Leer Sentencia CA Arica DI
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VISTO Y CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que, don Mauricio Gallardo Farías, abogado, por la demandada,
Aguas del Altiplano S.A., en causa RIT O-113-2020, RUC N° 204027620-6, del
Juzgado de Letras del Trabajo de Arica, en procedimiento de aplicación general por
despido improcedente y cobro de prestaciones, caratulado “CEJAS RIVERA, JORGE
con AGUAS DEL ALTIPLANO S.A.”, dedujo recurso de nulidad en contra de la
sentencia definitiva de veintiuno de agosto del año en curso, por la cual se rechazó la
excepción de caducidad de la acción opuesta por su representada, y se acogió la
demanda por despido improcedente de la causal contemplada en el inciso primero del
artículo 161 del Código del Trabajo, condenando a la demandada a pagar al actor la
suma de $ 3.698.548, correspondiente al 30% del recargo legal de la indemnización
por años de servicio, más el reajuste y los intereses establecidos en el artículo 173
Código citado.
Funda su arbitrio procesal, invocando como causal principal la prevista en la
parte final del inciso primero del artículo 477 del Código del ramo, esto es, haberse
dictado la sentencia con infracción de ley que ha influido sustancialmente en lo
dispositivo del fallo, denunciando la del artículo 168 del Código del Trabajo y el
artículo 8 de la Ley N° 21.226; y en subsidio, la estatuida en la letra b) del artículo 478
del citado cuerpo legal, es decir, haberse dictado la sentencia con infracción
manifiesta de las normas sobre apreciación de la prueba conforme a las reglas de la
sana crítica, específicamente, el principio de la lógica de no contradicción.
Respecto de la primera causal de nulidad, el recurrente reprocha el haberse
rechazado la excepción de caducidad opuesta a la demanda, la que se asiló en que a
la fecha de interposición de la demanda, el 27 de abril de 2020 se encontraba vencido
el plazo de sesenta días hábiles contemplado en el inciso primero del artículo 168 del
Código del Trabajo, dado que, si bien el término se suspendió con ocasión del
reclamo administrativo tramitado ante la Inspección del Trabajo, desde el 27 de enero
hasta el 19 de febrero de 2020, siguió corriendo el 20 de febrero hasta su vencimiento
el 16 de abril de 2020.
Pero el Juez a quo, en el considerando vigésimo primero fundó el rechazo de la
referida excepción en base a lo previsto en el artículo 8 de La Ley N° 21.226, que
establece un régimen de excepción para los procesos judiciales, en las audiencias y
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actuaciones judiciales, y para los plazos y ejercicio de las acciones que indica, por el
impacto de la enfermedad COVID-19 en Chile, aplicando dicha norma en los
siguientes términos: “Que, por Decreto Supremo N° 104, de 18 de marzo de 2020, del
Ministerio del Interior, se declaró estado de excepción constitucional de catástrofe, por
calamidad pública, con motivo de la enfermedad del coronavirus 2019 o Covid-19, en
el territorio de Chile, prorrogado por Decreto Supremo N° 269 del 16 de junio último,
circunstancia que generó restricciones propias de dicho estado de excepción, dando
origen a la Ley N° 21.226, que establece un régimen jurídico de excepción para los
procesos judiciales, en las audiencias y actuaciones judiciales, y para los plazos y
ejercicio de las acciones que indica, por el impacto de la enfermedad Covid-19 en
Chile, estableciendo derechos procesales a favor de las partes.
En efecto, y conforme al artículo 8, de la citada ley, se dispone que durante la
vigencia del estado de excepción constitucional de catástrofe, es decir desde el 18 de
marzo último, en un periodo de tiempo aún vigente, el ejercicio de las acciones
laborales se entenderán prorrogados los plazos de prescripción y de caducidad
respectivos hasta cincuenta días hábiles contados desde la fecha de cese del estado
de excepción constitucional señalado.
