Ponencia 'El Perseguidor' (Artes en Cruce) PDF
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› Resumen
El propósito del presente trabajo es abordar las interacciones entre lo visual, lo sonoro y la palabra en la
película El perseguidor (1962), dirigida por el músico argentino Osías Wilenski, basada en el cuento escrito
por Julio Cortázar. La noción transposición, propuesta por Sergio Wolf, entiende el traslado de algo en otro
sitio pero pensando en un registro diferente. De esta manera, en nuestro estudio comparativo explicaremos el
efecto de los cambios y las persistencias producto del pasaje entre ambos dispositivos, los lugares soporte de
los desplazamientos enunciativos, parafraseando a Oscar Traversa.
Este cuento incluido en el libro Las armas secretas inaugura la etapa existencialista en la literatura de
Cortázar. Asimismo, el protagonista de la ficción Johnny Carter está inspirado en Charlie Parker, un
saxofonista estadounidense mundialmente conocido por sus innovaciones en el ámbito del jazz. Según
Gregorio Anchou, el film El perseguidor pertenece a una pequeña ola vanguardista que tuvo lugar durante los
años sesenta en el cine argentino continuando, de esta forma, la estética rupturista del relato inicial.
Con respecto a la música, cumple un papel fundamental tanto en el cuento como en la película. Consideramos
que el jazz con sus movimientos continuos y variaciones en distintas direcciones atraviesa no sólo a los
personajes sino a ambas narrativas en su búsqueda de la libertad. El bebop fue el estilo que revolucionó la
década del cuarenta y al que se hace referencia explícitamente en el cuento. El mismo se caracteriza por
enfatizar la improvisación melódica a través de rápidos solos, elemento pregnante en ambos dispositivos.
Por último, el abordaje también comprenderá el análisis de la temporalidad mediante la identificación de los
diversos tiempos utilizados ya que, como asevera Carmen Peña-Ardid, la sucesión temporal del relato es uno
de los recursos que comparten el cine y la literatura.
› Palabras iniciales
El propósito del presente trabajo es realizar un estudio comparativo entre la película argentina El perseguidor
(1962), dirigida por el músico Osías Wilenski, y el cuento homónimo escrito por Julio Cortázar desde distintos
ejes: la estética rupturista, la presencia del jazz y la temporalidad. Como abordaremos las interacciones entre
lo visual, lo sonoro y la palabra a la luz de la noción teórica de transposición nos parece de fundamental
importancia establecer algunos lineamientos para poder adentrarnos en el análisis.
En su libro Cine/Literatura. Ritos de pasaje el teórico Sergio Wolf expone el concepto transposición como el
más adecuado para definir a las películas basadas en obras literarias. Por un lado, el término adaptación
supone un pasaje reduccionista por pretender que un lenguaje se adapte a la forma de otro perdiendo su
autonomía. Por otro lado, la traducción implica el trabajo con el mismo código sin contemplar el intercambio
entre palabras escritas frente a imágenes y sonidos. En cambio, la noción teórica de transposición designa la
idea de traslado en el que se pone algo en otro sitio pero pensando en un registro diferente. De esta forma, no
consideramos al cine un arte sucedáneo de la literatura. Es decir, se analizará este vínculo intertextual
concibiendo a cada lenguaje en su autonomía propia pero en permanente diálogo.
También nos valdremos del término dispositivo para denominar tanto a la obra literaria como a la fílmica a
trabajar. En este sentido, utilizaremos la definición propuesta por Oscar Traversa quien entiende al
dispositivo como “el lugar soporte de los desplazamientos enunciativos.” (Traversa: 2001, 242) Así, el
dispositivo influye en el sentido definiendo el punto de vista de todo estudio empírico de la producción de
sentido, parafraseando a Eliseo Verón. Nuestro estudio no se basará en la enumeración de las diferencias
producto del pasaje entre ambos dispositivos sino en la explicación del efecto de los cambios y las
persistencias incluyendo, al mismo tiempo, los nuevos sentidos evocados en la película. De esta manera, se
abarcarán los posibles vínculos existentes entre el lenguaje literario y el lenguaje fílmico en toda su
complejidad.
