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EVO Cuadernillo 3. Guía 7 (Digital) PDF

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…despertar

a la vida
diferente…

Guías de ayuda
para hacer los
Ejercicios Espirituales
de San Ignacio de Loyola
en la vida ordinaria

3
Ignacio Huarte, SJ
Centro de Espiritualidad Ignaciana
Honduras
Guías para hacer Ejercicios Espirituales en la vida ordinaria

EVO – GUÍA DE AYUDA N° 7

PRINCIPIO Y FUNDAMENTO
(Parte 2)
"De Él recibimos todos, gracia sobre gracia"
[Juan 1, 16]

I. Introducción.
1. Lo que S. Ignacio nos propone en el PRINCIPIO Y FUNDAMENTO, es
algo muy serio; y no pensamos en eso todos los días, ni es eso tema de
conversación de nuestras reuniones de vecinos o de los Grupos...
Por eso, además de que no siempre pensamos en eso, también el tema
resulta "denso", fuerte, de mucho contenido y nos sugiere y propone
muchos temas serios para pensarlos poco a poco:
a. El origen de mi existencia: ¿quién me creó?
b. El propietario de la vida: ¿soy yo el dueño de mi vida y la de los
otros?
c. ¿Puedo hacer con mi vida lo que me provoca?
d. El sentido de mi vida: ¿para qué estoy en este mundo?
2. Hasta este momento, puedo pensar que mi vida es “normal”, es
decir que no hago mal a nadie, más bien ayudo cuando puedo hacerlo, y
hasta me sacrifico bastante soportando las dificultades y contrariedades
de la vida. También soy capaz de poner al servicio de los demás, sobre
todo los más necesitados, mi tiempo, y mis cualidades... Por eso, puede
ser que, si me tuviera que poner una nota, una calificación de cómo me
porto como persona y como cristiano... ¡no quedaría del todo mal...!
3. Pero, ahora, cuando estoy avanzando en la experiencia de estos
Ejercicios Espirituales, me comienza a pasar lo que a muchos nos puede
suceder: que tengo que ver mi vida con los ojos de Jesús, que son ojos de
mucha misericordia, de mucho amor y cariño y también de mucha verdad.
Por eso le pido, con insistencia:

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a. "Muéstrame, Señor, mi verdad".


b. "Que me vea, Señor, con tus ojos".
Y pido esto a Dios, convencido y seguro de que no me va a condenar, y
como le dijo a la adúltera, también a mí me dice… “yo no te condeno” y
que tampoco me va a mostrar la verdad de mi vida para humillarme, para
que me sienta mal, sino precisamente para hacerme valer, porque me
aprecia y quiere y puedo así, vivir mi vida más feliz y haciendo el bien a los
demás… “si conocieras el don de Dios” (Juan 4,10)
4. Otra de las cosas importantes que voy a ir comprendiendo y
sintiendo en mi corazón, es que mi felicidad está en seguir cada vez más
a Dios, en pertenecer cada vez más a Dios y a su proyecto, es decir, que
cuanto más pueda hacer su voluntad, me voy a sentir más feliz y realizado
como persona.

II. Meta y objetivo para esta semana.


1. Se trata de que siga profundizando en el Principio y Fundamento de
mi vida: el que hasta ahora he tenido, es decir, aquello que hasta ahora es
lo más importante, lo que me motiva a hacer las cosas que hago... y lo que
le da sentido a mi vida.
Y también que comprenda mejor lo que voy viendo que puede ser el
nuevo Principio y Fundamento de mi vida, en la medida que voy entrando
y viviendo esta experiencia espiritual.
2. Por lo mismo, porque en nuestra vida puede haber un cambio, tal
vez no de actividades, pero sí de actitudes (puede ser que no tenga que
cambiar lo que hago sino el cómo lo hago), tenemos que pedir que
comprenda que los caminos de Dios son diferentes, que esos caminos no
son como los que hasta ahora hemos creído que tenían que ser. Por
ejemplo, puede ser que tenga que pasar, cambiar:
a. De la desconfianza en mí mismo a la confianza en mí mismo.
b. Del miedo a Dios a fiarme en todo de Él.
c. De estar centrado en mí mismo a vivir centrado en los demás.
d. De vivir con miedos y pesimismos a vivir con esperanza.
e. De vivir como esclavo a vivir siendo libre.

