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TSJ SP Sentencia-Micabu

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SALA PLENA ACCIDENTAL

MAGISTRADO PONENTE: DOCTOR ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS.


VISTOS.-

Se inició este procedimiento de antejuicio de mérito con la interposición de una


querella el 9 de mayo del año 2000 por el Fiscal General de la República Bolivariana de
Venezuela, ciudadano abogado JAVIER ELECHIGUERRA NARANJO, mayor de
edad, de este domicilio, con la cédula de identidad V- 3.632.279, ante el Presidente y
demás Magistrados de la Sala Plena de este Tribunal Supremo de Justicia. En el inicio
de la preindicada querella expresó lo siguiente:

“..., procediendo en este acto en mi carácter de Fiscal General


de la República..., conforme a lo establecido en el artículo 1,
numerales 2º y 5º (sic) del artículo 21 de la Ley Orgánica del
Ministerio Público, y a los fines previstos en la Sección Sexta,
Capítulo II del Titulo (sic) V de los procedimientos de la Ley
Orgánica de la Corte Suprema de Justicia que rige a ese
Tribunal Supremo, por vía de querella, ocurro ante su
competente autoridad a objeto de solicitar, como en efecto,
formalmente solicito, se proceda a realizar, de conformidad con
lo previsto en los artículos 266, numeral 3º, de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, publicada en la Gaceta
Oficial de la República de Venezuela Nº 36.860, de fecha treinta
de diciembre de 1999, reimpresa por error del ente emisor en la
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Nº
extraordinaria 5.453, de fecha 24 de marzo de 2000, y en
atención a lo dispuesto en los artículos 377 y 379 del Código
Orgánico Procesal Penal, publicado en la Gaceta Oficial
extraordinaria de la República de Venezuela Nº 5.208, de fecha
23 de enero de 1998, una audiencia oral y pública en donde se
declare que hay mérito para el enjuiciamiento del ciudadano
LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, actual presidente
de la Comisión Legislativa Nacional (organismo transitorio
creado por la Asamblea Nacional Constituyente para que asuma
las funciones del Poder Legislativo, mientras se relegitiman los
poderes), quien es venezolano, de ochenta (80) años de edad,
civilmente hábil, divorciado, domiciliado en el Palacio
Legislativo, antes Congreso de la República, portador de la
Cédula de Identidad Número V-466.699, elegido por la Asamblea
Nacional Constituyente para ser miembro del organismo antes
mencionado, tal como consta en Gaceta Oficial de la República
de Venezuela Nº 36.857, de fecha 27 de diciembre de 1999,
reimpresa por error material en fecha 29 de diciembre de 1999
en la Gaceta Oficial Número 36.859, siendo la última
reimpresión por error material de fecha 28 de marzo de 2000 en
la Gaceta Oficial Número 36.920 (anexo “B” que consta de (8)
ocho folios utiles (sic)), y con quien no me unen vínculos de
ningún género, con fundamento en las razones de hecho y de
derecho que a continuación se exponen:...” (páginas 1 y 2 de la
querella).

El ciudadano Fiscal General de la República concluyó en lo siguiente:

“En fuerza de los fundamentos precedentemente expuestos, en mi


carácter de Fiscal General del la República, solicito de ese
Tribunal Supremo de Justicia, constituido en Sala Plena, que con
vista del expediente Nº FMP-5NN-005-00, declare que existe
mérito para el enjuiciamiento del ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ, quien es venezolano, mayor de
edad, divorciado, titular de la Cédula de Identidad Nº V-466.699,
y de este domicilio, actualmente incorporado como presidente de
la Comisión Legislativa Nacional, según consta en Gaceta
Oficial de la República de Venezuela (sic), Nº 36.920, de fecha
28 de marzo del año 2000, la cual se acompaña (ver anexo
marcado “B”) y contra quien, de conformidad con los requisitos
legales establecidos para la procedencia del Antejuicio de
Mérito, presento formal Querella, imputándole la comisión de los
delitos de TRÁFICO DE INFLUENCIAS, MALVERSACIÓN
ESPECÍFICA o SOBREGIROS PRESUPUESTARIOS y
FALSEDAD EN LA DECLARACIÓN JURADA DE
PATRIMONIO, previstos y sancionados en los artículos 72, 61 y
73, respectivamente, de la Ley Orgánica de Salvaguarda del
Patrimonio Público, los cuales se han cometido en las
circunstancias de tiempo, modo y lugar que se han dejado
expuestas.” (página 30 de la querella).

ANTECEDENTES DEL CASO

El 16 de mayo del año 2000 se designó ponente al Magistrado Doctor


ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS.

Hubo las inhibiciones de los Magistrados Doctores JESÚS EDUARDO


CABRERA ROMERO y FRANKLIN ARRIECHE GUTIÉRREZ y fueron declaradas
con lugar. El 22 de mayo del año 2000 se constituyó el Tribunal Supremo de Justicia en
la Sala Plena Accidental que conoce de las presentes actuaciones, con los Magistrados
Suplentes Doctores MANUEL FEO LA CRUZ y RAFAEL ARÍSTIDES RENGIFO
CAMACARO, quienes aceptaron las convocatorias que al efecto les fueron formuladas.
Dicha Sala quedó integrada en la forma siguiente: Presidente Doctor IVÁN RINCÓN
URDANETA; Primer Vicepresidente Doctor JORGE ROSELL SENHENN; Segundo
Vicepresidente Doctor ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ y con los Magistrados
Doctores HÉCTOR PEÑA TORRELLES, MOISÉS A. TROCONIS VILLARREAL,
CARLOS ESCARRÁ MALAVÉ, JOSÉ RAFAEL TINOCO, LEVIS IGNACIO
ZERPA, ANTONIO JOSÉ GARCÍA GARCÍA, JOSÉ PEÑA SOLÍS, OCTAVIO JOSÉ
SISCO RICCIARDI, ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS, RAFAEL PÉREZ
PERDOMO, CARLOS ALFREDO OBERTO VÉLEZ, ALBERTO MARTINI
URDANETA, JUAN RAFAEL PERDOMO, OMAR ALFREDO MORA DÍAZ, JOSÉ
DELGADO OCANDO, MANUEL FEO LA CRUZ y RAFAEL ARÍSTIDES
RENGIFO CAMACARO. Los dos últimos Magistrados con el carácter de Primer
Suplente de la Sala Constitucional y Primer Suplente de la Sala de Casación Social,
respectivamente, quienes se han incorporado a este Tribunal de acuerdo con lo asentado
anteriormente.

El 22 de mayo del año 2000 se aprobó la admisión de la solicitud de antejuicio


de mérito y se ordenó la convocatoria para una audiencia oral y pública. Se difirió su
publicación por haberse anunciado votos salvados. El 30 de mayo del año 2000 se
publicó la admisión de tal solicitud.

La audiencia oral se realizó el 2 de junio del año 2000 con la presencia del Fiscal
General de la República, ciudadano abogado JAVIER ELECHIGUERRA NARANJO,
con sus asesores, abogados MANUEL ESCOBAR y BRÍGIDO MENDOZA; y del
Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ y sus abogados defensores OMAR MEZA RAMÍREZ,
PEDRO RONDÓN HAAZ y JOSÉ SAÚL LÓPEZ PERICANA.

Se cumplieron los trámites pertinentes y el Tribunal Supremo de Justicia, en


Sala Plena Accidental, pasa a conocer de la presente solicitud de antejuicio de mérito,
de acuerdo con el numeral 3 del artículo 266 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela y con los artículos 377 y 379 del Código Orgánico Procesal
Penal y al efecto observa lo siguiente:

La argumentación del Fiscal General de la República para justificar sus


concretas imputaciones, se alongó en la mayor parte del escrito (página 8 a la 30) y
dividióse en estas tres imputaciones textuales:

1) 1) “A.- Con relación a la negociación celebrada entre el Consejo Nacional


Electoral y la sociedad mercantil ‘Impresores Micabú, C.A.’ ”(De la página 8 a
la 18).
2) 2) “B.- Con relación a la negociación celebrada entre el Ministerio de
Justicia, luego Ministerio del Interior y Justicia, con la sociedad mercantil
‘Multinacional de Seguros, C.A.’.”(De la página 18 a la 28).
3) 3) “C.- El delito de Falsedad de la Declaración Jurada de Patrimonio.”(De la
página 28 a la 30).

La Sala Plena Accidental considerará por separado cada una de las tres
imputaciones en las cuales fundamentó el ciudadano Fiscal General de la República su
querella y, por una razón de metodología, cambiará entre sí el orden de la segunda y
tercera.

La Sala estima necesario dejar sentado que, de conformidad con la disposición


prevista en el artículo 377 del Código Orgánico Procesal Penal, el antejuicio de mérito
es un procedimiento penal especial que, instaurado en virtud de la querella del Fiscal
General de la República y conducido por el principio del contradictorio, tiene por objeto
declarar la certeza de si hay o no mérito para el enjuiciamiento de los altos funcionarios
del Estado a los que se refiere el ordenamiento constitucional de la República; que la
disciplina normativa acerca del antejuicio de mérito debe ser interpretada a la luz del
nuevo orden constitucional; que la querella fiscal debe fundarse en prueba suficiente,
motivo por el cual su instauración debe ser precedida por una actividad de
investigación, conducida por el Ministerio Público, durante cuyo desarrollo debe
respetarse íntegramente al imputado su derecho constitucional a la defensa, a tenor de la
disposición prevista en el artículo 49, numeral 1, de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, en la forma y condiciones previstas en los artículos 313 y
siguientes del Código Orgánico Procesal Penal; y que el juicio sobre la prueba debe
constituir el fundamento principal de la determinación acerca de si hay o no mérito, es
decir, acerca de si hay o no lugar al enjuiciamiento.