› Temporalidades diversas
A continuación emprenderemos el análisis de la temporalidad, sucesión temporal del relato, mediante la
identificación de los diversos tiempos utilizados en ambos dispositivos porque, como asevera Carmen Peña-
Ardid, es uno de los recursos que comparten el cine y la literatura. En el cuento “El perseguidor” se pueden
encontrar dos nociones del tiempo contrapuestas. Por un lado, Bruno lleva una contabilidad del tiempo
secuencial, mensurable por el reloj, lineal y ordenado cronológicamente. Por otro lado, Johnny concibe al
tiempo de otra forma, sin fechas, inmensurable y eterno. Mientras toca se abstrae del tiempo cotidiano para
estar en contacto con una realidad otra. Johnny comenta al respecto: “la música me sacaba del tiempo, aunque
no es más que una manera de decirlo. Si quieres saber lo que realmente siento, yo creo que la música me
metía en el tiempo.” (Cortázar, 2004: 325) En este sentido, se puede asociar a Bruno con Cronos en
contraposición a Johnny que estaría ligado a la noción de Aión en su temporalidad indescifrable que no
contempla planes a futuro. Bruno se sentirá sólo la oreja de la experiencia final del saxo que comienza a
gestarse en la boca de Johnny.
En el cuento Johnny cuenta su cambio en la percepción del tiempo en el métro de París a donde perdió el saxo
por una distracción. Cortázar explica: “en mi caso me sucede distraerme y por esa distracción irrumpe lo que
después da estos cuentos fantásticos por los cuales nos hemos reunido aquí. A través de esos estados de
distracción entra ese elemento otro, ese espacio o ese tiempo diferentes.” (Cortázar, 2014: 63) De esta
manera, la anécdota del métro de París se basa en una experiencia personal del autor que encontró la fuente
de inspiración en ese estado de distracción. Así, autor y personaje se fusionan en la indagación sobre el acceso
a tiempos diferentes a través de la creación artística.
La transposición dirigida por Osías Wilenski hace especial énfasis en la preocupación de Juan por el tiempo.
Según Yuri Lotman, “el cine cuenta con amplias posibilidades para transmitir los distintos tiempos del verbo
presente.” (Lotman, 1979: 106) Siguiendo con esta línea, luego de interrumpir un show Juan cita
textualmente una frase del cuento de Cortázar: “esto lo toqué mañana.” La repetición con desesperación de la
misma frase alarma a los asistentes que no pueden encontrarle sentido. Sin embargo, Juan introduce una
reflexión sobre el acontecimiento artístico que superpone distintos tiempos alterando la habitual percepción
temporal. El presente, pasado y futuro del suceso se entremezclan por medio de la música dando lugar a una
experiencia efímera imposible de atrapar en el tiempo.
Además, en la película se remarca la relación dicotómica entre el crítico conservador y el artista ligado a la
vanguardia desde las primeras imágenes. Luego de que Juan toca el saxo en un bar, se va caminando solo bajo
la lluvia mientras que Bruno llama un remis. En el modo de relacionarse con las mujeres también se
distancian debido a que Juan tiene sexo con sus groupies en tanto Bruno procura descansar y recomienda
“sacar el sexo de la cabeza” porque lo entiende como un desorden moral. La rivalidad que manifiestan ambos
hombres por Alba (Inda Ledesma) como objeto deseo es detectada por ella misma que señala: “tuviste ganas
de espiarme pero no te animaste. Juan me hubiese matado de vergüenza.” También se diferencian
físicamente, Juan es desalineado en su aspecto personal, en cambio Bruno es mostrado como el estereotipo
del intelectual, viste de traje y porta anteojos.