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f. De dar a los demás un poco de vida, algo de mi tiempo etc., a dar


mi vida
Y así podemos añadir, cada uno de nosotros, lo que va siendo nuestra
experiencia en cuanto al cambio de actitudes.
Nota: No se trata de que pongamos ejemplos
particulares para entenderlo mejor. Lo más
seguro que cada uno de nosotros conoce a
personas de nuestra comunidad, que viviendo
en situaciones muy difíciles de familia, salud etc.
sin embargo son gente de mucha paz y de
mucho compromiso: de mucha fe, esperanza y
amor... Pedro y María, que viven en silla de
ruedas o Isabel que quiere mucho y cuida muy
bien a su hijo Omar, que tiene una enfermedad
mental incurable.
Nota: Cuando señalamos la materia para cada
día, eso no quiere decir que necesariamente
tenga que hacerse esa oración en el día de la
semana que se señala, sino que es una forma de
organizar la semana. Recordemos dos
recomendaciones de S. Ignacio:
• Utilizo lo que se propone para la oración
“tanto-cuanto”, es decir, si me ayuda
para el fin que se pretende conseguir: la
gracia y el fruto que busco.

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• “No el mucho saber llena y satisface la


persona, sino el sentir y gustar
internamente”. Y como eso es así,
entonces no tengo que estar haciendo
las cosas con apuro y como tarea, ni se
trata de vivir como “en competencia”
(yo hago más que los otros o más que
ayer...), sino que lo hago según vaya
sintiendo la gracia, la fuerza y el ánimo
del Espíritu. Esa es la medida de
aplicación del método y del contenido
de lo que se explica y propone.

III. Texto clave para la semana.


“Me has salvado de la muerte, para que camine
en tu presencia, a la luz de la vida”
(Salmo 56,14)
1. Dios me creó, me hizo su hijo y me está dando la vida en cada
instante, y, además me invita a pasar de la muerte a la vida: eso es lo que
contemplaba y profundizaba la otra semana.
Hoy, voy a recordar todas las experiencias de mi vida, en que Dios me ha
salvado, me ha cuidado, liberado de tantos peligros...
Voy a recordar y hacer memoria de todos los favores que siento que Dios
me ha hecho a lo largo de mi vida... Y voy a tener presente, el bien que
Dios me está haciendo ahora mismo...
Esto me sirve para comenzar la oración de esta semana, que para todos
nosotros es muy especial... porque si algo contemplamos, es
precisamente que: "Jesús nos amó tanto, que se entregó por nosotros"
(Efesios 5,2).

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2. Y vamos a considerar también el plan que Dios tiene para mí, el


"para qué" de mi vida, según lo que Dios piensa y quiere:
"Ya se te dijo,
lo que es bueno
y lo que el Señor te exige:
tan sólo que practiques la justicia,
que ames con ternura,
y camines humildemente con tu Dios"
(Miqueas 6,8)
Voy a revisar, si mi vida va estando fortalecida por estos sentimientos y
estas exigencias de Dios, si es ése mi camino, mi modo de vivir, de actuar
en mi vida ordinaria; no solamente cuando vivo en la comunidad cristiana
o me propongo reflexionar sobre estas cosas espirituales.

IV. Organización y distribución de la oración durante la


semana:
1. Para la oración de esta semana, vamos a seguir el texto que S. Ignacio
nos propone en el Principio y Fundamento y según el modo como él nos
lo propone. Esta guía no indica la materia para cada día de la semana. Por
eso pienso, reflexiono y oro en el orden de algunas frases propuestas por
S. Ignacio de Loyola: “Soy creado para alabar, hacer reverencia y servir a
Dios Nuestro Señor”.
Y por eso, sin concretar nuestra oración según los días de la semana,
organizo mi oración de acuerdo con lo que voy viendo, comprendiendo y
sintiendo en mi corazón.
2. Se dice que nos relacionamos con los demás, con los otros, conforme
a la manera que tenemos de relacionarnos con Dios. Si a Dios le tratamos
con desconfianza, con miedo, con mezquindad... así también lo hacemos
con los otros.
Si siento que Dios me comprende, me perdona, me ama, está
comprometido conmigo, se fía de mí... también con los demás yo procedo
así.

