Gadamer - Hombre y Lenguaje
Gadamer - Hombre y Lenguaje
Gadamer - Hombre y Lenguaje
Miguel Fernández
Hombre y lenguaje
No hay mejor introducción que la que hace el propio Gadamer cuando recuerda la noción
aristotélica de la naturaleza humana, un ser dotado de logos. Esto nos remite invariablemente, y
como Gadamer mismo empieza a preguntarse a la par en su ensayo, a la discusión con la que
abríamos el curso de Hermenéutica: ¿cómo es que el lenguaje, si es tan importante, no tuvo ni la
atención ni el primado de la reflexión filosófica?
Así, pues, logos fue interpretado en la tradición mayormente como razón y pensamiento y,
alcanzando lugares inusitados en la modernidad cuando Descartes subordina todo a la certeza
inconmovible del cogito, como conciencia que termina tomando, como veíamos, el primado del
pensamiento filosófico. De este modo, la interpretación cartesiana gobernó, precisamente, como
conciencia y subjetividad espontánea, condición de posibilidad para cualquier investigación
científica ulterior y, así, el lenguaje quedó subsumido como objeto de la estructura de la
conciencia —que esto último es una aserción más de índole fenomenológica—. Pero decir esto,
entonces, es por lo menos aseverar que la conciencia es una condición a-lingüística, previa al
propio lenguaje.
Si logos no significa sólo razón, pensamiento o conciencia, y, como Gadamer decía, en otro
sentido significa propiamente lenguaje, ¿en qué consistiría un lenguaje que no se encasillara en
los límites de la conciencia, la razón y el pensamiento? Ahondemos con una simple frase, que,
incluso, tiene el peligro de ser escueta:
En todo nuestro pensar y conocer, estamos ya desde siempre sostenidos por la interpretación
lingüística del mundo, cuya asimilación se llama crecimiento, enseñanza. En este sentido el
lenguaje es la verdadera huella de nuestra finitud. Siempre nos sobrepasa. La conciencia del
individuo no es el criterio para calibrar su ser.1
El enunciado al que hago alusión está resaltado por mí. Y decía simple frase porque,
paradójicamente, ésta nos invita a escribir páginas enteras; y, si bien las frases que la acompañan
en la cita son de suma relevancia, lo que me compete en este breve escrito es ahondar, aunque
sea en poco grado, en esta pequeña sentencia.
¿En qué sentido sería el lenguaje la huella de nuestra finitud? Las oraciones “accesorias” a la
cita nos dan un brío: en primer lugar, el lenguaje es el testimonio de nuestra finitud puesto que,
como hemos matizado, la conciencia —mi yo— jamás podría dar cuenta del lenguaje. No hay
1
Hans-Georg Gadamer. Verdad y Método II. Sígueme: Salamanca, 2010, p.149. Los subrayados son
míos.
1
Carlos Grande Hermenéutica Prof. Miguel Fernández
2
Hans-Georg Gadamer. Verdad y Método I. Sígueme: Salamanca, 2012, p. 549.
3
Hans-Georg Gadamer. II…, op.cit., p. 150.
4
Y, de este modo, dialogar, preguntar y responder, implica una infinitud, sentidos inagotables.