Batalla de La Albuera
Batalla de La Albuera
Batalla de La Albuera
4159 británicos
1368 españoles
389 portugueses.7
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Guerra Peninsular
1808-1814
La batalla de La Albuera se libró el 16 de mayo de 1811, durante la guerra de la
Independencia española, en las inmediaciones de la localidad extremeña de La
Albuera, a unos 22 km al sur de la ciudad fronteriza de Badajoz. Se enfrentaron un
ejército combinado de fuerzas británicas, portuguesas y españolas al mando del
general William Beresford contra el Ejército francés del Sur (Armée du Midi) del
mariscal Soult. El desenlace fue indeciso, aunque se puede considerar una victoria
táctica de los aliados.
Soult rápidamente reunió un nuevo ejército con las tropas francesas en Andalucía y,
junto con los soldados que se retiraban ante Beresford, marchó para acabar con el
asedio. Sabiendo de la aproximación de otra fuerza enemiga, un ejército español al
mando del general Joaquín Blake, el mariscal francés planeó girar hacia el flanco
de Beresford e interponer sus tropas entre sus dos oponentes. Sin embargo, una vez
más, la información de los franceses estaba desactualizada, pues los españoles ya
habían enlazado con portugueses y británicos para conformar un ejército aliado de
35 000 hombres frente a los 24 000 hombres del francés.
Índice
1 Trasfondo
2 Preludio
2.1 Movimientos de Mortier
2.2 Los aliados cercan Badajoz
2.3 Configuración de los ejércitos
3 Batalla
3.1 La finta de Soult sobre La Albuera
3.2 El ataque de flanco francés
3.3 La delgada línea española resiste
3.4 La destrucción de la brigada de Colborne
3.5 El sufrimiento de Hoghton
3.6 Soult se retira
4 Secuelas
5 Consecuencias
6 Conmemoración
7 Notas
8 Referencias
9 Bibliografía
10 Enlaces externos
Trasfondo
A pesar de su victoria sobre una parte de las fuerzas del mariscal André Masséna en
la batalla de Busaco en septiembre de 1810, el vizconde de Wellington se vio
obligado por la posterior maniobra de Masséna a retirarse con una fuerza
numéricamente inferior tras la extensa serie de fortificaciones que había creado
alrededor de Torres Vedras para proteger los accesos a Lisboa. Hacia el 10 de
octubre de 1810, solo la división ligera británica y algunas patrullas de
caballería permanecían fuera de estas «Líneas».12 Wellington ubicó en las
fortificaciones a «tropas secundarias» —25 000 milicianos portugueses, 8000
españoles y 2500 infantes de marina y artilleros británicos— al tiempo que su
principal ejército de campaña de soldados regulares británicos y portugueses
permanecía disperso para así contener rápidamente un asalto francés en cualquier
punto de esas Líneas.13
Tras una exitosa campaña por Extremadura, el 27 de enero de 1811 Soult comenzó el
cerco de Badajoz. Casi inmediatamente el Ejército de Extremadura se aproximó con 15
000 soldados al mando del general Gabriel de Mendizábal. El ejército de Soult,
demasiado pequeño para rodear la ciudad, no pudo impedir que 3000 hombres de
Mendizábal reforzaran la guarnición de la ciudad y que el resto ocuparan el cerro
de San Cristóbal. Puesto que esto representaba una considerable amenaza, Soult
enseguida atacó y derrotó a las fuerzas de Mendizábal en la batalla de Gévora, en
la que los franceses infligieron mil muertos y tomaron 4000 prisioneros, por 400
bajas propias. El resto de las derrotadas fuerzas españolas huyeron hacia Badajoz y
Portugal.20
Preludio
William Beresford
Sin consideraciones políticas que los obstaculizaran, los aliados pronto supieron
del cerco de Badajoz emprendido por las fuerzas de Soult. Desaparecida la amenaza
de Masséna con su retirada hacia España, Wellington preparó el envío de sus 2.ª y
4.ª Divisiones, entonces al mando del general William Beresford, para acabar con el
asedio. Las órdenes se dieron el 8 de marzo, pero se anularon al día siguiente
debido a una información falsa que afirmaba que Masséna estaba ofreciendo batalla
en Tomar.25 Tras algunos retrasos mientras la divisiones de Beresford se
reagrupaban, la fuerza de auxilio partió hacia Badajoz el 15 de marzo. Para
entonces, sin embargo, Wellington recibió noticias de la rendición de la ciudad.
