Caso Sentencia Del TC
Caso Sentencia Del TC
Caso Sentencia Del TC
° 579-2008-PA/TC
LAMBAYEQUE
CÉSAR AUGUSTO
BECERRA LEIVA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
ANTECEDENTES
Con fecha 04 de mayo de 2006, el recurrente interpone demanda de amparo contra el Juez del
Primer Juzgado Civil de Chiclayo, Rafael Chávez Martos y contra los Vocales de la Segunda Sala Civil
de la Corte Superior de Lambayeque: Daniel Carrillo Mendoza, Juan Zamora Pedemonte y Carlos Silva
Muñoz. Solicita que restituyéndose las cosas al estado anterior a la vulneración de su derecho
constitucional a la tutela procesal efectiva, se declare la nulidad de la Resolución N° 7, de fecha 17 de
octubre de 2005 y su confirmatoria, la Resolución de vista de fecha 20 de marzo de 2006, dictadas en el
proceso de cumplimiento de contrato e indemnización seguido por el recurrente contra la Empresa
Agroindustrial Pomalca S.A (Exp. N° 2004-7325-0-1701-J-CI-1); y asimismo, se ordene a los demandados
abstenerse de dictar nuevas resoluciones que puedan significar una reiteración del agravio.
El recurrente afirma que en el referido proceso, el órgano de primera instancia, mediante
Resolución de fecha 26 de julio de 2005, declaró fundada la demanda, ordenando que la empresa antes
mencionada cumpla con abonarle la suma ascendente a S/. 359 653.51 por concepto de contraprestación
por el servicio prestado en virtud de un contrato celebrado entre las partes sobre alquiler de maquinaria
pesada, y asimismo que ésta cumpla con indemnizarle por concepto de daño emergente, lucro cesante y
daño a la persona, con la suma de S/. 870 100.00. Manifiesta que dicha decisión quedó consentida al no
haber sido recurrida por la mencionada empresa, por lo que se trata de una sentencia firme que goza de
los efectos de la cosa juzgada….. No obstante señala que, si bien el juzgado emplazado mediante la
Resolución de fecha 20 de marzo de 2006 resolvió iniciar la ejecución forzada ordenando el embargo
solicitado, éste suspendió dicha medida sustentando tal decisión en que la empresa demandada se
encontraba inmersa en el Marco de Protección Patrimonial dispuesta en la Ley 28027 y en el Decreto
Supremo N° 138-2005-EF, lo cual fue confirmado mediante Resolución de vista de fecha por lo que el
recurrente considera que se ha violado su derecho a la tutela procesal efectiva, toda vez que tal
suspensión está retardando la ejecución de la sentencia que tiene el carácter de cosa juzgada…
Con fecha 25 de enero de 2007 la empresa Agroindustrial Pomalca S.A.A se apersona al
proceso y contesta la demanda, solicitando que la misma sea declarada improcedente conforme a los
siguientes argumentos: a) la suspensión de la ejecución de una medida cautelar no se ha debido a la
facultad discrecional de la autoridad judicial sino a la aplicación jurisdiccional de una norma con rango de
ley y que tiene sustento constitucional como es la LeyNº 28027 y sus posteriores modificatorias; b) la
aludida norma no ha sido cuestionada mediante una acción de inconstitucionalidad, la que, en todo caso
sería la vía idónea para cuestionar su naturaleza, y no en un proceso de amparo como pretende el actor;
c) la promulgación de dicha ley se ha realizado con la finalidad de amparar y proteger un conjunto de
derechos de los trabajadores de la industria azucarera, señalando además que dicha intervención
obedece también al carácter social de dicha actividad y la obligación por parte del Estado de actuar para
protegerla.
Con fecha 21 de junio de 2007, la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lambayeque, declara improcedente la demanda, tras considerar entre otros argumentos, que los órganos
judiciales emplazados han actuado conforme a lo establecido en la ley especial de protección patrimonial
de las empresas agroindustriales azucareras, invocando además la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional, conforme a la cual el amparo no puede ser utilizado para cuestionar la aplicación o
interpretación de la leyes en el trámite de un proceso regular (STC N° 5194-2005-PA/TC).
