CSJ 00569
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ASUNTO A TRATAR
SITUACIÓN FÁCTICA
El señor Ángel Oswaldo Guacales Escobar interpuso queja contra el abogado JORGE
ISAAC SANDOVAL ARCOS, y como sustento aportó copia del escrito remitido al
profesional del derecho, en los siguientes términos:
“El suscrito por medio del presente, le solicito respetuosamente se digne a entregarme de
manera inmediata todos los documentos que le confié en su calidad de abogado con el fin
de que adelantara proceso ordinario por incumplimiento de contrato de compraventa de un
1
Con ponencia del doctor Oscar Carrillo Vaca, en Sala Dual con el Magistrado Álvaro Raúl
Vallejos Yela.
vehículo automotor contra Autosuperior S.A.S., demanda que usted presentó,
correspondiéndole en reparto al Juzgado Tercero Civil Municipal de esta ciudad (proceso
No. 2015-492) y que fue rechazada con auto del 02 de diciembre del año 2015, auto contra
el cual usted no ejerció ningún recurso.
Me veo obligado a recurrir a este medio a causa de sus reiteradas negativas a entregarme
los documentos a los cuales tengo pleno derecho. Además de que en el Juzgado Tercero
Civil Municipal me informan que no encuentran el expediente, que tampoco fue enviado al
archivo judicial y que por tanto la única opción es que el abogado lo haya retirado.
ACTUACIÓN PROCESAL
2
Certificación de condición de abogado vista en folio 5 cuaderno original primera instancia.
Audiencia de pruebas y calificación provisional.
Decreto de pruebas.
Ampliación de queja.
Calificación provisional.
“Artículo 28. Deberes profesionales del abogado. Son deberes del abogado:
(…)
10. Atender con celosa diligencia sus encargos profesionales,.…”.
De otra parte, como quiera el abogado no devolvió los documentos recibidos para el inicio de
la gestión profesional, se le imputó en la modalidad dolosa la presunta incursión en la falta
prevista en el numeral 4 del artículo 35 de la Ley 1123 de 2007, por desatender el deber
consagrado en el numeral 8 del artículo 28 ejusdem, que rezan:
“Artículo 35. Constituyen faltas a la honradez del abogado:
(…)
4. No entregar a quien corresponda y a la menor brevedad posible, dineros, bienes o
documentos recibidos en virtud de la gestión profesional, o demorar la comunicación
de este recibo”.
“Artículo 28. Deberes profesionales del abogado. Son deberes del abogado:
(…)
8. Obrar con lealtad y honradez en sus relaciones profesionales. En desarrollo de
este deber, entre otros aspectos, el abogado deberá fijar sus honorarios con
criterio equitativo, justificado y proporcional frente al servicio prestado o de
acuerdo a las normas que se dicten para el efecto, y suscribirá recibos cada vez
que perciba dineros, cualquiera sea su concepto.
Asimismo, deberá acordar con claridad los términos del mandato en lo
concerniente al objeto, los costos, la contraprestación y forma de pago”.
Finalmente, el abogado no informó con veracidad a su cliente sobre la evolución del asunto
encomendado, suministro datos que no correspondían con la realidad, en la modalidad
dolosa se le imputó cargos por la presunta incursión en la falta prevista en el literal d del
artículo 34 de la Ley 1123 de 2007, por desconocimiento del numeral 18 literal c del artículo
28, que rezan:
Audiencia de juzgamiento.
Esta etapa procesal se surtió efectivamente en sesión única del 13 de mayo de 2019, con la
presencia de la abogada defensora de oficio, quien rindió sus alegatos de conclusión.
Expuso que en repetidas ocasiones intentó localizar al disciplinable, sin éxito.
Frente a los hechos objeto de investigación, expuso que no se tiene conocimiento de los
motivos por los cuales el abogado terminó abandonando la gestión encomendada, que pudo
haberse presentado una situación personal que le imposibilitara seguir con el encargo. Con
respecto a la entrega de documentos, era el quejoso quien debía solicitarlos, y así lo hizo, no
obstante el juzgado de conocimiento nunca dio respuesta a la petición.
Finalmente, hizo eco de los artículos 8 y 97 del Código Disciplinario del Abogado, alegando
que existen dudas respecto de la forma en que ocurrieron los hechos, por ende, no se
cumplen los requisitos para proferir fallo sancionatorio.
Pruebas incorporadas.
Oficio No. 1444 del 15 de junio de 2017, suscrito por la doctora Diana María Quiceno
Díaz, Secretaria del Juzgado Tercero Civil Municipal de Pasto, mediante el cual
certificó la existencia del proceso ordinario radicado bajo el No. 2015-0492,
promovido por el abogado JORGE SANDOVAL ARCOS en representación del
señor Ángel Guacales Escobar, y se remitió copia de las actuaciones surtidas en
dicho asunto3.