Sin prisas por llegar, la expedición de Beresford aminoró el paso.26
Movimientos de Mortier
El mariscal Édouard Mortier, comandante de la guarnición francesa de Badajoz,
aprovechó bien este retraso en la llegada de los aliados. Tras dejar seis
batallones en la ciudad, a principios de marzo se movió al noroeste contra la
ciudad portuguesa de Campo Maior, distante 17 km a vuelo de pájaro, con unos 7000
hombres y tres baterías de cañones tomadas de las defensas de Badajoz. Los
franceses ocuparon el cercano fuerte de São João el 14 de marzo, la noche de su
llegada, pero la fortaleza de Campo Maior se mostró mucho más resistente. A pesar
de estar defendida por solo 800 milicianos al mando del mayor José Talaya, la
ciudad aguantó siete días y se rindió solo cuando todo un lienzo de un bastión se
derrumbó por el ataque de la artillería de Mortier.27 El mariscal francés envió dos
regimientos de caballería al mando del general Marie Victor Latour-Maubourg para
sitiar la localidad de Alburquerque, donde sus 6000 defensores se rindieron antes
incluso de que los franceses necesitaran refuerzos.28
La prolongada defensa de Campo Maior por parte del mayor Talaya les dio tiempo a
las divisiones de Beresford para llegar antes de que las fortificaciones fueran
arrasadas. Al regresar a Badajoz después de su exitosa incursión en Portugal,
Mortier había dejado en Campo Maior tan solo un regimiento de infantería y tres de
caballería al mando de Latour-Maubourg con la misión de desmantelar sus defensas.
La aparición de Beresford el 25 de marzo tomó a los franceses por sorpresa. Sin
embargo, y a pesar de que los aliados contaban con 18 000 soldados, Latour-Maubourg
ordenó formar con calma a sus hombres y se retiró hacia Badajoz.29 Beresford envió
1500 soldados de caballería bajo mando del general Robert Long en persecución de
los franceses. La mayoría de la caballería gala fue puesta en fuga por una carga
del 13.º Regimiento de Dragones, pero su persecución flaqueó debido a una mala
coordinación y la mayoría de las fuerzas francesas llegaron a Badajoz. Este fracaso
fue motivo de disputa entre los partidarios de Beresford y los de Long.303132
Plano de Badajoz en 1873, cuando la ciudad seguía confinada dentro de sus murallas
Para el 8 de abril se habían tendido nuevos puentes sobre el río y, al día
siguiente, el ejército aliado se movió hasta Olivenza, en territorio español y 24
km al sur de Badajoz. Mientras que la 4.ª División británica atacaba a la escasa
guarnición francesa de la localidad, el grueso de las tropas siguió a Latour-
Maubourg hacia el sur al tiempo que enviaban fuerzas de cobertura desde Valverde de
Leganés y La Albuera a vigilar a la guarnición de Badajoz.37 Beresford coordinó sus
movimientos con los restos del Ejército español de Extremadura, entonces al mando
del general Castaños, con lo que sumó 3000 soldados de infantería y 1000 de
caballería a sus fuerzas. El 15 de abril, Olivenza cayó ante la 4.ª División, con
lo cual técnicamente el general británico estaba en disposición de iniciar la
importante tarea de asediar Badajoz.37 Sin embargo, ni Beresford ni Wellington
habían ordenado traer cañones de asedio, por lo que se improvisó trayendo
suficientes piezas de artillería antiguas de varias calidades desde Elvas, algo que
volvió a provocar otro retraso en las operaciones de los aliados.38 Beresford
aprovechó el retraso para limpiar el sur de Extremadura de presencia francesa y
expulsó a Latour-Maubourg hasta Guadalcanal (Sevilla).39 También dejó a su
caballería y a una brigada al mando del teniente coronel John Colborne, junto a un
destacamento de caballería español, para vigilar los movimientos de Latour-Maubourg
y disuadirle de regresar a Extremadura.40 Wellington estaba tan preocupado por la
ausencia de progresos que decidió iniciar una visita rápida a la región.41 Él y