Por su parte, la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia de la
República confirma la sentencia apelada, tras considerar que la demandada Agroindustrial Pomalca S.A.
se constituye como una empresa agraria azucarera, la misma que está sujeta al programa extraordinario
de regulación tributaria PERT previsto en el Decreto Legislativo N° 802, por lo que de conformidad con el
artículo 9° del Decreto Legislativo N° 877, ha quedado suspendida respecto de la referida empresa, la
ejecución de todo tipo de medidas cautelares, garantías reales o personales similares sobre sus activos,
las que si bien continuarán inscritas, no obstante, quedan en suspenso. Asimismo considera dicha
instancia que el Régimen Especial de Protección Patrimonial del cual goza la empresa demandada ha
sido prorrogado sucesivamente en el tiempo a través de diversos dispositivos legales: Decreto de
Urgencia 108-97, Decreto de Urgencia 036-98, Decreto de Urgencia 101-200, Decreto de Urgencia 057-
2001, la Ley 27546, la Ley28027, la Ley 28448, la Ley 28662, hasta que finalmente la Ley 28885
ha previsto que tal régimen de protección de las empresas azucareras se amplía indefectiblemente hasta
el 31 de diciembre de 2008.
FUNDAMENTOS
§1. Determinación del petitorio
1. El objeto de la demanda es que se declare la nulidad de la Resolución de fecha 17 de octubre de
2005, expedida por el Primer Juzgado Especializado en lo Civil de Chiclayo, así como de su
confirmatoria, la Resolución de vista de fecha 20 de marzo de 2006, mediante las cuales los órganos
judiciales emplazados trabaron embargo en forma de secuestro conservativo hasta por la suma de
S/. 1 021 311 o su equivalente en bolsas de azúcar de propiedad de la empresa
Agroindustrial Pomalca S.A.A y a la vez, resolvieron suspender la ejecución forzada de la misma,
aduciendo que resultaba de aplicación el Régimen de Protección Patrimonial previsto en la
Ley N° 28027 y sus posteriores modificatorias. El demandante alega la violación de sus derechos a la
tutela procesal efectiva, al retardarse la ejecución de la sentencia de fecha 26 de julio de 2005, la
cual tiene la calidad de cosa juzgada, máxime si dicha ley no alcanza a las medidas de ejecución de
sentencia sino sólo a las medidas cautelares. Acotando que en el supuesto negado que dicha ley
ordene la suspensión de medidas de ejecución de la sentencia en cuestión, tal ley debería ser
declarada inconstitucional por contravenir la prohibición de retardar la ejecución de sentencia con
valor de cosa juzgada establecida en el inciso 2) del artículo 139° de la Constitución Política del
Perú.
§ 2. Ámbito de aplicación de la Ley Nº 28027 y sus modificatorias
…..
§ 3. Análisis de la legitimidad constitucional de la Ley Nº 28027 y sus modificatorias en el
presente caso.
7. Si bien en el presente caso, el recurrente impugna una decisión judicial que dispuso la suspensión
de la ejecución de una sentencia judicial firme; no obstante, en la medida que dicha decisión se ha
basado en lo dispuesto en la Ley Nº 28027 y sus sucesivas prórrogas, el análisis de si las
resoluciones impugnadas resultan lesivas de los derechos que se invoca en la demanda, pasa
indefectiblemente, por establecer la legitimidad constitucional de la referida disposición, sin que ello
desde luego suponga un análisis en abstracto de su constitucionalidad, pues dicha tarea debe
realizarse de cara al análisis de la resolución judicial objeto de control así como en base a las
particularidades del caso concreto. De este modo no obstante, surge de inmediato una relación entre
amparo contra resolución judicial y amparo contra normas, puesto que del análisis de la legitimidad
constitucional de la referida ley y su interpretación por parte de los órganos judiciales emplazados,
resultará la respuesta al caso planteado.
8. No obstante, el análisis sobre la legitimidad constitucional de la ley aludida y la prolongación de sus
efectos en el tiempo a través de sus diversas modificatorias, lleva de inmediato a una cuestión que ya
es pacífica, tanto en nuestra jurisprudencia como también en la legislación procesal constitucional:
esto es, la posibilidad de cuestionar una ley a través del proceso de amparo.
4. El amparo contra normas
9. En efecto, conforme al artículo 3º del Código Procesal Constitucional, procede la demanda de
amparo contra normas autoaplicativas, precisando que, “Son normas autoaplicativas, aquellas cuya
aplicabilidad, una vez que han entrado en vigencia, resulta inmediata e incondicionada”. Por nuestra
parte, incluso antes de la vigencia del Código Procesal Constitucional, dejamos establecido que:
“... [del hecho que el amparo no proceda contra normas legales] no se deriva, siempre y de manera
inexorable, que en ningún supuesto o circunstancia pueda interponerse un amparo cuando la lesión
de un derecho constitucional se produzca como consecuencia directa de la vigencia de una norma,
ya que dicha limitación pretende impedir que a través de un proceso cuyo objeto de protección son
los derechos constitucionales, se pueda impugnar en abstracto la validez constitucional de las leyes,
cuando en el ordenamiento existen otros procesos, como la acción de inconstitucionalidad, cuyo
objeto es, precisamente, preservar la supremacía de la Constitución. ….