3
Folios 11 a 15, y 90 a 123 cuaderno original primera instancia.
4
Folios 74 y 75 cuaderno original primera instancia.
5
Folio 128 cuaderno original primera instancia.
DECISIÓN DE PRIMERA INSTANCIA
DE LA CONSULTA
2. La Secretaría Judicial notificó al agente del Ministerio Público del anterior auto el 18
de septiembre de 2019.
4. Constancia secretarial expedida por la doctora Yira Lucia Olarte Ávila, Secretaria
Judicial de la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura,
mediante la cual informa que por los hechos motivo de investigación del presente
proceso, no cursa otra actuación.
Competencia.
Y si bien, en razón a la entrada en vigencia del Acto Legislativo No. 02 de 2015, se adoptó
una reforma a la Rama Judicial, denominada “equilibrio de poderes”, en lo atinente al
Consejo Superior de la Judicatura, literalmente en el parágrafo transitorio primero del artículo
19 de la referida reforma constitucional, enunció: “(…) Los actuales Magistrados de la
Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura, ejercerán sus
funciones hasta el día que se posesionen los miembros de la Comisión Nacional de
Disciplina Judicial”.
En el mismo sentido, la Sala Plena de la Corte Constitucional en Autos 278 del 9 de julio y
372 del 26 de agosto de 2015, al pronunciarse respecto a la competencia para conocer
conflictos de jurisdicciones, decantó el alcance e interpretación de la entrada en vigencia del
referido Acto Legislativo No. 02 de 2015, concluyendo que en relación a las funciones que se
encontraban a cargo de esta Sala, las modificaciones introducidas quedaron distribuidas de
la siguiente manera: (i) la relacionada con el ejercicio de la jurisdicción disciplinaria, pasó a
la Comisión Nacional de Disciplina Judicial y a las Comisiones Seccionales de Disciplina
Judicial, órganos creados en dicha reforma (artículo 19), y (ii) la relacionada con dirimir los
conflictos de competencia que surjan entre las distintas jurisdicciones, fue asignada a la
Corte Constitucional (artículo 14). En cuanto hace al conocimiento de las acciones de tutela,
como ya se mencionó, el parágrafo del artículo 19 dispuso expresamente que “la Comisión
Nacional de Disciplina Judicial y las 5 Comisiones Seccionales de Disciplina Judiciales no
serán competentes para conocer de acciones de tutela”.
En virtud de lo anterior, y, sin observar causal alguna que pueda invalidar la actuación hasta
ahora adelantada, procede la Sala a emitir su pronunciamiento con apoyo en el material
probatorio obrante en el informativo y a la luz de las disposiciones legales que atañen el tema
a debatir.
En cuanto a la consulta.
Problema jurídico.
De la Tipicidad.
La tipicidad de la conducta representa un corolario del principio de legalidad, aplicable a las
distintas modalidades del derecho sancionador del Estado. El mismo establece la necesidad
de fijar de antemano y de forma clara y expresa, las conductas susceptibles de reproche
judicial y las consecuencias negativas que generan, con el fin de reducir la discrecionalidad
de las autoridades públicas al momento de ejercer sus facultades punitivas.
Con todo, el mismo Alto Tribunal advierte que en materia disciplinaria la tipicidad de la
conducta admite un grado mayor de flexibilidad por su ámbito de aplicación, la teleología de
la sanción y la amplitud de las funciones o los deberes asignados a sus destinatarios:
6
Ibídem.
7
Sentencia C-564 de 2000, M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
8
Ver Sentencia C-564 de 2000, M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
9
Ver Sentencia C-796 de 2004, M.P. Rodrigo Escobar Gil.
“[S]i bien el principio de tipicidad es plenamente exigible en el derecho
disciplinario, éste se aplica con una mayor flexibilidad y menor rigurosidad en
este ámbito. Lo anterior, por cuanto ‘la naturaleza de las conductas reprimidas,
los bienes jurídicos involucrados, la teleología de las facultades sancionatorias,
los sujetos disciplinables y los efectos jurídicos que se producen frente a la
comunidad, hacen que la tipicidad en materia disciplinaria admita -en principio-
cierta flexibilidad’ 10.
(…) En consecuencia, la jurisprudencia constitucional ha encontrado que las
principales diferencias existentes entre la tipicidad en el derecho penal y en el
derecho disciplinario se refieren a (i) la precisión con la cual deben estar
definidas las conductas en las normas disciplinarias, y (ii) la amplitud de que
goza el fallador disciplinario para adelantar el proceso de adecuación típica de
las conductas disciplinarias en los procedimientos sancionatorios 11”.
