándole donde hoy está.
1 5i4. Don Juan Rodriguez Fonseca, XXXVIII
Obispo, hizo la puerta de la Pellejería.
i5i6. Don Iñigo Lopez de Mendoza , XL Obis
po , fundó el Colegio de San Nicolás , do
tándole con rentas, que ya no cobra.
i55o. Don Francisco de Mendoza , Cardenal,
XLII Obispo , dejó varios prestamos , y
fundó seis medias raciones , y una entera
para los Sochantres.
1 568. Don Francisco Pacheco de Toledo, Car
denal, XLIII Obispo y I Arzobispo. A su
instancia se erigió la Iglesia de Burgos en
Metropolitana , dándola por sufragáneas
las de Pamplona y Calahorra. En su tiem
po , once años despues del Concilio de
Trento, por el de mil quinientos setenta y
cinco (i), se formaron los estatutos que
gobiernan en ella, y la sinodal del Arzobis
pado, tan edificante átodo su clero. Pos
teriormente se la dieron tambien por su
fragáneas las iglesias de Patencia , Santan
der y Tudela de Navarra.
1579. Don Cristóval Vela, II Arzobispo, con
tribuyó con once mil ducados para la cons
truccion del altar mayor. Es de admirable
arquitectura, y está compuesto de las cinco
órdenes: costó cincuenta y un mil duca-

(1) Cuatro antes (1671) florecia el gran poeta latino


Fernando Ruiz de Villegas, natural de Burgos, que escri
bió entre otras cosas el triunfo de la batalla de Lepanto,
y sus obras se imprimieron en Venecia en 1734.
03]
dos. Le hicieron Rodrigo y Martin de la
Aya, y le doraron Juan deUrbina, natural
de Madrid, y Gregorio Martínez, de Va-
lladolid.
1600. Don Antonio Zapata, Cardenal, III Ar
zobispo , añadió é hizo la testera del coro,
dio cinco mil quinientos ducados para po
ner la reja que le cierra , con muchos or
namentos de gran mérito y valor.
i632. Don Fernando de Andrade , VII Arzo
bispo, hizo los dos órganos en el año de
mil seiscientos treinta y seis.
i64i. Don Francisco Manso deZúñiga dió diez
y seis mil ducados para hacer los costados
del coro , y diez mil para tres medallas de
las cinco del Tras-sagrario, Misterios , Cru-
cificacion, y Descendimiento.
i665. Don Enrique de Peralta y Cárdenas , XII
Arzobispo, edificó la capilla de San Enri
que, y dió treinta y dos mil ducados para
los pedestales de jaspe , pilares y rejas
colaterales de la capilla mayor, y las dos
medallas restantes del Tras-sagrario, Ora
cion del Huerto, y Ascension.
1705. Don Manuel de Navarrete Ladron de
Guevara, XVI Arzobispo, hizo las rejas y
pulpitos de bronce, que estan en el cruce
ro. Compuso la capilla de Santa Catalina,
(hoy Sacristía vieja), poniendo en ella los
retratos de los Ilustrísimos Obisposy Arzo
bispos, é hizo tambien la hermosa cajone
ría que contiene, donde se guardan los ter-
nos y otras alhajas de adorno dela Iglesia.
728. Don Manuel de Samaniego y Jaca, XVIII
Arzobispo , hizo la capilla de Santa Tecla,
que costó noventa mil ducados dejando su
patronato al Cabildo.
75 i. Don Juan Francisco Guillen , XXI Ar
zobispo , dejó ocho mil ducados para la
construccion de la Sacristía nueva.
758. Don Onesimo de Salamanca y Zaldi-
var, XXII Arzobispo , dejó el terno encar
nado de tela de oro, que costó cincuenta
y siete mil reales.
764. Don José Javier Rodriguez de Arella-
no, XXIV Arzobispo, dió las ánforas de
plata en que se consagran los Santos Oleos,
que costaron siete mil ducados; embaldo
só el pavimento de la Iglesia ; doró la cus
todia que se llevaba en la procesion del
Corpus ; dotó y fundó las festividades del
Patrocinio de San José y sus Desposorios;
escribió siete tomos de pastorales y cua
tro de avisos de Santa Teresa ; incorporó
el Seminario á la Universidad de Vallado-
lid ; hizo el Monasterio de Monjas de San
[i*5]
José, antes Santa Polonia, el Colegio de
Niñas de Salda ña , y otras varias obras y
caridades. V -. \ >.. . .,...' . .>
. Don Juan Antonio eje los Tueros, XXV
Arzobispo, hizo una casa de correccion
de mugeres en el barrio de San Pedro;
pero por falta de rentas no puede servir
á los saludables objetos que se propuso
el fundador.
Ya se ha visto que de los cinco Carde-
denales , los tres fueron Don Francisco de
Mendoza, Don Francisco Pacheco de To
ledo , y Don Antonio Zapata , y los dos
restantes de quienes no se hace mencion
anteriormente , asi como de otros varios
Prelados, fueron Don Fray Juan Alvarez
de Toledo, XL1 Obispo, y Don Francisco
de Borja, LVI Obispo y XIV Arzobispo.
Muchos han hablado de la hermosa fá
brica de esta santa Iglesia , que segura
mente puede tenerse por una maravilla,
tanto en lo interior , como esterior de
ella , segun se puede ver en los diseños
que publicó en el tomo veinte y seis de su
España sagrada el P. M Fr. Enrique Flo-
rez; pero ninguno sino Bosarte en su Via-
ge artístico notó unos letreros que forman
los balaustres de los antepechos de su cor
. . [I26]
nisa y nacimiento de las pirámides de la
fachada principal , en que leyó, aunque
con equivocacion , Tota pulcra es.... et
macula non. Los balaustres del antepecho
de la cornisa son letras góticas que di
cen: Pulcra es et decora. Al nacimiento de
una de las pirámides: Ecce agnus De¿; y
al de la otra, Pax vobis. En la coronacion
ó remate hay tambien otro antepecho que
las circunda, y en cada ángulo se contie
ne en igual clase de letra la palabra en ci
fra, Jesús, en launa, y en la otra Santa Ma
ría, que coincide con la que está á los cos
tados de la reja de entrada de la capilla
de la Visitacion que fundó Don Alonso de
Cartagena, XXXV Obispo , el cual se lla
mó tambien Santa María, como hijo de su
antecesor Don Pablo.
De dichas inscripciones , y otras , in
clusa la que habia en el castillo de Bur
gos, que el viagero Don Antonio Ponz
trae tambien equivocada en el tomo XII,
p. 2i de suViagede España, dándola ciento
diez años y tres dias de mayor antigüe
dad , escribimos un cuaderno en el año
de 1 807, que conservamos aun sin publicar,
por haber impedido su prosecucion la en
trada de los franceses en el año siguiente.
[ia7]

APÉNDICE.
Noticia original y curiosa de la estimacion que
tuvo el maravedíy otras monedas que cor
rieron en Castilla.