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3. Es muy importante que yo reflexione en esto y revise mi vida de


acuerdo con lo que aquí se dice. Porque si reviso mi relación con Dios, eso
me ayuda a cambiar mi relación con los demás: la gente de mi familia, las
personas con quienes me relaciono en el trabajo, en el Barrio, en los
Grupos...

Soy creado para alabar:


1. ¿Qué quiere decir alabar? Muchos pueden pensar que alabar es
repetir muchas veces y es estar todo el tiempo diciendo: ¡Señor!, ¡Señor!
o ¡Gloria a Dios!...
Nosotros creemos que alabar a Dios es contribuir, colaborar, trabajar por
la gloria de Dios que es su proyecto, el plan que Él tiene para todos
nosotros: Jesús lo dijo bien claro: “Yo vine para que tengan vida y la
tengan abundantemente” (Juan 10,10).
2. Hay un santo que hace mucho tiempo, nos explicó muy bien qué es
esto de la gloria de Dios: Es hacer que todos los hombres y mujeres puedan
vivir, "La gloria de Dios es que el hombre viva" (S. Ireneo).
"La gloria de Dios es que el pobre viva", decía San Oscar Arnulfo Romero.
Por eso, alabar a Dios es igual que hacer su voluntad para que todos
podamos vivir.
a. No alabamos a Dios cuando no le agradecemos el ser pobres, el
vivir en sus manos.
b. No alabamos a Dios cuando no luchamos con nuestra vida a favor
de los pobres.
c. No alabamos a Dios cuando no luchamos con toda nuestra vida en
contra de la pobreza.
d. Alabar es hacer bien, hacer el bien.
e. Alabar es reconocer el bien de Dios en nosotros, el bien de su plan.
f. Y alabar es celebrar este bien en nuestra vida y con nuestra vida.
3. Después de estas reflexiones que nos pueden iluminar y nos hacen
comprender lo que es la alabanza, podemos orar con estos textos:
a. Salmo 50,23: “Ofréceme alabanzas, para darme gracias, y así me
glorificas y sigue el camino recto y te mostraré la salvación de
Dios”.

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b. Salmo 100,1-4: “Reconozcan que el Señor es Dios: él nos hizo y no


nosotros. Somos su pueblo y las ovejas de su redil. Entren por sus
puertas dándole gracias, en sus patios con alabanza.
Agradézcanle y bendigan su nombre”.
c. Isaías 43,21: “El pueblo que yo he formado me cantará alabanzas”.
d. Isaías 61,1-3: “Dios me ha enviado con buenas noticias para los
humildes, para sanar a los corazones heridos, para anunciar a los
desterrados su liberación, y a los presos su vuelta a la luz... para
consolar a los afligidos y darles felicidad en vez de ceniza, el aceite
de los días alegres en lugar de ropa de luto, alabanza en vez de
desesperación”.
¿Es así mi vida? ¿Qué me falta para que yo pueda vivir así mi alabanza a
Dios?

Soy creado para hacer reverencia:


1. Brevemente señalamos algo de lo que puede significar hacer
reverencia: Hacer reverencia es igual que respetar:
a. Respetar el proyecto de Dios: lo que Dios quiere de mí y de mi
vida.
b. Respetarme a mí, con todo lo que Dios me quiere y aprecia y me
hace sentir que valgo.
c. Respetar a los otros, como son, también con sus debilidades y
limitaciones.
d. Respetar los derechos de todos y luchar por su defensa.
e. Respetar sobre todo a los pobres, que son los preferidos de Dios
y los más necesitados.
f. Es, sobre todo, dejarle a Dios que sea Dios conmigo.
Y así no le obligo a Dios a ser como yo quiero que lo sea conmigo, según
mis caprichos, según mi comportamiento, según mis méritos... según mi
buen o mal humor...
Y así no le impongo a Dios que se porte con los demás como yo me porto:
haciéndoles sentir que no proceden bien y condenarlos según mi manera
de pensar y juzgar.