Beresford hicieron un reconocimiento de Badajoz el 22 de abril y, antes de partir
hacia el norte, dejó preparado un detallado memorando sobre cómo acometer el asedio
de la ciudad y continuar con la campaña.42 Beresford siguió estas instrucciones
despacio, pero seguro, y finalmente inició el asedio de la ciudad extremeña el 4 de
mayo.43
Un suceso positivo para los aliados en ese momento fue la llegada de otra fuerza
española a la región. El Consejo de Regencia español establecido en Cádiz había
enviado al general Joaquín Blake —con las dos divisiones de Zayas y Mendizábal— por
mar desde Ayamonte, en la desembocadura del Guadiana. Desembarcaron el 18 de abril
y las tropas de Blake se unieron a las del general Francisco Ballesteros en Jerez
de los Caballeros.44 Aunque el propio Blake era miembro de la Regencia, estaba por
debajo del general Castaños en el escalafón militar, por lo que no protestó cuando
este aceptó que Beresford, también de menor rango que Castaños, se pusiera al mando
de los ejércitos aliados en batalla debido a que las tropas angloportuguesas eran
más numerosas.43
Beresford fue alertado del avance francés por informes que recibió el 12 de mayo de
patriotas españoles en Sevilla, que habían dado noticia de la partida de Soult. El
general británico quiso rematar la conquista de Badajoz enviando una solicitud de
rendición que fue rechazada por el comandante francés en la tarde de ese mismo día.
Beresford se dio así cuenta de que no tenía tiempo para acabar la misión y ordenó
la retirada de los cañones de asedio y los suministros.46 El día 13 la caballería
española asignada a la brigada de Colborne entró en contacto con las fuerzas
francesas y, siguiendo las órdenes dadas por Wellington en abril, se replegaron e
informaron a Beresford de la nueva posición de Soult. Más tarde ese mismo día la
caballería británica de Long también se topó con los franceses y se retiró
apresuradamente. Aunque Long nuevamente estaba siguiendo las indicaciones de
Wellington, Beresford consideró esta retirada quizá prematura porque había
desperdiciado la posibilidad de retrasar el avance enemigo obligándolo a
desplegarse.47
Para el 15 de mayo Beresford tenía claro que Soult iba a tomar la ruta central
hacia Badajoz, que atravesaba por Santa Marta y La Albuera. Realizó nuevos ajustes
en su despliegue, moviendo a la 2.ª División y a la portuguesa de Hamilton a
defender la villa, donde se les unió la brigada de Charles Alten y otra más
portuguesa compuesta de una guarnición y tropas ligeras temporalmente formadas para
la campaña.50 Los movimientos de Soult quedaron todavía más claros cuando sus
cazadores a caballo y húsares se enfrentaron a la caballería de Long en Santa
Marta, donde otra vez el británico se retiró con una prisa que a Beresford no le
pareció razonable.51 Por ello, el general William Lumley sustituyó a Long al mando
de la caballería aliada. Los relatos difieren en la razón de este relevo, pues unos
dicen que fue debido a la incompetencia de Long52 y otros que se debió únicamente
al superior rango de Lumley.53 La razón inmediata, al parecer, fue que el propio
Long sugirió el nombramiento de Lumley para resolver las cuestiones de rango que
habían saltado a la palestra entre Long y los comandantes de la caballería
española. El cambio efectivo en el mando no se produjo hasta la mañana del día 16,
porque fue cuando Lumley llegó al campo de batalla.54
Ese día no hubo más combates, por lo que Beresford pudo completar sus
disposiciones. El frente de la formación aliada estaba definido por una serie de
pequeños cursos de agua que corrían de sur a norte. Dos de estos, los arroyos
Nogales y Chicapierna, confluían justo al sur de la villa para formar el río
Albuera, pero ninguno suponía un obstáculo insalvable y el propio río se podía
cruzar por dos puentes y un vado. Los hombres de Alten fueron colocados en la
