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(Odisea) Tada, Sore Dake de Yokattan Desu

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Capítulo 1: La Verdadera Forma del Demonio.

El diabólico estudiante de escuela media dominó por sí solo a otros cuatro compañeros, y
obligó a uno de ellos a suicidarse.

A decir verdad, era una idea ridícula.

Me enteré de la noticia a comienzos de diciembre. Yo, que cursaba mi tercer año en la


universidad, vivía sola, así que no sabía nada sobre los acontecimientos recientes en casa. Para
mí, fue demasiado repentino.

No podía creerlo.

Masaya había muerto de repente.

Masaya era un estudiante destacado de escuela media.

Era el tipo de persona sobre la que era difícil encontrar alguna flaqueza.

Tras ingresar a la escuela media, y sin ningún tipo de experiencia previa, comenzó a jugar
balonmano, pero a su segundo año, había mejorado al punto de convertirse en el mejor jugador
del torneo de la prefectura. Más sorprendente aún que su propia evolución, fue el hecho de que
comenzó a dirigir a sus compañeros, y en cosa de un año, había llevado a un equipo débil a las
nacionales. Mediante su personalidad seria que lo impulsaba a planear al más mínimo detalle
incluso los entrenamientos, y sus palabras de aliento que agradarían a cualquier persona
independientemente de su edad, entrenó rápidamente al equipo novato hasta el punto en el que
fueron capaces de enfrentar a las escuelas más fuertes.

Sin embargo, el talento de Masaya no se limitaba a su habilidad deportiva y de liderazgo.


Lo más particularmente impresionante, he de decir, era su habilidad de aprendizaje. Poseía una
mente sin igual para personas ordinarias, y sus resultados académicos solían ser de primera, con
calificaciones que mantenían siempre los parámetros más altos. Incluso obtuvo calificaciones
perfectas en todos los infamemente difíciles exámenes de admisión a ciertas escuelas secundarias
del país. En su tiempo libre, incluso ayudaba a los veteranos del club a realizar sus tareas, y así
ganaba un poco de dinerillo extra. Ahh, ¡es alguna clase de Superman! Era un prodigio tanto en
materia intelectual como deportiva, frecuentemente aclamado por quienes le rodeaban.

“Taku Sugawara es el demonio. Nadie debería creer en sus palabras”.

Esa fue la última voluntad de Masaya. Masaya Kishitani, mencionado por los paparazzi
como “El Chico K”, escribió eso en un trozo de papel, y dejó la nota en su casillero de la escuela.
En una repentina y gélida mañana de diciembre, Masaya se ahorcó en casa. Habían
pasado tan solo dos semanas de su decimocuarto cumpleaños.

Masaya era mi hermano menor, una existencia única para mí, pues no tenía hermanos
mayores, y era un miembro de la familia que yo tanto adoraba.

Así que cuando escuché los detalles de parte de la escuela y de mi madre, no podía
aceptarlo.

El incidente estaba rodeado de misterios, probablemente debido a que todo lo que


escuché eran rumores.

Fue a principios de noviembre cuando se notaron indicios de bullying1, y se dijo que el


causante fue un chico llamado Taku Sugawara. Hizo bullying a un chico llamado Takayoshi
Komuro, y éste realizó un llamado en internet.

−Hay un bully 2 diabólico en la Escuela Media Kuzegawa. Nosotros cuatro estamos


siendo dominados por un demonio. −El texto narraba el horrible bullying al que habían sido
sometidos, como ser obligados a comer cigarras muertas y robar cosas, y todo descrito con
mucho realismo.

Tras descubrir tal registro de bullying, mucha gente lo reportó a la policía, informaron a
la escuela, y se desató una conmoción enorme.

Y entonces, en el segundo día de la conmoción, se dice que Sugawara se sintió agitado


por ello, e inició un violento incidente, demostrando que realmente existía bullying. Golpeó a
Masaya en medio del aula de clases con una botella de agua.

−El bullying es una invención, un mal necesario para llenar el alma. Ustedes solos no
podrán detener la revolución.

Sugawara se burló arrogantemente cuando fue llevado a la sala del personal.

Al ver las marcas rojas similares a una quemadura en la cara golpeada de Masaya, los
rectos adultos furiosos tomaron acción.

1
Se denomina Bullying al acoso escolar físico o psicológico al que someten, de forma continuada, a un
alumno sus compañeros y compañeras. Debido a que la palabra inglesa es empleada en el idioma español, se
mantendrá sin traducir.
2
Persona que realiza el bullying.
Obligaron a Taku Sugawara a reflexionar sobre las implicaciones del bullying, y lo
suspendieron de la escuela por tres días. Después de eso, lo separaron de las víctimas. La escuela
castigó severamente a Sugawara, e hizo que Masaya y los demás se reunieran con los profesores
a expresar sus pensamientos.

Madre compró un teléfono para Masaya, y lo llamaba frecuentemente, verificando si


Sugawara lo había contactado. Todos los días, conversaba con su hijo, haciendo su mejor
esfuerzo para sanar sus heridas emocionales.

Los adultos no fueron los únicos que tomaron cartas en el asunto. Todo el cuerpo
estudiantil estaba furioso. Se dice que hicieron bullying a Taku Sugawara como venganza. Ésto
dejaba claro que Masaya era popular.

Taku Sugawara no pudo interactuar más con las víctimas, y terminó convirtiéndose en
enemigo de todo el cuerpo estudiantil, soportando el amargo destino de una vida escolar trágica.
Nadie se puso de su lado, y él no opuso resistencia.

Pero un mes más tarde, Masaya se suicidó.

Taku Sugawara realmente era el “demonio”.

Debido a que, durante el mes qué transcurrió después del bullying, mientras Masaya
perdía la cabeza, Sugawara, por lo que pudo verse, no le hizo nada. No había evidencia, y nadie
podría culpar a Taku Sugawara. Además, los otros tres estudiantes indicaron que “no sabían
nada”.

Y entonces, cuando Masaya murió, Taku Sugawara no ofreció nada cercano a una
disculpa. Se limitó a burlarse de Masaya: “Incluso hasta el final, fue un tonto”.

El demonio nunca fue castigado, y sigue viviendo como si nada.

Era realmente extraño.

Me encontraba en el parque donde Masaya amaba jugar cuando estaba más pequeño, y
derramé una lágrima.

Había una pequeña colina en una esquina del parque, y en el centro de la colina había un
campo de juegos. Construido con plástico de colores borrosos y dando la impresión de ser alguna
clase de arte moderno, una pieza colectiva del típico campo de juegos donde los niños amaban
jugar.
Una vez ahí, lloré en silencio. Mis lágrimas siguieron fluyendo, nublando mi visión. Al
enterarme de los detalles, no sabía por qué estaba más decaída que durante el funeral, y sentí que
el corazón iba a salirse de mi pecho.

En comparación a cuando era más joven, mi campo de visión era más alto, pero
definitivamente estaba en un lugar lleno de recuerdos de Masaya. El olor no había cambiado. La
suciedad y el césped, la goma frotándose contra el plástico. Todo envolvió mi cuerpo con
gentileza, y se convirtió en el mismo aire de hace más de una década. Una vez reí y jugué aquí
con Masaya, dejándome llevar.

Pensando en ello, el momento más memorable que tenía de Masaya seguía siendo cuando
me llamó “hermana mayor”. Al pensar en esto, mi cuerpo se estremeció inadvertidamente.

−¡Tiene que haber un error!

Después de eso, grité. No sabía qué había salido mal. Quizás fue la escuela, quizás fue el
mundo, o quizás fue la existencia llamada Taku Sugawara.

Masaya era más aplicado en los estudios que cualquiera, tenía una personalidad recta, y
puede que fuese un poco arrogante, pero seguía siendo mi tierno hermano menor. No era alguien
que debía morir. No era un hermano menor que debía haberse suicidado y despedirse del mundo
sin protestar. ¡¿Cómo podría dejar vivir a Taku Sugawara mientras se regocija en la miseria
ajena?!

Algo definitivamente no está bien.

Incluso yo, una simple universitaria, me doy cuenta de ello.

Liberé todas mis emociones internas, respiré profundo, y absorbí el aire en el parque.

Y entonces apreté los puños, diciendo:

−Llegaré al fondo de esto.

Así que me decidí.

−No pasaré nada por alto, y lo analizaré todo. Lo que ocurrió en esa escuela, lo que
ocurrió en esa aula de clases, lo que encontró Masaya, lo que Taku Sugawara hizo. Voy a vengar
a Masaya.

Investigaré esto a fondo.

Ésto es, definitivamente, lo único que yo, como hermana mayor, puedo hacer por mi
hermano menor.
−Espérame, Masaya. Tu hermana mayor investigará todo por tu bien. Podré ser inútil, y
un poco despistada, pero haré mi mejor esfuerzo hasta el final.

El parque bañado por el ocaso hizo eco a mis palabras de forma de gentil.

Y entonces, dándole la espalda a aquél lugar lleno de recuerdos, y me marché.

Comencé mi investigación y me moví rápidamente.

Al día siguiente, visité la oficina del director.

Y entonces, hice frente al Director, notificándole el hecho de ser la hermana mayor de


Masaya, y, parcialmente, lo amenacé para que se reuniese conmigo. La escuela tenía la
obligación de explicar lo sucedido.

El Director Fujimoto, de cincuenta y ocho años de edad. A pesar de tener una edad
avanzada, poseía una negra cabellera, y aunque no sabía qué deporte practicaba, sus músculos
estaban anormalmente desarrollados. A través del traje, podía ver las protuberancias de los
pectorales y los gruesos bíceps.

−Estoy aquí para investigar −hablé lentamente−, por lo tanto, espero pueda seguirme la
corriente y responder a mis preguntas.

El Director Fujimoto asintió.

−Adelante. No tengo intenciones de ocultarte nada. Ésto es lo menos que un educador


puede hacer por la familia de la víctima.

Y entonces, preguntó con cierta intriga:

−¿Qué quieres saber a continuación? Sobre el bullying, o sobre el propio incidente. Te


diré todo lo que la escuela sabe.

−Lo que quiero saber es la política educativa que adoptó la escuela después de mi
graduación.

−Ohh...

El Director Fujimoto mostró una sonrisa. Con un tono serio, pregunté:

−Por favor, dígame, ¿qué es exactamente el “Test de Potencial Humano”?

Tenía que investigar la condición de Masaya.

Y así, comenzó mi investigación.


El Test de Potencial Humano.

Había una razón de peso por la que comencé mi interrogatorio con la política educativa y
no con el propio incidente.

Porque entre la información que fue revelada durante la conmoción del incidente, ése fue
el detalle que más llamó mi atención.

Obviamente se trataba de una política educativa que no era normal.

Recuerdo que dicha política fue debatida intensamente cuando se propuso.

Algunos críticos opinaron que el test era vanguardista, apropiado para la época. Algunas
empresas expresaron abiertamente su preocupación sobre esta escuela. Los medios de
comunicación lo aclamaron como un método innovador, un sistema significativo apropiado para
los tiempos modernos. Una celebridad lo calificó como “asqueroso”, pero inmediatamente fue
criticada en Twitter por ser un “hipócrita que sólo dice cosas agradables”.

Las opiniones variaban, pero no era de extrañarse por qué preocupaba a la mayoría de
japoneses.

Porque el Test de Potencial Humano era un sistema de puntaje donde los compañeros de
clases calificaban la personalidad de los demás.

El Test de Potencial Humano constaba de dos partes.

“En esta era, ¿cuál consideras que es la habilidad más indispensable para ○○? Por favor,
elija una de las tres opciones”.

“Entre los estudiantes de su mismo año, por favor mencione a las personas con XX.”

Había dos preguntas.

En el espacio con ○○, uno podía escribir “liderazgo”, “persona superior”, “persona
popular”, y todo tipo de palabras. Por ejemplo, ¿cuál es la habilidad más importante para ser un
buen amigo? ¿Qué personas con qué tipo de habilidades pueden ayudar en un festival cultural?
¿Qué tipo de habilidad se necesita para que alguien sea exitoso en su profesión? Y cosas por el
estilo.

En el espacio con XX, uno podía escribir cosas como amabilidad, seriedad, belleza,
etcétera.

Los estudiantes podían crear una lista de sus imágenes ideales y de las personas que
encajaban con esas imágenes en particular. Por ejemplo, “un líder necesita ser trabajador,
entender los sentimientos humanos y tener carisma”. “En nuestro año, la persona más trabajadora
es Kanako, la segunda es Taeko”, y así sucesivamente.
Finalmente, todo eso era convertido en puntos. Entre las habilidades que los estudiantes
evaluaban, aquellos con más puntos tendrían calificaciones más altas. Las posiciones no eran
completamente reveladas, pero los estudiantes podían ver sus propias posiciones.

Podían conocer el valor de su existencia.

Podían conocer la valoración de su personalidad.

−Por supuesto, en un principio, hubo muchas críticas. “Es increíble que los estudiantes se
califiquen los unos a los otros”, “ésto es inhumano”. Bueno, esas eran opiniones conservadoras.

El Director Fujimoto tomó un sorbo de café, y prosiguió.

−Pero es una tontería. Es imposible vivir en una sociedad moderna mediante palabras
bonitas. Qué idiotez.

−Idiotez... ¿por qué?"

−Humph, la sociedad académica antigua está colapsando en la actualidad, y eso resulta


evidente para cualquiera, ¿no es así? Es cierto que en la actualidad, existen oportunidades de
empleo injustas debido al prestigio educacional. Sin embargo, treinta años atrás, era imposible
que alguien con un nivel de educación alto ejerciese como trabajador independiente. En aquella
época, mientras se atravesase las puertas de una escuela famosa, habría innumerables
oportunidades de empleo cayendo del cielo. Ahora mismo, los exámenes de admisión a las
universidades están cambiando. Incluso existen los Exámenes de Admisión AO 1 , donde los
conocimientos académicos no son importantes. Cuando lo escuché por primera vez, no podía
creer lo que oía.

−Bueno, supongo.

−Las variaciones en la difusión las noticias, la expansión de la industria de servicios, los


avances en la robótica. En cada uno de los casos, la sociedad actual no necesita personas con
conocimientos académicos. Los que estudian duro sólo serán útiles cuando sean llevados a
empresas de corazón negro y sean explotados por ellas. Lo que la sociedad moderna necesita es
habilidad de interacción. El potencial humano, en palabras simples. Es todo lo que se necesita.
No es una idea propia, sino la ambición de la sociedad misma.

El Director Fujimoto suspiró, y al mismo tiempo, sonrió.

1
AO (Admission Office) Nyuushi: Modalidad de examen de admisión donde la universidad evalúa al
estudiante en base a su solicitud, entrevista y test tipo ensayo, prestando menos atención a sus conocimientos en las
distintas áreas académicas.
−Trabajar duro y ser centrado no será suficiente en la sociedad actual. Vivimos en una era
aterradora. Los que critican este test son tontos que no saben nada. “Oponerse a la evaluación de
la personalidad humana”, “desear una vida escolar más divertida”. Ciertamente sería mucho más
fácil. Dejen que los estudiantes realicen exámenes, que se concentren en ingresar a escuelas
prestigiosas, y obsérvenlos ser empujados al barranco de la sociedad donde serán incapaces de
defenderse solamente con sus conocimientos académicos. Después de eso, observen las
estadísticas de suicidio entre los graduados y la nueva carne en las profesiones, ¿y quizá disfrutar
de una agradable hora del té? Menudo sistema educativo tan maravilloso.

Llegado a ese punto, rió, y tomó otro sorbo de café. Era negro, sin azúcar ni leche.

Tratando de enmendar esta pausa repentina, pregunté: “¿Así que inició el Test de
Potencial Humano?”

−Mi estudiante cometió suicidio. −respondió.

No podía considerarse a eso como una respuesta a mi pregunta. Parece que él pensó lo
mismo, y añadió:

−Hace quince años, cuando aún era profesor de aula, era muy cercano a una estudiante.
Cuando se graduó, no tenía éxito buscando empleo, y producto de la depresión, saltó de un
edificio.

−...

−Mi deseo... es crear un mundo donde alguien como ella no tenga que morir. Cueste lo
que cueste.

Por primera vez, el rostro estoico que el Director Fujimoto mostraba durante las horas de
trabajo, colapsó, mostrando una vaga sonrisa al recordar el pasado, y además, arrepentimiento.

Al igual que yo, este hombre parecía cargar con la muerte de alguien más. Sin embargo,
la expresión vacía en sus ojos parecía haber visto algo que yo no debí, y sentí un escalofrío a
través de la columna.

Inadvertidamente, detuve el movimiento del bolígrafo en mi mano. El Director Fujimoto


exhaló un largo suspiro, y cuando se recuperó, recobró su rostro de siempre, reanudando la
charla:

−Pero hablando de la sociedad moderna, incluso sin un Test de Potencial Humano o algo
por el estilo, los estudiantes de escuela media se discriminan entre ellos. Después de todo, en esta
era moderna, las calificaciones no son absolutas. Al no poseer un punto de referencia absoluto,
los estudiantes sólo pueden evaluarse los unos a los otros. Simplemente los convertí en valores.
Sentía curiosidad por la estudiante que el Director acababa de mencionar, pero la
conversación no tardó en ser dirigida nuevamente al Test.

−Así que tras convertirlos en valores... ¿les hace competir?

−Es distinto a competir. Simplemente, mostrar los valores promoverá un cambio. Con
este método, espero que los estudiantes puedan volverse más útiles a la sociedad. Éste es un
verdadero deseo como educador.

El Director Fujimoto dejó de hablar por un momento. Durante ese lapso, escribí de
inmediato todo el contenido en una libreta que había preparado de antemano. Mientras escribía
furiosamente, me dijo: “Tras haber escuchado tantas cosas, supongo que estarás estar cansada”.

Sólo podía responder: “Para ser honesta, lo estoy”. Al recibir tanta información
verbalmente, mi cerebro era simplemente incapaz de procesarla completamente.

Terminé mi café.

−¿Otra taza? −preguntó el Director.

−Por favor. Con más azúcar.

El Director Fujimoto me dio una segunda taza de café, y una vez más, pregunté:

−¿Y bien? ¿Cómo lo recibieron los estudiantes? Quiero conocer la opinión de ellos.

−Bueno, hubo un montón de evaluaciones, como era de esperarse. Algunos sintieron que
manejar las relaciones humanas era demasiado fácil, y muchos otros se sintieron débiles como
resultado.

−¿La habilidad de interacción mejoró como usted esperaba?

−No podría resumirlo todo. Sin embargo, un grupo de empresas tienen en muy alta estima
al Test. Declaran que si buscasen llenar una vacante, preferirían tomar al mejor en el Test de
Potencial Humano que al mejor en el área académica. Sabia decisión. Ésto debería seguir
expandiéndose a…

Pausando en ese punto, el Director dijo:

−…Bien, eso debería ser todo. Supongo que lo que quieres investigar es a tu hermano
menor. Este Test no es más que parte del entorno del incidente.

−Sí.
−La escuela no puede censurar tus acciones. Respetaremos los derechos de la familia de
la víctima de saber la verdad. Aún así, espero que evites abrir las heridas de los demás
estudiantes. Después de todo, protegerlos es nuestra obligación.

−Por supuesto, seré cuidadosa.

−¿Algo más?

Había algo más.

Vacilé ligeramente. Sin embargo, dejé el bolígrafo sobre la mesa, y levanté la cabeza.

−Masaya, y Taku Sugawara, ¿cuáles eran sus posiciones en el Test? −pregunté.

Incluso el Director Fujimoto mostró un completo disgusto ante esa pregunta.


Probablemente no quería revelar el secreto de un estudiante al público. Tras considerarlo, y
hacerme prometer que no lo revelaría al público, me lo dijo:

−Para el final del semestre, entre las 381 personas cursando segundo año, Masaya
Kishitani ocupaba la cuarta posición. Sus amigos, el trío víctima de bullying, Shunsuke
Ninomiya, Kouji Watabe y Takayoshi Komuro también poseían altas calificaciones. Los cuatro
eran muy populares entre sus compañeros.

−...

−Sin embargo, Sugawara obtuvo la posición 369. Es una persona que a nadie agrada,
pero aun así hizo bullying a cuatro personas populares.

Finalmente, el Director Fujimoto me dedicó una críptica línea.

−Sugawara dijo una vez: “Ésta es una revolución. La revolución aún debe llegar a su fin.”

¿Llegar a su fin?

Pregunté sobre el significado de tales palabras, pero el Director simplemente negó con la
cabeza.

−¡Esto es muy sospechoso! ¡El Director Fujimoto emanaba tal olor a sospecha, que todas
las tiendas de perfume en el mundo podrían cerrar!

En cuanto llegué a casa, lo primero que hice fue gritar. Tiré mi bolso a un lado, dí un par
de vueltas, y me removí el abrigo mientras hacía sonidos extraños como "ahh, "oohhh", y
comencé a subir y bajar las escaleras. Entonces, corrí hacia el cuarto de Masaya, que aún no se
había limpiado, y caí al suelo. Agité mis piernas en el suelo por dos minutos, como si nadase, y
finalmente logré calmarme.

Nunca fui buena con ese tipo de cosas, y sin importar cuántos años habían pasado, no
había cambiado. No podía mantenerme calmada frente a ese terrorífico Director Fujimoto.

−Pero ahora sé que la escuela no es ordinaria.

Levanté mi cara de la almohada, y repetí todo lo que había escuchado del Director.

−Dejemos de lado el asunto de si el Test es bueno o malo. No logro entenderlo. ¡Pero! Lo


que puedo entender es que esa escuela es un entorno único.

−Es decir, en esa clase de ambiente educativo, en el aula de Masaya, lo que sucedió...

Por supuesto, la acción obvia sería preguntarles directamente a las personas.

Sin embargo, fallé en conseguir una entrevista con los amigos que estaban siendo
víctimas del bullying junto a Masaya. Fui rechazada por sus padres, y considerando la juventud
de los involucrados, sus emociones son delicadas. Si fuese a involucrarlos más, en especial con
los paparazzi merodeando, podrían colapsar.

−Pero esto no es suficiente. Si dejo las cosas como están, no podré resolver nada.

Recordé las relaciones de Masaya.

−La novia de Masaya... es imposible. Debido a su situación actual, no puedo preguntarle...

La conocí una vez, era una chica tan hermosa que incluso yo sentiría celos.

Pero a este punto, sería imposible que ella me escuchase.

−Entonces, ¿a quién podría preguntarle?

Rodé sobre la cama, y examiné la habitación de Masaya. Entonces, divisé una notebook.
Madre la compró para él. Él se puso tan arrogante, aunque sólo estaba en la escuela media. Yo
apenas obtuve la mía cuando ingresé a la universidad.

−... ¿Supongo que su historial de búsqueda fue investigado?

Todos los mensajes, emails, y las carpetas de documentos debieron ser investigados.
Incluso la información eliminada del software que pudiese recuperarse. Pero no había nada
relacionado a Taku Sugawara, de acuerdo a la policía.

Sin embargo, podría haber algunos detalles que fueron pasados por alto.
Me levanté de la cama, e inmediatamente encendí la computadora. Abrí su navegador, y
chequeé su historial de búsqueda en Internet. Había algunos sitios para adultos, cosas que
cualquier estudiante de escuela media vería.

−Así que incluso investigaron eso...

Probablemente, Masaya nunca pensó que todo su historial de internet sería recuperado, o
que su vida sexual sería revelada al público. Lo siento mucho. Tu hermana mayor hará de cuenta
que no ha visto nada.

Mientras soportaba la culpa, seguí buscando historiales anteriores, y entonces...

"¿Cómo evitar ser espiado?"

Ví esas palabras.

Mi cuerpo se congeló. ¿Masaya temía por su privacidad? Verifiqué la fecha. Fue


exactamente hace seis meses. En otras palabras, fue en el momento cuando se supone que
Sugawara comenzó a hacer bullying a Masaya. Por supuesto, era imposible prevenir el ser
espiado.

−Masaya...

El Test de Potencial Humano.

¿Qué fue lo que nació de una escuela con aquél extraño sistema de calificaciones?

¿Por qué Masaya se suicidó? ¿Por qué temía a los intrusos?

¿Quién era exactamente Taku Sugawara?

Tenía que encontrar todas las respuestas.

Para acercarme a la verdad del asunto, decidí buscar la ayuda de mi “arma secreta”.
Capítulo 2: Nadie Más Sabe.

Existen maneras mediante las cuales puedo hacerme uno contigo.

No porque mi vida sea particularmente especial, ni porque tenga pensamientos extraños.


Es sólo que soy demasiado estúpido. Por supuesto, no estoy hablando sobre ti. Me refiero a mí
mismo.

En un rincón de cierta aula de clases, me encontraba ensimismado con indiferencia, y así


terminó el día. Nadie me habló, y parecía que yo era el único abandonado en mi propio mundo.
La campana intervino. Durante la mañana, todos hablaban sobre el programa de televisión de la
noche anterior; al mediodía, comían platillos deliciosos en el cafetín; al atardecer, o en el camino
de regreso, decidían que restaurante de comida rápida visitar. Todos me excluían.

Estoy solo.

Las mesas, la pizarra, el estuche para lápices, los uniformes, los bolsos, los libros, la ropa
de gimnasia, los cuadernos; todo parecía residir en un mundo diferente al mío.

Así que, por favor, búrlate de mí.

Para que pueda hacerme uno contigo.

Lo que relataré a continuación es una vergonzosa historia mía.

Todos los chicos de catorce años son idiotas, pero yo soy el mayor idiota de todos.
Quizás mi cerebro está corroído por ilusiones, y soy víctima de una enfermedad extraordinaria.

Por ello, te ruego seas comprensivo sobre mi rechazo, mis reveces, y al mismo tiempo,
mírame.

Mira como este ser vergonzoso, indecente, estúpido, y cuya razón de ser es odiarse a sí
mismo, inicia una pequeña guerra revolucionaria.

Mi nombre es Taku Sugawara.

Hay cosas que nadie más sabe.

Por ejemplo, que el currículo escolar se vuelve realmente aburrido cuando no tienes
amigos.

Por tal motivo, siempre estoy solo en el aula de clases, sentado junto a la ventana, de cara
al sol, reflexionando sobre los pensamientos que tiene una basura como yo.

Esta vez, mi mente debatía: “¿Elegirías ser la persona más desafortunada del mundo? ¿O
la segunda persona más desafortunada del mundo?”
Decide durante los próximos dos segundos.

Todos estarían de acuerdo en elegir “ser la persona más desafortunada del mundo”.

Pero de ser así, es extraño. Inesperadamente, ¿ser la persona más desafortunada del
mundo es preferible a ser la segunda persona más desafortunada? Una falacia como esa resulta
un poco extraña. Pero quizá, si vamos a ser desafortunados de todas formas, bien podríamos ser
lo más desafortunados que podamos.

Porque cualquiera le donaría a los niños de África, pero nadie me donaría a mí.

Un estudiante de escuela media, con bajas calificaciones, baja habilidad atlética, incapaz
de conseguir novia, viviendo una vida de no hablarle a nadie, que ni siquiera puede llamarse vida.
Incluso aunque vivo esta clase de vida desafortunada, nadie se preocupa por mí.

Sólo me ven como una existencia de pobre impresión.

Yo, quien no soy más que “aire” en el aula de clases, soy incapaz de obtener amor de
nadie.

Y así, obstinadamente, transferí mi venganza hacia los niños hambrientos de África.

(No, no, sé que ellos realmente tienen problemas. Pero sí que obtienen amor de los demás.
En mi caso, si buscase en el mundo entero, no sería capaz de encontrar a alguien que me amase,
y eso es un hecho. Ahh, maldición).

Por supuesto, no importa que nadie me entienda. Para resumir, ésto no es más que un
desvarío de un estudiante de escuela media que no es muy brillante.

Y entonces, en octubre, mis pensamientos se volvieron tan salvajes como lo harían los de
una basura.

Por eso estaba a trece puestos de ser el último en el Test de Potencial Humano.

Aquél día, tuve una conversación con Kotomi Ishikawa.

Ese incidente ocurrió hace dos meses.

La Escuela Media Kuzegawa, a la cual asisto, es famosa por el montón de trabajo grupal
que exige.

Todos los martes, cada clase se divide en grupos de cuatro estudiantes, y responden a una
pregunta muy sencilla.

“Las nuevas atracciones turísticas en Ciudad Kuzegawa”, “Objetos indispensables para


llevar a una isla desierta”, “Una nueva actividad comercial para reemplazar San Valentín”, esos
eran los temas, que ni por asomo discutíamos en conversaciones cotidianas, y hacíamos un sorteo
para dividirnos en grupos de cuatro personas. Era una lección ideada deliberadamente para que
aquellos estúpidos que no fuesen buenos con las palabras, tuviesen la oportunidad de hablar.

Pero yo simplemente no lograba disfrutar esta clase en lo absoluto, y no es algo que


pueda explicar. Quizás porque sentía que ese trabajo en equipo no era más que una herramienta
para ganar puntos en el Test de Potencial Humano. Nos devanamos los sesos sólo para que los
demás voten por nosotros. Menuda estupidez.

Por lo tanto, nunca me uní a la conversación mientras el trío frente a mí hablaba sobre
“los nuevos productos de una cadena de tiendas de hamburguesas”. Incluso si me pedían una
opinión, me limitaba a decir “fíjense en la era”, “fíjense en la ocasión”. Después de todo, sí que
soy basura.

El estudiante de élite Kanda Setogura me dedicaba sonrisas educadas al principio,


intentando sonsacarme alguna opinión, pero terminó por rendirse e ignorarme. La chica con aires
de delincuente, Ayaka Tsuda, consideraba mala suerte el haber sido agrupada conmigo,
mostrando rencor en sus palabras, e incluso fulminándome con la mirada algunas veces.

−Oye, Sugawara. Por favor, dí algo.

Finalmente, Setogura me dedicó una mirada inexpresiva, mientras decía eso.

−Siento que mi vida en la escuela media terminará sin haber podido hablar contigo,
Sugawara.

Al menos respondí: “Lo siento...”, si me disculpaba, me dejarían estar, al menos.

Y tal como esperaba, Tsuda le dijo de inmediato a Setogura: “Suficiente, Kanda. Ignora a
ese bastardo”. Presionado por Tsuda, Setogura apenas logró cambiar al siguiente tema.

Lo siento. Aunque esta vez, lo dije secretamente en mi corazón. Lo siento, por hacerlos
preocuparse por esta basura.

Y así, nuestro grupo terminó decidiéndose por una “hamburguesa de bashimi” 1 . Por
supuesto, fue Setogura quien presentó.

El grupo que logró emocionar a la clase entera fue el de Masaya, quienes decidieron una
“hamburguesa waffle”, las cuales consistían de waffles con frutas y crema en el medio. Una
alegre Ninomiya se burló de él, diciendo: “Eso no es una hamburguesa, ¿o sí?”, sólo para recibir
la actitud indiferente de Masaya como respuesta: “¿Quién dijo que había que usar sólo el menú
principal?”. Ninomiya jugueteó con su largo flequillo, haciendo movimientos exagerados que

1
Carne de Caballo.
hicieron reír a todos. Incluyendo a Tsuda, las chicas en clase observaban la disputa. Era el típico
trabajo grupal.

Yo también observé a Masaya. “Bastardo”, lo insulté en silencio y abandoné el aula.

Fue después del trabajo grupal, tras las clases, cuando hablé con Ishikawa.

El lugar fue la biblioteca de la escuela, de donde solía pedir prestadas novelas ligeras para
leer. Catorce años de edad, y seguía saltándome a todos los grandes de la literatura japonesa,
eligiendo esas lecturas fáciles. Soy el tipo de persona que se jactaría diciendo “Mi afición es la
lectura”, y entonces añadiría con suavidad: “...pero sólo de novelas ligeras”.

En mi escuela, la biblioteca contaba con un buen repertorio de novelas ligeras, las cuales
eran las mejores acompañantes para un estudiante de escuela media con poco dinero. Además,
había dos estanterías llenas de ellas. Dejé de pensar, y comencé por el lado derecho de los libros
de bolsillo pulcramente ordenados, tomándolos en orden de su estantería. Si la chica que aparecía
ilustrada en la portada no era linda, lo devolvía. Así era como los elegía, buscando mi
entretenimiento al llegar a casa.

Era después de clases, así que había muchos estudiantes a mí alrededor, pero no
importaba. Todos, aparte de mí, eran personajes de relleno. Por lo tanto, me impactó cuando
escuché a alguien decir mi nombre.

Podría decir que es digno de un titular que alguien diga mi nombre fuera de la hora de
trabajo grupal.

−¿Vienes a la librería a menudo, Sugawara?

Era la voz de una chica.

Al girar la mirada, me percaté de que la compañera de clases llamada Kotomi Ishikawa


estaba a mi espalda.

Es una chica alegre de cabello negro cuyo diámetro distaba entre mediano y largo. Mis
recuerdos de ella se resumían en que siempre sonreía elegantemente en clases. Esta chica se
encontraba frente a mí, como un niño que ha encontrado un vidrio, y mostraba una sonrisa
inocente.

−Eh, ah, ¿qué?

Tartamudee notoriamente mientras preguntaba. ¡Qué voz tan vergonzosa!

Pero Ishikawa no se burló de mí, y me dijo con seriedad:


−Te esforzaste mucho en el trabajo grupal. Me pareció que la hamburguesa de bashimi
era buena, pero no obtuvimos buena recepción de la clase. Es un poco molesto, ¿no te parece?

Y de pronto, comenzó a hablar como si fuese mi amiga.

¿Qué pasa con ella?


Es cierto que en el grupo habíamos cuatro personas: Setogura, Tsuda, yo, y otra persona,
que era Ishikawa. La recuerdo aportando ideas poco realistas como “¿Qué tal si añadimos sopa
de miso al pan” o “creo que añadir salsa matcha sería una idea innovadora”.

A mis compañeros Setoguchi y Tsuda, quienes estaban agrupados conmigo (que nunca
tuve la intención de participar), e Ishikawa (que sólo dijo cosas extrañas todo el tiempo), sé que
no tengo derecho de decirlo, pero mis condolencias para ustedes dos.

−Bueno... creo que ya existen las hamburguesas de bashimi en Kumamoto.

Dado que ella me había hablado, no podía simplemente ignorarla, así que murmuré algo
en respuesta.

Ishikawa agrandó los ojos, y comentó: “pasamos eso por alto”. Entonces miró el libro de
bolsillo en mis manos, y dijo: “Ah, esa es una novela ligera, ¿no? ¿Me harías algunas
recomendaciones, Sugawara?”

−...

Mis pulgares aplicaban tanta fuerza sobre el libro que parecían estar a punto de romperlo,
mientras cambiaban de color. No era que odiaba las novelas ligeras, simplemente reaccioné sin
pensarlo. No entendía las intenciones de esa chica. ¿Por qué tendría ella, quien siempre charlaba
con emoción sobre bandas y artistas, que hablar con alguien sombrío como yo?

Como una liebre acorralada, me puse en guardia. Sin embargo, Ishikawa no parecía
comprender la razón por la que reaccioné así, e inclinó la cabeza, confundida.

Estaba atrapado entre ella y la estantería más alta que yo, en el rincón más sombrío de la
biblioteca. Por algún motivo, guardamos silencio, mirándonos el uno al otro.

−...Sólo quiero hablar contigo. −La primera en romper el silencio fue Ishikawa− Quiero
que me conviertas en tu discípula, Sugawara.

−¿Eh?

−Por favor, acéptame como tu discípula.

No podía mantener su ritmo, y mientras me mantenía escéptico ante la situación,


Ishikawa inclinó su cabeza hacia mí, mostrando la parte trasera de su hermoso cuello. ¿Qué es
esto? ¿Es alguna jugada que está de moda entre las chicas? ¡No entiendo nada!

−P-Por favor, levanta la cabeza.


Si alguien más nos veía, definitivamente daría pie a un malentendido y yo acabaría
lastimado. Mientras yo rogaba fervientemente, Ishikawa parecía divertirse con mi torpeza, y
soltó una risita mientras se levantaba.

Puedo decir, sin temor a exagerar, que exhalé el suspiro más profundo del año, y dije:

−¿Qué está pasando...?

Y entonces, Ishikawa finalmente se percató de que no se había explicado apropiadamente.


“Ah”, gritó, y dijo:

−Porque eres una persona increíble, Sugawara.

−¿Increíble?

−Así es. Incluso hace poco, en el trabajo grupal. Tienes una personalidad fría y analítica
que te permite observar todo desde tu propia perspectiva, ¿no es así? No parece importarte lo que
los demás piensan sobre ti. ¿Podríamos decir que no sigues la corriente fácilmente?

−No… en realidad no es así...

−¿No?

−La verdad es que no tengo amigos...

Lo dije, pero era una respuesta trágica.

Pero es la verdad, y no puedo hacer nada al respecto. Si yo era considerado alguien


increíble, entonces Ishikawa se encontraba en el nivel de un monstruo que sólo se veía una vez
en el milenio.

Ishikawa negó con la cabeza.

−Ah, no, puede que tengas pocos amigos, pero ese no es el punto. Más bien, parece que
no quieres hacer amigos. Diría que no seguirías la corriente para ganarte la aprobación de alguien.
Ignoras sus opiniones; o algo así. En fin, eso me parece genial. Realmente admiro eso.

Puedes elogiarme todo lo que quieras, pero ni siquiera yo pensaría de esa forma.

Es extraño que reciba un simple elogio al año. Yay. Estaba encantado. En otras palabras...

−De hecho, sí que me importa lo que piensan sobre mí. −le respondí.

−¿Por ejemplo? −preguntó Ishikawa.

−Me alegra ser considerado “genial”.


Tras haber indicado eso, Ishikawa soltó una risita. Entonces golpeó mi pecho,
provocando que perdiese mi equilibrio, y dijo:

−No eres el tipo de persona cuyo ego se infla al recibir un elogio. Pero ésto es distinto,
¿no lo crees? Es como dejar caer una moneda de 500 yenes mientras se está caminando, ¿no?
Eso te hace diferente a mí, a nosotros. Así que... te envidio, Sugawara.

