SINODALIDAD
SINODALIDAD
SINODALIDAD
Introducción
En los últimos tiempos el Papa Francisco ha insistido en que la sinodalidad es la forma de un Iglesia en salida
hacia las periferias geográficas y existenciales, un modelo de Iglesia no autorreferencial, sino servidora de la
vida, de la causa de Jesús. Este marco de pensamiento se puede ver en Episcopalis communio, 6 y 7. Aquí
lo pone el papa como principio teológico que debe orientar.
“Es el intento de una Iglesia más Sinodal. Es decir, una Iglesia capaz de revisarse internamente
para cambiar de ritmo, para cambiar su modo de caminar, y que reconozca a los sujetos diversos
que la interpelan hoy para poder caminar mucho más en sintonía con las mujeres y hombres de hoy,
que son los sujetos de la redención. Una Iglesia que se organiza buscando un modo de gobierno
más Sinodal, es decir, más participativo, colegial, de mayor comunión, y que establece criterios y
estructuras nuevas para caminar más al ritmo de los gritos y esperanzas de la realidad, y capaz de
incorporar la novedad que viene de la riqueza de la diversidad.1”
“También el Sínodo de los Obispos debe convertirse cada vez más en un instrumento privilegiado
para escuchar al Pueblo de Dios: «Pidamos ante todo al Espíritu Santo, para los padres sinodales,
el don de la escucha: escucha de Dios, hasta escuchar con Él el clamor del pueblo; escucha del
pueblo, hasta respirar en él la voluntad a la que Dios nos llama»”2.
El Papa convocó al Sínodo panamazónico y pidió a la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) que hiciera la
consulta directa a los pueblos amazónicos de nueve países. Así se hizo. Es una forma de participación, de
escucha real de los pueblos. El Instrumentum Laboris para el Sínodo de octubre refleja esta voz de los
pueblos.
La sinodalidad también es una expresión de la opción por los pobres, de otra manera ellos no participan en la
vida de la Iglesia. La sinodalidad expresa mejor el ser comunidad de la Iglesia donde todos son iguales, Pueblo
de Dios (LG Cap. II.) A partir de la igualdad fundamental del bautismo, luego cada quien ejerce un ministerio
de servicio.
La base escriturística y teológica de la sinodalidad
Entremos más despacio a lo que está de fondo en esta concepción de la igualdad de todos los bautizados, con
la misma dignidad y corresponsabilidad.
Para esto vamos hasta el Antiguo Testamento, hasta la qahal Yahveh, la asamblea de Dios, la convocación
de las 12 tribus reunidas por Moisés en el Sinaí que aceptan la Alianza, el pacto con Dios (Dt 4,10; 9,10;18,16;
19,4-6). Dt 26,17: “Hoy has conseguido esta declaración de Yahvéh: él será tu Dios y tú seguirás sus caminos,
observarás sus normas, sus mandamientos y sus leyes y escucharás su voz. Hoy Yahvéh te ha hecho
prometer que serás el pueblo que le pertenece, como él te lo tiene dicho”.
Con la expresión pueblo de Dios llegamos al corazón de la fe israelítica. En el fondo puede decirse que toda la
fe israelítica se cifra en decir que Yahvé es el Dios de Israel e Israel es el pueblo de Yahvé. Esto desde que
Dios por pura gracia lo llamó y posteriormente lo sacó de Egipto y luego hizo alianza con él en el Sinaí.
Son muchas las expresiones que encontramos en la Biblia. “Yo soy Yahvéh, que os sacaré de bajo el yugo de
los egipcios y os libraré de la esclavitud. Yo os adoptaré por pueblo mío, y seré vuestro Dios” (Ex 6,6-8). Y la
revelación de Dios en el Sinaí: “Si escuchareis mi voz y observareis mi alianza, seréis para mí de entre todos
los pueblos mi porción escogida, pues mía es toda la tierra. Y seréis para mí un reino sacerdotal y nación
santa (Ex 19,5s).