Consecuentemente, y tratándose de un derecho a favor del actor, y que el
plazo de caducidad de su acción comprende el periodo de vigencia del referido
estado de excepción constitucional, aún vigente, en este caso ha optado por
presentar la denuncia y demanda subsidiaria en esta oportunidad y no esperar el
plazo otorgado por la referida ley, y por tanto su arbitrio procesal está entablado en
tiempo”.
Acota el recurrente que tal razonamiento y su consecuente decisión infringe el
artículo 168 del Código del Trabajo por preterición o falta de aplicación y, a su vez,
contraviene el artículo 8 de la Ley N° 21.226 por falsa aplicación, dado que el
demandante reconoció en su libelo de demanda, de manera expresa y espontánea,
que su acción estaba sujeta al plazo de caducidad establecido en el artículo trascrito
precedentemente, al sostener que: “b) Caducidad: En cuanto a la caducidad del
artículo 168 del Código del Trabajo y teniendo en cuenta que mi desvinculación se
produjo el día 10 de enero de 2020, debo hacer presente que, habiéndose formulado
reclamación ante la Inspección Provincial del Trabajo de Iquique, el plazo para
interponer la acción de despido vence el día 27 de abril de 2020”.
Sin embargo, al evacuar el traslado conferido respecto de la excepción de
caducidad, en la que se evidenció el error en el cómputo del plazo de 60 días hábiles
y su suspensión, el demandante intentó desconocer lo declarado en la demanda,
invocando la prórroga de plazos establecida en el artículo 8 de la Ley N° 21.226,
reconociendo por cierto que dicha norma extendía los términos de caducidad y
prescripción “hasta cincuenta días hábiles contados desde la fecha en que cese el
estado de excepción”, y que no se refería a la conducta de su parte en la presente
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servidas habría sido adoptada en forma espontánea por su representada, sin que
hubieren mediado presiones externas por parte de la autoridad competente o de la
comunidad que residía cerca de dichas instalaciones y que, por lo tanto, se trataría de
una medida adoptada por iniciativa propia de Aguas del Altiplano S.A. para perseguir
sus intereses empresariales. Sin embargo, en el mismo considerando el Tribunal
declara “saber” que el cierre de dichas lagunas tuvo su origen en “el crecimiento de la
comuna de Alto Hospicio, y la inquietud de sus habitantes”, afirmación que da cuenta,
de manera categórica, que la decisión adoptada por su representada no fue
espontánea, sino que fue provocada por intereses comunitarios externos a su
operación comercial, debiendo en consecuencia proyectar el cierre de tales
instalaciones con estricto apego a la normativa ambiental y sanitaria, pues de haber
adoptado una postura pasiva frente a dicha contingencia lógicamente se habría
expuesto a la clausura u otra medida de apremio por parte de las autoridades
comunales y/o sanitarias, o bien a manifestaciones por parte de quienes residían en
sectores aledaños a tales instalaciones, que a raíz del crecimiento poblacional
terminaron emplazadas en un sector residencial de la comuna de Alto Hospicio.
A mayor abundamiento, en la sentencia impugnada se advierte una segunda
contradicción, al decidir que el despido del actor no estaba lo suficientemente fundado
porque durante la relación laboral prestó servicios en instalaciones distintas a las que
fueron cerradas, tal como se indica en el considerando decimoctavo, que transcribe.