En el Archivo de la Cofradía de Nuestra Señora


de Gracia en Burgos, que es antiquísima , y
la llaman de los Trece Caballeros, porque to
dos en ella han de ser hijos-dalgo y cristia
nos viejos muy honrados , entre sus escritu
ras hay un pliego de papel de cuartilla , de
letra del siglo XIV, muy gastada , que apenas
puede leerse , y dice de esta manera :

Declaracion de las monedas que corrieron y


corren en el reino de Castilla desde abinitio
fasta agora , sin las cuales no se pueden en
tender las penas puestas de muchos fueros é
ordenamientos de los Reyes pasados.

La primera moneda menor es llamada meaja.


La otra es llamada docen, que vale dos meajas.
La otra es llamada tresina , que vale tres
meajas.
La otra es llamada medio sueldo , que vale
cuatro meajas.
La otra es cinquena , que vale cinco meajas.
La otra es llamada sesen, que vale seis meajas.
La otra es sueldo , que vale ocho meajas.
[«*]
La otra es coronado , que vale diez meajas.
La otra es maravedí , que vale sesenta mea
jas, ó seis coronados, ó siete sueldos e medio,
que todo face un maravedí (i). . *

Declaracion de la moneda griega^ , que se con


tiene en el Fuero de las leyes, que se llama la
buena moneda , que se solia usar en el tiem
po del.

El pepion , que vale dos meajas sobredi


chas. . . . .:
El hurgales, que vale dos pepiones, que son
cuatro meajas.
El sueldo hurgales vale ocho meajas , que es
dicho ocho sur. .
El sueldo bueno vale doce burgaleses.
Siete sueldos é medio valen seis marave
dís de los buenos.
Este maravedí de los buenos vale seis ma
ravedís de la moneda usual de agora (2), y este
es el maravedí mayor de que fabla el Fuero de
las leyes. .

. (1) . t)e lo cual se deduce con evidencia, que este mara


vedí tenia por lo menos la estimacion que hoy damos á un
real y 26 maravedises, ó i5 cuartos. Berganza (parte H,
p. 195, n.p io5 ) Conjetura que el equivalente era i3 cuar
tos y medio ; pero es porque no tuvo una division tan cir
cunstanciada. .
(2) Siglo XIV. :
tia9l

Declaracion de la moneda que se usa juzgar


por el Fuero de Sepúlveda , de los que caen
en las calumnias.

El burgales vale dos pepiones , que son


cuatro meajas.
El sueldo vale seis burgaleses, que son cua
tro dineros (i).
El maravedí mayor vale quince sueldos de
estos, que son seis maravedís.
El mencal vale diez y seis , que son diez di
neros é cuatro meajas.
El maravedí chico son tres mencales é me
dio. Estos tres mencales é medio son cuatro
menos tercio de la moneda usual.
Este es el maravedí chico del Fuero de Con
suegra.
El maravedí chico es menor que el mayor
cinco sueldos é medio é un burgales.
Tres maravedís é medio facen cincuenta é
seis burgaleses. .
El hurgales face un sueldo en que hay cua
tro meajas.
E si alguno, segun Fuero de Consuegra, fi-

(i) De que se saca que cada dinero era seis meajas,


y asi hemos visto escritura del ano 1 3g8 que decia , que ca
da maravedí en Castilla valia diez dineros ( 6o meajas ).
»7
[i3o]
ciere pagar dos sueldos por caloña , páguelos
segun uso y costumbre de luengo tiempo usa
do, á razon de cuatro meajas el sueldo. E si al
guno segun este Fuero ha de pagar mencales,
páguelos segun el dicho uso, á razon de once di
neros menos dos meajas para cada mencal. E si
alguno segun este Fuero ha de pagar maravedís
por caloña , páguelos segun el dicho uso á ra
zon de tres mencales e medio el maravedí.
Este es el maravedí chico , que vale cuatro
menos tercio de la moneda usual castellana.

Aqui dice cuantas maneras hay de sueldo se


gún el cuento susodicho en razon de los
sueldos.
. * tí '
El sueldo menor face diez meajas de la mo
neda usual.
El otro sueldo face ocho meajas de esta mo
neda.
El otro sueldo ocho dineros de la moneda
usual.
Otro sueldo grueso de diez y seis dineros de
la dicha moneda. . .

Declaracion de la moneda gruesa del Fuero de


Sepúlveda , que llaman la buena moneda
. que solian usar, .

El hurgales vale dos pepiones.


[r3i]
El pepion vale cuatro meajas.
Dos pepiones de estos facen un sueldo, que
rale ocho meajas. . .
. Siete sueldos é medio de estos facen un ma
ravedí de la moneda usual.
Cada un sueldo de estos face seis burgaleses
de ocho meajas.
En estos seis sueldos burgaleses hay -cua
renta y ocho meajas, las cuales facen un suel
do bueno. Monta ocho dineros de la moneda
usual.
Dos sueldos buenos de estos facen un suel
do grueso, vale diez y seis dineros de la mo
neda castellana.
De estos sueldos buenos y gruesos facen
seis sueldos menos ochavo un mencal.
Este mencal face nueve é medio, é. cuatro
dineros de la moneda usual.
E tres mencales é medio de estos facen un
maravedí de oro , que es en este fuero llamado
áureo. . f
Y este áureo , que es dicho maravedí de
oro, face treinta é tres maravedís de la moneda
usual.

Cuantas maneras hay de mencales.

El mencal menor, segun este cuento suso-


dicho, face diez é seis sueldos de los menores.
. / Este mencal face ocho sueldos de los de
ocho meajas el sueldo.
El mencal face sueldo e medio menos un
hurgales de los sueldos buenos de ocho dine
ros el sueldo.
El mencal mayor face seis sueldos menos
ochavo de los gruesos.
Este mencal mayor face nueve é medio é
cuatro dineros de la moneda usual. .

>. Cuantas maneras hay de maravedís.

El maravedí menor face diez dineros de la


moneda usual (i).
El maravedí mayor de los buenos face seis
< le esta moneda usual (2).
El mavavedí de este fuero face cuatro y me
dio menos tercia de esta moneda usual (3).
El áureo , que es maravedí de oro , face
treinta y tres de esta moneda usual (4).

Cuantas maneras hay de doblas.