La palabra que corresponde en el Nuevo Testamento y en los Setenta al hebreo am (pueblo), es λαος en
griego. Mientras que la otra palabra para pueblo es goi: equivalente a ?θνος, se aplica en general
a los pueblos gentiles. Am: λαος se aplica regularmente para Israel, más claramente en la Biblia
griega que en la hebrea. En los LXX significa no tanto la población sino la nación o comunidad popular. Λαος
θεου en los LXX quiere especificar que se trata del pueblo de Dios.
Pero luego el Nuevo Testamento va más allá que los LXX y aplica esta expresión a la comunidad cristiana, a
la comunidad de Jesucristo. Ellos son, ε?κ?ησια του θεου: asamblea convocada.
Aunque la expresión ε?κ?ησια no aparece prácticamente en los evangelios, sí aparece en Pablo y en los
demás escritos del Nuevo Testamento en numerosas ocasiones: 2 Cor 6,16; I Tes 1,4; Hch 15,4; 18,10; Hch
2,23; 1,10; Rom 9,24-26; 2 Tes 1,1.4). Aquí los cristianos son ya la ε?κ?ησια του θεου, la qahal Yaveh,
el nuevo pueblo de Dios.
Y en la Carta de Pedro aparece lo que se llama el locus classicus de la teología del pueblo de Dios. Aquí se
aplican los grandes predicados que usa el Antiguo Testamento. “Ustedes, al contrario, son una raza elegida,
un reino de sacerdotes, una nación consagrada, un pueblo que Dios eligió para que fuera suyo y proclamara
sus maravillas. Ustedes estaban en las tinieblas y los llamó Dios a su luz admirable. Ustedes antes no eran su
pueblo, pero ahora son pueblo de Dios, ustedes no habían alcanzado su misericordia, mas ahora han
conocido su misericordia” (I Pe 1,9-10).
El primer título que aparece no es el de discípulos o cristianos sino el de pueblo de Dios, Iglesia de Dios. Este
es el concepto más antiguo y rico para entenderse la Iglesia a sí misma y ésta es su estructura fundamental.
Esto es lo original y nunca lo debe olvidar la Iglesia. Desde este concepto se debe entender la estructura de la
Iglesia; ésta era su conciencia viva y no el concepto más o menos teórico de Iglesia. Aquí está afirmada
claramente la igualdad de todos los miembros de este pueblo.
Antonio Luiz Catelan Ferreira analiza el discurso del Papa Francisco el 19 de octubre de 2015, a los 50 años
de la institución de los Sínodos por Paulo VI3. Dada su importancia, lo vamos a seguir de cerca.
La palabra misma: Sínodo:συν: junto, οδ?ς: camino: un camino hecho en conjunto por el Pueblo de Dios
peregrino. San Cipriano en el 250 escribe a sus sacerdotes: “no tomar ninguna decisión por mí mismo
sin el consejo de ustedes y sin el consenso del pueblo”.
Pero puede ser también: ουδ?ς: umbral. Sínodo: estar reunidos en un local los que accedieron por el mismo
umbral: Sínodo: para S. Juan Crisóstomo: estar juntos en la asamblea y ofrecer la alabanza al mismo tiempo y
con todos.
En la expresión Sínodo entran tres categorías de elementos:
1. Eclesiológicos
La común dignidad de todos los fieles, el sensus fidei y la corresponsabilidad eclesial. Aquí hace relación a
Lumen Gentium: todos los bautizados como constituyentes del Pueblo de Dios (LG 11). Aquí son importantes:
la unión espiritual de todos los fieles, la infalibilidad en el creer o el consensus fidelium y la participación del
pueblo de Dios en la función profética de Cristo. Por lo tanto todos los bautizados son sujetos cualificados en
la evangelización (EG 119).
El primer grado de sinodalidad se da en las Iglesias particulares: Consejo de pastoral, Consejo presbiteral,
Consejo de consultores. Pero se pueden abrir otros espacios de consulta, como asambleas extraordinarias.
