Jodra, M. (2020)
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CONTENIDOS
MÓDULO 3: INTERVENCIÓN EN COMPETENCIAS SOCIALES, DE
COMUNICACIÓN Y DE LENGUAJE EN PERSONAS CON TEA
BLOQUE 1: INTERVENCIÓN EN LA COMPETENCIA SOCIO-EMOCIONAL
CURSO 2020-21
Docente: Marina Jodra Chuan
1. Introducción
El objetivo principal de este documento es ofrecer unas pinceladas teóricas que nos
permitan entender cómo experimentan el mundo socio-emocional las personas con Trastornos
del Espectro del Autismo (TEA). A partir de ahí, se abordarán pautas de intervención para
mejorar la interacción social, teniendo en cuenta que los métodos y materiales deben estar
orientados hacia ambos lados de la ecuación social. En primer lugar los padres y profesionales
necesitan ayuda para entender a la persona con TEA y, por otro lado, la persona con TEA necesita
asistencia para entender la gran cantidad de interacciones y eventos cotidianos.
1
directamente correlacionadas con las relaciones interpersonales. La edad, la capacidad
intelectual y el contexto social influyen en la competencia emocional (Zeman, Cassano, Perry-
Parrish y Stegall, 2006).
2
El estudiante dispone en el espacio virtual de la asignatura de un texto de lectura
complementaria que le ayudará a profundizar acerca de la Teoría de la Mente:
- Atención conjunta.
Hacia el final del primer año de vida, el niño comienza a emplear gestos con una
intencionalidad comunicativa, para dirigir la atención del adulto a un evento u
objeto. La señalización se inicia como proto-imperativa, con el objetivo de dirigir la
atención del otro hacia un objeto concreto, y también proto-declarativa, para
compartir el interés y atención con otra persona. Esta función declarativa es
3
considerada precursora de la Teoría de la Mente, ya que implica que el niño conciba
que las demás personas sean seres intencionales con estados psicológicos y
mentales distintos a los propios (Schulze y Tomasello, 2015).
Posteriormente, entre los 9 y los 18 meses, los niños comienzan a comprender que
las personas tienen intenciones y, además, estas intenciones pueden ser distintas a
las de uno mismo y no tienen que corresponderse con la situación real (Olineck y
Poulin-Dubois, 2005).
- Referencia social.
La referencia social se refiere a la comprensión por parte del niño de que el adulto
de referencia atribuye a las personas, objetos y situaciones cualidades positivas o
negativas, y que esta información se refleja en sus reacciones emocionales. A partir
de los 12 meses los niños comienzan a manifestar la adquisición de esta referencia
social (Moses et al., 2001), y comienzan a utilizar las expresiones emocionales de la
madre para guiar el comportamiento.
4
- Uso de términos mentales en los actos del habla espontáneos.
A partir del segundo año de vida se empiezan a emplear términos mentalistas, como
“saber”, “pensar” o “desear”, en las conversaciones. Más concretamente, a los 2
años y 4 meses, más de la mitad de los niños utilizan verbos relacionados con los
deseos como querer y desear. A partir de los 3 años se empiezan a utilizar otros
verbos relacionados con estados mentales como pensar y saber (de Villiers, 2007).
Entre los 3 y los 4 años, los niños con desarrollo típico empiezan a comprender como
el conocimiento está estrechamente relacionado con la experiencia, es decir,
entienden la relación entre ver y saber (Baron-Cohen, 2001).
5
Cohen et al., 1985) mediante tareas de cambio de localización o de ubicación. En
este tipo de tareas el personaje 1 guarda un objeto, sale de escena y entra el
personaje 2 que cambia la ubicación de este objeto, cuando vuelve a entrar el
personaje 1, la pregunta es ¿Dónde buscará el “personaje 1” el objeto que escondió?
