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Resumen Familiaris Consortio

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(TERCERA PARTE: MISIÓN DE LA FAMILIA CRISTIANA)

III. Participación en el desarrollo de la sociedad


La familia, célula primera y vital de la sociedad
La familia es la célula primera y vital de la sociedad.
De ella nacen los futuros ciudadanos, la familia la primera escuela de esas virtudes sociales,
que son el alma de la vida y del desarrollo de la sociedad misma.
La vida familiar como experiencia de comunión y participación
Las relaciones en la familia están inspiradas y guiadas por la ley de la «gratuidad» donde la
dignidad personal es el único valor.
La familia el lugar natural y el instrumento más eficaz de humanización y de personalización
de la sociedad, que custodia y transmite las virtudes y los «valores».
La familia, puede sacar al hombre del anonimato, dignificarlo, enriquecerlo con profunda
humanidad.
Función social y política
La familia debe de abrir la puerta de la propia casa, y más aún la del propio corazón, a las
necesidades del hermano.
Políticamente, deben ser las primeras en procurar que las leyes y las instituciones del estado
sostengan y defiendan los derechos y los deberes de la familia.
La sociedad al servicio de la familia
La sociedad tiene el deber de respetar y promover a la familia.
El estado no puede ni debe quitar a las familias aquellas funciones que ellas pueden realizar.
El estado debe hacer todo cuanto pueda para asegurar ayudas a las familias (económicas,
sociales, educativas, políticas, culturales).
Carta de los derechos de la familia
La familia es sujeto de derechos y deberes antes que el Estado y cualquier otra comunidad,
es víctima de la sociedad (de sus retrasos, lentitudes e injusticias).
La iglesia defiende abierta y vigorosamente los derechos de la familia contra las usurpaciones
intolerables de la sociedad y del estado.
Recordamos algunos derechos de la familia:
 Derecho a existir y progresar como familia: derecho a fundar una familia y a poderla
mantener.
 Derecho a tener hijos que consideren y a poderlos educarlos: derecho a “ejercer su
responsabilidad en el campo de la transmisión de la vida”.
 Derecho a la intimidad de la vida conyugal y familiar.
 Derecho a la estabilidad del vínculo y de la institución matrimonial.
 Derecho a creer y profesar su propia fe, y a difundirla.
 Derecho a educar a sus hijos de acuerdo con las propias tradiciones y valores
religiosos y culturales.
 Derecho a obtener seguridad física, social, política y económica.
 Derecho a una vivienda adecuada para una vida familiar digna;
 Derecho de expresión y de representación ante las autoridades públicas.
 Derecho a crear asociaciones con otras familias e instituciones.
 Derecho a proteger a los menores, mediante instituciones y leyes apropiadas, contra
los medicamentos perjudiciales, la pornografía, el alcoholismo, etc.
 Derecho a un justo tiempo libre que favorezca los valores de la familia.
 Derecho a que los ancianos tengan una vida y a una muerte dignas.
 Derecho a emigrar como familia, para buscar mejores condiciones de vida.