11. En el presente caso, se trata de una norma que incide de manera directa en el resultado de un
proceso judicial, en el que las instancias judiciales habían establecido un mandato claro y específico,
respecto al pago de una suma líquida a favor del recurrente y cuya ejecución forzada se ha tenido
que suspender, tras la aplicación de la ley en cuestión por parte de los órganos judiciales
emplazados. Ello muestra con toda claridad, que el efecto de la referida ley incide de manera directa
en los derechos del recurrente por lo que debe procederse al análisis de la misma en relación con
los derechos cuya protección se solicita a través del presente proceso.
5. Los derechos en conflicto
12. De este modo, debemos establecer que en el presente caso, la respuesta por parte de este
Colegiado debe surgir, una vez más, de la ponderación entre los derechos en conflicto. Por un lado,
aquellos en cuya salvaguarda ha actuado el legislador emitiendo la ley materia de análisis, así como
sus sucesivas prórrogas en el tiempo, y del otro lado, aquellos derechos que invoca el recurrente y
que estarían siendo restringidos o conculcados como consecuencia de la aplicación judicial de la
referida Ley.
13. En tal sentido, mientras el recurrente ha sostenido que las instancias judiciales emplazadas,
“contraviniendo lo dispuesto expresamente en el inciso 2 del artículo 139º”, estarían retardando la
ejecución de una sentencia que tiene valor de cosa juzgada; los órganos judiciales emplazados, así
como la propia empresa Agroindustrial Pomalca S.A han sostenido que tal intervención del derecho
en cuestión encuentra justificación en el propio objeto de la ley en cuestión, la cual establece en su
artículo 1º, que su objeto es, “(…)propiciar el desarrollo de la industria azucarera nacional
independientemente de la modalidad de la organización empresarial y
composición accionaria promoviendo la inversión de esta actividad a fin de que genere empleo,
disminuya la pobreza, participe activamente en el desarrollo regional, la generación de ingresos
tributarios, seguridad alimentaria, ahorro e incremento de divisas y el desarrollo de otras actividades
agroindustriales”.
14. Se tiene así un conflicto entre disposiciones constitucionales que debe ser resuelto por el Tribunal,
recurriendo al principio de concordancia práctica a efectos de no autorizar o convalidar una limitación
arbitraria en el ámbito de alguno de los derechos en cuestión. Se trata, en concreto, de resolver un
conflicto entre el principio-derecho a que, “ninguna autoridad (…)” pueda “(…)dejar sin efecto
resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada, ni cortar procedimientos en trámite, ni
modificar sentencias ni retardar su ejecución, contenido en el artículo 139.2 de la Constitución y; de
otro lado, las finalidades que estaría persiguiendo el legislador a través de la referida ley y que deben
ser analizados en seguida para determinar, con mayor precisión, si tales finalidades revisten
dimensión constitucional y si, tales derechos o principios que estarían siendo favorecidos con dicha
intervención en el ámbito prima facie protegido por el principio-derecho de la cosa juzgada, autorizan
la restricción que en efecto se estaría produciendo en el ámbito del derecho alegado por el
recurrente. Establecer una relación de prevalencia entre tales derechos en conflicto en el caso
concreto, supone sin embargo, como premisa previa, establecer con precisión el significado
constitucional de los derechos y principios que serán luego objeto de ponderación.
5.1. Sobre el derecho a la ejecución de las resoluciones judiciales como manifestación del derecho
a la tutela procesal efectiva
15. La Constitución establece en su artículo 139° los principios y derechos de la función jurisdiccional,
consagrando en el inciso 3) la observancia del debido proceso y la tutela jurisdiccional. Dentro de los
derechos que formal parte del genérico derecho a la tutela procesal efectiva se encuentra el derecho
a la ejecución de las resoluciones judiciales firmes a las que les alcanza además la garantía político-
jurídica de la cosa juzgada. Así una cosa es el derecho a la ejecución de las sentencias y otra distinta
la garantía de la cosa juzgada que tiene, entre sus consecuencias prácticas: a) la inmutabilidad de las
decisiones judiciales firmes; b) la imposibilidad de revivir procesos ya decididos por los órganos
judiciales; c) la exigencia de cumplimiento de lo resuelto en forma definitiva; d) la prohibición de que
las autoridades judiciales o cualquier poder externo al Poder Judicial pueda interferir o retardar la
ejecución de lo resuelto de manera definitiva por el poder jurisdiccional de los jueces. En tal sentido,
el segundo párrafo del inciso 2) del referido artículo hace referencia también a tal derecho al
establecer como ya ha quedado precisado, la prohibición de que los poderes públicos puedan,
“(…) dejar sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzgada (...) ni retardar su
ejecución.”
