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24 Mujeres Poetas Hoy

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24 MUJERES

POETAS HOY
(Breve selección)

Colección
Aljaba

Imaginante
editorial
24 mujeres poetas hoy / Nélida Arp ... [et al.]. - 1a ed. - Tres de Febrero :
Imaginante, 2019.
132 p. ; 20 x 14 cm.

ISBN 978-987-8313-27-6

1. Antología de Poesía. I. Arp, Nélida


CDD A860

Edición: Oscar Fortuna.

© 2019 de sus respectivos poemas: Nélida Arp, Liliana Corredera, Gabriela


Delgado, María Cristina Di Lernia, María Marta Donnet, Elena S.
Eyheremendy, Raquel G. Fernández, Ana Guillot, Isabel Victoria Krisch,
Inés Legarreta, Graciela Licciardi, Elisabeth Luna Dávila, Adriana Dirbi
Maggio, Mariel Monente, María Paula Mones Ruíz, Nora Patricia Nardo,
María Magdalena Pascual, Alicia Pastore, Cynthia Rascovky, Marita
Rodríguez-Cazaux, Edda Sartori, Ivana Lorena Szac, Teresa Vaccaro, Mirta
E. Venezia.

©2019 de esta edición: Imaginante Editorial.


2019 - Editorial Imaginante.
www.editorialimaginante.com.ar
www.facebook.com/editorialimaginante

Impreso en Argentina / Printed in Argentina.

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, bajo cualquier


método, incluidos reprografía, la fotocopia y el tratamiento digital, sin la
previa y expresa autorización por escrito del titular del copyright.
PALABRAS PRELIMINARES

“No olvidéis que la poesía


si la pura sensitiva o la ineludible sensitiva,
es asimismo, o acaso sobre todo, la intemperie sin fin….”
Juan L. Ortiz

Desde esa intemperie imperecedera nos desnudamos en este


libro cada una de las poetas que nos hemos atrevido a decir.
Para Platón, la mejor definición de pensamiento es el diálogo
interior y silencioso con nosotros mismos, y al mismo tiempo un
diálogo con los otros. Pero decir que somos un diálogo equivale
a decir que también somos un silencio.
El diálogo con la poesía implica el peligro de una apertura y
confrontación con ese espacio de diálogo y silencio.
En ese lugar la poesía nos envuelve dentro de su órbita y nos
desgarra al poner en palabras buena parte de nuestros miedos.
Las 24 poetas que componemos este libro respondemos a este
desafío: abrimos la boca a la vida porque el decir poético que
es terrible, peligroso, maravilloso y extraño, a la vez nos en-
frenta a algo que de tan respetable se vuelve temible. Un tipo
especial de peligro que nos resguarda de nuestra propia des-
protección.
La poesía se vuelve entonces uno de los refugios más preciados
para sostenernos en aquella “intemperie sin fin” que nos men-
cionara Juan L. Ortiz.
María Marta Donnet
(Compiladora de la obra)

7
POESÍA ESCRITA POR MUJERES
(DESDE 1990 HASTA EL PRESENTE)

La muestra de poemas que se publica a continuación, incluye


textos de algunas representativas poetas mujeres que han sido
publicadas desde el año 1990 hasta el presente.
En otros tiempos, el rol de las mujeres fue simplemente una
síntesis de los roles que les otorgaban los hombres.
Después, se produce un movimiento donde la mujer, también
a través de la literatura, se dedica a tratar de esclarecer su iden-
tidad y a dar forma a una cierta y verdadera cosmovisión per-
sonal.
Desde entonces, la literatura escrita por las mujeres fue cre-
ciendo en la misma medida que la mujer ampliaba su nivel de
actuación social.
Así sucedió que esa literatura abandonó los estereotipos here-
dados y pasó a incursionar en lo político/social y en muchos
otros temas, como por ejemplo, la desacralización de las rela-
ciones afectivas y el sexo.
La producción poética general que se viene desarrollando entre
nosotros, con muy ricos y variados matices, nos muestra una
marcada preocupación por desentrañar los interrogantes que
plantea la realidad inmediata.
Esta profunda actitud indagatoria, se resuelve en la poesía es-
crita por mujeres, a través de personales fórmulas expresivas de
gran valor testimonial, en las que encontramos notables líneas
de gran coincidencia respecto a las rupturas formales y la ela-
boración de las imágenes.

9
En esta breve Selección se tratan cantidad de temas muy varia-
dos. Yo diría que en especial esta poesía se propone una pro-
funda reflexión sobre la condición de la mujer y los nuevos
mundos que se crean a partir de su particular mirada.
Por otra parte, esta poesía nos muestra una gran variedad de
tonos: dramático, sereno, apasionado, contemplativo, ceremo-
nial, etc. También hay autoras que incorporan en sus textos
personajes de la cultura popular, la pintura, el cine, la literatura,
la música.
En relación con las técnicas empleadas, vemos que por mo-
mentos se recurre a la suspensión de frases, juegos semánticos,
las repeticiones, el resquebrajamiento del discurso, etc.
Y se nota una inclinación hacia lo confesional, hacia la mito-
logía de la conciencia colectiva y muchos importantes sucesos
históricos.
En síntesis, la poesía escrita por mujeres desde los años 90 hasta
hoy, de manera muy amplia y variada, incorpora a la poesía ar-
gentina contemporánea, una mirada aguda, personal y total-
mente original, que la enriquece.

Amadeo Gravino
(Compilador de la obra)

10
Nélida Arp
Nació y vive en Bs.Aires; publicó: Interior y Fugaz, Cuarto in-
termedio, El sótano de cristal, Habitaciones Disponibles y El hielo
y la Luna. Cursó seminarios tratando la obra de J.L:Borges y
cursos de (literatura) dictados en extensión universitaria en
UADE, de poesía en UNSAM y de artes plásticas con el maes-
tro Jesús Romero.

Rito

Seda y luces para seducir a la muerte.


El sol se desangra, las voces quiebran el aire,
la arena es una capa bordada de presagios.
El destino, un animal herido.
La tarde se aleja en un remolino de sangre.

11
Hoy y mañana

Sobrevivir en el olor de los jazmines.


En una tardía mariposa negra.
En el sueño infinito, soberbio, incompartido.
Pensar que no llegaré tarde a mi destino.
Revelar una antigua cábala a la memoria futura,
al obstinado olvido.

12
Camino

Está allí la estrella blanca, envuelta en un círculo rojo,


brillante espejo de fuegos lejanos.
Rueda una gota de plata azul en el cosmos,
iluminando mundos.
Las carrozas de niebla detenidas en un paisaje de hielo,
mientras los desterrados y los pájaros negros atraviesan el Sol.

13
Canto

La espada de jade corta la noche mientras cien espejos


disputan la Luna.
Bajo su luz blanca una clepsidra canta las horas y
los centauros cruzan el río cargando estrellas.

14
Retrato

Sorprende este rastro de estrellas azules,


cuando un escalofrío se triza en la sangre
y un camino de diamantes opaca la mirada.
En la frente una cruz de arena y una espina de plata.
Sobre piedras heladas, sobre las palabras,
como un sello de fuego.

15
Liliana Corredera
Profesora en Letras, docente y poeta. Nació en Bahía Blanca y
reside en Buenos Aires. Participó en la Antología Poética por
los 25 años del Café Literario “Antonio Aliberti”. Con su obra
urbana obtuvo el Tercer premio en el Concurso 2017 de poesía
inédita organizado por la Fundación Argentina para la Poesía.
Participa en diversas actividades culturales.

cuerpo palabra

vereda de superficie blanda


cuerpo de loba
pone el deseo ahuecado
en la patria de la mano
en el muslo
en la cocina del brazo
junta el animal en el ombligo
risa en la humedad
junta a los otros en la espalda
en la cintura
en los codos del mercado
sostiene el ojo en la palabra
en la espera
aún cuando el zarpazo
humilla la mesa
de manteles azules
16
lentejuelas

los ovarios lucen verde


no hacen lobby
en pasillos oficiales
se reproducen al calor
se vuelven embriones
bandada
no son de aliento corto
sacuden la jaula del despojo
dejan marca en el reloj
vibran al ritmo del deseo

nos ponemos lentejuelas


y la calle
la calle es verde

17
el Moyano

párpados caídos
donde guardar la borra de la historia
la vida que no
el descariño hirviendo
como el agua de un amanecer

el piso se arrastra por las suelas


la ventana mira el vidrio de los ojos

otra pastilla
para que la caída del sol
no pegue fuerte
para escribir solo
otro día más

18
artrosis

mi abuela tenía dedos deformados


amasaba patios consuelos y malvones
empujaba el pedal
y otoñaba delantales
en la orilla de la mañana
batía el hambre
con nudillos hinchados
asustaba a monstruos del tiempo
y el desamparo

19
nosotras

tuvimos que cruzar


la cinta del pelo largo
el temblor huérfano del cuerpo
el crustáceo miedo
el allá dudoso
arrugamos el cuerpo de semillas
tuvimos que maniobrar el deseo la trampa
trabajar en la frontera
pulir uñas buscar patios
hacer paisaje con el agua crecedora
mantener a flote el músculo coraza
curarlo

20
Gabriela Delgado
Organizó, entre otros, el Encuentro Latinoamericano de Poesía
“Reunión de Voces” .Dirige el taller de poesía “Juego de pala-
bras”. Ocho poemarios editados: Perfiles del alma, AguaLuna,
Destinatario, La vida es otra cosa, Borra de café, Los colores de la
sombra, Orilla de mujer y Bocacalle. Está incluida en antologías
en Argentina y el exterior.

