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INTERPRETATIVISMO

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INTERPRETATIVISMO

CLIFFORD GEERTZ

Carrera: Profesorado de Educación Superior en Ciencias de la


Educación.

Asignatura: Problemática Antropológica y Social.


Docente: Claudio Emilio Rizzo.
Alumna: Perezutti, Alejandra.
Curso: 1º año.
Ciclo lectivo: 2020.
Clifford Geertz nació en San Francisco en 1927 y es quizá el más presagio-
so de los antropólogos culturales contemporáneos. Su importancia se de
be no sólo a la calidad y número de sus escritos, sino también al impulso
teórico que ha infundido a los estudios socioculturales de base etnográ-
fica, dando origen a una nueva orientación de los trabajos socioculturales
denominada “Antropología Simbólica” o “Interpretativa”.

La interpretación de las culturas es una recopilación de catorce artículos


redactados a lo largo de quince años -entre 1957 y 1972-, más un primer
estudio escrito expresamente como capítulo introductorio del libro, que
lleva por título: “Descripción densa: hacia una teoría interpretativa de la
cultura”. En él, Geertz intenta “exponer su postura del modo más general
posible, y realizar un esfuerzo para redefinir lo que había estado haciendo
y diciendo a lo largo de ese período de tiempo”. Así pues, esta obra puede
considerarse “una especie de muestra retrospectiva de lo que estuvo
tratando de hacer en esos años”.
El libro se divide en cinco partes; la agrupación y orden de los artículos
obedece a un criterio sistemático, no cronológico. A la hora de seleccionar
los escritos que compondrían el libro, Geertz decidió incluir sólo aquéllos
que tratasen directa y explícitamente sobre “qué es la cultura, el papel
que desempeña en la vida social, y cómo debería estudiársela adecuada-
mente”.

INTERPRETATIVISMO: CLIFFORD GEERTZ


Este paradigma nace con la propuesta de Max Weber (1971), quien
inserto dentro de los cambios sociales, históricos y culturales que vive
Alemania, dará cuenta que la realidad del mundo no responde a leyes
basadas en la racionalidad y el cálculo, sino que sienta las bases para
entender la CULTURA a partir de un enfoque interpretativo, una
metodología que busque la comprensión del sentido, es decir, una teoría
comprensiva.
“EL CONCEPTO DE CULTURA”
“El concepto de cultura al cual me adhiero (…) denota una norma de signifi
cados transmitidos históricamente, personificados en símbolos, un
sistema de concepciones heredadas expresadas en formas simbólicas por
medio de las cuales los hombres se comunican, perpetúan y desarrollan su
conocimiento de la vida y sus actitudes con respecto a ésta”.

CLIFFORD GEERTZ, The interpretation of cultura, Nueva York, Basic Books


Inc., 1973, p.89 [trad. española: La interpretación de las culturas, Gedisa,
Barcelona, 1987]

A la hora de definir la cultura —en sintonía con Weber y Cassirer— Geertz


sostiene que se trata de un sistema de interacción de signos interpreta--
bles que pueden ser llamados “símbolos”. La cultura no es una “entidad”,
a la que puedan atribuirse de manera causal acontecimientos sociales,
modos de conducta, instituciones o procesos sociales. La cultura se entien
de mejor como un “contexto público” dentro del cual pueden describirse
todos esos fenómenos de manera inteligible, es decir, “densa”

Su modo de entender la cultura se opone a la “concepción estratigráfica”


de las relaciones entre los factores biológicos, psicológicos, sociales y
culturales en la vida humana predominante en algunos ambientes [Geertz
1973: 19-43]. Según esa concepción, cada ser humano sería el producto de
varios niveles superpuestos. Cada capa o estrato estaría completo en sí
mismo, y sería irreductible a los demás. Si se quitaran las abigarradas
formas de la cultura, se encontrarían las regularidades funcionales y
estructurales de la organización social. Si se eliminaran éstas, se hallarían
los factores psicológicos subyacentes —las ‘necesidades básicas’ o lo que
fuere— que les prestan su apoyo y las hacen posibles. Y si se suprimieran
los factores psicológicos se encontrarían los fundamentos biológicos —
anatómicos, fisiológicos, neurológicos— de todo el edificio de la vida
humana.

