Weimers Eugene. Presupuesto PDF
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PRESUPUESTO.
1
Dennis P. Carrigan, “Librarians and the ‘Dismal Science,’” Library Journal 113, no. 1 (15 de junio, 1988):
22.
2
2
Jasper G. Schad, “Allocating Materials Budgets in Institutions of Higher Education,” Journal of Academic
Librarianship 3, no. 6 (enero de 1978): 331.
3
DISTRIBUCION DE RECURSOS.
En la literatura sobre presupuestos para materiales de biblioteca,
la mayor atención se ha puesto en el proceso de distribución de recursos.
Un presupuesto exitoso se traduce en demandas competitivas dentro de los
niveles reales de apoyo financiero, y, si bien algo milagrosamente,
rescata al presupuesto desde el reino de la arbitrariedad a través de un
proceso que es percibido como justo y equitativo. Para ser exitoso, tanto
el proceso de asignación y la distribución resultante de fondos debe ser
legítima. Mientras que un proceso de presupuesto debe involucrar la
participación de numerosos miembros, el acto de presupuestar es casi
necesariamente una acción ejecutiva: las mismas asignaciones no son
susceptibles de toma de decisiones consensuadas entre los bibliotecarios
de colecciones o los grupos interesados, de modo que el foco de consenso y
legitimación es el proceso presupuestario y las reglas que lo rodean.4 En
su núcleo, un proceso presupuestario para el desarrollo de colección es
esencialmente conservador sosteniendo en su mayor parte metas de la
biblioteca a largo plazo, las cuales cambian muy lentamente. Esto es
también un proceso distributivo potencialmente volátil, con muchos
reclamos compitiendo, y un debate acalorado sino siempre iluminado.
El presupuesto sostiene los objetivos con respecto a la colección de
la biblioteca pero también sirve a algunas metas que tienen que ver con el
proceso. Reed-Scott nombra cinco:
3
Jutta Reed-Scott, “Management of Resources,” Collection Management 7, no. 1 (primavera de 1985): 87.
4
Richard Hume Werking, “Allocating the Academic Library’s Book Budget: Historical Perspectives and
Current Reflections.” Journal of Academic Librarianship 14, no. 3 (julio de 1988): 140-144, provee un
resumen histórico conciso sobre el proceso de asignación de recursos de las colecciones. La literatura sobre
asignación es resumida por Nancy P. Sanders, “A Review of Selected Sources in Budgeting for Collection
Managers,” Collection Management 5, no. ¾ (otoño/invierno de 1983): 151-159. Como el proceso a nivel
federal Gramm-Rudman-Hollings confirma, el consenso sobre las reglas antes que sobre la esencia del acto de
presupuestar opera en otros campos políticos también.
4
5
Reed-Scott, 87.
5
6
Sally F. Williams, “Budget Justification: Closing the Gap between Request and Result,” Library Resources
& Technical Services 28, no. 2 (abril/junio de 1984):131. Véase también la excelente descripción del proceso
en la Universidad de Indiana. Stella A. Bentley y David Farrell, “Beyond Retrenchment: The Reallocation of a
Library Materials Budget,” Journal of Academic Librarianship 10, no. 6 (enero de 1985):321-325.
7
Resumenes de la literatura sobre los métodos de fórmula de asignación se encuentran en: Mary Shellen,
“Book Budget Formula Allocations: A Review Essay,” Collection Management 9, no. 4 (invierno de 1987):
13-24; Donna Packer, “Acquisitions Allocations: Equity, Politics and Formulas,” Journal of Academic
Librarianship 14, no. 5 (noviembre de 1988): 276-286; and David C. Genaway, “The Q Formula: The Flexible
Formula for Library Acquisitions in Relation to the FTE Driven Formula,” Library Acquisitions: Practice &
Theory 10, no. 4 (1986): 293-306.
8
Genaway, 295, 305.
6
9
Peter Sweetman y Paul Wiedemann, “Developing a Library Book-Fund Allocation Formula,” Journal of
Academic Librarianship 6, no. 5 (noviembre de 1980): 269.
10
Sweetman y Paul Wiedemann, 271. Se han desarrollado varios métodos para medir la producción editorial.
Werking y Getchell propusieron el uso de Choice, Richard Hume Werking y Charles M. Getchell, Jr., “Using
Choice as a Mechanism for Allocating Book Funds in an Academic Library,” College and Research Libraries
42, no. 2 (marzo de 1981): 134-138. McGrath sugirió un método para usar ABPR; William E. McGrath,
“Determinig and Allocating Book Funds for Current Domestic Buying,” College and Research Libraries 28,
no.4 (julio de 1967): 269-272.
11
Werking, “Allocating,” 142.
12
Edna Laughrey, “Projecting Materials Costs: Basis for Effective Decision Making,” en Acquisitions,
Budgets and Material Costs: Issues and Approaches, Sul H. Lee, ed. (New York: Haworth Press, 1988), 93-
111; G. Edward Evans, Developing Library and Information Center Collections, 2da ed. (Littleton, CO:
Libraries Unlimited, 1987), 271-272; Lenore Clark, “Acquisitions, Budgets and Materials Costs: A Selected
Bibliography,” en Acquisitions, Budgets and Materials Costs, 145-162. Williams, 132, sugiere que la
información local puede tener correlación con precisión en información a nivel nacional, haciendo más fácil la
compilación de guarismos confiables.
