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Carta Atenagórica-Libertad

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Carta Atenagórica de Sor Juana Inés de la Cruz

Argumento sobre libertad

“La mayor fineza del Divino Amor, en mi sentir, son los beneficios que nos deja de hacer por
nuestra ingratitud. Pruébolo. Dios es infinita bondad y bien sumo, y como tal es de su propia
naturaleza comunicable y deseoso de hacer bien a sus criaturas. Más, Dios tiene infinito amor a
los hombres, luego siempre está pronto a hacerles infinitos bienes. Más, Dios es todopoderoso y
puede hacerles a los hombres todos los bienes que quisiere, sin costarle trabajo, y su deseo es
hacerlos. Luego Dios, cuando les hace bienes a los hombres, va con el corriente natural de su
propia bondad, de su propio amor y de su propio poder, sin costarle nada. Claro está. Luego
cuando Dios no le hace beneficios al hombre, porque los ha de convertir el hombre en su daño,
reprime Dios los raudales de su inmensa liberalidad, detiene el mar de su infinito amor y
estanca el curso de su absoluto poder. Luego, según nuestro modo de concebir, más le cuesta a
Dios el no hacernos beneficios que no el hacérnoslos y, por consiguiente, mayor fineza es el
suspenderlos que el ejecutarlos, pues deja Dios de ser liberal --que es propia condición suya--,
porque nosotros no seamos ingratos-- que es propio retorno nuestro--; y quiere más parecer
escaso, porque los hombres no sean peores, que ostentar su largueza con daño de los mismo
beneficiados. Y siendo así que ésta es una como nota en la opinión de liberal, antepone el
aprovechamiento de los hombres a su propia opinión y a su propio natural.”
“Hizo Dios a Judas, fuera de los beneficios generales, muchos particulares, y llegando el caso de
su sacrílega traición, lamentando Cristo, no su muerte, sino el daño del ingrato discípulo,
dice: Vae homini illi, per quem tradar ego, bonum erat ei, si natus non fuisset. Con que parece que se
arrepiente de haberle hecho el beneficio de la creación, porque le estuviera mejor el no haber
nacido que nacer para ser tan malo. Más claro se da a entender esto cuando ofendido Dios de
las maldades de los hombres determinó acabar el mundo por agua; pues, usando de las
humanas locuciones, dice el texto que dijo: Delebo, inquit, hominem, quem creavi a facie terrae, ab
homine usque ad animantia, a reptili usque ad volucres coeli: poenitet enim me fecisse eos.”
“De manera que se arrepiente Dios de haber hecho beneficios al hombre que han de ser para
mayor daño del hombre. Luego es mayor beneficio el no hacerle beneficios. ¡Ah, Señor y Dios
mío, qué torpes y ciegos andamos cuando no os reconocemos esta especie de beneficio negativo
que nos hacéis!”

Argumento
P1. Dios es infinita bondad y sumo bien.
P2. La naturaleza de Dios es hacer bien a sus creaturas y dotarlos de infinitos bienes.
P3. Dios es todo poderoso y puede hacer a los hombres todos los bienes.
P4. Cuando Dios hace bienes a los hombres, va con su propia bondad natural.
P5. Cuando Dios no le hace beneficios al hombre (porque le harían daño al hombre),
reprime su infinito amor y poder.
Conclusión: La mayor fineza de Dios son los beneficios que nos deja de hacer por
nuestra ingratitud pues, más le cuesta a Dios el no hacernos beneficios que hacérnoslos
y, por consiguiente, mayor fineza es el suspenderlos que el ejecutarlos. Así, Dios
antepone el aprovechamiento de los hombres a su propia opinión y a su propia
naturaleza.

Relación con la libertad


En este argumento, Sor Juana desarrolla lo que considera que es la mayor fineza de Dios
Padre (a diferencia de los argumentos de la tradición, que se refirieron a Dios hijo). En
este sentido, para Sor Juana, la mayor fineza de Dios es no intervenir con bienes frente a
los hombres –a pesar de que le es posible y es consistente con su naturaleza– cuando
éstos no le son beneficiosos a los hombres. Este argumento se relaciona con la libertad
en dos sentidos: teológica y antropológica; es decir, refiere a la libertad de Dios y a la
libertad de los hombres.

En este caso, me parece que el espacio de libertad referida a Dios y a los hombres es
negativa (no intervención y posibilidad de alejarse del bien); para Dios consiste en ir en
contra de su propia naturaleza y, para los hombres, consiste en no aprovechar los bienes
divinos y no ser agradecido. Así, la libertad va más allá del ámbito del entendimiento y
se inserta en el ámbito de la voluntad. Un ejemplo de esto es el caso de Judas quién, con
su libertad, decidió traicionar a Cristo. Y, en caso de Dios, asumió el haberle otorgado la
vida a pesar de que pudo haberlo no hecho.

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