Por el contrario, Geertz afirma que cuando se concibe la cultura como una
serie de dispositivos simbólicos para controlar la conducta —una serie de
fuentes extrasomáticas de información—, la cultura suministra el vínculo
entre lo que los hombres son intrínsecamente capaces de llegar a ser, y lo
que realmente llegan a ser uno a uno. “Llegar a ser humano” es constituir
se como un individuo; y se llega guiado por esquemas culturales, por siste
mas de significación históricamente creados, en virtud de los cuales forma
mos, ordenamos, sustentamos y dirigimos nuestras vidas.
El modo más sencillo de definir la cultura de un pueblo es considerarla el
“modo de disponer las cosas” que tiene un grupo humano. Denota un
esquema históricamente transmitido de concepciones heredadas y expre
sadas en formas simbólicas, por medio del cual los seres humanos comu
nican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y actitudes ante la vida.
Estos sistemas de símbolos suministran un marco significativo dentro del
cual pueden orientarse en sus relaciones recíprocas, en su relación con el
mundo que les rodea, y en relación consigo mismos.
La cultura así entendida —como sistema de formas simbólicas— constitu
ye un contexto público dentro del que pueden describirse los fenómenos
de manera inteligible. Es preciso mirar a esos sistemas simbólicos como
formas que dicen algo sobre algo, y lo dicen a alguien. Geertz propone,
por tanto, “un concepto semiótico de cultura” *Geertz 1973+.

¿Qué es la etnografía para el autor?


Geertz aclara que emplea la palabra “antropología” como equivalente a
“etnografía” o a “obras de base etnográfica”; y la novedad de su plantea
miento reside fundamentalmente en que en contra —o por lo menos al
margen- del postestructuralismo y cientifismo predominantes en el am-
biente intelectual de la primera mitad del siglo, él propone y elabora “un
concepto esencialmente semiótico de cultura”.

La etnografía consiste para Geertz es realizar “descripciones densas”.

El análisis consiste en : - desentrañar estructuras d significación(complejas,


irregulares, no explícitas) y en delimitar su campo social y alcance.
- Arribar al sentido y al valor de las conductas en
tanto acción simbólica pública.

-comprender las formas simbólicas desde el punto


de vista de cómo estas funcionan en situaciones concretas para organizar
percepciones (significaciones emociones, conceptos

Para llevarla a cabo se deberán observar los hechos, superar una descrip
ción superficial para arribar a la significación social de esas conductas,
interpretar significaciones sociales de los hechos.

En otras palabras, el análisis cultural consiste en conjeturar significaciones,


estimar las conjeturas y llegar a conclusiones explicativas

Geertz propone un concepto SEMIOTICO DE LA CULTURA, ya que el


hombre se encuentra inserto en una red de significaciones que el mismo
va tejiendo, es decir, su propia cultura. Semiótico significa simbólico y
tiene que ver con las significaciones atribuidas. Por ende el ANALISIS DE LA
CULTURA va a ser ir en busca de tales significaciones que se encuentran en
una suerte de código socialmente establecido. De este modo, si considera
mos a la cultura como una red de significaciones, y estas significaciones
que están previamente establecidas, son públicas, la cultura también lo es.
Es el conjunto de expresiones, comportamientos, palabras y objetos
socialmente establecidos.

En esta línea, para ENTENDER LA CIENCIA la Antropología se vale de la


Etnografía, cuya técnica es ir directamente al campo de estudio. Podemos
decir entonces, que hacer etnografía es hacer descripción densa, ya que
tiene en cuenta y a la vez relaciona los significados implícitos en cada
cultura y su contexto. El objeto de la Etnografía es la jerarquía de estructu
ras significativas que se encuentran presentes en la vida diaria de las perso
nas, las cuales tienen significados implícitos, aqupi es donde aparece la
descripción densa, en los mismos significados atribuidos. Respecto del
análisis cultural, hablamos desde una lógica informal, ya que estas signifi
caciones implícitas en las culturas, no son percibidas por quienes forman
parte de tal cultura. De modo tal, la interpretación siempre es en función
del actor que dota de significados las acciones, esa será la primer interpre
tación, de la cual va a desprender la segunda o la del antropólogo. El obje
to de estudio de la antropología es el punto de vista del nativo, y el estu-
dio de ese objeto va a ser la interpretación antropológica.

A modo de cierre, podemos decir que la DESCRIPCIÓN ETNOGRPAFICA, es


interpretativa respecto del flujo del discurso social y todo lo que conlleva
implícitamente.

¿QUÉ SIGNIFICA SU CONCEPCIÓN SEMIOLÓGICA?


Un concepto semiótico de la cultura quiere decir que la cultura está
constituida por significa-

dos.

Estos significados no existen unos independientes de otros, se introduce la


metáfora de la red, del tejido. Así, la cultura sería un entramado de
significados que los mismos seres humanos han tejido y que le dan sentido
a su propia existencia.

Antes que un ser sujeto a la razón como no pocas veces ciertos filósofos
nos han querido presentar, para Geertz es más preciso considerar al ser
humano como un ser sujeto a unas tupidas tramas de significación. No
sorprende que Geertz escriba, entonces, que “La cultura de un pueblo es
un conjunto de textos, que son ellos mismos conjuntos y que los
antropólogos se esfuerzan por leer por encima del hombro de aquellos a
quienes estos textos pertenecen
propiamente”

( [1973] 2005: 372

EJEMPLO DE DESCRIPCIÓN DENSA

Los franceses (según dijo el informante) sólo acababan de llegar.