Por su parte el Código Procesal Constitucional también consagra el derecho a la ejecución de las
resoluciones judiciales como manifestación del derecho a la tutela procesal efectiva cuando en el
tercer párrafo de su artículo 4° prescribe que “se entiende por tutela procesal efectiva aquella
situación jurídica de una persona en la que se respeten, de modo enunciativo su[s] derechos a la
actuación adecuada y temporalmente oportuna de las resoluciones judiciales (...)”.
16. El derecho a la ejecución de resoluciones ha sido comprendido por este Colegiado como parte
inseparable de la exigencia de efectividad de la tutela judicial. En efecto, en la Sentencia 0015-2001-
AI, 0016-2001-AI y 004-2002-AI este Colegiado ha dejado establecido que “[e]l derecho a la
ejecución de resoluciones judiciales no es sino una concreción específica de la exigencia de
efectividad que garantiza el derecho a la tutela jurisdiccional, y que no se agota allí, ya que, por su
propio carácter, tiene una vis expansiva que se refleja en otros derechos constitucionales de orden
procesal (..). El derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales garantiza que lo decidido en
una sentencia se cumpla, y que la parte que obtuvo un pronunciamiento de tutela, a través de la
sentencia favorable, sea repuesta en su derecho y compensada, si hubiere lugar a ello, por el daño
sufrido.” [Fundamento jurídico 11°]. En esta misma línea de razonamiento hemos precisado en otra
sentencia que, “la tutela jurisdiccional que no es efectiva no es tutela”, reiterando la íntima vinculación
entre tutela y ejecución al establecer que, “el derecho al cumplimiento efectivo y, en sus propios
términos, de aquello que ha sido decidido en el proceso, forma parte inescindible del derecho a la
tutela jurisdiccional a que se refiere el artículo 139.3 de la Constitución” (STC 4119-2005-AA/TC FJ.
64).
5.2. Limites del derecho a la ejecución de las sentencias
17. No obstante, también hemos tenido ocasión de precisar que “como sucede con todos los derechos
fundamentales, el derecho de efectividad de sentencias tampoco es un derecho absoluto, es decir
que esté exento de condiciones, límites o restricciones en su ejercicio”.Tales eventuales
restricciones, pueden provenir tanto del ejercicio de otros derechos, como de la propia actividad
legislativa en el afán de preservar otros bienes de relevancia constitucional. (STC Nº
4119-2005-AA/TC). Dentro de tales bienes constitucionales que pueden prima facie autorizar la
intervención del legislador en el ámbito de los derechos fundamentales hay que destacar no sólo el
ejercicio de otros derechos fundamentales, sino también, la necesidad de preservar los valores
objetivos que la Constitución consagra y, dentro de estos, el orden público, las razones de interés
general, así como la actuación de los poderes públicos en defensa del interés social objetivamente
justificado en un caso concreto.
18. En este sentido, la Constitución se refiere en artículo 2.3 a la “moral y el orden público” como límites
al ejercicio público de las confesiones. Igualmente el artículo 28.3 refiere que el Estado “regula el
derecho de huelga para que se ejerza en armonía con el interés social”. Estas son dos formas
expresas de limitación de los derechos fundamentales que hacen referencia a dos categorías o
conceptos jurídicos indeterminados que deben ser concretados a la hora de justificar una intervención
basada ya sea en el “interés público” o en el “interés social”. El interés público del Estado
constitucional no puede constituir, desde luego, cualquier argumento que interceda de manera
irrazonable o desproporcionada en la esfera de los derechos que la Constitución garantiza. En
cualquier caso, debe tratarse de supuestos que comprometen bienes de relevancia constitucional y
que como tales obligan a los poderes públicos. A su turno el interés social, debe ser comprendido
aquí como una especie del género interés público en el que se destaca la relevancia social ya sea en
cuanto al grupo humano al que se orienta la actuación estatal o a la actividad que estos realizan y
que puede ser catalogada como de “interés social” en el marco de las disposiciones constitucionales.
5.3. Sobre la justificación de la intervención del legislador: el problema social de las azucareras y
la finalidad de la Ley 28027.
19. Es precisamente la relevancia social de la industria azucarera la que debe ahora ser analizada, en la
medida que ha sido expuesto como “justificante” de la intervención del legislador. Para el efecto
resulta conveniente remitirnos al Dictamen de la Comisión Agraria del Congreso de la
Repúblicarespecto al Proyecto de la Ley materia de análisis, de fecha 11 de junio de 2003.