Esa metáfora que no entendí contenía un vago tono de auto reproche. A pesar de ello, su
voz no se tornó completamente sombría. Se escuchó como si estuviese bromeando.

Y cuando intentaba proseguir con la conversación, escuché a unas chicas tras las
estanterías.

−Kotomi, ¿dónde estás?

−Se perdió, ¿cierto?

Parecía que Ishikawa había venido con algunas amigas, y también lució sorprendida
cuando escuchó las voces. ¿Vino a verme sin decirles? Parece que realmente está perdida.

Levanté mi mano levemente, y dije: “Te están llamando. Adiós”.

−La próxima vez, te volveré a pedir que me aceptes como discípula. −Ishikawa se
despidió con la mano− Hablaremos la próxima vez, mi futuro maestro.

¿A qué venía ese título? Le respondí, y comencé a abrigar dudas sobre mis sentimientos.

Por algún motivo, sentí cierta nostalgia tras despedirme de Ishikawa, o mejor dicho, un
impulso de suspirar. Tras hablar con alguien familiar, la fatiga me invadió. Era un sentimiento
realmente complicado.

Mientras se disponía a irse, Ishikawa me dijo algo extraño:

−Sugawara.

−¿...Qué?

−Si te dejo tocar mis senos, ¿votarías por mí en próximo Test de Potencial Humano?

−¡¿Eh?!

¿Escuché mal?

Por supuesto, al escuchar semejante pregunta así de repente, no pude responder.

Después de un momento de silencio, Ishikawa me dedicó una sonrisa traviesa, diciendo


“es broma”, mientras desaparecía entre las estanterías.
Cuando estaba en primaria, una vez le hablé a un compañero de clases, cuyo nombre ya
olvidé, y le dije: “regresemos juntos a casa”.

Su respuesta fue: “No quiero involucrarme contigo”.

Por lo tanto, Ishikawa definitivamente estaba malinterpretando las cosas. Se sentía


realmente estúpido.

Ella no debería envidiar a alguien como yo.

Es cierto que no me importa lo que piensen los demás. Sólo tengo un mínimo interés en
eso. Mínimo. Sólo eso.

Pero ella no sabe la razón por la que me volví así.

No sabe sobre mi posición en el Test de Potencial Humano.

De haberlo sabido, podía simplemente haberme llamado “basura” las veces que quisiera.
No debería entablar amistad conmigo.

Aunque nadie sepa cuando voy a cambiar de asiento, aunque nadie se empareje conmigo
en clases de gimnasia, aunque nadie me invite a salir durante el festival cultural, aunque ninguna
chica se interese por mi primera vez, aunque a nadie le importe mi ayuda en los trabajos grupales.

Aun así, a pesar de ser basura, con la posición 369, mientras ignore las miradas de los
demás, puedo seguir viviendo en paz.

−Hola, ¿estás ahí? −me llegó un mensaje aquella noche.

Mis padres estaban trabajando, y solían llegar tarde a casa.

Además, no tengo hermanos, así que no había dudas de que estaría solo al llegar a casa.
En ese sentido, no era distinto a estar en la escuela.

Desde la primaria, los adultos que me rodeaban ese mostraban obstinados, preocupados
por mí, pero a decir verdad, su lástima era lo que más me molestaba. Inesperadamente, comer
solo no está mal, siempre y cuando se esté acostumbrado a ello; especialmente cuando ha sido
parte de mi día a día desde que era niño.

Agregué repollo, cebollas, y panza de cerdo al miso1, friéndolos juntos. Rápidamente,


agregué cebollas verdes a otra olla para cocinar sopa de pollo, y la serví con arroz cocido.
Envolví la porción de mis padres y la metí al congelador.

1
El Miso, que en japonés significa “fuente del sabor”, es un condimento aromatizante y fermentado que le
añade sabor a las comidas.
En la sala de estar, cuyo tamaño era mayor a veinte tatamis y estaba decorada con un
estilo único, comencé a leer novelas ligeras solo. Como siempre.

Y justo cuando iba por la mitad de la novela, la computadora, colocada al otro lado con
respecto a la televisión, dejó escapar un pitido. Me acerqué a la pantalla, y era un mensaje de Sou.
Había un mensaje muy alegre en la ventana de chats.

−Ha pasado tiempo, Sou. ¿No habías dicho que estabas ocupado?

Dejé el libro de lado, y escribí sin mirar el teclado. Y entonces, me respondió al instante.

−No, no. No hablemos sobre mí. No tengo nada interesante que contar. En fin, dime qué
hiciste en la escuela hoy.

Lo normal, supongo.

Ha pasado más de medio año, creo, y aunque nos ponemos en contacto de vez en cuando,
Sou nunca habla sobre sí mismo. Por lo tanto, no sé su sexo, edad o profesión.

Él (ni siquiera sé si es hombre o mujer, pero por ahora lo mencionaré como “él”) es
alguien que conocí durante la clase de computación en la escuela. Todas las semanas, durante esa
clase, deambulaba por internet perezosamente, y lo conocí en una sala de chat que apareció de
pronto.

Parecía que quería hablar conmigo. Tras un par de ocasiones, nos comenzamos a llevar
bien.

Parece que le interesa escuchar las historias de los demás.

Así que, como siempre, le conté a Sou lo que había sucedido hoy. Parecía interesado en
el asunto de Ishikawa. No podía mencionar su verdadero nombre, así que la llamé “Señorita I”.

−Señorita I, ¿eh? Por tu conversación con ella, puedo notar que eres de los que se
acobardan a medio camino.

Veneno sin piedad alguna aparecía escrito en el monitor. Como siempre.

−Tratas de actuar como el tipo de persona al que no le importa lo que piensan los demás,
pero estás celebrando el hecho de que una chica te habló. En cualquier caso, eres un estudiante
ordinario de escuela media. Ahh, qué vergüenza, qué vergüenza. Si ser basura es un arte, tú ni
siquiera tienes sentido artístico.

−No creo ser un estudiante especial. Tampoco me he interesado nunca por el arte.

Por cierto, ¿yo estaba celebrando aquello? Sí, supongo que tiene cierta razón sobre eso.
−Bueno, no es como si dejarte en vergüenza fuese algo nuevo para tí.

−Eres un pesado. Ya lo sé.

−En fin, lo que importa son tus sentimientos. ¿Qué opinas de la Señorita I? No, me lo
imagino. Estás fantaseando, ¿cierto? Las basuras son aterradoras. Tienen un exceso de deseo
sexual, pero nadie a quien dirigirlo. Te excitarás de inmediato en cuanto encuentres a ese alguien.

−...

Leí el párrafo dos, tres veces, y una vez en voz alta. Me levanté de la silla, y me tomé una
taza entera de té. Después, fui al baño, abrí el grifo al máximo y me lavé la cara con mucha agua.

La razón era simple. Quería ocultar el hecho de haberme puesto nervioso.

La conclusión de Sou estaba casi completamente en lo cierto. Maldición, parece que la


basura es fácil de leer. Qué criaturas tan simples. ¿Soy un insecto?

Sin otra alternativa, abrí la sala de chat nuevamente, y escribí: “¿Algún problema con
eso?”

−Cielos. ¿Al menos no intentarás ser una basura con sentido artístico? ¿Por qué eres tan
cobarde? Te riñen y no intentas enfrentarte a los demás. Lo único que tienes que hacer es
devolverle el golpe a la chica que te está coqueteando. Sólo necesitas ser una persona que se
postra ante el poder y el dinero, pisoteando a los débiles.

−Espera. ¿Qué tiene eso de artístico?

−Todo.

−¿Hablas en serio?

−En serio, estoy preocupado por ti. ¿Qué es lo que quieres? ¿Quieres gustarle a las chicas
o no? ¿Actuarás pasivamente por el resto de tu vida?

−Comprendo lo que quieres decir. No, a decir verdad, sólo entiendo la mitad.

−Ya veo, la mitad. Bueno, tu vida en la escuela media también está a medio terminar.
Siempre que tengas algún problema, puedes hablar conmigo. Después de todo, debes estar
pensando en lo que quieres hacer con tu vida, ¿no es así?

−Mmm...

Lo que quiero hacer con mi vida, ¿eh?


Observé fijamente la pantalla, reflexionando. Sin embargo, no se me ocurrió qué
responder. Tenía la mente en blanco.

−Por cierto, ¿qué edad tienes, Sou? ¿Estudiante de secundaria? ¿Trabajas? Siento que me
has estado observado de una posición más alta. −Cambié el tema.

−Estoy impactado. Estás tratando de cambiar el tema. −Pude sentir un suspiro al otro lado
del monitor− Hablaré sobre mí otro día.

Sou evadió mi pregunta, y se desconectó.

¿Quién es el que huye? Le respondí a nadie en particular.

Algunas veces me pregunto, si fuese Masaya, ¿qué pensaría él?

O, si le preguntase, ¿qué sugerencias me daría?

De ser posible, por favor, dime.

Dime, tú, que estás en el mismo lugar que él.

Sucedió cinco días después.

¿Existe algún término específico para ello? O sea, todos tienen este tipo experiencias, ¿no?
El fenómeno particular de no encontrarse a una persona en particular hasta que ocurre una
coincidencia particular, y de pronto comienzas a encontrártela en todas partes.

En fin, Ishikawa y yo volvimos a encontrarnos.

Puede que sea sorprendente, pero solía visitar el planetario a las afueras de la ciudad al
menos un par de veces al mes después de la escuela. No quiero decir con ésto que me interesan
las estrellas, o que saldría sólo para ver el cielo nocturno; ni siquiera recuerdo cómo usar el filtro
de las constelaciones. En otras palabras, simplemente me gusta el planetario. No me pregunten
por qué. A fin de cuentas, sólo puedo congeniar con aquellos que poseen la misma personalidad
basura que yo.

Sólo cuando estoy dentro de este edificio puedo olvidarlo todo.

Incluso el deseo de olvidarlo todo.


Por lo tanto, fue una completa coincidencia que me encontrase a Ishikawa en el
planetario.

Ella estaba al otro lado del proyector. Sólo me percaté de ello cuando fui reflejado por él.
Quizá se debía a que era un día de semana, pero el centro de ciencias estaba casi desolado,
aunque había unos pocos visitantes. Ishikawa y yo éramos los únicos en el Planetario. El
pequeño hemisferio mostrado en el techo proyectaba un número infinito de estrellas, girando a
nuestro alrededor.

La Vía Láctea pasó tras ella, mostrando su cara.

Algo parecía reflejar la luz en el rostro de Ishikawa.

Reflexionando sobre de qué se trataba, la proyección terminó antes de darme cuenta.

−¿Por qué estás llorando?

Le pregunté. A diferencia de en la escuela, no tartamudee.

Ishikawa probablemente notó mi presencia en algún punto, porque no se sorprendió al


verme.

−No lo hago.

Respondió con expresión seria.

No lograba entenderla.

Las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas, y aún así no lo admitía.

−Me parece que lo haces.

−T-te equivocas.

−¿Acabas de sollozar?

−Sólo fue tu imaginación.

−¿Te atreves a jurárselo al dios del planetario?

−Por supuesto.

Pero se negó obstinadamente a admitirlo. Apreté mis puños firmemente, y los puse con
fuerza sobre mis rodillas, estremeciéndome.

Fui el primero en ceder. Incluso si demostraba que Ishikawa estaba llorando, no ganaría
nada con ello. Ishikawa no estaba llorando. ¿No es genial eso? Ahh, qué mundo tan maravilloso.
Así que me levanté de mi puesto, dí un rodeo al proyector y me acerqué a ella. Saqué una
barra de chocolate de mi bolso y se la entregué.

−Para tí. No puedes llorar mientras comes. −añadí.

¿No pude haber dicho algo más interesante? Realmente quería retractarme.

Por supuesto, Ishikawa no habló, limitándose a recibir el chocolate.

Al ver esto, le dí la espalda y me alejé rápidamente. Era demasiado vergonzoso hacer


algo impropio en mí.

Pero nadie podía continuar haciendo cosas impropias, ¿cierto?

“Hice algo realmente extraño”, pensé mientras me dirigía a la salida.

En ese momento, ella tomó mi mano derecha, y tiró de mí. Su calidez alcanzó mi mano.

Me volví, y encontré a Ishikawa con lágrimas en los ojos mientras me miraba. Entonces
me habló con una voz diminuta, como la de un fantasma.

En este domo silencioso, su voz hizo eco.

−Realmente te envidio, Sugawara...

Eso es mentira.

No tardé en comprender que era mentira. Sólo lo decía por capricho. Era imposible que
Ishikawa admirase a una basura como yo. De todas las personas en el mundo, incluso si
acumulasen una gran suma de dinero para los niños en África, no se preocuparían por mí. No hay
razón para envidiarme.

Sou se burlaría de mí. Tal como dijo, las basuras somos simples.

Aunque era una mentira tan obvia.

Calificado como el número 369 en el Test de Potencial Humano.

Una basura que nadie quería.

E Ishikawa, quien lloró diciendo que me “envidiaba”.

Ese fue el encuentro que tuve en el planetario a las afueras de la ciudad, dos meses antes
de que Masaya Kishitani muriese.

¿Qué elección tomé?


Capítulo 3: Arma Secreta

Es hora de que el arma secreta haga su aparición.

−Sayopon, Sayopon, Sayopon, Sayopon, Sayopon, Sayopon, Sayopon, Sayopon,


Sayopon, Sayopon. −Seguí diciendo al teléfono, probablemente docenas de veces, pero no
obtuve respuesta. Supongo que llamaré cien veces más.

Todo se debía a que no tenía más opciones. Llamé a todos los estudiantes en el registro
de la clase, y les pedí que me diesen cualquier pista posible, pero todos me rechazaron, lo que me
dejó estancada.

Sin embargo, compilé todos los eventos que conozco en orden cronológico, y me dí
cuenta que con la información actual no podía llegar al meollo del asunto.

1. El Director inició ese extraño Test de Potencial Humano.

2. En noviembre, se reveló por internet la existencia de bullying por parte de Sugawara, y


sus cuatro compañeros, incluyendo a Masaya, eran las víctimas.

3. La escuela y las madres de las víctimas decidieron castigar a Sugawara, supervisarlo, y


hacer lo posible para aislarlo de Masaya.

4. En diciembre, Masaya estaba mentalmente inestable, y cometió suicidio.

¿Cómo se supone que aclare ésto? La falta de información casi me insitó a soltar un
torrente de improperios.

Lo más inescrutable de todo, sin embargo, se encontraba entre los puntos tres y cuatro.
¿Cómo se las arregló Taku Sugawara para llevar a Masaya al borde de la desesperación? Nadie
podría culpar a Sugawara si no se aclaraba ese punto.

Sin muchas alternativas, decidí preguntarle a Sayo, el Arma Secreta, comúnmente


conocida como “Sayopon”, a pesar de no haber logrado contactar con ella. Sayo y yo ingresamos
a universidades distintas, pero éramos amigas de la infancia, y desde primaria, a escuela media, y
secundaria, me ayudaba regularmente, ya que yo no era buena en los estudios.

−¡Ya cállate! ¡No sigas dejándome mensajes como si de maldiciones se tratasen, idiota!

Tras pronunciar “Sayopon” un centenar de veces, finalmente atendió. Era la voz ruda de
siempre.

−¿Y por qué me decías “Sayopon” cada vez que llamabas?

−Sayopon, escucha, Sayopon.


−¿Me estás ignorando?

−Sabes lo que le ocurrió a mi hermano, ¿no es así? Ahora mismo estoy investigando el
asunto...

Después de eso, le conté todo lo que había escuchado de los paparazzi y de mi madre. Me
limité a decirle todo, sin ordenar la información, y mientras más hablaba, más confundida me
sentía.

Sin embargo, Sayo dijo “Entiendo”, en cuanto escuchó todo lo que tenía que decirle.

−Bueno, he estado mirando las noticias, así que tengo una idea aproximada de lo que está
sucediendo.

−Quiero escuchar tu opinión, Sayopon.

Le dije, pero no escuchaba la voz de mi interlocutora. Al parecer también se sentía


frustrada, y al poco tiempo, escuché un suspiro pesado.

−Ésta es sólo la opinión de un espectador normal y corriente −añadió Sayo como


prefacio−, pero aplicando la lógica, Masaya y los demás no tendrían por qué haber sido víctimas
de Sugawara, ¿no crees?

−…¿A qué te refieres? −pregunté, sintiéndome aún más confundida.

−Eh, no te molestes conmigo. Es sólo que no creo que alguien como Masaya pudiese
estar asustado de un simple chico de escuela media. Pienso que Sugawara dijo la frase
controversial de “el bullying es un invento” para desviar la atención hacia él. La mente maestra
debe ser alguien más, ¿no crees?

−La mente maestra... es una posibilidad. Pero obviamente hay algo extraño en todo ésto.

No me parecía una teoría descabellada, pero me invadía una duda.

−Asumiendo que había una mente maestra, ¿por qué Masaya sólo mencionó a Sugawara
en su nota de suicidio?

Cierto, y ahí es donde se pone difícil. Asumiendo que Masaya nunca se percató de la
posible existencia de una mente maestra, ese chico, Taku Sugawara, los había dominado él
“solo”. Además, este chico de escuela media estaba estrictamente vigilado durante el mes que
precedió al suicidio de Masaya.

Llegué a un punto muerto, y suspiré. Sayo parecía sentirse igual, y dejó salir un gruñido
similar al de un oso.
−Ah, no lo entiendo. Para nada. Oye, aparte de Masaya, los otros tres chicos testificaron
ante la escuela, ¿no? ¿Qué dijeron?

−Dijeron que fueron víctimas de bullying de Taku Sugawara, pero que no estaban
seguros de lo que ocurrió tras el bullying, y eso fue todo. Parecían estar asustados de algo, y
dijeron no poder revelar más que eso.

−Ya veo...

−Supongo que sólo podemos escucharlo de los otros estudiantes involucrados. Me


pregunto si alguien estará dispuesto a hablarme sobre la relación entre Taku Sugawara y Masaya.

−Sí... Taku Sugawara...

Sayo hizo una pausa, y guardó silencio. Parecía estar reflexionado profundamente. Había
momentos en los que guardaba completo silencio y se aislaba en su propio mundo. No lograba
escuchar la voz de nadie más, así que no podía hacer más que matar el tiempo dando golpecitos a
la tapa de mi teléfono inteligente.

Tras unos momentos, una voz decidida que decía “¡Muy bien!” vino del otro lado de la
línea.

−Sanae, déjame ayudarte en esta investigación.

Podía escuchar la respiración de Sayo al otro lado de la línea.

−Yo misma jugué un par de veces con Masaya. No puedo permitir que todo acabe así.

−Ohh, ¿qué te sucede? Aunque de todas maneras estaba a punto de pedirte ayuda.

−Eh... tengo algunas ideas sobre el asunto, y además, siento que... −Sayo pareció vacilar
sobre seguir hablando, y finalmente dijo:

−Estoy preocupada por tí.

Dada su personalidad agresiva, aquellas palabras fueron demasiado amables viniendo de


mi amiga de la infancia, y eso me sorprendió.

−...Perdona por preocuparte.

−...Lo estoy. ¿Cómo podría no estarlo, cuando ha muerto el hermano de mi amiga de la


infancia? No te estás obligando a sonreír, ¿cierto?

−Mmm, un poco.
−No te fuerces. Si estás triste por cualquier cosa, cuéntamelo. Desde el año pasado, te he
notado un poco deprimida en tus tweets. Escuché que rompiste con tu novio.

−Oh, gracias. Pero ya estoy bien. Lo único que importa ahora es Masaya.

−Comprendo... Entonces me pondré un poco más seria.

Podía imaginarme a Sayo mostrando una sonrisa temeraria al otro lado del teléfono.

Bien, me alegra tener una amiga que me conoce tan bien. Y al mismo tiempo, conseguí
una poderosa aliada.

Sentí una calidez expandiéndose desde mi corazón, y tras agradecerle, colgué.

Desde el día que Sayo decidió ayudarme, pasaron dos días, y entonces me llamó.

−Como era de esperarse, llamar a los padres sólo sirvió para que me rechazaran. Sin
embargo, parece que algunos chicos están dispuestos a hablar.

−Hola. −Sayo había comenzando sin saludar. Sin embargo, de lo que hablaba era donde
residían mis mayores esperanzas.

−¿Eh? ¿Y eso significa...?

−Todo va viento en popa. La reunión será hoy en la estación después de clases. ¿Te
apuntas?

−¡Por supuesto! Como era de esperarse de mi arma secreta.

Le pedí los detalles a Sayo, y al parecer el estudiante en cuestión de la Escuela Media


Kuzegawa era amigo del hermano de un amigo de Sayo, y compañero de Masaya. Nunca esperé
que encontrase a la persona ideal para interrogar. Como era de esperarse, ella tenía las
conexiones sociales que yo nunca he tenido.

−No pensé que aceptaría. Si lo hubiese hecho yo, se hubiese sorprendido y me hubiese
rechazado en cuanto descubriese que soy la hermana de Masaya...

−Oye, estás siendo demasiado honesta respecto eso... debes cuidar lo que dices −dijo
Sayo con sorpresa−, pero podemos preguntarle sin adultos alrededor. Quizás los estudiantes de
esa clase sepan algo.

−Mmm, así que en lugar de un caso de bullying que es un completo misterio...

−Eso te lo dejo a tí. Es tu trabajo encontrar la verdad.

Asentí, le dí las gracias, y colgué.


Pensé en preparar café, y entonces caminé a la sala de estar, tratando de organizar las
preguntas que haría. A esas alturas, me había mudado de mi departamento a mi vieja casa. No
hay muchas clases durante el segundo semestre de la Universidad, y es mejor no vivir demasiado
lejos de la Escuela Media Kuzegawa si quiero investigar sobre Masaya.

Pensaba en ello mientras trataba de recordar dónde estaban los granos de café, y fui
escaleras abajo. Encontré a mamá sentada en la sala de estar. Tenía su largo cabello peinado
hacia atrás, mientras estaba frente a la computadora, escribiendo frenéticamente.

−Mamá, ¿qué haces?

Le pregunté y levantó la cabeza, mostrando una sonrisa cansada.

−Internet.

−¿Qué?

−Es una reunión para mejorar la educación de la escuela, pero aún no se ha decidido un
nombre. Necesitamos que la Escuela Media Kuzegawa trabaje más duro, para que no vuelvan a
ocurrir sacrificios como los de Masaya. Para logarlo, sabes que debo asistir.

Es cierto que una madre cuyo hijo cometió suicidio tendrá una causa convincente. Mamá
está intentando cambiar la escuela, sin estancarse en el hecho de que Masaya ya no está. Escribía
con poca familiaridad en el teclado. Al mirar su rostro de soslayo, podía notar que había
envejecido desde que Masaya murió.

−Debemos castigar severamente a Taku Sugawara. El juicio al demonio es necesario.

Murmuraba furiosamente mientras presionaba el teclado.

−NO HAY DUDA DE QUE MASAYA FUE ASESINADO POR ÉL. PERO MI
BATALLA CONTRA EL DEMONIO AÚN NO HA TERMINADO. NO VOY A
PERDONARTE POR NADA EN EL MUNDO. VOY A DESGARRARTE, LLEVARTE AL
BORDE DE LA DESESPERACIÓN Y APLASTARTE.

Tales palabras no parecían provenir de mi mamá, y me sentí un poco aterrada.

Ésto me hizo recordar las palabras de Taku Sugawara:

“La revolución aún no ha terminado”.

¿El incidente ya había terminado? ¿O apenas estaba comenzando?

Tenía un mal presentimiento.

La persona que Sayo me presentó se llamaba Kouta Katou.


La primera impresión que me dio es que era un brote de soja, aún desarrollándose. Es la
primera vez que conozco a alguien con un apodo tan acertado, y realmente quería cambiar el
lugar de encuentro de un café a una tienda de carne con arroz. No, ¡debo concentrarme! Él tenía
extremidades largas y delgadas, un rostro drenado de sangre, la boca medio abierta, y anteojos
disparejos. Sin importar cómo lo viese, era El Brote de Soja.

Lo cité en un café con aire antiguo y un montón de remodelaciones. Es un local que


vende una taza de café por 600 Yenes. Dentro del local, nos sentamos en un lugar tenuemente
iluminado.

Él ordenó limonada caliente, y yo café caliente. En cuanto sirvieron nuestras bebidas,


terminé la charla, y comencé a hacer preguntas.

−Primero que nada, ¿te gustaría darme tu impresión sobre ese par? ¿Qué impresión te
daban Kishitani y Sugawara, Katou?

Comencé con eso.

−Sí. −suspiró Katou.

Comenzaría por lo más sencillo. Tenía una vaga impresión de la personalidad horrenda
de Taku Sugawara, pero quería confirmarlo. Además, tampoco sabía cómo era Masaya en la
escuela.

−De acuerdo. Masa... ahh, ese era el apodo de Masaya Kishitani. En pocas palabras, era
muy popular. Si había alguna actividad, sin duda él estaría organizándola, y sus calificaciones
estaban muy por encima de las nuestras. Todos lo admiraban. Ahh, por supuesto, yo también lo
respetaba. Nunca imaginé que sería víctima de bullying. Simplemente daba la impresión de que
él no podría estar relacionado con semejante asunto, de ninguna forma.

−Bueno, eso era de esperarse.

Era justo como pensaba. El comportamiento de Masaya era igual que en casa.

−¿Y qué hay de Sugawara?

Katou frunció el entrecejo, y dijo lentamente:

−Mmm, no, Sugawara... ¿cómo explicarlo? No es que sea un sujeto sombrío, pero
tampoco uno alegre. No creo que los demás lo odiasen, pero en cualquier caso, simplemente
carece de presencia. Puede que sea la persona menos interesante de la clase.

¿Eh?
Eso era inesperado. Por lo que he escuchado de las noticias y la escuela, debería ser un
estudiante más arrogante y excéntrico. Alargué mi mano, interrumpiendo las palabras de Katou,
y dije:

−¿A qué te refieres con “menos interesante”? ¿Es diferente a como la prensa lo describe,
como un demonio?

−Sí, es aterrador. Nunca sabemos lo que está pensando. Pero no es esa clase de estudiante
delincuente. Es tonto, malo en deportes. Es el tipo de persona que prefiere estar solo y leer
manga o novelas durante el almuerzo.

−Y... ¿algo más?

−Sí, parecía no estar interesado en quienes le rodeaban. O mejor dicho, nunca se interesó
por los demás. Incluso si le hablábamos, no hacía más que ignorarnos. Eso es distinto a tener
miedo a las personas. Puede que sí sea el demonio. Da mala espina.

Tras decir eso, Katou enfatizó que Taku Sugawara “es repulsivo”, y llenó su garganta con
limonada caliente.

Durante ese tiempo, me mantuve observando mi libreta, y recordé la diferencia entre los
Sugawaras descritos. Taku Sugawara debería ser el demonio, “ustedes solos no podrán detener la
revolución”. ¿Pero en realidad era una persona de presencia tan pobre? ¿Qué significaba esa
incongruencia?

Sentía mucha curiosidad al respecto. Pero dejé las deducciones para después. Era hora del
tema principal.

Tomé unas pocas notas e inspiré hondo, inhalando oxígeno hacia mi cerebro, y entonces
decidí averiguar la verdad. Me concentré, y sujeté mi bolígrafo, diciendo: “En ese caso...
¿podrías hablarme más sobre el bullying?”

Pero en comparación a mi entusiasmo, la respuesta de Katou fue bastante vaga. A manera


de disculpa, respondió:

−...No estoy muy seguro sobre el asunto del bullying.

Katou bajó la cabeza, y murmuró.

−¿Qué ocurrió? ¿Me estás diciendo que nada parecía haber sucedido hasta que Sugawara
golpeó a alguien con una botella de agua?

Traté de hacer una pregunta más específica.

Pero una vez más, sacudió la cabeza.


−No, no es eso. Incluso durante ese tiempo, nadie sabe lo que sucedió. Nadie presenció
realmente el bullying, ya fuese antes o después de ese incidente.

−...¿Eh?

La libreta casi se me cayó de las manos, pero logré atraparla por poco. Incliné mi cuerpo
sobre la mesa, observando fijamente el rostro de Katou.

Y entonces, pregunté inexpresivamente:

−¿Qué quieres decir? El contenido de las publicaciones en internet hablaba sobre comer
abejas muertas, agujas clavadas en la espalda...

−Lo que digo es que nadie presenció eso. Nadie se percató de que alguien estaba siendo
víctima de bullying, y mucho menos lo vieron. Antes de que se publicara ese contenido en
Internet, no, incluso después, nadie se percató de ello. Nadie lo supo hasta que Sugawara golpeó
a Kishitani con la botella de agua.

¿Qué significa ésto?

Incluso yo estoy confundida.

¿Un chico hizo bullying a cuatro personas populares sin que nadie lo notase? ¿Es tan
siquiera posible?

Es realmente ridículo. Los demás estudiantes se hubiesen preocupado en cuanto los


chicos populares mostrasen una simple gesto, y debía haber un montón de personas a las que
podían acudir. Es imposible.

Era irritante. Tomé dos cubos de azúcar y los arrojé a mi café. Se pondría realmente dulce,
pero no importaba, ya que era amante de los dulces. Al menos, podría aclarar mis pensamientos.

Tras un sorbo de café, le pregunté a Katou:

−...¿Realmente hubo bullying?

−Hay algunos indicios, así que es posible. La ropa de gimnasia de Masa fue cortada...

−Indicios, ¿eh?

−Masa, Shun, Taka y Kouji insistieron en que eran víctimas de bullying, y Sugawara lo
admitió... Dado que tanto el bully como las víctimas lo admitieron, creo que sí existió dicho
bullying.

A este punto, no podía hacer más que suspirar.


Pensé que podría acercarme a la verdad, pero fallé completamente. Por supuesto, no era
culpa de Katou, pero era decepcionante.

No pude descubrir pistas ni de la casa de la víctima, ni de su email, ni de su teléfono. No


era de extrañar que la policía y la escuela se hubiesen rendido. En definitiva, no había ninguna
prueba de que Taku Sugawara había llevado a Masaya al borde de la desesperación.

Dado que Katou no sabía nada sobre el bullying, no había nada más qué preguntar al
respecto. Lo único que podía hacer era limpiar la escena después que la operación falló.

−En ese caso, por favor, dime lo que pasó luego de la agresión, luego de que Sugawara
golpeó a Kishitani con la botella. Se dice que Sugawara fue aislado.

−Bueno, Sugawara ya estaba solo de por sí. Ah, pero creo que recibió bullying por parte
de algunas chicas. Hizo enfurecer a los fans de Masa, o a sus amigos. Pero en fin, hay algo
mucho peor, ¿no? La televisión sacará a relucir las partes malas de la escuela...

−¿Eh? ¿Partes malas?

Y entonces, Katou prosiguió, vacilante:

−Por una semana entera, Sugawara fue obligado a arrodillarse, y a desfilar por toda la
escuela.

−¿Eh? −Una vez más, sólo pude balbucear esas palabras, y me quedé de piedra. No sabía
nada sobre eso. Fue un mensaje inesperado. No, debí haber escuchado sobre ello, al menos
parcialmente.

Se había dicho que la escuela y los representantes habían castigado severamente a


Sugawara.

Pero nadie me había dicho que había sido tan severo, tan injusto.

−Escuché que la decisión fue tomada por la escuela y por los representantes. Por una
semana entera, fue obligado a arrodillarse durante el almuerzo en todas las aulas, desde primero
a tercer año. Es triste, ¿no? Hicieron desfilar al bully por toda la escuela, en frente de todos los
estudiantes.

−Eh, ¿pero por qué lo hicieron? Ah, sólo dime lo que sabes, Katou.

−Probablemente están asustados de Sugawara. Hizo bullying a cuatro compañeros sin que
nadie lo notase. Siempre y cuando todos los estudiantes conozcan el aspecto de Sugawara,
podrán cuidarse de él.
Sonaba lógico. Hacer que los propios estudiantes vigilasen a Sugawara, el bully que ni
siquiera los profesores podían vigilar. ¿Pero era necesario hacerlo desfilar frente a toda la escuela?

¿Era razonable? Era demasiado−...

−Por favor, dime lo que pasó luego. −Contuve mis sentimientos, y pregunté− Cuéntame
qué ocurrió desde el arrodillamiento, hasta el día en el que Masay... ah, hasta el día en el que
Kishitani se suicidó.

−Nada especial. Todo lo que sé es que Masa se estaba comportando de forma extraña.
Parecía que se escondía de los demás. No parecía sonreír mucho.

−¿Fue a causa de Sugawara?

−Ya te dije que nadie lo sabe... todos eran amigos de Masa, Sugawara era el enemigo.
Pero nadie sabe por qué Masa colapsó. La única explicación es que Sugawara hizo algo...

Colapsar. No me gustaba esa descripción en lo absoluto, pero no estaba tan impaciente


como para discutir por ello. Continué preguntando:

−¿Qué hicieron las personas que observaron la agresión?

−Por supuesto que se preocuparon. Esas heridas coloradas se veían dolorosas. Todos le
hacían bullying a Sugawara, y se esforzaron por aislar a Masaya y los demás de Sugawara. Toda
la escuela protegía a Masaya, protestando contra Sugawara.

−Todos... ¿nadie estaba del lado de Sugawara?

−A-A decir verdad, quizás sea un poco exagerado decir eso. Debe haber alguien que
sienta lástima por Sugawara.

¿Lástima? ¿Por Sugawara?

Intenté preguntar “¿por qué?”, esperando ser disculpada si mi tono era un poco brusco.
Tenía el presentimiento de que sería algo grande.

Katou mostró cierta dificultad al hablar, mientras bajaba la cabeza:

−Bueno, los estudiantes de último año y los nuevos que no sabían nada al respecto
podrían pensar de esa forma. El acto de Sugawara arrodillándose fue impactante, y no es de
extrañar que surgiese algún malentendido. Además, hay personas fuera de nuestra clase que
odiaban a Masa.

−Mmm, ¿por qué odiaban a Kishitani?

Katou dijo:
−La mamá de Masa es famosa en la escuela. Es uno de esos “padres monstruo” que
aparece en las noticias. Solía quejarse sobre el contenido de las clases, sobre cómo se calificaban
los exámenes. Los que sabían al respecto, se sentían hartos de ello.

¡Nunca había escuchado sobre eso!

−...¿La madre de Kishitani es tan cruel? −hice mi mejor esfuerzo por ocultar mis
emociones. Ya era algo recurrente dentro de esta conversación.

−Mmm, eso se debe a que es la presidente de la APM1, ¿sabes? El mismo Masa parecía
odiarla. Ella se quejaba cada vez que un profesor criticaba a Masa por olvidar alguna tarea, o
incluso por un rasguño. Puede que se hubiese hecho el rasguño en casa, pero la culpa iba al
departamento de deporte. Masa le ocultaba las cosas, pero siempre que ella encontrase una
excusa, venía corriendo a quejarse a la escuela.

−...Ya veo.

Y así, escuché noticias terribles.

Mi garganta se sintió un poco seca.

Al menos, cuando yo aún estaba en secundaria, mamá seguía siendo normal. Durante los
tres años cuando ingresé a la universidad y me alejé de ellos, la personalidad de mamá cambió
drásticamente.

Recordé a mamá gritando a Taku Sugawara mientras se sentaba a la mesa unas horas
atrás.

¿Qué ocurrió? ¿La clave envolvía a mamá?

Tenía que preguntarle. Ir con Mamá. Ella realmente está involucrada en el incidente; no
hay manera de que sea alguien involucrado por mera casualidad. Y más importante, yo también
tenía mis propios asuntos con ella.

Le dí las gracias a Katou, y abandoné la mesa.

Y entonces, él finalmente preguntó algo:

−Eh, ¿dije algo extraño? Lucías extraña a mitad de la conversación.

−Estoy bien, no te preocupes. Esta hermana mayor actúa de forma extraña cada 5 minutos.

1
Asociación de Padres y Maestros.
−Ah, entiendo... Entonces, ¿puedo hacerte una pregunta? Estás investigando este
incidente, ¿no es así? Entonces debes saber algo sobre la novia de Masaya. ¿Escuchaste algo en
las noticias?

Me eché el bolso al hombro, y dije:

−No, lo único que sé es que tres días antes de que Kishitani se suicidase, ella se cayó por
las escaleras... y no ha recobrado el conocimiento, ¿me equivoco?

−Sí... eso es todo lo que sé al respecto yo también. Algunos dicen que el culpable fue
Taku Sugawara, pero en ese momento, él estaba siendo sermoneado en la sala del personal...

Así es, obvié ese detalle ya que no sabía qué relación guardaba con Masaya, pero hay un
montón de misterios.

La novia de Masaya cayó por las escaleras tres días antes de que Masaya se suicidase, y
perdió el conocimiento.

Podría considerarse una de las razones por las que Masaya se suicidó, pero también pudo
ser un accidente. Sea como fuere, mi prioridad es investigar sobre Masaya.

Volví a agradecerle, y me marché.

No fui directamente a casa.

Pues necesitaba aclarar mis ideas.

No obtuve pistas sobre el bullying, pero inesperadamente, obtuve información muy


importante. Que a modo de castigo, Sugawara fue obligado a arrodillarse frente a todos, y, por
otro lado, obtuve información sobre la “madre monstruo”, la madre de Masaya y mía.

Para organizar estos mensajes, fui a una tienda de ropa que solía visitar en mi época de
secundaria, la panadería que me gustaba, el área de compras fuera de la estación, deambulando
sin dirección. Parecía que por cada paso que daba, la avenida cambiaba, y comenzaba a
preguntarme si caminaba en línea recta. ¿Eh? ¿Hacia dónde es el sur?

Lo que me regresó a la normalidad fue una llamada de Sayo.

