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La Santa Inquisición

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La Santa Inquisición

Resumen, causas y consecuencias.


La Inquisición, o Santa Inquisición, fue una institución religiosa establecida en diversos
sitios de Europa durante la Edad Media y parte de la Edad Moderna, y cuya misión
consistía en la detección y erradicación de cualquier forma de herejía y manifestación no
cristiana. Combatieron también las manifestaciones de judaísmo, y en general cualquier
comportamiento que considerase inmoral.

Los antecedentes de persecución y castigo de personas por no amoldarse a la religión


oficial del Estado ya se practicaban en la Judea de los tiempos de Cristo, e inmediatamente
posteriores, y fueron evidentes en el Imperio Romano, que durante diferentes épocas
persiguió y castigó a los primeros cristianos. De las muchas persecuciones que Roma
emprendió contra cristianos, destacan las de los emperadores Nerón y Diocleciano.

Protagonistas
La Inquisición es más famosa por las personas a las cuales castigó, en ocasiones con pena
de muerte, que por las personas que la ejercieron. Víctimas famosas de la inquisición
fueron Juana de Arco, Giordano Bruno, Galileo Galilei y, en menor medida, Nicolás
Copérnico.
En cuanto a los inquisidores, existe un nombre que resalta de inmediato sobre todos los
demás: Tomás de Torquemada.

Causas de la Santa Inquisición


El cristianismo, al convertirse en la religión oficial del Imperio Romano, adaptó fácilmente
varias de sus costumbres; una de ellas, la persecución y castigo por motivos religiosos,
como mecanismo de control social. Sin embargo, aunque se castigaba regularmente la
herejía, los mecanismos eran poco eficientes y no seguían procedimientos claros. No es
sino hasta 1184 que se crea en Francia la primera institución dotada de procedimientos y
recursos para llevar a cabo esta tarea.

Desarrollo de los acontecimientos


En Languedoc, Francia, se crea la primera institución inquisitorial. La intención fue
erradicar un movimiento religioso llamado catarismo, que promovía creencias místicas que
la iglesia encontró heréticas. En ese momento colaboraron Iglesia y Estado para crear una
organización que podía combatir a un grupo que se consideraba fuera de la ley.

En 1249 se crea una institución similar en el Reino de Aragón, España. Esta institución
crece en 1478 cuando Aragón se une a Castilla. En 1483 se crea la Inquisición Española,
una de las más famosas de la historia, y cuya influencia llegó a las colonias en América, y
cuyo primer Inquisidor fue el tristemente célebre Tomás de Torquemada.

Para 1497 se establecieron en Portugal procedimientos para obligar a los judíos a


convertirse al catolicismo. En 1536 se instaura formalmente la Inquisición en el Reino de
Portugal.
La Inquisición Romana se crea en 1542, ya en pleno Renacimiento, con la intención de
salvaguardar la ortodoxia religiosa y combatir el Protestantismo. Fue responsable de juzgar
y ejecutar a Giordano Bruno, y de la condena domiciliaria a Galileo.
Es famosa la Inquisición por ser una institución con métodos que podrían considerarse, con
ciertos matices, policiales: Para que una persona fuera requerida, bastaba que otra la
denunciara. La persona era apresada, y sus bienes confiscados. La denuncia podía ser
anónima y el denunciante no tenía que presentar pruebas. Esto convertía a la Inquisición en
una institución temible, puesto que el acusado tenía que demostrarle al Estado que no era
culpable de un crimen del que no sabía, y de cuyo denunciante no sabía nada. Las
denuncias por rivalidades, por venganza o por mala fe eran frecuentes, y la Inquisición
favorecía las mismas a fin de mantener su posición de poder. En los pocos casos en que el
acusado podía demostrar que la denuncia había sido falsa, el denunciante recibía poca o
ninguna sanción.

Bajo la óptica de la Inquisición, faltar a la fe cristiana no sólo era pecado sino también
delito. Profesar otra religión o seguir otra corriente del cristianismo, practicar la brujería,
leer libros no autorizados o aficionarse a actividades consideradas heréticas, así como
también comportamientos considerados inmorales.