Arcano

La mano tiene un gesto de rutina


mientras intenta demorar el instante,
ese ilusorio propósito
de retener lo que se ha ido,
de dibujar lo que nunca llega.
No existe desván donde apilar recuerdos
ni escritura que alambre los territorios ganados.
Todo ha quedado en el bostezo del tiempo,
en un recoveco plomizo de la historia
y se va astillando de olvidos.
Cada espacio fue saqueado
por el arcano de la muerte
y no hay pieza de plata
que nos reingrese a la senda.

21
Cántaro

Es todo lo que queda de aquel cántaro:


la oración del sediento,
el temor del fuego
y una cavilación de raíces.
Fue molde y útero para la vida,
vasija de sal para el hambre,
ronda de manos en la noche.
Sobre un arenal de centurias,
yace su barro hecho pedazos,
sin siembra, sin cosecha,
en un fallido intento de agua.

22
Sin despedida
A Lily

Y de un solo golpe ya no estás.


Te mudaste, como una desconocida,
al otro lado del vidrio.
Del canto y la risa
únicamente queda pasado.
Fuiste apilando las averías
para el derrumbe,
sin boleto de regreso.
El sol se volvió contrario a los dioses
y la ironía fue daga.
Mi mano, a este lado,
va perdiendo todo rastro y perfume,
sin remedio frente a la ruina.
Rostro y voz se vuelven inabordables
en una confusión de relámpagos.
No sé qué palabra usar
para un estrujamiento que no entiendo.
Ignoro qué pesar exhibir
frente al tótem de la furia
ni qué silencio guardar frente al vacío.

23
Sin camino

Sueño que me nombro


y me convoco al resplandor
de una puerta entreabierta,
al universal juego de la vida,
al blando recodo del diluvio,
a la morada fortuita.
Me sueño azar y destino,
duermevela de los días,
resumen de mí,
allí, al borde del paisaje,
sin poder dar el primer paso.

24
Milagro

Uno permanece allí,


en ese rincón inhallable
de cada esquina,
sin ver, sin mirar, sin buscar.
Las tijeras del tiempo
podan los días sin un estribillo memorable
y la vida corre falta de incendio y luces.

De repente,
sin previsión alguna,
el amor nos bautiza
con un verbo inesperado.
Junta las coordenadas
de dos que no se conocían,
imanta los ojos del delirio,
rearma los fragmentos,
pone huellas en el aire.
Y esos dos,
sin siquiera pensarlo
se encuentran, casi al descuido,
para siempre.

25
María Cristina Di Lernia
Abogada. Escritora. Tiene seis libros de poemas editados (uno bi-
lingüe español/italiano). Integra quince Antologías (poemas/en-
sayos). Premios en poesía, cuento y ensayo; 1er. Accesit en
categoría notas técnicas del CONICET (Bioética / Bioderecho).
Por trayectoria: Lobo de Mar a la Cultura, MdP, 2014; Pluma de
Plata SADE Mercedes, 2016; entre otros.

Estrellas

“... No sé qué hacer con mi melancolía;


Ya no sé de qué hablar. Estoy cansado...”
Roberto Themis Speroni

Suelen apilarse ideas en mi frente


a las puertas de mi corazón
sobre la mesa de hierbas
en mis ceremonias paganas
en el vino.
En el mismo vino por el que digo
y hago lo que siento.
Y en la plegaria que retomo noche a noche
rogando no pensar nada
que confunda a las estrellas.

26
Sin techo
“... lean para vivir”
Gustave Flaubert

Ahora mismo debe estar, incorpóreo casi


entre los muros del viento
con su colchón y su manta y su almohada
fecundando historias.
Se lo ve íntegro, ausente y hasta feliz, diría.
Tiene un libro en las manos
y uno siente que entre ambos hay línea directa.
Cuando cae la tarde y bullen rondas
en los bares cercanos,
el hombre y su libro relucen
a cielo abierto
bajo el techo insondable de su propia historia.

27
Aunque lo sepas
(a Mora)

No encuentro palabra que te nombre


necesito un sustantivo que resuma la sangre
los mil y un días de la Luz.
Tal vez porque Sos parte de la Altura
lo indecible que alojará en lo humano.
Estás llegando y necesito un vocablo
que sea solamente Amor
para recibirte apenas desprendida del Todo
restaurando el linaje
construyéndote huellas de mujer
y el Tiempo que recorrerás mientras una,
al menos una de tus células
nos mantendrán de pie.

28
El gran mago

“¿Te he visto alguna vez? Fue en Granada


... Entonces Te sentí:
en la calma del Albaicín a medianoche ,... “
Guillermo Pilía

Cuéntame la historia del Gran Mago


llegado a sostenerte el alma,
desvanecer desazones,
aliviar tus pies exhaustos de cargar pensamientos.
Háblame del sortilegio de Su Voz
mientras sólo Ustedes sucedían,
del instante en que Lo Viste en el centro de tu Esencia
aguardándote.
Cuéntame cómo fue el instante en que Te viste.

29
Una sola voz

Una sola voz.


Ni la tuya ni la mía ni la de ellos.
Una convulsión armónica
de frecuencias intermedias
entre la liviandad del arpa
y la voracidad del trueno
gestada en la laringe
del hombre universal.
De todos. Visceral. Simultánea.
Amamantada por milenios
de insensatez y ojos cerrados.
Parida por un dolor arcaico
silenciado, inaudible.
Una sola voz
bastaría para que temblara el mundo.

30
María Marta Donnet
Nació en Carcarañá (Pcia. Santa Fe) 1956. Escritora, Poeta y
Narradora. Tiene publicados seis libros de poemas: Colección
de máscaras, Altramuces, Orgía de ángeles, Abejas sobre la tumba,
Tiempo de Ciruelas, y La longitud de mi infierno. Y un libro de
microficciones: De lengua tibia.

Hilos de brea (Haiku)

Hilos de brea
humedecen la noche
en sus mejillas.
————

Ansia de otoño
sueña la golondrina,
sus alas caen.
————

Anoche seguí
el cauce del arroyo
y encontré su canto.
————

Un niño orina,
sonríe el atardecer
detrás del rancho.
31
¿Por qué la lluvia
huele a tierra mojada,
o es el otoño?
————

Viaje de agua
en una boya de sal,
y el infinito.
————

Ella, la niña,
bosque y árboles mansos.
La fiera acecha.
————

Reza el mendigo
de la noche hasta el alba
un sueño de pan.
————

Ángel albino
en la flor del almendro
detrás, el azul.

32
Ayer abracé
a los niños dormidos
fui sal y agua.
————

Un mar en celo
camina entre el ocaso
y la eternidad.
————

Mece en la lluvia
la mujer su misterio.
El agua calla.
————

Mi vida roba
un espejo a la muerte
para encontrarme.
————

Camina ella
pisando sus despojos
hacia la noche.

33
La luna llena
esconde un mar sin agua
dentro del manto.
————

Un ángel mojado.
¿Es tan sólo temblor?
¿O son sus alas?
————

Barco sin vela


en la noche naufraga,
arrecia el viento.
————

Una inocencia
despierta en el poema
al nacer la voz.
————

Éste otoño
huele a tierra mojada
como la lluvia.

34
En la cocina
apio, puerro y albahaca
al mediodía.
————

Sólo se oía
el color de la luna,
inevitable.
————

Tienden las redes


el niño y el pescador
bajo la niebla.
————

Canta el otoño
primaveras y soles,
las hojas caen.
————

Lavan la ropa
esas manos arrugadas,
y la intemperie.

35
Elena S. Eyheremendy
Obra: seis poemarios, dos de ellos bilingües español-francés y
varios ilustrados por Soledad Agüero. Premios: recibió entre
otros Ier Premio Facultad de Filosofía y Letras UBA (1981);
Beca de Perfeccionamiento en París (1995); Premio-Edición
de Agrupación R. Walsh y Centro de Estudiantes de Filosofía
y Letras (2001); Mención Honorífica Bienal (2008).

Grafito y dolor entre dos abismos

El dolor es un agua que no se pierde.


Jacobo Fijman

Apenas inclinado bajo la noche sola,


un solo objeto fluye religando abismos.
Por debajo de los gestos urdidos,
sólo el grafito del propio devenir
y el dolor que cimienta.

Lo demás está quieto:


Le han bebido la sangre para darle un reposo.
Sólo el dolor perdura y te apuntala
/ Equilibrista /
Casi parece eterno.

De Nocturno para el Equilibrista, 2014.

36
Doliente, dichoso y big ogre

Cómo duele / Doliente / tu paisaje


calcadito de Beckett.
Duele tu escena muda,
donde sólo ocurre que anochece,
mientras vos / tan simplemente trepas
sobre tu Cuerda mínima.

