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4 - ECONOMÍA DE LA CULTURA David Martel Cedrés

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ECONOMÍA DE LA CULTURA

4ª PRÁCTICA
VICKY ATECA

DAVID MARTEL CEDRÉS


MÁSTER EN GESTIÓN CULTURAL
ICCMU 2019/20
“NO OLVIDES QUE ES COMEDIA NUESTRA VIDA”
POR IGNACIO GARCÍA

Ignacio García, es este ensayo, nos transporta a una realidad bastante dolorosa y real
que está sufriendo el sector de las artes escénicas, pero en especial, las llamadas artes vivas.
El sector escénico está actualmente en coma, bajo este estado de alarma que nos ha provocado
el coronavirus Covid-19. Nadie, lo vio venir, y nadie esperaba las peores expectativas. E
incluso, nadie sabe presagiar qué nos deparará el futuro inmediato que tenemos por delante
con la inminente desescalada, que quien sabe, nos podría llevar a una distopia catastrófica.
Porque nadie puede ver el futuro, y debemos vivir el presente. Y el vigente, en este sector, es
muy negro. Las artes escénicas siempre han lidiado con la parte negativa de la economía
mundial. Siempre malviviendo y sobreviviendo sin que nadie sepa qué es esa energía
invisible que la mantiene siempre viva y a flote. Pero parece que en esta ocasión, sí que está
expirando. Ojalá no sea así.
Ignacio García, como director de uno de los festivales de Teatro Clásico más
importantes de España, conoce de buena fe todos estos problemas. Pues seguro, que está en la
encrucijada de si ha de suspender o no, por este año, a este noble certamen anual en la villa de
Almagro. Una circunstancia todavía no decidida a día de hoy, aunque no se sepa aún nada de
participantes y de fechas. Se podría entender que cada gestor ha de mirar por sus intereses, y
la cultura viva de las artes escénicas nutren al cien por cien a este Festival. Nada lo va a
sustituir, y los eventos digitales en streaming, menos. Esto está claro, y García tiene toda la
razón del mundo en seguir apostando por un sistema de exhibición que ha pervivido durante
mas de veinte y cinco siglos, donde un actor actúa y un público observa en directo dicha
actuación. Pero el mismo director lo nombra y lo hace ver, “esta es la crisis humana y artística
del siglo XXI”. Y puede que después de ella, si volvemos a sobrevivir, todo sea diferente. Y
el status quo que conocíamos y controlábamos, es posible que no vuelva. ¿Quién nos va a
decir que todo va a ir bien y seremos los mismos de antes? Nadie lo asegura. Entonces, ¿por
qué no actuar en consonancia ante estos sucesos y esas metamorfosis culturales que llevamos
consumiendo hace más de seis semanas? Sin duda, actuar como lo hacen los profesionales de
esas “Comedias” que nombra García, pero en otra dirección. Porque a lo mejor, y desde mi
punto de vista, los gestores culturales se han de actualizar, y ver otras posibilidades donde la
economía de la cultura sea de nuevo un bien para la sociedad. Aunque el consumo de cultura
tal y como lo conocemos, sea diferente. Y estoy de acuerdo en que es muy triste observar los
panoramas actuales en la cultura, en museos, teatros, conciertos, etc.. Nadie viendo, nadie
escuchando. Pero ¿y por qué no, la visión y emisión en streaming de producciones escénicas

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puede ser un medio de poder avanzar en las nuevas políticas económicas culturales?
Obviamente, dentro de un sistema hipotético, y dentro de unas condiciones nada habituales,
donde el método tradicional de espectadores como audiencia en directo de un espectáculo
cualquier ya no fuera posible. Pues pienso que, bajo el paradigma de las restricciones que
quieren imponer desde el gobierno, a lo mejor esto va a ser una realidad.
Y si este nuevo método de streaming y disfrute de las artes escénicas a través de una
pantalla se convierte en un modo de subsistencia del sector, ¿debería de bloquearse? Yo creo
que no. Es más, debería profundizarse en ella y comprobar si esto ayuda a que poco a poco se
levante de nuevo los telones de los teatros con una audiencia completa. Habrá que adaptarse a
lo nuevo, y saber (y reconocer) que esto no era como antaño. Y son muchos los profesionales
que van a sufrir este blackout del sistema cultural. Pero deberíamos pensar en ellos también, y
no de manera egoísta en un único Festival, por muy importante que sea este, el cual podría
reorientarse de otro modo. Me duele mucho pensar en el caos actual del sistema cultural, pero
los gestores han de aprovechar los cambios y adaptarse a ellos. Por mucho que vaya en contra
de cualquier sentido común. La cultura y la artes vivas están por encima de cualquier punto
personal. Son un colectivo que hay que salvar, y darles un soplo de esperanza. Y si es a través
de las nuevas tecnologías, pues bienvenidas sean. Ya si son un fake o no, el tiempo lo dirá. Y
razón tiene García, los clásicos estarán siempre con nosotros, acompañándonos en muchas
plataformas, ya sean analógicas o virtuales. Solamente queda aceptar, que ya no vivimos en
un mundo como solía ser antes. Y no podemos anclarnos al deseo de que este vuelva, y que
siguiera siendo todo lo mismo.
Y releyendo durante un breve tiempo el epitafio de este ensayo de García, donde
comenta que “teatro es arte vivo”, pienso que por supuesto seguirá siéndolo. Y estoy
convencido que los artistas de este país encontrarán nuevos significados a los autores clásicos
y a las obras eternas que dispone la literatura dramática universal. Ya sea para nuevas visiones
o lecturas de esas historias. Pero a lo mejor, el público no las contemplará por la compra de un
ticket o una entrada, sino por el alquiler de una suscripción a un canal artístico, o a un teatro
en particular que transmite representaciones en streaming, tal y como lleva haciendo desde
hace tiempo el Teatro Real. Y me consta que otros grandes espacios lo están estudiando. No
es una tarea sencilla, pero puede haber otros métodos económicos que favorezca a la cultura,
y que esta vuelva a florecer, aunque sea desde otro punto de visto que no nos guste.
Simplemente es cuestión de adaptarse, que a veces, es lo complejo.

David Martel Cedrés

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