En el momento en el que escuché su voz, comencé a contarle todo lo que escuché de boca
de Katou. Sayo escuchó atentamente, y con una voz tranquila, me preguntó: “¿Realmente está
bien?”

−Está bien. Me siento mucho mejor al haberlo dicho. −respondí− Recuperación


terminada. Hora de comenzar.

−Si puedes decir algo tan estúpido, supongo que estás bien.
−Puede que no esté hecha para ser detective. Mi cabeza está hecha un desastre.

−Eso lo sabíamos desde hace tiempo. Ahora, acerca de tu mamá...

Sayo dio con calma su opinión sobre lo que le había contado.

−...

Pero no pude darle la razón al momento.

−Sanae, ¿qué sucede?

—...No, no pasa nada. Mmm, puede que Mamá me haya ocultado cosas. Es imposible
que haya hecho algo tan extraño como hacerlo desfilar a modo de castigo.

Inmóvil, asentí con firmeza.

Había muchos misterios.

Nadie se percató del bullying hasta la agresión.

Tras la agresión, Sugawara ganó atención al arrodillarse frente a toda la escuela.

Y además, Masaya, quien se suicidó.

Pero aún así, me acercaba lentamente a la verdad.

Mientras pudiese descifrar el misterio, estaría bien. Podría comenzar la investigación a


partir del contacto con Katou. Ya que mamá realmente está involucrada, podía empezar por ahí.
Llegaré al meollo del asunto desde distintos ángulos.

“Es apenas un paso, pero la verdad de este caso saldrá a la luz. Necesitas seguir
esforzándote, Sanae”.

La motivación de Sayo vino del otro lado del teléfono.

Para ser honesta, me estaba esforzando en lucir enérgica, pero existía cierta inquietud en
mí. Cada vez que me acercaba a la verdad, mi corazón producía un sentimiento que no debía
tener. Sólo podía esforzarme por ignorarlo.

Y en cuanto a este caso, por cada pequeño detalle que descubriese...

Estaría conociendo más sobre Masaya.

Como la inútil hermana mayor que soy, yo...

− De acuerdo, me esforzaré. −pero aún así, me decidí− Es por el bien de Masaya.


Si seguía pensando en la intranquilidad que sentía, ésto no tendría fin.

−Mmm, buena actitud. −mi amiga de la infancia rió por lo bajo− Pero antes de eso...

Sayo pensó en algo, y dijo:

−Sanae, envíame las fotos. Fotos.

−¿Eh?

−De Masaya, sus amigos víctimas de bullying, y Taku Sugawara. Debería existir alguna
foto grupal o algo por el estilo, ¿no crees? Quiero echarle una ojeada. Si hablamos de bullying, la
apariencia es un factor importante, ¿no te parece?

−Ahh, cierto. Espera. Colgaré.

Le envié las fotos a Sayo. Una foto de Masaya y sus amigos riendo juntos, y en la esquina
de una foto grupal, Sugawara con aspecto aburrido mientras miraba hacia la cámara. El contraste
entre ellos era accidental, pero le envié ambas fotos a Sayo.

Sayo respondió rápidamente.

Atendí el teléfono, y habló con un tono mucho más serio en comparación a su tono usual.

−Lo conozco.

Dijo.

Por supuesto, le pregunté a quién. Sayo respondió de inmediato:

−Conozco a Taku Sugawara...

En otras palabras, ella estaba realmente involucrada en este asunto.

Involucrada En la guerra revolucionaria de Taku Sugawara.

Fue al segundo día cuando el cadáver mutilado de un gato fue enviado a nuestra casa.

Y un mensaje adjunto que rezaba: “La revolución aún no ha terminado”.

Como era de esperarse, aquello había comenzado.

Lento, pero seguro.


Capítulo 4: Revolución.

No sabía nada sobre Ishikawa.

Incluso al final, no supe por qué Ishikawa lloró en el planetario.

Supongo que será alguna emoción que no puedo imaginar, y con la que si interfiriese por
mera curiosidad personal, me vería demasiado involucrado.

Por lo tanto, no ahondé en el asunto, y abandoné la escena. En otras palabras, huí.

Porque no quería salir lastimado.

Basura.

Ese término era tan apropiado para describir mis acciones.

Si tuviese la oportunidad de defender mis acciones, argumentaría que no siempre fuí así.

Un año atrás.

Tomé el mismo bus que Masaya.

Masaya Kishitani era un genio que todos amaban, y ya era la figura central de la clase en
cuanto entró a la escuela media, tanto hombres como mujeres sonreían al verle. En aquél
entonces, hubo un festival deportivo, y al ser el último corredor de relevo, superó la desventaja y
ganó. Todos comentaban: “ese es Masaya, de la clase uno”, y estaba en el auge de su popularidad.
Nadie se atrevería a negarlo, ¿o sí? ¿Algún idiota, quizá?

Incluso yo me sentía impresionado por él. No sólo una vez, sino veinte veces
impresionado. Para mí, sin talento en cualquier área posible, él era alguien a quien debería odiar,
pero no era así. Despreciar a Masaya me hacía sentir extremadamente pequeño; él era así de
especial.

Por mera casualidad, terminé sentado al lado de Masaya en el bus.

−Oh, Sugawara. ¿Puedo sentarme a tu lado?

Se sentó a mi lado, y me invadió el olor refrescante de algún acondicionador de cabello.


Me habló con una actitud muy natural; era casi un arte sobrenatural.

En otras palabras, tenía planeado hablarme.


−Por cierto, apenas hemos hablado. No hablamos más desde la ceremonia de apertura,
¿cierto?

−Bueno, sí.

Él actuaba de forma muy casual, y respondí por reflejo. Él poseía un poder imposible de
ignorar.

−Conque es así, ¿eh? Ahh, es impactante y extraño. Nunca fuimos asignados al mismo
grupo, y siempre desapareces después de la escuela o durante el almuerzo. Las actividades del
club fueron canceladas por hoy, así que obtuve esta oportunidad de hablar contigo.

−Eh, pero no soy más que una existencia débil que se desvanecerá en cualquier momento,
¿no crees?

−No desaparezcas, amigo. Que hay muchas personas que quieren conocerte.

−¿De qué planeta?

−Tierra. ¿Qué sucede con esa respuesta? ¿En qué piensas normalmente?

−Sobre los niños hambrientos de África o cosas por el estilo.

−O-oh, eso suena increíble.

Por supuesto, nunca diría que aún siendo residente de un país primermundista, lo odiaba.

Pero Masaya parecía haber malinterpretado que yo estudiaba la historia más allá de las
fronteras, y asintió:

−Eres impresionante. Te veo de una forma completamente distinta ahora. Si estás


pensando en ese tipo de cosas desde la escuela media, eres el tipo de persona que podría ganar un
premio Nobel en el futuro.

−Lo estás pensando demasiado, Kishitani. Escuché que te pones ansioso cuando notas
que alguien sujeta los palillos de forma incorrecta. ¿Es cierto?

−Lo es, lo es. Bueno, te explico, quizá se deba a que mi hermana es bastante torpe, y por
eso terminé siendo muy exigente al respecto. ¿Seré obsesivo compulsivo? En cualquier caso, es
una personalidad extraña.

Parecía una persona difícil de tratar. Mientras pensaba en ello, me percaté de algo.

Estaba charlando normalmente con un compañero de clases. Para algún otro, debía ser
algo completamente normal, pero para mí no lo era.
Por lo tanto, no pude evitar observar fijamente a Masaya; inclinó el cabeza, confundido,
pero seguí observándolo. En orden, observé su nariz, ojos, orejas, boca, cabello, y su lunar.
Supongo que hacía tiempo que no me interesaba en nadie.

Masaya Kishitani tenía una habilidad especial.

La habilidad obsequiada por los dioses de atraer a los demás.

−Oye, ¿qué te pasa? ¿Hay un fantasma a mi espalda o algo por el estilo?

Seguí mirándole fijamente hasta que habló. Su habilidad por sí sola me impresionó. O
mejor dicho, experimentar mi propia habilidad de notar a alguien más me impresionó.

Era como hacer contacto con alienígenas.

Yo no podía hacer otra cosa que llamarme basura a mí mismo, y Masaya era un genio
desde que nació.

Durante los dos meses que charlé con Masaya en el bus, volví a ser una persona normal.

Si alguien me hablaba, trataba de darle la mejor respuesta posible, y mientras comía


apropiadamente, trataba de entablar conversación con la chica sentada frente a mí. En clases, me
concentraba en tomar apuntes, no olvidar mi tarea, y siempre entregarla a tiempo.

Supongo que mis sentimientos hacia Masaya eran una mezcla de celos, envidia y respeto.
Y ese encuentro causó una gran impresión en mí.

Pero tal como dije, sólo duró por dos meses.

−Esos chicos que obtienen puntuaciones altas en el Test de Potencial Humano se vuelven
muy presumidos y fastidiosos, ¿no creen?

Sucedió durante el almuerzo, y mientras estaba en un rincón del aula de clases, escuché
por casualidad una conversación entre chicas.

Estaba leyendo, y aunque estaba cerca de ellas, no les importó.

−Sobre todo la clase tres. Escuché que alguien les mostró sus resultados a los demás.

−Sí, sí. La número doce. Está presumiendo por todos lados. Qué desvergonzada.

−¿Eh? ¿Cómo se llama?

−A esa Kotomi Ishikawa le falta un tornillo, ¿no creen?

Y el aburrido chismorreo comenzó a tomar otro rumbo.


−¿Quieren molestarla?

Finalmente alguien hizo la sugerencia.

Con una mirada indiferente, pronunció aquella línea tan cruel, provocando que mi
espalda se estremeciese.

Así que me levanté por reflejo. Ellas agrandaron los ojos, quedándose de piedra, y me
acerqué hacia a ellas. Para ser honesto, estaba aterrado de sus miradas. Incluso desde que era
niño, me dedicaban esa clase de miradas condescendientes.

Tal vez quería deshacerme de mi apodo de “basura”, y volverme un héroe como Masaya.

−Qué horribles son. −me armé de valor al hablar− Por un simple rumor, idean un plan así
de estúpido. Es despreciable.

Sujetaron los dobladillos de sus chaquetas, y parecían tratar de decir algo, pero a medida
que las miradas se reunían a su alrededor, no les quedó opción que escapar del aula.

Pensé que estaba luchando contra el mal.

(Estaba nervioso, pero logré expresarme... tal vez ganaré la aprobación de todos).

Tuve una idea así de optimista.

Me mantuve en el mismo lugar, respiré profundo, regresé a mi asiento y proseguí con mi


lectura.

Sin embargo, la realidad no fue tan linda.

Días después, tuvimos el Test de Potencial Humano al final del segundo semestre.

Durante el primer semestre, obtuve la posición 297 en el test.

Para el segundo semestre, ya estaba en 345.

Ocurrió totalmente lo opuesto a lo que esperaba. Estaba atónito por ese descenso en los
resultados, sujetando la carta del Test que me habían entregado, sin habla por unos segundos.

Me senté en un rincón del aula, observando fijamente el número. De pronto, un chico se


colocó a mis espaldas.

Espió mi puntaje, e instintivamente desvió la mirada. Kouta Katou me dedicó una mirada
de lástima.

−Así que bajó... −dijo− Algunas personas sugirieron no votar por Sugawara.
Qué amable de su parte.

Mi respuesta probablemente no fue muy drástica, y Katou, sintiéndose mal por mí, me
reconfortó.

−Sermoneaste a un grupo de chicas, ¿cierto? Eso las enfureció, y comenzaron a esparcir


rumores infundados, como que “espiaste en el baño de mujeres” o “las acosaste”, o algo así.

−¿Sólo por eso...?

−Sí.

−Oh... eso es estúpido.

−Claro. Pero entiendo cómo se sienten al querer molestar a alguien que obtiene puntajes
altos en el Test de Potencial Humano. −Katou añadió con tono de condolencia− No volveré a
hablar contigo, Sugawara. No quiero verme involucrado. Adiós.

Katou se apresuró a abandonar la escena, para evitar que alguien le viese hablando
conmigo.

Sus acciones me permitieron darme cuenta de algo.

Ya veo. Sin importar lo mucho que me esfuerce, lo único que puedo ser es una persona
torpe, vergonzosa y que hace cosas estúpidas. Creí que nadaba majestuosamente a estilo libre en
un lago bañado bajo la luz de la luna, pero no soy más que un cachorro abandonado pataleando
en el drenaje.

Y después de todo lo que hice, los demás me encontraban despreciable.

Por ese motivo, dejé de esforzarme. No tiene sentido que alguien como yo se esfuerce.
Simplemente debería hacer lo posible por no llamar la atención, y convertirme en alguien que no
genere ninguna impresión.

A mis ojos, los demás habían perdido su brillo.

Y así, fue el propio Masaya quien detuvo los ataques contra Ishikawa. Siempre sentí que
yo idolatraba a Masaya. Mi valentía no haría más que encender las llamas de la malicia de los
demás, no tenía ningún sentido.

Gracias a este incidente, aprendí dos cosas.

Primero, que no puedo ser como Masaya.

Segundo, es mejor ser basura.


Y así, terminé sin interés por los demás, igual que antes.

Decidí seguir viviendo como basura.

O al menos, así se suponía que fuese.

−Al parecer, estoy en problemas.

Pasé dos días enteros pensando en la razón por la que ella podría haber llorado, pero no
tenía la más mínima idea, o mejor dicho, no podía tenerla, pues yo sólo pensaba en cosas
aleatorias. No era distinto a antes.

Fui una persona normal durante dos meses aproximadamente, pero eso fue hace un año.
Después de eso, volví a ser basura. Ella es de un mundo distinto al mío, así como Masaya es un
alienígena también.

Y por eso, le pregunté a mi amigo Sou, quien podría ser de ayuda. En esta habitación
solitaria, aguardé por su respuesta.

−Mmm, no estoy seguro. No sé nada sobre ella. Si quieres discutir sobre ello, debes
darme más detalles.

Al final, ni siquiera él pudo ayudarme. No era mi intención contarlo todo. No quería


contarle tan fácilmente a los demás sobre Ishikawa.

Sou respondió con un signo de interrogación, uno que llevaba un suspiro adjunto.

“Tienes una personalidad bastante problemática. Lo único que puedo decir es que cada
vez te haces más consciente de la presencia ella”.

−Así que es eso, ¿eh?

−Sí, al punto que te has enamorado de ella. Aunque es triste, por decirlo de la mejor
forma posible.

No mostré intención de negarlo. Enamorado. Quizás tenía razón.

−Pero, por tu bien, te recomiendo que aprendas a controlarte. −se mostraron las palabras
de Sou en la pantalla− Estás viviendo como una basura, sin prestar atención a lo que piensan los
demás, pero eso sólo se debe a que no quieres salir herido, ¿no es así? Te has convertido en
basura que no va a ningún lado, pero al intentar saber lo que piensa ella, eres tú mismo quien se
está lastimando. Analizando la situación objetivamente, la posibilidad de que le gustes es
minúscula. ¿Existirá alguien a quien le gustes a pesar de que no sabes vestirte apropiadamente, ni
tomar de las manos, y eres malo en deportes?
No pude enviar un mensaje negando sus palabras. Recordé la tontería inútil que cometí
hace un año.

Durante este lapso, Sou continuó hablando sin contenerse.

−Es hora de tomar una decisión. Sugawara, deberías volverte más pulcro, vestirte mejor,
y mientras mantienes tu personalidad, aprender a coquetear con las chicas, por el bien de ellas...
si quieres ser alguien normal, debes darlo todo por el todo. Sin embargo, si no te esfuerzas y
simplemente esperas egoístamente a que le gustes, le estarás faltando el respeto.

−...

−Tienes que elegir entre ser basura, y ser un humano de verdad.

Sou me instó a tomar una decisión. Sabía que tenía razón, pero todo se sentía irreal. No
podía tomar una decisión.

Me sentí sin aliento, y cerré la ventana del chat. No debí haberlo discutido con él.

Me dije eso a mí mismo, y me alejé de la computadora.

Kotomi Ishikawa tenía sus propios problemas.

¿Había algo que yo pudiese hacer por ella? No, mejor dicho, ¿qué estaba tratando de
hacer por ella? “Tienes que tomar una decisión”. Sou me había acorralado, ¿pero qué estaba
tratando de hacer yo?

−Un momento, ¿eh?

De pronto, levanté la cabeza.

−¿Le dije mi verdadero nombre a Sou?

Daba igual.

Aunque Sou no me dijese nada, yo ya lo sabía.

Siempre y cuando no preste atención a las miradas a mí alrededor, podré mantener la


calma. Ese es el destino de alguien que ocupa la posición 369 en el Test de Potencial Humano.

Siempre y cuando ignore a los demás, no saldré herido.

Es más fácil ser basura.

Yo entendía ese hecho mejor que nadie.


Así que cuando ella fue a llorar al basurero de la escuela, debí fingir no haberme
percatado de ello. En ese momento, yo estaba en el tercer piso, e incluso después de verla, pude
haber fingido no darme cuenta. Fue estúpido de mi parte haber corrido hacia ella.

Pero no podía ignorarla.

No había duda de que me había enamorado de Kotomi Ishikawa.

Yo era una basura que no progresaba, y aun así ella dijo que me “envidiaba”. Esas
simples palabras me hicieron enamorarme de ella.

Ella estaba cortando un muñeco de delfín en el basurero. Era un mamífero rosado del
tamaño de la palma de su mano. Recordé a aquél delfín colgando del bolso de Ishikawa, siendo
balanceado de vez en cuando. Sin embargo, ahora estaba siendo cortado sin piedad. El algodón
de su interior estaba expuesto como si de órganos se tratase, haciéndolo lucir lamentable.
Ishikawa continuó cortando el cuerpo del delfín.

Cuando me acerqué hacia Ishikawa, saltó como un pequeño animal, temblando. Sin
embargo, en cuanto notó que era yo, lució aliviada.

−Así que eres tú, Sugawara.

Dijo con lágrimas en sus ojos. No parecía importarle que lo notase.

−No me asustes así. Me sorprendí mucho.

−¿Qué estás haciendo aquí?

Fue directo al grano, y la observé hacer una mueca. Sin embargo, me dedicó una mirada
indiferente, y dijo: “Me hago cargo de algo molesto”.

−Algo molesto...

Miré al delfín cortado; eso debía de haber sido su objeto más preciado.

Pero, ante mí, seguía apuñalando al delfín con las tijeras.

−La vida no es fácil. Es aterradora, pero si tuviésemos la habilidad de leer la mente, todo
sería sencillo −Ishikawa continuó agrediendo al muñeco, y dijo− No necesitaría hacer algo así.

Asentí.

−Sí. Con telepatía, podrías hacerte rica, y la vida iría viento en popa.

−¿Eh? No, no me refiero al dinero.

−Sólo bromeaba.
−Jajajaja, así que tú también puedes bromear, Sugawara.

La conversación terminó; yo no sabía qué decir. Parecía haber perdido mi habilidad de


hablar. Quería decir cosas amables, para ser admirado, para gustarle; tales sentimientos egoístas
se arremolinaban en mi interior, y no sabía cómo consolarla.

Como un espantapájaros, me mantuve quieto, y la observé lanzar las tijeras al suelo. Y


entonces, colapsó débilmente sobre el suelo, abrazando sus rodillas, llorando.

−Me lo ocultaron.

Dijo ella.

−Me lo ocultaron. ¡Todos me lo ocultaron! Todos se burlan de mí por no saber lo que


ocurre a mis espaldas, me desprecian, y hablan a mis espaldas. ¡¿Qué he hecho yo?! Pensé que
todos nos estábamos llevando bien.

−...

−Estoy sufriendo. Mi puntaje en el Test de Potencial Humano bajará, sin duda. Si me


están ocultando las cosas, significa que no quieren compartir sus secretos conmigo, ¿cierto? He
sido abandonada.

−En lugar de que tu posición baje 100 puestos...

Expresé mi duda.

−...no puedes soportar que tu posición en el Test de Potencial Humano baje tan solo por
10, ¿cierto?

−Por supuesto... la presión de grupo es demasiada… tanta que puede aplastarme.

Recogió las tijeras, y siguió cortando el muñeco.

−Todos dicen lo mismo. Mamá, papá, los profesores, el manga, el anime, todos dicen
“atesora a tus amigos”. Incluso si soy lista, debo atesorar a mis amigos; incluso si soy fuerte, lo
más importante son mis amigos. En ese caso, todos a mi alrededor me están diciendo “no
queremos ser tus amigos”. ¿Eso significa que no tengo esperanza? El Test de Potencial Humano
es sólo un indicador.

−Oh, ya veo.

−¿Por qué tienen que tratarme así? Castigada, envidiada, discriminada, ¡ya tuve suficiente!
No quiero más atención. −expresó sus frustraciones− Tengo miedo de ser molestada como el año
pasado...
−...

−No quiero recibir maltratos, como ser fulminada con la mirada, o que la gente chasquee
su lengua ante mí... ellos piensan que merezco que mi posición en el Test baje, y me
menosprecian por ello... eso me duele.

Como una niña, Ishikawa habló con voz débil.

Al presenciar aquello, comencé a sentirme irritado.

−Eso lo sé...

Dejé escapar esas palabras, pero Ishikawa no pareció escucharme. Con una mirada
perpleja, alzó la mirada hacia mí.

¿Por qué me miras de esa forma, Ishikawa? Sé que sufres. Yo me armé de valor para
luchar contra ese mal, pero nunca lo supiste.

Sentía la urgencia de expresar mi insatisfacción, y pensando sobre el pasado, sentí dolor


en mi corazón. Sin embargo, vi unos cuantos cortes en las manos de Ishikawa, y me quedé sin
palabras. Se me ocurrió que se había herido al manipular inapropiadamente las tijeras. Ishikawa
seguía aplicando fuerza, y las heridas no podían sanar, haciendo que sus palmas se tornasen rojas.

Al observar aquello, llevé mis dedos hasta mi pecho, sentí mis latidos, y proseguí:

−En ese caso, tan solo ríndete.

Dije las palabras atoradas en mi corazón.

−¿Qué tiene de malo ser basura? ¿Qué tiene de malo ser odiado? Si seguirás asustada de
los demás, en una vida de sufrimiento, no serás capaz de venir a la escuela. Simplemente podrías
ignorar a tus amigos; es más fácil vivir en este mundo de esa forma.

−¿Cómo puedo hacerlo? −ignoró mis palabras, y sacudió la cabeza con dolor− A lo largo
de mis 14 años, he sido obligada a sonreír como un payaso, haciendo reír a los demás con
payasadas tontas, viviendo por mis amigos.

−Pero si ésto sigue así, colapsarás, Ishikawa. ¿No dijiste que me envidiabas? Estoy
preocupado por ti. Pero... −en ese instante, vacilé, pero me obligué a hablar− Pero me gustas. No
quiero que sigas sufriendo.

Me esforcé por expresarle mis pensamientos. Mis mejillas se sonrojaron, y sentí una
urgencia de sumergir la cabeza en agua helada. Sin embargo, no era momento de pensar en cosas
extrañas, así que fijé mi mirada en ella.
Por un momento, Ishikawa dejó de cortar el muñeco, y al instante quiso recoger las tijeras.
Sin embargo, yo las recogí, y las eché al basurero. No pudo hacer más que abrazar sus rodillas y
quedarse quieta. De no ser por sus ojos ensanchados, diría que se había dormido.

Podía escuchar los gritos del club de baseball, y al instante, logré escuchar los sonidos de
dribles producidos por el club de baloncesto en el gimnasio. Esa era la clase de espacio en el que
estábamos atrapados, mientras nos manteníamos en silencio por un rato. Me senté junto a
Ishikawa, mirando hacia el cielo; el cielo era sombrío, como una fotografía de mi juventud. Argh,
maldición.

Después de unos tres minutos, finalmente habló:

−Te envidiaba, Sugawara... −dijo con rabia, y entonces, corrigió− Pero me dí cuenta que
no te envidio en lo absoluto.

No podía entender el significado de esas palabras, y me mantuve pasmado en el sitio.


Ishikawa se levantó, y entonces me miró con lástima, diciendo:

−Es imposible que te envidie. Eres Sugawara, y si buscásemos en el mundo entero, no


encontraríamos a nadie que te envidiase. ¿Quién te envidiaría cuando no eres popular, buen
estudiante o bueno en los deportes, Sugawara?

−Pero Ishikawa, tú...

−Eso fue lo que pensé, pero me equivoqué. No pareces feliz en lo absoluto; siempre
pareces estar sufriendo, viviendo un infierno.

Y entonces lloró una vez más, y se alejó.

−Adiós, Sugawara.

No podía responderle, y me quedé de piedra en el lugar donde estaba.

Existe una repulsiva y solitaria basura con habilidad social casi rayando al nivel del
autismo, quien fue rechazado en cuestión de segundos, y esa basura soy yo, Sugawara; no me fui
directamente a casa. Quería ir cantando solo, y me fui a la zona de restaurantes en el centro
comercial, rogándole al encargado: “Le pagaré, así que sólo suelte la comida”. Las palabras de
Ishikawa me dejaron tambaleándome.

−¡No esperaba ser rechazado de una forma tan cruel!

Incluso yo necesitaría tiempo para recuperarme. Era por eso que no quería ser una
persona normal. Me parece que vivir como basura sin expectativas encaja mejor conmigo. Un
año atrás, medio año atrás, me percaté de ello dolorosamente.
−¡Desde que la tierra fue creada, tantas criaturas, tan innumerables como estrellas hay en
el cielo, han tenido sexo! ¿Por qué soy el único excluido?

Como la basura sin esperanza que era, siempre murmuraba sobre la inutilidad, y
arremetía con mondadientes contra los trozos de pollo frito en la zona de restaurantes del centro
comercial. Tenía un plato de tiras de pollo frito con mayonesa para untar, tanta que se
desbordaba de su envase. Tomé un sofá para seis, e inserté los trozos aceitosos dentro de mi
estómago, como si fuese un interrogatorio violento. ¿Cómo podría saborear nada? Murmuré
mientras seguía maldiciendo al mundo.

Desde el fondo de mi corazón, agradecí no tener superpoderes. De ser así, un tercio de la


humanidad ya habría sido erradicada producto de mi ira.

Mientras pensaba en algo tan irreal, desgarraba los trozos de pollo con los mondadientes.

−Hola, chico.

Una voz apareció frente a mí.


Alcé la cabeza, y encontré a una mujer alta y delgada frente a mí. No sabía si se trataba
de una universitaria o de un miembro de la sociedad hecho y derecho, pero se veía joven. Lo
primero que ví fueron las largas piernas que la mayoría de japoneses no poseían, y entonces la
miré, acobardado ante aquella mirada afilada.

−E-eh... −sus ojos lucían rudos, y finalmente me percaté de algo.

No quería meterme en problemas, así que me apresuré a disculparme: “L-Lo siento, pero
este asiento es mío. P-por favor, márchese”.

−No, no, no, esa no era mi intención. ¿Luzco enojada?

Sus ojos se veían más agresivos que antes, y se sentó frente a mí. ¿Lucía molesta siempre?

−Sólo estoy preocupada por lo que te sucedió.

−¿Eh?

−Es imposible que ignore a un estudiante de escuela media llorando, ¿no crees?

Toqué mi mejilla con mi mano izquierda, y había más agua en mi cara de la que creí,
incluso un poco pegajosa. Al parecer, había llorado a mares, y no me atrevía a mirarme al espejo.

−Toma un poco. −La mujer me entregó unas crepes1. El empaque rosa estaba envuelto
alrededor de la superficie, y tenía un montón de fresas dentro− Seguro te apetece algo dulce
después de comer algo salado, ¿no?

La crema de las crepes casi tocó mi pecho, y me apresuré a aceptarlos, dándole las
gracias.

−Acabo de ser rechazado. No es nada del otro mundo.

Le expliqué con simpleza. Pude haberla ignorado, pero no lo hice en agradecimiento por
las crepes.

−Como mencioné, simplemente fui ingenuo. Fallé en eso.

−Oh, qué inocente eres.

1
Se denomina crepe o crepa a la receta europea de origen francés bretón, hecha fundamentalmente de
harina de trigo, con la que se elabora una masa en forma de disco, de unos 16 cm de diámetro, aplicándole todo tipo
de ingredientes dulces.
−No, mis motivos eran completamente impuros. Sólo hablamos un par de veces, y yo no
acostumbraba a hablarle al sexo opuesto, así que comencé a imaginar cosas, bajé la guardia, me
confesé, y entonces fui rechazado. Sólo soy basura, sintiéndome torpe mientras hablo sobre esto.

−Oh. −ella no parecía interesada, y dijo− Bien, el pollo que estás comiendo no se vendió
en lo absoluto. Parecía que vender ramen1 solamente era aburrido, así que al dueño se le ocurrió
un nuevo plato, pero no es para nada popular.

−Oh...

−Venía a este lugar todos los días durante la secundaria, y el dueño siempre se quejaba de
ello conmigo. Pareciese que soy la única a la que le gusta venir aquí a comer pollo frito todos los
días.

−Eh...

−Así que hoy, pude conocer a un camarada que también ama comer pollo frito. Estoy
conmovida.

Tras decir eso, alternaba la mirada entre el pollo frito y yo. “Como muestra de nuestra
amistad, ¿me das uno?” −Me pidió. ¿Acaso sólo quería uno? Le entregué un mondadientes, y
llevó un trozo de pollo frito cubierto de mayonesa a su boca.

Luciendo satisfecha, limpió su boca con una servilleta de la mesa.

−En otras palabras −añadió−, incluso si los motivos eran impuros y el resultado trágico,
no significa que fue en vano. Yo amo el pollo frito, y conocí a alguien más que también lo hace.
Incluso aunque el dueño piensa que fue un fracaso, ese hecho no cambiará; así que no tienes que
menospreciarte.

Parecía que eso era lo que quería decirme. No entendía lo que quería decir, pero
pensando al respecto, su lógica era extraña.

−Gracias por el apoyo... pero, desgraciadamente, no tengo encuentros afortunados en los


que le robo el pollo a frito a otras personas o algo por el estilo.

−¿”Robar” no es una palabra un poco fuerte? Es una muestra de amistad.

−En fin, no me ocurrió nada importante.

−Oh, pero estás llorando porque te rechazaron. ¿No te parece eso importante también?

1
Popular plato japonés, que consiste básicamente en fideos de trigo al estilo chino.
No parecía importarle, mientras continuaba hablando.

Pero para mí, fue un resultado inesperado.

−A lo largo de mis 14 años de vida, nunca he tenido expectativas con respecto a los
demás −dije− Soy malo para los estudios y para los deportes, no puedo hablar mucho con los
demás, y nunca he sido elogiado por algo. No quiero salir herido, así que sigo viviendo sin
expectativas. ¿Cómo se supone que alguien como yo espere nada de nadie?

−No me importan los motivos o el proceso. Simplemente admito tu valentía.

En el momento en el que escuché esas palabras, me levanté de inmediato. Quería


alejarme en ese instante.

−...Puedes terminar el resto.

−¿Eh? ¿En serio? Es mucho.

−Está bien... después de todo, me diste las crepes.

Dicho eso, le hice una pregunta que me rondaba desde hace un rato.

−¿Eres Sou?

−¿Ah? ¿Eh? Soy Sayo.

Así que estaba equivocado. Por supuesto, ese sujeto nunca me trató tan amablemente
como esta señorita.

Hice una reverencia, y me alejé.

No sabía nada sobre Ishikawa.

Pero había algo que sí sabía.

Ishikawa había sido molestada antes. Tenía miedo de llamar la atención al resaltar
demasiado. A pesar de ello, reunió toda su valentía para hablarle a esta solitaria persona.

Sí tuve pensamientos impuros. Mi mente está llena de sexo, y quién sabe cuántas veces
me habré masturbado pensando en ella. Incluso ahora mantenía tales pensamientos, que nadie, ni
siquiera yo, podía negar.

Así que decidí iniciar la revolución.

−Quiero felicidad.
El mundo ya estaba teñido de rojo escarlata cuando salí el centro comercial. Los cielos
seguían nublados, pero las nubles parecían teñidas de varios colores. Bajo aquél ardiente
escenario, seguí caminando por el medio del camino. El viento, que comenzaba a enfriar, sopló
hacia mi cabello.

Y entonces, expresé mis pensamientos en voz alta:

−Quiero ser feliz como basura. Incluso si soy el último en el Test de Potencial Humano,
quiero seguir sonriendo. Quiero donar a países en desarrollo desde una posición alta. No quiero
ser sermoneado, y no molestaré a nadie incluso si soy humillado. Mientras soy presionado por
los demás para subyugar a otros, me limitaré a sentarme y observar. Si sufro de mala fortuna,
entonces me esforzaré por vivir una vida más feliz. Cuando el mundo entero exija mi
encarcelamiento, no cometeré ningún crimen. Viviré feliz.

Esa fue la última vez que lloré.

Seguí avanzando hacia la felicidad. Engullí las crepes a grandes mordidas, y sostuve el
paquete restante.

−Y entonces, crearé un aula donde Ishikawa y los demás puedan sonreír. Les mostraré a
todos que una basura puede ser feliz. Si Ishikawa dijo que la escuela era un infierno, entonces
voy a destruirla. Voy a destuir el Test de Potencial Humano.

Recordé el aula llena de personas. Masaya, Ninomiya, Setoguchi, Komuro, Tsuda,


Watabe, Ishikawa, Katou, y esos amigos.

Y tomé una decisión.

−Seré una auténtica basura.

Esa fue la única decisión que Taku Sugawara tomó en su vida.

Muy bien, repasemos.

Por si lo has olvidado, permíteme recordarte, mi historia debe leerse a modo de “burla”.
Es así de sencillo.

Así que observa con desprecio los sueños y esperanzas superficiales de este chico de
escuela media. Sólo búrlate de mí.

Si alguien hubiese intentado detenerme en ese punto, el final de la historia habría sido
completamente distinto.

Pero decidí comenzar esta guerra revolucionaria.

Sin importar el precio que tuviese que pagar.


Sin importar que tuviese que ser abandonado por todos, y convertirme en enemigo del
mundo entero.

Capítulo 5: La Mayor Felicidad.

−“Lo conozco”.

El chico estaba llorando por haber sido rechazado, y eso era todo lo que Sayo sabía. Se
encontró con Sugawara de casualidad cuando vino de visita a su pueblo natal.

Si su memoria no se equivocaba, parecía haber ocurrido mes y medio antes de que


Masaya se suicidase. Llegada a ese punto, aún tenía que comprender qué relación guardaba todo
esto.

¿Frustración por haber sido rechazado? ¿Cómo podría ser posible? Si ese fuera el caso,
debería existir una investigación formal al respecto. Y primero que nada, el margen de tiempo no
concordaba.

¿Cómo una sola persona sería capaz de dominar a otros cuatro estudiantes, incluyendo a
Masaya?

¿Y sin que nadie lo notase?

Taku Sugawara estaba siendo vigilado.

La nota de suicidio, la investigación, la violencia, el arrodillamiento obligado, los


artículos de internet, habían muchos misterios.

Y además, el infame y extraño sistema educativo llamado Test de Potencial Humano.

− “Pero sólo hay una cosa que puedo hacer ahora”.

Escuché cosas sobre mi madre, Akane Kishitani.

Era la persona que más sabía sobre lo que sucedió después del caso de bullying, y era,
además, quien había estado vigilando a Taku Sugawara.

Yo sabía muy poco sobre Akane Kishitani.

Después de graduarse de secundaria, trabajó como gerente de una pequeña y mediana


empresa, conoció a un hombre mayor durante su época laboral, y se casó a los veintitrés años. En
su cumpleaños número veintiséis, compró la casa de sus sueños, dio a luz a su hija mayor, y
llevó una vida feliz. Podía decirse que estaba viviendo el sueño de su vida. Sin embargo, seis
años después, cuando su hijo estaba a punto de nacer, su esposo murió en un accidente.

Con la ayuda de sus padres, trabajó para criarnos a Masaya y a mí. La herencia de su
esposo era suficiente para pagar nuestros gastos escolares hasta la universidad, pero al parecer
siguió trabajando para llenar el vacío en su corazón. A partir de entonces, yo tenía recuerdos de
una típica madre modelo, algunas veces estricta, algunas veces amable.

Y diez años después, yo, la hermana mayor, comencé a vivir sola. Tres años pasaron, y
yo sólo volvía a casa para año nuevo o el Obon1, así que no tenía idea de los cambios que mamá
atravesaba.

De acuerdo a Kouta Katou, ella parecía haberse transformado en uno de esos “padres
monstruo “, siempre buscando problemas con la escuela.

Diría que en lugar de sentirme inquieta al respecto, estaba aterrada.

Sí, es más apropiado describirlo de esa forma. Desde que comencé a investigar, me
invadió este sentimiento varias veces, pero esta vez era distinto.

Porque quizás...

¿Pero cómo iba a ser posible? Borré mi inquietud con una sonrisa. Era por el bien de
Masaya; ¿cómo podría retroceder ahora?

−Oye, mamá.

Comencé a moler los granos de café y vertí cuidadosamente dos tazas. La fragancia del
café invadió la sala, y con un sentimiento cordial, le hablé a mamá, quien estaba sentada frente a
la computadora. Me miró de vuelta, sonriéndome.

−Oh, ¿qué sucede?

−Quisiera preguntarte algo, mamá; dime todo lo que sabes. Dejemos las fachadas de lado,
no lo pienses demasiado, y dime. ¿Qué te hizo Taku Sugawara, mamá?

La expresión de mamá se congeló de inmediato. Al notarlo, no pude hacer otra cosa que
encogerme. Sin embargo, me obligué a dejar de pensar y deseché ese pensamiento.

Mamá tiró levemente de una silla, y se acercó hacia mí. Vi las palabras reflejadas en el
monitor, y tal como esperaba, era una propuesta para una reunión de la APM, donde se
expondría la necesidad de un castigo más severo para evitar otras víctimas como Masaya".

