Citas Libro
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Citas Libro
esa capacidad de quedarse un paso por detrás de sus problemas y contemplarlos así en un contexto
más amplio
No la escondió su tristeza] bajo ninguna alfombra mental, no la reprimió ni pasó demasiado tiempo
solo devanándose los sesos por ella
Seguía comprando libros en la tienda local o en la cooperativa y leyendo lo que le gustaba, pero en
muy pocas asignaturas encontró algo que le supusiera un desafío o que le motivase a reflexionar. En
una clase de composición de primer curso, aprendió a sopesar la evidencia y a razonar con
pulcritud, a sacar después conclusiones y a defenderlas. Si bien había aprendido algo de eso en las
calles, era la primera vez que un profesor le pedía que expresara por escrito lo que él pensaba. […]
Seguía comprando libros en la tienda local o en la cooperativa y leyendo lo que le gustaba, pero en
muy pocas asignaturas encontró algo que le supusiera un desafío o que le motivase a reflexionar. En
una clase de composición de primer curso, aprendió a sopesar la evidencia y a razonar con
pulcritud, a sacar después conclusiones y a defenderlas. Si bien había aprendido algo de eso en las
calles, era la primera vez que un profesor le pedía que expresara por escrito lo que él pensaba
Tres ingredientes personales le ayudaron a dar forma a ese viaje y a determinar su resultado. En
primer lugar, mantuvo una curiosidad insaciable […]. En segundo lugar, aprendió a consolarse a sí
mismo, a suavizar el dolor y a aplicarse bálsamo en los momentos más delicados. Y en tercer lugar,
siguió el consejo que Paul Baker había dado a sus estudiantes: bebe de las fuentes de tu propia vida;
date cuenta de lo inusual que eres y utiliza esas piezas singulares para crear algo que nadie más
pueda siquiera imaginar.
Un propósito superior
«Me había tocado la parte buena –concluyó–, pero pude comprobar lo injusto que podía llegar a ser
el mundo con otra gente». Ambos viajes causaron una honda impresión en Meixi, pero su
exposición a la injusticia no acabó ahí. Cuando estaba en el instituto se fue con los Eagles a
Tailandia, se matriculó allí y se hizo buena amiga de una chica tailandesa de su clase. «Era mi mejor
amiga –declaró Meixi Ng–. Le encantaba ir a clase y quería aprender, pero un día sus padres la
vendieron como novia porque necesitaban dinero. Sólo tenía dieciséis años. Intenté recaudar el
dinero necesario para volver a comprarla, pero no lo conseguí». […] Ese espantoso suceso podía
haber provocado cualquier clase de reacción, desde la ira a la melancolía, pero en Meixi provocó un
encendido deseo de abordar un sinfín de asuntos sociales que giraban en torno a la educación. «Fue
una experiencia muy dolorosa –dijo–. Convirtió la injusticia y la desigualdad en algo muy
personal». «Lo que le ocurrió a Da nunca lo olvidé».
En el instituto, «siempre era, académicamente, una más», pero ahora, con un propósito superior
para sus estudios, aparecía regularmente en las listas de excelencia de la universidad. «Por
naturaleza, no me considero tan inteligente –me dijo–, pero soy muy aplicada».
Lo más importante es que profundizaba en cuanto estudiaba y buscó maneras de llevar a cabo sus
ideas emergentes. Aprendió a organizarse y a actuar.[…] «Quería descubrir qué era lo que
funcionaba –destacó– para saber más sobre lo que era necesario hacer». Su propia educación se
centró en un propósito superior que nunca quedó confinado a un aula o a una única asignatura.
Resiliencia [capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse]
*no pretendo sugerir que Reyna o cualquiera de las personas que hemos conocido fueran los
responsables únicos del éxito que finalmente se cruzó en su camino, o que su historia demuestre de
alguna forma que cualquiera puede sobreponerse a las más atroces injusticias que puedan acontecer;
y de ninguna manera quiero tampoco excusar esas barreras innecesarias que han creado las
sociedades, ni menospreciar las fuerzas estructurales que dan forma a los éxitos y los fracasos de los
estudiantes. En lugar de ello, quiero comprender las actitudes, los conceptos y las prácticas que le
permitieron a ella y a algunos otros manejar situaciones muy depresivas y limitantes.
Muchos estudiantes rechazan hoy en día esa llamada [la de la Ed. Liberal]. Creen que si se desea
que a uno le vaya bien en un mundo cada vez más especializado hay que concentrarse en una única
área y convertirse en expertos en ese campo, renunciando a todas las demás materias. […] A
menudo no encuentran razón alguna que justifique el gran número de requisitos de «educación
general» al que se enfrentan en la mayoría de las universidades y colegios universitarios
tradicionales […] En la versión más radical de esta forma de pensar, los estudiantes creen que las
universidades no existen más que para otorgarles los correspondientes títulos o grados, no para
ayudarlos en su desarrollo como seres humanos creativos, críticamente inteligentes, humanitarios y
con interés
Los protagonistas de nuestro estudio no permanecieron sentados charlando largo y tendido sobre el
valor de la creatividad. Encontraron algo que los dejó fascinados. Se interesaron por problemas que
podían resolver, por trabajos que eran capaces de llevar a cabo. Se convirtieron en creativos porque
llegaron a perderse en algo distinto y más allá de ellos mismos. Nuestros protagonistas se dieron
cuenta de que su crecimiento como individuos creativos necesitaba alimento, y de que podían
encontrar ese sustento tanto en un aprecio creciente por las obras creativas de los demás, como en
las perspectivas especiales que ellos mismos podían ofrecer en cualquier situación, problema o
proyecto. Tenían que comprender cómo trabajaban mejor sus cerebros, cómo surgían las ideas de
sus propias mentes, cómo pensaban y qué conseguían con sus razonamientos. Fundamentalmente,
tenían que entenderse a sí mismos como productos de la historia y de la sociedad, y eso exigía una
comprensión profunda y un estudio intensivo tanto del pasado como de su propio mundo.
Impulsados por sus deseos de satisfacer esa capacidad humana y esa necesidad de originalidad,
nuestros mejores estudiantes exploraron el rico mundo de las artes liberales, rebuscando en las
humanidades, en las artes y en las ciencias sociales y naturales los conceptos y la información que
nutrían sus mentes.
Una educación en artes liberales les brindó la oportunidad de disfrutar de una vida más rica porque
podían obtener más de cada momento y de cada experiencia.
Nuestros mejores estudiantes generalmente confeccionaban esa clase de educación [liberal; diversa,
crítica y altamente nutritiva] para ellos mismos, entablaban diálogos que desembocaban en el
refuerzo de sus propios puntos de vista, pero sólo tras ponerlos a prueba frente a los principios y a
los conceptos de terceros y ante los patrones de razonamiento y los estándares de la evidencia. Nos
hablaron de largas discusiones con amigos en dormitorios y en bibliotecas; de los debates que
surgían, a veces encarnizados; de las luchas internas que mantenían con asuntos sobre la moralidad
o la justicia, y de las batallas mentales, que a veces duraban la noche entera, en las que se aliaban
con un autor que habían leído. Señalaban las diferencias entre estar de acuerdo (o en desacuerdo)
con alguien en los hechos, o estar de acuerdo (o en desacuerdo) con sus actitudes
La libertad de elegir
Entre las personas que estudiamos, vimos repetidas veces el afán por buscar algo más allá del
desafío de memorizar o del prestigio en sus carreras. Buscaban una educación que no dejaba a un
lado la contemplación o el sentido del asombro, incluso en el caso de que tuvieran que abrirse
camino por su cuenta
Elegir un camino
Tomar las decisiones difíciles
¿Qué decisiones son las que de verdad marcan las diferencias? Si queremos comprender qué
hicieron nuestros mejores estudiantes de universidad para convertirse en personas creativas y
altamente fructíferas, debemos identificar esas decisiones clave –no tanto para ver en qué se
convirtieron, si bien esto también puede resultar de utilidad, como para ver qué preguntas fueron
realmente las más importantes.
¿Qué hace que sigas trabajando?
¿Qué profesores deberías elegir?
1. Son preferibles las asignaturas que plantean su estructura y sentido de manera clara.
2. Son preferibles las asignaturas que te dan la oportunidad de explorar, fracasar y reintentarlo.
3. Son preferibles las asignaturas que permiten el debate, colaboración y encuentro entre los
estudiantes.
4. Son preferibles las asignaturas que motivan a aprender haciendo (o sea, las que te dejan
revisar/jugar con un tema aún cuando no sabes mucho del mismo).
5. Una buen asignatura desafía tu visión del mundo.
6. Una buena asignatura espera y permite que los estudiantes pongan de sí mismos (es decir, que
busquen preguntas importantes, que argumenten, que defiendan sus posturas, etcétera).
7.Una buena asignatura permite a los estudiantes ser (o, por lo menos, sentirse) dueños de su
aprendizaje.
8. Mejor es una asignatura en la que, al ser evaluado, el estudiante siente que se está avaluando su
labor/aprendizaje y no su ajuste a determinadas pautas de evaluación.
9. Una buena asignatura motiva a los estudiantes a integrar y relacionar sus aprendizajes con los de
otras asignaturas.
10. Un buen docente es el que se preocupa de tí, da el ejemplo y, sobre todo, busca formarte más
allá de un saber específico (busca crear personas buenas e inteligentes).
¿Qué haces cuando te aburres?
¿Cómo leerás?
¿Cómo estudiarás?
¿Cómo escribirás?
¿Vas a unirte al club? [invitación a participar activamente de la comunidad académica]