Fizo el Rey Don Alonso Doblas castellanas,

(1) Su equivalente actual 1 real 26 maravedises, ó i5


cuartos.
(2) Su equivalente 10 reales, 20 maravedises.
(3) Su equivalente 7 reales, 12 maravedises.
(4) Su equivalente 58 reales, 8 maravedises.
las unas que valen treinta é cinco é medio (i),
é las otras veinte é medio (2), é las otras quin
ce é medio (3). •• .•'•.<"•'>'• ..s". • . ••. 1
; ' Fizo el rey Don Pedro reales de plata , que
valen tres é medio (4), e otros que valen quince
dineros (5).; •> • ; j iiv
Creemos hacer un servicio al público con
esta noticia, ó á lo menos estamos persuadidos
de evitarle la confusion que ofrecen en sus cál
culos é indagaciones cuantos autores han escri
to de la materia, abriendo al mismo tiempo ca
mino á algun curioso que quiera ilustrarnos en
ella , como que puede fijarse en este dato ori
ginal, y del tiempo mismo en qne estaban en
uso dichas monedas. El señor Cantos Benitez, en
el año de mil setecientos sesenta y tres , y el P.
Fray Liciniano Saez, monge del monasterio de
Silos en mil setecientos ochenta y seis y mil se
tecientos noventa y seis, la trataron exprofe
so largamente, incluyendo el último las tablas
que le comunicó Don Manuel de Lamas , Ensa
yador primero de la Real Casa de moneda de
esta Corte ; pero uno y otro estuvieron poco

(1) Su equivalente 62 reales, 22 maravedises.


(2) Su equivalente 36 reales, 6 maravedises.
(3) Su equivalente 27 reales, 12 maravedises.
(4) Su equivalente 6 reales, 6 maravedises.
(5) Su equivalente 2 reales, 22 maravedises.
[i34]
felices en deducir la equivalencia del antiguo
maravedí con la moneda actual , y lo mismo
sucedió á sus antecesores Montalvo , Nebrija,
Covarrubias, Mariana, Carranza , Gonzalez de
Castro en mil seiscientos cincuenta y seis, y Gar
cía Caballero en mil setecientos treinta y uno,
por la falta de datos positivos , como sencilla
mente confiesa el espresado señor Lamas. Pufr-
de ser que si hubieran tenido la aclaracion de
este apéndice, sus trabajos hubiesen sidoi.de
mayor fruto é importancia. La diferencia del
maravedí de aquél tiempo (i) (es decir, del si
glo XIV y anteriores) á este , parece que está
indicada en razon de uno á sesenta , y á esta
proporción debe de equilibrarse todo el tráfico
y comercio de estos con aquellos tiempos; de
manera que el que tenia cuatro maravedís de
jornal al dia, estaba lo mismo que el que hoy
tiene siete reales, y asi respectivamente las de-
mas cosas. Los foros ó censos perpetuos enfitéu-
ticos á dinero pueden servir de aclaracion á es
ta regla. Pondremos un ejemplo : Pedro en el
siglo XIV dio un solar en sesenta y ocho mara
vedís de foro al año, y una gallina. Esta gallina -

(i) Era moneda de plata, que en el reinado de Don


Enrique IV se llamó real de plata (Merino ¡ p. io5), y
yalia los mismos i5 cuartos, ó un real y 2o* maravedises de
ahora. . \i¡ ... A i s... 4
[¿35]
es lo mismo ahora que entonces, y sin embar
go la costumbre general la ha regulado en tres
reales al que no la paga en especie , cuando en-
aquel tiempo solo valdria dos maravedís (treinta
cuartos de ahora ) , que quiere decir que por la
misma regla los sesenta y ocho maravedís del
foro deberian ser hoy cuatro mil ochenta , ó
ciento veinte reales. Esto se evidencia con el
rédito que se señalada ahora á aquel mismo
terreno si se hubiese de dar á censo enfitéutico,
y se veria que efectivamente tenia el valor de
los ciento veinte reales, lo que en los siglos XIII,
XIV y anteriores solo valia sesenta y ocho ma
ravedís, cuya estimacion en aquel tiempo era
igual á la de los cuatro mil ochenta de ahora. La
equivalencia que el P. Fray Liciniano Saez dio
al maravedí , solo podria tener lugar en nues
tro concepto desde poco antes del tiempo de los
Reyes Católicos, en que ya se puede considerar
en razon de uno á treinta, y en cuyo caso, y no
descendiendo á mayor antigüedad, las Tablas de
Lamas serán exactas. El haber dado valor á
aquellas monedas segun su ley , y no segun el
que en sí tuvieron , es lo que ha hecho naufra
gar á todos en semejantes investigaciones. Asi
es que el supremo Consejo de Castilla en su au
to en sala de Gobierno de diez de setiembre de
mil setecientos noventa y cuatro , procedió con
[i36]
grandísimo tino y circunspeccion en no permi
tir que los tribunales y jueces, en sus decisio
nes sobre el valor de monedas de aquel tiem
po , estuviesen á las pruebas que alegaba en su
obra dicho Fr. Liciniano Saez , segun lo soli
citó, lleno tal vez de buenos deseos hácia el
público.
\

[i37]

TABLA

los capítulos contenidos en es

ta Disertacion.

fai.»
Introduccion j

CAPITULO PRIMERO.

ORIGEN Y ANTIGÜEDAD DE LA ESCRITURA.

§. i.° De la Geroglífica 9
§. 2.0 De la Alfabética 1

CAPITULO SEGUNDO.

ORIGEN Y ANTIGÜEDAD DE LOS ARCHIVOS.

§. i.° Nombres que tuvieron 16


§. 2.0 Archivos de los israelitas ,
griegos y romanos 17
§. 3.° Archivos de Francia 19
§. 4.° Archivos de Alemania ib.
§. 5.° Archivos eclesiásticos y secu
lares 20
§. 6.° Archivos monásticos 22
18
CAPITULO TERCERO.
SINOPSIS DE LA HISTORIA PARA FIJAR LA ANTIGÜE
DAD DE LOS ARCHIVOS EN ESPAÑA.

§. i.° Pobladores de España, y en


trada de los cartagineses 25
§. a.° Entrada de los romanos 26
§. 3.° De los godos 3i
§. 4.° De los sarracenos 3a
§. 5.° Principios de la restauracion
de España 33

CAPITULO CUARTO.

ANTIGÜEDAD DE LOS ARCHIVOS EN ESPAÑA.

§. \.° Archivos públicos eclesiásticos,


y seculares . . , 36
§. 2.0 Archivo de la Mata de Medi
na 38
§. 3.° De los Consejos y tribunales
superiores 4°
§. 4.° De Simancas 43
§. 5.° De Sevilla y Barcelona 47
§. 6.° De Covarrubias 48
§. 7.0 De escrituras públicas 5o
§. 8.° Del Escelentísimo Ayuntamien
to de Madrid. , 5a
§. 9.0 De Monserrate 56
h39]
CAPITULO QUINTO.