Instalaron unos veinte pequeños fuertes entre este punto, la ciudad, y la
región de Marmusha en medio de las montañas, y los instalaron en medio
de los promontorios a fin de poder vigilar el interior del país. Así y todo no
podían garantizar protección y seguridad sobre todo por las noches, de
manera que aunque se suponía que estaba legalmente abolido el Sistema
del mezrag (pacto comercial), en realidad continuaba practicándose lo
mismo que antes.

Una noche, cuando Cohen (que habla fluidamente el beréber) se


encontraba allá arriba, en Marmusha, otros dos judíos comerciantes de
una tribu vecina acudieron al lugar para comprarle algunos artículos. Unos
beréberes pertenecientes a otra tribu vecina trataron de irrumpir en la
casa de Cohen, pero éste disparó su escopeta al aire. (Tradicionalmente
no estaba permitido que los judíos tuvieran armas, pero en aquel período
las cosas estaban tan inquietas que muchos judíos las tenían de todas
maneras.) El estampido llamó la atención de los franceses y los
merodeadores huyeron.

Pero regresaron a la noche siguiente; uno de ellos disfrazado de mujer


llamó a la puerta y contó cierta historia. Cohen tenía sospechas y no
quería dejarla entrar, pero los otros judíos dijeron: "Bah, si es sólo la
mujer. Todo está bien". De manera que le abrieron la puerta y todo el
grupo se precipitó adentro. Dieron muerte a los dos visitantes judíos, pero
Cohen logró encerrarse en un cuarto adyacente. Oyó que los ladrones
proyectaban quemarlo vivo en el negocio después de haber retirado las
mercaderías; abrió entonces la puerta y se lanzó afuera blandiendo un
garrote y así consiguió escaparse por una ventana.

Llegó al fuerte para hacerse atender las heridas y se quejó al comandante


local, un tal capitán Dumari, a quien le manifestó que deseaba obtener su
'ar, es decir, cuatro o cinco veces el valor de las mercaderías que le habían
robado. Los bandidos pertenecían a una tribu que todavía no se había
sometido a la autoridad francesa y estaban en abierta rebelión, de modo
que cuando Cohen pidió autorización para ir con su arrendador del
mezrag, el jeque de la tribu de Marnusha, con el fin de recoger la
indemnización que le correspondía por las reglas tradicionales, el capitán
Dumari no podía darle oficialmente permiso a causa de la prohibición
francesa del mezrag, pero le dio autorización verbal y le dijo: "Si te matan,
es asunto tuyo".
Entonces el jeque, el judío y un pequeño grupo de hombres armados de
Marmusha recorrieron diez o quince kilómetros montañas arriba por la
zona rebelde, en la cual desde luego no había franceses; deslizándose a
hurtadillas se apoderaron del pastor de la tribu ladrona y de sus rebaños.
Los de la otra tribu pronto llegaron montados a caballo y armados para
perseguirlos y ya estaban ispuestos a atacar. Pero cuando vieron quiénes
eran los "ladrones de las ovejas" cambiaron de idea y dijeron: "Muy bien,
hablaremos". Realmente no podían negar lo que había ocurrido que algun
os de sus hombres habían despojado a Cohen y dado muerte a sus dos visi
tantes- y no estaban dispuestos a desatar una contienda seria con los de
Marmusha porque eso supondría una lucha con los invasores. Los dos gru
pos se pusieron pues a hablar y hablaron y hablaron en la llanura en me-
dio de millares de ovejas; por fin decidieron reparar los daños con quinien-
tas ovejas. Los dos grupos armados de beréberes se alinearon entonces
montados a caballo en dos extremos opuestos de la llanura teniendo en -
tre ellos el ganado; entonces Cohen con su negra vestidura talar y sus suel
tas pantuflas se metió entre las ovejas y comenzó a elegir una por una a su
placer para resarcirse de los daños.

Así Cohen obtuvo sus ovejas y retornó a Marmusha. Los franceses del
fuerte lo oyeron llegar desde lejos (Cohen gritaba feliz recordando lo ocu -
rrido: "Ba, ba, ba") y se preguntaron "¿Qué diablos es eso?" Cohen dijo:
"Este es mi 'ar". Los franceses no creyeron lo que en realidad había ocurri -
do y lo acusaron de ser un espía que trabajaba para los beréberes rebel -
des. Lo encarcelaron y le quitaron su ganado. Su familia que vivía en la
ciudad, no teniendo noticias suyas durante largo tiempo, creyó que había
muerto. Pero los franceses terminaron por ponerlo en libertad y Cohen
regresó a su bogar, aunque sin sus ovejas. Acudió entonces al coronel de
la ciudad, el francés encargado de toda la región, para quejarse de lo ocu
rrido. Pero el coronel le replicó: "Nada puedo hacer en este asunto. No es
cosa mía".