PRIMERA IMPUTACIÓN

La primera imputación y en palabras del ciudadano Fiscal General de la


República, es “Con relación a la negociación celebrada entre el Consejo Nacional
Electoral y la sociedad mercantil ‘Impresores Micabú, C.A.’ ”, y la respaldó con los
argumentos siguientes:
“El día veinticinco (25) de noviembre de 1999, la junta directiva
del Consejo Nacional Electoral, integrada por ANDRÉS
CALECA PACHECO, Presidente, ELADIO HERNÁNDEZ y
JUVENCIO PULGAR, Primer y Segundo Vice-Presidente,
respectivamente, aprobó el informe presentado por el doctor
JUVENCIO PULGAR, en donde recomendaba seleccionar, para
la impresión de ocho millones (8.000.000) de ejemplares del
proyecto de Constitución elaborado por la Asamblea Nacional
Constituyente, a un grupo de ocho (8) empresas, entre las cuales
cabe mencionar a “Impresos Micabú, C.A.”), a la cual se le
adjudicó la impresión de un millón (1.000.000) de ejemplares, a
un precio unitario de noventa bolívares (Bs. 90,00).
Como paso previo para la selección, el Consejo Nacional
Electoral dejó constancia de haber realizado, en los sitios o
talleres donde funcionan las empresas escogidas, una inspección
técnica,... ‘con la finalidad de constatar la maquinaria que
poseen y su capacidad de producción;...’. Asimismo se dejó
constancia de haber revisado los documentos legales exigidos a
las empresas, entre los cuales se les exigió el Registro Mercantil
y Estatutos actualizados...
Entre las empresas aspirantes a realizar la impresión del texto
del proyecto de Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, se encontraba “Impresora Micabú, C.A.”, sociedad
mercantil ésta que, según se desprende de los documentos que
reposan en el Registro Mercantil IV de la Circunscripción
Judicial del Distrito Federal y Estado Miranda, tuvo como
primera denominación “MIQUILENA-MUÑOZ,
CONSTRUCCIÓN Y PROYECTOS, C.A.”, y se dedicaba,
principalmente, al ramo de la construcción..., y cuyo presidente
era el ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ.
...en fecha 31 de mayo de 1996, se acreditó en el Registro
Mercantil el cambio de denominación de esa empresa, pasándose
a llamar “IMPRESORES MICABÚ, C.A.”, dedicada a todo lo
relacionado con la industria gráfica y papelería, especialmente a
la impresión de periódicos, revistas, libros, folletos, etc., siendo
su presidente LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ.-
La asamblea del 07 de enero de 1999 presentada el 22 de febrero
de 1999 al Registro Mercantil,...
En el acta de asamblea antes mencionadas (sic) se estableció la
nueva composición accionaria y directiva de la empresa
“IMPRESORES MICABÚ, C.A.”, en donde se participa que los
socios son: una empresa off shore llamada RACANA, N.V., cuyos
propietarios son TOBÍAS CARRERO NACAR y la sociedad off
shore MADURO & CURIEL’S TRUST COMPANY, N.V. (250
acciones); LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ (175
acciones); MANUEL QUIJADA (50 acciones); y CARLOS
BUJANDA (25 acciones). En esa misma asamblea se hicieron
las siguientes designaciones: Presidente: TOBÍAS CARRERO
NACAR; y Directores Principales: MANUEL QUIJADA,
CARLOS BUJANDA, BARTOLOMÉ RUGGIERO, JOSÉ
RAFAEL QUIÑÓNEZ y FRANKLIN ARRIECHE GUTIERREZ,
no existiendo registrada en el órgano competente, como lo es el
Registro Mercantil, en el cual reposa el expediente de la
sociedad de comercio en cuestión, operación previa que implique
la venta de las acciones para acreditar esta composición
accionaria.-
Lo anterior pone en evidencia una situación muy particular:
cuando la empresa “IMPRESORES MICABÚ, C.A.”, contrata
con el Consejo Nacional Electoral la impresión de un millón
(1.000.000) de ejemplares del texto de Constitución aprobada
por la Asamblea Nacional Constituyente, el ciudadano LUIS
MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, quien era Presidente de
ese organismo supraconstitucional, tenía participación
accionaria mayoritaria en la referida empresa que, no obstante
el alegato de haber sido vendida presuntamente por asiento en el
libro de accionistas, es extraño que no haya sido notificada al
Registro Mercantil, cuando que eso no sólo es el comportamiento
exigido por el Código de Comercio a los comerciantes, sino que
dicha empresa siempre lo hacía. La conducta reflejada en el
expediente que cursa en el Registro Mercantil, en la que aparece
el ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ como
propietario de 175 acciones en la empresa “IMPRESORES
MICABÚ, C.A.”, está en contravención con el Estatuto de
Funcionamiento de la Asamblea Nacional Constituyente, que
establece:
‘…Los Constituyentes… no podrán…Celebrar por sí o por
interpuestas personas, contratos de ninguna índole con la
Administración Pública nacional, Estadal o Municipal, tanto
central como descentralizada, ni con personas privadas que
manejen fondos públicos.’.
La supremacía de la Asamblea Nacional Constituyente se
encuentra reflejada en el artículo 1°, Parágrafo Primero, del
Estatuto de Funcionamiento de ese organismo… con lo cual es
evidente que la figura del presidente adquiere mayor relevancia,
en cuanto a su ascendencia sobre el Consejo Nacional Electoral,
para el caso que ahora analizamos, y la influencia que sobre ese
ente pudo ejercer la presentación de una empresa, para
participar en el proceso de impresión del texto constitucional, en
la cual aparecía como accionista LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ, Presidente de la Asamblea Nacional
Constituyente…
De la realidad procesal existente, nos encontramos con el hecho
cierto de que el ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ, empleó de forma indebida la influencia o
ascendencia sobre funcionarios del Consejo Nacional
Electoral…
El empleo de dicha influencia funcional se materializa en el caso
que nos ocupa cuando el Consejo Nacional Electoral contrata
con “Impresores Micabú, C.A… la impresión de un millón de
ejemplares del proyecto de Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, no exigiendo la acción material de
este delito la configuración efectiva de la obtención de la ventaja
o beneficio económico, ya que el mismo se perfecciona con la
influencia dirigida al funcionario de quien surgirá el acto
administrativo de que se trate; resultando que, posterior a la
contratación, “Impresores Micabú, C.A.”, subcontrata con otra
empresa la impresión del proyecto de Constitución, tal como lo
expresó en su declaración TOBÍAS CARRERO NACAR.
Sustenta aún más esta imputación delictual, la carencia de
supervisión por parte del organismo encargado a tales fines,
toda vez que el ilícito en análisis, trata de un tipo mixto. La falta
de averiguación, por parte del otro sujeto activo del tipo, se
evidencia de las probanzas de autos que reflejan que, tanto la
empresa RACANA, N.V.… como la empresa maduro &
CURIEL’S TRUST COMPANY, N.Y., no se encuentran inscritas
en la Superintendencia de Inversiones Extranjeras (SIEX) del
Ministerio de la Producción y el Comercio de la República
Bolivariana de Venezuela, aunado al hecho de que el análisis
financiero reflejó que el capital social de la empresa era bajo y
estaba pagado en un 50%; no presentó balance general y estado
de ganancias y pérdidas, teniendo una capacidad de propiedad
planta y equipo reducida, lo que corrobora la versión de que,
ante la imposibilidad de cumplir cabalmente el contrato suscrito
con el Consejo Nacional Electoral, se vio en la imperiosa
necesidad de subcontratar; tal como lo admitió TOBÍAS
CARRERO NACAR, en declaración rendida ante los Fiscales del
Ministerio Público, debidamente asistido por sus abogados, en
fecha 06/04/2000… lo que induce a pensar que la empresa
“IMPRESORES MICABÚ, C.A.”, actuó sólo como intermediaria,
dejándose a un lado a empresas que pudieron cumplir
directamente con el contrato.
Lo anterior es evidentemente significativo cuando se analiza la
postura del ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ, como Presidente de la Asamblea Nacional
Constituyente, y el efecto que sin duda causó ante las autoridades
del Consejo Nacional Electoral el hecho de que una empresa, en
la cual él era uno de los accionistas mayoritarios, participara en
el proceso de selección para la impresión del proyecto de
constitución elaborado por la Asamblea por él presidida.
En primer lugar, y como consecuencia de lo antes expuesto, se le
debe imputar al ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ, identificado en el encabezamiento del presente
escrito, que durante el lapso en que se desempeñó como miembro
de la Asamblea Nacional Constituyente,… presuntamente
incurrió en la comisión del delito de tráfico de influencia,
tipificado en el artículo 72 de la Ley Orgánica de Salvaguarda
del Patrimonio Público, tal como se desprende de los elementos
probatorios recabados… por el Ministerio Público…”.

PUNTO PREVIO

El Fiscal General de la República, ciudadano abogado JAVIER


ELECHIGUERRA NARANJO, en su querella, hace de la misma persona jurídica las
tres menciones siguientes: 1) “IMPRESORES MICABÚ, C.A.” (página 8); 2)
“IMPRESOS MICABÚ, C.A.” (página 8); y 3) “IMPRESORA MICABÚ, C.A.”
(página 9).

El Tribunal Supremo de Justicia, en Sala Plena Accidental, se referirá a esa


sociedad anónima por su verdadero y único nombre: “IMPRESORES MICABÚ, C.A.”.

ANÁLISIS DE LA PRIMERA IMPUTACIÓN

En relación con esta primera imputación, nota la Sala Plena Accidental que en la
explanación que hizo el ciudadano Fiscal General de la República concentró parte de
sus argumentos en el muy específico aspecto de si para la cesión o venta de las acciones
de una sociedad anónima y en términos de legalidad, basta con que se haga el traspaso
en el libro de accionistas: no es así en el criterio del Fiscal General de la República,
quien aseveró que además hay que efectuar la participación a la Oficina del Registro
Mercantil y según lo dispuesto en los artículos 217 y 221 del Código de Comercio, que
se transcriben a continuación:

“Artículo 217: Todos los convenios o resoluciones que tengan


por objeto la continuación de la compañía después de expirado
su término; la reforma del contrato en las cláusulas que deban
registrarse y publicarse, que reduzcan o amplíen el término de su
duración, que excluyan algunos de sus miembros, que admitan
otros o cambien la razón social, la fusión de una compañía con
otra, y la disolución de la compañía aunque sea con arreglo al
contrato, estarán sujetos al registro y publicación establecidos en
los artículos precedentes.”.

“Artículo 221: Las modificaciones en la escritura constitutiva y


en los estatutos de las compañías, cualquiera que sea su especie,
no producirán efectos mientras no se hayan registrado y
publicado, conforme a las disposiciones de la presente Sección.”.

Ahora bien: el artículo 296 del Código de Comercio dispone de manera


terminante lo que se copia a continuación:

“La propiedad de las acciones nominativas se prueba con su


inscripción en los libros de la compañía, y la cesión de ellas se
hace por declaración en los mismos libros, firmada por el cedente
y por el cesionario o por sus apoderados.”.

Este artículo y la situación jurídica que implica, fueron objeto de la siguiente


sentencia de la Corte Suprema de Justicia el 5 de abril de 1989:

“ En cuanto a la denuncia de infracción del artículo 296 del


Código de Comercio, la sala la considera improcedente. En
efecto, dicho artículo dispone que la propiedad de las acciones
nominativas se prueba con su inscripción en los libros de la
Compañía y la cesión de ellas se hace por declaración en los
mismos libros, promovida por el cedente y por el cesionario o
por sus apoderados.

La doctrina enseña que este es un requisito que debe ser


cumplido, para que el acto tenga efecto frente a la sociedad y los
terceros.”. (Gaceta Forense Tercera Etapa, 1989 –abril a junio–,
Volumen II, número 144).

La sentencia recién reproducida es la última habida en el más alto Tribunal en


relación con ese tema y fue citada por los defensores del Presidente de la Comisión
Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ. Dicha
sentencia contiene además las siguientes opiniones doctrinarias:

“Profesor Roberto Goldschmidt, en Nuevos Estudios de Derecho


Comparado, en capítulo que dedica a la reforma del derecho de
sociedades en Venezuela, pág. 320:
‘La transmisión de la propiedad de las acciones nominativas
para que produzcan efecto frente a la sociedad y a los terceros
se efectuará, tal como ocurre en el derecho vigente, en el libro de
accionistas mediante declaración firmada por el cedente y el
cesionario o por sus apoderados. En el caso de que las acciones
hayan sido transferidas en forma auténtica, la inscripción podrá
hacerse por anotación que harán los administradores, con los
datos que identifiquen el documento de traspaso. Esto no obsta
para que los interesados efectúen la inscripción en la forma
indicada en primer término.’.

También es el criterio sostenido por el Dr. José Loreto


Arismendi, en su Tratado de las Sociedades Civiles y
Mercantiles, págs. 397 y 398, cuando afirma:

‘La cesión o transferencia de las acciones varía según su


naturaleza y las estipulaciones del pacto social. El artículo 301
del Código de Comercio establece que la cesión de las acciones
nominativas se hace por declaración en los libros de la
compañía, firmada por el cedente y por el cesionario o por sus
apoderados. A tal efecto el artículo 265 del mismo Código
dispone que los Administradores de la compañía deben llevar,
entre otros libros, ‘el libro de accionistas, donde consta el
nombre y domicilio de cada uno de ellos, con expresión de
número de acciones que posea y de las sumas que haya
entregado por cuenta de las acciones, tanto el capital primitivo,
como por cualquier aumento, y las cesiones que haga’. En
consecuencia, de acuerdo con el citado artículo 301, la
propiedad de las acciones nominativas se prueba con su
inscripción en ese libro de accionistas. Por lo que respecta a la
compañía y a los terceros, la propiedad de las acciones
nominativas no se funda en la tradición del título, sino
únicamente en la inscripción en el libro de accionistas. De
manera, que aun perdido el título de la acción, el accionista
tiene la manera, por medio del libro respectivo, de probar su
propiedad sobre una acción determinada. Creemos que la cesión
entre cedente y cesionario es perfecta por el hecho del mutuo
consentimiento, sin necesidad de la inscripción de esa cesión en
los libros de la Compañía.’

