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Historia de La Implantologia

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HISTORIA DE LA IMPLANTOLOGIA

La tecnica de implantar se puede definir como "la insercion de un tejido, organo


o material en otro" y refiriendonos a los implantes dentales:" La maniobra
quirurgica que consiste en introducir, total o parcialmente -bien en un alveolo
natural, vacio o en uno preparado artificialmente o bien de modo subperiostico-
un cuerpo extraño al organismo (aloplastico) con fines protesicos, es decir para
restaurar las funciones perdidas tanto esteticas como funcionales."

El trabajo ira encaminado a realizar un recuento general de la historia de la


Implantología Dental a través de las diferentes épocas y civilizaciones. La
implantología es hoy una técnica con base científica y con lejanos
antecedentes históricos, la cual ha ido evolucionando en la constante
necesidad de restituir la pérdida dentaria. Muchas veces la evolución se ha
producido gracias a experiencias empíricas, pero tras la demostración científica
de la osteointegración por el profesor Brǻnemark, basada en estudios
experimentales “in vitro” y longitudinales clínicos, la implantología ha mejorado
su predicibilidad y su uso se ha generalizado, con una amplia gama de
posibilidades que evolucionan según van surgiendo estudios que avalan las
diferentes formas, tamaños o recubrimientos de los implantes modernos. Han
estado vinculados al desarrollo de la profesión los aspectos socioeconómicos,
culturales y las concepciones ideológicas, que han influido en sus períodos de
inicio, estancamiento y florecimiento.

Desde tiempos muy remotos el hombre ha intentado sustituir los dientes


perdidos, ya sea por caries, traumatismos o enfermedad periodontal, por otros
elementos que restaurasen la función y la estética. Los hallazgos arqueológicos
hablan de la reposición no sólo en vivos, sino también en muertos, con la
intención de embellecer el recuerdo de la persona fallecida.

Los procedimientos quirúrgicos y prostodóncicos necesarios a tal fin, han ido


evolucionando en la constante necesidad de lograr rehabilitaciones más
eficaces y satisfactorias para los pacientes. En este contexto surgen los
implantes dentales, opción terapéutica con la que se obtiene un anclaje firme
de los pónticos o prótesis al hueso y a los tejidos.

Durante los últimos años, se han producido avances tecnológicos y biológicos


muy importantes en la implantología, que han determinado que el número de
pacientes tratados con este método sea cada vez mayor. Su historia es tan
fascinante como su propia antigüedad.

El propósito de este trabajo es hacer un recuento general de la historia de la


Implantología oral a través de las diferentes épocas y civilizaciones.

Para exponer los hechos históricos se ha empleado el método sincrónico, que


divide el tiempo en edades, períodos y épocas atendiendo a la importancia de
los cambios socioculturales que cada uno de los hechos ha ejercido sobre los
otros.

PREHISTORIA

El período prehistórico se extiende en la evolución de la humanidad antes de la


existencia del documento escrito y se inicia con la articulación del lenguaje,
desarrollo del pulgar y la construcción rústica de sus propios instrumentos.
Abarca los períodos paleolíticos y neolíticos, desde que los hombres
permanecían en los bosques, se alimentaban de frutas y raíces y se forma el
lenguaje articulado, hacen luego uso del fuego aparece la caza con maza,
lanzas, arcos, flechas y comienzan a agruparse, a elaborar artículos de
subsistencia como vasijas de madera, tejidos a mano y trenzados, comienzan a
domesticar los animales, a criarlos, a sembrar y transformar el medio con
instrumentos de trabajo metálicos en la era de cobre y de hierro. Construyen
barcos, comienza la arquitectura, las ciudades amuralladas hasta que aparece
la escritura que da lugar a una nueva edad.