Y repites tu gesto hasta que caes,


o que la Noche cae
y arroja sobre vos su voz extraña.
Porque Godot no llega / y vos a cambio
solamente atinas a encaramar los ojos
al paso enrarecido del Paseante Dichoso.

Pero siempre es de Noche en tus heridas,


el Invierno intimida y todo huele mal:
La soledad te espanta con su teatro mudo,
en cuyas negras celdas se alimenta un Big Ogre,
al que a veces llamamos Desasosiego.

De Nocturno para el Equilibrista, 2014.

37
Solo del funámbulo

Pero ¿qué hacer con quien está a la deriva cuando el


agua invade los gritos que ya nadie escucha?
¿qué hacer con la mano que se escapa del poema y se
alza desesperada para manotear la playa, sea cual
sea, pero siempre lejana?
Alberto Szpunberg

No te duermas / Nocturno /
que tal vez puedas hoy
un tantito correrte el antifaz
por debajo de los lamentos;

y lueguito semblantear por los indicios


si nuestro Equilibrista podría hallar cobijo
en la impostura de estas pocas sencillas poesías
arrojadas a mis fauces de Lobo.

Pero por piedad antes de que nos hinque el diente


el impreciso monstruo Desasosiego / ese
que se come a los chicos desigualmente hambreados /
y cuyo ojo pegado a las rendijas escudriña sus Noches.

Ya no te duermas vos tampoquito / Noche /


cántanos tu Nocturno del Nómada Africano,
tu Solo del Funámbulo que duerme
en la calle que duerme entre cartones.

De Nocturno para el Equilibrista, 2014.

38
Mamita en el balcón de la tarde
a Enriqueta Uriarte, mamita
Madre
e s l a m u j e r q u e e s p e r a,
aun sabiendo que su hijo tal vez no vuelva;
y cuida de sus R o s a s en su balcón poniente
–como reza Pesoa– y camina y lee y sobrevive,
por si él viniera un día, alguna de estas tardes,
a tomar unos mates y contarle sus cosas;
y, cada día, se sobrepone y lucha
por conservar su estado;
y, cada día, entreteje y s u e ñ a
cómo podrá narrarle –nomasito en silencio–
las estrellas que ella pudo vislumbrar en los espejos.
Aunque,
esmuchomásprobable
que el hijo no llegue a escuchar su congoja;
y, si un día pasara por el barrio, cuando pase
–si pasa–, acaso él sólo l e v a n t a r á l o s o j o s
a su balcón poniente y hará tal vez un gesto
amoroso con la mano, que más tarde la madre
podrá utilizar para regar las R o s a s
de su e s p e r a.
Como la p e n i t e n t e
M a g d a l e n a del C a r a v a g g i o.
Con poco más o menos sus mismas ardientes lágrimas.
2019.
39
Balcón diminuto entre las plantas de mayo

¿Adónde te escondiste,/ amado, y me dejaste con gemido?/


Como el ciervo huiste,/ habiéndome herido,/
Salí tras ti, clamando, y eras ido.
San Juan de la Cruz
Hoy, en un rinconcito
del balcón diminuto, entre las Plantas de mayo,
casi como a escondidas de mis carceleros,
te estoy leyendo a ti ahora:
Y Somos;
mientras, en otro lado,
atesoro papeles y ediciones,
como quien quisiera preservar
las experiencias del Amor.

Tantas ha habido,
tanto Amor nos ha habido hay habrá, mi Dios.
Nació y murió y aun así,
vivito y coleando,
una vez más renacerá mañana.
Ya verás, vos sólo espérame:
yo ya voy llegandito
para hablar contigo
y abrazarnos.

De Soledad de las Partituras, 2017; Iª reimpresión 2018.

40
Raquel G. Fernández
Nació en Avellaneda, provincia de Buenos Aires. Es autora de
los poemarios Ojos que miran el cielo, Revelaciones, Todos los
hombres que me amaron, Hermano, La antigua enfermedad del
otoño, Cierta condición nocturna, Como nosotros (cuadernillo),
Once upon a time (bilingüe castellano/italiano), Interrumpidas,
Pretty in Pink, Goodbye, Norma Jeane, Un rayo a tiempo y Ena-
guas de encaje rotas.

Eau de parfum

Vos sabías desordenarme.


Sabías tocarme ahí
donde nacían todos los olores,
donde el poema más feroz comulgaba
con el dictamen de la sangre,
y yo mugía como un barco o como un trueno,
y relumbraba como un pájaro acostado
en la línea más caliente del verano.

(Entonces mi cuerpo era una nube, un cuadro,


una siesta, un libro de misa,
un lápiz azul mordisqueado en la punta
y sumaba todos los perfumes
porque yo era todas las cosas).

Desnuda, entre tus dedos,


era el olor del Universo.
41
Romper una flor

El cuerpo cruje, se quiebra


como un vestido de vidrio
que suicida mariposas
en su penosa transparencia.
No sabe de príncipes rociando con almíbar
los encajes del himen,
de cuartos amoblados con relámpagos,
de repulgues secretos para iniciar el fuego.
Clava sus uñas en el cielo, se desnutre en gritos,
se conduele en derrumbes de sangre y orina.

(Romper una flor es romper el verano;


romper una mujer es tatuarle
la orfandad en los huesos,
extender un mantel en su vientre
para que cada noche el amor cene ausencia).

42
Brujas

Frotándonos como piedras para hacer el fuego


alumbramos la noche.
Somos el verano reventando en las uvas,
la ascensión al cielo del vino.
Somos árboles desnudos
que no se avergüenzan de sus ramas.
Danzamos y la luna nos da de comer sus gritos,
sus sobresaltos de lechuzas.
Danzamos y somos lobas hermanas de bosque,
eslabones de una única cadena,
pétalos de la misma flor de miel y lana.
El miedo es un depredador que no nos toca.

Rodamos hacia el beso de la hoguera


con los dientes abiertos.

43
Candy Darling en su lecho de muerte

Muchacho. Muchacha. Pájaro.


Criatura sobrenatural
a la espera de la oscuridad,
la boca fragmentada
en pequeños gestos de sed,
el corazón flotando
en la memoria del humo.

Muchacho no. Muchacha no. Pájaro.


Repatriando la sangre doliente
-el abanico de leucemia que se cierra
sobre su cuerpo feroz como un poema
entre ceremonias y vapores-.

Las Muerte es una dulce excusa


para desnudarse hasta los huesos.

Y brillar.

44
Terrones amargos

Debajo de la palma de mi mano


la intemperie aúlla
su itinerario de fresas ácidas.
Un eclipse de pupilas,
una luna que se rompe en la garganta,
el pelo sucio de muerte.
El frío que viene. El frío.

Él hace un pozo cerca del macizo de calas


(van a dolerle todos los huesos esta noche
y los huesos serán su excusa para desvelarse
por el animal muerto).
Yo deshago terrones amargos
y lloro sin levantar la voz.

Sangra de corazón el jardín,


cada vez más triste.

45
Ana Guillot
Ha publicado libros pedagógicos, seis poemarios, una antología
personal y una novela (“Chacana”, 2012). También el libro de
ensayo “Buscando el final feliz (hacia una nueva lectura de los
cuentos maravillosos)” (2014). Ha sido invitada a participar de
encuentros de poesía, foros de reflexión y en universidades de
su país y el exterior. Ha sido traducida a diferentes idiomas.

detrás del vidrio busco


los ojos parentales
la filiación dolorosa de esta guerra
-¿hay alguien ahí?- pregunto
mi abuela se levanta
silenciosa y de negro
como un corifeo lastimoso
quiere decir, no puede
los muertos no retornan
con palabras
mi abuela se toca el corazón
yo canto lo que calla
para que no se lo coma
nadie

46
elegir podría ser
la manera de llevar la corona
con el cabello suelto
y sin que pese

traspasar el espejo y entender el revés


para que venga
por detrás de la bruma
la imagen

/cuando sea de día


habrá de despertar
en una jaula abierta
como una oruga
a punto de lanzar su flecha
sobre la hoja fresca del almendro/

47
ella arroja la flecha
y va
el corazón ahí

ella arroja la flecha


dispone la plena aceptación
del núcleo
y del verde del núcleo
y la flecha va y va

(en el verde soy yo


la que unta su carne
con el cielo)

48
ninguna sombra hay
más que la de ella
y el desierto es inmenso como una lucidez

/una intransigencia de sí misma


intentando tensar
las cuerdas del laúd
la servidumbre sagrada de este cuerpo/

49
la rama (o su reflejo)
el hombre (o su reflejo)
los cuerpos triangulados

la copa (o su reflejo)
¿la barca o el naufragio?

el oro bajo el agua


en pleno río

50
Isabel Victoria Krisch
Es argentina (1953). Estudió Letras, Geografía, Corrección Li-
teraria y realizó una Tecnicatura en Escritura Narrativa. Es au-
tora de seis poemarios: Cruzar el Lodazal, Que se rompa el
amarillo, Entre la roca y el aire, Apenas una línea, roja, La Casa,
y La Cobra en la Corona (Poemas egipcios). Se dedica a la escri-
tura de Historias de Vida.