En dicho dictamen se exponen, entre otras, las siguientes consideraciones: “Mediante el Decreto
Legislativo N° 802, Ley de Saneamiento Económico y Financiero de las Empresas Agrarias y
Azucareras y su Reglamento, el Decreto Supremo N° 005-96-AG, el Estado estableció una serie de
medidas dirigidas a la reactivación y saneamiento económico financiero de las Empresas Agrarias
Azucareras. El marco legal generado a partir de la dación del Decreto Legislativo N° 802, propició
que varias Empresas Azucareras hayan incorporado a su accionario a inversionistas privados que a
través del aporte de capital fresco han logrado una efectiva reactivación de las Empresas Agrarias
Azucareras con el correspondiente incremento del movimiento económico de sus respectivas
regiones y en las cuales se da trabajo digno a miles de personas. No obstante la existencia del
referido marco legal, algunas Empresas Agrarias Azucareras no han logrado el objetivo de
saneamiento y reactivación económica esperado(...)Bajo ese contexto, no sólo es necesario que las
empresas adopten decisiones consecuentes con una intención real de reactivación, saneamiento y
de apertura a la inversión, sino que corresponde al Estado coadyuvar a dicho objetivo, mediante la
dación de medidas que permitan fomentar, directamente la inversión en un sector de la economía
que da trabajo, directamente a 25 mil personas e indirectamente a 250 mil, lo que significa ahorro de
divisas del país, satisfacción de la demanda interna y la posibilidad den un corto plazo de exportar
sus excedentes, así como mayor recaudación e incremento del PBI (...)”
20. Conforme ya quedó establecido, dicha finalidad se ve reflejada también en el objetivo de la ley que se
recoge en el artículo 1º de la Ley bajo análisis que establece que su objeto es “propiciar el desarrollo
de la industria azucarera nacional independientemente de la modalidad de la organización
empresarial y composición accionaria promoviendo la inversión de esta actividad a fin de que genere
empleo, disminuya la pobreza, participe activamente en el desarrollo regional, la generación de
ingresos tributarios, seguridad alimentaria, ahorro e incremento de divisas y el desarrollo de otras
actividades agroindustriales.”
21. En tal sentido y, con la finalidad de lograr tales objetivos, la Ley de la actividad empresarial de la
industria azucarera estableció, entre otras, las siguientes medidas: a) En las empresas azucareras en
las que el Estado tiene participación accionaria y en las que desde la entrada en vigencia del Decreto
Legislativo N° 802 no se haya transferido más del cincuenta por ciento de las acciones
representativas del capital social, podrán capitalizar la totalidad de la deuda tributaria generadas al 31
de mayo de 2003, respecto de los tributos que administren y/o recauden la Superintendencia de
Administración Tributaria -SUNAT, el Seguro Social de Salud-ESSALUD y la Oficina de
Normalización Previsional –ONP. Precisando además que tales empresas azucareras son aquellas
en las que, a la fecha de publicación de la Ley, las acciones de propiedad de los trabajadores, ex
trabajadores, los jubilados, sus sucesores y el Estado, adquiridas en virtud de lo dispuesto en el
Decreto Legislativo N° 802, sus normas complementarias y ampliatorias, representan más del
cincuenta por ciento de su capital social; b) Durante el lapso de doce meses (prorrogado luego hasta
diciembre de 2008) quedan suspendidas la ejecución de mediadas cautelares, garantías reales o
personales y similares sobre los activos de las empresas agrarias azucareras en las que el estado
tiene la participación accionaria y que, a la fecha de entrada en vigencia de a presente Ley, no hayan
transferido más del cincuenta por ciento (50%) del capital social ya sea mediante venta de acciones o
emisión de nuevas acciones; asimismo prevee que los embargos preventivos o definitivos en forma
de inscripción sobre los bienes inmuebles o muebles registrables, así como las garantías reales
continuarán inscritas pero no podrán ser materia de ejecución; así también, que durante el referido
período, los acreedores no podrán iniciar contra las empresas agrarias azucareras ninguno de los
procedimientos concursales establecidos en la Ley N° 27809; y que finalmente, quedan suspendidos
en el estado en que se encuentren los procesos concursales iniciados después de la entrada en
vigencia del Decreto de Urgencia N°058-98 (Protección Patrimonial); c) Las empresas azucareras en
las que el Estado tiene participación accionaria y que, a la fecha de entrada en vigencia de la
presente ley no hayan transferido más del cincuenta por ciento de las acciones representativas de su
capital, podrán acogerse al Régimen de Reprogramación de Aportes de las Empresas Agrarias
Azucareras al Fondo Privado de Pensiones por concepto de aportes al Sistema Privado de
pensiones, que se encuentren pendientes al 31 de mayo de 2003.