La primera prótesis de la que se tiene constancia no es un diente natural o


artificial atado a los dientes vecinos, como se ha encontrado en cráneos
egipcios o fenicios, sino que es una implantación necrópsica realizada durante
el Neolítico (hace unos 9000 años). Este hallazgo tuvo lugar en el poblado de
Faid Souard, en Argelia. El cráneo encontrado era de una mujer joven y
presentaba un fragmento de falange de un dedo introducido en el alvéolo del
segundo premolar superior derecho.

EDAD ANTIGUA

Corresponde del año 4000 a.c. , con la invención de la escritura, hasta el año
476 d.c.. con la caída del Imperio Romano. La característica social de la época
es la esclavitud.

Los restos antropológicos más remotos de implantes dentales colocados “in


vivo” son los de la cultura maya. El arqueólogo Popenoe, en 1931, descubrió
en la Playa de los Muertos de Honduras una mandíbula, que data del año 600
d.c. con tres fragmentos de concha introducidos en los alvéolos de los
incisivos. Los estudios radiológicos determinaron la formación de hueso
compacto alrededor de los implantes, haciendo suponer que dichos fragmentos
se introdujeron en vida.
Vemos que la idea de servirse del alvéolo como soporte de dientes artificiales
es muy antigua, como ocurre con otras muchas técnicas de la medicina. Pero
de los egipcios, fenicios, griegos y romanos su desarrollo fue progresivamente
mayor, pero los resultados fueron malos y su duración escasa debido a que se
presentaban problemas de movilidad e infecciones (rechazo) que terminaban
con indicacion de la extraccion del implante.

EDAD MEDIA

Comprende el período del año 476 (Caída del Imperio Romano) al 1640 con la
Revolución Inglesa.

En el siglo X, el andaluz islámico Abulcasis, nacido en 936 en Córdoba, escribe


“En alguna ocasión, cuando uno o dos dientes se han caído, pueden reponerse
otra vez en los alvéolos y unirlos de la manera indicada (con hilos de oro) y así
se mantienen en su lugar. Esta operación debe ser realizada con gran
delicadeza por manos habilidosas”. Esto es, ni más ni menos, la perfecta
descripción de un reimplante dentario.

Durante este período los cirujanos barberos, ante las exigencias de los nobles
y militares de rango, pusieron de moda los trasplantes dentales, utilizando
como donantes a los plebeyos, sirvientes y soldados. Posteriormente, dichas
prácticas fueron abandonadas ante los continuos fracasos y la posibilidad de
transmisión de enfermedades. Se destaca por sus aportaciones en este campo
el cirujano Ambroise Paré (1510-1590) quien publica en 1572, en París sus “
Cinq Livres de Chirurgie”, en los cuales se tratan muchas y variadas cuestiones
de cirugía bucal y odontología en general. Enriqueció el instrumental con la
invención del abrebocas, el gatillo y el pelícano, trabajó en la reimplantación
dentaria. Aconsejaba volver a colocar el diente en su alvéolo, si por
equivocación había sido extraído. Duval, en 1633, podría considerarse como
innovador, ya que hizo muchas reimplantaciones, pero distinguiéndose de sus
antecesores en que tomaba la precaución de extirpar la pulpa y sustituirla por
plomo u hojas de oro

Hasta el siglo XVIII no existen cambios fundamentales en los tradicionales


saberes quirúrgicos del Renacimiento y del Barroco, pero al final de este
período se inicia la cultura científica propiamente moderna que se acentúa y
difunde durante la Ilustración..

EDAD MODERNA

Comprende desde 1640 con la Revolución Inglesa al 1871 con La Comuna de


París.En la edad moderna el conocimiento y la experiencia acumulada sobre la
teoría y la práctica estomatológica comienza a divulgarse en diversas
publicaciones gracias a la invención de la imprenta en el siglo XV.

En Francia Pierre Fauchard (1690-1761), publicó en 1728 su célebre obra “La


Chirurgie Dentiste ou traité des dents” donde acredita amplios conocimientos
médico-quirúrgicos, con aportaciones importantes de técnicas e instrumental de
indudable valor para la práctica de la cirugía bucal.