Se considera que resolver adecuadamente este tipo de tareas es un marcador de la
presencia de la Teoría de la Mente, ya que es necesario entender que el personaje
tiene una creencia falsa y distinguirla de la propia y, en segundo lugar, hay que
predecir la conducta del personaje a partir de su creencia. Una de las tareas
emblemáticas de cambio de localización es la “tarea de Sally y Anne” (Baron-Cohen
et al., 1985), que podemos ver en la Figura 2.
Otro tipo de tareas utilizadas para evaluar la creencia falsa de primer orden son las
tareas de contenido inesperado, que implican una demanda cognitiva menor. En
estas tareas se muestra una caja, como por ejemplo de “Lacasitos”, y se pregunta
que creen que habrá dentro del bote, después se les muestra el contenido real del
tubo, por ejemplo un lápiz. Posteriormente, se les pide que digan qué creían que
6
había dentro del tubo y qué pensaría otro niño, que no había visto el contenido del
tubo, qué hay en el tubo.
7
- Comprensión inicial de las emociones.
Los bebés a las 4 semanas reaccionan con una sonrisa cuando les sonríen, al final
del primer año empiezan a emplear las expresiones faciales de sus cuidadores para
guiar su comportamiento y, aproximadamente a los 2 años, comienzan a utilizar
términos emocionales como triste o enfadado en sus conversaciones (Moses et al.,
2001). Entre los 3 y 4 años, los niños recurren a los deseos para explicar las
emociones de los demás, por lo que empiezan a entender la relación entre
satisfacer o no un deseo y estar contento o triste por ello. Entre los 5 y 6 años los
niños ya son capaces de entender la relación que existe entre creencias y deseos
con las emociones (Denham et al., 2003).
8
Por otro lado estaría la capacidad de
distinguir entre las emociones reales y las
emociones fingidas que se adquiere
paulatinamente entre los 6 y los 11 años
(Sidera et al., 2012).
En los actos de engaño tienen bastante protagonismo los deseos y las emociones,
es una manipulación de la información que tiene como objetivo generar una
creencia falsa en otra persona. Esta capacidad se empieza a adquirir a partir de los
3-4 años, adquiriéndose definitivamente a partir de los 6 o 7 años (Sotillo y Riviére,
2001).
Tanto los actos del habla indirectos como el lenguaje figurado mantienen una
relación estrecha con el desarrollo de la Teoría de la Mente. Los aspectos más
estudiados han sido la comprensión de las mentiras y de la ironía. La comprensión
de los sentidos no literales se adquiere alrededor de la adolescencia y el lenguaje
9
figurado a partir de los 8 años (Baron-Cohen, 2001). En cuanto a la comprensión de
las mentiras piadosas, se produce entre los 5 y los 7 años, perfeccionándose en los
años posteriores. Por último, la comprensión de los mensajes irónicos se empieza a
producir entre los 5 y 6 años y va mejorando con el paso del tiempo (Filippova y
Astington, 2008).
Desde las primeras descripciones de casos de personas con Trastornos del Espectro del
Autismo se hace especial hincapié en las dificultades observadas en el área social. Leyendo la
descripción de casos que realizó Leo Kanner (Kanner, 1943) ya se puede apreciar que esta
disfunción social es nuclear en estas personas, con observaciones como: “estaba más feliz
cuando se le dejaba solo, casi nunca lloraba para pedir ir con su madre, no parecía notar el
regreso de su padre a casa, y le eran indiferentes las visitas de sus familiares. No muestra
ninguna reacción aparente cuando se le acaricia. No observa el hecho de si alguien va o viene, y
nunca parece contento de ver a su padre, o madre, o a cualquier compañero de juego. Parece
encerrado en su concha y vivir dentro de sí mismo”.
10
3) aparece como el primer dominio sintomático junto a las alteraciones en la comunicación
(DSM-5; APA, 2013).
Flexibilidad e
Comunicación imaginación
Interacciones
sociales
Por su parte la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que existen déficits
persistentes en la habilidad para iniciar o mantener interacciones sociales y comunicación social.
(CIE-11; World Health Organization, 2018).