propia La Albuera, mientras que la división de Hamilton junto con la mayoría de la
caballería portuguesa formaron el ala izquierda aliada al norte del pueblo y la 2.ª
División del general William Stewart formó en lo alto de una colina justo al oeste
de la localidad. El ala derecha aliada sería configurada por las cuatro divisiones
españolas de Castaños y Blake, mientras que la caballería y artillería aliadas
junto con la 4.ª División quedarían como fuerte reserva estratégica.55 Al oeste del
Chicapierna y La Albuera el terreno se elevaba hacia una estribación de norte a sur
sin arbolado y con varios montículos cada vez más altos en dirección sur. Después
de la batalla, Beresford recibió críticas muy encendidas por no haber ocupado dos
de esos puntos elevados, el primero de los cuales quedaba a 1,6 km al suroeste del
pueblo y el otro a unos 500 m más al sur.56
Mientras tanto, Soult estaba haciendo sus propios planes. Sabía que Blake tenía la
intención de unir sus fuerzas a las de Beresford, pero pensó que las divisiones
españolas se encontraban todavía lejos, a varios días de marcha. Basándose en esa
premisa errónea, Soult decidió que la mejor manera de actuar sería realizar una
finta hacia el flanco sur de los aliados, colocando de esta manera una cuña entre
las dos partes del ejército de Beresford. Esperaba así derrotar completamente a sus
oponentes, superando primero a la fuerza del británico y después girando al sur
para encarar a las divisiones de Blake.59
Batalla
La finta de Soult sobre La Albuera
Mapa de la batalla, del libro History of the War in the Peninsula, de William
Napier
Beresford desplegó sus tropas en las laderas opuestas de las colinas que había en
el campo de batalla. Al no poder divisar al ejército aliado, Soult no sabía todavía
que también tenía enfrente a las divisiones españolas de Blake que habían llegado
la noche anterior. Así, en la mañana del 16 de mayo de 1811, el mariscal francés
procedió con su intento de girar el flanco derecho aliado.59 Para aproximarse
directamente a La Albuera, los franceses debían cruzar el río homónimo a través de
un pequeño puente, por lo que el primer movimiento de Soult fue lanzar un fuerte
ataque de finta en esa dirección. Envió a la brigada de infantería de Godinot,
flanqueada por la caballería ligera de Briche y apoyados por artillería, a través
del puente en dirección al pueblo. Cuatro pelotones de lanceros vistulanos también
cruzaron el río, pero fueron repelidos por la 3.ª Guardia de Dragones. Una batería
de cañones portuguesa estaba posicionada para cubrir las aproximaciones a ese
puente, mientras que en su avance los hombres de Godinot entraron en combate con
los batallones de Alten, que tenían asignada la defensa de La Albuera.60
Inmediatamente, Beresford dio nuevas órdenes: a Blake le ordenó que girara su línea
delantera para enfrentar a los franceses que se aproximaban,N 4 la caballería de
Lumley fue enviada a apoyar a las fuerzas montadas de Loy y aguantar en el flanco
derecho de Blake, mientras que la 2.ª División de Stewart se mandó al sur de su
localización, detrás de La Albuera, para situarse detrás de Blake preparada para
ofrecer apoyo en caso necesario. A la 4.ª División de Cole se le ordenó formar tras
la caballería y la portuguesa de Hamilton se desplazó al centro aliado para
mantener La Albuera y actuar de reserva.63
Sin embargo, Blake no siguió las órdenes de Beresford porque todavía creía que el
ataque francés se produciría en su frente. Manteniendo a su línea delantera en sus
posiciones, optó por mover cuatro batallones de la división de Zayas para formar un
nuevo frente hacia el sur.64 Zayas desplegó estos batallones, de la segunda línea
española, en dos grupos: formaron dos batallones de Guardias Reales españoles en
una línea en lo alto de un cerro mientras que las otras dos formaron en columnas a
