Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Mente Cuántica y Ciencia Social

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Mente cuántica y ciencia social:

unificando la ontología social con


la física
por  Erich Luna
Ayer Alexander Wendt vino al Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Toronto a dar
una conferencia donde hacía una presentación panorámica sobre su próximo libro que está ya por
salir a fin de mes (Quantum Mind and Social Science: Unifying Physical and Social Ontology,
publicado por Cambridge University Press). Wendt es conocido por ser uno de los más importantes
teóricos constructivistas de las Relaciones Internacionales (su anterior libro Social Theory of
International Politics es considerado como uno de los más importantes de la década). Sin embargo,
en este trabajo se aleja críticamente del paradigma constructivista al que contribuyó de manera
decisiva. Lo que Wendt quiere hacer en este libro dar un giro cuántico a la ontología social,
promoviendo la unificación de la física cuántica con la ciencia social. Esto es una hipótesis de
trabajo, ya que (como podría esperarse) falta mucho para poder corroborarlo, pero lo importante es
que Wendt no pretende dar una visión metafórica del asunto (no está diciendo simplemente “hay que
hacer como si fuera cierto, o como si fuera una analogía útil”). Wendt defiende esto de manera
realista (la hipótesis es que la realidad es en última instancia física y de acuerdo a la física cuántica).
Dada la brevedad de la conferencia, Wendt no pudo explicar en detalle su interpretación de la física
cuántica (sostuvo que ello se encuentra desarrollado en los primeros capítulos del libro). Lo que sí
dijo es que hay mucho desacuerdo sobre cómo interpretar la física cuántica y que su lectura es
consistente con ciertas interpretaciones y solamente generará simpatías en algunos grupos.
Lo que Wendt sostiene es que las ciencias sociales han querido imitar o rechazar su semejanza con
las ciencias físicas a partir del modelo de la física clásica y del naturalismo (esto se expresa sobre
todo en la formación metodológica que reciben los estudiantes de ciencias sociales). Una reacción a
esto se encuentra presenta en autores categorizados como posestructuralistas o interpretativistas,
pero para Wendt el problema implícito en dichas posturas críticas es un inevitable dualismo
epistemológico y ontológico. En todo caso, uno de los problemas que surjen de esta herencia del
modelo clásico tiene que ver con cómo localizar las structuras sociales (por ejemplo, la pregunta de
dónde está el Estado) donde una respuesta es defender que son entidades no observables, conocidas
por sus efectos.

Lo que le interesa a Wendt como una consecuencia importante del giro cuántico en la ontología
social es que es posible aceptar que la realidad es física, sin tener por ello que aceptar que toda la
realidad física debe ser material (es un argumento, al parecer, contra ciertas concepciones
materialistas). Pero también las influencias de la física cuántica en teoría de juegos y en teorías de la
decisión, e incluso en la biología y la semántica, están generando nuevos campos de investigación
con un mejor poder explicativo que las versiones más clásicas de dichos rubros. Otra consecuencia
para él es que es posible contemplar que la consciencia es algo que se encuentra en grados en la
realidad y que es posible adscribir algo análogo a nivel de sub partículas, así como nivel macro y
colectivos. Esto quiere decir que para Wendt es posible con este giro, y bajo su interpretación,
comprometerse con una ontología social vitalista y panpsiquista. En el nivel de escala de los seres
humanos la tesis es que somos funciones de onda cuyas interacciones sociales colapsan las funciones
(aquí hay para él una posible convergencia de la física con teorías performativas de la identidad). Y
en el debate agencia-estructura de la teoría social, el giro cuántico permite una posición
individualista y holista donde las mentes individuales no son totalmente separables (como podría
presuponerlo un modelo más cercano a la elección racional), pero los niveles de escala no son
jerárquicos (como en posiciones más estructurales presentes en el realismo crítico), sino planos (ni
los individuos, ni la sociedad existen). Es como decir que las acciones en sus interacciones las
estructuras.

Lo que no quedó claro es que Wendt sugiere que en la práctica son como hologramas projectadas
por las mentes, pero al mismo tiempo defiende la idea de que la sociedad y el Estado pueden ser
concebidos como organismos con conciencia colectiva. Lo otro que no quedó claro es que Wendt no
suscribe lo que recientemente se conoce como “nuevos materialismos” (incluidos Latour y Bennett)
porque adscriben propiedades mentales, de agencia o intencionalidad a entidades sin subjetividad.
Sin embargo, Wendt sí afirma que la subjetividad puede ser pensada gradualmente y sostiene que las
entidades micro y macro pueden estar dotadas de algún tipo de consciencia (de ahí que se sienta
cercano al panpsiquismo). No me queda clara la diferencia en este caso. Entiendo la diferencia en
términos de fundamentación (física cuántica en lugar de algún tipo de teoría social o filosófica
vitalista), pero no en términos de rechazar la adscripción de categorías subjetivas a entidades no
subjetivas (dado que la distinción rígida y categórica ha sido abandonada por su propia ontología).

Finalmente, lo interesante es que él considera que con este giro cuántico es posible incluso dar una
base física a algunas de estas posiciones o motivos filosóficos (sobre todo Deleuze). Y como
Deleuze, cuando Wendt afirma que somos funciones de onda andanta que colapsan con interacciones
sociales, no está diciendo que se trata de una metáfora, sino de una tesis literal. Entonces lo que
plantea a los autores llamados postestructuralistas aquí es que si aceptan las constitución física de la
realidad, es posible fundamentar sus teorías físicamente en lugar de tener una mera posición reactiva
basada en el modelo clásico.


También podría gustarte