I
dicen que rota la torre todo cambia
que conviene –en realidad– limpiar el reborde
para salvar la herida
que la escala entre tierra y cielo
es el esfuerzo la transformación

dicen que por más sólida que esté


el rayo la parte y
que mucho se pierde en la caída

digo que los restos aún desintegrados


se eternizan
que los sólidos ladrillos el vértice
las columnas quebradas
el impulso por subir
el polvillo azuzado por el viento
una palabra y un pincel

51
digo que nada desaparece
aunque el fragmento se trastoque
las astillas se diluyan

digo que los precios son varios


pero el espíritu transmuda
en alegoría
en curva rama de olivo que crece
y se perpetúa

II
un sonido de bosque noble
guía la huella y la esparce
arrullo naranja que confunde al río
en lamento de azahares
hay olor a carne quemada
a hombre corteza
a pie perpetuo que camina solo
que proyecta la tristeza de no ser

desde aquí el tímpano alcanza


un velo gris entre nubes una lágrima ungida
desde aquí asciende un sabor lacre
un principio viril abatido
garra y raíz de llanto como un eco

se ha quebrado la mansedumbre
aunque se cubra el rostro
y es portadora de sabiduría la madera
aunque devenga en cenizas

52
aunque ya no pueda tener
el mismo sabor
la miel de esa colmena
que fabrican otras abejas

desde aquí las almas


como en enjambre
pueden oírse todavía

III
la intimidad del amarillo
reclama el centro vital
allí donde la línea negra
impone el equinoccio

sobreviven los fantasmas


a la tormenta de color
en el ángulo boreal de la imagen
invaden con su influencia
el mobiliario mientras
la figura se consolida en el caos

se instala un no
al sur de todas las almas
entretanto la cruz reposa
sobre el féretro
y hay vestigios del todo
en cada milímetro
como estelas de la nada

53
desde la magnificencia de las formas
hasta la menor entidad
el cuerpo se ha desmembrado en la doctrina
el ánfora aún contiene los restos

IV
la vigilia antecede al brote de la creación
el vacío se manifiesta en el inconsciente
y el hambre despierta a los demonios
invariablemente se hurga con desesperación
entre aquellas sombras
en busca de la verdad amordazada
es un apetito que empuja a descifrar las profecías
o la necesidad imperiosa de develar incógnitas
cada matiz estético nace
de un ovillo meandroso
que desanuda en torbellino
los secretos las circunvoluciones
que permite la sanidad del inconsciente
el vómito espontáneo de las entrañas
donde las palabras son mudas y
los colores ciegos
es allí donde se escarba
en el reverso de uno mismo
en las puntas de los dedos
y en los extremos de los ojos
es allí donde se encuentran
las iniquidades las ausencias
la vivienda del alma fisurada
y entonces
los millones de fantasmas
nos dan respuestas
54
V
por eso escribo pinto
atrapo entre la palabra el color de la historia
juego con los fantasmas
las ánimas indecisas
y las exhorto a que griten
a través de mi voz
de la paleta genuina y mascarada
para que salgan se hagan notar
de entre sus neblinosas huellas
porque están y soportaron
el mansillar de sus nombres sus pieles
sus uñas y sus encías
el saqueo la vergüenza el riego
desmesurado de su sangre

por eso escribo pinto


reclamo con ellos la tierra
lo que les pertenece
y los incito a que salgan
de sus huecos de sus tumbas
de esos hondos recintos oscuros
que reclamen que protesten

por eso pinto y escribo


porque vengo de allí
porque soy uno de ellos

Todos estos poemas pertenecen a un libro inédito, cuyo título es:


“QUEJIDO OCRE” - Isabel Victoria Krisch- 2019.

55
Inés Legarreta
Nació el 30 de junio de 1951 en Chivilcoy (pcia de Bs As).
Tiene 7 libros de narrativa publicados: En el bosque, Su segundo
deseo, La Dama habló, El abrazo que se va, Tristeza de verse lejos,
La turbulencia del aire y La imprecisa voz que me sueña. Tiene
4 poemarios publicados: La puntada invisible, El jardín desco-
nocido, Una gramática para mis sueños y Un amor doméstico y
oscuro.

Viene el agua desde dónde


hubo un cielo
y se cae en las baldosas en los canteros en los rosales
tan suave
como música alejada en la memoria
de algo feliz
que no vuelve.

56
Estás herida -me dijo-
y de sus manos se abrió la misericordia
fue tan extraño
él está siempre en el barro revolviendo basura
no busca belleza
para escribir
encuentra en la fealdad
versos
pero en aquel momento
sentados a la mesa de un café
fuimos ángeles.

57
No sé qué hacer con un hombre
desesperado
su amor pálido me saca de las casillas
anda entre las ruinas y se ríe y llora
pero cada tanto
deja caer
perlas
y yo amo las perlas.

58
Anoche
la tormenta feroz
golpeaba ventanas y puertas
corrí
a cerrarlas
una mujer dando vueltas por la casa
descalza y en camisón
otro remolino
incomprensible
que al fin
miró la lluvia anegar el patio y los canteros
como un mar doméstico y oscuro
como el fin del mundo.

59
Nos reíamos mucho
discutíamos mucho
el brindis era somos amigos
no sé si sólo éramos amigos
cuando lo mataron lloré tanto
y me dio miedo
después se murieron otros amigos
en cierta forma aprendimos a ser golpeados
jóvenes
algunos llegamos a viejos él no
¿seríamos amigos hoy?
no lo sé
me acuerdo de algunos gestos palabras ironías
y creo que sí
quizás me engañe
pero no más que entonces.

60
Graciela Licciardi
Es Argentina. Tiene 12 libros publicados: 2 de cuentos, 6 poe-
marios, 1 Novela, 1 libro de motivación de desarrollo personal,
1 de Obra de Teatro y 1 de Cuentos infantiles. Recibió la Faja
de Honor de la SADE en 1997 en cuento. Su novela Lágrima
hueca obtuvo Mención de Honor del Fondo Nacional de las
Artes. Directora de Enigma Editores, coordina junto a David
Sorbille el Ciclo Cultural MISTERIO Y PALABRA en SADE.

no es posible desandar el camino


vivir para atrás
desparir a los hijos
gozar en las penas
cachetear los recuerdos
revivir a nuestros muertos
no es posible acallar las injurias
destruir las derrotas
retorcer el destino
inhumar las mentiras
recobrar las cenizas
no es posible borrar cicatrices
quitarle las vendas al miedo
al dolor a la angustia
poner sepo a palabras hirientes
desviar culpas de lo que no se hizo
no es posible

61
otorgar la caricia no dada
en el tiempo preciso
des-amar lo tocado
con la piel con el alma
no es posible
disecar una lágrima
volverla hacia adentro
no es posible
tanta cosa imposible
y sellar este poema

una cama es solo un acecho


la acostumbrada criatura que se ofrece
amplia confortante
me desafía

y yo

arrebato al abandono
su atracción más trágica
y permanezco de pie
neciamente
satisfecha

62
parece que fue ayer
cuando ocupaba en mí
el lugar del para siempre
un corazón con alas rotas de tanto empecinamiento
aguijones de caricias disimulando el horror
sin darme cuenta

las cigarras enchastraban la noche


y repetían incesantes
no es verdad que te ama
no te necesita
o tal vez sí

como el murciélago a su cautiva


la muy estúpida yo
la muy bella de los sueños
la omnipotente idiota

que cosía agujeros de nada

parece que fue ayer


cuando ocupaba en mí
el lugar del para siempre
y duele tanto

todavía

63
escribo inclinada
en mi falso destierro
enterrando mentiras
de palabras pomposas

escribo memoria de niebla


en pasajes oscuros
y la vida y la muerte
disparan miserias
momentos inciertos

escribo porque sí
escribo
para darme en un verso
aunque fuera uno solo
la esencia incansable
el núcleo lo eterno
un centro de abismo
en que la palabra caiga
y que sea en un todo

lo impreciso que ciega


que corroe la espera
de colores no dichos
de paisajes vacíos
64
soy testigo del grito de los pobres
que atraviesan caminos empedrados por tristezas

del infinito encaje de sombras


de sus vidas
del plato sin nada
de la indiferencia
del agua seca cortando la garganta soy testigo
de protestas cenagosas
de inflados vientres
enjutos huesos soy testigo

soy testigo de la desaprobación del rico


del canto salvaje

del ancestro
del indígena
del hambre
del glorioso vacío soy testigo

de las torcidas calumnias heredadas


del infinito grito de los pobres
del derrumbe

soy testigo

65
Elisabeth Luna Dávila
Nació en Lobos, Provincia de Buenos Aires. Actualmente vive
en CABA. Cursó estudios de Derecho en la UBA, es counselor
y traductora de francés.
Editó los poemarios Las Huellas de la Sed, Oráculo de amantes
y Algo de Mí. Participa en Gente de Letras, Asociación Ameri-
cana para la Poesía y forma parte de la mesa directiva de la Fun-
dación Argentina para la poesía.

