Los Textos Expositivos
Los Textos Expositivos
Los Textos Expositivos
TEXTOS EXPOSITIVOS I
No todos los textos son iguales. Algunos nos dan información objetiva, otros pretenden sumergirnos en
el mundo personal del escritor.
Desde luego que no fingiré estar asombrado ante el hecho de que el extraordinario caso de M.
Valdemar haya excitado tanto la discusión. Habría sido un milagro que así no fuese,
especialmente debido a sus circunstancias. A causa del deseo de todos los interesados de
ocultar el asunto del público, al menos por ahora, o hasta que tuviéramos nuevas oportunidades
de investigación –a través de nuestros esfuerzos al efecto-, una relación incompleta o exagerada
se ha abierto camino entre la gente y se ha convertido en la fuente de muchas interpretaciones
falsas y desagradables y, naturalmente, de un gran escepticismo.
Ahora se ha hecho necesario que yo dé cuenta de los hechos, tal como yo mismo los entiendo.
Helos sucintamente aquí:
1ro de Secundaria
“Existen personas muy bien dotadas Una vez, al filo de una lúgubre media
intelectualmente y que a veces han sido los noche, mientras débil y cansado, en tristes
mejores alumnos en el colegio, pero que no reflexiones embebido, inclinado sobre un
logran éxito en la vida. Suelen ser personas viejo y raro libro de olvidada ciencia,
despedidas de las empresas por cabeceando, casi dormido, oyese de súbito un
insubordinación o porque, nombradas jefes de leve golpe, como si suavemente tocaran, a la
sección, tratan a sus subordinados sin puerta de mi cuarto.
miramientos; o también porque eligieron “Es –dije musitando- un visitante tocando
profesiones para las que demostraban quedo a la puerta de mi cuarto. Eso es todo, y
aptitudes, pero no manifestaron ninguna nada más.”
tendencia ni interés particular. El éxito en la ¡¡Ah! aquel lúcido recuerdo de un gélido
vida no sólo depende de la inteligencia, sino diciembre; espectros de brasas moribundas
también del temperamento y del carácter”. reflejadas en el suelo; angustia del deseo del
nuevo día; en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Pero en otras épocas, sin un animal mataba a una persona, se lo consideraba un asesino y se lo
ejecutaba con todo el ritual de la ley. Por ejemplo, en 1386, poco más de un siglo antes de que
Colón llegara a América, una cerda fue condenada por el homicidio de un niño. El hecho ocurrió en
un pueblito de Normandía, al norte de Francia, una de esas comunidades rurales aisladas,
ignorantes. La cerda era el tesoro más preciado de una humilde familia de campesinos su única
propiedad en un tiempo en que la gente de campo no era dueña de su tierra ni tenía más que su
ropa y herramientas. Las actas de la época no cuentan cómo sucedió el accidente, pero la cerda
atacó a uno de los pequeños niños de la familia campesina y lo mató. El señor feudal de la
comarca de Falaise reunió al tribunal de notables, nobles y curas, que condenó a la cerda a ser
ejecutada, como si fuera una persona. Se elaboraron actas, se escucharon testigos –uno hasta
declaró a favor del buen carácter de la cerda- y se dictó sentencia.
El nueve de enero de 1386, en la plaza del pueblo, frente a la iglesia local, que todavía existe y
guarda los documentos del juicio, se ajustició a la chanchita. El verdugo, con su capucha, subió al
animal al cadalso. Primero ejecutó la venganza dispuesta por el juez: se le cortó a la cerda parte
de la cara y una pata, ya que ella había mordido al chico en la cara y un brazo. Luego, se llevó a
cabo la pena. La cerda fue ahorcada y su cadáver quemado y después arrastrado por las calles.
Para mostrar que la condenada, pese a ser un animal, era plenamente responsable, vestía una
chaqueta y guantes. Para que el caso sirviera de escarmiento, se reunió a todos los cerdos del
pueblo para que presenciaran la ejecución. “Así tendrán un ejemplo del castigo que les espera por
sus malas acciones”, escribió un anónimo cronista presente.
1ro de Secundaria
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La terrible sociedad de la campiña. Ayer de prisión, angustia en la casa solariega que me han
prestado, a cien kilómetros al sur de París. Recluido voluntariamente en ellas para tratar de
terminar unos cuentos.
