Origen Del Teatro Griego PDF
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CLASE N 3°
Contenidos
Objetivos:
Introducción: En esta clase trabajaremos sobre la lectura del texto “Origen del teatro”
Actividad: se desarrollará en el foro del campus
El discurso dramático
La palabra griega “theatron” significa mirador: el sitio donde los espectadores se situaban
a contemplar el espectáculo dramático, es decir, la acción.
VER/ACTUAR, dos polos indispensables del arte teatral que señalaban las singularidades
del género. Tal como ir a la iglesia significa en realidad asistir a un templo, el hecho de ir al
teatro implica la aventura de acercarse a un ámbito especial y, al mismo tiempo, el
espectáculo que en él se representa.
Que Aristóteles, en su Poética (siglo IV a. de C.), haya considerado el texto prescindiendo
de su puesta en escena o que las historias de la literatura se ocupen de estudiarlo sin tomar
en cuenta su dimensión espacio-temporal no significa que hayan desconocido la
peculiaridad del drama, solo completo cuando se actúa.
Teatro es del “dale que” del juego infantil que nos convierte en princesas y superhéroes,
el gusto por la imitación, placer por la metamorfosis. Fue magia y culto en los orígenes de
la sociedad; más tarde, con el abandono del nomadismo, sirvió para el afianzamiento de
los lazos colectivos, la exposición y crítica de las costumbres y la curiosidad de un público
que contempla la proyección de sus temores y sus deseos como la “metáfora visible” de
una alianza estética entre lo real y lo ilusorio.
Su inscripción dentro del estudio clásico de los géneros literarios ofrece variaciones sobre
un mismo tema: el drama es para Platón, en el siglo IV a.C. mímesis (imitación) directa.
Para Aristóteles, el teatro es acción. Ya en nuestro siglo se ensayan explicaciones
existenciales como la de Emil Staiger quien enlaza el género con actitudes de la vida
humana en sus distintas etapas de evolución. Este autor lo comunica con el tiempo de las
expectativa, es decir, el futuro, en contraposición a la lírica que es recuerdo y la narrativa,
observación del presente.
Para el eminente lingüista ruso Román Jakobson, el drama debe explicarse según su
teoría de las “funciones del lenguaje”. Si bien toda la literatura participa de la preeminencia
de la función poética, es decir, aquella en la que mensaje se basta a sí mismo, cada una
de sus formas naturales, como las llamaba Goethe, se vincula preferentemente con una de
las funciones restantes. Así, la poesía, que supone el yo, está ligada a la función emotiva;
la épica en relación con la tercera persona se inclina a la función referencial (mundo) y el
drama, dirigido al tú, se conecta con la función conativa (persuasión).
Merece comentario aparte la teoría del filósofo alemán F. Hegel (17770-1831) quien
define al drama como la “totalidad del movimiento”, en contraposición a la novela que se
ocupa de la “totalidad de los objetos”. Se entiende por movimiento todo aquello que hace
el conflicto, a la oposición entre caracteres que constituye la “crisis”, un momento que se
construye en el aquí y ahora del discurso teatral, de tensión concentrada. La novela también
se ocupa del mundo objetivo pero su tiempo, lento y demorado, se detiene en todo aquello
que pueda dar idea acabada de ese mundo: ambiente, costumbres, episodios y personajes
secundarios. Ninguna de esas “digresiones” se permiten en el drama: no admite nada
superfluo al conflicto central, sólo hace hincapié en aquello que es útil al desarrollo de la
acción.
Drama Novela
Conflicto Mundo
Acción Narración
Unidad Digresión
Caracteres Personajes
Tiempo concentrado Tiempo laxo
Espacio limitado Espacio múltiple
Espectador social Lector individual
Presencia Pasado
El teatro leído sólo permite enunciarse en las indicaciones del autor y es el lector el que
debe llenar esos vacíos con su imaginación, del mismo modo que lo haría en una novela.
