Campaña Publicitaria
Campaña Publicitaria
Campaña Publicitaria
Si bien el anuncio puede ser puntual, la campaña precisa de valores más estables. La
campaña conlleva un posicionamiento objetivo, a medio y largo plazo, siendo el anuncio el
medio para alcanzarlo. Por ejemplo, Volvo «Seguridad» es objetivo de campaña. El
anuncio de la serie X es el vehículo para alcanzar la meta. Dicho anuncio puede variar en
función de modelos, promociones, etc. pero el concepto de seguridad es permanente.
Publicidad Subliminal:
En cuanto a las características de los productos en relación con los aspectos psicológicos
del comprador que tienden a satisfacer, y siguiendo parcialmente la clasificación propuesta
por Marçal Moliné en su libro “La publicidad” se puede distinguir entre aquellos que
promueven una total identificación con el “yo” del comprador, los que se orientan a la
satisfacción de necesidades hedonísticas y aquellos que responden a necesidades básicas.
De los primeros forman parte los productos de prestigio y de status, que sirven para
evidenciar públicamente el éxito obtenido por sus poseedor cualquier producto caro
presupone un cierto nivel de ingresos o la pertenencia a un determinado grupo social.
También forman parte de este grupo los productos de madurez que reafirman la pertenencia
al mundo de los adultos (tabaco, alcohol) y los productos de ansiedad, que más que en la
valoración del yo se basan
En la defensa que ofrecen al consumidor frente a la inseguridad que este pueda sentir.
Por último, los productos que responden a necesidades básicas, --productos
funcionales--, en principio no tendrían por qué ser objeto de fomento de su consumo
Cuando se llega a este punto, todos los que van a intervenir en la campaña tienen
que estar listos en sus puestos. Sin llegar al punto culminante que representa el
lanzamiento, la campaña implica una tensión permanente de todas las fuerzas, que consume
muchos nervios y afanes.
En este segundo caso, los motivos del desgaste pueden ser muy variados, como
ejemplo:
No existe razón alguna para modificar una campaña publicitaria sólo por cambiarla.
No hay garantía de que la próxima campaña llegue a ser igual de fuerte que la anterior, ya
no se diga más fuerte. Es por esto que toda campaña tiene que planearse con sumo
cuidado.
En su libro “How to Advertise, Ken Roman y Jane Maas” subrayan la profunda
importancia de la similitud entre un anuncio y otro en el desarrollo de las campañas
publicitarias exitosas. Otro término, continuidad, es el que se utiliza para describir la
relación existente entre un anuncio y otro a lo largo de la campaña publicitaria. Esta
similitud y continuidad pueden ser visuales, verbales, auditivas o de actitudes.
La campaña de publicidad se compone de las siguientes fases:
Como puede apreciarse, todo el proceso está sometido a una planificación y orden
rigurosos, puesto que están en juego importantes sumas o el prestigio de una marca. La
planificación sirve para determinar estos aspectos:
Aunque los principales factores para determinar si un producto está bien asentado o
si se necesita una nueva campaña publicitaria son los beneficios, la situación del mercado y
el éxito de la marca, para elaborar una nueva estrategia general hay que considerar otros
aspectos igualmente importantes, como son la frecuencia de uso, el índice de preferencia, el
consumo de productos de la competencia, las tendencias de moda, las aspiraciones del
público, etc.
El Público Objetivo
Muy pocos productos son de uso generalizado, es decir, sus consumidores pertenecen a
cualquier clase social, pueden ser niños, jóvenes o ancianos, hombres o mujeres etc. Para
que una campaña sea realmente eficaz hay que determinar qué clase de consumidor compra
el producto, pues cuando se elabore el anuncio siempre se tendrá presente a este
consumidor tipo.
- Edad
- Sexo
- Estado civil y número de hijos
- Ocupación
El Objetivo Publicitario
Una vez reunidos todos los datos necesarios, se lleva a cabo un análisis con vista a
definir el objetivo de la publicidad. No hay que confundir el objetivo de la
comercialización con el de la publicidad, aunque éste forme parte del plan de marketing.
La Estrategia Publicitaria
Los elementos elegidos para la estrategia pueden ser una nueva imagen; la
acentuación de la principal ventaja del producto, siempre que no haya sido utilizada por un
competidor en su publicidad; el aprovechamiento de una tendencia en el consumo, etc.
Toda la información recogida, así como las decisiones tomadas en cuanto a
objetivos y estrategia se resumen en un informe- conocido en el ámbito publicitario con el
nombre de brief- que se entrega al sector creativo.