Segundo nivel los Concilios Particulares y las Conferencias Episcopales.
Tercer nivel: la Iglesia universal: esta se realiza en la modalidad de los Sínodos de los obispos
2. Espirituales
Se trata del discernimiento espiritual y pastoral.
Se necesita abrir nuevos caminos y escuchar lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Discernir los problemas
regionales. El elemento fundamental es buscar la voluntad de Dios para su Iglesia hoy. Y esto se hace en
ambiente de oración.
3. Elementos formales: la praxis de sinodalidad
Se debe hacer amplia consulta a todo el pueblo de Dios. Es para auscultar el sensus fidei. Luego la escucha a
los pastores. Y aquí está la escucha al obispo de Roma: pastor y doctor de todos los cristianos: Pastor
Aeternus del Concilio Vaticano I.
¿Cuál es el valor teológico de la consulta y no sólo del voto?
La forma está expresada por San Cipriano: “nihil sine episcopo…nihil sine consensu vestro”: Nada sin el
obispo, nada sin vuestro consejo. Y dice: nada sin el consejo del pueblo.
¿Pero qué es el consensus fidelium?
El Beato J.H: Newmann, ante la crisis arriana del s. IV dice que lo que salvó la integridad de la fe no fueron
sólo los Concilios o los obispos o la Santa Sede, sino gracias al consensus fidelium.
Y afirma que el consensus fidelium puede ser considerado:
- Un testimonio de hecho del dogma apostólico.
- Una especie de instinto profundamente presente en el Cuerpo místico de Cristo.
- Un fruto de la conducción que el Espíritu ejerce sobre la Iglesia.
- Como respuesta a la oración.
Lo fundamental es escuchar a todos dentro del pueblo de Dios, pero también cuentan la virtud de la prudencia,
el respeto, la corresponsabilidad misionera.
La circularidad entre el sensus fidei, el sacerdocio común de los fieles y el discernimiento de los pastores es
una característica fundamental de la sinodalidad. Esta circularidad honra la común dignidad y
corresponsabilidad de todos los bautizados. Al mismo tiempo, la actuación de los pastores en comunión
jerárquica.
Sinodalidad: caminar juntos
El Documento preparatorio para la asamblea sinodal de octubre plantea una tarea para toda la
Iglesia: “confiamos en que la Iglesia, enraizada en sus dimensiones sinodal y misionera, pueda
generar procesos de escucha (ver-escuchar), procesos de discernimiento (juzgar), para poder
responder (actuar) a las realidades concretas de los pueblos amazónicos”4.
La categoría sinodalidad caracteriza bien la naturaleza misma de la Iglesia. Se remonta al Nuevo Testamento
(Hch 15), recoge la propuesta conciliar expresada en la noción de Pueblo de Dios que subraya la igualdad y la
común dignidad, antes de la diferencia en ministerios, carismas y servicios, y recoge las preocupaciones
comunitarias que se han expresado en las últimas décadas en América Latina desde Medellín y es un lenguaje
teológico capaz de ser seguido y comprendido por toda la Iglesia.
“…el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia en el tercer milenio...
caminar juntos –laicos, pastores, obispo de Roma”, afirma Francisco”5.
La comisión teológica internacional formula la sinodalidad: “Indica la específica forma de vivir y
obrar (modus vivendi et operandi) de la Iglesia Pueblo de Dios que manifiesta y realiza en concreto
su ser comunión en el caminar juntos, en el reunirse en asamblea y en el participar de todos sus
miembros en su misión evangelizadora”6.
Se subrayan la corresponsabilidad y participación de todo el pueblo de Dios.
Toda comunidad está convocada “a orar, analizar, dialogar, discernir y aconsejar para colaborar en la toma
de las mejores decisiones pastorales”.
“Solamente en la medida en la cual estos organismos permanecen conectados con lo “bajo” y
parten de la gente, de los problemas de cada día, puede comenzar a tomar forma una Iglesia
sinodal, dice el Papa Francisco”7.