Por eso, la enunciación, en el texto dramático es esencial: confiere al teatro el ser más que
literatura porque son estos elementos extra-lingüísticos (actores-director. Artefactos-
ambientes) los que convierten el texto dramático en texto “espectacular” y le dan sentido,
lo distinguen de otros géneros y hacen posible una comunicación perfecta. Podemos decir
entonces que: Re-presentar significa volver a presentar en vivo una colisión dramática
según el siguiente circuito:
AUTOR-OBRA-ACTOR-DIRECTOR-ACCESORIO ESCÉNICO-PÚBLICO
Teatro, cine y TV
No obstante, el teatro no solo está presente en el cine, con el que comparte elementos
esenciales como el guion, sino que a partir de las innovaciones tecnológicas se ha
desplazado hacia la radio y la televisión. En los años 50 se dio el auge del teatro leído,
sobre todo, del radioteatro, un género que ponía al aire historias clásicas, biografías
noveladas y comedias de costumbres arraigadas en la idiosincrasia nacional.
Con respecto al teatro propiamente dicho, no menos importante que la distinción de sus
especies.
Tragedia Comedia
Tragicomedia-drama Farsa
Sainete
Grotesco
Etc.
Resulta considerar sus variantes como la ópera, la opereta, la zarzuela, el teatro de títeres,
de marionetas, el teatro negro, el de sombras. Se ha generalizado el uso de la palabra
drama para toda obra que no pertenezca a una especie fuertemente delimitado como
sainete o farsa. Tal denominación se universaliza a partir del siglo XVIII, con el nacimiento
del teatro burgués, pero sobre todo, desde Víctor Hugo, quien establece en la escuela
romántica las características del drama total, cuyo modelo es Shakespeare: obra en la que
se combinan tragedia y comedia. Desde esa perspectiva, se puede hablar de un drama o
dramaturgia clásica, es decir, aquella que se identifica con los preceptos aristotélicos
(unidad de acción, lugar y tiempo, decoro del lenguajes, estructura estricta), además de sus
derivados latinos y renacentistas, que cristalizaron sobre todo en el teatro francés del siglo
XVIII, estableciendo precedentes para toda la población posterior, y un drama moderno
que, atento a las rupturas de las vanguardias, se insinúa a fines del siglo y va
progresivamente prescindiendo de las trabas tradicionales.
Las máscaras
La máscara es una metáfora del teatro mismo: el autor que habla por otros y expresa los
sentimientos básicos del hombre, desde la magia primitiva hasta el arte de la sociedad
civilizada, a través de la tragedia y la comedia clásicas.
Ser otro
“La vida no es más que una sombra pasajera, un pobre actor que se pavonea y desgasta
su tiempo sobre la escena y luego enmudece para siempre…” (W. Shakespeare. Macbeth,
London Oxford University Press, 1965. Acto V, escena V)
Quizás retrotraiga a lo animal básico, en esos rasgos rústicos y exagerados, o sea una
manera de liberación frente a las representaciones de la sociedad y los dogmas, como
sucedía en el carnaval, o busque estilizar lo humano ocultando la carnalidad del actor que
nunca deja de advertir su emoción particular detrás del antifaz, de la harina o la pintura.
ORÍGENES DE LA TRAGEDIA
En sus comienzos el teatro fue magia, utilización de las posibilidades del movimiento y el
ritmo corporal para conjurar los peligros de la naturaleza hostil o mimetizarse con la presa
con la presa. Tal como las pinturas rupestres representaban imágenes reales del animal
codiciado, así el hombre primitivo utilizaba la máscara y el disfraz unidos a la repetición
rítmica para dominar su entorno. Más tarde, estos ritos se asociaron a los ciclos de la
naturaleza y fueron dejando su carácter mágico a favor de la conmemoración mítica.
En Grecia, las fiestas en honor al Dionysos, dios del vino, la fertilidad y el éxtasis,
celebrada en febrero y marzo, como propiciación para la primavera, incluían un rito
estructurado. En él se evocaba la muerte del dios, su descuartizamiento (para fecundar la
tierra) y su posterior resurrección y glorificación, acompañado de vio y orgias. Todo esto
era representado por los Ditirambos danzas y lamentaciones de los coreutas quienes
utilizaban máscaras de sátiros o machos cabríos.
La tragedia, canto al macho cabrío, ya sea que se recibiera ese animal como premio, se
sacrificara en honor al dios o constituyera la encarnación de Dionysos, ha sido
ejemplarmente definida por Aristóteles, de una manera que ha influido sobre la dramaturgia
occidental hasta el siglo XXI.
