La Composición Arquitectónica
La Composición Arquitectónica
La Composición Arquitectónica
Introducción
Durante años hemos sido testigos de las apasionadas discusiones que tanto los
contenidos temáticos como los métodos pedagógicos provocan entre los diversos
actores involucrados en las materias de Composición llamadas en ocasiones
también Talleres de diseño.
A partir de esta situación problemática tanto disciplinar como formativa, así como
de hallazgos investigativos anteriores a propósito de las dificultades
epistemológicas que la arquitectura como campo del conocimiento tiene para dar
cuenta de las formas como construye sus teorías, hemos desarrollado en esta
ocasión un análisis teórico-empírico de este fenómeno disciplinar-educativo que
provoca el tema de la composición y que parece ser común en las escuelas de
arquitectura. Al respecto hemos podido clarificar –al menos en parte- una
problemática específica en la praxis de la profesión así como en la transmisión de
su tradición en las aulas universitarias, además de comenzar develar lo que nos
parece una disyuntiva epistemológica que bien pudiera ser el punto de partida
para abordar la cuestión desde una perspectiva más profunda que la sola
recuperación y reflexión de la práctica profesional y educativa de la arquitectura,
por más bien intencionada que esta recuperación y reflexión pudiera hacerse.
El presente escrito, por tanto, tiene el propósito de exponer las tres cuestiones
conceptuales que originan el debate y hacer las preguntas que pudieran
provocarlo. Contamos pues con el análisis de: 1) la problemática epistemológica,
teórica, práctica y educativa de las materias de composición; 2) la disyuntiva
epistemológica que creemos se encuentra plenamente presente en estas
materias; y 3) el cuestionamiento del objeto central de la arquitectura.
Como decíamos arriba, cerramos nuestro escrito con una serie de preguntas a
nivel ontológico, epistemológico, teórico, práctico y educativo, con el objeto
fundamental de proponer la dirección que pudiera tener hoy día la reflexión
académica de los arquitectos en torno de su práctica profesional y de su que hacer
educativo universitario muy a propósito del tema de la composición.
1
Diez del Corral, Juan (2005), Manual de crítica de la arquitectura, Biblioteca nueva ITESO,
Tlaquepaque, México, p. 186
2
Ibídem
3
De forma todavía más precisa “John Weeks ha definido el diseño como unir cosas
para que funcionen”.3
Para nosotros –a la luz de lo que hemos venido indagando- tanto la pasión como
la discusión se encuentran sobradamente justificadas porque en estas materias de
composición vemos que convergen los fundamentos y las dificultades propias de
la arquitectura tanto en términos epistemológicos, teóricos y prácticos, como
educativos.
3
Abercromble, M. L. J. (1971), “Percepción y construcción” en Metodología del diseño
arquitectónico, Ward, Anthon & Broadbent, Geoffrey (Coordinadores), Gustavo Gil SA, Barcelona,
España, p. 262
4
Para situar el aprendizaje afectivamente dentro del interés del alumno, hemos de considerar al
menos los tres tipos de interés que, según Habermas, promueven toda construcción del
conocimiento y que tienen que ver con esta división paradigmática de la epistemología
contemporánea: 1) el interés por controlar la realidad; 2) el interés por comprenderla de manera
holística; y 3) el interés por transformarla o emanciparse a través de la acción de unas ciertas
relaciones de poder. “El saber empírico-analítico –afirma Habermas- puede adoptar la forma de
explicaciones causales o prognosis condicionadas, que se refieren a acontecimientos observables;
el saber hermenéutico (en cambio) tiene por lo general la forma de una interpretación de contextos
de sentido transmitidos”. A estos dos modos de buscar el conocimiento de la realidad, el propio
Hábermas agrega uno más cuyo interés se centra en la emancipación, y cuya herramienta
4
fundamental es la crítica: “la crítica, -postula Habermas- (…) está caracterizada precisamente por
el hecho de que da cabida en su conciencia al interés que guía el conocimiento y ciertamente a un
interés emancipatorio que va por encima del interés cognoscitivo técnico y práctico”. Así pues, en
base a estas ideas de Habermas, podemos afirmar que al menos hay tres modos distintos por los
que un alumno puede decidir hacer el esfuerzo de construir conocimiento. Cada modo –según
Habermas- se sustenta en un interés que subyace la búsqueda y en cada modo la construcción de
conocimiento se aborda de distinta manera: en el interés por predecir y controlar, el conocimiento
se construye buscando relaciones de causa-efecto; en el interés por interpretar y comprender el
sentido de las cosas, el conocimiento se construye buscando la estructura de las relaciones que
tales cosas guardan con el todo que son y entre sí; y en el interés por la emancipación o la
transformación de una realidad, el conocimiento se construye buscando aquellas acciones cuyo
efecto trasforme la realidad o las relaciones de poder que el alumno no desea. (Las dos citas de
este texto corresponden a: Habermas, Jürgen (2000), Teoría y praxis, Tecnos, Madrid, España, p.