La primera falta por la que el abogado JORGE ISAAC SANDOVAL ARCOS fue declarado
responsable, se encuentra vigente y está consagrada en el artículo 37 numeral 1 de la Ley
1123 de 2007, por desconocer el deber previsto en numeral 10 del artículo 28 ibídem, cuya
literalidad es la siguiente:
“…Artículo 28. Deberes profesionales del abogado. Son deberes del abogado:
(…)
10. Atender con celosa diligencia sus encargos profesionales,.…”.
Los verbos rectores de esta falta están representados en las conductas de demorar la
iniciación o prosecución de las gestiones, esto es, retardar, diferir, dilatar lo que se debe
hacer, como en el caso bajo estudio; así las cosas, incurre en esta falta quien se toma más
del tiempo necesario para presentar una demanda o para realizar una petición que resulta
procedente dentro de un proceso determinado.
10
Sentencia C-404 de 2001, reiterado en sentencia C-818 de 2005.
11
Ver sentencias C-404 de 2001 y T-1093 de 2004, entre otras.
También incurre en falta quien deja de hacer oportunamente las diligencias propias de
la actuación profesional, es decir y por contraposición al verbo anterior en el cual se hace
pero tomando más del tiempo requerido, aunque sin que ese transcurso del tiempo comporte
el rechazo de la solicitud o la pérdida de la oportunidad, de acuerdo con esta conducta se
sanciona a quien no hizo lo que tenía que hacer, dentro de la oportunidad para ello, verbi
gratia no interpuso el recurso, no presentó excepciones, no aportó las expensas requeridas
para remitir el expediente a la segunda instancia, etcétera.
Lo anterior para significar que cuando el abogado se compromete con una representación
judicial, se obliga a realizar en su oportunidad actividades procesales en orden a favorecer la
causa confiada a su gestión; cobrando vigencia a partir de ese momento el deber de atender
con celosa diligencia los asuntos encomendados, cargo que envuelve la obligación de actuar
positivamente con prontitud y celeridad frente al encargo, haciendo uso de todos los
mecanismos legales para el efecto; luego si posteriormente si el abogado injustificadamente
se aparta de la obligación de atender con rigor la gestión encomendada, este deber frente a
una representación judicial, incumpliendo cualquiera de estas exigencias, subsume su
conducta en falta contra la debida diligencia profesional, como ha ocurrido en el asunto en
examen.
El investigado conocía que la omisión acarrearía una consecuencia desfavorable para sus
intereses, debió satisfacer la carga impuesta por el despacho, pero no lo hizo en oportunidad
alguna, por ende, la demanda fue rechazada. Su conducta no responde a la diligencia propia
del ejercicio de la abogacía, ya que sólo guardó silencio durante el término conferido para
subsanarla, y el Juzgado Tercero Civil Municipal de Pasto se vio obligado a rechazar la
demanda.
“Un abogado incurrirá en una falta disciplinaria cuando con su conducta afecte, sin
justificación, alguno de los deberes consagrados en el presente código”.
Precisamente en esto consiste el ilícito disciplinario, en la vulneración de los deberes que por
virtud del marco de sujeción según la naturaleza de la actividad desarrollada-profesión del
derecho-, tengan la obligación-relación de sujeción- de respetar, acatar y preservar según lo
normado.
Se concluye de lo anterior, que esa infracción del deber debe ser de tal naturaleza que
vulnere la función social de colaborar con las autoridades en la conservación y
perfeccionamiento del orden jurídico, en la realización de una recta y cumplida
administración de justicia, y aquí, por supuesto, se incluyen los derechos de la sociedad y de
los particulares, de allí que estos supuestos fuesen todos recogidos en los comportamiento
que en marco de descripciones legales consagra el artículo 28 ibídem; “Deberes
Profesionales del Abogado”, precisamente debido a que los profesionales del derecho
también están obligados a cumplir la función social antes descrita.
El jurista debió procurar actuar con absoluta cautela y cuidado, cumpliendo con todas las
cargas impuestas por el despacho que sustanciaba el trámite conocido, aun así, omitió el
cumplimento de las gestiones propias de la defensa para el caso de autos, y obtuvo para el
quejoso la consecuencia de rechazo de la demanda. El anterior comportamiento se
consideró realizado a título de culpa, pues no se advierte intencionalidad o mala fe por parte
del abogado para incursionar en la falta, sino que obedece, se itera, a la falta de cuidado en
el cumplimiento de sus obligaciones.
Artículo 34 literal d) de la Ley 1123 de 2007.
El abogado fue declarado responsable de incursionar en esta falta, por cuanto suministró
información errada al quejoso respecto del trámite encomendado. Inicialmente le expuso
que el proceso se encontraba en trámite de citaciones, sin que ello fuera cierto, pues por el
contrario, la demanda había sido inadmitida y posteriormente rechazada.