Alfarero

El hombre camina
sobre barro sin voltearse.
Como un alfarero deja huellas,
empareja sus pasos
hasta andar solo.
Cada pisada
es una nota de vida
que anida entre corcheas
el canto de los pájaros,
mientras entrega su amor
por el camino.
Barro y hombre,
reloj acompasado,
esculpen cada instante.
Si la huella se hunde,
él se hunde en la huella,
66
clava sus pies
como una estaca
que lo atraviesa.
Esculpe dolor
y alas para volver a nacer.

Poema

Voló,
sus alas jugaban
en un profundo claroscuro.
Voló solo,
esquivó rayos de sol
incandescente.
Perdió el rumbo.
Voló en medio
de un azul cielo
espejado en el mar.
Lo abrigó la espuma del fauno.
Voló,
sus plumas buscaron
al viejo pino
donde yacía su enramada.
Voló
hacia la inmensidad
de la palabra.
67
Lo inasible

Soy la que amó


moldear la vida entre sus dedos,
la que dejó sus huellas en la urdimbre,
y cultivó al sol en su regazo.
Aún duelen las cosas que no entiendo
cuando la soledad se mece silenciosa
horadando la cuna … vacía.
Late el grito callado de mi pecho
desbordado en su cauce vital
hasta la desazón de lo inasible.

68
Pies desnudos de distancias

Flota un pentagrama
en mi garganta.
Esta piel
enciende bocanadas,
rayos que esculpen misterio.
Oigo crepitar
la alabanza ocre del otoño
bajo mis pies
“desnudos de distancias”.

69
Hay días

Hay días intensos


en los que estoy
a cuatro metros del suelo,
a medio párpado
de una lágrima.
Otro perfil,
sentires que se asoman
sin llegar a poner
los pies sobre la tierra.
Lo cotidiano
es sólo una impronta
del orden que marcan las horas.
Espejos que descubro
en mis frondosas ramas
bendecidas por baños de Luna.
Escenas lejanas
que me arrancan sonrisas, ternura.
Así me quedo
con esa sensación de amor
escuchando a Charles
en el combinado del comedor.

70
Adriana Dirbi Maggio
Es argentina y porteña. Anda de visita por la narrativa, el en-
sayo y el discurso académico, pero su casa es la poesía. Publicó
seis poemarios individuales: Te doy mi palabra, Borrador de eter-
nidad, Estrategia de la víctima, Caballo de aire, Resonancia poé-
tica e Imposible poema color salmón. Textos de todos los géneros
que frecuenta comparten con otros autores antologías nacio-
nales e internacionales.

S/T
El poema (…)
dormirá
hasta volver a la primera plana
de una retina.
Mauro Rastelli Polanco

Este poema se autodestruirá


mientras lo leen
y será otro agudo y vertical
como un descenso a los infiernos
este poema no tiene nada propio
sino tus ojos los paisajes que los pueblan
tus palabras
es un gesto en el aire
una chispa
en el agua quemante de tu fuego

nada quedará de él salvo las ascuas


en el íntimo volcán de tu desamparo

nada
salvo el riesgo
de esa mota de ceniza en tu solapa.
71
S/T

pronuncia suavemente “alondra”


como si tu lengua volara
podría quebrarse
volverse polvo de vidrio
dejar de ser palabra

no la rompas
“alondra”
podría afantasmarse en sonido
dejar de ser pájaro

72
S/T

La sombra de mi madre / tiende la ropa


Flora Levi

Cruza mi infancia
la sombra de mi madre.
La atraviesa.

¿Dónde estaría Madre


en ese entonces
que mandaba su sombra
a atravesarnos?

73
Di sección

A Diva Agar Méndez


Por la magia de las coincidencias

Di minuto y simula tu tamaño atemporal


sobre la tierra.
Di vulgar y avergüénzate de ser procaz
a los cuatro vientos.
Di sentir ¿podrás así explicar
la pasión por las fronteras?
Di vagar y atraviesa el camino
con la bohemia de tu fantasía.
Di verso y finge dominar
con una línea afilada
al ejército de la intolerancia.
Di vino y bébete todo el cielo
a fondo blanco.

74
S/T

toda palabra que decimos o callamos,


lleva adentro la soledad del hombre
Henry Alexander Gómez

se pone a veces un vestido de plumetí


o de gasa celeste
y pasea asida
al brazo del aire

a veces un pantalón
con pañuelo en el bolsillo
o una túnica de flores de manzano

viste los trajes


del mundo
para tapar el silencio de sus grutas

mortaja de cenizas mañana


para todas las soledades
del retorno

la palabra

75
Mariel Monente
Argentina (1961). Compiladora, correctora. Obra: Donde
anido, (2011); Cordel, Lo que precipita, Sombra de cóndor, Su-
tura, (2014); Acaso lo fugaz, (2015); Casa ciega, (2016); Pró-
xima aparición: Hay ojos en el agua, Ediciones El Mono
Armado, (2019). Publicada en España, Portugal y Argentina
en varias antologías de poesía y cuento.
Contacto: marielmonente@hotmail.com.

Ama de la noche

Cono de sombra

Camino en la sombra
como una gata hambrienta
buscando una rama que escape del ladrido
¿qué nos ha vuelto animal fiera erizado resplandor?

Hay umbrales zaguanes pequeños conos de sombra donde


brillar los ojos.
Agazapada en un reparo, observo llegar tu silueta dibujada
por la bruma.

La distancia un salto inesperado una zarpa de goce

intentando someterte, sólo para saber

otra vez dónde está el amo de la noche.


76
Brasa

No ha de perderse aquello
entregado a la brasa.

Soplamos suavemente
en el íntimo cuarto
arden voces hambrientas
un silencio acorralado vibra y se agiganta.

Tu mano

Lentamente extiendes tu mano


impúdico gesto
quita la corteza
¿cómo llegó este remolino este girar hasta el extremo?
desenrosca grita la piel
el tacto crea cada punto calma que se inicia.

77
Mi regreso

Ya no digas te conozco
(afán por hurguetear en las heridas)
no las hagas sangrar
sé que he de lastimarte
hubo sutura
y hay un regazo seco donde huirlas
dejalas así
o sopla suavemente
sobre ellas
(sé que voy a lastimarte)
una cicatriz
anuncia
mi regreso.

78
El mar de tus ojos

En el mar de tus ojos, agua de todos los nombres,


mi voz se quiebra y dispara
la carrera sin sentido buscando respuestas.
*
No conozco
los genitales que tocaste
y fueron una flor en tus manos.
*
Ignoro la brusquedad
el filo de mis huesos,
ignoro la palabra nunca,
la palabra siempre.
*
Cada día me pregunto,
¿qué fue ese torbellino en la sangre,
ese bramido?
Feroz embestida de mi lengua
impiadosa yo desconocida.
¿Un abismo ignorado?
¿Un regazo de hiel?
Finjo perdonarme
y caigo.

79
Señuelos en el mar

Desde lo alto vimos


se encendían,
señuelos en el mar,
y casi sin aliento
preguntabas ¿Dónde está el cielo?
Sé que tu memoria
es una estrella viva que rasguña el pecho.

Perdón, no sé fingir.
Llegamos sin querer
y nos quedamos demasiado.

80
María Paula Mones Ruíz
Poeta argentina, nacida en Bs As. Publicó: Piedra, papel, o
poema! (2004); Calle Blanca, (2006); La clave, (2008); Poemas
para la miopía y otras visiones, (2009); Avepoesía, (2010); Solfeos
de la piel, (2012) Jarras de Sequía, (2016). Obtuvo la Faja de
Honor de la SADE Poesía, 2011. Integra la C.E. del Grupo
Literario Marta de París.

Jarras de sequía

Jarras de sequía pesan


sobre mi tierra fértil de ausencias.
Vuelos del pensamiento desplantan las fechas
de este itinerario de viajes y de árboles.
Y es que uno piensa, en la palabra tiempo
cicatrizante en gotas que seca y borra, lentamente
los ojos del almanaque, el nombre de los días.
Hoy haré un brindis sin copas
con un riego vidrioso en las fechas que no grito,
para que no pesen ya en mi tierra
las jarras de sequía.
Para que crezca alto, el Árbol del Adiós
que está bajito.

81
Cinco servilletas

Sobre la mesa de domingo


cinco servilletas blancas.
Platos humeantes, tiempo detenido
cuando la mesa abría sus brazos
con la protesta consabida
por la demora en presentarse.
“Me caigo y me levanto” -decía-
nuestro padre. Y nosotros
tan hermanos. Y la mesa
tan madre.

De Jarras de Sequía
Summa Poética, 2016.
Edit. Vinciguerra.

82
Bonsai

Acarició la copa del bonsai


como se acaricia la cabeza de un niño
o de un anciano.
Le habló del otoño y los secretos del alba.
Y hubiese querido ser bonsái, pero
sólo redujo sus raíces hasta palpar el exilio
dormir sin ojos, soñar la Nada.
Frente al marco blanco pintó a ciegas la Luz
para despertar a la sombra del Comienzo
y regar el Árbol de la Vida
según sus estaciones.

De Jarras de Sequía
Summa Poética, 2016.
Edit. Vinciguerra.

83
Este día

Este día es bajo -me dije- mientras trataba de elevarlo


trepada a mis recuerdos de bolsillo.
Aprisioné en mi mano
tiempos y latidos sin límites de gozo.
El día me creció unos centímetros.
Se instaló en el hueco de mi palma
para desperezarse y sentirse alto
próximo
al poema.

(Inédito)

84
Mariposa de luz
A Roberto

Sé de tu mano que custodia cada noche


el lenguaje del giro de mi cuerpo.
Sé cómo se besan en la boca los silencios
y el descanso activa conexiones
de reencuentros inmediatos o lejanos.
Tenemos
una mariposa de luz en cada párpado:
si acaso la vida, si acaso la muerte
olvidara nacernos.

Boletín Mensual, La Fundación, mayo 2019


Fundación Argentina para la Poesía.

85
Nora Patricia Nardo
Nació en Buenos Aires, Argentina en 1957. Lic. Ciencias de la
Educación. Poeta y ensayista. Jefa de Redacción y Responsable
de la Sección Educación de la Revista “Generación Abierta” -
Letras-Arte-Educación- (1997). Co-conduce el programa ra-
dial "Generación Abierta en Radio” (2007). Obra publicada
en Poesía: Relatos de la piel (2010); Pretextos de la oscuridad
(2012); Umbrales Posibles (2016).

Pasos

Esos primeros pasos


cancelados
encierran
el misterio de la vida.

Extraños moradores

En las noches un escalofrío


corroe el alma
me pregunto
quiénes moran en mi cuerpo.

86
Lágrimas

La inmensidad del mar se rinde


ante esa sola lágrima de amor
y desborda

de Relatos de la Piel

Mensajera del agua

Ella se sabía principio y ocasión


alma fundante del amor, fuente del placer
sostén de las caricias
razón y origen de la pasión.
Ella se sabía causa y motivo
delirio efervescente, deseo incontinente
frescura peligrosa, manantial
equilibrio y arrebato.
Ella se sabía ardiente
libertada y enamorada, rocío
lucecita incandescente, remolino
línea de fuga, mensajera del agua.

Inédito

87
Atardecer II

En esta indómita tarde de dioses que deliran


devoro estos instantes infinitos
ayeres de suspiros, latidos estremecedores.
En esta indómita tarde de brincos y gacelas salvajes
existo de tanto amarte mi amor, más allá del olvido.

Atardecer III

El crespúsculo retiene nuestros nombres


sin que el sol pueda extinguir
la diáfana claridad que nos envuelve
claridad chispeante, apasionada
infinita, claridad atascada en tu belleza.

Inéditos

88
Atardecer IV

Sobre nuestros cuerpos reclinados


un éxtasis sin final se anticipa
cae tibiamente la tarde
anuncia este conjuro eterno,
el poema atesora tu fragancia.

Anochecer II

Nuestras manos inquietas apuran el deseo


enredan el delicioso fruto
manosean el paraíso tan cercano
mi corazón se acelera impaciente
la luna envuelve nuestras sábanas.
En este instante de mariposas desvergonzadas
el cuarto huele a jazmines recién cortados…

89
Amanecer I

Me desprendo de los cansados días


me demoro en tus labios sabrosos
me pierdo en esta eternidad de luna.
Olvidando las prístinas letanías
la primera lucecita del día asoma
estreno nuevo sol, nueva vida.
El aire anda vistiéndose de dicha
reluce en tu boca toda la mañana
tanta belleza rociada de cantos de ríos.

Inédito

90
María Magdalena Pascual
Es argentina y porteña. Profesora de Castellano y Literatura.
Escribe poesía, narrativa y trabajos académicos. Ha participado
en antologías y obtenido premios en diferentes certámenes. Pu-
blicó en 2018 el poemario Punto de inflexión. Co-dirige el
Ciclo Literario Me pájaro y me vuelo con la escritora Adriana
Dirbi Maggio.

Transitando intransitivos
“y en un momento me lluvio
y caigo finiiiita”
Adriana Dirbi Maggio, Sintaxis de ocasión.

en esta primavera me lluevo


con esa lluvia mansa de una tarde de mayo
me renazco en cada pétalo de una flor
que vocifera fucsias en su idioma azaleo
me retrocedo niña correteando jardines
heridos los tobillos por los bordes de piedra
me respiro borracha de naranjas maduras
me vivo en las camelias y en la sangre
que corre en cada brote verde
la tierra toda aúlla su parto lumbre y cielo
en esta primavera
es delito desoír
el llamado del erke
91
Mutismo

el mar escucha atento


el secreto que el sol develará
antes de su partida
las acacias los plátanos
manchan con ojos verdes el cemento
se burlan de su espalda ocre y gris
a lo lejos las casas bajas
ríen con dientes blancos
su sencilla chatura
más lejos aún
desde la cruz erguida
como un mástil solitario
en medio de las dunas
Verbo que un día se hizo carne
Cristo enmudece
enigma de la hora

92
Aguamarinagris

A María de la Concepción Rovira

viajo en útero tibio


los traspiés se amortiguan
el camino pedregoso
se vuelve río llano
hay látigos que sueltan
lenguas impiadosas
dardos que intentan
penetrar la piel cobija
estás y no
desde hace años
sin embargo
nada me falta
nada me empuja
al infierno tan temido
nada logra clavarse
en mi entraña
cuando tus ojos
aguamarinagris
me salvan del abismo
siempre
madre
93
Besos que restañan

boas ardientes las lenguas


avanzan baba y misterio
manos puente
piernas pórtico
pechos gruta
se abre una corola en el ocaso
ensangrentada
entre espinas resecas
un sol enamorado
se ahoga lentamente
en el azul marino
la enciende con su yesca
desova agravios del pasado
en el vientre del agua

94
Como aspas de molino

Dale al aspa, molino, / hasta nevar el trigo


Miguel Hernández, El silbo del dale.

El fuego sigue al fuego


y no se quema.
Ojos buscan a Anteros
alas de mariposa
para vengar desdenes.
Las aspas giran giran.
Muele moliendas molinero
en el molinar.
Remolinos de amor y desamor
tu molinada roja.
Las aspas giran giran
Imán torrente lava.
Borbotea el deseo.
Abismo y cielo.
Dale que dale dale.
Vuelve el molino.
Giran las aspas giran.

Nunca un encuentro.

95
Alicia Pastore
Buenos Aires,1949.
Tres libros, algunas antologías, difundo poesía desde un caos
lúcido, en blogspot, youtube, ivoox y página en Facebook.

no se sale ileso

no se rasga
la hondura

si no se llena el ánfora
de deseo

antes

en el breve instante
que dura
un fósforo
encendido,,,

96
lo que yo quería
decirte es lo que nace
con el día

y de pronto
uno cae
y busca un huequito
donde acomodar
la palabra
y decir
lo que nace con el día

pero ya es tarde
y nada nos devuelve el alba
el sitio exacto
donde estábamos

y nada nos devuelve


lo que nace con el día,,,

97
los ojos de la vieja
resbalan
de asombro
por un instante
que sólo ellos ven

son testigos únicos


de un tiempo
sin contornos

de una parra
dando a luz
sus racimos,
del dulzor
de la leche tibia
de los higos,
de un girasol
que hubiera pintado
Van Gogh

por eso la vieja


no quiere volver
y todos dicen
que anda perdida,,,
98
ser la voz
que exige el don

para llevarlo
hasta el abismo
de la carencia
toda

y ahí sí
que muestre
su pericia,,,

99
nadie sale
de aquí
con vida

y las parturientas
dan a luz
todos los días

omitiendo
este detalle,,,

100
Cynthia Rascovsky
Nació en Buenos Aires, Argentina, el 18 de julio de 1974.
Publicó parte de su producción en medios gráficos de habla
hispana y a través de distintos sitios de la web. Su primer libro
Seduce-me fue publicado en diciembre de 2011 por editorial
El Mono Armado. También con esta editorial publica su se-
gundo libro en el 2015, Bipolar Las bocas del diablo.

Carneros

Sobre aquellos carneros


dejaré mi espalda arder

y secaré las manchas de piel


en esos labios intimistas.

Entonces con olor a hembra


me iré desnuda
como aquellos muertos

y exageraré mis uñas


en los infiernos
que mis bocas penetren.

101
El quebranto de la rosa

Van cayendo como cristales


un matorral de desquicios
una estela cañada
un rojo polvoriento.

Van cayendo cristales


la cabeza habla de la muerte
de las hojas y del quebranto
humo en los pétalos
en el antojo de la llama.

Es en esa flor y en el desamparo


la morada que se destiñe.

Van cayendo como cristales


no se resigna a su caída
un redimirse gestando capullos
un sendero de llagas y maleza.

El final inevitable
y una parábola

inmolando los silencios.

102
Vacíos

Seguramente habrás visto estupendas hembras


tal vez tales equilibristas de la noche.

Fueron bocas y lenguas de fugaces cometas


cumplidos de copas y habanos trasnochados.

Fábrica de mentiras en pechos agujereados


gesta de espermas sin importancia.

Seguramente habrás visto estupendas hembras


tal vez maravillosas nadadoras
de la nada.

103
Ojos de humo

Fantasmas trasnochados
árboles desquiciados de ficciones
pernoctan en la calvicie de la luna.