1
El Obon u O-Bon es una festividad japonesa de tradición semirreligiosa y origen Budista, que honra a los
espíritus de sus antepasados.
−¿De verdad quieres saber? −Dijo mamá, con voz amable− Sé que has estado
investigando. Pero puede que la verdad no te haga ningún bien, Sanae, y podría causarte más
daño. ¿Estás bien con ello?

−Sí, no importa. Sólo dime lo que has escuchado; te escucharé hasta el final.

Dije, y ella mostró una sonrisa cordial.

−De acuerdo. Te contaré a ti, que eres un fracaso, el proceso del demonio torturando al
joven genio, Masaya.

Estaba mentalmente preparada, pero en cuanto escuché las palabras en persona, el


impacto que sentí fue suficiente para destrozar mi determinación.

Masaya era un chico cientos de veces más talentoso que yo. Comparado conmigo, mamá
tenía expectativas mil veces mayores puestas en él.

Lo sabía.

Sabía que yo era imperfecta.

Y así, mamá comenzó a hablar.

−De hecho, es el deber de un padre hablar sobre ésto, pero ya tuve suficiente, ahora que
él ya no está. Sabes que Masaya era diferente a ti, que era bueno en todo, tenía calificaciones
excelentes, era presidente del club de deportes, y ayudaba constantemente en las labores del
hogar. Los platos que preparaba eran deliciosos. Era guapo también, y las señoras del vecindario
eran fans suyas.

Mamá continuó con su narración, como tratando de liberar la frustración que había
albergado por mucho tiempo.

−Desde que mi esposo murió, Masaya fue mi apoyo, y tú siempre me decepcionaste. No


tienes ninguna habilidad especial, estudias en una universidad de poca monta, fuiste engañada
por un fenómeno, y rompieron contigo. Comparado contigo, Masaya tenía talento desde joven, y
era capaz de absorber el doble de lo que tú puedes aprender, y sólo haciendo la mitad del
esfuerzo. No había dudas de que era un genio.

−Bueno, sí. Masaya era grandioso en todo. −Interrumpí− Como cuando obtuvo el doble
de mi calificación en un examen de matemática...

−Dios santo. Para una viuda, sus hijos son más importantes que su propia vida. Sin
embargo, no tengo esperanzas en ti. Masaya era mi todo.

−¿Y por eso no parabas de quejarte con la escuela?


−¿Y qué con eso? Mira sus calificaciones; no lo digo por ser su madre, pero Masaya
podía ser considerado uno de los pocos genios en Japón, e incluso del mundo entero. Proteger
esa joya tan poco común no era un deber exclusivo de sus padres; también era el rol de los
educadores.

Tú nunca tuviste esos sentimientos por mí.

Tuve ese pensamiento, pero, por supuesto, lo contuve, mordiéndome los labios.

¿Mamá se había convertido en esa clase de persona? Es completamente diferente a como


era antes. Claro, cuando Masaya estaba primaria, ella nunca hizo tantas quejas, como mucho, dos
o tres al año.

−No digo ésto sin una razón válida. −comenzó a hablar una vez más− Cuando Masaya
entró a la escuela media, me sentía muy inquieta. Estaba preocupada de que él no supiese
manejar los celos que produciría en los demás por ser tan sobresaliente. Ya que era tan
inteligente, podía no ser capaz de convivir en ese ambiente, y muchas otras cosas me
preocupaban. Pero mis dudas se desvanecieron de inmediato.

−...¿Por qué?

−Por el Test de Potencial Humano. Cuando Masaya obtuvo la tercera posición, realmente
confirmé que era una joya especial de la humanidad. Es un Test maravilloso. Demostró que
Masaya era destacado, no sólo mental, sino también socialmente.

Akane Kishitani prosiguió, su rostro desbordándose de éxtasis mientras sonreía.

−Y bien, ¿de qué hablo a continuación? Ah, sí, ese demonio. Quiero hablar sobre la
agresión. Cuando la escuela me llamó para notificarme que Masaya “había sido golpeado por
una botella de agua” casi me desmayo. Me dirigí a toda prisa a la sala del personal, escuché lo
que ocurrió, y me di cuenta de todo. Dos días antes del incidente, hubo un caso de bullying que
se volvió un tema viral en internet. Un chico de escuela media hizo bullying a otros cuatro
compañeros con métodos increíblemente crueles. “¿Ésto lo escribió uno de ustedes” le pregunté
a Masaya. Y él, con moretones en su cabeza, lo confirmó en silencio: “Fue Takeyoshi quien lo
escribió”, me dijo.

En ese momento, me ví tentada: “¿Y tú le creíste, mamá?”

Mamá se mostró inesperadamente calmada, mientras decía: “¿Cómo podía creerlo?”


−dijo, con una mirada indiferente− No creía que Masaya pudiese ser víctima de bullying. Tenía
que haber algún truco, ¿una sola persona sometiendo a cuatro?

Sin embargo, de inmediato cambió a una expresión sombría.


−Pero descarté ese pensamiento de inmediato.

−¿Por qué?

−¿No te lo dije? La ropa de gimnasia de Masaya fue destrozada. Y más importante aún,
cuando conocí a Taku Sugawara en la sala del personal, me dijo: “Hice bullying a esos cuatro, ¿y
qué?” Tenía una expresión horrible en su rostro.

−¿Taku Sugawara lo admitió?

−Sí. Ese chico no mostró ni una pizca de remordimiento. Además, describió con
satisfacción lo que había hecho, como si narrase recuerdos hermosos: que obligó a Masaya a
comer orugas, y extorsionó a los otros tres. “Esta es una revolución. Toda revolución trae
sacrificios consigo”, dijo mientras sonreía.

Esa descripción de Taku Sugawara era distinta a la que había hecho Katou. El Taku
Sugawara que él mencionó era alguien poco interesante. El único hecho que concordaba era el de
no interesarse por los demás.

¿Sería esa la clave?

¿Decidió vivir… como basura?

Tomé notas al azar en una esquina de mi libreta, y seguí preguntando:

−¿Fuiste tú quien propuso que se arrodillase frente a todos, mamá? Todos los días,
durante la hora de almuerzo, en cada aula.

−¿Eh? Ah, eso.

Por primera vez, mamá tartamudeó.

−Veamos... ¿quién lo propuso? ¿Lo olvidé? Los otros representantes, el Director e


incluso el mismo Masaya estuvieron de acuerdo. Sugawara no estuvo dispuesto al principio, pero
pareció aceptar al final. Todos querían vengarse a favor de la causa común, castigar a ese
demonio.

−¿Nadie protestó? Oye, mamá, Taku Sugawara podrá ser el demonio, pero siendo
objetivos, ese castigo fue excesivo.

−El ambiente de ese entonces fue lo que influenció. Si hubieses estado ahí para ver al
arrogante Sugawara, a Masaya con el moretón en su cara, y la revelación en internet, hubieses
estado de acuerdo.

Mamá no parecía ocultar nada mientras decía eso.


Pero eso me dejó intrigada. Parecía haber una fuerza oculta dirigiendo estos eventos.

−Después de eso, la mayor parte de la investigación fue llevada a cabo por la escuela. Se
dice que en cuanto Taku Sugawara fue obligado a arrodillarse, surgieron toda clase de rumores
negativos sobre él.

−Pero la escuela tomó en cuenta que Sugawara estaba aislado, ¿no?

−Sí. En cualquier caso, Taku Sugawa fue obligado finalmente a ceder. Vino un par de
veces a nuestra casa a disculparse, y no sólo a la nuestra, sino también a la de las demás víctimas.
Vino solo; sus padres siempre estaban trabajando, prestándole nula atención a su hijo. Él es
escoria creada desde el hogar. Y entonces, nos rogó: “Por favor, no me hagan arrodillarme más”.
Supe de inmediato que se trataba de una actuación, y se volvió un poco agresivo. Se le fue la
lengua, y dijo: “Sigan castigándome y torturaré a esta basura de las formas más salvajes
posibles”. Tiene que haber un límite para cuánto subestima la autoridad de los adultos. Grabé
todo, me quejé con la escuela, y les solicité que aumentasen el castigo. Una basura como él
debería ser condenado a pena de muerte.

En cuanto terminó, mamá golpeó la mesa.

−Pero justo como advirtió, Masaya finalmente no pudo soportarlo más, y se suicidó.

Y continuó gritando, como si hubiese perdido la cordura:

−¡ESTABA PREOCUPADA POR ÉL! ¡MUY PREOCUPADA! ¡MASAYA ESTABA


CADA VEZ MÁS RARO! ¡NO TENÍA APETITO, Y SIEMPRE HABÍAN GRITOS EN LA
HABITACIÓN! ¡MASAYA NO TENÍA A NADIE CON QUIEN HABLAR! ¡SIEMPRE
SUFRIÓ SOLO! ¡YO NO SABÍA POR QUÉ! ¿CÓMO PODÍA AYUDARLO? LE DIJE QUE
VIESE A UN CONSEJERO. ¡HICE TODO LO QUE PUDE!

Akane se llevó las manos a su cabello, y gritó:

−¡ESE DEMONIO HIZO ALGO! ¡VINO A NUESTRA CASA UN PAR DE VECES, Y


SE DISCULPÓ COMO SI NADA! ¡TUVO QUE HACERLE ALGO A MASAYA! ¡SEGURO
FUE ÉL QUIEN EMPUJÓ A LA NOVIA DE MASAYA! ¡ELLA ENTRÓ EN COMA, Y ÉL
ESTABA IMPACTADO! ¡NO HAY DUDA DE QUE FUE TAKU SUGAWARA QUIEN LE
LLEVÓ AL BORDE DE LA DESESPERACIÓN! ¡ESTO ES IMPERDONABLE! ¡MASAYA
ERA UN ÁNGEL QUE OBTUVO ALTAS CALIFICACIONES EN EL TEST DE
POTENCIAL HUMANO, UN GENIO CUYA PERSONALIDAD ERA ACLAMADA!
¡NUNCA PERDONARÉ A ESE DEMONIO!

Comenzó a toser, y cayó de la silla.

−¡Mamá!
Me apresuré a sobar su espalda. Pero mamá apartó mi mano.

Se levantó sin mediar palabra, casi viéndome como un estorbo, fue hasta la cocina, llenó
un vaso de agua y la engulló. Vi las gotas de agua resbalar por sus labios. Con una mirada vacía,
suspiró: “Oh, cierto”.

−Estás investigando el caso de Masaya por tu cuenta, ¿cierto? Cuando descubras la


verdad, por favor recuerda contármela. Eso incluye lo que hizo Taku Sugawara y lo que
preocupaba a Masaya: investígalo todo.

−...De acuerdo. Pero, mamá, cálmate un poco.

"¿Calmarme? ¡Já! ¿Cómo podría hacer tal cosa? Ese demonio sigue con vida, tratando de
traer desgracia a otros.

Antes de que lograse comprender el significado de aquellas palabras, tomó una bolsa que
había dejado sobre la mesa, escarbó entre los sobres, y me lanzó uno.

−Lo dejaron hoy en el buzón, junto al cadáver de un gato en una bolsa.

¿Por qué alguien enviaría un gato muerto?

Abrí el sobre, y encontré una carta, con una única línea de palabras claramente impresas:

−La revolución continuará.

Esa era la línea escrita.

−”Revolución”... no hay duda de que fue Taku Sugawara −dijo mamá− El demonio sigue
en la ciudad, planeando algo... ¡¿Por qué habría de enviar un gato muerto?! ¡Ya se encargó de
condenar a Masaya! ¿Aún no está satisfecho...?

Al pronunciar aquellas palabras, se aferró a su propia ropa.

Y entonces, pareció estar al borde de las lágrimas, observando la carta con odio extremo.

Puede que nunca comprenda el dolor de un padre que pierde a su hijo, pero la mirada de
mamá lo hizo parecer intolerable.

−El año pasado, Masayo dijo ésto... −murmuró− “Hice un amigo llamado Taku Sugawara,
sin duda es un buen amigo”. Recuerdo lo feliz que me sentí por él.

−¿Eh?

−Ellos eran amigos.

Mamá rogó:
−Por favor, haz algo útil por una vez... eres un fracaso comparada con Masaya, así que al
menos podrías hacer algo por mí, y vengarte del demonio que asesinó a su propio amigo...

No pude pronunciar una palabra, y salí a toda prisa de la casa.

Estaba dentro de un cibercafé1 que quedaba en una calle, yaciendo allí como un zombie.
En la estrecha sala, cerré los ojos, mientras me cubría con una toalla. Al hacerlo, sentí que
abandonaba el mundo, y mi alma se llenó de paz.

Después de un rato, mi teléfono sonó.

Era Sayo.

Atendí su llamada, y la voz cruel de siempre reconfortó mi alma.

−Hey, ¿estás ocupada? Tengo algo que reportar.

−Dime... −susurré.

Mi reacción debió sonar muy distinta a la de horas antes, y Sayo pareció sorprendida al
otro lado del teléfono, pero no ahondó en el asunto, y prosiguió:

−Eh, aparte de Masaya, habían otras tres víctimas, ¿no es así? Ninomiya, Komuro,
Watabe; fuí a buscarlos.

−...¿Y estuvieron dispuestos a reunirse? Si logramos hacer hablar a esos tres, será la vía
más rápida para llegar al fondo de ésto.

−No, fue sólo por teléfono.

−¿Ah?

No pude evitar levantar la voz.

Debido a la cobertura masiva de los medios de comunicación, Shunshuke Ninomiya,


Kouji Watabe y Takayoshi Komuro se mudaron de la ciudad, y sus madres guardaron silencio
desde entonces.

Sabía que Sayo encontraría algo, pero no esperaba que fuese así de rápida. Tal como era
de esperarse del arma secreta.

1
Aquí la palabra “cibercafé” hace referencia a un significado muy distinto al que conocemos en nuestro
continente. Los “Internet Café” en Japón son lugares abiertos las 24 horas y que ofrecen habitaciones para una sola
persona, las cuales son muy pequeñas (de no más de dos metros de largo, y menos aún de anchura), normalmente
equipadas con una computadora, un par de auriculares, un televisor, y a veces una consola.
−Eh, pero nunca revelaron nada. Intenté varios métodos para llamar a Takayoshi Komuro.

−¿Y qué tal?

−Eh, fallé.

Sayo declaró fríamente:

−No dijo absolutamente nada. Sólo insistió en el hecho de ser víctima de Taku Sugawara,
quien llevó a Masaya al borde de la desesperación. No explicó por qué, ni cómo fueron
dominados los cuatro a la vez. Sus respuestas fueron bastante vagas de principio a fin.

−Tras aquél incidente, Taku Sugawara estaba bajo vigilancia. ¿Cómo pudo coaccionar a
Masaya?

−Dijo que no lo sabía.

−Ya veo...

−Así que no pude seguir preguntando. Parecía estar ocultando algo, pero no soy policía,
no puedo interrogarlo. Aunque una de sus respuestas me pareció curiosa.

−¿Qué?

−Eh, le pregunté cuál era su relación con Masaya, y fue muy serio al respecto.

Sayo dijo:

−”Una amistad imperturbable”.

−¿A qué te refieres?

−A los chicos de esa edad les gusta embellecer sus relaciones personales, supongo. Es
sólo que parece haber algo más en sus palabras, algo extraño.

Y así terminó el reporte de Sayo. Nunca llegó al meollo del asunto, pero logró preguntar
sobre la relación que existía entre ellos.

Pero sus palabras me confundieron un poco.

−¿El amigo de Masaya no era Taku Sugawara...?

−¿Eh? ¿Qué quieres decir?

−Eso dijo mamá. Que Masaya se lo contó con emoción el año pasado.
−¿Ah? No, pero Kouta Katou nunca mencionó que Masaya y Sugawara fuesen amigos, y
la prensa nunca lo reportó, ¿o sí?

Eso se suponía. Estaba impactada al enterarme de ello.

¿Cuál era la relación entre Masaya, Sugawara y los otros tres?

−Oye −dijo Sayo.

−¿Y bien? ¿Qué dijo tu mamá, Sanae?

Sus palabras fueron directas, pero amables.

−Le preguntaste sobre el incidente, ¿no? ¿Qué dijo?

−...

Por supuesto, no podía ocultárselo a Sayo, quien me había estado ayudando, así que
decidí explicarle. No lo hice en orden y no comencé de la base, pero Sayo me escuchó en
silencio.

Mamá estaba decepcionada de mí, puso todas sus esperanzas en Masaya, pero no logró
protegerlo, estaba devastada, y guardaba un gran rencor contra Taku Sugawara −expresé mucho
de lo que sentía.

Mientras continuaba con mi relato, sujeté la toalla con fuerza.

En cuanto Sayo escuchó todo, suspiró.

−Definitivamente, eso está mal.

Fue lo primero que dijo.

−No quiero criticar a padres ajenos, pero eso es bastante extraño. ¿En serio le dijo
semejante cosa a su propia hija?

−No la culpes. Sé que trabajó muy duro para salir adelante cuando yo era niña.

−Pero aun así...

−Está bien. Aun así la amo.

En ese momento, sentí que mis ojos se ponían calientes. “Ah, maldición”. Aunque
pensaba de esa forma, no pude evitar que mis lágrimas fluyesen. Tomé la toalla que había pedido
prestada, y me cubrí desde la cabeza. Absorbió las lágrimas, pero no pude detener mi llanto.
Sayo me hablaba con preocupación. No podía verme, y yo seguía sacudiendo la cabeza,
diciendo:

−Pero supongo que es un poco difícil de aceptar. Mientras más investigo, más lo noto.
Noto lo increíble que era Masaya. Tanto el director como sus compañeros lo elogiaban, y eso fue
lo que causó el gran cambio en la personalidad de mamá. En cuanto a mí, básicamente, soy un
cero a la izquierda.

−¿Por qué te culpas? Lógicamente, la parte extraña debería ser tu familia como tal.

−Sí. Probablemente se deba a Masaya siendo demasiado bueno, y yo demasiado inútil.

−No, tu mamá es el mayor problema.

Aunque éramos amigas del alma, había cosas que no quería escuchar ni siquiera de Sayo.

Sayo dejó de hablar, y pude escucharla suspirar desde el auricular. Parecía querer decir
algo, pero se dio por vencida.

Incluso mi mejor amiga se había rendido conmigo.

−Lo siento −me disculpé− Estoy un poco cansada. No quiero hablar.

−Espera −dijo Sayo− ¿Por qué motivo comenzaste a investigar?

−Por mamá y Masaya.

−Si tu mamá te pide que mates a Taku Sugawara, ¿qué harás?

−...Has estado defendiendo demasiado a Taku Sugawara.

Dije algo más frío de lo que esperaba.

−Por los momentos, no me llames.

Y colgué, envuelta en silencio. Me senté sola en el cibercafé.

Me acosté en un espacio grande, inmóvil. No tenía ganas de leer manga, ni tampoco


quería encender la computadora. Traté de dormir en aquél pequeño lugar de tablas de madera
marrones. Sin embargo, mi cerebro seguía en funcionamiento, y no dejaba de pensar en lo que
mamá me había dicho.

Tuve una discusión con Sayo.

Sabía que yo era inmadura. Incluso a mis veintiún años, seguía siendo inmadura.

Apague las luces, y cerré los ojos. −Mamá −murmuré.


−No soy... una buena hermana mayor.

Sanae Kishitani estaba necesitada de amor. ¿Cuándo comencé a sentirme así? ¿Cuándo
comencé a notar la diferencia de trato entre Masaya y yo? Mamá no me ama, pero Masaya creció
en un ambiente lleno de amor. ¿Cuándo comencé a ignorar la realidad y fingí ser una buena
hermana para Masaya, sólo para ganar el amor de mamá? ¿Cuándo me convertí en una hermana
mayor sin amor… una hermana desleal?

Me acurruqué en la suite del cibercafé como un pequeño animal. No tenía dónde liberar
mi frustración, así que golpeé la pared, pero nada cambió, excepto por el dolor en mis manos.
Podía imaginarme abriendo los ojos diez años atrás, pero eso nunca pasó.

Mi tragedia seguía multiplicándose eternamente.

Ahh, odiaba esto.

Pero las cosas malas vinieron una tras otra.

Entonces fui atacada por “la mayor felicidad”.

A las ocho de la noche, abandoné el cibercafé, y fui atacada por alguien.

No debí tomar esa calle tan solitaria. Sin embargo, nunca esperé ser estrangulada por la
espalda, y golpeada con un picahielos. Traté de pedir ayuda, pero no había nadie cerca.

−No te muevas. No hagas ruido. No te resistas.

Era la voz de un hombre. No, era la de un chico atravesando la pubertad. Sonaba como un
estudiante de escuela media, con una bufanda alrededor de sí, otorgándole una voz vaga.

Sujetó mi cuello con su mano derecha y, usando su mano izquierda, presionó mi cuello
con el picahielos, empujándome a una esquina. No podía hacer más que obedecer.

Había una aguja plateada brillando en mi cuello, y el miedo hizo que mi capacidad de
razonar se desmoronase.

Detente. ¿Voy a morir?

Tal como Masaya murió por las manos de alguien más.

−No interfieras. Abandona este asunto.

Dijo el asaltante a mi oído.

Acercó la punta del picahielos a mi ojo, amenazándome.

−Si no obedeces, te mataré. Eres un incordio.


Abandona la investigación.

Eso fue lo que el chico trató de decir. Así que, por instinto, pregunté:

−¿Eres... Taku Sugawara?

Detrás de mí, él temblaba, o al menos eso parecía. Tal vez yo tenía razón.

¿La persona a mi espalda era Taku Sugawara?

¿El demonio que llevó a Masaya al borde de la desesperación?

−Yo... no lo soy −negó inesperadamente, con una voz vaga− No soy esa basura. Soy la
mayor felicidad. La mayor felicidad. Soy un creyente de la felicidad en representación de Japón,
de la escuela, de la clase. Tú estás cambiando mi posición.

−¿La mayor felicidad…?

−No más preguntas, o te mataré.

Me tomó por el cuello y caí de espaldas, perdiendo el equilibrio. Dirigió su puño derecho
a mi estómago.

Justo en el plexo solar.

El dolor agudo que vino a continuación me hizo perder el conocimiento.

Caí al suelo, jadeando, y comenzó a patear mis brazos, rodillas, cuello, cintura, hombros
y muslos, atormentándome sin cesar.

¡Duele! ¡Tengo miedo! ¡Que alguien me salve!

Sin importar cuánto pidiese ayuda, nadie me salvaría. Si intentaba gritar, el atacante
usaría el arma, así que no tenía opción que dejarlo golpearme.

Cuando vio que estaba cubierta de moretones, dijo: “Adiós, cáncer social”. Y se marchó.

¿Qué está pasando?

¿Hay otra mente maestra aparte de Taku Sugawara?

No sabía qué estaba pasando.

Mientras más me acercaba a la verdad, más lastimada salía. Recibí un gato muerto en
casa, discutí, lloré de tristeza, y fui atacada. ¿Quería continuar buscando la verdad?

No tenía idea.
¿De qué estaba asustado él? ¿La mayor felicidad? ¿Cáncer social?

−Quiero huir... no entiendo nada. ¿Qué hago, Masaya?

No podía levantarme debido al dolor excesivo, y me quedé tumbada en el camino,


pensando.

De pronto, recibí un mensaje en mi teléfono.

¿Quién sería? Me pregunté mientras revisaba, y resultó ser alguien inesperado.

“Sé quién es el verdadero culpable. Soy Kotomi Ishikawa”.

El mensaje era de la compañera de clases que se cayó por las escaleras tres días antes del
suicidio de Masaya.

Y además, su novia.
Capítulo 6: Asesinato.

He decidido explicar esta revolución rápidamente.

Es un poco difícil de seguir, pero traten de prestar atención.

Durante el receso, tras terminar con la comida, que no es ni mala ni buena, todos hacían
lo que se les antojase.

Yo siempre me quedaba leyendo en un rincón del aula, así que nunca le presté atención a
mis compañeros. Aunque si prestaba más atención, encontraría a todos realizando alguna
actividad alegremente.

Masaya, Ninomiya y Watabe estaban jugando póker con algunas chicas, mientras
Ishikawa observaba con alegría desde un costado. Komuro hacía su mejor esfuerzo en copiar la
tarea de Masaya y las otras chicas hablaban en el pasillo, dedicándole miradas de hastío a Katou
y los demás, pues este último hablaba sobre cosas desagradables. Los más otakus1 discutían
sobre el anime que se transmitiría esa noche, mientras los más calmados, como yo, leíamos.

Lo que quiero expresar es que en aquél entonces, no estaba enfadado.

Cuando ataqué a Masaya con la botella llena de agua, no estaba agitado.

Así que cuando me decidí, ataqué a Masaya con un sutil pero fluido movimiento cuando
volteó su cabeza. Por supuesto, era de esperarse; de haber estado realmente enojado, le hubiese
atacado con una silla, y Masaya hubiese terminado en el hospital inclusive. Aún con mis débiles
músculos, debería ser capaz de ello.

En ese caso, fue por bondad que decidí atacarlo sólo con una botella de agua, dejando un
moretón en su rostro.

−¿Qué sucede contigo... Sugawara?

Todos mis compañeros se detuvieron, y un silencio invadió el aula de inmediato, donde


sólo Masaya mantuvo la calma.

Eso me impresionó.

Y entonces dije: “Este sí que es un buen día”.

A principios de noviembre, inicié mi revolución.

1
El término otaku se define como una persona fanática o con aficiones obsesivas, proviene de la cultura
japonesa, y se aplica a cualquier tema, área o campo (juegos, grupos de música, afición, comics, películas, series,
informática, automóviles, fotografía, etc.), sobre todo al anime y al manga.
En cuanto terminé con las preparaciones, ataqué a Masaya, tal como lo he descrito.

Y entonces llegó el caos.

Le expliqué a Toguchi-sensei (el profesor encargado de nuestra clase), a la madre de


Masaya y a los padres de los otros tres, y sus gritos bien pudieron haberme dejado sordo. La
madre de Masaya quiso golpearme más de una vez.

En el centro del aula, varios adultos me rodeaban, expresando agitadas emociones en sus
reclamos.

Como una liebre entrando por error a la cueva de un león, me llevé una aterradora y
lamentable experiencia.

Pero nunca me disculpé.

No podía rendirme tan fácilmente, porque se trataba de una revolución.

Todos me sometieron a castigos ridículos, y durante la hora de almuerzo, debía ir a cada


aula y arrodillarme ante todos.

Aquél día, regresé a casa a las ocho.

Y antes de dormir, finalmente vi a mi padre, que había llegado a casa.

Se quitó el pesado abrigo, tomó una lata de cerveza de la nevera y se limitó a decirme:
“No hagas nada estúpido”.

Sólo eso.

Nunca me preguntó nada.

La madre de Masaya se enfureció como la mismísima Asura1, y yo fui suspendido de la


escuela por tres días; incluyendo el sábado, pasé cinco días suspendido. Durante ese tiempo, fui a
la escuela un par de veces y visité las casas de Masaya, Ninomiya, Watabe y Komuro.

“¡Trae a tus padres!” −Más de uno me gritó.

Pero lo único que podía responder era: “Por favor, díganselo a mis padres ustedes
mismos”. No trataba engañarlos, estaba siendo honesto. Sin embargo, fui sermoneado, y me
mostré atónito.

Todo eso podía entenderlo.

1
En el hinduismo, los asuras son un grupo de deidades sedientas de poder y en constante guerra,
consideradas a veces demoníacas o pecaminosas.
El problema es que después de la suspensión, me obligaron a arrodillarme ante todos.

(¡¿Estamos en el período Edo1?!)

Durante la hora de almuerzo, me arrodillé frente a cada aula de clases,


independientemente del año. ¿Se permitía semejante cosa dentro de la educación? ¡Ministerio de
Educación, expliquen esto!

...Bueno, eso era de esperarse.

Cuando el primer día de arrodillarme terminó, me quejé hacia mis adentros, y finalmente
recobré la paz. Sacudí mis sucias rodillas y cabello, y suspiré.

El sentimiento de lástima y condescendencia de los desconocidos persistía en mi corazón.


Todos almorzaban alegremente, y de pronto llegué junto a los profesores, mi cabeza postrándose
contra el suelo. Todos estaban estupefactos, incapaces de mediar palabra; las miradas curiosas se
volvieron condescendientes. No logré ver sus expresiones, pero esa era la atmósfera que sentí
invadir las aulas.

De esta forma, los estudiantes entenderían que el bullying está mal, y, al mismo tiempo,
todos sabrían que soy basura.

Supongo que no habrá otro caso de bullying en la escuela. Felicidades.

(La madre de Masaya es aterradora....)

Suspiré, y escuché la voz de Toguchi-sensei. Era el profesor a cargo de mí, y el adulto


que me acompañó mientras me arrodillaba.

−Oye, Sugawara.

El joven profesor, de unos treinta años de edad, se rascó la cabeza.

−No pareces muy afectado...

−¿Le parece?

−No es que pretenda aumentar el castigo, pero tengo curiosidad. ¿En qué estás pensando?

−En nada. Sólo estoy reflexionando sobre cómo hice bullying a Masaya.

Nunca esperé que Toguchi-sensei lo notase, así que me esforcé en aparentar una actitud
arrogante, una sonrisa burlona, y dirigí mis ojos a una dirección completamente distinta.

1
El período Edo, también conocido como período Tokugawa, es una división de la historia de Japón, que
se extiende desde el 24 de marzo de 1603 hasta el 3 de mayo de 1868.
Al menos hasta que acabe la revolución, no puedo ser honesto con Toguchi-sensei.

Así que me burlé:

−¿Quiere empeorar las cosas? Siempre y cuando me arrodille, todo saldrá bien. ¿Acaso
quiere que la madre de Masaya regrese? La visité durante mi suspensión, pero sólo logré
enfurecerla más.

−...Bueno, tienes razón.

Toguchi-sensei parecía haberse rendido, suspirando, mientras se apresuró a volver a la


sala del personal. Este profesor era criticado por ser un pusilánime con temor a los problemas,
muy poco popular entre los estudiantes, pero en este momento, ese hecho era un alivio para mí.

Cuando regresé al aula, encontré mi estuche para lápices en la basura.

Era muy poco natural, y lo noté enseguida. Todo el contenido se había desparramado, y
tirados junto a la caja de lápices, varios lápices mecánicos sobresalían de la bolsa de plástico gris.

Nunca esperé que comenzara tan pronto.

Sentí miradas de toda el aula, muy diferentes de cuando me dirigía a arrodillarme frente a
todos; había una sed de justicia. La prueba de ello eran las miradas dirigidas en mi dirección, sin
el menor disimulo. No mostraban vergüenza en sus horribles corazones, y pensaban que tirar mi
estuche para lápices era un acto justo.

Me daba ganas de vomitar.

−¿Tan importante es el Test de Potencial Humano? −murmuré.

Pensé mientras los fulminaba con la mirada a todos. Realmente tenía mucho que decir.

Ustedes no tienen derecho a ser basura. Ustedes son escoria. ¿Anhelan la aprobación de
otros? ¿Anhelan ser alagados por Masaya? ¿O simplemente seguir la corriente? ¿Desecharon las
pertenencias de alguien más por una razón tan estúpida? ¿Cuántas personas han lastimado en sus
14 años de vida, aferrándose a un término llamado “amistad” que en realidad no entienden?

Pero no tenía caso decirles nada de eso. En primer lugar, no me importa lo que piensen;
aunque sean estúpidos, unos bufones, ¿qué más da? Sólo tiraron mi estuche de lápices. No les
tomaría más de un minuto.

La verdadera basura no puede ser lastimada.

Y eso fue lo que vi durante la fase inicial de mi revolución.

Y avanzaba inesperadamente bien, ¿sabías?


−Ahhhhh, ¡estoy hecho polvo!

En cuanto regresé a casa, grité.

Ataqué a Masaya, me enfrenté a su madre en la sala del personal, visité a las víctimas
durante mi suspensión, me arrodillé ante todos, mi clase y mi escuela me juzgó; es fácil escribir
ésto, pero cada evento causó un estrés enorme a mi estado mental.

Merendé algunos bocadillos en la sala de estar, dando calma a mi exhausta alma. El


baumkuchen1 que compré a espaldas de mis padres estaba inesperadamente bueno. Comencé
cortando las capas y comiéndolas; era una forma única de comer que había inventado yo mismo.
Colapsé en el sofá. “Uhhh” −murmuré. Incluso la basura como yo podía tener colapsos mentales.

−Debo decir que no he hecho una actividad decente desde hace tiempo. Me duele la
cabeza. Son tan crueles. ¡Torturaron a este pobre niño en pleno Período Heisei2!

Pero aún así, no podía rendirme.

De lo contrario, me perseguiría por siempre la infamia de ser “el chico que hizo bullying
a cuatro compañeros y golpeó a uno de ellos con una botella”.

La suerte estaba echada.

Sólo podía continuar.

Decidí quejarme en voz alta antes de ir a dormir. “Beep”. Un sonido provenía de la


computadora. Me acerqué a ella y encontré un mensaje de Sou. Era lo usual.

−Hola, ¿estás? ¿Ocurrió algo interesante hoy?

No quería decirle que “fui obligado a arrodillarme durante el almuerzo como castigo”.
Así que dije una mentira inofensiva. Es muy fácil hacerlo. Mí día a día seguía básicamente el
mismo programa, como si de una dieta básica se tratase. Ir a la escuela, no prestarle atención a la
clase, ir a la biblioteca y regresar a casa.

No podía contarle a Sou sobre el incidente y el bullying, pero quería simplemente charlas
sobre algo más estúpido con él.

1
También llamado tarta rallada, su especial característica es las numerosas capas de bizcocho de chocolate
y vainilla.
2
El periodo Heisei es el periodo actual en Japón. Comenzó el 8 de enero de 1989, tras la muerte del
Emperador Hirohito.
−Oh, sí, descubrí que es genial cocinar bollos de carne en sopa. Es sencillo completar un
platillo de comida china.

En ese momento, sólo necesitaba un cambio de humor, pero mi avaricia despertó e hice
un chiste estúpido.

Para que conste, nunca he comido sopa de bollos de carne. Pero debería bastar para
preparar un plato de sopa china, ¿cierto? No lo sé.

La conversación continuó de alguna forma, y le dimos rienda suelta a la charla:

−En ese caso, si usas bollos de frijoles rojos, se convertirá en una sopa de frijoles rojos,
¿no?

−¿En serio? Suena a que sería demasiado insípido.

−Haz el intento. Estoy ansioso por ver los resultados.

−Deberías hacer ese experimento tú mismo, Sou. Esto es despreciable.

Bromeé, y esperé por su respuesta.

Tras una pausa, Sou me envió un mensaje:

−En fin, ¿por qué golpeaste a Masaya Kishitani, Sugawara?

En ese momento, perdí mi capacidad de pensar.

Leía el mensaje una y otra vez, y luego verifiqué mi historial de chat con Sou. Había
pruebas de que nunca le había revelado mi información personal.

Sentí sed al instante, y fui incapaz de mediar palabra.

Pero Sou seguía enviando mensajes.

−Perdona por decir esto tan de repente, ¿pero podrías compartir conmigo lo que sucedió?
Yo podría ser capaz de ayudarte. ¿Por qué golpeaste a Masaya Kishitani? ¿Por qué actuaste de
forma tan arrogante frente a su madre? ¿Cómo conseguiste dominar a cuatro estudiantes?

¿Qué está sucediendo? E inadvertidamente, explicó:

−Te conozco, tengo esperanzas en ti, y estoy preocupado, así que por favor, cuéntame
qué estás tramando. Taku Sugawara, esa compañera a la que llamas “I”, se trata de Kotomi
Ishikawa, ¿no es así?

Por instinto, apagué la computadora.


Mi respiración se aceleró, y desconecté frenéticamente los cables del internet antes de
abandonar la sala de estar.

¿Por qué me conoce ese sujeto?

¿Quién es exactamente?

Tuve la sensación de algo rompiéndose, y una premonición ominosa me invadió.

Justo en ese momento, sonó el timbre de la puerta. No eran mis padres; es imposible que
estén en casa a esta hora.

Alguien estaba aquí.

Con el corazón saliéndose de mi pecho, me escabullí hacia la ventana y espié la entrada.

El chico de pie frente a mi casa era alguien que no esperaba, alguien que no quería ver.

(Masaya...)

De pie frente a la puerta, Masaya tenía una venda en su rostro. Al ver esa figura, retrocedí,
y quise abandonar la escena.

−Taku, ¿estás aquí? −me llamó por la ventana− ¿Por qué hiciste eso? ¿Qué estás
tramando?

Masaya me llamó, yo cubrí mi boca, conteniendo el aliento.

Pero los genios son realmente aterradores, y Masaya parecía haberse percatado de mi
presencia. Giró la manilla de la puerta, comprobó que estaba cerrada, y dijo:

−Sé que te estás escondiendo tras la puerta. Si no quieres salir, está bien. Pero, por favor,
dime, ¿qué estás tramando?

No podía responder.

Y Masaya dijo:

−Ya no tienes que arrodillarte. Nunca quise que lo hicieras. Le diré a todos los de la clase
que no sean tan obtusos como para tirar tu estuche de lápices. Eso es todo lo que vine a decirte.
Oye, dime algo, por favor.

Aunque estaba siendo amable conmigo, no podía responder. El silencio nos envolvía
mientras aquella gruesa puerta de tres centímetros nos separaba.

−Oye, Taku... −murmuró Masaya− Seguimos siendo amigos, ¿no? Seguimos siendo
aliados, ¿no?
−Sí... pero, lo siento −dije. Sin embargo, en ese momento pensaba que cuando todo
terminase, podríamos salir a comer algo; pero, por supuesto, no podía simplemente invitarlo.

Él era un miembro de la Alianza TakuMasa.

Pero a estas alturas, ya no podía ser su buen amigo.

Así que, después de eso, decidí guardar silencio.