Elementos caracterizadores
El coro
El ámbito escénico
Los teatros griegos se instalaban al aire libre, sobre una colina donde se encontraban las
gradas en semicírculo (theatron). Estas rodeaban la orquesta donde se movía el coro, frente
al altar de Dionysos, pues las representaciones siempre se llevaban a cabo durante las
fiestas del dios, delante el proscenio o escenario, separado de la escena desde donde
salían los actores. La escenografía consistía en un frente de palacio con una puerta central
y dos laterales. Se utilizaban también algunos artificios mecánicos y un vestuario que incluía
la máscara, (útil, ya que todos los papeles eran actuados por hombres), un ropaje
complicado y altas plataformas o coturnos que limitaban, en cierta sentido, la movilidad de
los actores.
Las funciones eran pagadas por los coregas, ciudadanos ricos elegidos por los
magistrados de Atenas. Estos coregas elegían a sus poetas y ellos, a su vez, a los
intérpretes. En un principio, había uno solo: el protagonista; luego Esquilo agregó un
deuteragonista y Sófocles, un triagonista o tercer actor. Con motivos de estas fiestas
religiosas, se realizaban dos certámenes anuales: las fiestas Leneas y las Grandes
Dionisíacas que coincidían con la mayor afluencia estacional de comerciantes en las
principales ciudades. En esas ocasiones se elegían tres poetas y también directores, ya
que ensayaban con el coro y los actores. Las representaciones comenzaban a la mañana
y duraban hasta la puesta del sol. Al terminar la festividad, un tribunal de cinco jueces, que
se ubicaban en asientos preferenciales, dictaminaba el ganador en cada categoría: poeta,
protagonista y corega. El premio consistía en una corona de hiedra, pero era altamente
estimado, al punto que el corega consideraba un alto honor hacerse cargo de los gastos de
la representaciones e incluso levantaba monumentos para recordar su triunfo.
Orígenes de la Comedia
La palabra comedia deriva de “Komos”, canto festivo y desaforado que se asocia con
ciertos ritos de fecundidad rastreados en pinturas del siglo VI a. de C. allí se ven figuras
grotescas, con máscaras animales u enormes falos, danzando en contorsiones obscenas.
A su vez, desde Sicilia, con Epicarmo (530-440 a. de C.), llegó la influencia de cierto tipo
de farsas breves, formas cómicas directas y rústicas, sin coros ni danza, donde se
ridiculizaba a los personajes nobles y se incluía por primera vez el “tipo”, que representa
caracteres psicológicos generales, exagerados en sus defectos: el avaro, el hipócrita, el
fanfarrón, etc.
Tragedia y comedia
Tragedia y comedia sólo se han apartado en sus formulaciones literarias, desde el milagro
griego que supo ofrecerlas, alcanzando los máximos niveles estéticos, como semillas para
el drama de la posteridad. En su estado puro y tamizada por las convenciones aristotélicas,
la tragedia no vuelve a repetirse salvo en el siglo clásico francés o en ciertas producciones
del romanticismo alemán, pero permanece combinándose con su apuesta, a veces
rechazada por la cosmovisión del momento, tal como en la Edad Media donde la única
tragedia posible era la de la Pasión de Cristo. Se acentúa como “sentimiento trágico de
la vida” en la modernidad, difuminándose en el teatro del absurdo (Becket, Ionesco,
Gambaro), donde por momentos se hace presente incluso a partir de las situaciones
cómicas.
Los orígenes del teatro romano también están vinculados con ceremonias y cultos
ofrecidos a divinidades agrarias. Probablemente los juegos fescenios, -de “fascinum”:
amuleto- en honor a Baco (Dionysos), una especie de “Komos” burlón, con mímica y danzas
traídas por los etruscos, quienes aportaron el acompañamiento con flauta, bailes mímicos
e incluso el uso de la máscara, despertaron el gusto por el histrionismo y la comicidad. Debe
agregársele el progresivo conocimiento de la suntuosas representaciones del teatro griego
que los romanos irían percibiendo en sus sucesivas conquistas; ello implica con naturalidad
la aplicación de una organización teatral reglamentada a lo que pudieron tener como
tendencias innatas.