John Hunter (1728-1793) publicó varias obras sobre odontología, clasificó los
dientes y recomendó extraer el primer o segundo premolar en los casos de
empiema del seno maxilar, en 1778 publicó su segunda obra mayor “Actual
treatise on the disease of the teeth”.

Según algunos historiadores, la cirugía moderna nace en la primera mitad del


siglo XIX. Símbolo de este desarrollo puede ser Guillaume Dupuytren (1777-
1835), innovador de métodos operatorios y sobre todo, fundador y animador de
una escuela cuyos discípulos se extendieron por toda Europa.

Los siglos XVII y XVIII se vieron dominados por múltiples intentos de


trasplantes dentarios, con un claro epicentro en Francia, la cual influyó en toda
Europa y América del Norte.

Durante el siglo XIX y principios del XX se produjo un retroceso en el auge de


la trasplantación por motivos morales (extraer un diente a un pobre para
implantarlo en un rico) e higiénicos (peligro de transmisión de enfermedades) y
también hubo decepción ante los resultados de la autotrasplantación, defendida
casi exclusivamente por Magitot. En esta situación el camino de la
implantología y de los autotrasplantes quedó cegado y sin rumbo. Se comienza
a buscar alternativas a los dientes naturales.

A principios del siglo XIX se llevó a cabo la colocación de los primeros


implantes metálicos intraalveolares, destacando autores como Maggiolo,
odontólogo que en 1809 introdujo un implante de oro en el alvéolo de un diente
recién extraído, el cual constaba de tres piezas. Pero esto no era suficiente y el
siguiente gran avance llegó de manos de la cirugía.

EDAD CONTEMPORANEA

Corresponde desde 1871 con la Comuna de París al 1917 con la Revolución


Rusa.

Los cirujanos introducían alambres, clavos y placas para resolver las fracturas.
Imitándolos, hubo varios dentistas a finales del siglo XIX que lo intentaron.
Harris, en 1887, implantó una raíz de platino revestida de plomo en un alvéolo
creado artificialmente. Durante las primeras décadas del XX se destacó, entre
otros, R. Payne, quien presentó su técnica de implantación en el III Congreso
Dental Internacional celebrado en 1901, utilizando para ello una cápsula de
plata colocada en el alvéolo de una raíz. Posteriormente, en 1909, Algrave
demostró el fracaso de esta técnica con plata, dada la toxicidad de este metal
en el hueso.

E.J. Greenfield utilizó, en 1910, una cesta de iridio y oro de 24 quilates, que
introducía en el alvéolo. Este podría ser considerado como el científico que
documentó en 1915 las bases de la implantología moderna, haciendo
referencia a las normas sanitarias de limpieza y esterilidad, e introduciendo
conceptos tan innovadores y actuales como la relevancia de la íntima
asociación entre el hueso y el implante antes de pasar a la siguiente etapa,
describiendo asimismo el concepto de implante sumergido, la curación del
tejido bucal y la inmovilidad del implante, aconsejando un período de curación
de 3 meses sin ningún tipo de sobrecarga.

Sin embargo, el problema estaba en encontrar el metal idóneo, lo mismo


ocurría en cirugía general.

TIEMPOS ACTUALES

A partir de 1917 con la Revolución Rusa hasta el momento actual.

Durante la Primera Guerra Mundial se insertaron tornillos, clavos y placas en


los hospitales militares. Fracasaron casi todos. En boca nadie se atrevía.
Venable y Strock en 1937 publicaron su estudio sobre el tratamiento de
fracturas con prótesis e implantes elaborados con un nuevo material, el
Vitallium (aleación de cobalto, cromo y molibdeno).

La odontología se aprovechó de esta experiencia y así surgieron las dos


escuelas clásicas. La subperióstica del sueco Dahl y la intraósea de Strock,
aunque su verdadero precursor fue el italiano Formiggini.