Igualmente el Dr. Alfredo Morles Hernández, en su obra


‘Curso de Derecho Mercantil’, Tomo II, págs. 686 y 687, cuando
enseña:

‘a) que la condición de portador legítimo de una acción


nominativa sólo se adquiere a través de la legitimación,
consecuencia del cumplimiento de la ley de circulación
propia del documento;
b) que la anotación en el Libro de Acciones (transfert) es la
forma de investir al cesionario de legitimación cartular;

c) que ese sistema ha sido establecido –


excepcionalmente– en el Código de Comercio, para la cesión
de las acciones nominativas de las sociedades anónimas;

d) que el régimen del artículo 150 del Código de Comercio sólo


se aplica cuando la transmisión se refiere a derechos no
incorporados a un título (acción) o a los restantes títulos a la
orden.’

‘Por lo tanto, me adhiero a la opinión prevaleciente de


nuestra doctrina en relación a los efectos de la inscripción frente
a terceros.’.

‘La colaboración del sujeto emisor para perfeccionar el


negocio de transmisión es consecuencia de la relación causal
incorporada al título. Como la causa sigue jugando papel
preponderante en la vida del título, se hace necesario que la
parte permanente en la relación causal tome conocimiento de la
identidad del sucesor de la parte variable en esa relación.’.

‘Por otra parte, la causa se comporta de modo irrelevante


frente a los terceros, es la regla, en los títulos valores: pero,
cuando se trata de acciones, la causa involucra a los terceros.
Las acciones corresponden a la categoría que la doctrina
alemana califica como títulos causalmente condicionados’.”.

En suma: la legislación, la jurisprudencia del máximo Tribunal y la doctrina


nacional sostienen que la propiedad de las acciones nominativas y su traspaso se prueba
mediante su inscripción en los libros de la compañía. Esa sentencia de la Corte
Suprema estableció que tales inscripciones determinan que el acto de cesión tenga
efectos “frente a la sociedad y los terceros”. Y eso fue exactamente lo que hizo el
Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ: el 20 de enero de 1999 cedió sus acciones a RACANA
N.V., domiciliada en Curazao, y firmaron tal declaración tanto el cedente (Presidente de
la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ) como los cesionarios.

De lo expuesto con anterioridad, debe indudablemente concluirse en que el


Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ, sí había cedido o vendido sus acciones el 20 de enero
de 1999.
En el anexo Nº 2, a los folios 362 y siguientes, cursa el Dictamen Pericial Nº
640 del 7 de abril del año 2000, practicado por el Departamento de Grafotécnica del
Cuerpo Técnico de Policía Judicial al Libro de Accionistas y Actas de Asambleas de
IMPRESORES MICABÚ C.A.

La prueba pericial grafotécnica tuvo como finalidad:

“1.- Determinar la autoría de las escrituras manuscritas y


firmas presentes en Libro de Accionistas y las Actas de
Asamblea de la Empresa IMPRESORES MICABU C.A.
2.- Determinar si las impresiones de sellos húmedo alusivas al
Registro Mercantil IV de la Circunscripción Judicial del
Distrito Federal y Edo. Miranda, presentes en el Libro de
Accionistas de la Empresa IMPRESORES MICABU C.A.,
fueron producidas, o no, con alguno de los Instrumentos
selladores utilizados para la toma de las Muestras
Indubitadas, marcadas del Nro. 1 al 18 consecutivamente.
3.- Establecer la DATA RELATIVA de las escrituras
manuscritas que se encuentran plasmadas sobre los
Documentos referidos, así como también, del papel o
soporte donde fueron elaboradas las ACTAS DE
ASAMBLEAS.
4.- En base a los estudios y análisis practicados sobre los
Documentos Dubitados, dejar constancia sobre cualquier
elemento de interés Criminalístico que pueda surgir de las
Investigaciones realizadas.”.

El peritaje dictaminó que sí fue el Presidente de la Comisión Legislativa


Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, el autor de los
manuscritos y de su rúbrica.

Ese dictamen, respecto a la data de la tinta, destaca las conclusiones siguientes:

“...las tintas esferográficas o de bolígrafo (en pasta) que exhiben


los documentos analizados corresponden al tipo ‘NO
EVOLUTIVAS’, ello significa que no es posible realizar ensayos
tendientes a determinar la antiguedad (sic) de las mismas en
períodos de tiempo muy cortos –tal como sucede en el presente
caso- ya que los cambios que sufren sus elementos y
componentes son lentos...”.
Por consiguiente, el dictamen o experticia en cuestión no constituye elemento de
convicción suficiente para negar la verdad de que el 20 de enero de 1999 el Presidente
de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ, vendió sus acciones y dejó de ser accionista de la mencionada
empresa. Y muy por el contrario, lo que demuestra es la correspondencia entre aquellas
firmas y manuscritos con quienes figuran como sus autores.

Pues bien: la primera imputación atribuye al Presidente de la Comisión


Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, el
haber cometido el delito tipificado en el artículo 72 de la Ley Orgánica de Salvaguarda
del Patrimonio Público, que prevé lo siguiente:

“Artículo 72: El funcionario público que en forma indebida,


directamente o por interpuesta persona, con aprovechamiento de
las funciones que ejerce o usando las influencias derivadas de las
mismas, hubiere obtenido ventaja o beneficio económico para sí
o para un tercero, será castigado con prisión de dos a cuatro
años.
Igual pena se aplicará al funcionario público o a cualquier
persona que, en beneficio propio o de otro, haga uso indebido de
la influencia o ascendencia que pudiera tener sobre algún
funcionario público para que éste ordene o ejecute algún acto
propio de sus funciones, o para que lo omita, retarde o precipite
o para que realice alguno que sea contrario al deber que ellas
impongan. El funcionario que actúe bajo estas condiciones será
castigado con igual pena, excepto si concurren en circunstancias
previstas en el Artículo 67 de esta Ley, caso en el cual se
aplicará la sanción que en dicho Artículo se indica.”.

Este delito ha sido denominado "tráfico de influencias" y su tipo tiene como


imagen rectora la de usar las consiguientes influencias del cargo. Ello, como es
natural, presupone un aprovechamiento o uso indebido de dichas influencias y por parte
de un funcionario. Así que como la acción del agente del delito tendría que consistir
primero en ejercer su influencia y después en procurar un beneficio, es indefectible
poder comprobar que hizo valer el ascendiente de su cargo para obtener algún
provecho indebido. Todo ello y en términos de un supuesto tráfico de influencias,
implica por absoluto requerimiento típico un accionar y no puede concebirse como sólo
un existir en alguna ocasión el cargo influyente. Quiere decir esto que no basta la sola
existencia de un muy alto cargo para que con justicia se pueda presumir una influencia
espuria derivada del mismo y en torno a una determinada situación, sino que es preciso
que se demuestre una acción del funcionario público respecto al uso criminoso de su
influencia. Influencia cuyo uso, para poder ser enjuiciada en lo penal, tiene que ser tan
criminoso como concreto y no imaginario o inferido de simples suposiciones. En este
caso el Fiscal General de la República, ciudadano abogado JAVIER ELECHIGUERRA
NARANJO, no acreditó ninguna actuación del Presidente de la Comisión Legislativa
Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, dirigida a un
aprovechamiento o uso indebido de su función e influencia correlativa. En efecto, el
ciudadano Fiscal General de la República empezó en la página 11 de la querella por
destacar “....la influencia que sobre ese ente pudo ejercer la presentación de una
empresa, para participar en el proceso de impresión del texto constitucional, en la cual
aparecía como accionista LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁDEZ, Presidente de la
Asamblea Nacional Constituyente” (resaltado por la Sala Plena Accidental). No es
posible deducir el mal uso de influencias de una pura presunción, como la contenida en
la dubitativa frase “...la influencia que sobre ese ente pudo ejercer...” (resaltado por la
Sala Plena Accidental). Una imputación de semejante índole, tan grave, tiene por fuerza
de la lógica e imperio de la justicia que hacerse sobre la base de imputaciones fácticas
harto específicas. Ni siquiera es aceptable una imputación que no esté debidamente
pormenorizada y sea por consiguiente vaga o ambigua; y mucho menos lo sería la que
pretenda fincarse en insignificantes presunciones como ésa. El propio ciudadano Fiscal
General de la República lo reconoce así y cuando analiza ese delito asegura lo siguiente:

" Esto quiere decir que el funcionario deberá realizar un acto o


tomar una decisión que directamente le reportará ventaja, a él o
a un tercero; lucro que deriva de una actuación funcional propia,
como por ejemplo, si dentro de la esfera de su exclusiva
competencia, resuelve una situación sometida a su decisión y que
de alguna manera le reporta una ventaja.-
En una segunda hipótesis, se sanciona al funcionario público o a
cualquier persona que, en beneficio propio o de otro, haga uso
indebido de su influencia o ascendencia sobre otro funcionario
público. En ello consiste la acción delictiva, en tanto que, como
se desprende del texto legal, el sujeto activo podría ser cualquier
persona. En este orden de ideas, no habría delitos si el autor no
persigue algún beneficio para sí o para otros, así como tampoco
si no se acredita que se ha utilizado la influencia en forma
indebida.-" (resaltado por la Sala Plena Accidental).
Mas no lo hizo así (como afirmó que debía hacerse) el ciudadano Fiscal General
de la República, ya que no constató la efectiva realización de un acto ni probó
ninguna utilización indebida de influencias. Ni tampoco se podría constatar ni probar
lo propio de vacuas acusaciones como las referentes a la influencia que "pudo" haber
ejercido el Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ y a la influencia que trató el ciudadano Fiscal General de
la República de explicar así:

"Lo anterior es evidentemente significativo cuando se analiza la


postura del ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ, como Presidente de la Asamblea Nacional
Constituyente, y el efecto que sin duda causó ante las
autoridades del Consejo Nacional Electoral el hecho de que una
empresa, en la cual él era uno de los accionistas mayoritarios,
participara en el proceso de selección para la impresión del
proyecto de constitución elaborado por la Asamblea por él
presidida" (resaltado por la Sala Plena Accidental).

Se reitera, pues, que el ciudadano Fiscal General de la República, no constató la


efectiva realización, por parte del alto funcionario, de ningún acto demostrativo de
influencias ejercidas por éste en el sentido de que los miembros del Consejo Nacional
Electoral, favorecieron a la empresa por ellos contratada. La afirmación fiscal de que se
trata de una influencia que, en atención al cargo, “pudo” ejercer, descarta la comisión
del delito. Hecho que resulta elocuente de la anterior afirmación del querellante.

En realidad, no debe interesar al Derecho Penal la conjetura de alguien acerca de


lo que "pudo" haber influido un alto funcionario público, sino la certidumbre de que
fue así. Y esta seguridad únicamente se alcanza cuando hay pruebas concluyentes, las
cuales no podrán nunca recaer en meras sospechas e inanidades que, como tales, no
habrán de ser jamás ni indubitables ni indubitadas: de manera que cuando el ciudadano
Fiscal General de la República se refiere en su imputación a la influencia o al efecto que
“sin duda” se causó, lo hizo sin el debido apoyo ni en la lógica ni en el cumplimiento
de los requerimientos básicos del tipo criminoso en estudio.

En holocausto a la libertad el Derecho Penal abomina las presunciones. Al


respecto es oportuno recordar la sabia enseñanza del "sumo maestro de Pisa”: "...pues la
ciencia no admite el predominio de las presunciones en materias penales".
(CARRARA, Programa de Derecho Criminal, Parte Especial, vol.II, pág.186, Temis,
Bogotá).

En cuanto a las exigencias típicas del delito en referencia, debe hacerse una
previa consideración:

La tipicidad es la antijuridicidad formal. La acción típica se puede describir en


el texto legal haciendo referencia al comportamiento humano mismo, en sus
movimientos o acciones, o se puede describir haciendo referencia a conceptos
("sufrimiento físico", "perjuicio a la salud", "seguridad" o "reputación", por ejemplo), o
puede describirse haciendo referencia a la intención (de "causar daño" por ejemplo). Lo
más frecuente es describirlo como acciones. De manera que toda esa descripción típica,
en general, recae sobre caracteres o elementos del tipo, que se refieren al agente del
delito o a su víctima, o a exigencias de tiempo o lugar, al objeto, o a la ocasión, o al
medio empleado (todos éstos son elementos objetivos del tipo); o que se refieren a
elementos subjetivos del tipo, es decir, a una intención especial o dolo específico (en
cuyo caso están empalmados con lo injusto), o a la intención global o dolo genérico
del agente (en cuyo caso tales elementos están enraizados a la culpabilidad). Todavía
puede recaer sobre valoraciones jurídicas como, por ejemplo, la ajenidad de la cosa.