Gracia y responsabilidad de la familia cristiana


El Sacramento del Matrimonio capacita y compromete a los esposos y a los padres cristianos
a vivir su vocación de laicos, y por consiguiente a buscar el Reino de Dios, dando testimonio
de una entrega generosa y desinteresada a los problemas sociales, mediante la «opción
preferencial» por los pobres y los marginados.
Hacia un nuevo orden internacional
Como «pequeña iglesia», la familia está llamada, a semejanza de la «gran iglesia», a ser
signo de unidad para el mundo y a ejercer de ese modo su función profética, dando testimonio
del Reino.
Podrán realizar esto por medio de su acción educadora: ofreciendo a los hijos un modelo de
vida fundado sobre los valores de la verdad, libertad, justicia y amor.
IV - Participación en la vida y misión de la Iglesia
La familia en el misterio de la Iglesia
La familia cristiana, «iglesia en miniatura»,  participa, a su manera, en la misión de salvación
que es propia de la Iglesia.
La familia cristiana está llamada a ser símbolo, testimonio y participación de la maternidad de
la iglesia.
Para ello la Iglesia ENGENDRA, EDUCA, EDIFICA la familia cristiana. Con el ANUNCIO DE
LA PALABRA DE DIOS, la CELEBRACIÓN DE LOS SACRAMENTOS, y la proclamación
renovada del mandamiento nuevo de la CARIDAD.
Un cometido eclesial propio y original
La familia cristiana está llamada a tomar parte viva y responsable en la misión de la Iglesia.
Los cónyuges en cuanto pareja, y los padres e hijos en cuanto familia, están llamados, a ser
en la fe «UN CORAZÓN Y UN ALMA SOLA».
El cristiano, por el bautismo, está llamado a ser “sacerdote, profeta y rey”; el contenido de la
misión de la Familia Cristiana podemos presentarlo como:
- Familia cristiana (profetas): comunidad creyente y evangelizadora.
- Familia cristiana (sacerdotes): comunidad en diálogo con Dios.
- Familia cristiana (reyes): comunidad al servicio del hombre.
1 - La Familia cristiana (profetas), comunidad creyente y evangelizadora
La familia cristiana vive su cometido profético ACOGIENDO Y ANUNCIANDO LA PALABRA.
Se hace así, cada día más, una comunidad creyente y evangelizadora.
Pero esto es imposible si los esposos y padres cristianos no tienen fe. SOLAMENTE
MEDIANTE LA FE PODRÁN VIVIR Y DISFRUTAR DEL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
CRISTIANA.
La preparación al matrimonio cristiano es importantísima y una ocasión privilegiada para que
los novios vuelvan a descubrir y profundicen la Fe recibida en el bautismo.
Después de haber sido educados en la fe mediante la preparación, para los esposos la
celebración sacramental del matrimonio debe de ser una «profesión de fe» hecha dentro y con
la Iglesia. Esta profesión de fe ha de ser continuada en la vida de los esposos y de la familia.
Dios que ha llamado a los esposos al matrimonio, continúa a llamarlos en el matrimonio.  Por
eso, LA  FAMILIA CRISTIANA (PEQUEÑA IGLESIA DOMÉSTICA), como la gran iglesia,
TIENE NECESIDAD DE SER EVANGELIZADA CONTINUA E INTENSAMENTE.
Ministerio de evangelización de la familia cristiana
En la medida en que la familia cristiana acoge el evangelio y madura en la Fe, se hace
comunidad evangelizadora.
La futura evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica. La misión apostólica
de la familia cristiana es transmitir la Fe, para santificar y transformar la sociedad actual. Por
eso, es de absoluta necesidad la catequesis familiar.
Un servicio eclesial
La familia cristiana debe formar a los hijos para la vida, de manera que cada hijo cumpla en
plenitud su llamada, de acuerdo con la vocación recibida de Dios (también a la vida
consagrada, la familia cristiana se convierte en el primero y mejor seminario).
El ministerio/SERVICIO DE LA EVANGELIZACIÓN y catequesis de los padres debe
acompañar TODA LA VIDA DE LOS HIJOS.
En cuanto a los problemas que surgen en la adolescencia y juventud, cuando con frecuencia,
los hijos contestan o incluso rechazan la fe cristiana recibida en los primeros años de su vida,
los padres están llamados a afrontar con valentía y gran serenidad de espíritu estas
dificultades
Predicar el Evangelio a toda criatura
«Id por el mundo y predicad el evangelio a toda criatura». También la fe y la misión
evangelizadora de la familia cristiana poseen esta dimensión misionera católica.
El sacramento del matrimonio constituye a los cónyuges y padres cristianos en testigos de
cristo «hasta los últimos confines de la tierra».
- EN EL INTERIOR DE LA FAMILIA
- A LAS FAMILIAS QUE NO CREEN
- EN OTRO PAÍS (FAMILIAS EN MISIÓN).
2. La Familia cristiana (sacerdotes), comunidad en diálogo con Dios
El santuario doméstico de la Iglesia
El anuncio del Evangelio y su acogida mediante la fe encuentran su plenitud en la celebración