su espalda; toda su posición tenía el apoyo de una única batería de artillería.65
Las dos divisiones del V Cuerpo avanzaron una detrás de otra contra la posición de
Zayas. La primera, que era la de Girard, se movió en orden mixto, es decir, con
cuatro batallones en columna flanqueados por ambos lados por un batallón en línea,
y más allá flanqueados por un batallón y medio en columna. Por su parte, la
división de Gazan se movió en un batallón en columna.N 5 Los tiradores de
hostigamiento franceses atacaron a la línea de Zayas y gradualmente diezmaron el
frente español.68 Cuando la columna principal de Gazan estuvo a solo 50 metros de
los españoles, los hostigadores se dividieron hacia izquierda y derecha, y los
batallones que los seguían abrieron fuego. Los españoles se mantuvieron firmes y no
retrocedieron durante una hora y media, intercambiando disparos con los franceses
hasta que finalmente repelieron el primer ataque de Girard.N 6
Mientras la brigada avanzaba, cayó una copiosa y cegadora lluvia de granizo que
inutilizó los mosquetes de ambos bandos.72 Amparado en la cobertura de la reducida
visibilidad, Latour-Maubourg lanzó a dos regimientos de caballería contra el
expuesto flanco derecho de Colborne. Los lanceros vistulanos y los húsares
arrasaron a una infantería británica que no estaba preparada y aniquilaron
virtualmente los tres primeros regimientos de Colborne. Solo el cuarto, el 31.º
Regimiento de Infantería, fue capaz de salvarse formando en cuadros.69 La
caballería se lanzó contra la batería de artillería que daba apoyo a Colborne y
capturó sus cañones, la mayoría de los cuales fueron después recuperados.73
El sufrimiento de Hoghton
Los combates en el flanco derecho aliado se detuvieron momentáneamente para que
ambos bandos se reagrupasen. La división de Girard había sufrido considerablemente
en su lucha con los hombres de Zayas, mientras que las acciones de Colborne, aunque
finalmente desastrosas, también habían causado importantes bajas en los
franceses.79 Girard consideraba su división como una fuerza acabada e hizo avanzar
la 2.ª División de Gazan para ocupar su lugar. Avanzando en columna, los batallones
de Gazan tuvieron que abrirse paso entre los restos de las unidades en retirada de
Girard, por lo que muchos supervivientes de la 1.ª División fueron recogidos e
incorporados a la columna de Gazan, que así creció hasta sumar 8000 hombres, aunque
perdiendo mucha cohesión en el proceso.80 La demora en el reagrupamiento francés
permitió a los aliados recomponer sus propias filas.79 Beresford desplegó a la
brigada de Daniel Hoghton detrás de las líneas de Zayas y a Abercrombie tras las de
Ballesteros, después las puso en vanguardia para relevar a los españoles.81 Joseph
Moyle Sherer, oficial a las órdenes de Abercrombie, contó cómo un joven español
montó a caballo y «me rogó… que explicara a los ingleses que a sus compatriotas les
habían ordenado retirarse y no estaban huyendo».82
Después de esta pausa, comenzó la segunda fase de la batalla, que fue si cabe
todavía más sangrienta que la primera.79 Los franceses solo desplegaron una línea
de hostigadores contra la brigada de Abercrombie, mientras que el peso del renovado
asalto cayó sobre Hoghton. A pesar de que únicamente se les unieron los
supervivientes de la brigada de Colborne, solo 1900 británicos aguantaron en línea
contra los cuerpos de ejército franceses.81 Los tres batallones de infantería de
Hoghton —29.º, 48.º y 57.º— sufrieron muchas bajas: 971 soldados y 57 oficiales
muertos o heridos de un total de 1556 soldados y 95 oficiales.83
Bajo este asalto de armas combinadas francesas, la brigada de Hoghton perdió dos
tercios de sus hombres. El propio brigadier resultó muerto. A medida que la cifra
de caídos aumentaba, la debilitada línea dejó de ser capaz de cubrir el frente de