Varios minutos después, Masaya seguía frente a la puerta, varias veces a punto de decir
algo, pero terminó por rendirse, descargando su frustración con una patada en la puerta para
luego alejarse del lugar.

Cerré los ojos, aún en el pasillo.

Tenía que seguir torturando a Masaya hasta que la revolución terminase.

Por mi propia felicidad.

Estaba exhausto, y me derrumbé en la entrada; en ese momento, el timbre sonó una vez
más.

Habían pasado aproximadamente diez minutos, y subí la guardia una vez más,
preguntándome si Masaya había vuelto. Sentía curiosidad por conocer la identidad del visitante y
regresé a la sala de estar, para asomar por la ventana; logré ver el típico bolso azul oscuro de
nuestra escuela, con un lazo gris atado a él. ¿Era sólo un lazo? Parecía haber algo más atado al
bolso. Sí, parecía familiar.

Para ver más claramente, acerqué mi cabeza a la ventana y golpeé el vidrio


accidentalmente. El visitante giró hacia la fuente del ruido, y nuestras miradas se encontraron.

Era Kotomi Ishikawa.

Era el peor momento posible. Era la persona a la que menos quería ver, incluso menos
que a Masaya. Las cosas iban mal. El lazo gris eran los restos de aquél muñeco. No podía fingir
que no estaba en casa, así que asentí y fui hacia la entrada. En la tenuemente iluminada entrada,
encendí las fluorescentes luces blancas y abrí la puerta, que fue empujada casi con ansiedad. Ella
ignoró la entrada que yo típicamente hubiese limpiado, y comenzó a hablar.

−¿Por qué te visitó Masaya, Sugawara?

Me preguntó. Era una expresión ruda que nunca antes había visto, como si me estuviese
siendo interrogado por los pecados de mi encarnación pasada.

Esquivé sus intensos ojos, y dije:


−¿Era él? No estaba del todo seguro.

−Estás mintiendo. Vi a Masaya cuando se marchaba de aquí, Sugawara. Por favor, dime.
¿Qué hacía Masaya aquí?

−...No lo vi −traté de ser cuidadoso al contestar−, lo ignoré. Estaba gritando afuera de la


casa, pero no entendí lo que decía. Probablemente recitaba el Nuevo Testamento.

−Masaya no es cristiano.

La refutación de Ishikawa era muy típica suya, y yo había sido atrapado con la guardia
baja.

−Entonces sería el Viejo Testamento.

−Otra vez con esa actitud... Van a torturarte, Sugawara.

Era un tono que mezclaba lástima y rabia; en mis catorce años de edad, era primera vez
que escuchaba una manera tan extraña de hablar.

−Todos te detestan, Sugawara... porque golpeaste a Masaya. Por eso te pido, por favor,
que seas honesto conmigo. Esa es mi única petición... ¿realmente hiciste bullying a Masaya?

−...Lo hice. Komuro me delató en internet, y Masaya debía cargar con la responsabilidad,
así que le di una lección. Así de simple.

Mi tono fue más frío de lo que pensaba. Sin embargo, no podía retractarme.

Ishikawa sacudió la cabeza ante mí.

−Eso también es mentira. Incluso yo, que no soy muy lista, sé que Masaya no es el tipo
de persona que sería víctima de bullying.

−En ese caso, ¿por qué no lo negó frente a los profesores y los padres? Si él hubiese
dicho “no me hicieron nada”, yo no hubiese dicho nada. Nunca lo negó, porque no podía, porque
es la verdad. Debes haberle preguntado al propio Masaya, ¿no? ¿Qué dijo?

Cuando rechacé a Ishikawa con esas palabras, sentí una punzada de dolor en mi corazón.
Sentía una gran urgencia de disculparme y abrazarla cuantos antes. Ya estaba mentalmente
preparado, pero nunca esperé que hacerme enemigo de Ishikawa fuese tan doloroso.

Mientras yo me preguntaba si la había hecho llorar, inesperadamente, me abofeteó. Tenía


poca fuerza, pero fue suficiente para enviar a mi débil persona al piso.

Su respiración era tan frenética como la de un animal salvaje, mientras me miraba desde
arriba.
−¿Por qué... por qué no me lo dices?"

Sus ojos se llenaron de lágrimas, y comenzó a descargar su frustración:

−¡Por favor, sé honesto! ¡¿Qué debo hacer?! ¿Las palabras de quién debo creer? Por
favor, dime la verdad... o... tendré que molestarte también... Sugawara...

−¡CÁLLATE!

Aún en el piso, repliqué con todas mis fuerzas, empujando a Ishikawa, mi primer amor,
con determinación.

−Ya deja de actuar como la niña buena, siempre diciendo lo que los demás quieren
escuchar. Sólo te importa lo que digan demás; ni siquiera me odias, ¿verdad? Sólo temes que
vuelvan a ser crueles contigo, sólo quieres ser aceptada. Deja de juzgar a los demás por un
motivo como ese. ¡Deja de escapar de la realidad!

−¡...!

Dejó escapar un sollozo audible al escuchar esas palabras, y me miró con lágrimas en los
ojos. Parecía querer decir algo, pero no podía pronunciar palabra.

Supongo que acerté. Esa respuesta tan obvia me ayudó; después de todo, esa era la razón
por la que comencé la revolución.

Así está bien, me convencí a mí mismo. Incluso si causaba que Ishikawa me odiase, no
podía dejarla involucrarse. Así estaría bien.

Sentí el frío proveniente del piso de mármol, y para evitar su mirada, dirigí la vista a una
planta colocada dentro de una maceta de cerámica en la entrada. Las hojas de color verde oscuro
temblaban mientras esperaba que Ishikawa se marchase.

Finalmente, Ishikawa dijo, invadida por el dolor:

−Por favor, cállate... no sabes cuánto sufren los demás. Nunca entenderías.

−Quizás.

−No estás reflexionando en lo más mínimo, ¿cierto, Sugawara? Derramaste tinta en la


libreta de Masaya... justo como cortaste su ropa de gimnasia en septiembre... y seguiste
molestando a Masaya... eres horrible.

−...¿Eh?

Me volví y pregunté, pero ya se había marchado.


Quería saber más, pero mis pensamientos no funcionaban lo suficientemente rápido, y mi
cuerpo no podía moverse por los momentos.

Una vez más, me quedé solo en el pasillo.

Pero a diferencia de la vez pasada, ahora abrigaba claras dudas.

−¿Derramé tinta en el libro de Masaya? ¿Corté su ropa de gimnasia?

Ese no fui yo.

Otras personas lo hicieron a mis espaldas. Recordé la imagen angustiada de Masaya.

¿Me había equivocado sobre algo?

Algo yacía oculto.

Y se dirigía a un lugar distinto al de mi revolución.

Yo tenía algunos deseos.

Y para cumplir esos minúsculos deseos, tenía que iniciar la revolución.

Para liberar la carga de mis amigos.

Aunque fuese un poco, quería liberar la carga de Ishikawa.

Quería destruir el Test de Potencial Humano, y obtener felicidad.

Esas eran las expectativas que guardaba cuando comencé la revolución. Y ahora, incluso
si yo no podía, esperaba que ella pudiese volver a sonreír.

Está bien si no somos novios.

La basura no abriga esperanzas tan poco realistas.

Sin embargo, un mes después de golpear a Masaya, mi deseo no se cumplió. En cambio,


apareció ante mí de la forma más retorcida.

Ni siquiera yo estaba seguro de lo que sucedió en ese entonces; pude deducir algo de la
información que había y de los rumores, pero las deducciones no son más que eso, deducciones.
Por supuesto, si podía estar seguro de algo, era que la fuente de todo, era yo.

Mi revolución comenzó a crear agitación, afectando a muchas personas; de eso no había


duda.

Ishikawa cayó por las escaleras y perdió el conocimiento.


En cuanto escuché las noticias, mi capacidad de pensar se detuvo. Sin embargo, el peor
resultado posible llegó tres días más tarde.

Masaya Kishitani se había suicidado.

Cuando lo escuché a través de una llamada, colapsé en el piso mientras hiperventilaba.

Ahh, por favor, búrlate de mí.

Ríete de este ser superficial.

Es lo único que puedes hacer tú, mi única esperanza.

Porque yo me desprecio, más que cualquier otro.

Y cuando te burlas de mí, nuestras emociones se harán una sola. Seremos almas afines.

A partir de ahí, se desató el verdadero infierno.


Interludio - Conversación libre en el canal de Youtube “La Cocina Sencilla de TK”
el 5 de Diciembre.

−TK: “Gracias por sintonizar la Cocina de TK, como siempre. Aunque debo disculparme
por las noticias que daré a continuación. Acostumbraba mostrarles recetas de comida cada tres
días, pero debido a exigencias laborales apremiantes, tendré que hacerlo sólo una vez a la
semana. Mis más sinceras disculpas a toda la audiencia”.

−George: “Espero con ansias la serie de cocina mundial de 100 yenes. Es una lástima,
pero por favor, esfuérzate en tu trabajo. Por cierto, ¿de qué trabajas?”

−TK: “Es un secreto. Aunque está relacionado con la educación...”

−Himuhimu: “¿Tiene algo que ver con el incidente de bullying y suicidio en Kuzegawa?”

−TK: “No, es una simple coincidencia. Resultó darse al mismo tiempo de ese suceso,
nada más”.

−George: “Gracias al cielo, es un alivio. Menudo susto (risas)”.

−Sou: “No, ¿acaso no eres el profesor encargado de esa clase en particular? El


acrónimo de su nombre también sería TK”.

−TK: “No es más que una coincidencia, ¿ok?”

−Sou: “¿Una vez a la semana? ¿Bromeas? Tu clase tiene problemas, y no tienes la más
mínima intención de investigar. No estás preocupado en lo absoluto, dedicándote a tu red social.
¿En serio te haces llamar profesor?”

−TK: "Dije que te equivocas”.

−Sou: “Hay gente que conoce tu voz y tus huellas dactilares, y con eso es suficiente. Se
lo reportaré a la prensa y haré que tú, el profesor irresponsable, sea el enemigo número uno de
Japón junto a la cruel mente maestra: S.”

−TK: “¡¿Estás de broma?! ¡¿Quién eres?! Eso no guarda relación conmigo, ¡¿está
claro?!”

−Sou: “Te diste cuenta de algo, ¿no es así? Eras el adulto más cercano a ellos, y no
pudiste prevenir el suicidio”.

−TK: “¡¿Qué podía hacer?! ¡No había bullying! ¡No había testigos! ¡No había indicios de
nada! ¡Todo es culpa de ese demonio! ¡Yo soy una víctima!”

−Sou: “Menudo incompetente, actuando como alguien ajeno al asunto. Adiós”.


Capítulo 7: La pieza final del rompecabezas.

Era una acción obvia, nada de lo que sentirse orgullosa, pero me armé de valor y le
respondí a Kotomi Ishikawa.

Por supuesto, tenía miedo de saber la verdad, y aún estaba aterrada de aquél atacante. A
pesar de ello, había un motivo por el que no podía rendirme. Estaba siendo pesimista, pero decidí
reanudar la investigación.

Ella fue la primera novia de Masaya.

¿Qué habrá visto en aquél aula de clases? ¿Cómo se cayó de las escaleras?

Kotomi y yo acordamos una hora de encuentro.

La contacté por mensajes de texto, pero al parecer le urgía verme, así que acordamos que
yo iría a reunirme con ella en el hospital, y entonces visité su sala.

Su habitación estaba pulcramente conservada y era de una sola cama. Ella estaba sentada
en la cama, y toda la habitación era completamente blanca, como un dolor blanco; un
sentimiento sofocante invadía el lugar, pero hacía resaltar más su belleza. Extrañamente, su
cabello negro medianamente largo y su rostro tenso eran los mismos de antes.

Sin embargo, no estaba bien nutrida, probablemente debido a los días que había estado
inconsciente, y se notaba la falta de masa muscular, otorgándole una presencia casi divina. El
aire juvenil propio de su edad, que tenía cuando la conocí, se había desvanecido, y ahora se veía
excepcionalmente madura.

Se sentó en el sofá, sosteniendo un gran narciso.

Entré a la habitación y me miró, sonriendo pacíficamente.

−Hola, Sanae.

Su tono estaba repleto de lástima y amor piadoso. No era propio de una chica de catorce
años.

Ya debía saber que Masaya se había suicidado.

−Para ser honesta... −apuntó hacia una silla, probablemente con la intención de que me
sentase− ...me recuperé hace tiempo, pero no se me permitían las visitas. ¿No crees que era una
exageración?

−... Pero era de esperarse, ¿no? Fue un duro golpe. Aún hay cosas sobre el cerebro que no
están del todo claras en la medicina.
Tras escuchar mi respuesta, dijo: “Ya veo, ¡es un punto ciego!”. Rió por lo bajo, y
observó sus manos con una mirada seria.

−Pues... tuve suficiente tiempo para sentarme aquí y pensar en todo lo ocurrido hasta este
punto.

Sostenía algo en sus manos. Mirando más de cerca, descubrí que se trataba de un teléfono.

Con una mirada adorable, acarició el teléfono, diciendo:

−Sobre la clase, Masaya, Sugawara, el Test de Potencial Humano, y sobre mí misma. Yo


sólo pensaba en mis amigos, como una idiota. Me preguntaba, ¿qué haré si los demás me
rechazan? ¿Si mis calificaciones no están a la altura, si soy molestada, qué haré? No me extraña
que Sugawara se mofase de mí: “Sólo te importa lo que digan los demás”.

−¿Le conoces bien?

−No, pero antes de que ocurriese el incidente, hablamos un par de veces, bastante a fondo.
Así que decidí seguir el consejo de Sugawara, ignorar a los demás, y tomarme un tiempo para
pensar. Tras pensarlo por un tiempo, me percaté de que Sugawara, a su manera, se preocupaba
por mí.

−¿En qué más pensaste?

−El por qué Masaya me empujó por las escaleras.

Acercó su teléfono contra su pecho.

−Te diré la verdad, sobre quién asesinó a Masaya realmente. Los pecados que Ninomiya,
Komuro, Watabe y yo cometimos.

No hay duda de que Kotomi es parte del grupo central de la clase; es la tercera en el Test
de Potencial Humano dentro de la clase, y su popularidad es más que obvia (para futuras
referencias, de los treinta y cinco estudiantes de su clase, Masaya ocupaba la primera posición,
mientras que Sugawara la posición treinta y cuatro). Su personalidad alegre hacía que fuese
cómodo estar a su alrededor; siempre que se estuviese a su lado, la paz estaba asegurada.

Sin embargo, cuando demostró su popularidad un año atrás, fue acosada por unas chicas.
Le había mostrado accidentalmente sus resultados en el Test de Potencial Humano a sus amigos,
y su alta posición despertó envidia. Ante la maldad mostrada por los demás, cierta persona
popular dijo algo que resolvió el problema fácilmente.

Esa persona había sido Masaya. Ambos hicieron buenas migas y, dos meses más tarde,
comenzaron a salir.
Una vez le pregunté a Masaya sobre su novia, y aunque lució disgustado, me la presentó.
“Es buena aliviando el ambiente, así que supongo que se llevará bien contigo. Se ve un poco
tonta, pero realmente se preocupa por los demás”.

Sin embargo, personalmente, sentía que su manera de tratar a los demás se debía al miedo
que abrigaba.

−Así que cuando Masaya comenzó a ocultarme las cosas, eso me hirió. Tenía miedo de
ser abandonada por Masaya y que tuviese que enfrentar al odio por mí misma.

Lentamente, dijo:

−No sabía qué hacer, y liberé mi frustración en el muñeco delfín que me había
obsequiado Masaya... qué idiota fui. Era el preciado muñeco que Masaya me obsequió en nuestra
primera cita... pero realmente me impactó. Masaya... no, él y todos los demás, incluyendo a
Ninomiya, Watabe y Komuro me estaban ocultando algo, me hacían a un lado.

−¿Cuándo ocurrió eso?

−Cerca de dos semanas antes de que Sugawara iniciara aquél incidente.

−¿Sabes lo que te ocultaban?

−Sí. −Respondió a mi pregunta.

−Creo que Ninomiya, Watabe y Komuro estaban haciendo bullying a Masaya. Para ser
exacta, a Masaya y Sugawara.

Elaboró lentamente, y entonces, apresuró sus palabras:

−Les torturaron a espaldas de todos, sin que nadie lo notase. Al menos eso es más
convincente que Sugawara haciendo bullying a cuatro personas por sí solo. La ropa de gimnasia
de Masaya fue cortada por ellos, de eso no hay duda. Yo sabía que algo andaba mal, y ellos
planearon algo.

−...Hicieron que Sugawara atacase a Masaya, y que se convirtiese en su chivo expiatorio.

−Sí, tienes razón.

Reafirmó mis palabras, y aceleró las suyas, mientras decía:

−La confesión en internet fue falsificada por ellos. Tras el incidente, Sugawara y Masaya
perdieron contacto. Masaya comenzó a actuar extraño. ¿Fue porque el bullying al que era
sometido se había pasado de la raya? ¿Fue porque Sugawara, quien era una víctima, fue separado
de los demás?
−Qué buenos amigos... −murmuré.

−Después de que Sugawara golpeara a Masaya, vi a Masaya acudir a Toguchi-sensei.


Pero sensei no tenía entusiasmo alguno, y sólo se preocupaba por sí mismo, así que
probablemente ignoró a Masaya. Pero Masaya le pidió ayuda a otras personas. Visitó a Sugawara
una vez, a espalda de sus padres. No sé qué estaba tramando, pero es prueba suficiente de que
Sugawara y él eran amigos.

−Y en ese caso, ¿cuál fue tu pecado?

Le pregunté, y ella cerró los ojos, confesando llena de dolor:

−Tras el incidente con Sugawara, yo le hice bullying junto a todos los demás... todos
tiraron su estuche de lápices y le insultaron a la cara. Le añadían trozos de goma a su comida y
escondían su tarea.

Con lágrimas en los ojos, Kotomi abrazó la sábana blanca, temblando.

Continuó confesando su pecado:

−En aquél momento, no sabía qué hacer... no sabía qué creer. Masaya... no, Sugawara se
molestaría si me escuchase. Pero yo sólo pensaba en cómo mejorar mi posición en el Test de
Potencial Humano, en cómo evitar que bajase, así que castigué a Sugawara, quien solía ser
amigo de Masaya...

−...

−Y por eso Masaya me empujó por las escaleras, quizás porque torturé a la única persona
que podía ser su apoyo emocional.

Finalmente, lloró, mientras exclamaba:

−Por eso me siento culpable de la muerte de Masaya. Nunca me dí cuenta de la verdad, y


le empujé al borde de la desesperación. Ninomiya, Watabe y Komuro, torturaron a Masaya, y yo
torturé al amigo de Masaya. Esa es la verdad.

Mentalmente, reflexioné sobre su angustiada confesión.

De pronto, una idea surgió en mi mente. Sí, una idea. Sin importar lo contradictoria que
fuese, lo impactante que fuese, aún había un hecho aparentemente superfluo, pero que me
resultaba difícil de aceptar.

La miré.

Y entonces, dije: “Tienes el valor de admitir tu pecado”.


Se limpió las lágrimas, confundida.

−¿Eh? ¿Qué quieres decir?

−Ah, no, es sólo que siento que eres distinta a los demás. Está el Director, quien inició
ese extraño sistema educativo, la madre de Masaya, quien siempre estaba a su lado, y los
compañeros que debieron haberse percatado del bullying; nadie quiere admitir su
responsabilidad. Eh, aunque sí son responsables o no, aún no lo sé.

Todos relegaron la culpa a Taku Sugawara y declararon su inocencia diciendo: “no lo sé”.
Pero ella era distinta.

Abrió sus ojos con determinación y sujetó mi mano con firmeza, diciendo la verdad.

No trató de verse como la niña buena frente a mí, pero en lugar de eso, analizó la
situación de una forma anormalmente calmada.

Tras escuchar mis palabras, Kotomi rió por lo bajo.

−Alguien me dijo que no huyese. −Era la primera vez que mostraba una sonrisa tan
amable− Que no prestase atención a cómo me veían los demás y terminase olvidando lo que
realmente importa. Así que decidí no huir. No puedo seguir huyendo de la realidad; no huiré del
hecho de haber condenado a Masaya.

−¿Quién te dijo eso?

−Mi maestro.

−¿A qué te refieres?

Kotomi pareció alegre, y sonrió.

−Sugawara.

Con un rostro sonrojado, añadió:

−Vaya que Sugawara quería decirme algo importante.

Sujetó su teléfono una vez más, y lo lanzó hacia el techo. Giró en el aire, y aterrizó en la
cama.

Me imaginé a Sugawara. El chico poco popular de quien habló el director, el demonio


que mamá había descrito, el estudiante de impresión pobre que sus compañeros mencionaban, y
la existencia sabia que ella citaba. ¿Quién era? ¿Quién era su verdadero yo?

“No huyas”, había dicho Sugawara.


Ah, conque así eran las cosas. Yo tampoco podía huir. Incluso esta chica, que es mucho
más joven que yo, fue capaz de deducir la verdad por sí misma y decir “yo soy la asesina”.

Por eso, yo...

−Oye, Kotomi, déjame aclarar todo primero. Todo lo que mencionaste, como la falta de
entusiasmo del profesor, Masaya discutiendo con él, Masaya visitando a Sugawara después del
incidente, Sugawara siendo torturado por todos ustedes tras el mismo incidente, y Masaya
empujándote por las escaleras... todo eso son hechos, ¿no?

Organicé los hechos que sabía por primera vez, obtuve confirmación de Kotomi, y lo
anoté en mi libreta, comparándolo con todo lo que había escuchado.

−E-eh... −con una mirada de preocupación, Kotomi preguntó− ¿Me equivoqué en algo?

−No lo sé. Pero he decidido no huir y seguir luchando. Déjame seguir investigando un
poco; hay algo un tanto sospechoso en tu deducción, Kotomi, sobre Masaya siendo víctima de
bullying. Dime, ¿cómo se podría controlar a ese genio? No es por presumir, pero Masaya es
capaz de luchar y estudiar. Es difícil que los demás no se percatasen de ello.

−Ese es un punto ciego... déjame pensar.

−Pensémoslo de otra manera, quizás estaba siendo amenazado. Había un historial de


búsqueda sobre cómo evitar ser espiado en la computadora de Masaya, así que definitivamente
estaba asustado de algo. ¿Alguna pista?

−Eh, recuerdo que me estaba ocultando algo, pero no sé lo que era...

Al decir eso, Kotomi bajó la cabeza.

−Lo siento, no tengo pruebas contundentes. No podría ser por una detective famosa.

−No, en realidad no tenía esperanzas de sacar algo en claro con tan poca evidencia... ésto
es distinto a un asesinato o un robo, no hay huellas ni arma del crimen.

−Comprendo, tiene sentido. Es un punto ciego.

−¿Ése es tu mantra?

Me reí. Lo que Kotomi había dicho despertó mi curiosidad.

¿”Punto Ciego”? ¿Pasar algo por alto?

¿H-había más de uno? ¿Había puntos ciegos que nadie había notado?
Pasé las páginas de mi libreta frente a Kotomi, verificando toda la información que había
recabado.

Incluso si no había evidencia concluyente, estaba bien. Podía deducir la situación actual
mediante imaginación y lógica.

Calificaciones, persona popular, la situación familiar de Taku Sugawara, el temor de ser


espiado, el profesor desinteresado, signos inexistentes de bullying, la vicepresidente de la APM
infame por ser una “madre monstruo”, amistad...

Comencé a entender lentamente el entorno donde Masaya y Taku Sugawara estaban


inmersos.

Todo tipo de tramas elaboradas se convirtieron en realidad, surgiendo hacia la superficie,

−¡...! −Me estremecí.

Era una verdad escalofriante, una verdad diabólica.

No pensé que fuese coincidencia. Era un rompecabezas perfectamente alineado.

−Sanae, tu teléfono está sonando.

Justo cuando concebí mi hipótesis, logré escuchar un tono familiar desde mi bolso. No lo
había notado.

−Puedes atender. Están permitidas las llamadas.

Me alegré de que Kotomi me dijese eso, y atendí la llamada. Era Sayo.

− “Hay un parque cerca de tu casa, ¿cierto? Ve, de prisa”.

Con un tono severo, dijo:

−Taku Sugawara está ahí.

−Estaré ahí. −Respondí, y colgué.

A mi lado, Kotomi me dedicó una mirada curiosa, y le dije: “Voy a encontrarme con
Sugawara”.

Probablemente notó la seriedad de mis palabras, y asintió en mi dirección, apuntando al


narciso sobre su cama. La flor blanca florecía brillantemente, y la habitación era invadida por
una tenue fragancia.

−Es un obsequio de Sugawara. Le pidió a la enferma que me la diese.


Y entonces, sostuvo mi mano.

−Por favor, revela todos los misterios. Yo también quiero saber por qué murió Masaya.
¿Por qué Sugawara golpeó a Masaya? Cuando todo se haya aclarado, por favor, guíalos. Permite
que Masaya descanse en paz, y que Sugawara sea feliz.

No necesitaba que ella me lo recordase.

Sostuve su mano también, y abandoné la habitación.

Había un error en la deducción de Kotomi.

Así que era la hora de aclararlo todo.

Tenía que conocer al asesino de Masaya y hablar cara a cara con él.

Dado que la revolución “aún no ha terminado”, la terminaré aquí y ahora.

Taku Sugawara resultó estar sentado en el banco donde Masaya y yo solíamos sentarnos.

Era un parque espacioso con una gran extensión de césped, y durante los días festivos, los
niños venían a jugar baseball. Había un gran campo de juegos en el lugar más alto, y en la parte
de atrás, podía verse un árbol de cerezo marchito. Había basura en el lago, y las botellas flotaban
como barcos en la superficie.

La escena frente a mí estaba completamente teñida de naranja.

Era una tonalidad de atardecer muy hermosa.

La luz naranja me envolvió suavemente, cubriendo al mundo. Era el parque con el que
estaba tan familiarizada, pero algo no encajaba.

Porque Taku Sugawara apareció frente a mis ojos.

¿Cómo podría describir mi primera impresión de Taku Sugawara?

Era distinto a lo que habían descrito los demás.


Por supuesto, tal como habían mencionado, su apariencia no era impresionante, y ni
siquiera era alto. Parecía débil, más sombrío de lo que había imaginado. Lucía como un
estudiante ordinario de escuela media; ese título le describía a la perfección.

Pero a pesar de su apariencia, había cierta presión emanante de él. Vino aquí con decisión,
o quizás porque se sentía tenso.

Al menos, no pude evitar dejar escapar un soplido.

Esos fueron mis sentimientos cuando conocí a Taku Sugawara.

Taku Sugawara estaba sentado en el banco, observándome.

−Eres la hermana de Masaya, ¿no? Se parecen.

Dijo antes de que yo pudiese hablar.

−Sí −fue lo único que pude responder.

Esquivó mi mirada, la parte superior de su cuerpo inclinándose hacia adelante mientras


comenzaba a hablar. Su voz era un poco profunda... o quizá se le estaba quebrando.

−No tengo nada qué decir. Le torturé y le llevé al borde de la desesperación. Parece que
estás investigando la verdad, pero ésa es la verdad. Me siento mal por ti, la hermana mayor, pero
tengo otra manera de redimirme, así que eso es todo por hoy.

−Pero Sayo dijo que me lo contarías todo.

−¿Sayo? Oh, ¿la chica alta? Lo siento, cambié de parecer. No hay mucho que decir.

−Dime. No pienso huir de la verdad.

−Como si me importases en lo más mínimo...

Era arrogante, hablaba de forma pedante. No era de extrañar que mamá lo odiase.

−...

Pero no era más que un acto. No se escuchaba como sus compañeros lo describían, y
mirándolo de cerca, se veía tenso. No era más que un estudiante ordinario de escuela media
haciéndose el duro.

Así que lo dije, para hacerle confesar la verdad. Le dije la conclusión a la que había
llegado.

−Tú eras la víctima, ¿no es así? De Masaya Kishitani, Shunsuke Ninomiya, Kouji Watabe
y Takayoshi Komuro. De los cuatro.
Conecté todas las piezas, y esa fue la única respuesta que obtuve.

−Y no era simple bullying. Era perfecto. Cuatro contra uno. Eso está fuera de discusión.
Nadie lo notó, no había registros en los emails, tenían mucho cuidado de ser descubiertos y tus
acciones eran controladas minuciosamente. Aunque trataste de reportar el bullying, tus padres no
se interesan por ti y el profesor no tiene motivación alguna. Si el reporte se hacía, tendrías que
enfrentar a la “madre monstruo”, la vicepresidente de la APM y al chico más popular de la clase.
Nadie te apoyaría. Estabas solo, así que todo jugaba en tu contra. Estaba perfectamente
planeado... no, tan perfecto que sólo podía estar fríamente calculado.

Dije.

La extraña fuerza que controlaba todo desde las sombras, la verdadera identidad del
culpable era...

−El demonio era... Masaya Kishitani.


−...

Dime, ¿cómo luchaste contra el demonio? ¿Qué ocurrió entre Masaya y tú?"

Expuse mi hipótesis, y, por primera vez, la expresión de Sugawara mostró un cambio. La


mirada condescendiente desapareció y levantó la mirada hacia mí, sorprendido.

Su boca se movió dos, tres veces, convirtiéndose en un lamento inaudible. De pronto,


comenzó a cubrir su boca y toser, estremeciéndose por completo. Y entonces cayó del banco,
jadeando audiblemente.

Finalmente, sonrió con alegría: “Aprobaste”, dijo.

Sin embargo, nunca me dijo el significado de aquellas palabras.

En cuanto su respiración se normalizó, dijo:

−Por favor, dame un momento para comprar un poco de chocolate caliente. Y entonces te
contaré el resto.

Sin lugar a dudas, había una sonrisa en su rostro.

Pero algo no andaba bien. Esa sonrisa era distinta a la de un “estudiante ordinario de
escuela media”. Esa expresión sólo podía describirse como “diabólica”.

Y ese fue el paso final.


Capítulo 8: Juicio.

Desde el día del suicidio de Masaya, me oculté en mi habitación.

La abandoné varias veces, para explicarle la situación a Toguchi-sensei y otras personas


que me visitaron. Traté de explicarles, pero lo único que podía decir, básicamente, era “no lo sé”.
Y seguí actuando. Debía mantener mi expresión arrogante y seguir hasta el final. “Estaba siendo
vigilado. Es imposible que tenga algo que ver con el suicidio”, dije, y recibí un puñetazo de mi
papá. Sangré se esparcía en mi boca.

Sin embargo, no podía negarse que no había pruebas.

¿Podría revelarlo todo ahora, quizá? Mostrar mis cartas en pro de la revolución.

Pensé en ello un par de veces, pero la respuesta siempre era “no”. No creía que alguien
fuese a confiar en mis palabras.

Por lo tanto, estaba atado de brazos, y me seguía ocultando en mi habitación excepto por
las ocasiones en que era realmente necesario salir. Sellé el alféizar de la ventana, pero aun así no
lograba calmarme, así que sellé las aberturas con cinta adhesiva, escondiéndome bajo mi sábana.

No podía hacer más que temblar.

Era el infierno.

Mis padres se gritaban el uno al otro, peleando escaleras abajo.

La televisión de mi habitación mostraba las noticias, describiéndome como el “chico


diabólico de escuela media” que dominó a cuatro personas, y mientras era vigilado, condujo a
uno de ellos al suicido.

−No... no soy más que basura inútil.

Parecía haber un grupo de representantes de los medios de comunicación reunidos frente


a mi casa. Corté un poco la cinta adhesiva, y asomé la cabeza por la ventana, temblando cuando
me pareció haber hecho contacto visual con ellos. Ah, por cierto, las señoras del vecindario al
parecer habían declarado ante la televisión: “Es un chico sombrío, uno nunca sabe lo que está
pensando”. Ya déjense de tonterías. ¿Cómo podría alguno de ellos entenderme?

No sabían nada sobre el Test de Potencial Humano, el talento de Masaya y mi revolución.

−Maldición. Debo seguir viviendo... Puede que sea acosado por desconocidos, pero seré
una basura feliz...

No podía admitir la derrota. ¿No había decidido ya, que sin importar los sacrificios,
seguiría adelante y me convertiría en verdadera basura?
Sin embargo, el castigo final que Masaya me dejó fue demasiado duro.

Todo Japón me pedía que “muriese”.

Solté un fuerte jadeo en la cama, y en ese momento, mi teléfono sonó sobre la mesa. Sólo
lo estaba usando para contactar a mis padres, así que me preguntaba quién podía ser. Me incliné
hacia el frente, y lo tomé.

El remitente era Sou. Ah, cierto, le envié mi dirección de email.

−Me preocupó que no estuvieses en línea. Eh, ¿esta es la revolución que tanto deseas?

−¡NO!

Grité. Apreté las teclas, y le envié un mensaje.

−Ésta no es la revolución que quería. Quería un resultado distinto. Nunca esperé que
Masaya se suicidase.

Y me respondió de inmediato, como si de un chat se tratase.

−...Supongo. Sé que no eres el tipo de persona que desearía que alguien más hiciese algo.
Sin embargo, tú eres el causante de esto. ¿Entiendes?"

−Cállate.

−Para ser honesto, estoy decepcionado. Tenía esperanzas en ti, esperando que algún día
decidieses contármelo todo, pero terminó de esta manera. Causaste que el prodigio Masaya
Kishitani se suicidase, y la Kotomi Ishikawa que tanto te gusta está en coma.

−Dije que te callaras.

−Oye, Sugawara, tal como dijiste, no eres el último en el Test de Potencial Humano,
¿cierto? En otras palabras, alguien votó por ti. ¿Te has parado a pensar que esa persona podría
ser Kotomi Ishikawa? ¿Que hay alguien que votó por ti?

−Cállate, cállate. Deja de hablar como si entendieses mis problemas.

−Ella se siente sometida ante el Test de Potencial Humano, y te envidiaba mucho por no
prestarles atención a los demás. Ella te admiraba, tenía esperanzas en ti. Pero tú la traicionaste, y
ahora está en coma.

Sou continuó enviando mensajes.

−Me decepcionas, Sugawara.


Tiré mi teléfono contra la pared, produciendo un golpe sordo, y dejando una abolladura
en la pared. La batería se salió y aterrizó en el suelo, pero aparte de eso, el teléfono quedó intacto.
Eso se debía a lo débil que soy.

Aspiré varias veces y tomé dos gomas de mascar del bote en la mesa, llevándomelas a la
boca. Me incliné sobre la mesa, cerré los ojos, encontré el teléfono y la batería esparcidos por el
piso, los volví a unir, y le envié un mensaje a Sou.

−Sabes algo, ¿no es así? ¿Por qué murió Masaya? Dí algo. ¿Quién eres? Responde. ¿Qué
le hiciste a Masaya? ¿Lo mataste?

Desde que comencé a interactuar con este sujeto, todo había cambiado. Él tenía que saber
algo.

Pero su respuesta fue distante.

−Creo que estás equivocado. Yo no tengo nada que ver con ésto. Incluso si me echas la
culpa, la situación no va a mejorar.

Y el mensaje terminaba así:

−Pero supongo que mi interacción contigo debe llegar a su fin, Sugawara. Me disculpo,
pues no era mi intención acabar con tu estilo de vida pacífico, y es mi culpa por ser incapaz de
ganarme tu confianza. Adiós. La interacción hasta este punto fue entretenida.

Después de ese mensaje, envié unos cuantos más, pero no obtuve respuesta.

Sou me había abandonado.

Aquella noche, la casa estaba muy ruidosa, y después, me percaté de que mis padres se
habían marchado en medio de la noche.

No fue sino hasta la mañana siguiente cuando me percaté de que habían huido,
abandonando a su hijo. Había una carta con letras impresas en la mesa, y pasé mucho tiempo en
entender la situación. Al igual que la cena, era yo quien hacía el desayuno, así que lo primero
que hice fue dirigirme a la cocina. Coloqué el pan en el tostador, huevos revueltos y tocino en un
sartén, y preparé un poco de té rojo. Mis padres no se habían despertado, lo cual me pareció
extraño, hasta que encontré esa carta.

El contenido de la misma, era simple.

Obtuvieron un permiso de sus compañías y abandonaron la casa. Había dinero de


manutención para una semana y esperaban que no saliese de la casa, ni me pusiese en contacto
con sus compañías.
−...Me abandonaron.

Murmuré. Al parecer querían dejar todo en mis manos. Yo era el causante, así que
entendí su dolor. Pero se marcharon sin mediar palabra; ¿qué clase de padres harían tal cosa?

Incluso mis padres me habían abandonado.

−Esos dos nunca me hubiesen escuchado...

Y la casa vacía era como una prisión.

Mi apetito empeoró. Mientras seguía pensando en el incidente, sentía una fuerte presión
en las entrañas. Intenté comer varias veces, pero iba a vomitar.

Pero incluso en medio de esta situación, mi mente se encontraba excepcionalmente activa.

Por eso, sin que nadie lo notase, me escabullí de casa a mitad de la noche por la puerta
trasera, y fui a cierto lugar.

Llegué a mi destino y apreté el timbre varias veces, pateando la puerta. Una mujer
desconocida de mediana edad, fea y gorda, me abrió la puerta y yo la hice a un lado, irrumpiendo
en la casa. No me importaba estar invadiendo su morada.

−¡Kouta Katou!

Grité con todas mis fuerzas.

−¡Fuera de aquí! ¡¿Estás mal de la cabeza?!

Kouta Katou, vestido en pijamas, salió de su habitación, y el rostro asombrado no tardó


en reflejar miedo, así que lo sujeté por el pecho y soltó un chillido tímidamente.

Lo empujé contra la puerta.

−Fuiste tú quien molestó a Masaya, ¿no es así?

Después de la agresión, alguien vertió tinta en el libro de Masaya. Estuve pensando en


quién podía ser el responsable, y finalmente se me ocurrió alguien lo suficientemente estúpido
para hacer algo así.