Citado textualmente y de manera aislada como "una nota metida en una


botella", este pasaje da (como lo haría cualquier pasaje semejante presen
tado análogamente) una buena idea de cuantas cosas entran en la des
cripción etnográfica aun del tipo más elemental, da una idea de cuán
extraordinariamente "densa" es tal descripción. Este hecho (que lo que
nosotros llamamos nuestros datos son realmente interpretaciones de
interpretaciones de otras personas sobre lo que ellas y sus compatriotas
piensan y Sienten) queda oscurecido porque la mayor parte de lo que
necesitamos para comprender un suceso particular, un rito, una costum-
bre, una idea o cualquier otra cosas, se insinúa como información de fon
do antes que la cosa misma sea directamente examinada.
Revelar, por ejemplo, que este pequeño drama se desarrolló en las tie-
rras altas del centro de Marruecos en 1912 y que fue contado allí en
1968, determina gran parte de nuestra comprensión de ese drama. Esto
no entraña nada particularmente malo y en todo caso es inevitable. Sólo
que lleva a una idea de la investigación antropológica que la concibe más
como una actividad de observación y menos como la actividad de inter
pretación que en realidad es. Apoyándonos en la base fáctica, la roca
firme (si es que la hay) de toda la empresa, ya desde el comienzo nos
hallamos explicando y, lo que es peor, explicando explicaciones.
Aquí, en nuestro texto, ese trabajo de discernir comenzaría distinguiendo
las tres diferentes estructuras de interpretación que intervienen en la
situación, los judíos, los beréberes y los franceses, y luego continuaría mos
trando cómo (y por qué) en aquella época y en aquel lugar la copresen cia
de los tres elementos produjo una situación en la cual el sistemático ma-
lentendido redujo la forma tradicional a una farsa social. Lo que perjudicó
a Cohen y junto con él a todo el antiguo esquema de relaciones sociales y
económicas dentro del cual él se movía, fue una confusión de lenguas.

Lo que en realidad encara el etnógrafo (salvo cuando está entregado a la


más automática de las rutinas que es la recolección de datos) es una multi
plicidad de estructuras conceptuales complejas, muchas de las cuales es-
tán superpuestas o enlazadas entre sí, estructuras que son al mismo tiem
po extrañas, irregulares, no explícitas, y a las cuales el etnógrafo debe inge
niarse de alguna manera, para captarlas primero y para explicarlas des--
pués. Y esto ocurre hasta en los niveles de trabajo más vulgares y rutina-
rios de su actividad: entrevistar a informantes, observar ritos, explicitar
términos de parentesco, establecer límites de propiedad, hacer censo de
casas... escribir su diario. Hacer etnografía es como tratar de leer (en el
sentido de "interpretar un texto") un manuscrito extranjero, borroso,
plagado de elipsis, de incoherencias, de sospechosas enmiendas y de
comentarios tendenciosos y además escrito, no en las grafías convencio-
nales de representación sonora, sino en ejemplos volátiles de conducta
modelada.

La descripción etnográfica contiene cuatro carácterísticas:

o ES INTERPRETATIVA: realiza una lectura de lo que ocurre y


desentraña su significado. Interpretar es el flujo del discurso social
y la interpretación consiste en tratar de interpretar “lo dicho” en
ese discurso de sus ocasio nes perecederas y fijarlo en términos
susceptibles de consulta.
o RESCATA LO DICHO: Para Geertz, al rescatar lo dicho por los actores,
el antropólogo está interpretando “interpretaciones”.
La interpretación que realiza el antropólogo de lo dicho por los
nativos incluye también los valores que el antropólogo “imagina
“que las personas otorgan a las cosas

o FIJA LO DICHO: Al mismo tiempo que el antropólogo rescata lo


dicho lo “inscribe”, es decir, escribe lo que se dice, lo redacta, lo
“fija” transformando lo escrito en un documento que puede ser
consultado.

Así, el antropólogo rescata del tiempo y del olvido un hecho


irrepetible, que existe sólo en un momento pero que, al ser fijado,
puede relacionarse con otras descripciones y puede ser vuelto a
consultar

o ES MICROSCÓPICA: El antropólogo trabaja en contextos pequeños,


acotados- una aldea, una zona específica de una ciudad, una institu
cióny sobre los hechos cotidianos, sencillos, domésticos- la familia,
el trabajo, las interacciones entre las personas.

Los antropólogos no estudian aldeas, tribus, pueblos; estudian en


aldeas

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