Los ruidos inhumanos que habitan esos silencios: crujan las vigas, sopla el viento, crepita el
carbón en la chimenea, grazna un pájaro nocturno.
Esta mañana hice tres kilómetros a pie hasta el pueblo más cercano y no vi a un hombre, un
animal, un vehículo. Soplaba un viento helado sobre la tierra fría y los árboles ennegrecidos. La
naturaleza es espontáneamente fea. La belleza la hemos añadido nosotros, es una convención
cuyo origen habría que buscar en los bucólicos griegos, en Virgilio, en los clásicos del “paisaje
ameno”, en los románticos ingleses, en fin, en la literatura.
Observó jugar a los niños en el parquecito de la Rue de la Procesión. Su edad oscila entre uno y
tres años. A esta edad se amontonan, pero no se comunican. Les interesa la vecindad y a
menudo el espectáculo, pero no el contacto directo. Cada cual en el fondo sigue tan solo como
en el cuarto de su casa, pero refractados en múltiples espejos. Llegan incluso a rozarse la
mano, a intercambiar sus baldes intercambiables, pero prácticamente sin hablar, sin dar nada
de sí ni decir nada, aparte de un objeto como el balde que, en este caso, es un objeto neutro. Y
en las bancas del jardín, en torno a la poza de arenas, los viejos. Solos también. Sobre todo se
ven jubilados y tullidos, con bastones y boina, callados, mirando sin ver el filme de su infancia
que retoza a sus pies y trata de retenerlos, al menos por el recuerdo, a la vida. Sólo cabe
sacar una conclusión: la soledad de los niños prefigura la de los viejos. Los parquecito como el
de la Rue de la Procesión se han hecho para ambos. Que se reúnan el cabo con el rabo. Así se
toma el sol en la vejez, solo. Entre ambas edades, el interregno poblado por el amor o la
amistad, el único cálido, soportable, entre dos extremos de abandono.
TERESA DE TODOS
Agnes Gonxha Bejaxhiu nació en Skopje, Yugoslavia, en el año 1910, en el seno de una familia
albanesa. Su padre Nicolle murió en 1919. Drana, la madre, era una mujer fuerte, pero al mismo
tiempo “humilde, generosa, cordial, amante de los pobres y profundamente religiosa”. Se dice que era
frecuente que la familia ayudara a los menesterosos y los invitara a comer en casa, por lo que Agnes
creció en un ambiente muy marcado por el servicio y la solidaridad.
A los 18 años fue a la Abadía de las hermanas de Nuestra Señora de Loreto, en Dublín, Irlanda,
desde donde fue enviada por primera vez a Calcuta. Allí vivió con esta congregación, ejerció como
profesora y recorrió los barrios pobres. Esta “ciudad pesadilla” nunca abandonó su alma y al poco
tiempo la llevó a tomar decisiones trascendentales.
No es posible hablar de la madre Teresa de Calcuta sin detenerse un momento en el episodio que dio
inicio a su vocación. Esto ocurrió el 10 de setiembre de 1946, cuando iba en tren hacia Darjeeling, una
pequeña población indica a los pies del Himalaya.
Ella misma cuenta que sintió como una voz que le decía, “tienes que hacer algo”, “no puedes quedarte
con los brazos cruzados”, “si tú no empiezas, nadie empezará”. Minutos después, interiormente tomó
la decisión de entregarse a su obra. “Sabía a dónde ir, pero ignoraba el camino para llegar allí”. Poco
después fue autorizada a abandonar a las hermanas de Loreto, con quienes había vivido 18 años, y
marchó a la calle literalmente con cinco rupias.
Lo que vino después parece una historia propia de los santos medievales, sólo que ocurrió en la India
contemporánea. La madre Teresa regaló cuatro de las cinco rupias que tenía a los pobres que
pululaban en Calcuta y cuando sólo le quedaba una, vino un sacerdote a pedirle una colaboración para la
colecta. Confiando en Dios, entregó la última rupia que tenía y se quedó en la más completa indigencia.
Esa misma tarde, dicho sacerdote fue a buscarla para entregarle un sobre con 50 rupias, el cual, de
acuerdo al clérigo, le había sido entregado por un hombre que estaba informado de los proyectos que
ella tenía en mente.
A partir de allí sucedieron una serie de hechos que la mantuvieron convencida de que “Dios había
empezado a bendecir la obra” y que ya no la abandonaría jamás. Consiguió alojamiento en la casa de
las Hermanitas de los Pobres y el 21 de diciembre de 1948 nació su primera escuela, con cinco niños a
la sombra de un almendro.
Su lugar de trabajo era el barrio de Motijihl, acaso el más pobre del mundo. Allí enseñaba, curaba a
los enfermos, atendía a los moribundos y a cualquier persona que requiriera auxilio espiritual y
material. Por entonces ya vestía su habitual sarí y contaba con su primer colaborador, Michael
Gómez, quien le ofreció su casa para que viviera. El 7 de octubre de 1950 la Congregación de
Misioneras de la Caridad fue aprobada e Instituida en Calcuta.
La madre Teresa ganó el Premio Nóbel de la Paz en 1979. Los principios básicos que guían su obra
son la vida de oración, el servicio gratuito a los más pobres, ofrecer todo a Dios y la capacidad de
llevar una vida comunitaria. En un sentido más religioso si se quiere, el objetivo principal es “apagar la
sed infinita de amor que Jesús manifestó en la cruz”
Gracias a esta forma de ver la vida, la congregación tiene 517 en más de 108 países.
(Adaptación)
1ro de Secundaria
3. Lo que llevó a la madre teresa a dejar su comunidad religiosa y formar una nueva congregación
MISIONEROS DE LA CARIDAD fue:
a) Un sueño premonitorio que tuvo en la India.
b) Un consejo de su santidad Paulo VI.
c) Su disconformidad con el ideario religioso de las loretanas.
d) Su desacuerdo con las superioras de su congregación.
e) Su deseo de paliar la completa indigencia de la gente en Calcuta.
4. Marca la alternativa que no forma parte de los principios básicos que guían la obra de la Madre Teresa:
Servicio gratuito a los más pobres.
a) Ofrecer todo a Dios.
b) Vida de oración
c) Socorrer solamente a los cristianos.
d) Capacidad de llevar una vida comunitaria.
Tarea
Tarea Domiciliaria
Domiciliaria
Nº
Nº 33
Nací hace treinta años en la mesa de una hostería de la posta, o por lo menos eso me
dijeron cuando llegué a la edad de la razón. Mi madre era una cómica ambulante e iba de pueblo
en pueblo, en compañía de dos hermanos y una hermana menor, Ramira, dando espectáculo a
cambio de unas pocas monedas ante los públicos más ingenuos. Actuaban en las plazas, en las
posadas, en las eras; viajaban a pie, arrastrando por las caras un gran carro de maravillas,
rebosante de provisiones familiares y fantásticas: espadas de hojalata mezclada con escobas
de esparto; sacos de alubias encimas de las almenas de un castillo de cartón. Así iban y, si es
cierto lo que dice un filósofo, que viajar significa añadir vida a la ida, mi madre y mis tíos no
cesaron de acrecentarla.
Un mediodía, mientras las dos mujeres solas esperaban en el carro, un caballero llegó
hasta ellas y en un instante les cerró la boca con sus besos, sudoroso, hirsuto, polvoriento, en la
calidísima hora, después de atar a un pino el animal. No era mi madre una inmaculada para
asustarse, peor en voz baja rogaba al hombre que perdonara a la joven. Sin obtener otra cosa
que empujones y pinchazos de un estilete. “Huye” le gritó a aquella, mientras de un mordisco la
arrancaba al hombre una oreja. La hermanita escapó, ella se sometió al esfuerzo del invasor,
yo nací al cabo de siete meses, precoz y doblemente inesperado, ciegos todas a las progresiva
gordura que los holgados disfraces escénicos ocultaban.
1ro de Secundaria
Si el krill se extinguiera, la ecología de la zona sufriría algo así como un infarto del que no podría
reponerse. Afortunadamente abunda de manera increíble. Roguemos que así se mantenga.
15. Es correcto:
1. El krill es un crustáceo
2. Es menos pequeño que el camarón
3. Tiene escasas proteínas
a) 1 b) 2 c) 3 d) 1 y 3 e) Todas