13
Véase Guide to Budget Allocation for Information Resources, Edward Shreeves, ed. (Chicago: American
Library Association, 1991). Una combinación de opciones puede ser conveniente. Los bibliotecarios de la
SUNY de Búfalo han desarrollado un modelo que usa un enfoque de fórmula para la mayoría de la colección y
un enfoque histórico modificado para Música, Poesía y Libros Raros, y para la biblioteca de estudiantes no
graduados. Véase “Library Materials Budget: Report and Recommendations Overview and Summary,”
anexado a la Library News 17, no. 10 (2 de octubre de 1989).
14
William McPheron, “Quantifying the Allocation of Monograph Funds: An Instance in Practice,” College
and Research Libraries, 44, no. 2 (marzo de 1983):117.
7
15
Kent Mulliner, “The Acquisitions Allocation Formula at Ohio University,” Library Acquisitions: Practice &
Theory 10, no. 4 (1986): 317.
16
Schad, “Allocating Materials Budgets,” 331; Ian Winkworth, “Acquiring and Allocating Resources: A
Pragmatic View,” Library Acquisitions: Practice & Theory 6, no. 3 (1982): 311.
8
17
Thomas W. Leonhardt, “The Place of Special Collections in the Acquisitions Budget,” Library Acquisitions:
Practice & Theory 6, no. 1 (1982): 19-23.
9
prestigio relativo y poder son casi inevitables a menos que se tomen los
recaudos apropiados. Muchos administradores de colecciones han sufrido al
matemático insatisfecho, por ejemplo, cuya pregunta básica se enfoca como
“¿por qué la física o la química tiene más dinero que la matemática?”
antes que ¿por qué la biblioteca está inadecuadamente apoyando revistas y
monografías en sus áreas de investigación?. Schad argumenta que,
confrontados con este tipo de presión, es mejor para la biblioteca asignar
por campo de conocimiento, antes que por departamento.18 Uno de los
derivados más utiles de los sistemas de adquisición automatizados es que
la codificación múltiple y las capacidades de realizar informes permiten
al encargado del presupuesto, recuperar información programática o
disciplinaria desde los informes de gastos en colecciones sin tener
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explícitamente que asignar de igual manera. Así es posible tanto tener
una respuesta ante las presiones de los usuarios como evitar discusiones
infructuosas dirigiendo la solicitud hacia la medida del apoyo de la
biblioteca en términos de libros, revistas y otros materiales antes que en
términos de dólares.
El manejar las relaciones de poder entre la biblioteca y sus
componentes es una de las principales fuerzas que llevan al uso de las
formulas de asignación. El desarrollo e implementación de una fórmula de
asignacion exitosa requiere de un grado de consenso entre la biblioteca y
grupos de usuarios acerca de lo que es importante considerar al juzgar la
adecuación del apoyo. Provee un mecanismo para plantear preguntas sobre la
asignación de recursos en términos generales antes que en términos
mezquinos, y fuerza a los componentes a hablar sobre el presupuesto en
términos bibliotecarios. Mulliner declara que el valor político real de
una fórmula no es como un mecanismo de asignación estricto, sino como un
mecanismo para enmarcar discusiones acerca de recursos para manejar
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cambios a lo largo del tiempo. Sugiere también que la fórmula tiende a
forzar los intereses de los académicos para dirigirlos al tamaño del
presupuesto como una totalidad, antes que en cualquier línea de
presupuesto particular, porque es bastante claro el por qué la línea es
como es.21 El mejor modo de cambiar una pieza del rompecabezas es
incrementar el tamaño del presupuesto antes que reabrir las discusiones
políticas que arman el rompecabezas. Este efecto político puede ser la
razón más poderosa por la cual las fórmulas son ampliamente usadas en
bibliotecas académicas pequeñas donde los académicos seleccionan
materiales bibliotecarios. La fórmula provee un mecanismo exitoso con el
18
Schad, “Allocating Materials Budgets,” 331.
19
Williams, 132.
20
Mulliner, 323.
21
Mulliner, 325.
10
22
Reed-Scott, 89.
23
Todo administrador de colecciones debería leer Jasper G. Schad, “Fairness in Book Fund Allocation,”
College and Research Libraries 48, no. 6 (noviembre de 1987): 479-486.
24
Schad, “Fairness,” 484.
11
25
Evans, 271.
26
John Vasi, “How Academic Library Budgets are Really Determined,” en Academic Libraries: Myths and
Realities. Proceedings of the Third National Conference of the Association of College and Research Libraries,
editado por Suzanne C. Dodson y Gary L. Menges (Chicago: Association of College and Research Libraries,
1984), 345.
27
Reed-Scott, 90.
28
Paul Mosher habló elocuentemente sobre el “contrato social” entre la universidad y la biblioteca en una
mesa redonda en el Grupo de Discusión de los Jefes Encargados del Desarrollo de las Colecciones en las
Grandes Bibliotecas de Investigación, enero de 1988, San Antonio, Texas.
29
Gerhard Schmitz-Veltin, “Literature Use as a Measure for Funds Allocation,” Library Acquisitions: Practice
and Theory 8, no. 4 (1984): 271.
13
30
Jasper G. Schad, “Allocating Book Funds: Control or Planning,” College and Research Libraries 31, no. 1
(enero de 1970): 156.
14
31
Schad, “Allocating Materials Budgets,” 330.
32
Carrigan, 22.
16
33
Judith Niles escribe sobre las metas mutuas del presupuesto y la selección en “The Politics of Budget
Allocation,” Library Acquisitions: Practice & Theory 13, no. 1 (1989): 51-55.