Los Medios
La decisión respecto a los medios que se utilizarán para la campaña está
condicionada por dos factores fundamentales, a saber, la estrategia y el presupuesto. Por
esa razón, como otras etapas de este proceso, puede variar su orden o producirse
simultáneamente con otra.
Para elegir los medios hay que considerar los siguientes puntos:
- Fijación del tiempo de publicidad
- Aprovechamiento de los medios espacio contratado, formato uso del color etc.
- Utilización de varios medios, siempre que no signifique una pérdida de empuje y
favorezca al acceso a varias clases de público.
Esta elección de los medios exige conocer los más exactamente posible los datos
referentes a audición, lectores, eficiencia, destinatarios, costos, posibilidades etc.
El presupuesto publicitario
Ya hemos visto en el punto anterior que el presupuesto sólo puede establecerse a priori
de manera relativa. Casi siempre el supuesto original se ve modificado por las
conclusiones de la estrategia y la elección de los medios.
Ejecución creativa
Una vez aprobado el presupuesto, los equipos de creación comienzan su trabajo, que
va desde la elaboración el mensaje publicitario hasta la entrega del anuncio terminado o la
maqueta al medio que lo dará a conocer.
Dentro de esta fase, pueden realizarse pequeñas pruebas para comprobar la eficacia
del anuncio o la campaña. De esta manera, siempre hay tiempo de corregir los pequeños
desaciertos que se detecten, aunque ya sea muy difícil modificar el plan o determinar si
ocurrirá lo mismo en gran escala.
Lanzamiento de la campaña
El proyecto de la campaña está terminado, los anuncios están a punto de ser
entregados a los medios, los vendedores han sido instruidos, los almacenes están bien
abastecidos, pero... en las tiendas minoristas no tienen ni idea del producto.
Este sencillo ejemplo nos demuestra que el lanzamiento exitoso de la campaña no
depende sólo de que la agencia haya realizado un trabajo excelente. Aquí vuelven a
intervenir los actores de la comercialización, que han de trabajar en coordinación con la
agencia de publicidad para tener todo listo en el momento en que se dé la señal de
arrancada.
Tan pronto como se conozca con exactitud la fecha de ese día importante, el
fabricante tiene que estar preparado para poder responder a una demanda inesperada, los
representantes y vendedores mayoristas tienen que iniciar su trabajo preparatorio, la
distribución del producto debe iniciarse rápidamente, además de otros canales de
comercialización específicos que requiera el producto. Cada cliente que acuda a la tienda
movido por el anuncio y no encuentre el producto será un pequeño fracaso, pues
difícilmente volverá a insistir.
Todo este engranaje tan complejo tiene que funcionar de acuerdo con dos
parámetros esenciales: el calendario de fechas de entrega y el presupuesto. No es posible
que los productos se estén pudriendo en las tiendas, mientras el creativo todavía está
buscando una idea feliz o que su realización para televisión se lleve más del 80 por ciento
del presupuesto general.
Seguimiento y valoración
Cada campaña es el inicio de la siguiente. Esto se debe a que tan pronto como se
lanza, se comienza de nuevo a recoger datos e informaciones. No hay tiempo para
dormirse en los laureles del éxito.
Hay que seguir la campaña durante todo el tiempo que dure para detectar inmediatamente
los flancos débiles y mejorarlos o para reforzar los logros. También hay que prestar
atención a todos los detalles, no sólo a la buena acogida que haya tenido el anuncio.
Por ejemplo, puede suceder que el spot televisivo tenga una gran popularidad, pero no
cumpla con el objetivo previsto, que era incrementar las ventas entre los jóvenes. Tanto el
anunciante como la agencia desearán saber exactamente por qué ha fallado la campaña o si
se pudiera haber logrado lo mismo con menos recursos económicos.
No es posible establecer un método único para evaluar la eficacia de una campaña,
porque los objetivos no son uniformes ni todos los parámetros susceptibles de ser
empleados como medida sirven para todos los productos. Por ejemplo, si bien las ventas
pueden convertirse en la referencia primaria, hay que contar con otros elementos que
puedan convertirse en la referencia primaria, hay que contar con otros elementos que
pueden influir a favor o en contra, el precio, el hábito, la calidad, la distribución, etc.
Del mismo modo, ¿Cómo podemos cuantificar el aporte de campañas anteriores que
han sentado las bases para el éxito actual? Ellas son las que han dado a conocer el producto,
creándole una imagen. ¿Cómo han influido las modificaciones en la contratación de
modelos o actores? ¿Qué ha contribuido más al éxito: la mayor inversión en publicidad o el
cambio de imagen? Estas y otras preguntas son muy difíciles de contestar, porque todas se
mueven en una esfera poco concreta, a pesar de la profusión de estadísticas, tests y sondeos
que aporta la técnica de marketing.