El documento discute el rol de los centros culturales en la promoción de la inclusión social y la reconstrucción de la identidad a través de actividades culturales. Explica que los centros culturales ofrecen más de 1,200 talleres gratuitos en toda la ciudad, trabajando a nivel comunitario para descentralizar el acceso a la cultura. Las actividades culturales en estos centros, como las murgas, funcionan como rituales de la memoria que permiten reflexionar sobre la identidad y dar nuevos significados a la realidad cotidiana.
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El documento discute el rol de los centros culturales en la promoción de la inclusión social y la reconstrucción de la identidad a través de actividades culturales. Explica que los centros culturales ofrecen más de 1,200 talleres gratuitos en toda la ciudad, trabajando a nivel comunitario para descentralizar el acceso a la cultura. Las actividades culturales en estos centros, como las murgas, funcionan como rituales de la memoria que permiten reflexionar sobre la identidad y dar nuevos significados a la realidad cotidiana.
El documento discute el rol de los centros culturales en la promoción de la inclusión social y la reconstrucción de la identidad a través de actividades culturales. Explica que los centros culturales ofrecen más de 1,200 talleres gratuitos en toda la ciudad, trabajando a nivel comunitario para descentralizar el acceso a la cultura. Las actividades culturales en estos centros, como las murgas, funcionan como rituales de la memoria que permiten reflexionar sobre la identidad y dar nuevos significados a la realidad cotidiana.
El documento discute el rol de los centros culturales en la promoción de la inclusión social y la reconstrucción de la identidad a través de actividades culturales. Explica que los centros culturales ofrecen más de 1,200 talleres gratuitos en toda la ciudad, trabajando a nivel comunitario para descentralizar el acceso a la cultura. Las actividades culturales en estos centros, como las murgas, funcionan como rituales de la memoria que permiten reflexionar sobre la identidad y dar nuevos significados a la realidad cotidiana.
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CENTROS CULTURALES Y MEMORIA
“La globalización y la posmodernidad han puesto en crisis el concepto de
sociedad, los imaginarios vinculados a lo colectivo y a los derechos de 178 El centro cultural. Una puerta... / Marcela Alejandra País Andrade igualdad. Mientras nuestro país remonta la cuesta de una de las peores crisis económicas, sociales y políticas de la historia –que profundizó la exclusión y la fragmentación–, la producción cultural aparece como un refugio de identidad para enfrentar las dificultades. Para nosotros la cultura es el espacio donde nos encontramos y nos reconocemos, atravesando nuestros hábitos y nuestras producciones. Por ese motivo, la cultura se convierte en una herramienta fundamental para la transformación personal y social, revirtiendo el proceso de fragmentación para convertirlo en uno de inclusión social y de solidaridad. Les proponemos incorporarse a las actividades del Programa Cultural en Barrios como espacio de iniciación artística, expresión cultural, rescate de la memoria y reconstrucción de la identidad”.2 El Programa Cultural en Barrios3 se define así mismo como “una política pública que interviene en los distintos barrios de la ciudad de Buenos Aires” desde hace más de 20 años. Se hace presente por medio de, aproximadamente, 38 centros culturales barriales, distribuidos en toda la ciudad y ofreciendo más de 1.200 talleres y curso de forma gratuita. A través de ellos promueve “el trabajo colectivo sobre aspectos identitarios a partir de actividades vinculadas a la memoria e historia de los barrios y la ciudad.”4 Asimismo, orienta el desarrollo cultural comunitario por medio de un trabajo territorial, estableciendo vínculos directos con los actores culturales que participan, de forma directa o indirecta, con el programa. Esto permite descentralizar la información y formación cultural democratizando el acceso. 5 Así, la cultura es apropiada y transmitida desde las mayores potencialidades recuperando las cualidades de ser procesos creativos, participativos, recreativos y también placenteros y de disfrute, brindando la posibilidad de desarrollar estrategias que apuntan a la inclusión social y utilizando la modalidad de talleres que implica la apertura y la transmisión de los saberes previos de los participantes: “hay cuestiones que tienen que ver con lo social, esta es una ciudad con una vida cultural desorbitada, habrás leído los diarios de los últimos dos o tres días la cantidad de noticias que trae con respecto a eso… eeeh… el otro día estaba leyendo en El País que Buenos Aires tiene 94 puestas teatrales un sábado y Brodway 90… entonces estamos en una gran ciudad con la vida cultural desorbitada, estamos en una ciudad que tiene una enfermedad que es el ‘tallerismo’, es una ciudad particularmente tallerista de cual 179 Cuadernos de Antropología Social Nº 24, 2006, ISSN: 0327-3776 quier cosa, mas allá de lo cultural, en todos lados sacan talleres de algo… eeeh, eso te tiene que entrar por algún lado, básicamente. Eso te tiene que entrar por algún lado y esta la posibilidad de tener una puerta abierta es un centro cultural, la posibilidad de conocer una nueva disciplina, conocer gente” (Coordinador de centro cultural). En este marco, las actividades culturales-recreativas que ofrecen dichos centros, pueden ser consideradas como rituales de la memoria, ya que construyen un significativo presente que se pone en juego a la hora de reflexionar sobre los procesos identitatarios en los jóvenes de sectores medios. Como afirma Da Matta, es un momento fuera de lo ordinario permitiendo centralizar algún aspecto de la realidad, y por medio de él, modificar el significado cotidiano y hasta otorgarle un nuevo significado (1980:32). Como ejemplo, podemos observar la actividad cultural/recreativa de Murga que hoy se da en muchos de los Centros Culturales. Esta surge de una modalidad carnavalesca de protesta en las calles, en donde claramente se delimitaba