Pues bien: como se puede constatar en la descripción típica del artículo 72 de la


Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Público, se requiere que haya habido una
indebida influencia propia de la función ejercida, para lograr así un provecho injusto.
La influencia es "acción y efecto de influir", que es producir unas personas un efecto de
predominio en el ánimo de otras. Pero es evidente que para ejercer ese poder e influjo
sobre otras personas (y haciendo abstracción de consideraciones esotéricas e impropias
de la ciencia del Derecho Penal), es absolutamente necesario que quien aspire usar su
influencia haga algo al efecto y para poder aplicarla. Es obvio así mismo que tal
hacer estribará en acciones que podrán ser determinadas y determinables. En la
querella del ciudadano Fiscal General de la República no hay la imputación de
ninguna acción individualizada y específica con ese propósito, por lo cual hay una
completa indeterminación al respecto y se procedió con fundamento en presunciones.
Por ello hay en esa descripción típica elementos objetivos que faltan en la
conducta que se solicita investigar y también un elemento subjetivo de lo injusto, no
únicamente referido al dolo sino también al fin. Por esto hay un elemento subjetivo
finalístico dentro del tipo o un elemento subjetivo. Y si tal elemento no es reproducido
por el proceder del sujeto activo del delito, estaríase en presencia de un aspecto
negativo de la tipicidad: la ausencia de tipo, enunciada como principio substancial en
el artículo l° del Código Penal:

“Nadie podrá ser castigado por un hecho que no estuviera


expresamente previsto como punible por la ley, ni con penas
que ella no hubiere establecido previamente... ".

El motivo de que tal ausencia de tipo se anuncie antes que todo es porque así
recoge nuestra legislación el sagrado principio "nullum crimen nulla poena sine lege"
("no hay delito sin tipicidad"), piedra angular del Derecho liberal y que consiste en que
para castigar a alguien es condición "sine qua non" que su conducta haya estado descrita
como punible con anterioridad a la fecha del castigo, y que este castigo también haya
sido advertido con anterioridad a la conducta que se pretende castigar.

Ahora bien: la tipicidad es un carácter y una condición del delito. El aspecto


positivo de tal carácter y condición del delito, es decir, de la tipicidad, es la presencia de
la misma tipicidad para que pueda existir un delito. Esta deducción lógica nos lleva a
examinar el aspecto negativo de la tipicidad, que puede consistir en la atipicidad y en la
ausencia de tipo.

Esta ausencia de tipo se da en este caso, pues no está previsto como delito el
que alguien suponga o sospeche que quizá se usó la influencia cónsona con esos cargos
o que, en determinadas circunstancias, el ciudadano Fiscal General de la República
decida querellarse y manifestar la presunción de que un alto funcionario “pudo” haber
influido en personas u organismos públicos para los fines prohibidos y tenidos como
delictuosos. No es sobre la base de presunciones como se debe dar por cometido el
delito previsto en el artículo 72 de la Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio
Público, esto es, el llamado "tráfico de influencias". Tal ausencia de tipo pudiere ser
entendida más bien como una ausencia total de tipo o una atipicidad general y
completa, porque faltan varios de los caracteres o elementos típicos de la descripción
hecha en la ley del delito correspondiente. Si se trata de indagar en el ánimo del agente
y de comprobar cognoscitivamente los elementos subjetivos del tipo, se ve que allí no
había malignidad, sino el convencimiento de que su conducta era lícita porque ya
había vendido sus acciones o, por lo menos, y esto sí es indisputable, creyó que las
había vendido.

Falta el elemento objetivo relativo al medio empleado, que en el delito


comentado es el tráfico o uso indebido de influencias. Faltan los "animi" previstos en
el tipo y se tiene una ausencia de adecuación típica por falta de varios de los elementos
subjetivos del injusto. Ausencias que configuran un caso específico de atipicidad.

Y no puede haber tal delito porque falta una condición indefectible: la


tipicidad.

Por todo ello es de vital importancia respetar el tipo legal: bien sea para no
castigar al que no adecua su conducta a la descripción típica, o para castigar al que sí
reproduce ésta. Y ambos deberes habrán de cumplirse pese a que al juzgador le parezca
injusta una u otra decisión. Pero lo que no debe hacerse es vulnerar el tipo legal para
castigar o no hacerlo, ya que esto convertiría en legislador al juez porque crearía una ley
y habría un evidente vicio de inconstitucionalidad, causado por una obvia usurpación de
funciones y en consecuencia sería un acto ineficaz y nulo, por autoridad usurpada y
todo de acuerdo con el artículo 138 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.

La teoría del tipo no sólo consiste en que no se debe castigar a quien no encaje
en la descripción típica del correspondiente delito, sino en que sí se debe castigar a todo
aquel cuya conducta coincida con los hechos que tal descripción considera como
criminosa. Al respecto es indispensable citar la enseñanza del padre de la teoría,
ERNESTO BELING, quien la desarrolló en 1906 en Alemania:

“Para el jurista, toda conducta que no pueda incluirse en los


tipos descritos por la ley -lo atípico-, por muy injusta y culpable
que sea, es una conducta no penable; y, viceversa, la conducta
típica es una conducta penable en la medida de la conminación
penal adecuada a ella, en unión con los demás preceptos legales
que afectan a la punibilidad.
Para el legislador, la acuñación de los tipos de delito no es,
como fácilmente se puede comprender, manifestación de un
capricho arbitrario. A través de ella ejecuta una valoración, que
es doble: selecciona, de lo injusto culpable, lo merecedor o no
de pena, según sea o no de tal manera injusto y culpable. Y una
vez dentro de la zona de lo típico, forma con los tipos una
escala de valores. Los tipos de delito son figuras normativas,
tan normativas como 'injusto' y 'culpabilidad', dentro del círculo
de las cuales se hallan situados.”. (Resaltado de la Sala Plena
Accidental). (ERNESTO BELING, El Rector de los Tipos de
Delito, primera edición, Págs. 10 y 11, Ed. Reus, Madrid,
1936).

Y es pertinente también hacer esta cita doctrinaria:

“La dogmática juridicopenal, pues, averigua el contenido del


Derecho penal, cuáles son los presupuestos que han de darse
para que entre en juego un tipo penal, qué es lo que distingue
un tipo de otro, dónde acaba el comportamiento impune y
dónde empieza el punible. Hace posible, por consiguiente, al
señalar límites y definir conceptos, una aplicación segura y
calculable del Derecho penal, hace posible sustraerle a la
irracionalidad, a la arbitrariedad y a la improvisación. Cuanto
menos desarrollada esté una dogmática, más imprevisible será
la decisión de los tribunales, más dependerán del azar y de
factores incontrolables la condena o la absolución. Si no se
conocen los límites de un tipo penal, si no se ha establecido
dogmáticamente su alcance, la punición o la impunidad de una
conducta no será la actividad ordenada y meticulosa que
deberá ser, sino una cuestión de lotería. Y cuanto menor sea el
desarrollo dogmático, más lotería, hasta llegar a la más caótica
y anárquica aplicación de un Derecho penal del que –por no
haber sido objeto de un estudio sistemático y científico– se
desconoce su alcance y su límite.” (Resaltado de la Sala Plena
Accidental). (ENRIQUE GIMBERNAT ORDEIG, “¿Tiene
Futuro la Dogmática Juridicopenal?”, Pág. 27, Editorial Temis,
Bogotá-Colombia, 1983).

Hay otra razón de suma importancia para que no deba ser vulnerado el tipo
legal: esto conduce al "Derecho Penal libre" o “Derecho de autor”, que no acepta
ataduras al tipo legal y decide en forma alternativa cuáles autores deben ser castigados y
cuáles no deben ser castigados.

Hay una antinomia evidente entre ese denominado “Derecho Penal libre” y su
antítesis del Derecho Penal liberal, que supeditado a la ley penal, impide castigos que
por no tener asidero típico serían arbitrarios y por esto se le ha llamado la “magna
Charta libertatum” del delincuente; pero no sólo puede ser castigado de modo
arbitrario el delincuente si se desbordan los límites del tipo legal, sino que también
pueden ser así penados los inocentes por la caprichosa aplicación de un “tipo penal
de autor”, que de pronto y alternativamente decidió castigar al autor de la misma
conducta que, desarrollada por otro autor, no coincidió esa vez con el ubicuo “tipo penal
de autor”. El “Derecho Penal libre” confiere al juez un poder absoluto, pues no está
sometido a la restricción de la “verba legis” del tipo legal. Restricción que impide al
juez sentenciar de manera cambiante para, de acuerdo a su fantasía, castigar o no
idénticos supuestos fácticos y según aprecie o crea apreciar a sus respectivos autores.

No hay duda de que la “pena sin ley escrita” o el “Derecho Penal no escrito”
arrumbarían el Derecho Penal liberal, cuyas tan nobles como finas esencias proscriben
el criterio libre arbitrista o que pueda variar sucesivamente la sentencia en un sentido u
otro, pese a versar sobre los mismos hechos y según se considere a los respectivos
autores. Próvido ejemplo lo suministran los Estados totalitarios y el Derecho nazi.

En suma: el Derecho Penal “libre” o “de autor” o en el cual rija el “tipo penal de
autor” es peligrosísimo para la libertad, ya que a veces puede no castigar a quien
desarrolle la conducta típica y, de modo tan voluble cuan voluntarista, otras veces
puede castigar a quien no desarrolle la conducta típica. Por consiguiente no es
posible alterar los tipos penales para hacerlos coincidir con el libre arbitrio del
juzgador y sobre la base de alegaciones indefinidas y hasta discutibles tales como las
que hizo la querella sobre unas "desviaciones inmorales" que se atribuyó (página 13)
de manera implícita al Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS
MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, o como el "interés en favorecer a una
compañía que pertenece a alguien con quien lo unen vínculos de amistad y
camaradería, hecho por lo demás público y notorio", que imputó (página 23) al
Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ, y en relación con el ciudadano TOBÍAS CARRERO
NÁCAR. No es con este tipo de imputaciones como se puede demostrar que un
proceder de alguien coincide con la previsión típica del delito de tráfico de influencias,
sino con la atribución específica de acciones concretas e indubitables realizadas por el
supuesto agente delictual. Y esto, como ha quedado claro, no ha sucedido en este
procedimiento de antejuicio de mérito, en el cual no se le imputó al Presidente de la
Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ, ninguna acción determinada que pudiera ser constitutiva de un
criminoso tráfico de influencias.

Los hechos investigados no revisten carácter penal, es decir, no reúnen todas


las condiciones exigidas por la ley en su descripción y, en definitiva, porque no se
pudo probar la existencia de la tipicidad ya que tales hechos no reproducen el tipo
legal por la carencia de los elementos objetivos y subjetivos del injusto.

Del análisis precedente se comprueba que el Presidente de la Comisión


Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, no
pudo cometer el delito tipificado en el artículo 72 de la Ley Orgánica de Salvaguarda
del Patrimonio Público, imputádole por el Fiscal General de la República, ciudadano
abogado JAVIER ELECHIGUERRA NARANJO, puesto que tiene tal delito como
“conditio sine qua non” que quien lo cometa hubiere influido indebidamente y así
haya obtenido ventaja o beneficio económico para sí o para un tercero. No se
comprobó en modo alguno que el Presidente de la Comisión Legislativa Nacional,
ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, hubiera ejecutado ninguna
acción para influir indebidamente y procurar un lucro. Sí se comprobó de modo
apodíctico que el Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS
MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, vendió sus acciones en “IMPRESORES
MICABÚ, C.A.” el 20 de enero de 1999 y por ende ya no era dueño de acciones en
“IMPRESORES MICABÚ, C.A.” para el 25 de noviembre de 1999, fecha de la
negociación de ésta con el Consejo Nacional Electoral.

De lo antes expuesto se desprende que el ciudadano LUIS MANUEL


MIQUILENA HERNÁNDEZ, no pudo haber ejercido ninguna influencia sobre los
integrantes del Consejo Nacional Electoral respecto a la suscripción del contrato sobre
la impresión de un millón de ejemplares de la novísima Constitución, ya que se
demostró que sí había vendido sus acciones en IMPRESORES MICABÚ, C.A.
Hay que hacer énfasis en que el tipo delictual se colma no con un
comportamiento tácito, sino con acciones delimitadas o un hacer positivo en pro de
hacer valer la influencia indebida.