ARCHIVOS PARTICULARES.
§. \.° Su antigüedad y prerogativas.. 58
§. 2.0 Archivo de la Santa Iglesia
de Burgos 61
§. 3.° De su Ayuntamiento 65
§. 4.° De la grandeza y títulos 68
§. 5.° De los monasterios 69
§. 6.° De los de algunas oficinas .... 70

CAPITULO SESTO.

Archiveros.

§. 1 .° Su estimacion entre los griegos


y romanos j3
§. a.° Instruccion y cualidades que
necesitan 76

CAPITULO SEPTIMO

REGLAS DE COORDINACION.

§. 1 .° Necesidad de ellas en los Ar


chivos •» 83
§. 2.0 Del registro 85
§. 3.° De la clasificacion 87
§. 4.° Del estrado ib.
§. 5.° Del Indice cronológico 88
.["4o]
§. 6.° Del índice alfabético 91
§. 7.0 De los legajos y carpetas. ... ib.
§. 8.° De la numeracion 9a
§. g.° Reglas esenciales , y pápele*
tas. g3
§. 10. De la encuademacion y re
glas de coordinar con ella 96
§. 11. Sus utilidades io5
§. 12. Índices de libros de acuerdo. . . 107
§. Cubiertas de los legajos y modo
de atarlos 108
§. i4. De los informes 109
Archivo de la Inspeccion de instruc
cion pública : noticia de su divi
sion y número de espedientes hasta
el dia 1 10
Nota cronológica de los privilegios
que tenia Burgos , sus crecidas , y
prelados bienhechores de su Santa
Iglesia III

APÉNDICE.

Noticia original y curiosa de la es


timacion que tuvo el maravedí, y
otras monedas que corrieron en Cas
tilla ia5
DE LOS LIBROS DE FONDO QUE SE HALLAN DE VENTA
EN MADRID EN LA LIBRERIA DE CUESTA, CALLE
MAYORÍ

Colección de Manuales de ciencias y artes.


Convencido el editor de estos Manuales de su utilidad para el
progreso de las ciencias y artes , tiene ya impresos y de venta
los siguientes :