Además, la convivencia por los siglos de os habitantes del Lacio con los de la Italia
meridional, verdadero centro de la Magna Grecia hasta la conquista de Tarento (s. III a. de
C.), explica la admiración y constante asimilación de una cultura tenida por superior e
imitada a lo largo de su historia. Por eso, la literatura latina general y el teatro muy en
particular no pueden explicarse sino en relación con un modelo griego de referencia.
Por otro lado, es en la ciudad de Atella, cerca de Nápoles, donde surge hacia el siglo II
a. de C. una especie de farsa breve, la atelana, representada por los mismos habitantes
aficionados, que resguardaban su identidad con máscaras de personajes arquetípicos:
Maccus, el bobo; Bucco, el fanfarrón; Pappus, el viejo avaro y el celoso; Dossenus, el augur
jorobado y astuto y, sobre todo, los “sanniones” o sirvientes, que según la mayoría de los
estudiosos han dado origen a la Commedia del´Arte del siglo XVI. Las atelanas, llenas de
equívocos, situaciones groseras y ruidosas, tendientes a la sátira política, llegaron a
acompañar las representaciones de las tragedias e influyeron en la comedia culta, en
cuanto a la fantasía, el efecto sorpresa y la creación de tipos.
Al pueblo romano la especie trágica le fue tan asociada como la cómica. Por alguna razón,
sin embargo, son piezas de la comedia las que han perdurado en mayor número.
La tragedia latina
El ámbito escénico
En la evolución de la sociedad romana se aprecia también una tendencia cada vez más
nítida al disfrute de los juegos (ludi) como gran espectáculo: privados y oficiales, circenses.
Ordinarios y extraordinarios enfocaban la atención de la plebe satisfaciendo un reclamo
perpetuo de novedad y placer. Parejamente con estos juegos y festivales funcionaban los
teatros, en edificios que tardaron mucho tiempo en hacerse de piedra. A diferencia de los
griegos, redujeron el semicírculo de la orquesta al par que ampliaron a lo ancho el
proscenio, elevando la fachada de la escena, donde empiezan tímidamente a aparecer
decorados en perspectiva. La cavea o auditorio, semicircular u en gradería, estaba adosada
arquitectónicamente uniendo el lugar de ver y el de actuar.
Funcionaban el día entero, caso con el concepto de negocio espectáculo. Los directores
de compañía compraban obras a los poetas y las ponían en consideración de los
patrocinadores de los juegos. Los esclavos, todos varones, podían representar varios
papeles durante una sola obra y el público adjudicaba el premio en los concursos a los
actores no al autor ni a la pieza.
El mimo
Este arte introdujo en el music-hall, el vodevil y el cine mudo, mientras que en su estado
puro floreció durante este siglo en la escuela francesa quien tiene mayores exponentes a
Etienne Decroux y Marcel Marceau. También se ha filtrado, a veces, en las obras de
vanguardia que pretenden redescubrir la gestualidad pura y tienen influencias de la comedia
italiana y el teatro oriental.
Bibliografía
ALONSO, M. (1969). Historia de la Literatura Mundial, tomo I y II. Madrid: Editorial Edaf.
ALSINA, J. (1967). Literatura griega. Contenidos, métodos y problemas. Barcelona: Ariel.
ARISTÓTELES. (S/D). Poética. (S/D)
Bibliografía complementaria
Historia Social de la Literatura y el Arte. Madrid: Editorial Guadarrama/Punto Omega.
La Enciclopedia del Estudiante. (2011). “Literatura Universal”. Madrid. Editorial Santillana/El
país.
Curiosfera. Qué es el teatro. Historia. Origen y evolución. https://curiosfera-
historia.com/teatro/
FERNÁNDEZ, Miguel Ángel. Historia del teatro. Recuperado de:
http://www.islabahia.com/arenaycal/2010/173_julio_agosto/miguel_a_fernandez173.asp
Núcleo visual. Historia del teatro. Origen y evolución en el tiempo. Recuperado de:
https://nucleovisual.com/la-historia-del-teatro-origen-y-evolucion-en-el-tiempo/