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Trezza Fauna Cadaverica

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TREZZA – FAUNA CADAVERICA.

La Entomología Forense es la disciplina que se ocupa del estudio de los insectos y ácaros que se
alimentan del cadáver, y tiene por objeto datar el deceso y, en determinados casos, inferir los
pormenores que rodearon al hecho que se investiga.

En el período post-mórtem inmediato, comienzan a producirse, en el organismo, una serie de


fenómenos de naturaleza química y bacteriana, que forman parte de los procesos de transformación
cadavérica. Dentro de los fenómenos fermentativos que se originan en el cadáver, se encuentran —
íntimamente ligados a la entomología forense— la fermentación butírica (involucra las grasas), la
fermentación caseica (involucra las sustancias albuminoideas) y la fermentación amoniacal.

Dichas manifestaciones son momentos clave de la putrefacción cadavérica, ya que, por sus diversos
olores, atraen a una variada serie de insectos (dípteros, coleópteros, lepidópteros y algunos ácaros),
fenómeno que indica el tipo de sustancia que prefieren como alimento.

Dadas estas circunstancias, los insectos acuden a poner sus huevos sobre el cadáver y eligen
determinadas zonas topográficas (orificios naturales, hendiduras palpebrales, lesiones, etc.). Una vez
que el cuerpo fue inhumado, el tejido en descomposición es atacado por las larvas nacidas de los
huevos depositados antes de la inhumación, las cuales se alimentan de las sustancias orgánicas. En
los casos de cuerpos que quedan al aire libre, intervienen continuamente nuevos insectos, que van
degradando las partes blandas hasta hacerlas desaparecer por completo.

La estimación de la data de la muerte se basa en la investigación de los organismos hallados sobre el


cadáver, con el objeto de determinar la etapa de desarrollo en que se encuentran. Desde el momento
en que un cadáver está disponible como fuente de alimento, se establece una sucesión de hechos que
comienza con la llegada de los insectos atraídos por los cuerpos frescos o por los olores que estos
desprenden hasta la esqueletización o, aun, la desaparición total de los restos.

El mejor caso es el de la mosca verde: pone huevos sobre el cadáver; de estos nacen larvas (gusanos),
que se alimentan de los tejidos. Cuando han crecido lo suficiente, las larvas abandonan el cadáver y
se transforman en pupas inactivas, que sufren una última metamorfosis y producen moscas adultas.
El conocimiento del desarrollo evolutivo cronológico de cada especie, junto con el grado de madurez
alcanzado por cada espécimen y con las características ambientales del medio en el que permaneció
el cadáver; permiten realizar una estimación de la data de la muerte.

El conocimiento permite comparar las condiciones generales del lugar del hallazgo del cadáver, y
establecer si dichas condiciones resultan propicias para la metamorfosis de la especie; o si por el
contrario el cuerpo ha sido trasladado.
Está demostrado que la presencia de tóxicos minerales impide o demora el desarrollo de insectos. La
cocaína, la heroína y la metanfetamina aceleran el desarrollo de las larvas de moscardón, mientras
que no se encontraron modificaciones con amitriptilina y fenciclidina. Es posible detectar y aun dosar
algunos tóxicos y drogas de abuso en los insectos cadavéricos (organofosforados, mercurio, heroína,
cocaína, marihuana, anfetaminas), lo cual es útil cuando se han perdido órganos y partes blandas.

1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Pierre Mégnin y Brouardel establecieron un concepto que perduró hasta la actualidad. Estos
investigadores dividieron a los insectos y ácaros que se alimentan del cadáver en ocho oleadas o
legiones, según el estado de descomposición del cuerpo.

Primera oleada: son los primeros insectos que llegan al cadáver y, bajo determinadas circunstancias,
al moribundo.

Segunda oleada: los insectos pertenecientes a esta oleada son los atraídos por el olor cadavérico.

Tercera oleada: atacan en el momento en que los fenómenos fermentativos producen ácidos grasos,
despidiendo el típico olor a grasa rancia del ácido butírico.

Cuarta oleada: a la fermentación butírica, le sigue la fermentación de las proteínas o caseica, que se
produce a partir de las sustancias albuminoideas.

Quinta oleada: después de la fermentación butírica y caseica, se presenta en el cadáver una


fermentación amoniacal que licúa gran parte de los tejidos blandos remanentes y los convierte en
putrílago, de color pardo negruzco.