22. De este modo, el régimen de protección patrimonial previsto en el artículo 4° de la mencionada ley,
tiene por objetivo propiciar el desarrollo de la industria azucarera nacional, promover la inversión
privada en este sector y, consecuentemente, la generación de empleo y disminución de la pobreza en
la zona norte del país. Tales objetivos se conectan automáticamente con la dimensión social que
tiene esta actividad económica en la zona norte del país, la que permite el sustento de miles de
familias tal como se expone en el dictamen de la Comisión Agraria del Congreso de la
Repúblicareproducido supra.
5.4. Actuación del Estado en la protección de la industria azucarera
23. Dicha trascendencia social de la industria azucarera y, en general, de la actividad agraria, imponen al
Estado una determinada actuación conforme artículo 58° de la Constitución, que establece que el
marco de un régimen de economía social de mercado, “el Estado orienta el desarrollo del país, y
actúa principalmente en las áreas de promoción de empleo, salud, educación seguridad, servicios
públicos e infraestructura”. Así como también conforme al artículo 59° de la Constitución, que
establece que “El Estado estimula la creación de riqueza y garantiza la libertad de trabajo y la libertad
de empresa, comercio e industria. El Estado brinda oportunidades de superación a los sectores que
sufren cualquier desigualdad; en tal sentido, promueve las pequeñas empresas en todas sus
modalidades”.
24. En este sentido este Colegiado, ha tenido ocasión de precisar que dentro de su función subsidiaria en
la economía: “a) el Estado puede formular indicaciones, siempre que éstas guarden directa relación
con la promoción del desarrollo del país; b) los agentes económicos tienen la plena y absoluta
libertad para escoger las vías y los medios a través de los cuales se pueden alcanzar los fines
planteados por el Estado; y, c) el Estado debe estimular y promover la actuación de los agentes
económicos”. [STC 008-2003-AI/TC Fundamento jurídico 39]
En tal sentido, puede establecerse, prima facie, que los objetivos del legislador al promover la ley Nº
28027 que se proyectan al desarrollo de la industria agraria azucarera, la promoción del empleo y la
disminución de pobreza, constituyen fines constitucionalmente legítimos y que por tanto constituyen
razones atendibles que autorizan su actuación.
24. No obstante el que se trate de un fin legítimo en la intervención de los derechos sólo constituye el
punto de partida a efectos de someter al control de proporcionalidad a la medida legislativa objeto de
análisis. En lo que sigue se trata de establecer si existiendo un fin legítimo en la expedición de la
Ley Nº 28027 y sus sucesivas prórrogas, las restricciones que en ella se disponen respetan
el test de proporcionalidad con sus tres sub principios: idoneidad, necesidad y proporcionalidad en
sentido estricto.
6. Aplicación del test de proporcionalidad
25. Tal como lo ha establecido este Colegiado, el test de proporcionalidad incluye, a su vez,
tres subprincipios: idoneidad, necesidad y ponderación o proporcionalidad en sentido estricto. En
cuanto al procedimiento que debe seguirse en la aplicación del test de proporcionalidad, hemos
establecido que la decisión que afecta un derecho fundamental debe ser sometida, en primer término,
a un juicio de idoneidad o adecuación, esto es, si la restricción en el derecho resulta pertinente o
adecuada a la finalidad que se busca tutelar; en segundo lugar, superado este primer análisis, el
siguiente paso consiste en analizar la medida restrictiva desde la perspectiva de la necesidad; esto
supone, como hemos señalado, verificar si existen medios alternativos al adoptado por el legislador.
Se trata del análisis de relación medio-medio, esto es, de una comparación entre medios; el medio
elegido por quien está interviniendo en la esfera de un derecho fundamental y el o los hipotéticos
medios que hubiera podido adoptar para alcanzar el mismo fin. Finalmente, en un tercer momento y
siempre que la medida haya superado con éxito los test o pasos previos, debe proseguirse con el
análisis de la ponderación entre principios constitucionales en conflicto. Aquí rige la ley de la
ponderación, según la cual “cuanto mayor es el grado de la no satisfacción o de la afectación de un
principio, tanto mayor tiene que ser la importancia de la satisfacción del otro.
26. Análisis de idoneidad. El establecimiento de un régimen de protección patrimonial en beneficio de las
empresas azucareras constituye un medio adecuado para lograr el objetivo. La suspensión temporal
de la ejecución de medidas cautelares, garantías reales o personales y similares sobre los activos de
las empresas agrarias azucareras en las que el Estado tiene participación accionaria constituye, en
efecto, una medida para la reactivación económica de las empresas agrarias azucareras en las que
el Estado tiene participación accionaria, las mismas que como ya señaláramos atraviesan por una
crisis económica, pues, tal medida evita que los acreedores de las mismas se hagan cobro de sus
acreencias con los escasos recursos con que cuentan las referidas empresas, dejando en grave
riesgo a los trabajadores respecto de su puesto de trabajo y la propia población del lugar, pues es
claro que dichas poblaciones dependen en esencia de la actividad agroindustrial y de lo comercios y
actividades colaterales que se desarrollan en torno a ella.