H^lanual de las Señoritas , ó qrte para aprender cuantas habili


dades constituyen el verdadero mérito de las mugeres , como son :
toda clase de costuras , corte y hechura de vestidos, ó arte de mo
dista, bordados en hilo, algodon, lana, sedas , oro , lantejuelas, al
zurcido, al trapo, al pasado, en felpilla, cañamazo, seda floja y de-
mas labores á punto de aguja; el arte de encajera ó modo de nacer
blondas y calados; toda clase de obra de cañamazo , bolsas , ridícu
los, obras de abalorio, felpilla, pelo, cordones, presillas, muleti
llas etc., con el arte de componer dichos objetos. Traducido del fran
cés por Doña María Ana de Foveda: tercera edicion, añadida con las
reglas de buena educacion y decoro para las Señoritas, el arte
de lavandera y lavado doméstico, que tambien se venderá por se
parado.—Un tomo en 8.° con láminas, á 16 rs. en pasta y 14 en
rústica.
lllanual del cocinero, cocinera y repostero con el Arte de con
fitería y botillería , y un método pará trinchar y servir toda clase
de viandas, y la cortesanía y urbanidad que se debe usar en la me
sa.—Un tomo en 8.°, á 10 rs. en rústica y 12 en pasta.
manual completo de urbanidad , cortesía y buen tono , ó el
Hombre fino al gusto del dia, con las reglas , aplicaciones y ejem
plo del arte de presentarse y conducirse en toda clase de reuniones,
visitas etc., en el que se enseña la etiqueta y ceremonia que la sen
satez y la costumbre han establecido; con la guia del tocador, y un
tratado de arte cisoria , traducido del francés; tercera edicion.—Un
tomo en 8.° á 10 rs. en pasta y 8 en rústica.
manual del tintorero, ó arte de teñir la lana, el algodon, la se
da, el hilo etc., seguido del Arte del quitamanchas , sacado de
las obras mas acreditadas , y puesto al alcance de toda clase de per
sonas que deseen ocuparse con utilidad en estas artes , por Mr. M. J.
Riffaul, y traducido del francés por Don Lucio Franco déla Selva.—
Un tomo en 8.°, á 12 rs. en pasta y 10 en rústica.
manual teórico y práctico del pintor , dorador y charolista:
obra útil á los que ejercen esta profesion, á los fabricantes de colo
res, y á los que quieran pintar por sí mismos sus habitaciones, por
M. J. Riffault, y traducido por Don Lucio Franco de la Selva.— Un
tomo en 8.° á 12 rs. en pasta y 10 en rústica. Segunda edicion au
mentada.
manual del perfecto licorista y perfumista: contiene el méto
do de destilar los aguardientes y el espíritu de vino ; de componer
los licores tinos y superfinos de aromas , frutas y flores ; de hacer
2
le que se llaman ratafias ; de conservar las frutas en aguardiente ¡ de
preparar las pastas aromáticas, polvos, jabones de tocador, aguas y
vinagres aromáticas, estrados,, esencias, aceites y agua de colonia;
segunda edicion, con apéndices sobre el modo de obtener el aguar
diente de quesos,
varios frutos y cereales, y el de componer todoá género de
sorbetes, helados y ponches.—Un tomo en 8.a lo rs. en
pasta y 8 en rústica.
Manual completo de iuegos de sociedad ó tertulia, y de pren
das. Contiene una coleccion de los juegos de campo y de casa , la
descripcion de las montañas rusas y otras varias ; juegos preparados
de prendas, de chasco, de accion, charadas representadas, juegos de
memoria, de ingenio, de palabras, y las penitencias concernientes á
cada uno de ellos , y modo de sentenciar las prendas , con diferen
tes juegos de niños y de naipes: traducido del francés por Don Ma
riano Rementcria.—Un tomo en 8.*, á 10 rs. en pasta y 8 en rústica:
segunda edicion aumentada.
Manual elemental de la pirotecnia civil y militar; su aplica
cion práctica á todos los fuegos de artificio conocidos hasta el día , y
á nuevas combinaciones fulminantes ; contiene el Arte del polvoris
ta , modo de hacer toda especie de fuegos de artificio á poca costa,
y segun los mejores y mas modernos procedimientos , con un tratado
de los cohetes a la congreve , y de los fuegos artificiales que se usan
en los teatros ; obra escrita en francés por Mr. Vergnaud, capitan de
artillería , y discípulo de la escuela politécnica, y traducido <al cas
tellano por Don Lucio Franco de la Selva.—Un tomo en 8.° con una
lámina, á 12 rs. en pasta y 10 en rústica: Segunda edicion au
mentada.
Manual para pintar al lavado y d la aguada : obra impor
tante á todos los que quieran dedicarse al estudio y pintura de paisa
jes , planos , flores , vistas etc.! traduccion del francés.—Un tomo
en 8.° con una lámina , 12 rs. en pasta y 10 en rústica.
Manual del florista y plumista , 6 arte de imitar toda especie
de flores naturales con papel, batista, muselina y otras telas de algo-
don ; con gasa , tafetan , raso y terciopelo ; de hacer flores de oro,
plata, felpilla, plumas, paja, ballena, cera, conchas. Obra útil á los
que se dedican á este arte , y muy curiosa y entretenida para las
señoritas y casas de educacion ; escrita en francés por Madama Ce•
luar, y traducida al castellano.—Un tomo en 8.° con una lámina, á
12 rs. en pasta y 10 en rústica.
Manual del carpintero de muebles y edificios , seguido del
Arte del ebanista : contiene todos los pormenores relativos á estas
artes, segun los últimos adelantamientos hechos en ellas, y una no
ticia muy curiosa acerca de la naturaleza de toda clase de maderas
indígenas y exóticas, el modo de teñirlas y labrarlas, de emplearlas
en todo género de obras y de muebles, de pulimentarlas, barnizar
las, ensamblarlas y embutirlas, por M. Nosban, ensamblador y eba
nista, y traducido al castellano. Dos tomos en 8.° con cuatro lámi
nas , á 28 rs. en pasta y 24 en rústica.
Manual del fabricante y clarificador de aceites, y fabrican-
te de jabones: contiene el modo de moler la aceituna, de purificar
el aceite, con la esplicacion de diferentes prensas inventadas nueva-
menté para moler la aceituna , el método de fabricar diferentes jabo
nes, tanto para el lavado de la ropa como para otros usos» y particu
larmente el de hacer los jabones de olor llamados de tocador; escrito
en francés con arreglo á los últimos adelantamientos hechos en la
materia, por M. J. Fontenell, y traducido al .castellano por D. Lucio
Franco de la Selva.—Uu tomo en 8.* con láminas, á 9 rs. en rústica
y 11 en pasta.
Manual de sastres ó tratado completo y simplificado de este
arte•, contiene el modo de trazar, cortar y hacer toda clase de ves
tidos.—Un tomo en 8.' con láminas, á8 rs. en pasta y 6 en rústica.
Manual de varios métodos para hacer toda clase de tintas,
3
asi negras para el limero , como de ¿olores y de oro y piala ; con
tiene un gran número de recetas para hader tintas segun los métodos
mas acreditados y que mejores resultados presentan ; el método de
hacer tintas indestructibles y simpáticas; modo de hacer desaparecer
lo escrito y conocer las letras sostituidas ; tintas indelebles y para
marcar la ropa; tinta que desaparece.—TJn cuaderno en 8.°
La Aviceptoloqia , ó Manual completo de caza y pesca, divi
dido en tres tratados. El 1.° contiene los ardides, trampas y estrata
gemas que se emplean para coger todo género de aves , con otro tra
tado sobre la crianza de los pájaros de jaula y canto. El 2.° con