La relación antagónica entre Juan y Bruno se evidencia, al igual que en el cuento, en sus distintas
concepciones del tiempo. En la mitad de la película Wilenski muestra el inicio del relato de Cortázar, es decir,
cuando Juan enfermo recibe a Bruno en su casa para contarle que perdió el saxo. Durante esa secuencia tiene
lugar una interesante reflexión por parte de Juan sobre el tiempo que se abre a múltiples posibilidades.
“Pasado mañana es después de mañana. Mañana es bastante después de hoy. Hoy es mucho después de
ahora” asegura Juan en una especie de revelación existencial producto de los delirios ocasionados por la
fiebre y las drogas. Juan, representante de Aión, le critica a Bruno, ligado a Cronos, no hacer más que contar el
tiempo y ponerle un número para medir todo. Asimismo, culpa de su malestar a estar pendiente del tiempo.
Para concluir, en la secuencia que relata la anécdota de la distracción en el métro de París, Wilenski recurre a
la técnica del flashback para mostrar en imágenes la sucesión de recuerdos. Aunque Bruno nuevamente
intenta medir el tiempo diciendo “cambia en un minuto” y tratando de contabilizar la experiencia en una
duración equivalente a dos minutos, Juan asegura: “dos minutos por tu tiempo”. De esta manera, no sólo se
diferencia de Bruno, una vez más, sino que plantea que la percepción del tiempo es subjetiva, es decir,
depende de cada persona.
› A modo de cierre
En el presente trabajo hemos analizado la película El perseguidor, dirigida por Osías Wilenski y basada en el
cuento homónimo escrito por Julio Cortázar, desde distintos aspectos. Por un lado, abordamos la estética
rupturista similar en ambos dispositivos. Consideramos que la indagación de índole existencialista atraviesa a
la obra literaria de Cortázar desde el título hasta la construcción de los personajes. Se halla también en el
diálogo intertextual con el poeta galés Dylan Thomas, ampliamente citado en distintas circunstancias, y en los
pasajes del Apocalipsis.
Asimismo, enmarcamos al film realizado por Wilenski dentro de una pequeña ola vanguardista que tuvo lugar
en la década del sesenta en consonancia con las innovaciones del cine de su tiempo. De esta forma, el director
se sirvió de recursos técnicos para lograr trasladar en imágenes y sonidos los planteos filosóficos del relato
inicial. Igualmente, hemos visto la influencia del jazz en el estilo literario de Cortázar y la importante
presencia de la música en la versión fílmica.
Por último, detectamos la utilización de distintos tiempos en el cuento que contraponen a las nociones de
Cronos y Aión, representados por Bruno y Johnny respectivamente. Cortázar incorpora una distracción propia
en la narración, con una concepción del tiempo diferente, como disparador de su creación artística y la del
protagonista. Finalmente, en la película Wilenski retoma la inquietud sobre la temporalidad propuesta en el
cuento concluyendo en que la percepción del tiempo es subjetiva.
Bibliografía
Anchou, G. (2005). “La pequeña ola”. En España, C. (director), Cine argentino. Modernidad y vanguardias
(1957/1983). Buenos Aires, Fondo Nacional de las Artes.
____ (2014). Julio Cortázar. Clases de literatura: Berkeley 1980. Buenos Aires, Alfaguara.
Domínguez de Rodríguez Pasqués, M. (1993). “Montaje intertextual en ’El perseguidor’ de Julio Cortázar”. En
Arancibia, J. (compiladora), Literatura como intertextualidad. Buenos Aires, Editorial Vinciguera.
González Riquelme, A. (2002). “La máquina musical en El perseguidor de Julio Cortázar”. En Acta Literaria, nº
28, 33-44. En línea: http://www.scielo.cl/pdf/actalit/n28/art04.pdf.
Neifert, A. (2003). Del papel al celuloide: escritores argentinos en el cine. Buenos Aires, La Crujía.
Verón, E. (2009). La semiosis social: fragmentos de una teoría de la discursividad. Barcelona, Gedisa.