Sin mayores elucubraciones se dirá, que la censura por esta falta no será confirmada, como
quiera la conducta descrita, no satisface los requisitos mínimos para determinar la
responsabilidad disciplinaria por parte del abogado. Recordemos que de conformidad con el
articulo 97 de la Ley 1123 de 2007, se requiere prueba que conduzca a la certeza sobre la
existencia de la falta y la responsabilidad del disciplinaria, para proferir fallo sancionatorio
contra los investigados, y en este caso, la censura obedece exclusivamente al dicho del
quejoso.
Véase que, si bien en algunos casos es dable determinar la materialidad de una conducta,
con el testigo único o dicho del denunciante, para ello se requiere del mismo, absoluta
consistencia, y total descripción de los hechos constitutivos de ilicitud. Dicho en otras
palabras, el querellante debe tener la capacidad de suministrar con precisión, las
circunstancias de tiempo, modo y lugar en que ocurrieron.
El quejoso, al momento de ser cuestionado por la Magistratura sustanciadora por las fechas
en que el abogado presuntamente le suministró datos erróneos de la gestión, expuso que
no las recordaba, que nunca dejó constancia de ello, y tampoco existían testigos de los
hechos. En definitiva, no tuvo la capacidad para determinar con precisión la materialidad de
la acusación.
Sólo dos hipótesis son admisibles en ese escenario, la primera, que el abogado le informó
de la ubicación del expediente sólo hasta que fue radicada la demanda en el mes de
octubre de 2015, cuando conocía con precisión el despacho de conocimiento, o la segunda
y más plausible, que el quejoso, como lo manifestó en su denuncia y ampliación, tras perder
comunicación con el investigado, indagó directamente en la oficina judicial, en su condición
de demandante, y le fue informado del lugar donde reposaba la demanda.
Como se dijo en acápites previos, la Sala Jurisdiccional Disciplinaria del Consejo Seccional
de la Judicatura de Nariño, en la parte resolutiva de la sentencia que hoy es objeto de
consulta, declaró responsable disciplinariamente al abogado SANDOVAL ARCOS por
incursionar en esta falta, en disonancia de lo analizado en la parte considerativa del mismo
proveído, donde se anticipó que sería absuelto por no acreditarse la materialidad de la
conducta.
Por ser la oportunidad pertinente, en esta instancia se subsana el yerro mencionado, para
establecer que ciertamente la falta provisionalmente imputada no se acreditó, como quiera el
abogado no retuvo los documentos entregados por el quejoso, por el contrario, de las
pruebas se observa que radicó la demanda con todos los soportes pertinentes, y todos los
documentos quedaron bajo la custodia del Juzgado Tercero Civil Municipal de Pasto.
Desde esa arista, es claro que obedeció a una omisión en el ejercicio de la profesión, como
una consecuencia innata a la negligencia con la que adelantó la gestión en favor del
quejoso, sin embargo, como quiera este hecho no fue motivo de imputación por la falta
prevista en el artículo 37 numeral 1 ejusdem, hoy fuerza su absolución, y así se calcará en la
parte resolutiva de esta providencia.
De la sanción impuesta.
Ahora bien, como quiera el abogado será absuelto de dos de las faltas imputadas -artículo
34 literal d), y artículo 35 numeral 4-, la Sala modificará la sanción impuesta por el a quo
consistente en suspensión en el ejercicio de la profesión por el término de cinco (5) meses,
reduciéndola a dos (2) meses de suspensión, en atención al principio de proporcionalidad.
Cabe resaltar que el investigado carecía de antecedentes disciplinarios previos a la comisión
de la falta.
Dicha sanción se torna necesaria, pues no puede olvidarse que se causó un impacto
negativo en la imagen que de la abogacía percibe el colectivo, también propició daño a los
intereses del quejoso, defraudó sus expectativas al no realizar las gestiones que le eran
propias, aunado a ello, debe acompasarse con la modalidad culposa de la conducta.
Además atiende a un criterio razonado, razonable y ponderado, de conformidad con lo
normado en los artículos 40 a 45 de la Ley 1123 de 2007, oteándose además acorde con los
criterios funcionales de la jurisdicción disciplinaria.
RESUELVE
TERCERO. Efectuar las notificaciones judiciales a que haya lugar, utilizando para el efecto
los correos electrónicos de las partes, incluyendo en el acto de notificación copia íntegra de
la providencia notificada, en formato PDF no modificable. Se presumirá que el destinatario
ha recibido la comunicación, cuando el iniciador recepcione acuse de recibo, luego de lo cual
se dejará constancia de ello en el expediente, adjuntando la impresión del mensaje de datos
y del respectivo acuse de recibo, debidamente certificados por el servidor de la Secretaría
Judicial. Adviértase que contra esta decisión no procede recurso alguno.
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE