537 Los 7 Fuegos
537 Los 7 Fuegos
537 Los 7 Fuegos
LOS 7 FUEGOS
INTRODUCCIÓN
El fuego en la Biblia es utilizado con distintos propósitos, por ejemplo sirve para probar y examinar la obra de cada uno e
incluso para purificar como se hace con el oro (Pr. 17:3); las ofrendas que se traían delante de Dios casi todas eran
quemadas con fuego, se compara el fuego con la prueba a la que debe de ser sometido el cristiano (1 P 1:6-7) pero también
era una de las señales del hombre que Juan el bautista anunciaba como el Mesías prometido del cual decía que Él nos
bautizaría con su Espíritu Santo y con su fuego (Mt. 3:11-12).
DESARROLLO
En la Biblia hay siete hombres de Dios a los que El Señor hizo que descendiera fuego del cielo, las características generales
de cada uno de ellos es que tenían comunión con El Señor, pero también habían reconocido su pecado, sus debilidades y la
necesidad de estar cerca de Dios, entregándose a Él, obedeciendo los mandamientos de Dios como una muestra de gratitud
o reconocimiento de su grandeza.
Cuando se presentaron delante del Señor Abel y su hermano Caín, llevaron cada uno ofrenda al Señor, Caín llevaba del
fruto de la tierra, la cual había sido maldecida por causa del hombre (Gn. 3:17-18) por el contrario Abel llevaba de lo mejor
de su ganado, los primogénitos de las ovejas junto con su grosura, cuando eran sacrificados tenían que ser quemados en el
altar (Nm. 18:17) El contexto del pasaje no menciona el fuego o que la ofrenda haya sido consumida, pero podemos deducir
basados en que los ojos son del Señor son como llama de fuego (Ap 1:14) es decir que cuando Dios lo miró a Abel y a su
ofrenda se dio cuenta que la motivación que tenía era la de agradarle, siendo un sacrificio de olor grato lo que presentó,
siendo esta la razón por la cual El Señor aceptó la ofrenda. Caín por su parte, ofrece el fruto de la tierra, lo terreno, lo
humano, su razonamiento, religiosidad, acomodamiento, él hace las cosas a su manera tratando de pasar por alto el atrio,
donde se hace el sacrificio, el derramamiento de sangre (Heb. 9:22).
Aarón como sumo sacerdote, presentó tres sacrificios por el pueblo: la ofrenda por el pecado, el holocausto y las ofrendas
de paz, luego de cumplir con los ritos establecido, presentó el pecho y la pierna derecha de los animales sacrificados, en el
momento que salieron para bendecir al pueblo con Moisés, de la presencia del Señor salió fuego que consumió los
animales que estaban en el altar, Bendecir del hebreo barak: bendecir abundantemente, arrodillarse, pronunciar bendición.
ELIAS (1 Re 18:38)
Elías su nombre significa Mi Dios es Jehová, Dios El Señor, El fuerte Dios. El pueblo de Israel se había alejado del Señor
buscando a otros dioses, por boca de Elías vino la palabra que no habría lluvia ni rocío durante tres años y seis meses como
parte de un juicio para hacer volver el corazón de ellos al Señor (Sant. 5:17) pero ni siquiera de esa manera se arrepintieron
sino mas bien señalo el rey a Elías como el “perturbador de Israel” por lo que este profeta se enfrenta al falso sacerdocio de
Baal y de Asera, así como a la religiosidad del pueblo. Para restaurar el altar Elías toma 12 piedras, figura del gobierno de
Dios para el hombre, además echa 12 cántaros de agua, el agua es figura de la palabra que es representada por la doctrina
de los apóstoles (Hch. 2:42) también toma leña, figura del sacrificio de Cristo (1 Pe. 2:24) hace una separación del altar por
medio de una zanja, la cual llena con dos medidas de grano y cuando es la hora del sacrificio ora para pedir que el Dios de
Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob haga evidente que es el Dios del pueblo de Israel para que el corazón del pueblo
se vuelva nuevamente hacia El Señor, sale fuego desde el cielo y consume el sacrificio. Ahora es el profeta Elías quien
hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y de los hijos hacia los padres antes que venga el día grande y terrible
del Señor sobre la tierra (Mal 4:5-6)
CONCLUSIONES
Cuando Jesús llega al altar y se ofrece en sacrificio por nosotros, lo hace como olor fragante (Ef 5:2) como consecuencia de
haber agradado a Dios con su sacrificio, el Padre envía fuego del cielo sobre la iglesia en el día de Pentecostés y ahora la
iglesia tiene el fuego es el Espíritu Santo. (Hch. 2:1-3) ahora nosotros somos sus ministros, como llamas de fuego (Heb 1:7)
que tiene dones de Dios que al igual que Timoteo debemos de avivar (2 Ti 1:6). Cada vez que el fuego de Dios se
manifestó en alguno de los sacrificios, fue para mostrar su agrado con lo que hacían aquellos que lo ofrecieron, nosotros
también podemos ofrecernos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios en un culto racional (Ro. 12:1-2) procuremos pues
que nuestro altar permanezca siempre con el fuego de Dios.