Sexta oleada: absorben los líquidos (restos de putrílago) que todavía pueden existir en el cadáver, y
terminan por desecar o momificar las partes que hayan podido resistir la destrucción de las oleadas
anteriores.

Séptima oleada: aparece cuando el cadáver está completamente desecado. La componen insectos
que roen los tejidos, telas, etc. En esta etapa, el cadáver conserva algunos tejidos desecados (pelos,
uñas), que no han sido destruidos por las anteriores oleadas.

Octava oleada: cuando la muerte se remonta a tres años o más, Mégnin señalaba que ciertos
coleópteros vienen a hacer desaparecer los restos dejados por sus predecesores. Algunos autores no
consideran la existencia de esta última escuadra. Debemos destacar que esta oleada no ha sido
encontrada en nuestro medio.
Mégnin mencionaba que las especies que componen cada grupo pueden variar con la región, el clima,
la estación del año, etc., y la sucesión es diferente en los cadáveres inhumados y en los sumergidos.

En el año 1975, el médico Marcel Leclercq agrega un concepto que aclara el panorama, divide a los
organismos cadavéricos en cuatro categorías:

Necrófagos: se alimentan del cadáver. Son los que aportan los mejores datos.

Necrófilos: se alimentan de los necrófagos (predadores y parásitos).

Omnívoros: atacan, entre otros alimentos, los tejidos cadavéricos.

Oportunistas: usan el cadáver como refugio (no dan información).

La Entomología Forense se ha desarrollado principalmente en Francia, Bélgica y Finlandia. En esta


región, los inviernos son muy prolongados y tan duros, que por lo general se suspende la actividad de
los insectos. Por el contrario, en la mayor parte del territorio argentino, la actividad animal continúa
durante todo el año. Es por eso que resultan relevantes los trabajos efectuados en Hawái, bajo
condiciones climáticas tropicales, donde los tiempos dados para la data de la muerte se acortan
considerablemente. Se debe tener en cuenta, también, que en nuestro país hay algunas especies que
no aparecen en Europa.

2. PRINCIPALES ORGANISMOS INVOLUCRADOS

De las grandes categorías en que se divide el reino animal, la más numerosa son los artrópodos:
animales con cuerpos segmentados, patas articuladas y esqueleto externo de naturaleza cuticular.

Dentro de los Artrópodos, la clase de los insectos se caracteriza por un cuerpo dividido en cabeza (con
antenas), tórax (con seis patas) y abdomen (sin apéndices), y por una respiración aérea por medio de
tubos rígidos (tráqueas), que llevan el aire directamente a los tejidos.

La clase de los Arácnidos se caracteriza por un cuerpo dividido en cefalotórax y abdomen (es decir,
que no hay cabeza definida), sin antenas, con piezas bucales especiales llamadas quelíceros, con
ocho patas y respiración aérea.

El grupo más numeroso dentro de los Arácnidos es el orden Acariña (ácaros), que por lo general
carecen de división neta entre cefalotórax y abdomen y de segmentación corporal. Los insectos y los
ácaros son los dos grupos de verdadera importancia en el ámbito forense.

La enorme mayoría de los insectos pone huevos; muchos grupos tienen metamorfosis completa: del
huevo sale la larva, que debe sufrir una metamorfosis antes de ser capaz de reproducirse. Tal es el
caso de los órdenes de los Coleópteros (cascarudos), los Dípteros (moscas) y los Lepidópteros
(polillas), que incluyen a los principales necrófagos y necrófilos; agregaremos el orden de los
Himenópteros (avispas, hormigas), como Omnívoros.

Cada uno de los necrófagos deberá ser considerado desde cuatro aspectos posibles: huevo, larva,
pupa o adulto.

2.1. Coleópteros

Familia de los Derméstidos. Dos especies: Dermestes negro (Dermestes ater) y Dermestes manchado
(Dermestes maculatus). El primero se alimenta de grasas y aparece en cadáveres en la etapa de
fermentación butírica (tercera oleada); el segundo ataca materias quera tínicas y tejidos enteramente
desecados, y aparece en cuerpos momificados (séptima oleada).

Otras familias tienen integrantes importantes, como necrófagos. Los más relevantes son las necrobias
de cuello rojo y patas rojas (Necrobia ruficollis y N. rufipes), de la familia de los Cléridos.