11
Baron-Cohen (2009) también habla de la Teoría de la empatía-sistematización para
entender el perfil socioemocional de las personas con TEA. Esta teoría clasifica a las personas
según las capacidades de empatía y sistematización: Tipo E, empatía más desarrollada que la
sistematización (“cerebro femenino”); Tipo S, sistematización más desarrollada que la empatía
(“cerebros masculinos”); Tipo B, puntuaciones similares tanto en empatía como en
sistematización; Tipo E Extremo, puntuaciones muy altas en empatía y muy bajas en
sistematización; y el Tipo S Extremo, puntuaciones muy altas en sistematización y muy bajas en
empatía. Esta teoría defiende que las personas con TEA tienden a tener más puntuación en
sistematización y poca en empatía, aproximándose al Tipo S Extremo (Figura 4). Esto explicaría
en parte el comportamiento social y el perfil cognitivo de estas personas.
12
Existe un debate acerca de si estas evaluaciones poseen capacidad predictiva sobre
comportamientos espontáneos en condiciones naturales (Parker et al., 2001).
13
emociones ajenas, comparándolas con personas con desarrollo típico. En personas con
discapacidad intelectual y autismo se observó menos excitación ante la dirección de la mirada
de otra persona o ante situaciones de peligro (Kylliäinen y Hietanen, 2006).
En el caso de niños con autismo, se observa menos atención a los rostros y una respuesta
deficitaria a la voz humana. En líneas generales los niños de 1 y 2 años con TEA muestran
dificultades para dirigir la atención a escenas sociales, tanto a los rostros como a las actividades
compartidas entre los protagonistas de la escena. Siendo este déficit nuclear en el desarrollo
posterior del lenguaje o las habilidades sociales (Campbell et al., 2014).
Junto con este déficit en el procesamiento de información a través de los rostros, las
personas con autismo también han mostrado patrones distintos de fijación de la mirada a la
hora de percibir escenas sociales (Chawarska, Macari y Shic, 2013; Shi et al., 2015) y rostros,
como se puede ver en la Figura 5 (Klin et al., 2003). En especial se observó menor tiempo de
fijación de la mirada de las personas con autismo en los ojos del rostro que están percibiendo,
siendo la zona de los ojos una de las que mas información aporta acerca del estado mental de
14
los demás. De otro lado, también hay estudios que han observado que las personas con autismo
tienen distintos patrones a la hora de mirar la boca del rostro percibido. En algunas
investigaciones, las personas con TEA que obtienen un peor rendimiento en las pruebas de
reconocimiento emocional mostraron que miraban menos a los ojos y más a la boca que
aquellos que obtenían mejor rendimiento. En líneas generales las personas con TEA muestran
una mayor atención hacía estas zonas del rostro durante tareas de reconocimiento facial y
durante la observación de los mismos (Kirchner et al., 2011; Klin et al., 2002b).
15
Figura 6. Seguimiento ocular desde los 2 hasta los 24 meses de edad (Jones y
Klin,
2013)
Figura 7. Fijación de la mirada en personas con TEA y sin TEA durante el visionado de la
película ¿Quién teme a Virginia Wolf?
16
El estudiante puede acceder a material complementario:
https://www.youtube.com/watch?v=MsXJ6w6DzjM
Proyecto bbMiradas
17
2. ¿Qué sabemos de las bases neurofisiológicas de estas alteraciones?
Se ha observado en personas con TEA una baja actividad en algunas regiones del cerebro
mientras realizan actividades de procesamiento de rostros humanos, como el giro fusiforme y
la amígdala, o en tareas en las que está involucrada la comprensión de estados mentales
complejos. En cambio se observa una mayor activación de regiones implicadas en la percepción
de partes de objetos durante tareas de discriminación facial. En líneas generales, las personas
con autismo presentan patrones atípicos de funcionamiento neurofisiológico mientras perciben
18
emociones a través de rostros humanos (Wagner et al., 2013). Incluso en edades muy tempranas
de 3 y 4 años, se han observado patrones desorganizados de respuesta neuronal ante estímulos
emocionales, apoyando la tesis de que los déficits en reconocimiento de emociones están
presentes en los TEA desde muy pronto.