Bajo los ojos vencidos de humo


se aparenta el fúnebre día.

Las mujeres de piernas ligeras


los hombres de cóctel ahogado
se sumergen en la sed de la noche.

Los amantes de piel hambrienta


desnudan sus melancolías
caen con la cabeza mutilada
en el cántaro sueño de los perdidos.

La calle bosteza, sopla sangre


y un deseo animal
habita en las bocas.

104
Qué me van a hablar

Qué me van a hablar de huesos rotos


de los gusanos enfiestados en la roña.

Qué me van a hablar de pecadores


de tumbas abandonadas sin flores ni perdón.

Qué me van a hablar de mal de amores


de la vida y sus obstáculos.

Qué me van a hablar de hijos no paridos


de llantos y gritos.

Qué me van a hablar de poesías decorativas


de palabras en su gramática perfecta.

Qué me van a hablar de mi vida


del pensamiento y juicio según el ombligo.

Qué me van a hablar cuando solo sostengo mi alma


y un corazón quebrado
renaciendo en el escombro de mis ojos.

105
Marita Rodríguez-Cazaux
Nació en Buenos Aires. Es autora de: Los niños y las niñas de la
emigración gallega; Cartas de éxodos y lejanías; Las voces de los
niños emigrantes; Historietas, personaje, figura y voz; Dulce María
Loynaz, canto a la poesía fértil; Carlos Penelas, fecundidad del
pensamiento lírico; De amores y desamores; Del glamour a la cié-
naga; Las amantes son rubias; Poesía Congregada; Pasos Desnudos;
Luz raída; Pulso sensual; Escote abierto; Exilio en sepia.

Niña de la noche

La noche es una cáscara lúgubre.


Agoniza de estío
el estertor filoso sobre las calles.
Una niña
perdida
desde violado útero
naufraga su existencia en un paraíso nauseabundo.
La triste flor de su mirada
otea una estrella fugaz
para rogar deseos imposibles.

Nada por ella hicimos en las revoluciones,


y hoy,
-solamente-
conoce el esqueleto de la noche.
106
Amor

Nos madruga,
nos arroja de la cama,
nos mete en el espejo,
espabila el agua de la ducha,
el sorbo de café.
Nos mueve en laberintos por el día
y marca cada gesto,
los enigmas,
las orillas.
Arenga el estertor del miedo
y de la dicha.
Aventura mapas en la tierra del cuerpo,
tartamudea inútiles preguntas.
Nos exilia en el credo del beso.
Nos mete en la cobija.
Nos bosteza.
Nos desvela. Nos sueña.
Nos entierra.

107
Milagro

En un rincón
está esperando una brisa sutil,
una brisita leve,
que este anochecer, como al descuido,
sin que lo sepas,
ha de rozarte.

Habrá de pasar al costado de tu cuerpo


cantando el perfume de tu nombre.

Los milagros se acuestan sobre sueños,


enardecen de imposibles.
Y logran
que una brisa sutil,
una brisita leve,
pueda cruzar el universo más universal
desde esta mesa de bar donde te pienso.

108
Obsequio de quebradura

Agazapada en la esquina,
bajo la máscara cuadrada de una baldosa.
Apenas se pisa el instante en que se rompe el esqueleto.
Solo el dolor que tira al suelo, como reptando en tierra.
Y no poder erguirse,
estar tullido.
Ser un cuerpo sin base.
El zócalo en los ojos, mirar al medio el mundo,
por la mitad los hombres.
Sin embargo, descendido,
hay una realidad más nítida que la tomografía:
Antes que consolide el hueso, mucho antes de que la herida sane,
el amigo se inclina y nos abraza.
Lo vemos doblándose en ángulo recto,
los brazos como un triángulos isósceles
elongándose
para soldarnos.

109
Peligro - no pasar

“Cuidado con los poetas cuyos puños


golpean sobre la mesa de los verdugos”.
César Tiempo

Nos miran con recelo


y evitan pasar bajo el andamio.
En mangas de camisa, impresentables,
no somos decorosos.
Carecemos de la flema y el charme obligatorio.
Parecemos un universo mudo,
un oleaje de ovejas (Parecemos).
Ni siquiera hemos contado mil billetes
(Solo contamos en el plato diez fideos
y escondemos el codo del pulóver).
Al cabo de los días
somos muchos más de lo esperado.
Una verdadera catástrofe de hábitos oscuros
(Manos oscuras, pelos oscuros)
mordiendo los talones
del dios que nos mintieron.
Y aún temen
que golpeemos con los puños
sobre la mesa de los verdugos.

110
Edda Sartori
Nació en Buenos Aires. Escribe poesía, narrativa y ensayo. Se
graduó en Letras y se dedicó a la docencia universitaria y al pe-
riodismo. Dirigió y produjo publicaciones, documentales,
muestras interdisciplinarias y programas de radio. Libros pu-
blicados: Los Olintos, La Facunda, Los himnos leves, De esa ín-
dole, Última Sustancia. Obtuvo el Primer premio de poesía,
Celebración Cultural del Idioma Español, Universidad de
York, Toronto, Canadá.

El rapto

I
(Sherezade)

voy arrebatando tu noche y


muero al amanecer
tus fauces me penetran
(ahora soy este tapiz
reptil grano gota de antiguo origen fuente
aguas primeras)
palpito
cada mañana
donde nuestra locura
anida
me trenzo en la avidez de tu crimen que
mi palabra suspende
(mi boca
múltiple
diluye los días)
o es mi atroz parpadeo
en este hoyo de espejos
111
II

(Shariyar)

raptora
(se nutre de mis restos y
despega
de la arena
su irreconocible cabeza)

palpo ya
el furioso sol
lo palpo
menguante

zozobro en tu
mecedura
(ensombrecido pico
garra de tu cíclica mirada)

tropiezo me suspendo

en despojada trastienda
me desnudan desanudan
tus fragmentos
ruinas
miradores
112
III

(Sherezade)

preñado de mí
tu mano cae
pesada
sobre mis
muslos
floto cabalgo sutil bestia de porosos brazos
soy ese
errante
decir
maquinaria informe que repta
esfinge que te inicia en cada atardecer
prendida
voraz
a tu deseo

113
IV

(Shariyar)

prisionero
en un sótano de latidos

tu caprichoso ojo
me devuelve
a la hambrienta neblina

tu noche me ensaña

cómo permanecer
en tu voz
desvanecida

desvirtuado mar
que rasga
llaga
mi memoria

114
V

(Sherezade)

(ya
el crepúsculo
atesora
mis entrañas)
despoblada en el sol
reanudo la desdichada búsqueda de mí
me derramo en
tu vacío
no me reconozco
otras voces
habitan
tu ensueño

115
Ivana Lorena Szac
Nació en 1980, Buenos Aires, Argentina. Es docente de nivel
primario y estudiante en Artes de la Escritura. Sus libros pu-
blicados son: Gritos en mis ojos (2009); Tabaco y mujeres para
la luna (2012); La noche es una mujer que duele (2014); La
Furia del mundo (2017). Actualmente conduce Palpitando Poe-
sía, programa cultural que se transmite en vivo por Facebook.

En el patio

Cuelgo la ropa
acomodo las macetas
una al lado de la otra
remuevo la tierra
saco hojas amarillas

mi madre se fastidia
cuando cae agua
ella no sabe
que mis ideas son capullos
florecen y mueren
en atardeceres efímeros

a papá lo veo poco


desde que se fue a un campo
a sembrar girasoles.

116
A mi madre, Delia Glustein

No alcanza
con vernos en fotografías
mejor es transitar la vida
tomadas de la mano
sentadas a la mesa
recordando los nombres
que pasaron por nuestra historia
no somos gotas de agua
pero nos parecemos
somos mujeres guerreras
viviendo en la piel de lo real

las dos heredamos rasgos


y valentía para vencer a las bestias

las dos tenemos miradas necesarias


que extrañan a un mismo hombre.

¿Es hereditario el amor


o se adquiere cada día?

117
“Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya no serás para mí”

Idea Vilariño

Ya no viviré con vos


no lavaré tu ropa
no te cocinaré

no habrá casa que nos habite


ni caminos que nos unan

no hubo un amor verdadero


demasiadas señales nos separaron

no volveremos a estar juntos


nunca más recorreré tu cuerpo
nunca podré perdonarte

no insistas
no golpees mi puerta
no muestres “tu piel de cordero”

ya no nos pertenecemos
todo quedó en el pasado

ya no quiero nada
el “no” es absoluto

ya no.

118
Perversión

Mientras él tomaba mate


la miraba jugar con sus muñecas
le pedía que se las muestre desnuditas

cuando estaban solos


él era su rey y ella su reina

la llevaba a la cama
acariciaba su cuerpo pequeño

ese hombre
la amenazaba para que callara

cada día
a esa niña le dolía la piel
quería gritar, olvidar todo

miedo solo miedo

la misma escena en otros juegos


y creció su odio por él

de adulta
no pudo borrar esas manos
que violentaron su existencia.
119
A Sylvia Plath

Detrás de la puerta
el escándalo
la locura enredada en sus ojos

la violencia retumbando en las paredes

a veces el amor no alcanza


y los recuerdos mueren como hormigas

ella se perdió
en espejismos de neblina
en la traición de cada noche

sólo supo
arrastrarse hacia la muerte.