Se hizo práctica habitual el obtener confesiones usando la tortura como procedimiento.


Algunos tratados describen las torturas empleadas por la Inquisición como terribles: los
procedimientos producían heridas y mutilaciones severas, y con frecuencia la muerte.

La hoguera era el método habitual de ejecución pública, aunque había procedimientos


igualmente eficaces y terribles, como el “garrote vil”.

Con el tiempo, los métodos de la Inquisición, en especial la manera de apresar a los


acusados, fueron siendo cuestionados. La Inquisición fue desapareciendo paulatinamente de
diferentes países. La última representación inquisitorial en desaparecer fue la de Roma, que
lo hizo en 1965.

Acontecimientos posteriores
La Santa Inquisición ha mostrado que los países deben ser cuidadosos al momento de dar a
una organización la facultad de acusar y apresar ciudadanos. Recién en 1992, Juan Pablo II
revocó la condena a Galileo luego de 359 años de condenado.
Sin embargo, hay quien asegura que con la Inquisición se puso en práctica la idea de que
quien denuncie un crimen lo haga utilizando al Estado, cosa que es beneficiosa si el
acusado es muy poderoso, y la víctima no lo es.

Conoce algunos de los castigos a los que eran sometidos los herejes, las hechiceras y
brujos: 

1. La rueda de Catalina: Desnudo, el reo era colocado boca arriba atado de las extremidades
a estacas de hierro de la rueda, luego el verdugo golpeaba cada una de las articulaciones del
castigado, procurando que no fueran golpes mortales, para extender la agonía.
2. El garrote vil: Una punta afilada de hierro que causaba una de las peores muertes, pues se
introducía en las vértebras cervicales lo que comprimía la tráquea contra un collar fijo que
causaba que el reo se asfixiara o bien destruía la médula espinal.

3. La doncella de Hierro: Un ataúd que estaba rodeado por clavos en el interior, lo que
provocaba que mientras se cerraba la puerta, la víctima era asesinada lentamente. Si el
verdugo lo deseaba podía cambiar la posición del castigado para perforarlo en diversos
lugares.

4. El cinturón de San Erasmo: Un collar, cinturón o brazalete rodeado por puntas afiladas
que se colocaba alrededor del reo; solo al respirar el castigado sentía la presión de los
pinchos, lo que significaba una dura presión progresiva, con infecciones que causaban
gangrena.

5. La pera: Para uso oral o rectal. El objeto era colocarlos en el recto o la vagina. Con un
mecanismo que hacía que un tornillo desplegara la pera hasta su máxima extensión, es decir
ya dentro del órgano comenzaba a crecer. Era usada en las incestuosas y homosexuales.

6. La sierra: Colgada con la cabeza hacia abajo, sujetada por los tobillos, a modo de que la
sangre mantuviera oxigenando el cerebro y el torturado no perdiera la consciencia. Las
personas eran cortadas desde los genitales hasta el ombligo, la sangre corría al cráneo.

7. El potro: Acostado sobre una mesa, que funcionaba como el cuerpo del potro, ataban las
extremidades de la personas a cada uno de los puntos de la cabeceras, a fin de que cuando
el mecanismo de rueda funcionara, los hombros y la cadera se desprendieran del tronco.

8. La silla: Formada por miles de clavos que hacían que al sentase el torturado sintiera la
presión en su piel. Debajo del asiento se prendía fuego para quemar la espalda de la
víctima. Si era necesario, el verdugo podía golpear al torturado para que se le clavaran más.

9. La cuna de Judas: Por medio de un sistema de poleas, el castigado era levantando, se le


mantenía suspendido y de golpe se le dejaba caer en la punta de una pirámide que tenía la
cúspide de acero; esto provocaba heridas en la cavidad anal o vaginal.

10. El tenedor de los herejes: Con un cinturón el tenedor estaba sujetado al cuello del
torturado, lo que permitía que la cabeza se mantuviera hacia atrás para no clavarse en el
esternón. Este castigo hacía que los inculpados solo pudieran mover la boca.

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