tiene la caza de montería , ó caza mayor. El 3.° de la pesca , ó
pescador práctico ; este tratado es el resultado de los conocimientos
adquiridos por una larga y' adquirida práctica etc. Un tomo en 8.*
con láminas, á 12 rs. en pasta y 10 en rústica.
Manual del fabricante de velas de cera y del de velas de sebo,
escrito en Trances segun los últimos adelantos por Mr. le Normand
y traducido al castellano por »**. Contiene el 1.° las diferentes cla
ses de cera y modo de conocerlas, blanqueo de la cera y su pu
rificacion ; fabricacion de toda clase de bugías , hachas , blandones
y cerillas; adornos dorados y de colores de las bugíasy hachas, y
los diferentes usos que se hace de la cera para figuras, frutas etc. El
2.° trata de las mantecas ó grasas y modo de conocerlas; de la ela
boracion de las velas de sebo asi bagadas como moldeadas , y modo
de conocer la buena ó mala calidad de las velas y de sus mechas;
operaciones para fundir el sebo y hacerlo mas puro y blanco por un
nuevo método etc. TJn tomo en 8.° con láminas á 14 rs. en pasta y
12 en rústica.
Manual de curiosidades artísticas y entretenimientos útiles,
compuesto por I). R. Munaiz y Millana , con presencia de lo mas mo
derno y selecto publicado en el eslrangero en ciencias y artes. La pri
mera parte contiene los principios generales de toda clase de pintura,
los ^métodos nuevamente conocidos paja lograr por el mecanismo del
pasado de láminas grabadas, cuadros hermosos en lienzo, en cristales,
en cobre , en madera , etc.
La segunda parte- comprende un tratado bastante lato é interesan
te sobre tintes en seda, lana, algodon, hilo, cánamo, etc.; impre
sion á estampado de las telas; litografía; purificacion y desinfección
de los aceites ,- fabricacion de los esenciales ; alumbrado del gas;
renovacion de las tintas en escritos antiguos; preservativos para epi
demias; jarabes y ponches, leches y jaletinas para caminos; método
de calcar ó estampar cualquier impreso por el mecanismo litográlico.
—Dos tomos en 8.°, á. 16 rs. en rústica y 20 en pasta.
Manual histórico-lopográfico , administrativo y artístico de
Madrid, por Don Ramon de Mesonero Romanos, nueva edicion ador
nada con láminas finas y un plano topográfico de Madrid.
Manual teórico-práetico del tornero , contiene el modo de ha
cer los bancos ó mostradores de torno , muñecas de madera y de me
tal, y modo de fijarlas, etc.; dispuesto con arreglo á los últimos
adelantamientos hechos en este arte. TJn tomo en 8.°
Manual del jardinero florista , ó el jardinero de balcones,
ventanas y aposentos , para diversion de las señoras. Contiene una
descripcion clara y sencilla para criar y conservar toda clase de flo
res y de arbustos en tiestos, con su fragancia y hermosura. Segun
da edicion. TJn tomo en 12.% á 6 rs.. en rustica y 8 en pasta.
Manual del cajista, comprende la esplicacion de todas las opera
ciones del arte de la imprenta, y una adicion gramatical relativa al
dicho arte ; por D. José Maria Palacios, individuo de la misma fa
cultad. Un tomo en 12.°, á 8 rs. en rustica y 10 en pasta. 11
Nuevo manual de cambios de España por el sistema antiguo
y moderno, arreglado al Real decreto de 18 de Febrero de 1847, con
las principales plazas de Europa , á saber : Amstcrdam , Hamburgo,
Genova, Lisboa, Tiondrcs, Taris, JNápolcs, Ronia y San Pctersburgo,
4 .
reducidos á tablas de fracciones decimales ó sean números fijos: con
tiene además la reduccion de canas y palmos de Cataluña reducidas
á varas y céntimos de Castilla, y la de libras catalanas á reales ve
llon , y otras muchas reglas indispensables para el comercio, por
Don Santiago Antonio García. Un tomo en 8.°, á 10 rs. en rústica y
14 en pasta.
Manual de hidropatía, ó sea recopilacion de las ideas mas
interesantes sobre el método hidropátíco , estractado de los trabajos
de Priesnitz, Honsebrouck, Baldon y Constantino James, porD. M. R.
Dn tomo en 8.°, á 8 rs. en rústica.
Manual de alcaldes ordinarios y pedáneos de los pueblos de
España , con las obligaciones y atribuciones de todos los individuos
de los Ayuntamientos, y la Real Instruccion de Corregidores y Alcal
des mayores; segunda edicion, aumentada con la instruccion sobre
el cobro de las contribuciones por los Ayuntamientos, y el Real de
creto sobre eleccion de estos.—Un tomo en 8.°, á 10 rs. en pasta y
8 en rústica.
Don Piipis de Bobadilla, ó? sea defensa del cristianismo y crítica
de la pseudo-lilosofia , por D. Rafael José de Crespo. Seis tomos en
8.° á 90 rs. en rústica.
Espiritual preparacion al sacratísimo parto de Alaria Santísima,
o1 sea devocion de las Aves Alarias. Un cuaderno á 10 cuartos en
rústica.
Tratado elemental de química , por Mr. Deguin , traducido y
adicionado por D. Mariano Rementería , profesor agregado á la univer
sidad de Madrid Un torno en 8.° con láminas intercaladas en el testo.
Cartilla de agentes y pretendientes , ó Manual de ministerios,
tribunales y oficinas: contiene todas las dependencias del gobier
no, y reune en un solo volumen la práctica de los tribunales, mi
nisterios y oficinas segun se observa en el dia: obra indispensable á
los agentes, pretendientes, curiales y oficinistas.—Un tomo en 4.°
á 16 rs. en rústica y 20 en pasta.
Coleccion de romances castellanos anteriores al siglo XVIII,
recopilados por Don Agustin Duran.—Cuatro tomos c.n 8.° marqui-
lla; el 1.° contiene los doctrinales, amatorios, satíricos y burlescos:
el 2.° las coplas. y canciones de arte menor-, letras , letrillas , ro
mances cortos y glosas anteriores al siglo XVIII, pertenecientes á
los géneros doctrinal, amatorio, jocoso, satírico, etc.: el 3.° y 4.°
los romances caballerescos é históricos de la Tabla redonda , Cario
Magno , Doce Pares de Francia, Bernardo del Carpio, Cid Campea
dor, siete Infantes de Lara, Amadis de Gaula, y algunos romances
de las crónicas antiguas de Espafia.
Historia de la esclavitud en Africa, durante 34 años, de Pe
dro José Dumont.—Un tomo en 8.°, á 6 rs. en rústica y 8 en pasta.
Coleccion de. discursos forenses , pronunciados en defensa de
algunos inocentes acusados, con un discurso sobre la administra
cion de la justicia criminal , estractados de las obras de Mr. Servan,
célebre abogado francés.—Un tomo en 8.°, á 12 rs. en rústica y 14
en pasta.
Seineccii recitationes in elementa juris civilis secundum ordi-
nem institutionum : editis prima Hispana. Dos tomos en 8.°, á 20 rs.
en pasta.
Máximas sobre recursos de fuerza y proteccion , con el mé
todo de introducirlos en los tribunales, por D. José de Covarrubias;
nueva edicion, aumentada con las órdenes que han salido hasta el
dia sobre la materia.—Dos tomos en 4.°, á 44 rs. en rústica y 52
en pasta.
El ¡lobinson de 12 años : historia interesante de un grumete
francés abandonado en una isla desierta.—Un tomo en 8.°, á 8 rs.
en rústica y 10 en pasta.
Gramática latina , compuesta por D. Francisco Sanchez. Barbe
ro.—Un tomo en 8.°, á 7 rs. en rústica y 9 en pasta.
5
Apéndices á los cinco juicios de Febrero , i tratado de los
juicios de rentas y contrabandos , por D. Juan Alvarez Pesadilla.—
Un tomo en 4.°, á 16 rs.-en rústica y 20 en pasta.
Memoria sobre el cólera morbo de la India , y su método cu