Incluso: en el supuesto negado de que el Presidente de la Comisión Legislativa


Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, fuera todavía (o al
menos para cuando se hizo el contrato que produjo la imputación) dueño de acciones en
“IMPRESORES MICABÚ, C.A.” porque no se efectuó la participación en la Oficina
del Registro Mercantil, es oportuno hacer algunas consideraciones al respecto.

1) 1) El delito supone como condición indefectible que su autor


actúe con voluntad consciente. Ello fue aún más evidente a partir de la teoría finalista
del Derecho Penal. Acerca de tal voluntad, enseñó JESCHECK: “Parece correcto
entender la finalidad como comportamiento voluntario consciente…”. (HANS-
HEINRICH JESCHECK, “Tratado de Derecho Penal”, Parte General, Volumen
Primero, 1981, tercera edición, Bosch página 411).

Entonces: si se prescinde del hecho cierto de que ya habían sido en efecto


vendidas las acciones, no puede negarse que cuando menos está comprobado que el
Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ, creyó que había vendido sus acciones el 20 enero de
1999. Entonces mal podría atribuírsele la voluntad consciente o intención dirigida a
una meta el 25 de noviembre de 1999 (309 días después de que vendió), lo cual
presuponía el ser dueño de IMPRESORES MICABÚ, C.A. o de acciones en
IMPRESORES MICABÚ, C.A. Sin intención criminal o dolo malo no hay
culpabilidad ni por ende responsabilidad penal. Todo en aras del principio de
culpabilidad o “Nullum crimen sine culpa”, tan ajustado a principios democráticos. Y
todo esto de acuerdo a la teoría del finalismo y su concepto final de acción: ésta es un
comportamiento humano no sólo dependiente de la voluntad, sino un ejercicio de
actividad final por la capacidad del hombre de prever, dentro de ciertos límites, las
consecuencias de su comportamiento causal y de conducir el proceso, según un plan, a
la meta perseguida durante la utilización de sus recursos. La voluntad que rige el
proceso causal es, en consecuencia, espina dorsal de la acción final y el factor de
conducción que supradetermina el suceso causal externo.
No hubo posibilidad de que el Presidente de la Comisión Legislativa Nacional,
ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, actuara con intención
consciente de transgredir la ley, porque ya había vendido en efecto sus acciones y, en
todo caso, así lo creía y al respecto actuó valorando como lícita su conducta al
contratar después. En consecuencia, y en el supuesto negado de que no se hubiera
perfeccionado la venta de sus acciones, su proceder estaría explicado por un error de
prohibición que incide sobre la antijuridicidad y por tanto quitaría el hipotético carácter
de injusto a un hecho no desvalorado ni en sí mismo ni en su resultado.

2) 2) Además y en todo caso, en el supuesto de que sí fuera


obligatoria esa participación a la Oficina del Registro Mercantil, no era al Presidente
de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ, a quien le correspondía hacerlo, sino al o a los administradores: la
teoría de la “acción esperada” no se le podría aplicar al ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ, ya que no era de éste de quien se debía haber esperado
tal acción, por lo cual no es justo considerarlo incurso en una omisión que pudiera
constituir la inejecución de alguna obligación legal y mucho menos aún incurso en la
autoría de un delito.

Y no sólo se impone tal criterio en relación con IMPRESORES MICABÚ, C.A.,


sino con cualquier otra sociedad anónima o persona jurídica. En efecto, se sabe que son
los administradores los que llevan la gestión diaria de dichas personas jurídicas. Es
complicado el problema de cómo debe apreciarse la culpabilidad de quienes integran las
personas jurídicas y ello se demuestra en que ni siquiera todos los administradores, por
el solo hecho de serlo, son responsables de las acciones u omisiones de su representada.
Menos todavía podrá de modo automático recaer una culpabilidad en los accionistas,
pues se sabe que no tienen el real poder de dirección empresarial, del cual deriva la
“posición de garante”. En efecto, la moderna empresa implica complicaciones
cuantitativas y cualitativas, así de trabajadores como de aparataje. Todo esto genera
marchas y contramarchas de recomendaciones u órdenes, impartidas de modo verbal o
incluso computarizado, creándose así una serie de responsabilidades que permanecerían
subyacentes. En consecuencia los directivos (y mucho menos los accionistas) no
siempre e "ipso facto" serán responsables de los delitos cometidos por la empresa para
la cual trabajan. En otras palabras: para que se dé la responsabilidad de esos directivos
es menester que su conducta encaje a plenitud en el tipo delictivo del que se trata, es
decir, en la conducta allí descrita como delictiva, y que además sea causal. Las dudas
que sombrean el tema explícanse porque podría formarse una tupida maraña de
responsabilidades, en las cuales habría que deshilvanar para hallar los culpables. La
brumosa situación conduce al muy discutido problema de la causalidad jurídica.

Ahora bien: a quién atribuir una acción u omisión delictuosa puede ser claro en
algunos casos, ya que por regla general, establecer la relación causa-efecto no implica
ninguna dificultad; pero hay situaciones complejas, cuyos resultados se producen por
distintas causas desencadenadas por diversas personas o circunstancias. Con causas
próximas y remotas se forma entonces una cadena causal, en la que habrá de hurgarse
para identificar la causa jurídica efectiva e imputar a quien la causó la resultante
delictuosa.

Ni siquiera, pues, los miembros de una junta directiva y pese a que soportan la
carga laboral diaria y actúan en consecuencia, son los únicos agentes delictuales
posibles, ya que pueden serlo otros. En el ámbito legislativo venezolano se ha incluido
esto en el Parágrafo Cuarto del Artículo 33 de la Ley Orgánica de Prevención,
Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo: “Cuando el empleador, sea una persona
jurídica, será enjuiciada penalmente del acto criminal tipificado en este artículo, la
persona humana que resulte responsable y que haya actuado como representante legal,
administrador, apoderado, mandante o gerente de (sic) empleador”. La Ley sobre
Régimen Cambiario, en su artículo 13, recoge también una disposición con el mismo
norte: "Cuando los delitos previstos en esta Ley fuesen cometidos, por los gerentes,
administradores, directores o dependientes de una persona jurídica, actuando en su
nombre o representación, éstos responderán de acuerdo a (sic) su participación
culpable...". Ante tanta especificación (por demás innecesaria en teoría) en ambas leyes,
cabe preguntarse de qué otra manera pudiera ser. No obstante y en vista de que en
Venezuela, con frecuencia, se atribuye culpabilidad de modo maquinal o indeliberado a
todos los integrantes de directivas de empresas incursas o presuntamente incursas en
delitos, no sobra esa mayor aclaración.

Pues bien: si no todos los administradores pueden ser culpables de modo


automático por los delitos que acontezcan en las empresas que dirigen, “a fortiori”
menos podrán serlo los accionistas por acciones que no les correspondían: ello
significaría castigar penalmente a todos los que integren esas empresas y hasta podrían
serlo unos accionistas no administradores. Pero una severidad así, en palabras del
tratadista español RODRÍGUEZ DEVESA, no tuvo lugar ni en el juicio de
Nüremberg. (JOSÉ RODRÍGUEZ DEVESA, “Derecho Penal Español”, Parte General,
1981, Octava Edición, Artes Gráficas, Madrid, Página 392).

3) 3) En torno al planteamiento de si correspondía al ciudadano


LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, hacer aquella participación a la Oficina
de Registro, lo cual –como quedó sentado– constituye un supuesto negado, debe
considerarse la posibilidad de que tal conjeturada omisión pueda dar lugar a la
configuración de un delito.

El "nexo causal" es la relación que media entre la conducta y el resultado, y que


hace posible la atribución material de tal resultado a la conducta como a su causa. El
problema de la causalidad en la omisión ha sido uno de los más debatidos y dudosos en
el ya de por sí muy complejo y discutido asunto de la relación de causalidad. Se ha
comenzado en doctrina por la máxima "de nada, nada puede resultar". En Alemania e
Italia se ha opinado que no es posible la relación de causalidad en la omisión. De las
diversas teorías sobre la naturaleza y punibilidad de las omisiones, se aceptó que la
doctrina alemana de la "acción esperada" soluciona el problema. Esta doctrina se basa
en que todo delito de omisión tiene su fundamento en una acción esperada por mandato
legal y en que la omisión no es otra cosa que la falta de realización de la acción que se
esperaba de una persona. No se ejecutó una acción esperada y que debía producir un
cambio en el mundo exterior, que por la inacción quedó inerte.

En el supuesto negado de que no fuera suficiente la inscripción en el libro


correspondiente para ceder las acciones, y de que fuera entonces necesaria la
participación de tal cesión a la Oficina de Registro Mercantil, resultaría imposible
extraer responsabilidad del Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano
LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, a partir de su hipotética omisión, por
las reflexiones siguientes:
El "dominium" de las circunstancias permite atribuir al hombre el resultado que
él no ha impedido. No impedir un resultado cuando se tiene la obligación jurídica de
hacerlo, equivale a ocasionarlo. En esa hipótesis negada, el resultado no le podría ser
objetivamente imputado al Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano
LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, desde el prisma de una justa punición:
no era administrador y por esto no tenía el denominado y muy significativo “poder de
dirección empresarial”.

4) 4) Se anunció con anterioridad el principio de culpabilidad y en


relación con el Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS
MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, ello tiene que ver con que éste no actuó a
sabiendas de la antijuridicidad de su conducta. En consecuencia, solamente se le
podría atribuir una responsabilidad por el resultado si se aplicara la hoy preterida (en
aras de la libertad) responsabilidad penal objetiva, que castigaba sólo por el resultado.
Esto conduciría a que, como ocurría en una draconiana disposición del Código Penal
Francés de 1810 y sirva esto de ejemplificación, debía ser siempre castigado como
culposo el homicidio ocasionado por quien se hallaba en estado de contravención con
los reglamentos policiales. Hoy una simple desobediencia de orden administrativo no
puede dar lugar a culpa criminal, la cual ha de estar conforme con el elemento
espiritual o subjetivo, característico del Derecho Penal liberal moderno, según el cual
la culpabilidad equivale a la reprochabilidad (por la que al agente se le puede
reprochar una conducta) y es cuando el agente actúa a sabiendas de que su acción esta
prohibida. Pero cuando no es así, puede darse el denominado error de prohibición e
incluso acerca de una ley extrapenal, cuando su violación no tiene que ver con lo
socialmente relevante y no se haga objetivamente imputable la conducta, y siempre que
el sujeto activo haya creído en lo lícito de su conducta. Tal sería el caso en el
supuesto negado en análisis.

Basta con que se haga el traspaso en el libro de accionistas para que la cesión o
venta se perfeccione y surta efectos inclusive frente a terceros. Y en todo caso, no sólo
es así, sino que en Venezuela muchísima gente cree que es así, o sea, que para ceder o
vender sus acciones en una sociedad anónima es suficiente con el correspondiente
traspaso en el libro de accionistas. Esta creencia generalizada, y además fundamentada
en la ley, la jurisprudencia de la Corte Suprema y la doctrina, eliminó sin dudas la
consciencia en el Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS
MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, de que por no registrar dicha venta actuaba
contra un deber jurídico y de que podía ser imputado por ello: no hubo, pues, desvalor
de acción en su conducta. Y no puede haber responsabilidad sin culpabilidad.