Otra razón que se apunta para construir una Iglesia sinodal tiene que ver con la inculturación. Dijo el
Papa Francisco en Puerto Maldonado “Necesitamos que los pueblos originarios moldeen
culturalmente las Iglesias locales amazónicas… ayuden a sus obispos, misioneros y misioneras,
para que se hagan uno con ustedes, y de esta manera dialogando todos, puedan plasmar una Iglesia
con rostro amazónico y una Iglesia con rostro indígena” 8.
Y aquí se reafirma el principio eclesiológico del Vaticano II según el cual la Iglesia toda está en cada Iglesia
particular y no sólo es una parte de ella. No hay una Iglesia universal que la precede y luego acontece en ellas.
Las Iglesias del Nuevo Testamento no son copia de la Iglesia madre, sino Iglesias con rostro propio,
culturalmente nuevas. Pero no son toda la Iglesia porque no agotan la totalidad del misterio de salvación.
Aquí está el principio para la diversidad cultural de las Iglesias. La Iglesia católica es una Iglesia de Iglesias y
la universalidad de las Iglesias particulares lleva necesariamente a un cristianismo pluricultural. No hay
uniformidad, sino unidad de la misma fe, el mismo don de la salvación y su fuente trinitaria.
Vivir la sinodalidad de la Iglesia es responder desde la práctica a lo que pedía el Vaticano II en Lumen Gentium
con la expresión teológica: Pueblo de Dios.
Un primer acercamiento a la sinodalidad en forma por demás concisa, nos lo da Carlos Schickendantz:
“…la dinámica específica del camino de la Iglesia en la historia como expresión adecuada de aquel
sujeto comunitario escatológicamente instituido en Jesucristo y su Espíritu como Pueblo de Dos
consagrado a dar testimonio de la venida del Reino entre todos los hombres y mujeres” 9.
Se trata de un espíritu y un método de vida para dar testimonio.
“Expresa el caminar juntos del entero pueblo de Dios que incluye el ejercicio articulado de los
variados carismas en una creativa perijoresis eclesial. Esta dinámica es constitutiva para la
identidad del sujeto comunitario y de cada uno de los sujetos individuales que interactúan
recíprocamente. Es la forma de la realización de la ‘communio’10.
Aunque no es propia del Concilio Vaticano II, ahí se redescubre su fuerza e importancia “…
elemento sinodal como una característica estructural constitutiva de la Iglesia en todos los niveles
de su realización como ‘communio’ de los creyentes y de las Iglesia, cuya fuente es la comunión
intratrinitaria, unidad en la diversidad de las personas”11.
Grandes riquezas le aguardan a la Iglesia en este largo camino de la sinodalidad que apenas empieza. Y, sin
duda, el Sínodo panamazónico será un momento decisivo que afectará a toda la Iglesia.
Citas
Mauricio López Oropeza, Secretario Ejecutivo y co-fundador de la Red Eclesial Panamazónica –REPAM-
2
Constitución Apostólica Episcopalis Communio. Sobre el Sínodo de los Obispos. No. 6. Sept. 2018
3
CATELAN FERREIRA, Antonio Luiz, A sinodalidade Eclesial no Magisterio do Papa Francisco. 18 de abril de 2018
4
Secretaría General del Sínodo de los Obispos. Documento preparatorio del Sínodo de la Amazonía, 2018
5
FRANCISCO, Discurso en la conmemoración del 50 aniversario de la Institución del Sínodo de los obispos. 2015
6
Comisión Teológica Internacional, La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia. Marzo de 2018,6
7
Francisco, l.c.
8
FRANCISCO, Discurso citado.
9
SCHICKENDANTZ, Carlos, Sinodalidad –Reforma de la Iglesia, en: La Reforma de la Iglesia en tiempos de discernimiento. Ediciones Amerindia.
Montevideo, Uuguay, 2015, Pág. 221.
10
SCHICKENDANTZ, Carlos, Ibídem, Págs. 221-222
11
SCHICKENDANTZ, Carlos, o.c. 223-224.