19 y el texto mismo es una cita directa del artículo: Vargas Bea, Xavier (2005), Las competencias y
el aprendizaje, artículo inedito)
5
White, Edward T. (1979), Introducción a la programación arquitectónica, Trillas, México, p. 42
5
6
Yáñez, Enrique (1996), Arquitectura, teoría, diseño, contexto, Limusa, México, p. 47
7
O‟Gorman, Juan (2001), Pláticas sobre arquitectura 1933, Cuadernos de arquitectura, CNCA,
México, p. 27
6
Así pues, los procesos de composición arquitectónica, cualquiera que sean los
supuestos de los que se parte, implican, se sea conciente o no de ello, unas
determinadas posturas epistemológicas, teóricas y prácticas; y sea cual sea -en
cada caso- el modo concreto de desarrollar esta tarea en el aula universitaria,
tales elecciones conllevan unas determinadas implicaciones y consecuencias
disciplinares y educativas.
Ahora bien, es posible –también hay que decirlo- que una clase de diseño
arquitectónico inicie planteandose un trabajo de composición en unos términos
epistemológicos que consideren la realidad como una red de relaciones complejas
tales que impliquen posturas interpretativas de tipo cualitativo (paradigma
hermenéutico), al mismo tiempo se asuma una postura teórica radicalmente
funcionalista (paradigma positivista), se usen métodos y técnicas de investigación
participativa (paradigma crítico) y luego se asuma el trabajo de composición
optando por unos métodos y unas técnicas prácticas totalmente lúdicas, todo en
un gran concierto de incoherencia epistemológica, teórica y práctica, y sin
embargo el proceso prospere e incluso el resultado sea bueno
arquitectónicamente hablando (como quiera que esto se entienda). ¿Cómo es esto
posible? ¿Cómo puede ser que un proceso anárquico de composición y diseño
arquitectónico tenga un buen resultado? Algunos dirían: “por eso mismo,
precisamente por ser anárquico”.
esta tarea desde una postura epistemológica que, por lo demás, no acabamos de
tener suficientemente definida ya que hay todavía muchos aspectos del proceso
del diseño y de la manera como se construye la teoría en la arquitectura, que no
se agota en la clasificación epistemológica que Hábermas nos ofrece. Ya desde el
Simposio sobre metodología del diseño arquitectónico realizado en diciembre de
1967, el arquitecto Raymond G. Studer afirmaba: “colectivamente buscamos un
paradigma”.8 Más de cuarenta años después la búsqueda continúa.