120
Teresa Vaccaro
Nació en la Ciudad de Bs. As. en 1955. Obras Publicadas en
poesía: Donde la vida va y El tiempo, ese astuto farsante; en lite-
ratura infantil: Los Cuentos de La Tere. Antologías poéticas: Rap-
sodia, Nocturno y El Mundo en Voz. Antología - ensayo: Poetas
sobre Poetas.

Kronos

Así te descubrí, sin rendirte,


en el borde de la copa,
en el templado filo del día,
compañero que habitas los espejos
con furia y eterno frenesí.
Totalitario y liberal,
inseguro y resuelto,
pasado, presente y futuro
del crepúsculo y la aurora.

Así recibí tu vuelo diáfano,


imprescindible plegaria en mi sangre,
prisión luminosa.

121
Esbozo de Vincent Van Gogh

Noche estrellada.

Atardece.
Todo fluye, se mezcla, se duplica.
Giro.
Pierdo la conciencia.
Caigo en cintas de moebius,
en laberintos de caracol.
Laten mis sienes.
El corazón se acelera
y sangra el vértigo en la boca.

No hay armisticio para la sinrazón.


La obsesión de una liebre
azuza el timón del tiempo.

122
Un corazón abierto

Como un río este decir,


contar la historia desde el fondo,
desde las entrañas,
desde donde duele más.
Desde un puño cerrado
o un corazón abierto.
Hay un niño que duerme en la calle
y sueña una charada.
Su historia tiene un único argumento:
el desesperado deseo de crecer
y ser hombre.

123
Inmigrantes

¿Cuál fue el atractivo, la esperanza


que buscaban del otro lado del mundo?
¿Qué viaje interno
los cautivó por lo desconocido?
¿Un deseo intangible de ciudad naciente
que alimentaban sus retinas?

Tal vez haya sido el simple impulso


de tramar la aventura,
la propia huella.

124
Las siete de la tarde

Justo a las siete de la tarde


una mujer canta, una mano pide ayuda,
la angustia reclama tregua,
la piedra, espacio.

Justo a las siete de la tarde me encadeno al poema,


atravieso el laberinto y camino sobre la ribera
por si un mensaje dentro de una botella
emerge del mar para salvarme.

125
Mirta E. Venezia
Nació en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, es poeta. Psicó-
loga social formada en la Escuela de Enrique Pichon Rivière.
Integra diversas antologías nacionales e internacionales. Publicó
su poemario Pasionaria en 2011. La temida palabra en 2013
en co-autoría con Marisa M. García. Los espejos, de editorial
Leviatán en 2017, es su tercer libro de poemas.

Border

Apenas adivino tu sombra


sin embargo
camino dormida sobre tu hogaza
rastreo con la mano
el mechero de tu voz
tu hueco insondable
en la espesura lábil.
Me arrodillo al borde de tu piel
y te succiono.
Apenas adivino tu vientre
sin embargo
fulgura como cisne
de pétalos blancos
mientras tus brazos
baten alas en mi pecho
como si nos amáramos.

126
Pero sigue durmiendo, vida mía.
Oye mi sangre rota en los violines.
¡Mira que nos acechan todavía!
Federico García Lorca

Eros y Thanatos

¿Para qué hurgar de dónde viene el grito?


¿Pará que mensurar el fragor del estampido?
Si el fusil o la sangre
o los caballos de la deslumbradora belleza.
Si cae perpetuo el Lorca de los puñales
el cuchillito de plata
y la mozuela del río.
Si su rostro/ lirio teñido de carmesí
acecha todavía inserto en el contexto.

La vida está resuelta con hebras de luna y espanto


con agüita dulce
y tierra de serranía
la urdimbre se cuece en olivares
de piel aceitunada y sudorosa
y la muerte no existe.

127
Sin rescate

la noche acapara
los cipreses del huerto
de una mirada enciendo las bujías
es tanta la furia que me arde
tan hondo el agujero del vacío
en mi pecho se esconde una fogata
que nunca amanece
la noche resbala
entre mis piernas
y oscilo al ras del bosque
sin moverme
mi pecho nunca amanece
no puedo rescatarme
de mí misma
la noche platea
-de bruma- el nervio del follaje
-vibran todas mis Helenas-
ahí donde encallan sutiles los espejos
y París es una leyenda.

128
Cacería

Como Diana
salgo de noche sin ballesta.
Hiero el céfiro profano/ que te inunda.
Adivino tu espalda erguida.
Impostada coraza.
Como un animal te huelo.
Si pudiera cruzarte, demiurgo,
voltear tu caballo
contar las costillas de tu vientre desarmado.
Despedazar tu aliento de uvas.
Al filo del alba/ vencerte
con mi jauría de lobas/ sin abrigo.

129
Sutura

he tirado las cartas


del dolor propio y ajeno
he reído hasta el llanto
he rogado a la piedra

hoy decreto mi exilio


del cuerpo que anhela
de las rosas estambre amarillo
de los nísperos ácidos
de los vaivenes del vientre

hoy me circuncido
de única sutura
del único amadísimo nombre
himeneo que jamás será

130
Índice
Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

Nélida Arp
RITO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
HOY Y MAÑANA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
CAMINO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
CANTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
RETRATO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

Liliana Corredera
cuerpo palabra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
lentejuelas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
el Moyano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
artrosis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
nosotras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

Gabriela Delgado
ARCANO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
CÁNTARO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
SIN DESPEDIDA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
SIN CAMINO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
MILAGRO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23

María Cristina Di Lernia


ESTRELLAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
SIN TECHO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
AUNQUE LO SEPAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
EL GRAN MAGO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
UNA SOLA VOZ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

María Marta Donnet


HILOS DE BREA (Haiku) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

Elena S. Eyheremendy
GRAFITO Y DOLOR ENTRE DOS ABISMOS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34
DOLIENTE, DICHOSO Y BIG OGRE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
SOLO DEL FUNÁMBULO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
MAMITA EN EL BALCÓN DE LA TARDE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
BALCÓN DIMINUTO ENTRE LAS PLANTAS DE MAYO . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
Raquel G. Fernández
EAU DE PARFUM. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
ROMPER UNA FLOR. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
BRUJAS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
CANDY DARLING EN SU LECHO DE MUERTE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
TERRONES AMARGOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

Ana Guillot
detrás del vidrio busco. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
elegir podría ser . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
ella arroja la flecha. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
ninguna sombra hay . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
la rama (o su reflejo) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

Isabel Victoria Krisch


I. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
II . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
IV . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
V. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53

Inés Legarreta
Viene el agua desde dónde. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
Estás herida -me dijo- . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
No sé qué hacer con un hombre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
Anoche . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57
Nos reíamos mucho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58

Graciela Licciardi
NO ES POSIBLE DESANDAR EL CAMINO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
UNA CAMA SOLO ES UN ACECHO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
PARECE QUE FUE AYER. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
ESCRIBO INCLINADA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
SOY TESTIGO DEL GRITO DE LOS POBRES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63

Elisabeth Luna Dávila


ALFARERO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
POEMA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
LO INASIBLE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
PIES DESNUDOS DE DISTANCIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
HAY DÍAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Adriana Dirbi Maggio
S/T . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
S/T. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
S/T. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71
DI SECCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
S/T. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73

Mariel Monente
AMA DE LA NOCHE. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
CONO DE SOMBRA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
BRASA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
TU MANO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
MI REGRESO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76
EL MAR DE TUS OJOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
SEÑUELOS EN EL MAR. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78

María Paula Mones Ruíz


JARRAS DE SEQUÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
CINCO SERVILLETAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80
BONSAI . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
ESTE DÍA. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
MARIPOSA DE LUZ. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

Nora Patricia Nardo


PASOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
EXTRAÑOS MORADORES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
LÁGRIMAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
MENSAJERA DEL AGUA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
ATARDECER II. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
ATARDECER III . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
ATARDECER IV. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
ANOCHECER II. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
AMANECER I . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88

María Magdalena Pascual


TRANSITANDO INTRANSITIVOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
MUTISMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
AGUAMARINAGRIS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
BESOS QUE RESTAÑAN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
COMO ASPAS DE MOLINO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Alicia Pastore . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 94

Cynthia Rascovky
CARNEROS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
EL QUEBRANTO DE LA ROSA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
VACÍOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
OJOS DE HUMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
QUÉ ME VAN A HABLAR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103

Marita Rodríguez-Cazaux
NIÑA DE LA NOCHE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
AMOR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
MILAGRO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
OBSEQUIO DE QUEBRADURA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
PELIGRO - NO PASAR. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108

Edda Sartori
EL RAPTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109

Ivana Lorena Szac


EN EL PATIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
PERVERSIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117

Teresa Vaccaro
KRONOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
ESBOZO DE VINCENT VAN GOGH . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
UN CORAZÓN ABIERTO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
INMIGRANTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122
LAS SIETE DE LA TARDE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

Mirta E. Venezia
BORDER . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124
EROS Y THANATOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
SIN RESCATE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126
CACERÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
SUTURA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128

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