−¿Creíste que no me daría cuenta? Pensaste que podías aprovechar la ocasión para
culparme a mí, ¿cierto?

Pero Kouta Katou negó con la cabeza.

−P-para nada. Ya basta de tonterías. E-ese fuiste tú, ¿no, Sugawara?


−Yo no me acerqué al asiento de Masaya ese día. Todos en clase me observaban, así que
lo sé. Además, es de una marca distinta a la mía.

−¡L-la mía también! ¡Mira en mi bolso de caligrafía, es una marca distinta!

En cuanto escuché esas palabras, le dí un puñetazo en la cara a Katou. Su mamá, a un


costado, soltó un chillido corto, pero no me importó.

Katou colapsó sobre el piso, y pisotee su cabeza con mi pie.

−¡Nunca mencioné que se trataba de “tinta”, idiota!

Semejante sujeto debía ser castigado.

Quería liberar toda mi ira en Katou, pero su madre lo protegió. “¡Llamaré a la policía!”,
dijo en medio de sollozos y llanto. Quería destrozar el teléfono en la sala de estar, pero me
contuve.

Este sujeto no era importante.

Volví a apartar a la madre de Katou, lo patee una vez más, y dí la espalda para
marcharme. En ese momento, me percaté de que había entrado con los zapatos puestos.

En serio, seguir en este lugar haría que mi coeficiente intelectual disminuyese.

O eso pensé, pero de pronto, alguien me gritó.

−¡Sugawara! ¡Sin importar las idioteces que hagas, estás condenado!

Era Kouta Katou. Estaba a punto de marcharme, así que se sintió en ventaja, y empezó a
jactarse frente a mí.

−¡Todos pensarán que tú lo hiciste! ¡Vaya que es genial torturar a Masaya sin correr
ningún riesgo! ¡Si alguien descubriese que soy yo, simplemente diría que tú me amenazaste!
¡Eres el estudiante diabólico de escuela media!

−Oh, así que el “Estudiante A” que reveló todo a la prensa, ¿fuiste tú?

Me volví, diciendo eso.

Katou me dedicó una mirada maliciosa.

−¡Sólo lo hice una vez! ¡No fui yo quien condenó a Masaya! ¡Digas lo que digas, ese
fuiste tú! ¡Asesino!

Soy un asesino.
¿Pero cómo te atreves a decir que no tienes nada que ver con la muerte de Masaya?

No tenía la más mínima intención de sermonear a Katou. Tenía mucho que decirle, pero
al igual que yo, es tonto, así que no entendería sin importar lo mucho que intentase explicarle, e
incluso si lo hiciese, no tenía caso.

Así que me limité a desviar mi ira. Me limité a estar furioso con Katou.

−Así que las criaturas estúpidas son incapaces de evitar que sus conversaciones sean
espiadas, ¿eh?

Le amenacé, y saqué mi teléfono del bolsillo.

La sangre se drenó de su cara inmediatamente, y después, perdió la fuerza y colapsó


sobre el piso.

−Qué bueno que tengas a tu mamá para consolarte.

Me burlé, y dí la espalda para abandonar la casa de Katou.

La piel de mi puño se había rasgado cuando golpee los dientes de Katou. La acaricié, y
regresé a casa bajo el cielo invernal. No sentía que había ganado; dejar estallar mi ira sólo sirvió
para hacerme sentir aún más devastado. En el camino de regreso, vomité. Me recosté en una
señal de tránsito, intentando calmarme.

−Maldición...

En realidad, no grabé su confesión, era una simple amenaza. Después de todo, yo seguía
siendo demasiado ingenuo; sólo fui a su casa a hacer un berrinche. Me sentí desalentado por mi
incompetencia.

Pero incluso si lo hubiese grabado, la culpa de todo hubiese recaído sobre mí. Nadie iba a
creer que un simple acto de bullying iba a llevar a Masaya al suicidio, y nadie se tomaría en serio
alguna evidencia que yo proveyese.

Sin lugar a dudas, el que condenó a Masaya fui yo.

Soy basura.

En cuanto llegué a casa, me percaté de que mis amados compañeros me habían enviado
un mensaje. No había revisado desde hace tiempo, así que no lo encontré hasta entonces.

El comienzo del mensaje era, básicamente, algo que sólo los de la clase sabían,
demostrando que no era una broma de alguien más.

Había treinta líneas en el texto principal, todas diciendo lo mismo pero con distinta letra.
“Al demonio que asesinó a Masaya: muere”.

La carta estaba repleta de esas palabras.

Contenía la ira de mis treinta y dos compañeros, excluyendo a Masaya, Ishikawa y a mí.

La usé para limpiarme la nariz, la arrugué en forma de bola y la tiré a la basura.

Volvería a salir solo, pero no a casa de Katou.

No lograba comer en todo el día, y al anochecer, me sentía hambriento. En esos


momentos era cuando salía. Mi propio diagnóstico era “joven falto de calcio”, “falto de hierro”,
entre otras cosas que eran producto de estrés excesivo. Así que iba a la tienda y compraba
comida de Kantō 1 o platos sencillos. La mayoría del tiempo, comía en el camino, pues cuando
comía en casa terminaba vomitando.

El único lugar en el que me gustaba estar era sobre el puente elevado.

Esta carretera era básicamente el pulso de nuestra ciudad, e incluso a la medianoche, se


veían circular vehículos. Cenar comida caliente en este elevado era algo único, y me quedaba
corto al decirlo.

Miré de lejos a la larga carretera que mis ojos no lograban vislumbrar con claridad y
deseé poder escapar de todo. Pero no tenía el valor para suicidarme.

Solo en la oscuridad, observé las luces de los autos, y llené mi estomago.

El frío decembrino me dejó temblando hasta los huesos.

Y después de siete días, finalmente me puse en movimiento.

Había transcurrido una semana entera de agonía, y decidí continuar con la revolución. No
había otra alternativa, y si tomaba una decisión distinta a partir de este punto, el precio que había
pagado sería en vano.

Y por ello, por el precio que había pagado, no me podía rendir.

Ya no me importaba lo que me pasara. Estaba en modo de autodestrucción.

−El mundo entero es mi enemigo, ¿y qué? Todos me condenan a pena de muerte, la


prensa me describe como un psicópata, mis padres me abandonaron, mis amigos me rechazan,
mis compañeros me piden que “muera”. Pero nadie me apoyó jamás... nadie en este mundo me
amará jamás... ¿quién me creí que era? Éste es el verdadero yo.

1
La región de Kantō es un área geográfica de Honshū, la isla más grande de Japón.
Masaya no tuvo reparos en sacrificarse para destruir mi revolución.

Así que decidí avanzar a la siguiente fase: “la segunda revolución”.

Esta vez, apostaría mi vida, y cambiaría el mundo.

−Oye, Masaya, seguiré luchando contra ti.

Fue una decisión dolorosa.

Un simple estudiante de escuela media no podía hacer mucho.

En este punto, todos mis planes habían sido arruinados por Masaya, o mejor dicho, los
había usado en mi contra. Mis palabras no serían más que excusas vacías, y, más importante, la
persona contra la que iba a tomar acciones había desaparecido, afectando la revolución.

El plan de Masaya Kishitani era más perfecto que nunca.

Durante esos tres días, tomé cincuenta y seis tazas de té rojo, y mastiqué cincuenta y tres
gomas de mascar. No traté de lucir genial y aprender a fumar, pero sólo porque soy una basura
sin las agallas suficientes.

Herví agua para preparar las cincuenta y seis tazas de té rojo, y repasé mis pensamientos
lentamente.

Ya que no había estado limpiando últimamente, la basura en mi habitación se encontraba


esparcida por todos partes mientras yo escribía a bolígrafo.

Me mantuve repasando el plan y reflexionando sobre él, pensando.

Pero metido en semejante lío, no era mucho lo que podía hacer. A lo mucho, podía enviar
un gato muerto y un extraño preludio al buzón de Masaya. No quería encontrarme con la madre
de Masaya otra vez, pero si quería que el plan funcionase, tenía que eliminarla a ella como la
mayor amenaza.

Y así, dos semanas después de la muerte de Masaya, la segunda revolución tuvo una gran
oportunidad.

Ocurrió una noche mientras comía patatas fritas en el puente.

Una mujer larguirucha apareció ante mí.

−Hola, Takkun.

Era la mujer que conocí en la zona de restaurantes del centro comercial, y si la memoria
no me fallaba, su nombre era Sayo. Para ser mujer, era excepcionalmente alta, más alta que mi
padre. Era primera vez que conocía a alguien tan apropiado para usar un traje de piloto de
motocicletas. Apareció en el puente, y no en la carretera. Eso era bastante extraño por sí solo.

Ya nos conocíamos, pero pronunció un nombre extraño. Quizá sea había equivocado.

−¿Quién es Takkun? Ese no es mi nombre.

−Lo sé. Eres Taku Sugawara, ¿no? Por eso eres Takkun.

Era muy extraño, pero había algo más importante aún. Así que no pude hacer otra cosa
que retroceder.

Ella sabía mi nombre.

No tenía idea de cuánto sabía ella sobre mí, pero era demasiado peligroso ahora que sabía
mi nombre.

−Sé todo lo que ocurrió en tu clase. Pero relájate, no sé la verdad detrás asunto; sólo sé
que no sé nada.

Tras decir eso, alargó rápidamente su mano y me sujetó del cuello de la camisa. Fui
sujetado fácilmente, quizás debido a mi pobre condición atlética. Traté de golpearla en la mano,
pero fui obligado a adoptar una posición diferente y fui empujado contra la barandilla del puente.

Un segundo después, la sensación de metal helado se filtró hacia mi pecho a través de la


ropa.

Era una situación en la que no podía relajarme en lo absoluto.

−¿Qué sucede? −bajé la voz− ¿Quieres más comida? Hay algunas patatas fritas en el
suelo.

−¿Quién se comería eso? ¿Qué le hiciste a Masaya Kishitani? ¿De qué se trata esta
“revolución”? Dímelo.

Ah, lo entendí en seguida. Ella también me está juzgando. Una vez me apoyó, pero ahora
me cuestionaba por mis pecados.

Maldición, qué triste me siento.

Todos decidían abandonarme. Nadie quería estar de mi lado en lo más mínimo. En cuanto
me percaté de ello, la tristeza me invadió. ¿Así que a la basura se le dificulta vivir? ¿De verdad?

Sentí ganas de sollozar. Mordí mis labios y pisé con fuerza el pie de Sayo. Sin embargo,
me apretó con más fuerza, sin vacilar.
Maldición, maldición, maldición.

−¡YA LO HE DICHO TODO! ¡LOS TORTURÉ A TODOS! −grité− ¡MASAYA TENÍA


QUE CARGAR CON LA RESPONSABILIDAD DE HABERLO PUBLICADO EN
INTERNET, ASÍ QUE LO GOLPEÉ! ¡LO SEGUÍ TORTURANDO, Y LO HICE
SUICIDARSE! ¡SE LO MERECÍA!"

Ya no podía parar.

Fuese el plan, fuese la revolución. Lo olvidé todo, y simplemente grité.

Porque todo Japón lo deseaba, ¿no es así?

¿Ésto es felicidad?

−¡EL BULLYING ES UNA INVENCIÓN QUE HA SUBSISTIDO A LO LARGO DE


LA CIVILIZACIÓN! ¡NO SE NECESITAN SUEÑOS, NI EL DESTINO DEL PAÍS, TAN
SOLO ENCIERRA A TREINTA JÓVENES EN UN SAUNA! ¡ES UN ANTÍDOTO CONTRA
LOS DÍAS ABURRIDOS! ¡SIN EMOCIÓN, LOS HUMANOS NO PUEDEN VIVIR!

Maldición, maldición, maldición.

−¿MOTIVO? ¡CELOS! ¡MI PRIMER AMOR ERA LA NOVIA DE MASAYA! ¡ESE


SUJETO ERA EL POPULAR! ¡POR SUPUESTO QUE SERÍA MI OBJETIVO! ¡SE LLAMA
REVOLUCIÓN! ¡¿NO ES GENIAL?! ¡ES IMPECABLE, UN CRIMEN PERFECTO!

Maldición, maldición, maldición.

−¡ASÍ QUE SEGUIRÉ CON MI VENGANZA! ¡NO PERDONARÉ A LA MADRE DE


MASAYA! ¡ME OBLIGÓ A CUMPLIR UN ESTÚPIDO CASTIGO DE ARRODILLARME
FRENTE A TODOS! ¡JAMÁS PERDONARÉ A ESA ESCORIA! ¡NO PERDONARÉ A
KOTOMI ISHIKAWA POR SEGUIR VIVIENDO! ¡NO PERDONARÉ A NADIE! ¡EN LO
QUE A MI RESPECTA, PUEDEN MORIRSE TODOS!

−Takkun, suficiente.

Sayo me habló al oído. En cuanto cambió su posición, recobré mis sentidos de inmediato.
Me abrazó, de arriba a abajo.

Podía sentir mi cabeza contra su pecho. Debido al traje de motociclista, no podía sentir su
calor corporal, pero sentía sus manos abrazándome.

−Ya es suficiente. Es imposible que hayas hecho bullying a alguien.

Parecía estar forzando su voz a salir.


−Hablé por teléfono con Takayoshi Komuro. Definitivamente es culpable. Puede que los
que miran las noticias no se percaten de ello, y que ni la policía ni los profesores con evidencia lo
hagan, pero en cualquier caso, tú eres la víctima aquí.

−¿Qué quieres decir...? Eso es ilógico.

−No es cuestión de lógica, sino de lo que siento. Ahh, es una locura; es como un sexto
sentido. No creo que alguien capaz de lloriquear por ser rechazado pueda ser el demonio que
provocó el suicidio de un compañero.

Claro que existen personas así en el mundo. Lo pensé, pero no pude decirlo en voz alta.
No podía decir nada. Y por alguna extraña razón, quería llorar. Pero no lo haría. Cuando inicié la
revolución, fue la decisión que tomé.

No ofrecí resistencia y continué de pie sobre el puente. Mientras Sayo me abrazaba, miré
hacia los vehículos que circulaban bajo el puente, acelerando como si me ignorasen. El puente
temblaba ligeramente.

Después de un rato, aunque reacio, aparté los brazos de Sayo. Ya no era un niño; no
podía seguir dependiendo de ella.

−Sigues siendo un niño. Puedes depender de mí.

Dijo Sayo, como si leyese mis pensamientos.

Negué con la cabeza.

−Tengo catorce. Mi voz está cambiando, y ya me puedo masturbar.

−Vaya que disfrutas tus chistes sucios.

Sayo rió por lo bajo.

−¿Podrías contarme lo que ocurrió?

−¿Por qué?

−La hermana mayor de Masaya está investigando el asunto, y yo soy su asistente.

Su nombre era Sanae, ¿no? Recuerdo que Masaya la mencionó un par de veces. En
cuanto comenzaba a hablar de su madre o hermana, no había manera de detenerlo.

Considerando la posibilidad de la revolución, probablemente debería encontrarme con


ella, pero, por alguna extraña razón, sentía que sería arriesgado.
−No hablaré, y, de todas maneras, no vas a creerme. Un idiota que crea tan fácilmente en
mis palabras sólo estorbará.

−¿Estorbar qué?

−A mi revolución.

−Entonces cuéntaselo a la hermana de Masaya. Ella jamás te creería. No va a rendirse


hasta obtener una respuesta aceptable. Está un poco intimidada ahora mismo, pero creo en que
saldrá adelante.

−...¿Está asustada de algo?

−Bueno... no lo sé. Parecía estar escondiendo algo. Si sigo ignorando el asunto, puede
que quiera vengarse de ti. Estás al tanto sobre la madre de Masaya, ¿cierto? Dime la verdad,
confía en mí.

Golpeó su pecho con el puño. La brillante sonrisa de Sayo se encontraba ante mí, y podía
escuchar los golpes secos y frotaciones producidas por su traje de motociclista. Parecía estarme
animando.

Observé fijamente su seria mirada, y pensé en los posibles planes. Sin embargo, producto
de mi agitación previa, mi mente no funcionaba como debía. Con ella incitándome, no pude decir
otra cosa que: “Está bien”.

Teniendo en cuenta todo lo que había dicho Sayo, no podía hacer más que encontrarme
con ella.

Sanae Kishitani, la hermana mayor de la víctima que conduje al suicidio.

Por supuesto, sabía lo que eso implicaba.

Por favor, ríete y búrlate de mí.

Conduje a mi amigo al borde de la desesperación, fui golpeado por mi primer amor, mis
padres me abandonaron, mis compañeros me piden que “muera”, incluso mi amigo virtual me
abandonó, y todo Japón exigía la pena de muerte para mí.

Pero al ser abrazado por una mujer, mi corazón se debilitó. Menudo idiota. Deberían
vapulearme por ser un estudiante pervertido.

Y entonces, fui traicionado por la persona que confié.

Al día siguiente, me encontraba sentado en el banco.

Le dí dos condiciones a Sayo.


Primero, tenía que mantener todo en secreto hasta el momento del encuentro.

Segundo, yo decidiría el lugar y la hora.

Y así, alrededor de las cuatro de la tarde, fui al parque que quedaba a cinco minutos de la
casa de Masaya. Si no había algún inconveniente, Sanae estaría aquí.

−Puede que ella sea la última pieza.

Jugueteaba con mis audífonos mientras reflexionaba. A diferencia del día anterior en el
puente, mis pensamientos se habían apaciguado considerablemente.

No podía volver a dejarme en vergüenza. Debía mantener la calma.

Y entonces, asegurar el éxito de la segunda revolución.

−Y hay algo que quiero preguntarle.

Sólo abrigaba una duda.

Hubo un detalle mencionado por Ishikawa que no logré descifrar. Pensé que había sido
Katou, pero al parecer me equivoqué.

En septiembre, la ropa de gimnasia de Masaya fue cortada.

Por supuesto, no fui yo, ni tampoco Ishikawa.

De acuerdo a lo que escuché de Toguchi-sensei, antes del quinto período, Masaya buscó
su ropa de gimnasia y descubrió que había sido cortada por algo afilado. Yo estaba en la
biblioteca, así que no lo presencié. Sin embargo, era evidente que sólo unas pocas personas
podrías tomar el bolso de Masaya, sacar la ropa de gimnasia de su interior, cortarlas y guardarlas
nuevamente. Era completamente distinto a derramar tinta en su libreta.

Los estudiantes universitarios seguían en sus vacaciones de verano en septiembre, y


muchos regresaron a casa.

Sayo dijo que Sanae estaba ocultando algo.

Así que yo tenía que aclararlo.

¿Fue ella quien cortó la ropa de gimnasia de Masaya?

Escuché el sonido de pisadas a mi espalda.

Y ese fue el paso final.


LINE: Grupo de la Clase 2-1 ☆16 de Diciembre – 18:25

—Kanda Setoguchi invitó a Taku Sugawara al grupo—

—Taku Sugawara se ha unido al grupo—

−Ayaka: Muérete, Sugawara.

−Konoha: Muere.

−Hanaka: Suicídate. Muere muere muere.

−Sunuu: ¿Pero qué están diciendo? Es de mal gusto.

−Morii: Ahh, por tu culpa fuimos bombardeados en internet.

−Morii: Que todos ignoramos el bullying. Puedes morirte cuando gustes.

−Kouta: ¿Cómo sigue Kotomi?

−Kouta: ¿Sigue en coma?

−Honoka: Probablemente. Si lo está, Sugawara es una verdadera basura.

−Taku Sugawara: ¿Chantajearon a Masaya con algo?

−Jun: ¿Quizá? ¿De qué otra forma podría un gusano como tú ser capaz de matar a Masa?

−Yuki: Asesinaste a nuestro amigo. Ni pienses que te dejaremos en paz.

−Youki: Kouji, chicos, digan algo.

−Ayaka: Ahora no.

−Sunuu: Eliminaron sus cuentas. No pude contactarlos.

−Honoka: Shunsuke debería seguir en el grupo, pero no escribe.

−Honoka: Dí algo, Sugawara.

−Taku Sugawara: Así que me invitaron al grupo…

−Taku Sugawara: ¿Qué?

−Hanae Lala: Muere. A la mierda con tu “¿qué?”

−Jun: Suicídate, asesino.


−Nanoe: Muere.

−Miharu Furuta: Muérete ya.

−Taku Sugawara: Oigan, ¿por qué Masaya no fue salvado?

−Ayaka: ¿Aaaah?

−Sunuu: No te entiendo.

−Ayaka: Muere muere muere muere muere.

−Taku Sugawara: Respóndanme.

−Kanda Setoguchi: ¿Eh? ¿Por qué habríamos de hacerlo?

−Konoha: Que no se te suban los humos.

−Taku Sugawara: ¿Por qué murió Masaya? ¿Nadie lo sabe?

−Hanae Lala: Asesino, cállateeeeeeeee yaaaaaaaaaa.

−Yuki: “Respóndanme” (jaja), se quiere hacer el interesante, LMAO.

−Morri: Suicídate y ya.

−Taku Sugawara: Ahh, entiendo. Menuda panda de idiotas están hechos, no es de


extrañar que no respondan mi pregunta. Masaya se suicidó, y lo único que hacen es repetir
“muere, muere”.

−Konoha: El idiota eres tú. ¿Sabes hablar en español?

−Jun: Sólo por curiosidad, ¿cuál es tu posición en el Test de Potencial Humano? Eres un
marginado con problemas sociales.

−Taku Sugawara: Ninguno de ustedes se dio cuenta de la verdad. No quieren enfrentarla,


y se limitan a repetir la misma palabra. Son una panda de retrasados.

−Ayaka: Intérnate en el hospital de una buena vez.

−Youki: Y suicídate.

−Sunuu: Masaya se suicidó por culpa de tus abusos. Eso fue lo que Masaya escribió en su
nota. ¿Por qué tratas de culparnos? ¿Tienes problemas mentales?
−Kanda Setoguchi: Alguien como tú no entiende lo que significa la palabra “amistad”,
Sugawara.

−Taku Sugawara: Sí lo sé, significa “castigo corporal infligido de forma verbal y


ejecutado en grupos”, ¿no?

−Kanda Setoguchi: Te equivocas.

−Taku Sugawara: ¿En qué?

−Taku Sugawara: Masaya murió, y ustedes ni siquiera se preocupan por qué, limitándose
a insultarme. Por eso les pregunto, ¿saben lo que significa la “amistad”?

−Taku Sugawara: Si quieren hablar de lo maravillosa que es la amistad, no la usen como


excusa para atacar a otros o para validar sus acciones. Me tienen harto.

−Hanae Lala: Cállate. Muere.

−Ayaka: Oigan, ¿no podemos llevarle ésto a la prensa?

−Ayaka: Y transmitirlo por todo Japón lololol.

−Yuki: Sugawara al habla (LOL).

−Jun: Buena esa, senpai ROFL.

−Hanae Lala: En fin, muérete ya, Sugawara. Sumérgete en agua caliente y muere a los
tres minutos.

−Shunsuke: Suicídate.

−Honoka: ¡¡¡Shunsuuukkkkeee!!!

−Kanda Setoguchi: Cuánto tiempo.

−Ayaka: ¡Ahh! ¡¿Estás bien!?

−Shunsuke: Mira, Sugawara, siempre estuve asustado de ti, pero por fin tengo el valor
para decirlo.

−Shunsuke: Suicídate ya. Por favor, entiende.

−Shunsuke: No somos sólo nosotros. Todo Japón quiere que mueras.

−Shunsuke: Esa es la mayor felicidad para Japón, justicia.


−Shunsuke: Suicídate por la felicidad de todos.

−Sunuu: ¡Genial, Shunsuke! ¡Tienes razón!

−Jun: Bien dicho.

−Youki: ¡SCDT! ¡SCDT!

−Kouta: ¡Suicídate ya! ¡Muere muere muere muere!

−Ayaka: Estoy enamorada de tí, Shunsuke.Y tú suicídate, Sugawara.

−Lala Hanae: Suicídate, Sugawara. Muere por nuestra felicidad.

−Taku Sugawara: Así que por fin apareciste... He estado esperando para saldar cuentas
contigo, Ninomiya.

−Shunsuke: Qué curioso. Yo igual.

−Taku Sugawara: Y bien,

−Taku Sugawara: ¿no se han percatado?

−Shunsuke: ¿De qué?

−Taku Sugawara: ¿No se han parado a preguntárselo? “¿Por qué murió Masaya?”

−Taku Sugawara: Oigan, ¿realmente piensan que Taku Sugawara pudo conducir a
Masaya al suicidio por si solo?

−Shunsuke: Cállate. Ni una palabra más.

−Taku Sugawara: Ninomiya, ¿por qué tan nervioso?

−Taku Sugawara: Estás demostrando que te dolió algo que dije.

−Taku Sugawara: Sólo me pregunto si nunca consideraron la posibilidad de que yo


tuviese un ayudante.

−Shunsuke: ¡Espera! ¡Sugawara! ¡Bastardo!

−Taku Sugawara: En otras palabras...

−Taku Sugawara: La posibilidad de...

−Taku Sugawara: “¿Shunsuke Ninomiya ayudando a Taku Sugawara?”


−Taku Sugawara: ¿Nunca han dudado al respecto? ¿Están de acuerdo? Sobre la razón por
la que Masaya se suicidó, y por qué Ninomiya está armando un alboroto aquí.

−Shunsuke: Ya fue suficiente.

−Taku Sugawara: Oye, Ninomiya, explícalo entonces. ¿Por qué murió Masaya? ¿Cómo
controlé a cuatro chicos populares? Tendrías que saberlo, ¿no?

−Shunsuke: Que no se te subal los humos a la cabeza, Sugawara…

−Sunuu: …Oye, para ser sincero, espero que nos lo digas...

−Ayaka: Sí, no es que dude de tí, Shunsuke, pero es hora de decirlo.

−Hanaka: Somos amigos. Si algo te preocupa, puedes contárnoslo.

−Shunsuke: ¿Acaso son idiotas? ¡No caigan en el juego de Sugawara!

−Kanda Setoguchi: No, no es por las palabras de Sugawara.

−Kanda Setoguchi: Sentimos curiosidad sobre la razón detrás del suicidio de Masaya,
¿sabes?

−Taku Sugawara: Bueno, es imposible que les responda.

−Taku Sugawara: Trató de inculparme de todo a mí y salir airoso.

−Shunsuke: ¡Cállate, Sugawara!

−Jun: Shunsuke, si no eres un traidor, respóndenos de una vez.

−Morii: Por favor, Shunsuke.

−Hanae Lala: Dí algo, Shunsuke.

−Hyouta: Vamos, Shunsuke.

−Konoha: Dí algo. ¿sí?

−Sunuu: ¿Por qué no dices nada? ¿Algo te detiene?

−Yuki: ¿De verdad eres... el ayudante de Sugawara?

−Shunsuke: Déjense de bromas.

—Shunsuke ha abandonado el grupo—


−Ayaka: Eh... ¿por qué no dijo nada?

−Hanae Lala: ¿Será verdad?

−Jun: Es mentira, ¿no?

−Taku Sugawara: Es mentira.

−Ayaka: ¿Eh?

−Taku Sugawara: Es mentira. Ninomiya no es mi ayudante.

−Sunuu: ¡Ya fue suficiente! ¡Incluso heriste a Shunsuke!

−Morri: Eres horrible. Puedes morirte de una vez por todas.

−Taku Sugawara: ¿Qué? ¿Me equivoqué? Primero me estaban insultando, y tras un


pequeño cebo de mi parte, lo interrogaron a él. ¿Es mi culpa también?

−Taku Sugawara: Y para ser precisos, nunca mentí. Sólo planteé la posibilidad.

−Taku Sugawara: ¿Pero fui yo quien lo hirió y obligó a salir del grupo?

−Taku Sugawara: Por favor, entiéndanlo de una vez. Están actuando como amigos, pero
no hacen más que seguir ciegamente a un grupo por el bien de la “mayor felicidad”.

−Taku Sugawara: No pudieron proteger a Masaya, no pueden matar a Sugawara, e


hirieron a Ninomiya.

−Taku Sugawara: El Test de Potencial Humano está diseñado para falsificar sentimientos.

−Taku Sugawara: Pueden jactarse de tener muchos amigos, pero eso es una simple
habilidad.

−Taku Sugawara: No tienen derecho a negar la personalidad de los demás. Ustedes son
los extraños, por no entender eso.

−Miharu Furuta: …

−Miharu Furuta: ¿Ese es tu objetivo, Sugawara?

−Sunuu: ¿A qué te refieres…?

−Miharu Furuta: No es nada. Sólo comienzo a entender lo que trama.

−Ayaka: Eh, yo no entiendo en lo más mínimo. Le hizo algo cruel a Shunsuke también.
−Jun: ¿Qué insinúas, Furuta?

−Hanae Lala: No entiendo.

−Youki: Creo que entiendo un poco…

−Youki: Pero es diferente a causar la muerte de Masaya.

−Taku Sugawara: Sí, pero ya es suficiente. No espero que ustedes sean mis amigos.

−Taku Sugawara: Porque es imposible. Llevé a Masaya al borde de la desesperación.


Nunca me atrevería a soñar con algo tan bueno.

−Taku Sugawara: Así que sigan burlándose de mí.

−Taku Sugawara: Y sean testigos de mi revolución.

—Taku Sugawara ha abandonado el grupo—


Capítulo 9: Preludio a la Revolución.

Unos cinco minutos después, Sugawara regresó con dos latas de chocolate caliente. Me
comenzaba a preguntar si huiría, pero al parecer nunca pensó tal cosa. Me preguntó si prefería el
amargo o el dulce, así que elegí el dulce, indicándole que le pagaría, pero negó con la cabeza
ligeramente. Era extraño que un estudiante de escuela media invitase a una universitaria.

Se sentó a mi lado, y destapó su lata. No dijo una palabra; seguramente estaba pensando
en algo.

Ambos estábamos sentados en un rincón del espacioso parque, guardando silencio; se


sentía muy extraño, así que decidí tomar la iniciativa y hablar.

−¿De verdad Masaya te hizo bullying?

−Sí. −Taku Sugawara respondió de inmediato− No hay pruebas. Masaya no sería tan
estúpido como para dejar evidencia.

−¿Por qué llegaría tan lejos...? ¿Le hiciste enojar o algo por el estilo?

−Bueno, ¿quién sabe?

Sugawara respondió fríamente. Me percaté entonces de que había hecho la pregunta


incorrecta; quizás estaba muy ansiosa por saber la verdad, o quizás me encontraba tan
parcializada por Masaya que hice una pregunta tan terrible.

Los bullies no tenían un motivo real.

−...¿Te importa si lo explico a mi manera?

Tras un corto silencio, dijo:

−Explicaré mi relación con Masaya y por qué se suicidó. Puede que tome tiempo, pero
así está bien.

Asentí.

Tenía que saberlo, sin importar qué. Sin importar cuál era la verdad.

Una vez más, repitió:

−No sé si pueda explicarlo bien.

−No soy bueno explicándole a los demás".

−Soy un idiota, un completo estúpido.


−Así que no me molestaré en adornar las cosas.

−Y espero te des cuenta de lo estúpido que soy.

−Eso me hará feliz. Será como lo había pensado.

−Podrás hacerte una conmigo.

−Así que mientras describo los hechos, con verdades y conjeturas parciales...

−Explicaré por qué Masaya cometió suicidio.

−Ocurrió en mayo, durante nuestro segundo año, cuando Masaya comenzó a hacerme
bullying. El bullying no iba precisamente saliéndose de sus manos a medida que pasaba el
tiempo; robaba mi dinero y me golpeaba en el estómago. Y entonces se alió con Ninomiya,
Watabe y Komuro para atacarme camino a casa, dándome una paliza. Lo consideré mi amigo y
me traicionó.

¿Así que Masaya realmente dijo que ustedes dos eran buenos amigos?

−Sí, nos veíamos el uno al otro como buenos amigos. Había tenido una charla bastante
franca con Masaya. No éramos la clase de amigos que saldrían juntos en vacaciones, no nos
juntábamos durante la hora de almuerzo, no nos enviábamos mensajes, ni jugábamos
videojuegos juntos. Pero si nos encontrábamos camino a casa, charlábamos. Probablemente duró
desde el otoño de nuestro primer año hasta primavera de nuestro segundo año.

−Yo era de pocas palabras, y era Masaya quien hablaba más. Se quejaba mucho conmigo,
probablemente porque yo no pertenecía a ningún grupo. No podía quejarse abiertamente cuando
el Test de Potencial Humano se estaba aplicando en clase, y pensé que buscaba desestresarse al
expresar sus frustraciones conmigo. Personalmente, me sentía feliz de poder hablarle al genio
Masaya.

−En el camino a casa, compartíamos todo tipo de cosas: nuestros sueños futuros, las
personas que odiábamos y las que nos agradaban en clase, nos quejábamos de nuestros padres
irracionales, inconformes sobre nuestro negligente profesor, y sobre la inquietud que se
acrecentaba en el aula.

−En ocasiones nos íbamos al parque, y charlábamos hasta el anochecer.

−Eran días realmente felices.

−Nuestros puntos de vista diferían en todo. Ante mis opiniones, siempre respondía: “Eso
es muy típico de ti”.

−Fuimos buenos amigos.


−Pero entonces, durante mayo de nuestro segundo año, me golpeó. Me tendió una trampa
sin que nadie lo notase.

−”Lo siento, Taku. Tú entiendes, ¿verdad?” −Llegó con tres amigos y me susurró aquello.

−Hasta que fui golpeado, no entendía nada. No, incluso después, no lo entendía.

−Para las víctimas, el bullying es algo irracional. Ni siquiera sabía las razones o los
motivos, y aun así fui robado y chantajeado. Estaba estupefacto. No por ser lastimado, ni por el
dinero, sino por ser Masaya quien me golpease. Pensé que era alguna clase de malentendido.

−Una vez respeté a Masaya Kishitani.

−También respetaba a Ninomiya, Watabe y Komuro. Sabía muy bien que eran mejores
que yo.

−Pero siguieron molestándome, torturándome en lugares que nadie descubriría. Me


obligaban a tragar lápices, me golpeaban en el estómago, me robaban, y me obligaban a
masturbarme; nadie más lo notó.

−Tiempo después descubrí que uno de esos tres les había pedido a los demás hacerle
bullying a Masaya. Armaron un alboroto por el hecho de que Masaya charlaba con un perdedor
como yo, y se burlaron de mí. Masaya tenía miedo de ser marginado, y me golpeó. Supongo que
le dijeron: “Qué mal gusto tienes. No entables amistad con un sujeto tan repugnante” y
“Golpéalo. ¿Quiénes son tus amigos? ¿Nosotros o él?”, o cosas por el estilo. Cuando comenzó el
bullying, eso fue lo que dijeron.

−Parecía que Masaya había pensado rehusarse al principio. Eso fue lo que me pareció,
pero había cedido ante sus tres amigos. Poco después, descarté la idea por completo. Podía
notarlo.

−Para un genio como él, era imposible que se resistiese después de experimentar su
primera fechoría.

−Sucumbió.

−Experimentó el placer de torturar y dominar a los demás.

−Poseía tanto talento para ello que ninguno de los otros tres podía comparársele.

−Masaya se convirtió en el líder del bullying. Siempre se encontraba en completa calma.


Y mis problemas nunca salieron a la luz. Era capaz de evadir fácilmente las situaciones, sin dejar
evidencia. ¿Alguna vez te has preguntado si alguien es capaz semejante hazaña? Masaya podía.
Era un genio, con tres excelentes lacayos.
−La única que se percató de que algo andaba mal fue la novia de Masaya, Kotomi
Ishikawa. Pero apenas lo hizo en octubre, y no estaba al tanto de los detalles. Los métodos de
esos sujetos eran perfectos.

−Él controlaba todo a la perfección, sin permitir un simple error.

−Cuando intenté contárselo al profesor en julio, Masaya se percató tres veces, y me dio
tal paliza que me dejó vomitando. La cuarta vez, lo logré, pero Toguchi-sensei nunca se paró a
pensarlo dos veces. “Piensas demasiado”. Se rio por lo bajo y no prestó atención. Él también
estaba asustado de la madre de Masaya, e ignoró mis súplicas. Además, yo no tenía pruebas; las
dos grabadoras que tenía, habían sido destruidas.

¿Y al mantenerte tan desafiante, Masaya no sintió peligro de seguir con el bullying?

−Él es diferente de los bullies ordinarios. Cada vez que encontraba una grabadora nueva,
parecía pensar que “ésto causará mayor presión psicológica, y eso es más efectivo que buscar
nuevas víctimas”.

−¿Estás al tanto de mi entorno familiar? Ni siquiera puedo depender de mis padres. Les
pedí cambiar de escuela, pero me ignoraron. Masaya sabía que mis padres no se preocupaban por
mí.

−Y también sabía que yo no tenía amigos.

−Era un método de bullying aterrador.

−No hay pruebas de bullying, mi profesor no tiene entusiasmo alguno, y mi oponente es


el chico popular considerado un genio, cuya madre, la vicepresidente de la APM, es un monstruo.
No podía hacer más que rendirme ante Masaya.

−Todos eran mis enemigos.

De hecho, Katou y Kotomi dijeron una vez: “Es imposible que Masaya sea víctima de
bullying”.

−Eso era lo que pensaban. No podía hacer más que sentir desesperación, pues sin
importar el plan que se me ocurriese, Masaya tenía a sus amigos apoyándolo, la confianza de los
representantes, y no había prueba alguna de bullying; por lo tanto, no tenía la más mínima
posibilidad de ganar. Mis padres y mi profesor no ayudarían, no tenía amigos, y sería rechazado
por “decir tonterías”.

−Hiciera lo que hiciera, seguía siendo torturado.


−¿Sabes? Las personas no confían en los de baja posición en el Test de Potencial
Humano. A diferencia de las pruebas académicas, esa era una prueba de popularidad.