Otras áreas del cerebro involucradas en los déficit sociales en el autismo son la corteza
prefrontal medial, que mantiene una actividad por debajo de lo normal durante tareas de
mentalización en personas con autismo (Kana et al., 2016; Nieminen-von Wendt et al., 2003), el
cerebelo y el surco temporal superior, que muestran un patrón de funcionamiento anómalo
durante el desarrollo de tareas de reconocimiento facial, de mentalización y reconocimiento de
la dirección de la mirada (Pelphrey et al., 2005a). En el surco temporal superior se localizan
también áreas especializadas en el reconocimiento de estímulos auditivos, especialmente la voz
humana. Las personas con TEA demuestran tener dificultades mientras perciben voces, una
preferencia deficitaria hacia la voz de la madre y un déficit a la hora de pensar en el estado
mental de la otra persona a través de la voz (Steward et al., 2013). Por otro lado las regiones
19
especializadas del surco temporal superior no se activan cuando oyen voces, pero sí muestran
un patrón normal de activación cuando el estímulo auditivo es no vocal (Gervais et al., 2004).
20
DESARROLLO TÍPICO DESARROLLO EN LOS TEA
6 Extiende los brazos anticipándose a que lo 6 Actitud menos activa y exigente. Una
cojan. Repite las acciones cuando un adulto minoría son extremadamente irritables.
lo imita. Escaso contacto visual. No tienen
respuestas sociales de anticipación.
8 Diferencia entre sus padres y los extraños.
Juegos de intercambio de objetos “dar y 8 Difícil de calmar cuando está intranquilo.
tomar” con los adultos. Juega al escondite Aproximadamente 1/3 son
(“cucú-trastrás”) y a juego similares con un extremadamente introvertidos y pueden
guión. Muestra objetos a los adultos. Dice rechazar la interacción.
adiós con la mano. Llora y/o gatea tras su
madre.
12 La sociabilidad a menudo desciende
12 El niño inicia juegos con más frecuencia. cuando el niño comienza a gatear o
Asume el papel activo y pasivo en los juegos caminar. No siente angustia con la
por turnos. Aumento del contacto visual. separación.
(Peeters, 2008)
21
El estudiante puede realizar una lectura complementaria:
Frith, U. (2004). La soledad autista. En U. Frith. Autismo: hacia una explicación del enigma.
Madrid: Alianza editorial, pp. 131-152.
A la hora de elaborar programas de intervención para personas con TEA hay que tener
en cuenta varios aspectos. Como ya hemos visto hasta ahora, estas personas tienen patrones
de pensamiento, comunicación e interacción social peculiares, por lo que las estrategias
educativas han de adaptarse a estas diferencias individuales para conseguir los objetivos que se
plantean. Para desarrollar estas estrategias educativas es necesario contar con personal
especializado, entornos adaptados (ayudas visuales), coordinación entre profesionales y entre
la escuela y el hogar, y lo que es más importante, no caer en el error de intentar que la persona
con TEA llegue a tener el mismo desarrollo socio-emocional que el nuestro. Hay que ayudarles
a interpretar las claves sociales partiendo de su mente y no de la nuestra, descubriendo sus
necesidades y no proyectando las nuestras en ellos.
Encuentro muy difícil comprender los actos sociales. En la mayoría de los casos, solo
tengo éxito si cada pequeño paso, cada regla y cada idea están anotados y numerados
uno tras otro en una columna, y entonces tengo que repasarlo muchas veces, para
aprender todas esas reglas. Pero incluso así, no hay garantía de que siempre sabré cómo,
22
cuándo y dónde aplicarlas, ya que las circunstancias que de alguna forma difieran de la
situación en la que aprendí las reglas me confundirán. Algunas personas han intentado
enseñarme aspectos sociales uniendo ideas similares, pero eso no siempre funciona,
porque las ideas parecen fusionarse, y debido a eso es muy difícil diferenciar qué es qué
y cómo, cuándo y dónde aplicarlo, porque ninguna situación es idéntica a otra. Me temo
que no tengo buenas sugerencias acerca de cómo se pueden aprender los aspectos
sociales; todo lo que puedo decir es que prefiero que estén anotados en una columna y
numerados, pero eso probablemente no servirá de gran cosa, a no ser que la persona
con autismo sepa leer, aunque supongo que se podrían utilizar imágenes que
representaran cada pequeño paso, pero incluso esas pueden resultar difíciles de
comprender para una persona con autismo. (Therese Joliffe y cols., 1992).
