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VOCACION MISIONERA DE LA IGLESIA 4h

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INSTITUCIÓN EDUCATIVA : Nº 15079 VILLA MARÍA

PROFESOR : JORGE LUIS SALDARRIAGA MARCELO.


ALUMNO(A) : ________________________________________________________________
GRADO : CUARTO
INSTITUCIÓN EDUCATIVA : Nº 15079 VILLA MARÍA
PROFESOR : JORGE LUIS SALDARRIAGA MARCELO.
ALUMNO(A) : ________________________________________________________________
GRADO : CUARTO

Completa al siguiente esquema:

La misión de Iglesia
La misión de Jesús

fue

En la vocación misionera

es
Hay que

REFLEXIÓN PERSONAL:
Después de la Misa del domingo se realiza el sorteo de la bicicleta que tanto han estado esperando. Sacan el
número ganador y ¡es el de tu mejor amigo, Juan!. Pero Juan no ha ido a Misa hoy. De todos modos, informan
que el que tenga el número ganador tiene tiempo hasta el día siguiente para ir a reclamar la bicicleta, de lo
contrario volverán a hacer el sorteo en la misa del domingo que viene.
Responde ¿Qué harías? ¿Por qué?
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FICHA DE METACOGNICIÓN:
¿QUÉ HE APRENDIDO DEL TEMA?
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¿PARA QUE ME VA A SERVIR EN MI VIDA CONOCER ESTE TEMA?.


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NOTA: TRAER MATERIALES (JABON) CONFECCION DE IMÁGENES DE MARÍA.


MISIÓN DEL REDE

Las dos tinajas

U n vendedor de agua repetía cada


mañana el mismo ritual: colocaba
sobre sus hombros un aparejo que
tenía y, a cada punta del aparejo, amarraba
una tinaja. Después salía camino
del río. Llenaba las dos tinajas y regresaba
a la ciudad para entregar el agua a
sus clientes.
Hay que añadir un detalle importante:
una de las tinajas tenía muchas grietas
y dejaba filtrar mucha agua. La otra
tinaja era nueva y estaba muy orgullosa
de su rendimiento, ya que su dueño
sacaba mucho dinero con la venta del
agua que ella llevaba.
Al cabo de un tiempo, la pobre tinaja
agrietada fue acomplejándose y sintiéndose
inferior a la otra. Tanto, que
un día decidió hablar con su patrón para
decirle que la abandonara por ser ya
casi inservible.
“¿Sabes?”, le dijo muy triste, “soy
consciente de mis limitaciones. Yo sé muy
bien que conmigo tú dejas de ganar
mucho dinero, pues soy una tinaja llena
de grietas y, cuando llegamos a la ciudad,
estoy ya medio vacía. Ya no hay
nada que hacer. Por eso te pido que me
perdones mi debilidad. Compra otra nueva
que pueda hacer mejor el trabajo y a
mí abandóname en el camino. Ya no te
sirvo”.
“Muy bien –contestó el patrón–, pero
hablaremos mejor y con más calma mañana”.
Al día siguiente, de camino hacia el
río, el vendedor de agua se dirige a la
pobre tinaja agrietada y le dice:
“Fíjate bien en la orilla de la carretera
y dime lo que estás observando”.
“Nunca me había fijado –respondió la
agrietada tinaja–, pero, en honor a la verdad,
me doy cuenta de que el borde de la
carretera está lleno de flores. ¡Es algo muy
hermoso!”.
“Pues bien, mi querida tinaja –respondió
sonriente el patrón–: quiero que
sepas que si las orillas de la carretera son
como un bello jardín, es gracias a ti, ya
que eres tú quien lo riega cada día, cuando
regresas del río. Hace ya mucho tiempo
que me di cuenta de que tú dejabas filtrar
mucha agua. Entonces yo compré semillas
de flores de toda clase y, de camino
para el río, una mañana las sembré en la
orilla de la carretera; y tú, regresando del
río, sin saberlo y sin quererlo, estuviste
regando mi siembra. Y así todos los días,
gracias a tus grietas, muchas semillas
nacieron. Los botones se abrieron y, cada
día, gracias a ti, puedo cortar unas flores,
preparar un lindo ramillete y ofrecerlo al
Creador”.
Y el buen patrón, inclinándose en el
camino, comenzó a escoger las mejores
flores del día para ofrecérselas al Hacedor
de todo. Y esta vez la tinaja regó
aún mejor el camino con el agua que se
perdía de entre sus grietas y la que brotaba
agradecida de sus ojos.
No te olvides nunca: todos tenemos
también nuestras grietas; pero Dios
sabe hacer maravillas a partir de nuestras
debilidades, siempre y cuando se lo
pedimos.

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