−Así que me obligaban a tragar babosas, lamer sus zapatos, robar los relojes de mis
padres, a sumergirme en agua caliente y fría.

−Nadie me ayudaba.

−No sabía a quién más podría pedirle ayuda.

Llegado a este punto del relato, Sugawara se detuvo y tomó su chocolate, suspiró, y
guardó silencio. Por algún motivo, su cuerpo se veía más pequeño y débil que antes; por algún
extraño motivo, su voz reflejaba tristeza.

Todo lo que dijo, probablemente, era la verdad. Era ridículo que Taku Sugawara
dominase él solo a cuatro personas. Mi hermano menor estaba torturando sin piedad a otro
compañero, calculando todo en un plan aterradoramente perfecto. Recordé la imagen de Masaya
que vi el verano pesado, y no pude evitar morder mis labios.

El viento invernal soplaba en diciembre, y la posición de Sugawara me cubría por


casualidad, pero mis piernas estaban heladas. De inmediato comencé a arrepentirme de haber
venido en falda larga y no en pantalones. ¿Por qué Sugawara eligió este lugar?

−Eh, no tengo prueba alguna. Tengo el recibo de la segunda grabadora que compré, pero
creo que eso sólo me haría ver más sospechoso. −Puntualizó Sugawara con un tono despectivo.

−Es más convincente que tú haciendo bullying a cuatro personas.

−Gracias.

−Pero sigo sin entender la razón por la que Masaya comenzó a atacarte repentinamente.
Sí, sé que es cruel preguntártelo.

−La razón para elegirme era simple. Siempre estoy solo, y era sencillo que no se
descubriese incluso si era víctima de bullying. De hecho, nadie lo hizo.

Sugawara dio una palmada al pecho de su abrigo, retorció su cuerpo un poco, y murmuró.

No pude evitar preguntar:

−¿Pero no te resulta extraño? En cierta forma, eras más cercano a Masaya que cualquier
otra persona, Sugawara.

Pensé que podría ser una exageración decirlo, pero no tenía intención de corregirme. Al
ser tan buen amigo de Masaya, seguramente lo veía de forma distinta a todos los demás.
Con mirada vacilante, Sugawara frotó el borde de la lata con sus dedos, y dijo:

−Presión de grupo...

Con voz ronca, prosiguió:

−¿No te lo mencionó Ishikawa? La clase había estaba muy influenciada por el Test de
Potencial Humano, y nadie quería relacionarse con aquellos que obtenían bajas posiciones".

−Sí, ella sufría por ella, ¿no es así?

−...Ishikawa no era la única que sufría.

−¿Eh?

−Ya lo había mencionado, ¿no? Masaya estaba siendo acosado por sus tres amigos, no
podía negarse, y no podía hacer otra cosa que obedecer. Incluso un genio como él no podía
defenderse contra la presión de grupo.

−O mejor dicho... −continuó Sugawara:

−Toda la clase sentía presión debido a las relaciones humanas. Por supuesto, siendo
estudiantes de escuela media, incluso sin el Test de Potencial Humano, ya nos sentíamos
presionados. Sin embargo, el Test aumentó la carga exponencialmente, y destruyó la
personalidad de los demás. Al obtener una baja posición, básicamente, negaban tu existencia.
Nos obligó a aprender a observar, a llevarnos bien con los demás, y a no perturbar la armonía.
Todos vivían un infierno en el que eran observados a cada minuto, y había una atmósfera tensa
producto de alguna clase de juego de supervivencia de amistades, con espadas siendo
desenvainadas, y puñaladas por la espalda.

Taku Sugawa continuó:

−Así que Shunsuke Ninomiya, Kouji Watabe, Takayoshi Komuro y Masaya Kishitani
tenían que encontrar una manera de entretenerse sin ser descubiertos. Kotomi Ishikawa se sentía
resentida debido al secretismo de su novio, y comenzó a hacerme bullying junto al resto de la
clase. El propio Kouta Katou comenzó a acosar a Masaya Kishitani −…

−Así que Masaya Kishitani se suicidó −Dije.

−Y Taku Sugawara comenzó su revolución −Dijo Sugawara.

Llegada a este punto, nuestra conversación se detuvo por un momento

El estudiante de escuela media sentado a mi lado engulló el resto del chocolate.


−Lo siento, hay una pequeña confusión en el orden de la historia, y describí a Kouta
Katou como el tipo malo. No es así. Él es sólo una de las razones, pues Masaya definitivamente
tenía varias para cometer suicidio. Varias personas lo lastimaron por diversas razones. Por
supuesto, eso me incluye.

Sonrió con calma.

−Bien, continuaré.

−Tras las vacaciones de verano, fui robado varias veces y torturado una y otra vez. En
octubre, no hubo mejora, nada cambió. Al comenzar el segundo semestre, las clases terminaban
más temprano, y, por consiguiente, la duración del bullying incrementó.

−Atravesé días de desesperación.

−Era un infierno del que no podía escapar.

−Y entonces, en eso momento, yo... sí, eso.

−Me enamoré de Kotomi Ishikawa.

−Porque me sonrió.

−No tenía amigos, mis calificaciones eran inferiores a las de todos los demás, y mi
puntuación en el Test de Potencial Humano era baja. Fui etiquetado como “basura”, traicionado
por mi mejor amigo, torturado una y otra vez, y entonces, de pronto, ella fue amable conmigo.

−Yo estaba muy feliz. Incluso dijo que “me envidiaba”. Era algo que desafiaba la
realidad, pero me sentí más feliz que nunca. Una persona tan trágica como yo, era envidiada.
Alguien finalmente me reconocía.

−Esa noche, solo en mi habitación, lloré.

−Después de aquello, me encontré varias veces con ella. Me contó cosas que no sabía,
como la presión que sentía por ser excluida.

−Así que finalmente entendí que Masaya y los demás tenían el mismo dilema. Me hacían
bullying para lograr sobrevivir en esa aula tan asfixiante. Ishikawa y Masaya estaban sufriendo, y
luchaban con todas sus fuerzas.

−Frente a aquél basurero, vi a Ishikawa llorar por la presión de grupo que sentía. Mi
corazón se rompía de verla.

−Sentí una emoción cercana a la ira.


−Así que decidí comenzar la revolución.

−Estar en el fondo del Test de Potencial Humano me hizo infeliz. Sin importar cuánto me
despreciasen los demás, decidí convertirme en basura que pudiese proteger aquello en lo que
creía, aún sin saber observar a los demás.

−Decidí luchar contra Masaya, y acabar con el bullying. Quería mi propia felicidad, y la
de todos los demás. Decidí acabar con el infierno interminable de bullying que Masaya había
creado.

−Por supuesto, era una idea completamente absurda.

−Pero eso era todo lo que podía hacer.

−Naturalmente, no tenía oportunidad alguna de vencer sólo con sentido común al


bullying meticulosamente planeado de Masaya.

−Tal como mencioné, sus métodos de bullying eran perfectos. Yo no tenía ayuda ni de mi
profesor ni de mis padres, e incluso si les hubiese pedido ayuda a los profesores, en términos de
confianza, no tenía oportunidad contra Masaya y los demás. Además, Masaya se mantenía
cauteloso de verme hablar con los profesores a solas, o de ser espiado en las escenas de bullying.

−E incluso si tenía éxito reportando la situación, tendría que vérmelas con su madre y su
cotorreo habitual. Ninguno de mis compañeros se percató del bullying del que era víctima, y los
culpables eran adorados por ellos. Mis palabras serían poco más que tonterías para ellos. Incluso
si hacía la denuncia en internet o al Ministerio de Educación y creaba un escándalo, nadie en la
escuela admitiría el bullying, y todo sería en vano.

−Pero aun así, tenía que seguir luchando.

−Tenía que iniciar la revolución.

−Se me ocurrió un único plan.

−Y era usar su propio plan contra él.

−Así que hice todo lo opuesto. En primer lugar, publiqué un artículo impactante en
internet sobre el bullying, titulado “En la Escuela Media Kuzegawa, hay un estudiante que hace
bullying a otros cuatro”, y lo escribí todo al detalle.

−Muchos de los usuarios en internet disfrutan del bullying, al punto de que incluso se
divierten con el suicidio de las personas. Pero entonces, alguien llamó de inmediato a la escuela
para protestar: “Hay un caso de bullying en su escuela, ¿y piensan quedarse de brazos cruzados?”
o “¿Qué clase de padres permiten que sus hijos estudien en semejante escuela?”
−Por supuesto, parece que algunas personas sospecharon, diciendo cosas como “creo que
en realidad cuatro personas hicieron bullying a una” o “está usando el internet para continuar con
el bullying”. Pero eso no es relevante. En cuanto las noticias se esparcieron en la escuela, usé la
botella para golpear a Masaya.

−Masaya probablemente predijo que perdería el control de mis emociones en algún


momento. Tras largos períodos de crueles abusos, algún día explotaría. Ante semejante situación,
la intensa madre de Masaya vendría a la escuela, interrogaría al apático profesor que insistiría en
que no había testigos del bullying, intentando calmar las cosas diciendo que todo era producto de
la actuación de algún estudiante psicótico.

−Mi plan funcionó a la perfección. Tanto que incluso se sentía extraño. Actué de forma
arrogante e hice que todos obtuviesen la peor impresión de mí. La escuela comenzó a recibir
montones de llamadas de protesta en contra del bullying, y las consecuencias seguían
acrecentándose. Y así obtuve el alias de “demonio”.

−Y tal como la madre de Masaya esperaba, fui castigado severamente. Excedieron mis
expectativas a sobremanera, e hicieron que todos me atacasen.

¿Así que fue mamá con sugirió el castigo?

−Fui yo quien rió, “¿quieren castigarme haciendo que me arrodille en la escuela?”. Y


añadí “el bullying es una invención que ha subsistido a lo largo de las civilizaciones”, pero sólo
estaba imitando lo que hacía Masaya. En fin, sólo la provoqué un poco, y cayó en mi trampa.
Masaya y los otros querían seguir torturándome, y yo seguía provocándolos. Takayoshi incluso
fingió llorar. Lo único que hice fue reducir a la madre de Masaya, y ellos mordieron el anzuelo.
Y entonces, finalmente fui obligado a desfilar y arrodillarme.

−Fue caótico, pero Masaya y el resto no estaban inconformes con lo que había ocurrido
hasta ese punto. Algunas partes diferían, pero todo iba progresando según mi plan. Tras el
incidente, Taku Sugawara se convirtió en el bully que no merecía lástima alguna, y la verdadera
identidad de los bullies nunca fue revelada. Después de eso, Taku Sugawara fue castigado
severamente.

−Pero todo iba viento en popa.

−Decidí convertirme en el villano. Eso iba más allá de sus expectativas, y las cosas
comenzaron a salirse de sus manos.

Antes de que incluso me preguntasen sobre el contenido de la publicación en internet,


admití: “Yo lo hice”.

−La conclusión original de “Taku Sugawara tiene problemas mentales” pasó a “Taku
Sugawara es el bully”, debido a la publicación y a mi testimonio.
−Eso también era parte de mi plan.

−Probablemente, Masaya fue el único que se percató de ello, pero a esas alturas, ya no
había vuelta atrás. Él no podía discutirlo con los otros tres, y fueron obligados a admitir que
fueron víctimas de bullying frente a sus padres y profesores.

−Y así, finalmente había llegado mi momento de contraatacar.

−Lentamente, conduje a Masaya al borde de la desesperación.

−Para un estudiante de escuela media, “ser víctima de bullying” tiene una connotación
negativa. ¿No has notado que hay personas que se rehúsan a admitir que son víctimas? No es
sólo porque teman que los bullies tomen represalias contra ellos, sino que al admitir “me hicieron
bullying, y le pedí ayuda a mis padres y profesores” se verán aún más patéticos. No es algo de lo
que estar orgulloso”.

−Pero al arrodillarme frente a toda la escuela, hice que todos se enterasen.

−Todos comentaban cosas como “era uno contra cuatro, y aun así fueron dominados por
ese sujeto de poca monta, y temblaban ante él” o “se ven tan increíbles en sus clubs, pero no son
más que perdedores víctimas de bullying”.

−¿Orgullo estúpido? Quizá. Pero todos los estudiantes de escuela media son así,
intentando lucir geniales. Sin importar lo que digan los demás, para un hombre, ser víctima de
bullying es una humillación. Y además, venía de parte del chico al que en realidad ellos hacían
bullying.

−Al arrodillarme, declaré a todos el dilema de Masaya y los demás. No podían hacer más
que pedir ayuda a los profesores y a sus padres.

−Por supuesto, todos estaban impactados de enterarse de que sus respetados veteranos y
amigos estaban siendo víctimas de bullying en secreto.

−Pero Masaya y los demás ya no podían decir “Nosotros somos los bullies”. De hacerlo,
la conmoción desatada en la escuela sería su culpa, y sus pecados serían revelados a todos. Me
habían sometido a castigos extremadamente crueles, y no querían que les sucediese lo mismo.

−Mientras lidiaban con la frustración, fui a sus casas varias veces, fingiendo que me
disculpaba por mis acciones, y seguía provocándolos. Provoqué la cólera de sus padres, quienes
llevaron el asunto hasta las últimas consecuencias, y así los conduje a ellos al borde de la
desesperación.

−Pensé que colapsaría.


−Pero seguí arrodillándome frente a todos. Casi me derrumbaba, pero lo soporté. Aunque
fuese golpeado por sus padres y pateado por mis compañeros, nunca me rendiría.

−Continué esparciendo la falsa verdad, mientras me convertía en enemigo de toda la


escuela y soportaba la humillación.

¿Así que todos te creyeron? No sería extraño que hubiesen dudado, ¿no crees?

−Probablemente, pero no viene al caso. Quizá alguno pensó: “Masaya y los demás son
seres despiadados que hicieron bullying e inculparon a la víctima”.

¿Por qué? Sólo los adultos vieron tu arrogancia y a los otros cuatro lloriqueando.
Lógicamente, los otros estudiantes debían abrigar sospechas.

−No, porque había una prueba irrefutable.

¿Una prueba?

−El moretón. Había un grave moretón en el rostro de Masaya. Por eso muchos lo
creyeron. Lo golpeé con una botella. Sin duda se veía como la víctima.

−Así que terminé siendo la basura sin corazón que dominó a cuatro compañeros, y ellos
los niños penosos que fueron dominados por un chico.

−Presión de grupo.

−A causa del Test de Potencial Humano, la aprobación de los demás se volvió de mayor
importancia, y los estudiantes comenzarían a calificarse los unos a los otros.

−Ellos definitivamente no podían aceptarlo. Recibían lástima de sus padres, compañeros


y novias: “Duele, ¿no es así? Perdóname por no notarlo a tiempo”. Y eran consolados. Eran los
populares de la escuela, pero su orgullo se vería herido. En cuanto presenciaron el cruel castigo
al que fui sometido, no podían retractarse y decir “somos los bullies”.

−A los ojos de los estudiantes mayores y menores, fueron dominados por un chico feo y
sin carisma, aunque eran cuatro contra uno. Fueron obligados a comer babosas, sus padres se
disculparon por ellos por no notar lo que les sucedía, y sus amigos los trataban con mucha
delicadeza.

−Sus posiciones en el Test de Potencial Humano bajarían, sin duda. Quizá habría alguno
que otro voto de lástima. Sin embargo, las víctimas de bullying no tenían habilidades de
liderazgo ni carisma. Puede que suene lamentable, pero esa es la cruel regla que se nos impuso.
La adoración que todos sentían por ellos se había extinguido, sus posiciones habían bajado, y su
autoestima también lo haría.
−Ellos eran los verdaderos bullies, pero por algún motivo, toda la escuela veía a Taku
Sugawara como la mente maestra.

−Y así, les conduje al borde de la desesperación.

−Dos días después del incidente, Masaya vino a reconciliarse, pero no tenía la más
mínima intención de perdonarle. Aún sentía rencor hacia ellos, y si les perdonaba tan fácilmente,
podían recuperar la actitud de antes.

−Durante ese tiempo, era difícil que Masaya y los demás me hiciesen bullying. Por suerte,
y gracias al sentido de justicia erróneo que todos sentían, pude alejarme de ellos. Se suponía que
Masaya y los demás eran las víctimas, y, naturalmente, era ilógico que me buscasen, pues eso de
por sí hubiese levantando sospechas.

Al parecer Masaya sí se decidió a hablar con el profesor.

−Yo lo sabía. No sabía lo que le había dicho en específico, pero Toguchi-sensei es un


cobarde, y se limitó a amenazarme casualmente: “Si ésto no termina bien, la madre de Kishitani
estará hecha una fiera”. Sin duda, Toguchi-sensei ignoró las palabras de Masaya, pues para él, la
mejor manera de acabar con ésto era verme a mí como el villano.

−Me mantuve provocando a sus padres todos los días, haciéndoles enojar, y no les dejé
espacio para relajarse en casa. Era imposible que le dijesen a sus padres: “En realidad, nosotros
somos los bullies”, cuando sus padres estaban apoyándoles.

−La situación había sido invertida por completo.

−El profesor carente de carácter me ignoró, y los chicos populares pasaron a recibir
lástima de los demás, siendo protegidos como niños por sus dominantes padres, y dado que no
habían pruebas de que el bullying había sido realizado por ellos, no podían restaurar su orgullo.

−Sin embargo...

−Nunca se me ocurrió que me hubiese pasado de la raya.

−Porque soy basura, ignoré el ambiente en el aula de clases.

−E ignoré los sentimientos de Masaya.

−No sabía cómo contenerme, y no podía predecir sus acciones.

−Por eso Masaya se suicidó.

−Desconozco si estás dispuesta a creerme, pero en aquél entonces, me planteé si debía


perdonarlos. Estaba pensando en si debía pretender que el arrodillamiento nunca sucedió y seguir
siendo amigo de Masaya y los demás, reunirnos a jugar videojuegos en algún lugar, pasar por un
restaurante de comida rápida en el camino a casa, y hablar sobre las chicas que nos gustaban.

−Probablemente te parezca estúpido.

−Pero en serio lo pensaba.

−O mejor dicho, Masaya no tenía elección. Incluso si el arrodillamiento acababa, la


imagen de él siendo víctima de bullying no se desvanecería, y el hecho de haber estado aterrado
al punto de las lágrimas ante un sujeto de poca monta como Taku Sugawara, tampoco se
desvanecería. Sin embargo, no podía hacerme bullying públicamente, pues alguien descubriría
que mi testimonio era falso. Ya era sospechoso de por sí.

−Lo único que Masaya podía hacer era actuar amistoso conmigo en público y cambiar su
imagen, para dejar todo en el pasado y volver a ser mi amigo.

−Al menos, eso fue lo que pensé.

−Para evitar ser torturado por ellos otra vez, en cuanto Masaya y los demás aprendiesen
la lección, yo pretendía proponer eso.

−Por ejemplo: “Si me hacen una broma en clase, yo les haré una broma a ustedes, todos
se ríen, se olvidan de lo que pasó, y piensan que nos reconciliamos”.

−Masaya era popular, y yo era el chico al que todos temían.

−Mientras trabajásemos juntos, triunfaríamos.

−Crearíamos una clase donde los que son populares y los que no, pudiesen reír juntos.

−Puede que fuese un deseo superficial, pero esa era mi revolución ideal.

−Incluso si no tenía éxito, sería feliz con el simple hecho de no ser acosado otra vez.

−Quería ser feliz.

−No quería ser torturado otra vez.

−Quería volver a casa con Masaya, como en los viejos tiempos.

−Incluso si no podía ser novio de Ishikawa, me sentiría conforme si podía aligerar su


carga.

−Supongo que algo malo pasó tras el incidente. Apenas dos o tres semanas después fue
cuando lo noté, probablemente cuando dejé de arrodillarme ante todos y fui a visitar las casas de
Masaya y los demás.
−En aquél entonces, recibí bullying de mis compañeros. Los chicos estaban aterrados de
mí, y no hicieron nada, pero un grupo de chicas dirigidas por Tsuda se vengaron de mí. Para ser
honesto, pienso que fue la parte más dura de todas. Es estúpido.

Kotomi dijo que era un castigo. Por supuesto, conseguir la aprobación de Masaya fue
parte de sus motivos.

−Ishikawa no podía ignorar a los demás, pero al menos, estaba consciente de lo que hacía.
Las otras chicas se creían unas heroínas, o siguieron la corriente de la clase, y tiraron mis cosas a
la basura.

−Pero esa fue otra de las causas de la desesperación de Masaya. Es una inmadurez, pero
los chicos odian ser protegidos por las chicas. Esta acción derivó en otra. Algunos chicos
comenzaron a despreciar a Masaya, al ser abusado y golpeado por alguien como Taku Sugawara,
y protegido por su intensa y madre y las chicas de la clase.

¿Masaya volvió a ser el objetivo?

−Eh, él era el más popular de los cuatro, así que algunos sentían envidia, dado que las
chicas sólo se interesaban por Masaya. El más involucrado debió ser Kouta Katou, supongo. Ya
abrigaba un montón de envidia contra Masaya.

−Por supuesto, no hizo nada demasiado obvio. Tras el incidente, lo máximo que hizo fue
derramar tinta en la libreta de Masaya. Sí, lo hizo. Te diré su dirección, así podrás visitarlo luego.
Piensa que tengo pruebas de su culpabilidad, así que lo admitirá. Aparte de eso, no hizo nada así
de obvio. La escuela estaba muy sensible con respecto al bullying en ese momento.

−Pero me percaté del ambiente. Los crueles trucos eran discretos, difíciles de detectar,
pero estaban ahí. Se burlaban de Masaya a sus espaldas, por ser víctima de alguien como yo.

−Y por eso Katou confesó ante la prensa: “No sé nada”, “Taku Sugawara es extraño”.
Tenía miedo de ser culpado, así que comenzó a esparcir la noticia.

−Por supuesto, no sólo Katou estaba involucrado. Otros también. Jun Niwa y Konoha
Harada despreciaban a Masaya, mientras Nanoe Hada, Yuki Kunimoto y Kana Mori sentían
lástima por él.

−Fui demasiado superficial.

−Me faltó imaginación.

−En fin, muchas personas hirieron el orgullo de Masaya, muchas más de las que esperé.
Masaya fue aplastado por la presión de grupo. Más tarde, me percaté de que actuaba de forma
extraña, pero era demasiado tarde.
−Fui separado de él, incapaz de hacer nada al respecto.

−Su daño mental ya no tenía arreglo.

−El chico popular de las calificaciones excelsas se llenó de una sensación de superioridad
cuando me hacía bullying en secreto. Entonces comenzó a recibir lástima de los demás, a ser
protegido por las chicas y despreciado por los chicos. Me vio sonreír maliciosamente a la
distancia a pesar de ser la verdadera víctima, y fue ignorado por los profesores. No sería de
extrañar que su posición en el Test de Potencial Humano bajase.

−Además, su madre se preocupaba en exceso por él, siempre le preguntaba por la


situación en la escuela como a un niño en el jardín de infancia, y eso hirió el orgullo que podría
tener un estudiante de escuela media. Con su madre asistiendo todos los días a la escuela a
“cerciorarse de que no había bullying”, no podía sino sentirse humillado, cuando incluso su
novia, quien le consolaba, sentía lástima y se preocupaba por él.

−Pero a esas alturas, ya no podía admitir que él era el bully, y eso implicaba soportar la
lástima y discriminación, tanto en la escuela como en su hogar. Los veteranos se burlaban de él:
“ví a ese sujeto que se arrodilló. No es gran cosa” y los estudiantes menores se comportaban de
forma arrogante, diciendo: “déjanos a Sugawara a nosotros”.

−Su gran orgullo no podía tolerar eso, pero no tenía a nadie con quien hablar.

−En mi opinión, lo hizo por impulso.

−Masaya no tenía a dónde ir, y se sentía frustrado por su novia excesivamente


preocupada y protectora, así que la empujó por impulso. No quería herirla, pero resultó que
estaban en las escaleras. Sintió un desprecio intolerable hacia sí mismo, y temía las repercusiones
que acarrearía ese acto cuando su novia se recuperase"

−Y fue entonces cuando finalmente tomó la decisión.

−De vengarse de mí.

−De hacer la última jugada.

−De cometer suicidio.

−Silenció a los otros tres y decidió suicidarse. Al mismo tiempo, yo me convertí en


enemigo de todo Japón.

−”Taku Sugawara es el demonio. Nadie debería creer en sus palabras”.

−Incluso su última voluntad estaba bien planeada, y tras dejar esas palabras tras de sí, se
suicidó. Por supuesto, yo no podía defenderme.
−La bomba gigantesca que el genio dejó a su partida fue la de provocar que quien leyese
aquella nota, estuviese aterrado de mí.

−Él creó este mundo, yo lo distorsioné, y él lo puso en mi contra una vez más.

−Él renunció a su vida.

−Por supuesto, no necesito explicar lo que sucedió luego. Me convertí en la escoria que
condujo a su compañero al suicidio mediante bullying.

−Algunas partes del relato son conjeturas mías, pero es todo lo que sé.

−Masaya y los demás me torturaron despiadadamente con un plan meticulosamente


diseñado. Para acabar con el bullying y destuir el Test de Potencial Humano, inicié la revolución.
Salió bien, pero herí el orgullo de Masaya en el proceso, y lo llevé al borde de la desesperación.

−Para resumir, hay una sola conclusión.

−No volveré a reír a su lado.

−No puedo ser feliz.

−Masaya está muerto.

Después de eso, guardamos silencio, sentados en el banco sin mover un músculo.

Observé el parque en el que solía jugar con Masaya, y reflexioné sobre su relación con
Taku Sugawara.

¿Cuál fue su pecado? Él era la razón del suicidio de Masaya. En nombre de la revolución,
torturó a Masaya. Sin embargo, considerando lo que Masaya y sus amigos habían hecho, no
parecía gran cosa. Desde su punto de vista, sólo se estaba defendiendo. ¿Había otra manera? En
el mundo que Masaya había creado, sólo había una manera de luchar contra él. Era un plan para
destruir el complot del demonio.

Cierto crítico dijo: “Las noticias mostradas en internet son muy realistas”.

La razón era sencilla. Sugawara no hizo más que escribir lo que Masaya y los demás le
habían hecho a él.

Fue obligado a comer lápices, recibió palizas, le robaron su dinero y fue sumergido en
agua caliente y fría.

Los otros tres, Ninomiya, Komuro y Watabe insistían en no revelar los detalles, porque
temían que se les fuese la lengua y quedar al descubierto. Aunque habían embellecido sus actos
con la etiqueta de “amistad”.
Uno de ellos debió ser quien me atacó.

Me atacó a causa de la llamada de Sayo.

(¿Así que Masaya merecía ese final?)

¿Era esa la conclusión? ¿Cómo era posible?

Sin embargo, no había cabos sueltos en la explicación de Sugawara. Era mucho más
convincente que la idea ilógica de una sola persona dominando a otras cuatro.

−Encaja... con la mayoría de la información que obtuve.

Me esforcé en dejar salir esas palabras.

Sugawara negó con la cabeza.

−Puedes creer lo que quieras, Sanae. No tengo pruebas de haber sido víctima de bullying,
al igual que tampoco las hay para probar que Masaya y sus amigos lo fueron.

−Ishikawa me contó su deducción. Dijo que Ninomiya, Watabe y Komuro te torturaron a


ti y a Masaya.

−Eso es estúpido. En ese caso, la nota de Masaya no tendría mi nombre escrito en ella. El
mundo de esa chica siempre está lleno de puntos ciegos.

−¿Entonces lo que dices es la verdad, Sugawara?

Con una mirada vacía, Sugawara ignoró mis palabras, y desvió el tema en una dirección
completamente distinta.

−...¿Qué significaba Masaya para ti, Sanae?

De pronto, hizo una pregunta sin relación alguna.

No sabía el motivo detrás de su pregunta, pero me dedicó una dura mirada, y sentí que
me invadía una presión invisible.

−Era un hermano increíble −respondí− Eso fue lo que todos opinaron durante este
incidente. Él era realmente brillante, ni en broma parecía siete años menor que yo. Mamá nunca
lo dejaba solo.

−...

−Incluso terminó convirtiéndose en una “madre monstruo”. Por supuesto, eso no estaba
bien, pero se debía a lo sobresaliente que era Masaya. No sobresalió mucho durante primaria,
pero en cuanto entró a la escuela media, sus talentos comenzaron a mostrarse. Era de los
primeros en cuanto a rendimiento académico, fue elegido como cabecilla de su club de deportes,
y sólo entonces me dí cuenta que era un verdadero genio. Incluso cuando yo me preparaba para
mis exámenes de la Universidad, mamá lo animaba a él.

−¿Y fue entonces cuando cortaste su ropa de gimnasia?

Sugawara me interrumpió.

Se volvió para fulminarme con la mirada. Sus ojos se ensancharon, mostrando una
expresión ceñuda que emitía una presencia aterradora.

En ese momento, no podía respirar con normalidad; intenté tomar chocolate para
calmarme, pero me percaté de que la lata ya se había caído al suelo.

−Oye, ya lo había mencionado antes, ¿no? Antes de que Masaya me torturase, le escuche
vociferar muchas frustraciones. ¿Sabes lo que dijo? La mayoría de cosas eran sobre su familia,
que cuando su hermana volviese a casa sería duro para él, que su madre tenía demasiadas
expectativas puestas en él, todo eso.

El estudiante de escuela media se plantó ante mí. Quería retroceder, pero el duro espaldar
de la banca estaba tras de mí, y no tenía a dónde escapar.

La contundente mirada estaba frente a mí.

−¿El motivo del bullying? ¿Aún tengo que decirlo? Presión de grupo en la escuela, y las
expectativas y celos retorcidos en casa. Masaya no tenía a dónde huir, así que me comenzó a
torturarme; sólo así encontraba consuelo. ¿Te parece que son meras conjeturas mías? ¡Entonces
piénsalo! ¿Masaya lo discutió contigo? ¿Te pidió ayuda? ¿Te dejó una nota?

−No...

−¡Nadie de nuestra clase podría cortar la ropa de gimnasia de Masaya sin que él lo notase!
¡Sé que fue tu familia quien condenó a Masaya, vieja bruja! Te jactabas del talento de Masaya y
le adjudicaste tantas expectativas... ¡¿Pretendías hacerlo tu mascota?! ¡¿Le hablabas sobre la
universidad todos los días?! ¡No hacías más que presionar a Masaya!

Al decir eso, Sugawara sacó el teléfono de su pecho. Estaba brillando, en medio de una
llamada. Al otro lado de la línea, debía estar mamá.

¡Sugawara hizo que mamá lo escuchara todo!

Probablemente lo hizo cuando fue a comprar el chocolate.

Intenté defenderme, pero no pude decir nada.


−La mamá es basura, la hermana es basura. ¡¿Sólo buscas tu propia satisfacción?! ¿Te
sientes culpable por la muerte de Masaya? ¿Intentas expiar tus pecados? ¡¿O sólo intentas ganar
el amor de tu madre?! ¡Eso era lo que Masaya odiaba más sobre ti! ¡Siempre decía que le tenías
harto!

−Dije que eso no es...

−¡Ya no mientas! Esa era la “verdad” a la que tanto temías, ¡¿no es así?! ¡Deja de hacerte
la tonta! ¡Les diré ésto, las que hicieron sufrir más a Masaya fueron ustedes dos! ¡El Test de
Potencial Humano le causó mucha presión, pero él, prácticamente, no paraba de quejarse de su
familia! ¡Por eso decidió hacerme bullying! ¡Y suicidarse! ¡La raíz de todo son ustedes, la
familia podrida!

No, no es cierto.

Sentí un impulso de negarlo en seguida. Pero al mismo tiempo, tenía este pensamiento
contradictorio: “¿Cómo lo supo?”. Y finalmente entendí el interés de Kotomi en Sugawara. Sus
palabras provocaban miedo, el impulso a resistirse, pero a la vez el impulso de admitirlo todo.

Mis motivos para investigar este caso se reducían a esos puntos que él había mencionado.
Primero, para compensar mi inutilidad, y segundo, mi deseo de ganar el reconocimiento de
mamá.

Esa era, en definitiva, la verdad que tanto temía enfrentar. Porque, en el fondo, tenía la
vaga sensación de que los que habían llevado a Masaya al borde de la desesperación, éramos
nosotras...

No podía defenderme. En ese momento, llevó el teléfono a sus labios; probablemente


estaba en altavoz antes de ello, y con un tono brusco, le dijo a mamá:

−Oye, madre de Masaya, ¿qué piensas hacer? Fuiste lo suficientemente ingenua para
morder mi anzuelo, y creaste una asosiación extraña, ¿no es así? ¿Vas a ignorar mi testimonio y
seguirás fingiendo que no tuviste nada que ver? Pienso luchar hasta el final. Agradécele a tu hija
por buscar testimonios en todas partes. ¿O vas a retractarte? “Pensé que Taku Sugawara era el
malo, pero el verdadero bully era Masaya. Lo siento”. ¡Tan solo intenta decirlo!

Con una voz profunda, susurró:

−Si no piensas mover un dedo, entonces suicídate. Relájate. Recibiste la cuerda en la


mañana, ¿cierto? Incluso hice el nudo por ti. Puedes colgarte en el techo de tu casa, igual que tu
hijo.

Sugawara sacó los audífonos de su teléfono.


Los chillidos de mamá se escucharon de inmediato. Nunca había escuchado un chillido
tan demencial. Parecía tratar de decir algo, pero lo que pronunciaba ya no eran palabras, sólo
desvaríos sin sentido.

Probablemente, mamá se había estado preguntando cómo Sugawara pudo conducir a


Masaya al suicidio.

Probablemente nunca esperó que ella fuese una de las razones del final de Masaya, una
de las razones por las que Masaya cometió suicidio.

Y con un tono amable, Sugawara dijo al teléfono:

−Si no... puedes observar la cuerda y pensar qué hacer.

Mostró la sonrisa diabólica de antes, la expresión que no era propia de un estudiante de


escuela media.

Masaya pudo haber sido el demonio, pero el propio Taku Sugawara era...

−Planeaste todo, ¿cierto? −Le grité. Con mucha decisión, me esforcé en no abandonar la
investigación − Mamá manipuló a la organización para acabar contigo, hasta que no hubo vuelta
atrás. Nos ocultaste la verdad, ¿no es así? Incluso enviaste el gato muerto para provocarnos,
¿verdad?

Lo aparté y me puse en pie, gruñendo desde el fondo de mi corazón. Sin embargo, a


Sugawara no parecía importarle, limitándose a observar el lejano escenario mientras me dedicaba
una mirada sombría. Y entonces, dijo:

−¿No irás a casa? ¿Dejarás morir a tu madre?

Al siguiente instante, comencé a correr.

¡Mamá!

Las lágrimas nublaron mi visión antes de que siquiera lo notase, mientras me apresuraba
a toda velocidad hacia casa.

¿Qué fue lo que salió mal?

¡Hice mi parte lo mejor que pude! Aunque estaba necesitada de amor, apretaba los
dientes para soportar el dolor de mi corazón rompiéndose; ¡quería ser una buena hermana mayor!

Sí corté la ropa de gimnasia de Masaya. Sí golpeé a mi hermano siete años menor que yo.
Estaba celosa y resentida con él. Mamá nunca tuvo expectativas sobre mí, y yo liberé mi
frustración en mi hermano, quien era admirado por todos. Ya no podía ocultar que era “una
hermana imperfecta”.
¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá!

Grité a la persona que más me importaba en el mundo.


Twitter: Búsqueda de #IncidenteDeBullyingYSuicidioEnLaEscuelaMediaKuzegawa

Konose: “S es una basura. Denle la pena de muerte de una buena vez”. THYD: “Es
perturbador”. Mifue: “Lógicamente, ya se trata de un crimen. Pena de muerte. Pena de muerte”.
Motohana: “Fuí víctima de bullying, así que debo decir que no debe dejarse libre a ese tipo de
escoria”. Nomura TV: “El Indicente de Bullying y Suicidio en la Escuela media Kuzegawa. Las
trágicas condiciones familiares de S”. Motou-mo: “Me pone los pelos de punta al pensar que
pudo haber sido mi hijo. ¿Cómo pudo conducir a alguien al suicidio?” Hiinamatssuurii: “Esto
es imperdonable. Imperdonable”. Ciudad Kunihiko Fuyuta-Satoku: “¿Qué es la educación?
¿Cómo nació el demonio S? Deberíamos reflexionar al respecto”. Hahako: “S: El bullying es
una invención (LOL). Sí, sí, pena de muerte para él”. Noticias Motomachi: “Incidente de
Bullying y Suicidio. ¿Qué ocurre en la escena educativa? ¿Cuáles fueron los métodos
abominables de S?” Matase-☆ Mangaka☆: “Una foto para recordar al finado K”. Deemon,
Escuela Media Yoshitomo del Este: “Competí una vez contra la víctima K en un torneo. Era
increíblemente fuerte... es una lástima. S es terrible”. Honohono: “¡S debe ser juzgado! ¡No
puede haber una segunda o tercera víctima!” Vendedor de Gyudon Tetokon: “Nuestro
presidente se graduó de esa escuela. Esperamos que la verdad sea revelada, y le damos nuestras
bendiciones a la víctima K”. Shiki Kumoto: “Como educador, encuentro este asunto muy
perturbador. Es difícil pronunciarse dada mi oposición, pero S debería ser juzgado, ¿no?” QQQ:
“Muere Muere Muere Muere S”. Noticias Strawman: “El contenido de la nota de suicidio de K,
rompe el corazón, causando conmoción como tema civil”. Hasebe: “La vergüenza de Japón
LOL. Este Incidente de Bullying y Suicidio de la Escuela Media Kuzegawa ha captado la
atención de los medios de comunicación extranjeros”. Kumiko Edomoto (educadora):
“Considerando el incidente de S, las voces clamando por un mayor castigo se han aumentado”.
Temas de Discusión Popular: “Cualquiera que comente ‘Muere, S’ recibirá una foto de un
gatito”. Noticias Veloces: “La biografía de S ha sido aterradora”. Cierto Seiyuu: “Estoy listo
para ser criticado, pero a S no debería permitírsele seguir con vida”. Dueño de Tienda TT:
“Recuerda, S. Ahora mismo, las tiendas de papelería está dando un 0.05% de descuento”.
Kikiriblog: “Ustedes piden la muerte de S, y aunque yo he presenciado distintas escenas
educativas, yo también pido su muerte”. Wafu Kimchi Ueda, actor y comediante: “Los malos
actos deben castigarse, sino la gente corrupta como S se multiplicará en número”. Nagamasa
Mimoto: “Muere, S”. Kurikuri: "Muere, S". Wahaha: “Muere, S”. Mimura: “Muere, S”.
SoyUnBot: “Muere, S”. Tanaka Nakata: “Muere, S”. Black Jelly: “Muere, S”. Equipo de
Asalto de Sopa de Miso: “Muere, S”. Robot de voz real de mujer: “Muere, S”. Kumiko:
“Muere, S”. Shigechi: “Muere, S”. Anon: “Muere, S”. Tsukkomi de nacimiento: “Muere, S”.
Reunión Secreta de Chicas de Secundaria: “Muere, S”. Amonuu: “Muere, S”.
Capítulo 10: La Víspera de la Revolución.