la columna atacante. Sin embargo, los franceses tampoco estaban en condiciones de
hacer valer su ventaja numérica, porque el nutrido fuego británico había hecho
estragos y Girard perdió 2000 hombres durante la confrontación.86 Había intentado
formar su incómoda columna del tamaño de un cuerpo de ejército como una línea, para
así usar todo su poder de fuego y abrumar a la brigada de Hoghton, pero las
compañías que desplegaba fueron constantemente repelidas hacia la columna por la
intensidad de los disparos de los mosquetes británicos.87 El rol del 57.º en esta
fase de la batalla fue crucial, aguantando posiciones en completo orden y sin ceder
ni un solo centímetro ante la furiosa embestida francesa. Beresford anotó en su
comunicado: «Nuestros caídos, particularmente del 57.º Regimiento, yacían muertos
en sus puestos, y todos los heridos en el frente».88
Soult se retira
Fue en este punto crítico en el que el general Cole realizó el movimiento decisivo
de la batalla: esperando sin hacer nada por orden expresa de Beresford,93 Cole
estaba considerando avanzar contra el flanco izquierdo francés, pero temía mover su
infantería por campo abierto delante de 3500 unidades de caballería francesa.94
Acabó decidiéndose cuando el coronel Henry Hardinge, del departamento del
contramaestre general portugués, cabalgó hasta su posición y le urgió a avanzar de
inmediato.95 Tras una breve consulta con Lumley, Cole comenzó a desplegar su
división desde una columna a una línea. Consciente del peligro que representaba la
caballería de Latour-Maubourg, Cole flanqueó su línea en cada extremo con una
unidad en columna: en la derecha las compañías ligeras, incluida la brigada de
James Kemmis,57 en la izquierda el primer batallón de la Legión lusitana.95 Lumley
formó toda la caballería aliada en la retaguardia y en la derecha, acompañada por
una batería de artillería remolcada, y así una fuerza de 5000 hombres avanzaron
contra el flanco izquierdo del V Cuerpo.94
Mientras tanto, Abercrombie había hecho girar su brigada para encarar la derecha
del asediado V Cuerpo y cargó; los hombres de Girard y Gazan huyeron a retaguardia,
uniéndose a los fugitivos de la brigada de Werlé.99 La 4.ª División aliada y partes
de la 2.ª persiguieron a los fugitivos, obligando a Beresford a exclamar «¡Pare!
¡Pare la 57.ª, sería un pecado dejarles continuar!».100 Sin embargo, esta
admonición no fue necesaria, porque Latour-Maubourg enseguida colocó a su
caballería entre perseguidos y perseguidores. Con su persecución abortada,
portugueses y británicos se detuvieron en los altos que acababan de ganar. Soult
también movió su reserva final, dos potentes batallones de granaderos, para cubrir
la retirada y, aunque estos sufrieron mucho por el fuego artillero aliado, ellos y
la caballería aseguraron que no se produjeran muchos más combates.99 Con algún
retraso, Beresford solicitó la intervención de tres brigadas portuguesas e hizo
retroceder a los granaderos, pero para entonces Soult había reunido a toda su
artillería en una línea contra los aliados y Beresford decidió no arriesgar más sus
fuerzas.101
Como una posdata de la batalla, la Legión Alemana Real de Alten, que no había
tenido tiempo de unirse al frente sur, regresó a La Albuera y expulsó a los
franceses que allí quedaban. Después de seis o siete horas de sangrientos combates,
la batalla había acabado.101
Secuelas
En la mañana del 17 de mayo ambos bandos volvieron a formar. Las órdenes de
Beresford indicaban que los aliados se retirarían si Soult avanzaba.102103 Durante
todo el día el mariscal francés se mantuvo en sus posiciones, dando tiempo para
organizar el transporte de sus heridos hacia Sevilla.104 Beresford seguía temiendo
que el enemigo retomara las hostilidades, incluso a pesar de que al anochecer la
fuerte brigada de 1400 hombres de Kemmis, que había estado aislada al otro lado del