23
Tabla 2. Instrumentos de evaluación de la competencia socioemocional.
Autism-Spectrum Quotient (AQ) Habilidades sociales (ítems 1, 11, 13, 15, 22, 36, 44, 45,
(Baron-Cohen et al., 2001b) 47, 48), cambio atencional, comunicación, imaginación y
atención a los detalles
Reading the Mind in the Eyes Task Comprensión de emociones complejas y estados
(Revised, Adult mentales a través de la mirada
Version: RME-R) (Baron-Cohen et
al., 2001a)
Reading the Mind in the Voice Comprensión de emociones complejas y estados
(Test-Revised) (Golan, Baron- mentales a través de la voz
Cohen, Hill y Rutherford, 2007)
24
Vineland Adaptive Behavior comunicación, habilidades de la vida diaria, socialización
Scales (VABS, Sparrow, Balla y y habilidades motoras
Cicchetti, 1984)
IDEA (Riviere, 2002) Relación social, Atención conjunta, Capacidad afectiva y
de inferencia de los estados mentales, Funciones
comunicativas, Lenguaje expresivo, Lenguaje receptivo,
Competencia de anticipación, Flexibilidad mental, Sentido
de la actividad propia, Imaginación, Imitación, Capacidad
de crear significantes.
Además de contar con los instrumentos de evaluación ya citados, este proceso ha de ser
completado con entrevistas a los padres o familiares y observación de la persona en contextos
naturales.
25
El estudiante también puede consultar materiales complementarios en la página
donde se puede acceder a diversos
instrumentos de evaluación.
1. ¿Qué enseñar?
Elegir las conductas o estrategias objetivo de enseñanza. Esta tarea es una etapa crítica
dentro de la planificación de la intervención educativa, donde debemos determinar qué
momento del desarrollo es en el que debemos de enfocar la intervención. La psicología del
desarrollo neurotípico es hoy la base más eficaz para encontrar esos objetivos. Por lo tanto, el
estudio descriptivo y explicativo, de cómo el niño va construyendo, en interacción con las
demás personas, su conocimiento social es un tema de obligado conocimiento para quien
tenga que planificar la intervención educativa de alumnos con autismo. A modo de guía, en la
Figura 9 se expone un breve listado de las habilidades sociales a lo largo del desarrollo.
26
Figura 9. Desarrollo de las habilidades sociales.
En base a esta idea, se rescatarán los hitos del desarrollo social para determinar las áreas
de intervención socio-emocional, partiendo en todo momento de las potencialidades y
motivaciones del individuo.
2. ¿Cómo enseñar?
27
el uso de anticipadores visuales, a la desestructuración programada (dependiendo del nivel de
desarrollo del individuo) que es más cercana a los entornos naturales sociales (en donde las
claves son, como recordaremos, sutiles, complejas, pasajeras y variadas).
- Eliminar las barreras que la persona tiene para interactuar con otras personas (al
igual que se derriban las barreras arquitectónicas deberemos derribar las barreras
sociales).
28
Está compuesto por 190 tareas que se dividen en 4 grandes bloques:
1. Comprensión emocional.
Cada área de trabajo se introduce con una diapositiva de “teoría” que permite
contextualizar y explicar a la persona, mediante apoyo visual, en que van a consistir las
siguientes tareas a trabajar. Un ejemplo de ello se puede ver en la Figura 10, donde se recogen
todas las tareas del bloque de “Comprensión emocional/ Reconocimiento de emociones en
dibujos esquemáticos”. En este caso mediante la diapositiva de “teoría” podemos explicar que
vamos a trabajar la tristeza y que lo vamos a hacer mediante dibujos de caras de personas.