27. Análisis de necesidad. Dado que se trata de una sentencia en proceso de ejecución es fácil
comprobar que no existe medida más efectiva que la propuesta por el legislador. La suspensión de la
ejecución de medidas cautelares, garantías reales o personales, así como de la suspensión de
ejecución de sentencias resulta ser un medio necesario (indispensable) para alcanzar el objetivo,
dado que además de los otros mecanismos descritos en la Ley28207, no existen medidas
alternativas igualmente eficaces o que sean menos gravosas que se dirijan a obtener el mismo fin. Si
bien podrían alegarse como medidas para lograr el objetivo, entre otras, la condonación de las
deudas de tales empresas agrarias azucareras, no obstante ello, dichas medidas no gozan de la
misma eficacia para lograr el desarrollo de la actividad azucarera, pues aunque tales medidas
impedirían que las empresas disminuyan sus activos fijos, sin embargo, se perjudicaría sin lugar a
dudas, los derechos de los acreedores quienes se verían imposibilitados a cobrar sus créditos para
siempre.
28. El Tribunal destaca en este punto la temporalidad de la medida de suspensión de ejecución, pues si
bien ésta se ha venido postergando en más de una ocasión, el artículo 1º de la Ley N° 28885,
ha cerrado dicho plazo sólo hasta el 31 de diciembre de 2008 (hay que tomar en cuenta que el
régimen de suspensión se inició el 19 de julio de 2003 y vencerá el 31 de diciembre del presente año
según lo dispuesto por la Ley 28885, esto es una suspensión de más de 5 años). El Tribunal
considera en este sentido que una nueva prórroga burlaría el examen que realiza este Tribunal en
este punto, pues resultaría probado que las medidas de prórroga no son medidas eficaces para lograr
la finalidad que pretende el legislador, esto es, el reflotamiento y reactivación de las referidas
empresas agroindustriales. En otros términos, una nueva prorroga en los mimos términos y respecto
de los mismos supuestos que acompañan a este caso, resultaría nulo ab initio por ser entonces sí
una medida absolutamente innecesaria por inútil y significaría una intolerable postergación de los
efectos de una sentencia que ya no tendría justificación alguna para no ser cumplida.
29. Ello no supone desde luego, que dada la problemática social que está detrás del presente caso, al
cumplirse el plazo ya improrrogable de suspensión del cobro de acreencias de las referidas
empresas, sin que estas se hayan reflotado y estén en condiciones de afrontar sus deudas, el
legislador pueda intervenir, esta vez, para garantizar un adecuado orden en el pago de dichos
créditos, exigiendo para el efecto que sean las propias empresas quienes alcancen un cronograma
razonable de cumplimiento de obligaciones, sin dejar en suspenso los mandatos judiciales, los que
deben cumplirse en sus propios términos y en base al cronograma que debe respetar las prelaciones
que ordena la propia Constitución en su artículo 24º a efectos de no dejar impago bajo ninguna
circunstancia, los créditos laborales o previsionales.
30. Análisis de ponderación o proporcionalidad en sentido estricto. El tercer paso del test de
proporcionalidad consiste en establecer el peso o importancia de los principios jurídicos en conflicto.
Dicha operación debe hacerse aquí siguiendo la ley de la ponderación conforme a la cual, “Cuanto
mayor sea la afectación en el ámbito del derecho a la ejecución de las sentencias, mayor debe ser el
grado de satisfacción o cumplimiento de los objetivos constitucionales propuestos con la ley a favor
de la industria azucarera”.
31. Para hacer más racional dicha operación resulta relevante contrastar los grados o intensidades de
afectación en el ámbito del derecho a la ejecución con los grados o niveles de satisfacción que se
logra en los bienes u objetivos constitucionales que persigue la intervención por parte de la ley y su
aplicación en el caso concreto. Este colegiado ha incorporado una escala triádica para asignar dichos
valores. En tal sentido hemos establecido que “la valoración de las intensidades puede ser
catalogada como: grave, medio o leve, escala que es equivalente a la de: elevado, medio o débil. Por
esta razón, la escala puede también ser aplicada para valorar los grados de realización [grados de
satisfacción] del fin constitucional de la restricción [STC 0045-2005-PI/TC, fundamento N.º 35]
32. La postergación en el tiempo de la ejecución de una sentencia firme, puede ser catalogada aquí
como una intervención de intensidad leve, en la medida que se trata sólo de una suspensión temporal
de ejecución de una sentencia, que no elimina o desvanece el derecho que tienen los acreedores de
las empresas agrarias azucareras, que han recurrido a la vía judicial a fin de hacer efectivo su
derecho de crédito y han obtenido pronunciamiento favorable por parte de los órganos judiciales.