Al respecto, el recurrente señala que, si bien el demandante efectivamente
prestó servicios como Técnico Operador, principalmente en instalaciones de la Planta
“El Carmelo”, ubicada en la comuna de Pozo Almonte, y que las lagunas de
tratamiento de aguas servidas estaban ubicadas en la comuna de Alto Hospicio, ello
no se traduce en la inexistencia de todo “vínculo real y efectivo entre las labores
relacionadas con el agua potable y las actividades de la Planta de tratamiento de
aguas servidas cerrada”, ya que en el mismo considerando se reconoce que tanto las
actividades de producción de agua potable como las de deposición de aguas servidas
son gestionadas por don Juan Pablo Vial López, quien declaró como testigo en su
calidad de Jefe del Departamento de Producción y Depuración en la Región de
Tarapacá, lo que da cuenta que las referidas actividades efectivamente tenían un
vínculo en la estructura de la empresa, pues los trabajadores de producción, como el
demandante, y de depuración, como quienes laboraban en las mentadas lagunas,
responden a una misma Jefatura de Departamento, y por lo mismo fue ésta quien
debió implementar la reestructuración indicada en la carta de despido, que también
generó las desvinculaciones de otros dependientes de Aguas del Altiplano S.A., a los
que se refiere el considerando vigésimo cuarto de la sentencia.
Por lo expuesto, las infracciones de las normas sobre apreciación de la prueba
conforme a las reglas de la sana crítica aparecen de manifiesto en el fallo impugnado,
y han influido sustancialmente en lo dispositivo del mismo.
NTPPHFJRNC
que el demandante, en cuanto a la caducidad, señala que “el plazo para interponer
la acción de despido vence el día 27 de abril de 2020”, carece de toda relevancia
para los efectos que nos ocupa, puesto que la ley es la que estableció el plazo
para interponer la acción en cuestión, el que no puede ser limitado por las partes,
y la referida afirmación no tiene relación con la teoría de los actos propios, que
más bien dice relación con las cuestiones fácticas y no con las interpretaciones
jurídicas de las normas legales.
QUINTO: Que, en virtud de lo expuesto precedentemente, corresponde
desestimar la referida causal de nulidad.
SEXTO: Que, en relación a la causal de nulidad formulada en forma
subsidiaria de la anterior, a saber, el haberse dictado el fallo con infracción
manifiesta de las normas sobre apreciación de la prueba conforme a las reglas de
la sana crítica, la que se asila en la vulneración del principio de la lógica de la no
contradicción, al haberse acogido la demanda por haberse despedido al actor
invocando en forma improcedente la causal de término del contrato de trabajo
prevista en el inciso primero del artículo 161 del Código laboral, porque a pesar
que se afirma por el sentenciador que cerrar las lagunas de tratamiento de aguas
servidas habría sido adoptada en forma espontánea por la empresa, sin que
hubieren mediado presiones externas por parte de la autoridad competente o de la
comunidad que residía cerca de dichas instalaciones y que, por tanto, se trataría
de una medida adoptada por iniciativa de la demandada para perseguir sus
intereses empresariales, se declara por el Juez a quo “saber” que el cierre de
dichas lagunas tuvo su origen en el crecimiento de la comuna de Alto Hospicio, y
la inquietud de sus habitantes, por lo que la decisión de la empresa no fue
espontánea sino provocada por intereses comunitarios externos a su operación
comercial, debiendo proyectar el cierre de tales instalaciones con estricto apego a
la normativa ambiental y sanitaria, porque de lo contrario se habría expuesto a la
clausura u otra medida de apremio por parte de la autoridad comunal y/o sanitaria,
o por manifestaciones de los habitantes del sector en que están dichas
instalaciones, que a raíz del crecimiento del sector residencial de Alto Hospicio
terminaron quedando emplazadas en el referido sector residencial.
SÉPTIMO: Que, primeramente, el Juez a quo, en el motivo decimosexto
señala que, “conforme surge de la carta de despido, es la restructuración de la
empresa derivada del cierre de la laguna conforme al Plan Integral de Alto
Hospicio, aprobado por Resolución de Calificación Ambiental N° 59, de 20 de junio
de 2018, de la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región de Tarapacá.”, que
“se refiere a la calificación ambiental del proyecto “Cierre Lagunas Plan Integral
Alto Hospicio y modificación PTAS Playa Brava”, y de acuerdo a tal documento fue
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En Arica, a veinte de octubre de dos mil veinte, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.
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