rativo, á 4 rs. en rústica.
Ensayo de un compendio de derecho civil general de España,
por D.Juan Antonio de la Vega. Dos tomos en 8.° marquida.
Discurso sobre el influjo que ha tenido la Crítica moderna en la
decadencia del teatro antiguo español.—Un tomo en 8.% á 5 rs. en
rústica. *
Elementos de Higiene, ó arte de conservar la salud y prolongar
la vida, por Tourtelle.—Dos tomos en 8.°, á 30 rs. en pasta.
Lecciones del doctor Broussais sobre las Flegmasías gástri
cas, llamadas fiebres continuas esenciales de los autores, y sobre
las flegmasías cutáneas agudas.—Un tomo en 4.°,. i 16 rs. en rústica
y 20 en pasta.
Historia natural y descripcion de la langosta y modo de
destruirla.—Un tomo en 8.', á 2 rs' en rústica.
La Gatomaquia.. Poema épico burlesco del célebre Lope de
Vega.—Un tomo en 12.°, á 6 rs. en rústica y 8 en pasta.
El Murciélago alevoso : graciosa invectiva del maestro Gonza
lez, á 6 cuartos.
El nuevo Robinson, adornado con doce láminas finas y «na carta
ó mapa que señala con puntos los sitios en que á Robinson le su
cedieron sus aventuras. Dos tomos en 8.°, á 26 rs. en pasta.
El Veterano: anécdota suiza. — Un tomo en 8.°, á 2 rs. en
rústica.
El Alcalde Juan Zurron, gracioso juguete de representado para
celebrar la pascua de navidad, á real.
El oráculo de. los preguntones : juego gracioso y divertido en
24 preguntas y 12 respuestas, cada una en verso. — Un cuaderno
en 8.°, á 3 re. ..
las cinco órdenes de Arquitectura de Vignola : por D. Diego
de Villanueva.—Un tomo en. folio, á 26 rs. en rústica y 30 en pasta
holandesa.
Oficio de la Virgen, pues.to en castellano por D. Juan Crisós-
tomo Piquer.—Un tomo en 8.°, á 10 rs. en pasta.
Liga de la teología moderna, un folleto en 8.% á 6 rs. en rústica.
Preocupaciones del gobierno representativo, un folleto en 8.°,
á 6 rs. . .
De la Soberanía del pueblo y de la legitimidad del .poder, por
Fonfrede. Un tomo en 8.', á 6 rs. en rústica.
El secretario español, 6 nuevo estilo de escribir cartas, y sus
respuestas , segun el gusto del dia , precedido dé una instruccion
sobre el ceremonial epistolar que debe observarse , y advertencias
muy importantes puestas al principio de cada clase de cartas , en
las que se ha consultado el estado de nuestras costumbres, particu
larmente las que se hacen á los niños cuando escriben á sus pa
dres ó tutores Un tomo en 8.°, á 8 rs. en rústica y 10 en pasta.
El Adivino, pequeña baraja de números para poder acertar con
ella los años que tiene cualquier persona , el dinero que lleva en el
bolsillo, á que hora salió de casa etc., á 2. rs.
Historia de un peso duro, contada por él mismo, publicada en
francés por la señorita Alida de Savignac, y traducida al español por
don M. B. F. La historia. de un peso duro, que parece desde luego
un juguete , encierra las mas puras ideas de moral tan útiles á la
edad adulta como á la juventud.—Un tomo en 16.°, á 8 rs. en pasta
y 6 en rústica.
Cartas contra Gregoire, por Villanueva.=Un tomo en 8.° mar-
quilla , á 6 rs. en rústica.
Piissima erga Dei genilricem devolio , ad impetrandam gra-
tiam pro articulo rnortis per dies hebdomada, disposita ex scraph doc
G
trina D. Bonavcntura dcprompta.=Un tomo en 16.*, á 4 rs. en pasta.
Coleccion de seis muestras de letra bastarda de todos tama
ños para aprender d escribir: la primera contiene los principios ó
reglas de dicho arte en las cuatro siguientes sentencias breves saca
das do la sagrada escritura, y en la scsta trata del modo de cortar
y llevar la pluma : su autor don Claudio Antonio Páramo.
Arte. de ta lavandera y del lavado doméstico. —Un tomo en 8.°,
4 4 rs. en rústica.
La Compsilogia, 6 arte de afeitarse á sí mismo.—Un cuaderno
en 8.* á real.
El Algebra, reemplazada por la aritmética en los problemas de
interés compuesto , anualidades , amortizacion , terminado por una
aplicacion especial del mismo método á la estincion de la deuda pú
blica.—Un tomo en 4.a, á 6 reales en rústica.
Tratado de los medios de averiguar tas falsificaciones de
las drogas simples y compuestos, y de conocer y comprobar su .
grado de pureza; obra escrita én frances por A. Bussi, y A. F. Bou-
tron-Charlad , profesores de química ; y traducida al castellano por
D. José Luis Casaseca.
La importancia del objeto de esta obra, y la reputacion que dis
frutan sus autores, la hacen muy recomendable y sumamente útil á
los profesores de farmacia, drogueros y demas personas que se dedi
can al comercio de este ramo; pues no solo dá á conocer las nu
merosas falsificaciones que se hacen diariamente con las drogas, sino
tambien indica los medios que pueden practicarse para determinar
el grado de pureza de muchos productos que se usan en la medici
na, y que su adulteracion compromete al mismo tiempo la existen
cia de los enfermos y la reputacion de los médicos.—Un tomo en
á 24 rs. en pasta y 20 en rústica.
Conocimiento de los temperamentos. Pintura fiel de los estados
sanguíneo , nervioso, bilioso y flemático, como principio; de todas
las enfermedades. Signos en que cada individuo conocerá facilmente
si la dolencia que padece proviene de la sangre, del humor, ó de
los nervios; las disposiciones á la apoplejía, hidropesía y pulmonía
efectos y peligros del estreñimiento; medios de curar estos diferen
tes estados , toda clase de- espasmos é irritaciones , la estenuacion
y esceso de gordura. Señales que anuncian una' buena constitucion
y las probabilidades de una larga vida. Obra escrita en francés por
el Dr. Delacroix, y traducida al castellano de la duodécima edicion
francesa.—Un tomo en 8.°, á 8. rs. en pasta y 6 en rústica.
MI propagador de conocimientos útiles , 6 coleccion de datos
interesantes aplicables á las necesidades y á los goces de todas las
clases de la sociedad; esta obra trata de las ciencias naturales, físi
cas y matemáticas, de la economía doméstica industrial y rural, con
aquellas nociones que estan al alcance de todo el mundo, simplifi
cando la esplicacion de modo que pueda ser participe el bello sexo,
pues somos de la opinion que las mugeres tienen el mismo derecho
á la instruccion que los hombres.—Consta esta obra de trece cua
dernos, á 4 rs. en rústica.
Discursos morales, políticos é históricos, inéditos de don An
tonio de Herrera , cronista de Felipe II , autor de las décadas de In
dias.—Dos cuadernos en 8.° marquida.
Nueva baraja de 30 presuntas y otras tantas respuestas combi
nadas , puestas en verso para diversion de las tertulias , 6 rs.
Asistencia de los fieles al templo en el dio de ta Ascension
y d la hora de nona ; contiene una sucinta idea de esta festividad,
la nona y misas traducidas, y reflexiones sobre el Evangelio. Un
tomo en 12.° de letra gruesa con una lámina de la Ascension, á 6rs.
en pasta..
Rudimentos de contabilidad comercial, 6 Teneduría de libros
por partida doble, por D. José Brost. Un tomo en 4.°, á 24 rs. eu
rústica y 28 en pasta.
Aritmética mercantil, ó tratado del cálculo comercial, por Don
José María Brost. Contiene cuantos conocimientos debe poseer un
comerciante en el ramo de contabilidad mercantil, dividida en tres