2.2. Dípteros

Familias de los Califóridos, los Sarcofágidos, los Antómidos, los Múscidos y los Fóridos.

Califóridos: vulgarmente llamados moscas verdes y moscas azules. Sus larvas se desarrollan sobre
materias descompuestas de origen animal y, a veces, sobre tejidos vivos (miasis). Dos especies han
sido mencionadas para la primera oleada: la mosca verde común (Phaenicia sericatá) y la mosca azul
(Callíphora viciná). Se acepta, en general, que la mosca verde común solo deposita sus huevos sobre
sol directo.

La mosca verde rayada (Chrysomya albiceps) en nuestro país, aparece en etapas avanzadas de la
descomposición (quinta a séptima oleada).

Sarcofágidos (moscardones de la carne o moscardones grises): son vivíparos, a diferencia de los


anteriormente descritos, que ponen huevos. En condiciones normales, constituyen la segunda oleada,
pero pueden aparecer en la primera, en circunstancias especiales.

Antómidos (Fannia scalaris): también denominados moscas de las letrinas y especies afines, se
encuentran en excrementos, en miasís urogenitales y en cadáveres con la cuarta oleada. Los adultos
son confundidos, a menudo, con la mosca común (Musca domestica), la cual excepcionalmente tiene
importancia forense, pero ha sido citada, a menudo, por errores de identificación.

Múscidos: en la quinta oleada (Ophyra).


Fóridos: mosquitas de antenas esféricas, son características de cadáveres inhumados.

2.3. Lepidópteros

Dos familias con representantes de importancia forense. En la tercera oleada, aparece la polilla de la
grasa (Aglossa caprealis: familia de los Pirálidos); mientras que en la séptima oleada, puede
observarse la polilla común y especies afines (Tineola biselliella: familia de los Tineidos).

2.4. Ácaros

Forman la sexta oleada. La octava oleada está formada por coleópteros, que no han sido hallados en
nuestro medio.

3. SITUACIÓN EN LA ARGENTINA

La mosca verde es la más común en verano, y la azul, la más común en invierno. Sin embargo, en la
provincia de Buenos Aires, se observó que la mosca verde común es la especie de mayor importancia
relativa. También fue la más común entre los meses de octubre y febrero y en el mes de mayo (en el
período junio-setiembre, predominó la mosca azul común; y en marzo-abril, la mosca verde rayada).
La mosca verde resultó heliófila (prefiere el sol), lo cual concuerda con los datos publicados por los
autores europeos. La mosca azul es umbrófila de octubre a abril y heliófila de mayo a setiembre (los
europeos la describen como umbrófila).

4. METODOLOGÍA RECOMENDADA
4.1. Toma de muestras

Si es posible, esta debe realizarse sobre el terreno. Se guardan, por separado, las muestras tomadas
de aberturas naturales, heridas y tejidos en general. En los casos en que el cadáver se encuentre
parcialmente cubierto, se separarán las muestras de la zona cubierta y de la parte expuesta. Se buscan
larvas a término o pupas en los envoltorios del cadáver y en la tierra —por debajo del cuerpo y a su
alrededor—, y se tamiza el terreno si fuera necesario. Debe procurarse capturar cualquier insecto que
esté revoloteando alrededor del cuerpo o en la ventana de un cuarto cerrado. Las muestras se guardan
en tubos o en frascos debidamente etiquetados.

4.2. Preservación

De ser posible, se separan algunas larvas para su posterior crianza hasta obtener individuos adultos.
Debe tenerse en cuenta que los especímenes requieren oxígeno para su supervivencia, de manera tal
que debe colocárselos en frascos cuyo extremo libre no tenga una tapa hermética ni esté cubierto con
material que impida el paso del aire. Se puede utilizar, para el cierre, una tela de trama fina tipo voile
de cortina o similar, que permita la oxigenación y que, al mismo tiempo, impida que las larvas se
escapen. Puede alimentárselas con carne común o con alimento para perros humedecido.

Si se desea conservar larvas de mosca (gusanos, queresas) muertas, se las debe colocar, entre 2 y 5
minutos, en agua a 95-98° C para coagular las proteínas. Este método evita la retracción del
espécimen y permite fijarlo en extensión. Además, las larvas de mosca presentan una cutícula muy
impermeable que dificulta la difusión del alcohol en el interior del organismo, con lo cual, si se coloca
la larva directamente en alcohol (para evitar su descomposición), termina macerándose su interior. La
acción del agua caliente ablanda la cutícula y permite, posteriormente, su colocación en alcohol etílico
al 75-80%.