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Y tampoco le exijo a Dios que sea Dios de unos (los que me caen bien) y
no de otros (los que por alguna razón que yo sé, no me caen bien...).
2. ¿Cómo me relaciono yo con Dios? ¿Cómo me relaciono con los
demás? ¿Le tengo miedo, desconfianza a Dios...? ¿Cómo trato a los
demás?

Soy creado para servir a Dios Nuestro Señor:


1. Puede ser que esto de servir lo entiendo mejor. Usamos muchas
veces esta palabra. Servir es, principalmente, estar convencido de que:
a. Dios es mi dueño y, por consiguiente, vivo como un servidor de
verdad y no pretendo ser más poderoso que Él, o tener más razón
que Él ... sino que soy del todo dependiente de Dios. Y así Dios
puede ser ¡mi Señor!
b. Pero no hay que entender mal lo que quiere decir ser servidor de
Dios, porque Jesús nos dice muy claro en el Evangelio: “Ya no les
diré siervos, porque un servidor no sabe lo que hace su patrón.
Les digo: amigos, porque les he dado a conocer todo lo que
aprendí de mi Padre”. (Juan 15, 15)
c. Servir es “ser para los demás” no estar centrado uno en sí mismo.
Esa es la medida de mi servicio.
2. Puedo también para orar, escoger alguno de estos textos:
a. Éxodo 3,12: “Dios respondió: yo estoy contigo, y esta será para ti
la señal de que yo te envío: Cuando hayas sacado al pueblo de
Egipto... ustedes vendrán a este cerro y me darán culto aquí”.
b. Marcos 10,43-45: “…el que quiera llegar a ser grande entre
vosotros, sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre
vosotros será esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha
venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate de
muchos”.
c. Juan 12,26: “El que quiere servirme, que me siga, y donde yo esté,
allí estará el que me sirve”.

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d. Juan 13,12-14: “Cuando terminó de lavarles los pies y se volvió a


poner el manto, se sentó a la mesa y dijo: ¿Entienden lo que he
hecho con ustedes? Ustedes me llaman: el Maestro y el Señor. Y
dicen verdad, pues lo soy. Si yo, siendo el Señor y el Maestro, les
he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a
otros”.

Domingo: El domingo siempre oramos con las lecturas de la liturgia del


día, guardando los pasos y modo de orar de cada día.

Reunión de Grupo EVO:


Siempre, el día de la reunión semanal, preparo lo que voy a comunicar en
el grupo, siguiendo la guía propuesta para este fin.

V. Algunas oraciones.
Padre: me pongo en tus manos.
Haz de mi lo que quieras.
Sea lo que sea, te doy gracias.
Estoy dispuesto a todo;
lo acepto todo
con tal que tu Plan vaya adelante
en mí y en los demás.
Ilumina mi vida con la luz de Jesús.
Él no vino a ser servido, sino a servir.
Que mi vida sea como la de él: servir.
Grano de trigo que muere en el surco del mundo.
Que sea así de verdad, Padre.
Te confío mi vida; te la doy. Condúceme.
Envíame aquel Espíritu que movía a Jesús.
Me pongo en tus manos, enteramente; sin reservas
con una confianza absoluta porque Tú eres... mi Padre.
(Beato Carlos de Foucauld)

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“Jesús, no tienes manos.


Tienes sólo nuestras manos
para construir un mundo donde habite la justicia.
Jesús, no tienes pies.
Tienes sólo nuestros pies
para poner en marcha la libertad y el amor.
Jesús, no tienes labios.
Tienes sólo nuestros labios para anunciar por el mundo
la Buena Noticia de los pobres.
Jesús, no tienes medios.
Tienes sólo nuestra acción para lograr
que todos los hombres y mujeres seamos hermanos.
Jesús, nosotros somos tu Evangelio,
el único Evangelio que la gente puede leer,
si nuestras vidas son acciones y palabras eficaces.”
(Anónimo)

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