29
Figura 10. Tareas del apartado de “reconocimiento de emociones en dibujos esquemáticos”.
El programa también nos permite evaluar el aprendizaje que va teniendo cada persona,
ya que va registrando el desarrollo de cada tarea mediante: el número de aciertos, de errores,
de omisiones, el tiempo que se tarda en realizar la tarea y si se ha podido solucionar o no.
A continuación se expone una breve muestra de las actividades que recoge este
programa (Tabla 3).
30
Tabla 3. Niveles de aprendizaje del “Programa para la estimulación de la inteligencia
socioemocional”.
1. Comprensión emocional.
2. Reconocimiento de emociones en
dibujos esquemáticos
31
4. Identificar emociones según deseos.
32
2. Como se presentan las cosas en
distintas personas
33
3. Percepción de emociones a través de los ojos.
34
aprendizaje, otra de juego y una biblioteca de emociones (Figura 11), que recoge 412 emociones
organizadas en 24 grupos, con imágenes, audio y videos.
35
Por último, podemos hablar del “Let’s Face It! Skills Battery” (Tanaka y Schultz, 2008),
que tiene por objetivo mejorar las habilidades de reconocimiento emocional. En estudios
realizados se han demostrado buenos resultados después de aplicar el programa a personas con
autismo (Tanaka et al., 2010). A continuación podemos observar algunas de las actividades de
esta batería (Figura 13).
Figura 13. Tareas de “Let’s Face It! Skills Battery” (Tanaka y Schultz, 2008)
36
Figura 14. Cinco niveles de la enseñanza del estado mental.
37
Figura 15. Niveles de enseñanza –aprendizaje del estado mental (Hadwin, Howlin y Baron-
Cohen, 2015).
Perspectiva VISUAL
Perspectiva
CONCEPTUAL
Otra metodología utilizada para ayudar a personas con TEA a entender el mundo social
han sido las “Historias Sociales” (Gray y Garand, 1993). Las conversaciones en forma de
historieta y las historias sociales traducen estos secretos que rodean a la interacción social en
información social práctica y tangible para personas con TEA. Reconociendo que el estudiante
puede estar perdiendo o interpretando mal la información social importante, estos métodos
establecen el entendimiento social como un componente indispensable e integral para la
enseñanza de habilidades sociales. Los padres y profesionales primero deben aprender a
considerar el entendimiento del estudiante para una situación dada y luego tratar de asegurar,
mas allá de toda presunción, que el estudiante tiene información social precisa y especifica. Un
38
ejemplo de esta metodología se puede ver en la Figura 16, que corresponde a una de las
diapositivas del programa para la “Promoción de la Competencia Social de los adultos con
autismo mediante un programa multimedia de Historias Sociales” de la Asociación Nuevo
Horizonte (García-Villamisar y Muela, 2014b)
Figura 16. Programa para la “Promoción de la Competencia Social de los adultos con
autismo mediante un programa multimedia de Historias Sociales” (Asociación Nuevo
Horizonte)
Howlin, P. (2008). ¿Se puede ayudar a los niños con trastornos del espectro autista a adquirir
una “teoría de la mente”? Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología, 28(2), 74-89.
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para la enseñanza de habilidades emocionales y sociales en el alumnado con TEA:
una investigación colaborativa en educación primaria y secundaria. Educatio Siglo 39
XXI, 35(3), 39-64.
3.4. Recursos y herramientas de trabajo recomendadas.
40
- Juego para trabajar las emociones de la página web:
o Autismind
o Joint Attention
Training.
41
o Proyecto Emociones
- Howlin, P., Baron-Cohen, S., y Hadwin, J. A. (1999). Teaching Children with Autism
to Mind Read. Chichester: John Wiley and Sons.
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