Son materias éstas pues cuyo proceso altamente complejo es de facto nutrido por
el resto del currículo así como por todas las actividades académicas
extracurriculares, y por ello estamos convencidos que es de suma importancia
para las universidades que cuentan con licenciaturas de arquitectura conocer y
comprender a profundidad esta dinámica formativa. De ahí que nos parezca que la
cuestión merece un análisis mucho más serio y profundo que la defensa a ultranza
de unos supuestos epistemológicos, teóricos y prácticos, además de los
8
Studer, Raymond G. (1971), “La dinámica de los sistemas físicos de la dependencia del
comportamiento”, en Metodología del diseño arquitectónico, Ward, Anthon & Broadbent, Geoffrey
(Coordinadores), Gustavo Gil SA, Barcelona, España, p. 107
8
9
Luckman, John (1971), “Un posible enfoque de la gestión del diseño”, en Metodología del diseño
arquitectónico, Ward, Anthon & Broadbent, Geoffrey (Coordinadores), Gustavo Gil SA, Barcelona,
España, p. 280
10
preciso saber más sobre el proceso de investigación y desarrollo del cual el diseño
es sólo una parte”.10
La idea de que sólo necesitamos unos cuantos datos para iniciar el proceso de
composición pues será en el proceso mismo de diseñar arquitectónicamente que
las necesidades formales habrán de manifestarse, además de los conocimientos
necesarios no sólo para resolver tales necesidades, sino para comprender a
profundidad aquello que se está diseñando, es una idea que sugiere un tipo de
conocimiento al que se llega por vías no racionales ni lineales, sino de algún otro
modo que, epistemológicamente hablando y hasta donde sabemos, no está
todavía suficientemente estudiado y desarrollado. Sería la epistemología –para
decirlo de forma simple- del arte y la poesía, cosa nada menor y bastante
evidente. Tan evidente como aquellas verdades humanas a las que Cervantes
Saavedra llega mediante el propio proceso creativo del Quijote, porque suponer
que este autor contaba ya con una investigación previa (en cualquiera de las
modalidades epistemológicas de Hábermas) y que tenía por tanto desde antes en
10
Ibídem.
11
Diez del Corral, Juan, Op. Cit., p. 41
11
la mano esas profundas verdades humanas para luego sentarse nada más a
escribirlas, es una concepción de la literatura sumamente ingenua.
Estas preguntas nos parecen muy relevantes porque pone en cuestión el sentido
mismo de la construcción del objeto de estudio de la disciplina en tanto campo de
conocimiento y de su praxis en tanto ejercicio socio-profesional. Nos parece –a
riesgo de equivocarnos- que mientras el objeto de estudio de la arquitectura siga
siendo sólo el objeto arquitectónico, la disciplina como campo de conocimiento y
como ámbito de ejercicio profesional seguirá atada al diseño, construcción y
catalogación de proyectos arquitectónicos de todo tipo. Por el contrario, creemos
que si el objeto de la arquitectura fuera la relación del hombre con el objeto
arquitectónico, a la disciplina, como campo de conocimiento y como ámbito para
13
12
Ward, Anthon & Broadbent, Geoffrey (1971), Metodología del diseño arquitectónico, Gustavo Gil
SA, Barcelona, España, p. 18
13
Navarro Sánchez, Oscar Daniel (2001), El proyecto arquitectónico, UG, Guadalajara, México,
p.16
14
Moore, Ian (1971), Metodología del diseño arquitectónico, Gustavo Gil SA, Barcelona, España, p.
40
14
Y a nivel educativo nos interesa saber ¿cuáles son las implicaciones pedagógicas
y didácticas de las respuestas dadas a las preguntas anteriores a la luz de las
prácticas de enseñanza-aprendizaje vigentes en las aulas universitarias y muy
precisamente a propósito de estas materias de composición?
Bibliografía
Diez del Corral, Juan (2005), Manual de crítica de la arquitectura, Biblioteca nueva
ITESO, Tlaquepaque, México
Habermas, Jürgen (2000), Teoría y praxis, Tecnos, Madrid, España
Navarro Sánchez, Oscar Daniel (2001), El proyecto arquitectónico, UG,
Guadalajara, México
O‟Gorman, Juan (2001), Pláticas sobre arquitectura 1933, Cuadernos de
arquitectura, CNCA, México
Vargas Beal, Xavier (2005), Las competencias y el aprendizaje, artículo inedito
Ward, Anthon & Broadbent, Geoffrey (Coordinadores), Metodología del diseño
arquitectónico, Gustavo Gil SA, Barcelona, España
White, Edward T. (1979), Introducción a la programación arquitectónica, Trillas,
México
Yáñez, Enrique (1996), Arquitectura, teoría, diseño, contexto, Limusa, México