Dahl no pudo desarrollar sus trabajos en Suecia por prohibición de las


autoridades sanitarias (1943), Gerschkoffr y Goldberg discípulos
estadounidenses suyos, publicaron en 1948 sus resultados con implantes de
vitalium. Su influencia en Estados Unidos decayó pronto y nada nuevo hicieron
a continuación. Por el contrario, en Europa, la implantología se difundió
rápidamente. En la década de los cincuenta, se trabajaba en Italia la
implantología yuxtaósea. Marzini abría, tomaba la impresión del hueso y luego,
al mes, volvía a abrir y colocaba la infraestructura de tantalio. Formiggini diseñó
un implante intraóseo en espiral, inicialmente de tantalio y luego de vitalio, que
tuvo muchos adeptos. En los primeros tiempos también tuvo gran auge la
implantología en Francia e Italia.
El tercer gran país europeo por su importancia en la implantología de esta
época fue España. Vallespín, en Zaragoza, realizó novedosas modificaciones
en la técnica de implantes subperiósticos, introduciendo conceptos vigentes
hoy en día, como es el realizar la incisión fuera de la cresta alveolar para cubrir
perfectamente el implante. Por estos años Pedro Trobo Hermosa ya realizaba,
en Madrid, la técnica descrita por él como “reimplantación inmediata de raíces
aloplásticas metálicas”. En dicha técnica, tras una extracción dentaria
cuidadosa y hemostasia de la herida, atascaba amalgama en el alvéolo seco
hasta bel borde gingival, introduciendo posteriormente un dispositivo para
retener la prótesis. Murillo colocó en 1954 varios implantes intraalveolares de
acrílico que fracasaron. En 1956, Salagaray puso sus primeros implantes
yuxtaóseos, en Madrid. En 1957, en Valencia, modificó el diseño de los
implantes intraóseos, ideando el implante prismático hueco y posteriormente
escribió, en 1967, el primer libro sobre el tema en España, “Conceptos
fundamentales de endoimplantología”. En 1959 se crea la Sociedad Española
de Implantología (SEI), una de las más antiguas del mundo.

En 1974, Salagaray y Sol se enfrentaron en Nueva York, en el Hospital Munt


Sinai, a muchos colegas contrarios a los implantes dentales, en un curso
impartido. Estos profesionales popularizaron la técnica de implantes
yuxtaóseos que lleva su nombre. Otros grandes nombres que colaboraron al
auge de la implantología fueron Santino Surós, que diseñó su implante plano
intraóseo; Cosme Salomó y su implante endoóseo de esfera y, sobre todo
Irigoyen y Borrell, con su implante universal en profundidad de acero
inoxidable, estos en 1980 idearon el AB autoroscable y la lámina universal
colados en cromo-níquel.

La década de los años sesenta estuvo dominada por el trabajo de Linkow, que
desarrolló el implante de rosca de Lew y el de hoja, que predominó hasta la
década de los ochenta. A pesar de muchos esfuerzos bienintencionados, la
historia de la implantología dental ha sido análoga a los fuegos artificiales;
grandes destellos de excitación seguidos de un desvanecimiento de la escena.

En la conferencia celebrada en Harvard en 1978, se presentaron los estudios


experimentales del grupo sueco de Goteborg dirigido por P.I. Brǻnemark y T.
Albrektsson. En 1952, el profesor Brǻnemark comenzó a realizar una
investigación con estudios microscópicos “in vitro” de la médula ósea en el
peroné de conejo para conocer mejor la vascularización tras practicar
traumatismos óseos. El estudio se llevó a cabo introduciendo una cámara
óptica de titanio en el hueso del conejo; al ir a retirar esta, se comprobó que era
imposible, ya que la estructura de titanio se había incorporado por completo en
el hueso, y el tejido mineralizado era totalmente congruente con las
microirregularidades de la superficie de titanio. A este hecho se le denominó
osteointegración que no es más que la unión íntima del hueso al material del
implante sin interfase de ningún tejido o substancia blanda. tecnicamente una
fina capa de proteoglicanos mezclada con la superficie de oxido de titanio. De
esta forma el implante no tendrá ninguna movilidad y por tanto al no existir
ningún espacio entre implante y hueso maxilar es menos probable que asiente
ninguna infección. y a partir de entonces se comenzaron a realizar estudios
para rehabilitar animales desdentados, que resultaron eficaces, por lo que
surgió la idea de crear un sustituto para la raíz de los dientes que estuviera
anclado en el hueso. En esta misma línea se han encaminado los trabajos de
Adell; en 1982 presentaron los resultados de sus ensayos clínicos a largo plazo
sobre una muestra de 2768 implantes colocados en 410 maxilares de 371
pacientes.

Prácticamente coincidiendo en el tiempo, Schroder en los años cuarenta


desarrolló el concepto de “anquilosis funcional”, equivalente a la
osteointegración. Al frente de un equipo que realizó sus trabajos de
investigación en Suiza, contribuyó a desarrollar un sistema de implantes que se
conoce con el nombre de ITI Bonefit. Su contribución al desarrollo de la
implantología, por lo tanto es superponible a la de Brǻnemark.

Con la publicación de los trabajos de Brǻnemark en 1965 que demostraban que


podía lograrse la osteointegración, la implantología experimentó un cambio
muy sustancial. Este descubrimiento se aplicó posteriormente a un
revolucionario sistema de implantes, validado en la Universidad de Goteborg
con estudios preclínicos y clínicos de larga duración.

En 1967, Shahaus desarrolló los implantes cerámicos roscados y Linkow


aportó el implante Ventplant con tornillo autoroscable. Posteriormente, en 1968,
partiendo de experiencias previas, apareció el implante endoóseo en extensión,
más conocido como implante laminar, realizado en titanio ligero y resistente a
la corrosión.

En 1970, Roberts y Roberts diseñaron el implante endoóseo “lámina de rama”,


al año siguiente Salomó idea el implante a esfera, consistente en una esfera y
un vástago cilíndrico de tantalio. En 1973, Grenoble colocó por primera vez
implantes de carbono de vítreo.

Otro diseño de implantes osteointegrados constituye el IMZ (Intra Movil


Zylinder), desarrollado a partir de trabajos de investigació universitarios en
Alemania sobre implantes cilíndricos no roscados con tratamiento de superficie
a base de plasma de titanio y con un dispositivo de rompefuerzas sobre la base
del implante, intentando remedar la resilencia del ligamento periodontal. A
principios de los ochenta , Calcitek Corporation desarrolló la calcitita,
hidroxiapatita cerámica policristalina. Más tarde, a lo largo de esta misma
década, son desarrollados por distintos centros de investigación y con apoyo
industrial implantes con estructura de titanio recubiertos hidroxiapatita, por lo
general endoóseos.

Desde la década de los años noventa, la implantología dental ha conseguido


consolidarse como una nueva disciplina quirúrgica dentro del campo
estomatológico. Hoy en día, el tratamiento con implantes dentales en pacientes
con desdentamiento total o parcial se considera un procedimiento quirúrgico-
prostodóncico predecible.

Las mayores exigencias implantológicas y los continuos avances


experimentados en este campo han permitido el desarrollo y perfeccionamiento
de implantes, aditamentos protésicos y procedimientos quirúrgicos como las
técnicas de regeneración ósea y la manipulación de tejidos blandos, mejorando
con ello las condiciones de recepción de los implantes y su posterior
mantenimiento. Las aportaciones de los investigadores determinaron las bases
de la implantología moderna, profusamente desarrollada, con un abanico de
posibilidades en constante evolución.

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