Las moscas y las polillas adultas se conservan en seco, si se las puede capturar vivas. En este caso,
se las coloca en un frasco herméticamente cerrado que contenga —en su interior— un algodón
embebido en cloroformo, éter, tetracloruro de carbono, etc., durante una hora. Luego se las coloca en
alguna cajita debidamente acolchada para preservar su estructura. Los restantes insectos se
conservan en alcohol etílico al 75-80%. Todas estas medidas posibilitan las preparaciones necesarias
para su identificación, estimación de la edad, etc.

El estudio entomológico va acompañado de diversos datos de suma importancia para el especialista:


características del lugar del hallazgo del cadáver, causa de la muerte, evolución de las
transformaciones cadavéricas, presencia de vestimenta, sitio de recolección de las muestras y si los
especímenes estaban vivos o muertos, etc.

5. CONCLUSIONES

1. La sucesión de insectos —en el espacio y en el tiempo — desde que comienza a descomponerse


un cadáver no es rigurosa, ni existen fronteras absolutas entre la aparición de las distintas especies;
esto depende de las condiciones del cadáver, atmosféricas y del lugar del hecho.

2. No siempre se encuentran las mismas especies en la fauna capturada en un cadáver. Depende de


la estación del año en la que ocurrió el hecho, de factores geográficos, ambientales, etc.

3. Debe tenerse en cuenta, entre otras cuestiones, la acción depredadora de numerosos mamíferos
(roedores o carnívoros), que pueden hacer presa de un cuerpo abandonado a la intemperie y, de este
modo, acelerar y —en algunos casos — hasta modificar el proceso de destrucción cadavérica.

4. En los cadáveres extraídos del agua, la acción destructora corre por cuenta de diversas especies
de peces, reptiles, crustáceos y —en ocasiones — insectos acuáticos; la acción de estos últimos es
más reducida que la de los terrestres.
5. La identificación de las especies animales en la fauna cadavérica y la determinación de la edad de
cada uno de los estadios que en ellas encontraremos, tiene fundamental importancia para establecer
la data de la muerte. Debe tenerse en cuenta que la duración del ciclo evolutivo de los insectos está
condicionada por las distintas variables meteorológicas (temperatura, humedad, luminosidad, presión
barométrica); por el medio nutritivo (detección en el cadáver, de antibióticos o de sustancias
antisépticas, etc.); por las características del lugar del hecho, etc.

6. Parte de la investigación que realiza el perito se basa en la obtención de muestras de insectos (vivos
o muertos) y de larvas. Es de suma importancia la obtención de las temperaturas máximas, mínimas
y medias que se registran en el lugar del hecho, en las distintas épocas del año.

LA FLORA CADAVÉRICA

Probablemente, al tratarse de un fenómeno mucho más variable y con menor predictibilidad


cronológica que la fauna, la utilidad práctica del estudio de la flora cadavérica sea relativa. Citando a
Thomas, en el sentido de que "la flora micótica puede también aportar datos útiles complementarios
respecto del diagnóstico retrospectivo de la fecha en que ocurrió la muerte de una determinada
persona [...]".

Siguiendo a Thomas, describiremos tres géneros de organismos micóticos que pueden encontrarse
en el cadáver:

1. Género Mucor: dentro del cual, el hongo más conspicuo es el Mucor mucedo, que es un saprofito
que se desarrolla sobre cualquier clase de materia orgánica en descomposición. Otras especies
encontradas son: Mucor racemosus, Mucor alternans y Mucor circinoides. Este género es,
comúnmente, el primero en aparecer.

2. Género Penicillium: se han encontrado representantes tales como Penicillium. glaucum, Penicillium
luteum y Penicillium brevicaulís.

3. Género Aspergillus.

4. Otras especies: Clamidosporo herbarum, Oidium lactum.

Si bien no existe una cronología definida, Bonnet afirma que el tiempo de aparición de la flora
cadavérica depende de la época del año. En verano, se desarrollaría entre los 4 y 6 días; y en invierno,
entre los 10 y 14 días posteriores a la muerte.

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