SEGUNDA IMPUTACIÓN

La segunda imputación y según el Fiscal General de la República, ciudadano


abogado JAVIER ELECHIGUERRA NARANJO, se refiere a que “El ciudadano LUIS
MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, ‘ocultó’ al organismo competente, que es socio
desde el 10/05/88 de la Compañía Anónima ‘Impresores Micabú, C.A.’ ” y la apoyó con
los argumentos siguientes:

“El mencionado funcionario público incurre en dicho


comportamiento delictual cuando, con plena conciencia y
representación de todas las normas que debe observar al
formular su declaración, no cumple con las exigencias formales
que lo obliga el deponer bajo juramento al excluir el registro
societario en mención, su naturaleza, número, valor y
descripción de los títulos contentivos de las acciones de su
propiedad; el fundamento de su actuación dolosa se desprende
de la discordancia existente entre el contenido de lo depuesto y la
realidad que refleja la documentación en referencia.-
El Estado pretende tutelar mediante esta norma el deber de
lealtad que incumbe a todo funcionario público; procura
mantener incólume a la administración pública al tratar de
proporcionar, mediante su cumplimiento, tanto al iniciar el
desempeño de la función pública, como al cesar en su ejercicio,
información susceptible de fundamentar la lesividad al
patrimonio público; que cobra mayor importancia en la
actualidad, cuando está naciendo una nueva República, la cual
debe construirse sobre bases sólidas que tomen en cuenta, en
mayor dimensión, la idoneidad de todo funcionario público, con
el ánimo de evitar –en lo posible– las corruptelas del pasado.
Así lo ha interpretado la Contraloría General de la República,
como integrante del Poder Ciudadano, que ha dictado una
resolución exigiéndole a todos los funcionarios públicos la
actualización de todos los datos que deben contener la
declaración jurada del patrimonio, como una manera de hacer
más real el control sobre el peculio de las personas que ejerzan
funciones pública.-
Como consecuencia de lo expuesto, el ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ, tal como consta, tanto en la copia
certificada del Expediente Mercantil de ‘Impresores Micabú,
C.A.’, como en su Declaración Jurada del Patrimonio, al no
declarar las acciones que posee en esa empresa, adecuó su
conducta a los presupuestos de hecho del artículo 73 de la Ley
Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Público, que sanciona
el delito de FALSEDAD EN LA DECLARACIÓN JURADA DE
PATRIMONIO, el cual, en el caso concreto planteado, se
configura cuando el obligado a presentar la declaración,
ocultare maliciosamente, entre otras, la información relativa a
las acciones señaladas en el ordinal 2° del artículo 9 de la Ley
Orgánica en comentario.-” (página 29 de la querella).

El artículo 73 de la Ley Orgánica de Salvaguarda del Patrimonio Público, señala


lo siguiente:

“Artículo 73: Cualquier persona que maliciosamente falseare u


ocultare los datos contenidos o que deba contener su declaración
jurada de patrimonio, será castigado con prisión de uno a seis
meses y multa de diez mil a cincuenta mil bolívares.”.

Se ha establecido indudablemente que el Presidente de la Comisión Legislativa


Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, cedió sus
acciones. Y en el supuesto negado de que no se hubiera consumado la venta de las
acciones porque no se notificó a la Oficina de Registro Mercantil, lo cierto es que, por
lo menos, él creía que había cedido o vendido sus acciones en IMPRESORES
MICABÚ C.A. Y si en su fuero interno creyó que ya había cedido o vendido dichas
acciones, mal hubiera podido declararlas como de su propiedad cuando hizo la
declaración jurada del patrimonio público que ordena el artículo 5 de la Ley Orgánica
de Salvaguarda del Patrimonio Público.

Es un elemento subjetivo del tipo, porque atiende a la voluntad consciente del


actor, que éste actúe de manera maliciosa, es decir, con una propensión a lo malo y en
definitiva con un designio criminoso. No pudo haber en absoluto ese dolo de
malignidad en el Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS
MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, puesto que creía que estaba actuando de
manera perfectamente lícita porque ya no se consideraba dueño de acciones en
IMPRESORES MICABÚ, C.A. Y era natural que así lo sintiera, ya que su creencia se
basaba en la ley y autorizada doctrina y en la jurisprudencia de la Corte Suprema
de Justicia. Es inimaginable un mejor ejemplo de lo que pueda ser una actuación que
se crea conforme a la licitud. Incluso operaría en este caso y por dicho motivo el
error de prohibición para no acriminar la conducta del Presidente de la Comisión
Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, al no
declarar la supuesta propiedad de tales acciones. El propio Fiscal General de la
República, ciudadano abogado JAVIER ELECHIGUERRA NARANJO, admite
claramente la necesidad de tal ánimo o dolo específico o elemento subjetivo del injusto
en tal delito, esto es, el actuar maliciosamente, ya que en la imputación recién
transcrita expresa al principio que se incurre en ese delito cuando se actúa con "plena
conciencia". Y no hubo la voluntad consciente porque el Presidente de la Comisión
Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, creyó
que actuaba "jure" o de acuerdo con el Derecho. Y debe reputarse tan bien fundada esa
creencia, que en verdad era legal su proceder porque la legislación, doctrina y más
elevada jurisprudencia han aseverado que para ceder las acciones nominativas
basta el traspaso en el libro de accionistas. No era por lo tanto exigible al Presidente
de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ, que informara (en su declaración jurada) ser dueño de tales acciones,
porque ya no lo era. No existió en consecuencia tal delito.

TERCERA IMPUTACIÓN

En relación con la tercera imputación y en palabras del ciudadano Fiscal General


de la República, “Con relación a la negociación celebrada entre el Ministerio de
Justicia, luego Ministerio del Interior y Justicia, con la sociedad mercantil
‘Multinacional de Seguros, C.A.’.”

PUNTO PREVIO

La Sala Plena Accidental advierte que el querellante indicó los hechos que a su
juicio constituyen los delitos de malversación específica o sobregiro presupuestario y
tráfico de influencias. Sin embargo, se limitó a enunciar las pruebas que a su juicio
evidencian la comisión de tales hechos punibles, sin indicar el contenido de ellas y lo
que demuestran. Al respecto, el Magistrado de la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, Doctor JESÚS EDUARDO CABRERA ROMERO, ha expresado
lo siguiente:
“Sólo expresando con precisión lo que se quiere probar con el
medio que se ofrece, puede el Juez decidir si dicho objeto es o no
manifiestamente impertinente, y por ello el Código de
Procedimiento Civil de manera puntual requirió la mención del
objeto del medio en varias normas particulares (arts. 502, 503,
505, 451, 433 y 472) y en forma general en el artículo 397,
quedando exceptuados de dicha carga al promoverse la prueba:
las posiciones juradas y los testigos, donde el objeto se señalará
al momento de la evacuación. Todas estas normas buscan una
mejor marcha del proceso, tratan de precisar lo pertinente,
tratan de evitar que el Juez tenga que realizar la labor de
valoración que le impone el art. 509 del CPC, sobre medios que
por inadmisibles no se les ha debido dar entrada.
Pero la realidad ha resultado distinta a la que previno el CPC. A
diario vemos en los Tribunales como se promueven medios sin
señalarles que se quiere probar con ellos, y los Jueces los
admiten. Es corriente leer escritos donde se dice ‘Promuevo
documentos (públicos o privados) marcados A, B y C’, sin
señalar que se va a probar con ellos; o promuevo foto,
inspección judicial, etc., sin indicar que se pretende aportar
fácticamente al juicio, y que a pesar de que contrarían al art. 397
en la forma de ofrecerlos, a tales medios se les da curso.”. (XXII
JORNADAS “J.M. DOMÍNGUEZ ESCOVAR”. Derecho
Procesal Civil [EL C.P.C. DIEZ AÑOS DESPUÉS], Pág. 247).

El querellante, en relación con los contratos de seguros suscritos por el


Ministerio de Justicia para los empleados del Instituto Universitario de Policía
Científica y la Compañía Aseguradora Multinacional de Seguros, C.A., expresó lo
siguiente:

“...En el período de ocho meses (8) meses, comprendidos entre el


01MAY99 al 31DIC99, el monto de la disponibilidad
presupuestaria para ese propósito, era de DIEZ MILLONES
SEISCIENTOS TREINTA Y CUATRO MIL SETECIENTOS
OCHENTA Y CUATRO BOLÍVARES, CON OCHENTA Y DOS
CÉNTIMOS (Bs. 10.634.784,82), habiéndose cancelado una
prima de TREINTA Y CUATRO MILLONES DOSCIENTOS
SESENTA Y TRES MIL CUATROCIENTOS CINCUENTA Y
NUEVE BOLÍVARES, CON CUARENTA Y CINCO CÉNTIMOS
(Bs. 34.263.459,45). Asimismo, se observa que para el período
01ENE2000 AL 31ENE2000, la disponibilidad presupuestaria
era de QUINCE MILLONES DE BOLÍVARES (Bs.
15.000.000,oo); sin embargo, hasta la presente fecha, se han
adquiridos compromisos, por concepto de monto de prima por
CINCUENTA MILLONES QUINIENTOS SETENTA Y SEIS MIL
CIENTO CINCUENTA Y TRES BOLÍVARES, CON OCHENTA Y
NUEVE CÉNTIMOS (Bs. 50.576.153,89)...”.

También indicó el ciudadano Fiscal General de la República que en la “Separata


del Presupuesto para el Ejercicio Fiscal 1999” (reconducido) que pertenece al
Ministerio de Justicia, le correspondió al Cuerpo Técnico de Policía Judicial “...La
cantidad de DOS MIL QUINIENTOS MILLONES DE BOLIVARES (Bs.
2.500.000.000,oo), por concepto denominado Aporte patronal al Seguro de vida,
Accidentes Personales, Hospitalización, Cirugía, Maternidad (H.C.M.) y gastos
Funerarios por empleados...”. Después precisó que al Instituto Universitario de Policía
Científica por el citado concepto y para el mismo Ejercicio Fiscal, se le asignaron
“...QUINCE MILLONES DE BOLIVARES (Bs. 15.000.000,00)...”. Respecto a tal
presupuesto de gastos indicó que el mismo fue modificado por cinco créditos
adicionales y “...Que con relación al contrato de seguros suscrito, para los empleados
del Instituto Universitario de Policía Científica, ni en los Créditos Adicionales ni en la
Insubsistencia, se incorporaron a la subpartida específica 401.07-08-00, recursos para
cumplir con las obligaciones contraidas con Multinacional de Seguros, C.A., durante el
período 01MAY99 al 31DIC99 y 01ENE2000 al 31DIC2000...”.

En lo que se refiere al Seguro de Hospitalización, Cirugía, Maternidad y


Accidentes Personales, el querellante agregó:

“...se renovaron las pólizas 33-01-1327 y 33-01-1326, las cuales


se vienen ejecutando desde el 01/ENE/99, se desprende que el
Ministerio de Justicia, tanto por vía del Instituto Universitario de
Policía Científica (IUPOL) como del Cuerpo Técnico de Policía
Judicial (CTPJ), adquirió obligaciones que sobrepasan la
disponibilidad presupuestaria. Se acota que durante el primer
trimestre del año 1999 y parte del segundo semestre quien fungía
como Ministro de Justicia, era el ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ, responsable de la suscripción de
ese contrato. Se observa del estudio de los elementos que cursan
en autos, que el ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ, se encuentra incurso en los presupuestos de
hecho previstos en el artículo 61 de la Ley Orgánica de
Salvaguarda del Patrimonio Público, esto es, el delito llamado
por la doctrina MALVERSACIÓN ESPECÍFICA o SOBREGIRO
PRESUPUESTARIO, el cual se comete cuando el agente del
delito que tiene bajo su administración o custodia bienes del
patrimonio público, excediéndose en las disposiciones
presupuestarias y sin observancia de las previsiones legales
sobre crédito público, efectúe gastos o asuma deudas o
compromisos de cualquier naturaleza que hagan procedentes
reclamaciones contra la República o alguno de los entes
señalados en el Artículo 4° de la Ley Orgánica de Salvaguarda
del Patrimonio Público. Contempla la Ley Orgánica de
Salvaguarda del Patrimonio Público, en su artículo 61 el
llamado sobregiro presupuestario por erogaciones o
compromisos ilegales lo cual configura un tipo penal que puede
ser cometido exclusivamente por funcionarios públicos, quienes,
a su vez, tengan disposición presupuestaria, es decir, tengan la
facultad de obligar al ente público que representan.
Concatenando el contenido de la citada disposición penal con los
hechos que aquí se le imputan al ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ, tenemos que en ejercicio del cargo
de Ministro de Justicia encargado el mismo ordenó que se
renovara el Seguro de Hospitalización Cirugía y Maternidad y
Accidentes Personales, pero con una compañía aseguradora
diferente a la que venía prestando el servicio como lo era
Seguros Capitolio y, en su lugar, contratar con Multinacional de
Seguros, C.A., cuyo Presidente es el ciudadano TOBÍAS
CARRERO NACAR, quien, como quedó fehacientemente
demostrado anteriormente, era socio de MIQUILENA
HERNÁNDEZ, en otra empresa, y demuestra con ello un interés
en favorecer a una compañía que pertenece a alguien con quien
lo unen vínculos de amistad y camaradería, hecho por lo demás
público y notorio.”.

A juicio del ciudadano Fiscal General de la República tales pólizas se


contrataron “...En condiciones desmejoradas para el Estado y sus asegurados...A pesar
de que las primas a pagar se excedieron, las coberturas se mantuvieron inalterables y
el ajuste por siniestralidad (porcentaje) fue reducido, en perjuicio para el ente
contratante. Asimismo este tipo de contratación fue directa y no se utilizó la figura del
intermediario como lo son las Sociedades de Corretaje de Seguros...”.

También señaló el querellante lo siguiente:

“En segundo término, se debe ponderar la conducta asumida por


el ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ en
cuanto al aprovechamiento de sus funciones para beneficiar a
TOBÍAS CARRERO NACAR, presidente de Multinacional de
Seguros, C.A., quien, como ha quedado evidenciado en el
presente escrito –y las pruebas recabadas así lo confirman– es
socio de aquél y su benefactor en la campaña electoral para la
Asamblea Nacional Constituyente, en donde esa empresa pagó,
por concepto de cuñas alusivas a la candidatura del
Constituyente LUIS MIQUILENA HERNÁNDEZ, la cantidad de
CINCO MILLONES SEISCIENTOS NOVENTICUATRO MIL
TRESCIENTOS OCHENTIÚN BOLÍVARES (Bs. 5.694.381,oo) a
la empresa Radio Cadena Mundial, tal como consta de la copia
que reposa en poder del Ministerio Público (Anexo “X”
constante de (3) tres folios útiles); siendo socios, es moralmente
inaceptable que el funcionario público, en un acto de sus
funciones y sin que su arbitrio pueda ser controlado en su
oportunidad –razón por la cual su abuso se pone en evidencia-
beneficie a un compañero de negocios, a través de una
negociación en la cual el patrimonio público sufrió un perjuicio y
el particular obtuvo pingües ganancias, poniendo en tela de
juicio la idoneidad que debe ser el modelo en la función pública;
más cuando se tiene la representación que ostentaba LUIS
MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, quien presidía un ente
que tenia (sic) rango supraconstitucional, ante el cual todos los
organismos del poder público quedaban subordinados. Ese
análisis nos conduce a imputarle también al ciudadano LUIS
MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ –nuevamente- la comisión
del delito de TRÁFICO DE INFLUENCIAS, tipificado en el
artículo 72, encabezamiento, de la Ley Orgánica de Salvaguarda
del Patrimonio Público, pues, aprovechándose de sus funciones
como encargado del Ministerio de Justicia, benefició a la
empresa Multinacional de Seguros, C.A., cuyo presidente
TOBÍAS CARRERO NACAR, empresario éste que es socio del
ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, en la
contratación de seguros con el Cuerpo Técnico de Policía
Judicial e Instituto Universitario de Policía Científica, que no fue
sometida a licitación...”.

En último término, el ciudadano Fiscal General expresó que de lo antes expuesto

“…Se desprende de los elementos probatorios recabados –hasta


los actuales momentos– por el Ministerio Público en la
investigación que fuera solicitada por el propio LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ. HERNÁNDEZ, los cuales
menciono a continuación:
1) Contrato suscrito entre el Ministerio de Justicia y Seguros
Capitolio, C.A., (Anexo “V” que consta (1.216) mil
doscientos dieciséis folios útiles)
2) Contrato suscrito entre el Ministerio de Justicia y Seguros
Capitolio, C.A.- (Anexo “W” que consta (3.051) tres mil
cincuenta y uno folios útiles).
3) Gaceta Oficial Nº 36.634, de fecha 02 de febrero de 1999,
donde consta el Decreto Nº 05 fechado ese mismo día,
donde el ciudadano Presidente de la República, HUGO
CHÁVEZ FRÍAS, designó y juramentó como Ministro de
Relaciones Interiores y encargado del Ministerio de
Justicia, al ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ (Anexo “C” contentivo de (8) ocho folios
útiles ).-
4) Comunicación Nº 9700-001-0386, de fecha 10/FEB/2000,
dirigida al Fiscal General de la República por el entonces
Director General Sectorial del Cuerpo Técnico de Policía
Judicial, Dr. Carlos Fermín, así como copia del “Análisis y
Estudios de las Pólizas de Seguros Contratadas a través
del Ministerio del Interior y Justicia, para cubrir riesgos de
Hospitalización, Cirugía y Maternidad de los Funcionarios
del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, en los cuales se
demuestra el perjuicio causado a los funcionarios y a sus
familiares, así como, al Patrimonio Público” (Anexo: “M”,
contentivo de (121) ciento veintiún folios).-
5) Copia de la Separata del Presupuesto para el Ejercicio
Fiscal 1999 (reconducido), correspondiente al Ministerio
de Justicia, Oficina Central de Presupuesto, a fin de
demostrar la Partida Presupuestaria para el rubro de
Seguros de Hospitalización, Cirugía, Maternidad y
Accidentes Personales (Anexo “N”, contentivo de (92)
noventa y dos folios útiles).-
6) Gaceta Oficial de la República de Venezuela, Número
5.407 (Extraordinario) del 29NOV99;” (SIC) cursante en
el anexo “Ñ (SIC) de (32) treinta y dos folios útiles.
8) (SIC) Gaceta Oficial de la República de Venezuela,
Número 36.844, del 06DIC99 cursante en el Anexo “O” de
(32) treinta y dos folios útiles
9) Gaceta Oficial de la República de Venezuela, Número
36.836, del 24NOV99 cursante en el Anexo “P” de (16)
dieciséis folios útiles.
10) Gaceta Oficial de la República de Venezuela, Número Nº
(SIC) 5.422 (Extraordinario), de fecha 29DIC99 cursante
en el Anexo “Q” de (22) folios útiles.
11) Análisis de los créditos adicionales al programa (04) –
Policía Judicial, (sic) para el ejercicio fiscal del año 1999
(Anexo “R” (1) un folio útil).
12) Evaluación sobre el proceso de contratación de los seguros
del Cuerpo Técnico de Policía Judicial y el Instituto
Universitario de Policía Científica (períodos 1998-99),
suscritos con la C.A., Seguros Capitolio y Multinacional de
Seguros, S.A., (Anexo “S” constante de (13) trece folios
útiles).-
13) Declaraciones testimoniales de TOBÍAS CARRERO
NACAR, LUIS HERMOGENES CASTILLO CASTRO,
CARLOS JOSÉ FERMÍN CASTILLO, LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ, MARCOS JOSÉ CHÁVEZ y
ENRIQUE GINNARI TROCONIS (Anexo “U” constante de
(40) cuarenta folios útiles).-”.

Aun cuando el querellante incurrió en la falta indicada en el anterior punto


previo, la Sala Plena Accidental examinó las actuaciones que cursan en el expediente y
al efecto pasa a decidir:

Está probado en el contrato suscrito por el Ministerio de Justicia y Multinacional


de Seguros, C.A., con ocasión de las pólizas de Hospitalización, Cirugía y Maternidad
N° 33-01-1323; Colectivo de Vida N° 18-01-2059; Previsión Familiar N° 42-01-1522; y
Accidentes Personales N° 01-01-2102, vigentes a partir del 1° de abril de 1999 y hasta
el 31 de diciembre de 1999, que el monto de dicho contrato ascendió a la cantidad de
UN MIL OCHOCIENTOS OCHENTA Y SIETE MILLONES CIENTO OCHENTA
MIL DOSCIENTOS CINCUENTA Y SIETE BOLÍVARES CON NOVENTA Y
OCHO CÉNTIMOS (Bs. 1.887.180.257,98), según se evidencia en el Anexo 23 del
expediente. Está probado así mismo que le fue asignado al Ministerio de Justicia,
Unidad Ejecutora de la Dirección del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, la cantidad de
DOS MIL QUINIENTOS MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 2.500.000.000,00), como
se evidencia de la “Separata del Presupuesto para el Ejercicio Fiscal de 1999”
(reconducido), que cursa al folio 212 vuelto, en el anexo N° 2.

Esta previsión presupuestaria y aquel monto de contratación, demuestran que sí


había disponibilidad presupuestaria y no excedióse la correspondiente a dicho
Ministerio. Tal consta en las alegaciones de la defensa del Presidente de la Comisión
Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, en la
página 28 de su escrito.

La póliza N° 33-01-001326, contratada con Multinacional de Seguros, C.A., se


refería a una cobertura del personal adscrito al Instituto Universitario de Policía
Científica y tuvo una vigencia desde el 1° de mayo de 1999 hasta el 31 de diciembre de
1999. Su monto por concepto de prima ascendió a la suma de DIEZ MILLONES
SEISCIENTOS TREINTA Y CUATRO MIL SETECIENTOS OCHENTA Y
CUATRO BOLÍVARES CON SESENTA Y DOS CÉNTIMOS (Bs. 10.634.784,62).
Los recursos para honrar dicha suma estaban previstos en la citada Ley de
Presupuesto y contemplaba en la partida 4.01 (correspondiente a gastos de personal),
actividad 0.3 (Instituto Universitario de Policía Científica); sub-partida 4.01-07
(genérica), 08 (específica), una provisión presupuestaria para todo el ejercicio fiscal de
QUINCE MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 15.000.000,00) para Seguro de Vida,
Accidentes Personales, Hospitalización, Cirugía y Maternidad y Gastos Funerarios por
empleados. Por consiguiente había la posibilidad de gastar incluso hasta la concurrencia
del límite de crédito fijado y por supuesto de comprometer un gasto muy por debajo del
referido límite. Todo ello según la Ley Orgánica de Régimen Presupuestario y ejercida
la respectiva función contralora. No hubo sobregiro presupuestario ya que se
cumplieron las reglas presupuestarias y de control respectivo.
Existe así mismo la prueba de la cancelación del Instituto Universitario de
Policía Científica a Multinacional de Seguros, C.A. Ello demuestra que sí había
recursos para honrar ese pago, por lo cual había legalmente recursos que excedían el
monto de dicha contratación y por tanto no pudo haber allí ningún sobregiro
presupuestario ni alguna malversación específica.

No puede pretenderse que la cláusula de siniestralidad conduzca a un sobregiro


delictuoso, puesto que se trata de un alea y como tal de una verificación incierta. Aparte
de esto, cabe hacer énfasis en que el asegurado tiene la facultad de aceptar o no el
denominado ajuste por siniestralidad y por tanto es imposible que al momento de
suscribirse el contrato de seguro surja "ipso facto" un compromiso monetario cierto
para el Estado (lo cual sería imposible también por lo imprevisible del monto de dicho
ajuste) y por ende la posibilidad de que en un futuro sea demandado éste por tal motivo.

La Sala Plena Accidental del Tribunal Supremo de Justicia, no sólo advierte que
hubo esa conformidad con la Orden de Pago emitida por el Ministerio de Justicia, N°
1541 del 30 de marzo de 1999, a favor de Multinacional de Seguros, C.A., R.I.F. J-
09013400-0, por una sola vez, sino que en verdad se hizo ese pago por la cantidad de
UN MIL OCHOCIENTOS OCHENTA Y SIETE MILLONES CIENTO OCHENTA Y
SIETE BOLÍVARES CON NOVENTA Y OCHO CÉNTIMOS (Bs. 1.887.180.257,98),
abonada a la cuenta corriente N° 038-007144-5 de Interbank, en concepto de
cancelación total de la prima (o precio pagado al asegurador) en cuestión. La
circunstancia de que sí se haya realizado ese pago, prueba de modo apodíctico que todo
el proceso (que rigió la contratación) se cumplió de manera perfectamente legal: se
inició por una negociación supeditada al visto bueno de la Contraloría Interna d el
Ministerio de Justicia; ésta lo dio y el pago se efectuó con total rigurosidad, vale decir,
por el monto exacto estipulado en la congrua cláusula contractual. Ese contrato de
seguros o póliza no era de cumplimiento sucesivo en términos de pago, sino de un único
cumplimiento a través de un solo pago hecho contra un recibo de prima.

De lo expuesto con anterioridad, es obvio que no existe sobregiro presupuestario


alguno, porque de haberlo la Ley establece la obligación de rechazar la orden de pago.

La propia querella se contradice (respecto a su imputación de sobregiro) al


señalar a la página 19 que había una disponibilidad por DOS MIL QUINIENTOS
MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 2.500.000.000,00) y que la póliza fue por un monto
de UN MIL OCHOCIENTOS OCHENTA Y SIETE MILLONES CIENTO OCHENTA
MIL DOSCIENTOS CINCUENTA Y SIETE BOLÍVARES CON NOVENTA Y
OCHO CÉNTIMOS (Bs. 1.887.180.257,98): no se comprende cómo pudo haber
entonces un sobregiro presupuestario.

El 15 de mayo del año 2000, la División de Auditoría de la Guardia Nacional


remitió en el oficio N º 0935, al Fiscal Quinto del Ministerio Público con competencia
Plena a Nivel Nacional, el INFORME DE EXPERTICIA CONTABLE solicitado por la
propia Fiscalía General de la República el 1° de marzo del año 2000, autorizado por el
Juzgado Séptimo de Control del Circuito Judicial Penal del Área Metropolitana de
Caracas el 9 de marzo del año 2000.

En esta experticia se hizo el estudio técnico comparativo de las pólizas de


Seguros Capitolio, C.A. y Multinacional de Seguros C.A., contratadas por el Ministerio
del Interior y Justicia para el Cuerpo Técnico de Policía Judicial, Instituto Universitario
de Policía Científica y la División Aérea del Cuerpo Técnico de Policía Judicial.

En tal experticia se indican las conclusiones obtenidas, así:

“...2.-Igualmente la póliza de Hospitalización, Cirugía y


Maternidad(HCM) de la C.A. Seguros Capitolio y Multinacional
de Seguros C.A. a favor del Instituto Universitario de Policía
Científica, tienen el mismo costo y sus coberturas son idénticas.
3.-En el análisis de las pólizas de seguros de aviación se
evidencia que la contratada con Multinacional de Seguros C.A.,
mejora notablemente las coberturas, es decir es mejor en
calidad que las Pólizas de la C.A. Seguros Capitolio.

4.-La situación Financiera de Multinacional de Seguros C.A. es


más sólida que la C.A. Seguros Capitolio, por lo cual puede
soportar en mejor posición futuras eventualidades o
contingencias; así mismo el margen de solvencia y el patrimonio
propio no comprometido es superior en Multinacional de
Seguros...”

Multinacional de Seguros, C.A. hizo una mejor oferta, ya que los beneficios que
podrían obtenerse de tal empresa eran superiores según se evidencia en la circunstancia
de que ofreció cubrir el ciento por ciento de una “maternidad” y, mientras tanto,
Seguros Capitolio sólo pagaba el ochenta y cinco por ciento por el mismo concepto y no
mejoró su oferta en tal sentido.

Toda esta explicación desvirtúa la aseveración hecha en su querella por el Fiscal


General de la República (folio 23), acerca de que la contratación con Multinacional de
Seguros, C.A. “desmejoró” la situación del personal ministerial.

La Sala Plena Accidental ratifica que la querella misma contradijo su imputación


de que hubo un sobregiro presupuestario al antes asegurar (folio 23) que había una
disponibilidad por DOS MIL QUINIENTOS MILLONES DE BOLÍVARES (Bs.
2.500.000.000,00) y, a renglón seguido, que la póliza fue por un monto de UN MIL
OCHOCIENTOS OCHENTA Y SIETE MILLONES CIENTO OCHENTA MIL
DOSCIENTOS CINCUENTA Y SIETE BOLÍVARES CON NOVENTA Y OCHO
CÉNTIMOS (Bs. 1.887.180.257,98). Entonces, si se usa un argumento “ad hóminem”,
esto es, el que se funda en un acto u opinión de la misma persona a quien se dirige,
podría redargüirse a la querella que aparece como palmario que no existió ningún
sobregiro presupuestario.

El Fiscal General de la República, ciudadano abogado JAVIER


ELECHIGUERRA NARANJO, no clarifica en su querella el porqué atribuye al
Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ, el sobregiro presupuestario en la contratación de seguros
para el Cuerpo Técnico de la Policía Judicial. Ha sido menester, pues, que la Sala Plena
Accidental del Tribunal Supremo de Justicia deduzca de tal querella cuál fue la razón de
semejante imputación. Y ha llegado a la conclusión de que lo único que podría
explicarla, en principio, es la suma de las dos cantidades siguientes: 1) La concerniente
a la prima de dicho contrato, quiere decir, UN MIL OCHOCIENTOS OCHENTA Y
SIETE MILLONES CIENTO OCHENTA MIL DOSCIENTOS CINCUENTA Y
SIETE BOLÍVARES CON NOVENTA Y OCHO CÉNTIMOS (Bs. 1.887.180.257,98);
y 2) la concerniente al "ajuste por siniestralidad", o sea, UN MIL CIENTO
CINCUENTA Y SIETE MILLONES SETECIENTOS TREINTA Y SEIS MIL
OCHENTA Y TRES BOLÍVARES CON CUARENTA Y OCHO CÉNTIMOS (Bs.
1.157.736.083,48). Ese ajuste fue de un ciento tres con ochenta y nueve por ciento y de
allí se saca esta última cantidad.

El denominado “ajuste por siniestralidad” consiste en que si los pagos hechos


por la empresa aseguradora alcanzaron el sesenta por ciento del monto de la prima, tiene
derecho esa empresa de solicitar un ajuste o reconsideración de la cláusula contractual
que se refiera al precio a pagar por ese mismo servicio de seguros o, en otras palabras,
que se refiera a la prima. Es de capital importancia hacer hincapié en que dicho ajuste es
facultativo porque las personas (naturales o jurídicas) aseguradas pueden aceptar hacer
ese ajuste o negarse a considerar siquiera la proposición del ente asegurador. Esta Sala
Plena Accidental se ha referido a esta particularidad o cláusula contractual en una forma
genérica, porque el mencionado “ajuste por siniestralidad” es comunísimo en los
contratos de seguro de diversa índole, tanto particulares (suscritos con personas
naturales o individuales) como públicos (suscritos con personas jurídicas del Poder
Público u oficial).

En lo atinente al delito de tráfico de influencias el Fiscal General de la República


imputó asimismo situaciones indeterminadas e indeterminables en un plano jurídico-
penal, tales como asegurar que el Presidente de la Comisión Legislativa Nacional,
ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ, incurrió en una conducta
"moralmente inaceptable".

En primer lugar debe aclararse que aun cuando el Derecho Penal está influido
sobremanera por la moral, ya se superó el ominoso tiempo en que se pretendió fulminar
castigos criminales por reales o supuestas faltas a la moral. En todo caso no siempre se
puede juzgar ésta de forma infalible, ya que a veces se valúa cambiantemente y de
acuerdo con las épocas, los lugares y hasta las personas. Valga como paradigma
invertido al respecto el lamentable uso de la moral en el “sano sentimiento del pueblo
alemán”, que substituyó la ideal atadura del tipo legal en el hitlerista Derecho Penal
libre o de autor. Una imputación respecto al tráfico de influencia, pues, no debe
formularse apoyada en reclamos a la moral y sí en señalamientos precisos y sólidos por
tanto. No ha sido éste el soporte de tal imputación, ya que además se hizo ésta porque se
afirmó que el querellado benefició a su "socio", "benefactor" y "compañero de
negocios"; pero ha quedado desvirtuada la aseveración de que el Presidente de la
Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ y el ciudadano TOBÍAS CARRERO NÁCAR son socios. En efecto, esa
supuesta sociedad terminó en cualquier caso con anterioridad y cuando el Presidente de
la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA
HERNÁNDEZ, vendió legalmente sus acciones en IMPRESORES MICABÚ, C.A.

En relación con el contrato suscrito entre Radio Cadena Mundial y


MULTINACIONAL DE SEGUROS, C.A., se debe dejar constancia de que el
ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ era un tercero respecto a ese
contrato. A él sólo lo puede vincular con el contrato el objeto del mismo, que fue para
darle publicidad al mencionado ciudadano. Pero no se ha demostrado que tal contrato
se haya ejecutado ni que por su causa se haya hecho ningún pago. En el supuesto de
que efectivamente se hubiera ejecutado, lo sería con posterioridad a la salida del
ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ de la función ejercida.

De manera que se dan aquí por íntegramente reproducidas todas las razones que
se expusieron al tratar la primera imputación y en torno al mismo tema del tráfico de
influencias y a las probanzas que indefectiblemente ha de implicar. Sólo se recuerda que
la responsabilidad penal está condicionada a la existencia de un hecho y a éste se refiere
la doctrina penalista con el “principio del hecho”.

No debe basarse la imputación en aspectos morales y menos en conexión con un


delito como el de malversación que tiende a ser abolido porque muchos creen que no
debe figurar en el elenco delictivo, ya que no implica sino un desorden que hasta pudo
beneficiar a la nación. Es un delito de menor entidad pues no evidencia falta de
probidad.

Vistas y analizadas las presentes actuaciones resulta que en los autos no


aparecen acreditados los hechos que el Fiscal General de la República atribuyó al
Presidente de la Comisión Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL
MIQUILENA HERNÁNDEZ. Por consiguiente debe declararse que no existen
suficientes razones para la formación de causa penal y consecuentemente debe
declararse sin lugar la solicitud de enjuiciamiento interpuesta por el Fiscal General de la
República contra el ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ y en
efecto así se declara.

DECISIÓN

En virtud de las consideraciones expuestas, el Tribunal Supremo de Justicia, en


Sala Plena Accidental, administrando Justicia en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, de acuerdo con el numeral 3 del artículo 266 de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela y con los artículos 377, 379 y 381 del Código
Orgánico Procesal Penal, pasa a dictar los siguientes pronunciamientos: 1) declara que
NO HAY MÉRITO PARA EL ENJUICIAMIENTO del Presidente de la Comisión
Legislativa Nacional, ciudadano LUIS MANUEL MIQUILENA HERNÁNDEZ,
venezolano, mayor de edad, divorciado y portador de la cédula de identidad V- 466.699,
solicitado por el Fiscal General de la República, ciudadano abogado JAVIER
ELECHIGUERRA NARANJO. Y 2) decreta el SOBRESEIMIENTO según el
artículo 378 del Código Orgánico Procesal Penal.

Publíquese, regístrese y archívese.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho del Tribunal Supremo de


Justicia en Sala Plena Accidental, en Caracas, a los (30) días del mes de mayo
del año dos mil. Años 190º de la Independencia y 141º de la Federación.

EL PRESIDENTE,
IVÁN RINCÓN URDANETA

EL PRIMER VICEPRESIDENTE, EL SEGUNDO VICEPRESIDENTE,

JORGE ROSELL SENHENN ANTONIO RAMÍREZ JIMÉNEZ

MAGISTRADO-PONENTE,

ALEJANDRO ANGULO FONTIVEROS

CARLOS ESCARRÁ MALAVÉ JOSÉ PEÑA SOLÍS

OMAR ALFREDO MORA DÍAZ HÉCTOR PEÑA TORRELLES

JOSÉ DELGADO OCANDO MOISÉS A. TROCONIS VILLARREAL

JOSÉ RAFAEL TINOCO LEVIS IGNACIO ZERPA


ANTONIO JOSÉ GARCÍA GARCÍA OCTAVIO JOSÉ SISCO RICCIARDI

RAFAEL PÉREZ PERDOMO CARLOS OBERTO VÉLEZ

ALBERTO MARTINI URDANETA JUAN RAFAEL PERDOMO

MANUEL FEO LA CRUZ RAFAEL ARÍSTIDES RENGIFO


CAMACARO

EL SECRETARIO,

ENRIQUE SÁNCHEZ RISSO


Exp. Nº 1234
AAF/mcud.-

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