Sobre todo si se toma en cuenta que dicha suspensión se encuentra próxima a quedar sin efecto
además de considerar que la referida ley tampoco ha dejado sin efecto la inscripción registral de las
medidas cautelares que se habían dictado con antelación a la restricción, tal como dispone la ley en
cuestión en su segundo párrafo, al disponer que dichas medidas continuarán inscritos aunque no
podrán ser materia de ejecución.
33. Por otra parte, tenemos que el grado de realización o satisfacción del objetivo propuesto por el
legislador que en este caso, es lograr el desarrollo, reactivación y saneamiento económico y
financiero de las empresas agrarias azucareras, así como la promoción del empleo y la disminución
de la pobreza, disponiendo para ello la suspensión temporal de la ejecución de medidas cautelares,
garantías reales o personales y ejecución de sentencias resulta ser elevado, en la medida que sin
dicha medida el objetivo constitucional no sería posible de realizar, en la medida que una empresa
cuyos bienes se encuentran próximos a ser ejecutados difícilmente podría conseguir las alianzas
económicas necesarias para su reactivación. Esto muestra que con una leve intervención en el
ámbito del derecho a la ejecución de las sentencias, se logra por otro lado un grado de
satisfacción elevado a favor de los derechos y fines constitucionales a los que busca proteger la
medida de protección legal de la industria azucarera en el norte del país.
34. Cuando es posible establecer de manera racional que una medida de restricción de baja o leve
intensidad logra niveles de satisfacción altos o elevados, la conclusión que resulta es que el medio
empleado (ley) ha pasado el test de proporcionalidad y debe considerarse que estamos ante una
restricción legítima desde la perspectiva constitucional.
7. Análisis del caso concreto
35. Llegados a este punto, resulta conveniente volver sobre la última de las cuestiones planteadas en el
fundamento segundo de esta sentencia: “Si resultando de aplicación la referida ley al caso del
recurrente, dicha intervención en el ámbito de la cosa juzgada se encuentra justificada desde la
perspectiva constitucional y en consecuencia la actuación de los órganos judiciales emplazados no
resulta arbitraria”.
36. Conforme se aprecia de las resoluciones judiciales que en etapa de ejecución ha sido pronunciadas
por los órganos judiciales emplazados, éstos dispusieron en aplicación estricta de la Ley Nº 28027 y
sus posteriores prórrogas de vigencia, que si bien podían dictarse medidas cautelares o de ejecución
forzada, éstas no podían ser ejecutadas, debido a que las empresas agrarias azucareras y entre ellas
la acreedora del recurrente, se encontraban protegidas por las medidas dadas por el legislador a
efectos de favorecer la reactivación de las referidas industrias tras considerarlas de interés social.
37. Tal como ha quedado establecido supra, en la medida que la ley que suspendió la ejecución de la
sentencia favorable al recurrente ha sido dictada en atención a fines constitucionalmente relevantes,
este Colegiado debe concluir que su aplicación al caso concreto por parte de las instancias judiciales
no puede ser considerada violatorio de los derechos que alega el recurrente, por lo que la demanda
debe desestimarse.
38. Dado que las leyes de protección de las industrias agroindustriales azucareras del norte (Ley Nº
28027 y sus modificatorias) han venido cuestionándose a través de diferentes procesos judiciales, el
Tribunal Considera que la interpretación realizada en el presente caso con relación a la referida Ley,
debe ser seguida por los jueces de todas las instancias, de conformidad con el artículo VI del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional. En consecuencia, los jueces de todas las instancias
del Poder Judicial, se encuentran vinculados por los criterios interpretativos aquí expuestos, siempre
que su utilización resulte relevante para dar respuesta a los casos planteados. Este criterio
interpretativo se aplicará incluso a causas en trámite a efectos de cautelar el principio de igualdad en
la aplicación de la ley.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que la Constitución Política le
confiere,
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda de amparo de autos
2. Exhortar al Congreso de la República para que en el marco de sus competencias establezca los
mecanismos y medidas necesarias para el cumplimiento de lo establecido en el fundamento 29º de
la presente sentencia.
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESIA RAMIREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
ETO CRUZ
ALVAREZ MIRANDA