partes. 1.* Aritmética puramente dicha. 2.' Aplicacion de esta á las
operaciones de comercio, seguros, tara, averia, interés, compañía etc.,
y 3.*, el giro comprensivo de las reducciones de monedas, cambios
directos é indirectos, descuento de letras, arbitrajes, remesas y tratas
continuas por anualidades , y cuatro apéndices sobre el sistema de
cimal de pesos y medidas, Daneos públicos, compañías de seguros
y bolsa. Un tomo en 4.° 28 rs. en rústica y 32 en pasta.
Bl arquñecto práctico, civil, militar y agrimensor , dividido
en tres libros; el 1.* contiene la delineacion, transformacion, medi
das, particiones de planos y uso de la pantómetra. El 2.°, la prác
tica de hacer y medir todo género de bóvedas y ediñeios de arqui
tectura. El 3.°, el uso de la plancheta y otros instrumentos simples
para medir por el aire con facilidad y esactitud, y nivelar regadíos
para fertilizar los campos. Obra útil á los arquitectos civiles y milita
res y á los agrimensores. Consta de un tomo en 8.° de 568 páginas
adornado con 10 láminas. Su autor D. Antonio Pío y Camin. Cuarta
impresion, corregida y aumentada con las Ordenanzas de Madrid;
á 20 rs. en pasta.
Juegos de naipes y otros. Báciga 2 rs., Villar 2 rs., Malilla 1 real,
Tres sietes 1 real, Mus l real, Damas 2 rs., Ecarte 1 real, Ajedréz
2 rs.-, Revesino 1 real, Piques y cientos 1 y medio, Imperial 1 real,
Tresillo Mediator.
Tres cartas sobre los vicios de la instruccion pública en España,
por Narganes. Un tomo en 8 % 4 rs.
Ensayo histórico-crilieo sobre la legislacion y principales cuer
pos legales de los reinos de Leon y de Castilla , especialmente sobre
el código de las Siete Partidas de don Alonso el Sabio, por el doctor
don Francisco Martínez Marina. Esta obra, fruto de los desvelos de
un sabio , cuya alta reputacion se halla bien sentada en España y
fuera de ella, es útil á toda clase de personas, y del todo necesa
ria á los que siguen la carrera de la jurisprudencia, y á los señores
senadores y diputados. Dos tomos en 4°: segunda edicion corregida y
aumentada por el autor, á 50 rs. en pasta y 42 en rústica.
Arte de Albañileria , 6 instrucciones para los jóvenes que se de
dican á él , en que se trata de las herramientas necesarias al albañil,
formacion de andamios y toda clase de fábricas que se pueden ofre
cer , con 10 estampas para su mayor inteligencia., por el célebre
arquitecto don Juan de Villanueva : lo dá á luz por lo útil y sencillo
para la clase á que se refiere don Pedro Zengotita. Lleva al frente un
prólogo del mismo Villanueva. Un tomo en 4.°, á 14 rs. en pasta y
10 en rústica.
Lecciones de literatura espartóla por don Alberto Lista.—Un
tomo en 4.°
Coleccion de recetas fáciles y seguras para destruir los chinches,
pulgas, moscas, mosquitos, ratas, ratones, polillas, y demas anima
les que tantos estragos nacen en las casas. Un cuaderno en 16.°, á 2 rs.
Continuacion d la Historia de Esvnña del P. Mariana ; esta
obra puede servjr para completar las ediciones en folio que hay del
P. Mariana. Un tomo en folio rústica.
Coleccion de las mejores coplas de seguidillas , tiranas y polos
que se han compuesto para cantar á la guitarra, por don Preciso.—
Dos tomos en 12.°, á 16 rs. en pasta y 12 en rustica.
Conferencias gramaticales sobre la lengua castellana, ó ele
mentos esplanados de ella. Obra especialmente destinada para los
alumnos del seminario de la escuela normal de instruccion primaria
de Madrid, y acomodada para todos los establecimientos de educa
cion por don Mariano Rementería , profesor de gramática castellana
en dicho seminario. Segunda edicion corregida y aumentada.—Un
tomo en 8.* marquilla á 18 rs. en pasta y 15 en rústica. *
8
Compendio 'del derecho real de España , estractads de la obra
ilel doctor don Juan Sala , que se enseña en las universidades del
reino, y acomodado por preguntas y respuestas á la inteligencia de
los litigantes para saber y buscar por ¿I las leyes correspondientes á
las sentencias de sus pleitos.. Compuesto por don Juan Francisco
Sifieri». Segunda edicion.—Un tomo en 4.° á 21 rs. en pasta y 20 en
rústica.
Memoria militar y política sobre la guerra de Navarra, fusila
mientos de Estella, y principales acontecimientos que determinaron
el fin de la causa de don Carlos Isidro de Borbon : escrita por don
José Manuel de Arizaga , consejero del estinguido supremo de la
guerra, y auditor general que fue del ejército Vasco•Navarro.—Un
tomo en 8.° marquilla á 20 reales en rústica.
Voces del pastor en su visita, que dirige á todos sus diocesa
nos el Uustrt'simo sefior don Fr. José Antonio de sau Alberto , arzo
bispo de la Plata.=Un tpmo en 8.* á 12 rs. en pasta y 10 en rústica.
Curso completo de gramática Parda r dividido en quince lec
ciones, en las que se dan reglas fijas para que cualquiera pueda vi
vir sin trabajar. —Un tomo en 8.° á 4 rs. en rústica.
Escuela de costumbres ó reflexiones morales sobre las máxi
mas de la sabiduría, obra escrita en francés por Mr. Blanchard, tra
ducida por D. Ignacio Garcia Malo : cuatro tomos en 8.°
Compendio de gramática italiana, formado sobre los mejores
autores por D. Luis Bordas. Edicion corregida y aumentada. Un to
mo cu 8.*
Nuevo manojilo de flores en 3 ramilletes compuesto de varias
flores para todas personas católicas, eclesiásticas y religiosas, por el
P. Fr. Buenaventura Tellado. Un tomo en 12.° á 8 rs. en pasta.
Páginas de oro de Sir Walter Scott, ó sea retrato imparcial de
Napoleon , su enfermedad y muerte. Un tomo en 8.° con láminas
á 16 rs.
Epístolas de S. Gerónimo en castellano. Un tomo en 8.° 8 rs.
en pasta. . , .
• Aritmética de Moya. Un tomo en 4.° á 14 rs. en pasta.
Coleccion de Heroidas traducidas libremente de los mejores
autores franceses. Dos tomos en 8.° en pasta á 20 reales.
Memoria sobre ta necesidad y utilidad de establecer en Es
palia el sistema de las asociaciones productivas de la Inglaterra,
para la creacion y conservacion de los caminos , puentes , canales y
dernas obras de utilidad pública; por don Antonio Prat. Un cuader
no en 8.°, 4 rs. en rústica. ,
Genio del Cristianismo ó bellezas de la religion cristiana, por
el vizconde de Chateaubriand. Tres tomos con láminas , á 40 rs.. en
pasta.
tos Mártires 6 el triunfo de la religion cristiana, poema escrito
por el vizconde de Chateaubriand , y traducido nuevamente al espa
ñol. Dos tomos en 8.° con láminas, á 30 rs.
Matilde ó las cruzadas en el monte Carmelo. Tres tomos en 8.*
con láminas.
Historia natural , por D. José Gerber de Robles , para uso de
los establecimientos de instruccion pública. Un tomo en 4.°, á 26 rs.
en rústica.
Historia fabulosa de tos dioses , escrita por el P. Pedro Gautru•
che de la compañía de Jesus. Obra útil para instruccion de la juven
tud, adornada con 16 láminas perfectamente grabadas, que esplican
la historia fabulosa. Un tomo en 16.°
Bosquejo del estado del arte de curar y de sus profesores en
España , y proyecto de un plan para su general reforma , por D. José
Antonio Piqucr. Un tomo en 4.°, á 10 rs. en rústioa.
En la misma librería se hallará un gran surtido de comedias y
tragedias antiguas y modernas , saínetes y unipersonales.

También podría gustarte