río Guadiana, se unió al ejército aliado en el campo de batalla. Beresford también
contaba con la relativamente indemne división portuguesa, la Legión Alemana Real de
Alten y varios batallones españoles listos para intervenir. Soult, por el
contrario, tan solo tenía la división de Godinot y la caballería de Latour-Maubourg
prestas a combatir.105 La noticia de que Wellington estaba marchando hacia Elvas
con otras dos divisiones aceleró la decisión del mariscal francés de retirarse,
mientras que a Beresford le persuadió de lanzar una ofensiva prematura la superior
artillería y la caballería de Soult.104
El ejército francés se marchó antes del amanecer del día 18, dejando varios miles
de heridos para que los aliados los cuidaran,106 mientras que Beresford, a pesar de
tener más tropas y con un día de descanso, no pudo partir en su persecución. Hubo
tantos heridos en la batalla que dos días después muchos soldados británicos
estaban todavía esperando a que los recogieran del campo de batalla. La capilla de
La Albuera se llenó con los heridos franceses, mientras que los muertos todavía
yacían repartidos por el campo.105 En proporción a los soldados que combatieron, la
batalla de La Albuera fue la más sangrienta de toda la guerra de la Independencia
española.107
Las bajas en ambos bandos fueron horribles. Aunque Soult había fracasado en su
objetivo de aliviar el asedio aliado de Badajoz, ningún bando demostró voluntad
para lograr una victoria decisiva.108 Las bajas en los aliados ascendieron a 5916:
4159 británicos, 389 portugueses y 1368 españoles.7 En su informe del 21 de mayo de
1811, Soult estimó las bajas británicas en unas 5000, con 800 o 1000 capturados;
los españoles unos 2000 con 1100 capturados y los portugueses entre 700 y 800.109
Las bajas francesas son más difíciles de determinar, pues aunque Soult declaró en
principio 2800 en su informe para Napoleón, la cifra oficial elaborada el 6 de
julio elevó ese número hasta 5936 bajas.6 Algunos historiadores posteriores no
están de acuerdo: el británico Charles Oman cree que las bajas totales francesas
rondaron las 7900, mientras que los franceses Jacques Vital Belmas y Édouard Lapène
sitúan sus compatriotas caídos en unos 7000.110 Algunos muertos británicos, entre
ellos el general Daniel Hoghton, están enterrados en el Cementerio Británico de
Elvas.111
Consecuencias
Aunque fracasó en su intento de levantar el cerco aliado de Badajoz, la campaña de
Soult había logrado aliviarlo por un tiempo. El 12 de mayo Beresford, informado de
que Soult había llegado a Llerena, ordenó que se levantara el sitio y para la noche
del día 13 el tren de asedio, la artillería y los suministros fueron retirados a
Elvas, mientras que el material que no se pudo transportar fue quemado.116 El
general Armand Philippon, comandante de la guarnición francesa de la ciudad,
aprovechó esa oportunidad para salir y destruir todas las trincheras y baterías de
los aliados en los alrededores. El 18 de mayo Beresford envió a la división
portuguesa de Hamilton, junto con alguna caballería, de vuelta a Badajoz. Al día
siguiente los aliados retomaron algunos trabajos para mostrar que mantenían el
cerco,104117 pero Soult sabía bien que ya no podían hacer daño a la ciudad.118 Las
fuerzas de Beresford se unieron al ejército de campaña de Wellington durante junio
de 1811, pero incluso con estos refuerzos el tiempo se les estaba acabando. El
Ejército francés de Portugal, entonces reconstituido al mando del mariscal Auguste
Marmont, había unido fuerzas con el Ejército del Sur de Soult, por lo que
Wellington se vio obligado a retroceder a la frontera en Elvas con sus 44 000
hombres. El 20 de junio la fuerza combinada francesa, de unos 60 000 hombres,
levantó el sitio.119
Conmemoración
El poema épico del célebre poeta inglés lord Byron, Las peregrinaciones de Childe
Harold (1812-1818), hace referencia a la batalla: