José Sánchez Del Río
José Sánchez Del Río
José Sánchez Del Río
A raíz de la película “Cristiada”, que en este 2012 vio la luz en las pantallas del
cine, la figura del Beato José Sánchez del Río ha traspasado las fronteras mexicanas.
Con este escrito se pretende dar a conocer el testimonio de su vida y aclarar algunos
puntos que su creciente popularidad ha creado en torno a su fama de santidad.
En 1917 entra en vigor una nueva Constitución política redactada por un grupo
minoritario y excluyendo el sentir general de la nación; leyendo la nueva carta magna se
veía venir una intolerancia extrema hacia la Iglesia Católica mexicana. En los años
siguientes los abusos hacia la libertad religiosa de los mexicanos se recrudecerían con
actos esporádicos pero sin una persecución oficial.
Al estallar la revuelta por la libertad religiosa los fieles se sintieron con el deber
de defender la realeza social de Cristo en México. Su arenga fue ¡Viva Cristo Rey!, por
lo que fueron conocidos como cristorreyeros y luego como cristeros. Macario y Miguel,
los hermanos mayores de José, engrosaron las filas del ejército libertador con la venia
de sus padres bajo las órdenes del Gral. Ignacio Sánchez Ramírez, líder de la resistencia
local. Por su corta edad a José no le fue permitido entrar en la guerra a pesar de su
insistencia por ser un soldado de Cristo.
El 6 de febrero de 1928 se dio una batalla y el caballo del Gral. Guízar murió al
ser alcanzado por un proyectil. Joselito cedió el suyo diciéndole: "Mi general, aquí está
mi caballo. Usted hace más falta a la causa que yo". El general acepto titubeante y José
continúo disparando al enemigo hasta que la carga de balas se terminó. Fue hecho
prisionero y llevado a Cotija donde se destaco por su valentía y firmeza frente a las
amenazas y promesas de libertad de parte de los federales, lo que nos recuerda los
testimonios de los mártires de la Iglesia primitiva. Con él fue aprendido otro joven
llamado Lorenzo, de origen indígena.
El 8 de Febrero los dos jóvenes son llevados muy de mañana a la plaza principal.
Lázaro es colgado y José presencia todo. El cuerpo de Lázaro es entregado al encargado
del panteón para sepultarlo, pero luego se da cuenta que el joven no ha muerto. Lo
esconde en su casa y a los pocos días el joven regresa con los cristeros. José continuo
encerrado en el baptisterio parroquial. Quienes lo visitaban le veían tranquilo, aceptando
la muerte y de continuo rezando el rosario y cantando alabanzas. En estos días recibió
la eucaristía escondida entre los alimentos que le llevaban, era el viatico para el viaje
definitivo.
El 10 de febrero le fue anunciada la sentencia de muerte. Escribe a su tía María
Sánchez su última carta en la que describe con alegría el deseo del martirio y
conformidad con la voluntad divina. Ya avanzada la noche los verdugos le desollaron
las plantas de los pies con afiladas navajas. La gracia del Espíritu Santo con su fortaleza
obraba en este mártir para edificación de los fieles y asombro de los enemigos de la cruz
que con furia infernal descargaban su odio en el joven cristero. Es conducido descalzo
por las calles de Sahuayo hasta el panteón municipal, durante este viacrucis José iba
rezando, se podían escuchar su gritos de vivas a Cristo Rey y a la Virgen de Guadalupe.
Los atributos iconográficos del nuevo beato son: Palma, ropa típica de la época,
descalzo con los pies desollados y un gallo (en alusión a los que ahorco).
Aunque su nombre es José, se le llama José Luis ya que durante su estancia con
los cristeros adopto un segundo nombre para dar seguridad a su familia.