La llamada siguió activa.

Con los audífonos puestos, subí el volumen, e inmediatamente escuché un serial


dramático de amor y odio familiar que bien podría ser sintonizado durante las tardes. Se
escuchaba increíblemente fuerte, y parecían estar discutiendo. Diez minutos después, parecían
haberse calmado.

La madre que sólo tenía ojos para su hijo clamó el nombre de su hija con una voz llena de
amor, y la hermana que envidiaba a su hermano menor pidió perdón por sus pecados.

Colgué.

Pensé que era un lío, pero en realidad me sentía aliviado de que la madre de Masaya no
se suicidase. No quería más dolor en el hogar de Masaya. Se quejaba mucho, pero en realidad
amaba a su familia.

−Elegí este parque para asegurarme de que la hija pudiese llegar de inmediato a salvar a
su madre.

Murmuré. Recogí la lata que Sanae había dejado caer y dí la espalda para abandonar el
parque. Ya eran las seis de la tarde, y debido a que estábamos a finales de diciembre, el cielo
comenzó a oscurecerse.

Quería ponerme manos a la obra de inmediato.

Esperé lo más que pude, y esta vez, el teléfono sonó. Era la madre de Masaya.

−¿Qué deberíamos hacer...? ¿Qué es lo que quieres?

Fue lo único que dijo.

−Sólo quiero que me prometa algo. −fue lo único que le respondí− Que no habrá otra
víctima como Masaya.

Deseé de corazón que pudiesen ser felices, y me dirigí a mi próximo destino.

−Ahora que todas las piezas están en su lugar, todo lo que queda es mi determinación.

“¿Planeaste todo esto?” −Me había preguntado Sanae, pero no era así. De no tener la
suerte de haberme encontrado con ella, probablemente mi plan no hubiese funcionado. Sin
importar cuánto dijese, al estar solo, nadie me creería.

Para convencer a la madre de Masaya, necesitaba la fuerza de su hija.


Ella se mantenía distante con respecto a su hija, pero descubrir que Sanae había acosado a
Masaya la había impactado mucho, y también que su educación estricta había sido una tortura
para él.

−Espero que puedan ser felices −murmuré.

Y así, me dirigí hacia el final.

A la Escuela Media Kuzegawa.

Realmente era el final.

Normalmente, tomaba el bus, y si caminaba, me tomaría alrededor de una hora. En mi


camino hacia allá, pasé por casa; tenía que prepararme, así que invertí un poco más de tiempo.

Pero aun así, seguí adelante.

No sabía cuándo sería la próxima vez que tomaría este camino, o si tendría la oportunidad
de hacerlo en lo absoluto.

La última vez que tomé el bus con Masaya, tuvimos esta conversación. Era en febrero,
durante nuestro primer año.

−Sigue siendo mejor que la tuya, pero mi familia es un poco retorcida...

Masaya se sentó a la ventana mientras dijo eso de la nada. Se mantenía viendo hacia
afuera, sin mirarme a la cara, pero su tono era inesperadamente serio.

Inclinó su cabeza sobre la ventana del bus, y se quejó con rencor.

Yo me senté a su lado, llevando el bolso sobre mis rodillas.

−¿Retorcida?

−Sí, extrañamente retorcida. Mamá comienza a hablar sin previo aviso sobre
calificaciones y universidades; tiene muchas expectativas sobre mí. Mi hermana siempre me
molesta cuando regresa a casa. Me envidia; es desagradable.

−¿Porque eres un genio, Masaya?

−Sí. Parece deberse a que fue abandonada por su novio en la universidad. Cuando
conseguí novia, no dejaba de molestarme. Menudo fastidio.

−Masaya, tu hermana es linda, ¿cierto? Parece popular.

−Tal vez.
−Déjame tener sexo con ella.

−No le digas algo así a su hermano.

−¿Y si se lo digo a mi cuñado?

−¡¿En qué momento te casaste con mi hermana?!

−Pero te ves bastante decaído hoy.

Le dije, pero no me respondió de inmediato.

Después de uno o dos segundos, comenzó a hablar, mientras veía a través de la ventana
empañada.

−¿Recuerdas a Kotomi Ishikawa?

Era un nombre inesperado. Por supuesto que la recordaba.

−... Quería salvarla, pero fallé.

Y además, era la novia de Masaya.

Tras escuchar mi respuesta, dijo: “No digas que fallaste. Fue la decisión correcta”
−Refutó Masaya.

Qué palabras tan reconfortantes. Así que le agradecí, y le pregunté por qué hablaba sobre
Ishikawa tan repentinamente.

−Kotomi sigue asustada del Test de Potencial Humano y de ser calificada por los demás.
Está dependiendo demasiado de mí. −Dijo Masaya, mientras seguía viendo a través de la ventana.

−Oh. −Respondí sin energía− El acoso al que le sometieron la dejó muy impactada, ¿eh?

−Eso parece.

Masaya asintió, y suspiró.

−Pero, últimamente, he comenzado a entender los sentimientos de Kotomi.

Su voz tenía un pequeño tinte de melancolía, poco propio de alguien de su edad.

−Todos me llaman “héroe”, pero las actitudes de los humanos pueden cambiar fácilmente.
Esas chicas celosas de Kotomi comenzaron a ser amables con ella después de que comenzó a
salir conmigo. Incluso yo sentí miedo al presenciar eso. Me comencé a preguntar si, algún día,
mis amigos podrían traicionarme.
−Para ser honesto... es una posibilidad.

−Sí. Así que comencé a sentirme incómodo con respecto a las relaciones humanas. Es un
fastidio... bueno, no...es un poco distinto a eso.

Masaya observó la palma de su mano. Por supuesto, él no podía cambiar esa realidad tan
deprimente.

−Aún hay cicatrices en el corazón de Kotomi... yo también me siento afectado, pero


tengo que protegerla.

−...Ya veo... yo también quiero ayudarla.

Respondí sin pensar. Apreté mis dedos con el tirante de mi bolso, y los observé
enrojecerse mientras hablaba.

Sin embargo, Masaya parecía haberse percatado de mis pensamientos mediante esas
simples palabras. Metió las manos en sus bolsillos, y me miró.

−Quizá, y solo quizá... puede que te guste Kotomi, ¿no?

Tal como era de esperarse de Masaya. Lo captó al instante.

Quizá tenía escritos mis pensamientos en la cara.

−Yo no diría que me gusta −reí por lo bajo, tratando de evadir la hostilidad que se
aproximaba− Aunque sí la admiro en cierta forma. Pero relájate, no soy la clase de basura que le
robaría la novia a un buen amigo.

Masaya intervino:

−Eh, eso sería imposible para ti.

−Te mataré.

−Dijiste que querías ayudarla, ¿cierto? −Masaya ignoró mi réplica, y respondió con
seriedad− ¿Lo dices en serio? Fallaste una vez, y aun así... ¿aun así no tienes miedo?

−¿No dijiste hace un instante que “no dijese que había fallado”?

−Te juro que no recuerdo eso.

−...Para ser honesto, tengo miedo. −Ésta vez, fui yo quien ignoró las payasadas de
Masaya− Pero no quería que terminase de una forma tan lamentable. He tenido una vida llena de
baches en el camino; ya no quiero ser lastimado.
−Lo supuse...

−Pero... si ella se siente frustrada, y tú impotente, entonces dímelo. Yo protegeré a


Ishikawa, sin duda.

Masaya río por lo bajo.

−Eso es tan típico de ti.

−No me envidies. Puede que te salve a ti también, Masaya. Podría darle una paliza a tus
compañeros y a tu familia.

−Aunque le diste prioridad al asunto de Kotomi.

−¿Y qué más...? −Diciendo eso, proseguí− Ah, así que cuando yo esté en problemas,
ayúdame, Masaya −y añadí− Ya sabes... yo también tengo problemas familiares.

Masaya asintió, su rostro adoptando una expresión más amable.

−Déjalo en mis manos. Sin importar si soy arrestado o perseguido, este genio llamado
Lord Masaya acudirá a tu rescate. La próxima vez, podrías tatuarte las palabras “Taku cuenta con
Masaya”. Sería lindo.

−Te encanta hacerte el duro. Te hiciste amigo mío porque ambos venimos de familias
retorcidas, ¿no es cierto? −Le dije.

−Sí. Somos buenos amigos. Aliados. −Su rostro se sonrojó al decirlo.

Y entonces, me acercó su puño.

−Aquellos de familias retorcidas deben ayudarse mutuamente. Esta es la Alianza


TakuMasa".

¿A qué venía ese nombre? Lo pensé, pero no lo rechacé.

−De acuerdo. −Y choqué mi puño contra el suyo.

Aún recordaba la Alianza TakuMasa.

Masaya también lo hacía.

Dejó dos notas para mí.

La primera iba dirigida a la prensa y a la sociedad en general: “Taku Sugawara es el


demonio”.
La otra fue la que dejó en mi casillero, el día antes de que cometiese suicidio. Esa fue la
única carta de amor que había recibido en mi vida.

Las bellas palabras escritas en el papel parecían sacadas de un libro. Así era la letra de
Masaya.

Sólo había una palabra escrita:

“Traidor”.

Analizando el resultado, supongo que tenía razón.

No pude salvarlo.

Ya no podíamos regresar a casa juntos, o volver a aquellos días donde charlábamos sin
cesar. Al leer aquella simple palabra, lo entendí a la perfección.

Lo merecíamos.

Masaya me torturó, y acabó con su vida de una forma trágica.

Yo tenía una meta ridícula, y me debatía contra la desesperación.

Ambos lo merecíamos.

Sin embargo, yo parecía tener mejor suerte, saliendo no tan mal parado.

Tras la muerte de Masaya, incluso con mi reputación hecha añicos, tenía a una chica
esperándome para darle felicidad.

Al menos, podía cumplir la mitad de lo que había prometido a Masaya.

Y por lo tanto, esta larga revolución finalmente llegaría a su fin.

Esta revolución fue más grande de lo que esperaba. Todo Japón me maldecía, e incluso
los medios de comunicación extranjeros reportaban la noticia.

El mundo entero es mi enemigo.

Toda la humanidad desea mi muerte.

En Twitter, en el periódico, en 2ch, en Youtube, en revistas de entretenimiento, en


televisión, en Facebook, en LINE, en Google+, en cartas en mi sala de estar, dentro del autobús,
en podcasts de internet, en noticias extranjeras, en aulas de clase, en Mixi, en cafeterías de las
calles. Todos me difamaban.

−Pero a pesar de que soy el villano, tengo un deseo propio de un chico bueno.
Porque soy una verdadera basura.

Mientras ella pueda sonreír otra vez, no me importaba descender al infierno.

−Ahora mismo, voy a ejecutar la verdadera felicidad.

Iba todos los días a la Escuela Media Kuzegawa, pero esta podría ser la primera vez que
me encontraba en el estacionamiento. Claro, ya había pasado antes por aquí, pero normalmente
no le prestaba atención al lugar llamado “estacionamiento”.

Ya había terminado la última hora de clase, y no había estudiantes alrededor. Los


estacionamientos se encontraban en la parte trasera de la escuela, y su tamaño era la cuarta parte
de un gimnasio. Sólo había la mitad de autos en comparación al mediodía. Las luces alrededor
pestañeaban, y tenía montones de lugares para ocultarme.

Durante el invierno, el asfalto era tan frío como el hielo, y cuando me senté, me dolió el
trasero. Me oculté en la oscuridad, esperando que se mostrase mi objetivo. Hice un ovillo,
recordando a Masaya e Ishikawa, esperando que la revolución acabase.

Varios profesores abordaron sus autos, luciendo aletargados, y parecieron no percatarse


de mi presencia. Entonces, bajé la cabeza en la dirección en la que se habían ido. No lo hacía por
alguna razón en específico.

A medida que el tiempo transcurría poco a poco, los latidos de mi corazón aumentaron.

No debía ponerme ansioso.

Lo único que necesitaba era decidirme.

Un rato después, observé a Toguchi-sensei dirigirse a los estacionamientos, pero él


tampoco era mi objetivo. No tenía el más mínimo interés en él; seguramente alguien más se
encargaría de juzgarle. Ya había comentarios en internet criticando al profesor encargado. Si le
seguía culpando, se vería realmente lamentable.

Por lo tanto, observé su auto alejarse y no hice nada.

Adiós. Cuídese.

Cuando me percaté de ello, la mayoría de los profesores ya se habían ido, y sólo


quedaban dos autos. Eran las ocho de la noche. Incluso para ser servidores públicos, la profesión
de enseñar era un trabajo arduo. Uno de los profesores restantes debía ser un miembro del
personal, y yo sabía quién era el que restaba.

−Nunca imaginé que esperaría hasta el final.

Y entonces, me mostré justo cuando apareció el Director Fujimoto.


Sus ojos se ensancharon ligeramente, aunque no parecía particularmente impresionado.

−Oh, Sugawara. ¿Qué ocurre?

Por supuesto, no era la primera vez que nos veíamos. Ya lo había visto dos veces con
anterioridad. La primera, cuando golpeé a Masaya con la botella, y la segunda, cuando Masaya
se suicidó. Apenas hablamos directamente, pero conocíamos la apariencia del otro.

En ese momento, saqué un cuchillo de caza, y apunté con la punta al pecho del director.

Había una distancia de cinco metros entre nosotros.

−Así que quieres matarme. −El Director Fujimoto no se movió− ¿Por qué?

−Para acabar con el Test de Potencial Humano. No necesitamos tal cosa. −respondí de
inmediato− Estamos viviendo una pesadilla. Ya los medios de comunicación están divulgando
las desventajas de ese sistema educativo. En cuanto usted muera, el Test habrá desaparecido por
completo de este mundo.

−Entonces deberías decirle eso al mundo, en lugar de recurrir a la violencia.

−Observando su actitud, incluso un estudiante de escuela media como yo puede notar que
no piensa ceder. Pero si usted no lo hace, la madre de Kishitani lo hará.

−¿Oh? −Escuchando eso, el Director pareció un poco sorprendido.

−¿Así que convenciste a Akane Kishitani? ¿Tú?

−Sí. Le envié el cadáver de un gato, hice lo que pude para provocarla, le grité, y la hice
rendirse. Me hubiese gustado contarle lo difícil que fue rellenar el cuerpo del gato después de
que fue arrollado en un accidente.

−Ya veo, la convenciste... eso dificulta un poco las cosas.

−Será fácil cuando usted muera.

Sostuve el cuchillo con las dos manos. Mientras asestase al Director en el pecho, debería
ser capaz de lograrlo. Incluso con mi pobre condición física, mientras tenga un arma, debería ser
capaz de vencer a este viejo.

Sólo necesitaba decidirme.

No podía simplemente quedarme temblando.

Para armarme de valor, continué:


−Lo único que quiero es felicidad. No quiero ser una superestrella en la escuela, ni
hacerme novio de la ídolo de la escuela. Me conformo con quedarme en un rincón del aula
mientras todos los demás ríen. Por ese motivo, inicié la revolución. Quería detener el bullying de
Masaya, destruir el Test de Potencial Humano y al infierno de relaciones humanas que traía
consigo.

El cuchillo en mis manos temblaba.

−Eso basta para mí.

−Pero Masaya Kishitani se suicidió. − Dijo el director, con voz profunda.

Grité:

−¡Sí! ¡La revolución falló! Esta es mi última maniobra, la baraja forzada. ¡Voy a matarlo,
y acabaré con el Test de Potencial Humano!

−No acabará. En primer lugar, ¿tiene algún sentido esto? Incluso si logras matarme, la
Clase 2-1 nunca volverá a la normalidad. Al menos no la clase que deseas.

−No, ya ésto no se trata de mí −me burlé de mi mismos− Lo hago por cierta “amiga
normal” que está aterrada del Test de Potencial Humano.

Así que tenía que matar a este sujeto.

Reuní toda mi fuerza y apunté el cuchillo al corazón del Director. Tomé impulso del piso,
y me abalancé con toda mi fuerza.

Pero el Director se movió primero.

Dio un paso hacia atrás.

Un simple paso atrás, y sentí como si un superpoder me enviase volando hacia un lado.
Alguien se abalanzó hacia mí, atrapando mi cuerpo con sus brazos e incapacitándome con una
técnica que no conocía. Un dolor anormal invadía mi mano derecha.

No pude soportar el dolor, y solté el cuchillo. La persona cambió de posición,


estampándome contra el suelo. Mi cara se encontró con el asfalto helado.

−¡Takkun, ya fue suficiente! −gritó a mi oídos, con su voz quebrándose y al borde de las
lágrimas− ¡Hay un límite para todo!

La persona era Sayo. No sabía qué hacía aquí, pero con ella sujetándome, no podía mover
un músculo.
−¡¿Tú también me traicionas?! −Le grité− ¡¿Por qué?! ¡¿Por qué no hay nadie de mi
lado?!

−¡Cállate! ¡Siempre estuve de tu lado! −Me gritó, prácticamente discutiendo conmigo.

Hice lo que pude por escapar, pero no logré liberarme del agarre de Sayo. No podía
vencerla, en términos de fuerza o habilidad.

Observé al Director recoger mi única arma: el cuchillo. Lo tocó con la punta de sus dedos,
y bajó su mirada hacia mí, como si observase algo sucio. No podía escapar de esa mirada.

−Ella me lo contó todo sobre ti. Fue por eso que esperé tanto tiempo antes de irme.
Además, ya te habíamos visto en el estacionamiento, así que tomé previsiones de antemano.
Sugawara, no pensaste bien lo que hacías.

Giré la cabeza hacia Sayo, y murmuró tímidamente “Lo siento”. Supongo que Sanae le
contó todo, y se le ocurrió que podría atacar al Director.

Quizá tuvo un mal presentimiento por las palabras “La revolución aún no ha terminado”.

De ser así, fue muy descuidado de mi parte.

−Oye, Sugawara, ¿qué es lo que buscas?

El Director se arrodilló, y prácticamente me acarició.

−El Test de Potencial Humano no es simple interés personal carente significado. Las
pruebas académicas por si solas no serán suficientes para sobrevivir en la sociedad moderna.

−Lo sé −le respondí−, ¿Pero qué piensa sobre esta sociedad moderna? ¿Va a promoverla?
¿Celebrar la merma de la historia académica? ¡No culpe de todo a la sociedad, cuando usted
tampoco piensa en ello!

−Ya veo. Así que lo entiendes.

−¿Y USTED ENTENDIÓ LOS SENTIMIENTOS DE AQUELLOS QUE


OBTUVIERON LOS ÚLTIMOS LUGARES EN EL TEST DE POTENCIAL HUMANO?
¿ACASO AYUDÓ A LOS QUE ESTABAN SIENDO ABUSADOS? ¡NO MOVIÓ UN DEDO!
¡NO SABÍA NADA SOBRE EL DOLOR DE MASAYA, NO SABÍA NADA SOBRE LAS
LÁGRIMAS DE KOTOMI! ¡SE JACTA HABLANDO SOBRE TEORÍAS VACÍAS,
ACTUANDO COMO EL ÚNICO SER SOBRIO DENTRO DE LA SOCIEDAD! ¡POR ESO
DEBO DESTUIR ESTE TEST! ¡QUIERO ACABAR CON TODO!

Grité en el suelo. Creo que grité, o quizá sólo expresaba mi arrepentimiento.


Había fallado.

Al final, no pude lograr nada.

Sayo redujo la fuerza de su agarre, probablemente porque dejé de resistirme. Pero a estas
alturas, no tenía la más mínima intención de huir. Yací trágicamente en el suelo, hecho polvo.

El Director Fujimoto le indicó a Sayo que me liberase, y dijo:

−Sí que lo tomé en cuenta. Contacté a las personas que ocupaban las últimas posiciones
en el Test de Potencial Humano e intenté interactuar con ellos. El Test de Potencial Humano es
imperfecto, y necesito escuchar la opinión de los estudiantes. No podía permitir que mis
estudiantes sufriesen.

El Director dio palmadas a mis mejillas, quitándome el polvo.

Con una mirada estupefacta, miré al Director:

−Un momento, ¿usted es Sou?

−Sí. Y tenía grandes expectativas con respecto a ti en particular. Por supuesto, me percaté
de la tensión en las interacciones entre los estudiantes. Sin embargo, tú te mantuviste en el fondo,
intentando seguir adelante. Deseaba que entendieses y demostrases que la personalidad es
solamente uno de los factores que definen la humanidad.

Entonces el Director se mofó de mí:

−Pero fuiste demasiado superficial. El mundo no se divide solamente entre el bien y el


mal. Aquellos a quienes consideramos buenos, pueden ser malos desde otra perspectiva, y
viceversa, la misma lógica aplica. Tú lo deberías entender mejor que nadie, Taku Sugawara.
¿Disfrutaste de tu sentido de superioridad frente a las masas ignorantes? ¿A pesar de ser una
persona amable, despreciabas a Masaya al igual que esos compañeros que desean tu muerte?

Esa perspectiva no podía pertenecer a otra persona sino a “Sou”. Las palabras del
Director estremecieron mi corazón mucho más que aquellas que había leído en internet.

−Así que, por algún motivo, ¿te convertiste en un fanático que me consideraba un
objetivo a ser eliminado para remover el Test de Potencial Humano, que me atacó con su
cuchillo, que se rehusó a hablar conmigo, y me ignoró a pesar de ser el “Sou” que había estado
velando por su alma solitaria? Absolutamente ridículo, superficial, estúpido. ¿Te crees muy sabio?
¿No te das cuenta que también eres parte de las masas ignorantes?

−Cállese...
Sólo logré responder débilmente. Todo lo que el Director había dicho era cierto. Tan
cierto que resultaba absolutamente cruel.

−Siempre hacía alarde de su lógica, y acorralaba a los demás. Fue usted quien entregó el
canal de Youtube de Toguchi-sensei a la prensa, ¿cierto...?

−Incluso tras haber investigado tanto, ¿sigues sin entender? ¿Qué pasa si destruyes el
Test de Potencial Humano? ¿Las relaciones humanas serán más sencillas? En la sociedad
moderna, los humanos deben depender de la opinión de otras personas. Pudiste haberlo
entendido si te hubieses esforzado un poco.

Finalmente, el Director dijo:

−Qué estúpido eres. Por favor, cuando estés en problemas, habla con las personas que te
rodean. Tengo que seguir recordándotelo. Si lo hubieses hablado con “Sou”, nada de ésto
hubiese ocurrido".

−...

Añadió sal a la herida.

Nadie se percató del bullying y yo tenía ningún adulto con quien hablar.

Había muchas cosas sobre las que quería quejarme, pero no quería admitirlo ante él. Sería
despreciable. La razón por la que no lo había hecho hasta ahora era porque no quería ser un chico
despreciable criticando a un adulto despreciable.

Y ésto era todo lo que quedaba de mi fuerza de voluntad.

Lo único que hice tras el fracaso de mi revolución...

Una completa resistencia a la autoridad.

−Sin embargo... −dijo el Director, mientras daba la espalda para marcharse− ...dado que
obligaste a esa buscapleitos de Akane Kishitani a estar de tu lado, me parece impresionante. Tal
parece que voy a estar un poco ocupado; es necesario realizar cambios al Test de Potencial
Humano.

−...

−Es una crueldad realidad, pero la educación siempre tiene fallas. He cometido errores
que podrían considerarse pesadillas, pero no nos rendiremos por errores aislados; debemos
aprender de la experiencia, y seguir adelante. Masaya Kishitani, Taku Sugawara, gracias por la
valiosa información. Es inapropiado decirlo ahora, pero... buen trabajo.

Con aires de satisfacción, el Director se dirigió a su auto.


Buen trabajo. Esas palabras fueron escupidas fríamente en mi cara, y no podía sacarlas de
mi mente.

La realidad no era tan agradable. Nada cambió con la muerte de Masaya, y mis esfuerzos
fueron en vano.

−¿Puedo...? −Dije inconscientemente− ¿Puedo ser feliz...?

−Ya deberías saberlo, ¿no? −Sentenció fríamente el director, y finalmente desapareció de


mi vista.

En este frío estacionamiento, me esforcé para no llorar.

Todo lo que hice... y éste es el resultado...

Un final malo sin redención alguna.

Y así, mi historia llega a su fin.

Una revolución lamentable y superficial, ¿cierto? Increíble, ¿no? Tal como lo esperaba,
es terrible.

Bien podrías pensar que no valió la pena.

No maduré.

El suicidio de Masaya fue en vano.

A nadie le importaba ésto.

No importaba en lo más mínimo.

La revolución falló, y casi cometo un asesinato.

Conduje a mi único amigo a su muerte.

Mi primer amor resultó herida por mi culpa.


No pude destruir el Test de Potencial Humano al que ella tanto temía.

Menudo final más trágico, así que búrlate de mí. Ya no tengo más esperanzas en mi
historia.

Búrlate de mí por pensar tan superficialmente. Fui torturado por mi gran amigo, mis
compañeros deseaban mi muerte y todo Japón esperaba que cometiese suicidio. Por eso,
despréciame. Es todo lo que pido de ti. La moraleja de la historia es: nunca digas que quieres ser
como yo.

Ahh, cierto. Esta historia no importa en lo más mínimo. Básicamente, es basura.

No tiene sentido contar la vida de una basura.

Lo sé muy bien, pero entonces...

−...¿Por qué la sigo narrando a estas alturas?

−Porque esperas que alguien te escuche, ¿me equivoco? −La voz de Sayo alcanzó mis
oídos.
Epílogo: En el Fin del Mundo.

−Porque esperas que alguien te escuche, ¿me equivoco? −La voz de Sayo alcanzó mis
oídos.

Hasta que la escuché decir eso, no me había percatado de mis murmuraciones. Al parecer
había dejado escapar esas palabras inconscientemente. Qué vergüenza. Me apresuré a cubrir mi
boca. Sin darme cuenta de ello, me creé el vergonzoso hábito de “contar una historia” para así
lograr mezclarme con este mundo donde es tan difícil sobrevivir, teniendo en cuenta lo difícil
que me resulta congeniar con la sociedad.

Justo a mi lado, Sayo me sonríe.

No me gusta en lo absoluto esa mirada comprensiva, pero, lamentablemente, no tengo


fuerzas para discutir.

−Takkun, es imposible que seas basura. Amas demasiado a la humanidad para eso.

Dijo Sayo.

−Al final, no mataste a nadie. ¿Y por qué sostenías el cuchillo de esa forma? Incluso sin
moverte, no hubieses logrado apuntar debidamente.

−...

−¿No te lo dije antes? ¿Que dependieses un poco más en mí? Oye, cuéntame más de tu
historia.

−¿Por qué...?

Siempre quise preguntárselo.

−¿Estás de mi lado, Sayo?

Me estuvo animando, ayudándome, e hizo que me encontrase con Sanae. Ha estado de mi


lado todo el tiempo.

−Siempre te he estado animando. −mostró una sonrisa traviesa− Mi nombre es Sayo


Fujimoto. Fui abandonada por mis padres, y mi tío, el Director, me crió por sí solo.

−El secreto de mi familia es tan secreto, que ni siquiera Sanae lo conoce. −intervino Sayo.

En ese momento, me dí cuenta de por qué era tan enigmática.


Fue criada por el Director, a quien le apasiona la educación, y vaya que era impresionante,
siendo capaz de extraer información de su tío, beneficiando la investigación de Sanae a
sobremanera.

Y era la sobrina de Sou.

En ese momento, comenzó a decir:

−Escuché de mi tío acerca del entorno familiar y los pensamientos de cierto chico de
escuela media. El chico valiente que no quería admitir nada ante nadie y seguía adelante con
todas sus fuerzas. Por eso, he estado animándolo desde un principio, ¿sabes? Nunca esperé que
se tratase del chico que encontré llorando en la zona de restaurantes.

−¿Qué me hace valiente?

−Te pedí que ya no te burlases de ti mismo. Me siento parecida a ti en cierta forma, dado
que también fui abandonada por mis padres. Escuché sobre cómo te atreviste a enfrentarte al
mundo, y eso me motivó. Incluso ahora, tu esfuerzo se ha ganado mi afecto.

Justo como en el puente, Sayo me abraza, pero con más ternura, y me dice:

−El mundo no está tan lleno de desesperación como crees, Takkun. Te quiero, así que no
vuelvas a decir que eres basura.

Debido a su abrazo, no puedo mover un dedo. Mi cuerpo se debilita, perdiendo la noción


de todo lo demás. Nunca había experimentado tal cosa en mi vida, pero por alguna extraña razón,
se sentía nostálgico.

Algo parecía romperse dentro de mi corazón.

Quiero gritar, pero un sentimiento extraño me invade, y mi voz es obstruida.

Todos mis recuerdos, empezando desde mi niñez, empiezan a dispersarse como fuegos
artificiales en mi mente.

Fui ignorado por mis padres, pateado a la menor oportunidad, y dormí fuera de la casa
cada noche, temblando. Nadie me enseñó a bañarme, y nadie compró ropa decente para mí.
Durante la primaria, nadie quería acercarse a mí. Cuando lloraba, siempre me decían: “no
debimos haberte traído al mundo”. Cuando se ponían serios, me obligaban a sentarme frente al
espejo y murmurar “soy basura” una y otra vez. Cuando cumplí 10 años, me dejaron a cargo de
todos los quehaceres del hogar, y si llegaba a hacer algo mal, me daban una paliza tremenda.
Perdí la cuenta de las veces que quise suicidarme, y deseaba de corazón desaparecer de este
mundo.

“No desaparezcas, amigo. Hay personas en el mundo que quieren conocerte”.


Cierto chico pareció leer mis pensamientos cuando me dijo eso.

−...No hagas esto. −dije− ¿Por qué querrías a alguien como yo? Consolarme así no tiene
sentido...

−¿Te parece?

−¡Sí!

Grité desde el fondo mi corazón, queriendo eliminar esa esperanza sin sentido.

Pero al haber obtenido el amor de Sayo, una ilusión utópica pasó por mi mente, haciendo
desaparecer el desprecio que albergaba hacia mí mismo.

Lo que lo reemplazó fue una ingenua posibilidad en mi mente.

La última voluntad de Masaya fue extremadamente cruel: “Taku Sugawara es el


demonio”. Esas eran las palabras escritas, y sin lugar a dudas despertarían el sentido de justicia
del mundo entero. Sin embargo, ¿era Masaya el tipo de persona que no admitiría sus errores?
¿Alguien que juzgaría culpables a los demás de una forma tan irracional? No. Ese genio no era
un humano tan estúpido.

El mensaje que Masaya me dejó, era extraño: “Traidor”. Sonaba como si fui yo quien
rompió la promesa, mientras él la había cumplido, ¿cierto? ¿O acaso significaba que sólo Masaya
respetó la “Alianza TakuMasa”, formada por familias retorcidas?

Sólo una respuesta podía resolver ambos misterios.

Que Masaya lo hizo para destruir a mi familia, liberándome de mis padres.

Una ilusión así de estúpida rondaba en mi mente. ¡¿Cómo podría ser posible?!

−Además, ésta no es la redención que quiero... lo que deseo es un final distinto…

En mis recuerdos, donde nunca fui amado por mis padres, mis deseos internos se
convirtieron en mi soporte de vida. En el aula de clases, pasé innumerables días sin interactuar
con nadie, y mi deseo se hizo más puro.

Quería que se burlasen de mí, que me despreciasen. Mientras se quedasen a mi lado, haría
lo que fuese.

Quería que los demás me mirasen.

Quería que los demás me hablasen.

Cualquier cosa bastaba. ¡Lo único que deseaba era hablarte a “ti”!
“A decir verdad, de todos mis deseos... tan solo eso hubiese bastado...”

Pronuncio esas palabras, y me cuesta respirar. Mis ojos se calientan, y mis músculos
comienzan a temblar. Un segundo después, las lágrimas salen a borbotones de mis ojos, como si
de un dique cediendo se tratase. No puedo evitar aferrarme a las ropas de Sayo.

Había decidido no llorar.

Sayo me dedica una sonrisa tierna, y me sujeta con fuerza entre sus brazos.

Sintiendo el calor de Sayo, lloré por un largo rato.

La basura nunca podrá obtener un final feliz. Sin embargo, la forma en que termina esta
revolución no es del todo mala.

Porque es un final tan cálido...

Ahh, quizá ya no soy basura.

Al final de esta larga revolución, esa fue la respuesta que encontré.

Así que, seguramente, podré llegar a ser feliz.


FIN
Palabras Del Autor.

Mucho gusto. Soy Ryoya Matsumura.

Mientras escribía estas palabras, fui invadido de repente por mis recuerdos de la escuela media.
Recuerdos de experiencias alegres y amargas parecieron desfilar en un destello frente a mis ojos. Los
buenos conversadores eran populares, y aquellos que tenían su estilo bien definido eran populares con el
sexo opuesto; estúpidos ellos, yo me divertía tonteando con mis amigos cercanos y me sentía feliz de que
las chicas me hablasen. Sin embargo, admiraba de vez en cuando a los populares, y más de una vez
cometí alguna estupidez, angustiándome debido a mi vergüenza...

Y entonces, me dí cuenta.

...Esto sí que parecen las palabras finales.

¡Claro, probablemente otros autores escriban mejores palabras finales con su propio estilo!
Describiendo con humor los incidentes inesperados que ocurrieron durante el proceso de escritura, o algo
así. Mientras vacilo sobre cómo describir a esta inútil persona, un autor popular seguramente estaría
describiendo a algún personaje ingenioso, ganando cientos de fans con solo las palabras finales. Esto es
duro. ¡No es momento de vivir en el pasado! ¡Hay un gran problema en el presente! Debo pensar en cómo
escribir estas palabras finales...

Bueno, afortunadamente, me hice un poco más sabio tras graduarme de la escuela media.

Al menos, me hice bueno en halagar a los demás.

Y por ello, en primer lugar, los agradecimientos.

A mis dos editores. Ambos evitaban que me saliese de control cuando editaba mi trabajo, y
realmente no sé cómo expresar mi agradecimiento... Siempre reflexionaba sobre mis acciones al terminar
las llamadas telefónicas.

A mis amigos en las clases de ciencias sociales e investigación de la Universidad, de no ser por
ustedes y sus críticas minuciosas, este trabajo, seguramente, no se habría publicado. Al mismo tiempo, a
mis amigos quienes aportaron ideas a mi trabajo, a mis compañeros de secundaria y a mis amigos del club,
tendría que postrarme para expresar mi agradecimiento.

Y finalmente, a los lectores que eligieron esta novela. Hice mi mejor esfuerzo en escribirla, con la
intención de que la disfrutasen. Si pueden pasar el 90% de la novela burlándose del protagonista y
amándole el 10% restante, como autor, estaré eufórico. Les agradezco muy sinceramente el haberla leído.

...Ah, y no lo digo por halagar. Es lo que pienso en realidad.

Ryoya Matsumura.
El Rincón de Odysseus.

¡Y así llegamos al final de la primera novela traducida por Odisea Internáutica!

Debo confesar que tenía pensado comenzar con la publicación de otro proyecto, sin
embargo, en cuanto leí esta novela, me quedé completamente enganchado. ¡Tenía que
compartirla con ustedes!

Así que espero, honestamente, que la disfruten tanto como yo la hice.

El proceso de traducción se vio un tanto dificultado por dos razones principales:

1) Mi computador se dañó debido a una tormenta eléctrica que terminó causando el


impacto de un rayo cerca de mi ciudad, causando múltiples víctimas... pero ojo, cuando digo
víctimas, me refiero sólo a aparatos electrónicos, como mi computador. (R.I.P) Así que tuve que
traducir esta novela desde mi tablet, lo cual no fue demasiado cómodo. Estoy pensando
seriamente colocar 20 capas de ad.fly al enlace para poder arreglar mi computador con el
dinero (lol).

2) La traducción al inglés tenía sus problemillas. En ocasiones me encontré con frases


que desafiaban toda lógica y racionalidad. Sin embargo, creo que me las arreglé bastante bien
para darles un poco más de sentido.

En cuanto a la novela, me encantó. De las mejores que he leído, a decir verdad. De por
sí soy amante de los misterios, y éste en específico está muy bien contado. Y aunque la verdad se
hacía obvia a cierto punto, no por ello dejó de ser menos impactante.

No sé si les ocurrió lo mismo que a mí, pero comencé la novela odiando al “demonio”
Sugawara. Pero al final de ella, no pude sino sentir simpatía por él, y desear, de corazón, que el
demonio lograse ser feliz.

Sin más nada que decir, me despido. Espero hayan disfrutado de este release, y que
continúen al tanto de los próximos proyectos.

Odysseus.

www.odiseainternautica.blogspot.com

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