de los sacramentos.
La Familia Cristiana (Iglesia doméstica) es vivificada continuamente por el Señor y es llamada
e invitada al diálogo con Dios mediante la vida sacramental y la oración
El matrimonio, sacramento de mutua santificación y acto de culto
Todos estamos llamados a la Santidad. Esta vocación para los esposos esta especificada por
El Sacramento del Matrimonio, que es la fuente y el medio de perfección y santificación para
los cónyuges y para la familia cristiana.
Los esposos cristianos, son fortificados y como consagrados por el sacramento, a través del
Espíritu Santo. Así, su amor es purificado, santificado, sanado, perfeccionado y elevado.
Matrimonio y Eucaristía
El deber de santificación de la familia cristiana tiene su primera raíz en el Bautismo y su
expresión máxima en la Eucaristía.
La Eucaristía es la fuente misma del matrimonio cristiano: el Sacrificio Eucarístico representa
la alianza de amor de Cristo con la Iglesia.
En el don eucarístico de la Caridad la familia cristiana halla el fundamento y el alma de su
«comunión» y de su «misión», ya que el pan eucarístico hace de los miembros de la
comunidad familiar un único cuerpo.
El sacramento de la conversión y reconciliación
La familia no siempre es coherente y fiel. Por eso es esencial acoger la llamada evangélica a
la CONVERSIÓN, que nos lleva al ARREPENTIMIENTO y PERDÓN MUTUO dentro de la
familia cristiana, en el día a día y que hallan su momento sacramental específico en el
SACRAMENTO DE LA PENITENCIA.
La plegaria familiar
Se trata de tener vida de oración, diálogo suplicante dirigido al Padre por medio de Jesucristo
en el Espíritu Santo.
La plegaria familiar tiene características propias: Es una oración hecha en común, marido y
mujer juntos, padres e hijos juntos, que tiene como contenido original la misma vida de familia,
señalando la intervención del amor de Dios en la historia de la familia, con momentos de
acción de gracias, así como de imploración y abandono confiado a Dios.
Maestros de oración
Los padres cristianos tienen el deber de educar a sus hijos también en la oración, de llevarlos
al encuentro personal con Dios. Que los hijos aprendan desde pequeños a conocer y a adorar
a Dios y a amar al prójimo según la Fe recibida en el bautismo.
El testimonio vivo de los padres es el elemento fundamental e insustituible de la educación a
la oración.
Algunos ejemplos:
-       Enseñar a los hijos las oraciones del cristiano.
-       Preparar a los hijos para la confesión, la comunión y la confirmación.
-       Acostumbrar a los hijos enfermos a pensar en Cristo que sufre.
-       Acostumbrar a los hijos a invocar la ayuda de la virgen y de los santos.
-       Rezar el rosario en familia.
-       Rezar con los hijos.
Plegaria litúrgica y privada
Es importante y necesario que poco a poco todos los miembros de la Familia Cristiana
participen de la Eucaristía (sobre todo los domingos y días festivos), así como de los otros
sacramentos.
Algunos ejemplos concretos de oraciones privadas que la Iglesia recomienda para la Familia
cristiana:
 Oraciones de la mañana y de la noche.
 Lectura y meditación de la Palabra de Dios.
 Preparación a los sacramentos.
 La devoción y consagración al Corazón de Jesús.
 Las varias formas veneración a la Virgen María.
 La bendición de la mesa.
 El rezo del rosario individualmente y en familia.
 Las diversas expresiones de religiosidad popular.
Plegaria litúrgica y privada
La oración es parte constitutiva y esencial de la vida cristiana.
La familia, para ser Familia Cristiana necesita estar unida a Cristo. De la unión vital con cristo,
alimentada por los sacramento, de la ofrenda de sí mismo y de la oración deriva también la
fecundidad de la familia cristiana.
3. Familia cristiana (reyes): comunidad al servicio del hombre.
El nuevo mandamiento del amor
La familia cristiana es así animada y guiada por la ley nueva del Espíritu y es llamada a vivir
su «servicio» de amor a Dios y a los hermanos.
Como Cristo ejerce su potestad real poniéndose al servicio de los hombres, así también el
cristiano encuentra el auténtico sentido de su participación en la realeza de su Señor, al
servicio del hombre.
Descubrir en cada hermano la imagen de Dios
La familia cristiana vive la acogida, el respeto y el servicio a cada hombre, viendo en el
prójimo la imagen de Dios. Esto sobre todo en el interior (en la pareja y familia), pero también
con todos los demás.
La familia cristiana está llamada a formar a los hombres al amor y practicar el amor en toda
relación humana con los demás, abierta a la comunidad, consciente de la propia
responsabilidad hacia toda la sociedad.

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